La Moda Elegante
La Moda Elegante
PUBLICA LAS ULTIMAS MODAS DE PARÍS EN EXCELENTES GRABADOS — ARTÍSTICOS FIGURINES ILUMINADOS — CONSIDERABLE NÚMERO DE PATRONES
TRAZADOS A L TAMAÑO KATURAL — MODELOS PARA TODA CLASE DE LABORES Y BORDADOS — CRÓNICAS NOVELAS, ETC. . ETC.
SUMARIO.
REVISTA PARISIENSE.
S U t,[ A R I o .
Los veslidos-fondas,— Sus inconvenientes.— Pieles y
adornos de aiabache.—De un e\trenin k airo.-—Tres
madelns de fombreros.—Enajfuas y faldas forradas.—
Necesidad de un buen corsé.—Teatro de VAREÉTBH:
F'iicís, cDmedia en tres actos.—Taiir.'lís.
metido en la falda con varios fruncidos por delante y decir que han desapareci- tido de lana color de tórtola, con el b o r d e de !a falda
por d e t r á s , y se le cierra debajo del brazo. P u e d e d e - d o por completo. La última guarnecido de b o r d a d o japonés. Corpino • c h a q u e t a
cirse que este es el modelo mas nuevo y más general- moda consiste en forrar las abierto por delante y por d e t r á s sobre una faja j a p o n e -
m e n t e a d o p t a d o para traje de ceremonia. faldas de seda d e color, y sa y un fichú cruzado de terciopelo geranio. Solapas d e
de un cnlor diferente del teixiopelo negro, {.'inta d e raso negro, que forma un
*** vestido. Una baláyense es- lazo ilotante á cada lado del delantero, — S o m b r e r o d e
Lo que CE iindÍBimo es el corselillo que envuelve el trecha y r e c o r t a d a , del co- paja m o r d o r a d a , g u a r n e c i d o de dos alas y mi lazo de
talle y llega hasta en medio del p e c h o . Se le hace de lor del forro, a c e n t ú a esta cinta (croquis n ú m e r o 5).
tela igual al vestido o de cintas. C"uando el corselillo es novedad. Mlle, Lender, Traje d e paño azul t u r q u e s a , con apli-
d e t e l a , la parte superior de! c u e r p o es de terciopelo caciones de tercio-
ó de creL:pón cubierto de guipur. pelo amarillo de la
L a m a r t a es la [)ie¡ á ¡a m o d a : tiras, estolas, cuellos, Con los vestidos ajusta- india. En el borde
manguitos, todo es de marta cibelina. Con tos vestidos d o s , un corsé bien h e c h o de la falda, bullona-
de lana se lleva también mucho a s t r a k á n , legitimo ó es condición i n d i s p e n s a - do de terciopelo. El
imitado. ble. No es posible imagi- c u e r p o va plegado
Ei azabache sigue m e r e c i e n d o el favor de nuestras narse lo que un corsé d e - y abierto en medio.
e l e g a n t e s , y los galones eztrechos sientan muy bien á fectuoso desligura el talle Cinturón compues-
lo largo de las costuras d e los vestidos ajustados. P e r o más perfecto. Conozco más to de un galón do-
los í c a h o c h o n e s » han pasado casi c o m p l e t a m e n t e de d e una modista de talento ble d e oro. Manga
moda. No es posible llevar lo mismo d u r a n t e dos aiíos. que no llegan nunca á ves- d e terciopelo c o n
tir bien á ciertas señoras volante de encaje.
q u e , bien sea por costum- — S o m b r e r o de paja
bre ó por otro orden de de Italia , guarneci-
c o n s i d e r a c i o n e s , se obsti- do de t e r c i o p e l o
nan en servirse de una cor- a n é m o n a , con r a m o
setera poco hábil. en forma de pena-
c h o ( c r o q u i s nú-
No hay nada más fácil m e r o 6).
que ajustar un vestido so-
b r e un corsé como los de Aclúicrceriy.—Ve s-
Mme. L é o t y , que hace re- tido- de c e r e m o n i a
saltar las ventajas y de Mlle. L e n d e r . E s
corrige los defectos de terciopelo viole-
del talle. Debo aiía- ta de P a r m a y va
dir que esta corse- h e n d i d o en la iz-
t e r a célebre conl'ec- quierda sobre una
ciona un corsé dife- quilla de piel de se-
r e n t e para cada acto da blanca. Un bor-
de la vida, para pa- dado de encaje
s e o , para t e a t r o , a d o r n a esta quilla
p a r a b a i l e , 71 a r a Nilio. por arriba y por aba-
montar á c a b a l l o ; j o , y se mezcla con
con lo cual, no solo no se siente la menor molestia, sino u n a guirnalda d e
q u e se está más c ó m o d a m e n t e que si no se llevase corsé. « ciclantes > color de
Kiiiiis. I y :, Muchas imitaciones se han t r a t a d o de hacer de estos rosa, bordados par-.
corsés i n c o m p a r a b l e s ; t e s o b r e el t e r c i o -
y las señoras ricas, q u e h a c e n de la toikttc una ocupa- p e r o al fin y ai cabo son pelo y parte s o b r e
copias vulgares y que no la seda. El c u e r p o ,
ción i m p o r t a n t e , no p u e d e n resignarse á ir vestidas que es c r u z a d o , va
como t o d o el mundo. A d o p t a r una moda en su princi- tienen ninguna d e las con-
diciones del original. E l guarnecido de una
p i o , está bien; p e r o c u a n d o ia han visto en dos ú t r e s solapa de faya ple-
p e r s o n a s , ya aspiran á variar. corsé de M m e . L é o t y ,
,V, place de la Madclei'iie. gada y bordada. L a -
Así pasamos de un e.vtremo á o t r o . zos de cinta d e raso Núm. 7.
El año a n t e r i o r no se veía o t r a cosa que « c a b u c h o - continúa siendo el tipo de
nes = y a d o r n o s gruesos de azabache en los abrigos, puestos en escala en el lado izquierdo. La misma cinta
en los vestidos, en los sombreros. Hov !o que domina forma faja (croquis núm, 7).
es el azabache formando b o r d a d o s íinos, los cuales Vestido d e visita, d e Mme. Magnier. E s t e vestido es
dejan ver la tela al través. E n los vestidos se p o n e n de terciopelo < espejo > color de ajenjo, precioso ter-
estos b o r d a d o s de m a n e r a que c u b r a n el c u e r p o ó for- ciopelo que tiene la tle.'iibílidad y el brillo de! raso y es
men corselillo, asi como la p a r t e inferior de las mangas. una d e las n o v e d a d e s de la estación. El vestido d e
Mme. Magnier va rayado con un lindo b o r d a d o de cuen-
tas de azabache y d e acero. En el b o r d e d e la falda va
L o s s o m b r e r o s se a d o r n a n , más q u e n u n c a , con aza- u n torzal de terciopelo .y azabache. Cinturón triple d e
b a c h e , cuyos adornos se disponen en alto como t o r r e -
cillas: ora una gran mariposa de alas d e s p l e g a d a s , ora
dos llores de lis, (> bien un bandean á la rusa sobre el
delantero.
H e aquí tres modelos muy lindos d e géneros dife-
rentes.
E[ p r i m e r o (croquis núm. i) es de terciopelo color
d e malva, plegado en el fondo y formando bandean
r u s o , t o d o ello b o r d a d o d e cucntecitas de azabache.
Como adornos, tres escarapelas de a z a b a c h e de tres co-
lores: v e r d e lechuga, malva y paja. Un p e n a c h o ligero
de azabache s'í eleva por encima de las escarapelas.
L a s bridas son de raso color d e paja, y salen d e una es-
carapela puesta por detrás.
E l segundo (croquis núm. 2} es una b a n d e l e t a de
azabache que descansa s o b r e una c o r o n a doble de p r e -
sillas de cinta c o m e t a color d e rosn. Por d e l a n t e , una
e s c a r a p e l a grande de ia misma cinta y dos plumas en
forma d e penacho.
El t e r c e r o ( c r o -
q u í s n ú m . 3) consis-
t e en un casco de
azabache puesto so-
b r e una cinta doble
de terciopelo color
d e malva con un ra-
mo d e o r q u í d e a s .
Se llevan muchas Ia perfección y de la ele-
tOíjtfcs d e terciopelo gancia.
drapeado guarneci- ***
d a s d e pieles. E s En el t e a t r o de Varié-
particularmente lin-
da la toipic de tercio- tés se r e p r e s e n t ó la sema-
pelo color de taba- na pasada una c o m e d i a
co, r i b e t e a d a d e nueva en tres actos titula-
m a r t a cibelina, con da Piíiccs, e n la cual abun- ^lim- 6.
dos gardenias c o m o da el ingenio y la gracia, y
a d o r n o , una por d e - q u e fué muy aplaudida del público especial que concu-
lante y o t r a p o r r r e á aquel t e a t r o , pero q u e por lo mismo seria suma-
detrás. m e n t e escabroso d a r c u e n t a d e ella á n u e s t r a s lectoras.
Nos limitaremos á hablar d e las ioUettes, que son de una
Nunca se habían elegancia suma, realzada por las artistas que las llevan
Kiim. 3. h e c h o t a n t a s rosá- con rara perfección, principalmente las s e ñ o r a s Mag-
ceas ó escarapelas nier y L e n d e r .
de raso de color. Se las pone unas al lado de las otras, Núm. S.
d e cuyo c e n t r o sale un p e n a c h o ligero. Acto /rZ/wt-rf.—Vestido de visita de Mme, Magnier,
Falda de raso escocés sobre fondo color de vainilla. cinta de raso formando corselillo. Camisolín d e guipur
*** F r a c Luis XIV, d e paño del mismo color, con b o r d a d o de Venecia en el interior del delantero plegado. E s t e
Las enaguas blancas están a b s o l u t a m e n t e proscritas, por delante y en los bolsillos. Chorrera de muselina de traje es una maravilla de arte y elegancia (croquis n ú - ,
á n o ser con u n traje de baile ó con un vestido blanco. seda color de paja y encaje antiguo.—Capota de encaje m e r o S). ,
E n a g u a s de felpa, d e raso d d e seda son las q u e nos g u a r n e c i d a de escarapelas d e cinta d e raso de varios
impone la moda. colores (croquis núm. 4J. V. DE CASTELFICO.
Los fondos d e falda t i e n d e n á d e s a p a r e c e r , - p o r n o '-'•Ácio secunda. ^-Tra-ÍQ deviEtje de Mme. Magnier. V e s - París, iS IÍK Dieierplirc de iSgi.
LA MODA E L E G A N T E , PERIÓDIGO DE LAS FAMILIAS. 555
m
-í^^^
6ÓI2.-Calií
Explicación en el rcuerso do la HoJaSuplomento.
Se le fija sobre una cinta de seda color de rosa, cu- El manguito, forrado de seda negra, va cubierto de
EXPLICACIÓN D ^ O S GRABADOS. bierta de tul de 3 centímetros de ancho, formando una plumas iguales. Se le adorna por delante con un pájaro
punta por delante. Se dispone la berta en el hombro de de varios colores. Se pone un pájaro igual por delante
Vestido de baile.—Núms. I y 2. manera que forme un bullonado ligero. Se la cierra por del sombrero.
un lado, bajo un lazo de cinta de seda color de rosa, de Delantal de casa.—Núm. 41.
Para la explicación y patrones, véase el núra. 11, figu- 3 centímetros de ancho, y se la adorna por delante con
ras 11 á 17 de la Hoja-Suple mentó. un lazo igual. Para la explicación y patrones, véase el núm. IV, figu-
ras 22 á 24 de la Hoja-Suplemento.
Encaje de guipur sobre red.—Niím. 3. Vestido para ninas de II á 13 anos.—Núms. 25 y 26.
Abrigo para señoras de edad.—Núm. 42.
Este encaje, hecho sobre un fondo de red ordinaria, Para la explicación y patrones, véase el núm. I, figu-
puede hacerse de hilo ó de seda, al punto de zurcido, ras I á 10 de la PPaJa-SupltmeTito. Para la explicación y patrones, véase el núm. VIII,
punto de lienzo y punto de espíritu, figuras 39 a 44 de la Hoja-Suplemeuío.
Vestido para ninas de 8 á 10 aíToa.—Núm. 27.
Dos abanlDOS.^Núms. 4 y 5. Para la explicación y patrones, véase el núm, VII,
Núm. 4. El varillaje de este abanico, que es de ma- figs. 31 á 38 de la Haja-Suplemeitto, CKÓNICA DE MADRID.
dera marrón adornada de oro, va cubierto de raso co-
lor masilla claro, pintado á la aguada, cuya pintura re- Vestido para jóvenes de 13 a 15 años.-Núm. 28.
SUMARIO.
presenta unas ramas de miosotis. Se guarnece el aba- Para la explicación y patrones, véase el núm. V,
nico con una lazada de cinta de seda color masilla, figs. 25 á 29 de la Hoja-Suplemento. Nochelmcr.,! y Pascuas — Los anuncios. —Paniierttas y lambomljaK,— As-
adornada con una borla de pasamanería. peelu lie la población.—Las, conlileiias.^La de Pmsl-—Jiihctoís y ¡ugutles.
Vestido para niñas de 5 á 7 anos.—Núm. 29. — En Ins Ealonfs ^ ¡ ?¡n cena? ! —Lo imprcvisio.— Mailriii se amina
Nüm. S- Kl varillaje de este abanico es de madera la- Laiillima saii!íy!í de la Condesa lie A|;iiilar.—Los liaíles del gentral
queada azul pálido. Se le cubre de gasa azul pálido, so- Para la explicación y patrones, véase el núm. IX, ígu- ü r u b b —esperanzas y deseos.—En la Embai.ida de Austna.—J,OS T E A -
bre la cual se fijan, alternativamente, unas hileras de ras 45 á 51 de la Hoja-Suplemento. TROS.— En el R E A L , !a enfcrinfdail de Marconi.— Or/eo.—líl ajuslc del
lenor De Marchi —En 1" COMEDÍA. Comedia sni tlíSí/iliicí.^En la PRIÍ,-.
cinta de seda estrecha color de rosa, verde, azul pálido CESA, Pirrís a! fin del sifi^i'.—En LAHA, El Sfrenc di mi ailU —Quien a!
y color de paja, y unos flecos cresponados de los mis- Trajes de calle,—Núms. 30 y 31. ri'fi'í" es\-upt
mos colores, sujetos con galón de oro. Se completa el Núm. 30, Vestido de paño amazoita verde ruso. — Este
abanico con un lazo de cinta de seda azul pálido. De vestido, de forma Princesa, se abre por delante sobre
este modo se puede cubrir un abanico ya usado. una quilla de astralcán que forma peto y desciende ^°;0 es posible equivocarse: el ruido molesto
hasta el borde de la falda. En la espalda, llega hasta la tRltry é incómodo de los tambores, rabeles y
Calzado para señoras.-Núms. 6 á 12. cintura, de donde sale una aldeta añadida de astrakán, Sy>T^ zambombas; el aspecto de la población,
Véase la explicación en el reverso de la Hoja-Suple- que llega hasta la pinza del delantero, la cual va ador- M ^ ( * convertida en inmenso mercado de toda
mento. nada con una linea de botones. Manga y cuello de as- J ^ especie de comestibles y de bebestibles;
trakán. ^W^^\ las manadas de pavos y otros animales que
D08 encajes al punió de aguja,— Núms. 13 y 14. Núm. 31, Vestido de paño ¿¿/¿-Í,—Falda al sesgo ente- • / T K ^''''^"'^" P°^ '°s sitios públicos; en fin, las
Núm. / ? , Se hace este encaje con algodón blanco y ramente lisa. Cuerdo de aldeta larga muy ajustado en la ]rjj' ^ tiendas de ultramarinos y las confiterías ile-
unas agujas de acero finas, en el sentido transversal. Se espalda y abierto por delante sobre un peto liso de ^ p ñas de variados y exquisitos gdneros, todo lo in-
montan 5 mallas, sobre las cuales se hace: paño que llega hasta un poco más abajo de la cintura y ^m dica, lo anuncia y lo pregona:— estamos en la pro-
I." vfíelia.—Vna malla levantada (para esta malla se se abrocha en medio con corchetes. Dos correas abro- ximidad de la temporada de Pascuas.
clava la aguja por debajo de la hebra de detrás sobre la chadas con botones cierran el cuerpo. Cuello recto en Las Navidades continúan siendo entre nosotros la
malla),—4 al revés. el peto y cuello vuelto en el cuerpo, con solapas recor- fiesta por excelencia para todas las clases sociales y to-
2." vuelta—Una malla levantada,—2 al derecho,— tadas hasta la primera correa. Un galón bordado ribe- dos los individuos.
4 veces un echado,—2 al derecho, tea el cuerpo, las solapas y las correas. Manga de paño Lo mismo el grande de Espaiía que el jornalero; la
3." vuelta.—Una malla levantada,—una al derecho,— enteramente lisa. dama elegante y aristocrática como la humilde y pobre
4 sobre los *, echados más próximos,—una al derecho, costurera, solemnizan—cada cual á su modo—las fiestas
—3 al derecho labradas al sesgo,— 3 al derecho. Traje de convite.-Núm. 32. de fines y de principios de año.
4.." imdta.—Una malla levantada,— S al derecho. Este traje es de raso color de malva y terciopelo co- En los palacios hay banquetes esplendidos; en la
5." vuelta. —^riZ. malla levantada,—una al derecho,— lor de pensamiento muy obscuro. Falda recta, adornada guardilla del artesano se come besugo y turrón: aquí y
3 veces, alternando, un echado,—2 al revés labradas en el borde inferior con un fleco ancho de azabache y allá se dan—ó se daban—la Nochebuena suntuosas co-
juntas,—una al derecho. una tira de plumas por encima. Polonesa de terciopelo laciones.
^5." vuelta.—Una malla levantada,—una al derecho. color de pensamiento, formando media cola. Esta polo-
y.'^ vuelta.—4 mallas desmontadas; pero se desmon- nesa es muy ajustada en la espalda, y se abre por de-
tan siempre las mallas al revrs en vez de desmontarlas lante en forma de chaquetilla, sobre un chaleco de raso Sin embargo, existía una costumbre que ha total-
aldercchú,—3 al revés,—una al derecho.—Se vuelve á color de malva que llega hasta la cintura y se abrocha mente desaparecido.
empezar siempre desde la 2.^ á la 7.^ vuelta. por delante. Un corselillo de pasamanería negra, re- Antes todos los teatros estrenaban por tarde y noche
Ñúm. 14. Este encaje va hecho con algodón blanco y unido en la cintura por un solo punto, va ribeteado de funciones alegres y festivas, que deleitaban á los concu-
agujas finas de acero, en sentido transversal. Se montan un fleco de azabache. Cuello en pie cubierto de azaba- rrentes: ahora los espectáculos son, por el contrario
7 mallas, sobre las cuales se labra. che. Manga de terciopelo, adornada en el borde infe- fúnebres.
I." vuelía.—Una malla levantada sin labrar (se clava rior con un golpe de pasamanería sobre transparente Y para prueba diremos que en el ESPAÑOL tendremos
para esta malla la aguja por debajo de la hebra de de- color de malva. durante las pascuas Don Alvaro ó la fuerza del si'tw; en
trás sobre la malla),-6 al derecho. la COMEDIA, una obra de Echegaray; y en la PRINCESA
Traje de calle.—Núm. 33. París al fin del si'^lo, la famosa comedia francesa estre-
2." vuelta.—Una malla levantada,—una al derecho,— nada alli durante la Exposición Universal, y que por su
aveces un echado,—2 al revés labradas juntas,—2 al Es de paño azul de rey, y tiene la forma de un ves-
derecho.—una al derecho, tido Princesa abierto por delante sobre una quilla de carácter será—después de todo—la única composición
terciopelo azul obscuro del mismo color, y ribeteado propia de la época.
3." z'uelía.—Una. malla levantada,—3 al derecho,—so-
bre los 2 echados más próximos una al derecho,—una por abajo de una tira de shmgs. Aldeta aiíadida de ter-
ciopelo azul, ribeteada de shmgs. Esclavina corta frun-
***
al derecho labrada al sesgo,—2 al derecho, Lo único que no ha variado, la sola tradición que se
4." Zfuelta.—Vna malla levantada,—2 al derecho,— cida y adornada del mismo modo. Cuello recto de ter-
ciopelo con ribete de pluma. Manga lisa de paño, ribe- conserva en el gran mundo, es la del cambio de regalos
2 veces un echado,—2 al revés labradas juntas,— 2 al entre las personas de las familias y los amigos.
r e v é s , - u n a a l derecho. teada de piel en el puño. Un broche de plata antigua
sostiene los pliegues en la cintura. Por eso se hacen en todas las tiendas tantos acopios
^í'vuelta.—Una malla levantada,—3 al derecho,—so- y tantas provisiones; por eso, en particular las confi
bre los 2 echados una al derecho,—una al derecho la- Toque de terciopelo.-Núm.34. terías, ofrecen un surtido realmente prodigioso de dul-
brada al sesgo,—3 al derecho.
tí," vuelta.—'^^3. malla levantada,—4 a! derecho,— Se hace esta iogue de terciopelo negro. El fondo va ces exquisitos, de bihdols preciosos para encerrarlos,
2 veces un echado,—2 al revés labradas juntas,—2 al arrugado y el ala plegada y arqueada por delante. Un de objetos de arte de gran mdrito y valor.
derecho. ribete de plumas cubre la pegadura del ala y el tondo. Ya lo hemos dicho más de una vez: en este punto no
Los adornos consisten en un lazo de cinta de raso verde hay quien aventaje al Sr. Prast, cuya confitería de la
/." vuelta.—Una malla levantada,—2 al derecho,—so- tallo atravesado con dos cuchillos de nácar. calle del Arenal se convierte en un depósito de porce-
bre los echados una al derecho,—una al revés,—5 al lanas riquísimas de Sajonia, de Viena y del Japón; en
derecho. Gorra para niños.-Núm. 35. un museo de cuadros y de estatuas, que todos—absolu-
S." vuelta.—Se desmontan 3 mallas, pero en vez de Para la explicación y patrones, véase el núm. X, tamente todos —contienen de un modo ó de otro bom-
desmontar estas mallas al derecho, como se acostumbra figs. 52 y 53 de la Hoja-Supleinaüo. bones y golosinas.
hacer, se las desmonta al revés,—6 al derecho,—Se Nunca el conocido industrial—que representa digna-
vuelve á empezar siempre desde la i.-'^ á la 8." vuelta. Acerico.—Núm. 36.
mente en el Congreso al pueblo de su residencia—nun-
Paleto con solapas de piel.—Núm. 15.
La fig, 54 de la Pío ja-Suplemento corresponde á este ca, decimos, ha presentado colección más numerosa y
objeto. notable de preciosidades.
Para la explicación y patrones, véase el núm. III, Este acerico, cuya forma es la de una almohadilla en- Desde la caja de ónix á la de cartón; desde el reloj
figs. 18 á 21 de la Húia-Suplcmeulo. rollada llena de polvos perfumados, tiene 23 centíme- de mármol ó de bronce á la sencilla bombonera de
Vestido de visita.-Núm. 16.
tros de largo, y va cubierto de raso color de salmón níquel, en la tienda de la calle del Arena! se encuentra
adornado con un bordado que se ejecuta con seda del cuanto pueda desear la mujer más caprichosa ó el hom-
Se hace este elegante vestido de paño color de cas- mismo color, azul pálido y aceituna de varios matices, bre más exigente.
taña de un matiz rojizo, muy de moda este invierno. La a! punto de cordoncillo, punto anudado y punto de fes-
falda va rodeada de una tira de piel de zorro negro, y Si el continente es artístico, el contenido no merece
tón , con arreglo al dibujo representado por lafig,54, menores
la chaquetilla, enteramente fruncida en el pecho, se Se deja en los lados la tela necesaria para hacer" una alabanzas, porque el Sr. Prast, no sólo tiene
abre sobre un pelo de piel de Suecia blanca. cabecita de 2 centímetros de ancho, y se frunce la tela los productos de su fábrica, sino que trae los mejores
de distintos países del mundo.
puesta doble, fijando al mismo tiempo un encaje de
Sombrero de terciopelo.-Núms. 17 y 18. 10 centímetros de ancho, fruncido en los lados largos y Esto explica—y justifica á la par—que desde S. M. la
Se hace este sombrero de terciopelo color de malva, en los transversales. Se enrolla alrededor dei acerico Reina hasta la gente menos favorecida por la suerte,
y se le adorna con un broche de plata, tres plumas ne- una cinta otomana color saimón de un centímetro de acudan á proveerse en la confitería de D, Carlos Prast.
gras y un bordado blanco con las puntas de encaje ne- ancho, y se fijan unos lazos de la misma cinta. ***
gro. El ala es de terciopelo, y va forrada de fieltro. ¿Habrá ó no habrá cenas el 24 en las mansiones aris-
Dos penachos para sombreros.—Núms. 37 y 38. tocráticas?
Toque y manguito de paño.—Núms. 19 á 21.
Estos penachos pueden llevarse también en la cabeza Nadie lo sabe.—A la hora presente no han circulado
Véase la explicación en el reverso de la Hoja-Suple- con peinado de baile. El primero (dibujo 37} se com- las invitaciones para ninguna, y las personas que otros
menfo. pone de plumas finas, parte rectas y parte formando años las celebraban, ó se hallan ausentes, ó enfermas.
Capota y manguito de terciopelo.—Núms. 22 y 23. curvas, y otras plumas derechas, sobre las cuales se La Duquesa de la Torre reside en París; los Duques
fijan unas cuentas negras. de Fernán-Núñez acaban de regresar de allá, pero la
Véase la explicación en el anverso de \3. Píoja-Suple- El segundo (dibujo 3S) se compone de plumas negras salud del jefe de la familia no permite alimentar espe-
mento. y plumas de gallo encorvadas y cubiertas de plaquilas ranzas en este punto; la Duquesa de Medinaceli se en-
Adorno de cuerpo escotado.—Núm. 24. de azabache. cuentra tambión delicada de salud, y además ha per-
Manguito y toque de plumas.—Núms. 39 y 40.
dido su antigua costumbre de agasajar en dicha fecha á
Para hacer este adorno, se toma un encaje blanco de deudos y amigos.
16 centímetros de ancho, por 3 metros 95 centímetros La copa de la toque va cubierta de plumas grises y
de largo. Se frunce su borde en linca recta, de manera verdes; el borde, que forma dos picos por detrás, va En fin, sólo resta la esperanza de que los Marqueses
que quede reducido á un metro 3 centímetros de largo. cubierto de plumas brillantes color marrón. de Linares—ios cuales acaban de regresar de P a r í s -
cumplan la promesa, anteriormente hecha á varias per-
LA MODA E L E G A N T E . PERIÓDICO DE LAS FAMILIAS. 557
s o n a s , de festejar el nacimiento del Hijo de Dios con t e a t r o m o d e r n o ; el q u e , en medio de sus múltiples ocu- E s t a , mirando á través de los cristales del gabinete,
Misa del Gallo en el precioso oratorio d e su casa, y dar p a c i o n e s , rinde a r d i e n t e culto i la literatura y el a r t e . observó q u e el c o c h e r o refrenaba los caballos, q u e el
d e s p u é s el tradicional b a n q u e t e n o c t u r n o . D e todos modos es de c e l e b r a r q u e d e s d e Un critico lacayo bajaba del p e s c a n t e y abría la portezuela del ca-
Qui 9ivra, verra, incipiente e) Se. E c h e g a r a y e n t r e en nuevos senderos y rruaje, q u e un caballero vestido con elegancia e c h a b a
a b a n d o n e los antiguos, q u e si le han valido honra y p r o - pie á tierra y e n t r a b a en el portal d e la casa.
*\ v e c h o , no pudo aplaudirlos siempre la crítica sensata — ¡Mamá, mamá!—gritó d e r e p e n t e la niña.
L a alta sociedad de la c o r t e y el C u e r p o diplomático y desapasionada. — <Qué es eso? ¿ q u é o c u r r e ?
extranjero principian, sin e m b a r g o , á d a r señales d e L a r e p r e s e n t a c i ó n de Comedia sin desenlace ha servido — ¡Es tío Simón! ¡Estoy segura de no 'equivocarme!
vida. principalmente p a r a p o n e r en evidencia el talento de Ha venido en un soberbio c o c h e , y ya sube
El E m b a j a d o r d e Alemania ha obsequiado al p r í n c i p e un actor cuyas disposiciones habían llamado ya la a t e n - — ¡Imposible, hija m í a ! Será algún personaje q u e se
Alberto, tío de su S o b e r a n o , con un b a n q u e t e , seguido ción : el Sr. Perrin. ha equivocado de calle ó de casa,
de un t é , muy concurrido. El general G r u b b , ministro Para él fueron casi todos los a p l a u s o s ; p a r a él los plá- — ¡Te digo q u e no! ¡Es tio Simón! — repitió Amalia.
d e la poderosa República n o r t e a m e r i c a n a , ha convida- c e m e s y las felicitaciones de las personas c o m p e t e n t e s , Un campaniUazo puso t é r m i n o al d e b a t e , y Simón R o -
d o p a r a varios bailes, q u e se verificarán el 21 y 28 de Di- Vico d e s e m p e ñ ó un papel muy a d e c u a d o á sus facul- dríguez e n t r ó en seguida, sonriendo a f a b l e m e n t e : g o -
ciembre, y todos los lunes de E n e r o . En fm, la Condesa t a d e s : Mario se distinguió en otro insignificante, y los zaba en c o n t e m p l a r el asombro de las dos mujeres,
d e Apuiliirdió la noche del miércoles último un delicio- d e m á s a c t o r e s , sin o l v i d a r á la Sra, Alverá, contribuye- Alargó la mano á D o l o r e s , a b r a z ó á Amalia, y dijo al
so baile, en ei que p r e p o n d e r a b a n las jóvenes q u e aca- ron eficazmente al é.xito, q u e fué r u i d o s o , si bien no mismo t i e m p o :
b a n de hacer su e n t r a d a en ei gran m u n d o . será d u r a d e r o , — ¡ P e r f e c t a m e n t e , queridas mías! Os veo dispuestas,
P a r e c e a d e m á s q u e el Conde Dubski, embajador d e
Austria-Hungría, quien acaba de t r a e r á su lado su hija,
.** y esperándome H e querido t r a e r mi c o c h e , p o r q u e
Nada nuevo en la Princesa d e s d e nuestra última cró- el día está endiablado y las calles intransitables Con-
gentil doncella d e veinte abriles, d a r á una gran reunión q u e á quitarse el waler froof y los chanclos, que p a r a
a n t e s d e q u e finalice iSgi, nica; p e r o mañana e s t r e n a r á u n a obra francesa — París
fm de siccle — t r a d u c i d a por el Sr, Pina Domínguez, nada los necesitáis ¡Vamos p r o n t o ! ¡A mi c o c h e y á
D e s p u é s de e s t o , lo demás que se diga p e r t e n e c e mi c a s a !
p u r a y simplemente á la esfera de los deseos. Cuando salgan á luz estas líneas, ya habrá visto la luz
d e las candilejas la famosa lucubración de Mr. T o c h é , y — ¡Tu c o c h e ! ¡Tu c a s a ! — repitió D o l o r e s , q u e aun
s a b r e m o s si el fallo d e los madrileños es tan favorable no había r e c o b r a d o su habitual s e r e n i d a d . — í Q u é dices,
El t e a t r o Real está pasando por durísimas p r u e - como lo fué el d e los parisienses. Simón ? ¿ t e has vuelto loco d e r e m a t e ?
b a s : el t e n o r Marconí, con cu^a. colahoració}} c o n t a b a — N o , señora h e r m a n a , n o : estoy c u e r d o y muy c u e r -
hasta la venida de De Lucia — q u e n o ha llegado aún — *•* d o ^ respondió Simón, sonriéndose y gozando en con-
ha d e b i d o marchar á los b a ñ o s de Alhama de Aragón, L a r a continúa e x p l o t a n d o la rica vena de El oso muer- templar el asombro de Dolores y Amalia,—Digo y repito
p a r a aliviarse de !a enfermedad de g a r g a n t a , que tan tOt y para reforzar su programa ha añadido dos piececi- q u e mi c o c h e está e s p e r a n d o en la calle para trasladar-
p a t e n t e ha sido en las últimas r e p r e s e n t a c i o n e s en q u e \\3.s —El sereno de mi barrio y Quien escupe al cielo nos en cinco minutos á mi hotel de la Castellana.
tom(') parte. . L a s e g u n d a vale más q u e la p r i m e r a ; p e r o unidas — ¡Dios mío! ¡qué s o r p r e s a ! — e x c l a m ó Amalia.
El Conde de Michciena, que despidió . p o r insuficien- ambas constituyen un e s p e c t á c u l o a g r a d a b l e , q u e lle- — ¿Vais c o m p r e n d i e n d o ya, s e ñ o r a s mías?
c i a , al tenorino Zerni, se ha visto en la n e c e s i d a d d e v a r á m u c h a gente al afortunado coliseo de la C o r r e d e r a — ¡Xos has e n g a ñ a d o , Simón — dijo Dolores con g r a -
escriturar á D e Marchi, a r r e b a t á n d o s e l o al t e a t r o d e d e San Pablo d u r a n t e las p r ó x i m a s Pascuas. v e d a d ; — y eso no está bien h e c h o !
Turín. — j C ó m o que no está bien h e c h o ? — dijo vivamente
E L MARQUES DE VALLE-ALEGRE. Simón. — Yo debía fingirme p o b r e y d e s g r a c i a d o , para
Asi, d u r a n t e dos semanas sólo ha contado con el se-
iS de líiekmlirc iJc iHgr. s o m e t e r i p r u e b a el carino de mis sobrinas y de sus
ñor D u r o t , quien al fin no ha podido soportar el trabajo,
y se ha puesto enfermo. m a d r e s , p o r q u e no t e n g o h e r e d e r o s directos , y m e tor-
t u r a b a el corazón la idea de legar mi fortuna á quien no
D e aquí la n e c e s i d a d de montar —se^xin se dice en
lenguaje de bastidores — u n spartiito q u e no tuviese t e - AMALIA. la mereciera Ahora ya sé á q u é a t e n e r m e , y r e c o -
b r o de golpe mi v e r d a d e r a posición social ¡ É a ! ¡al
n o r , y no habiendo o t r o quizás que el Orfeo de Gluck,
ésta es la causa de q u e hayamos vuelto á e s c u c h a r la (Cotitíüiiación.J coche!
obra del siglo a n t e r i o r , un poco anticuada p a r a la so- — E s p e r a , e s p e r a , S i m ó n — a ñ a d i ó la delicadísima
ciedad p r e s e n t e , y sobre todo p a r a los sectarios d e la V. D o l o r e s . — H a s creído (jue era necesaria esa p r u e b a
música del porvenir. también para n o s o t r a s , y esto me ofende
L a Pasqua, gran cantante, y l a Mendioroz, q u e e m p i e - — ¡Perdonad, seriora!—contestó Simón inclinándose,
los t r e s días el a s p e c t o d e las cosas era y con seriedad e x c e s i v a m e n t e cómica.—La viuda y las
za con t a n t a fortuna su difícil c a r r e r a , han sido las dos muy diferente, hijas d e mi h e r m a n o Santiago, r e c h a z a n d o mi súplica y
i n t é r p r e t e s de los papeles de Orfeo y E u r i d i c e , o b t e - Simón no había vuelto á visitar á la casi arrojándome d e su c a s a , me obligaron, n o á d u d a r
niendo en ellos, cada cual en su esfera, brillantes viuda y á la huérfana, y éstas sospecha- de la viuda y la hija de mi h e r m a n o G e r m á n , sino á sos-
triunfos. ban q u e e s t a b a e n f e r m o ; p e r o el j u e v e s p e c h a r q u e también podría ser r e c h a z a d o por éstas
El d e la primera en el aria famosa Che faro senza recibió Dolores una c a r t a del interior,
Euridice? fué insigne, pidiendo el público la repetición ic) q u e d e c í a a s í : ¡Y e n t o n c e s !
del allegro, y llamando á las tablas diferentes v e c e s á la — ¡ A h , t í o q u e r i d o ! — i n t e r r u m p i ó Amalia, abrazán-
Dolores y Amalia queridísimas: D e s d e
eminente artista. dole.— Tenias razón en tus s o s p e c h a s , y yo t e las p e r -
h K hoy t e n g o casa, y p u e d o recibiros. ¿No me debéis
L a Mendioroz ha p r e s t i d o relieve al personaje q u e dono.
^^'i una visita? Pues h a c e d m e el doble obsequio de
r e p r e s e n t a b a , diciendo con expresión y sentimiento las f p a g á r m e l a y d e a c o m p a ñ a r m e ^ c o m e r , el p r ó x i - — Y a d e m á s , q u e r i d a sobrina — dijo riéndose el opu-
piez'.s en que toma p a r t e , m o domingo ¡sin falta! A las t r e s d e la t a r d e en lento indiano — ¡ n o te p a r e c e q u e es mejor ver á tu tío
Coros y o r q u e s t a muy b i e n , y notábase q u e el señor propietario legitimo de una maleta llena de o r o , como
punto irá á buscaros vuestro h e r m a n o y t í o , s i e m p r e dijiste el domingo a n t e r i o r , en vez de verlo con la bolsa
Mancinelli, a u n q u e italiano, es partidario de la escuela agradecido,—LSV.'KÍJ'W, >
a l e m a n a , asi antigua c o m o moderna, vacía?
; Q u é sorpresa tan i n e s p e r a d a é inaudita p a r a Dolo-
A él se le d e b e el frecuente culto t r i b u t a d o á W a g n e r — Sí, es mejor, tío Simón — replicó al p u n t o Amalia
r e s y Amalia! L a viuda n o sabía si por aquella transfor-
en nuestra p r i m e r a escena lírica; y á él se le d e b e r á ^ s i las riquezas que posees n o han d e s e p a r a r n o s d e
mación súbita del h e r m a n o d e su marido G e r m á n d e b í a
también q u e en los conciertos de la primavera de 1892, regocijarse ó l a m e n t a r s e ; p e r o la huérfana, Amalia, se ti P o r q u e en caso c o n t r a r i o , yo preferiría, lo j u r o ,
ge o i g a — c a n t a d a — p a r t e de la obra del difunto m a e s t r o manifestó de tal manera c o n t e n t a , q u e casi bailó de v e r t e con !a bolsa vacía.
titulada Les Maiíres chanícurs. alegría. — ¡ E r e s una noble m u c h a c h a , sobrina Amalia! Va-
m o s , basta ya ¡ .M c o c h e !
— Pero, hija—decíala Dolores—¿no t e p a r e c e q u e tu
Un minuto d e s p u é s el lujoso carruaje llevaba hacia la
Volviendo ahora á n u e s t r o regio coliseo, añadiré q u e tío ha hecho mal, muy m a l , en i m p o n e r s e gastos y
Castellana á D o l o r e s , Amalia y Simón.
su E m p r e s a no o m i t e esfuerzo p a r a c o r r e s p o n d e r al fa- quizá muchas p r i v a c i o n e s , en su situación p o c o d e s a h o -
vor del público; el ajuste de De Marchi es b u e n a p r u e b a g a d a , para pagarnos un obsequio q u e sólo significa
m u e s t r a d e cariño i' VI.
d e lo que d e c i m o s , c u a n d o d e un día á otro — el 22—se
hallará De Lucia en la c o r t e , y c u a n d o en F e b r e r o ven- — Pues me p a r e c e , m a m á — r e s p o n d í a la muchacha—-
d r á T a m a g n o á brillar en primer término en la sala de q u e mi tio Simón sabrá p e r f e c t a m e n t e lo q u e h a c e , y Mientras el c o c h e r o d a b a por la calle d e Alcalá, el
la plaza de O r i e n t e . lo s a b r á mejor q u e tú y q u e yo. b u e n Simón dijo á D o l o r e s :
Nosotros, e m p e r o , h u b i é r a m o s d e s e a d o q u e en lugar — ¡Convenido! Pero — ¿ S a b e s , h e r m a n a , q u e h e visto á la viuda d e S a n -
d e alguno de los otros hubiéramos oído á n u e s t r o c o m - — ¿ I r e m o s , verdad? tiago y á sus dos hijas?
patriota V i ñ a s , el c u a l , primero en Italia y a c t u a l m e n t e — ¡ A h , sí! P o r q u e si no fuésemos se ofendería. — ¿ T e han hablado?
en L o n d r e s , es objeto d e grandes y gloriosas ova- — y con razón, mamá ¡ E a ! todo se r e d u c e á q u e — ¡Vaya! Y me han invitado á visitarlas en su casa,
ciones. d e s p u é s vuelva él á c o m e r con nosotras c u a t r o ó seis — ¡Me a l e g r o ! E n las familias h o n r a d a s d e b e existir
domingos. ¿Te p a r e c e bien? una noble armonía.
*** — Me p a r e c e b i e n , hija mía, t o d o lo q u e t e inspira tu — El caso es —dijo Simón.
El antiguo corral de la P a c h e c a no ha ofrecido nove- corazón de oro y te dicta tu claro talento. — ¿ Q u é ? ¡Habla!
dad alguna d e s p u é s de Mar y cielo, q u e atrajo á la calle — ¡Aduladora!—contestó Amalia á su m a d r e , dándola — Cjue ellas ignoran quién soy
del Principe numeroso auditorio más d e veinte n o c h e s un abrazo y un beso. — ¿Estás loco, t í o ? — i n t e r r u m p i ó Amalia.
sucesivas.* Q u e d ó c o n v e n i d o , por lo t a n t o , en q u e el d o m i n g o — T e p r o b a r é q u e no lo estoy, sobrina — respondió
D e s p u é s se ha o c u p a d o en p r e p a r a r una nueva r e - visitarían á Simón y comerían con él; mas como igno- el ricacho con enigmática s o n r i s a . — E l caso e s , repito,
p r e s e n t a c i ó n - r í r / / 7 j e , q u e diríamos los franceses; /-¿j- r a b a n d ó n d e había instalado su domicilio, p o r q u e no se q u e m e han p r e s e n t a d o á ellas c o m o si fuese un solte-
írtr/üj, según p r o p o n e C a m p o a m o r — del c é l e b r e d r a m a lo decía en su lacónico billete, no pudieron darle el co- r ó n e n d u r e c i d o y lleno de millones, y ¡es claro!
del Duque de Rivas—Don Alvaro ó la fuerza del sino. r r e s p o n d i e n t e aviso, y tuvieron q u e aguardarle en casa, ellas me han considerado de ese m o d o ; es d e c i r , ¡ c o m o
Mañana d e b e efectuarse este 'r€strc?to, p a r a el cual ha según sus deseos. un e x c e l e n t e partido á pesar de mi c a b e z a blanca!
h e c h o pintar la dirección gran número de d e c o r a c i o n e s . Por d e s g r a c i a , el domingo a m a n e c i ó muy lluvioso, y —i Qué risa! — exlamó Amalia,
No hay quien n o vea con satisfacción q u e el esmero las calles de la c o r o n a d a villa estaban transformadas en — Pues no t e c o m p r e n d o , Simón — dijo Dolores.
y la inteligencia d e los Sres. Calvo y Jiménez van alcan- sucios lodazales, — Pues c o m p r é n d e l o , h e r m a n a : r o g u é á u n antiguo
zando r e c o m p e n s a , y q u e el t e a t r o E s p a ñ o l , casi aban- — ¿ T e n d r e m o s q u e ir muy lejos ? — p r e g u n t a b a Dolo- amigo mío, el general X*'**, á quien conocí en la H a -
d o n a d o los años últimos, se ve a h o r a muy animado y res á su hija , c u a n d o volvieron d e oír misa. b a n a muchos años h a c e , q u e las invitase á una tnatinée
concurrido. — ¡Quién sabe d ó n d e estará la casa d e tío Simón! en sus salones; y las invitó, y asistieron, y me p r e s e n t ó
Pero ¡más vale uu por si acaso q u e cien penseque! á ellas con el n o m b r e de D. B e r n a r d o S i m o n e t , solte-
T ú , m a m á , te calzas los chanclos de g o m a , y yo me rón y millonario ....
No e s posible decir lo mismo d e su vecino el d e la p o n d r é b o t a s fuertes Además, a h o r a hay tranvías p o r — ¿Después d e escribirlas t ú , p i d i e n d o el c o n s a b i d o
C o m e d i a , q u e a r r a s t r a una existencia lánguida y triste. t o d o Madrid p r é s t a m o ? — indicó Dolores,
¡ H a r á la última producción de! Sr. E c h e g a r a y el mi- A las dos y media d e la t a r d e e s t a b a n ya envueltas — J u s t a m e n t e : d e s p u é s d s haberlas dirigido mi lacri-
lagro de r e a n i m a r l o , d e devolverle su p a s a d a p r o s p e - en sendos i m p e r m e a b l e s , e s p e r a n d o la llegada de Si- mosa c a r t a , con mi v e r d a d e r o n o m b r e d e Simón R o -
ridad? m ó n , y á las t r e s menos c u a r t o Amalia e m p e z a b a á im- dríguez.
E s d u d o s o : Comedia sin desenlace es una obra e x t r a ñ a p a c i e n t a r s e por la t a r d a n z a de su t í o , m u r m u r a n d o q u e — j Y no t e r e c o n o c i e r o n ?
y desigual, q u e interesa en el primer a c t o , d e c a e en el u n c a b a l l e r o , c u a n d o asiste á cita d e d o s d a m a s , d e b e — N o : por fuerza, h e r m a n a , estoy m u y cambiado,
s e g u n d o , y acaba por disgustar en el t e r c e r o . anticiparla, por !o m e n o s , un c u a r t o de hora c u a n d o estuve hablando t o d a la n o c h e con la viuda de
Bien se lo pudo indicar a! Sr, E c h e g a r a y la frialdad E n aquel i n s t a n t e , el pavimento de la e s t r e c h a calle mi h e r m a n o S a n t i a g o , y largo rato con sus hijas, y nin-
de tas últimas d e m o s t r a c i o n e s d é l o s e s p e c t a d o r e s , com- se e s t r e m e c i ó con el ruido de un carruaje, q u e , tirado guna de las tres m e r e c o n o c i ó , ni siquiera concibió sos-
p a r a d a con e' entusiasmo de las primeras. por dos briosos caballos y guiado por diestro c o c h e r o pechas
Si salió á la escena al final, debióse al afecto, á la q u e vestía magnifica librea azul, paróse ante la p u e r t a — Sí, c i e r t a m e n t e — c o n t e s t ó Dolores—has cambiado
consideración q u e g e n e r a l m e n t e m e r e c e el autor d e d e la casa d o n d e tenían su m o d e s t a m o r a d a D o l o r e s y mucho T i e n e s el pelo y la b a r b a b l a n c a s , y el r o s t r o
t a n t o s dramas n o t a b l e s ; el infatigable s o s t e n e d o r del Amalia. muy m o r e n o
33.—Trajo de calle.
30 y3l.—Trajea de calle.
B60 LA MODA ELEGANTE, P E R I Ó D I C O DE LAS F A M I L I A S .
— ¡Cómo todo habitante de los países tropicales! Una música militar pasó por la calle haciendo vibrar con su hija: después de haberla abandonado algunos-
— Pues yo, Simón, te reconocí en el acto Creo los cristales del balcón con la sonoridad de los instru- días, llegaba uno en que la cubría de besos, la com-
que te habría reconocido también si te hubiese encon- mentos de metal, Contra su costumbre, la niña no co- praba cuantos juguetes costosos encontraba en las tien-
trado por casualidad en la calle. rrió á ver pasar la tropa; seguía escribiendo sin cesar, das, y por fin la abandonaba de nuevo ¡Empezaban
— Pues ellas no Confieso, hermana Dolores, que y sólo de tiempo en tiempo interrumpía su trabajo para las carreras de caballos, y aquello la tenía muy ocupa-
me agradaron mucho, porque mi cuñada es muy ama- con una sacudida brusca de cabeza separar los bucles da! Terminaban éstas, y vuelta al aburrimiento, y con
ble, tiene don de gentes, como se suele decir, y mis de oro que caían sobre su frente, y dirigir una mirada él á recordar á su hija y á comprarla nuevos juguetes y
sobrinas son hermosísimas Y como yo no había re- cariñosa á una miniatura que tenía en su mano izquier- bombones sin cuento.
cibido su respuesta á mi carta da, y elevándola hasta sus labios, cubrirla de besos. De Los trabajos á que Enrique se dedicaba llegaron á
— ¿1^3. recibirías en la misma noche? aquella contemplación, de aquellas caricias, nacía en proporcionarle una notoriedad tal en el mundo de las
— ÍMO, en la mañana del siguiente día y aquella su espíritu una nueva inspiración que la hacía empren- ciencias, que cada vez se veía precisado á asistir á una
respuesta me abrió los ojos para dejarme ver las cua- der su tarea, y cubría lentamente de mal formadas le- nueva sesión, á una nueva velada, donde todo el mundo-
lidades de su corazón Entonces, Dolores, escribí la tras aquella hoja de papel. se disputaba el oir sus conferencias.
carta para ti Conchita tenia nuevcj años, vivía con su madre, la Una noche, al venir de una sesión del Ateneo, é ir,,
El carruaje se detuvo á la puerta de un elegante ho- distinguida señora de B..,, célebre en otros tiempos por como de costumbre, á dar un beso á Conchita, se en-
tel del paseo de la Castellana. su hermosura, su elegancia, sus fiestas y sus trenes; contró Enrique con que la camita estaba desierta. Lla-
— Ya hemos llegado — dijo Simón.—Subamos, porque pero en la época de nuestro cuento, obligada á hacer mó violentamente, y su]io por la doncella que acudió,
tal vez estará esperándome el simpático l\Iauricio, una vida más retirada, á causa de la ausencia de su ma- que la señora habíi llevado á la señorita al teatro.
— i Quién es Mauricio, tío?—preguntó Amalia. rido. Cuando volvió María encontró á Enrique en su habi-
— ¡Un guapo muchacho, sobrina! El hijo único de mi Esta ausencia enmascaraba una separación tácita. La tación, apoyado en la chimenea. El marido habló como
amigo el General. desunión del matrimonio se había producido sin causa dueño y señor, con el tono duro que habla el que man-
— i .Vh! — exclamó Dolores. — Entonces aguarda- aparente. Si bien la vida que hacia la señora de B... era da; dijo que no quería semejante educación para la
remos. bastante alegre, nunca había dado origen á murmura- niña, que en lo sucesivo él sólo dispondría de sus sa-
— No, señora-—^respondió con cierto misterio.—Mi ciones justificadas, á ningún comentario que pudiese lidas.
amigo Mauricio comerá con nosotros. herir la susceptibilidad del marido. Sólo se había po- RLiría se rebeló; sus derechos sobre la pequeña eran
Y mientras subían los tres por la marmórea y alfom- dido observar en el matrimonio alguna discordancia de exactamente iguales; era su hija, y donde fuese su ma-
brada escalera, Amalia delante y Dolores detrás, del gustos ó de taracíeres entre María y Enrique, dre podía ir la niña.
brazo de Simón , ¿ste decía á su sobrina, sonriendo pi- Entre el círculo de los amigos íntimos de Enrique ha- — ;Su madre?—rugió Enrique.^jY se atreve usted á
carescamente: bía causado gran sensación la noticia de su enlace con pronunciar ese nombre ? Concha no se parecerá á usted
— ¡Mucho cuidado, Amalia! ¡l\Eucho cuidado con tu María, dada Ja afición de ésta á divertirse y la gravedad en nada; antes la quiero muerta.
corazoncito! Mira que mi amigo Mauricio puede ser un de aquél, á quien sólo ocupaba el estudio de los nego- Así empezó la cuestión, que fué exasperándose cada
novio á pedir de boca cios á que se había entregado de lleno. La educación vez más, terminando en una escena violenta. Enrique
ultramundana de la joven, y el torbellino de fiestas que desahogó su corazón, donde lentamente habíanse amon-
va. devoraban su vida, habían parecido poco propias para tonado tantas amarguras. Lívida, María no dejaba sin
asimilarse á la existencia un tanto severa de Enrique. réplica ninguno de los cargos que su marido la hacía,
En su elegante morada de la calle de Claudio Coello, Pero estas reflexiones no habían traspasado el estrecho mientras que con Eus diminutos dientes hacía trizas su
la viuda de Santiago y sus dos hijas Luciana y Clotilde círculo de sus amigos, y el mundo, que le conocía poco, pañuelo de encaje. En fin, aquella noche se pronuncia-
esperaban la ofrecida visita del opulento americano don no había visto en este matrimonio más que la unión de ron palabras irreparables, y con ellas desapareció la in-
Bernardo Simonet, y sufrían horrible fastidio esperán- dos capitales y de dos familias distinguidas. diferencia que hasta entonces había separado d ambos
dola en vano un día y otro día. Enrique había parecido condescender gustoso á los esposos, para dejar en su lugar un abismo insondable.
Precisamente aquel domingo lluvioso y frío, hacia las caprichos de su mujer; por otra parte, una pronta es- Como una desgracia nunca viene sola, al decir de las-
cinco de la tarde, las tres mujeres estaban reunidas en peranza de maternidad había obligado á María á reti- gentes, el día que siguió á la escena que acabamos de
el salón: ¡a mamá fingía leer en un periódico, Luciana rarse de la sociedad, consagrando la mayor parte del narrar, y mientras Enrique se ocupaba en establecer
hojeaba sus cuadernos de música, y Clotilde examinaba tiempo al hogar; no quería aparecer ante el mundo sino las bases de la separación, que se había hecho necesa-
una tira de tapicería que había terminado el día an- con todos sus encantos , con todas sus gracias. ria, recibió la noticia de que el banquero de Londres á
terior. quien había confiado su fortuna toda, acababa de pre-
Enrique creyó que era otra la causa de este destierro sentarse en quiebra, con !o que él quedaba completa-
— Cada día que pasa— murmuró la señora mayor con voluntario, y empezó á esperar un cambio radical en mente arruinado. En aquella situación era imponible
disgusto^—me clioca más que ese caballero no haya ve- su mujer. En las largas veladas pasadas juntos, dedicóse continuar pensando en llevarse á Conchita; tendría que
nido á visitarnos, como repetidamente me ofreció. á cultivar el espíritu de María, en quien había recono- gestionar un destino cualquiera donde tratar, si no de
— ¡Es caso muy singular! —dijo Luciana.—¿Estará cido desde el principio una gran pobreza de instrucción, recuperar su fortuna perdida, al menos procurarse un
enfermo.' que sólo lograba ocultar , gracias á la serie de frases in- medio de vivir medianamente.
— No — respondió Clotilde—no debe de estarlo geniosas aprendidas en el seno del mundo en que había
porque ayer nos saludó el General, y nada nos dijo. vivido y que tan bien disimulaban su ignorancia. Enri- No tardó en encontrar protección entre los hombres
— Es cierto Pero como ha pasado ya una semana que hubiera deseado tener en María una confidente con políticos de la época, dada su reputación de sabio, y
desde el día de la maHnee quien consultar sus proyectos, sus trabajos. Pero tuvo poco tiempo después partía con una comisión científica
— No importa, mamá—insistió Clotilde. — Los solte- que abstenerse al cerciorarse de la inutilidad de sus para Rusia, á donde el Gobierno le enviaba, con el co-
rones millonarios, y más si son americanos, toman las esfuerzos. Ella escuchaba con la mayor indiferencia sus razón oprimido por la desesperación sólo de pensar
cosas con mucha cachaza porque son muy egoístas, proyectos, y reía de sus ilusiones. que era necesario abandonar á su hija, ó lo que para él
— ¡Niña! Sin embargo, Enrique la disculpó aún, y con gran era peor, dejársela á su madre.
— ¡Si nadie nos oye, mamá! ardor emprendió de nuevo la educación de María; pero Hacia dos años que estaba Enrique fuera de Madrid
— No me agrada que digas eso Don Bernardo tiene todo trabajo era inútil; tan pronto le escuchaba dis- el día en que empieza nuestra historia, y era la secunda
excelente educación para faltar á las conveniencias so- traída y bostezando, como se arrojaba en sus brazos, y vez que Conchita pensaba en que el día de Nochebuena
ciales Ha ofrecido que vendrá, y vendrá. stillando su boca con un beso, le decía que no hablase llegaba sin que pudiera disfrutar las caricias de su pa-
— ¡Pero si no viene! de aquellas cosas, sino de modas, diversiones y nove- dre, sin que recibiese y diese el beso primero del ano
—Pues repito que vendrá: hoy, ó mañana, ó pasado dades. Enrique se limitaba á sonreir tristemente y á dis- que tantas veces se había cruzado entre ella y su que-
mañana ¡no sé cuándo! pero vendrá. culpar tanta locura, reprochando en su interior á los rido papá: así, con el corazón oprimido, aunque con-
Un lacayito entró en aquel instante. padres de María de haber preparado tan mal el alma de tenta de pensar que su papá vería que su Conchita no-
— ¿Qué ocurre, Bautista? —le preguntó la señora. aquella mujer para !a vida real en que había de vivir. le había olvidado, la niña le escribía, sin saber á dónde,
Y el lacayito, sin contestar, la presentó una tarjeta El choque entre aquellos dos seres era inevitable: pero contando con que algún buen ángel se encargase
en una bandejita de plata. María fué madre. Tan pronto como pudo darí.e cuenta de llevar á Enrique aquellas patitas de mosca, escritas
La viuda leyó la tarjeta. de su situación, trató por cuantos mtdios se i«. ocurrie- con el corazón tierno y cariñoso de su hija.
— ¡Simón Rodríguez!—gritó. — ¡Qué hombre tan fas- ron de eludir la obligación de criar á su hija. Enrique la
tidioso! ^Dónde le has hecho entrar? expuso que, por el contrario, era el deber primordial
— En el comedor, señora. de una madre; esto la contrarió mucho, creyendo que Sentada frente á !a chimenea, y con la cabeza apo-
—¿Le has dicho que estoy en casaP' se trataba de un ataque á su independencia y á su be- yada en la palma de la mano, María presentaba dis-
— Sí, señora. lleza; pero no se atrevió á resistir las miradas suplican- traída sus diminutos pies á la llama de los leños que se
— ¡Mal hecho! —contestó con enojo la viuda de San- tes de su marido, y pareció acceder; acudió sin embargo consumían haciendo un ruido especial á medida que se
tiago.— Pues vete á decirle que estoy ocupadísima en al médico, que á fuerza de ruegos y súplicas cedió á sus hendían, para poco después reducirse á cenizas; con
una junta de beneficencia que no puedo recibirle deseos, y al día siguiente declaraba solemnemente á la mirada extraviada seguía las caprichosas formas
que vuelva mañana. ¡Anda, imbécil! Enrique que su esposa no era suficientemente robusta que las sombras proyectadas en el peluche que cubría
para nutrir á su hija. Enrique tuvo que ceder ante la la chimenea no cesaban de crecer y agitarse ante su
JULIA DE X***. astucia de su mujer por no parecer su verdugo; pero
(Conduíni.'l no le habían engañado, y aun siendo así, la salud de vista, mientras su imaginación, medio soñando, medio
que María alardeaba más tarde en su vida de placeres, despierta, pasaba revista á los años transcurridos en la
desmentía bien claramente la opinión del doctor. melancolía de su soledad, Desde su separación de En-
rique, María había sufrido grandes decepciones, que
ÁNGEL DE PAZ. Cansado Enrique ya, determinó dejar á María entre- poco á poco la habían hecho conocer el vacio de su
garse á sus placeres favoritos, y dedicarse él á los su- existencia; y al recuerdo de su juventud y de su'^ amo-
yos. Durante las largas veladas de invierno, se encerraba res no pudo evitar un estremecimiento producido por
(CUENTO.) con su hija Conchita, y entre juegos y cuentos trataba el presentimiento de haber pasado tan cerca de la feli-
poco á poco de educar á su hiia y formar su carácter; cidad sin haberla conocido, ni haber aprovechado su
^^S^^^)
f^^i y^y< ENT.VDA delante de su pupitre, protegiendo su único fin era hacer de aquella nina una verdadera
proximidad para disfrutar de ella.
' . ^ í l í t ^ i G con mano defensora la hoja de papel que mujer, capas de ser una digna compañera de un hom- Pero de pronto se acordaba de las pafabras ofr;nsiv.'is
^ i ^ ^ ^ T l f lentamente iba cubriendo con su letra in- bre honrado, una buena madre. que Enrique la había dirigido, y su amor propio lasti-
f t•.,^•^^]J.^^ fantil, y dirigiendo de tiempo en tiempo Gradualmente aquella casa había ido adquiriendo el- mado fomentaba 3a ira y el odio de su corazón Sin em-
\ *'>A~f'~<^' " " ¡ ^ mirada temerosa á la puerta, Con- aspecto que tantas otras, en que ¡os esposos sólo se en- bargo, aquel hombre que tan cruelmente la hnbín tra-
i'^j^yjj^ chita escribía sin cesar. cuentran en la mesa, y de donde se separan para acu- tado, había tenido para ella tan suaves caricias, tnn
-~i h~"^, El temor que la embargaba producía en dir cada uno á sus habitaciones y entregarse á sus que-. tiernas frases de amor en la primavera de su unií'm ....
^14. '^•"'''' aquella tierna imaginación un embrollamicn- haceres ó á sus diversiones, Cada mueble, cada pliegue de las cortinas, carl.i hora
(¿M to de ideas tal, que á intervalos el chirrido de la Enrique trabajaba sin cesaren su despacho, de donde que daba el reloj, traían á la memoria de María un
^.>,\ í»!uma se interrumpía, mientras que con el mango salía á la hora de acostar á su hija, operación que pre- nuevo recuerdo de Enrique.
• ''' rascaba su rebelde frente, ó mordía con sus dicn- senciaba cariñosamente; y, después de despedir al aya, Un crepúsculo gris llenaba de sombras el gabinete en
tecillos la madera de que estaba compuesto. Poco á tomaba entre las suyas las manitas de la niña, y comen- que se hallaba IMaría; ésta extendió la mano nara lla-
poco la fiebre la. embargaba, la sangre se agolpaba en zaba á contarla cuentos é historias, hasta que el sueño mar y pedir luz, pero su brazo volvió á caer, y con un
sus sienes, y las pupilas de la niña se bordeaban de lá- daba fin al sinnúmero de objeciones y preguntas con estremecimiento volvió á recostarse en el sillón, per-
grimas lentas, pasadas, silenciosas,'que venían á estre- que Conchita interrumpía las narraciones de su padre; diéndose de nuevo su imaginación en sueños.
llarse contra el papel, embebiendo la tinta aun reciente éste depositaba cuidadosamente en la frenteciila de De pronto, y hablando fuerte, se preguntó:
y formando alrededor de las letras una aureola de color aquel ángel un beso, y de puntillas, para no despertar- — i'Qué hará Conchita?
violeta. A intervalos se suspendía el l'anto, y una son- la, salía á encerrarse en' su despacho, que había he- Y levantándose bruscamente, encendió una bujía y
risa revoloteaba por sus labios. Conchita volvía á escri- cho situar cerca de la alcoba de la niña, y desde donde fué al gabinete de estudio de la nina, que era fl mismo
bir; pero las palabras se agolpaban á su pluma, incapaz oía la tranquila respiración de su hija mientras trabajaba que en otro tiempo había ocupado Enrique. Entró sin
de traducir aquel desbordamiento de su imaginación in- hasta hora muy avanzada de la noche, - hacer ruido.
fantil. María también tenía sus expansiones de amor para Conchita estaba dormida sobre su pupitre, con las
LA MODA ELEGANTE, PERIÓDICO DE LAS FAMILIAS. 561
manitas cruzadas y la mejilla derecha apoyada sobre parente; la espalda es forma Princesa, cortada al bies;
unas cuantas hojas de papel cubiertas de una letra
LA N I E B L A . la falda y el cuerpo lisos, abrochado éste en el costado
grande y mal formada, sobre la cual aun se veían fre- y adornado con dos vueltas de pasamanería cruzadas en
cuentes huellas del llanto de la niña. Sus dedos se ha- Fantasma gigantesco que en torno te levantas, forma de chai.—Sombrero defieltro/S/MÍT/ÍÍWJ.'gris, ador-
bían abierto, dejando caer sobre la mesa una miniatura Mudo como la tumba, como el fuego voraz, nado con un penacho de plumas azules y amarillas y dos
que Maria reconoció al instante, y que hacía pocos días Y en las nubes la frente, la planta en el abismo, chüux de cinta de raso azul y amarilla colocados detrás,
había desaparecido de su cofrecillo de alhajas: el re- Abarcas con tus brazos cielos y tierra y mar levantando el sombrero.
trato de Enrique. Entonces María tomó cuidadosa- ?. Traje de lana blanca, adornado con faya roja y para
mente l3s hojas de papel, para no despertar á su hija, ¿Qué buscas? En tu seno ¿qué se esconde? ;Qué inten- niña de odio d diez años.— Delantero Rojo formando blu-
y, aproximándose á la luz, leyó lo siguiente: ¿Qué anuncias? ¡Vida ó muerte? ¿Alegría ó dolor? |tas? sa, sujeto con un cintarón de terciopelo rojo y abro-
• Querido pa paito: ¿Quién eres? ;La soberbia del hombre? A ti se iguala. chado en el centro. La espalda forma redingote con
»Mañana es Nochebuena, y siento mucho que no estés Coloso entre las sombras, nada á ¡a luz del sol. gruesos pliegues dobles, y el borde de la falda, ios de-
aquí para felicitarte. ¿Por qué tardas tanto en venir: lanteros del'Cuerpo y el cuello van recortados en dien-
¡Estoy tan triste sin verte! Como no has venido, y yo Crece, extiéndete, avanza traga montes y mares. tes de sierra, que caen sobre un vivo de faya roja, re-
quería que me regalases algo, he dicho á la doncella de Suéñate Dios un punto, invencible, inmortal; cortado de igual manera.
mamá que me cortase un vestido para la muñeca, para Presto en los altos cielos el rojo sol brillando,
Paquita, aquella mufíeca que me compraste antes de De tu gigante imperio ni rastro quedará.
irte, y que todavía no he roto. Pues bien, como quería Núm. 47 extraordinario.
que el regalo fuese tuyo, la he dicho á mamá que me FRANCISCO VJLA.
diese aquel pañuelo de rayas que gastabas al cuello, y
que te dejaste olvidado, y de él me están haciendo el Súlo corresponde d las Srae. Suaoritoros de la l > Bdiolún de lujo.
vestido para Paquita. LA DICHA Y LA MUERTE. TRAJE DE CALLE.
• [Sí vieras qué buena soy, y cuántos cuentos sé ya!
Mamá dice que los cuento muy bien; tatnbién ella está Vestido de paño gris claro y terciopelo negro liso
muM triste sin ti; ahora no sale casi nunca de casa, y De un árbol en verde copa
Que el viento blando oreaba, adornado con marta cibelina, Chaqueta de terciopelo
me hace que estudie en tu despacho y en tu sitio; pero cincelado de los mismos colores. El vestido se compone
yo quisiera que tú estuvieses aquí como antes, y que Atento un hombre miraba
Cómo juguetona tropa de un delantero Princesa, de terciopelo negro, abro-
me contases aquellas historias tan bonitas. Mamá las chado con corchetes por debajo del brazo y ajusta-
debe saber, porque lee los mismos libros que tú leías, De pajarillos saltaba.
do con una pinza en medio del delantero, y con una
pero no me las quiere contar, y cuando yo la digo que costura alta á cada lado, como se hace para los vestidos
me las recite, se echa á llorar, Sólo uno en aquel instante
Lanzaba rico, abundante de baile. El borde inferior va ribeteado de una tira de
• Desde que te fuiste, mamá me acuesta, y se está Raudal de dulce armonía, marta. La espalda y los laditos son de paño gris, muy
conmigo hasta que me duermo; pero yo querría que tú Moviendo con alegría ajustados del cuerpo y forman una túnica más larga que
•estuvieses también, y además, tú no estabas tan triste la falda. F.l lado derecho es plano y echado hacia atrás,
como ella, Sus alas ai sol radiante. mientras que cl lado izquierdo viene á plegarse sobre
(•Algunas noches sueño que vienes y me besas mu- De pronto un tiro sonó; el delantero al pie de una banda puesta al través del
cho, como hacías cuando venías tarde á casa par las La turba de avts huyó pecho. Este lado imita la disposición de la túnica anti-
noches; y cuando me despierto para abrazarte, sólo en- La que cantaba en la rama gua. La manga es de paño gris enteramente ajustada.
cuentro á mamá, que me acaricia y me besa también; Al pie del hombre cayó. Chaqueta semilarga de terciopelo cincelado, muy ajus-
pero rpor qué no habías de estar tú también, papá? Sin vida, sobre la grama. tada por detrás, recta por delante y abierta desde lo
>He quitado á mamá tu retrato, que beso mucho; se alto. Esta chaqueta va hendida, y se compone de es-
lo devolveré, pero para escribirte quería tenerlo de- —¡Ay!—dijo el hombre mirando palda, laditos de espalda, laditos de delante y delan-
lante. Mo sé dónde estás, querido papá, ni mamá tam- El ave á sus pies caída.— tero sin pinzas. Lo alto va semiescotado y adornado
poco; pero pondré tu nombre en el sobre, y el Ángel De amor estaba cantando.... con un cuello iCrispín», de paño, que descubre com-
•de la Guarda hará que llegue á ti esta carta. ; No es ver- Y á donde ríe la vida pletamente el cuello de terciopelo del vestido, el cual
dad. papáP Ya estás ¡oh muerte! acechando. es muy alto y va ribeteado de una tira de piel. Mangas
«Cuando la recibas, 'ven, ven, papaito, ven á abra- casi planas en lo alto, y que llegan solamente hasta el
zarme. ÁNGEL CORUJO. codo y van cortadas ligeramente en forma de embudo y
»( Por qué no sabe mamá dónde estás? Ayer, cuando terminadas en una tira de piel.
se lo pregunté con disimulo para que no se enterase de
que te iba á escribir, me dijo que no lo sabía, y se echó
á llorar. EXPLICACIÓN DE LOS FIGURINES ILUMINADOS.
»Cuando vengas, trácme muchos juguetes, para CORRESPONDENCIA PARTICULAR.
-que > ; ,1 Núm. 4 7 ,
María no pudo reprimir los sollozos, al ruido de los Corresponda ¿JaB Señaras Suscritaras de la I.' y Z.* edloldn da lujo. Exclusivamente serán contestadas en este sitio laa
cuales Conchita se despertó asustada, creciendo su in- consultas que, sobre asuntos propios de las secciones
quietud al ver su carta en las manos de su madre. • Í T R A J G S D E RECEPCtÓS Y DE VISITA. del periódico, se sirvan dirigirnos las Señoras Suscrito-
Un paso rápido se oyó en aquel momento en la habi- ras á las ediciones de lujo, demostrando esta circuns-
tación inmediata, y la puerta se abrió bruscamente. tancia con el envío de una faja del mismo periódico, ó
Dos gritos simultáneos se oyeron. por cualquier otro medio.
— ¡Papá! Las consultas que se nos dirijan en carta anónima, ó
— ¡Enrique! que vengan firmadas por personas que no demuestren
Enrique, que en efecto él era, cogió entre sus brazos debidamente ser suscritoras, no serán contestadas.
á la niña, que había corrido á él. y la cubrió de besos.
Pasado aquel momento, se volvió á María y la dijo:
— ;Nome esperaría usted, señora? Vengo por mi hija. A D.'^ ELENA H . ^ E S muy difícil hacer en casa las flo-
— ¿La niña? —prorrumpió María, corriendo á quitár- res de dulce, y sólo hay dos ó tres casas especiales
sela á su marido. donde ¡as hacen, pues generalmente se reciben de
Enrique quedó inmóvil y estupefacto al ver aquel Francia, aun para las mejores conñtcrías de esta corte.
movimiento impetuoso, al oir aquel grito. Las enaguas blancas no se usan, pues la moda es lle-
— Sí, señora; mi posición es muy distinta, mi porve- varlas de seda guarnecidas con encajes ó bordados, y
nir está asegurado, y quiero dedicarme sólo á mi hija, éstas se hacen con peto y jareta corrediza. Tampoco se
que desde ahora tendrá una posición modesta, pero usan, para vestir, las chambras, por ser molestas y
honrada. abultar en la cintura, y en su lugar se lleva un cuerpe-
— IY yo ? cito de franela ó de punto de lana.
— Usted puede divertirse más libremente sin ella, Para esa señorita, el peinado á la griega se hará como
— Enrique, has desgarrado el corazón de la mujer; indica el grabado 31 de nuestro número del 14 de
¡por Dios, no destroces el de la madre!—dijo María en este mes.
tono suplicante y vertiendo amargo llanto. Á D.» F. P. — Se llevan manguitos de piel de nutria ó
— Papá, no hagas llorar á mamá. ¿Has venido para de castor.
eso?—interrumpió la niiía, Para salida de teatro se usa velo de encaje rodeado
— ¿Quieres mucho á tu mamá?—preguntó Enrique á al cuello, ó toquilla de seda en color claro.
la niña. Para señorita sigue llevándose el peinado á la griega
— ¡Oh, sí, mucho! (vea el grabado 31 de nuestro número del 14 de este
— ¿Más que á mí?—volvió á preguntar su padre, cuyo mes), y para niñas, los rizos recocidos con un lazo en
rostro se había cubierto de una lividez mortal. lo alto de la cabeza,' y el resto del cabello , suelto ó en
La niña titubeó antes de contestar. dos tirabuzones.
— No; si te dijese qne si, mentiría; pero también la Sí; puede ponerse sombrero claro con traje obscuro.
quiero á ella mucho. Os quiero á los dos, no sé á quién Los guantes se llevan de co'or diferente del traje.
quiero m:is; pero sin ella sería tan desgraciada como lo Los patíuelos á que se refiere son de batista de color
he sido sin ti. ó de crespón de seda en colores pálidos [azul, rosa,
— Mira, Enrique—dijo Maria;—tee la carta que Con- malva, ctc,'], y no se llevan en la mano.
chita te estaba escribiendo, sin que yo lo supiera. En los pianos se porie, cubriéndolos, chales de Ma-
Y le presentó las hojas de papel emborronadas por nila graciosamente recogidos, ó telas antiguas.'/'íw/a-
la niña. doiir, e t c , ó para cubrir solamente la tapa, tiras apro-
Enrique recorrió rápidamente aquellas mal trazadas pósito de piluclu: rodeada de lleco.
líneas, y de sus ojos brotaron dos lágrimas. Las frases Es elegante, para poner retratos, un caballete de
de la niña, relatando el cambio operado en la conducta (CTOIJUÍS liel fisiiHn iluminado, vista de cijialda )
bronce , con una media luna úapeliiche 6 de tela antigua,
de Msría, le habían conmovido. Dirigió una mirada á
María, y la encontró emocionada, palpitante; no pudo /. Traje de bengalina de lana y seda rosa viejo, adornado cogiendo el retrato; ó sencillamente el caballete solo" ó
resistir más', y abriendo los brazos la preguntó: co?i tiras de pluma negra. — Falda forrada de seda ligera, un biombo más ó menos grande de peluchc, cn el que sé
— jMe quieres todavía, María? color cereza, formando en el delantero tres anchos bu- hacen huecos para retratos de distintos tamaños, for-
mando conjunto que armonice. t
Esta no pudo contestar; pero precipitándose á los llonados y separados por tiras de pluma. La parte de
detrás va cortada al bies. Cuerpo drapeado al través En la barandilla del aparador se colocan bandejas de:
brazos que su marido la tendía, apoyó la cabeza sobre sobre el delantero, adornado con cuatro tiras de pluma, fantasía ó de plata, y la cristalería, porcelanas y china,;
su pecho, y lloraron largo rato ambos esposos. y la primera rodeando el cuello; la espalda es lisa y entre cristales. J
Mucho más hubiesen llorado, á no sacarles de su en- forma frac cuadrado. Mangas rusas con puiíos anchos Sobre las di^meneas, figuras de bronce, porcclartí,
simismamiento la presión de los bracitos de Conchita, adornados con cuatro tiras de pluma. jarrones, lámparas ó candelabros, y estos adornos se-
que, subida en una silla próxima, enlazó con aquel
abrazo sus cuellos; y reuniendo en un beso los de Ma- 2. Traje de lana azul marino e'on rayas neí^ras y lunares rán de carácter más ó menos severo, según correspon-
ría y Enrique, selló el tratado de paz entre aquellos dos amarillos, adornado con pasamanería de lana ne^ra putsfa da á la habitación.
seres. sobre U7t transparente amarillo. — Polonesa forrada de Tanto la fecha como el papel están^de moda.
seda amarilla: el costado izquierdo de la falda va ador- Para las felicitaciones de AñQ,.Ku"evo se manda senci-
Uús B. nado con una solapa grande de pasamanería con trans- llamente una tarjeta^,j... r^''
4 1 . - - DBlartal dB casa. 4!.—AbripD para sororas de edad.
39 y 40.—MsnQuIto y toque de plumas. Expllc. y pat; núm. IV, figs. 22 á 24 de la Ifoja'^uplemento- Expllc. y pat., núm. VIII, figs, 39 á 44 c'e la HoJaSuplemente:
LA MODA ELEGANTE, PERIÓDICO DE LAS • FAMILIAS." 563
'"P. U , DE N . — L o 5 a l i í j o h a d o n e s l a r g o s s e m a r c a n e n cremas análogas, que sólo sirve» para perjudicar gravemente al T a n t o para avisar las renovaciones, como para
Jos d o s e x t r e m o s . cutis. liacer c u a l q t ñ e r r e c l a m a c i ó n sobre el servicio, es n í u y
E n b r e v e p u b l i c a r e m o s el n o m b r e q u e d e s e a , ' Para los diversos tipos de bellexa, d e color p í l i d o inale i'i son-
r o s a d o , la casa I-'AV i'iy. n¿^ ¡i: !ii ¿\iix, fn Parí,-.! hiiminislra c o n v e n i e n t e a c o m p a ñ a r á l a s c a r t a s , u n a d e l a s fajas
' A ORILLAS DEL E i i B o . — A I s s v i s í t a s d c c u m p l i d o n o e s Vdiuíhiit blanca, rosa ú crema, la que produzca m i s bello efecto. c o n q u e se r e c i b e el p e r i ó d i c o .
• ( f o s t u m b r e l l e v a r el n i ñ o ; a s i q n e d e b e h a c e r l a s s ó l o No hay que hacer, en verdad, elogios d é l a Vi:lniii¡a Fay-
•con s u e s p o s o . i T a n grande es su éxito y tan universal su fama!
P a r a el abrij^o la r e c o m i e n d o q u e s e [ruíe p o r l o s d i - Los frecuentes abusos q u e vienen cometiéndose
b u j o s 26 y 27 d e n u e s t r o n ú m e r o d e l 6 d e csCe m e s . ¡DESCONFIAD, DESCONFIAD: ]ior t n d i v i d n o s q u e f a l s a m e n t e s e a t r i b u y e n e l c a r á c -
h a c i é n d o l o d e o t o m á n n e g r o , e n vez d e t e r c i o p e l o , el
.Cual, p a r a e s a é p o c a , s e r á qui?,á d c n i a s i a d o p e s a d o . ter d e r e p r e s e n t a n t e s d e esta E m p r e s a en las p r o v i n -
L a casa Víctor Vaissier, de Varis, ha liecho popular el nom- cias, n o s p o n e n e n . el caso d e r e c o r d a r n u e v a m e n t e :
El traje q u e d e s e a d e b e hacerlo d e siciliana color
bre de (-'(i;/,;'íi, aplicándole á un j a b ó n de foi'cl!,' iiicrimparable, I.'"', qiic 7iij rcspíindcmns más que de acjneilas snscrip'
¿Cfge, g r i s h i e r r o ó v e r d e m i r t o . y deliciosamente perfumado. Este maravilloso j a b ó n tiene por
titiilt
'•''-f/íí ' J a b ó n de los Principes del Con[;o^, y lleva el numhri de cifjiics que se hayan formalizado y satisfecho ai nncs-
A EsTHER. — S i ; la b l u s a q u e i n d i c a e s d e m u c h a n o -
v e d a d y elegancia; pero yo preferiría el/¿/Í/CAÍ v e r d e su fabricante Víctor Vaissier. ¡Ponerse en guardia contra las iras oficinas; 2.", q u e él p ú b l i c o d e b e a c o g e r c o n l a
m i r t o al v e r d e c l a r o , p u e s a r m o n i z a m e j o r c o n el c o l o r [¡roseras falsificaciones inspiradas p o r i n m o d e r a d o deseo de t n a y o r reserva las . instancias . d e personas q u e , á la
lucro I s o m b r a d e l c r é d i t o d e la E m p r e s a , y a t r i b u y é n d o s e
avellana.
T a m b i é n e s t á m u y d e m o d a la b o i n a - s o m b r e r o q u e una representación qne de ningiin modo pueden j u s -
Exposición Universal de 1878: Medalla de O r o , Cruz d é l a
m e e x p l i c a ; p o r l o t a n t o , y p u e s t o q u e la f a v o r e c e , Legión de Honor. E L AGUA DIVINA d e E, C O U D R A Y , per- tiñcar, abusan d e su btiena fe, y 3." q u e siendo e n
d e b e usarla esa señorita. fumista en París, 13, r^ie d'Ent^Moi. es el producto p o r exce- t^ran n ú m e r o l o s l i b r e r o s , i n i ¡ ) r e s o r e s y d u e ñ o s d e
lencia p a r a conservar la juventud, T a m b i é n es el mejor preser- establecimientos m e r c a n t i l e s q u e en todas las capi-
' Á UN.\ .'\FiC[OKAn,\ Á HAR i [ESTAS ES SU CASA.—El í l a m a d o
vativo a e la peste y del cólera m o r b o . tales y poblaciones i m p o r t a n t e s del R e i n o reciben
Gaicau dt's rois, d e P a r í s , s e h a c e a s i :
U n k i l o d e h a r i n a , me<.!io l i t r o d e l e c h e , t r e s h u e v o s , A L I M E N T O D E L O S N I Ñ O S , — P a r a robustecer A los niños, suscripciones á L.\ A'IÜDA ELKGANTIÍ y á L A ILUS-
800 g r a m o s d e a z ú c a r , l o ¡gramos d e l e v a d u r a d e c e r - las mujeres y personas débiles del peclio, del e s t ó m a g o , ó q u e 'i'ií.-\cióN E s p / \ Ñ O L . \ V A M I Í K I C A N A , c o r r e s p o n d i e n d o
v e z a , c i n c o c e n t i g r a m o s d e vainilla e n p o l v o , u n a c u - p a d e c e n de clorosis ó ile anemia, el mvjor V más b a r a t o almuer- c o n h o n r a d e z á la confianza q u e e n ellos d e p o s i t a e l
c h a r a d a d e afrua d t : a z a h a r , t r e s ó c u a t r o g o t a s d e zo es el IC'%(:,« l l O i r r i h - IOK A U . I K B L N . de I I H a i i t r r c - piiblico, n o n o s es posible e s t a t n p a r a q u í .una lista
e s e n c i a d e linnm y u n a c u c h a r a d a d e c o g n a c . i i i u r , de l'aris. Depósitos uii las farmacias dt;l m u n d o entero.
tan n u m e r o s a , n i es tampoco necesario; porque co-
S e d e s l í e la l e v a d u r a e n a g u a t i b i a , c o n u n p o c o d e nocidos c o m o son en sus respectivas localidades por
h a r i n a , h a s t a formar u n a masa d u r a , y se deja r e p o s a r rCATARROCnf^'l''spiGARRILLOS el crédito q u e su c o m p o r t a m i e n t o les h a y a g r a n -
d u r a n t e u n a h o r a ; al c a b o d e e s t e t i e m p o , s e m e z c l a n f c a j a 2 fr.) por los U 6 e l P O I i V O
con d i c h a l e v a d u r a l a s t r e s y e m a s d e h u e v o , l a l e c h e , j e a d o , n a d a es t a n fácil, p a r a l a s p e r s o n a s q u e d e s e e n
l o s a r o m á t i c o s , la h a r i n a y , p o r ú l t i m o , l a s t r e s c l a r a s I>iii-4'/..-)<l)>l c t i l í H . C A l N D K S , l 6 , b o u ] e v a r d Saint-Denis, s u s c r i b i r s e p o r m e d i o d e i n t e r m e d i a r i o s , c o m o ase-
d é h u e v o b a t i d a s á la n i e v e ; s e t r a b a j a m u c h o e s t a m a s a , Pan's, (Vianse los anuimos.) snrarse previamente dc ¡a responsabilidad y garaii-
c o m o la del p a n , y se deja r e p o s a r d o c e h o r a s en u n tía qnc puede ofrecerles aquel á qitien .entrega^i su
sitio caliente, p a r a q u e s e levante; s e forma luego c o n m u y apreciada p a r a el tocador dinero. . •
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crue, h u m e d e c i d a ]ior el agua, lüi'iua u n . m u c í -
liígo u n t u o s o [tiiiy agradabJr, limpia los dieules
con la suavidad dc u n lienzo flexible dándoles
joven y liella liasta más allá de sus 80 anos, rompiendo una vez y otra s a acta de nacimifuto á la la blancura del maríli, y los preserva d e l sarro
ía?: del tiüinpo, quij eu vano ai^ilaba su ííuadaña'delatitc de aquel rostro seductor bin jioder morti- y d e l a caries. • ••
ficarJe.—risie secrí/to q u e Ja yran coqueta egoísta n o i[uiso "revelar ú ninguno de sus c o n t e m p o r á - 2" La x n u x r T o u x i g A . a x o A i n » , elixir q u e
s e e m p l e a al m i s m o llenipo q u e la c r e m a y
n e o s , ha sido descubierto vior eí doctor L t c o n l e entre Jas J i o i a s d e u n lomo de \a fíisloria amt'fo.^a p e r n t m a n d o deücloñamenlc la bOL'a, refresca
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C a j a í V AL DEPÓSITO DB LA
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dc P A 2 U S — ¡UiiTca
5G4
LA MODA ELEGANTE, PERIÓDICO DE LAS F A M I L I A S .
SE PUSO EN L A ALACENA. ULTIMA IVOVEI>Ar> EiV P K R F U I V I E S lA^GI^ESES Decís, S e ñ o r a , q u e o s faltan muchas cosas
para q u e volváis á ser
[Qii« trnbiijo e s c s i a r m a l o , e s p c c i a l m c n l e d u -
r a n t e m u c h o tiempo! S e c a n s a u n o d e í]ue lo cui-
d e n , d e t o m a r e s t o ú l o o i r o , d e criicrsi; q u o e s t á
CRAB APPLE BLOSSOMS. JOVEN Y B E L L A
( F l o r de m a n z a n a ailveatre—Extreconcentradn.>
u n o u n poco mejor, d e tomar precauciones para P u e s p e d i d l a s á l a Píi-fitintria Exótica, rué ¿u
n o empeorar, Se cansn u n o de suírir, y empieza 4 Septeinbre, j j " , en París, y quedaréis satisfecha
á c r e e r q u e m í e n t r a s míis p r o n t o Lo e n t i e r r e n s e r á y e n c a n t a d a di;l r e s u l t a d o .
m e j o r p a r a u n o y p a r a l o s demiSs. S u B'isa Exótica, e n a g u a ó en crema, os h a r á
H e aqut u n a historia q u e lia c o n t a d o h a c e p o c o v o l v e r A la h e r m o s a e d a d d e diez y seis primaveras-
u n a mujer, y os defenderá contra las a r r u g a s ; su polvo d e
ÍCOPIA.) a r r o z Flor ¡ü A'.bérckÍ<^o d a r á á v u e s t r o c u t i s uñar
blancura diáfana q u e e v o c a r á A las rosas desva-
» Y D , Marír. J o n e s , 5 , G a l l ó n S t r e e t , G r e a t n e c i d a s d e v u e s t r o r o s t r o ; s u AnU-BoSbos extir-
V H o w a r d Street, Liverpool, d e c l a r ó l o siguiente: p a r á l o s p u n t o s n e g r o s q u e b r o t a n e n la n a r i s ,
, " H e p a d e c i d o toda mi vida d e debilidad de es- -^'^'••wt. s i n d e j a r l a m e n o r h u e l l a d e n i n g u n o ; s u Sarci-
tómago y poca actividad del hígado, Siempre m e lium espesará, alargará y dará nuevo color á
s e n t í a c n u s a d a y d e s a n i m a d a , s u f r i e n d o c o u fre- v u e s t r a s c e j a s y p e s t a ñ a s ; s u Pasta de los Pftla-
cuencia dolores de cabesa, Comía poco. Nunca dos d e s t r u i r á l o s s a b a ñ o n e s y l a s g r i e t a s , y o s d e -
sentía apetito, y n o hacía buenas digestiones. v o l v e r á l a m a n o lisa y m ó r b i d a , c o n l a s v e n a s -
S i e m p r e tenía m a l gusto d e b o c a , q u e estaba cu-
bierta, así c o m o los dientes, d e u n a sustanciñ
.^'t^.'-ytA suavemente azuladas q u e antes, e n vuestra pri-
mera juventud, poseíais; y t o d a esta transforma-
p e g a j o s a , d e t a l m a n e r a q^ue t e n i a q u e l i m p i a r l a c i ó n s e e f e c t u a r á n a t u r a l m e n t e , s i n r e c u r r i r ir
antes d e comer. C u a n d o joven era m u y débil, y n i n g ú n artificio.
m e d e s m a y a b a al s e n t a r m e A c o m e r . £ ] c o r a z ó n
m e temhlaba, sentía el pecho oprimido, m e do- rf^orr\ t k f E l Catálogo d e l a Pcrfumtría
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ñ o s , A l a n d a r p o r l a c a l l e Cünía q u e p a r a r m e ñ Depósitos íti Madrid: Aríaza, Alcalá, 3J, pritf
descansar, p o r miedo d e caerme. Estaba t a n dé- •v^J cipa!, izq.: Pascual, Arettai, 2: perfumería ür-
b i l , q u e tenía q u e a b a n d o n a r el t r a b a j o p a r a sen- quida, Mayor, i ; A^^seimy Molirjo, Preciados,Ir
t a r m e A d e s c a n s a r . A l g u n a s v e c e s rae d a b a t o ; y en Barcelona, Sra. Viuda de La/oní é Hijos.
c o n d o l o r e n los p u l m o n e s . H a b í a visto m u c h o t
m é d i c o s , q u e m e h a b í a n e s t a d o c u r a n d o m á sde
d o c e a i i o s . U n o d e c í a q u e t e n í a d i l a t a c i ó n d e l lií muDEzoDASTu LAS DOS PAI ABRAS
g a d o ; o t r o , e n f e r m e d a d de] c o r a z ó n ; otro, q u e te-
nía c o n g e s t i ó n d e los p u l m o n e s y n o p o d í a cu
l a r m e . C r e y e n d o q u e e s t a b a t í s i c a , fui A u n h o s
FÁBRICA DE CORSÉS
Resen-odoa todos los derechos de propiedad artlslica y litemilBi. M A D R I D . — Eslablecimiento lipoliiográfico *Suce=orus de Rivadeneyta»,
ImiireBorcji ib: la nml Cuso,
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N'.55
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