0% encontró este documento útil (0 votos)
2K vistas3 páginas

Mensaje 1 Como Luce Un Corazon Sano Por El Pastor A Arana

Este documento ofrece instrucciones para cultivar un corazón sano a través de cuatro pasos: 1) Alimentar el corazón con las motivaciones correctas alineadas con los principios bíblicos; 2) Alimentar el corazón con pensamientos sanos y llenar la mente con la Palabra de Dios; 3) Aprender a perdonar para evitar resentimientos; y 4) Alimentar el corazón con el amor de Dios, que sana las emociones y crea un ambiente espiritual saludable.

Cargado por

juan chirinos
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
2K vistas3 páginas

Mensaje 1 Como Luce Un Corazon Sano Por El Pastor A Arana

Este documento ofrece instrucciones para cultivar un corazón sano a través de cuatro pasos: 1) Alimentar el corazón con las motivaciones correctas alineadas con los principios bíblicos; 2) Alimentar el corazón con pensamientos sanos y llenar la mente con la Palabra de Dios; 3) Aprender a perdonar para evitar resentimientos; y 4) Alimentar el corazón con el amor de Dios, que sana las emociones y crea un ambiente espiritual saludable.

Cargado por

juan chirinos
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 3

Mensaje 1

Semana 1:
¿CÓMO CULTIVAR UN CORAZÓN SANO?
(Proverbios 4:23 y 27:19)

“Cristo no va a vivir en tu corazón si al mismo tiempo hospedas al diablo en el sótano de


tus pensamientos” — Charles Spurgeon.

Propósito de la enseñanza: Aprender a cultivar un corazón sano con la ayuda de Dios,


utilizando como herramienta la Palabra de Dios.

El corazón refleja la verdadera realidad del hombre. Más allá de las apariencias,
el verdadero hombre se oculta en su corazón. Se puede tratar de demostrar una imagen o
vender una apariencia, pero el corazón no puede falsificarse.
El corazón es el centro de comando de la vida del hombre. Todo lo que ocurre
externamente – comportamientos, hábitos, palabras y expresión emocional obedecen a
los dictámenes del corazón. No en balde la Biblia nos exhorta a guardar nuestro corazón.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”
(Proverbios 4:23).
En este contexto la palabra corazón no se refiere al músculo que bombea la
sangre a través del cuerpo humano. Se refiere más bien al alma del hombre. El corazón o
el alma representa el yo mismo del hombre, su identidad, su vida propia, la conciencia de
sí mismo. Es en nuestro corazón donde pensamientos, emociones y voluntad se unen en
una identidad, una conciencia y un estilo de vida.
Necesitamos edificar un corazón sano, dando prioridad a lo interno sobre lo
externo – de adentro hacia afuera. Lo que hay en el corazón determina el carácter de la
persona. Y el carácter es el centro del desarrollo del ser humano. El carácter determina la
integridad, la entereza, la fuerza y la competencia de una persona. Sólo en un corazón
sano se genera el ambiente adecuado para amar sin egoísmos, andar en rectitud, actuar
con integridad, perdonar las faltas cometidas y albergar y cumplir los propósitos de Dios.

A través de esta enseñanza aprenderemos cuatro pasos para Cultivar un corazón sano:

1. ALIMENTAR EL CORAZÓN CON LAS MOTIVACIONES CORRECTAS


“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será
culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será
culpable de juicio… Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.
(Mateo 5:21-22a, 27-28).

Un corazón sano es un corazón diligentemente cuidado, lo cual implica alimentar


el corazón con motivos correctos, alineados a principios bíblicos. Las actitudes y
motivaciones incorrectas en el corazón son la base del pecado, tal como lo expresa
Mateo 5:21-22, 27-28. Si dejamos que nuestro corazón se llene de las actitudes
incorrectas (codicia, enojo y resentimiento, por ejemplo) y albergamos motivos insanos,
tarde o temprano, cometeremos actos impropios como el adulterio y el asesinato.
Necesitamos entender, pues, que el pecado está no sólo en las acciones, sino
también en las motivaciones y actitudes del corazón. Jesús introduce una nueva
perspectiva del pecado y comienza en el corazón del hombre. “Porque del corazón salen
los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los
falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19).
El apóstol Santiago también enfatiza esa verdad: “sino que cada uno es tentado,
cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia,
después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz
la muerte” (Santiago 1:14-15).
Es en el corazón del hombre (pensamientos, emociones y voluntad) en donde
ocurre la génesis del pecado. Por eso uno de los aspectos que más enfatiza Jesús en el
Sermón del Monte, es la rectitud de corazón. “Bienaventurados los de limpio corazón,
porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).

2. ALIMENTAR EL CORAZÓN CON PENSAMIENTOS SANOS.


“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.” (Proverbios 23:7)

El corazón se utiliza en la Biblia a menudo como sinónimo de mente. Y en la


mente es donde se incuban las razones, justificaciones, imaginaciones y deseos que dan
lugar a las acciones. Por tal razón necesitamos cuidar nuestros pensamientos, porque
todo pecado se incuba primero en la mente. Primero se peca en la mente, aun antes de
cometer la acción pecaminosa. De modo que si queremos vivir una vida santa, integra y
recta, necesitamos primero - en lo interno: en nuestros pensamientos - ser santos,
íntegros y rectos. De allí el énfasis que hace la palabra de Dios: “Por lo demás,
hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad” (Filipenses 4:8). Debemos entender que:
 Nuestros pensamientos definen la persona que somos
Nuestras actitudes y comportamientos están altamente influenciados por nuestra
forma de pensar. Somos lo que pensamos. Acertadamente dice el autor de Proverbios
23:7: “Porque cual es su pensamiento en su corazón (mente), tal es él (ese hombre)”.
Eso es así porque nos comportamos en congruencia con la forma en que pensamos.
 Necesitamos llenar nuestra mente con la palabra de Dios
La palabra de Dios nos es dada para corregir y transformar nuestra manera de pensar.
En Hebreos (4:12-13) lo comprobamos: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y
más cortante que toda espada de dos filos… y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón...”. 2 Timoteo 3:1617 reafirma esa verdad: “Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra”.

3. APRENDER A PERDONAR.
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda
malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a
otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. (Efesios 4:31-32)
El remedio contra el enojo que produce la ofensa y el agravio, es el PERDÓN. Un
corazón que ha desarrollado un espíritu perdonador se mantiene sano y libre de
resentimientos, odios y amarguras. Perdonar evita que se acumule la basura emocional –
toxica – en nuestro corazón, en la forma de resentimiento, odio y amargura.
La palabra de Dios nos exhorta a asumir una postura benigna y compasiva; una
actitud conciliadora ante los errores y faltas de nuestros hermanos, familiares, amigos,
enemigos, etc., y a expresar perdón, tal como lo indica Efesios 4:32: “Más bien, sean
bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los
perdonó a ustedes en Cristo”. En Colosenses 3:13: “Soportándoos unos a otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro…”. Y Romanos 12:18
“Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres”.
Si no perdonamos nos llenaremos de resentimientos, amarguras y odios. La falta de
perdón hace que el enojo se transforme en rencor y odio, al hacer que el sol se ponga
sobre nuestro enojo (Efesios 4:26). Es como si Pablo le estuviera poniendo un límite
corto a la duración de la ira, de manera de evitar que una raíz de amargura y
resentimiento invada y crezca en nuestro corazón.

4. ALIMENTAR EL CORAZÓN CON EL AMOR DE DIOS.


“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal
que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios
y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no
tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y
si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve”.
(1 Corintios 13:1-3)

El amor trae sanidad al corazón del hombre. Sin amor estamos en bancarrota, no
importa la fe que alberguemos, los dones y talentos que poseamos, ni las obras de
servicio que realicemos; ni las habilidades, inteligencia y educación que tengamos. “Sin
no tengo amor, nada soy”. El amor es lo que le da valor a todo lo que somos y hacemos.
Un corazón sin amor es un corazón enfermo y estéril. Pero un corazón lleno de amor es
un corazón sano. Un corazón lleno de amor es un corazón que sabe perdonar; que
practica la tolerancia y la empatía, que se mueve a la compasión, que pone la fe por obra.
Urge, entonces, entrar por la senda del amor.
El amor crea un ambiente psicológico y espiritual sano en el corazón del hombre.
El amor sana nuestras emociones tóxicas y dañinas. El amor nos ayuda, por ejemplo, a
vencer el temor paralizante. En 1 Juan 4:18 la Biblia dice: “El amor perfecto echa fuera
el temor…” (NVI). El amor también es el mejor antídoto contra el enojo crónico y el
odio. Por eso Jesús nos exhorta a amar a los que nos causan dolor y nos agravian, como
la vía para lidiar con el resentimiento y el odio (Mateo 5:43-45).

AMEN

También podría gustarte