La Economía Naranja:
Otra “innovación”
neoliberal para exprimirle
el jugo a los trabajadores
45
JOSÉ FRANCISCO PUELLO-SOCARRÁS
ESCUELA SUPERIOR DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
L
a llamada economía naranja (EN), de la cual uno de sus
promotores es el actual presidente de Colombia, Iván Du-
que Márquez, inicialmente fue parte del programa de cam-
paña bajo el lema: legalidad, emprendimiento y equidad.
Una vez iniciado el gobierno, la EN se anunció entre los ejes
principales de la perspectiva económica en la agenda guberna-
mental. En el discurso de posesión presidencial, el pasado 7 de
agosto, Duque (2018: https://bit.ly/2M9bG4k) ratificó:
Quiero que los jóvenes de Colombia escuchen esto con aten-
ción: Estamos comprometidos con el impulso a la Economía
Naranja para que nuestros actores, artistas, productores,
músicos, diseñadores, publicistas, joyeros, dramaturgos, fo-
tógrafos y animadores digitales conquisten mercados, mejo-
ren sus ingresos, emprendan con éxito, posicionen su talento
y atraigan los ojos [sic] del mundo. [énfasis propio]
Los antecedentes que permiten profundizar los análisis sobre la
EN son, al momento, relativamente limitados.
73
Agosto de 2018
Bogotá, Colombia Contenido
La nueva relación entre el Uno de ellos es la publicación del Banco Inte-
ramericano de Desarrollo (BID): La Economía
emprendedor “consigo mismo” Naranja. Una oportunidad infinita, precisa-
(auto-explotación, auto- mente de autoría de Iván Duque (al lado de
Felipe Buitrago, economista de la Universi-
subordinación, etc.), por un dad de Los Andes), aparecida en el año 2013.
lado y, por el otro, con el sector
¿Qué es la Economía Naranja? (…) Es el
financiero, mediador del capital conjunto de actividades que de manera
del cual siempre carecen los encadenada permiten que las ideas se
transformen en bienes y servicios cul-
46 “trabajadores para sí mismos” turales [sic] [¿?], cuyo valor está deter-
con el fin de activar y sostener minado por su contenido de propiedad
intelectual [sic] [¿?]. El universo naran-
la faceta emprendedora, es ja está compuesto por: i) la Economía
crucial para entender cómo Cultural y las Industrias Creativas, en
cuya intersección se encuentran las In-
la hegemonía neoliberal dustrias Culturales Convencionales; y
emprendedora exacerba los ii) las áreas de soporte para la creativi-
dad [énfasis propio] (Buitrago & Duque,
procesos de mercantilización en 2013: 38 y 40).
todas las dimensiones y esferas
Sin intentar agotar el debate, una primera
de la vida humana, individual y exploración en torno al discurso y prácti-
colectivamente consideradas. cas de la EN sugeriría dos tesis: 1) en tanto
propuesta político-ideológica, es una tentati-
va superficial en lo intelectual, y vulgar en
lo académico; 2) en el terreno de la política
económica, donde se ha pretendido elevar a
“innovación”, la EN es abiertamente invero-
símil y profusamente antitécnica.
1. El emprendimiento
neoliberal como teoría
La EN tiene como trasfondo la ideología
neoliberal del emprendimiento.
Como teoría, el emprendimiento es un discur-
so neoclásico que retiene cierto grado de
complejidad y sofisticación. A pesar de ello, la
teoría emprendedora ha logrado posicionarse
masivamente a través de narrativas menos
refinadas, impactando el sentido común y
las prácticas institucionales y cotidianas hoy
por hoy vigentes.
ECONOMÍA POLÍTICA
73
DE LA DOMINACIÓN Agosto de 2018
Bogotá, Colombia Contenido
Tempranamente durante el siglo XVIII, el entreprenour fue
objeto de inspiración, a partir del clásico de R. Cantillon: Ensa-
yo sobre la Naturaleza del comercio en general. Pero es el siglo
XX cuando el emprendimiento muestra un nuevo impulso bajo
el auspicio intelectual de J. Schumpeter, L. von Mises y F. von
Hayek, reconocidas figuras del pensamiento neoliberal.
La reinstalación de las visiones “centradas en el emprende-
dor” y la valoración del “espíritu emprendedor” a lo largo del
siglo XXI se han tornado cruciales para la recomposición de
la decadente crisis del capitalismo neoliberal, gracias a la
productividad que reporta el discurso emprendedor, especial-
mente en los procesos de alienación ideológica. 47
Entre otras cosas, la ilusión emprendedora sostiene la falacia
de que los trabajadores podrían convertirse exitosamente en
“empresarios de sí mismos”, entrepreuneurs.
A partir de diferentes modalidades de autoempleo, trabajo
por cuenta propia, free-lance, emergería una suerte de clase
“creativa”, la cual, entre otras cosas, desvanecería las contra-
dicciones actualmente existentes entre el Capital y el Trabajo.
Bajo esta suposición, varios teóricos neoliberales contempo-
ráneos han aventurado el tránsito inminente hacia una socie-
dad post-capitalista (v.gr. Rifkin).
Las experiencias concretas del emprendimiento a nivel global,
no obstante, muestran todo lo contrario. Antes que verificar
alguna ruptura (inclusive, moderación) en las tendencias de
los procesos de explotación económica, dominación política
y opresión social, los resultados que revelan las iniciativas
emprendedoras son mayores niveles de explotación, especial-
mente: de subordinación y dependencia de los emprendedores
al capital financiero por la vía del progresivo endeudamiento
y la precarización de las situaciones de trabajo, aún aquellas
auto-impuestas.
La nueva relación entre el emprendedor “consigo mismo”
(auto-explotación, auto-subordinación, etc.), por un lado
y, por el otro, con el sector financiero, mediador del capital
del cual siempre carecen los “trabajadores para sí mismos”
con el fin de activar y sostener la faceta emprendedora, es
crucial para entender cómo la hegemonía neoliberal empren-
dedora exacerba los procesos de mercantilización en todas
las dimensiones y esferas de la vida humana, individual y
colectivamente consideradas.
Casilli (2018: https://bit.ly/2E9W7Ch), lo sintetiza, de la siguien-
te manera:
El capitalismo de las plataformas digitales hace que la
disciplina laboral sea más rígida, ya que impone medicio-
nes “científicas” y evaluaciones que pueden parecerse a
73
Agosto de 2018
Bogotá, Colombia Contenido
El oráculo para entusiastas los de la vieja fabricación industrial. La
diferencia clave es que los trabajadores,
que representa La Economía a cambio de su sumisión a esta disci-
Naranja se equipara menos plina, no reciben la seguridad social y
la representación política que tenían a
con una “innovación” de cambio de su subordinación. Este nuevo
política que con una sagaz y taylorismo tiene todo los inconvenientes
y ninguno de los antiguos beneficios.
perversa campaña publicitaria Los trabajadores están atrapados den-
que pretende convocar giros tro de una contradicción: subordinados
y precarios, al mismo tiempo.
48 emocionales, especialmente entre
un sector ya de por sí precarizado, 2. Economía naranja:
emprendedorismo vulgar
potencialmente explotable y,
sobre todo, presa fácil para caer en A contrapelo de la tradición (neo)clásica, la
versión que representan Buitrago y Duque
el tipo de seducciones e ilusiones (2013) en torno a las economías o también
emprendedoras: la juventud. llamadas “industrias creativas” –designación
promovida por J. Howkins (2001) y Florida
(2002)– y que los autores rebautizan como
“naranjas” para América Latina y el Caribe,
debe ubicarse mejor dentro de los eslabones
abúlicos –intelectualmente hablando– de la
denominada emprendedormanía1.
Más allá de la dudosa calidad académica de
estas producciones, el conjunto de la lite-
ratura vulgar sobre emprendedorismo goza
hoy por hoy de gran divulgación y recepción
entre varios públicos lectores, incluyendo la
simpatía que profesan círculos académicos
considerados prestigiosos. En esta línea,
diversas publicaciones son popularmente
célebres por coronarse como best sellers en
ámbitos editoriales globales y locales. De
ellas hacen parte, por ejemplo, Padre rico,
Padre pobre de R. Kiyosaki y S. Lechter, o
Pequeño cerdo capitalista de S. Macías (Porta-
folio, 2017: https://bit.ly/2mw8q5D).
1 Aquí resulta útil la distinción (de grado, no de
fondo) entre las teorías sobre el emprendimiento
(neoclásicas) y la emprendedormanía (el empren-
dimiento vulgar) de la que hace parte la EN, acu-
diendo a la realizada por Marx (1976: 114) entre la
Economía política (clásica) de Smith, Ricardo, etc.,
y la Economía vulgar.
ECONOMÍA POLÍTICA
73
DE LA DOMINACIÓN Agosto de 2018
Bogotá, Colombia Contenido
49
La EN pretendería desmarcarse –sin éxito– de estas modas asumiendo un intelectualismo
tramoyista que no sólo aggiorna sus exposiciones con referencias académicas (también esta-
dísticas) sino que incrusta citas de autores (o números) –sin orden ni concierto– tan diversos
como incompatibles (política, teórica, sobre todo, ideológicamente) como Adorno, Toffler o
Franklin, Zelazny, Landry, entre una lista casi interminable de testimonios incongruentes
pero altamente sugestivos.
Destacamos la versión vulgarizada del emprendimiento para subrayar que el discurso de la
EN está diseñado –casi exclusivamente– para provocar emociones e impresiones hiper-subje-
tivistas pero que, en todo caso, garanticen o activen la acción emprendedora, por definición
una acción “especulativa”. De ahí la insistencia que los emprendedores deban constantemente
asumir “riesgos” y recurrir al capital, al que no por casualidad se le denomina “capital de
riesgo”.
3. Propuesta antitécnica e inverosímil
Muy a pesar de que el lugar de enunciación desde donde surge originalmente la EN es un
organismo “tecnocrático”: el BID, institución donde Iván Duque fue jefe de la División de
“Asuntos Culturales, Solidaridad y Creatividad”, la (potencial) puesta en práctica de la EN
brilla también por la falta de juicio técnico y verosimilitud.
En estos aspectos, la EN desconoce (mejor: omite olímpicamente), al menos, dos situaciones
referidas al campo de acción que pretendería ser replicado en Colombia.
En primer lugar, se oculta el fracaso registrado globalmente en las políticas de las Industrias
Culturales Creativas. Gran Bretaña, un caso considerado paradigmático y frecuentemente
asumido como “exitoso” –así lo dejan ver Buitrago & Duque (2013: 156)–, sintetiza las tenden-
cias claves y resultados cruciales de estas políticas tras varias décadas de aplicación:
i) la exacerbación de las desigualdades sociales, especialmente, la gentrificación. La
experiencia británica falsearía la relación entre emprendimiento y equidad planteada
por Duque como candidato y como presidente; también, Buitrago & Duque (2013: 186)
cuando aseguraban –sin respaldar sus afirmaciones– que: “(...) en el desarrollo de la
Economía Naranja es posible cerrar las brechas sociales y acercar a las personas más
humildes con las más privilegiadas alrededor de un propósito común”;
ii) el incremento de la precarización de los trabajadores del sector cultural (Oakley, 2006).
La evidencia británica cuestionaría, además, la supuesta conexión entre emprendimien-
73
Agosto de 2018
Bogotá, Colombia Contenido
to y legalidad pues, lejos de transformar las situaciones de informali-
dad laboral hacia condiciones de mayor formalidad, aquellas simple y
llanamente han adquirido un status de “normalidad”.
En segundo lugar, la promoción de la EN, pasa por alto el fracaso rotundo de
las políticas emprendedoras a nivel nacional y local en Colombia, implemen-
tadas con especial énfasis desde los gobiernos de A. Pastrana (1998-2002) y
Álvaro Uribe (2002-2010), es decir, hace dos décadas.
Con base en un estudio de Confecámaras (2016: https://bit.ly/2DNBydT), señala
Giraldo (2017: https://bit.ly/2fXWrN0):
50 Se insiste en el emprendimiento para la generación de ingresos de los
desplazados, de los pobres, y ahora los excombatientes de las Farc. El
fracaso de esa política es tal que existe en el medio la expresión del
“valle de la muerte”, para reflejar esa realidad... Un estudio de Confecá-
maras (2016) señala que ‘entre 2011 y 2015, entraron al mercado un total de
1.033.211 firmas y se cancelaron 991.911” (pág. 21), lo que significa que en el
neto hay una mortalidad del 96%... en los sectores populares, que es lo
que se conoce como “emprendimiento de subsistencia”, el fracaso ronda
el 97% [énfasis propio] (Giraldo, 2017).
Cajigas, Haro & Ramírez (2017: 109), de otra parte, en un artículo científico que
resume la “medición emprendedora en Colombia”, concluyen:
Observados los análisis de variables y los resultados ciertos del Fondo
Emprender, se encuentra que de los 2.119 proyectos financiados entre
2006 y 2013, 45%, equivalente a 949 empresas, no tuvieron éxito y ce-
rraron, al no poder cumplir los criterios de medición al final del primer
año de creada la empresa... la conclusión principal de este estudio es que
el emprendimiento empresarial como política pública en Colombia está
fracasando... [énfasis propio]
Liminar
El oráculo para entusiastas que representa La Economía Naranja se equipara
menos con una “innovación” de política que con una sagaz y perversa campa-
ña publicitaria que pretende convocar giros emocionales, especialmente entre
un sector ya de por sí precarizado, potencialmente explotable y, sobre todo,
presa fácil para caer en el tipo de seducciones e ilusiones emprendedoras: la
juventud.
No resulta casual la referencia a “los jóvenes” que Duque pronuncia en el
Pacto por Colombia; ni las insinuaciones que animan y secundan este tipo de
iniciativas: “Históricamente el color naranja está vinculado con la juventud
y la alegría... la creatividad es un gran negocio”. (BBVA, 2016: https://bbva.
info/2MqBB78).
ECONOMÍA POLÍTICA
73
DE LA DOMINACIÓN Agosto de 2018
Bogotá, Colombia Contenido
51
Bibliografía
ʝʝ Buitrago, F. & Duque, I. (2013). La Economía
Naranja. Una oportunidad infinita. Nueva York:
Banco Interamericano de Desarrollo.
ʝʝ Cajigas, M., Haro, M. & Ramírez, E. (2017).
El Estado colombiano y el emprendimiento
empresarial: éxito o fracaso de su programa
clave. Criterio Libre, 15 (26), pp. 105-130.
ʝʝ Florida, R. (2002). The Rise of the Creative Class…and
How it is Transforming Work, Leisure, Community
and Everyday Life . New York: Basic Books.
ʝʝ Howkins, J. (2001). The Creative Economy: How
people make money from ideas. London: Allen Lane.
ʝʝ Oakley, K. (2006). Include Us Out. Economic
Development and Social Policy in the Creative
Industries. Cultural Trends No. 4: 255-273.
73
Agosto de 2018
Bogotá, Colombia Contenido