Viernes, 22 de febrero de 2013
LA SERPIENTE Y LA TENTACIÓN A LA MUJER
COMO VIOLACIÓN DEL ALMA
El demonio es violador del alma, especialmente del alma de la mujer de la
cual es enemigo desde el principio.
Porque ella era el Amor en forma de creatura antes del pecado.
Y principalmente el Amor a Dios para comunicarlo a toda su descendencia.
Y porque ella vivía en la dependencia amorosa del Verbo eterno, que le
mostraba el Bien divino para amarlo.
La Lengua trífida de la serpiente simboliza
las tres pasiones relativas al mal que inspira su lengua,
es decir sus palabras portadoras de su veneno:
Miedo, Tristeza e Ira
¿Sabes que el demonio es un violador del alma, de toda alma, pero sobre
todo del alma de la mujer? Sobre todo del alma de la mujer porque ella,
a menudo, sobre todo cuando es buena, es más ingenua y fácil de engañar.
Y no te digo nada cuando está en pecado y a merced del malo.
Violador, quiere decir que se apodera de ella al margen o en contra de su
voluntad.
La domina y como que la posee mediante la mentira, mostrándole el mal
como bien o el bien como mal. Pero sobre todo desesperándola de poder
lograr el bien y procurando que salga a comprarlo o a apoderarse del bien
por sí misma.
El demonio, dice la Escritura, es enemigo de la mujer y la ataca
principalmente con miedos, tristezas, iras. Yo le llamo a esas tres pasiones
del alma frente al mal: “el tridente de Satanás”. Obviamente se trata de
miedos, tristezas e iras inmotivadas, suscitadas en el alma humana
mediante pensamientos engañosos. Miedos de futuro, tristezas sin motivo,
iras desproporcionadas, celos sin fundamento real, etc. etc.
El fruto del árbol de la Vida, que era el árbol de la Vida de Dios, era el
Árbol de la sabiduría y del amor divino, porque Dios es Sabiduría (El
Verbo, Jesucristo, del cual es imagen y ministro principalmente el varón)
y Dios es Amor (Es Espíritu Santo del cual es imagen y servidora
principalmente la mujer). Por eso estaba prohibido tomar por sí mismo el
fruto. Porque la creatura debía respetar la libertad del Dios Creador.
Nadie puede apoderarse del Amor si no le es dado. Eso sería violencia,
violación de Dios.
Ahora bien, Satanás engaña a la mujer diciéndole la verdad pero
sugiriéndole una mentira.
¿Cuál es la verdad? Le dice la verdad cuando le dice que Dios sabe muy
bien que cuando coman de ese fruto serán como dioses conocedores del bien
y del mal. Eso es verdad. Y eso sucede cuando se nos da la Eucaristía. Allí
entramos en comunión con la Sabiduría y el Amor divino. Pero había que
esperar a que Dios se ofreciera a sí mismo. “Tomad y comed este es mi
cuerpo, esta es la copa de la Alianza nueva y eterna”. Este es el fruto del
árbol de la vida, el cuerpo de Cristo en el árbol de la Cruz, sabiduría de
Dios. Ese era un fruto del que no les estaba permitido apoderarse para
comer por sí mismos, sino que debían aguardar hasta que les fuera dado.
De los demás frutos del jardín del Edén podían servirse por sí mismos. El
fruto del árbol de la vida les debía ser servido porque de la vida divina
nadie se puede apoderar sino que se ha de recibir por gracia, como un don
de amor.
¿Cuál es la mentira? La mentira, el engaño, está en que el demonio astuto,
a la vez que le dice la verdad al Amor, le sugiere que el fruto nunca les será
dado, y que siendo tan bueno a los ojos del amor, nunca lo alcanzará si no
se apodera de él por sí mismo.
Por eso la mujer, fácilmente intenta apoderarse del amor por sí misma.
Intenta ser dueña de los que ama. Intenta comprar el amor “con todas
las riquezas de su casa” (Cantar de los cantares 8, 7) a veces entregándose
a sí misma en la esperanza de conseguir ser amada, con lo que sólo consigue
el desprecio y el abandono.
Así que el demonio, el falso Logos, engaña al Amor-mujer sustituyéndose
al Logos verdadero, autor del mandamiento del cual el varón es portador
ministro. Y de esa manera viola al Amor con la mentira y lo corrompe
apoderándose del Amor y poniéndolo al servicio de la mentira por la
transgresión del mandamiento "no comerás". Es la violación del alma de
la mujer por la mentira, semen espiritual que engendra en ella la
transgresión.
Pienso, me lo sugiere la meditación del texto, que si el Ángel más astuto se
presenta en el relato en forme de serpiente, como un animal fálico, que
sugiere la posibilidad de la violación y penetración física de la mujer, es
porque esta imagen material expresa una realidad de orden espiritual,
expresa la violación del alma de la mujer por la mentira, por el espíritu de
una inteligencia mentirosa.
Satanás no habló con el Varón aún inocente y portador de la sabiduría del
mandamiento, habló con La Mujer. Porque Adán (antes de pecar) era
imagen, portador y ministro del Logos, del Verbo, de la Verdad El varón
inocente era como un espejo de la razón divina, reflejo e imagen perfecta
del Padre. Y la Mujer (antes de pecar) era como el espejo privilegiado del
amor, espejaba al Espíritu Santo que procede del Padre "a través del
Hijo". El Logos, la inteligencia que conoce el Bien, es el que le presenta el
bien al Amor. Por eso el el Logos le muestra el bien a la Agapé, al Amor,
porque el Amor no conoce por sí mismo, sino que sigue al bien que le
muestra la inteligencia. El varón le mostraba el bien a la mujer. Era el
varón el que la había enseñado a la mujer el mandamiento: "no comerás".
Es decir el Logos divino, le había mostrado el bien a la Mujer, por medio
del ministerio docente del varón. Cuando la serpiente la interroga ella
repite la sabiduría del mandamiento dado al varón y comunicado por el
varón a ella
La serpiente que es el Angel de Luz, el falso Logos, se susituye al Logos
verdadero, del cual el varón era el portador y el maestro, y le muestra a la
mujer lo bueno como malo. Y le promete así al amor, que él mismo dirá lo
que es bueno o malo, "serás conocedora del bien y del mal". El amor quedó
así a merced de la mentira, sometido a la mentira, dominado y poseído por
la mentira, hecho un solo espíritu con el espíritu de la mentira, como por
una cópula espiritual. Inseminada por una mentira que engendraría la
transgresión y la tentación al esposo para que comiera del fruto, para que
también transgrediera, luego de haber abdicado de su condición de
ministro del Logos de la verdad.
Y eso que sucedió al origen sigue siendo hoy así.
El falso logos sigue insinuándose y confundiendo al Amor, a la mujer,
cuando ella no e conducida por el verdadero Logos. Por eso es tan
importante que la mujer se case con el Verbo hecho hombre y sea dirigida
interiormente por Jesucristo, sin guiarse por sí misma, comportándose
como si sus amores, sus afectos, fueran también fuentes de conocimiento.
Y por eso es necesario que el varón, el esposo, como ministro del Logos
verdadero para su mujer, esté identificado espiritualmente con Jesucristo,
el Verbo, el Hijo, para poder ser ministro del Verbo en mostrar el Bien y
ser digno de ser seguido por la mujer. De lo contrario, la mujer queda a
merced de las astucias y violencias del falso logos, del espíritu del engaño.
Cuando el Amor no dialoga con el Logos, cuando no sigue al Logos
verdadero, queda a merced del logos falso que se apodera del Amor, lo
somete, lo viola y engendra del Amor los frutos de la mentira, que son
precisamente contrarios al Amor: miedos, tristezas, iras, odios, rencores,
envidias, desesperación, exasperación, malignidad, celos, venganzas,
dominación, engaños, manipulaciones.
El alma que no vive en relación de diálogo con Jesucristo, el Logos
verdadero del Padre, como quien trata de amistad con quien sabe que la
ama, cuando queda solitaria, es atropellada y violada espiritualmente por
el falso logos, encadenada, privada de su libertad y sometida a esclavitud
para poner por obra los fines perversos del enemigo.
Cuando la mujer acepta y alberga en su alma los miedos, tristezas e iras
que le inspira su enemigo, aunque no lo advierta, está aceptando ser violada
por satanás y fornicando con él al entregarle el alma. De esa fornicación
sólo pueden nacer males y más males. Es necesario advertírselo a toda
alma, especialmente a toda mujer, y enseñarle a pedir auxilio a su Esposo
del alma verdadero: Nuestro Señor Jesucristo, el Cordero esposo de la
iglesia y de cada bautizada llamada a ser esposa-iglesia-individual.
Mujer cristiana, bautizada, hija de Dios, no entregues tu alma a miedos,
tristezas, iras, celos, desesperanzas, incredulidad, pesimismos, desánimos,
rencores… fornicarías con Satanás entregándole tu alma. Si bien es cierto
que el miedo, la tristeza y la ira, son pasiones en sí mismas buenas porque
están referidas al mal verdadero, cuando por un error de percepción, se
experimentan ante un bien, son obra del tentador que, padre de la acedia,
muestra el bien como malo y el mal como bueno
El grito de auxilio que en esas circunstancias debes proferir es: Jesús en
vos confío, hágase en mí según tu palabra (y no según estos pensamientos
de la mentira), ven en mi auxilio…
Así, rechazando al Tentador crecerá en ti la conciencia esponsal y la
experiencia de que siempre que pides la ayuda de tu Esposo, eres escuchada
y salvada.
En resumen: El demonio es violador del alma. De toda alma, pero
especialmente del alma de la mujer de la cual es enemigo desde el principio
("Yo pondré enemistad entre ti y la mujer" Génesis 3,15), porque ella era
el Amor en forma de creatura (antes del pecado) y principalmente el Amor
a Dios para comunicarlo a toda su descendencia. Y porque ella era
reflejaba la procedencia amorosa del Espíritu Santo, que procede del
Padre por el Hijo. Procedencia o dependencia amorosa del Verbo, que le
mostraba el bien para amarlo. Por eso la transgresión o desobediencia de
la mujer fue la inversión del orden divino que la concibió habitable,
receptiva, acogedora del Logos divino y de la voluntad del Padre a través
del Hijo