1
Cervio, Camila
Ataques de pánico o Instrucciones para sobrevivir al
desamor / Camila Cervio. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires : 13 mil pájaros ediciones, 2017.
124 p. ; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-42-5130-5
1. Poesía. I. Título.
CDD A861
1ra edición: agosto 2015
Dibujo de tapa: Mariano Bekevicius
Foto de solapa: Elen Bermúdez
Diseño de tapa en interior: 13 mil pájaros
13 mil Pájaros
ediciones
[email protected]
13milpajaros.blogspot.com.ar
2
Camila Cervio
ATAQUES DE PÁNICO
o instrucciones para sobrevivir al desamor
ISBN: 978-987-42-5130-5
13 mil pájaros ediciones, 2017
1ra edición: agosto de 2017, Buenos Aires, Argentina.
a mi abuela,
que me enseñó que en la vida hay que dar pelea,
a mi mamá,
que me enseñó cómo darla: con poesía.
Mi vida es una ruina
que voy abandonando.
(Ioshua)
para pasar el dolor
hay que pasar por el dolor
(Tomás Litta)
prólogo
El otro día me di cuenta, con un poco de horror y otro poco de extrañeza, de que
Camila Cervio es una de las pocas escritoras estrictamente contemporáneas que conozco.
Este dato, que parece hablar más de mi condición antisocial que de Camila, en el fondo
lleva una pregunta implícita: ¿Cómo escribe hoy alguien de mi edad? Lo primero que uno
ve de Camila, si la sigue en redes sociales, es que ella escribe incluso cuando no escribe.
Para ser más claro: la poesía se resignifica, cobra otro sentido si vemos cómo Camila “se
muestra al mundo”. Una vez le dije, al pasar, que si me tocara escribir un prólogo de una
obra suya diría que es una mezcla entre Sabato y Silvina Ocampo. Ese momento llegó, así
que lo digo, aunque sea para cumplir: en Camila hay una mezcla entre Sabato y Silvina
Ocampo. La figura oscura del derrotado por un lado y cierta pose fashion por el otro son
la estética externa, la imagen hacia afuera, que uno ve en la figura que construye Camila.
Aunque, pensándolo mejor, Sabato tendría que ser reemplazado por Pizarnik. Si Pizarnik
hubiera vivido en el siglo XXI y tuviera redes sociales, tendría una imagen similar a la de
Camila. Lo cierto es que Camila es fanática a muerte de Pizarnik, así que queda mejor
que Sabato, que por otra parte está bastante desprestigiado.
El párrafo anterior no es un mero divague, tiene razón de ser. Porque si vamos a
los poemas de Camila encontramos que la presencia física tiene una importancia
fundamental. Incluso la ausencia, la verdadera protagonista del libro, ocupa un espacio
material: “Y yo estoy acá/ atada a tu ausencia”, “No hay espacio de mi cuerpo que no esté
habitado por tu ausencia”, por mencionar unos pocos ejemplos. El aire también tiene
dimensión física: “es como si hubieras duplicado/ el aire a mi alrededor”. Lo físico, lo
corporal, son el motor de los poemas de Camila, al punto de que podríamos pensar que
este libro es, en realidad, la historia de dos cuerpos. Dos cuerpos que se cogen, que se
odian, que se rechazan, que se buscan, pero al fin y al cabo dos cuerpos. Son poemas
personales pero a la vez profundamente impersonales: esos dos cuerpos pueden ser los
nuestros.
Una vez me inquieté cuando Camila me dijo que escribía poemas todo el tiempo,
que se entusiasmaba y escribía al costado de una hoja, en algún margen, porque el poema
se le aparecía y no podía hacer otra cosa que materializarlo. Me pareció una imagen muy
linda. Después entendí que esa es precisamente la operación de Camila: materializar.
Tanto dentro como fuera del poema, Camila busca –y es buscada por– lo físico, y da
cuenta de esa experiencia. Es una buena noticia, significa que este no es, ni por lejos, su
último libro, sino apenas el principio de un largo camino.
pablo nardi
mentí
No hay instructivo. Pero sí un aviso: tenés que saber que su portazo no es tu
muerte. Te dejó, te dijo que ya no te quiere (o que nunca lo hizo), entendiste que
encuentra calor en otros brazos, que se enreda en otras sábanas, que gime sobre otros
cuerpos. Ahora es el llanto lo que te duerme y no sus manos acariciándote el pelo. Ahora
es la alarma la que te despierta y no sus besos. Te-tiembla-el-cuerpo cuando dicen su
nombre, y ese vacío en el pecho se llena de angustia. No ves ninguna salida posible que
no sea quedarte en la cama, esperar que el tiempo (ese que te dijeron que iba a curarte de
su ausencia) pase, y que al pasar, te lleve con él, para sentir que alguien, aunque sea la
muerte, te agarra de la mano. Pensás que te vas a morir. No, no lo pensás. Lo sentís. Lo
sentís cuando ves sus fotos: sigue viviendo sin vos, a ella también la agarra de la cintura,
y le debe decir las mismas cosas. Te acordás de cada palabra. ¿Le habrá contado que
prefiere ir abajo? Empieza a faltarte el aire. Escuchás su voz adentro de tu cabeza. Tu
cuerpo se afloja. Mirás tus piernas y jurás que podés verlo entre ellas. Cada vez te cuesta
más respirar. Jurás que todavía te quedó el sabor del desinterés en tu boca. Vuelven las
puntadas en el pecho. Jurás que todavía sus dientes muerden tu oreja. Cerrás los ojos
como si así fuera a dolerte menos. Estás segura: la muerte te habita, pero es tan cobarde,
que ni siquiera puede dar el golpe final. Se lo pedís, se lo rogás, pero ni la muerte quiere
habitarte por completo.
Sin ningún instructivo. Sin ningún consejo que no sea respetar el dolor para que
después, cuando se vaya, no vuelva. Sin que ni siquiera puedas darte cuenta, un día vas a
pensarlo menos. Un día vas a estar sentada en un bar tomando cerveza, riéndote otra vez.
Un día vas a despertarte sin los ojos hinchados. Un día el pecho va a dolerte menos, y el
vacío, va a llenarse de vos. No hay una fórmula para sobrevivir al desamor, como tampoco
hay una para el amor, pero puedo decirte que cuando llegue ese día vas a mirarte al
espejo y darte cuenta de que aprendiste a ser la rosa, y a no morir desangrada por
ninguna espina. Porque el desamor no es otra cosa que vivir en un constante ataque de
pánico.
camila cervio
¿quién dice que antes de la muerte
tiene que haber vida?
hacerte de todo menos la ausencia
qué ganas de hacer de tu cuerpo un poema
recitar los versos cada noche
y aprendérmelos de memoria.
qué ganas de hacer de tu cuerpo un poema
para leerlo en la cama de domingo a domingo
para leerlo con besos, con caricias, con lengua.
y que se mueran de envidia
los ojos de quien lea
porque mientras ellas, ellos, se conforman con imaginarte
yo
puedo arrancarte la ropa
puedo tocarte
respirarte
acabarte
y volver a empezarte (con vos se aguantan dos, tres, un millón).
qué se mueran de envidia
todas, todos,
que no saben que verte dormir
casi da el mismo placer
que tenerte encima,
qué se mueran de envidia
mientras yo
hago de tu cuerpo
un poema.
siempre que me encuentro estás vos
¿a dónde me perdía
antes de perderme en tu boca?
¿a dónde me refugiaba
antes de refugiarme en tus sábanas?
¿a dónde me reconocía
antes de reconocerme en tu piel?
ya no importa
encontrar respuestas
si puedo encontrarme
encima tuyo.
el tesoro
y entonces dibujé una equis en tu pecho
porque justo ahí
debajo de la piel que me encanta besar
está el verdadero tesoro.
y ahora por mí que se hunda el barco,
ya estoy cansada de tanto viaje
ya estoy cansada de las tormentas
que siempre terminan conmigo
ahogándome en dolor
para después
seguir viviendo
(cada tormenta se llevó partes de mí
y ya no sé bien qué es lo que queda
pero pienso dártelo todo,
porque no solamente me sacás la ropa
sino también las excusas
para no dejarme querer).
y ahora por mí que los mapas
esos que me besaron el cuerpo
mientras yo les daba el alma,
esos mapas
con besosausenciallanto
me trajeron hasta vos
y les agradezco
pero ya es momento
de llamarlos pasado
(y no pisarlos
sino prenderlos fuego
y que a sus cenizas
se las lleven nuestros gemidos).
también dejo el parche
no me hace falta
fingir que no veo
el desinterés para ser feliz,
con vos puedo (quiero)
tener los ojos bien abiertos
para no perderme
ninguna de tus sonrisas.
y termino estos versos
y me agarrás de la mano
y dibujás una equis
justo-donde-se-unen
nuestros dedos.
con vos el amor ya no es ausencia
tenés que saber
que desde que me fui esa mañana
no dejo de pensarte,
no hay momento del día
que no quiera
estar abrazada a tu pecho
mientras me acariciás el pelo,
justo después de decirme:
"no hay momento del día
que no quiera
que estés abrazada a mi pecho
mientras te acaricio el pelo".
tenés que saber
que todo este deseo
que todas estas ganas
prenden fuego mis manos,
y que este incendio
no se apaga con agua
sino con tu saliva.
pero también
deberías saber
que me pongo la máscara
de no-me-importa-nada
porque a veces me gana el miedo
(y a veces es siempre),
porque muchas veces
se enamoraron tanto de mi piel
que olvidaron
enamorarse de mí.
el camino es tu cuerpo desnudo
¿a quién le importa
si los caminos
llevan a Roma
cuando hay uno
que atraviesa tu cama
y llega hasta tu boca?
voy a confesarte
que mi camino preferido
es el que hace escala en tu espalda,
y me deja recorrerla a besos,
seguir por tu pecho,
tu cuello,
morderte las orejas,
hasta encontrar tus labios
y chocarme con tu lengua,
justo antes
de ponerme encima
con todas mis ganas
de acabarnos
solo para volver a empezarnos
una
y otra
vez.
lo que sos: un milagro
sos tan
pero tan lindo cuando sonreís
que me hacés bien.
sos tan
pero tan fuerte cuando sufrís
que mis heridas se curan con solo verte.
sos tan
pero tan no-mío,
que la libertad ahora también lleva mi nombre
y el amor se tatuó el tuyo en la frente.
es que esa forma de mirar
de ser
conoce lo que es el miedo
y le escupe la cara, y yo pienso,
de verdad, pienso, quiero,
que me prestes tu alma algún día,
aunque digas que no hace falta,
que juntos vamos a tragarnos mis miedos
mis inseguridades
mientras hacemos el amor.
y de repente sonrío,
y creo en el destino,
en los milagros
cuando respiro tu perfume en mi almohada,
cuando me despierto y lo primero que acaricio es tu pelo,
cuando siento que en mi cuerpo ya no queda herida
que no hayas bes(cur)ado,
cuando los miedos ya no se quedan en mi garganta,
y la angustia me deja comer(te).
decime,
¿cómo no voy a creer en los milagros
si duermo con uno todas las noches?
el infinito es tu piel
de repente
se respira mejor
es como si hubieras duplicado
el aire a mi alrededor.
de repente
dejaste de ser nadie
y no quisiste transformarte
en todo
(hay que saber vivir sin el otro).
te digo
que en este momento
siento que estoy
en una nebulosa,
y vos te reís:
¿cómo sabés si son así?
te contesto que no sé,
que probablemente nunca sepa
cómo son las nebulosas,
ni las estrellas, ni los planetas,
pero una vez leí
que el universo es infinito
y desde ese día
estoy segura
que el universo
es lo que siento
cuando toco tu piel.
juntos somos flores
¿viste qué suaves
están nuestras manos
cuando se acarician?
¿viste qué loco
es exhalar humo
cuando inhalás estrellas?
¿viste qué mágico
es reírnos juntos
cuando empiezo a decir cosas sin sentido?
el secreto
voy a contarte un secreto
cada vez que intento
sentarme a escribir un poema
pensando en vos,
sonrío
y yo no tengo nada que ver
con esa sonrisa.
deberías saber
que tu piel
es como la ciudad más hermosa del mundo
de la que nunca
voy a querer ser turista,
es como la ciudad más hermosa del mundo:
una vez que la tocás la caminás la respirás
no podés hacer otra cosa
que no sea
quedarte a vivir.
que no hay metáfora que explique
lo que sentí la primera vez
que me besaste,
que todas las palabras me parecen insulsas
al lado de tu pecho tu cuello tus manos
que no hay mejor música
que la de tus gemidos
cuando estoy encima tuyo,
y que la magia debe ser eso
que hacés con tu lengua entre mis piernas.
¿en qué momento
viniste a sacarme la ropa
y terminaste
desnudándome los miedos?
hacés me sienta tan vulnerable,
hacés que esta debilidad
tenga un sabor dulce
y que encierre a mis monstruos
en el placard,
hacés que quiera descifrar
cada parte
de tu cuerpo
(por favor,
no cambiés la clave
cuando esté por resolverte).
pero dejame decirte
una última cosa:
mi alma es un espejo
frágil,
toma sentido si alguien
se acerca lo suficiente
como para reflejarse en ella,
mi alma es un espejo
y si intentás romperla
puede que termines
cortándote las manos.
sueño #1
anoche
soñé con vos,
que estabas,
que me besabas,
que me sonreías,
que te tirabas encima
para hacerme el amor.
anoche
soñé con vos
pero lo mejor
fue despertarme,
que estuvieras,
que me besaras,
que me sonrieras,
que te tiraras encima
para hacerme el amor.
anoche
soñé con vos
y amé ese sueño,
pero prefiero
tener los ojos abiertos
(y eso es tu mérito,
antes de vos
los cerraba bien fuerte
por miedo al miedo),
prefiero
mirarte y
guardar cada gesto que tenés al hablar,
cada manera en que movés las manos
por mi cuerpo,
cada palabra que cobra sentido
cuando la acompaña tu voz,
cada milímetro de esa boca
que estrangula todas mis angustias,
prefiero mirarte y guardarte
para cuando mis sueños
sean el único lugar que habites.
no hay nada peor
que llorar la ausencia
de alguien que nunca quiso estar.
las pastillas no curan tu ausencia
¿cómo no sentí
en cada uno de tus besos
el sabor del desinterés?
es que ahora estoy sola
con esta sensación de muerte,
o peor:
de muerte que se acerca
para dar un golpe
que nunca llega
(la muerte se parece un poco a vos,
aunque es más dulce).
te juro
que me ato las manos
para no escribirte
(este poema se lo estoy dictando
a un ángel vestido de rojo),
para no contarte
que anoche
casi doy el salto al infinito
y no era en tu cama.
te lo juro,
puedo describirte
cómo se siente
estar muriendo y que nadie te crea,
es tan desesperante
como saber que podés
vivir sin mí, vivir sin extrañarme.
entonces
me acostaron en una camilla
me pidieron que abriera la boca
y tragara una pastilla,
y yo solamente pensaba:
es la última noche de mi vida
y nunca supe cómo se sentía
que me quisieras.
escuchaba al médico,
en unas horas se me iba a pasar,
yo intentaba explicarle
pero,
¿cómo le hacía entender
que siempre lo supe,
que cada palabra tuya
sonaba a despedida?
que lo mío no era muerte súbita
ni ningún ataque al corazón,
lo mío es muerte por ausencia,
y todavía estoy muriendo.
te llevaste todo, menos tu silencio
“espero que las espinas
de tus manos,
me den la alegría
de ser rosas”,
te dije,
vos asentiste con una sonrisa.
pero ya es de día
y te fuiste sin dejar otro rastro
que no sean
las heridas en mi espalda,
y este vacío en mi cuerpo.
creo
que la rosa era yo
y que tu diversión
fue arrancarme
todos los pétalos.
la espera
esperaba de vos
cualquier cosa
menos el silencio.
no:
esperaba de vos
una sorpresa
que me convenciera
de que eras distinto
que el amor no siempre
va de la mano con el dolor.
te darás cuenta
qué idiotez la mía
qué contradicción:
primero porque las sorpresas
no se esperan,
segundo,
por esperar algo de vos.
amor/humo
¿por qué me enamoraste
para después irte de golpe?
¿por qué fingiste interés
si mi cuerpo ya lo tenías?
¿no te alcanzaba,
necesitabas verme así de vacía?
¿por qué me preguntaste
sobre qué escribía?
¿por qué me dijiste
que te gustaba que me gustaras
que querías hacer todo lo que yo tuviera ganas?
¿por qué me hablaste de vos,
de tu mamá, tu papá, tus amigos?
¿por qué me contaste
lo que te gustaba hacer los domingos?
¿por qué me decías “buen día”,
“te quiero ver”, “en qué andás”?
si total ya sabías
que te ibas a escapar.
muchas veces,
muchas noches,
lloré, grité, supliqué
una respuesta,
hoy la encontré:
las arañas nunca quedan
atrapas en sus telas,
por eso vos estás lejos
tejiendo otra,
y yo estoy acá
atada a tu ausencia
sin parar
de pensarte.
no hay espacio de mi cuerpo que no esté habitado por tu
ausencia
¿te acordás
de las mañanas
en las que me despertabas
con un beso
y hasta me decías
buen día?
¿te acordás
de las tardes
que pasábamos al sol,
y yo veía
cómo tus ojos iluminaban más que él,
cómo tu piel brillaba
y se transformaba
en la excusa perfecta
para escribirte un poema?
¿te acordás
de las noches
que nos tirábamos en la cama,
nos escondíamos entre las sábanas
y nos sacábamos esas ganas
de estar uno encima del otro,
de sentirnos tanto
hasta que tus orgasmos eran el infinito,
y tu piel, magia
(y no sabés cuánto me duele
que me hayas mostrado el truco)?
ahora despierto
con este dolor de no encontrar
una razón para tener los ojos abiertos,
y me dan media,
miro el atardecer
mientras tu ausencia
se clava en mi piel,
y me dan media.
a la noche
ya casi no siento,
sin embargo pienso
que mi almohada preferida
sigue siendo tu pecho,
y me dan otra distinta,
justo antes de que vuelva tu fantasma
(aunque a veces lo llamo,
para tener algo de vos).
la angustia,
como las pastillas,
tienen horario fijo,
pero también un lugar donde siempre
la vas a poder encontrar:
cada punto de mi cuerpo
al que llegaste,
y sabrás que no te quedó
centímetro de mí sin recorrer
(ni por adentro, ni por afuera).
alguien a quien culpar
no voy a culparte
antes de conocerte
ya me había convertido
en una sala de espera
(y estaba cansada
de ver llegar gente
que nunca se quedaba),
pero vos no te conformabas con irte:
tuviste que arrancarme el alma,
prenderla fuego,
mirarla arder
y transformarse en cenizas.
quiero saber si al soplarlas
pediste un deseo,
si fue amor, felicidad, salud o dinero,
quiero que me lo cuentes bien fuerte
para que nunca se te cumpla,
como esa noche
que a oscuras
te confesé
que mi único deseo
era dormir en tu pecho
(y al lado de él,
cualquier almohada es de piedra).
no quiero culparte,
pero vos me pediste que te los contara todos,
quizás por eso
ahora estoy maldiciéndote
en lugar de besándote,
y en mis manos hay letras,
en lugar de tu espalda.
o quizás sea yo,
que sigo buscando excusas
para que tu desinterés
me duela un poco menos.
tus imperios eran infiernos
dijiste que eran imperios
lo que ni siquiera
llegaban a ser
castillos de arena.
dijiste que yo, entera, te encantaba,
que era tierna,
pero ni siquiera
me estabas mirando.
dijiste que en mi cuerpo
cabían tantos placeres
como ganas tenías de descubrirlos,
pero solamente
me tocabas la piel.
de tu boca salieron tantas palabras,
pero no hay que decirlas
sino vivirlas,
vos las soltaste en mis oídos
y te fuiste,
y yo me quedé con tu eco,
con todas estas mentiras en las manos,
con todas tus falsas ganas de verme,
con toda tu ausencia que hace
que sean las tres de la mañana
y yo esté escribiendo un poema,
para intentar sacarte de mi cabeza, corazón, alma
(o del maldito rincón de mi cuerpo en el que te hayas escondido)
y dejarte en el papel.
“acá no pasó nada”,
me repito,
no sé porqué me sorprende tu desinterés,
si yo sabía
que “amor” es una palabra
pocas veces llevada a la práctica.
nadie entiende nada (y nadie soy yo)
alguien vio tanta tristeza
en mis ojos
que me dijo:
si duele, no es amor.
pero yo ya sé
que esto no es amor,
esto es ausencia,
es ser la llamada en espera
a la que le cortan dos segundos antes de atender,
lo que me duele no es el amor,
es volver a equivocarme.
sueño #2
el rivotril
me calma un poco la ansiedad
me hace dormir
pero igual sigo soñando
que me escribís para vernos.
instrucciones para un olvido frustrado
no importa,
me dijeron que tengo que seguir
como si nunca te hubiera conocido
como si nunca hubieras pasado
como si nunca hubieras sido un huracán que arrasó conmigo,
sino apenas un poco de viento que me desacomodó el pelo.
entonces intenté olvidarte,
amor (aunque nunca me hayas tenido ni un poco),
salí con otras personas,
me corté el pelo,
bajé de peso,
y evité escribir sobre el hueco
que dejaste en mi cuerpo
después de que a mi “te quiero”
solo le siguió tu silencio.
pero, ¿qué sentido tiene
mentirte en este poema?
si de todos modos
a mí ya me vencieron
tu ausencia, la angustia y
esta manía que tengo
de enamorarme solamente si me hacen sufrir.
voy a confesarte
que cada vez que me desnudan
imagino tus manos,
que cada vez que tengo un cuerpo encima,
cierro los ojos
y en lugar de sentir el infinito,
me siento tan usada
como esas noches en las que me llamabas
a las cuatro de la mañana, para llegar a las cinco
e irte a las siete,
pero fijate que,
a diferencia de otros objetos,
yo me rompo sola,
yo sé qué partes de mi piel tocar
para auto-destruirme.
voy a confesarte
que mi estómago se llenó de tu desinterés
y no hay espacio
ni siquiera para las migas de cariño
que me dabas,
y que por eso ahora
los pantalones que bajabas me quedan sueltos,
las ojeras que besabas me llegan hasta las mejillas,
y el frío tiene un sentido distinto
a la falta de tus brazos.
voy a confesarte
que me corté el pelo
solo para ver si podía olvidar
lo mucho que me gustaba que lo tocaras,
y que dijeras:
qué hermosa estás
con el pelo tan largo,
podría enredarme en él
todas las noches.
voy a confesarte
que estoy segura,
estoy tan segura que da miedo:
esta presión en el pecho
es tu ausencia
que me acercó un paso más a la muerte
y creo que puedo sentir su respiración.
las preguntas que no te hice
todavía suena en mis oídos
el portazo que diste
hace un mes,
todavía me tiembla el cuerpo
(de tristeza o de soledad, no lo decido),
y estos espasmos solamente pueden significar
dos cosas:
que estaba segura de que ibas a volver
y que no volviste.
¿y por qué no se te ocurrió
que alguna noche
seguramente alguna noche de esas
iba a pretender que te quedaras en mi cama
un rato más?
¿y por qué no se te ocurrió
que algún día
seguramente algún día de esos
iba a querer sentarme con vos
en mi balcón y ver el atardecer?
¿por qué carajo
nunca se me ocurrió a mí
dejar de ser la llamada a las cuatro de la mañana?
¿por qué siempre acepté de vos
palabras de indiferencia y desinterés?
¿por qué las transformé en palabras de amor?
recaídas
un hábito hacia el mal
es un vicio,
por eso a mi me encantaría:
tenerte entre mis labios,
que te metas por mis ojos,
apoyarte en mi lengua,
pasarte por cada rincón de mi boca,
aspirar el placer de tu piel friccionándose con la mía,
inyectarme tus orgasmos,
tomarte entero, sin descanso,
tomarte una y otra vez
y no bajar nunca,
sentir las cosquillas en la garganta
el corazón que se acelera
y todo porque te acercás
con las manos llenas de estrellas,
armarte adentro de mi cama
para empezarte cuando quiera
y no terminarte nunca.
pero te digo,
todo hábito hacia el mal
es un vicio:
y qué ganas de llamarte,
y qué ganas de que estés acá esta noche,
y qué ganas de no rehabilitarme nunca.
buscarte en otros cuerpos
no fuiste mi último orgasmo,
no fuiste mi último beso,
no fuiste el último que jugó con mi pelo,
no fuiste el último que me invitó una cerveza,
no fuiste el último que me acarició la espalda,
y quería que lo supieras.
sin embargo:
cuando me tocaban pensaba en tus manos,
cuando abría los ojos me imaginaba los tuyos,
y esa forma en la que te mordés los labios antes de llegar.
sin embargo:
no quise dormir abrazada a ninguno
(volvía a mi cabeza
lo feliz que era
apoyada en tu pecho),
no quise que las charlas se hicieran muy largas,
cada palabra me hacía compararlos con vos
y siempre salían perdiendo.
no fuiste el último que me vio desvestida,
pero sí el último que me vio desnuda
con toda la ropa puesta.
fuiste el último al que quise,
fuiste el último que pensé que me iba a querer,
fuiste el último que me hizo llorar,
fuiste el último que me hizo entender:
nadie va a cuidar mi corazón si no lo hago yo.
siempre me pregunté:
¿se puede hablar de amor
con palabras de sexo?
fuiste el único que lo respondió,
y lo hiciste en silencio,
la respuesta fueron flores,
estrellas en tu cama,
risas,
y la respuesta
fue
sentirme bien
(aunque ahora hiciste
que me preguntara otra cosa:
¿es posible querer y que te quieran?
todavía espero quien lo responda,
no con palabras sino con besos,
porque somos lo que hacemos
no lo que decimos).
de golpe,
te transformaste
en ese poema que nunca quise escribir
por miedo al dolor,
y de golpe,
estoy hablando de vos
en pasado.
“a” de amor y de asesino
suave puede ser una caricia
o el guante que usa el asesino para no dejar huella
(¿y yo por qué pensé que tus guantes eran caricias?)
apretar el gatillo
es decirme que ya no te interesaba verme,
y nunca lo hiciste,
sos tan cobarde,
tan cobarde
como para hacer que me enamore
sabiendo que ibas a irte,
tan cobarde que todavía siento el arma apoyada en mi sien,
y sé que no vas a disparar:
preferís ver cómo me matan
lentamente
tu silencio,
la distancia
y el miedo.
vos huracán, yo cenizas
estaba tan cansada
de las despedidas,
hasta que llegaste
para decirme:
conmigo no va a haber finales,
y a los principios
vamos a romperlos
en una sola noche.
y te creí,
porque esa noche
no quedaron principios,
no importaron los finales,
quedé hecha polvo
y sonreí
mientras creía que me soplabas
para cumplir deseos,
pero no había soplido,
tampoco deseos,
eras vos con una escoba
barriéndome
para tirarme a la basura,
y yo
seguía sonriendo,
¿cómo se puede
ser
tan
masoquista?
no se puede vivir en el paraíso
me resucitaste en un orgasmo,
y ahora estoy muriendo
en la piel de otro,
¿cuál es el sentido
de buscar un cielo
si ya me negaste
el paraíso de tu cuerpo?
sueño #3
anoche soñé
que me llamabas por teléfono
decías:
“mi amor, estoy bien”,
pero te habías confundido de número.
lo nuestro nunca fue
lo nuestro no fue un error
ni fuiste la causa
de todo este dolor
que ya no me entra el cuerpo.
fuiste
el efecto
de mi no-quererme-nunca,
del poco amor propio
que me tengo
por estar tan ocupada
queriéndote.
pedile a tu silencio que deje de hablar
no me preguntés
porqué estoy tan callada,
es que en tus oídos
quedaron todas mis palabras.
no me preguntés
porqué no soporto que me toquen,
mirá tus manos,
ahí quedaron todas mis ganas,
y ahora mirá mi piel
desde que no me acariciás
se llenó de espinas.
no me preguntés
porqué sigo sola
porqué no quiero enamorarme,
y haceme el favor
de buscar a mi alma en tu pecho,
creo que la última noche
ella supo que no iba verte nunca más
y prefirió esconderse
en algún rincón de tu cuerpo,
antes que irse conmigo
y soportar
todos
los Sinmí:
vivís sin mí,
amás sin mí,
besás sin mí,
sos feliz
sin mí.
yo no quiero que me salven
lo que pasa
es que me vendaron
todas las quemaduras
que provocó tu fuego,
lo que pasa
es que mientras ellos
intentan curarme
yo no veo la hora
de volver a nuestro infierno,
y arder otra vez
en tu cama
hasta convertirme en cenizas,
y que por fin
el viento
me lleve lejos de ellos.
a veces volvés
respirar
no significa estar viva,
tener los ojos abiertos
no significa estar despierta,
como tampoco
que estés en mi cama
significa
que me quieras
(ojalá pudiera grabármelo
en la cabeza).
si para que estés bien tengo que estar destruída
si mi noche
era tu día,
si tus besos
eran llegadas pero más que nada
despedidas,
si dejaste plantado a mi amor
en tantos bares,
si tu piel estaba hecha de espinas
y no me avisaste
y estoy muriendo desangrada
(aunque no sé si me matan las heridas
o estas ganas de tocarte).
¿por qué sigo
queriendo que me llames?
alguien me suicida
alguien
grita mi nombre
y pide paz
declarando una guerra de ausencias.
alguien
entra a mi vida
en puntas de pie,
me destroza,
me vuela por los aires,
y yo solo logro
quebrarlo.
alguien
dice ser remedio
y es veneno
(yo lo sé
pero igual
lo tomo entero).
alguien
acaricia mi espalda
y me empuja al vacío.
alguien
se saca la máscara
y sonríe,
y yo reconozco tu boca,
tus ojos,
tu placer en mi destrucción.
la culpa es mía
por crearte una vez más
de la que existías
(es que la idealización
a veces se disfraza
tan
bien
de amor).
la culpa es mía
por creer
que eras la cama
donde nos acabamos tantas noches,
cuando en realidad
eras
todos los monstruos
que hay abajo de ella.
el error que terminó con todo lo que nunca empezó
quizás mi error
fue dejar que me dijeras
adiós
a cualquier hora
sin ningún reproche,
sin ningún enojo.
quizás
mi error
fue fingir que no me importaba
y decirte
adiós
manteniendo la calma
hasta que cerraras la puerta
(entonces,
cuando te ibas
tu silencio
empezaba a destruirme).
aunque,
creo,
mi error fue
querer compartir alma
con quien solo
quería compartir
sábanas.
ellos o vos o yo
dicen
que lo mejor
siempre está por venir,
será por eso
que nunca llegás
(¿o soy yo
que trato de justificar
tu ausencia?)
todo lo que pensaba que eras
te miraba dormir
y puedo jurarle a cualquiera
que eso es lo más cerca
que se puede estar de lo infinito,
eras el único ser
que me maravillaba
hasta con sus ronquidos,
te miraba despertar,
gruñirle a la almohada,
pedirle cinco minutos más al reloj
y frenarlo para tirarte encima mío.
te miraba
te tocaba
te sentía
nos gemíamos
nos besábamos
nos acabábamos
siempre,
y yo siempre
me pregunté:
¿cómo saber
si no estoy soñando?
eras la tormenta
que necesitaba mi alma
para terminar con su sequía,
eras el mejor invento
que un genio
encontró por casualidad,
eras la magia sin trucos,
eras la inspiración
que deja sin palabras al poeta,
la canción que no dejaba de sonar
en mi cabeza
(incluso cuando ya no estabas para bailarla).
hasta que corriste a su cama,
otra vez,
y mi alma se transformó en desierto,
el invento del genio
ya lo había descubierto otro,
la magia terminó siendo truco,
resultaste no ser inspiración
sino el poema escrito:
eras puro verso;
y la canción
se convirtió en ese silencio
que grita
que sigo sola,
que ya no estás,
que mañana voy a seguir sola,
que mañana tampoco vas a estar
(y que a estas líneas
las voy a repetir
todos los días).
metamorfosis: del amor a la muerte
las palabras se convirtieron en risas
las risas en caricias
las caricias en ganas
las ganas en sábanas
las sábanas en piel
la piel en infinito
el infinito en amor
el amor en éxtasis
el éxtasis en caída
la caída en golpe
el golpe en dolor
el dolor en silencio
el silencio en ausencia
la ausencia en esta angustia
que me atraviesa la garganta,
tu ausencia en eso que me recuerda
que te quiero más
casualmente
porque me quiero menos
(y todos sabemos
en qué se convierte
la falta de amor propio).
invierno
para este invierno
no hizo falta que llegara el frío,
alcanzó con el portazo que diste
antes de salir
para siempre
de mi vida
antes de terminar de destruirme
mientras decías quererme.
también hay otros caminos
y yo sé que posiblemente no te importe
pero voy a decírtelo igual:
el camino que me llevó a vos
también me sirve para irme.
aunque te mire
desde la mitad del camino
justo cuando no sé
si irme a tirarme sobre tu cama
justo cuando no sé
si huir con todo este miedo a quererte
o quedarme a besar cada parte de tu cuerpo,
lo que quiero decir es
que aunque te mire
y maldiga
que seas
tan sensual,
que no haya momento del día
que no quiera acabarte de un polvo y volverte a empezar,
aunque te mire
y sienta que tengo que correr
a arrancarte la ropa,
aunque piense esto,
el camino
va a seguir
ahí
esperando que tome el coraje
de irme de una vez (y para siempre).
que no te suene a amenaza
(se amenaza con algo que importa
y a vos esto te da igual),
pero es que ya no puedo
seguir caminando en puntas de pie
como si mi silencio
doliera lo mismo que el tuyo
como si mi miedo
no gritara a través de mis ojos:
por favor
ya no me duelas
no te hagas doler.
es necesario que lo sepas
entonces
el camino que me llevó a vos
también me sirve para irme
y ya no sé
en qué dirección voy.
fui tan transparente que no pudiste verme
estabas sentado en ese bar
que nunca me gustó
tampoco te lo dije porque no importa
el lugar,
cuando vos llegabas
lo transformabas
y hasta el infierno
puede convertirse en cielo,
y hasta el bar que menos me gusta
podía convertirse en el mejor de mis poemas.
ojalá te hubieras visto
sentado
con una cerveza en la mano,
ojalá hubiera podido prestarte mis ojos
para que entiendas cuando te decía
que no hay que no existe que no se encuentra
a alguien que te dé tantas ganas
de arrancarle la ropa
en cualquier lugar en cualquier momento,
ojalá hubieras sentido a mi corazón
que se aceleraba solamente por tenerte cerca,
ojalá te hubieras escuchado reír,
a veces seguías hablando
y en mi cabeza quedaba tu risa
como un eco
como una caricia,
ojalá pudiera explicarte
que el aire que se respira al lado tuyo
es más puro,
que es como si duplicaras el oxígeno de la atmósfera,
ojalá sintieras está intensidad
en el cuerpo
que todavía me invade
cada vez que digo tu nombre,
esta intensidad de odio
que me da ganas de matarte a orgasmos
en una cama.
ojalá
no me hubiera mostrado como soy,
con toda mi fragilidad en la piel,
con todas mis ganas de tenerte encima,
con todas estas heridas que aún no llegan a ser cicatrices,
y es que me mostré tan transparente
que no pudiste verme.
la negación que no cierra la herida
me niego a creer
que el mundo es este infierno
que mi alma es la atormentada
y que vos
sos el atormentador.
me niego a creer
que la vida
es a lo que le escapo
cada vez que me atrapa tu fantasma.
me niego a creer
que mis lágrimas
se hicieron tormenta,
y que otra vez
me agarró la lluvia
sin paraguas.
me niego a creer
que al confesarte
que estaba hecha de sombras
vos
preferiste ser luz.
esta muerte es invisible
abro los ojos
para que piensen que sigo viva,
que la muerte
todavía no me alcanza,
que la vida
sigue sin mostrarme la salida
que vengo pidiéndole desde que te fuiste.
y es que todos son
tan ciegos
que me miran sin verme
que piensan que porque no lloro frente a ellos,
que porque no llevo marcas de haberme querido
cortar las venas,
ya estoy bien,
ya estoy curada,
ya logré sobrevivir.
si supieran
que tu amor
(o mejor dicho tu ausencia)
es de esas muertes
que trituran desde adentro
es de esas muertes
que matan
dejándote viva,
y no hay peor cosa
que sentirse muerta
y seguir respirando.
miedo
y yo te creí estrella,
y yo me creí noche,
y tu despedida me dejó a oscuras
pero ya te lo había dicho:
mi miedo no es la oscuridad
sino la luz.
nunca estuve tan asustada
como la vez que llegaste
iluminando hasta mi cama
y me pediste que me acostumbrara
a verme
y a verme con vos
(como si no fuera lo mismo),
me pediste que me acostumbrara
y te digo
mi miedo sigue sin ser la oscuridad
mi miedo
es
este
silencio.
la poesía también me abandona
temblaba
cada vez que me tirabas en la cama
cada vez que te ponías encima
cada vez que sentía tus labios
en todo mi cuerpo.
ahora también tiemblo
pero es el miedo,
el miedo a no encontrar
nunca más
las palabras
que se transforman en poema.
los consuelos más tontos
dicen
que no eras todo lo que tenía
que me quedan muchas cosas
(pero no saben nombrarlas).
lo que no entienden
es que primero
nunca te tuve
lo nuestro no era cuestión de posesión
sino de libertad
(y qué paradójico
es sentirse cárcel
al lado de alguien
que fingía ser pájaro),
y segundo,
yo sé que me quedan otras cosas
pero ninguna me interesa.
¿cómo hago para encontrar
para destruir
lo que te hizo alejarte de mí?
¿cómo hago para saber
cuál fue la gota que rebalsó el vaso
si lo nuestro
era tormenta?
(pero qué lindo era mojarnos
todo el tiempo)
quererte es como ir a la guerra por la paz
te confundí con motivo
cuando eras excusa,
con amor
cuando eras solamente buen sexo,
con magia
cuando eras puro truco,
con infinito
cuando todo lo que hacías
era poner límites.
pero, ¿cómo
pude quererte
sabiendo que hacerlo
tenía el mismo sentido
que ir a la guerra por la paz?
y yo ya saqué mi bandera blanca,
ya cambié mis armas (o heridas)
por flores,
ya me rendí a tu ejército (o ausencia),
a veces se gana
perdiendo la guerra (o dejando que te vayas),
a veces
es tan cobarde
el que te dispara por la espalda,
como el que te deja morir lentamente
sabiendo que esa agonía
es su silencio.
el mismo verbo, distintas bocas
te arrancaba la ropa
me arrancabas el poco amor propio que tenía,
te rompía los miedos
me rompías el alma
te abría todas mis puertas
me abrías las heridas
te quería para todo
me querías de noche.
ojalá
me hubiera dado cuenta
de que mientras yo
te tomaba entero,
vos sólo tomabas
las partes
que más te gustaban
de mi cuerpo
(y que no se puede llegar al alma
de quien solo quiere
erizarte la piel).
dejaste de dolerme
cuando entendí:
juntos éramos la noche
y en algún momento
tenía que amanecer.
distancias
ahora que te veo lejos
no me parecés tan gigante
ni yo me siento tan diminuta.
ahora que te veo lejos
me siento más cerca de mí.
advertencia
yo te conté
lo mucho que me gustaba
que me acariciaras
y usaras mi pecho
de almohada.
yo te pedí
que no dijeras nada,
que si me querías
te guardaras las palabras
y lo demostraras
(pero nunca lo hiciste).
yo te advertí
que estabas hecho de palabras
y yo me enamoraba
de cada cosa que decías
y no hacías.
y te sorprendés
porque hablo de vos en pasado,
yo te dije,
te dije que estabas hecho de palabras,
lo que no sabés
es que tu desinterés
hizo que ya no quiera leer(te),
mucho menos escribir(te),
y lo que es todavía mejor:
todavía no te diste cuenta
de que vos sos solamente palabras sueltas
y que fui yo
la que una noche
en un acto de desesperación,
te convirtió en poema.
instrucciones para escapar de tu ausencia
tuve que deshacerme
el nudo de la garganta
y convertirlo en soga,
entonces,
las opciones eran dos:
ahorcarme
o usarla para salir del pozo
en el que estaba metida
(y no vas a poder creerlo,
preferí escalar
y comerme el mundo,
antes de que me devorara tu ausencia).
volví a sentir la luz del sol
en mi piel,
el aire volvió a entrar en mis pulmones
y creo que crecieron flores,
y fue como volver a respirar
después de haber estado muerta
durante no-sé-cuánto-tiempo.
mientras escalaba
había una voz diciéndome que podía salir,
que solamente tenía que ser paciente,
que iba a resbalarme
pero que simplemente iban a ser eso:
tropiezos
(también estaba tu voz,
susurrándome
que nunca iban a quererme
que nunca iba a encontrar una piel como la tuya
que nunca iba a poder olvidarte).
hasta que salí
y descubrí
que la voz que me hacía seguir
no era otra
que la mía,
y descubrí
que la tuya
ya no estaba,
parece que por fin
me deshice hasta de tus fantasmas,
parece que por fin
llegó el momento
de volver a vivir.
encontrate en este poema
¿quién de los dos se confundió?
¿vos
pensando que yo era alguien
de quien podías despedirte
en cualquier momento
sin escuchar ningún reclamo
o yo
respetando todas tus decisiones
soportando tu desinterés
a cambio de un par de caricias?
¿vos
creyendo que podías volver
después de haber dejado un hueco
después de que tu silencio
quedó retumbando en mis oídos
o yo
cerrándote la puerta en la cara
gritándote que te fueras
que bastante tenía ya con tus fantasmas?
de verdad,
decime,
¿quién de los dos se equivocó?
¿vos
pensando que mi amor iba a congelarse en el tiempo
iba a sobrevivir a tu ausencia
o yo
olvidando lo que se sentía
besarte
reemplazándote con otra espalda?
te creés tan único
buscándote en mis poemas
diciendo que hay versos
que no pueden ser para otro
que no seas vos,
pero ya sos una historia
que me aburre contar.
te creés tan único
buscándote en mis versos,
que voy a pedirte
que te encuentres en estas líneas:
en la inquietud de tu cama
descubriste
que no hay piel como la mía
en la inquietud de mi cama
descubrí
que hay otros cuerpos
más suaves que el tuyo,
y que no todos los hombres
son tan imbéciles
como vos.
sueño #4
ya no te sueño
y eso
para mí
es volver a vivir.
te pido que no vuelvas
no vuelvas
ya me acostumbré
a decir tu nombre
y no agachar la cabeza,
ya me acostumbré
a que me pregunten por vos
qué sé de tu vida
y decirles
que todo lo que sé
es que no estás en mi cama
que ya no soy yo
a la que besás por la mañana
pero lo más importante:
ya no soy yo
la que sigue esperando a pesar de todo.
no vuelvas
porque ya entendí
que el amor
era eso que me hacías
pero que nunca sentiste
por mí.
gracias por tu desinterés
tu olvido hizo
que pudiera acordarme
de mí misma.
y con tu desinterés
aprendí:
no tratar como pasajero de primera clase,
a quien te despacha como equipaje.
lo de antes era muerte, esto es la vida
te fui dejando en cada una de estas páginas
y ahora soy libre
y el corazón no me pesa,
no hay angustia en mi garganta,
espero que mi dolor te llegue,
se te clave en la piel,
que compartas mi cicatriz,
pero sobre todo:
no solamente te dejé a vos en cada poema,
sino también
a la que yo era cuando estaba con vos
(fui tan idiota que casi tomo
una salida de emergencia para escapar de mi soledad,
y esa salida era la muerte,
fui tan idiota que prefería
una salida de emergencia
teniendo enfrente la puerta que me llevaba a la vida
solamente me faltaba la valentía
de abrirla
sabiendo que no ibas a estar del otro lado,
y agradezco tanto
que no hayas estado).
y lo que es más importante:
este libro
está hecho con el árbol
del que quise colgar una soga
para ahorcarme
cada noche que no estabas conmigo,
y ya no lo necesito,
y a vos
no es solamente que no te necesite
es que tampoco te quiero,
porque ahora
volví a respirar
y en mis pulmones
hay demasiadas flores
y en tu alma
siempre será invierno.
lo que no me hace falta
quisiste
tapar con una cortina de humo
tu silencio
tu ausencia
tu desinterés,
sin saber
que el humo de nuestro incendio
ya desapareció hace rato.
pensaste
que yo era tan tonta
como para volver a caer en tu:
“empecemos de cero”
(con vos
tendría que empezar desde el infinito
pero en negativo).
dijiste
que antes no podías
que estabas confundido
que no me habías visto
que no-te-habías-dado-cuenta,
mirá qué casualidad,
yo ahora no puedo
pero no estoy confundida
sino
que te vi bien
que me di cuenta:
no sos lo que me faltaba,
porque a mi vida
no le hace falta
ningún imbécil.
lo que ya no te tengo
volviste de la peor forma
de la más cobarde
volviste
creyendo que la llave que tenés entre tus manos
todavía sirve para abrir esta puerta,
creyendo que iba a ser tan idiota
como para no cambiar la cerradura.
decime,
¿por qué sos tan cobarde
y preferís fingir
que tu silencio nunca existió?
decime,
¿qué ves en mí
como para creer que puedo volver
a caer en vos?
amor,
decís que ahora estoy distinta
que ya no encontrás tanta ternura en mis ojos
(aunque vos siempre confundiste ternura
con debilidad),
¿cómo no voy a cambiar?
de vos aprendí a mentir
y fijate qué bien me sale:
empecé este verso
con eso que ya no te tengo.
el exilio
ya no te espero
dejé de hacerlo
cuando me miré en el espejo
y me vi rota de nuevo.
entonces
reconocí a mis heridas abiertas
tan débiles
tan llenas de sangre
y las cosí con un hilo de papel
(el mismo que usé para escribir
este poema).
ya no te espero,
una vez vi en tu piel
la ciudad más hermosa del mundo,
pero como hay quienes se van de un lugar
para cambiar de vida,
yo me exilié de tu cuerpo
de ser la que quiere siempre
y solo es querida de a ratos,
para cuidarme a mí misma,
yo me exilié de tus brazos
porque no me quedo otra opción
para dejar de romperme,
y encontré refugio
en estos versos.
mis miedos son míos
bajé la guardia de mis miedos
salté hacia tus brazos
y me dejaste caer al suelo
dejaste que me rompiera
me diste la espalda
de una manera distinta
a la que me habías prometido.
bajé la guardia de mis miedos
convencida de que esta vez
valía la pena
sabías que había otros intentándolo
que había otros pidiéndome que lo dejara de lado
sabías que eras el único
que podía arrancarme la angustia
pero ya no:
mis miedos son míos
como lo son mis risas
mis lágrimas
y mi cuerpo.
que si mis miedos aparecen o no
depende de mí
no de tu voz.
que el dolor no es otra cosa
que desear lo que no se tiene
y yo ya no te quiero más.
te lo juro,
anotalo:
no se puede querer a quien te ignora
no se puede querer a quien te desconoce
porque es no deseo
sino falta de amor propio
( y hoy me miré al espejo
para repetirme:
yo voy a comerme al mundo
él no va a comerme a mí nunca más)
y cuando vengas
porque, mi amor, claro que existe el karma,
cuando vengas
y busques el calor de mis manos
ellas
ya van a estar escribiendo otro poema.
sueño #5
sueño con los ojos abiertos
cada vez que me miro al espejo
y me veo tan viva.
y ahora los sueños
no son eso que quiero dejar de tener,
sino eso
que quiero alcanzar.
yo seré poeta
pero no me creo más tus versos.
gracias
Este libro lo empecé a escribir en los brazos de alguien que me prestó sus noches para
escribir versos felices y después irse.
Este libro lo seguí escribiendo sola en mi cama mientras juraba que ya no aguantaba más,
que todo iba a quedar ahí: mi angustia y yo en mi cama para siempre.
Este libro lo terminé de escribir sentada en mi balcón, volviendo a respirar, con el sol
dándome en la cara (y aprendí: lo bueno de haber tocado fondo es que estás más cerca de
volver a la superficie).
Pero sobre todas las cosas, tengo que decir que este libro lo escribí cuando el amor me
hacía sentir que estaba volando, cuando me estrellé contra el suelo y cuando me
reconstruí. Por sobre todas las cosas, quiero decir, este libro lo escribí gracias a las
personas que me ayudaron a reconstruirme.
Entonces, gracias a quienes me reconstruyeron impulsándome a escribirlo, y a quienes
me reconstruyen leyéndolo.
Esta 1ra edición de 100 ejemplares
fue impreso en El Vacío
Invierno del 2017
Buenos Aires
128