IGLESIA VIEJA “LA CIUDAD PERDIDA”
En este relato vamos hablar acerca de la visita realizada la zona arqueológica Iglesia Vieja el
día 14 de abril de 2019. Esta visita se hizo con el fin de conocer nuestros culturas y orígenes,
para sentirnos parte y comprender nuestra identidad. A pesar de que era región en la cual se
encontraba muchas culturas, porque esta era un centro comercial en el cual se exportaban
productos de diferentes regiones.
Mediante la investigación realizada en esta zona arqueológica, como proyecto de
investigación a cargo del maestro Eduardo Solís Torres. en Iglesia Vieja. En los confines de
la selva lacandona, donde se describen con gran detalle los restos de las estructuras y las
principales características de esculturas, altares y estelas, las cuales han sobrevivido al paso
del tiempo y hoy en día se pueden apreciar tal y como las conoció el arqueólogo Palacios.
Mediante entrevistas realizadas al guía de esta zona arqueológica pudimos rescatar que
recientemente se formó el Patronato Cultural de Arqueología Tonalteca, el cual es
presidido por el C.P. Ricardo López Vasallo, siendo su vicepresidenta la señora María Elena
Grajales Andrade, personas ambas muy apasionadas por el pasado prehispánico de su ciudad;
el objetivo principal de la organización es lograr que las diferentes instancias
gubernamentales apoyen el estudio, la conservación y la difusión de Iglesia Vieja, así como
la creación de un museo de carácter arqueológico donde se muestre a los tonaltecos y a los
visitantes, la importancia que tuvo la región en tiempos prehispánicos, lo que esperamos se
pueda concretar en un futuro muy cercano. Los vestigios arqueológicos de Iglesia Vieja están
ubicados entre los 600 y los 700 msnm; el trayecto se nos hizo un poco difícil por lo abrupto
y sinuoso del terreno, pero durante el mismo tuvimos la fortuna de apreciar un singular
paisaje. Desde lo más alto de los cerros se tiene una espectacular vista de la ciudad de Tonalá,
de la costa de Chiapas y también de una parte el canal intercostero.
Con respecto al nombre de esta zona arqueológica, resulta que los pobladores que habitaban
la región a finales del siglo pasado confundieron estos vestigios con los restos de alguna
iglesia, y de ahí que le pusieran este nombre tan peculiar. Durante el recorrido, el señor
Ricardo López Vasallo fungió como nuestro principal guía, y fuimos acompañados por el
maestro Eduardo Solís Torres. Especial mención merece el señor Sánchez Estrada, quien es
un magnífico guía, y fue él quien nos orientó por las numerosas veredas, apenas perceptibles,
para no perdernos entre la inmensidad de los terrenos y la gran cantidad de caminos. Sobre
la fauna que todavía se conserva en este sitio, figuran jaguar, jabalí, tejón, armadillo,
mapache, iguana, escorpión, víbora de cascabel, urraca, chachalaca, etcétera.
Al momento de encontramos con los primeros vestigios arquitectónicos de Iglesia Vieja,
quedamos bastante impresionados por el trazo de sus edificios, la amplitud de las plazas y su
bien conservado sistema constructivo, caracterizado por un núcleo de piedras irregulares y
tierra compactada, cubierto por grandes bloques de forma rectangular tallados en granito y
colocados en posición horizontal recta o inclinada, de tal manera que forman basamentos con
muros en talud-tablero, sistema muy utilizado en la ciudad de Teotihuacán.
Las estructuras son de planta rectangular, con dimensiones de tres a seis metros de altura, y
de cuatro a treinta metros de longitud, que sirvieron como basamento para templos, de los
cuales no quedan restos visibles sobre las estructuras, lo que indica que fueron construidos
con materiales perecederos, como troncos de árboles y techos de palma. Las escalinatas están
adosadas al cuerpo principal de los edificios, y en algunas de ellas se tiene la presencia del
conjunto de estela-altar, patrón característico de los sitios arqueológicos del área maya. Por
las características de la arquitectura de Iglesia Vieja y los motivos decorativos presentes en
sus altares, se puede ubicar temporalmente en el Clásico, entre los años 300 al 900 d.C., y
seguramente fue un sitio que tuvo importantes e intensos intercambios culturales con el
Altiplano Central mesoamericano, principalmente con la metrópoli de Teotihuacán, el sur de
Veracruz, el Soconusco y la porción sur de Guatemala y Honduras. Una de las estelas mejor
conservadas del sitio es la que se conoce popularmente como “El Soldado”; se trata de una
pieza tallada por sus cuatro costados que se localiza hacia la sección sudeste de la plaza baja
del grupo C. En su cara principal muestra a un personaje lujosamente ataviado y visto de
perfil. El tallado de esta estela no es muy fino y los rasgos físicos del personaje representado
son relativamente toscos.
En cuanto a los altares que pudimos apreciar, dos fueron los que más llamaron nuestra
atención, el primero de ellos se localiza dentro del mismo grupo C, en cuya plaza principal
se localiza el Altar núm. 1, es una peculiar escultura de forma elíptica que reproduce el cuerpo
de una gran superficie de largos colmillos y ojos rodeados por dos conjuntos de espirales que
le dan un aspecto de gran fiereza; en las otras tres caras del altar se observan las
representaciones talladas en bajorrelieve de rasgos típicamente mayas, los cuales portan sobre
sus cabezas sencillos tocados, a diferencia de las grandes orejeras que lucen a cada lado de
sus rostros. Sobre la superficie de este altar se detallaron ornamentos de carácter simbólico y
geométrico.
El otro altar se localiza en el grupo D, su forma ovalada y superficie irregular le otorgan un
aspecto de animal fantástico. Su talla y sus ornamentos demasiado estilizados recuerdan los
altares zoomorfos de Quiriguá, Honduras, pero con un tratamiento diferente. Después de una
corta visita a esta zona arqueológica y de revisar la información que se ha escrito sobre Iglesia
Vieja, podemos concluir que fue un sitio muy importante, construido y utilizado como
fortaleza y punto intermedio entre las rutas de comercio que funcionaron durante la época
clásica, entre la región sur del Área Maya y el Altiplano Central mesoamericano. Finalmente,
queremos dar las gracias al maestro Eduardo Solís Torres por hacer posible la realización de
esta breve visita a Iglesia Vieja, ya que fue muy grato conocer orígenes de nuestros
antepasados, así como sus costumbres y tradiciones. Esperamos que en un futuro muy
cercano Iglesia Vieja pueda ser conocida y apreciada por numerosos visitantes.