Catedra Bolivariana
Catedra Bolivariana
Cátedra Bolivariana I
TEMA I: Contexto histórico de la segunda mitad del siglo XVIII
A mediados del siglo XVIII se fundan ciudades como Angostura (1764), en el Orinoco, y
San Fernando de Apure (1788), y crecen otras como San Carlos, Calabozo y San Cristóbal, en
los Andes. Los jesuitas son expulsados hacia 1766, al igual que en el resto de América por
orden real. En 1777 se produce la integración de las varias provincias en la así llamada
Gobernación de Venezuela y luego en la Capitanía General de Venezuela, que constituye
esencialmente desde entonces el actual territorio de la nación. El libre comercio se instaura y
se extingue en esa década la Compañía Guipuzcoana. A fines de siglo se crea la Real Audiencia
de Caracas, con jurisdicción judicial para conocer de los pleitos en segunda instancia, que
sustituye en esa función a la antigua Audiencia de Santo Domingo.
La fuerza militar hispana es bastante reducida para la población. Para 1777 hay en teoría
unos 12000 militares para una población de unas 800 mil personas. Es así como en 1797 las
tropas de Abercromby conquistan con facilidad las islas de Trinidad y Tobago: el gobernador
José María Chacón apenas había conseguido movilizar unos quinientos soldados mal armados
en contra de una armada con 59 buques y 6750 soldados de tierra.
Alexander von Humboldt informa que para el comienzo del siglo XIX Venezuela
importaba productos por más de 35 millones de francos de la época y que cuatro quintas
partes de esta mercancía vienen de Europa. Dice que los cueros de Carora, las hamacas de
Margarita y las mantas de algodón del Tocuyo son productos muy poco importantes “incluso
para el mercado interno”.
A finales del siglo XVIII tienen lugar los primeros conatos independentistas en Venezuela.
La primera de ellas es una rebelión armada en 1795 con José Leonardo Chirinos a la cabeza. La
otra se trata de una conspiración por parte de Manuel Gual y José María España, en 1797, y es
la primera de raíces populares. Ambas intentonas resultan fallidas, con sus respectivos líderes
ejecutados. Francisco de Miranda, por su parte, intenta dos veces en 1806 invadir el territorio
venezolano por La Vela de Coro con una expedición armada proveniente de Haití. Sus
incursiones terminan en fracasos por la prédica religiosa en su contra y la indiferencia de la
población.
Independencia de Venezuela
Bolívar intenta una reedición de la Campaña Admirable para rescatar la república, pero
por falta de apoyo se traslada a Jamaica para conseguir apoyo británico, y luego a Haití, donde
se refugia el resto de los líderes patriotas. Allí se planifica una expedición a tierra firme, la cual
zarpa en marzo de 1816. Luego de tomar la Isla de Margarita, los republicanos prosiguieron su
gesta atacando Carúpano y Maracay, pero son rechazados. Se hace una segunda expedición,
Bolívar toma el mando de las tropas republicanas acantonadas en Guayana, con las que logró
capturar Angostura, y desde donde refundan las instituciones creando la Tercera República.
Por su parte, José Antonio Páez realiza importantísimas operaciones militares para liberar la
región central del país al mando de sus llaneros.
La guerra en el llano sigue hasta 1819. En febrero de ese año, Bolívar intenta la
reorganización del Estado con la instalación del Congreso de Angostura, cuyo resultado es la
creación de la Gran Colombia. En 1820, se firma el Tratado de Armisticio y Regularización de la
Guerra, poniendo fin a la guerra a muerte y cesando hostilidades hasta el 28 de abril de 1821.
El 24 de junio de ese mismo año, Bolívar se enfrenta a Miguel de la Torre en la Batalla de
Carabobo, que se salda con la victoria republicana. Esta victoria significa la liquidación de las
tropas realistas en Venezuela, dejando remanentes que serían limpiados en la Batalla naval del
Lago de Maracaibo en 1823.
La Gran Colombia
El nuevo Estado regula sobre el comercio y las instituciones públicas, y también decreta
la abolición de la esclavitud.[ ]Pero la discrepancia entre bolivarianos (centralistas) y
santanderistas (federalistas) tensiona el orden interno. Aunado a la crisis económica, la
carente infraestructura, las diferencias idiosincráticas y de intereses, y el deseo de autonomía
por parte de los venezolanos para con su territorio, germina el deseo de la separación. La
Cosiata de 1826, liderada por Páez, fragua dicha inconformidad del departamento de
Venezuela con el gobierno de Bogotá. Para aquietar la convulsión interna, Bolívar gobernó por
decreto desde 1828, pero ello no impide la separación de Venezuela, que se manifiesta
finalmente en noviembre de 1829. El 6 de mayo de 1830 se instala el Congreso Constituyente
de Venezuela en Valencia, la cual adopta una constitución el 22 de septiembre. Ello consolida
la separación de la Gran Colombia y el nacimiento de la República de Venezuela.
El principal jefe político y hombre fuerte de Venezuela en sus albores como nación
independiente es José Antonio Páez, quien se juramenta como Presidente el 11 de abril de
1831, y su Vicepresidente es Diego Bautista Urbaneja. En su persona se constituye el Partido
Conservador, integrado en su mayoría por militares de alto rango que participaron en la
Guerra de Independencia. En su mandato hay relativa paz y la economía muestra una
recuperación estimulada por la Ley de Libertad de Contratos de 1834 y la masiva exportación
de café. En 1835 delega el poder en José María Vargas, el primer civil en dirigir el país. Esto
último no es de gusto para los militares de pensamiento liberal, encabezados por Santiago
Mariño y Julián Castro que se levantan para exigir la reconstitución de la Gran Colombia y el fin
del poderío de una minoría de comerciantes. Entre tales oficiales hay bolivarianos
sobresalientes, como el edecán del Libertador, Luis Perú de Lacroix o el granadino José María
Melo, así como también un enemigo de Bolívar, Pedro Carujo. Obtienen un efímero triunfo y
designan como presidente provisional a Mariño, pero llaman al general Páez con el fin de que
los respaldara; sin embargo éste restaura a Vargas en el gobierno y decreta amnistías a los
oficiales de la revolución, muchos de los cuales sin embargo resultan desterrados.
Páez, tras haber defendido al gobierno constitucional de una rebelión liberal, vuelve a
resultar vencedor en los comicios de 1838. Afronta la crisis económica mundial de ese año,
que golpea duramente a Venezuela, y a la creciente oposición liberal, representada por
Antonio Leocadio Guzmán. Soublette es nuevamente presidente en 1843, y en su período
combatió la Insurrección Campesina de 1846. En 1847 es elegido el general José Tadeo
Monagas. Inicialmente recibió gran apoyo, pero luego rompió con los conservadores. El
intento de éstos en deponerlo desemboca en el atentado al Congreso de 1848, tras la cual
Monagas retiene el control del país. Al finalizar su mandato en 1851, se asegura de que su
hermano José Gregorio Monagas sea hecho presidente. En tal gobierno destaca la definitiva
abolición de la esclavitud en 1854. José Tadeo vuelve al poder en 1855, pero su régimen
autoritario ve su fin en la Revolución de Marzo de 1858, comandada por Julián Castro. Los
decretos del nuevo gobierno no tardan en crear descontento en el seno de los liberales. La
inestabilidad del gobierno hace inminente el estallido de un conflicto armado conocido como
la Guerra Federal.
La Familia Bolívar
El primer Bolívar llegó a Venezuela cambió la b por V. Llevaba aquel Bolívar el mismo
nombre de pila del futuro libertador Simón y era señor de Rementeria. El año de 1.557 este
primer Simón Bolívar llega a Venezuela trae con el relevante virtudes y talentos y se convierte
en Procurador y comisionado. Se dedicó a las labores agrícolas y de gobierno.
Los Bolívar desempeñaron entre los descendientes del procurador Bolívar se cuentan:
Antonio Bolívar y Rojas Conigider y Justicia mayor de los Valles de Aragua. Luis de Bolívar y
Rebolledo, Alcalde de Caracas, Juan de Bolívar y Martínez de Villegas, capitán de Infantería,
Teniente de Capitán general y también justicia Mayor de Aragua corregidor de San Mateo y
fundados de San Luis de Cura.
Hijo de este último fue el Coronel Juan Vicente de Bolívar y Ponce Jaspes y Montenegro,
Marqués de San Luis, señor de Aroa, Coronel perpetuo y corpulentísimo propietario
venezolano, padre del futuro libertador.
La Familia Palacios
Familia Blanco
Ni un sólo momento desde que llega a Venezuela Simón Bolívar en 1.587, se eclipsan los
antepasados del Libertador de los círculos dirigentes del país; y casi siempre había por lo
menos uno en el Cabildo.
Los Bolívar Palacios tenían una de las fortunas más cuantiosas de la Provincia. Los Bolívar
Palacios eran dueños de las minas el Cocorate en Aroa y de los Hatos El Tocuyo y El Limón.
Tenían casas en la Guaira y Caracas numerosos esclavos y árboles de Cacao en San José y los
Valles de Tuy en Yare.
Don Juan Vicente Bolívar y Ponce, es el tipo clásico, criollo venezolano. Rico y opulento
propietario, pasa su vida entre amenas lecturas, la inspección de sus herencias, cacerías y
paseos a caballo, deberes religiosos y compromisos sociales. También fue un hombre ilustrado
y liberal, y en tiempos de la colonia, llegó a ser jefe del Batallón de Aragua y Coronel de la
Milicia.
Doña María de la Concepción Palacios de Bolívar era, según las crónicas de la época, una
mujer de porte distinguido, fina y delicada, como la de los lirios avileños. Porte gentil silueta,
aristocrática y un aire indefinible que la distingue entre todas las de su rango, ojos humildes,
grandes y negro de suave fulgor, a la sombra de largas pestañas, ojos candorosos. Boca de
dulzura y de gracia, donde es luz la sonrisa, la bondad miel y música el acento. Tez de blancura
alabastrina, con esa palidez de buen tono de las jóvenes principales, criadas en el recogimiento
de las viejas casonas coloniales.
Ambos tuvieron cinco hijos, tres hembras y dos varones, todos nacidos en Caracas: la
primogénita, María Antonia, nacida en 1.777; Juana María, el 21 de Mayo de 1.779; Juan
Vicente, en 1.781; Simón Antonio de la santísima Trinidad (El Libertador) el 24 de Julio de
1.783 y María del Carmen quien murió al nacer.
El niño iba a llamarse Pedro José Antonio de la Santísima Trinidad; pero al momento de
ponerle el agua que borra el pecado original, el canónigo Jerez de Aristiguieta le cambió el
nombre de Pedro por el de Simón.
Al regresar al templo de la Casona de San Jacinto, el padre del niño. Don Juan Vicente
Bolívar, se entera de lo ocurrido y le pregunta al Canónigo: ¿Por qué has hecho ese cambio
Juan Félix?
Su nodriza, es quien amaba como a una segunda madre, acompañando a sus padres en
sus oficios religiosos, jugando con otros niños de su edad en el patio perfumado de granadas
de su casa natal y recibiendo las enseñanzas de sus primeros maestros.
Los Valles de Aragua eran entonces las tierras más fértiles de Venezuela. Allí en la
pequeña población de San Mateo, la familia Bolívar poseía una hacienda. Los cuatro hermanos
solían viajar a ella de vez en cuando. Les gustaba ver como cantaban en los terneros o fiestas
patronales.
Juan Vicente Bolívar y Ponce, padre del Libertador, murió el 19 de Enero de 1.786, a la
edad de 60 años y su esposa María de la Concepción Palacios de Bolívar, falleció después el 6
de Julio de 1.792, a la temprana edad de 34 años. De consiguiente, Simón Bolívar tenía apenas
dos años y medio de edad cuando perdió a su padre y 9 cuando quedó huérfano al perder
también a su Madre.
Simón a pesar de ser el menor siempre era líder o cabecilla. Preferiría irse con los
esclavos y mestizos que trabajaban en la plantación. Con ellos se bañaba en el río y con ellos
jugaba al trompo y subía a los árboles. Allí también aprendió a montar a caballo. A los 8 años
tenía ya fama de ser estupendo jinete.
Pero a pesar de estos respiraderos la infancia de Simón fue muy dolorosa. Un día,
estando en Caracas la Mamá se pone muy triste. Los niños reciben orden de no alborotar en
casa. Se entornan las ventanas. El médico de la familia va diariamente para tratar la
enfermedad del Papá. María Antonia la mayor lo comprende antes que los otros. Papá está
muriendo – dice en voz bajita a los demás hermanos.
Toda la familia se vistió de lutos. Los numerosos amigos y parientes desfilaron antes del
féretro. Doña Concepción reunió a los cuatro hijos. Los besó en silencio y luego con lágrimas
muy limpias en los ojos les dice:
Papá ha muerto. Papá ha ido al cielo. Desde ahora yo sabré darles el cariño de su
ausencia.
Quizá el pequeño Simón no logra entender la muerte de su padre apenas tenía 3 años.
Don Feliciano Palacios, padre de Doña María de la Concepción queda como tutor de los
niños, pero murió al año siguiente. Después de la muerte del abuelo Simón quedó bajo el
cuidado de su tío Carlos Palacios, quien se hace cargo de el y sus hermanos. El ambiente
familiar termina desmoronándose con el casamiento de sus hermanas y la salida de Juan
Vicente al cargo de otro tutor.
Este cambio de ambiente influye sobre Simón, quien al poco tiempo huyó de la casa del
tío y pretendió vivir en la casa de su hermana María Antonia. Esta dio origen a un pleito judicial
entre su tutor y el matrimonio Clemente Bolívar; la pareja alegó todas las razones que le
asistían a fin de que la Real Audiencia permitiera que el joven viniera con ellos, pero la
Audiencia falló en favor del tío Carlos Palacios, y Simón debió obedecer, no sin antes dejar en
claro su opinión sobre el hecho, la cual fue asentada en el expediente del juicio, dijo, entre
otras cosas “si a los esclavos se les permite cambiar de dueño cuando eran objeto de malos
tratos, ¿Por qué no se le permite a él vivir con la gente que más le agradaba?; que el tribunal
podía disponer de sus bienes, mas no de una persona.
A raíz de este incidente, el joven Simón ha sido confiado a Simón Rodríguez quien dirigía
en esa época una escuela de primeras letras en Caracas. Pedagogo Liberal y excéntrico, de
vasto pensamiento universalista, supo sembrar en el alma de su alumno el germen de las ideas
nuevas “Usted formó mi corazón para la libertad, para la grandeza, para lo hermoso. Yo he
seguido el sendero que usted me señaló; escribió Bolívar a su maestro Rodríguez muchos años
más tarde. Otros de sus profesores que el célebre Andrés Belo, conocido como el maestro de
América y el más grande humanista del continente.
A los 14 años, Simón ingresó con el rango de Cadete en el batallón de milicias de Blancos
de los Valles de Aragua, y un año más tarde era ascendido a Sub Teniente. Su hoja de sus vicios
rezaba entonces: “Valor: conocido: aplicación sobresaliente” pero no será nunca militar de
escuela. Él lo será de todas y su arte de la guerra, a pesar de todos los manuales que había
leído y asimilado saldrá más bien del fulgor de su genio de su constancia de sus cualidades de
caudillo excepcional que conducirá a la victoria a las multitudes enardecidas por su verbo, por
su patriotismo y por su amor a la libertad.
El Primer viaje a Europa lo realizó cuando apenas tenía 15 años y medio en el que se
encuentra con su tío Esteban, le permite recibir una cultura genero de diferentes maestros
hasta que los problemas políticos ocasionaron la desgracia de su tío, fue a vivir a la casa del
Marqués De Ustariz, allí el conocimiento general dio poco al conocimiento profundo,
fundamentado en un intenso e interesado estudio. Convirtió allí en el ávido lector que fue
durante su vida.
Durante este primer viaje también conoce de su vida: María Teresa Rodríguez del Toro,
con quien se casa luego de cumplir un sin número de requisitos entre lo que se encontraba el
permiso del Rey. Una vez casado en 1.802 regresa a Venezuela su esposa, quien muere a los
ocho meses víctima de una grave enfermedad. Esto hace que Bolívar quede solo e inmerso en
una profunda tristeza.
TEMA IV: Segundo viaje a Europa
El segundo viaje llega por propósito la distracción de la viudez temprana dura 3 años en
los cuales disipa una cuantiosa fortuna material en su segundo viaje también se observa una
faceta diferente a la del primer viaje; aquí el interés era evidentemente político, le atrae el
dominio en el manejo de los bienes del estado y el bienestar de su patria.
Puso especial atención a la relación de influjo y veneración que había logrado Napoleón
con el pueblo Francés en esos días de gloria.
Otro motivo grato que distrajo al joven viudo en Paris fue una amistad íntima con su
prima “Fanny”.
El Libertador quiere para América ese grupo sencillo de virtudes británicas: realización
efectiva de la libertad y democracia en un clima sin violencias; tradición amorosamente
cultivada como elemento vertebrador de la personalidad colectiva a través de las épocas. Esta
justa apreciación de la calidad de la sociedad británica es la razón que lleva a Bolívar a
recomendar cuantas veces puede una alianza de América con el estilo de vida de Inglaterra.
Bolívar realizó otro viaje de estudio por América en Compañía de otro sabio naturalista
de origen Francés, el botánico Aimé Jacques Alexandre Goujaud Bonpland.
Cuando Bolívar sale de Paris hacia Italia, en compañía de su querido maestro Simón
Rodríguez y de Fernando Rodríguez del Toro, llevaba ya el propósito a luchar por la libertad de
su patria, propósito que reafirma después con juramento al llegar a Roma. La influencia de
Bolívar alcanza no sólo los países libertados por ser genio, sino que llegó a todas las naciones
de Ibero América en algunas formas y se sintió también en Estados Unidos y en Europa, JP
Hamilton, comisionado Británico en la República de Colombia dijo “Bolívar es el hombre más
grande el carácter más extraordinario que el nuevo mundo ha deducido hasta hoy” y lo
considera por encima de todos los héroes que habitan el templo de fama. En 1.799 salió para
España, pasando por México. El Virrey de México pudo apreciar los dotes del joven y se alarmó
cuando le oyó disertar sobre asuntos políticos y defender, con firmeza la idea de la libertad.
Viajó por diversos paises, especialmente España, Francia e Italia, y en 1.805 hablaba con su
antiguo maestro Dr. Simón Rodríguez en el Monte Aventino en Roma sobre la libertad de
América. En París derrochó dinero como en otras capitales europeas. Pero también estudiaba,
se informaba de la opinión pública y proyectaba su fantasía desbordada sobre el porvenir de
su patria, atacando la tiranía.
Regresó a Venezuela por la ruta de los Estados Unidos. Visitó varias ciudades de su Costa
Atlántica, conoció importantes personalidades y llegó a Caracas a fines de 1.806. El 19 de Abril
de 1.810 Bolívar fue enviado a Inglaterra como agente diplomático junto con Luis López
Méndez y su antiguo maestro Andrés Bello. En Londres se encontraron los comisionados con el
General Francisco de Miranda, a quien su actuación en la Revolución Francesa, sus viajes por
toda Europa, sus trabajos por América y su larga permanencia en Londres rodeaban de
prestigio.
Así como declara la independencia del país el 5 de julio de 1811. El nombre del país
durante este período fue Confederación Americana de Venezuela, Estados de Venezuela,
Confederación de Venezuela, Provincias Unidas de Venezuela, Estados Unidos de Venezuela o
Confederación Venezolana, y tuvo como capital a la ciudad de Valencia con motivos de
mantenerla como aliada a la pretensión independentista de Venezuela.
Campaña de Valencia
La plaza después de tres días de combate se pierde y Bolívar huye con varios oficiales.
Monteverde que desde Coro venía avanzando, se afianza y obliga a Miranda a firmar la
capitulación de San Mateo. Se pierde la Primera República.
Bolívar abatido volverá a escribir a Miranda: “Mi general, después de haber agotado
todos mis esfuerzos físicos y morales ¿con qué valor me atreveré a tomar la pluma para
escribir a usted habiéndose perdido en mis manos la plaza de Puerto Cabello? Mi corazón se
halla destrozado con este golpe aún más que el de la provincia…”
“Mi general, mi espíritu se halla de tal modo abatido que no me siento con ánimo de
mandar un soldado; mi presunción me hacía creer que mi deseo de acertar a mi ardiente celo
por la patria, supliría en mi los talentos de que carezco para mandar. Así ruego a usted, o que
me destine a obedecer el más ínfimo oficial, o bien que me de algunos días para
tranquilizarme, recobrar la serenidad que he perdido al perder a Puerto Cabello; a esto se
añade cuidados gravísimos me hallo en una especie de enajenamiento mortal…”
Dos días después Bolívar volverá a escribir a Miranda para enviarle el informe o parte de
las operaciones. En esa carta vuelve a lamentarse: “Mi general… ni mi cabeza, ni mi corazón
no están por nada. Así suplico a usted, me permita un intervalo de poquísimos días para ver si
logro reponer mi espíritu de su temple ordinario. ¿Después de haber perdido la última y mejor
plaza del estado, cómo no he de estar alocado, mi general? ¡De gracia no me obligue usted a
verle la cara! Yo no soy culpable, pero soy desgraciado y basta”.
Capitulación de Miranda
La Primera República tiene su fin con la Capitulación de San Mateo y los hombres de
Domingo de Monteverde por el bando realista y de Francisco de Miranda, por el patriota, se
harán escuchar en una larga guerra civil que se extenderá hasta 1821. Aun cuando la Primera
República fue de breve existencia sirvió de marco e inspiración para una nueva formación
política alejada del gobierno monárquico, dominio que después de tres siglos, anunciaba sus
últimos años.
Francisco de Miranda impulsó la instalación de la Sociedad Patriótica en 1811, se
incorpora al Congreso Constituyente donde sostuvo la necesidad de declarar la Independencia
definitiva, lo que se realiza el 5 de julio de 1811, adoptándose como bandera nacional la traída
por él en 1806. A raíz del terremoto del 26 de marzo de 1812, y la derrota de Bolívar a manos
de Domingo Monteverde en Puerto Cabello, Miranda comenzó una serie de negociaciones con
los realistas, que concluirán con la Capitulación de San Mateo el 25 de julio de 1812 y con ello,
la pérdida de la Primera República.
Apresamiento de Miranda
Después del fracaso de 1812, el 27 de agosto de 1812 Bolívar conjuntamente con veinte
mil caraqueños huyen del sanguinario Boves partió de su primer destierro, salió de Venezuela
con la ayuda de su amigo español Francisco, quien lo llevo ante Monteverde y este le concedió
el pasaporte para ausentarse fuera del país pero con una condición que no pisara nunca jamás
suelo venezolano; A bordo de la goleta “Jesús, María y José”, Bolívar sale de La Guaira, y se
exilió durante varios meses en Curazao, va con el propósito de obtener ayuda para el pequeño
grupo de patriotas también refugiados allá Su único objetivo es el de organizar una campaña
para liberar a su patria. A finales de año paso a Cartagena y se incorporó al servicio activo
como oficial del ejército.
Manifestación de Cartagena
En lo que es considerado como su primer gran documento político, Bolívar analiza los
errores en los que incurrieron los hombres de la Primera República de Venezuela, tales como
la adopción del sistema federal; la debilidad del gobierno; la impunidad de los delitos; la mala
administración de las rentas públicas; la falta de conciencia ciudadana para el fiel
cumplimiento de los deberes constitucionales y el ejercicio de los derechos; a la ambición de
unos pocos y al espíritu de partido que todo lo desorganizó; a lo que además se sumó el
terremoto del 26 de marzo de 1812, la influencia de eclesiásticos contrarios a la independencia
y la imposibilidad de establecer fuerzas armadas permanentes y bien organizadas bajo un
mando único. Concluye Bolívar en su manifiesto con las siguientes palabras: “… Corramos a
romper las cadenas de aquellas víctimas que gimen en las mazmorras, siempre esperando su
salvación de vosotros: no burléis su confianza: no seais insensibles a los lamentos de vuestros
hermanos. Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido y
libertad a todos.” La primera edición del Manifiesto de Cartagena (bajo el título original ya
mencionado de “Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño”)
se realizó en la imprenta de Diego Espinoza en aquella misma ciudad, en 1813, probablemente
muy a comienzos de ese mismo año.
Campaña de Magdalena
Campaña Admirable
Célebre documento dictado por Simón Bolívar y dado a conocer en la ciudad de Trujillo,
el 15 de junio de 1813. La Proclama de guerra a muerte, fue la respuesta de Bolívar ante los
numerosos crímenes perpetrados por Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio
Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y otros
jefes realistas luego de la caída de la Primera República. La matanza de los republicanos por
parte de los jefes españoles llegó a extremos tales de provocar el rechazo de personajes
adictos a la causa monárquica. Uno de ellos fue el abogado fue el abogado Francisco de
Heredia, oidor y regente de la Real Audiencia de Caracas, quien pidió en distintas formas que
cesaran las ejecuciones, lo cual no sucedió. Según el testimonio del propio Heredia relatado en
sus Memorias, un fraile capuchino de las misiones de Apure que actuaba como uno de los
partidarios de Monteverde, exhortó en una ocasión «… en alta voz a los soldados, de siete
años arriba, no dejasen vivo a nadie…» Bolívar en su Campaña Libertadora de 1813 recibió
información de la consumación de hechos como el relatado por Heredia, lo que le llevó a
expresar el 8 de junio en Mérida: «Nuestro odio será implacable y la guerra será a muerte».
Entre los años 1815, 1816 y 1817 la «guerra a muerte» se extiende a la Nueva Granada,
en donde el general Pablo Morillo la ejecuta con la mayor crueldad. Entre las numerosas
víctimas de Morillo se pueden destacar el científico Francisco José de Caldas, los estadistas
neogranadinos Camilo Torres y Manuel Rodríguez Torices y los patriotas venezolanos Andrés
Linares y Francisco José García de Hevia. A pesar de haber sido Bolívar el autor del decreto de
guerra sin cuartel, en varias ocasiones consideró la posibilidad de la derogación de dicho
instrumento. En tal sentido, en su proclama de Ocumare del 6 de julio de 1816, expresó que:
«…La guerra a muerte que nos han hecho nuestros enemigos cesará por nuestra parte:
perdonamos a los que se rindan, aunque sean españoles. Ningún español sufrirá la muerte
fuera del campo de batalla»; lo cual obviamente buscaba humanizar la contienda militar.
Finalmente, el 26 de noviembre de 1820 se celebró en Trujillo, en el mismo lugar donde se
proclamó la «guerra a muerte», el Tratado de Regularización de la Guerra, el cual derogaba el
decreto de 1813.
Título de “Libertador”
En agosto entra en Caracas como General victorioso y jefe de la nueva situación política.
Es ya el Capitán General de los Ejércitos de Nueva Granada y Venezuela. La Municipalidad le da
el título de Libertador en octubre de ese año y el empleo de Capitán General, equivalente a
General en Jefe.
Con las reliquias del ejército que ha logrado llevar Urdaneta hasta Nueva Granada, el
Libertador lucha de nuevo a las órdenes del Gobierno neogranadino. En ocho meses de
actividad sin tregua libera a Bogotá, baja por el Magdalena y llega a Cartagena donde le niegan
la ayuda que pide para marchar a libertar a Venezuela. Las rivalidades y celos obstaculizan la
acción.
“Gloria al Ejército Libertador y gloria a Venezuela que os dio el ser, a vos, ciudadano
general Bolívar. ¡Que vuestra mano incansable siga victoriosa, destrozando las cadenas de los
redimidos y digan un día, Bolívar vengó vuestros agravios!”, fueron las palabras que recibió
Bolívar de la asamblea popular merideña, en esa ocasión.
“Me aclaman capitán de todos los imperios de la tierra. Libertador de Venezuela, título
más glorioso y satisfactorio para mí, que el centro de todos los imperios del universo”, celebró
Simón.
El honor que se me hace es tan superior a mi mérito, que no puedo contemplarle sin
confusión. El Congreso de la Nueva Granada confió a mis débiles esfuerzos el restablecimiento
de nuestra República. Yo he puesto de mi parte el celo; ningún peligro me ha detenido. Si esto
puede darme lugar entre los ciudadanos de nuestra nación, los felices resultados de la
campaña que han dirigido mis órdenes, es un digno galardón de estos servicios, que todos los
soldados del ejército han prestado igualmente bajo las banderas republicanas. Penetrado de
gratitud he leído el acta generosa en que me aclaman, sin embargo, Capitán General de los
Ejércitos y Libertador de Venezuela. Yo sé cuánto debo al carácter de vuestras señorías, y
mucho más a los pueblos, cuya voluntad me expresan; y la ley del deber, más poderosa para
mí que los sentimientos del corazón, me impone la obediencia a las instancias de un pueblo
libre, y acepto con los más profundos sentimientos de veneración a mi patria y a vuestras
señorías, que son sus órganos, tan grandes munificencias: Dios guarde a vuestras señorías
muchos años.”
Surgimiento de Boves
Sobre Boves pesa la condena vejatoria de ser un dirigente partidario del Rey que
enfrentó y derrotó al Libertador Simón Bolívar, enterrando lo que los historiadores posteriores
llegaron a denominar la Segunda República (1813-1814). Todo ello a través de una violencia sin
límites, y para algunos, demencial e irracional.Boves es un caso paradójico y paradigmático de
nuestra guerra de Independencia. Un período exaltado y sobredimensionado por los
vencedores de la contienda a través de una historiografía sin sentido crítico.
Boves fue uno de los primeros, sino el primero, en intentar una rebelión en contra del
orden colonial tomando como bandera las aspiraciones sociales de los sectores populares
tradicionalmente excluidos. Sólo que el “programa social” de Boves estuvo firmado con sangre
y no pasó más allá de la degollina y saqueo de sus adversarios representados por el sector
dirigente blanco, ya sea el criollo o hasta el mismo peninsular.
Boves fue un guerrero, un auténtico señor de la guerra tropical, que las circunstancias
caóticas del momento contribuyeron en su insurgencia. Entendió el odio de los desplazados, el
rencor de los marginados sociales, la ira de los excluidos, y todo ello alimentó su programa
“democrático” de acabar con todos los privilegios que la sociedad de los blancos construyó
para su disfrute. Si bien, su afán de justicia se nos torna hasta legítimo, lo cierto del caso es
que su obra terminó en ceniza y polvo.A tanto llegaron los horrores de una guerra sin cuartel
que los mismos beligerantes blancos -criollos y peninsulares-, trataron de pactar un armisticio
bajo el apoyo inglés para acabar con el nuevo Atila. Todo fue en vano. Mientras que Bolívar
postuló a través de una encendida y culta proclama su aspiración a la “guerra a muerte”, fue
Boves quién la llevó a la práctica hasta sus últimas consecuencias.Este nuevo Lope de Aguirre
se autoproclamó el máximo jefe de todas las provincias de Venezuela rebelándose en contra
de sus más inmediatos superiores, todo lo cual nos hace conjeturar que si la muerte no le
atrapa en Úrica, la guerra civil, ya en activo, se hubiese profundizado aún más luego del arribo
del Ejército Pacificador de la Costa Firme. Boves y su “caballería infernal” trajeron el
desconcierto y la incorporación de nuevos e inesperados actores en una guerra que inició el
sector blanco, poniendo en entredicho los significados y las intenciones originales de los
legítimos beligerantes de la contienda
“El Pacificador” Don Pablo Morillo, vino a Venezuela en 1815 no a combatir a los rebeldes
sino a restituir la sociedad de Antiguo Régimen que Boves puso en cuestión a través de una
guerra de exterminio sin parangón en nuestra historia. La anarquía en que quedó América
luego de la invasión napoleónica sobre España en 1808 produjo las condiciones para el
surgimiento del fenómeno caudillista y personalista inaugurado por Monteverde y
profundizado por Boves. Aunque si somos justos, Bolívar, Páez y tantos otros dentro del bando
republicano, también dejaron con sus actuaciones sembrado las raíces de tan pernicioso
fenómeno sociológico.
Batalla de Carabobo
A tempranas horas del 24 de junio, desde las alturas de Buenavista, elLibertador hizo un
reconocimiento de la posición realista y llegó a la conclusión de que ésta era inexpugnable por
el frente y por el sur. En consecuencia, ordenó que las divisiones modificaran su marcha por la
izquierda y se dirigieran al flanco derecho realista, el cual estaba descubierto; es decir, Bolívar
concibió una maniobra tendiente a desbordar el ala derecha enemiga, operación ejecutada por
las divisiones de Páez y Cedeño, en tanto que la división Plaza seguía por el camino hacia el
centro de la posición defensiva. Al darse cuenta la Torre de la maniobra de los republicanos,
ordenó al batallón Burgos que marchase al norte a ocupar la altura hacia la cual se dirigían las
divisiones de Bolívar. Al llegar el Burgos al área indicada, abrió fuego contra el batallón Bravos
de Apure, cabeza de la primera división, el cual después de cruzar el riachuelo de Carabobo,
trataba de escalar la pendiente que lo llevaría a la parte plana de la sabana. Tan violento fue el
contraataque del Burgos, que el Bravos de Apure tuvo que replegarse por dos veces. La
situación cambió cuando una unidad que lo seguía, el batallón Cazadores Británicos, se
enfrentó al Burgos y lo obligó a retroceder. Por su parte, los batallones Infante y Hostalrich,
entraron en auxilio del Burgos, pero reorganizado el Bravos de Apure, se unió al Cazadores
Británicos para reanudar el ataque, ayudado por dos compañías del batallón Tiradores. Para
detener el repliegue de las unidades realistas que había producido la operación patriota, Torre
envió los batallones Príncipe, Barbastro e Infante, los que lograron sostener la línea de
combate, pero sólo por breve tiempo, pues el grueso de la caballería de la primera división del
ejército republicano entró por el norte de la sabana. Con el fin de hacer frente a este nuevo
ataque, la Torre ordenó al regimiento Húsares de Fernando VII que cargase contra la caballería
patriota, pero esta unidad se retiró después de disparar sus carabinas.
Finalmente, atacados de frente por la infantería y por la derecha por la caballería, los
batallones realistas optaron por la retirada. Como último recurso, la Torre le ordenó al
regimiento de los Lanceros del Rey que atacara a la caballería patriota, pero esta unidad no
sólo desobedeció la orden, sino que huyó ante la embestida de las fuerzas republicanas. Al
entrar la batalla en su fase final, los patriotas iniciaron una tenaz persecución del ejército
español, la cual fue llevada a cabo hasta Valencia. De los 4.279 efectivos que participaron en la
batalla de Carabobo, los realistas perdieron dos oficiales superiores, 120 subalternos y 2.786
soldados. Por su parte, las bajas de los republicanos también fueron cuantiosas. El resto del
ejército realista terminó refugiándose en Puerto Cabello.
La historia registra dos batalla importantes de San Mateo, la primera fue el 28 de febrero
de 1814, donde las tropas de Boves asaltan las trincheras que defendían la entrada del valle,
pero fueron muchos los hombres que perdieron, dado a que fueron asediados y confrontados
por la republicanos.
Emigración a Oriente
Episodio de nuestra gesta emancipadora en el que a raíz de una serie de derrotas sufridas
por el ejército independentista ante las fuerzas realistas incluida la de La Puerta, el día 15 de
junio de 1814, un gran contingente de personas de la sociedad caraqueña se vio en la
necesidad de emigrar el 7 de julio de 1814 hacia el oriente venezolano ante el ataque
inminente a la ciudad de Caracas por parte de las fuerzas de José Tomás Boves. Luego de la
derrota infringida el 15 de junio de 1814 por las fuerzas realistas a las patriotas, el entonces
general Simón Bolívar creyó que podía enfrentar las huestes realistas dentro de los recintos de
la capital, iniciando los aprestos para una resistencia más o menos larga. Con esta finalidad se
solicitó la opinión de las Juntas de Arbitrios y de Guerra, creadas el 17 y el 23 del propio junio,
respectivamente, organismos cuyas bases las formaban personas con experiencia, pero que,
por sesionar públicamente, se ampliaban de manera tumultuaria con la presencia espontánea
de los llamados «padres de familia», es decir de los vecinos más influyentes o políticamente
más motivados de Caracas; quienes, por lo regular, imponían su parecer en todas las
decisiones. Dado su poder, este grupo se legalizó en una Junta de Padres de Familia el 4 de
julio, absorbiendo a las 2 corporaciones antes mencionadas, por lo que pasaron a ejercer el
gobierno civil de la ciudad desde el 28 de junio. En definitiva, fue esa Junta la que se empeñó
en esperar al enemigo dentro de las defensas construidas, enarbolando la consigna de:
«…nadie se va, aquí morimos todos…».
Manifiesto de Carupano
Siendo éste el caso, Bolívar debe obligar prácticamente a sus compatriotas a asumir el
ejercicio de la libertad, a pesar de la falta de aprecio ante la misma. Hace una fuerte crítica al
pueblo venezolano, porque no seguía sus ideales y por lo contario celebraba la fuerza del
pueblo colombiano ante la posición que asume por la libertad.
Simón Bolívar estaba consciente de que fue la falta de liderazgo de algún patriota entre
los esclavos y trabajadores de los llanos venezolanos lo que motivó que los realistas se
aprovecharan de ellos para alimentar sus ejércitos, y ésto sucedió porque en las llanuras
venezolanas se encontraba un hombre, español canario, con mucho carisma de nombre José
Tomás Boves, quien logra sumarlos a la defensa de la causa realista, siendo tal circunstancia lo
que mayormente influyó en la perdida de la II República de Venezuela. Sin embargo, Bolívar se
declara culpable, pero incluye en el documento de Carúpano tal análisis. A la antorcha de la
libertad, que nosotros hemos presentado a la América como la guía y el objeto de nuestros
conatos, han opuesto nuestros enemigos la hacha incendiaria de la discordia, de la devastación
y el grande estímulo de la usurpación de los honores y de la fortuna a hombres envilecidos por
el yugo de la servidumbre y embrutecidos por la doctrina de la superstición. ¿Cómo podría
preponderar la simple teoría de la filosofía política sin otros apoyos que la verdad y la
naturaleza, contra el vicio armado con el desenfreno de la licencia, sin más límites que su
alcance y convertido de repente por un prestigio religioso en virtud política y en caridad
cristiana? No, no son los hombres vulgares los que pueden calcular el eminente valor del reino
de la libertad para que lo prefieran a la ciega ambición y a la; vil codicia. De la decisión de esta
importante cuestión ha dependido nuestra suerte, ella estaba en manos de nuestros
compatriotas que pervertidos han fallado contra nosotros, de resto todo lo demás ha sido
consiguiente a una determinación más deshonrosa que fatal; y que debe ser más lamentable
por su esencia que por sus resultados. Es una estupidez maligna atribuir a los hombres
públicos las vicisitudes que el orden de las cosas produce en los Estados, no estando en la
esfera de las facultades de un General o Magistrado contener en un momento de turbulencia,
de choque y de divergencia de opiniones el torrente de las pasiones humanas; que agitadas
por el movimiento de las revoluciones se aumentan en razón de la fuerza que las resiste. Y aun
cuando graves errores o pasiones violentas en los jefes causen frecuentes perjuicios a la
República, estos mismos perjuicios deben, sin embargo, apreciarse con equidad y buscar su
origen en las causas primitivas de todos los infortunios: la fragilidad de nuestra especie y el
imperio de la suerte en todos los acontecimientos. El hombre es el débil juguete de la fortuna,
sobre la cual suele calcular con fundamento muchas veces, sin poder contar con ella jamás,
porque nuestra esfera no está en contacto con la suya; de un orden muy superior a la nuestra.
Pretender que la política y la guerra marchen al grado de nuestros proyectos, obrando a
tientas con sola la pureza de nuestras intenciones, y auxiliados por los limitados medios que
están a nuestro arbitrio, es querer lograr los efectos de un poder divino por resortes humanos.
Exilio a Cartagena
En el valle de Sogamoso, Bolívar logró un gran golpe al derrotar la tercera división realista
al mando del coronel José María Barreiro en Gámeza el 11 de julio, horas antes había
destruido sus avanzadas en Corrales de Bonza. Terminada la acción, los realistas iniciaron la
retirada a la Peña de Tópaga y los patriotas al pueblo de Gámeza, y desde allí marcharon a
Santa Rosa de Viterbo para intentar tomar posesión de ese territorio; este era un territorio
clave rico en recursos y estratégico para dominar el valle de Sogamoso. Con este movimiento,
Barreiro se trasladó de sus posiciones de Tópaga hacia los Molinos de Bonza, ante cuyos
atrincheramientos se presentó Bolívar el 20 de julio y empezó una confrontación militar en
campo abierto, pero fue imposible batir a los realistas. Por ello, cruzó el río Chicamocha y por
el camino del Salitre de Paipa, atacó la retaguardia de Barreiro.
Para neutralizar el ataque, el jefe realista ordenó a sus fuerzas que se dirigieran hasta las
alturas del Pantano de Vargas, donde se efectuó la batalla del mismo nombre. El final de la
batalla produjo la victoria para los patriotas. El mismo día se dirigió Barreiro a Paipa y el
siguiente día lo hizo Bolívar a Corrales de Bonza. El 4 de agosto, Bolívar desalojó de Paipa a los
realistas, gracias a la ejecución del movimiento conocido como “maniobra sobre Tunja”, por el
camino de Toca y Chivatá. El siguiente acto era cortar las comunicaciones de Barreiro con
Santa Fe de Bogotá, tarea que ejecutó en la ciudad de Tunja el 5 de agosto, y para
recuperarlas, Barreiro se movió desde Loma Bonita, por el páramo de Cómbita, para llegar al
pueblo de Motavita.
La Campaña Libertadora de Nueva Granada fue una campaña militar emprendida por
Simón Bolívar a finales de 1819 para liberar la Nueva Granada (actual Colombia) del dominio
español. La campaña fue un éxito rotundo y gracias a ella se concreta la idea de la unión de la
Nueva Granada y Venezuela.En el Congreso de Angostura se decretó la creación de la
República de Colombia, estado que comprendería las antiguas colonias españolas de la
Capitanía General de Venezuela, el Virreinato de Nueva Granada y la Real Audiencia de Quito.
Todos estos territorios, con excepción del sur y oriente de Venezuela, se hallaban en poder de
los españoles. Bolívar decidió que tras la retirada de Pablo Morillo de la campaña de Apure a
sus cuarteles de invierno en Calabozo, que era el momento oportuno para efectuar la
planeada liberación de Nueva Granada El 4 de agosto la tropa de Bolívar llegó a Tunja; tres día
después, el ejército realista se fortificó para detener su avance en un sitio 15 kilómetros al sur,
sobre el puente del río Boyacá. El río es poco profundo, pero el valle es angosto y empinado a
lado y lado, por lo cual constituía una línea natural de defensa. Los españoles tomaron el
puente y las laderas al sur del río. Sin embargo, a pesar de su mejor posición estratégica,
fueron alcanzados por la vanguardia del ejército republicano antes de poder prepararse para la
batalla; un destacamento del mismo, comandado por Santander, tomó rápidamente el puente
y dividió a las fuerzas españolas en dos columnas separadas. La caballería de José Antonio
Anzoátegui avanzó para tomar por la a los batallones, mientras la infantería avanzaba por el
frente.
La batalla fue un desastre para los realistas; Bolívar tomó 1600 prisioneros, casi la mitad
de las fuerzas, incluyendo al mismo Barreiro y la mayoría de sus oficiales. Los patriotas
perdieron 13 soldados y otros 53 resultaron heridos. Tres días más tarde, el 10 de agosto de
1819, Bolívar entró triunfante a Bogotá y fue recibido como un héroe.
Viaje a Jamaica
Tras los acontecimientos de Carúpano, Bolívar llegó a Cartagena a finales de 1814 para obtener
de nuevo ayuda de la Nueva Granada, que en esos momentos se encontraba también en una
situación difícil que le impidió desarrollar nuevos proyectos. Estas circunstancias y el apoyo
que le daba el Gobierno neogranadino hicieron que fuera reconocido como jefe por todos los
venezolanos que se encontraban en Nueva Granada, el 19 de septiembre de 1814 Bolívar se
encuentra con Camilo Torres Tenorio quien preside el Congreso de las Provincias Unidas de la
Nueva Granada y admitiendo los argumentos de Bolívar y ante la derrota sufrida por el
General Antonio Nariño en la campaña del sur en julio de 1814, encarga a Bolívar de la
conducción de la guerra. El 10 de diciembre Bolívar toma a Santa Fe y obliga así a que
Cundinamarca reconozca como autoridad al Congreso de las Provincias Unidas. Ante la
imposibilidad de desarrollar algún proyecto decidió abandonar su cargo en la Nueva Granada y
partir hacia Jamaica en el buque La Decouverte, llegando a la isla el 14 de mayo de 1815 y los
pocos meses de estar allí escribió con fecha del 6 de septiembre de 1815 una carta un
destinatario anónimo conocida como la Carta de Jamaica, un documento que tiene múltiples
significados por su forma, contenido y características materiales como texto de reflexión y
análisis. En dicho documento describe en general la situación de América considerándola
como un todo unitario y empieza a exponer el proyecto ya preconcebido antes por Francisco
de Miranda de crear una gran confederación americana con el nombre de Colombia como una
realidad a alcanzar por las nacientes repúblicas que sería en adelante la base de su proyecto
político. Sin embargo, la situación de Bolívar en la isla llegó a ser muy tensa ya que se
encontraba allí con escasos medios económicos por lo que se vio obligado a pasar estrecheces
y llegó a sufrir un intento de asesinato del que salió ileso gracias a que por no poder pagar la
pensión donde vivía se vio obligado a mudarse el mismo día del atentado. Ante la neutralidad
del Gobierno británico, que no quería comprometerse a darle un apoyo abierto, y la
posibilidad de que los españoles estuvieran intentando asesinarle, Bolívar consideró necesario
trasladarse a otro país más seguro donde pudiera organizarse una expedición.
Viaje a Haití
Se conoce la invasión que desde Haití planeó el Libertador Simón Bolívar a fines de 1815
con la finalidad de liberar a Venezuela de las fuerzas españolas. Posteriormente, tras serle
otorgado el poder supremo por parte de una asamblea de los principales jefes refugiados,
venezolanos y neogranadinos, Bolívar comenzó a afinar los detalles sobre la expedición contra
la costa firme venezolana; con la ayuda del gobernador militar haitiano de Los Cayos, el
general Ignacio Marión. En cuanto a los recursos con los que finalmente contó la expedición
gracias a las gestiones de Petión, los mismos consistían de 6.000 fusiles, municiones, víveres,
una imprenta completa, el flete de algunas goletas y una importante suma de dinero. Con todo
esto Bolívar organizó una pequeña flota de 7 goletas: Bolívar, General Mariño, General Piar,
Constitución, Brión, Félix y Conejo, acompañadas de otra de su amigo de Haití, Robert
Sutherland, La Fortune. Finalmente, la expedición zarpó el 31 de marzo de 1816, formando
parte de ella Manuel Piar, Santiago Mariño, Gregor MacGregor, Francisco Antonio Zea, Pedro
María Freites, Bartolomé Salom, Pedro León Torres, Carlos Soublette, Pedro Briceño Méndez,
Manuel Valdés, Diego Ibarra, Juan Bautista Bideau, Carlos Chamberlain, Juan Baillío, Carlos
Eloy Demarquet, Renato Beluche, Henry Ducoudray-Holstein y otros. El recorrido de la flota
comandada por Bolívar fue el siguiente: luego de salir del puerto de Los Cayos, en la parte
occidental de Haití, la misma se detuvo 3 días en la isla Beata al sur de la frontera entre Haití y
Santo Domingo, para continuar su itinerario en el que los primeros días de abril de 1816 se
encontraban frente a la costa meridional de la hoy República Dominicana; el 19 de abril de
1816 llegaban a la isla de Vieques cerca de las costas de Puerto Rico, hecho que se celebró con
salvas de artillería; el 25 de abril arriban a la islita holandesa de Saba, distante 20 Km de San
Bartolomé, desde donde se dirigen hacia Margarita, librando el 2 de mayo antes de llegar a
ésta, el combate naval de Los Frailes en la que la escuadrilla de Luis Brión sale victoriosa y
captura el bergantín español El Intrépido y la goleta Rita. El 3 de mayo de 1816 tocan suelo
venezolano en la isla de Margarita, en la que el 7 del mismo mes una asamblea encabezada
por el general Juan Bautista Arismendi, ratifica los poderes especiales conferidos a Bolívar en
Los Cayos. Luego de esta ratificación, las fuerzas expedicionarias de Bolívar pasan a Carúpano
donde finalmente desembarcan y proclaman la abolición de la esclavitud para después seguir a
Ocumare de la Costa. En definitiva, a pesar de los reveses sufridos por los expedicionarios y
por el propio Libertador en Ocumare, la importancia histórica de la Expedición de los Cayos
radica en que la misma permitió que Santiago Mariño, Manuel Piar y luego José Francisco
Bermúdez emprendieran la liberación del oriente del país, y que MacGregor con Soublette y
otros jefes se internaran definitivamente en Tierra Firme, para abrir paso al triunfo definitivo
de la República.
TEMA X: Colombia
Campaña de Boyacá
El Libertador partió de Venezuela para iniciar Bolívar paso de los Andes2el famoso paso
de los Andes desde la ciudad de Mantecal en el estado Apure el 27 de Mayo de 1.819, un
ejército de llaneros, que solo contaban con su valor y amor patriótico emprendieron la marcha
a unas escarpadas y frías montañas de la cordillera andina. El Paso de los Andes fue un
movimiento militar de valor estratégico durante la Campaña Libertadora de Nueva Granada
(actual Colombia), en el cual el ejército independentista al mando de Simón Bolívar remontó la
cordillera de los Andes, específicamente la rama Oriental de los Andes colombianos para
liberar a la Nueva Granada del dominio español. Es considerada una de sus acciones militares
más destacadas y toda una hazaña para los medios técnicos de la época. Tres mil hombres
acompañan al Libertador, a través del brumoso y helado Páramo; la nieve paramera mete sus
dentelladas en los cuerpos semidesnudos de los hombres de las tierras bajas.
El soroche o mal de páramo, que hace mullidos y mortales colchones de la tierra helada.
A muchos hay que azotarlos hasta la flagelación para que abandonen aquel sueño de muerte.
Muchos se niegan y se quedan para siempre yertos en aquellas tierras heladas. Otros se
despeñan con sus caballos por los precipicios. El frío de la montaña cobra más víctimas que las
fiebres de los pantanos y las balas del enemigo. Bolívar no desmaya ante la adversidad. En
tono conmiserativo heroico o imperativo apuntala con sus palabras y amenazas la marcha
hacia el otro lado. Al llegar a la cumbre el sufrimiento y la muerte alcanzan su paroxismo. Pero
todos recuerdan. Antes la muerte y lo que sea, que volver sobre sus pasos. Ahora tan sólo
queda vencer o morir. Bolívar saca cuentas de los tres mil hombres con los que inició el
ascenso, han muerto mil ochocientos. Con los mil doscientos que quedan y los patriotas
neogranadinos, que habrán de sumárseles tan pronto lleguen a bajo; tiene gente más que
suficiente como para echar de la Nueva Granada al Virrey Sámano y a todo el ejército español.
Hubo fuego y escaramuzas en el descenso al altiplano. En una de ellas pereció O’Rooque el
simpático irlandés que dio su vida por Venezuela. Barreiro, el jefe español, les presentó batalla
en el puente de Boyacá, en las inmediaciones de Bogotá. Luego de dos horas de intenso tiroteo
y de una veintena de muertos se rindieron los españoles y el Virrey Sámano huyó de Bogotá
disfrazado de indio.Esta derrota significó la caída del yugo español en Venezuela, Colombia,
Perú y Bolívia.
Creación de Colombia
La Gran Colombia fue un país de América creado en 1819 por el congreso reunido en la
ciudad de Angostura mediante la Ley Fundamental de la República (ratificada después por su
contraparte reunida en Cúcuta en 1821) por la unión de Venezuela y la Nueva Granada en una
sola nación bajo el nombre de República de Colombia,5 6 a la que luego se adhirieron Panamá
(1821) y Ecuador (1822). El término Gran Colombia se emplea por la historiografía para
distinguirla de la actual República de Colombia.
Esta república existió jurídicamente entre 1821 y 1831 y se configuró a partir de la unión
de las anteriores entidades coloniales del Virreinato de la Nueva Granada, Capitanía General
de Venezuela, Presidencia de Quito y la Provincia Libre de Guayaquil.8 Su superficie
correspondía a los territorios de las actuales repúblicas de Colombia, Ecuador, Panamá y
Venezuela (incluyendo la Guayana Esequiba, en reclamación guyano-venezolana); y otros
territorios que pasaron a Brasil, Perú, Nicaragua, Costa Rica y Honduras por acuerdos
internacionales celebrados entre estos países y las repúblicas surgidas de la disolución
grancolombiana.
El país se disolvió a finales de la década de 1820 e inicios de los años 1830, por las
diferencias políticas que existían entre partidarios del federalismo y el centralismo, así como
por las tensiones regionales entre los pueblos que integraban la república.
Campaña de Carabobo
Batalla de Carabobo
Simón Bolívar, designó a José Antonio Páez como Comandante de la Primera División.
Éste conduciría los batallones Bravos de Apures y Cazadores Británicos, además la caballería de
húsares, lanceros y cazadores. En la Segunda División se designó a Manuel Cedeño como su
Comandante. Así conduciría los batallones Tiradores, Boyacá y Vargas; además la caballería. La
Tercera División fue encomendada al Comandante Ambrosio Plaza, quien llevó los batallones:
Rifles, Granaderos, Vencedor y Anzoátegui. Así como varios frentes de caballería.
Por su parte, el Ejército Realista –fieles a la Corona Española– estuvo comandado por el
General Miguel de la Torre. Contó con los Batallones: Valencey, Barbastro, Burgos, Hostalrich,
Infante y Príncipe. Las escuadras de Caballería: Lancero del Rey, Húsares de Fernando VI, Guías
del General y Dragones Leales. Además del contingente para la artillería. Tras la derrota de los
realistas en la Batalla de Carabobo, algunos focos de este ejército de los monarcas se
mantuvieron activos. Sin embargo, pronto serán neutralizados en la zona oriental de
Venezuela.