Resumen Tyt de Grupo
Resumen Tyt de Grupo
UNIDAD 1:
La interdependencia entre procesos sociales y las experiencias de los sujetos en condiciones históricas
particulares son el problema que enfrenta la psicología social en cuanto a la construcción de su
conocimiento científico. Es inconcebible un sujeto sin sociedad como una sociedad sin sujetos, así los
reduccionismos son insatisfactorios, no hay que reducirse a un solo polo (psíquico o social).
La tarea de la psicología social nace de las temáticas teóricas y de la necesidad práctica de encontrar
solución a las problemáticas de la salud mental del mundo contemporáneo. La grupalidad es importante
para la intervención, siendo esta definida como una dimensión crucial de la experiencia humana que
tiene que ver con el vínculo social, con lo que enlaza a los sujetos entre sí y con su sociedad.
La intervención grupal abarca una dimensión práctica y una operativa sobre los procesos de grupo, que
busca lograr formas conceptuales y metodológicas para entender el trabajo de grupos, así como las
finalidades e implicaciones de este trabajo. Intervenir es un proceso de investigación-acción, que
demanda una reflexión imperiosa sobre el sentido social y de proyecto del psicólogo en ese horizonte.
Hay que pensar a la grupalidad como una dimensión constitutiva de la condición humana, fundamento
y expresión de los lazos que definen nuestro ser social en tanto destino común. La grupalidad, como
campo problemático del estudio de todo tipo de vinculo humano, constituye un verdadero
“microcosmos social”. El grupo brinda un paradigma teórico y metodológico para el análisis tanto de
vínculos intersubjetivos (entre personas), como de las instituciones que regulan nuestro ser social.
La dimensión colectiva presente en toda singularidad está sustentada por las redes simbólicas del orden
social, como son el lenguaje y las instituciones. Constituyen lo que preexiste a la sociedad y trasciende al
individuo, fundado al sujeto, transformándose así en un sujeto social (es decir, la singularidad de todo
sujeto se constituye por redes simbólicas, que son las instituciones y el lenguaje, cosas que existen antes
de que uno nazca, antes de que sea parte de una sociedad estos componentes ya están presentes, es
inevitable que te atraviesen como individuo, no se puede huir de ellas, y al entrar en el mundo del
lenguaje y de las instituciones uno se constituye como ser social).
La familia representa la matriz grupal y condición para ser sujeto, donde también el sujeto trabajara el
desprendimiento (de la familia) y elaborara sus vínculos para enlazarse al mundo social. La constitución
social del sujeto tiene como premisa que el sujeto está en una red de otros (la sociedad). Esta
constitución grupal deriva en un “yo” producto de múltiples voces provenientes de la experiencia social.
Teoría y técnicas de grupo
Para Mead, el sujeto se transofmra en un “objeto para sí”, desde la capacidad de pensarse desde la
actitud de los otros hacia él y desde la internalización de las actitudes de los otros individuos en todo
proceso social. Propone empatizar en los roles mutuos, imaginarse ocupando el lugar del otro y mirarse
como estos pueden verlos. El “otro generalizado” refiere, según Mead, a una organización de actitudes
de los sujetos que están involucrados en un mismo proceso social, al tomar esta actitud hacia sí mismo
se hace posible incorporar un sistema de significaciones social que lo inscriben en el universo humano.
(ponerse en el lugar del otro es la base de la constitución como ser social)
Desde los aportes freudianos, se propone la grupalidad psíquica como elemento central de la teoría
psicoanalítica de grupo, describiendo la organización y funcionamiento del aparato psíquico, que
consiste en la actividad de asociación/disociación entre elementos psíquicos. Así, los grupos internos son
formaciones y procesos intrapsiquicos en los cuales los elementos que los constituyen estarían
organizados por una estructura de grupo (ej: fantasía o imagen del cuerpo).
Pichon Riviere definió los grupos internos de otra manera, como sinónimo de mundo interno, constituido
por relaciones sociales internalizadas, en relación con el mundo externo. La grupalidad se sustenta en el
vínculo de la dialéctica adentro/afuera.
El mundo es organizado por el otro, dimensión referida a los procesos de reconocimiento, separación y
diferenciación, que dan paso a la construcción de la identidad, esto es lo que Auge llama “sentido
social”. El otro, cuando connota al semejante, da lugar a la identificación y la pertenencia, la identidad y
la alteridad. La identidad es un proceso de construcción y reconstrucción a través del cual el sujeto
descubre su lugar en el mundo humano.
En el campo intersubjetivo, la constitución del “yo” surge a partir de la mirada del otro y por
identificación con el otro, siendo para el psicoanálisis fundamentalmente la identificación con el
semejante.
La identidad se entiende desde paradojas. “Yo” es “otro”, es decir el dialogo con otros, los vínculos
cotidianos y referentes institucionales nos recuerdan los roles que cumplimos. Estas representaciones
que sostienen nuestra humanidad no expresan una realidad confiable, son roles dados por el orden
social y el poder.
La experiencia de grupo
BONVILLANI. CAPÍTULO I: LO GRUPAL, LOS GRUPOS... ALGUNAS PISTAS PARA PENSAR LAS
MÚLTIPLES FORMAS DEL PRESENTACIÓN DE LA EXPERIENCIA COLECTIVA
Desde que nacemos hasta que morimos nuestra vida es posible en la medida en que nos vinculamos con
otros, en que transitamos/formamos grupos.
Algunos teóricos sostienen que el concepto grupo debe ser subordinado al reino de los individuos, en
tanto lo único real son las unidades que componen el grupo, es decir, las personas. Para Allport, es una
falacia “explicar los fenómenos sociales en términos de grupo como un todo, cuando la verdadera
explicación se encuentra únicamente en las partes que lo componen, los individuos”.
Está posición supone poner en tela de juicio la existencia de grupo como objeto conceptual del
indagación, porque este no sería otra cosa que una colección de individuos, considerados los legítimos
objetos del estudio para la Psicología.
Resulta paradojal que aunque todos tengamos un conocimiento experiencial de los grupos y que,
incluso, podremos trabajar con ellos de manera constitutiva en nuestra práctica cotidiana, nos resulta
muchas veces difícil definir qué entendemos por “grupo”. Sucede que se trata de un objeto teórico
complejo que integra múltiples dimensiones analíticas que se presentan entrecruzadas.
Entonces, ¿Qué entendemos por grupo?
Desde que nacemos y de manera cotidiana formamos parte de distintos grupos. Esto pone en evidencia
con claridad dos hechos, que por estar interrelacionados pueden pensarse como dos caras de una misma
moneda:
- La sociedad debe incorporar a cada nuevo hombre que nace, para ello necesita inducir a
respetar normas y valores, inculcar modos de ver y hacer determinados y también maneras de
relacionarnos. Para alcanzar esta meta se sirve sucesivamente de estos grupos.
- Nuestra subjetividad se construye gracias a las experiencias cotidianas que tenemos dentro de
los vínculos con los otros: primeros, y más importantes, nuestros padres, hermanos, familiares y
después otros más “distantes” como maestros, pares, etc.
Ayestarán lo expresa así: “el grupo aparece como instrumento básico de socialización y la historia de los
grupos es la búsqueda de una explicación que nos permita comprender la interacción entre lo individual
y lo social”.
En este sentido, el grupo familiar se constituye en la primera agencia de la socialización.
La familia es un grupo fuertemente atravesada por la carga emocional que suponen los intensos vínculos
entre sus miembros, sobre todo si pensamos que él “encuentran su destino del gratificación y frustración
necesidades vitales, que sólo pueden ser satisfechas en y por la relación con otro”. El grupo opera
básicamente en dos sentidos:
- cómo “sostén”, porque cuando hablamos de necesidades no sólo se trata de aquellas del
carácter biológico, sino además de contener, proteger, dar seguridad, acompañar en el proceso
de apertura y relacionamiento con el mundo, etc. Y todo esto lo hace la familia
- como intermediario de un orden social. Por ejemplo, para dos referentes de Interaccionismo
Simbólico cómo son Berger y Luckmann, las interacciones con las personas significativas del
entorno intermediado de niño, es decir, padres, hermanos, familiares en general, permiten que
Teoría y técnicas de grupo
se vayan estableciendo definiciones compartidas de las situaciones que el niño vive, para
constituir de esta manera el yo y el mundo a través de la internalización. La identificación con los
otros significantes, el apropiarse e internalizar sus roles y actitudes, los cuales mediante una
progresiva abstracción, sustentada en la reciprocidad de interacciones y capacidades cognitivas
para clasificar y seleccionar, pueden ser generalizados y respetar normas sociales con
prescindencia de la imposición externa particular.
En síntesis, la familia es una organización grupal instituyente del sujeto que configura el mundo interno,
la subjetividad, en la reconstrucción e internalización de los vínculos que en ella sé experiencias.
Un elemento a tener en cuenta es que la realidad de grupo es una realidad comparativa, puesto que la
identidad grupal se constituye en tensión con la identidad de otros grupos.
La Teoría de la Identidad Social se propone integrar aspectos psicológicos en el marco de relaciones
intergrupales a estructuras macrosociales en que actúan estos grupos.
La identidad social se define como aquellos aspectos de concepto del yo basados en su pertenencia a
grupos, justo con sus correlatos psicológicos, emocionales y evaluativos.
Desde esta teoría, la Identidad Social y la pertenencia a grupos están íntimamente articuladas porque la
concepción que alguien puede del sí mismo está compuesta por descripciones del sí en términos de las
características que definen al grupo social al cual pertenece.
La identidad surge a partir de los procesos la comparación y competición social en el marco de las
relaciones intergrupales, pensadas cómo asimétrica y antagonista.
La construcción de la identidad social supone registrar subjetivamente la distinción nosotros/ellos, es
decir un proceso simultáneo del identificación con el propio grupo de pertenencia y del diferenciación
con otros grupos sociales.
La categorización es una representación cognitiva que permite clasificar a los otros y a nosotros mismos
como miembros o no de un grupo. Es por lo tanto un proceso cognitivo cómo valorativo que da como
resultado evaluaciones positivas y negativas.
Partiendo de supuesto qué las personas tratan de conseguir una identidad social positiva, la tesis que
sostiene esta teoría es que las personas tienden a valorar positivamente los atributos de endogrupo y
negativamente los de exogrupo.
La categorización está muy vinculada con la producción del estereotipo. Este proceso de simplificación y
exageración perceptiva de los ciertos rasgos que constituye al estereotipo, permite la consolidación de
sistema relacional nosotros/ellos.
La reducción a componentes cognitivos hace que la teoría pierda de vista otras dimensiones en la
construcción de la identidad. Por ejemplo se podría preguntar cómo da cuenta la teoría de aquellos
sujetos que procuran darse una identidad estigmatizada cuya autodefinición parece estar conducida por
un orden diferente, tal vez irracional.
En esta dirección se ubican las críticas de la psicología social latinoamericana. La revisión de Montero al
concepto original arroja luz respecto de la construcción de identidades sociales en grupo desfavorecidos
en el contexto de latinoamérica, para los cuales lejos de existir una sobrevaloración se observa una
minusvaloración en la comparación con otros grupos, que generando auto descalificación y percepción
Teoría y técnicas de grupo
de falta de control sobre la propia existencia se traduce en el establecimiento de relaciones de
desigualdad con esos grupos.
La teoría de la identidad social ofrece una manera de analizar los grupos, prestando especial atención a
la percepción de las diferencias intergrupales y a las connotaciones de valor asociadas a ellas, lo cual
muchas veces se constituye en un ingrediente fundamental para que exista el grupo. Otra línea de
visibilidad que habilita, tiene que ver con las posibilidades de darnos identidad que nuestra pertenencia
a grupos nos aporta.
No se trata de decir lo que los grupos son, sino de cómo vamos a definirlos desde una particular visión y
asunción teórico-epistemológica-política. Esta distinción es la que plantea Ana Fernández cuando habla
de dos niveles de existencia de los grupos:
- Fáctico, lo que nos llevaría a una teoría de lo que es, es decir, una ontología grupal
- Disciplinario, lo que nos lleva a una teoría sobre un conocimiento, es decir, una epistemología de
lo grupal
Sin negar el primero de lo que se trata es de reconocer que debemos transitar y pasaje de grupo como el
primer registro fenoménico de la experiencia, hacia la comprensión de que esto que vemos ahí como un
grupo es un recorte y una construcción resultante de las posiciones teóricas/técnicas que hemos
asumido.
Es decir evidentemente cuando decimos grupo hablamos de un conjunto de personas que han coincido
en un espacio y tiempo y que se sienten convocadas por algo en común. Lo que interpretemos de los
acontecimientos que allí observemos y cómo nos conduzcamos frente a esas personas desempeñando
roles técnicos, depende de nuestros marcos referenciales, entonces, es desde ellos desde los cuales
producimos una realidad grupal.
Fernández enuncia una distinción fundamental: los grupos no son lo grupal.
Lo grupal, es inclusivo de los grupos. Se trata más que de un objeto delimitado a priori, de un modo de
lectura de los fenómenos sociales e institucionales que resulta del recorte particular que hace quién
interpreta e interviene en la realidad. Por ejemplo, la participación en colectivos de gran tamaño como
un movimiento social, puede estudiarse a nivel grupal, es decir a través de las unidades de operación
grupales que son su expresión localizada en los territorios comunitarios.
Entonces, una de las formas de estudiar o abordar lo grupal es el pequeño grupo, que ahora se pensara
no como una obviedad inmediata (lo dado), sino como una contingencia.
Esto implica que la copresencia física es decir que dos o más personas coinciden en un mismo espacio y
tiempo, no constituye necesariamente un grupo. Lo cual pone en evidencia la idea de proceso grupal: la
copresencia es una condición necesaria pero no suficiente para ser grupo. ¿Que más tiene que existir?
Sentimientos que eligen a los miembros y que les permitan llevar adelante las tareas que los han
convocado. Que se desarrolle grupalidad,es decir la potencialidad de ser grupo, una dimensión
constitutiva de la subjetividad en tanto posibilita la experiencia de lazo social.
¿Y cómo se consigue eso?Con un tiempo significativo; que me permita saber quién tengo en frente mío,
qué puedo esperar de él, y a su vez, que les permita a los demás responder a estas mismas inquietudes
acerca de mí. En definitiva, el grupo no viene dado, se hace, se construye, se amasa.
Teoría y técnicas de grupo
Se tienen que dar un conjunto de condiciones de posibilidad para que un agrupamiento se constituya en
un grupo:
- espacio y tiempo constante
- un determinado número de personas que deben compartir el proceso
- un objetivo compartido
- la posibilidad de que los miembros desarrollen vínculos entre sí y hacia el grupo, es decir que
desarrollen lo que se llama grupalidad
- proceso psicosociales de mutua afectación.Se trata, concretamente de los sentimientos que se
despliegan en el encuentro con el otro.
Estas condiciones de posibilidad, pueden darse en forma independiente a la presencia de un técnico que
las disponga. Esto sucede frecuentemente cuando se observan procesos de pequeños grupos alojados en
las experiencias organizativas que pueden darse en cooperativas, comedores comunitarios,
organizaciones sociales diversas como movimientos sociales, por ejemplo.
Cuando estas condiciones son dispuestas deliberadamente por un técnico, hablamos de un dispositivo
grupal. Es decir, desde alguna forma de coordinación, se opera técnicamente como rol diferenciado en el
grupo, poniendo en marcha este dispositivo.
Los dispositivos grupales se particularizan en función tanto de los campos de aplicación (clínico, social,
educacional, etc.) como por los supuestos teóricos desde lo que se sostiene. En consecuencia, no será lo
mismo un dispositivo grupal pensado desde el psicoanálisis qué otro pensado desde el cognitivo social.
El aporte más importante que nos la perspectiva crítica de Fernández sobre lo grupal es la necesidad de
evitar caer en esencialismos a la hora de definir grupo, lo que nos llevaría por el camino denunciar
determinada característica como definitoria, con exclusión de los contextos o los momentos socio
históricos en los cuales estamos pensando sobre los grupos.
- de esta manera se está pensando lo grupal como una forma de organización colectiva que
atraviesa distintas experiencias microsociales en orden a la satisfacción de necesidades diversas
configurando distinta sociabilidades, pero también negociaciones y acuerdos.
Esto quiere decir que el desarrollo de la grupalidad en colectivos en situación de pobreza puede
considerarse una estrategia de reposicionamiento efectivo en el espacio social. Por lo tanto, se hace
necesario dimensionar en nuestras prácticas los procesos de asociatividad colectiva como potenciales
estrategias emancipadora de los sujetos.
Cuando el grupo depende o está insertó en determinado organización social, hablaremos de grupos con
un encuadre institucional, debido justamente a qué está pertenencia la otorga mayor nivel de
formalización y el necesario apego a una normatividad preexistente al propio grupo. El prototipo en este
caso suele ser el grupo que conforma un equipo de trabajo.
Mientras que la denominación grupos espontáneos, se reservará para aquellos que no dependen de una
organización determinada, y por ello presentan escaso o nulo nivel de formalización. El ejemplo clásico
en este último caso suele ser el grupo de amigos.
También puede diferenciarse entre grupos naturales y grupos de laboratorio, en la medida en que en el
marco de una investigación se pueden generar de manera artificial grupo de personas a los fines de
realizar determinado estudio.
Los propósitos que el grupo permitiría realizar son: de aprendizaje, autoayuda, terapéutico, reflexión, de
gestión colectiva de necesidades, investigación, trabajo.
1. LOS PIONEROS
Los primeros estudios que tomaron al grupo como objeto autónomo fueron los que se desarrollaron en
las décadas de 1920 y 1930.
Tomaremos los aportes de:
- Moreno: utiliza el sociograma como método para medir la atracción y el rechazo entre los
miembros del grupo. Esta técnica permitía conocer fenómenos grupales tales como la posición
dentro de la estructura interna de roles, los patrones de amistad o formación de subgrupos,
subrayando la importancia de la dimensión informal interna del grupo.
- Mayo: puso en evidencia cómo algunos componentes psicológicos que se juegan en la relación
entre los miembros de un grupo son decisivos a la hora de determinar la productividad grupal.
Sus estudios en la planta Hawthron, mostraron que el mejor rendimiento del individuo depende
más de la interrelación afectiva entre ellos que de la mejoras en sus condiciones de trabajo.
- Lewin: es el autor que más reconocimiento en el campo de estudios sobre grupos ha tenido;
incluye la creación del primer centro especializado en la indagación de los fenómenos grupales.
Un concepto de su teoría es el espacio vital, que define como un campo de fuerzas en el que los
individuos se mueven en cada momento. Y resulta de la relación entre dos factores: la persona y
su ambiente psicológico y, en consecuencia, piensa el comportamiento humano en términos de
Teoría y técnicas de grupo
una ecuación entre el individuo y el medio ambiente. Además, está dividido en regiones, cada
una de las cuales ejerce un atractivo o repulsión sobre la persona, lo cual explica la locomoción
de una región a otra, haciendo que el espacio vital se ha concebido como un campo de fuerzas
dinámico, es decir, en continuo proceso de cambio. Lewin extrapolo su modelo de explicación de
la conducta individual para el análisis de los grupos: los cuales se consideraron desde esta
perspectiva como regiones del espacio vital de los individuos. Además, los propios grupos se
pensaron como campos de fuerzas, siendo la conducta grupal resultado del sistema de tensión
entre sus miembros en una situación determinada.
Las investigaciones de Lewin tendieron explicar de qué manera un grupo logra cohesionarse y
permanecer como totalidad dinámica, es decir en continuo movimiento de las fuerzas que lo
componen. Los hallazgos producidos en estos experimentos se transfirieron para explicar la
dinámica de grupos en la vida cotidiana (escuelas, talleres, comunidades).
El acento que Lewin pone en entender al grupo como un sistema de interdependencia entre sus
miembros, supone avanzar sobre las caracterizaciones individualistas de los grupos.
Por otra parte, pensó a los grupos como estructuras espaciales en las cuales los elementos del
aquí y ahora son los que influyen en la producción del comportamiento grupal. Crítica a la que
Martín Baró engloba en el concepto de ahistoricismo.
Durante las décadas del 20, 30 y 40, los estudios que se producían estaban centrados en el
propio grupo, en lo que pasaba en su interior, en la dinámica de relación entre sus miembros.
A través de las experiencias de Mayo y Lewin, se había descubierto que cuando las personas se
juntaban para realizar algo los resultados eran mejores que cuando lo hacían sola o por
separado. De ahí que el grupo fuera pensado esencialmente como un instrumento para lograr
mayor eficiencia en la resolución de una tarea, en la toma de una decisión, o en la posibilidad de
cambiar hábitos de vida de acuerdo a los requerimientos de cierto orden social.
Introducción:
Los discursos respecto a la grupalidad fueron organizando una infatigable torre de Babel. ¿Cómo
transitar por ella? Los múltiples campos de intervención instituídos, las variadas técnicas implementadas,
la enunciación de discursos teóricos de diverso origen dibujaron, un cierto recorte disciplinario. Sin
embargo no puede considerarse que sea pertinente hablar de un cuerpo teórico sistemático de lo grupal.
Lo que sí puede encontrarse en su Babel es un dámero de opciones teórico-técnicas y ciertos perfiles
profesionales que utilizan abordajes grupales en sus respectivos campos de trabajo. Se propone un
criterio de elucidación crítica: Elucidar es una: labor propositiva, una exploración a cerca de… inacabada,
sujeta a revisiones y ajustes provisorios, aunque no por eso menos rigurosos; se tratará de pensar sobre
lo hecho mientras se buscará conocer con mayor precisión eso que como hecho deberá ser deshecho,
para entender su irradiada composición, otorgando a la actividad de-constructiva un lugar central en la
tarea de elucidación.
Su intención se aleja de definir qué son los grupos, y se orienta a esbozar algunas ideas que otorguen
instrumentos básicos para pensar una teoría de lo que hacemos cuando instituimos grupos. En primer
lugar, se enfatiza una diferenciación: los grupos no son lo grupa, importa por lo tanto una teoría de lo
que hacemos y no una teoría de lo que es. Su preocupación es epistémica (cómo se construyen los
conocimientos sobre lo grupal) y no óntica (qué son los grupos.). En segundo lugar, es importante
subrayar que las diferentes teorías sobre lo grupal no son sólo producciones discursivas; son por el
contrario, el resultado de una serie de factores articulados. En tercer lugar, no hay que olvidar que una
teoría demarca sus áreas de visibilidad e invisibilidad, sus enunciados y sus silencios, como resultado de
la articulación de los factores mencionados. Una indagación que se propone crítica, lejos estará de
buscar acuerdos o desacuerdos con los autores abordados.
Un trabajo de elucidación crítica abre la posibilidad de focalizar entre los cursos y recursos de la Babel de
los grupos aquellas áreas de visibilidad sobre los acontecimientos grupales que determinados
dispositivos han posibilitado y cuáles han quedado necesariamente invisibles. Lo invisible dentro de una
teoría, es el resultado necesario y no contingente de la forma en que se ha estructurado dentro de ella el
campo de lo visible. Por último, “crítica”, no significa evidenciar los errores, mostrar desacuerdos o
adhesiones, sino más bien presuponer que aquello que una teoría “no ve” es interior al ver; en tal
sentido sus invisibles son objetos prohibidos o denegados; puede pensarse entonces que el nivel de lo
enunciable que una teoría despliega será la transacción, el compromiso discursivo, pero también
Teoría y técnicas de grupo
institucional-histórico de sus visibilidades y sus invisibilidades, de aquello que le es posible pensar y de
sus impensables, de sus objetos afirmados y sus objetos denegados. En síntesis el criterio propuesto no
se sostiene en la premura de legitimar lo que ya se sabe, sino en abrir interrogaciones sobre lo
enunciado y sus prácticas que permita pensar los problemas de otro modo. Se propone un doble camino
de construcción y re-construcción de teorías y prácticas. Por eso elucidación que se propone crítica y en
tanto crítica, ética.
La manera de leer que una actitud de elucidación crítica implica se aleja de un tipo de abordaje a los
textos y autores muy difundido en el medio “psi”. Necesariamente debe buscar criterios de lectura que
se aparen del texto-verdad, se distancien del supuesto por el cual la práctica de lectura es un acto de
revelación; esta forma “bíblica” de pensar el texto como continente de una verdad-revelada-ahí pone al
lector en una única posición: el desciframiento. Si bien esta manera de leer suele ser muy característica
en el medio “psi”, no es privativa de él; puede observarse en diversos medios académicos y políticos.
Varias son las consecuencias de esta manera de leer; una de las más relevantes es la dogmatización del
cuerpo teórico, este proceso posibilita en el plano teórico mismo la gestión de una ilusión: la teoría
completa; a partir de esta ficción ninguna invisibilidad será posible de ser pensada, la actitud de
interrogación caerá bajo sospecha, las falacias de autoridad será una práctica cotidiana de legitimación.
Un efecto institucional de esta situación es la repetición al infinito de la necesidad de clasificaciones que
tipifiquen a sus integrantes en ortodoxos y heterodoxos; expulsiones, rupturas y fracciones y pleito de
membrecía se suceden cotidianamente. Estos procesos teóricos-institucionales van produciendo una
transformación en la posición del discurso en cuestión: de constituir un discurso autorizado pasa a
instituirse como el discurso de la autoridad. Frente a esta forma de lectura es importante evitar tanto la
sumisión a la repetición del discurso legitimado, como la descalificación de sus valores de enunciado. El
campo grupal no presenta un cuerpo teórico sistematizado; en este sentido esta situación podría
transformarse en una ventaja ya que puede ofrecer mejores condiciones para la formación de un
método de pensamiento crítico. La tradición de la teoría crítica ha evitado la producción de sistemas
teóricos cerrados, prefiriendo el contrapunto y la interrogación. En este sentido es que en esta
propuesta se ha elegido un criterio de lectura de-construcción/re-construcción; donde las teorías pueden
pensarse desde lo múltiple y no desde lo uno. En síntesis, el contrapunto y la interrogación como
método para que las teorías mantengan su vigor en la subversión de aquello que se ha cristalizado como
obvio. La legitimación del campo grupal no pasaría por lograr constituir una teoría de los grupos sino por
plantearse tal espacio como un campo de problemáticas en el seno del cual habría que discutir sus
criterios de demarcación, los rigores epistémicos y metodológicos para que sus contrapuntos locales y no
globales puedan operar como “caja de herramientas” y no como patch-work teóricos y donde se pueda:
diluir el fantasma que atraviesa las formaciones grupales, fantasma que confunde las acciones en grupo
con las experiencias grupales que se realizan orientadas por una concepción desde la cual se analizan y
justifican.
Teoría y técnicas de grupo
C. Los tres momentos epistémicos
En la constitución de saberes y quehaceres grupales, tales momentos, más que indicar un sentido
cronológico, expresan ciertas formas características de pensar las legalidades grupales.
-El primer momento epistémico se organiza a partir de pensar al grupo como un todo. La influencia de la
Gestalttheorie hizo posible afirmar que en un grupo, el “todo es más que la suma de las partes”. Hay allí
una primera intuición, aquella que otorga a los pequeños colectivos un plus irreductible a la suma de sus
integrantes. Es en la indagación de tal plus que se delimitan los primeros recortes disciplinarios. Entre
ellos se destaca, la Dinámica de los Grupos. Entre 1930 y 1940 se instituyeron ciertos criterios en virtud
de los cuales comenzó a pesarse en “artificios” grupales para abordar algunos conflictos que acontecían
en las relaciones sociales. Cobran visibilidad conflictos humanos en la producción económica, en la salud,
en la educación, en la familia, y las instancias organizativas de la sociedad pasan a considerarlos como
parte de los problemas que deben resolver. Desde diferentes puntos de origen se inventa una nueva
tecnología: el Dispositivo Grupal, y un nuevo técnico: el coordinador de grupos. Estos movimientos se
sostuvieron desde una convicción: el grupo es más que a suma de las partes. Tal plus grupal hace de los
grupos, a partir de allí, espacios tácticos con los que se intentará dar respuesta a múltiples problemas
que el avance de la modernidad despliega. Teorizar tal plus grupal ha sido una preocupación constante
de las diferentes corrientes grupalistas, todas enfrentan una misma dificultad: el plus grupal es fácil de
poner en evidencia, pero se vuelve sumamente difícil producir enunciados teóricos que den cuenta de él
y del orden de legalidades que lo sostienen.
-El tercer momento epistémico se perfila, a partir de las dificultades que presentan las disciplinas de
objeto discreto para abordar ciertas realidades disciplinarias sin caer en algún reduccionismo. El campo
grupal, en la búsqueda de su legitimidad, se despliega hoy en la compleja labor de desmontar dos
ficciones siempre recurrentes: la ficción del individuo, que impide pensar cualquier plus grupal y la
ficción del grupo como intencionalidad que permite imaginar que el plus grupal radicaría en que ese
colectivo posee intenciones, deseos o sentimientos. El análisis crítico de tales ficciones implica un cambio
de paradigmas teóricos y una profunda revisión de las prácticas grupales instituidas. Se enfatiza la
necesidad de evitar soluciones reductivas y mantener la posibilidad de sostener algunas tensiones
operando en su productividad problemática. Esto implica, la posibilidad de sostener la tensión entre las
Teoría y técnicas de grupo
especialidades disciplinarias y los saberes transversalizados. En el marco de tales objetivos que se ha
propuesto un criterio genealógico en el análisis de saberes y prácticas que permita referir los mismos a
su problematización. Para ello un par antinómico: Individuo vs. Sociedad exige su elucidación crítica. La
de-construcción de este a priori conceptual abre la posibilidad de realizar un pasaje de un criterio
antinómico de individuos vs. Sociedades, hacia una operación conceptual que pueda evitar una
“resolución” reduccionista y se permita sostenerla tensión singular-colectivo. Singularidad y colectividad
que sólo sosteniendo su tensión hacen posible pensar la dimensión subjetiva en el atravesamiento del
deseo y la historia.
Tanto el término francés groupe, como el castellano grupo, reconocen su origen en el término italiano
groppo o grupo. Groppo aludía a un conjunto de personas esculpidas o pintadas, pasando hacia el siglo
XVIII a significar una reunión de personas, divulgándose rápidamente su uso coloquial. El grupo
scultorico es una forma artística propia del renacimiento, a través de la cual las esculturas que en
tiempos medievales estaban siempre integradas al edificio, pasan a ser expresiones artísticas en
volumen, separadas de los mismos, que permiten para su apreciación caminar alrededor; cambia así la
relación entre el hombre, sus producciones artísticas, el espacio y la trascendencia; otra de las
características al señalar del groppo scultorico es que sus figuras cobran sentido cuando son observadas
como conjunto, más que aisladamente. Contemporáneamente a la inclusión del vocablo en lengua
francesa, se imponen en inglés y en alemán vocablos análogos. Señala Anzieu que las lenguas antiguas
no disponen de ningún término para designar una asociación de pocas personas que comparten algún
objetivo en común. Si bien un vocablo esconstruido para hacer referencia a una producción existente,
los actos de denominación, son piezas claves en las construcciones que realizan los actores sociales para
producir sus “representaciones” de la realidad socio-histórica en que viven. Es necesario pensar
entonces que lospequeños colectivos humanos no habrían cobrado la suficiente relevancia como para
formar parte de la producción de las representaciones del mundo social en que vivían, quedando así sin
nominación, sin palabra.
B. Líneas de significación
Pareciera ser que una de las primeras acepciones del término italiano groppo, antes de llegar a ser
reunión o conjunto de personas era nudo. Están presentes en el vocablo dos líneas que frecuentemente
se encuentran en la reflexión sobre lo grupal, dos líneas que insisten en esta reflexión. Por una parte, la
línea de insistencia Nudo; la figura nudo abre otra forma de interrogación sobre la misma cuestión ¿qué
anudamientos-desanudamientos se organizan dentro de un conjunto reducido de personas?. Por otra, la
masa redondeada parecería portar, implícitamente, la idea de círculo, en el sentido de reunión de
personas: agrupaciones de oficios, comerciales, clubes, políticos,etc., que retomando una antigua
tradición celta daría idea de círculo de iguales. Nótese que aun en la actualidad gralmente se elige la
distribución circular en el trabajo con grupos. Esta forma tan característica connota algo que trasciende
el espacio mismo, que va más allá d la eventual organización de sus actividades; implica, una particular
estructuración de los intercambios entre los integrantes.
Teoría y técnicas de grupo
C. Referentes etimológicos
En primer lugar sorprende la modernidad del vocablo. El groppo aparece con el renacimiento, momento
de profundas transformaciones, políticas, económicas, familiares; momento de giros epistémicos y de
modificaciones de las weltanschauungen. Es en el complejo tránsito de las servidumbre con Dios, el
señor, y la fe hacia las autonomías, as ciencias, las artes no religiosas y el libre mercado donde se van
creando las prefiguraciones del individuum; tránsito que harán posible a partir de Descartes, las grandes
reflexiones modernas del sujeto y el surgimiento de las ciencias humanas. El groppo se autonomiza al
separarse del edificio asentándose en los atrios y en las plazas. Al mismo tiempo se produce la
nuclearización de la familia. Este tránsito de “ la casa” a “ la familia” no es cuestión atinente sólo a la
historia de la vida cotidiana, sino que puntúa tránsitos claves desde las relaciones de producción hasta la
constitución de las subjetividades; se acentúa la intimidad, la individuación, las identidades personales,
el uso de nombres y apellidos particularizados, etc. La preocupación por la noción de individuo comparte
el escenario de surgimiento de las ciencias humanas; con ellas nace dentro de la gran pregunta a la que
esas nuevas áreas del saber intentan dar respuesta: ¿Qué es el hombre? En las formas del ser social del
feudalismo no había lugar para ninguna pregunta sobre el individuo, ausentes estaban las nociones de
individuo, individualidad, intimidad,, éxito individual, felicidad personal. La temática de la individualidad
o de la identidad personal, comienza a desarrollarse con el advenimiento de la sociedad industrial y se
organiza un cambio radical en la prioridades de a vida, apareciendo en primer plano el libre albedrío y la
felicidad personal. Paulatinamente se van delineando las áreas del saber que conformarán las ciencias
humanas o humanidades y las antropologías filosóficas. El hombre se tomará como objeto privilegiado
de reflexión en estos campos de saberes; los tiempos de las taxonomías serán reemplazados por la
pregunta por el ser de lo humano. La temática de la subjetividad adviene así al escenario filosófico-
científico de la época. Puede pensarse entonces que la producción del vocablo grupo es contemporánea
a la formación de la subjetividad modera y a la constitución del grupo familiar restringido. La
“grupalización” de la vida familiar al restringir la familia extensa implicará algo más que una reducción de
personas. Sostiene un cambio significativo en los anudamientos subjetivos de sus miembros. Han
cambiado sin dudas las prioridades en las vidas de las personas, pero también los enlaces tanto
contractuales como subjetivos entre los integrantes de la familia. Cambio en el espacio micro social que
reproduce y sostiene, pero también produce al infinito, las nuevas formas de gobernabilidad y consenso.
El vocablo grupo, en su acepción actual, se produce en aquel momento histórico que vuelve “necesaria”
tal palabra para la producción de representaciones del mundo social. La aparición de este vocablo se
inscribe en el complejo proceso de transformaciones tanto de las formas de sociabilidad, da las prácticas
sociales y de las subjetividades, como de nuevas figuraciones que los actores sociales darán a las
“representaciones” que construyen del mundo en que viven. Las transformaciones socio-históricas que
dan origen a la constitución de la subjetividad moderna son parte de los procesos de gestión de los
pequeños agrupamiento, entre ellos la nuclearización de la familia. En síntesis, el vocablo grupo surge en
el momento de constitución de la subjetividad moderna. Su etimología refiere a un número restringido
de personas asociadas por un algo en común. Se destacan dos líneas: la figuración nudo, que sugiere
interrogación sobre qué es lo que hace nudo y lleva implícitos necesarios enlaces y desenlaces entre sus
integrantes, y la figuración círculo, que remite a las formas de intercambio que se producen entre los
miembro de tales grupos. No se usa aquí el término nudo en un sentido analógico: “el grupo es como un
nudo” sino en un sentido metafórico, entantofugura nudo que aspira a producir efecto de significación.
Con la figura nudo, se intenta subrayar los anudamientos-desanudamientos de subjetividades, los
Teoría y técnicas de grupo
enlaces-desenlaces diversos, puntuales, simultáneos, fugaces o duraderos, de subjetividades que se
producen en los acontecimientos grupales. En este sentido, preguntarse por la especificidad de lo grupal
es abrir interrogación por las particularidades de tales anudamientos cuando se constituyen en lo que se
ha dado en llamar pequeños grupos.
Frente a algunas preguntas muy clásicas respecto a los grupos como ¿cuántos individuos conforman un
grupo?, se centrará la reflexión sobre conjuntos restringidos de personas; quedan por tanto excluídos de
esta elucidación grupos humanos más amplios, colectividades, masas, clases sociales, etc. Se ha visto ya
que el mero “juntarse” no constituye un grupo. Desde la etimología ha podido observarse que el groppo
scultorico poseía cierta forma particular de agrupamiento y que posteriormente el vocablo grupo
comenzó a designar reunión de personas, círculo de personas con algo en común, “agrupaciones de
oficios, comerciales, etc.” Es decir que serán necesarias determinadas actividades en común y ciertas
formas organizacionales. Por otra parte, la figura nudo indica que en tal agrupamiento se formarán
“anudamientos-desanudamientos”.El número restringido de personas no remite simplemente a una
cuestión formal o numérica; en tanto se lo ha asociado con la figura nudo, se afirma que esta
característica: número restringido, orientará en forma significativa los intercambios que entre tales
personas se produzcan.
A. Antinomia individuo-sociedad
El problema de la relación de los individuos entre sí ha sido considerado desde diferentes puntos de
vista. Podrían esquematizarse las posiciones más opuestas diciendo que desde una de ella se considera
al individuo, en tanto singularidad, como una realidad en sí mismo; sólo él percibe, piensa, ama u odia,
se siente responsable, toma decisiones, etc. El grupo, lasociedad, lo colectivo serían generalizaciones
teóricas que no tendrían otra consistencia que la realidad misma de ese individuo. En la tesis contraria, el
individuo como tal, independientemente de los demás sería una entidad lógica. Únicamente el grupo, el
colectivo, la sociedad, son reales; sólo a través de dicha realidad se presentifica la instancia individual.
Según esta concepción, el individuo sería producto de su ambiente, sea él consciente o no de ello; el
individuo sería un cruce de relaciones sociales. Tanto en una como en otra posición, la relación
individuo-sociedad está pensada desde un criterio antagónico, es decir, que ambas “resuelven” la
compleja tensión entre lo singular y lo colectivo desde un paradigma disyuntivo según el cual la
singularidad y colectividad conforman un par de contrarios; presentan, por lo tanto, intereses
“esencialmente” opuestos y se constituyen desde lógicas “esencialmente” diferentes. Se pueden
puntuar en este sentido dos formas típicas de “resolver” tal tensión: el psicologismo y el sociologismo. El
primero más frecuente en el pensamiento liberal; conserva la tendencia a reducir los conceptos sociales
a conceptos individuales y psicológicos. El segundo, más frecuente en el pensamiento socialista, ha ido
en sentido contrario: hacia la reducción de los conceptos individuales a una idea globalizada de la
historia y de la sociedad. Ambos fomentan un antagonismo entre individuos y sociedades, el primero en
favor de una idea abstracta de individuo, el segundo en favor de una idea abstracta de la sociedad.
Obsérvese como desde este tipo de planteos, quedan en cuestionamiento diversas antinomias
Teoría y técnicas de grupo
simultáneamente, así no sólo lo singular y lo colectivo sino también lo objetivo y lo subjetivo, lo material
y lo ideal,la economía y la cultura, abriendo nuevas formas de enlace entre lo imaginario y lo social.
B. Espacios
La preocupación por pensar las relaciones y diferencias entre individuos y sociedades es, sin duda, una
característica fundante en las ciencias humanas, las filosofías y las ciencias y prácticas políticas de la
modernidad. Se señalan dos espacios donde estas consideraciones se han desplegado. Espacio científico-
académico y ético-político.
C. La categoría de intermediario
Esta caracterización de los grupos como mediadores, es decir, como espacios intermedios entre
“individuos” y “sociedades” lleva implícito cierto concepto operativo, a través del cual dados dos
Teoría y técnicas de grupo
conjuntos diferentes previamente demarcados habrá que buscar sus relaciones, sus puentes
articuladores. Dadas dos disciplinas ya constituidas- psicología y sociología- se vuelve necesario
demarcar nuevos campos disciplinarios intermedios, articuladores. En este caso, una psicología de los
grupos. Esta noción articuladora es el concepto de intermediario. Kaes plantea tres caracteres generales
asociados a la categoría de intermediario:
1.Lo intermediario como función de lo articular, por el cual lo intermediario funciona en el campo de lo
discontinuo, en tanto resultado de una separación entre elementos q se trata de rearticular por medio
de una suerte de “bypass” teórico. Desde esta perspectiva, lo intermediario está pensado tmb como un
proceso de reducción de antagonismos.
3. Si bien las dos primeras características hacen aparecer a lo intermediario como la necesidad de lo
continuo, principio o agente de concatenación, la tercera insiste ensu función estructurarte y en su
responsabilidad respecto del pasaje de una estructura a otra.
Además de señalar estos tres aspectos, Kaes propone una distinción entre intermediarios de tipo 1, q
operan en un campo homogéneo, en el interior de una misma estructura o de una concatenación, e
intermediarios del tipos2, q articulan dos conjuntos heterogéneos, heterónomos, de niveles lógicos
diferentes.
Aquello aconteceres q en el grupo aparecen como lo dado, el dato primero, son en realidad
construcciones realizadas desde el a priori conceptual, dada su invisibilidad se ofrecen como la
“evidencia de los hechos”, cuando en realidad son un efecto de teoría. Son muchas las formas en que los
reduccionismos se pueden presentar. Tanto la teorizaciones como el lugar de la coordinación suelen
oscilar entre dos ficciones: la figura del gran individuo o el espejismo de los grupos como
intencionalidad. En este sentido se vuelve necesario un cambio de paradigma, de un criterio antinómico
de individuos vs sociedades, hacia una operación conceptual q puede evitar una falsa resolución
reduccionista y se permita sostener la tensión singular-colectivo. Singularidad y colectividad que sólo
sosteniendo su tensión harán posible pensar a dimensión subjetiva en el atravesamiento del deseo y la
historia.
D. El problema epistémico
UNIDAD 2:
Toda vez que nos acercamos a otro lo hacemos por necesidad. No obstante el resto de nuestra vida,
dependemos de nuestras relaciones para sostenernos. Puede decirse que la necesidad, o si se quiere el
deseo, es el motor del VINCULO.
Desde la perspectiva de Pichón Riviere, la necesidad es la piedra basal sobre la que se asienta el grupo,
“toda conducta será entonces en función de una necesidad, entendiendo por necesidad la percepción de
una carencia de un desequilibrio” (Woronowski)
La percepción de una tensión interna (necesidad) motiva acciones destinadas a obtener la gratificación,
la satisfacción de la necesidad y esta es la condición de emergencia de la “tarea”. Necesidad- objetivo-
tarea, conforma el primer organizador interno del grupo, de acuerdo al planteo de Pichón Riviere.
Teoría y técnicas de grupo
Necesidades, motivaciones, expectativas: una breve distinción conceptual.
La noción de “necesidad” presenta una interesante riqueza teórica, ya que pone en juego la interaccion
de las dimensiones tanto individuales como colectivas, socioculturales.
Las necesidades deben ser comprendidas como carencias y a la vez como potencialidades.
“Potencialidad” significa que el reconocimiento de la necesidad puede conducir a la motivación y en la
medida en que movilice a la acción en búsqueda de satisfacer esa necesidad. No existe una vía directa
entre necesidad y acción por satisfacerla.
Puede suceder también que debido a procesos de naturalización de las propias condiciones de vida, los
sujetos no signifiquen como necesidad una determinada situación. A merced de un proceso socio-
histórico de construcción de hegemonía, determinados grupos en situación de desventaja frente a otros
que tienden a resignarse ante esta situación, naturalizándola y, en consecuencia, limitando sus
posibilidades de luchar para que estas condiciones de vida que los oprimen se modifiquen.
Respecto al concepto de “motivación” se puede recuperar para pensar la lógica grupal en la medida en
que pone en primer plano la posibilidad de “movilizar la acción” de los sujetos a la participación con
otros. Bourdie y otros autores criticaron el concepto en el sentido de quitarle su marca “individualista”,
para pensar que se trata del registro subjetivo de un proceso social. Es decir, no debemos confundir una
forma de acceso (a través del agente) con la génesis de la motivación (social). “estar motivado para….”
aunque aparece en el registro discursivo en primera persona como una apropiación pura del yo, se trata
de una construcción socio-cultural: lo que se quiere o se desea para si mismo, esta condicionado por una
campo de posibilidades/imposibilidades que derivan de la pertenencia social del hablante.
Schultz propone por “motivo” a la construcción de sentido mas simple con la cual una acción es
interpretada por el actor.
-“Motivo-para”: desde el punto de vista del actor, se refiere al futuro porque designa el estado de cosas
que resultara de su acción proyectada hacia adelante. El “motivo-para” es el propósito para el cual se
realizara la acción.
-“Motivo-porque”: desde el punto de vista del actor se refiere al pasado, es decir a las experiencias que
pretéritamente lo llevaron a actuar como lo hizo. El “motivo-porque” es la razón o causa del acto.
Retomando lo dicho en relación a la forma de entender el universo motivacional, debemos hacer jugar
los condicionamientos sociales en esta compresión de los motivos, es decir ver en cada formulación que
el agente hace de ellos, el anclaje subjetivo de las coordenadas de clase, genero, y generación a las que
el mismo pertenece.
Cuando alguien afirma querer o no querer algo para si, debemos preguntarnos como esta jugando en esa
formulación este sentido incorporado de lo “lo pensable y los impensable, de lo que es para nosotros o
no lo es, lo posible y lo no posible”, que es el sentido (social) de los limites.
No existe una relación necesaria entre el registro de la necesidad y puesta en marcha de objetivos o
tareas grupales.
Teoría y técnicas de grupo
En síntesis, resuelta necesario deconstruir la constelación pichoniana necesidad-objetivo-tarea para
pensarla como “no inmanente”: no existe una relación de necesariedad entre los tres elementos.
¿Quiénes deciden que debe considerarse necesario? Se trata nada amas y nada menos que determinar a
que deberemos atender en tanto sociedad, a que se le dará prioridad y de que manera se satisfacera la
necesidad. Fraser pondrá el foco en la determinación de quien es el actor legitimado socialmente para
definirlas y las formas de tramitar su satisfacción. Se trata de considerar entonces, las “políticas de
interpretación de necesidades”. El no tener en cuenta la dimensión política que esta inscripta en la
definición de necesidades, impide que se comprenda hasta que punto estas pueden ser el resultado de
una imposición de puntos de vista e intereses de grupos sociales dominantes en relación a otros que son
los que efectivamente las experimentan.
A nivel microsocial, como el de los llamados “pequenos grupos” , importa analizar que lleva a una
persona acercarse a ese colectivo, que necesidad considera que podrá satisfacer a través de esa acción.
Respecto de no considerar a los grupos como islas, en este caso esta pregunta debemos formularla
prestando atención al marco organizativo en el cual esta operando el grupo. Los grupo-clase son
“grados” o “cursos” que están integrados por un conjnto de personas que tal vez no se eligieron entre si
para construirse como tal, y, menos aun, no lo eligieron a uno como docente o, si pensamos en le
dispositivo grupal, no lo eligieron a uno para que ocupara ese rol técnico especifico.
Uno puede preguntarse en estos casos: si ellos pudieran, ¿elegirian esta forma de trabajo que
propongo?, incluso, ¿me elegirían como coordinador?
Estas consideraciones nos sirven para no dar por sentado que toda vez que un conjunto de personas
coinciden en tiempo y espacio, con un objetivo común, ese objetivo que persiguen responde libremente
a una necesidad sentida por todos. Una vez mas: el camino necesidad-objetivo-tarea no es directo ni
automático.
Las necesidades de las personas que conforman una comunidad pueden ser traducidas como encargos o
como demandas. También se constituye en un importante analizador para pensar de que forma, actores
sociales dominantes en el espacio social, “formatean” las necesidades de los grupos vulnerabilizados,
imponiendo visiones del mundo y formas de acción grupal.
Serrano y Vicherat distinguen entre una lógica instrumental y una expresiva para dar cuenta de las
necesidades/motivaciones que pueden articular las personas con los grupos: “La lógica instrumental
supone articular los esfuerzos colectivos en torno a la obtención de beneficios materiales específicos que
vienen predefinidos desde la oferta publica. La lógica expresiva tiene que ver con la capacidad de
generar espacios de encuentro colectivo en los que la propia subjetividad se pone en juego yes
reconocia”. Esta clasificación podría ser completada con lo que propone Fraser cuando habla de dos
tipos de injusticias que generan dos tipos de demandas en el espacio público: las socioeconómicas,
arraigadas en la estructura política-económica de la sociedad, ej: explotación, marginación económica,
etc. La segunda forma de entender la injusticia es la cultural o simbólica, ej: dominación cultural, no
reconocimiento, irrespeto, etc.
Teoría y técnicas de grupo
Detalle de algunas de las necesidades “expresivas”, las cuales muestran el rol central que adquiere la
dimensión del sujeto y el espacio qye se reclama para el yo.
Dentro de la lógica instrumental ubicaremos específicamente todas las motivaciones que se orienten a
satisfacer necesidades materiales comunes: búsqueda de alimento, abrigo, mejoramiento del hábitat
salud, etc. La lógica instrumental nos lleva a reucperar un concepto que hoy en dia ocupa mucho espacio
en las preocupaciones de las cs sociales como es el de “capital social” que es la capacidad de las personas
de actuar en común y participar en grupos y organizaciones guiadas por normas de reciprocidad e
intercambio basados en la confianza mutua.
El enfoque que Bourdie le da al capital social es “capital” como una metáfora general para expresar
recursos diferenciales de poder, ya que la estructura social esta constituida por campos de lucha por
dicho poder. El capital social no se distribuye de manera homogénea en el espacio social: algunos
grupos están en situación de desventaja en esta lucha por obtenerlo.
Teoría y técnicas de grupo
ANA QUIROGA. CONCEPTO DE GRUPO Y LOS PRINCIPIOS ORGANIZADORES DE LA ESTRUCTURA
GRUPAL EN EL PENSAMIENTO DE PICHON RIVIERE.
Pichón caracteriza al grupo como ¨un conjunto restringido de personas que ligadas por constantes de
tiempo y espacio, y articuladas por su mutua representación interna se propone, de forma implícita o
explícita, una tarea que constituye su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de
asunción y adjudicación de roles¨
Para Pichón, la psicología se define como social a partir de la concepción del sujeto, que es entendido
como emergente, configurado en una trama compleja en la que se entretejen vínculos y relaciones
sociales. La subjetividad está determinada histórica y socialmente, y el sujeto se constituye como tal en
proceso de interacción, en una dialéctica e interjuego entre sujetos, de la que el vínculoconstituye
unidades de análisis. Sujeto aparece bajo un doble carácter, como agente y a la vez configurándose en
un proceso.
Nuestra reflexión (los autores) es del sujeto como sujeto de la necesidad, la sujeción a la necesidad como
punto de partida de la acción destinada a obtener la gratificación, es la condición de una tarea, en la que
el sujeto se proyecta al mundo externo, con una estrategia y direccionalidad. Este interjuego entre
necesidad y satisfacción define al sujeto como sujeto de la acción, como actor, situándolo en una
dimensión histórica, en su temporalidad.
Desde pichón entonces, la psicología social no es una psicología de los grupos sino una reflexión acerca
del sujeto y su comportamiento. La interacción en la que el sujeto emerge es la articulación de sus
determinaciones internas y externas.
La conducta solo puede ser r descifrada en la red vincular en la que se configura. El sujeto se comporta
en el contexto de su experiencia y solo en ese contexto la conducta adquiere significado y coherencia.
Desde este encuadre grupal la enfermedad mental como comportamiento que rompe las expectativas
sociales pierde su carácter siniestro, se puede modificar en el contexto grupal.
Para Pichón, los roles en un grupo están requeridos desde la tarea, ya sea para realizarla o negarla. El rol
del coordinador esta requerido en función de la tarea y a partir de los obstáculos que surjan.
Podemos decir que a partir de la mutua representación interna, se configura un lugar del grupo que no
es solo su ámbito espacial, sino la estructura representacional que se apoya en todos y cada uno de los
miembros del mismo. Es en este proceso de mutua representación interna que emerge el nosotros, la
vivencia de la unidad vincular o grupal.
Grupo operativo: un dispositivo técnico. Una práctica. Y en este caso una práctica que se sitúa como
dispositivo central dentro de una concepción: “la técnica operativa del grupo, sean cuáles fueren los
objetivos que en el grupo se propongan tienen por finalidad que su integrantes aprendan a pensar en
una coparticipación del objeto de conocimiento, entendiendo que pensamiento y conocimiento no son
hechos individuales sino producciones sociales.
La torre de babel
Los hombres constituían un solo pueblo, hablaban una misma lengua. Un día deciden construir una torre
que llegue hasta el cielo, hasta que Dios, decidido a castigar tanta soberbia, confunde las lenguas de los
constructores, quieres al fracasar en su intento, se dispersan por el mundo y dar origen así a los
diferentes pueblos.
Ante la problemática de la comunicación, el grupo no puede trabajar ni trabajarse, pierde el sostén de lo
que Pichón habrá de designar como los dos organizadores grupales: la mutua representación interna y la
tarea. Esta mutua representación interna alude, por un lado, a la necesaria síntesis policéntrica que
habrá de constituir al grupo como totalización, en la cual cada miembro será un agente totalizador y, por
el otro, a la constitución grupal del propio psiquismo como internalización de los roles siguiendo el
modelo de Mead.
Hay que interrogar el lugar de la utopía: ilusión de completud, por una parte conduce una vía muerta,
dado que tarea implica aprendizaje, y éste siempre está referido a un sector de lo real; por otro lado, es
a partir de aquello de que algo no se tiene que un acto psíquico será posible. Toda conducta será
entonces función de una necesidad.
b. PUNTOS DE VISTA
Los grupos operativos instituyeron entre nosotros un modo de saber y un modo de operar en y con
grupos.
Uno opera según su saber y en el mismo acto según su no saber. Pero también uno sabe de acuerdo con
las operaciones que monta, y con aquella en la que se encuentra incluido. Nuestro ver, será función de lo
que estas operaciones produzcan como visibles. No se trata de evidenciar errores, mostrar desacuerdos
o adhesiones, sino de pensar las visibilidades e invisibilidades que instaura el enfoque pichoniano de los
grupos operativos, como un entramado. Por eso atravesaremos este enfoque por tres líneas de
interrogación:
1. una interrogación acerca de sus paradigmas
2. otra acerca de los dispositivos técnicos que monta
3. y la demanda socio-histórica que lo convoca
No podríamos pensar a los grupos operativos sino en relación con este complejo campo dentro del cual
emergen. Hay dos cuestiones prioritarias a interrogar hoy con respecto a los paradigmas pichonianos
que sostienen la teoría y la práctica de los grupos operativos:
la cuestión de la dialéctica
la cuestión de la convergencia epistemológica
2.Cuestiones
En relación con el plano de la producción teórica, podemos decir que hay dos cuestiones: una es la
cuestión de la dialéctica y, la otra, la remisión de una estructura determinante como razón de aquello
que acontece.
Los desarrollos en diferentes campos de la ciencia han desbordado hace tiempo los límites de la lógica
formal. Pero no lo han hecho en beneficio de la otra lógica, la dialéctica, sino que han abierto más bien
una pluralidad de redes de relaciones que han ido tomando cuerpo apoyadas en esos desarrollos en
cuyos descubrimientos que daban involucradas.
Sin embargo, al menos por el momento, los avances producidos en este terreno abonan más bien el
panorama de una pluralidad sobre la que conviene pensar con pluralismo. Es decir, renunciando al a
priori de una convergencia cuyo secreto metodológico sería ya conocido, para permitirnos una actitud
más permeable a dejarse atravesar por desarrollos parciales que puedan ir complejizando los espacios
de producción de conocimientos.
No se trata de renunciar a los aportes del pensamiento de dialéctico. Sí al totalitarismo que impregnó
muchas de sus producciones.
La posición desde la que un coordinador escucha las producciones grupales no será la misma si su
atención está puesta en el desarrollo de un sentido cuya direccionalidad ya está prevista en función de
las contradicciones que se espera se desplieguen, que sí se escucha se abre a la multiplicidad de sentidos
que allí se anudan.
Sostenemos la fertilidad de la noción de tarea como marca distintiva de los grupos operativos, y por lo
tanto nos apartamos de toda ideología de la multiplicación de sentidos, vaciada de intencionalidad e
ignorante de las condiciones en que se desenvuelve. Poseer un saber siempre arriesga deslizarse hacia la
posición del objeto de ese saber. La posición del coordinador se deriva de una función interpretante y
Teoría y técnicas de grupo
dado que no hay interpretación desencarnada, ésta requiere de un intérprete. Y al suponer la
totalización del saber sobre cierto campo, correr el riesgo de deslizarse hacia la totalización del poder
sobre ese campo.
Este problema ha pensado los intentos de construcción de herramientas de liberación política y social,
así como el campo abierto por el psicoanálisis al conocimiento de la sujeción a los procesos
inconscientes.
Al organizar la lectura de los acontecimientos grupales desde una teoría de la representación-expresión,
se crearon condiciones para reinvertir en figura de poder al coordinador; desde tal perspectiva, este
queda posicionado en un lugar de saber lo que al grupo le pasa; tal coordinador ya no es un líder, pero
que investido en un coordinador oráculo; sólo él puede leer el sentido de los efectos de estructura.
Pero el núcleo de la cuestión epistemológica planteada por pichón sigue vigente. Y la cuestión es que los
objetos de sus saberes entran en crisis en cuanto se abren sus fronteras al contacto con otros campos.
Es importante no hacer con el acontecimiento lo que se ha hecho con la estructura. No se trata de
colocar todo en un mismo plano, que sería el del acontecimiento, sino de considerar que existe toda una
estratificación de tipos de acontecimientos diferentes, que no tienen la misma importancia ni la misma
capacidad de producir efectos.
B).ORGANIZADORES SOCIO-CULTURALES.
Examinar la relación grupos-poder permite ingresar a la lectura sobre lo grupal una dimensión analítica
referida a los modos cómo opera lo socio-histórico-político en la producción/ reproducción de las
significaciones grupales. Las cuestiones (“cosas”) del poder están inscriptas en los procesos grupales en
varios sentidos. Por un lado, en las tendencias de dominación que lo miembros ejercen unos sobre otros
para imponer un punto de vista, una manera de hacer, etc. Pero además, permite inscribir en la cuestión
grupal la dimensión del conflicto, de las disputas, de las alianzas, entendiendo por tal, la tensión entre
posicionamientos subjetivos al interior del grupo que es inherente a la propia dinámica de
encuentros/desencuentros entre subjetividades. A este registro intragrupal de la dimensión del poder,
debemos sumar otro intergrupal, puesto que se pueden observar luchas de poder entre grupos. Por otra
parte, los mismos grupos pueden operar como dispositivos de respuesta a demandas de centros de
poder, y , en este caso, reproducir en su misma práctica la dominación estructural. En este punto es
necesario atender especialmente a la tensión encargo demanda. Finalmente, la práctica de coordinación
grupal está atravesada por la cuestión del poder y su ejercicio está requerido por la necesidad de estar
Teoría y técnicas de grupo
siempre atentos a cómo lo jugamos: “renunciar a un liderazgo debería significar tmb interrogar el grado
o forma de efecto-verdad de las intervenciones de la coordinación, no ya por su contenido sustantivo,
sino por el lugar de poder que instituye el ofrecerse de transferencia”.
Pensar la naturaleza del grupo en términos de interdependencia de sus miembros como lo propone
Lewin o la postulación de los organizadores internos del grupo de Pichón Riviere, remite a la plena
convicción de que a la hora de explicar lo que sucede en un grupo alcanza con dar cuenta de los procesos
psicológicos o interaccionales de los individuos que lo componen, ya sea q se inscriban en el plano
consciente o inconsciente. Esto supone una comprensión de los grupos como entidades replegadas en sí
mismas. Entonces si sostenemos que hay algo más allá de las crónicas individuales/ interaccionales a la
hora de dar cuenta de lo que sucede en un grupo, se impone la sig pregunta: ¿cómo hacemos jugar las
circunstancias socio-histórico-políticas en nuestras lecturas sobre lo grupal? Hablar de dichas
circunstancias a la manera de contexto q actuaría como escenario por fuera del grupo, implicaría quedar
atrapados en una lógica q articula varios pares q permanecen, en polaridad irresoluble: individual/
(grupal)/ colectivo; interno/externo; adentro/afuera. Es así como diversas corrientes de pensamiento
sobre lo grupal incluyen la cuestión socio-histórica a la manera de una influencia. Por el contrario, se
hace necesario pensar la relación entre lo grupal y lo histórico-social en términos de “inherencia” y no de
influencia. Si la pensáramos como una relación de influencia, significaría mantener separados estos dos
dominios para conjuntarlos después, cayendo en la tentación de ejercitar alguna operación que
supusiera determinación de alguna esfera sobre la otra. Esto implica que ambos (socio-histórico-político/
grupal) aparecen en la procesualidad de su despliegue requeridos el uno por el otro, son
“inherentemente” necesarios. “Lo social está en el sujeto de una manera diferenciada e histórica, en la
organización de sus subjetividad individual, sin embargo, el sujeto está permanentemente en lo social a
través de su acción y de los espacios dialógicos dentro de los cuales esta entidad social se organiza”. En
síntesis, sólo una apariencia producida en parte por nuestra acotada capacidad de percibir/nos, puede
hacernos creer que lo grupal y lo socio-cultural son dominios separados e independientes. Las
significaciones imaginarias sociales forman uno de los hilos que hacen a la trama grupal, hilos que ´solo
por un efecto de lectura pueden “apreciarse” por separado. La disección de los hilos es un efecto del
dispositivo de lectura: en la práctica de la vivencia grupal, todo está en relación de “inherencia”. Por el
contrario, cuando un hecho colectivo es interpretado de manera excluyente desde una perspectiva
individual, se corre el riesgo de “despolitizar” su lectura, porque se eluden las condiciones socio-
históricas en las cuales éste se produce, y, en consecuencia, los intereses particulares que están allí
jugando. Esto es a lo que Fernández llama “psicologización o psicoanalización de los hechos de masas”
mecanismo de comprensión de los procesos grupales que pretende, por negación, neutralizar la cuestión
del poder en los grupos.
En distintos trabajos Michelle Focault distingue entre relaciones de poder y estados de dominación.
Relaciones de poder:
-Se encuentran siempre presentes en toda relación humana y por ello pueden darse en distintos ámbitos
(familiares, pedagógicos, políticos).
Teoría y técnicas de grupo
- el signo que permite diferenciarlas de otras relaciones humanas es que a través de ellas “uno quiere
dirigir la conducta del otro”.
-dependen de que los sujetos que en ellas intervienen sean libres, q cuenten con alguna manera de
producirla trasformación de la relación: “el poder sólo se ejerce sobre sujetos libres, y sólo en tanto ellos
sean libres”.
En este sentido las relaciones de poder son “juegos estratégicos entre libertades q hacen que unos
intenten determinar la conducta de los otros, a los que éstos responden, a su vez, intentando no dejarse
determinar en su conducta o procurando determinar la conducta de aquellos…”
Por el contrario, reserva la denominación “estados de dominación” para aquellos casos en los que las
relaciones de poder se cristalizan y bloquean: “cuando un individuo o un grupo social llegan a bloquear
un campo de relaciones de poder, volviéndolas inmóviles o fijas, e impidiendo toda reversibilidad del
movimiento estamos ante lo que se puede denominar un estado de dominación”, lo cual hace que las
relaciones de poder se constituyan en “perpetuamente desimétricas y que el margen de libertad (sea)
extremadamente limitado”. Entonces debemos hacer la distinción entre el ejercicio legítimo de un
poder, que se juega en toda relación humana en la que quiero dirigir la conducta de los otros y el
ejercicio de la dominación que inmoviliza al otro por medio del abuso del poder. Otro de los aspectos de
la concepción foucaultiana del poder, es la crítica que el autor formula a lo que denomina “concepción
negativa del poder”, a partir de la cual se propone superar una forma de definir el poder por el cual éste
se considera sólo como represor, para pensarlo como un productor de modalidades de relación del
sujeto con el conocimiento, que otorgan legitimidad a las formas de dominación. Esto implica atender a
las manifestaciones particulares e individuales del poder, es decir, a los mecanismos a través de los
cuales el poder se hace cuerpo en los sujetos, para circular a través de ellos, para emprender un análisis
reticular y ascendente, ya que el poder tiene que ser pensado funcionando en cadena: “No está nunca
localizado aquí o allá no es atributo como la riqueza o un bien. El poder funciona, se ejercita a través de
una organización reticular”. Así, se sustituye la idea sustancialista del poder como una cosa que posee,
que alguien en posición de dominación posee, aunque también se supera la idea de una relación binaria
y de sentido unívoco por la figura de la red, en tanto el poder presenta múltiples formas de ejercicio, que
resisten a una definición homogénea. Se considerará con Fernández, que se impone un análisis del poder
“que exige el análisis de las conjunciones, de las articulaciones, de las complicidades y las mediaciones
entre macro y micropoderes”. Esta tensión entre macro-micropoderes se despliega de manera constante
en la vida de los grupos, constituyendo de algún modo su propia crónica en tanto tales. Así podemos
pensar cuando hablamos de “atravesamientos institucionales” nos estamos refiriendo a la presencia
activa de los macro poderes, ya que en los grupos” operan también en latencia las significaciones
imaginarias que dan sentido a las instituciones donde están inscriptos”. Pero al mismo tiempo,
reconocemos la capacidad auto-instituyente de los grupos para crear normas, pautas, expresiones
deseantes que proyectan aspiraciones ejercitando un poder local, ya que “Un grupo se instituye como tal
cuando ha inventado sus significaciones imaginarias”, es decir, cuando puede “ilusionar” significaciones
imaginarias propias. Entonces, en el estudio de los grupos podemos sostener que la lucha por el poder
impregna la trama vincular que los constituye. Es más: el propio grupo puede ser pensado como una red
Teoría y técnicas de grupo
o malla de poder, y en consecuencia, sería conveniente conceptualizar la dinámica de vínculos, alianzas,
y tensiones q se producen en ellos al modo de una circulación de micropoderes.
Si pensamos que el ejercicio del poder en una sociedad implica la imposición de marcos de regulación de
las relaciones sociales, resulta evidente que es a través de las instituciones queeste poder encuentra uno
de sus canales para manifestarse. Se podría articular la cuestión del poder y las instituciones en una
doble vertiente. De una parte, el poder en tanto modalidad reguladora de lo social, está emparentado
con “lo instituido, la cosa establecida, las normas vigente”. Pero la “institución” no designa sólo a lo
instituido. Entendido dinámicamente, el acto de “ instituir” es “fundar, crear, romper con un orden
antigua y crear uno nuevo”, con lo cual convoca también la idea de fuerzas instituyentes q permiten
desplegar poderes a nivel local, en las interacciones cotidianas donde los sujetos produciendo/pensando
con otros, deciden aunque sea en márgenes acotados, su propia existencia. Ya hemos sostenido con
Fernández que los grupos no son islas, ahora podemos agregar que no son islas flotantes: sus existencias
están ancladas en distintas experiencias institucionales u organizacionales. Las relaciones que se
establecen entre los grupos y las instituciones u organizaciones a alas que pertenecen, son múltiples y
compleja, pero en ningún caso de “externalidad”, como indicaría una lectura naturalista de los grupos
que los pensará como territorios vinculares cerrados en sí mismos. Esta relación “oculta, no analizada y
sin embargo, determinante” entre grupos e instituciones, ha quedado graficada por este autor
(Lapassade) con el concepto de “atravesamiento institucional”. El diccionario de la RAE define la acción
de “atravesar” como “poner algo de modo que pase de una parte a la otra” y “pasar un objeto sobre
otro o hallarse puesto sobre él oblicuamente”. Es decir, la noción de atravesamiento supone la
existencia independiente de dos planos q se entrecruzan, produciendo uno efectos sobre el otro.
Podríamos decir que hay algo de lo institucional/lo organizacional que se introduce, penetra al grupo y
produce efectos en él. En el concepto de atravesamiento parece persistir una concepción según la cual el
grupo es una instancia distinta, separada y previa de aquello que lo atraviesa, es decir la institución. Es
decir, los grupos devienen tales cuando procesan/ tramitan esas configuraciones imaginarias sociales y
son capaces de producir otras nuevas que le permitan dar cuenta de sus propios deseos, ilusiones, mitos.
Fernández: “el llamado contexto es el texto del grupo; es decir que no hay una realidad externa que
produce mayores o menores efectos de influencia sobre los acontecimientos grupales, sino que la
realidad es parte del propio texto grupal, en sus diversas modelizaciones; es por eso fundante de cada
grupo”. Los atravesamiento institucionales pueden inscribirse de distintos modos en dicha trama. El más
evidente alude a las cuestiones de organización y de encuadre de trabajo que vienen derivadas de la
propia pertenencia organizativa del grupo: horarios, espacios, pautas de interacción, frecuencias de los
encuentros, sistemas de control y evaluación, etc. Pero hay otra forma de anclaje institucional de los
grupos que se juega a nivel del universo de significaciones imaginarias que allí se producen: “la
institución como disparador de lo imaginario grupal”. Estas significaciones imaginarias sociales son
múltiples y heterogéneas y actúan otorgando identidad a la sociedad, se trata de una red compleja de
ideas” a cerca de Dios, el poder, el hombre, la naturaleza, la mujer, el sexo, el dinero, son creadas por los
propios sujetos en el devenir de su historia y perpetuados y recreados por las instituciones y los grupos
que la habitan”. Estas significaciones sociales le da forma a las producciones grupales particulares xq
están presentes en las subjetividades de sus miembros: las concepciones/valoraciones que los sujetos
tiene a cerca de lo que es bello, bueno, necesario, impregnan las interacciones grupales y les dan su
Teoría y técnicas de grupo
formato. Hemos visto en este capítulo como las “cosas” del poder están inscriptas en los procesos
grupales en varios sentidos. No tenemos q perder de vista que los poderes se expresan de diferentes
formas en el mundo grupal, no sólo reproduciendo efectos de dominación, sino operando en el
despliegue incesante de producciones imaginarias q tienden a cuestionar lo establecido, inspirando
formas de acción colectivas intentan plasmar sueños y esperanzas.
Imaginario social: sentidos organizadores (mitos) que sustentan la institución de normas, valores y
leguaje, por los cuales una sociedad puede ser visualizada como totalidad. No son sólo herramientas
para hacer frente a las cosas, sino para hacer individuos, construcción que, a partir de la materia prima
humana, da forma a los individuos (producción de subjetividad) de una sociedad. La institución de la
sociedad produce individuos, quienes están en condiciones de reproducir dicha sociedad.
Esta dimensión de lo imaginario social es lo que mantiene unida a una sociedad. Quedando abierta la
cuestión, de la génesis de sentido (la producción de nuevos sistemas de significación), es decir, los
procesos de transformación (en el plano de la subjetividad) de una sociedad.
Ubicar la naturaleza social de poder supone interrogar sobre la inscripción de sus dispositivos no sólo en
la organización de una sociedad y sus instituciones, sino también su inscripción en la subjetividad de
hombres y mujeres.
La incorporación de una mirada microfísica del poder permite abrir visibilidad a estrategias específicas de
un campo micro, pero también exige el análisis de las conjunciones, de las articulaciones, de las
complicidades y mediaciones, entre macro y micropoders.
Discurso del orden e imaginario social, transforman la fuerza en verdadero poder. Hablar del dispositivo
de poder es, una manera para poner de manifiesto que los tres elementos básicos que hacen que el
poder funcione (la fuerza o violencia, el discurso del orden y el imaginario social) concurren como
instancias diferentes, pero no independientes.
El discurso del orden es un espacio de racionalidad, pertenece al ámbito del conocimiento, de la teoría y
las representaciones racionales. Es el topos de legitimación de este sistema, lugar de emisión de los
enunciados normativos y de las reglas de justificación.
Los dispositivos de poder exigen como condición del funcionamiento y la reproducción del poder no sólo
de sistemas de legitimación, enunciados, normativas y reglas de justificación, sanciones de las conductas
no deseables (discursos del orden), sino también prácticas extradiscursivas, soportes mitológicos,
Teoría y técnicas de grupo
emblemas, rituales que hablen a las pasiones y en consecuencia disciplinen los cuerpos. Este universo de
significaciones (imaginario social) hace que el poder marche haciendo que los miembros de una sociedad
“enlacen y adecuen sus deseos al poder”.
El imaginario social interpela las emociones, voluntades, sentimientos. Son las formas en que los deseos
se anudan a los poderes. Suministra esquemas repetitivos, crea marcos de preceptos y pone en conexión
regularidades de los comportamientos con los fines y metas del poder, la función del imaginario social es
“fundir y cincelar las llaves de los cuerpos para el acceso a la ley y la continuidad y reproducción del
poder”.
Instituido-Instituyente:
Castoriadis hace una distinción entre imaginario social efectivo (instituido) e imaginario social radical
(instituyente).
Imaginario social: las significaciones imaginarias que consolidan lo instituido y en tanto tal anudan los
deseos al poder, en esta dimensión los universos de significaciones imaginarias sociales operan como
organizadores de sentido de los actos humanos estableciendo las líneas de demarcación de lo lícito y de
lo ilícito, de lo permitido y lo prohibido.
Lo imaginario efectivo es lo que mantiene unida una sociedad. La génesis de sentido, es decir, la
producción de nuevos sistemas de significación o la transformación (instituyente), en el plano de las
significaciones, de una sociedad.
Una sociedad cuando se instituye como tal, inventa significaciones, producciones de sentido, de sentido
organizador. Aquello que mantiene unida a una sociedad es su institución, es decir, el proceso por el cual
la sociedad se instituye como totalidad. La institución produce individuos, quienes, a su vez, están en
condiciones de reproducir la institución de la sociedad.
La urdimbre compleja de significaciones orienta y dirige toda la vida de los individuos concretos que
corporalmente constituyen una sociedad. Estas significaciones son imaginarios porque están dadas por
creación o invención, no corresponden a elementos estrictamente reales, y son sociales porque sólo
existen siendo objeto de participación de un ente colectivo o anónimo.
En el término imaginario social, lo imaginario remite a otro orden de sentido, ya no como imagen de,
sino como capacidad imaginante, como invención o creación incesante social-histórica-psíquica, de
figuras, formas, imágenes, en síntesis, producción de significaciones colectivas.
Una sociedad es también un sistema de interpretación del mundo, de construcción, creación, invención
de su propio mundo.
Las diferencias se instituyen como peligro, el principio de conservación de una sociedad es conservación
de sus “atributos arbitrarios” y específicos, es conservación de sus significaciones imaginarias sociales.
Las transformaciones de sentido, lo instituyente, operan siempre con la resistencia de aquello
consagrado, instituido que, hasta tanto no sea trastocado, opera como régimen de verdad.
Teoría y técnicas de grupo
No hay sociedad sin mito. Los mitos que una sociedad instituye son cristalizaciones de significación que
operan como organizadores de sentido en el accionar, pensar y sentir de los hombres y mujeres que
conforman esa sociedad, sustentando a su vez la orientación y legitimidad de sus instituciones. Pero lo
histórico-social no inventa o crea de una sola vez y para siempre significaciones imaginarias, el desorden
social se despliega cuando aparecen nuevos organizadores de sentido. Ponen en tela de juicio
significaciones imaginarias centrales de la sociedad instituida y, al mismo tiempo, crean algo.
Este aspecto instituyente del imaginario radical, da cuenta de las líneas de fuga que los deseos posibilitan
en relación al disciplinamiento social, inscribe la cuestión en dos planos simultáneos. Establece la
relación entre imaginario social, deseo y producción de utopías y por otro, instala la cuestión del poder
en el centro mismo de la producción de subjetividad.
Las utopías dan cuenta de deseos que no se anudan al poder, por ello, habrá que pensarlas ya no como
aquello que advendrá en un futuro mejor, sino, como actualidad radical, actualización de deseo,
denegación de finalidades, que opera resignificación y produce realidad.
Los mitos sociales en tanto cristalizaciones de sentido son una pieza clave en el sostenimiento de lo
instituido, con sus narrativas particularizadas, dan forma al universo de significaciones imaginarias que
instituye cada institución. Configuran los sistemas de prioridades para las personas, organizan sus
prácticas sociales, lo valorado y lo devaluado, los mitos sociales (imaginario efectivo o instituido)
constituyen piezas clave en el disciplinamiento y policiamiento de una sociedad. La “institución” de las
instituciones, de una sociedad y su continuidad es posible no sólo por las condiciones materiales
económicas que la producen sino por la eficacia simbólica de sus mitologías, emblemas y rituales que la
sostienen y reproducen. Es importante diferenciar, pero también articular, un orden de determinaciones
y un orden de significaciones.
Los mitos sociales logran su eficacia en el disciplinamiento social a través de distintos mecanismos.
Operan por la repetición insistente de sus narrativas, se gestiona a través de formas reticulares y difusas,
produciendo discursos que, sostienen al infinito una misma trama argumental. Repetición argumental y
múltiples focos en la gestión de sus enunciados crean los caminos de su eficacia simbólica. Producen y
reproducen los argumentos que instituyen. Se instituyen como universos de significaciones de formas
molares, totalizadoras. Esta voluntad totalizadora opera violencia simbólica, no da lugar, se apropia,
invisibiliza las diferencias de sentido, homogeneiza y violenta lo diverso. La invisibilización de lo diverso,
deja sin lugar a la singularidad, a través de estos discursos molares, universalista, se invisibiliza el proceso
socio-histórico de su construcción. Construyen “un real” que se presenta como la realidad objetiva,
regímenes de verdad de gran poder de sanción o enjuiciamiento.
Teoría y técnicas de grupo
Otra de las características de lo totalizador de sus enunciados es en tanto sus principios son establecidos
como universales, deniegan las estrategias biopolíticas que, operan en forma muy diferente según las
clases sociales o grupos étnicos o culturales que conforman una sociedad. Operan por deslizamiento de
sentido. El mito mujer-madre, ecuación de gran eficacia simbólica en nuestra cultura ha vuelto
equivalentes ambos términos de la ecuación. Instituyen exaltaciones y negaciones articuladas.
Invisibilizan por tanto toda contradicción posible entre la realidad y el mito.
Estas cristalizaciones de sentido, los mitos sociales, al instituir un “real”, vivido por los actores sociales
como la realidad objetiva, institucionalizan tanto las relaciones materiales como las subjetivas de las
personas. En tanto organizadores de sentido los mitos sociales se inscriben en una dimensión socio-
histórica de gran relevancia: la producción de los sistemas de significación que hacen posible la
producción de consensos de una sociedad.
Un grupo no sólo es tributario de las producciones de significación más generales que la sociedad
instituye, si fuera pertinente hablar de un imaginario grupal habría que pensar en las figuras y formas
que ese número numerable de personas inventa a lo largo de su historia común, para dar cuenta de sus
razones de ser como colectivo, cobran relevancia tanto sus mitos de origen como los aspectos ilusionales
de sus proyectos que, en tanto actualizaciones de deseo, animan y motorizan sus prácticas.
Es necesario replantear la dimensión ilusional de los colectivos humanos. El término ilusión, ha sostenido
y sostiene dos líneas de significación: ficción o engaño de los sentidos y quimera, sueño, esperanza.
Ambas líneas se despliegan en una tensión por la cual aquella que aparece como predominante soporta
la insistencia que ejerce la otra en su latencia. Las creencias, en tanto “desmentida de una realidad
insoportable”, tanto pueden producir engaño de los sentidos, como sueños y quimeras. En tanto
mecanismo pueden sostener la producción de un fetiche privado o íntimo, como la invención de utopías
colectivas. Aquello que está en juego en este punto son los mecanismos por los cuales es posible la
producción de creencias, aspecto fundante en la producción de subjetividades. La creencia subsiste
Teoría y técnicas de grupo
después de la desmentida, se explica según Freud por la persistencia del deseo y sus leyes del proceso
primario.
Mannoni abre dos reflexiones que sostiene, una desde Freud y la otra desde Lacan. Desde el primero, no
hay creencia inconsciente, desde el segundo, la creencia supone el soporte del otro. Se puede dar cuenta
tanto de un fetiche privado como de una creencia colectiva.
Descubrir que la diferencia de los sexos sea insoportable es ya imaginario, que la diferencia “sexo
femenino” tenga que ser pensada como igualdad “pene amputado” es una significación colectiva, algo
producido socialmente y no algo dado.
El psicoanálisis permite entender las condiciones estructurales por las cuales el sujeto de deseo, puede
construir creencias que desmientan la realidad. Da cuenta de la potencialidad de la subjetividad de
repudiar una realidad siniestra, de desmentirla produciendo una creencia, un fetiche, una ideología, una
utopía. Puede reflexionarse con la noción de identificación. Para Freud, la identificación es tanto la base
libidinal del lazo colectivo, como la base libidinal de la constitución del sujeto psíquico. Aquí el
psicoanálisis puede darnos como aporte para entender lo colectivo cuáles son las condiciones
estructurales subjetivas para que el sujeto haga masa. Masa es lo que puede dejar de hacer por el hecho
de ser sujeto.
Freud solamente estableció las condiciones estructurales del sujeto que posibilitan que “haga masa”.
Puso el fundamento subjetivo del hecho de masas, su propio material.
Condiciones estructurales de la subjetividad para hacer masa, para producir creencias. Los procesos de
producción, circulación y apropiación de significaciones imaginarias en un colectivo restringido. Junto a
la necesidad de pensar en forma no antinómica la tensión singular-colectivo, se abre la oportunidad de
indagar también en forma no excluyente la tensión identidad-diferencia. Acentuar lo diverso, lo múltiple,
las resonancias y disonancias de singularidades. La multiplicidad como manera de “superar” aquellas
formas de coordinación. El rescate de lo diferente no puede omitir la indagación de lo idéntico.
Para Pierre Bourdieu la capacidad de dar existencia explícita, de decir objetivado, visible, decible, a
aquello que al no haber accedido a la existencia objetiva y colectiva, continuaba en estado de
experiencia individual o social, representa un formidable poder social, el poder de hacer los grupos
haciendo el sentido común, el consenso explícito de todo grupo.
Indagar el problema del poder en los grupos, incluyendo como vector de análisis el grado o forma de
apropiación de sentido (violencia simbólica) que el lugar de coordinación sostiene. Aquello que habilita
el lugar de la coordinación es la disposición transferencial de los integrantes, esto hace posible que el
dispositivo grupal funcione y cree condiciones para que de ese conjunto de personas reunidas advenga
grupo. Habrá que indagar cómo cada integrante participa desde su sentido singular, desde su forma
propia de implicación en una significación colectiva.
Masa, aquello que el sujeto no puede dejar de hacer por el hecho de ser sujeto, base libidinal del lazo
colectivo, condición estructural que vuelve difusos los límites del adentro y el afuera. No todo consenso
violenta, aquí es donde cobra especial relieve el lugar de la coordinación en un dispositivo grupal. La
naturalización es uno de los mayores resortes de la eficacia simbólica de los mitos sociales. Una
Teoría y técnicas de grupo
coordinación que abra interrogación sobre las naturalizaciones que circulan en un grupo, puede crear
condiciones que permitan que cada integrante se sitúe en función de sus formas propias de implicación
en un acuerdo común. Problematizar lo impensado, lo obvio, no ya oculto en alguna profundidad, sino
tan próximo, tan inmediato que no puede verse.
Consensos producidos por violentamiento de diferencias pueden ofrecerlo algunos dispositivos grupales,
ciertos grupos político o corrientes teóricas en los que puede encontrarse con bastante frecuencia una
forma de circulación de sus significaciones que Jean Baudrillard ha denominado procesos de
automatización de los códigos. Particular forma de circulación de sus significaciones por la cual el
sistema de signos a través del cual el grupo se otorga identidad, adquiere un grado de autonomía formal
variable según las características de cada uno de estos grupos.
Trabajar con las tensiones dilemáticas singular-colectivo e identidad-diferencia supone en este puto
poder articular positividad y negatividad en la producción de creencias, poder diferenciar cuándo los
sistemas de creencias anulan la singularidad y cuándo la inscriben, y por ende le dan sentido en una
historia colectiva.
Cómo los dispositivos grupales psicoanalíticos abrieron visibilidad con respecto a los organizadores
fantasmáticos de los grupos, pero la dificultad se presenta cuando surge la necesidad de poner en juego
organizadores socio-culturales. La cuestión de los organizadores grupales se encuentra mucho más
“anudada”. Los esbozos conceptuales con respecto a los anudamientos-desanudamientos grupales han
sido generados a partir del trabajo en psicodrama psicoanalítico (la técnica de multiplicación dramática).
La multiplicación de escenas ha hecho visible inscripciones muy diversas de referentes deseantes,
grupales, institucionales y sociopolíticos, los momentos discursivos del trabajo (tomando la dimensión de
lo dicho, como de lo no dicho del discurso). Tales inscripciones se producen simultáneamente, no son
homologables, pero todas escapan al registro consciente de los integrantes. Cada escena más allá de sus
componentes expresivos, comunicativos, es generadora de múltiples sentidos. Lo acontecido en una
situación grupal es mucho más que aquello de lo que se puede dar cuenta, hay un plus del acontecer,
que escapa a su inteligibilidad, rarezas, sinsentidos que sorprender, interrogan y desdicen las
racionalidades construidas. Se plantea la necesidad de abrir el pensamiento de lo grupal hacia lógicas
pluralistas que legitiman epistemológicamente atravesamientos disciplinarios.
Los organizadores fantasmáticos son aquellos que hacen posible que el sujeto haga “nudo”. Las
producciones grupales se realizan a través de la imbricación de sus organizadores, a partir de allí es que
se orienta la indagación hacia la necesidad de abordajes transdisciplinarios para la teorización de lo
grupal. Un criterio transdisciplinario supone replantear varias cuestiones. En primer lugar, un trabajo de
elucidación crítica sobre los cuerpos teóricos involucrados. Los cuerpos teóricos funcionan como
herramientas, como instrumentos teóricos que incluyen en su reflexión una dimensión histórica de las
situaciones que analizan, herramienta que junto a otras se produce para ser probada en el criterio de su
universo, en conexiones múltiples, locales y plurales.
La identificación en su doble dimensión constitutiva es a la vez, base libidinal del lazo colectivo como de
la fundación del sujeto. Elucidar las condiciones estructurales por las que el sujeto hace masa. Los
enlaces identificatorios presentes en todo fenómeno colectivo, adquieren características propias.
El carácter numerable del grupo introduce peculiaridades de los procesos identificatorios, en tanto los
cuerpos de los otros se hacen discernible. Algo hace nudo. La distribución circular del dispositivo opera
efectos más allá de lo espacial, haciendo posible los intercambios entre los integrantes, todos están
expuestos a la visión de los otros y pueden ver a todos y a cada otro, esta situación particular genera
condiciones de “mirada”, mirada que se desliza entre las tensiones del reconocimiento o el
desconocimiento.
Los procesos identificatorios de un número numerable de personas donde los cuerpos se hacen
discernibles, afectados unos y otros a juegos de miradas, establecen las condiciones para la organización
de redes identificatorias y transferenciales. Tal peculiaridad identificatoria en red hace del pequeño
grupo un nudo. Nudo que se constituye en las alternativas de enlaces y desenlaces de subjetividades.
Explorar los juegos identificatorios poniendo de manifiesto la relación entre resonancia fantasmática e
identificación. El enlace identificatorio se produce con un personaje sostenido por algún integrante del
grupo, con aquel rasgo que resuena por similar u opuesto, complementario, suplementarios, con aquella
posición en la escena fantasmática, condición estructural para que el sujeto haga nudo. Fantasma:
escena donde repite una posición insistente.
Cuando un número numerable de personas hace nudo se producen redes de procesos identificatorios y
transferenciales propios y únicos de ese grupo. El grupo, en tanto espacio táctico, genera efectos
Teoría y técnicas de grupo
singulares e inéditos, despliega la producción de sus formaciones, la generación de multiplicidades
imaginadas e imaginarias, invenciones simbólicas y fantasmáticas. Un grupo inventa sus formaciones,
inventa las formas o figuras de sus significaciones imaginarias. Inventa en su singularidad y en su
atravesamiento socio-histórico-institucional. Cada grupo construye sus ilusiones, mitos y utopías,
construcciones que se realizan en un doble movimiento, aquel por el que se despliegan los
atravesamientos socio-histórico-institucionales y aquel de su singularidad como pequeño colectivo, tales
construcciones son únicas e irrepetibles de cada grupo. Son aquellas significaciones imaginarias que un
pequeño colectivo produce como sostén de sus prácticas. Cada grupo configura sus propios diagramas
identificatorios, pero también sus mitos, ilusiones y utopías diversas, estas significaciones imaginarias
que los grupos producen, tienen como condición necesaria, la llamada “resonancia fantasmática” y los
procesos identificatorios.
Los mitos grupales suelen ser elaboraciones noveladas de su origen, del porqué de su existencia, pero
vividos por sus integrantes como su momento fundacional real, junto con sus utopías harán posible la
novel grupal. Entre las producciones grupales míticas y utópicas, hay una relación recíproca ya que la
novela del origen suele organizarse en función de los proyectos e ilusiones, al mismo tiempo las utopías
que en un grupo se produzcan generalmente se apoyan en su versión de por qué, cómo o para qué ha
nacido. Los mitos grupales son aquellas significaciones imaginarias que un grupo construye, al dar cuenta
de su origen novelado, imbricados con las utopías del grupo y apoyados en la historia real de tal conjunto
de personas.
Las significaciones imaginarias grupales, las ilusiones, mitos y utopías de un grupo, operan como
cristalizaciones o puntos de condensación en la producción de múltiples sentidos. Resaltar las
singularidades de las formaciones grupales no exime de pensar sus inscripciones socio-histórico-
institucionales, ilusiones, mitos y utopías como el algo común. No exime de analizar las diversas formas
de afectación de cada integrante particular en tales invenciones colectivas. Nada de lo común es
homogéneo. El desafío insiste: sostener la tensión singular-colectivo.
Para Castoriadis lo que mantiene unidad a una sociedad, es el imaginario social, el conjunto de
significaciones por las cuales un colectivo, una sociedad, un grupo, se instituye como tal, no sólo debe
inventar sus formas de relación social y sus modos de contrato, sino también sus figuraciones subjetivas.
Constituye sus universos de significaciones imaginarias que operan como los organizadores de sentido de
cada época del social-histórico. Distingue lo imaginario radical de lo imaginario efectivo (o lo imaginado).
El primero es aquella instancia por la cual el social-histórico inventa, imagina nuevos conjuntos de
significaciones, una potencialidad instituyente, transformadora. Lo imaginario efectivo, por el contrario,
tiende a la reproducción-consolidación de lo instituido. Es la institución de la sociedad la que determina
aquello que es real y aquello que no lo es. Toda sociedad es una construcción, una creación de un
mundo, de su propio mundo. Distingue en el social-histórico un orden de determinaciones y un orden de
significaciones.
Las ilusiones, mitos y utopías que un grupo produce forman una suerte de imaginario grupal en tanto
inventan un conjunto de significaciones, propias y singulares de ese grupo, pero tributarias de las
significaciones imaginarias institucionales que atraviesan el nudo grupal como también de las
significaciones imaginarias de la sociedad donde se despliegan sus dispositivos. Re-pensar la dimensión
ilusional de los grupos. Lo ilusorio será la dimensión desde donde se producen las significaciones
Teoría y técnicas de grupo
imaginarias que organizan-desorganizan tal colectivo. La elucidación de las instituciones de ilusiones,
hace posible tanto el análisis de tales construcciones, como también de los procesos de circulación y
apropiaciones de las mismas.
Esta relación suele expresarse también en términos antinómicos, tales como el “adentro” y el “afuera”
grupal, se propone la interrogación de las supuestas barreras adentro-afuera grupal. La evolución de lo
“inconsciente social”, como la dinámica de un grupo reproduciendo la dinámica social.
El grupo es hablado por el argumento del drama social, podrá observarse cómo la división entre texto y
contexto. El llamado contexto es, en rigor, texto del grupo, es decir que no hay una realidad externa que
produce mayores o menores efectos de influencia sobre los acontecimiento grupales, sino que tal
realidad es parte del propio texto grupal, en sus diversas modalizaciones, es por ende fundante de cada
grupo, más que escenografía, drama grupal. La palabra con-texto alude a aquello que va con el texto,
que lo rodea, el término texto remite a un orden de lenguaje.
Las formas propias que el grupo construye desmarcando el término texto de su connotación
estrictamente lingüística y rescatando su sentido más amplio, aquel que lo refiere a su productividad.
Más allá de sus dimensiones expresiva y comunicativa, el texto grupal tiene un poder generador de
sentidos. Los textos del grupo son inagotables. Más que un sentido oculto, sustancial, que la
interpretación debe develar, el texto mismo es un permanente generador de sentidos. No sólo lo dicho y
lo no dicho, sino también los movimiento corporales, espaciales, los silencios, los pactos. Una
multiplicidad dramática, donde desde el lugar de la coordinación, puede verse cómo la misma escena es
generadora de un juego de combinaciones de las distintas figuraciones que sus significaciones
imaginarias inventan.
Desdibujar el adentro y el afuera grupal, refutando este criterio antinómico, el contexto es texto grupal y
que el texto es generador de múltiples sentidos. Superposiciones de textos generadores de múltiples
sentidos. Los grupos en tanto espacios de enlaces y desenlaces de subjetividades, se insiste en el uso
metafórico de una de sus insistencias etimológicas: nudos, de tal forma los grupos pueden ofrecerse a la
indagación en tanto anudamientos-desanudamientos de subjetividades. Al desdibujar el adentro-afuera,
el arriba-abajo, los nudos grupales pueden ser pensados como complejos entramados de múltiples
inscripciones. Múltiples hilos de diferentes colores e intensidades lo constituyen: deseantes, histórico,
institucionales, económicos, sociales, ideológicos. Lo efectivamente registrable no son los hilos que lo
constituyen sino el nudo. Complejo entramado de múltiples inscripciones.
D. La latencia grupal:
Pensar lo latente, como lo que está debajo, en las profundidades, por lo tanto oculto, y de tan oculto
verdadero. Al mismo tiempo, suele considerarse la latencia como efecto de estructura. La función de la
intervención interpretante es llevar a la superficie (ilusional) las verdades que emergen de las
profundidades. Se construye una particular correspondencia entre lo oculto y lo verdadero. Pensar lo
latente, como lo que late, insistiendo en la escena grupal, una latencia en los pliegues de la superficie
Teoría y técnicas de grupo
más que en las profundidades. A partir de la figura del grupo como nudo, se pretende problematizar, el
adentro y el afuera, el arriba y el abajo grupal, sus múltiples hilos se entrecruzan y lo que resalta no son
ya los hilos fundantes sino el nudo que han formado. La insistencia de lo discontinuo, es lo que permite
detectar los puntos de condensación.
Trabajo interpretativo de los coordinadores de grupo. Aquello que circula en el plano discursivo, gestual,
psicodramático, los silencios, la organización de los espacios y tiempos grupales suele ser interpretado
desde una particular teoría de la lectura por la cual los acontecimientos grupales serían expresión de un
sentido oculto, profundo, que la interpretación debe develar y en ese acto llevarlo a la superficie. El
coordinador sólo podrá puntuar algún sentido, interrogar una rareza, indicar alguna insistencia y no será
quien descubra la verdad de lo que en el grupo acontece.
Se redefine cierto lugar de “poder” del coordinador. Al organizar la lectura de los acontecimientos
grupales desde una teoría de la representación-expresión, se crearon las condiciones para reinvestir en
figura de poder al coordinador, desde tal perspectiva éste queda posicionado en un lugar de “saber lo
que al grupo le pasa”, “sólo él puede leer el sentido de los efectos de estructura”.
Función interpretante realizada desde un lugar de ignorancia, ya que los textos grupales que laten e
insisten, permiten que el coordinador desde su implicación, sólo registre algunos. La renuncia al saber de
la certeza.
La coordinación hace posible aperturas a nuevas producciones de sentido. Los interrogantes combinan
distintas formas de textos grupales y producen juegos identificatorios y sus significaciones imaginarias. El
coordinador no es el poseedor de una verdad oculta, sino alguien interrogador de lo obvio, provocador,
disparador y no propietario de las producciones colectivas, alguien que más que ordenar el caos del
eterno retorno, busca aquella posición que facilite la capacidad imaginante singular-colectiva.
Tal ligadura de los grupos con los acontecimientos de la realidad “exterior” se produce sólo cuando lo
social adquiere un significativo nivel de turbulencia, o si hace a una constante de su funcionamiento. Este
entramado es constitutivo de lo grupal.
Lo social siniestro no sólo comenzó a refutar con insistencia el artificio de los grupos-islas, también
mostró la necesidad de reflexionar, sobre las formas permanente de relación entre lo grupal y lo social.,
una de ellas es, sin duda, la dimensión institucional.
Teoría y técnicas de grupo
Las instituciones cubren diversas necesidades de una sociedad. La dimensión institucional no se agota en
sus aspectos funcionales. Tiende a normativizar el tipo de enunciados que es permanente en cada una
de ellas autorizando algunos y excluyendo otros. Una institución es una red simbólica socialmente
sancionada en la que se articula junto a su componente funcional un componente imaginario. Desde esta
noción de institución puede pensarse a los grupos desplegándose en lo imaginario institucional donde
inscriben sus prácticas, lo imaginario institucional tanto puede promover como dificultar las actividades
de grupo.
La dimensión institucional trasciende los edificios. En tanto red simbólica que articula componentes
funcionales e imaginarios, su presencia en los grupos puede tener diferentes grados de visibilidad o
invisibilidad. A partir del sistema de reglas que el coordinador instituye conforma un sistema simbólico.
Coordinación y sistema de reglas operan como disparador de lo imaginario y crean algunas de las
condiciones necesarias para que ese grupo comience a diseñar sus propias formaciones grupales.
Las instituciones forman parte de las redes del poder social. En circuitos macro o micro, la institución
constituye un factor de integración donde las relaciones de fuerza se articulan en formas: de visibilidad
como aparatos institucionales y formas de enunciabilidad, como sus reglas. En tanto figura intersticial, la
institución será un lugar donde el ejercicio del poder es condición de posibilidad de un saber y donde el
ejercicio del saber se convierte en instrumento de poder, en tal sentido es un lugar de encuentro entre
estratos y estrategias, donde archivos de saber y diagramas de poder se mezclan o interpretan sin
confundirse.
En cada grupo, la combinatoria de sus diferentes inscripciones producirá un nudo propio singular
irreducible. De esta forma, se pretende inscribir lo grupal en lo institucional sin perder lo específico de la
grupalidad. Es necesario sostener tal especificidad sin hacer de los grupos islas, y al mismo tiempo tomar
como vector de análisis la dimensión institucional. Se piensa en un movimiento, donde grupo e
institución se significan y resignifican mutua y permanentemente. Un grupo se inscribe en un sistema
institucional dado, de la misma manera que la institución sólo vive en los grupos humanos que la
constituyen.
G. Algunos impensables:
Las normas de funcionamiento, la coordinación y el contrato son los indicadores del sistema simbólico-
institucional en el que un grupo se inscribe. Este sistema opera en un sentido explícito-funcional, sin
embargo, su normatividad, también operará eficacia como disparador de significaciones imaginarias
grupales.
Las normas de funcionamiento: Tienen una operatividad evidente en tanto permiten a un grupo
organizarse. Efectos implícitos que laten-insisten, produciendo significaciones imaginarias donde se
atraviesan diversas inscripciones. Al explicarse las normas de funcionamiento se crean las condiciones
Teoría y técnicas de grupo
operativas minimas que disponen la posibilidad de organizar el funcionamiento futuro del grupo. Junto a
esas normas se disparan otros efectos que en el ejercicio toman forma explícita pero que pueden circular
en forma implícita produciendo significaciones imaginarias donde seatraviesan diversas inscripciones.
El colectivo crea las condiciones para los pliegues y despliegues de sus acciones, sus relatos y sus
afectaciones, sus invenciones y sus políticas, sus consensos y sus disensos.
La coordinación: Rebasa el nivel explícito funcional, operando desde múltiples eficacias simbólico-
imaginaras. Re-pensar la relación entre las formas de coordinación y sus posibles lugares de poder (sin
embargo no es el único lugar, ni el más significativo lugar dentro de un grupo).Desde este replanteo se
diseña una coordinación jugada desde otro lugar, para ello se hace necesario una observación
permanente, por parte del coordinador, de su lugar y su rigurosa formación especializada en grupos. La
renuncia al saber de la certeza se funda, en una certidumbre. Aquella que otorga a las gestiones de los
colectivos humanos la capacidad de imaginar y transitar sus propios senderos.
Con respecto a la caracterización de los movimientos transferenciales en los grupos es obvio que los
grupos producen efectos de eficacia induciendo y ofreciéndose para la producción de amplios y variados
movimientos transferenciales. En la figura del coordinador no sólo se transfieren imagos familiares, sino
también transferencias institucionales, que no necesariamente actualizan conflictos familiares edípicos,
sino que transfieren dimensiones actuales del conflicto social.
El contrato o la edad del capitán:Rige la interacción didáctica entre el maestro y el alumno a propósito en
un saber, los contratantes despliegan sus prácticas en una institución inventada a tal afecto. El contrato
organiza para los contratantes, una visión del mundo, didáctica, excluyente y en varias maneras extraña,
se instaura allí una cierta concepción de las cosas del mundo pedagógico que no son las mismas fuera de
ese mundo. El contrato grupal explicita las normas de funcionamiento, el acuerdo entre las partes, un
código y sus rituales. A partir de esa dimensión explícita funcional, se disparan diversas significaciones
imaginarias. Nunca está todo dicho en un contrato. Esas dimensiones no dichas, implícitas, operan sus
efectos en latencia. En el contrato grupal se instala una cierta concepción de las cosas que no son las
mismas fuera de ese mundo, es decir se produce un sistema de significaciones que construye al contrato
grupal. Así como sin contratos didácticos no hay enseñanza, ni aprendizaje posibles, no pueden pensarse
dispositivos grupales por fuera de contratos. Estos contratos normativizan enunciados y prácticas, sus
lógicas, lo qué es pertinente en determinada inscripción y lo qué no lo es. Al demarcarlo, hacen posible
el campo de intervención.
Teoría y técnicas de grupo
UNIDAD 3:
Dispositivos de intervención grupal. Consideraciones generales
Impacto de la autoridad
Uno de los logros más notables de la investigación científica es que permite recortar o categorizar de
modo más rico la realidad, permite ir develando, descubriendo, determinadas zonas antes ignoradas
de lo fáctico. Esto ocurrió con el fenómeno de la autoridad. La significación q tiene para cada
individuo su relación con las figuras de autoridad es enorme, ya q el infante humano depende para
su supervivencia de la atención y cuidado q le brinden sus padres, o quienes hacen las veces de tales,
los que, al criarlos, protegerlos, socializarlos y educarlos, les van imprimiendo la impronta de su
figura como autoridad y como modelos de identificación, generando así un vínculo interno primario
prácticamente indeleble. Sin embargo, la importancia crucial de esta dependencia es postulada e
investigada en épocas relativamente recientes a partir, fundamentalmente, de la teoría del
psicoanálisis creada por Sigmund Freud. Otro tanto ocurre, con la incidencia de las figuras de
autoridad sobre el funcionamiento de un grupo; fenómeno que tal vez no haya sido explorado aún
hasta sus últimas consecuencias.
Una de las primeras investigaciones realizadas al respecto pertenece a Lewin y sus discípulos Lippit y
White. Las experiencias por ellos realizadas son clásicas hoy en días y aparecen prácticamente en
todo manual que se haya escrito acerca de estos temas. El equipo de investigadores programó varias
experiencias: en una de ella se llevó a cabo la observación y registro sistemático del comportamiento
de cuatro grupos de niños de once años. Se diseñaron tres etapas de trabajo distintas, reguladas o
dirigidas por tres estilos de autoridad diferente: autoritarista, democrática y “laissez-faire” (en
francés “dejad hacer”). En la primera, la persona que se hallaba frente al grupo daba las órdenes,
establecía las pautas, no permitía críticas ni participación en la discusión, evaluaba; todo
autocríticamente. El segundo tipo de liderazgo, implicaba dar pautas pero con la posibilidad de
discutirlas en conjunto, permitía y alentaba la participación, etc. El tercer tipo, la modalidad “laissez-
faire”, dejaba al grupo librado totalmente a su autodeterminación, no proporcionaba pautas ni daba
indicaciones; sólo respondía preguntas. Los resultados de esta experiencia, demostraron que, en el
caso del líder autoritario, el grupo adoptaba dos tipos de reacciones: unas, de mutua hostilidad y
agresión manifiesta; otras, de obediencia y sumisión a la autoridad con menor hostilidad mutua pero
fuerte agresión hacia afuera. La contracción al trabajo era alta cuando el líder estaba presente, pero
decaía cuando se ausentaba. Había poca gratificación en la realización del trabajo y un vínculo
negativo con el producto de la labor. Con la coordinación democrática, en cambio, el nivel de trabajo
era muy poco influido por el hecho de que el líder estuviera o no presente, y predominaba un clima
Teoría y técnicas de grupo
cordial entre los miembro del grupo. A su vez, con la autoridad de estilo laissez-laire los niños
trabajaban poco, la dedicación al trabajo se interrumpía con juegos desorganizados y sin objeto, y
reinaba cierta holgazanería.
Otras investigaciones
Se realizaron luego muchas otras experiencias dentro del terreno educativo, todas las cuales parecen
corroborar el hecho de que una buena atmósfera grupal condiciona favorablemente el
comportamiento de los estudiantes y que las actitudes adoptadas por los docentes inciden
debidamente en la gestación de ese clima grupal. Abundante referencia a investigaciones
experimentales aporta la obra de Bany-Johnson, algunos fragmentos significativos:
-Otros estudios han analizado el estilo del dirigente y los efectos de ciertos géneros de
comportamiento sobre el clima del grupo. Las conclusiones fueron q el comportamiento del maestro
que se caracterizaba como dictatorial, exigente y humillante, acarrebab como consecuencia un
comportamiento estudiantil de hostilidad, apatía, agresividad y desintegración emocional en
ocasiones.
-“El comportamiento del maestro caracterizado como favorable, orientado hacia los problemas o
que en general apoyaba al estudiante, dio como resultado comportamientos estudiantiles de un
buen enfoque de los problemas, de ansiedad decreciente, de integración, y en ocasiones, de
readaptación emocional.
-“Sellegó a la conclusión de que los tres tipos de dirección centrados en el grupos crean una
atmósfera o clima más apropiado para aprender, xq se da en más alto grado la interacción en el
grupo.
-Un exámen de la investigación realizada sobre los efectos del clima en el comportamiento del grupo
indica que los miembros se comportan de modo diferente según los diferentes tipos de clima social y
emocional, y que la conducta del dirigente puede modificar el clima.
-“Los maestros y otros dirigentes de grupo cuya actitud fundamental es de preocupación por el
desarrollo individual y de las capacidades del grupo, crean climas q son favorables a la cohesión y la
autodirección, por otra parte, los dirigente cuya actitud fundamental o cuya orientación hacia los
individuos y grupo es la de limitar su comportamiento y de tomar ellos mismos todas las iniciativas,
crean climas que llevan: 1. A la apatía y sumisión, con mucho de dependencia y escasa capacidad de
autodirección e iniciativa; 2. A la hostilidad y al comportamiento rebelde. Esos dirigentes cuya
actitud es de indiferencia hacia el grupo, q ignoran o fracasan en la tarea de ayudar a los individuos y
grupos, crean condiciones caracterizadas por un sentimiento general de frustración y descontento,
de poca cohesión y escasa moral. Una de nuestras hipótesis de trabajo estaba relacionada, con la
posibilidad de crear un buen clima grupal, a partir de una propuesta actitudinal, proveniente del
equipo coordinador; que favoreciera coherente y activamente su gestación. Los resultados fueron
confirmatorios en todas las experiencias realizadas; incluso en algunos grupos donde predominaba
un clima inicial de cierta tensión o ansiedad marcad, éste descendió bruscamente y se llegaba a una
atmosfera grupal confortable y distendida.
Teoría y técnicas de grupo
Las actitudes del coordinador y el modelo vincular
La idea es que la persona que se encuentra al frente de un grupo sugiere o propone al mismo un
determinado modelo vincular; va marcando, de alguna manera, las pautas de comunicación, a veces
en forma evidente, manifiesta, otras, a través de gestos más sutiles. Las actitudes del coordinador
van plasmando lo que según ya vimos llama Goffmanuna “definición de la situación”. Frente a la
tónica q se irradia desde la coordinación, la gente reacciona con aquellos aspectos o facetas propios
q este estilo potencia, y se va consolidandoasí una determinada atmosfera grupal. Así, cuando el
modelo vincular que se propone desde la coordinación, obedece a una matriz descalificatoria,
enjuiciadora, o marcadamente competitiva, el clima que se genera es de tensión. Cuando, por el
contrario, las actitudes tienden a alentar una matriz cooperativa, de aceptación y confianza mutua,
se va generando una atmosfera distendida donde se abandona progresivamente las actitudes de
agresión y defensa y comienzan a florecer conductas de mutuo aliento y apoyo. La autoridad
“formal” dentro de un grupo puede alentar o incluso promover activamente con su accionar,
determinados mecanismos distorsionantes o tender a neutralizarlos y disolverlos, promoviendo por
el contrario, circunstancias facilitadoras.
La hipótesis que sustenta la declarada incidencia del coordinador en el clima grupal puede parecer
refutada o desmentida por le hecho de que, en diversas ocasiones, una persona que debe dirigir una
actividad grupal no logra controlar la situación y no puede orientar al grupo hacia la prosecución
eficiente o satisfactoria de la tarea. Por consiguiente, lejos estará de llegar a imprimir su tónica
vincular al conjunto. Situaciones de este tipo pueden presentarse por ej en el ámbito escolar. Así, un
docente puede declarar su propósito de implementar un régimen democrático o participativo en el
aula y no lograrlo, perdiendo el control de la actividad del grupo con el consiguiente deterioro del
clima grupal. En ocasiones esto conduce al protagonista de estos hechos a la conclusión de que la
única manera de lograr el ejercicio de la autoridad es adoptar el modelo autoritario. Podemos
afirmar que no siempre la persona que se encuentra institucionalmente frente del grupo es aceptada
o reconocida como autoridad por éste. En muchoscasos la figura q por razones institucionales debe
ejercer la conducción de un grupo tiene que lograr, de algún modo, el reconocimiento de ese
liderazgo. Cuando afirmamos que la autoridad de un grupo incide fuertemente en la gestación de un
clima grupal al dar la tónica de una matriz vincular nos referimos a una autoridad que es reconocida
y aceptada por el grupo como tal. Un punto muy importante de explorar es el de qué tipo de
factores promueven la aceptación de una autoridad por parte de un grupo, más allá de la asignación
institucional del rol. Existen factores q dependen de la constitución del grupo y tmb de su historia
previa a la llegada de la persona que, a la razón, reviste el rol de autoridad. También hay factores q
dependen de las actitudes asumidas por la autoridad o quien intenta serlo. Quizás uno de los puntos
más importantes tenga que ver con la coherencia actitudinal y una cierta firmeza o seguridad en el
encuadre del rol de autoridad q se propone implementar, lo cual no significa una actitud autoritaria.
También para llevar adelante una propuesta democrática debe haber un encuadre bien definido por
parte de la coordinación q garantice las reglas del juego. Un juego realmente participativo y de
libertad depende del respeto mutuo. Necesario es aclarar q no siempre la influencia de la autoridad
logra crear un buen clima grupal; en ocasiones, pueden darse situaciones grupales muy conflictivas q
es necesario trabajar o desestructurar.
Teoría y técnicas de grupo
Las actitudes como facilitadores y como obstaculizadores
El docente, autoridad grupal reconocida, contribuye fuertemente con sus actitudes a generar
determinados climas grupales. Las actitudes del docente puedenobrar por sí mismas como
importante obstaculizadores o facilitadores de una buen integración grupal. Para poder promover un
buenclima grupal es importante q el docente perciba de algún modo, sea como producto de un
conocimientoteórico previo o a un nivel puramente “intuitivo”, que un mundo vincular subyace y se
agita de continuo en el aula, y q lo q está en juego no es sólo la relación del alumno con el
conocimiento, sino q tmb interviene, y mucho, la relación del alumno con el propio docente y con
sus compañeros. Hay dos importante facetas del trabajo pedagógico atinentes a lo vincular: la forma
que tiene el docente de relacionarse con, y dirigirse a, cada uno de sus alumnos individualmente; y la
forma de contribuir a la integración del grupo como tal. Estos dos aspectos tienen mucho en común,
pero no son totalmente idénticos.
Los individuos podemos tomar como punto de partida de nuestro análisis lo q considera Rogers que
son las tres cualidades o actitudes básicas de un “facilitador del aprendizaje”. 1.En primer lugar,
poder ser uno mismo en el rol de profesor, una persona auténtica, que no se sienta obligada a
presentar una imagen o una fachada, o ponerse la “máscara” del rol.2.Por otra parte, tener hacia sus
alumnos una actitud de aceptación, precio y confianza. 3.Por último, poder adoptar una disposición
hacia la comprensión empática.
“Existe otra actitud característica de los que tienen éxito en la facilitación del aprendizaje. Es muy
difícil darle nombre, por eso utilizaré varios. Pienso que significa saber apreciar al alumno, sus
sentimientos, opiniones y toda su persona. Es preocuparse por el alumno pero no de unamanera
posesiva. Significa la aceptación del otro individuo como una persona independiente con derechos
propios. Es la creencia básica de q esta otra persona es digna de confianzade alguna
manerafundamental. Ya sea q la llamemos aprecio, aceptación, confianza o cualquier otro nombre,
esta actitud se manifiesta en una variedad de formas. El facilitador que adopta esta actitud podrá
aceptar totalmente el miedo y las vacilaciones con q el alumno enfrenta un nuevo problema, como
tmb la satisfacción del alumno por sus progresos.
-Comprensión empática
“Otro de los elementos esenciales es la comprensión empática. Cuando el maestro tiene una la
capacidad de comprender desde adentro las reacciones del estudiante, cuando tiene una
Teoría y técnicas de grupo
apercepción sensible de cómo se presenta el proceso de aprendizaje al alumno, entonces podrá
facilitar un aprendizaje significativo. Cuando existe una comprensión empática la reacción del
alumno responde al siguiente modelo. “Por fin alguien comprende cómo siento y cómo soy yo, sin
querer analizarme ni juzgarme. Ahora puede prosperar, crecer y aprender. Esta actitud de ponerse
en el lugar del otro, de ver el mundo desde el punto de vista del estudiante es casi inaudita en el aula
tradicional, donde es posible escuchar miles de interacciones sin encontrar un solo ejemplo de
comunicación clara, sensible y empática. Pero cuando esto ocurre, tiene un efecto de total
liberación”. Decimos que estas actitudes son facilitadoras del buen clima grupal xq al captar esta
tónica que irradia desde la autoridad tiende a producirse en los miembros del grupo:
En el otro extremo del espectro se encuentran las actitudes donde predomina una tónica
descalificatoria y punitiva, q tiende a reforzar los temores latentes, activando los mecanismos de
defensa y ataque. Ejemplos de actitudes q van configurando esta tónica vincular de descalificación y
sanción serían, por ej, al ironizar o tender a humillar al alumno; poner en duda de continuo su
capacidad u honestidad, oponer el énfasis en los errores más q en los aciertos, considerar el erros en
el proceso de aprendizaje como algo “punible””, amenazar o amedrentar, utilizar rótulos, etiquetas,
etc.
Alentando la integración
Existen, actitudes ligadas específicamente con lo grupal, a las relaciones entre los miembros, q
pueden apuntar francamente a la integración y la cohesión del grupo o, por el contrario, a incentivar
conductas decididamente individualistas. En la primera postura encontramos educadores que, al
comprender la importancia q tiene el grupo para el bienestar de sus alumnos y para su proceso de
aprendizaje, se preocupan por promover la integración armoniosa. La preocupación porpromover un
grupo sano puede conducir al docente a tratar de incidir en forma abierta en el mejoramiento del
clima grupal proponiendo actividades de integración, brindando oportunidades y momentos de
encuentro y reflexión conjunta para profundizar el conocimiento mutuo y la resolución cooperativa
de los problemas comunes, etc. En esta línea activa y constructiva pueden encontrarse desde
sugerencias o iniciativas tomadas espontáneamente dentro del marco del desarrollo de una clase, al
sentir la presencia de un obstáculo, una parálisis enla tarea, o una fuerte dispersión,
desorganizadora del trabajo, etc., hasta experienciaspedagógicas innovadoras diseñas ex profeso
para este propósito. El docente con sus actitudes cotidianas, con su manera de ejercer la autoridad y
conla naturaleza de los recursos q usa para incentivar el aprendizaje, puede promover o desalentar
una buena integración grupal. Un aspecto incide positivamente en este sentido es proponer un
trabajo grupal y cooperativo como recurso de aprendizaje. En cuanto a la ponderación de los
resultados obtenidos por los alumnos, será positivo evitar las comparaciones q impliquen privilegiar
o alabar a unos en detrimento o desmedro de otros, no estimular rivalidades, los celos o la
Teoría y técnicas de grupo
competencia por ser el mejor” o figurar “entre los mejores” y por ser “el más querido” por el
profesor o maestro,etc. Efecto q genera este tipo de “incentivos”: dependencia respecto del líder,
pugna y antagonismo entre grupos o personas, miedo a la descalificación, etc. Otro aspecto
fundamental está ligado con el grado de libertad y participación q se promueve, la posibilidad de
crear un ámbito donde todos puedan hacer oír su voz, sus inquietudes, exponer sus dificultades y sus
necesidades, sus expectativas y deseos respecto de la tarea q los ocupa, etc. Todo esto hace que los
alumnos se sientan reconocido e identificados como personas, q se sientanlibres y respetados, lo
cual ayuda tanto al crecimiento individual como grupal. Con actitudes como éstas, el docente se
encontrará cumpliendo un rol de facilitador grupal.
¿Qué papel juega en todo esto el entorno que rodea al grupo? ¿Alienta el marco institucional estas
modalidades vinculares olas obstaculiza? La respuesta q daremos a esta pregunta contempla dos
aspectos. En primer lugar, consideramos q los climas institucionales varían según las escuelas de q se
trate; si bien el sistema educativo da su importancia general a la educación, existen diferencias entra
las distintas instituciones. Así como hablamos de distintos climas grupales, podemos halar tmb de
distintos climas o atmósferas institucionales. Debemos mencionar como importante tema de
reflexión el referido a las causas q producen estas diferencias en la atmósferas institucionales. Hay
instituciones educativas más abiertas y sensibles a este tipo de planteos y otras ceñidas a esquemas
disciplinarios y pedagógicos más conservadores. Un clima institucional represivo o autoritario crea
una atmosfera de temor o rigidez q no estimula precisamente la labor de un facilitador grupal.
Tampoco será favorable un clima institucional de descontrol o laissez-faire. A pesar de las
dificultades q puede provenir de un entorno resistente y hostil siempre habrá un espacio aunq sea
pequeño para intentar generar una buena comunicación humana.
El que hacer con los grupos refiere, en parte, al ser coordinador. Es una tarea “artesanal” porque permite
y exige la creación de una manera propia de ser coordinador, que se actualiza con las tensiones
personales de la trama grupal. La práctica no es todavía un quehacer determinado.
Una de las técnicas más conocidas es la Técnica de grupo operativo de Pichon Riviere. Esta forma de
coordinar grupos toma al grupo como instrumento para desplegar transformaciones sociales que
posibiliten el bienestar de la población. La propuesta del grupo operativo demanda e impone trabajar y
trabajarse, transformar y transformarse. Este modo de subjetivación a través del cual el sujeto se
produce de manera funcional al dispositivo social, se apuntaba ya articulaba con significaciones sociales
fuertemente asentadas en la esperanza y la convicción de la transformación social progresista por los
colectivos sociales organizados.
Interpretar implica develar un sentido oculto, pero del que se sabe a priori: ese saber depende de la
posición teórica del interpretante. Cuando el psicoanálisis interpreta, lo hace desde un a priori que es la
determinación inconsciente, que establece un orden de jerarquía sobre los demás componentes que
inciden en la situación.
Se paso de una tradición psicoanalítica de trabajo individual a la intervención con grupos, donde se
formo la figura de “coordinador-oráculo”: solo él tiene el poder de explicar lo que al grupo le pasa, desde
la interpretación de la estructura inconsciente que subyace, a todas las manifestaciones grupales.
La caja de herramientas
Se trata de construir un posicionamiento técnico para trabajar con grupos, al que designaremos como
“coordinador”. La teoría como caja de herramientas quiere decir que se trata de construir no un sistema
sino un instrumento, que esta búsqueda no puede hacerse más que gradualmente, a partir de una
reflexión sobre situaciones dadas. Hay que hacer el esfuerzo de poner las teorías al servicio de una
Teoría y técnicas de grupo
estrategia metodológica que apele a la diversidad y transdisciplinariedad, en orden a las características
de los problemas que se deben enfrentar cuando se coordina grupos.
La coordinación grupal del grupo operativo se caracteriza por grupos pequeños de muy larga duración,
estables y cerrados, en los que están solidificadas la pertenencia y la llamada mutua representación
interna, que destinan una parte muy considerable del espacio-tiempo grupal para trabajarse en función
del aprendizaje del proceso grupal, y que articulan una intensa carga en las relaciones transferenciales.
Los muy diversos tipos y tamaños de agrupamientos que podrían beneficiarse con procedimientos de
intervención que incluyan herramientas grupales, malamente se dejan tomar por este modelo.
Generalmente son agrupamientos de tamaño diverso, el problema presentado no tolera central el
trabajo del grupo en el aprendizaje de los fenómenos grupales, la red transferencial no tiene ninguna
centralidad en el coordinador y habitualmente la dimensión institucional no es contexto, sino objeto del
mismo intercambio.
Se distingue entre lectura de proceso y procedimientos de intervención con objetos acotados, para
impedir las lecturas de un proceso grupal inexistente, es decir, que como coordinadores cuando se trata
de hipotetizar cuando no hay estabilidad y hubo pocos encuentros.
(atención, este texto tiene muchas imágenes, léanlo con el libro al lado)
La función de observador implica tanto un registro de datos como una labor interpretativa de esos
datos. Esta interpretación de datos se realiza a partir de Ecro (esquema onceptual, referencial y
operativo).
Teoría y técnicas de grupo
No solo se observa mirando. “la observación como actitud cognitiva intencional, difiere del mirar y es
orientada de manera consciente mediante un esquema de trabajo explicito y una actitud
persistente. Es un proceso de atención intencionada, orientada por unos fines y objetivos
predeterminados”.
El observador se incorpora al ejercicio del rol de observación del campo grupal con un bagaje de
información y de preconceptos que inciden en la objetividad de la tarea. Hace a una actitud
profesional conocer esto con anticipación para que las hipótesis que se elaboren sean perfectibles.
A. LA VISTA
La mirada sobre el contexto donde se establece el grupo.
El observador debe proponerse conocer donde esta ubicado mirando. Ello implica la descripción de:
- La infraestructura edilicia: si el espacio permite la tarea grupal con relación a metros y números
de integrantes; si estos cuentan con espacio para expresarse en forma motriz; ruidos externos;
aireación e iluminación del lugar.
- La descripción de la organización e institución: actividades que realiza esa institución; vinculación
que establece el grupo con la organización.
- Coyuntura en la que se establece la tarea grupal: el contexto histórico en el cual se desarrola la
actividad grupal. Preguntar sobre acontecimientos comunitarios que estén sucediendo.
La observación se realiza sobre las conductas manifiestas en el grupo por parte de los inegrantes. Esta
observación tiene como objetivo la construcción de hipótesis sobre la dinámica interpersonal que se
produce en el grupo.
En los primeros encuentros hay muchos grupos que forman círculos en sus variadas fromas. (IMAGEN)
Todas ellas tiene en denominador común que el equipo de coordinación esta en un vértice,
generalmente cerca de la puerta o pizarrón, con la mayoría de los integrantes alejados del equipo.
Los roles también se pueden observar a través de la figura grupal.
- El líder afectivo: integrante que modifica su espacio dentro del grupo. Aboga por la pertenencia
al mismo e invita con su conducta a que el resto del grupo se acople.
- Los integrantes que ofician de co-cordinadores: se ubican frente al coordinador o al costado, con
la finalidad de tener el mismo campo de acción el coordinador.
- Los integrantes que ofician de co-observadores: son poco participativos y se dedican en los
primeros encuentros a “husmear” la crónica del observador.
- Integrante llamado evitativo: se sienta siempre cerca de la puerta, como para irse; esta en la
frontera del grupo o en la segunda fila dentro del circulo grupal.
Teoría y técnicas de grupo
(IMAGEN)
B. LA ESCUCHA
La escucha interna del observador.
Es valioso que la persona que oficie de observador tenga o quiera emprender una práctica de “escucha
interna”. Estos datos deberían manejarse en un plano consiente, ya que “las crónicas hablan” y muchas
veces ha sucedido que al final de la practica grupal surge en las mismas que cierto integrante es
escuchado por el observador mas que otros o que el coordinador ha registrado tal o cual frase que el
observador nunca registro auditivamente.
C. LAS SENSACIONES.
La observación de las sensaciones compete exclusivamente al registro de lo interpretativo en el plano
grupal. No hay que autocensurarlas y deben ser registradas para la formulación de hipótesis. Las técnicas
evaluativas aportan argumentos a las sensaciones del observador.
Dimensiones, variable e indicadores que construyen el campo a observar. (Cuadro gigante libro)
REGISTRO EN LA OBSERVACION.
El acto de observar siempre resulta una conducta subjetiva, puesto que se trata de una acción humana
realizada por alguien que, independientemente de su capacidad técnica, se incorpora con sus ideas,
sentimientos, ideología, y prejuicios en el campo observacional. La observación debe tender a un registro
lo mas objetivo posible para poder discriminar cuanto pertenece al campo de lo descriptivo y cuanto al
campo de lo interpretativo del observador. A este proceso se lo denomina doble registro.
La forma de registrar varia de acuerdo a quien registra; si bien nosotros sugerimos a los fines didácticos
dividir la crónica grupal en dos campos, uno descriptivo y uno inferencial, esto no invalida otras
modalidades, tales como tomar nota de los acontecimientos grupales y luego realizar un informe grupal
o aquella en la cual se describe que sucede en el grupo en forma cronológica y simultáneamente se
colocan las impresiones personales entre paréntesis.
M.T Anguera describe cuatro tipos de observar:
- Descriptivo: énfasis en la mera descripción, sin realizar una evaluación e interpretación de lo observado.
-Evaluativo: tendencia a juzgar.
-Erudito: aportación de información innecesaria con afán de saberlo todo.
-Imaginativo: distorsión de la realidad.
El trabajo de campo etnográfico se caracteriza por su falta de sistematicidad, sin embargo, adquirió
identidad como técnica de obtención de información; la observación participante, alude precisamente a
la inespecificidad de las actividades que comprende.
-Observar vs Participar
La observación participante consiste en dos actividades; observar sistemáticamente todo lo que ocurre
en torno al investigador y participar en una o varias actividades de la población. Participar en el sentido
de ¨desempeñarse como lo hacen los nativos¨ (del grupo), la participación pone el énfasis en la
experiencia vivida del investigador en relación con su objetivo. En el polo opuesto, la observación implica
ubicar al investigador fuera de la sociedad, así puede realizar su descripción detallada de lo que ve y
escucha.
De acuerdo con los enfoques positivistas, al investigador se le presenta una disyuntiva entre observar y
participar.
Por eso el etnógrafo que utiliza este enfoque prefiere observar a sus informantes en sus ambientes
naturales, no fundirse con ellos. La técnica preferida del etnógrafo es la observación, como última
instancia e comportara participante.
-Una mirada reflexiva de la observación participante (OP lo puse yo para abreviar no el libro)
En todo momento, la observación participante permite recordar que se participa para observar y se
observa para participar, el involucramiento e investigación no son opuestos sino partes de un mismo
proceso de conocimiento social. La OP es el medio ideal para realizar descubrimientos, examinar
críticamente conceptos teóricos y anclarlos en realidades.
Teoría y técnicas de grupo
La diferencia entre observar y participar es en el tipo de relación cognitiva entre el investigador y los
sujetos, el nivel de involucramiento. La observación no es del todo neutral y la participación nunca es
total.
Participación como técnica etnográfica alude a comportarse según las pautas de los nativos.
PARTICIPACION ¨CORRECTA¨ esaquella que cumple con los valores y normas locales, no suele ser la más
deseable pq cualquier transgresión afectara su relación con los nativos del grupo.
La OP implica desempeñar ciertos roles locales, esto pone en evidencia la tensión del trabajo de campo
etnográfico entre hacer y conocer, mantener la distancia e involucrarse.
Participación Nativa: A veces es imposible estudiar a un grupo sin formar parte de el. Los roles de
participante observador y observador participante son producto de la combinación de ambas actividades
Participante pleno es el que oculta su rol de antropólogo cumpliendo otro rol o tarea, si es descubierto
deberá abandonar el grupo. El observador puro, es quien niega adoptar un rol que no sea el propio.
Registro alude procesos simultáneos; a) la aplicación critica e inteligente de técnicas para obtener
información, b) registro de información considerada inesperada, diversa o múltiple. c) la propia
reflexividad como distinta de la de los nativos.
2) Visualizar el proceso por el cual el investigador abre la mirada, aprehendiendo sobre el campo
Formas de Registro
Puede ser en el transcurso de los hechos o posteriormente. En el primer caso se suelen utilizar
grabadores y notas escritas, el grabador asegura una fidelidad casi total, ya que solo se registra audio y
no la actitud corporal. La otra alternativa es no tomar notas en el momento y apelar a la memoria y
reconstrucción a posteriori, puede ser beneficiosa ya que no entorpece la investigación en el momento
de contacto con el grupo nativo. El registro escrito simultáneo puede estorbar al informante en la
medida que se siente observado.
¿Qué se registra? Puede registrar solo lo que al investigador le interesa o todo lo que le parezca o
recuerde. Se recomienda registrar todo lo posible.
La fuente del proceso de registro es el cruce entre; actividades, lugar, personas, tiempo.
ESPACIO: dimensiones del ámbito de observación, sus condiciones, decoración, y espacio geográfico.
INVESTIGADOR: presentación que hace de si, disposición en el encuentro, expectativas, temas a tratar,
irrupciones o preguntas etc.
Es aconsejable realizar un resumen de lo trabajado para que se más sencillo al retomar el siguiente
encuentro recordar lo trabajado.
El aprendiz coordinador comienza a marchar a la deriva y pierde la noción del porquéde su inclusión en
el grupo, si esta confusión permanece en el tiempo se convierte en un obstáculo en el desarrollo del rol.
Se traduce en intervenciones arbitrarias, fragmentadas, suele más descoordinar que coordinar,
desorienta al grupo.
Se buscara que el coordinador comprenda su razón de ser, desde el rol, en un grupo, de manera que su
mirada adquiera sentido y su intervención direccionalidad.
Teoría y técnicas de grupo
Establece Pichón Rieviere como ¨configurantes del grupo¨
a) La constelación necesidades-objetivo-tarea
Necesidad y objetivos.
Aparecen como los elementos fundantes del grupo. Dan lugar al origen y razón de ser de ese grupo.
Ligados a su comienzo y fin, a la motivación y direccionalidad y desde allí estructura el proceso.
Las tareas (acciones para satisfacer las necesidades y así alcanzar el objetivo propuesto) surgen y tienen
sentido por esta relación.
La MRI surge como consecuencia de la interacción, pero a su vez incide dialécticamente el ella.
Este grafico muestra la relación dialéctica entre los organizadores grupales, y como de la relación
necesidad objeto surge la tarea.
Relacion
Coordinador
Tarea
Necesidad
Objetivo
La tarea del coordinador consiste en reflexionar con el grupo acerca de la relación que los integrantes del
grupo tienen entre si y con la tarea. Cuenta con dos herramientas. El señalamiento y la interpretación,
que es una hipótesis acerca de acciones implícitas que ocurren en el grupo y que pueden ser obstáculos
en el complimiento del objetivo. ¨No existe grupo sin tarea¨ (Pichón).
La técnica operativa surge como una forma de intervención especifica en el campo grupal desde un rol,
coordinador. Este coordinador tiene una distancia, un rol asimétrico, por lo cual puede detectar los
obstáculos, esclarecerlos y buscarles solución.
El rol del coordinador esta requerido en función de la tarea y a partir de los obstáculos en su desarrollo.
La relación con la tarea y el objetivo grupal son la razón de ser del coordinador en el grupo operativo
Los obstáculos interfieren en las relaciones dentro del grupo. Es fundamental estar atento a los dos
planos, cuando el coordinador:
-no atiende a la relación con el objetivo, es posible que el grupo también lo pierda.
-no atiende a las relaciones entre los integrantes, creándose un clima poco agradable para el trabajo.
La intervención en un grupo comienza desde el momento en que el psicólogo es convocado, o desde que
decide que dispositivo va a implementar. Son el producto de un trabajo de construcción común entre los
coordinadores y miembros del grupo. Las intervenciones en distintos dispositivos grupales tienen en
común algunos aspectos, mientras que otros son específicos de cada uno de ellos, pero en todos la tarea
se centra en el trabajo psíquico de estar en un vínculo. La presencia del coordinador en el grupo se vive
como “palabra autorizada” por parte de los integrante, son interpretadas como signos de preferencia, de
reconocimiento, de validación, por lo que hay que prestar especial atención al lenguaje no verbal, ya que
puede ser tan potente como las palabras.
Modalidad de comunicación
Nuestras intervenciones van dirigidas a los contenidos y a la escena que se configura, a veces coinciden y
a veces no. Si los integrantes del grupo logran una comunicación en red estarán en mejores condiciones
de comprender los obstáculos en los vínculos interpersonales y los problemas que se derivan de los
discursos manifiestos.
En el imaginario grupal se espera que el coordinador actué como árbitro, que apruebe o sancione,
respondiendo a quien tiene razón. Se evita asumir esta función.
Una de las riquezas de los dispositivos grupales es la presencia de distintos modelos operacionales,
distintas maneras de resolver un problema.
Teoría y técnicas de grupo
Trabajo de subjetivación cuando se abordan temas generales
Es frecuente que en el grupo exista la comunicación en red mientras se discuten temas generales con la
característica de abordarlos eludiendo la subjetividad de estos temas en cada uno de los miembros del
grupo.
CUANDO INTERVENIR
En todos los modelos de trabajo grupal se indica habitualmente esperar a que hablen varios integrantes
antes de alguna intervención del coordinador. Se necesitan por lo menos tres integrantes para que exista
el grupo.
Intervenimos cuando comprendemos la significación de una escena, cuando detectamos una urgencia o
cuando se presenta una situación que obstaculiza la tarea grupal.
El manejo del silencio es complejo. Es importante tolerarlo y no llenar el aparente vacio con nuestras
palabras. Pero esto tiene un límite: en algunos momentos el silencio adquiere un carácter
desestructurante o persecutorio que justifica nuestra intervención.
GRUPO DE REFLEXION
Se reflexiona sobre las fantasías, pactos y acuerdos, y sobre la dramática y estructura de roles que de
ellos derivan. Trabajamos también con la articulación de dichos aspectos con los organizadores
socioculturales, con las representaciones sociales, con las variables institucionales y con los sistemas de
ideales.
En el grupo de reflexión en una institución de salud mental existe un malestar bastante generalizado a
raíz de que algunas tareas permanecen sin resolver. En las situaciones de intercambio grupal hay
reproches entre distintos miembros del grupo. Algunos no sienten que pueden hablar por miedo a ser
censurados. El coordinador señala que, por más de que haya desacuerdos, existe un acuerdo grupal en la
fantasía de la reparación compartida por todos. Cada miembro sostiene esta fantasía combinada con
fantasías secundarias propias. La intervención en este grupo apunta a desmontar la problemática que
luego permita trabajar en mejores condiciones.
El proceso grupal se caracteriza por la circulación de información, los fenómenos de catarsis que se
producen, se comparte empáticamente, se confrontan modelos operacionales y aparecen
sentimientos encontrados frente a estímulos semejantes. A partir del material verbal, se presenta una
Teoría y técnicas de grupo
contradicción que a través de la autorregulación grupal y la circulación de la función terapéutica tiende a
resolverse. La movilidad de roles determina precisamente esta circulación de la función terapéutica.
El grupo terapéutico está dirigido a promover modificaciones en cada una de las personas que lo
integran y que han concurrido a ese grupo con la decisión de hacer un tratamiento psicoterapéutico a
raíz de dificultades en su vida y en sus vínculos que les producen sufrimiento. Por lo tanto, nuestra tarea
está dirigida a aliviar ese sufrimiento, facilitar el reconocimiento y abordaje de su conflictiva personal y
promover plasticidad y pertinencia en las conductas.
Las interpretaciones no son solo del terapeuta, también los compañeros de grupo pueden asumirlas. La
interpretación se dirige a la estructura de roles y a los contenidos que dan cuenta de las fantasías
originarias y secundarias y de los pactos y acuerdos inconscientes.