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SALUD XVINTRODUCCION
La salud mental tiene que ver con nuestra forma de vivir,
de alimentarnos y cuidarnos, con nuestra vivienda, nues-
tro trabajo, con la manera en que experimentamos nues-
tras relaciones y afectos. Con lo que sentimos hacia noso-
tras mismas, con nuestros proyectos y actividades, nuestro
modo de disfrutar y de percibir el mundo, de afrontar los
problemas y conflictos que conlleva vivir.
Sobre nuestra salud mental han existido muchos mitos e
ideas erréneas. Se consideraba que debido a nuestros ci-
clos hormonales, las mujeres éramos propensas a sufrir de-
presiones en distintos momentos de nuestras vidas, a mos-
trarnos irritables o tener muchos cambios de humor.
Sin embargo, gracias a los estudios, investigaciones y ex-
periencias de muchas mujeres, hoy podemos afirmar que
nuestra salud mental depende de la educacién que he-
mos recibido, de la interiorizacién de los valores y nor-
mas sociales, de como hemos lo e integrado nues-tras experiencias, de las actitudes que tenemos
hacia nosotras mismas y hacia las demas perso-
nas, al igual que de los roles que desempefamos y
de los obstaculos y presiones que existen sobre las
mujeres, mds que de las caracteristicas de nuestra
biologia.
La lectura de esta guia puede servirte para compren-
der mejor tus experiencias y sentimientos y compro-
bar que son similares a los de muchas otras mujeres;
reflexionar sobre la importancia que tiene cuidarte y
descubrir tus propios recursos. También encontrards
aqui algunas claves que explican las causas del ma-
lestar de muchas mujeres, formas de afrontar los con-
flictos y donde buscar apoyo y ayuda en caso de que
lo necesites.
Vamos a analizar diferentes situaciones de nuestra
vida cotidiana. Algunas de ellas tienen que ver con
el exceso de trabajo y responsabilidad que nos lle-
van a olvidar o aplazar nuestras necesidades y de-
seos. Otras, son experiencias como la pérdida de
seres queridos, la separacién, las relaciones de pa-
reja y la maternidad.También hablaremos de cémo vamos construyendo
nuestro modo de ser a lo largo de la vida, de la
vivencia que tenemos de nuestro cuerpo y de la
sexualidad.
Esta dirigida a todas las mujeres, jovenes y mayo-
res. A quienes vivimos solas, con amigas o amigos,
en pareja o en familia. A quienes dedicamos nues-
tro esfuerzo a trabajar en casa y cuidar de la fami-
lia y quienes, ademas, combinamos ese trabajo con
un empleo. A aquellas que estamos intentando vivir
de una manera distinta a la que inventaron para no-
sotras. A aquellas se encuentran mal y no saben por
qué y a quienes se sienten satisfechas pero quieren
estar mejor.Ser MUJER EN NUESTRA SOCIEDAD
Ser mujer en nuestra sociedad no significa lo mismo para
todas. Vivimos en un mundo cuya realidad es diversa y que
depende de nuestro entorno, nuestras posibilidades econd-
micas, edad, educacién, trabajo... Pero incluso teniendo esto
en cuenta, podemos hablar de sentimientos, experiencias y
situaciones comunes que compartimos como colectivo.
Hace solamente algunos ajios, ser mujer significaba dedi-
carnos bnicamente al cuidado de la familia. No habia
muchas posibilidades de elegir y decidir sobre nuestra pro-
pia forma de vida.
Hoy dia, el desempefio exclusivo de estos roles de esposa,
madre, ama de casa, asi como las condiciones de vida
que conllevan, son una de las causas principales de las
depresiones que sufrimos.
Estas condiciones de vida que estan marcadas por la falta
de poder, la desvalorizacién social, la violencia, las difi-cultades para participar en el mundo laboral, cultural, so-
cial, econdmico y politico limitan nuestra salud.
Ademas, la interiorizacién de las normas sociales y los
valores culturales sobre cémo debemos ser, sentir y com-
portarnos las mujeres, a veces se transforman en barreras
psicoldgicas que nos impiden sentirnos bien con nosotras
mismas y ser mas libres para decidir sobre nuestra vida.
Se nos sigue ensefiando a ser sumisas, a cuidar de otras
personas, a complacer y satisfacer sus expectativas y ne-
cesidades y a postergar las nuestras, a callar nuestros ver-
daderos sentimientos.
En los ultimos afios, las mujeres hemos hecho un gran
cambio personal y social. Estamos modificando la forma
de vivir la maternidad, las relaciones de pareja, la sexua-
lidad, la vida cotidiana, cambiando valores y actitudes.
También, hemos accedido en mayor medida a la educa-
cién y cada vez mds mujeres nos planteamos conseguir un
empleo y una independencia econdémica.
Realizar estos cambios personales y sociales, puede su-
poner un esfuerzo que nos genera tensidn psicolégica.No cumplir los modelos sociales establecidos provoca criti-
cas de las personas de nuestro entorno, que, a veces, nos
hace sentirnos culpables e inseguras.
Sin embargo estos cambios son positivos, ya que nos per-
miten ir descubriendo aquello que no tuvimos la oportuni-
dad de aprender con anterioridad, cambiar nuestras acti-
tudes y formas de pensar, o encontrar otras maneras de
vivir y nuevas relaciones que nos ayuden a sentirnos me-
jor con nosotras mismas.Nuestra Viva CotiDiANA
Muchas mujeres dedican la mayor parte de su tiempo al tra-
bajo doméstico. Este trabajo genera aislamiento social e in-
satisfaccion, y es un quehacer repetitivo y monétono, nunca
se termina y deja poco tiempo para otras actividades. A dife-
rencia de otros, no esta remunerado, no tiene horario, ni va-
caciones, ni genera derechos laborales. Ademds, no esté
valorado ni reconocido socialmente y, a veces, tampoco es
tenido en cuenta por las personas para las que lo realizamos.
Ser ama de casa, implica la responsabilidad de la
educacion de las hijas e hijos, velar por el bienestar
y la salud de toda la familia.
Ademas también puede suponer el cuidar de otros
familiares, personas mayores o enfermas, soportan-
do una gran carga fisica y emocional.
Poca gente entiende por qué muchas mujeres dedica-
das por completo al cuidado de la familia y al trabajo do-méstico, sufrimos depresiones, cuando contamos con todo
lo que la sociedad considera importante para estar bien:
una casa, un buen marido, recursos econémicos y, ade-
mds, nuestros hijos/as son estupendos/as. sQué mds
podemos pedir?.
Necesitamos un proyecto de vida propio que no esté en
funcién de las personas que nos rodean. No existir Gnica-
mente como «hija de...», «mujer de...», o «madre de...»,
sino tener motivaciones, deseos propios, actividades para
nosotras, tiempo para relacionarnos, poder tomar decisio-
nes y dirigir nuestra vida de manera que estemos satisfe-
chas y tengamos satisfacciones e ilusiones cotidianamente.
Las mujeres que tenemos un empleo solemos valorarlo
como algo positivo para nuestra salud, ya que nos puede
facilitar relacionarnos y ser mas independientes econdmi-
camente. Sin embargo, hay puestos que solamente nos
aportan la retribucién econdmica y pueden suponernos
mayor cansancio y tensién.
En muchas ocasiones, en nuestra profesién u oficio, nos
sentimos tratadas de forma diferente a la de nuestros com-
pafieros. A veces, sufrimos discriminaciones cotidianasdurante la jornada laboral. Otras veces, la discriminacién se
traduce en cobrar sueldos inferiores por el mismo trabajo,
tener mds exigencias y mds dificultades para ascender y
vernos obligadas a tener que demostrar constantemente nues-
tra valia por ser mujeres.
Con frecuencia los hombres no comparten la responsabili-
dad del trabajo doméstico y la educacién de las hijas y los
hijos, por lo que nos vemos obligadas a realizar una do-
ble jornada, una en el centro de trabajo y otra en casa.
Compaginar la familia con un empleo remunerado es muy
complicado, no sélo por el numero de horas que debemos
dedicar a ambas jornadas, sino también porque acaba-
mos sintiéndonos culpables de no atender suficientemente a
la familia.
En la actualidad, sobre las mujeres recaen nuevas y milti-
ples demandas sociales. Tenemos que triunfar en los estu-
dios y la vida laboral, pero sin dejar de satisfacer las ante-
riores expectativas: estar