“Si todo es humano,
‘entonces todo es peligroso”'
La ventaja de los etnélogos en relacién, por ejemplo, a
los filésofos, es que, cuando los primeros se plantean
tuna cuestién, siempre pueden preguntarle a las perso-
nas alas que estudian lo que ellas piensan al respecto.
Para los flésofos de modo general es importante, por
el contrario, encontrar ellos mismos la respuesta, por
medio de los métodos consagrados en su ramo de
negocios: introspeccién, critica, andlisis conceptual,
deconstruccién. Los etnélogos no pueden poner sus,
Palabras en boca de otros (ni viceversa); no, por lo
‘menos, sin cometer una cabal falta de respeto a las,
reglas del juego que juegan. Pero la antropologia se
plantea algunas cuestiones que no son exclusivamen-
te antropoldgicas —esto es, que no son las cuestiones
de los otros, cuestiones otras sino, de hecho, o me-
jor, de derecho, cuestiones metafisicas, 0, también,
‘muestras, Cuestiones fundacionales de nuestra sensi-
bilidad intelectual moderna (u occidental, o cristiana,
1 Por Jear-Cistophe Royoux. Publicado originalmente en
Cosmograms, parte integrante dela exposcisn homérima, ienal
de San Pablo, 2004,© capitalista, dependiendo de la distancia con que se
‘mire; poco importa donde ponemos el pronombre
“nuestra”), como la cuestion fundamental de la di-
ferencia entre aquello que es “propio del hombre” y
quello que es, por el contrario, una propiedad de lo
cexistente en general la famosa cuesti6n de la relacién
centre la Naturaleza y la Cultura.
A discurrir sobre esta oposicién, la antropologia
siempre tropieza con paradojas e impasses, porque
se confronta con sus propias condiciones pre-concep.
tuales de enunciacién: el nombre mismo de la disci
plina ya trae en si una respuesta al problema de la
diferencia entre Naturaleza y Cultura ~o tal vez dos,
Pero la antropologia empieza en serio cuando rechaza
esta respuesta “innata”
Antes de rechazarla, volvamos un poco atrés. La
antropologia “sabe” que toda “naturaleza” forma par-
te de una “cultura”, esto es, que cada cultura tiene la
rraturaleza que le corresponde en tanto dimensién in-
‘manente a su propia capacidad creativa; pero “sabe”
también que esta dimensién esté necesariamente pro-
yectada por la cultura hacia fuera de si misma, como
trascendencia que la circunscribe desde un exterior.
Por otro lado, o mas bien, por eso mismo ~por las ra
zones que acabo de aducir-,la antropologia “imagina”
(se siente compelida a admitit) que necesita poner a
esa cultura, de la cual la naturaleza es s6lo un aspecto,
fen “algun lugar’. Entonces, es obligada a reinventar
otra naturaleza que esté por encima y por fuera de esa
cultura, que pueda contener, al mismo tiempo, la natu
raleza y la cultura de esa cultura: una super -o sobre
naturaleza~ en el doble sentido. Pero de inmediato,
centonces, comienza a dibujarse con linea punteada
una super-cutura que contiene una super:naturaleza
due contiene la cultura y a naturaleza;y asi para ade-
lante, ad infinitum. En suma, el tertile paralogismo
de laregresin al infito, el pecado flos6fico morta
{No creo en el pecado, floséfico 0 de los otros; veo la
regresion al infnito como un valiostsimo recurso con-
ceptual puesto a disposicion dela humanidad por las
propiedades recursivas de todo gesto seristico).
Este tipo de aporias subyace al monétono diferen-
do entre los felatvistas -los que piensan que cada
cultura es un mundo en si- y los universalistas los
{que piensan que cada cultura es solo una emanacién
de una naturaleza hurmana universal que, ella misma
forma parte de la Naturaleza (sn acjetivos). Los rel
tivistas pensarlan que cada cultura define su natura-
leza en términos inconmensurables con los términos
| de las demas culturas; los universalistas, por su lado,
piensan que las culturas son, ustamente, aquello que
puede y debe ser comparado con esa naturaleza co-
| mun, Es un dislogo de sordos, porque esas personas
(los relativistas y los universalistas)no tienen, desde
mi punto de vista i el mismo concepto de naturaleza
nel mismo concepto de cultura. Tal vez nose les pue-
da aplcar ni siquiera el mismo concepto de persona,
dado que es dudoso que los “relativstas existan real:
‘mente, por lo menos con todas ls bizarras propieda
des que los ctados universalstas les atibuyen.Ellos
parecen ser, antes que nada, un espantapdjaros de la
derecha ontolégiea, que necesita pensar que alguien
piensa como ella piensa (0 dice que piensa) que los
relativistas piensa.
“Un-vérdadero telativismo ~esto es, un perspecti-
vismo- en las palabras de Gilles Deleuze, no afrma
“a relatividad de lo verdadero, sino la verdad de lo
relativo". O sea, un relativista de verdad afrma laela~
ibn, la pertenencia universal reciproca; su adversario
“absolutista” (como recuerda Bruno Latour, lo cont
rio de un relaivista s6lo puede ser llamado absolut
ta) afirma por el contrari el privilegio de lo absoluto,
de lo separado, de lo en's de la Sustancia, dela pro-
piledad intrinseca ya estaba agregando: de Dios y de
la propiedad privada.
‘Como sea, no seré por casualidad que se suelen
atribuir varias caractersticas clésicamente diabélicas
al relativismo, metaforizandolo en términos de veneno
Ye intoxicacién, de cromatismo y de confusién, de se-
Guccién y de perversién ~en particular de lajuventud;
véase el caso de Sécrates, obligado ademas a tomar,
justamente, veneno. Simétricamente, imaginense las
posiciones universalistas o absolutistas ~frecuente-
‘mente asociadas a las profesianes de fe lamadas mate-
Falistas, natualistas 0 cientfcascomo, en defnitiva,
fundamentalmente simpatizantes de la causa de Dios.
Evolucionistas indignados y creacionistas idiotizados
saben muy bien por qué estan peleando: por la mis:
rma cosa, por el Uno. ¥ tampoco debe haber sido por
‘asualidad que la primera declaracién de este nuevo
papa super-reaccionario fue anatemizar el relativism.
{He aqut finalmente algo en lo que {Joseph} Ratzinger
Y [Richard] Dawkins estin de acuerdo! (Se dird que el
felativismo anticpapal es “éico", el anti-cientfico es
eognitivo", y que no se pueden confundir ~relativs:
ticamente- a ambos. Replicaré que la distincién es
0
enganosa, dado que “elativismo” es una categoria de
acusacin, no de descripcién,y que toda acusacin del
felativismo es moral, 0 mejor, moralista. Todo relat
vismo es, precisamente, inmoral)
IMiintencién, como etnélogo, es intervenir en ese
diferendo sin apoyarme excesivamente en esta 0 en
aquellacoriente flosdfica (por més que mis simpatias
1 antipatias hayan quedado claras en lo precedente), y
enlas formas coreatvas de concebira la antropologia,
Sino preguntando a los indigenas ~partcularmente a
los indios del Amazonas, cuyo pensamiento estudio~
lo que piensan del asunto. En vez de convocarlos para
responder a las preguntas que nosotros instalamos al
respecto de la oposicién naturaleza/cutura, se trata,
por el contraro, de ver cémo ellos las formulartan si fue
Sen, por decile as, obligados a ello, Se puede imaginar
festa oposicion -imaginacion de modo alguno arbitra
tia; LéviStrauss construyé su antropologia en torno de
la oposicién naturalezajcuturay, al mismo tiempo, la
identifce como la cuestion central de la mitologia de
los amerindios~ no es completamente extraha, sino en
la forma, por lo menos en el contenido, al pnsamiento
indigena. Lévi-Strauss tuvo una intuicién muy profunda
sobre lacentraldad de este tipo de cuestin en el uni-
verso amerindio,Pienso que é estaba en el camino co-
recto, salvo por el hecho de que su respuesta se parece,
a veces, mas ala de un fldsofo europeo del siglo XVI
{uea la que daria un indio. Todo lo que hago es intentar
no responder por, en ugar de, sino, si, ant los indios,
pensando en los indios. Evidentemerte, es una respues-
ta hipotética, una experiencia de pensariento, un ejer-
| cicio de *metafisica experimental’, drfa Bruno Latour
2Una de las particularidades del pensamiento indi-
sgena es la de que solo existe un punto de vista, aquel
de todo ser consciente. Todo actuante en posicién
cosmolégica de sujeto ve al mundo de la misma ma-
rnera: ésta es la intuici6n que me guid, Inversamente,
|a vulgata antropoldgica civlizada invita a pensar que
la naturaleza es aprehendida, percibida, concebida de
forma diferente a partir de diferentes puntos de vis
ta: sean los de individuos en cuanto focos de subje-
tividad, sean los de culturas en cuanto colectivos de
significacin, o sean los de la humanidad en cuanto
unto de vista zoolégico especifco sobre el mundo,
diferente del punto de vista de los cocodrilos, de los
microbios, ete.
Est siempre la idea de que se esté ante algo més
grande que la mirada. Es la imagen de la ciudad mirada
bajo diversos angulos: cada punto de vista nos permi-
te contemplar algunas calles, algunas perspectivas. Se
llama a este Objeto, “naturaleza’, y se llama “cultura”
al Sujeto. El universal esté del lado exterior, objetivo.
Lo real, en su universalidad, es indiferente a la repre-
sentacién, es neutro. Por el contrario, el punto de vista,
es subjetivo, representatvo, fragmentario, parcial, limi-
tado, Dada esta dicotomia constitucional, todo lo que
la Antropologia tiene para hacer es comparar los pun:
tos a fin de conciliarlos, de encontrar el denominador
‘comin. La ciencia humana seria esto: la investigacién
del maximo denominador comin las estructuras ele-
mentales de esto y de aquello, la gramatica universal,
lo simbolico. Para continuar con la alegoria aritméti
‘contrapongo a esto la determinacin del minimo mi
plo comiin, lo que permite multiplicar las cosas en vez
s
de dividirias, para llegar a una cantidad que es, nece:
sariamente, més pobre que aquella manifesta en cada
tuna particularmente. Cuando se comparan las cuturas
Para descubrir “lo que tienen en comin", se observa
rnecesariamente que lo que tienen en comiin es menos
co que aquello que consttuye su especifcidad, pues
las zonas de superposicién son necesariamente mds
limitadas. Esto corresponde @ la idea de que la natur
raleza humana debe ser menor, en terminos de exten-
sin, en riqueza, que las culturas, pues la naturaleza
€ solo lo que tenemos “en comin". Esto supone una
concepcién de la relacién (de la relacién er genera)
‘como algo que es compartdo por los términos relacio-
nados. Una relacién socal estaria constituida sélo por
restos puntos en comin: somes todos hombres,
somos todos demécratas, etc. Es por medio de esta
comunided que nos comunicaramos.
Pienso que hay otras formas de concebir las rela
cones. Los indios de América tienen, por ejemplo,
tuna metafisica de la relacién que es completamente
distinta a la nuestra. No es porque se tiene algo en
comin que se comuica, sino porque, siendo diferen-
te, hay un interés en tener una relacién con otra cosa
que no seamos nosotros mismos. Sin embargo, estoy
anticipindome. La vulgata metafsica occidental con-
siste en la idea de que no existe sino una dnica natu
raleza externa, y varias culturas, varias subjetvidades
‘que giran en torno de esa naturaleza. Esta funciona
asi, como sobre-naturaleza, es un correlativo de Dios.
Dios se ausenté pero, en su lugar, nos dejé una Natu-
raleza como principio de unidad y universalidad, algo
{que “estd ah” para que las cosas puedan mantenerse
8juntas. Si no, viviamos en un multiverso diabolico,
mundo de las apariencis y de los simulacros. Es nece:
satio un dador del sentido, es necesaria una tinica Na
turaleza, el Dios moderno. El Dios de los fildsofos; el
Dios delosfisicos. Ese que no lanza ~o si~“dados"?
‘Ahora, cuando se interroga a la mitologia amerin-
dia, precisamente aquella que LéviStrauss utilizaba
para ilustrar la oposicin naturaleza/cultura, se perci-
be, en primer lugar, que lo que dicen todos los mitos
5 que, otrora, todos los animales eran humanos, to-
das las cosas eran seres humanos, 0, ms exactamen-
te, personas: los animales, las plantas, los artefactos,
los fenémenos meteorolégicos, los accidentes geogré-
ficos Lo que narran los mitos es el proceso por el cual
los seres que eran humanos dejaron de setlo, perdie-
ron su condicién original.
Sila cuestién es colocada de esta manera, se com-
prende que estamos en las antipodas de nuestra mi
tologia moderna. Para nosotros el fondo comiin entre
los humanos y os otros animales es (ustamente) la
animalidad, no la hurmanidad. Los humanos son una
especie animal, pero no exactamente “entre otras"
pues estamos dotados de alguna cosa mis: el alma,
fa cultura, el espiritu, el lenguaje, la Regla, lo Simbé-
lico, el Dasen, etc. Entonces, lo que dicen los mitos
americanos es lo opuesto. En lugar de la teoria evolu
cionista (lato sensu) que pretende que “los humanos
son animales que ganaren algo", para los amerindios,
los animales son humanos que perdieron algo. El ser
2. portugues, se arma un juego de palabras porque “datos
“éadoe" zon homenimas. (de los)
4
humano es la forma general del ser vivo, 0 incluso la
forma general del ser. Presupuesto radical del huma-
no, La humanidad es el fondo universal del cosmos.
Todo es humano.
Cuando los indios intentan expresar esta idea en
tun lenguaje simple, que lo podamos entender, dicen
todos [os animales y todas las cosas tienen almas,
son personas. Un jaguar, por ejemplo, es més que un
simple jaguar; cuando esté solo en la selva, se saca
u “ropa” animal y se muestra como humano. Todos
los animales tienen un alma que es antropomorfa: su
cuerpo, en realidad, es una especie de ropa que es-
conde una forma fundamentalmente humana. En
contrapartida, nosotros los occidentales. pensamos
{que usamos ropa que esconde una forma esencial
‘mente animal. Sabemos que, cuando estamos desnu
dos, somos todos animales. Los instintos, detras de
las capas de ese barniz que es la cultura, constituyen
nuestro fondo animal, primate, mamifero, etc. Los in-
dios ven las cosas de modo opuesto: por detris de
los euerpos-ropa animales, se encuentra un personaje
humano. Lo que dice la mitologia es que la humanidad
noes la excepcién, sina laregla. Nosotros no somos una
especie elegida por Dios al final de la creaci6n sino, al
contrari, la condicién de partida
La segunda concepcién muy interesante, que se
encuentra un poco por todas partes en la América in-
digena, es la idea de que cada especie se ve a si misma
‘como humana, Cada especie se ve como encarnando
la auténtica humanidad, en su forma corporal yen sus
habitos. Lo que los jaguares comen es visto por ellos.
Como alimento humano. Por ejemplo, cuando pasa la
sslengua por la sangre de su presa abatida en la selva,
el jaguar no ve ese liquido como sangre cruda, sino
‘como cerveza hecha de mandioca fermentada. Como
los humanos no beben sangre sino cerveza de mandio-
a, los jaguares, siendo humanos en su propio lugar y
desde su punto de vista, experimentan ese liquide que
‘emana del cuerpo de su presa despedazada como una
buena cerveza de mandioca, servida en una calabaza
‘cuidadosamente limpia y ornamentada. En otras pal
bras, cada especie se ve bajo la especie de la cultura.
Entonces el hombre, por su forma y por lo que hace, es
100% humane.
cada especie se ve como humana, eso no
‘que vea a las otras especies como hua:
nas. Vernos a los jaguares como animales salvajes; los
jaguares, por su parte, tampoco nos ven como huma-
nos. Nos ven como jabalies, pues nos comen. Los jaba-
lies, por su parte, que se ven como huranos, nos ven
‘como jaguares, © como espititus cantbales, dado que
los comemos Por lo tanto, cada especie se ve a si mis-
‘ma como humana y alas otras especies como no huma-
nas: sea como especies de presas, sea como especies
de predadores. Todo sucede como si hubiese una Gnica
gran cadena trofica que va de los espiritus canibales a
los animales ms infimos. Toda especie se encuentra en
algtin lugar de ese continuum, porque siempre se come
algo diferente de si y es comida por otra especie; siem
pre esté en dos posiciones ~la de predador yl de presa
Cuando aplicamos esta idea a nosotros mismos, sut-
‘gen dos problemas. El primeroes que, “evidentemente”,
6
nos vemos como humanes como hacen todas las
‘especies. No hay, entonces, garantias de que el modo
‘como nos vernes sea el modo verdadero de ver, pues
éste es el modo en que todos los seres vivos se ven. Por
‘otro lado, tenemos buenas razones para creer que las,
demas especies no nos ven como nos vemos, dado que
nosotros no las vemos coro ellas nos ven. De hecho,
vemos a los jabalfes como cerdos, no como personas.
Pensamos que los jabalies piensan que son personas,
‘cuando sabemos que no lo son. Sabemos que son je
balies. Pero los propios cerdos deben pensar lo mismo
sobre nosotros, ellos piensan que realmente son per-
sonas: que nosotros no lo somos. Eso produce, por lo
tanto, una preocupacién identitaria muy intensa; no
basta con “verse” como humano, pues todo el mundo,
literalmente, hace eso: la humanidad de contenido vuel-
vve muy problemtica la humanidad de forma.
Inversamente, imaginar al mundo bajo el 4ngulo de
la teoriafreudiana, por ejemplo, segun la cual el hom-
bre primitivo proyecta su humanidad sobre las fuerzas
naturales y humaniza el cosmos, tomandolo menos
amenazador, esta imaginacién contra-produce una
teorla muy segura de si misma (lo teérico) con res-
pecto alos otros (primitives o cosas) y, al fn y al cabo,
‘muy reconfortante, Narciso herido lame sus heridas:
paara él, es néctar El principio de realidad: hay un cierto
placer en dejarse guiar por él, écémo no? Los indios,
asi, no profesan una teoria edénica de la reconsiliacién,
de todos los seres vivos, en que todo seria bueno, bello
y.verdadero porque es humano. Pienso que el caso es
‘el contrario; cuando se humaniza todo, se torna todo
muy peligroso. El mundo “encantado” es un mundoartiesgado, imprevisto, metafisicamente hablando. No
texisten s6lo hadas buenas en los cuentos de hadas;
por e! contrario.Y, a fin de cuentas, puede ser que la
{nica cosa no humana seamos nosotros.
Como sabemos, la nica cosa verdaderamente pe-
ligrosa en el mundo son los hombres -los objetos no
hhacen mal; no por maldad, en todo caso. Los indios
piensan también que, si una cosa o un animales sélo
‘650, entonces no presentan problemas. Un verdade-
ro jaguar no ataca a los hombres. Si ataca a un hom-
bre, entonces no se trata de un jaguar comiin, sino
de un hombre disfrazado de jaguar, esto es, el jaguar
_en su “momento” de hombre. Porque sélo los hom-
bres matan a los hombres. Tampoco se puede decir
‘que los indios son simplemente relativistas porque
dicen que cada especie ve @ las cosas de una cierta
‘manera. Los buitres, por ejemplo, ven a los gusanos
{que pululan en la carrofia en la selva como pescado
asado, “visto que” comen esos bichitos. Es posible
pensar que la moraleja de esta historia es que todos
Jos modos de ver el mundo se equivalen, que todo es.
relativo: los buitres ven las cosas de una cierta ma-
nnera, nosotros, los verdaderos humanos, de otra No
hhabria por qué elegir una buena descripcion de la
“realidad”
Pero, de hecho, no es asi para nada, Los indios no
sn que cada especie ve las cosas de una manera
diferente, Por el contrat, lo que dicen es que, si los
buitres ven solo pescado asado, es justamente porque
ellos son como nosotros, que no comemos sino pes-
‘cado asado, Por lo tanto, si los buitres comen algo,
‘eso tiene que ser para ellos, obligatoriamente, pescado
s
asado, Cada especie ve las cosas de la misma manera,
Son las cosas las que cambian,
Los espirtus animales poseen todo lo que caracter-
zaa cualquier cultura indigena, Los buitres-persona, os
jaguares-persona, todos los animales-persona tienen
las mismas intuiciones que los indios-persona. Viven en
‘el mismo tipo de casas, comen el mismo tipo de cosas,
tierien el mismo tipo de enfermedades, y asi para todo.
No hay, pues, varias maneras de “ver", hay solamen-
te una, Lo que varia es el propio mundo, no el modo
de verlo, Para nosotros, son las “visiones del mundo”
las que diferen, pero el mundo permanece igual a si
‘mismo, Para los indios, la manera de ver es siempre la
‘misma, por més que pase de una especie a otra: lo que
cambia es el propio mundo. Setiene, entonces, esta do-
ble inversién. Por un lado, todo es humano, por més
{que cada especie no sea del mismo modo (exactamente
‘como nosotros “occidentales” sabernos que no somos
‘animales idénticas a los cocodrilos). La humanidad es
Universal, el espirtu es universal, no el cuerpo. Para no
sotros, es el cuerpo el que es universal en el sentido
fen que todos estamos hechos de la misma sustancia
los atomos, el carbono, el ADN, etc. El espiritu, por el
Contrario, es siempre el lugar de la diferencia, de la sin-
‘ularidad, dela particularidad de la cultura ~el espirtu
colectivo-o el esprity individual ~el sujeto, Es siempre
‘en relacién con el espiritu que nos distinguimos. Desde
el punto de vista fisic, tados nos comunicamos; sin
embargo, desde el punto de vista metafisico, estamos
todos separados. El gran problema de la ciencia social
espontinea del Occidente moderno es cémo comuni-
‘arse, pues no nos comunicamos, al fin y al cabo, en elnivel del espiritu, sino del cuerpo. El espiritu es siem-
pre solipsista. Por lo tanto, esa serie de intervenciones
que son el contrato social, lo simbélico, el lenguaie..
Es necesario deducir un edificio conceptual gigantesco
ue explica cémo podemos comunicarnos, existir co-
lectivamente. Después de Descartes, lo Unico de cuya
existencia se puede tener certeza es el yo. En lo que res-
pecta ala existencia de los otros, es necesario hacer una
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