Conferencia Guayaquil
Conferencia Guayaquil
LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN
AVENTURAR LA VIDA”
Bajo este majestuoso marco militar que estamos reunidos, me permitiré hacerles conocer
ecuatoriana, en donde algunos historiadores dan una connotación importante sobre el hecho
histórico del 9 de Octubre, manifestando que la independencia del Ecuador tiene un solo
único día de nuestra independencia. Ya que el “10 de Agosto de 1809 Primer Grito de la
conspiración cuyo objetivo era cambiar las autoridades españolas que en ese momento
gobernaban la Audiencia; Es decir, destituir a don Manuel de Urriez, Conde Ruiz de Castilla,
y poner en su lugar a don Juan Pío Montúfar, Marqués de Selva Alegre; un Conde por un
Marqués, además jurando “lealtad absoluta al soberano de España el rey Fernando VII”.
Bajo este enfoque toma gran realce las acciones dadas por los patriotas Guayaquileños y
una historia novel del origen de nuestro ejército vencedor y la importancia que conlleva la
Tres nombres se conjugan para la planificación de ese momento histórico: José de Antepara,
José de Villamil y José Joaquín de Olmedo. El primero con sus nuevos conceptos políticos
1812 habían llegado a Guayaquil para dedicarse con entusiasmo y fervor a hacer conocer a
los guayaquileños los nuevos conceptos políticos y las nuevas formas de gobierno que debían
regir los destinos de los pueblos libres. Paralelamente en ese espacio de tiempo América
había empezado a transformarse. Por el norte, Bolívar había logrado importantes triunfos
tanto en Venezuela como en Nueva Granada (Colombia), y desde el sur llegaban las noticias
de los avances de San Martín. Con estos antecedentes, al llegar 1820 los guayaquileños
comprendieron que la libertad de la patria estaba ya muy cerca, pero no había que esperarla,
era necesario ir a buscarla. A finales de junio de ese mismo año y de paso hacia Caracas,
Miguel de Letamendi y Luis Urdaneta, miembros del afamado batallón “Numancia”, quienes
al parecer habían sido separados de dicho cuerpo por haber manifestado expresiones de
rebeldía. Los guayaquileños, al conocer la causa por la que habían sido dados de baja, no
dudaron en invitarlos a que participen en la revolución que se estaba fraguando. Y es que los
de sus ideas, necesitaban también la fuerza determinante de las armas y una gran cantidad
de efectivos militares, fue por eso que, con inteligencia y argumentos, lograron convencer
encontraban el Cap. Gregorio Escobedo, el “Cacique” Alvarez, el Cap. Nájera y los sargentos
Vargas y Pavón.
El domingo 1 de octubre de 1820, don José de Villamil ofreció una fiesta en su casa del
malecón. A Villamil le pareció una magnífica oportunidad para reunir a los conspiradores sin
levantar sospechas, por lo que encargó a Antepara la misión de invitar también a todos
militares comprometidos. Entre los patriotas que estuvieron presentes en esa histórica
reunión secreta, a la que el mismo Antepara llamó “La Fragua de Vulcano” -porque en ella
acordaron que darían el golpe a las primeras horas del 9 de Octubre, cuyos nombres
lógicamente dejaron de percibir sus sueldos, que los recibían de España a través de Lima.
Queda entonces claro que, sin la ayuda de nadie, Guayaquil financió económicamente todos
En las primeras horas del 9 de octubre de 1820 y a la voz de “Viva la Patria”, ocultos entre los
soportales y protegidos por las sombras, uno a uno los comprometidos en el golpe
revolucionario fueron llegando al Cuartel de Granaderos, situado en los bajos de la Casa del
Es así, que Febres Cordero, junto con el Cap. Nájera, gracias a un hábil estratagema se tomó
civiles- se apoderaba del Cuartel “Daule”,. Minutos después, ese mismo grupo de patriotas
comandados por Urdaneta capturó también la batería “Las Cruces”, situada al sur de la ciudad,
independencia de la Patria, y ya era libre, para siempre, del dominio español. Ese día
guayaquileños, al que con sentido patriótico se llamó “División Protectora de Quito”, marchó
hacia el interior para luchar por la independencia de todos los pueblos de la audiencia. Este
ejército estuvo bajo el mando de Febres-Cordero y Urdaneta, primero; y del Gral. Sucre,
después en una rutilante campaña militar que durante 18 meses, entre triunfos y derrotas,
Como habréis dado cuenta, hay una trascendental connotación histórica del origen de nuestro
se fraguo como tal en la Batalla de Pichincha, que nos invita a la reflexión estimados
camaradas de las armas; que nuestro ejército desde sus inicios ha mantenido cohesionado
sus ideales de libertad y protección de derechos y que hoy soldados es nuestro deber
mantenerlos y defenderlos con nuestra vida haciendo honor al juramento que hicimos con
nuestra amada patria; haciendo honor a nuestros héroes y heroínas que nos heredaron la
libertad.