HAMARTIOLOGIA LA DOCTRINA DEL PECADO
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República Bolivariana de Venezuela
Federación Concilio General de las
Asambleas de Dios de Venezuela
Instituto Bíblico Metropolitano
Caracas - Venezuela
TEOLOGIA
HARMATIOLOGIA
LA DOCTRINA DEL PECADO
Ponente: Carlos Javier Rondón
Tutor: Carlos Pacheco
La definición teológica del pecado. Pecado es la transgresión de la Ley de Dios, o la falta
de conformarse a la ley de Dios. Pecado es la deficiencia de amar a Dios y a los hombres. Pecado
es dar preferencia al ego en vez de a Dios. Pecado es insubordinación. Pecado es falta de
conformidad con Dios o su Ley Moral en acto, disposición, o estado. Pecado es lo que no
deberíamos ser.
Hamartía, que significa “errar al blanco, pecado.” De modo que, hamartiología es la
doctrina del pecado.
La Entrada del Pecado en el universo. Consultando Ezequiel 28:11-19, vemos que fue
Lucifer quien introdujo el pecado en el universo “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura,
corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te
pondré para que miren en ti.” (17). No había pecado antes que Lucifer pecara y se convirtiera en
Satanás. Su pecado, el primero en el universo, fue cuando el eligió su voluntad por encima de la
voluntad de Dios, deseando ser igual a Dios.
La introducción del pecado en la raza humana. Así como hay pecado en la raza humana,
debe haber habido un principio del pecado. Si no hubiese un principio para el pecado, el hombre
hubiese sido creado en pecado, y entonces, Dios sería el creador del pecado; pero no lo es. El
pecado entró en la raza humana a través del engaño y la desobediencia, motivado por la
incredulidad o la duda. “Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en
trasgresión.” (I Tim. 2:14). ¿Por qué Dios permitió que el hombre pecara? La única posible
respuesta que podemos dar está en Efesios 2:7: “para mostrar en los siglos venideros las
abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”
¿QUÉ O QUIÉNES FUERON LOS NEFILIM?" (GIGANTES) Y QUIÉN LOS
ENGENDRO.
De acuerdo a cultura de los hebreos y otras leyendas (el libro de Enoc y otros escritos no
bíblicos), ellos fueron una raza de gigantes y súper-héroes, quienes cometieron actos de gran
maldad. Su gran tamaño y poder parecía venir de la mezcla del “ADN” demoníaco con la genética
humana. Todo lo que la Biblia dice directamente acerca de ellos, es que fueron “valientes que
desde la antigüedad fueron varones de renombre.” (Génesis 6:4) Los nefilim no fueron
extraterrestres, ellos fueron literalmente, seres físicos producidos por la unión de los hijos de
Dios y las hijas de los hombres (Génesis 6:1-4).
¿Qué sucedió con los nefilim o gigantes? Los nefilim fueron una de las razones principales
para el gran diluvio en los tiempos de Noé. Inmediatamente después de que los nefilim son
mencionados, la Palabra de Dios nos dice esto, “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era
mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo
solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en Su
corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el
hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos
hecho.” (Génesis 6:5-7) Así que Dios procedió a inundar el mundo entero, matando a todos y a
todo (incluyendo esta raza de gigantes) a excepción de Noé y su familia, y los animales dentro
del arca (Génesis 6:11-22).
¿Hubo nefilims o gigantes después del diluvio? Génesis 6:4 nos dice, “Había gigantes en
la tierra en aquellos días, y también después” Parece que los demonios volvieron a repetir su
pecado en algún tiempo posterior al diluvio. Sin embargo, pareciera que esto sucedió en una
escala mucho menor de lo que fue antes del diluvio. Cuando los israelitas espiaron la tierra de
Canaán, ellos reportaron a Moisés “También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los
gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.”
(Números 13:33). Ahora, este pasaje no dice específicamente que los nefilim o gigantes
genuinamente estuvieran ahí, sólo que los espías pensaron que vieron a los nefilim.
¿Quiénes eran los hijos de Dios y las hijas de los hombres? Génesis 6:1-4 nos dice,
“Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les
nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron
para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No contenderá mi Espíritu con el hombre
para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. Había
gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las
hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad
fueron varones de renombre.”
Ha habido muchas opiniones sobre quiénes eran los hijos de Dios, y por qué los hijos que
tuvieron ellos con las hijas de los hombres crecieron como una raza de gigantes (así parece
indicarlo la palabra “Nephilim” gigantes).
Las tres primeras opiniones argumentales sobre la identidad de los “hijos de Dios” son que
(1ª) eran ángeles caídos, o (2ª) poderosos gobernantes humanos, o (3ª) los buenos descendientes
de Set, que se casaron con los descendientes malos de Caín. Apoyando 1er argumento es
el hecho de que en el Antiguo Testamento la frase “hijos de Dios” siempre se refiere a ángeles
(Job 1:6¸21; 38:7).
Un problema potencial con el primer argumento es el hecho de que Mateo 22:30 indica
que los ángeles no se casan. La Biblia no nos da razón para creer que los ángeles tienen género
o son capaces de reproducirse. Las opiniones de los argumentos restantes 1ª y 2ª no tienen este
problema.
La falla en las opiniones (2ª) y (3ª) es que los hombres humanos ordinarios que se casaron
con mujeres humanas ordinarias, no tuvieron por qué producir “gigantes” o “héroes de la
antigüedad, o varones de renombre.” Más tarde, ¿Por qué decidió Dios traer el Diluvio sobre la
tierra (Génesis 6:5-7) cuando Dios nunca prohibió que hombres humanos poderosos o
descendientes de Set se casaran con mujeres humanas ordinarias o descendientes de Caín? El
siguiente juicio en Génesis 6:5-7 está ligado a lo que tuvo lugar en Génesis 6:1-4. Solo el obsceno
y perverso matrimonio de ángeles caídos con mujeres humanas parecería justificar la dureza de
este juicio.
Los nefilim (los caídos, o gigantes) fueron el producto de las relaciones sexuales entre los
hijos de Dios y las hijas de los hombres en Génesis 6:1-4. Existe mucho debate acerca de la
identidad de los “hijos de Dios, en mi opinión u muy particular, es que los “hijos de Dios” eran
ángeles caídos (demonios) quienes se unieron con mujeres humanas. De estas uniones resultó
una raza, los nefilim, una raza de gigantes, quienes fueron “los valientes que desde la antigüedad
fueron varones de renombre” (Génesis 6:4)
¿Por qué habrían hecho los demonios tal cosa? La Biblia no nos da una respuesta
específica. Los demonios son seres malos y torcidos, así que nada de lo que ellos hagan debe
sorprendernos. Como una motivación diferente, la mejor especulación es que los demonios
intentaban contaminar la sangre del linaje humano, a fin de impedir la venida del Mesías –
Jesucristo. Dios había prometido que el Mesías vendría del linaje de Eva (Génesis 3:15) quien
heriría a la serpiente en la cabeza, Satanás. Así que, los demonios posiblemente intentaron
impedir esto, contaminando la sangre del linaje humano, haciendo imposible que un día naciera
un Mesías sin pecado. Nuevamente, esta no es una respuesta específicamente bíblica, pero es
plausible y no está en contradicción con nada de lo que la Biblia enseña.
¿Qué impide que los demonios produzcan más nefilims o gigantes en la actualidad? Parece
que Dios puso fin a las uniones de demonios con humanos al colocar en prisiones eternas a los
demonios que cometieron tales actos. Judas verso 6 nos dice, “Y a los ángeles que no guardaron
su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en
prisiones eternas, para el juicio del gran día. Este pasaje de la Biblia es un poco confuso pues se
narra algo que no se explica ni aquí ni en otras partes de ella. Los hijos de Dios, las hijas de los
hombres y los gigantes antes del diluvio y los gigantes después del diluvio son un gran desafío
para saber de quiénes se tratan
” Obviamente, no todos los demonios están actualmente en “prisiones”, así que debió haber
habido un grupo de demonios que cometieron posteriormente graves pecados después de la caída
original. Presumiblemente, los demonios que se unieron a mujeres humanas, son los que están
en “prisiones eternas.” Esto prevendría que más demonios intentaran tales acciones.
La historia de los seres humanos se remonta a Adán y Eva y así lo narra la Biblia en Génesis
en los primeros cinco capítulos. En Génesis 5:1-5 está resumida la historia de Adán desde su
creación hasta su muerte a los 930 años. La Biblia menciona tres hijos varones procreados por
Adán y Eva y varias hijas de las cuales no se dice ni la cantidad ni los nombres. Caín, Abel y Set.
Caín mató a Abel cuando este no tenía descendencia. Caín pasó a ser del maligno de Satanás. Set
no había nacido todavía y Satanás, la serpiente antigua creía que había cortado la línea por donde
venía la simiente de la mujer que lo heriría en la cabeza (Gen 3).
Conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set, pues
dijo: «Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín». Y a Set también le nació
un hijo, al que puso por nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre
de Jehová (Gen 4:25-26). La invocación a Dios es explicada mejor por el apóstol Pablo más
adelante en Romanos 10:13 cuando dijo que todo aquel que invocare el nombre del Señor sería
salvo. Una persona salva es declarada por la palabra de Dios como “hijo de Dios” (Juan 1:12-13
énfasis agregado).
Pero Romanos 8:13-16 es más claro todavía para hacernos ver que los hijos de Dios son
humanos nacidos de nuevo y no ángeles creados. “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis;
pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Todos los que son guiados
por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios, pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para
estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos:
«¡Abba, Padre!» El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos;
y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo (II Tim 2:19).
Creo que la opinión (1) es la más indicada. Sí, es admisible que los ángeles sean capaces
de tomar forma humana, aún al punto de duplicar sus características sexuales y posiblemente
hasta su reproducción. Pero, ¿por qué los ángeles caídos no siguieron actuando de esta manera?
Parece que Dios “encerró en prisiones de oscuridad” a los ángeles caídos que cometieron este
abominable pecado, para que los otros ángeles caídos no hicieran lo mismo (como se describe en
Judas 6). Los primeros intérpretes hebreos, escritos apócrifos y pseudoepígrafos son unánimes
en sostener la opinión de que los ángeles caídos son los “hijos de Dios” mencionados en Génesis
6:1-4. Por supuesto que esto no cierra el debate. Sin embargo, la opinión de que Génesis 6:1-4
involucra a ángeles caídos apareándose con mujeres humanas tiene fuertes bases contextuales,
gramaticales e históricas.
Génesis 6:1-8, “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la
faz de la tierra y les nacieron hijas, al ver los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran
hermosas tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Entonces dijo Jehová: No
contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; pero vivirá
ciento veinte años. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se
llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Estos fueron los
hombres valientes que desde la antigüedad alcanzaron renombre. Vio Jehová que la maldad de
los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón solo
era de continuo el mal; y se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió
en su corazón. Por eso dijo Jehová: «Borraré de la faz de la tierra a los hombres que he creado,
desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo, pues me arrepiento de
haberlos hecho». Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.
LA REALIDAD DEL PECADO
La Escritura declara el Hecho del pecado. “por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios,” (Rom. 3:23). “Más la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la
promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.” (Gal. 3:22). La Naturaleza
proclama el Hecho del pecado. “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está
con dolores de parto hasta ahora;” (Rom. 8:22). La Ley descubre el Hecho del pecado. “ya que
por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la
ley es el conocimiento del pecado.” (Rom. 3:20). El Apóstol Pablo pensó que era libre del pecado
hasta que se miró en el espejo de la Ley de Dios: “Pero yo no conocí el pecado sino por la ley;
porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.” (Rom. 7:7b). La
Experiencia comprueba el Hecho del pecado. Las experiencias de Moisés, David, Pedro y Juan
revelan la realidad del pecado. Aun nuestra propia experiencia honestamente la declara.
E. El hombre confiesa el hecho del pecado.
1. Los Santos lo reconocen. Fue Job quien dijo, “Yo soy vil, y me aborrezco.” Isaías
declaró, “Ay de mí, hombre inmundo de labios.” Daniel, de quien nada pecaminoso se menciona,
dijo, “hemos pecado.” Pedro clamó, “apártate de mí, que soy hombre pecador.” Pablo escribió,
“Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores; de los cuales yo soy el primero.”
2. Los pecadores lo reconocen. Las Escrituras abundan de confesiones de pecadores y de
sus pecados: Faraón declaró, “He pecado esta vez” (Ex. 9:27b). Acán respondió, “he pecado
contra Jehová” (Josué 7:20b). Balaám admitió, “Yo he pecado,” (Num. 22:34b). Y aun Judas,
quien traicionó al Señor, dijo, “yo he pecado” (Mateo 27:4).