Historia de la Filosofía Medieval – Unidad III – La Patrística
Unidad III – La patrística
Hay dos palabras para referirse a esta época:
- Patrología: protestante.
- Patrística: cristianismo.
Con este nombre se designa la parte de la literatura cristiana que estudia la vida y obra de los Padres de la Iglesia y de los Escritores Eclesiásticos. Los santos
padres tienen como características:
- Primitividad
- Santidad de vida
- Ortodoxia doctrinal
- Aprobación de la Iglesia
A los escritores eclesiásticos se les reconoce elementos informativos, teológicos y eclesiásticos, pero han carecido en las otras notas. En la filosofía se estudian
ambos. El desarrollo de la patrística abarca tres períodos:
1- Desde los orígenes cristianos hasta el Concilio de Nicea.
2- Desde el Concilio de Nicea (325) hasta el de Calcedonia (451)
3- Decadencia. En oriente hasta San Juan Damasceno y en Occidente hasta San Isidoro de Sevilla (siglo VII).
Padres de Oriente
Escuela cristiana de Alejandría
Alejandría fue fundada por Alejandro Magno y estaba en el norte de África.
En Alejandría en el siglo II funcionaba una comunidad cristiana, posiblemente fundada por San Marcos. Se fundó allí una escuela catequética llamada
dirigida por San Panteno. Acudían a ella cristianos y también gentiles.
Clemente de Alejandría (145 – 215)
Nació en Atenas y conoció las escuelas filosóficas, se convirtió al cristianismo, ingresó al y fue su director. Murió en Cesárea en el 215.
Clemente es conciliador y ecléctico. Su fondo filosófico es platónico y estoico, sus obras más famosas son:
- “”: son doce libros sobre la Sagrada Escritura.
- Una trilogía pensada según las tres funciones que atribuye al “Logos”: “”: la función del logos es exhortar; “”: educar;
“”: iluminar. Las tres funciones de Cristo como maestro. Y “”, significa tapiz, conjunto de enseñanzas, no es sobre nada en
especial.
Clemente ordena el saber en cinco grados:
1- Propedéutica de párvulos (niños): leer, escribir, contar.
2- Las siete diciplinas encíclicas.
3- La filosofía: como una preparación para la fe.
4- La fe: conocimiento de la verdad revelada en la Sagrada Escritura.
5- La gnosis eclesiástica: plenitud del conocimiento unido a la piedad y a una vida santa.
La filosofía
Cemente es favorable a la filosofía. Dios ha querido la filosofía, aunque la haya sustituido por la fe. Fe y filosofía no se excluyen. En la filosofía hay verdades
aprovechables, una vez discernidas de los errores. Clemente da a la verdad un sentido Cristo céntrico pleno, toda verdad donde quiera que se halle, procede
de una sola fuente que es el “logos eterno” luz verdadera que ilumina a todo hombre (Jn 1,9). El Logos ya antes de su encarnación fue iluminando con destellos
parciales a los hombres, primero a los judíos por medio de sus profetas, después a los griegos por medio de sus filósofos y finalmente de una manera plena a
los cristianos: “La filosofía conducía a los griegos a Cristo como la ley conducía a los hebreos”. Según Clemente hay dos testamentos antiguos: la biblia para
los judíos y la filosofía para los griegos y un testamento nuevo el Logos en persona.
Orígenes (185 – 253)
Nació en Alejandría, su padre murió mártir. Fue discípulo de Clemente en el y le remplazó. Como a sus clases acudían muchos gnósticos y
paganos conocedores de la filosofía, se dedicó a estudiarla. Luego de una vida azarosa vivió en Cesárea, allí organizó una escuela cristiana y una biblioteca,
murió en Tiro.
Obras
Orígenes escribió numerosas obras, las más importantes son:
- “Contra Celso”
- “De principiis”
Orígenes no comparte el entusiasmo de Clemente por la filosofía, pero reconoce la utilidad de las artes liberales y la filosofía para el estudio de la Sagrada
Escritura. Es uno de los principales vehículos de incorporación del estoicismo y de Filón al pensamiento cristiano. Adopta la división tricotómica del hombre
procedente del platonismo medio (cuerpo – alma – espíritu ). Contrapone dos series de realidades, unas visibles y otras invisibles y un
doble orden de sentido para conocer, pero solo los perfectos desarrollan los sentidos espirituales.
(Orígenes no siempre mantuvo la ortodoxia, Clemente nació pagano, estudió y después se convirtió. Orígenes al revés, era cristiano, y a raíz de las herejías
empezó a estudiar, y allí se mareó).
Dios, la creación y el mal
Mas allá del ser y la inteligencia existe un Dios inmaterial, uno y trino. El Logos es eterno e increado como el Padre. En el Logos se contienen las ideas y las
formas vivientes de todos los seres. Dios creó al mundo de la nada, pero por medio de Logos. El mundo fue creado desde toda la eternidad, y como Dios no
puede dejar de usar su omnipotencia (se mantiene en la griega) crea por tanto mundos que se destruyen periódicamente. Para explicar el origen del
mal y su existencia en el mundo, Orígenes considera que Dios no puede ser su causa, porque es la Bondad, la solución que propone es: el Logos al crear al
mundo crea una serie de almas, todos los espíritus son creados iguales y libres, unos eligen y se adhieren a Dios y otros se apartan de él y se adhieren a cuerpos
materiales, así cada uno elije su propio destino y por lo tanto el mal no es imputable a Dios (hay una preexistencia de las almas). La creación tiene un sentido
purificatorio, Dios creando nuevos mundos sucesivos ofrece ocasión a todos los espíritus de purificarse y retornar a él. La materia es creada por Dios y no es
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mala, pero para los espíritus no es bueno estar encerrado en ella (). La moral consiste en el retorno de los espíritus a Dios mediante tres
caminos:
a- 2 naturales: el conocimiento de las cosas invisibles y la autocontemplación del alma.
b- 1 sobrenaturales: la gracia merecida por Cristo.
Todas las almas podrán alcanzar la salvación, Dios le da la ocasión mediante la multiplicación de mundos. Orígenes estudió hebreo para leer el texto sagrado,
y en Alejandría comenzó la labor de las “” colocando en seis columnas paralelas el texto hebreo y a continuación las cuatro versiones griegas.
Escuela de Capadocia (Capadocia es Turquía.)
Clemente y Orígenes durante las persecuciones se refugiaron en Cesárea de Capadocia, y el influjo de la escuela de Alejandría llegó al Asia Menor. Las tres
grandes figuras de esta escuela son: San Basilio, San Gregorio de Nacianzo o nacianceno y San Gregorio de Nisa (se les llama los tres grandes capadocios)
quienes junto a San Atanasio lucharon contra la herejía arriana (Arrio) que negaba la divinidad de Jesucristo, diciendo que fue creado por el Padre. Los tres
grandes capadocios admiraron a Orígenes pro evitaron sus exageraciones.
San Basilio (330 – 379)
Nación en Cesárea de Capadocia en una familia cristiana. Se educó en Atenas y Constantinopla. Fue bautizado en el 357, recorrió monasterios indios y egipcios.
En el 370 fue ordenado sacerdote y luego obispo (es doctor de la Iglesia). Para la filosofía tiene su interés sus homilías sobre el “”
(Hexaémenon)los libros del Génesis. En ellas comenta los primeros cinco días de la creación, su finalidad es moral, se propone elevar al hombre desde las
cosas visibles a las invisibles y contemplar las maravillas creadas por Dios y así conocer su infinita potencia.
La creación
En su cosmología San Basilio utiliza elementos platónicos, aristotélicos y estoicos. En sus explicaciones hay dos mundos, uno visible y otro invisible. Dios ha
creado de la nada el mundo visible, sin una materia preexistente y crea al tiempo junto con el mundo. Dios crea diversas clases de materia e imprime en ellas
las formas según el grado de perfección de los distintos seres. Las cualidades como peso, color, extensión, etc. son cualidades sensibles inseparables de la
materia, si se suprimen de un cuerpo, este desaparece.
Teología
Para llegar a comprender algo de la naturaleza de Dios, el alma debe prepararse purificándose de las pasiones corporales, librarse de los cuidados de la vida
y mirar bien a todas partes.
San Gregorio de Nascianzo o Nascianceno (329 – 398) Magno.
Nació en Arianzo (era una ciudad de Nascianzo). Estudió en Cesárea, Alejandría y Atenas, allí conoció a San Basilio y junto con él compiló la “Philocalia”,
sobre textos de Orígenes. Fue obispo de Constantinopla, pero se retiró a la soledad y al estudio. Sus “Discursos Teológicos” sobre la trinidad le valieron el
nombre de “El Teólogo”. Combatió el arrianismo. (la razón se debe detener ante los misterios).
San Gregorio de Nisa (333 – 395)
Recibió su primera educación de su hermano San Basilio, fue obispo de Nisa. Tomó parte en los concilios de Antioquía y Constantinopla. Entre sus obras se
destacan: “Gran Discurso Catequético”, “Diálogo sobre el Alma y la Resurrección” y “De hominis oppificio” (“La obra de los hombres”) con el que completa
el “Hexaémenon” de su hermano, describiendo el sexto día de la creación. Este texto es de importancia filosófica puede destaca el puesto del hombre en el
cosmos.
“De hominis oppificio”
1- Divinidad del hombre.
De acuerdo con el relato del Génesis aparece el hombre como la creatura más perfecta de Dios creada después de las cosas del mundo celeste y terrestre
y como el fin próximo al cual todas ellas están ordenadas. El hombre es el rey de la creación, superior a todas las cosas creadas y síntesis de todas sus
perfecciones pues es puente de unión entre la materia y el espíritu. (a partir del hombre aparece el espíritu y lleva en su cuerpo los demás reinos: mineral,
vegetal y animal). El hombre es un microcosmos (un pequeño mundo) que encierra en si las perfecciones de los elementos materiales y las tres formas:
nutritiva, sensitiva e intelectiva. Como rey de la creación tiene sobre ella dominio condicionado y como contemplador debe disfrutar de su bondad y su
belleza, ordenando todo a Dios.
2- El hombre imagen de Dios
El texto bíblico dice que Dios creó al hombre a imagen y semejanza suya, esto lo distingue de los animales y de los ángeles, el hombre es una imagen de
la Santísima Trinidad.
3- Origen del alma
San Gregorio rechaza la preexistencia y confiesa que el origen del alma le resulta oscuro pues se dice que Dios al séptimo día descansó. Pero como el
alma y el cuerpo se originan simultáneamente piensa que “el principio de ambos es único, la voluntad divina como razón última y la generación humana
como causa próxima”. Esta explicación de San Gregorio será utilizada posteriormente para la explicación de la trasmisión del pecado original.
4- Unión del alma y del cuerpo
El hombre es un alma que se sirve del cuerpo unida en íntima compenetración, el alma es principio vital del cuerpo, le da el ser, el obrar y la belleza. El
hombre es todo el conjunto de alma y cuerpo.
5- Potencias del alma
El hombre tiene una sola alma que tiene tres principios de operación: nutritiva, sensitiva y racional. El hombre es imagen de Dios por esta última, la
potencia racional. Así se puede definir: “el hombre es una creatura racional de Dios hecha a imagen de su creador”.
Escatología
La compenetración del alma y del cuerpo sirve a San Gregorio de Nisa para explicar la identidad material del cuerpo terrestre con el cuerpo resucitado, el
alma reconocerá su cuerpo. Parece que por influencia originiana sostuvo la llegando a afirmar que todos, incluso los ángeles caídos lograrán
la purificación.
Escuela de Siria
El contacto de Siria con la cultura griega data desde las expediciones de Alejandro. Su capital es Antioquía, allí floreció una comunidad cristiana donde por
primera vez se dio a los discípulos el nombre de cristianos. La iglesia de Antioquía lucho contra la herejía arriana, pero luego de la muerte de San Efrén se
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desarrolla en Siria la herejía nestoriana (Nestorio. Es una doctrina religiosa dentro del cristianismo que considera a Cristo radicalmente separado en dos
naturalezas, una humana y una divina, completas ambas de modo tal que conforman dos entes independientes, dos personas unidas en Cristo, que
es Dios y hombre al mismo tiempo, pero formado de dos personas () distinta)
Dionisio Areopagita o Pseudo Dionisio
En el siglo VI bajo el nombre de San Dionisio aparece un conjunto de escritos considerado por muchos un fraude, pero que son una fuente histórica por su
influencia en la filosofía medieval. No se pudo identificar el autor con algún personaje histórico. El autor del “Corpus Dyonisianum” o “Corpus Areopagiticum”,
que consta de siete escritos, es posiblemente su autor un monje sirio, posiblemente obispo; su ortodoxia es correcta, su fondo filosófico es el neoplatonismo
corregido en sentido cristiano, el “Corpus Dyonisianum” fue aceptado por los papas San Gregorio Magno y San Martin I.
El autor del corpus adopta un punto de partida teológico solamente Dios puede conocerse a sí mismo y solamente él puede darse a conocer a los hombres
y lo ha hecho por medio de la Sagrada Escritura. Por eso no prueba la existencia de Dios, sino que parte de la revelación en las Sagradas Escrituras y se esfuerza
por entender los nombres que esta atribuye a Dios ya que están tomados de las creaturas del mundo sensible (señor, bueno, altísimo, fuerte).
1- El conocimiento de Dios
Dios es absolutamente trascendente y trasciende nuestros conceptos y palabras (teología negativa) pero ha querido revelarse a nosotros y la Sagrada
Escritura le aplica una multitud de cualidades. Para penetrar en los nombres divinos la teología debe seguir un doble procedimiento afirmativo y negativo y
luego superarlo:
1- Teología afirmativa o vía afirmativa: Afirmamos de Dios cuantas perfecciones encontramos en las creaturas: ser, vida, bondad, belleza, poder,
etc.
2- Teología negativa: negamos de Dios el modo limitado en el que encontramos estas perfecciones en las creaturas.
3- Teología superlativa: (de grande: grandísimo, alto: altísimo). Trascendemos las limitaciones y decimos que Dios: es más, siempre más.
(Eminencia). Es “El Ser”, “La Vida”, “La Belleza”, “La Verdad”.
Con este proceso llegamos a acercarnos un poco al conocimiento de su esencia trascendente.
Jerarquía de los seres
Jerarquía: ordenación en una escala subordinante, según el criterio de mayor o menor relevancia dentro de la misma. (es el primero de usar la palabra
jerarquía).
Los seres se jerarquizan de modo descendente según su grado de perfección mayor a menor, según la Luz y el Bien. (como viene del neoplatonismo marca
un primer principio y de allí hacia abajo. En Aristóteles era al revés). Primero Dios: ser trascendente y distinto de las creaturas. Dios es esencialmente uno
y único. Considerado en relación con las creaturas es “Bien” que se difunde como la luz. En Dios se da un doble orden de procesiones:
- Unas internas por la cual se constituyen las tres divinas personas, sin destruir su unidad.
- Otras externas que consisten en una actividad de la cual resulta la multiplicidad de las creaturas, por creación (ad intra, ad extra).
Dios
Dios es la causa ejemplar, el principio y el fin de todas las cosas, todas las cosas deben retornar a él, cada una a su modo y conforme a tu naturaleza o aptitud
para recibir los dones divinos. (En Dionisio no es una lejanía, es una intensidad, es por intensidad la lejanía o la cercanía).
Universo creado
Comprende dos grandes sectores de seres: celeste y terrestre.
a- Celeste: a este orden pertenecen tres jerarquías angélicas en nueve coros.
1- Los serafines, querubines y tronos: que solamente contemplan a Dios.
2- Dominaciones, virtudes y potestades: que cuidan el mundo en general.
3- Ángeles, arcángeles, principados: que cuidan del hombre en particular.
Las tres jerarquías son inteligencias puras, simples y espirituales. En el plano humanos se expresa en los símbolos y en las instituciones eclesiásticas. (cada
escalón de la jerarquía debe ocuparse de elevar a los inferiores).
b- Terrestre: el grado mas elevado son las almas humanas, no so preexistentes al cuerpo ni trasmigran. Cuerpo y alma realizan una peregrinación
fraternal, así la carne, es también un miembro de Cristo: “que algún día resucitará y será glorificado”. El hombre es libre, no está atado por ninguna
ley de la naturaleza, ni es arrastrado por una lucha cósmica.
Teología
Dios es principio y fin y está presente en todas las cosas. (dada la época, ya venía el “problema del mal”, todo tipo de mal, los gnósticos ya se habían preguntado,
los maniqueos propusieron dos reinos, ya estaba ese problema en la sociedad, en la cultura. El primero que lo plantea crudamente es Dionisio).
El problema del mal
Todo cuanto existe es bueno, pero es evidente la existencia del mal. Existen los demonios, existen hombres que no practican el bien sino el mal, entonces:
“¿de dónde proviene el mal? ¿Dónde se origina? ¿Por qué el bien ha decidido producirlo? Si lo ha querido ¿Cómo ha sido capaz de llevas adelante sus designios? y
si el mal proviene de otra fuente entonces, ¿no es el bien la fuente única de todo cuanto existe? Si hay una Providencia ¿Cómo es posible que exista el mal? ¿Cómo
es posible que algún ser abandone el bien para dirigirse al mal?”
La respuesta de Dionisio está inspirada en “De malorum subsistencia” (la existencia del mal) de Proclo. El mal no es ser, sino privación de ser. Esta respuesta
que se da clásica será más explicitada por San Agustín y Santo Tomás.
Padres Occidentales o Latinos
Durante los primeros siglos cristianos en Occidente no hay escuelas como en Oriente. Los Padres Occidentales no formaron grupos, y en ellos, salvo en San
Agustín, la filosofía es menos importante. Las escuelas occidentales son más bien de carácter disciplinar.
San Agustín de Hipona. (354 – 430)
Con San Agustín pasa lo mismo que con Platón, no es sistemático.
Nació en Tagaste de madre cristiana (Santa Mónica: no era pagano), estudió retórica. La lectura del “Hortensius” de Cicerón despertó su interés por la filosofía
y por la búsqueda de la verdad. Peregrinó por movimientos y escuelas filosóficas: maniqueísmo y escepticismo académico. Cayó en el desánimo y la
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depresión, sale de esta crisis cuando encuentra el cristianismo y la verdad que buscaba. Fue ordenado sacerdote y posteriormente obispo de Hipona. San
Agustín muere en el asalto a esta ciudad (bárbaros) en el 430.
Formación filosófica
San Agustín conoce los principales sistemas de filosofía griega, pero a través de los traductores latinos (de segunda mano: no leía bien el griego), Cicerón,
Varrón, Mario Victorino. Admira a Platón y a Plotino, porque los considera afines al cristianismo, pero señala sus errores y los subordina al dogma cristiano.
La filosofía fue para San Agustín una etapa de transición hacia la verdad total del cristianismo.
Razón y fe
En San Agustín no hay fisura entre razón y fe, son cosas distintas, pero considera que en el hombre cristiano funcionan en íntima compenetración. San
Agustín considera su fe como el termino alcanzado luego de una penosa aventura racional, pero la fe alcanzada no es un final o un descanso sino un punto
de partida para nuevas especulaciones, ahora guiadas y sostenidas por la fe: “Intelliges ut credas. Crede et intellige”. Primero la inteligencia prepara la fe,
después la fe dirige e ilumina a la inteligencia, luego ambas desembocan juntas en el amor.
Actitud ante la filosofía
San Agustín da cabida a la filosofía dentro del cristianismo. La verdad hállese donde se halle siempre es de Dios y es un bien propio del cristiano. La filosofía
es una ciencia creada por el esfuerzo humano y es útil para refutar errores y para enseñar. La filosofía es “amor a la sabiduría” que es algo sumamente deseable.
San Agustín divide a la filosofía en: lógica, física y ética. Concede importancia a la lógica y a la ética, la primera para percibir la verdad, la ética porque el fin
de la filosofía es la felicidad. Los objetos de investigación de San Agustín son: Dios, el alma y la felicidad eterna: “de Dios y el alma quiero saber, de nada más,
de nada más”. La especulación agustiniana es ascensional (inferior a superior) por encima de todas las cosas busca a Dios, por eso concede poca importancia
a la física, las cosas le interesan solamente en cuanto le conducen al conocimiento de sí mismo, es decir, del alma y desde allí elevarse a la trascendencia de
Dios (desde mi alma elevarse hacia Dios). Una vez conocido Dios, este conocimiento ilumina el conocimiento del hombre y del mundo. El conocimiento
agustiniano sigue el itinerario “de lo exterior al interior, y de lo interior a lo superior”.
Ciencia y Sabiduría (Scientia et Sapientia)
Son dos modos de conocimiento con dos objetos de conocimiento distintos:
- Scientia: conoce por medio de la razón inferior y tiene por objeto el conocimiento racional de las cosas del mundo sensible que son mudable y
temporales (cambian constantemente y duran poco tiempo).
- Sapientia: conoce por medio de la ratio superior y tiene por objeto el conocimiento intelectual de las verdades eternas inmutables y las cosas
divinas. El estudio del alma es bueno y legítimo, lo malo es invertir el orden de estudio o bien contentarse con la scientia sin pasar a la sapientia.
La ciencia humana es solo propedéutica para la sabiduría de conocer, amar y servir a Dios. La verdadera sabiduría se identifica con la religión, con
estar religado a Dios. Para San Agustín amor a la sabiduría significa amor a Cristo sabiduría del Padre.
Interiorismo agustiniano
El agustinismo aporta el sentido de la interioridad, el apetito de la “bienaventuranza” (felicidad), pero el conocimiento de sí mismo no es un término sino un
principio, hay que desprender el alma del apego a las cosas terrenales y llevarla a Dios, donde se halla su felicidad. Las esencias eternas y las cosas temporales
están ordenadas según una jerarquía impuesta por Dios, la ley eterna manda respetar esta jerarquía. Las cosas están ordenadas por leyes físicas, el hombre
tiene que ordenarse aceptando y cumpliendo libremente la ley moral. La opción moral es obra de la voluntad, el hombre estará ordenado si su voluntad está
ordenada. El principio por el que se mueve la voluntad es el amor, la moral no suprime el amor, lo ordena (le da un orden), la virtud consiste en amar lo que
debe ser amado. Un amor que ama ordenadamente ama más lo superior que lo inferior, lo eterno que lo temporal: “todo lo que Dios creó es bueno, pero el
alma para proceder rectamente ha de guardar el orden, subordinando con perfección y criterio lo menor a lo mayor, lo corporal a lo espiritual, lo inferior a lo
superior, lo temporal a lo eterno”. (San Agustín, “In Salmus”). Siendo Dios el ser supremo, el amor será ordenado si ama a Dios sobre todas las cosas. Esta
misma exigencia de “ordo amoris”, San Agustín, la expresa de otro modo al decir que hay que usar de los medios y gozar de los fines, gozar es hacer de un
objeto fino y usar es hacer de un objeto medio para alcanzar el fin. El orden está en usar de lo que es medio y gozar solo de lo que es un fin y como en definitiva
solo hay un fin último y supremo no subordinado a ningún otro, el orden pide solo gozar de Dios: “el amor es el peso del alma” el peso me lleva a mi lugar, el
lugar del hombre es Dios. Este orden es precisamente la paz, la paz que se da en la tierra a los hombres de buena voluntad, la paz es la tranquilidad del ordo
cuando todo esta activamente en su lugar.
Teología
El sistema teológico de San Agustín es un círculo cuyo centro es Dios, del cual se derivan por creación y al cual convergen todas las demás realidades. Dios
es el centro de todas las cosas, primero como “Ser Supremo”: fuente del ser de todas las realidades; segundo como “Verdad Suprema” y ley intelectual de todo
conocimiento; tercero como “Bondad Suprema” y fuente de la bondad de todas las cosas.
Existencia de Dios
San Agustín nunca dudó de la existencia ni la providencia de Dios, ni aún en su crisis escéptica. Negar la existencia de Dios le pone una locura, a la razón
humana le basta un poco de reflexión para afirmarla con certeza. San Agustín no impone pruebas sistemáticas de la existencia de Dios, pero en sus escritos
se halla argumentos psicológicos, morales, etc. Desde el exterior al interior y desde el interior a Dios.
1- Pruebas
Cosmológico
En las “Confesiones” Libro 10, san Agustín desarrolla el itinerario en tres etapas: comienza con las cosas del mundo exterior, todas ellas le dicen: no somo
Dios, es quien nos hizo. Dejándolas penetra en su interior y buscando a Dios analiza sus facultades, sentidos, memoria, pero no lo encuentra en esas imágenes
móviles, finalmente en lo más íntimo de su alma, encuentra la Verdad y el Bien inmutables. Allí está la imagen de Dios a cuya semejanza fuimos hechos:
“conózcame a mí, conózcate a ti”, conocer el homo interior implica el salto trascendente al conocimiento de Dios.
Prueba agustiniana por la Verdad o Prueba “Noológica” de la existencia de Dios
La noológia es el estudio del espíritu.
Empieza San Agustín por establecer tres certezas:
- Que existo.
- Que vivo.
- Que conozco.
¿Cuál grado de ser es el superior? Sin duda que conozco, porque conocer implica vivir y existir. En el nivel del conocimiento a su vez, existen tres grados de
conocer:
- Por los sentidos externos.
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- Por el sentido interno.
- Por el conocimiento racional.
¿Cuál de estos tres es el superior? Sin duda el racional porque juzga sobre la verdad de los sentidos. La razón viene a ser como la cabeza y el ojo del alma, es
por lo tanto lo más excelente de la naturaleza humana. En la razón encontramos la verdad por la cual juzgamos, esta verdad está en la razón, pero no es la
razón, porque juzgamos a la razón según esta verdad que está en ella y que es inconmutable (es siempre igual a sí misma). Esta verdad por la cual juzgamos
todo, es superior a la razón, por lo tanto, es Dios, la Verdad misma.
Prueba por la búsqueda de la Felicidad o “Prueba Eudemonológica”
Hay en el hombre un deseo natural e inalienable de trascendencia y de felicidad, ahora bien, a toda tendencia natural corresponde la existencia del objeto
capaz de satisfacerlo, pero el objeto propio capaz de llenar los anhelos infinitos del alma, no pueden ser el bien, el amor, la verdad y la belleza finitos, el objeto
propio capaz de llenar el alma no puede ser otro que la suprema Verdad, el Sumo Bien, la Hermosura increada, perfecciones toda que convienen al Dios
infinito. Como el hombre no puede ser un ser sin sentido hay que concluir que Dios existe: “n os hiciste Señor para ti, e inquieto está nuestro corazón hasta
que descanse en ti”.
2- Conocimiento y atributos de Dios
Por mucho que nos esforcemos nuestras facultades cognoscitivas siempre serán deficientes (es una palabra muy propia de San Agustín, somos insuficientes,
siempre hay una insuficiencia, no quiere decir que estemos mal hechos, no somos el ser perfecto, pecamos porque somos deficientes, permanecer en el bien
le corresponde solo a Dios, porque es el bien. Deficio) para alcanzar a Dios. Por esto todos los nombres y predicados que le atribuimos serán deficientes e
inadecuados (Pseudo Dionisio). Dios es el Ser en si mismo, es decir el “ipsum esse” (el ser mismo, es el único que le conviene la palabra “ser”) y la realidad
suprema, la “suma essentia” , el “ipsum semper subsistent” (siempre va a ser igual a sí mismo, no tiene nada que adquirir o perder, es idéntico a sí mismo
siempre), el ser que no cambia, principio y puente de todos los seres, el nombre que mejor expresa su naturaleza es el que él se dio a sí mismo: “ego sum qui
sum” (Ex 3, 74). Todos los seres fuera de Dios son mudables, pero el ser que verdaderamente “es” siempre permanece inmutable, nada puede adquirir o
perder, es perfecto y se basta absolutamente a sí mismo. San Agustín no gusta llamar a Dios sustancia, sino esencia (la sustancia es del “modo” (implica
limitación), la esencia “es”. “De Trinitate”), Dios es “es”, y es absolutamente simple, sus perfecciones y atributos se identifican son su esencia (Dios es bueno,
verdadero; pero es la Bondad, la Verdad, etc). Contra los maniqueos insiste en la absoluta unidad y unicidad de Dios (unidad viene de Uno; unicidad viene
de Único. Es uno en tres divinas personas, tres personas y un solo Dios verdadero, con la misma esencia) no hay mas que un solo principio de todas las cosas.
Problema del mal
El mal no tiene esencia, tiene existencia, prácticamente es un accidente. Escribe “Contra Maniqueos”. Él va a decir, todos los seres son buenos, el mal no es
un ser, cuando hablamos de un mal físico, es ausencia de un bien que debería ser. El pecado es consecuencia del libre albedrío, por la voluntad del hombre.
Aun así, el mal moral es siempre una deficiencia, es ausencia de bien.
3- Ideas ejemplares
Dios uno y trino es una esencia eterna, inmutable e infinita; idéntica en las tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En el “Verbo Eterno”, igual en
esencia y consustancial al Padre y al Espíritu Santo, existen las ideas ejemplares, no solo en género o en especie, sino cada una su realidad individual (Dios
las pensó y amó: no es causa ejemplar como en Aristóteles). La razón es porque todo artífice necesita poseer anticipadamente en su inteligencia la obra que
pretende realizar. Las ideas contenidas en el Verbo son el fundamento de la certeza y de la ciencia.
La Creación
Todos los seres pasados, presentes y futuros están representados en las ideas divinas y pasan a la realidad por medio de la creación. Dios crea por un acto
libre y voluntario, Dios ha creado al mundo porque ha querido, obra por su infinita sabiduría y movido por el amor. El amor a su futura creatura hace que les
comunique su propio bien y las haga partícipe de sus perfecciones. Dios creo al mundo cuando quiso y como quiso, le bastó querer y el mundo salió de la
nada por un acto de voluntad. No lo creó en el tiempo, sino con el tiempo, el tiempo empezó cuando hubo cosas mudables. Dios realizó toda su obra creadora
en un solo instante: simul (dice que el relato del Génesis, hay que entenderlo didácticamente como una alegoría), ¡hágase! El acto creador por el que se
realizaron las ideas divinas fue único, instantáneo e indivisible y se continúa en el de conservación y providencia a través de los siglos (el acto de crear es
también el de conservar y de providencia). En un primer momento creó la materia primitiva o primordial (de aquí se toma la Filosofía Latinoamericana), a
esa materia, un principio potencial y receptivo de perfecciones o formas, gérmenes de donde irán saliendo los seres conforme al modo y el tiempo que Dios
previó y determinó. La creación resulta así instantánea y también sucesiva. A las ideas ejemplares contenidas en la mente divina corresponden los gérmenes
o razones seminales que Dios introduce en el seno de la materia primigenia y que se van desarrollando conforme a las leyes cosmogenéticas que el
supremo hacedor les impuso en esa virtualidad causal de aquel único y sublime acto creador.
Ejemplarísmo
Una consecuencia de este concepto de las ideas divinas y de la creación es el “ejemplarísmo”, Dios deja impresa en las cosas las huellas de su creación, todos
los seres y de manera especial el alma humana, son imágenes en las que Dios se refleja de cierta manera. El alma humana lleva impresa la imagen de la
Trinidad. El alma tiene una inteligencia: Padre, que engendra un conocimiento de sí mismo: Hijo, y de la relación entre ambos brota el amor: Espíritu Santo
(memoria, inteligencia y voluntad).
El Alma Humana
Las primeras creaturas de Dios son los ángeles, su existencia la conocemos por la fe, a continuación de los ángeles viene el hombre, compuesto de dos
sustancias distintas, de cuerpo y de alma, unidos de forma natural, constituyendo una sola naturaleza compuesta. El alma (es dualista, pero no tiene
“dualismo”) es la parte superior del hombre penetra y vivifica el cuerpo. El alma es una y simple, anima el cuerpo y lo rige, produciendo la vida vegetativa, la
sensitiva y sirviéndose del cuerpo para las funciones intelectivas. El origen le resulta a San Agustín oscuro, rechaza la preexistencia al cuerpo. Para explicar
la trasmisión del pecado original, le resulta adecuado el traducianismo atenuado (el alma es trasmitida en la generación. Todavía no está el creacionismo
bien entendido) pero aclara que no tiene inconveniente en aceptar el creacionismo si se salva la trasmisión.
Teoría del conocimiento
El concepto realista del hombre se refleja en el concepto agustiniano del conocimiento. Un cuerpo material no puede influir directamente sobre el alma
espiritual, en el conocimiento sensitivo los objetos exteriores actúan sobre los sentidos y dan ocasión al alma, que está alerta y vigilante a las modificaciones
que sufre el cuerpo, para que forme en sí misma una imagen de ese objeto. Como lo material no puede afectar lo espiritual, para San Agustín, las sensaciones
no son pasiones que el alma sufre, sino acciones que el alma ejerce. Una vez producida la sensación y su imagen correspondiente el alma prosigue su labor
cognoscitiva y mediante el sentido central interno unifica la sensación, las compara y las siente como suya; luego las pasa a la imaginación y finalmente las
conserva en la memoria. (es distinto a Aristóteles porque aquí yo soy el que hago una acción). Además del conocimiento sensitivo el alma humana posee el
racional. En el conocimiento racional, San Agustín distingue la ratio inferior y la ratio superior. La ratio inferior es fuente de Scientia del mundo sensible y
temporal. Por medio del ella el alma conoce y juzga la correspondencia de sus ideas con la realidad material. La ratio superior es fuente de Sapientia, hace
comprender al alma las esencias de las cosas conforme a las verdades inmutables (ideas ejemplares) que son la fuente de nuestras certezas. (certeza: es un
sentimiento interior, seguridad interior).
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Historia de la Filosofía Medieval – Unidad III – La Patrística
Iluminación agustiniana
Él no conoce a Aristóteles.
Dios es la fuente de la verdad, y la imprime en nuestras almas a la manera como el anillo de sello deja su huella en la cera. Dios es la Luz que ilumina nuestra
inteligencia, permitiéndonos conocer la verdad y obrar el bien. Esta iluminación es paralela a la acción creadora y conservadora, es una iluminación continua
para entender de materias que están por encima de la razón inferior. Y además es lo que nos permite juzgar rectamente: “Dios es el maestro interior que
responde a las preguntas del alma” (“De Magistro”).
El problema de la certeza
Para refutar el escepticismo de los académicos San Agustín sigue el método de dudar progresivamente de todo hasta llegar a un indubitable. Esta certeza
última será la convicción de su propia existencia atestiguada por el hecho de su pensamiento y hasta de su misma duda. En el sentir de la autoconciencia, en
el sentimiento intimo que el alma tiene de sí misma es donde hay que arraigar la certeza, no puedo dudar de la realidad de mi existencia, puesto que para
equivocarme sobre esto necesariamente debo existir (“De Trinitate”).
Orden, Paz y Belleza
El orden consiste en que cada cosa ocupa el lugar que le corresponde en el conjunto de los seres: “orden es aquello por lo que se hacen todas las cosas que Dios
ha establecido, hasta en la sucesión de los acontecimientos históricos existe un orden” (dice San Agustín que la historia es una melodía ejecutada por un cantor
excelso). Del orden entre todas las cosas resulta la paz, así como la belleza resulta del número, la armonía y la proporción. (la belleza es la igualdad numérica:
equalites numerós). La equalitas numerosae. El número comienza con el Uno, que es bello por igualdad y similitud (pitagórico), por esto toda creatura aspira
a la unidad esforzándose por ser igual a sí misma y mantener su propio orden y el lugar que le corresponde en el universo.
Los dos reinos (“De civitate Dei”)
“De civitate Dei” no tiene sentido político sino religioso, no enfrenta estado civil e Iglesia. Sus dos ciudades representan dos reinos: el de Dios y el del Demonio,
el del amor y el del odio, el del cielo y el de la tierra. La obra se divide en dos partes:
- Primera Parte (del capítulo 1-10): es defensiva, rechaza las acusaciones de los paganos contra la iglesia y a la vez ataca al paganismo demostrando
su incapacidad para asegurar la paz y el bienestar feliz en la tierra y para preparar la vida futura. En el capítulo 8 revisa y ataca las opiniones de las
escuelas filosóficas griegas y latinas.
- Segunda parte (capítulo 11-12): confronta los dos reinos, su origen (exoctus), su desarrollo (excursus) y su fin (finis). Con este esquema distribuye
los acontecimientos históricos en seis periodos, que corresponden a los seis días de la creación, con su mañana y su tarde que es siempre una
catástrofe: diluvio, confusión de lenguas, caída de Saúl, destierro, reprobación del pueblo hebreo. Todo termina con el juicio final en el que se
separaran los dos reinos, esto será el triunfo definitivo del bien sobre el mal, corresponde al séptimo día, será ultraterreno.
Esta obra tiene una finalidad apologética y también de fortalecimiento de la fe.
El libre albedrío
Para San Agustín la libertad tiene dos elementos:
- Autodeterminación de la voluntad
- Orientación al bien
El libre albedrío o voluntad esta referida al fin, no es libre quien quiere cualquier fin, sino el que quiere su bien. El libre albedrío es natural al hombre y le
es necesario porque sin el no puede vivir ni bien ni mal. Antes dl pecado original, el libre albedrío podía obrar el bien, pero a causa de este pecado, el libre
albedrío no vale sino para pecar. Para tener liberta mayor o libertas el hombre debe ser auxiliado por la gracia.
El problema del mal
El mal no es una realidad positiva, no es un ser. Todos los seres en cuanto seres son buenos. El mal es privación de ser, de bien, en lago que debiera
manifestarlo. El mal físico no existe, lo que llamamos mal, no es mas que pecado o castigo del pecado. El pecado procede de la voluntad del hombre, solo el
mal moral puede llamarse propiamente mal. El mal es desorden (ordo amoris) y una deficiencia de ser.
El tiempo
EL hombre está inmerso en un mundo temporal. El tiempo pasa, se escapa de las manos: “¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé, si me lo preguntan
y lo quiero explicar no lo sé”. Hablamos de tiempo largo y tiempo corto, pero ¿Cómo es largo o corto el futuro que todavía no existe o el pasado que ya fue?
Sin embargo, medimos pasado y futuro cuando pasan por el presente. No hay entonces propiamente tiempo, sino tres dimensiones del presente: presente de
lo pasado (memoria), presente de lo futuro (expectación) y presente de lo presente. Estos tres tiempos existen en el alma y no afuera, cuando medimos el
movimiento medimos algo presente, el presente solo se da a una conciencia. La realidad del tiempo es de orden psicológico, mi atención es presente y por
ella pasa el futuro para hacerse pasar.