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CONCEPTO Y ESENCIA DEL ESTADO SOCIAL
DE DERECHO
Por
East ForstHorF
RAPA SAMHAAAAADHAAOSHATAAAAAARAAHHTEHHHHHEEEEVEU baba adda dada sd ddIIIII IIIT Seda asa aESa!
ESTE ESTUDIO FUE PUBLICADO BAJO EL TITULO: «BEGRIFF
UND WESEN DES SOZIALEN RECHTSSTAATES® ¥ FUE EDITADO
POR LA EDITORIAL C. H. BECK, MUNCHEN, 1975,
Desde siempre nuestra asociacién ha concedido al se-
lator una libertad amplia y generosa en el tratamiento
de los temas. El otro relator y yo hemos convenido en
hacer uso de esa libertad, y hemos previsto una distri
bucién de Ja materia de modo que yo comience con ua
exposicién del Estado de Derecho desde la pers-
pectiva constitucional; el sefior Bachof hablard desde el
Angulo del Derecho administrativo. Ambas conferencias
estén, pues, primariamente en reciproca relacién com-
plementaria desde la materia misma, y no en relacién
dialéctica (*).
Esto supone una cierta modificacién del asunto acon-
sejada por la misma materia a tratar. En primer luger,
pone de manifiesto que el Estado social de Derecho es
una realidad de la que hay que partir. Expresa, ademis,
que los aspectos juridico-constituicionales y juridico-admi-
nistrativos del tema tienen consistencia propia, aunque
() Es préctica académica frecuente en Alemania
mismo tema en dos conferencias o informes, presentén:
‘veces con la témica del contrapunto desde perspectivas distin:
tas, otras de modo complementario (N. del T).2 ERNST FORSTHOFE
serfa ese Estado social de Derecho un problema consti-
tucional. La Ley Fundamental, entendida al margen de
esa realidad, no colocaria al lector ante los problemas
que plantea este asunto. El empleo del término social
en dos ocasiones en forma adjetiva, articulos 20 y 28,
induce dificilmente la idea de que con ello se quiere dar
expresién a una po:
global de la Constitucién.
Planteamos, pues, el tema desde una perspectiva que
se sitta fuera del texto constitucional escrito y esto no
nos inquieta en forma alguna, puesto que hemos supe-
rado ya la reduccidn positivista que limita el campo vie
sual del jurista a la literalidad del texto legal. Reconoce-
mos la existencia de un Derecho constitucional no escri-
to, y, sobre todo, sabemos que las normas constituci
nales, menos atin que las otras normas ju
pueden ser valoradas o interpretadas desde
La interpretacién constitucionel no puede prescindir de
los datos de la realidad constitucional. Las grandes mu-
taciones en la interpretacién de normas tradicionales
que hemos contemplado en los iiltimos decenios, tales
como el principio de igualdad, la garan
dad privada o el derecho de revision ju
pueden ser entendidas desde los cambios que ofrece la
realidad social de esta época.
pretacién no si
fundamental en Ja estructura
lad de las realidades p.
cuales él debe servir de medida. La interpretacién cons-
titucional no puede permanecer ciega a los cambios de
sentido y modos de funcionamiento de las normas cons-
tituconales. Pero no puede tampoco introducir adiccio-
Todavia més, Toda apertura hermenéutica respecto
de Ja realidad tiene su limite en la estructura de cada
‘itucién, en las instituciones, formas y técnicas con
las que realiza sus fines, y esta afirmacién vale princi-
‘CONCEPTO Y ESENCTA DEL ESTADO SOCIAL DEDERECHO 73
palmente para las constituciones democraticas en las que
tales instituciones, formas y técnicas establecen sus ca-
racteristicas sustanciales. Mas adelante trataremos de
este punto.
En mi opiniéa, el problema central de la conferencia
es sobre si el Estado social, al que vemos ya realizado,
‘© al menos fundamentalmente afirmado y con tendencia
a ser realizado en ambitos de nuestra vida juridica como
son el Derecho de la Seguridad Social, el Derecho del
Trabajo, de Arrendamientos, el Derecho Urbanistico, etc.,
forma parte integrante de nuestro Derecho constitucio-
nal; es decir, si lo social se ha integrado ya en la estruc-
tura democrética de la constitucién o se ha ensamblado
con ella formando una unidad.
Estamos confrontados con este problema-desde que
4H, P. Ipsen, en su conferencia tan justamente ensalzada,
sobre «Expropiacién y Socializacién» planted la exigen-
cia de que la garantia constitucional respecto de la pro-
piedad privada sea entendida desde su intima relacion
con el dato de que eel Estado de Ja Ley Fundamental se
proclama Estado social». El alcance de esta exigencia se
esclarece desde las palabras iniciales de la conferencia
en la que Ipsen disefia la importancia de la
ha sido permitida por el articulo 143, pérrafo 2. Lo que no im-
pide afirmar que It L.F. toma més en serio la naturaleza de la
Jey como norma general de lo que Io hiciera la Constitucién de
le tales lees.
“Véase Ja formulacién de una tal norma de partilpacién,
gue es comin y tradicional en el Derecho municipal, garanti
zando a los vecinos de un ayuntamiento el derecho a wiilzar las
instalaciones munidpates, por ejemplo en el artieulo 17 DGO y38 ERNST FORSTHOFF
les tales como el derecho al trabajo, a la seguridad social,
a la ensefianza, educacién, proteccién de la fa
ternidad o juventud, no se pueden captar en una norma
abstracta, susceptible de aplicacién. A esto se afiade que
materias juridicas en concreto, en el ambito de las cuales
aparecen tales garantfas, no se encuentran en un estado
de gran perfeccién normativa como li que hay que pre-
suponer en la organizacién de los tribunales.
‘Una constitucién no es una ley social ®; ella se dirige
a la colectividad. No es tarea suya la regulacién de las,
distintas materias, ni puede serlo puesto que debe im-
ponerse una brevedad lapidaria. Por esta razén no siem-
pre consigue el grado de concrecién suficiente que haga
posible la inmediata aplicacién de sus normas. La cues-
tidn ya mencionada de ejecucién, esto es, de la directa
aplicacién de las normas constitucionales esté siempre
presente en las ordenaciones de cardcter social. En estos
Jador concretar la norma cons-
de tal modo que su ejecucién sea posible con,
én misma de la ley asi elaborada.
Tanto la Ciencia juridica como Ja Jurisprudencia se
vieron ampliamente confrontadas con ella durante la vi-
gencia de la Constitucién de Weimar”.
fen las normas posteriores como el articulo 21 Bayr. Gem 0,
§ 20 Hess. Gem. 0., § 18 Gem. 0. de Nordrh:Westf, § 12 Gem.
©. Rh-PF, § 18 Gem, 0. £. Schlesw. Hol
del § 17 DGO, Ba
bre los antecedentes
, 1940, pags. 280 y ss. Todos estos preceptos
dichos reglamentos hayan de ser elaborados con un sentido
Sueno, Verfassung und Verfassungsrecht, 1928,
al articulo 131 en la que se reconoce a éste el cardcter de norma
‘CONCEPTO YESENCIA DEL ESTADO SOCIAL DEDERECHO 89
De modo natural la evolucién del Estado Social de
Derecho conduce a que las «garantfas» sociales no queden
relegadas en la regién vaporosa de una promesa mera
mente programatica de la que tomaria nota el legislador
que es el primer obligado, sino a reconocerle una vincu
laci6n juridica directa. Sélo asi serian en realidad autén-
ticas garantias, y sdlo as{ también se podria reconocer
a una constitucién el carécter de constitucién Social de
Derecho, porque con ello vendria dado un elemento es-
tructural en la constitucién que daria sentido pleno a uma
tal caracterizacion. :
Acaso se pueda argumentar, frente a la objecién de
que de esta forma se elimina la funcién mediadora de
Ja ley ordinaria entre a Constitucién y los actos de eje-
cucién, aduciendo que la misma Ley Fundamental ha
excluido esta mediacién en relacién con los derechos
fundamentales. Ast, el articulo 13 prescribe de modo
expreso la inmediata vigencia de los articulos que regu
Jan los derechos fundamentales respecto del legislative
ejecutivo y judicial, Pero recomendar la interpretaciéa
extensiva de este precepto, que cada vez adquiere mayor
relevancia, seria enormemente perjudicial. El articulo 13
transforma una gran parte de las disputas posibles entre
el Estado y el individuo en conflictos sobre interpret
cin de la constitucién. Elimina con ello las relaciones
entre legislativo y ejecutivo al colocar al ejecutivo en la
posicién del legislativo alli donde éste no haya hecho uso
de sus competencias; con ello desaparece la estricta sepa-
racién entre la competencia para establecer normas y la
competencia de ejecucién como una caracteristica del E+
jinmediatamente aplicable, no obstante la reserva que el mismo
articulo hace en previsién de una ulterior regulacién por Jey
(RGZ BD. 102 ,pégs. 168, 393; Bd, 103, pig. 430; Bd. 104, pags. 29
¥ 88 Bd. 105, pag. 335; Bd, 106, pags. 31 y ss). ANscHUrZ ha mo-
‘ificado ‘su opinién discrepante con evidente reticencia en
revisida de sus comentarios. Vid. ademas CaRL Scerart, Hand?.
d. dt. Staatsr, Ba. 2, 1932, pags. 394 y ss. Thid., Rechtsstaatlicher
Verfassungsvoiteg, ‘publicado ‘en Rechtsyutachten, 1952, pés-
nas I y ss.
Age OHHH GOHoGGHoeee TT TTTTTTT CCC CCK CK KK LEFPP er Owe FTP H IPL IHL HIFHIFSIIIFIFILLI LISI DHHEVSA
90 ERNST FORSTHOFF
tado de Derecho. Esta distincién
cia al Estado de Derecho, que es ol
tado de leyes, del Estado de administracién. El articu-
Jo 1,3 de Ja L. F. lleva necesariamente a un fortalecimiento
de la independencia y poder de la administracién que
se manifiesta de modo especial en Ja prohibicién auto-
matica del articulo 9,2 L.F. Se puede dudar con funda-
mento que los padres de la L.F. hayan previsto en todo
su alcance ese efecto del articulo 1,3. La intencién de-esa
regla era conferir la maxima eficacia a la proteccién de
los derechos fundamentales del individuo y corre riesgo
ahora de transformarse en lo contrario®, En la valo-
racién del articulo 1,3 L. F., en el marco general de la
Constitucién, no puede silenciarse Ia especial importan-
cla que el constituyente atribuyé al restablecimiento de
Ja libertad como derecho fundamental. Es igualmente
esencial que, independientemente de las dificultades her-
menéuticas que encierren algunos derechos fundamen-
tales como los articulos 19,1, 79,1 y 80, se exija la aplica-
cién directa de un conjunto de normas para los que
siempre existié; esto es, en los derechos fundamentales
clasicos. Por ello hay que ver en el artioulo 13 L. F. una
regulacién especial que no puede ser generalizada. En lo
demés la L.F. toma en serio la nocién democratica de
Constitucién y de ley, como lo prueban los artfculos 19,1,
79,1 y 80.
No podrfa ser de otro modo. Se da aqui un limite
absoluto en el Estado de Derecho que sélo se podria
sacrificar sacrificando igualmente al mismo Estado de
ter de una slfnea conductora y limite para la Legis
Bitraci y eaeatra tanto el Reh como en ls Linders
recliazaron por scarecet de. sentido. y_ser_précticamen
nts Axsoutr, lo. cit, pég. S15, La decaraciin de splice:
cién famediata no podla ser légicamente contemplada en la. se
igunda parte de ia Constitucign de Weimar que en gran medida
Eontenfa élo principios programaticos
Linders;
‘CONCEPTO Y ESENCIA DEL ESTADO SOCIAL DEDERECHO 91
Derecho. Tal afirmacién vale; en primer lugar respecto
de las normas sociales de caricter programitico que han
sido consignadas en las Constituciones de los Linder *,
Estas Constituciones en virtud del articulo 18 L. F. estén
sometidas a la estructura fundamental del Estado de De.
echo, como asi se expresa en el articulo 20 L. F.
Pero precisamente estos preceptos califican a Ja Re-
piblica Federal como un «Estado social federal» (art. 20)
y «Estado Social de Derecho» (art. 28) sobre los que una
nueva corriente en Ja doctrina alemana de Teoria.Gene-
ral del Estado, de creciente importancia, se apoya con
el propésito de scar a la Repiblica Federal de la tradi-
cién de, Estado de Derecho burgués, meramente garante,
para configurar sa condicién de Estado de Derecho desde
Ja vinculacién con determinados contenidos de cardcter
material. La penetracién de esta direccién se manifiesta
de modo especial en los escritos de su representante prin-
cipal Hans Peter Ipsen. En su trabajo Uber das Grund.
gesetz (19-50), se advierte ya una modulacién respecto de
la opcién de la L.F. en pro del Estado social. Esto tiene
Jugar en el marco de una exposicién que manifiesta bajo
la apelacién a los articulos 14 y 15 d ela L.F. que ésta
fija «el statu quo de modo més estricto e inflexible de
Jo que Jo hacfa Ia Constitucién de Weimar» (pég. 16) y
acentiia el contraste que —en opinién de Ipsen— existe
entre esta garantia del statu quo y el estado social de
excepeién que se da a causa del resultado final de la
guerra. Si no se extrajeron ya entonces consecuencias con-
eretas desde Ia opcién en favor del Estado Social fue a
causa del cardcter provisional que se le reconocié clara-
mente a la L.F. Fue a partir de Ja conferencia de Go-
tinga cuando Ipsen, estimando que la provisionalidad de
Ja L.F. iba para largo, abandona esa reserva y afirma
que la L.F. ha optado por'el Estado Social en los ar-
jayr. Verf.; Art. 27 y ss,
37 y ss, Brem. Vert;92 ERNST FORSTHOFF
ticulos 20 y 28 y que se trata ahora de hacer efectiva
esta opcién.
Esta tesis habria de suscitar por su transcendencia
tanta més sorpresa cuanto que se apartaba completa-
mente de la interpretacién dada hasta entonces a los ar-
ticulos 20 y 28. Grewe® habia sostenido que la califica-
cién como Estado social federal era una «nocién vacia,
carente de sustancia», de la que no podian deducirse
consecuencias juridicas. Klein* no habfa pasado de la
afirmacién de la antinomia entre los artfculos 20 y 28 y
el contenido del Estado liberal de Derecho de ia Ley
y un principio hermenéutico que excluye toda interpreta-
én unilateral de los derechos fundamentales. En la préc-
tica todas estas orientaciones coincidfan en dar a la op-
cién en favor del Estado Social el carécter de una regla
programética, tal y como fue normal en Jos tiempos de
la Constitucién dé Weimar.
Una diferencia esencial respecto de la Reptiblica de
Weimar consiste en que en ésta tales normas program4-
ticas figuraban entre las promesas sociales de la segunda
parte, mientras que la opcién en favor del Estado federal
y del Estado de Derecho en el articulo 20 pertenece al
niicleo inmodificable de la Ley Fundamental, y el artfeu-
lo 28 es parte integrante de una norma constitucional a
Ja que sin duda alguna se le otorga fuerza vinculante de
modo inmediato. El hecho de que con el contenido del
Estado social de Derecho se cologuen en tela de juicio
las normas centrales de la L.F. hacen plausibles los es-
Das bundesstoatiche System des Grundgesettes, DRZ 198,
digs. 349 y ss.
PAST ‘Bonner Grundgesetz uid Rechtsstaat, 2Ges. StW, Bd. 106,
™ Die politischen Grundlagen im Bonner Grundgesetz, en
al que le sigue en lo esencial Wernicke en Bonner Kommentar,
al Art. 20, Anm. II, ¢ igualmente v. Maxcoupr, Kommentar zum
Grundgesetz, pig. 134.
‘CONCEPTO Y ESENCIA DEL ESTADO SOCIAL DEDERECHO 93
fuerzos para su clarificacién; con tanta mayor raz6n, por
cuanto faltan Jos trabajos preparatorios sobre este tema,
Cuando el articulo 28 caracteriza a la Repiblica Fe-
deral como Estado de Derecho mediante los adjetives
de republicana, democratica y social, los dos primeros
no presentan dificultad especial en’ su interpretacién;
establecen la forma de gobierno y en la propia L. F. estén
suficientemente precisados, Por el contrario, el adjetivo
social, igualmente determinante del contenido del Estado
no se precisa en la L.F., que apenas contiene normas de
contenido social, y que ha concebido las funciones e ins-
tituciones sociales en forma de normas competénciales.
La Ley Fundamental carece de contenido social espe-
cffico.
El término, pues, «social» se sale fuera de la L.F. y
su contenido deberd ser obtenido en ambitos extracons-
titucionales. Esta determinacién del contenido desde
fuera da lugar a una grave objecién. No es en modo al-
guno irrelevante la conexién normativa y material en
ta que aparece una nocién juridica, En el ambito del
Derecho de Ja seguridad social, un concepto vilido de lo
social puede ser extraido, libre de cualquier di
el Derecho positive y la légica de la materia
mismo ocurre si hablamos de Seguridad social o de Aya-
da social, también los componentes sociales del Dere
cho laboral pueden claramente ser deducidos de los mis-
mos datos de la realidad. Pero ninguno de estos concep-
tos puede ser trasladado sin més a la Constitucién. Desde
Martin Wolff sabemos que las nociones constitucionales
Poseen una sustantividad propia y que se resisten a ser
determinadas por una materia concreta, por muy elabo-
rada que pueda estar ésta. El ejemplo més idéneo es el
concepto de propiedad, como no podia ser de otra ma
nera. Trasladada esta nocién al plano del Derecho cons-
Sobre este punto vid. los trabajos de Hays ACHINGER, So-
iale Sicherheit, 1953. Zur Neuordnung des sozialen Hilfe, 1954,
+ Reichsverfassung und Eigentum, Berliner Festgabe fiir Wi-
helm Kahl, 1923.a
DEEEEHESIIIIIIIIIIIFDIIIIIIIIISIADILIFLVIELILSG
94 ERNST FORSTHOIF
titucional, se le inserta en un sistema referencial l6gico
y politico peculiar y adquiere con ello acepciones que
‘escapan a cualquier nocién legal especifica ¢ incluso a las
previsiones del autor originario.
Por eso no puede sorprender, después que se ha to-
mado en serio la opcién realizada en favor del Estado
social en los articulos 20 y 28.L.F. que sean proyec-
tadas en la formula del Estado social de Derecho muy
diversas acepciones de lo social que no eran entonces
previsibles, Asi, y solamente para hacer algunas referen-
cias, de la opcién del Estado social de Derecho se ha
hecho derivar la huelga politica ‘y el derecho de coges-
. Un alto magistrado de lo Contencioso-Administra-
tivo, partiendo de las leyes de reforma del suelo y del
articulo 28 L.F. ha desarrollado Ja tesis de que carece
de toda proteccién constitucional 1a propiedad raiz no
deseable 0 no social; la privacién de ella eno puede ser
considerada como una expropiacién ilegal»™, Es ast pa-
tente el peligro de una ilimitada extensién de lo social
segtin los deseos politicos.
‘En estas condiciones solamente son posibles unas
afirmaciones muy genéricas acerca de la significacién del
adjetivo «social» en los articulos 20 y 28 L. F. «Social»
hhace referencia, en todo caso, al proceso de particién,
= Aomsanors ea Scunonn v. Cansei und Ananors, Die
cee Ee ie
Beeclme sevscaohe, Donate te dae
Best onc er al ah eee
ce eno Se er col,
iment de lb os ae
mete el eo
econ oo
fragen des Sozialstaats, 1954, pags. 6 y ss.
epee ie
‘de Weimar, hoy Presidente de Audiencia Dr. Knoll, redactado a
ae ety Plt do Hones BS es
peti ian eRenni ool Nort oe
ie apy et beta Bene ee sae
Diat Encgung and Enea a ae
eee
CONCEPTO Y ESENCIA DEL ESTADO SOCIAL DEDERECHO 95
distribucién y adjudicacién® y tiene conexiém con la
atribucién una relacién basica diferente a la del Estado
meramente garante de derechos. Desde su aparicién en
el ambito politico; esto es, desde mediados del siglo pa
sado, el término tiene un’ matiz polémico dirigido con
tra ¢l statu quo social y politico, Hoy, después de un
siglo de evolucién social en el Estado, se Je utiliza en
una doble acepcién, Puede ser empleado en su sentido
polémico originario, y con ello se significa un reparti
miento més adecuado y justo de los bienes del que existe
en la realidad-o del que existiria segin’ el decurio libre
de las cosas sin influencia del Estado. Pero social puede
ser también en un sentido no polémico, referido a lo
que ya existe y, significar ast instituci j
normas juridices que Ja evolucién social ha Hevado a un
mejor repartimiento de bienes y constituyen hoy parte
integrante de nuestro ordenamiento juridico. Sia lo social
se le entiende en la forma de un Estado social de Dere
cho dirigido contra la reparticién existente de bienes,
entran entonces en relacién antinémica dos conceptos
intencionalmente distintos, Esta antinomia solamente
puede ser superada mediante una decisin y la impor
tancia de la formula «Estado social de Derecho» depende
del elemento por el que se opte.
La opcién ea favor del elemento social, llevaria com
secuentemente a que la Ley Fundamental solamente ejer
ciera su misién de garantia en el marco de aquello que
Ja mayoria de cada momento y su gobierno respective
entendiese por social, ya que seria irracional que el
Estado protegiera lo que fuese contrario a las normas
esenciales de cardcter social, reforzadas por el texto cons-
titucional. Esto no es tan ut6pico como parece, puesto
que se ha sacado ya esta consecuencia respecto de Ia
nocién de propiedad raiz afectada por Ja reforma del
suelo, segiin dijimos ya. En este caso la férmula del Ex
= Sobre este punto ahora:
Weiden en Gemeinschaft und
guientes @2 y ss).
seuracrrs, Nehmen, Teil
1. Jahre, pags. 18 y si96 ERNST FORSTHOTF
tado Social de Derecho seria instrumento de innumera-
bles discriminaciones y expolios, y ello supondria el fin,
del Estado de Derecho.
Si el término social de los articulos 20 y 28 de la L.F.
no es tomado en este sentido polémico, sino como nocién
general de los elementos sociales del ordenamiento juri-
dico, se salva la contradiccién de lo «social» y
precision. Ciertamente que pueden ser concretados los
elementos sociales de determinadas materias juridicas.
Podemos hacer referencia a la seguridad social, al derecho
teccién contra el despi
vision social, vivienda social, igualdad en cargas y grava-
menes, ayuda a refugiados, otras medidas para la elimina-
cién de las consecuencias de la guerra, a la funcién social
de Ja propiedad, a los medios materiales garantes de la
libertad de ensefianza, asi como a todas las restantes
garantias sociales. Pero incluso aqui existirin dudas en
la delimitacién, ast como diferencias de criterio. Unos
inc en el concepto de lo social la regulacion de
situaciones de poder asf como la socializacién y el dere-
cho de cogestién, los otros las excluirén™,
Prescindamos de todo esto y aunque supongamos que
se opera con una nocién precisa de lo social, sulicis
mente clara, se daria, no obstante, en la interpret
del articulo 28,1 L.F. Ja siguiente alternativa: o bien se
garantizan con esta norma las realidades juridicas men-
cionadas con el término social, o éste hace simplemente
referencia a los respectivos érdenes juridico-sociales en
el Bund y en los Lander. En este tiltimo caso, el término
social carecerfa de sentido; no implicaria vinculacién
alguna y estarfa fuera de lugar en una norma que, pre-
cisamente, en su intencién y en su expresién debe poser
esta fuerza vinculante. La frase asimismo se harfa indtil
waltungsrecht, Ti, pag. 149.
CONCEPTO YESENCIA DEL ESTADO SOCIAL DEDERECHO 97
en cuanto remitiria al Derecho del Land y seria innece:
saria en relacién con el articulo 31 L.F. si aludiera al
Derecho Social Federal, Solamente se justificaria un efec-
to directamente vinculante en la férmula del Estado
Social de Derecho del articulo 28 L.F. si se acepta la
misma funcién de garantia que se otorga a los términos
de Estado de Derecho republicano y de Estado de Dere-
cho democratico. Esto tendré imprevisibles consecuen.
Glas incluso si se la concibe como una garantia instit-
cional; 1o cual es exacto. La nocién de orden constitu
sional de los Linder, que ha sido interpretada hasta
ahora en un sentido organico —al igual que lo fue e
concepto «constitucién liberal» del articulo 17 de la Re.
publica de Weimar— rei as{ un contenido juridico-
, se haria de todo punto im
posible™. Hagamos esta afirmacién: La férmula de «Es
tado Social de Derecho» no es un concepto juridico en
el sentido de que designe una categoria especial del Es-
tado de Derecho, con caracteristicas especificas-y conte.
nido material propio. De esta férmula no pueden de
ducirse derechos ni deberes concretos, ni instituciones
(Como la cogestién) *,
Ipsen ha propugnado una tal derivacién cuando del
Estado social (art. 20,1 L.F.) ha concluido que la socia-
® Que el adjetivo social es inservible para la formacién de
nociones juridicas, se puede probar a través de otras normas
constitucionales. Supongamos que se otorga una delegacién eo
forma de ley para legislar complementariamente por via regle
‘mentaria, y en la que el alcance de la autorizacién se fije con ls
férmula de «en Ja medida en que las necesidades sociales 10 ex:
Jan», Una tal férmula no Hlenaria las exigencias del articulo 80 LF
Porque la delegacién no tiene la necesaria conerecién en él exigi
a. Fl adietvo sora serd igualmente intl en casos semejantes
‘ero Jo send en cambio a efectos de formulacién de wn concepto
Juridico allf donde las circunstancias del caso fijen un determi
ado sentido. Tal no es el supuesto del articulo 28 ni del ar-
ticulo 20 L.
% Como tampoco pueden quedar excluidas por esa via cier
tos establecimientos; del articulo 20 L.F. no puede hacerse de-
a la existencia de carteles.
ee eePELLELESFIFIFIFIIFTIIIIIIIIIFSFSVIVVLAIGIGAILLA
98 ERNST FORSTHOFF
lizacién (art. 15 L. F.) no puede ser eliminada por la vig
de Ia revisién constitucional, ya que dicha socializacién
es una consecuencia del Estado social establecido de
modo inmutable por el articulo 20,1 L.F. Incluso en el
supuesto de que, en contra de la opinién expresada mas
arriba, la socializacién pertenezca a Ja nocién de Estado
social, esta conclusién no seria obligada, ya que el ar-
ticulo 20,1 L.F. utiliza un concepto de Estado social
de Derecho sin explicitar fundamentacién alguna. Tal
fundamentacién seria en este supuesto tanto mds nece-
saria cuanto que en ningtm caso la colectivizacién tiene
como consecuencia obligada 1a mejora de las condiciones
de vida y de trabajo de los trabajadores en quienes habria
que pensar en primer lugar.
Con esto no se resta importancia alguna a la opcién
del Estado social de Derecho. En su conferencia de Ham-
‘burgo Ipsen ha calificado como fijacién teleolégi
Estado la opcién en favor del Estado Soci
de acuerdo con eso, Esta determina
lo se corresponderia con el articul
ién de Weimar. Ella no es solamente vinculante para
el legislador y, por consiguiente, de naturaleza progra-
mitica, sino que vincula directamente a cualquiera apli-
jen sea por los tribunales de justi
del dualismo entre Estado y So-
ciedad, que en el de la Administracién se corres-
onde con la Administracién interventora, se plantean
tanto al legislador como a la Administracién, misiones
de configuracién de la sociedad en cuyo desempefio no
se pueden utilizar criterios de mera reforma legislativa.
En estas tareas de configuracién de la sociedad no basta
con que Legislative y Administracién se mantengan den-
tro de los limites de Ia constitucién y de las leyes, sino
que esas funciones sean reguladas y ejercidas con un
contenido, Esto es lo que resulta obligadamente de la
% Ober das Grundgesete, pigs. 14, 1.
@ Enel mismo sentido Huser,
CONCEPTO TESENCIADELESTADO SOCIAL DEDERECHO 99
evolucién del Estado y de la sociedad en la época actual;
yo saqué esta conseciiencia antes, incluso, de la promul-
gacién de la Ley Fundamental y sin el apoyo de un texto
constitucional determinado ®.
_, Pata ello no se nece: iamente hablando Ia op-
cin en pro del Estado l, pero esta opcién refuerza
Ja exigencia. Respecto de la Ley Fundamental habra de
dérsele una particular importancia por cuanto-estd ex-
cluida una interpretacién radicalmente individualista de
los derechos fundamentales. Por ello no es mecesario
acudir al articulo 20,1 de la L. F. cuando el derecho fun-
damental comporta ya una reserva de naturaleza social.
Este es el caso después de que existe unanimidad sobre
que el articulo 14,2 de la L.F. no sélo ‘supone una direc-
triz para el legislador, como el articulo 103,3 de la Cons-
titucin de Weimar, sino una norma directamente vincu-
lante para el propietario™, Si se aceptara, a mayores,
junto a esa funcién social Ja conexién con el articulo 201
de la L.F. se daria una duplicidad de Ja funcién social
que no seria congruente con el sentido de la Constitu-
cién. En contra de ello hay todavia otro argumento. La
opcién en favor del Estado social hace referencia, segin
se puso ya de manifiesto, al sistema de distribucién de
la Tiqueza. Los articulos 14 y 15 contienen las reglas
aplicables cuando se trata de propiedad en sentido am-
plio, Esta regulacién tiene respecto de Ja opcién en
favor del Estado social, el carécter de una lex specialis.
Es decir, el articulo 20,1 L. F. es aplicable bajo reserva
de lo establecido respecto del repartimiento de la riqueza
articulos 14 y 15 L.F. Por esta razén no es utilize
articul 20,1 L. F. para interpretar los articulos 14
y 15 L.F.®, Ciertamente, que una tal disposicién deberia
altugsrecht, Bd. 1, 1+ ed, pigs. 57 y 58.
* Vid. Manton, Kommentar tam “Grand
Bonner Kommentar su Art
iepohatonerwatangsreh
“Esta es la tacha que puedo hacerse a Ja exposicién de
Tpsen y de Ridder sobre Entelenung ind Sosialsierang, Vero,
a0. dt. StaatsrL Heft 10, 1982 page, 74 y co100 ERNST FORSTHOFF
haber encontrado sitio mas adecuado en la parte dog-
matica de la Constitucién, ;
El efecto juridico de Ja opcién en favor del Estado
social no se limita a Jos derechos fundamentales. El ar-
ticulo 20,1 L.F. documenta la obligacién genérica de
elegir aquella interpretacién que esté ms acorde con las
necesidades sociales de entre las interpretaciones posi-
bles del texto legal. Lo mismo hay que decir de la utili-
zacién de la libre apreciacién. De esta forma no se podria
justificar con la sola apelacién a los articulos 20 y 28
la exigibilidad de subvenciones en base al reglamento de
previsién social de 11 de febrero de 1924. Pero después
que la extensién de los derechos fundamentales y la
tendencia generalizada a ampliar la proteccién jurisdic-
cional de los mismos en conexién con el aumento de las
situaciones de necesidad de los individuos, han hecho
aparecer dudas fundadas sobre Ja pertinencia de man-
tener Ja originaria interpretacién del Reglamento, se
puede con razén apelar a los fines sociales de la, Ley
Fundamental para afirmar la exigibilidad del derecho a
percibir la ayuda social, |
El Estado de Derecho, por consiguente, viene deter-
minado en su contenido a través de su opcién en favor
de lo social. Esta afirmaci6n dificilmente puede ser en-
tendida ‘una decisién del constituyente, ya que sig-
nifica imicamente subrayar la exigencia de un compor-
tamiento conforme al Estado de Derecho, que existirfa
en todo caso atin sin tal esfuerzo. La opcién en favor
del Estado social carece particularmente de un signifi-
cado institucional. No afecta a las Ineas estructurales
Como es sabido la cuestién es discutida. En sentido posi-
481 y v.26 6.1950, DV 1951, pag, 82 y sobre todo Held,
dg, 6; otras referencias en Klinger, lc. cit.
‘CONCEPTO Y ESENCIA DEL ESTADO SOCIALDEDERECHO 101
de la Constitucién de Ja Republica Federal. Esta si;
estando caracterizada plenamente con la nocién de Es-
tado de Derecho. Estado de Derecho y Estado social no
se fusionan, por lo tanto, en el plano constitucional. Es
sdlo ct
y administracién que se relacionan también Estado de
Derecho y Estado social, y es aqui donde el Estado Social
de Derecho encuentra justificacién como una designa-
cién general que determina ei tipo de Estado.
Esta comprobacién caracteriza el Estado de las cons-
tituciones democraticas en la realidad presente, deter-
minada y movida al maximo por impulsos sociales. La
imposibilidad de configurar estructuralmente el Estado
social en el marco de una constitucién segiin el modelo
del Estado de Derecho se manifiesta en todas las Cons-
‘iones del mundo promulgadas después de 1945. La
iformidad de todas ellas, puesta de relieve por Lowes-
©, se explica porque en realidad solamente existe una
constitucién democratica a la que ciertamente se la puede
‘adornar con preémbulos de orientacién social, articulos
programéticos y proclamaciones de fe, pero que estruc-
turalmente mis o menos es siempre igual.
Esta uniformidad ha sido criticada. Se ha visto en
ella la expresién de la incapacidad del constituyente mo-
demo de abarcar al poder global del Estado. El problema
es mds complejo si tenemos en cuenta que las constitu-
ciones de la Repibl Democratica Alemana siguen en
gran medida el esquema del Estado de Derecho, que, por
Jo tanto, las constituciones segin el modelo general del
Estado de Derecho pueden encuadrar érdenes politicos
diferentes, y entonces surge la duda de si no queda para-
lizada la fuerza de los textos constitucionales escritos
fa
mes codificadas,
Ahora bien, la uniformidad constitucional entre el
Este y el Oeste es un fenémeno peculiar, prefiado de con-
* Verfassungsrecht und Verfassungsrealitit, Arch. 8. Ry
Ba. 77, pags. 387 y ss.
Pesce ees at aa amet ete eat eeananneeannerenarae‘
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102 ERNST FORSTHOFF
secuencias, ya que permite conocer Ja importancia de la
puesta en practica de la con:
el partido tinico en la Reptiblica Democratica Alemana
puede tolerar una constitucién democritica, ya que re-
chaza las formas y procedimientos de una puesta en
practica de la constitucién segin los cauces del Estado
de Derecho.
El mundo occidental ha mantenido el Estado de De-
recho (que en su origen estaba vinculado a un siglo
liberal como fue el siglo xrx y a su sociedad), en Ia reali-
dad social actual, tan distinta ea much
tanciales, y lo ha restablecido de nuevo
sido ésta destruida. Ello fue solamente posible porque
se probé que las instituciones del Estado de Derecho
podian ser separadas de Ja realidad social originaria
donde nacieron. La independencia de las
del Estado de Derecho respecto de los cami
tales sélo se pudo conseguir por Ja tecnificacién de las
amismas. En las modernas democracias de masas, cuya
tendencia igualitaria es contraria al reconocimiento de
de modo esp
poderes, originariamente concebida como instrumento
no sélo de limitacién sino también de compensacién.
En la moderna sociedad estatal dicha division de poderes
ha perdido esa funcién omnicomprensiva®, Se ha trans-
formado en un instrumento técnico de organizacién del
poder del Estado y en cuanto tal desempefia a satisfac-
cién su papel de limitarlo en favor de la libertad del
individuo. Un sistema constitucional en el sentido téc-
% Wanner Wener, Spannungen und Kri westdeutschen
Verfassungssystem, pigs. 43 y ss,, mi introduc:
Vorn Geist der Gi
eres,
Draw, Die Gewaitenteilung im heutigen deutschen Staatsrecht,
ca Faktoren der Machtbildung, 1952, pags. 99 y ss.
in. El dominio desde *
(CONCEPTO Y ESENCTA DEL ESTADO SOCIALDEDERECHO 103
nico indicado, no solamente es por su propia naturaleza
contrario a cualquier intento de conferirle un contenido
material, sino que tiene la pretensién de ser tomado en
todo su peso.
Derecho encuentran su propio valor. Por eso hay que
pagar un alto precio por Ja penetracién de las institu.
ciones del Estado de Derecho en el cfreulo cerrado del
sistema. El ejemplo més claro de reconocimiento de esto
es el reconocimiento de la expropiacién por ley efectuado
por la jurisprudencia del Reichsgericht®, y no con base
en una ley, como lo exigirfa Ja légica del Estado de De
recho, Esta desviacién de la linea del Estado de Derecho
hha sido conseguida a costa de una inseguridad juridica
y de Ja aparicén de problemas a los que nadie todavia
ha encontrado solucién.
jones democraticas
ismo que tiene como
no quede absor-
bido por el orden constitucional del Estado de Derecho,
es en modo alguno insatisfactorio
del Estado social, puesto que el Es-
lo algo meramente técnico. Por esta
raz6n no se agota el orden estatal en el tecnicismo de
una constitueién democritica; por eso mismo una tal
constitucién necesita ser complementada con un conte-
nido material, que es lo que hoy hace el Estado social.
Pero supone desconocer que sea una constitucién de
Estado de Derecho cuando se intenta proyectar el Es-
tado social en esa consti
Ia idea de que la consti
un fiel reflejo de Ja
Esie resultado
te104 ERNST FORSTHOEF
ordenada, en sus Iineas esenciales. Prescindamos de si en
los primeros tiempos del Estado de Derecho las consti-,
tuciones fueron ese tal reflejo. El hecho de que desde
siempre se haya distinguido entre Ja constitucién en sen-
tido formal y material permite dudar de ello. En todo
caso, en las constituciones del Estado de Derecho mo-
derno una tal constitucién ha de ser rechazada de plano.
El Estado social de Derecho no es concepto juridico
preciso y la férmula encuentra justificacién originaria
como una caracterizacién general de los elementos gene-
rales del, Estado en Ta Repablica Federal de Alemania.
ds de esto, todavia tiene otra si
wridicos para su desa-
éstos son instrumentos que pertenecen a Ia sobe-
rania tributaria del Estado. E] Estado modemo de De-
recho es sustancialmente Estado social a través de su
funcién impositiva. La facultad juridicamente
del Estado en materia tributaria Je permite desempefiar
una parte importante de sus misiones sociales, de tal
modo que, mediante la recaudacién y distribucién de
medios de pago, corrija el sistema de distribucién de
riquezas. Por esta via el desarrollo del Estado social se
orienta en un sentido que es congruente con el Estado
de Derecho. Es ast
sistema estatal tributario que se in
Guerra Mundial.
Joseph Schumpeter escribié un trabajo en 1918 sobre
la «Crisis del Estado de tributos» en el que probé que
el Estado habria de soportar los extraordinarios gravé-
menes de Ja guerra perdida y que esta derrota no podia
justificar el abandono de las formas organizadas de Ia
Uibertad econémica. Los acontecimientos posteriores han
mostrado que el Estado no solamente pudo soportar las
consecuencias directas de la guerra, sino también los
necesarios gastos para subvenir a las crecientes necesi-
dades sociales. En consecuencia, el concepto de impues-
to se ha modificado sustancialmente en relacién con el
del siglo xxx.
(CONCEPTO YESENCIA DEL ESTADO SOCIALDEDERECHO 105
El Estado de Derecho en cuanto Estado de tributos
se funda en un presupuesto caracteristico establecida en
Ja constitucién democrética: La estricta dist mn entre
Ja soberanfa impositiva y Ja proteccién a la propiedad
garantizada como un derecho fundamental. Por esto es
posible llevar a cabo por la via de la soberania tributaria
invasiones en el patrimonio y en la renta que, si fueran
dirigidas contra la propiedad (en sentido amplio) serfan
consideradas como expropiacién y darian lugar a indem-
nizaciones. Si esta distincién entre la agresién impositiva
y Ia invasién de la propiedad desapareciera, se privaria
de todo fundamento constitucional al Estado social de
hoy. El proceso seria de consecuencias imprevisibles *
ya que se abandonarfa una caracteristica fundamental
de las constituciones democraticas.
No se opone, pues, la constitucién del Estado de De-
echo al Estado social. No es obstaculo alguno a la con
figuracién de la vida social por el Estado. Después que
Ja vida social no es auténoma, movida por sus propias
fuerzas, sino que necesita de regulacién por parte del
Estado, seria ciertaments
que no diera entrada a intervencién estatal de tal
urgencia “, La légica de las cosas ha hecho posible que
Ja constitucién democratica se abra hacia esta tarea
mediante Ja inclusién de fa reserva social en la garantia
Krise des Steuerstaates en Aufsitze mur Soziologie,
1953, pgs. Ty ss
propiedad dentro del Estado social, c
de reafirmar el limite de las cargas tril
deren las prestaciones que se imponen en base a la ley de ayuda
a la inversién como una disminucién de la liquider, que daria
derecho a uma indemnizaciéa de conformidad con los principios
del articulo 14 LF. Puesto que todo impuesto implica una pér
dida de liquidez ‘en el contribuyente, se corre el ri
de esa argumentaciéa de confundir la imy
Ja invasién del derecho de propiedad,
© Forsrirorr, Verwaltungsreckt, Bd. I, 3°
én tributaria y
dic, pgs. 51 y ss.
cee OOK HLETT HATS TT ATT TUTT ETT FT ACA CT ETT
wDESLEEEEFSFSFIFFILILILILFYLFILIFLILIFLIDIFILIPYLIVEUS
106 ERNST FORSTHOFF
de la Libertad y de 1a propiedad de los derechos funda-
mentales®, Pero esta ductilidad de la accién social del
Estado tiene sus limites en la estratificacién social a
través de la directa aplicacién o reduccién de derechos
fundamentales protegidos. La constitucién del Estado
de Derecho sdlo permite la via indirecta a través del
poder tributario del Estado, utilizado desde hace tiempo,
y que a la larga produce un efecto no menor que el de
las formas directas de nivelacién social, como lo pone
sobre todo de manifiesto el ejemplo de Inglaterra.
La conexién del Estado de Derecho con el Estado
social es una realidad. Las ordenaciones sociales de los
Estados, configuradas por la ley y aplicadas por la admi-
nistracién se sitdan en su aspecto formal bajo el imperio
de las normas constitucionales del Estado de Derecho.
Pero lo que les falta en punto a garantias constitucio-
nales lo compensan con la fuerza que extraen de las ten-
dencias sociales, de las realidades y exigencias de Ja
vida social.
EI Estado social y el Estado de Derecho se encuen-
tran en una reciproca relacién de complementariedad
a la que no falta el momento de tensién, y esto es bueno.
Si el Estado de Derecho es utilizado con abuso como
castillo roquero de los beati possidentes, se renuncia a
su misiOn social y con ello se le coloca en situacién de
peligro. Una radical tendencia social en el Estado termi-
naré necesariamente en un Estado de Administracién
que no puede ser ya Estado de Derecho. Esta es Ja situa-
cién en la que se encuentra la Repiblica Federal de
Alemania; no es situacién de crisis, sino de tensién fe
cunda que necesita constantemente 1a compensacién. La
obtencién de este equilibrio es tarea de los politicos,
pero también de los juristas tanto en la especulacién
cientéfica como en la aplicacién prictica. La misién ex-
celsa de los tribunales es vigilar para que el Estado de
Derecho y el Estado social reciban su congrua parte.
Vv
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO
Y ORDEN DEMOCRATICO
Por
Prof. Dr. Kari DorwRING
(Prélogo de Bruno Heek)ESTE ESTUDIO HA SIDO PUBLICADO BAJO EL TITULO: «So-
ZIALsTAAT RECHTSSTAAT UND FREINHEITLICH-DEMOKARTIS-
CHE GRUNDORDUUNG» EX «DIS POLITISCHE MEINUUG» BAJO
IA DIRECCIGN DEL DR. BRUNO HECK Y EDITADO POR «EICH-
HOUz-VERLAG>, BONN, 1978,
PROLOGO
de
BRUNO HECK
Todos los partidos politicos de nuestra Repiiblica
confiesan su adhesin a los valores fundamentales de ta
libertad, igualdad y solidaridad, pero estén
‘modo de éntenderlos. Cierto es que
todos estos partidos aceptan la interdependencia en que
deben estar tales valores jundamentales, pero es igual-
mente seguro que entienden en forma distinta cada valor
fundamental desde esa relacién de interdependencia. Con
ello no solamente se producen modulaciones que serian
irrelevantes en las decisiones politicas concretas, sino
que es ahi donde se enraiza la diferencia sustancial que
separa a los distintos partidos representados en el Parla-
mento.
Lo que a los demécratas les debe unir es la acepta-
cién comuin de la democracia liberal, que no solamente
confiere iguales oportunidades a las diversas fuerzas po-
icas de la sociedad dentro del Estado, sino que las
sonserva y mantiene. Lo que los distingue son las diver-
sas perspectivas de partido en relacién con esa interde-
pendencia de los derechos fundamentales en la demo-PECL VPP H SHIP TID HT IDI FIFI FIFI HI SHIPS HVIEIVs
110 KARL DOEHRING
cracia y que decide de tas soluciones politicas concretas
de cada uno de ellos,
éQué tienen que decir los demdcratas
pecio de esos valores fundamentales y de la interdepen-
dencia en que estén? ¢Qué significan estos valores para
el ciudadano, para 1a sociedad y para el Estado? Hoy
ya no hay ni sociedad cristiana ni Estado cristiano, pero
Sin embargo sigue siendo fundamental para nosotros que
todo To que tiene algo que ver con los derechos del hont-
bre tiene su principio y origen en el mensaje de Jestis
Sobré el valor infinito del alma humana, de su di
de ese mensaje y a través de dos mil aftos
de historia humana, los derechos del hombre han alcan-
zado su forma actual. A esta di lad del hombre corres-
ponde una nueva libertad. En primer lugar una libertad
respecto del mundo, pero también una libertad en el
mundo y para el mundo; libertad respecto del Estado,
pero también en el Estado; libertad respecto de la socie.
dad, pero también en la sociedad. En esa dignidad todos
los hombres son iguales. Y, sin embargo, esta igualdad
no elimina aquella desigualdad en la que cada hombre
vive y actiia a causa de su singular relacion en el espacio
y en el tiempo y que lo diferencia de todos los demds.
En las relaciones de los hombres entre st el primer
mandato de Cristo es la caridad: «Amards a tu préjimo
puesto que él es como tii» —asi el texto primitivo—. La
fraternidad cristiana, la sotidaridad entre los hombres
es el principio moral que debe orientar la conducta de
unos hombres para con otros, desde esa perspectiva cri
tiana; esto es, un principio moral que encuentra iguc
mente aplicacién cuando se trata de ordenar y configurar
el Estado y la sociedad.
Esos valores fundamentales hacen referencia a la dig-
nidad.del hombre, cada uno por sé aisladamente y todos
en sus relaciones mutuas. La dignidad del hombre es el
valor’ supremo en toda constitucién democrdtica, Qué
es lo que significa esto? ¢Se trata acaso de una férmula
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO it
vacta? Por supuesto que no. Aunque sdlo de modo gené-
en entre nosotros conceptos comunes sobre lo
ir prdcticamente Ia dignidad del hom-
in 1a sociedad y en el Estado. La nor-
ma adignidad del hombres es de cardcter general 9 pre-
cisamente por no ser norma de contenido concreto cum
ple plenamente con su funcién; es eso lo que le permite
mantener el cardcter de una permanente exigencia para
todos en una sociedad pluralista y, ciertamente, no en
diltimo lugar, respecto de nosotros los cristianos. Nos-
otros estamos obligados a no permitir la destruccién en
nosotros mismos de nuestra escala de valores, a esfor-
zarnos constantemente, a luchar ya trabajar para que
ellos se realicen en formas concretas.
En nuestra democracia liberal la norma suprema, bien
entendida, debe ser el permanecer abierta a todos. En
una democracia liberal de Estado de Derecho debe éste
detenerse, en toda decisién politica concreta que impli-
que una determinada interpretacién de la dignidad det
hombre, ante la exigencia del respeto a la libertad del
ciudadano. En otros términos, su competencia lega hasta
allt donde “aleance ia necesidad de establecer una nor
ma general obligatoria para todos. Pero en esa regla
general vinculante para todos debe plasmarse aquello que
todavia responde a tos valores generalmente aceptados.
La democracia liberal presupone en sustancia Ia exis-
tencia de ciudadanos 7 la existencia de una sociedad en
Ja que las distintas cosmovisiones y grupos religiosos se
esfuerzan por conseguir las mejores f6rmulas de expre-
sidn de la dignidad del hombre, incluso cuando ese es-
fuerzo adopta formas de disputas, concurrencia 0 lucha
Ciertamente, la democracia liberal se alimenta de la fuer-
za moral que se manifiesta en esa concurrencia. Es agit
donde se asienta la responsabilidad.
El precepto de la caridad —ya qued6 dicho més arri-
ba— exige la solidaridad como comportamiento politico
fundamental; pero la libertad, que es fundamento de la
dignidad humana, exige que esa solidaridad en pro de la
dignidad se oriente hacia la libertad y no hacia la igualdad.112 KARL DOEHRING
Eni esto nos diferenciamos sustancialmente del socia
lismo y de la concepcién socic de la’ democracia.
A los socialistas les preactipa en primer lugar fa igualdad
porque creen que asi se hace posible la igualdad para
todos. La igualdad se instaura como presupuesto de la
igual libertad de todos y esto no enten lamente en
un sentido formal, sino en un sentido ju 0. Se atiende
con ello ala igualdad en sentido mate igualdad en
todas las relaciones sociales y la libertad 12 como fruto
de a igualdad, esto es, como resultado del orden social
implantado por el socialismo. —_
Nosotros creemos que la sotidaridad nos obliga
ibertad de todos iguales oportunidades. La 50
dad es el precepto moral fundamental, pero no la sai
ridad absoluta, sino a solidaridad en la relacién de hom-
bre a hombre y en el orden social en la medida en que
ic jertad de la persona.
La solidaridad absoluta no apunta a la libertad personal,
sino a la libertad social y ésta es valorada en primer lugar
como resultado de esas relaciones societarias, La igualdad
de los hombres no consiste en que todos sean iguales,
igualmente dotados, con iguales oportunidades y poder
Jo largo de toda la vida en la mayor
Todo lo contrario! Por lo que a o;
¥y capacidad se refiere los hombres son tan distintos como
imaginar se pueda, como desigual es también su esfuerzo,
su aptitud para aprovechar sus oportunidades y para
poner en valor sus capacidades.
De esencia de la dignidad del hombre es que cada-uno
‘adj adopte en conse-
cuencia una conducta personal: En. corresporidencid con
esa libertad, que presupoie la dignidad personal del
hombre, estd la justicia como valor fundamental e1
‘e ordenacién de la sociedad y del Estado, y en
‘ita la igualdad en tanto que presupuesto de la
justicia en las oportunidades.
{El concepto de la igualdad es ‘itil y justo alli donde
apuntaa-la-eliminacién de los condicionamientos causan-
tes de desigualdad cuando éstos no sean ni necesarios ni
dar
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO
aceptables, alli donde haya que remediar las
de nuestro orden social en libertad. {
La dignidad det hombre engloba la fundamental igual-
dad en la responsabilidad, la igualdad ante el Derecho y
Ja Justicia en las oportunidades dentro de las relaciones
en un Estado social y libre.|Pero la justicia en la igual-
dad de oportunidades exige que el individuo, la famitia
» los grupos sociales tengan el mayor margen de libertad
posible para configurar su accién segiin sus propios pro-
yectos ¥ en personal responsabilidad. |
Mds, atin, 1a solidaridad implica que el Estado y 1a
sociedad no pueden abandonar a nadie que fracise sin
propia culpa e, incluso, a aquél que en términos generales
lo hizo con culpa. Pero exigencia y fin de la justicia no
puede ser la nivelacién de los destinos personales porque
ello se haria a costa de ta libertad.
El Estado debe crear las condiciones dptimas y, en
la medida de sus px lades también Ia sociedad que
garanticen y regulen la libertad; esto es, que realicen tanto
contunitaria como personalmente en permanente concie
rrencia de las distintas fuerzas una ciudadania y sociedad
capaces y dispuestas, conscientes de sus responsabilidades
‘morales. En el orden democritico, como expresion de la
libertad en la responsabilidad, es en iltima instancia el
nivel ético-moral de tos ciudadanos quien decide si aquél
resulta capaz de afirmar el bien comuin o si, por el con-
‘arid, dicho bien comiin resulta destruido en la lucha de
reses y en la irresponsabilidad del libertinaje y anar
quia. El orden democrdtico otorga a los valores funda.
mentales de la libertad, Ia justicia y la solidaridad el
méximo de oportunidades, Son los ciudadanos en el Es-
tado, los individuos en Ia Iglesia y en la sociedad, ef
hombre en la familia dia tras dia quienes deciden si los
‘mencionados valores van a configurar la realidad del
Estado y la sociedad y cémo habrén de hacerlo.
La Constitucién y jas teyes solamente de modo general
pueden establecer el uso que hagamos de nuestras mume-
rosas libertad, cémo deba configurarse-la realidad cons-
Pee PEPE HKTALTLHKKCTKTTTTUTUUTTTTIVGATTL LTC ATI-
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114 KARL DOEHRING
titucional en un Estado de Derecho social y libre, el grado
de nuestra libertad, justicia y sotidaridad, tanto en el
aspecto personal de hombre a hombre como la vivencia
colectiva de esa libertad, justicia y solidaridad y, asimis-
mo, determinar si dichos valores configuran el clima moral
de la sociedad que acta sobre nosotros de mil diversos
modos, y todo ello sentido como reto y como oportunidad.
Esto supone mucho. En la Reptibiica Federal Alemana
nosotros hemos establecido nuestro Estado democrético
en el cual unos ven un Estado de Derecho liberal y otros
un Estado de Derecho social y asi desearian configurarlo,
Esta diferencia refleja los distintos acentos en los que se
coloca la interdependencia entre los derechos fundamen-
tales. Con ello, en suma, se apela al modo concreto como
en la realidad politica se engarzan contradictoriamente
Estado de Derecho y Estado Social en la interpretacién
tradicional de la teoria constitucional del Estado. Han
fracasado todos los intentos de’ superacién de las contra-
dicciones entre ambas nociones. ¥ aqui es donde el pro-
fesor Doehring inicia su trabajo que tiene como propésito
primordial superar la contradiccién entre Estado de De-
recho y Estado social. El profesor Doehring entiende que
dicha contradiccién radica, en primer lugar, en la nocién
del Estado social, por lo que tiene que ser superada. Las
nuevas perspectivas ganadas permiten un examen original
@ interesante de determinados problemas juridicos fur-
damentales de nuestro Estado que habrén de encontrar
aqui 0 alld alguna oposicién en soluciones tradicionales,
pero que, en todo caso, impulsa —impone incluso— la re-
isin de actitudes asumidas. La carencia a la que hay
que poner remedio consiste en que los conceptos ya no
casan. El trabajo del Prof. Dr. Doekring supone una
aportacién valiente y stil en el esclarecimiento de las
dos nociones fundamentales de nuestra vida demooratica
«Estado de Derecho» y «Estado Social».
Bruno Heck
OBSERVACION PREVIA
Las reflexiones que aqui se ofrecen persiguen un doble
fin, Se trata, en primer lugar, de exponer un problema
constitucional conocido; en segundo lugar, se intenta
ofrecer vias de soulcién que hasta ahora han sido desco-
nocidas y descuidadas.
itucin de un Estado no puede contener en si
es concretas en la contestacién de pro
‘dlemas juridicos sutiles y sobre todo en la materia que
agui vamos a considerar, por deseable que fuera, no obs-
tante, que el ciudadano se enfrentara en todos los casos
con una clara opcién juridica’, Hasta ahora se ha acep-
je des Verfassungsrecht:
der Bundesrepublik Deutschland, 8° edic, 1975, pg. 21; H. Kxt-
crn, Verfassungsvoraussetzungen und Verfassungserwartungen, en
Festschrift fiir U. Scheuer, 1973, pag. 302; respecto de las lagi.
nas en Ia Constitucién G. Jeuuiwex, Verfassungsiinderung und
Verfassungswandtung, 1906, pags, 43 ¥ ss TH. Maunz, Deutsches
‘Staatsrecht, 20+ edic., 1975,, pag. 48, as{ como soluciones aparen-116 KARL DOEHRING
tado como normal que sea la interpretacién de las nor-
mas juridicas la que fije el contenido de éstas. La Cons-
titucién puede conseguirlo y asf sera tenido preferente-
ente en cuenta en lo que sigue. Esta puede establecer
as claras de orientacién de modo que el margen de
srror en las posibilidades de interpretacién sea pequefio y
se excluya la denominada interpretacion
siguiendo asf que el ideal de la seguridad
mds que una simple idea platénica. Este propésito ha
sido en gran medida alcanzado por Ja Ley Fundamental,
aun cuando no se haya llevado hasta la perfeccién tltima*,
La comparacién con las constituciones de otros Estados
muestra también de modo claro que construcciones jurt-
dicas aceptadas en otros sistemas, han quedado excluidas
evidentemente del contenido de la Constitucién de la Re-
publica Federal Alemana, y deben seguir estindolo. La
identidad por ejemplo entre Estado y sociedad tal y como
se acepta en sistemas totalitarios‘ o el sometimiento in-
tes bajo Ins cuales se esconden inicamente «pasajeras férmulas
Verfassungslehre (1928), Reimpre-
pag. 195, hota 30, ambos en: Verjassungsrechtliche
sitze,'1958; respecto de los mandatos constitucionales al le
dor drdinario E. WarxsroLtz, Normative Verjassung und Ges
1961, pags. 721 y ss; P. Banura, Verfassung wid Verfassungsgesetz,
en Festschrift fiir U. Scheuner, 1973, pag. 35; F. OSsENBUEL, Pro-
Bleme und Wege der Verfassungsaustegn
el legislador constitucional ha est
{0 3, hs un barera inranqucable a os exesos al legilati
reparticién de la riqueza, por una parte, y
por la otra, el respeto a los derechos adquiridos. Dar
referencia a lo «social» como principio fundamental en
pag. 193; L. Wap xasen,
Scena, Nelomen —
en Verjassungsrechtliche Aufstitze aus de
gs. 495 y ss124 KARL DOEHRING
los derechos adquiridos, puede llevar como consecuencia
Ia congelacidn de cambios sociales *
Desde esta perspectiva el contenido de los derechos
fundamentales se vuelve impreciso sobre todo en aquellos
que encierran un derecho material. Si se hace parte inte
grante de la nocién misma del Estado de Derecho a ese
contenido”, por ese hecho mismo se Je sustrae a toda
modificacién en virtud del cambio social®. Si se le integra
como contenido de la nocién del Estado social, se le hace
manipulable. Precisamente de este modo son utilizados
como argumento los derechos fundamentales en forma
Sobre la prioridad de 1a nocién de Estado de Derecho, en
ido semejante al aqui defendido O. Bacitor, loc. it.,
a en Ja medida en que el Estado, no obstante
io de responsabilidad de sus cludadanos, se
aferra a las garantias del Estado de Derecho, abandona el prin-
cipio del Estado social. Las garantias de Estado de Derecho de
Ja Ley Fundamental, y de modo principal las medidas de protec-
ign en caso de conflicto, con un claro efecto de freno en lo social,
son tan fuertes que de fure debe prevalecer el Estado de Derecho
cen tal supuestos. Sobre la prevalencia de elo cocial» D. SUH,
Rechisstaatlichkeit und Sozialstatlichkeit, Der Staat, Bd. 9, 1970,
pag. 93: «En lo referente a las especiales manifestaciones ‘de 10
social se puede partir de la idea de que ... en tltima instancia se
dan manifestaciones de lo social incompatibles con exigencias con-
eretas del Estado de Derecho. Combinando 0 acumulando ele
mentos aislados del Estado social se puede aplazar un tal juicio
hasta Tlegar al fin al parosismo de lo social por Ja eliminacién del
Estado de Derecho, y esto es lo que hay que evitar.
L. Hesspinrer, Der Rechtsstaat, 1961, pig. 119; K. Hesse,
Der Rechtsstaat im Verfassungssystem, Festschrift fir R. Smend,
1962, pégs. 77 y s8.; K, STERN, Der Rechtsst
Maun, loc. cit, nota I, pags. 72 y ss;
Das Bonner Grundgesetz, Kommentar,
27 edic, 1957, pag. 601;
EE. Scrinarr, en Grundgesetz, Kommentar (hrs.
Ba,
/- Minch),
1974, Art. 20, Rdn. 23; Maunz-Donac-Hexz00, loc. eit, nota 15,
Ra. 70,
hay que entender sin duda a P. Hiser.s, Grundrechte
Leistungsstaat, VVDStR1, H. 30, 1972, cuando dice: «La dog-
de los derechos fundamentales tiene que estar al servicio
de las garantias personales y esto significa hoy que hay que enten-
derla desde el Estado socials (pdg. 72). «Todos los derechos fun-
. En este sentido Maunz-Dinic-Harz0c, loc. cit,
art, 20, Rda. 71 quienes a su vez construyen una escala
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 11
‘seguridad juridica sélo existe en el modo y medida en
gue no se oponga a otras opciones juridicas en el sentido
justicia mejors, se introduciria una insegurided
lica y por lo tanto una situacién contraria a:la fia-
dad del Derecho™: El principio del Estado so
lo realizable, en tanto que expresion global de la
ticia material y di exigencias proces
a través del procedimentales a1
y para ilustrar esto con
eign objetiva, pudo razonablemente
teresados de’ que iba a continuary
arte acertada del voto separado, BI
fs otra la situacién acerca de ia jt
Constitucional sobre el efecto
tivo impropio que en
cipio.es Tegal, Bert 2 E30, 382
‘BVeriGE_ 30, 392 (402) con128 KARL DOEHRING
reconocerse o establecerse, y en qué medida, un «justo»
sistema de propiedad, asi como cuando han de gravarse,
ser expropiadas 0 repartidas esas propiedades, e igual-
mente bajo qué requisitos pueden y deben introducirse
modificaciones en beneficio comin o en interés indivi
dual, encuentran su expresién en la nocién misma de
Estado social; pero solamente en tanto que la propia
constitucién no contenga una reglamentacién expresa.
4) Los derechos fundamentales integran el concepto
de Estado de Derecho en la medida en que contengan
garantfas procesales y formales de la libertad. Por cuanto
los derechos fundamientales fijan claramente Ja posicién
del ciudadano frente al poder del Estado y por consi-
guiente frente al interés publico, no es posible una ulterior
interpretacién 0 configuraci6n de los mismos a través
de un concepto general del Estado de Derecho, sino que
encierran en s{ una ordenacién iltima.
©). Los derechos jundamentales fijan la configuracién
social y proporcionan eriterios de constru: -
mente en tanto que hay que ver en ellos limi
de orientacién para el Legislativo y la Administraci
Puesto que los derechos fundamentales contienen, en
Ambito, principios determinables, no pueden ser modifi-
cados a su vez a través de la nocién del Estado social.
£) Puesto que el Estado social —juntamente con el
Estado de Derecho y los derechos fundamentales— tiene
como fin el mantenimiento de la libertad del ciudadano,
© su implantacién, no se puede reducir su funcién esen-
cial a imponer la igualdad protegiendo a los mas débiles
en el ambito de la reestructuracién social, u otorgando
proteccién, Mas bien su funcién esté en colocar al indivi-
é su libertad. Por con-
sis una apoyatura para el
‘establecimiento de Ja igualdad (ésta en la democracia es
simplemente una ficcién politica) sino para la implanta-
cién de la libertad. El-establecimiento de la igualdad
politica, necesario para la democracia, que encuentra su
expresidn maxima en Ja igualdad fundamental del derecho
a )
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 129
de cleccién, solamente tiene sentido si posibilita la liber
tad en la forma de una libre configuracién de la persona-
Tidad. Igualdad en la dependencia seria una contradiccién
con el principio fundamental de las democracias occiden-
tales segin el cual el poder del Estado tiene su origen
en los ciudadanos libres que constituyen el pueblo,
2) La contradiccién que hasta ahora ha sido acep-
tada entre los tipos ideales del Derecho y del Estado
social radica por consiguiente —si es que una tal contra-
diccidn se diera necesariamente— sinica y exclusivamente
en el concepto de Estado social y es en éste donde habra
que superarla y resulta superable. Més tarde volveremos
sobre esta cuestién. Aqui hemos de hacer tinica y exclu-
siva referencia a la necesidad del reconocimiento de un
bien entendido principio de subsidiariedad, segin el cual
el poder del Estado munca puede ni debe eludir 1a res-
Ponsabilidad total que emerge de la actividad social en
la libertad graduada de individuos y de grapos (indivi-
duos, familia, municipio, regién, Estado) y siempre que
no la obsiaculicen los intereses concretos de grupo. La
responsabilidad del Estado tendria como consecuencia
la adopeién ce amplias medidas de intervencién de los
poderes publicos. Esta serfa exactamente la situacién en
Ja que se menifestase Ja unidad del poder del Estado
como necesaria para la existencia de la sociedad.
En la estructura normativa de Ja Ley Fundamental,
en su dogmatica ¢ incluso en su aplicacién practica, po-
demos esclarecer los postulados que anteriormente hemos
sentado. La separacién estricta de los contenidos del Es-
tado de Derecho y del Estado social, que tenemos todavia
necesidad de probar més adelante, no puede en modo
alguno significar una pura modificacién de términos; esto
es, la reduccién del concepto de Estado social a los as-
pectos de una justicia material y Ja atribucién de aquellos
aspectos formales a la garantia de la libertad del Estado
de Derecho no son simplemente la presentacién de las
jones bien conocidas de polaridad cambidndole sim-
nte el nombre y la disposicién, Asi se deduce de
as siguientes consideraciones, si el concepto de Estado132 KARL DOEHRING
caso conereto ello conduciria a una «injusticia; como
tampoco es aceptable rechazar la adopeién de una medida *
de cardcter social y legal, no obstante su necesidad racio-
nalmente fundada, con el argumento de que hay que res-
Detar a todo trance cualquier forma de propiedad ya
constituida.
Esa disiribucién de Jas obligaciones juridicas puede
ser ejemplificada especialmente con el caso del derecho
de propiedad, La proteccién al derecho adquirido de pro-
piedad, segin la posicién que aquf se sostiene, no ¢s una
exigencia del Estado de Derecho. Una reforma consti-
tucional de conformidad con el articulo 79,3 de la L.
tiene sus Ifmites en Jas reglas basicas del articulo 20,
como —de acuerdo con la doctrina dominante— en Ia in-
mutabilidad del concepto de Estado de Derecho; por
esta misma razén la revisién del régimen de la propie
dad no tiene por qué pasar la prueba de los principios
jrreformables, y no tiene que serlo porque Ja exigencia
del Estado social forma parte igualmente de esos prin-
cipios no revisebles del articulo 20 de la Ley Fundamen-
tal, Ha de tenerse en cuenta por consiguiente que Ia
propiedad privada como garantia de libertad individual
Forma parte del contenido del principio del Estado social
y es por lo tanto acreedora a wna especial proteccién. El
principio de Estado social habra de buscar su propio
Quienes sostienen que los derechos fundamentales en cuan-
‘de ia libertad personal (lo que necesariamente in-
tuit"ima facuitad de disposiciOn incluido el derecho de propic-
Gad) son parte sustancial de la nocién del Estado de Derecho
‘serén de Ja opinién contraria. .
. . Fecunen, Freiheit
‘und Zwang im sozialen Rechtssta ‘Stat, H. 174, 1953,
pag. 4; A. HAMANN,
blik Deutschland
Raa,
B, Bewomn, Rechisst
mus (hsg. v. G. BRIEFS), 1966, pg. 355.
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 133
contenido en el marco de Ja constitucién respecto de
Ia consistencia de sus propios principios no revisables.
No es pues el principio del Estado de Derecho el que del
gnita el concepto de propiedad del Estado social, sino que
es de! mismo principio del Estado social de Derecho d=
donde hay que deducir los limites y Iineas de perfecci
namiento. La fancién social de la propiedad encuentra
su limite no en la regla fundamental del Estado de Dere-
cho, sino en esa funcién de la propiedad como parte
integrante de un orden social que protege y fomenta I
libertad. Ciertamente, habremos de plantearnos pronto
Ta cuestién del contenido de esa nocién de libertad: Antici-
pando aquf algunas de las observaciones venideras dig
mos que clibertads, segiin la Ley Fundamental, significa
‘una capacidad de disposicién * en el sentido més amplio,
Jo cual establece una diferencia de principio con el orden
juridico y social del socialismo*. Y de nuevo, anticipando
‘algunos esclarecimientos que se hardin mas tarde, séanos.
permitido decir aqui que el articulo 1 de la Ley Funda”
mental, el articulo 2, y sobre todo el concepto de orden
fundamental de libertad democrdtica, contienen referen-
% Sobre ello W, Lerswer, Soziaibindung des Figentumss, 1912;
B. Benner, Sozitlbindung des Eigentums und Enteignung, NIW
1965, pags. 1297 y ss.
3 Ep el mismo sentido H. H, Kum, Die Grundrechte im de
mokratischen Siaat, 1972, pag. 71, quien habla: «... de una liber
‘protegida por garantias fundamentales que no
vamente; es decir, una libertad que han de lesar
os tiulares segiin st personal responsi:
Der S
Constitucional 222.1962, BVeriGE 14, 21 (25): eLos derechos fun
damentales no se le conceden al ciudadano y abandonan a su libre
disposicions.
38 Referencias bibliogréficas en la nota 5.
ee nee eee eee ea TTTTTIDFDTTTTCTTTTSTTT rr err eres SSPFSFISIFIFSIFFIFHHESbbEEGEELLESA
134 KARL DOEERING
cias precisas que se apoyan ampliamente en una interpre-
tacién literal de Ja constitucién, -
4. .IN DUBIO PRO LIBERTATE Y EL CONCEPTO DE LIBERTAD
bE 1a Ley FUNDAMENTAL,
Como tna cléusula general y. criterio de interpreta-
cién de la Ley Fundamental se ha utilizado con frecuen.
cia —si es que no se ha abusado— la formula segiin la
cual en caso de dudas prevalece la libertad i
sobre la obligacién comunitaria —in dubio pro libertar
te", De esta forma se sigue la interpretacién de la Cons-
titucién americana que de modo parecido tiene la denomi-
nada preferred-freedom-doctrine*, No obstante la respe-
tabilidad de este criterio fundamental, el principio oscu-
rece bastante més de lo que aclara.
La regla in dubio pro libertate, que insinéa una alter-
nativa induce a error, si es que no erpreta la propia
Ley Fundamental. Dicha regla significaria que Ja libertad
idual en caso de conflicto prevalece sobre la o
comunitaria™. Sin duda es por referencia a la aludida
ima por lo que en el Derecho priblico moderno, y en
articular en e] Derecho constitucional, y en claro desvio
tespecto de las concepciones juridicas tradicionales, se
niega que las limitaciones que han de sufrir en sus res-
pectivos derechos fundamentales los funcionarios public
cos ,soldados, escolares y estudiantes, o incluso los pre-
805, no se justifican sin més con la referencia a la es-
maxima hace referencia amplia con
‘muchas indicaciones bibliogréficas F. OssennUHL,
égs..687 y ss.
3s Ampliamente sobre est concepto H: Estate, loc. cit, nota 6,
pégs. 437 y ss.
® P, Scurxemmn, loc. cit, nota 37, pag. 290; F. Ossexavzs1,
loc. cit, nota 3, pag. 657.
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 135
Pecial relacién que éstos tienen con el poder piblico, o lo
aue es lo mismo, que su status est sometido a its,
ciones de cardcter inmanente®. La exigencia de que toda
Umitacién a un derecho fundamental necesita una regle
mentacién especial por via de ley, reside en que «en los
casos de duda» debera prevalecer Ia libertad individual,
Concepciones semejantes parece que son las q
en la base respecio de la exigencia hacia las postbilidades
de resocializacién de la poblacién penal o de los inter.
nados en casas de salud" Tales tendencias son enco-
miables pero su justi no reside en la menvionada
frase hecha cuya inconsistencia analizaremos mas ade
ido todavia un ejemplo, diremos que en el
enjuiciamiento del problema sobre el reclutamiento como
funcionarios publicos de solicitantes que se han hecho
Sospechosos de un cierto radicalismo, se ha defendido
por algunos que la regla a tener en cuenta no es la de
in dubio pro securitate, esto es, que «en casos de duda»,
hhabré que pasar por alto la sospecha de la einfidelidad
¢, B Lisinaxc, Der Vorbehalt des Gesetzes im Schulverhiiltnis,
1974; BVerfG v. If. 3. 1972, BVexIGE 33,
1976, pig. 73; HL. U, Evens en JZ 1916, pg 215
eral ha promulgado entre tanto una ley sobre reforma peniten,
Caria el 163-1976 (BGBI. 1, 1976, pags. $81 y ss.) que ha entrado
en vigor el 11-1971,
el § 2 de Ia mencionada
nota 40), segiin el cual la proteccién de los intereses gen
asa a un segundo plano posiblemente (cesta al servicio de
Fesocializacién,S
136 EARL DOEHRING
a la Constitucién» ®, De modo absolutamente inaceptable
se habla aqui de una «carga de la prueba» que el Estado
debe aportar ®, Estos ejemplos muestran bfen que la men’
cionada férmula puede ser utilizada con varios sentidos
que obstaculicen una decisi6n clara. La constanite armo-
nizacién de intereses entre exigencias comunitarias ¢ in-
tereses privados se asemeja a un baile en la cuerda floja
que tendria que ser decidido con una superacién de la
«duda», Todo esto seria manifestacién de la incapacidad
para encontrar una base de juicio seguro.
© Vid. los trabajos de F. Miter, TH. Scumusr, H. PL
ScHNEMER y A. RINKEN, en Wortlaut und Kritik der verjassung-
swidrigen Januarbeschiiisse, Pabl-Rugenstein-Verlag, 1972, pégi-
45, 54, 62, 77 y ss; F. Mitume habla de «ma presuncién de
inocencia» (pag. 43) desconociendo el hecho que aqui no se trata
de sanciones de cardcter penal; con razén en sentido contrario,
Fassungsfetnde, Festooh fr Kil
quien llega a agravar con Ja carga sut de 1a prueba al soli-
cftante 1o cual es contrario al principio inquisitive que domina
el procedimiento contencioso administrativo.
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 37
De todo ello se deriva Jo siguiente. El concepto de
libertad de la Ley Fundamental debe ser tomado de modo
indivisible y no como una materia en la que opere la
armonizaciGn de intereses. No vale el in dubio pro liber-
tate, sino que semper et sine exceptione hay que de:i-
dirse en favor de la libertad. Podria parecer que no haya
diferencia alguna entre ambas formulaciones; pero esto
seria una conclusién errénea. Si solamente «en los casos
de duda> hubiera que decidirse en favor de Ja liberted,
es que seria posible en teorfa situaciones en las cuales
tal duda no existiera y en las que habria que optar en
favor de los intereses colectivos y en contra de la-libertad,
La razén por la que no es posible una tal situacién de
conflicto, reside en la adecuada interpretacién del concepto
mismo de libertad en ta Ley Fundamental; concepto que
¢s en ultima instancia criterio vinico para superar la alt-
dida tensién de polaridad, Asi se manifiesta, de modos
muy diferentes, en Ia observacién de las distintas institu.
ciones juridicas. Todas las garantias de proteccién de la
Constitucién para la tutela de los intereses comunitarios,
como por ejemplo, la funcién social de la propiedad
art. 14, § 1 de la Ley Fundamental) refer
desarrollo de la personalidad al orden constitucional
(art. 2, § 1 d ela Ley Fundamental), limites al derecho
Iibertad de expresidn (art. 5, § 2 de la Ley Fundament
carecen aqui, al igual que en todos los demés casos, de
un valor propio que eventualmente pudiera ser contra-
puesto al valor de la libertad individual para limitarl.
‘Todas estas exigencias cumplen con su cometido y encuen-
tran sentido tinica y exclusivamente en la funcién de
servicio y de proteccién que tiene como fin la liberiad
humana. Son ellas precisamente Tas que perfilan el ambito
de esa libertad “. Unicamente cuando existen tales limita-
4 H, BucHHEm, Freiheit und Menschenwiirde im modernen
"i Gesprdc, BK +4, 97S pig. 4; H. Bncuee,
Kw, Die Grundrechte, los. cit, nota 35, pags. 60 y ss.ToT Tw ewe eS SISSSSSSSSISESEEELELSELSGI
138 KARL DOEHRING
clones es realizable la libertad individual; esto es, sin ellas
dicha libertad no existiria. La libertad ilimitada en un
sujeto de derecho anula la libertad de los demas y aquél
que adquirié esa libertad mediante la lucha, la. puede
perder de nuevo completamente en cualquier momento,
cuando encuentre un oponente mis fuerte que él.
En Ja aceptacién de este principio reside también Ia
necesaria afirmacién de que el Estado no puede ser titular
de derechos fundamentales. Un derecho fundamental
solamente es derecho del ciudadano contra el poder del
Estado; si fuera por el contrario —cosa que hoy se dis-
cute—* el Estado o un ente publico establecida por él,
titular de los mismos derechos fundamentales que poses
el ciudadano, esta libertad quedarfa destruida en caso de
conflicto. Por esto la llamada propiedad publica de los
Estados comunistas excluye por completo la posibilidad
de propiedad privada, o también, Ia libertad de expre-
© BVeriG v. 16. 1. 1963, BVeriGE 15, 256 (2
5, 1987, BVerfGH 21, 5
24, 367 (383); BVeriG v. 27. 7. 19
10. 1974, BGHZ 63, 196 (i98 ss); VGH Mannheim, NIW 1976,
LG Koln v. 11.7. 1975, NIW 1976, pig. 426; MacnezDilnic.
ia
1974, pags. 199 y ss.; W. Wener, Nichtrechtsfiz
hige offentlich-rechtliche Verbinde, Festschrift fir H. Jahres,
1974, pag. 334,
Ran. 87 ss. R. Drew, Zur Gri
Personen des dffentlichen Rech
sate und fEderative Strui
de modo expreso el articulo 12 de la Constitucién de 1a
Repiiblica Democrética Alemana de 64-1968 en la revision de
7-40-1974 (Gesetzblatt der DDR, 1974, Teil 1, pég. 436): «Los yack
mientos minerales, las minas, Jas ‘centrales, presas y grandes
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 139
sién del partido tinico oficial de esos Estados comunistas
no tolera la manifestacién de otras opiniones, Pero tam:
citen por individuos en contra unos de otros, como por
ejemplo el de Ia libertad de expresién, o libertad de con-
Glencia, 0 libertad de eleccién de la profesién, en la ines
de los denomrinados efectos reflejos (Drittwitkung) si se
Jes otorga el mismo valor, Tales derechos solamente
existen y pueden subsistir cuando se les concibe dirigidos
frente al poder pttblico, el cual, por lo demés, carece y
tiene que carecer de esos mismos derechos.
{fursos de agua, las riquezas naturales de la plataforma submatrina,
las empresas, bancos y sociedades de seguros, los bienes de pro,
Permitida la propiedad individu
H. Onexrinpe y M. Posci, Probleme der rechilichen Regelung
ums, en Staat und Recht, 1969, Bd. 2, pag. 1812
sEl concepto de la propiedad socialista y en especial Ge la pro-
Piedad colectiva tiene como contenido primordial la exclusiéa de
Ja propiedad individuals.
ejercicio ha de hacerse en
Ista, vid. Mastret, loc.
Verfassungsentwuiry.
drecht der Meinun;
habria que preguntar bajo qué criterios se formulaba un seme.
Jante Mausz-Dinic-H2z00, loc. cit,
cin. 3 y 40; F, OssenaUeaL, Versammlungsfreiheit
nota 15, Art.
lund Spontandemonstration, Der Staat, Bd. 10, 1971, pigs. 54 y s.
YW; K. Hesse, loc. eit, nota 1, pag. 166; W. MUuuse, Wirkungsbe-
Teich und Schranken der Versammilungsjreiheit, insbesondere int
is 1974, pags. 57 ss 5. Ort, Das
1967, pag. 20; vgl. auch BVerf
ectivos padres
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 145
mismo debe decirse del municipio" y del Estado. La ins-
titucién de la propiedad (art. 14 L.F.) solamente puede
realizarse a través de su funcién social", que por eso
mismo tiene un efecto constitutivo, Siendo exacta la afir-
macién de que la propiedad piblica no es propiedad de
nadie, es igualmente verdadera la de que la nocién de la
propiedad privada y su correspondiente garantia nacen
de esa funcién social. Elemento integrante de la pro-
piedad privada, cual es la disposicién dominical, no exis-
tiria o desapareceria si tal facultad de disposicién no
reconociera barreras, ya que un tal poder levaria a su
destruccién, Es precisamente la funeién sociah de la
propiedad Ja que funda dicha capacidad dispositiva. Para
poner un ejemplo concreto se dirfa que el mite fijado
por el Derecho urbanistico en las distancias es el que
confiere el derecho a edificar. Si no existiese tal «limita
cién social» ciertamente el duefio del solar seria libre en
su disposicién, pero wnicamente libre en el primer acto
dispositivo, nada mas.
En relacién con esto hay que advertir que cualquier
limitacién a la libertad careceria de sentido y seria
por consiguiente ilegal si pervierte el fin de garantizar
aesa libertad. La formula usual de «en interés pitblico>
(por ejemplo art. 14 de la L. F. como base de la expropia-
cién) que se utiliza como justificacién de les limitaciones
cit, nota 54, pag, 522 y nota 44; HL. We
_ gs. 19 y ss HL. NaWuAsky, Allgemein:
Staatslehre, Bd. 2, 1, 1952, pags. 191 y 335 0. GOxnEwins, Gemeit~
derecht, 1963, pégs, 39 y ss; R. Kunze, O. Brownen, F. K. REN,
Gemeindeordnung fiir Baden-Wiittemberg, 3° edic., 1968, pags. 1
y siguientes.
Loe. cit. V. LEisNen, Sozialbindung des Bigentums, 191;
B, Bexoer, Sozlalbindung das Eigentums und Enteignung, NIN
1965, pags. 1297 y 383 H. Kwan, Die Eigentumsgarantic in der
Rechtsprechung des Bundesgerichtsojes, 1961, pass. 46 y $8.
12, 1956, BGHZ BGH v. 25. 1. 198,
Sy
porfassungsrechlichen’ ‘Higentumsschataes, Festgabe flr Te
Mato, 1971, pg. 98; H, P. Tse, loc. city nota 17, pég. 80; vid
también BVertG v, 18. 12.1968, BVerfGE 24, 367 (89 5).
0
nn eee erence a aTTTITIVITTTITC ECE TTTTE
(SRE EEPRSEGCELSFSSSFSSHIEFISIVEISFISISIVVLLELLELGELI
146 KARL DOFHRING
necesita
todo caso un contraste en el sentido que aqui
dejamos indicado. La expropiacién «en beneficio» de un
municipio que necesitara el local que expropia para ins-
talar en él un servicio municipal (por ejemplo un parque
infantil o un polideportivo) tiene como finalidad el bene-
io de personas de carne y hueso®, Pero serfa en cambio
ilegal si tuviera un fin distinto, Por ejemplo cuando esa
expropiaci6n forzosa fuera para fomentar eintereses ge-
nerales», surgirfan dudas respecto de la constitucionali-
dad de una tal medida. Asi, un municipio que fomentara
el deporte por el deporte mismo, con el propésito de con-
seguir este fin haria todo lo posible por favorecer tinica-
mente a los deporistas de primera clase y Hegaria a la
expropiacién de parcelas en beneficio de tales depor-
tistas que serfan a encarmacidn de tal colective. Esto es
Jo que sucede en los Estados comunistas, quienes justi-
fcan esta situacién desde la perspectiva de sus respectivos
sistemas juridicos. No se cumpliria Ia exigencia de la
Ley Fundamental que impone que sea en ebeneficio de la
comunidad», antes al contrario habria sido desconocida.
Esta afirmacién de que no hay que ver la libertad
individual en una relacién bipolar y en contraste con su
correspondiente limitacién, sino que por el cont
Ubertad solamente es p
—lo cual hace que dichos Ifmites tengan siempre un efecto
constitutivo— se manifiesta en aquellas instituciones esta-
tales que, en tanto que garantes del interés ptiblico, parece
que de primera intencién tienden a constituirse a si mis-
mas en su propio fin. En una visién més cuidada resulta
® Véanse las disposiciones casi coincidentes de las distintas
Jeyes de administracién local de los diferentes Linder sobre ins-
talaciones publicas; por ejemplo § 10, mim. 2 GO Ba-Wii en la
redacci6n del 22.
adecuadas al desarrollo econémico,
nos. Estos estén facultados para
clones piblicas del municipio segtia los mismos principic
sobre ello en general R. ScHoLz, Das Wesen und die Er
der gemeindtichen dffentlichen Einrichtungen, 1967.
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 141
gue éstas no pueden ser descalificadas como limitadoras
de libertades individuales, Asi, el ejército, que impone fk
mitaciones a los derechos individuales, en ultimo término
protege el sistema de libertades de la Constitucién®, la
cléusula de prohibicién de determinados partidos no’ gx
rantiza en tltima instancia s6lo a la comunidad, sino que
en ella garantiza la Wbertad del individuo. El derecho
de Ja contratacién colectiva debe favorecer la libertad
del individuo tanto respecio de Jos trabajadores como
Tespecto de los empresarios y no debe por
contribuir a hacer més fuertes a estos os. segtin
se deriva de los limites trazados por la propia institucién
que el Estado garantiza ®,
Recapitulando lo que hasta ahora hemos dicho, pon
gamos de relieve que el concepto de libertad contenido
en la Ley Fundamental no puede ser entendido en tanto
que limitado por los intereses comunitarios, sino que es
Precisamente el respeto a esos intereses comunitarios,
el que permite establecer la libertad individual, fin prima.
tio y esencial de la Constitucién, y que por eso mismo
es parte esencial de dicha libertad. Repitamos de nuevo
que la libertad del individou es primordial y iltimo fin de
todas las garantias del Estado social de Derecho. Por eso
Ja democracia es un sistema de adopcién de decisiones
que fomenten dicha libertad. La democracia no es un fin
en si mismo, Por esto en una democracia no se puede pres-
cindir de la proteccién adecuada a las minorfas®, La
* ‘Maunz-Doeit-Herz06, loc. cit, nota 15, Art. 178, Rdn. 2 y 3
vid. también BVeriG v. 20. 12. 1960, BVerfGE 12, 45 (1); BVeriG
18, 2, 1910, BVeriGE 28, 36
© U. Scrieunen, Der Inia
U, ScuEUNER, R.
173 s. y 224; R. Mancre, Die Sache’ und der
es, en Gedanke und Gestalt des demokra-
(arsg. v. M. Imboden), 1965, pag. 64; H. TRos-
SMANN, Parlamentsrecht wid’ Praxis des Deutschen Bundestages,
1967, pgs. 175 y ss; en derecho comparado H. Woutmaxx, Die1s. KARL DOEHRING
«pura» decisién mayoritaria de una democracia radical
podria Ievar a resoluciones que aniquilasen Ja esfera de,
libertad del ciudadano, Su objetivo y meta es Ja comu-
nidad politica. La libertad individual ‘bajo el sistema de
Ja decisién mayoritaria edemocrética» s6lo es compatible
con el establecimiento y respeto de las libertades indivi-
duales, y por eso mismo, con el respeto de los derechos
fandamentales individuales que pueden incluso prevale-
cer sobre la decisién mayo: ‘Alli donde existan limi-
taciones a las libertades individuales que, incluso no
parezcan estar plenamente justificadas, Jo terminaran es-
tando en altima instancia tinica y exclusivamente en base
‘a su papel constitutivo en favor de la libertad. La frase
cen caso de duda» en favor de la libertad mnte puede
significar que hay que proteger preferentemente las ins-
tituciones del Estado que son base y garantia de esa li-
bertad, ya que su tinica misién es precisamente hacer po-
sibre dicha libertad individual. Por consiguiente, en rea-
lidad de verdad, no deberd existir nunca una tal «duda>,
5, PODER DEL ESTADO ¥ PROTECCION DE LA LIBERTAD.
Desde ‘esta perspectiva surge una nueva cuestién im-
portante sobre si la funcién del Estado en tanto que pro-
tector y creador de la libertad esta adecuada y suliciente-
mente caracterizada. En cierto sentido habré que contes-
tar esta cuestién con Ja negativa. El Estado es la encar-
nacién misma de la libertad en cuanto es el inico capaz
de garantizarla. E] hombre no esté sometido al Estado,
que es el que por otra parte establece o protege la liber-
tad, sino que los hombres libres crean el Estado como
ainstitucién de proteccién (Schutzanstalt)» para utilizar
ung der Parlamentsminderheiten in England, des Bundes-
ik Deutschland und Italien, 1970.
©. Susi, Legalitie (1932), en Verjassungsrechtliche Aut-
“sitze, 1958, pigs. 386 y s K. DoEERING, loc. cit, nota 6, pég. 156.
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 149
la precisa formula de Arthur Schopenhauer". Este es
precisamente el sentido de la formula de la soberanfa del
pueblo y de la otra formula de que el poder politico tiene
su origen en el pueblo (art. 20 L.F). Por lo tanto, el Es
tado es la expresién misma de la libertad, se identifica
con ella, ya que sin un Estado fuerte, la libertad no exis
tirla®, Todas las limitaciones al poder del Estado que:
dan distorsionadas si no toman en cuenta debidament=
este punto de partida. El fin politico de los ciudadanos
que se unen en el Estado para hacerse fuertes como co-
lectivo, para crear un poder que se presente como tal ex
Jas relaciones internacionales y prepararse con ello a la
lucha por la existencia, segtin el modelo basico de Ia
Constitucién, s6lo podrd ser justificado con la protecciéa
a la libertad. La ‘imitacién de las competencias de los
institutos armados en el marco de la denominada Ley
Organica del ejército (Wehrverfassung) a las tareas de de-
fensa y fomento de la paz, necesita ser completada con
Jn afirmacién de que el objeto de proteccién propiamente
0 es I vidual de cada ciudadano, Prote-
a Ia colectividad en cuanto tal careceria de sentido
sino tuviera como fin hacer posible la libertad individual,
Por esta razén en las Inchas por el poder entre dos Es-
tados que se sienten igualmente obligados hacia el coma-
A. ScHorENHAUER, Die Welt als Wille und Vorsteltung If,
. Buch, Kap, 47, en Stimiliche Werke (hrsa. v. W. Frhr. von Lia:
162 y 5.
4, pag. 199; H. Krier, lo.
igemeine Staatslehre, 2° edic.
1951, BGBL. 1955, 1, pag. 289; véase tambien
‘BVerfGE 28, 243 (261); L, Scrtutry, Bundeswear
, pags. 12 y ss.
ewan anna saree eer aea TTT TITIVITTVATTTTTITTTTS150 KARL DOEHRING
nismo y hacia la libertad colectiva se trata simplemente
le un predominio int %, esto es, de cimperialis-
™o», el que de modo reiterativo precisamente esos Esta-
dos comunistas reprochan a las democracias occidentales.
aaMuchos de los conflictos entre Estados del Tercer
fundo, que han sido impregnados visiblemente por la
mentalidad colectiva de los Estados socialistas, ofrecen
esta imagen,
fas libres: Meta inexorable es la proteccién de la
libertad individual, su mantenimiento o su reinstaura.
Gin. El poder del Estado no puede por Jo tanto pregun-
‘at sobre si una limitacién de la libertad cindadana es
‘Recesaria a causa de la proteccién a intereses generales,
Sino 0 qué medida dicha limitacién a la libertad indi-
Vidual la favorece e, incluso en um sentido profundo, la
hace posible. En la medida en que esta libertad no es
le sin estar limitada no solamente ser licita dicha
litacién, sino obligatoria para el Estado. La inesquiva-
e decision en favor de la libertad es también una deci-
sién en favor de la limitacién y es éste precisamente el
sentido que tiene la denominada clausula social (art. 20
dela LF),
© LiseRtap «RESPECTO DE QUE» Y LIBERTAD . La meta esta claramente definida por el sistema
Juridico, mientras que los medios son contingentes, El
ciudadano en tanto que miembro de la sociedad, por el
contrario, es el titular de la libertad «respecto de», de Ia
libertad respecto de la coaccién estatal, respecto de los
objetivos impuestos por el Estado o respecto de cualquier
clase de tutela®. En este sentido no existe ambivalencia
K, Low, loc. cit, nota 75, pag, 63: «Al lado de
existen otras que no son libertad frente al Es.
Para el Estado, que dan la posibilidad al in
57, BVeriGE 33, 180 (219
\cer mejores a sus ciuda-
Mitarles Ja libertad para,
idicarian a sf mismos 0
, de esa libertad
se deriva la falta de fundamento de la doctzina del efecto reflejo
e los derechos fundamentales (pruebas en la nota 22 y 49). «Esta
transforma todo un conjunto de importantes reglas constinicio-
nales que son garantia de libertades en normas que imponen
gbligaciones, dejando ademés indeterminado el alcance de éstas,
Desde el punto de vista politico-constitucional eso. significa la
‘wansformacién de derechos fundamentales en obligaciones con:
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 155
alguna ya que, segiin hemos explicado més arriba, los
Ibmites establecidos, impuestos por el poder del Estado,
concretan y fundan las libertades sociales, El ciudadano,
miembro por igual de la sociedad y del pueblo, se encuen.
tra en esa idéntica doble funcién, tal y como la doctrina
dominante Ia asigna a los partidos politicos; lo cual
se hace patente si se tiene en cuenta que un ciudadano no
vinculado a partido alguno, puede presentarse como un
candidato a unas elecefones™,
Pero desde el momento en que grupos sociales afirman
Poseer una pretendida legitimacion para li Ja Hbertad
de Jos individuos ,incluso en determinadas circumstancias
en contra de la voluntad de éstos, y afirman ésta como
base de sus actividades, se ha destruido el sistema de I:
bertades. La potestad de imperio reside en el Estado" y
no en un grupo social cualquier, ya que el poder coercitive
2 causa de su funcién constitutiva y protectora de la liber-
tad se asienta exclusivamente en el pueblo soberano en
conjunto, Como complemento hay que decir que la vis
coactiva del Estado orientada hacia la proteccidn del si
tema no solamente puede, sino tiene que nacer de él. El
Principio de oportunadad solamente tiene vigencia cuando
no esta en peligro la libertad de la sociedad. Un buen ejem-
gretas de cardcter social con una amplia eliminacién de su sus.
tancia lberals (asi E. FonstHoFs, loc. cit, nota 2, pag. 40)
& Zuisprudencia constante del Tribunal Constitucional Fe-
deral, vid entre otras BVeriG v. §. 4, 1952, BVerfGE 1, 208 (224 6)
© eeor gsta razén el BVerfG ha reconocido et derecho a ser
resarcido de los gastos de su campatia electoral a un candidato
independiente, BVeriG v. 9, 3. 1976, NIW 1976, pig. 1193,
SD, MERTEN, loc. cit, nota 80, en, especial pag. 31.156 KARL DOEHIRING
al Federal. De acuerdo con la opinién aqui de-
, no solamente el gobierno posee el derecho, sino
que tiene Ia obligacién de hacerlo, ya que no puede perma-
necer en la duda, en caso de que la libertad esté en peligro.
Es sorprendente que a pesar de que se acepta el inexcusa-
ble deber del Estado de perseguir y castigar a los delin-
cuentes para proteger asf a la sociedad —y que nadie lo
en tanto que una manifestacion
del principio de legalidad— la doctrina dominante consi-
dere en cambio que una actividad indiscutiblemente mu-
cho més peligrosa, que amenaza de destruccién el orden
de liberiades democraticas, no genera una obligacién jurf
dica vinculante en orden a la prohibicién de esos grupos
politicos. Si, como aqui ocurre, se parte del principio
de que no hay otro fundamento para mn estatal
que el de ser ésta base y garantia de la libertad del ciuda-
dano y si, ademés, hay que identificar la competencia
Jar del Estado sobre la sociedad, cuyos intereses par-
ticulares nunca pueden ser sin violencia subordinados los
unos a los otros, con el concepto de libertad, es claro que
no puede haber libertad alguna derivada de la renuncia
Parteien, ABR, Ba. 9, 1911, pags. 224 y ss.
% Asi BVeriG v. 17. 8. 1956, BVeriGE 5, 85 (129 s.
‘Bundesrepublik,
mnito1z. y R. RUPPRECHT, Bun-
desverfassungsgerichtsgesetz, 1968, § 43, Rda. 2; H, LacHNeR,
Bundesverfassungsgerichtsgesetz, 3° edic,, 1973, pigs. 260 y 3 W.
Wrese, Verfassungswidrigkeit_und Verfassungsfeindlichkeit "von
Parteien und Versinen. Eine Erwiderung, ZRP 1976, pég. 56; TH.
‘Maonz, H. Sicoct, B. ScHmivr-Bueweraeu, F. Kusis, Bundesver-
fassungsgerichtsgesctz, 1972, § 43, Rdn. 6; Maunz-DUnsc-Hezos,
loc. cit, nota 15, Art. 21, Rdn. 130; J. Tsewsee, loc, cit, nota 42,
ismo sentido G, WILLMS, Organisationsdelikte,
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 157
del Estado a asumir sus propias responsabilidades y del
compromiso entre libertad, coaccién, anarquia y oportu-
fticos que se asientan en el Ilamado compro-
¥ como hoy es propugnado por los par-
tidos comunistas de las democracias occidentales *.
7. Bi Estapo soca.
Esta reflexién queda conchuida si sobre la base del
concepto de libertad asf establecido, consideramos la esen-
cia de «lo social» en el sentido de la Ley Fundamental.
«Lo social» es aqui en primer jugar el establecimiento de
Ia oportunidad de libre desarrollo del ciudadano en ta
sociedad ®, Esta aseveracién es importante precisamente
porque el concepto de «lo socials y «del Estado social»,
desconociendo el tema fundamental de la ley constitucio-
nal puede ser y ha sido degradado a la idea de la ayuda
social. La ayuda ciertamente no puede faltar, pero ésta
deberd ser siempre subsidiaria ®; ya que tal necesidad no
Sobre la actual situacién en Italia R. ZUucx, Das
Kompromi 3 Volksfront? Kommunistische Partei auf dem
Woge zur Regierwngsbeteitigung, en Politik und Zeitgeschickte,
1996, NB 17, pags. 13 y ss.
Asi también K. H. FRiave, Zur Rolle der Grundrechte im
Interventions — und Leistungsstaat, DVBL. 1971, pag. 671: «Se
‘rata més bien de la obligacién del Bstado para colocar al ciuda-
dano mediante Ja adopcion de medidas de fomento ante la pos
bilidad de que é1 haga un recto uso de su libertads; E. Grier,
loc, cit, nota 13, pag. 206: «Esta obligacién solamente esté ea
‘armonia con el concepto de garantia fondamental mediante la
interpretaciéa que incluya en el concepto de libertad la atrib-
‘cidn, en una determinada medida, de la igualdad de oportunids-
des»; en el mismo sentido también KD. Saomon, Joc. cit,
Mausel des Grundgesotzes als Priifungsmafstab im Normenkor
Rn a OER EE EDAD EEL OL ODOTBEELEEEFEFISIFIFVIFSIFFIFSIFTIILILIELESLLLLLLLSD
158 KARL DOEHRING
descansa en una configuracién positiva de la vida mdivi-
dual y en la configuracién del Estado o de la sociedad, °
sino precisamente en su fracaso,
Cuando el‘concepto de lo social se utiliza de modo
Jo cual ha sucedido hasta ahora
-omo un deber del Estado para la
eliminacién de la necesidad material de los denominados
grupos no privilegiados o para garantizar una mejora de
las relaciones de vida, de trabajo o las retribuciones de
los grupos de poblacién més pobres™, esta tarea del Es-
tado no puede ser ya concebida como un servicio suple-
mentario para la eliminacion de las deficiencias. Si no
existe esa deficiencia, la cl4usula social de la Constitucion
no entrard en juego; pero si existe, se plantea el proble-
ma de en qué medida hay que estructurar el alcance de
esa ayuda estalal. (Hay que aspirar a realizar amplia-
mente el principio de igualdad o la ayuda social debe
proporcionar exclusivamente el necesario minimum para
la existencia? De nuevo se pone aqui de manifiesto que
Ja cléusula social del Estado solamente puede ser tomada
en cuenta en una consideracién global de a Ley Funda-
mental; concretamente, tomando en consideracién otros
textos constitucionales de igual rango normativo. En este
contexto ello significa que las exigencias del Estado Social
de Derecho no recortan Ja garantia de libertad de la Ley
Fundamental sino que, por el contrario, la completan por
1 cuidado en favor de todas las clases del Estado, y en
de las mas débiles»,
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 159
su parte, El «Estado social» de la Ley Fundamental es
Por esta razén en su contenido un aliud frente al Estado
«socialista» de concepcién comunista, que concibe la «libe-
racién» del hombre en Ja integracién sin condiciones de
sus intereses individuales en el colecti
La obligacién evidente del Estado de prestar ayuda
social a los necesitados no se deduce o al menos no se
deduce exclusivamente del concepto de Estado social.
Puede inclusive caber la duda si es necesaria una tal remi-
siéa especial de la Constitucién. El deber del Estado en
el mantenimiento de una existencia humana digna y en
la liberacién de ios individuos sacéindolos de situaciones
de necesidad, se deduce con normalidad del propio con-
cepto de da pertenencia del individuo a su Estado™, del
principio no escrito, pero tampoco negado por nadie, de
la telacién de lealiad y proteccién del Estado con sus
ciudadanos™, La Ley Fundamental obliga con sus refe-
tencias a Ia libertad y a Ja dignidad del individuo a buscar
la nocién de Estado social en Ja consecucién de una meta
que no se reduce a la mera igualdad, sino a la realizacion
de Ja igualdad de oportunidades, que prevalece sobre la
primera. Solamerte cuando el Estado social capacita para
adoptar decisiones individuales realiza él su fin. El tra-
bajo libera al individuo de la necesidad y le otorga liber-
tad en la consecucién de su propio desarrollo. Al mismo
% Vid. referencias bibliogrificas en nota 6.
% Asi ya en su época P. Lasano,
Reiches, 2° edic., 1888, Ba. I, pas vain R. Grawens, Saat
und Staatssangehérighei ya en el siglo xvii fue
formulada Ia peticién de asistenci como corolario de la
condicién de ciudadano por Cx. Bssou, Synopsis politicae doc.
trinae, editio quarts, 1642, 1 TT ¢. VITI.
L ‘Lehiren des Staatsangehdrigkeit-
srechts, 2: edic., 1982, pags. 28 y se; W. K. Geox, Diplomatischer
Schutz, Worterbuch des Vilkerrechis, Ba. T, 1960, pag. 381; ibid,
Der Anspruch des Staatsbitrgers auf Schutz gegeniiber dem Aus:
land nach deutschem Recht, Za6RV 1956/51, Bd. 17, pég. 51
G. y E. Kicwennom, Allgemeine Staatslehr
gina 47; K. Dozueme, Die
Plomatischen Schutzes, 1959,
dic., 1971, pa
Gewithrung di-
» nota 8, pég. 93.160 KARL DOEHRING
tiempo permite la prestacién de ayuda a otros a quienes
por circunstancias de hecho no le es posible el ejercicio
de su propia libertad. La funcién de ayuda del Estado *
social no se consigue a través de Ia «igualdads; por el
contrario —segiin lo muestra el ejemplo de los Estados
comunistas—, la consecuencia seria la indigencia mayor
‘0 menor de todos los ciudadanos. Cuando los Estados
comunistas procuran la cooperacién econémica con los
Estados capitalistas y desean obtener de éstos ayuda eco-
némica y créditos, y sin embargo sostienen que su propio
sistema es «el mejor» porque es el «més social», tal situa-
cién no hace més que ejemplificar las conexiones que
aqui se describen. También en estos Estados se exigen
prestaciones de los ciudadanos, pero éstas no significan
una liberacién individual. El principio de subsidariedad
a que hemos aludido mas arriba, segin el cual la ayuda
estatal debe ser prestada cuando la sociedad, que se con-
figura a si misma en libertad, no puede establecer las
necesarias compensaciones, quedaria destruido por una
acentuacién excesiva de la igualdad en sentido material.
En este sentido la ayuda estatal equivale a dominio de
la crisis pero no configura, segin la opinién que aqui se
defiende, el contenido esencial de ta nocién de Estado
social de la Ley Fundamental.
La perspeciva y concepcién de la cléusula del Estado
social de Ja Ley Fundamental que aqui ha sido presentada,
no se corresponde con la doctrina hasta ahora dominante.
Mostraremos sin embargo que la interpretacién de la Ley
Fundamental no termina con la afirmacién de la irreduc-
tibilidad de principis contradictorios entre si, tal y como
se manifiesta en el resultado al que ha llegado 1
trina®, Es realizable el mantenimiento p
Ley constitucional exige, de los principios de
Derecho y Estado social. El Estado de Derecho de la Ley
Fundamental se concreta sobre todo en Ja corteza creada
por la norma juridica, El principio de Estado social, si
se prescinde de la mencién que hace de ¢l el articulo 20
% Vid. referencia bibliogréfica en nota 14.
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 161
de la L.F., esté sustancialmente recogido en la formula.
cién del artfculo 2, § 1 L.F., segtin la cual se garantiza el
libre desarrollo» de la personalidad ®, La garantia ape-
rece como una libertad individual; pero la garantia por
si misma no crea nada™., Es esencial también por esto
mismo otra promesa del Estado, la de que el ciudadano
puede de modo auténomo dar sentido a su vida segin sus
propias aspiraciones y que para ello se le garantiza Ia
ayuda estatal. ET desarrollo de la persona en libertad es
la base del Estado social de la Ley Fundamental. El deber
del Estado para prevenir la necesidad individual no ¢s
mas que una consecuencia de este principio fundamental,
y solamente porque el valor de la libertad se capta cuando
ha sido perdida, aparece con frecuencia en una forma
distorsionada en el marco de las competencias estatales,
‘ocupando el primer lugar esa tarea de ayuda al necesitado.
8. Ex Estapo SOCIAL ¥ LA OBLIGACION DE IGUALDAD DB
‘TRATO.
No obstante haber aludido varias veces al principio
de igualdad, tenemos necesidad todavia de hacer a él
referencias sustanciales a efectos de su esclare
ya que el principio de igualdad parece ser multiforme y
ademds fundamento del principio del Estado social. En
algunas interpretaciones de la Constitucién se i
una tesis segin la cual casi se identifica «igual» con
% En contra 0. BAcKor, loc, cit, nota 15, pag. 42, y U, Soret
ex, Die Staatliche Intervention im Bereich der Wirtschaft,
‘WaneR, loc. cit, nota 12,
mites al principio del Es-
cidos por cl derecho fundamental
LE.
¥ La frase ala libertad nada crea» procede de Guiseppe
Mazzini (1805-1872), citada por C. Scum, Verfassungslehre,
3+ edic., 1928, Neudruck 1957, pag. 200, asf como W. Haws,
‘Staatsrecht 1, 1971, pag. 52; vid. también B, FoastixorF,
nota 7, pig. 386.
AEA EAA EAH ODAAADADOOLO OOOO OOOOOMEFLEFLSFIFIFSIIISSISIIISIIIIIIIEAIVELILLLGA
162 KARL DOEHRING
«social», Es preciso insistir una y otra vez manifes-
tando que esta confusién de principios consti
es contraria a su propio sentido, ademas de
ilegal, ya que tiende a desconocer el principio
tad ya despreciarlo,
En una conferencia en el marco del Consejo de Europa
gue se ocupaba de la situacién de las democracias ovcl.
dentales, el Secretario General Kahn-Ackermann declaré
«que el mejor modo de captar la realidad de la democra-
cia es atendiendo a la garantia en ella de los derechos
libertades fundamentales» (FAZ, 264-1976, Nr. 97, pag, 5).
Por lo que se refiere a las libertades fundamentales esta
idea nunca se repetira bastante, Ella constituye el punto
de partida de las consideraciones que siguen,
El Tribunal Constitucional Federal ha repetido que el
Principio de igualdad como regla juridica tiene un cardc-
ter suprapositivo ™, anterior al Estado, incluso si no hi
biera sido expresamente mencionado en el texto constitu.
clonal, tendria que ser respetado. Esta aseveracién parece
importante, pero en tanto que no esté definido el conte-
BVerfGE 1, 208 BVerfG
BVeriGE 6, 84 (01); BVexfG v. 21. 5. 1968, BVeriGE,
BVeriG v. 19. 6. 1973, BVeriGE 35, 263 G71 5); ast
|, Gutachten v. 6. 2. 1952, BGHZ i, Anh, pég. 25;
F Wanner, Uber Tendenzen der Entwicklung yon’ Rech: und Ge.
1965, pag. 7
ESTADO SOCIAL, ESTADO DE DERECHO 163
dudosos. No vamos a repetir aqui en conjunto las delim
taciones y fijaciones de contenido *®, pero si es digno de
mencién que la Ley Fundamental repita literalmente hoy,
€n un texto queno ha sido modificado, el correspondients
articulo de la Constitucién de Weimar con la tnica dife
rencia de que el derecho que entonces se reconocia sélo
alos «alemaness ahora se Teconoce a «todos los hombres»,
Pero en ambos preceptos la igualdad se otorga aante In
ley». Ya durante el periodo de vigencia de la Constitucién
de Weimar se abrié paso una interpretaci
Ley Fundamental ha cotinuado esa orientacién™, Se
cae Vaase en. purticular el amplio comentario al articulo 3 de
‘Maunz-Dileinc-Hex206, loc. cit, nota 15, asi como A.
in des allgemeinen verfassungsrechtlichen
i; H. P. Testu, loc. cit, nota 101, pags. 111
Asi en primer lugar H. Taunpet, Goldbilanzenverordnung
aud Voraugsaktien, 1924, pags. 26 y ss., soguido de G. Lemii012,
Die Gieichhe
12706, loc.
art. 3, Ren. 280, 292 y ss; W. BUckeNrtps, Der Al
hheitssatz und die Aufgabe des Richters, 1951, pi
loc. cit, nota 1, pig. 137} A. Hamann y'H, LeNz, ioc
iB Ever.
it, nota 15, pg. 48, asi como K. ScsrwelGeR, Zur Ges.
Bewertung des Wiltkiirverbots Festschrift zum 25
dihrigen Bestchen des Bayerischen Verfassungsgerichtshofs, 1972,
Pégs. 55 y ss. ambos sostienen la vinculacién del Iegislador nica,
mente ala igualdad juridica en el sentido personal pero no real;
sigue siendo sin embargo cuestién discutible el aleance de tal
obligaciéa, esto es, el margen de libertad del legislador en el164 KARL DOEHRING
Acepts que era el propio legislador el que estaba vincu-
Jado al princip
Ponia éste al propio legislador. La regla fundamental de la
igualdad fue proclamada como expresiéa de un Derecho
anterior al Estado y, en consecuencia, era contenido de
|i nocién misma de Estado de Derecho, definiendo a este
Ultimo como sanclado en valores» ™, De esta manera, el
Principio de igualdad, vinculante para el legislador, pudo
¥ fuvo que ser Ilenado con valores, El precepto de la igual-
dad que, de acuerdo con su sent
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