Alucinaciones: definición,
causas, y síntomas
¿Por qué hay personas que sufren
alucinaciones? ¿Qué ocurre en sus cerebros?
Oscar Castillero Mimenza
omentarios
La percepción es el proceso mediante el cual los seres vivos captan la
información proveniente del entorno con el fin de procesarla y adquirir
conocimiento sobre este, pudiendo adaptarnos a las situaciones que vivimos.
Sin embargo, en muchos casos, haya o no un trastorno mental, se producen
percepciones que no se corresponden con la realidad, pudiendo agruparse
estas alteraciones perceptivas en distorsiones o engaños, principalmente.
Mientras que en las distorsiones perceptivas se percibe de manera anómala un
estímulo real, en los engaños perceptivos no hay un estímulo que desencadene
el proceso perceptivo. El ejemplo más claro de éste último tipo de
alteración perceptiva son las alucinaciones.
Alucinaciones: definiendo el concepto
El concepto que acabamos de mencionar, alucinación, ha ido evolucionando a
la largo de la historia y enriqueciéndose su descripción con el paso de los
años. Se puede considerar la alucinación como una percepción que ocurre
en ausencia de un estímulo que lo desencadene, teniendo quien la padece la
sensación de que ésta es real y que ocurre sin que el sujeto pueda controlarla
(siendo esta característica compartida con obsesiones, delirios y algunas
ilusiones).
A pesar de que generalmente son indicadores de trastorno mental (siendo un
criterio diagnóstico de la esquizofrenia y pudiendo aparecer en otros trastornos,
como durante los episodios maníacos o durante depresiones), las alucinaciones
también pueden aparecer un muchos otros casos, como trastornos
neurológicos, consumo de sustancias, epilepsia, tumores e incluso en
situaciones no patológicas de elevada ansiedad o estrés(en forma de paroxismo
nervioso por el objeto de nuestra ansiedad, por ejemplo).
Un ejemplo de alucinación
Veamos a continuación un ejemplo que nos ayude a entender qué es una
alucinación
“Un joven llega a la consulta de un psicólogo. Allí, indica a su psicólogo que
ha acudido a él porque tiene mucho miedo. Inicialmente se muestra reticente a
hablar con el profesional, pero a lo largo de la entrevista confiesa que el
motivo de estar en su consulta se halla en que cada vez que se mira al espejo
oye una voz que habla con él, insultándole, diciendo que no llegará a nada en
la vida y manifestando que debería desaparecer”.
Este ejemplo es un caso ficticio en el que el supuesto paciente ha percibido un
estímulo que realmente no existe a partir de una situación concreta (mirarse al
espejo). El joven realmente ha tenido esa percepción, siendo para él un
fenómeno muy real que no puede dirigir ni controlar. De éste modo,
podemos considerar que tiene todas las características antes mencionadas.
Sin embargo, no todas las alucinaciones son siempre iguales. Existe una
amplia variedad de tipologías y clasificaciones, entre las cuales destaca la que
se refiere a la modalidad sensorial en la que aparecen. Además, no todas
aparecen en las mismas condiciones, habiendo también múltiples variantes de
la experiencia alucinatoria.
Tipos de alucinaciones según modalidad
sensorial
Si clasificamos la experiencia alucinatoria según la modalidad sensorial en la
que aparecen, podemos encontrarnos con varias categorías.
1. Alucinaciones visuales
En primer lugar se pueden encontrar las alucinaciones visuales, percibidas a
través del sentido de la vista. En este caso el sujeto ve algo que no existe en la
realidad. Estos estímulos pueden ser muy simples, como por ejemplo destellos
o luces. Sin embargo, pueden verse elementos más complejos, como
personajes, seres animados o escenas vívidas.
Es posible que se visualicen estos elementos con medidas diferentes a las que
serían percibidas de ser estos estímulos reales, denominándose alucinaciones
liliputienses en el caso de percepciones de menor tamaño y gulliverianas en el
caso de verlas agrandadas. Dentro de las alucinaciones visuales también se
encuentra la autoscopia, en la que un sujeto se ve a sí mismo desde el exterior
de su cuerpo, de una forma semejante a la relatada por pacientes con
experiencias cercanas a la muerte.
Las alucinaciones visuales son especialmente frecuentes en cuadros orgánicos,
traumatismos y consumo de sustancias, si bien también aparecen en ciertos
trastornos mentales.
2. Alucinaciones auditivas
Respecto a las alucinaciones auditivas, en que el perceptor oye algo irreal,
pueden ser simples ruidos o bien elementos con significado completo como el
habla humana.
Los ejemplos más claros son las alucinaciones en segunda persona, en la que
como en el ejemplo antes relatado una voz habla al sujeto, las alucinaciones
en tercera persona en que se oyen voces que hablan del propio individuo entre
ellas o las alucinaciones imperativas, en las que el individuo oye voces que le
ordenan hacer o dejar de hacer algo. Las alucinaciones de esta modalidad
sensorial son las más frecuentes en trastornos mentales, especialmente en
la esquizofrenia paranoide.
3. Alucinaciones del gusto y el olfato
En lo que respecta a los sentidos del gusto y olfato, las alucinaciones en éstos
sentidos son poco frecuentes y suelen relacionarse con el consumo de drogas
u otras sustancias, además de algunos trastornos neurológicos como la
epilepsia de lóbulo temporal, o incluso en tumores. También aparecen en
esquizofrenia, normalmente relacionadas con delirios de envenenamiento o
persecución.
4. Alucinaciones hápticas
Las alucinaciones hápticas son aquellas que hacen referencia al sentido del
tacto. Esta tipología incluye gran cantidad de sensaciones, tales como las de
temperatura, dolor u hormigueo (siendo éstas últimas denominadas
parestesias, y destacando entre ellas un subtipo denominado delirio
dermatozoico en el cual se tiene la sensación de tener pequeños animales en el
cuerpo, siendo típico de consumo de sustancias como la cocaína).
Al margen de éstas, relacionadas con los sentidos, se pueden identificar dos
subtipos más.
En primer lugar las alucinaciones cenestésicas o somáticas, que provocan
sensaciones percibidas respecto a los propios órganos, normalmente
vinculados con procesos delirantes extraños.
En segundo y último lugar las alucinaciones cinestésicas o kinésicas se
refieren a sensaciones de movimiento del propio cuerpo que no son
producidos en la realidad, siendo típico de los pacientes de Parkinson y del
consumo de sustancias.
Como ya se ha comentado, al margen de por donde son percibidas también
resulta útil conocer cómo son percibidas. En este sentido nos encontramos con
diferentes opciones.
Diferentes modos de falsa percepción
Las denominadas alucinaciones funcionales se desatan ante la presencia de un
estímulo que desencadena otro, ésta vez alucinatorio, en la misma modalidad
sensorial. Esta alucinación se produce, empieza y acaba a la vez que el
estímulo que la origina. Un ejemplo sería la percepción de alguien que percibe
la sintonía del telediario cada vez que oye el ruido del tráfico.
El mismo fenómeno ocurre en la alucinación refleja, solo que en esta ocasión
la percepción irreal se da en una modalidad sensorial diferente. Es el caso que
se da en el ejemplo antes expuesto.
La alucinación extracampina se da en los casos en que la falsa percepción se
da fuera del campo perceptivo del individuo. Es decir, se percibe algo más allá
de lo que podría percibirse. Un ejemplo es ver a alguien detrás de una pared,
sin otros datos que pudiesen hacer pensar de su existencia.
Otra modalidad de alucinación es la ausencia de percepción de algo que
existe, denominada alucinación negativa. Sin embargo en este caso el
comportamiento de los pacientes no se ve influido como si percibiesen que no
hay nada, de modo que en muchos casos se ha llegado a dudar de que haya
una verdadera falta de percepción. Un ejemplo es la autoscopia negativa, en
la que la persona no se percibe a si misma al mirarse a un espejo.
Por último, cabe destacar la existencia de pseudoalucinaciones. Se trata de
percepciones con las mismas características que las alucinaciones con la
excepción de que el sujeto es consciente de que se trata de elementos irreales.
¿Por qué se produce una alucinación?
Hemos podido ver algunas de las principales modalidades y tipos de
alucinaciones pero, ¿por qué se producen?
Si bien no hay una única explicación al respecto, diversos autores han tratado
de arrojar luz sobre este tipo de fenómenos, siendo algunas de las más
aceptadas aquellas que consideran que el sujeto que alucina atribuye
erróneamente sus experiencias internas a factores externos.
Ejemplo de ello es la teoría de la discriminación metacognitiva de Slade y
Bentall, según la cual el fenómeno alucinatorio se basa en la incapacidad de
distinguir la percepción real de la imaginaria. Estos autores consideran que
esta capacidad de distinción, la cual se crea y es posible de modificar a través
del aprendizaje, puede deberse a un exceso de activación por estrés, falta o
exceso de estimulación ambiental, una alta sugestionabilidad, la presencia de
expectativas en cuanto a qué se va a percibir, entre otras opciones.
Otro ejemplo, centrado en las alucinaciones de tipo auditivo, es la teoría de la
subvocalización de Hoffman, la cual indica que estas alucinaciones son la
percepción del sujeto de la propia habla subvocal (es decir, nuestra voz
interna) como algo ajeno a sí mismo (teoría que ha generado terapias para
tratar las alucinaciones auditivas con cierta efectividad). Sin embargo,
Hoffman consideraba que éste hecho no era debido a una falta de
discriminación, sino a la generación de actos discursivos internos
involuntarios.
Así, las alucinaciones son formas de "leer" la realidad de forma errónea, como
si existiesen elementos que realmente están ahí aunque nuestros sentidos
parezcan indicar lo contrario. Sin embargo, en el caso de las alucinaciones
nuestros órganos sensoriales funcionan perfectamente, lo que cambia es el
modo en el que nuestro cerebro procesa la información que llega.
Normalmente, esto significa que nuestros recuerdos se mezclan con los datos
sensoriales de un modo anómalo, uniendo estímulos visuales experimentados
anteriormente a lo que va sucediendo a nuestro alrededor.
Por ejemplo, esto es lo que ocurre cuando pasamos mucho tiempo a oscuras o
con los ojos vendados de modo que nuestros ojos no registrar nada; el cerebro
empieza a inventar cosas a causa de la anomalía que supone no recibir datos
por esa vía sensorial estando despiertos.
El cerebro que crea un entorno imaginario
La existencia de las alucinaciones nos recuerda que no nos limitamos a
registrar datos acerca de lo que ocurre a nuestro alrededor, sino que nuestro
sistema nervioso cuenta con los mecanismos para "construir" escenas que nos
cuentan qué es lo que ocurre a nuestro alrededor. Algunas enfermedades
pueden llegar a desencadenar alucinaciones de modo incontrolado, pero estas
forman parte de nuestro día a día, aunque no nos demos cuenta.
Alucinaciones cenestésicas: qué
es este síntoma, causas y
tratamiento
Estas alucinaciones se basan en la sensación de
que algo extraño ocurre en el propio cuerpo.
Oscar Castillero Mimenza
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Un repaso a las características de este tipo de alucinaciones.
Si cerramos los ojos y nos concentramos en ello, es posible que podamos oír
el latido de nuestro corazón, cómo el aire entre en nuestros pulmones, o
cuando nos duelen los riñones o el hígado. Todo ello se debe a que somos
capaces de percibir sensaciones propias del interior de nuestro cuerpo, algo
que nos ayuda a adaptarnos a las situaciones y a sobrevivir.
Pero estas situaciones tienen un motivo: nuestro corazón late, respiramos,
estamos llenos o tenemos una infección urinaria. Sin embargo a veces algunas
personas pueden llegar a tener percepciones de este tipo, procedentes del
interior del cuerpo, sin que haya nada que realmente las cause. Se trata de
alucinaciones cenestésicas.
Artículo relacionado: "Los 15 tipos de alucinaciones (y sus posibles causas)"
¿Qué es una alucinación?
A modo de preámbulo y con el fin de hacer más facilmente entendible el
concepto de alucinación cenestésica, resulta útil en primer lugar hacer un
repaso de lo que és e implica una alucinación.
El concepto de alucinación hace referencia a la existencia de una falsa
percepción o percepción sin objeto, es decir a la captación por parte de los
sentidos de una persona de una información o estimulación que no parte de
ninguna fuente real y existente. Se trata de un tipo de engaño perceptivo en el
que se percibe algo que no existe y que es producto de la mente del sujeto.
Sin embargo, hay que remarcar el hecho de que es una percepción: el sujeto
realmente ve, oye o nota algún tipo de sensación a pesar de que esta no
prevenga de ninguna estimulación que la genere.
Se trata de uno de los principales síntomas de la esquizofrenia y de los
trastornos psicóticos, aunque puede aparecer en una gran cantidad de
situaciones que no siempre tienen porqué ser producto de una psicopatología
(por ejemplo un envenenamiento o intoxicación pueden llegar a generar
alucinaciones, o incluso la vivencia prolongada de estrés).
Existen muy diversos tipos y clasificaciones de alucinaciones, entre las cuales
podemos encontrar las visuales, las auditivas, las olfativas o gustativas, las
táctiles, las cinestésicas (percepción de movimiento) o las que dan nombre a
esta artículo: las alucinaciones cenestésicas.
Las alucinaciones cenestésicas
Se entienden por alucinaciones cenestésicas (también llamadas alucinaciones
somáticas o viscerales) aquellas en las que el sujeto tienen una percepción sin
objeto referida a la existencia de sensaciones en el interior de su propio
cuerpo, en las que se hace referencia concretamente a elementos como las
vísceras , órganos concretos o elementos del organismo independientemente
de que dichos elementos tengan o no sensibilidad (por ejemplo la sangre).
Se trata de un tipo de alucinación en que la percepción se realiza a nivel
somático o de conciencia corporal: en la percepción interna del propio
organismo. El sujeto tiene la percepción de algún tipo de alteración en el
interior de su cuerpo, que pueden estar delimitadas a partes u órganos
concretas de este o bien al organismo a nivel general. Es habitual que este tipo
de alucinación se de conjuntamente con diferentes tipos de delirios que las
explican, los cuales suelen ser de una elevada extravagancia y extrañeza.
Un ejemplo de ello dan en aquellas personas con delirios de infestación, en las
que a menudo se refiere la sensación de que hormigas, insectos u otros
pequeños seres han infestado al sujeto y se desplazan por el interior del cuerpo
e incluso puede existir la idea de que están devorando sus órganos.
Las sensaciones percibidas pueden ser muy variables e incluir entre otras
la percepción de presión mecánica, desplazamiento, vacío, dolor, picor o
cambios de temperatura. Asimismo también puede existir la sensación de
cambios en la composición de partes del cuerpo (por ejemplo percibir que uno
de sus pulmones se ha disuelto), sensaciones relativas a movimientos de
órganos (como por ejemplo percibir que el cerebro ha bajado hasta la posición
del estómago) o variación en su número (como podría ocurrir en el caso de
tener la sensación de haber perdido una pierna sin haberlo hecho).
Otras posibles sensaciones podrían ser la percepción de la presencia de
elementos externos insertados (por ejemplo la percepción de la inserción de
un microchip entraría en este tipo de alucinación) o extracción/pérdida de
partes del cuerpo (sentir que el corazón se les ha salido del cuerpo).
Quizás te interese: "Delirios: qué son, tipos y diferencias con las alucinaciones"
Vinculadas a otros tipos de alucinación
Tal y como en base a esta descripción es posible imaginar, las alucinaciones
cenestésicas se encuentran profundamente vinculadas con otras tales
como las táctiles o hápticaso las relativas a la percepción de movimiento o
cinestésicas.
De hecho, a menudo es posible encontrar que ambos tipos de alucinación se
dan conjuntamente. Algunos autores indican incluso que en realidad las
alucinaciones cenestésicas incluyen las táctiles, cinestésicas y las viscerales
como subtipos, aunque por lo general se identifica cenestésico con visceral.
La principal diferencia entre estos tipos es que en el caso de las cenestésicas
estamos hablando de percepciones relativas al propio cuerpo y por lo general a
su interior, sin que exista la idea de un contacto externo o sin que el
desplazamiento se produzca externamente. Pese a ello a menudo se dan de
manera asociada o conjunta.
Contextos de aparición
Las alucinaciones cenestésicas resultan menos habituales que otras como las
auditivas o visuales, si bien pueden darse en múltiples contextos y
condiciones.
A nivel psiquiátrico, una de las más conocidas es la esquizofrenia, junto con
otros trastornos del espectro psicótico como el trastorno delirante crónico.
Por ejemplo, en el síndrome de Ekbom o delirio de parasitosis, en que el
sujeto sostiene la creencia de estar infestado por seres vivos, o en el síndrome
de Cotard (trastorno delirante en que existe la creencia de estar muerto o de
que los órganos se están pudriendo, algo que puede partir de la interpretación
de alucinaciones somáticas). Sin embargo hay que tener en cuenta que dichos
síndromes se basan en la existencia de delirio, sin que sea necesario que exista
alucinación al respecto.
También pueden darse en el contexto de algunas depresiones, y es posible
su aparición en algunos casos en episodios de tipo maníaco (como por
ejemplo en el trastorno bipolar).
Otro contexto de aparición pueden ser alteraciones de tipo médico. Entre ellas,
es posible por ejemplo que aparezcan alucinaciones cenestésicas en
situaciones como intoxicaciones por sustancias como la cocaína o en algunos
casos de epilepsia, aunque es menos frecuente.
Quizás te interese: "Síndrome de Ekbom (delirio de parasitosis): causas y
síntomas"
Causas
Más allá del contexto en el cual aparecen, las causas de las alucinaciones
cenestésicas no están claras, aunque al igual que con otras alucinaciones el
sistema límbico y el diencéfalo parecen estar implicados.
También se ha observado la implicación de la corteza somatosensorial, así
como la parte de la corteza correspondiente a la ínsula. Algunas teorías
estipulan la existencia de una dificultad de base para integrar la información
sensorial, algo que puede provocar que nuestro sistema nervioso genere
percepciones sin que exista un elemento físico que lo desencadene.
Asimismo, otras teorías (que no excluyen la anterior) indican que el problema
puede provenir de una dificultad para separar el contenido mental de la
experiencia física, de tal modo que no es posible separar lo imaginado de lo
percibido.
Tratamiento
Las alucinaciones cenestésicas no son un trastorno en sí, sino que son un
síntoma de la existencia de algún tipo de alteración. En este sentido, tratar
estas alucinaciones va a requerir realizar una evaluación de la situación del
paciente y valorar cuál es el origen o el trastorno del cual son síntoma. Para
ello se requerirá del trabajo multidisciplinar de diversos profesionales de
distintos ámbitos de la salud.
Dependiendo del caso, es posible emplear distintas estrategias terapéuticas. A
nivel farmacológico el uso de antipsicóticos puede contribuir a frenar este tipo
de percepciones, así como también algunos antidepresivos.
A nivel psicológico, tratar estas percepciones puede requerir ayudar al
sujeto a reatribuir sus percepciones de manera que termine viéndolos como
producto de su propia mente, con técnicas como la reestructuración cognitiva
y la proposición de experimentos conductuales en los que puedan comprobar
si sus percepciones son o no reales.
Referencias bibliográficas:
Belloch, A., Baños, R. y Perpiñá, C. (2008) Psicopatología de la percepción y
la imaginación. En A. Belloch, B. Sandín y F. Ramos (Eds.) Manual de
Psicopatología (2ª edición). Vol I. Madrid: McGraw Hill Interamericana.
Cruzado, L., Córdova, R. y Vizcarra, O. (2012). Alucinaciones viscerales y
cenestopáticas en el diagnóstico diferencial de síntomas médicamente
inexplicados. Revista Médica Herediana. 23 (3). Universidad Peruana
Cayetano Heredia. Facultad de Medicina Alberto Hurtado. Perú.
Fernández-Díaz, A., Bobadilla-Pérez, E., Bello-Porto, J., Méndez-Iglesias, R.
y Menéndez-Sánchez, B. (2013). ¿Clínica psicótica o crisis comiciales?
Consideraciones diagnósticas en la práctica clínica. Revista de la Asociación
Gallega de Psicología, 12. A Coruña, España.
Seva, A. (1979). Psicopatología de la Percepción. En: Psiquiatría Clínica. Ed.
Spaxs. Barcelona, pp 173-180.
Slade, PD. & Bentall, R.P (1988). Sensory deception: A scientific analysis of
hallucination. Baltimore: The Johns Hopkins University.
Los 15 tipos de alucinaciones (y
sus posibles causas)
Estos fenómenos psicológicos son más
corrientes de lo que creemos, aunque no los
advirtamos.
Juan Armando Corbin
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Uno de los fenómenos que más se asocian a la “locura” son las
alucinaciones, es decir, percepciones que no se corresponden con la realidad
y en las que no hay un estímulo presente que las desencadene (a diferencia de
las ilusiones).
Las alucinaciones pueden aparecer como un síntoma de algún trastorno
mental, por ejemplo la esquizofrenia, o por el consumo de sustancias
psicoactivas como los hongos o el LSD. Las alucinaciones más populares
son las visuales y auditivas; sin embargo, existen otras que te explicamos en
este artículo.
Artículo relacionado: "Alucinaciones: definición, causas, y síntomas"
Qué son las alucinaciones
Básicamente, las alucinaciones son experiencias perceptivas inexistentes
para el resto del mundo; solo parecen reales para la persona que las vive.
Este fenómeno es mucho más común de lo que la mayoría de gente piensa,
puede ocurrir en cualquier modalidad perceptiva y suelen tener características
similares a una percepción normal.
La naturaleza exacta de los diferentes tipos de alucinaciones no está del todo
clara. Sin embargo, se sabe que las personas suelen experimentar
alucinaciones porque algunas sustancias químicas encontradas en las
drogas influyen en las sinapsis (los espacios por los que las neuronas se
comunican las unas con las otras) y provocar la activación de algunas regiones
cerebrales, por ejemplo, del lóbulo parietal en el caso de las alucinaciones del
tacto.
Otras veces lo que desencadena las alucinaciones son las neuronas
disfuncionales que activan ciertas partes del cerebro y tienen un efecto en
la función normal. Este último fenómeno ocurre, por ejemplo, por un exceso
de dopamina en el caso de la esquizofrenia.
Ahora bien, los expertos aseguran que la falta de sueño también puede
provocar la ocurrencia de este fenómeno, pues se ha comprobado que
después de 24 horas sin dormir una persona es más susceptible a experimentar
alucinaciones. Del mismo modo, estar mucho tiempo en situaciones de
privación sensorial puede generar visiones de elementos que realmente no
están ahí.
Artículo relacionado: "Alucinaciones al llevar los ojos tapados durante varias
horas"
Causas
Como ves, las alucinaciones pueden ocurrir por diferentes motivos, no
solamente por trastornos mentales graves como la esquizofrenia. Algunas de
los factores causantes más comunes son:
Consumo de medicamentos y drogas: El consumo de algunas sustancias
psicoactivas como la marihuana, el LSD e incluso el alcohol son factores
causantes de este tipo de experiencias.
Enfermedades y trastornos mentales: La esquizofrenia es la psicopatología
que más se asocia a este fenómeno; sin embargo, otros trastornos y
enfermedades como el Alzheimer y la demencia, el trastorno bipolar, el
síndrome de Wernicke-Korsakoff, la epilepsia del lóbulo temporal (ELT), los
tumores cerebrales e incluso el parkinson también causan alucinaciones.
Lesiones cerebrales: Las lesiones cerebrales también pueden provocar
alucinaciones, principalmente las que ocurren en el lóbulo frontal
(alucinaciones negativas, fenómeno del doble o alucinaciones olfativas,
gustativas y visuales) o el hipocampo (ver los objetos más pequeños y
cambios de la imagen corporal).
Tipos de alucinaciones
Los tipos de alucinaciones pueden ser clasificadas de dos maneras: según
la modalidad sensorial y según el modo de aparición.
Según la modalidad sensorial
Dependiendo de de la modalidad sensorial, las alucinaciones pueden ser:
1. Alucinaciones visuales
Unas de las más conocidas. Ocurren cuando la persona ve cosas que no están
realmente ahí; por ejemplo, al ver a un individuo que no existe. En casos
como la esquizofrenia la persona enferma puede incluso tener una relación
con el ente imaginario. Las alucinaciones visuales también pueden ser
destellos luminosos o la autoscopia, es decir, verse a uno mismo desde fuera.
2. Auditivas
También son las más conocidas. Existe la creencia de que estas alucinaciones
son voces emitidas por una tercera persona y que tienen un significado, por
ejemplo, lastimar a alguien, pero también pueden ser palabras sueltas o
sonidos. Es más frecuente que la experimenten personas con esquizofrenia.
3. Gustativas
Estas alucinaciones son menos frecuentes que las anteriores. Suelen aparecer
en algunos trastornos, por ejemplo, la depresión. La persona percibe sabores
de elementos que realmente no están ahí.
4. Olfativas
También son poco frecuentes, e incluyen aquellas alucinaciones de tipo
oloroso. Suelen presentarse por el consumo de drogas y, generalmente, son
olores desagradables. En ocasiones también aparecen en los momentos en los
que se expresa junto a ciertos tipos de migraña, al igual que las gustativas
y las auditivas.
5. Somáticas
Estas alucinaciones incluyen las sensaciones del cuerpo del individuo que las
sufre, que las sienten como reales. Algunas personas han reportado sentir que
tenían órganos de metal, afirmaban sentir que no tenían órganos o que no
percibían partes del cuerpo.
6. Táctiles
También se conocen como alucinaciones hápticas e incluyen aquellas que
tienen que ver con el sentido del tacto. Es posible diferenciar entre térmicas
(sensaciones de frío o calor) o hídricas (por ejemplo, perciben que tienen agua
en los pulmones)
7. Parestesias
Pertenecen al grupo anterior pero son frecuentes en algunos trastornos como
el de Wernicke-Korsakov. La persona experimenta una sensación de
hormigueo, como si tuviera hormigas desplazándose por su piel. También son
frecuentes con el consumo de otras drogas como la cocaína.
8. Kinésicas
Las alucinaciones kinésicas o cinestésicas son aquellas relacionadas con el
movimiento del propio cuerpo. Son frecuentes en pacientes con Parkinson y
aquellos individuos que consumo de sustancias psicoactivas.
Según el modo de aparición
Dependiendo del modo de aparición las alucinaciones pueden ser:
9. Alucinaciones funcionales
Se presentan cuando un estímulo desencadena otro en la misma
modalidad sensorial. Por ejemplo, cuando alguien escucha el ruido del
tráfico real y percibe el sonido del telediario como alucinación.
10. Reflejas
Es similar anterior porque la persona tiene una alucinación en presencia de
otro estímulo. Sin embargo, este estímulo no pertenece a la misma
modalidad sensorial.
11. Negativas
La persona percibe que algo que en realidad existe no está presente. Es
decir, no aparece algo ni ve algo que en realidad no está en ese momento o
lugar, sino que algo que sí que está desaparece.
12. Autoscopias negativas
Es todo lo contrario a la autoscopia. Si en la autoscopia la persona se ve desde
fuera como si fuese un espejo, en la autoscopia negativa la persona, cuando se
va a mirar en el espejo, no se ve.
13. Extracampinas
Son aquellas alucinaciones que están fuera de nuestro campo visual. Por
ejemplo, al percibir a alguien que está delante como si estuviera detrás, o al
escuchar una voz que está otra ciudad.
14. Pseudoalucinaciones
Las pseudoalucinaciones son aquellas en las que la persona tiene conciencia
de que las alucinaciones que experimenta no son verdad. Por ejemplo,
cuando un individuo percibe la voz de un familiar fallecido pero sabe que no
puede ser cierto porque ha muerto hace años.
15. Hipnagógicas
Se trata de un tipo de alucinación que se da también en personas sin ningún
tipo de alteración neurológica en la transición entre la vigilia y el sueño.
Pueden ser auditivas, visuales o táctiles.
Referencias bibliográficas:
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Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Edición española.
Barcelona: Masson. (Original en inglés de 2000).
Baños, R. y Perpiña, C. (2002). Exploración Psicopatológica. Madrid:
Síntesis.
Belloch, A., Baños, R. y Perpiñá, C. (2008) Psicopatología de la percepción y
la imaginación. En A. Belloch, B. Sandín y F. Ramos (Eds.) Manual de
Psicopatología (2ª edición). Vol I. Madrid: McGraw Hill Interamericana.
Hoffman, R.E. (1986).Verbal hallucinations and language production
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Ochoa E. & De la Fuente M.L. (1990). "Psicopatología de la Atención,
Percepción y Conciencia". En Psicología Médica, Psicopatología y
Psiquiatría, Vol. II. Ed. Interamericana. McGraw-Hill. Fuentenebro. Madrid,
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Seva, A. (1979). "Psicopatología de la Percepción". En: Psiquiatría Clínica.
Ed. Spaxs. Barcelona, pp 173-180.
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Slade, PD. & Bentall, R.P (1988). Sensory deception: A scientific analysis of
hallucination. Baltimore: The Johns Hopkins University.
TÓPI COS
PERCEPCIÓN
TRASTORNO