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La Salud Mental de Las Mujeres

Guía sobre salud mental en mujeres

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SALUD XV INTRODUCCION La salud mental tiene que ver con nuestra forma de vivir, de alimentarnos y cuidarnos, con nuestra vivienda, nues- tro trabajo, con la manera en que experimentamos nues- tras relaciones y afectos. Con lo que sentimos hacia noso- tras mismas, con nuestros proyectos y actividades, nuestro modo de disfrutar y de percibir el mundo, de afrontar los problemas y conflictos que conlleva vivir. Sobre nuestra salud mental han existido muchos mitos e ideas erréneas. Se consideraba que debido a nuestros ci- clos hormonales, las mujeres éramos propensas a sufrir de- presiones en distintos momentos de nuestras vidas, a mos- trarnos irritables o tener muchos cambios de humor. Sin embargo, gracias a los estudios, investigaciones y ex- periencias de muchas mujeres, hoy podemos afirmar que nuestra salud mental depende de la educacién que he- mos recibido, de la interiorizacién de los valores y nor- mas sociales, de como hemos lo e integrado nues- tras experiencias, de las actitudes que tenemos hacia nosotras mismas y hacia las demas perso- nas, al igual que de los roles que desempefamos y de los obstaculos y presiones que existen sobre las mujeres, mds que de las caracteristicas de nuestra biologia. La lectura de esta guia puede servirte para compren- der mejor tus experiencias y sentimientos y compro- bar que son similares a los de muchas otras mujeres; reflexionar sobre la importancia que tiene cuidarte y descubrir tus propios recursos. También encontrards aqui algunas claves que explican las causas del ma- lestar de muchas mujeres, formas de afrontar los con- flictos y donde buscar apoyo y ayuda en caso de que lo necesites. Vamos a analizar diferentes situaciones de nuestra vida cotidiana. Algunas de ellas tienen que ver con el exceso de trabajo y responsabilidad que nos lle- van a olvidar o aplazar nuestras necesidades y de- seos. Otras, son experiencias como la pérdida de seres queridos, la separacién, las relaciones de pa- reja y la maternidad. También hablaremos de cémo vamos construyendo nuestro modo de ser a lo largo de la vida, de la vivencia que tenemos de nuestro cuerpo y de la sexualidad. Esta dirigida a todas las mujeres, jovenes y mayo- res. A quienes vivimos solas, con amigas o amigos, en pareja o en familia. A quienes dedicamos nues- tro esfuerzo a trabajar en casa y cuidar de la fami- lia y quienes, ademas, combinamos ese trabajo con un empleo. A aquellas que estamos intentando vivir de una manera distinta a la que inventaron para no- sotras. A aquellas se encuentran mal y no saben por qué y a quienes se sienten satisfechas pero quieren estar mejor. Ser MUJER EN NUESTRA SOCIEDAD Ser mujer en nuestra sociedad no significa lo mismo para todas. Vivimos en un mundo cuya realidad es diversa y que depende de nuestro entorno, nuestras posibilidades econd- micas, edad, educacién, trabajo... Pero incluso teniendo esto en cuenta, podemos hablar de sentimientos, experiencias y situaciones comunes que compartimos como colectivo. Hace solamente algunos ajios, ser mujer significaba dedi- carnos bnicamente al cuidado de la familia. No habia muchas posibilidades de elegir y decidir sobre nuestra pro- pia forma de vida. Hoy dia, el desempefio exclusivo de estos roles de esposa, madre, ama de casa, asi como las condiciones de vida que conllevan, son una de las causas principales de las depresiones que sufrimos. Estas condiciones de vida que estan marcadas por la falta de poder, la desvalorizacién social, la violencia, las difi- cultades para participar en el mundo laboral, cultural, so- cial, econdmico y politico limitan nuestra salud. Ademas, la interiorizacién de las normas sociales y los valores culturales sobre cémo debemos ser, sentir y com- portarnos las mujeres, a veces se transforman en barreras psicoldgicas que nos impiden sentirnos bien con nosotras mismas y ser mas libres para decidir sobre nuestra vida. Se nos sigue ensefiando a ser sumisas, a cuidar de otras personas, a complacer y satisfacer sus expectativas y ne- cesidades y a postergar las nuestras, a callar nuestros ver- daderos sentimientos. En los ultimos afios, las mujeres hemos hecho un gran cambio personal y social. Estamos modificando la forma de vivir la maternidad, las relaciones de pareja, la sexua- lidad, la vida cotidiana, cambiando valores y actitudes. También, hemos accedido en mayor medida a la educa- cién y cada vez mds mujeres nos planteamos conseguir un empleo y una independencia econdémica. Realizar estos cambios personales y sociales, puede su- poner un esfuerzo que nos genera tensidn psicolégica. No cumplir los modelos sociales establecidos provoca criti- cas de las personas de nuestro entorno, que, a veces, nos hace sentirnos culpables e inseguras. Sin embargo estos cambios son positivos, ya que nos per- miten ir descubriendo aquello que no tuvimos la oportuni- dad de aprender con anterioridad, cambiar nuestras acti- tudes y formas de pensar, o encontrar otras maneras de vivir y nuevas relaciones que nos ayuden a sentirnos me- jor con nosotras mismas. Nuestra Viva CotiDiANA Muchas mujeres dedican la mayor parte de su tiempo al tra- bajo doméstico. Este trabajo genera aislamiento social e in- satisfaccion, y es un quehacer repetitivo y monétono, nunca se termina y deja poco tiempo para otras actividades. A dife- rencia de otros, no esta remunerado, no tiene horario, ni va- caciones, ni genera derechos laborales. Ademds, no esté valorado ni reconocido socialmente y, a veces, tampoco es tenido en cuenta por las personas para las que lo realizamos. Ser ama de casa, implica la responsabilidad de la educacion de las hijas e hijos, velar por el bienestar y la salud de toda la familia. Ademas también puede suponer el cuidar de otros familiares, personas mayores o enfermas, soportan- do una gran carga fisica y emocional. Poca gente entiende por qué muchas mujeres dedica- das por completo al cuidado de la familia y al trabajo do- méstico, sufrimos depresiones, cuando contamos con todo lo que la sociedad considera importante para estar bien: una casa, un buen marido, recursos econémicos y, ade- mds, nuestros hijos/as son estupendos/as. sQué mds podemos pedir?. Necesitamos un proyecto de vida propio que no esté en funcién de las personas que nos rodean. No existir Gnica- mente como «hija de...», «mujer de...», o «madre de...», sino tener motivaciones, deseos propios, actividades para nosotras, tiempo para relacionarnos, poder tomar decisio- nes y dirigir nuestra vida de manera que estemos satisfe- chas y tengamos satisfacciones e ilusiones cotidianamente. Las mujeres que tenemos un empleo solemos valorarlo como algo positivo para nuestra salud, ya que nos puede facilitar relacionarnos y ser mas independientes econdmi- camente. Sin embargo, hay puestos que solamente nos aportan la retribucién econdmica y pueden suponernos mayor cansancio y tensién. En muchas ocasiones, en nuestra profesién u oficio, nos sentimos tratadas de forma diferente a la de nuestros com- pafieros. A veces, sufrimos discriminaciones cotidianas durante la jornada laboral. Otras veces, la discriminacién se traduce en cobrar sueldos inferiores por el mismo trabajo, tener mds exigencias y mds dificultades para ascender y vernos obligadas a tener que demostrar constantemente nues- tra valia por ser mujeres. Con frecuencia los hombres no comparten la responsabili- dad del trabajo doméstico y la educacién de las hijas y los hijos, por lo que nos vemos obligadas a realizar una do- ble jornada, una en el centro de trabajo y otra en casa. Compaginar la familia con un empleo remunerado es muy complicado, no sélo por el numero de horas que debemos dedicar a ambas jornadas, sino también porque acaba- mos sintiéndonos culpables de no atender suficientemente a la familia. En la actualidad, sobre las mujeres recaen nuevas y milti- ples demandas sociales. Tenemos que triunfar en los estu- dios y la vida laboral, pero sin dejar de satisfacer las ante- riores expectativas: estar

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