El Viento en El Mundo de Anibal Ponce. D PDF
El Viento en El Mundo de Anibal Ponce. D PDF
HUMANISTA Y REVOLUCIONARIO
ALEXIA MASSHOLDER
(COORDINADORA)
Portada y Contraportada
Montserrat Zavala
Cuadernos de Sofía
Referencia del libro: Massholder, Alexia (Coordinadora) (2018). Aníbal Ponce: Humanista y
Revolucionario. Ed. Cuadernos de Sofía, Santiago, Chile.
ANÍBAL PONCE
HUMANISTA Y REVOLUCIONARIO
ALEXIA MASSHOLDER
(COORDINADORA)
Cinthia Wanschelbaum
Néstor Kohán
Alexia Massholder
Cristina Matheu
Paula Shabel
La biografía política de Aníbal Ponce es, por decir lo menos, fascinante y por eso la presente
compilación está llamada a tener un impacto cultural y político muy significativo dado que
situará bajo la luz de los reflectores a un personaje excepcional y testigo privilegiado de una
época tan amenazante como la actual. Ponce es uno de los intelectuales más importantes y,
paradojalmente, menos conocidos de la primera mitad del siglo veinte en la Argentina. Toda
una serie de circunstancias se anudan en su inusual trayectoria vital, desde sus orígenes
liberales hasta el impacto movilizador que supo ejercer sobre él la década del treinta y que
precipitó su conversión al socialismo y su incorporación al Partido Comunista hasta su
persecución a manos del gobierno argentino, su posterior exilio en México donde fue recibido
con todos los honores hasta su trágica muerte en un accidente –por lo menos así dicen-
automovilístico ocurrido en ese país cegando una vida cuando aún no cumplía los cuarenta
años de edad y todavía tenía muchísimo para ofrecer en el ámbito intelectual y político.
“La hora que vivimos reclama de los intelectuales una definición categórica: o se está con la sociedad
capitalista, sus injusticias, su decadencia, su anarquía; o se está con la sociedad proletaria, con la
dignificación de la vida, con la conquista final de la naturaleza. O se está con lo acabado, con lo
podrido, con lo vacilante, o se está con lo nuevo, con lo promisor, con lo puro. De un lado el
agotamiento, la cobardía, el servilismo. Del otro la nueva cultura, la fuerza del espíritu, la conciencia
libre, el vuelo audaz, vale decir, las posibilidades infinitas de una sociedad sin clases. (En “Justificación
de estas páginas”, Nueva Revista, nº 2, noviembre de 1934
Pocas veces se escribió con tanta elocuencia y profundidad sobre el dilema del intelectual de
nuestro tiempo: ¿de qué lado estar, al servicio de quiénes ponerse? La referencia a La
Tempestad de William Shakespeare en Humanismo Burgués y el desprecio que en esas
páginas rezuma por la figura de Ariel, el servil intelectual sometido al poderío de Próspero, el
déspota ilustrado, anticipa ya de modo prístino lo que Ponce piensa de los intelectuales que
se sitúan al servicio del poder y, por supuesto, de qué lado se situarán cuando llegue el
combate decisivo. A la hora de escoger entre la sociedad capitalista en proceso de
putrefacción y la naciente sociedad proletaria, que él entrevió en su visita a la Rusia Soviética
Ponce no tiene la más mínima duda. Nosotros tampoco.
Para concluir no sería exagerado afirmar que Ponce se convirtió, por muchos años, en una
suerte de prototipo del intelectual comunista latinoamericano. Pero del “intelectual
comprometido”, al estilo sartreano. Su influencia en los años treinta se extendió varios
decenios después de su muerte, su obra habiendo sido recogida en cuatro tomos por quien
muchos consideran su discípulo y continuador: el brillante intelectual comunista Héctor P.
Agosti. Este se nutre del marxismo abierto y antidogmático de Ponce e, inclusive, replica
décadas más tarde sus iniciativas políticas concretas, como la realización, tras el golpe de
estado que derrocó al peronismo en 1955, de la Primera Reunión de Intelectuales Comunistas
celebrada en setiembre de 1956, en línea con las tentativas de organización del campo
cultural desde la izquierda ensayadas por Ponce en la primera mitad de los años treinta.
Saludamos, por todo lo anterior, la recuperación de un pensamiento y una obra como la del
ex Rector de la Universidad de Morelia y joven discípulo de José Ingenieros, tan necesaria en
una época como la actual y en la cual el holocausto social y económico que el capitalismo está
produciendo por doquier y la amenaza permanente y cada vez más cercana de una guerra
requieren una respuesta clara y contundente como la que en su tiempo produjo Ponce y que
citáramos más arriba. El eclecticismo y la apelación a los ardides escapistas del
posmodernismo tan usuales en la academia sólo revelan una complicidad mal disimulada ante
un mundo que es inviable e insostenible, inexorablemente destinado a su apocalíptico
hundimiento. Ponce, su pensamiento y su acción, son una valiosa fuente de inspiración para
responder a los desafíos actuales. En buena hora contamos ahora con este libro que tenemos
la satisfacción de prologar para librar una exitosa batalla contra la resignación y el
sometimiento de los intelectuales “bienpensantes” y sus amos y “sponsors”.
Atilio A. Boron
Buenos Aires, 29 de Noviembre de 2017
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 01
Introducción
Queremos comenzar este capítulo con una afirmación contundente: Aníbal Norberto
Ponce fue (y es) uno de los intelectuales marxistas latinoamericanos mas importantes del
siglo XX. Sin embargo, y pese a eso, es cuasi desconocido en Nuestra América. Cuando se
lo menciona, su nombre resuena, pero su obra se desconoce. Henos aquí entonces
escribiendo sobre él para sacarlo del ostracismo al que se lo sometió, y hacer de su
interpretación del mundo y su afán por transformarlo, una herramienta para la batalla de ideas
de nuestra hora americana.
Aníbal Ponce, nació en 1898 y murió en 1938. Vivió tan solo 40 años, pero con gran
intensidad. Escribió, estudió, enseñó, militó, se exilió y se murió en un torpe e injusto
accidente cuando vivía en México. Tales son las paradojas de la vida, que la suya finalizó
yendo a dar una conferencia con motivo del aniversario del natalicio de Marx.
Su vida transitó por los primeros convulsionados años del siglo XX. Transcurrió en el
marco de las vicisitudes del primer golpe de Estado en Argentina y del fascismo europeo, y
sobre todo, durante el triunfo de la Revolución Rusa. En persona, pudo vivir y sentir tanto los
horrores de la guerra civil española, como la algarabía de la Unión Soviética.
Escribió mucho y también dio muchas clases y conferencias. Algunos de sus libros
son, de hecho, la edición de esas prácticas que solía realizar. Tal es el caso del libro El viento
en el mundo que constituye la recopilación de seis conferencias que pronunció entre 1928 y
1933, y es el libro en el cual nos vamos a focalizar, y sobre el cual vamos a trazar algunas
lineas de descripción y análisis.
Como dice el prólogo cubano a Educación y lucha de clases, otro de los libros de
Ponce y una de sus obras mas conocidas e importantes2, deseamos que Aníbal sea “un buen
amigo de los maestros, un buen maestro de los estudiantes y un buen compañero de los
trabajadores todos”3. Queremos recuperar su pensamiento revolucionario porque, si bien
pensó, escribió y actuó, en otro momento histórico, sus ideas aun siguen vigentes y
1
Artículo en su original en Revista Inclusiones, Volumen Especial Enero-Marzo 2018.
2
Anteriormente hemos realizado un estudio introductorio a Educación y lucha de clases. A. Ponce y C.
Wanschelbaum, Educación y lucha de clases; Estudio Introductorio Cinthia Wanschelbaum (Buenos
Aires: Ediciones Luxemburg, 2014).
3
A. Ponce, Educación y lucha de clases (La Habana. Edición Imprenta Nacional de Cuba, 1961).
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 02
constituyen un arma desde la cual seguir dando la batalla por la revolución, que se nos
presenta tan urgente como necesaria.
Corría 1920 y con 22 años trabajaba y se formaba junto a Ingenieros, daba clases de
psicología en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario, y de castellano y literatura en
el Nacional Pueyrredón, colaboraba en el servicio de psiquiatría del hospital Borda, escribía
en Nosotros y participaba del Symposio de Agathura.
También por ese tiempo, se incorporó a la Revista de Filosofía5 que fue fundada por
Ingenieros y, desde 1923 hasta la muerte de su maestro, compartirían la dirección. Luego
sería dirigida hasta 1929 solo por él. Durante este período, también escribió en el periódico
mensual Renovación, pero bajo uno de sus pseudónimos: Luis Campos Aguirre. Destacamos
esto, porque Renovación fue una publicación muy influyente en América Latina durante los
años 1918 y 1923, en particular respecto de la Reforma Universitaria, y del fascismo y el
antiimperialismo.
Por otro lado, y en línea con lo anterior, en 1925 se fundó en la redacción de Nosotros
el primer movimiento intelectual de América Latina: la Unión Latinoamericana (ULA).6
4
Héctor Agosti, Aníbal Ponce, memoria y presencia (Buenos Aires: Cartago, 1974), 44.
5
Publicación científico-literaria fundada por Ingenieros en 1914. En su primer número expresaba:
“Continuando la orientación cultural de Rivadavia, Echeverría, Alberdi y Sarmiento, era su deseo
unificar el naciente pensamiento argentino, tratando de renovar toda la antigua filosofía especulativa a
la luz de las nuevas experiencias científicas, cuyas conclusiones más generales son las premisas de
toda elaboración filosófica” en Julio Woscoboinik, Ponce en la mochila del Che: vida y obra de Aníbal
Ponce (Buenos Aires: Proa XX, 2007), 74.
6
Conformada por, entre otros, por Julio V. González, Gabriel del Mazo, José Ingenieros, Alfredo
Bianchi, Gabriel S. Moreau, Alfredo Palacios, Carlos Sánchez Viamonte y Aníbal Ponce.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 03
A su agitada vida, le sumaría en 1926, su primer viaje a París. Los apuntes de ese
viaje los publicaría luego en un libro titulado Un cuaderno de Croquis. De regreso en Buenos
Aires, continuó con las actividades que acostumbraba realizar, más otras nuevas, como por
ejemplo escribir junto a Julio V. González el prólogo al libro La Reforma Universitaria. Ponce
fue un activo participante del movimiento reformista que estalló en Córdoba en 1918, y en
dicha introducción, su preocupación y reflexión rondaron en derredor de entender por qué la
Reforma “no triunfó”.
En 1928, volvió a viajar a Europa, esta vez además de Francia, visitó Alemania. A su
regreso creó el Colegio Libre de Estudios Superiores7.
El campo intelectual fue su frente de batalla. Y fue con el golpe de estado de 1930,
cuando se produjo su transformación política, ideológica, teórica, desde la herencia
científicista y positivista de Ingenieros, hacia el marxismo "plenamente asumido como
explicación y como acción"8. A partir de ese momento, todas sus acciones comenzaron a
tomar un carácter revolucionario, y de lucha contra el capitalismo y el fascismo.
Como militante intelectual comunista, organizó y realizó toda una serie de iniciativas
de disputa contra el fascismo. En 1933, presidió el Congreso Latinoamericano contra la
Guerra Imperialista que se realizó en la ciudad de Montevideo. Y en 1934, viajó nuevamente
a Europa e integró la comitiva que el Congreso de Ayuda a las Víctimas del Fascismo
Español, reunido en París en abril de 1935 bajo la presidencia de Wallon, envió a España con
el objetivo de verificar las atrocidades cometidas contra los obreros sublevados en Asturias
en octubre de 1934. A su regreso, en un informe relató: “Nadie podrá contar jamás lo que han
hecho en España, aterrorizados por la revolución, el miserable señorito feudal y su aliada la
Iglesia, no menos miserable. He visto criaturas con el hígado deshecho a puntapiés; mujeres
en cuyas espaldas se ha dejado correr agua hirviendo a chorros finos; muchachos cuyos
labios han sido cosidos con agujas colchoneras…”.
Esta viaje a Europa también lo llevó a visitar al “hombre futuro”, como él denominaba
a la URSS. Allí, le invadió “la impresión de vivir en otro mundo, de respirar otro ambiente, de
pisar sobre otra tierra”9. El contraste entre las atrocidades del fascismo y la humanidad del
comunismo, lo llevará a su regreso a Argentina, a dedicar su vida a la construcción de
organizaciones y nucleamientos de intelectuales. En 1935, fundó la Asociación de
Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE), que fue una agrupación de
trabajadores intelectuales cuyo propósito consistió en defender a la cultura de la ofensiva
fascista10.
7
El Colegio Libre fue una institución de enseñanza pública no estatal de la cual participaban
intelectuales laicos y progresistas dictando cátedras libres.
8
Héctor Agosti, Aníbal Ponce, memoria y presencia… 97.
9
Aníbal Ponce, Humanismo burgués y humanismo proletario (Buenos Aires: Imago Mundi, 2009).
10
La AIAPE realizó conferencias, exposiciones, publicó una serie de folletos y la revista "Unidad por la
defensa de la cultura", entre los años 1936 y 1939. En dicha publicación colaboraron como ilustradores
destacados artistas plásticos como Lino Enea Spilimbergo y Antonio Berni, y como autores, Raúl
González Tuñón.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 04
Producto de esta persecución, tuvo que irse del país. El destino de su exilio fue
México. El 25 de enero de 1937 partió al destierro mexicano. En México, trabajó como
docente, colaboró con el Miniestrio de Instrucción y continuó escribiendo en diarios y revistas.
A principios de 1938, el Secretario de Educación le propuso trabajar en la Universidad de
Morelia y se mudó allí. Unos meses después, cuando iba a la ciudad de México a dar una
conferencia con motivo del 55º aniversario de la muerte de Marx, se murió producto de un
estúpido accidente automovilístico. Tenía 39 años.
Ponce también vivió en un momento de gran desarrollo y fuerza del comunismo, tanto
a nivel internacional como nacional. En efecto, con su acción y lucha se constituyó en uno de
los intelectuales mas importantes del Partido Comunista Argentino (PCA), “se convirtió en
una figura que forjó una identidad para la intelectualidad comunista”14.
11
Mensaje del Poder Ejecutivo a la Cámara de Diputados de la Nación, del 9 de diciembre de 1936,
suscripto por el presidente Justo y el ministro Jorge de la Torre.
12
Héctor Agosti, Aníbal Ponce, memoria y presencia… 112.
13
El primer golpe de Estado de la historia del siglo XX en Argentina.
14
Hernán Camarero, A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la
Argentina: 1920-1935 (Buenos Aires: Siglo XXI, 2007), 265.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 05
Entre 1928 y 1935, la política del PCA estuvo orientada desde los lineamientos de la
III Internacional. La III Internacional fue una organización, fundada por Lenin en el año 1919 y
disuelta por Stalin en 1943, que nucleó a los partidos comunistas de los diferentes países.
Fue heredera de la I Internacional o Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT)
fundada por Marx y Engels en 1864 y que dejó de existir en 1872.
Ponce no nació marxista, sino que llegó a serlo. En los comienzos de su vida
intelectual, abrazó fuertemente a Sarmiento y al liberalismo, para luego abandonarlos,
rechazarlos y adoptar al marxismo como el filtro que dio el color (rojo) a su mirada.
Según una periodización realizada por Agosti, en Ponce se pueden identificar tres
etapas. Una primera etapa que se extendió hasta 1927 y que incluye sus trabajos juveniles. A
esta etapa la denomina "Buenos Aires". Una segunda etapa, bautizada como "París", que
refiere a sus trabajos que desarrolló como psicólogo y que llega hasta 1930. Y una tercera
etapa, denominada "Moscú", que corresponde al momento posterior a 1930, cuando se hizo
marxista17.
La primera etapa, Buenos Aires, incluye sus ensayos escritos desde un enfoque
anclado en la oposición sarmientina de civilización o barbarie y desde la perspectiva liberal-
positivista de su maestro Ingenieros. Según la interpretación de Agosti, esta primera etapa de
Ponce se correspondió con los condicionamientos concretos de dicho momento histórico. Aún
15
Michael Löwy, El marxismo en América Latina. Antología desde 1909 hasta nuestros días (Santiago:
LOM, 2007), 17.
16
Néstor Kohan, De Ingenieros al Che. Ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamericano
(Buenos Aires: Biblos, 2000), 66.
17
Cada etapa alude a las ciudades de las cuales se enamoró. Primero Buenos Aires, después París, y
por último, y sobre todo, Moscú.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 06
El conjunto de las conferencias y clases que constituyen su obra desde 1930 hasta su
muerte, encontraron en el marxismo, en el antifascismo, en el antiimperialismo, en la lucha de
clases y en la revolución, la atmósfera de su inteligencia.
El viento en el mundo
"El viento en el mundo" es un libro que Ponce publicó en 193321. Reúne una serie de
conferencias a los estudiantes y obreros que dictó entre los años 1928 y 1933, y que
permiten advertir, como veníamos señalando, el paso del Ponce liberal al marxista
revolucionario. En la primera página del libro, Ponce advertía que se trataban de
18
Héctor Agosti, Aníbal Ponce, memoria y presencia… 14.
19
Héctor Agosti, Aníbal Ponce, memoria y presencia… 69.
20
Héctor Agosti, Aníbal Ponce, memoria y presencia… 126.
21
La primera impresión de este libro fue en el año 1933 y contenía seis “Conferencias a los
estudiantes y obreros”, como su título lo indicaba. Pero cuando Clara Ponce, su hermana, organizó la
primera edición de las “Obras completas” en 1939, agregó unas clases que Ponce dictó en el Colegio
Libre de Estudios Superiores en 1936 y que tituló “Examen de la España actual”, y la conferencia que
pronunció en México en 1937, “En el centenario de Fourier”.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 07
El libro está organizado en seis capítulos, que corresponden a las seis conferencias:
"Examen de conciencia" (1928), “Los deberes de la inteligencia” (1930), “Conciencia de
clase” (1932), “De Franklin, burgués de ayer, a Kreuger, burgués de hoy” (1932), “Las masas
de América contra la guerra en el mundo” (1933), “Elogio del Manifiesto Comunista” (1933).
Y su título viene del “viento de liberación cantado por Alejandro Blok, el mas grande
poeta de la Nueva Rusia: “El viento, el viento, sobre toda la faz de la tierra”22.
Examen de conciencia
Sobre el sueño de la Revolución fue, entonces, que les habló a los jóvenes
universitarios. Los interpeló como la Nueva Generación revolucionaria del movimiento
reformista de 1918 y los instó a que traspasaran los muros universitarios por un mañana
mejor. “No se es defensor legítimo de la Reforma cuando no se ocupa al mismo tiempo un
puesto de combate en las izquierdas de la política mundial”23, les dijo. Y agregó, “ser
reformista o no serlo implicará decidirse por Mañana o por Ayer”24.
La tesis central que sostuvo a lo largo de la conferencia fue que “los ideales de la
Revolución Rusa son [...] los mismos ideales de la Revolución de Mayo en un sentido
integral25”. La línea argumentativa que trazó, partía de una reivindicación del pensamiento de
Mayo y terminaba en la necesidad de ir hacia la “nueva Era en la vida de la humanidad”26 que
representaba la Revolución Rusa. Para Ponce, la Revolución de Mayo en tanto que configuró
una república burguesa y formas del privilegio económico que impedían la justicia social,
representaba una etapa momentánea que era necesario superar, tal como lo habían hecho
los rusos, un pueblo que también era bárbaro y que “echo abajo en un gesto magnífico el
22
Aníbal Ponce, El viento en el mundo. 1974. En Héctor Agosti, Héctor, Obras completas (Buenos
Aires: Cartago, 1974), 206.
23
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 164.
24
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 164.
25
En una nota al pie aclaraba que “De mas está decir que esa filiación debe entenderse en el mismo
sentido de que Marx afirmaba que el comunismo derivaba de la Enciclopedia”. En Aníbal Ponce, El
viento en el mundo… 162.
26
Cita a Echeverría y su análisis sobre el movimiento socialista. En Aníbal Ponce, El viento en el
mundo… 162.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 08
mas tremendo de los imperios feudales, y se puso a cavar con heroísmo ejemplar los futuros
cimientos de esa cuidad del ensueño"27.
Como se puede advertir, en esta exposición, coexistían aún el Ponce liberal, que no
terminaba de morir, y el Ponce marxista, que no terminaba de nacer. Podríamos decir que da
cuenta de ese pasaje, en tanto y en cuanto, su argumento central traza una línea de
continuidad entre la Revolución de Mayo y la Revolución Rusa, pero persiste en su forma de
analizar la historia y la realidad un esquema sarmientino.
“El pensamiento que echó a andar por América en una lluviosa mañana de
mayo, no ha detenido su marcha […] sigue siendo contemporáneo de
nosotros, y seguirá siéndolo de los que vengan hasta el día quizá no muy
remoto en que la Soberanía Popular no sea un mito y la Justicia Social se haga
28
efectiva” .
“el impulso renaciente de la Revolución […] el extranjero nos daba sin embargo
el ferrocarril y el telégrafo, el alambrado y el libro, la máquina y la higiene. En
poco tiempo, hombres trabajadores y honestos transformaron la faz de la
Nación, y lo que es aún mas importante, el predominio de su sangre trajo la
29
extinción gradual del elemento gaucho” .
27
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 161-162.
28
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 161.
29
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 156.
30
Linea clase contra clase. En Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 164.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 09
El segundo de los deberes, para con los demás, consiste en no estar aislado, ni ser
indiferente a lo que ocurre en la realidad. La sociedad busca atraer al intelectual para
domesticarlo y, si no puede, lo persigue para acabar con él, porque si el orden social injusto
permite que se examinen sus principios es un orden que esta perdido. Para combatir aquella
posibilidad de la crítica, se construyó, entonces planteba Ponce, una idea del intelectual como
un ser aislado y sin partido, extraño a las luchas políticas, ajeno a la vida de su mundo. Esta
“soledad” del intelectual, beneficia -decía Ponce- a la burguesía. Se trata de impedir en él las
amenazas de su crítica sin velos. Muchos intelectuales acogieron esta teorías. Pensaron que
el estar alejados de los tumultos de las plaza públicas, ser un pensador solitario y un
estudioso aislado, no servían a los intereses de nadie. Sin embargo, esta posición intelectual
es un episodio en la táctica de la burguesía35.
31
“Si con el primer soldado que inició la Conquista nos vinieron el individualismo anárquico y el
desprecio del trabajo, con el primer fraile que llegó a América en el segundo viaje de Colón nos
vinieron también el dogmatismo teológicoico y la superstición medieval”. En Aníbal Ponce, El viento en
el mundo… 155.
32
Lo cataloga de tirano.
33
Incapaz de trabajar, pendenciero, delincuente vulgar, fullero y asesino.
34
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 169.
35
Pone como ejemplo a Gentile y su filosofía como acto puro.
36
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 171.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 10
dinamismo, un motivo de investigaciones infinitas. Cada solución que atisba le lleva a su vez
a otros problemas; muchas hipótesis se le deshacen muy pronto entre las manos, y así, de
esa manera, devorándose a si misma, asistiendo trágicamente a su propio trabajo, la
inteligencia busca las soluciones que persigue. Cuando las encuentra, y las encuentra
siempre -ignoramus, no ignorabimus- el alborozo legítimo de las reacción triunfal señala en la
marcha del mundo el nacimiento de algo nuevo, tan original y tan inédito que la inteligencia
adquiere en este aspecto los caracteres verdaderos de la invención”37.
Y allí aparecía el tercer deber: con la revolución. Había, para Ponce, que poner a la
inteligencia al servicio de la revolución. “Elevarla a plena luz, traducirla en doctrina,
encenderla en ideales, esa es la obra de la inteligencia: bajo su aliento, lo que no era hasta
entonces sino sorda rebeldía, asciende ahora a Revolución”39.
Además, la función de la inteligencia, de los intelectuales, debía ser dirigir. Darle a las
inquietudes, los descontentos, las escaramuzas, la exactitud de un rumbo y el conocimiento
de sus fuerzas. “La inteligencia es la levadura indispensable de la revolución”40. La causa del
proletariado debía ser la causa del intelectual. “Que el laboratorio, la biblioteca o el bufete
tengan amplias ventanas siempre abiertas. Que nada de lo que ocurra afuera pueda seros
extraño”41, les dijo a los estudiantes universitarios. También los interpeló, a que al
especialista fragmentario que fue el ideal de otro tiempo, le opongan el gesantmensch del
ideal contemporáneo, el “hombre-todo” de Goethe, capaz de sufrir y comprender la compleja
diversidad del mundo.
“Hay una guerra de todos los días, de todas la horas. No es posible una paz
duradera mientras subsista el capitalismo. El menor de los actos tiene así un
significado preciso. Sepamos siempre para quiénes trabajamos. Cada
desfallecimiento es un triunfo de los otros, cada inconsecuencia una traición.
Seréis, pues, responsables de vuestros gestos, de vuestras actitudes, de
vuestra vida. Pero si la tarea es dura, las horas no perderán por eso su
alegría [...] Renunciaréis sin duda a muchas vanidades; chocaréis muchas
veces con muchas incomprensiones; las vanidades que dan los éxitos de la
figuración y de la “carrera”; las incomprensiones de todos los egoístas que se
instalaron en la vida como en un buen sillón. ¿Pero, qué pueden significar los
sacrificios a la edad en que se tiene el orgullo de vivir la propia vida con las
solas inspiraciones del porvenir y del ideal? ¿Qué pueden significar los
sacrificios si al mezclaros a la vida de la época y al batallar en ella, vais
42
sintiendo al mismo tiempo que os aumenta en tamaño el corazón?” .
37
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 172.
38
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 173.
39
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 173.
40
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 174.
41
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 175.
42
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 176.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 11
Conciencia de clase
Primero, ¿qué es la conciencia de clase?, ¿cómo la define? Es “la exacta noción que
una clase posee de sus intereses generales y duraderos”43. Es la que orienta la conducta. Y
la conciencia de clase a la que se pertenece puede ser por nacimiento o por adopción. En
este sentido discute con la “afirmación simplista” que plantea que el lugar que un hombre
ocupa en el proceso de producción determina su ideología, su conciencia de clase. “Es bien
sabido que no sucede así”, afirmó, y complejiza esta relación, adentrándose en las
contradicciones. Explicó que la clase social que aspira a oprimir a su clase enemiga, crea sus
leyes, su religión, su moral, su filosofía y su arte, como instrumentos de lucha "mediante los
cuales aspira a oprimir las manifestaciones similares de la clase enemiga”44. De esta manera,
en un mismo individuo pueden coexistir, entonces, ideologías antagónicas. Un proletario
puede tener la misma religión que un burgués y/o un burgués idéntico concepto de familia
que un señor feudal.
A partir de estos dos enfoques, explicó que ya desde niño el proletario se ubica en un
lugar de menor valía, de apreciación pesimista de si mismo y del mundo, que deviene de la
miseria de sus padres, de las deficientes condiciones de alimentación y de higiene, de los
desaire repetidos de sus compañeros burgueses y por las diferencias en la escuela. Es así
que en el niño se genera “su primer sentimiento proletario”46, el primer confuso sentimiento de
clase, de humillación y de defensa-protesta contra la misma. En paralelo y desde esta
humillación individual, el movimiento obrero comprendió que a la agresión individual se la
combate canalizando la rebelión en formas colectivas (como el sindicato o la huelga). Y fue,
con el proceso de industrialización y la conformación del movimiento obrero que el
proletariado comenzó a sentirse como una clase aparte, con intereses y aspiraciones
opuestos a los de la burguesía, con una conciencia enemiga a las de ésta. En la relación de
estos dos procesos es que se conforma la conciencia de clases.
43
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 178.
44
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 177.
45
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 178.
46
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 179.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 12
Pero como mencionamos con anterioridad, el segundo interrogante que desafió a los
trabajadores estatales a pensar en su exposición, se refirió a cómo se pierde la conciencia de
clase, en el sentido de por qué los obreros traicionan los intereses de clase y de cuáles son
las razones que dificultan que la “clase en si” no logre siempre convertirse en “clase para si".
Y ahí acudió a una explicación muy interesante. Las clases no se derrumban mecánicamente,
sino por acción de la clase enemiga. En el caso de la burguesía -de la cual decía que estaba
acorralada y vencida-, utiliza recursos poderosos, mas temibles que las armas, como la
escuela, el diario, el libro, el púlpito y la radio que “desparraman por el mundo -tenazmente,
insistentemente- el sagrado respeto de la sociedad capitalista. Como la Iglesia Católica, la
burguesía también tiene al servicio sus Doctores. Doctores sutilísimos que han venido
enturbiando desde hace siglos las fuentes mismas de la historia, y tan prodigiosos en sus
sofismas que han logrado convencer a muchas gentes de que no hay un solo negocio de la
burguesía que no se realice por el amor del hombre”47. Es, con esas armas que la burguesía
retiene las almas proletarias. No se produce naturalmente; la historia se realiza en los
hombres y no fuera de ellos. Es mediante el accionar cotidiano y consciente de la burguesía
que el proletariado pierde su propia conciencia.
Entonces, ¿qué hacer? Con este interrogante y con sugerencias al respecto, fue que
concluyó su alocución. Planteó la necesidad de que el proletariado dirija siempre sus
combates en un sentido general de clase, luche contra el egoísmo individualista, se haga mas
compacto y mas elástico, estudie sobre la experiencia del movimiento obrero, persiga y
descubra en la realidad los intereses económicos, desenmascare las maniobras de las
empresas, cierre los oídos a la prédica demagógica del obrerismo, y sobre todo, desconfíe de
su propia lealtad y en la creencia suicida en las buenas intenciones de la burguesía liberal, ya
que el burgués se ha convertido en el enemigo mas firme del proletariado.
Desde estas premisas, discute con Max Weber, quién consideraba a Franklin como el
arquetipo del burgués, cuestión que Ponce no compartía, porque sostenía que no existía un
prototipo ahistórico. Si Franklin, fue el modelo de la burguesía en ascenso, Kreuger lo era de
su hundimiento y crisis. “Después de haber producido „maravillas mucho mayores que las
47
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 184.
48
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 186.
49
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 188.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 13
pirámides de Egipto, los acueductos romanos y las catedrales góticas‟ -son palabras de Marx-
la burguesía se encuentra en los comienzos de este siglo como „un mago aterrado que no
sabe dirigir las divinidades que él mismo ha conjurado‟”50.
Por un lado, realizó un esfuerzo por ubicar a la guerra no como un hecho asombroso,
sino como una normalidad en el sistema social capitalista. Lo asombroso es la paz. En efecto,
insistió en que la sociedad capitalista no puede vivir ni prosperar sino a costa de cada día
aplastar a algún nuevo rival. En la entraña del capitalismo ruge, una guerra hora por hora,
incesante. La conquista, la rapiña, la violencia y la guerra, representan desde sus orígenes, el
estado normal de la sociedad capitalista.
50
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 196.
51
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 196.
52
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 204.
53
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 204.
54
Utiliza la categoría hegemonía y cita a Bujarin.
55
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 200.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 14
Para Ponce, no había otra forma de evitar la guerra, de luchar contra ella, que no
fuera destruyendo el sistema económico y social que las produce. Y en ese sentido, y como
parte de dicho objetivo, planteó la necesidad de la lucha dentro de las propias fronteras,
porque el “enemigo esta en las propias burguesías nacionales que secundado con su
servilismo y su venalidad los designios imperialistas de las grandes potencias”59.
Y fue este punto, el de la acción de las masas, uno de los centros de su intervención.
Y, al igual que Gramsci, propuso una relación dialéctica entre la necesidad de la dirección
política y la espontaneidad propia de las masas:
56
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 202.
57
El tercero que plantea es Japón.
58
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 203.
59
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 204.
60
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 205.
61
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 205.
62
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 206.
63
Héctor Agosti, Aníbal Ponce, memoria y presencia… 90.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 15
Ponce admira de Marx, “su concepción del drama humano como un producto de las
contradicciones entre las clases sociales”66. Su idea que “lejos de ser producto pasivo de las
circunstancia -una resultante del clima, de la raza, de la tierra o la montaña-, el hombre
modifica con su acción las condiciones de existencia, y al transformar de tal manera su modo
de vivir, resulta a su vez modificado”67.
El centro del análisis ponciano sobre el Manifiesto y sobre Marx está en la unidad
entre la filosofía y la política, en la necesaria interpretación del mundo, para transformarlo. ¿Y
quién es el sujeto de la transformación? El proletariado. “Hay una sola clase capaz de
emprender por cuenta propia la emancipación del hombre; una clase en cuyas
condiciones de existencia se encierra todo el mal de la sociedad presente; „una clase que
representado en una palabra la total pérdida del hombre, solo pueda volver a encontrarse a si
misma encontrando de nuevo totalmente al hombre perdido‟68”. Por su sola presencia se
anuncia la disolución de la burguesía.
64
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 209.
65
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 205.
66
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 214.
67
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 211.
68
Cita de Marx de “Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel”. En Aníbal Ponce, El
viento en el mundo… 211.
69
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 217.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 16
Que: “Desde los cimientos hasta la cúspide, el Manifiesto Comunista forma, pues un
edificio magnífico en el cual no se advierte hasta hoy una sola grieta que lo amanece”72.
Empinado hacia el porvenir, el Manifiesto posee, una “orientación entrañablemente
revolucionaria”. Revolución, terminaba diciendo en su exposición, a la cual ni Marx, ni Engels
tuvieron la alegría de asistir “pero un discípulo genial, que sabía el Manifiesto de memoria y
que había ahondado en el marxismo como nadie lo había hecho antes que él, tuvo la dicha
de dejar a medio hacer uno de sus libros mas profundos, porque „es mas agradable y útil -
dijo- vivir la experiencia de una revolución, que escribir acerca de ella‟73”.
A Ponce le hubiera gustado hacer lo mismo que Lenin, hacer la revolución. Pero al
igual que Marx y Engels no pudo gozar de esa alegría.
Ponce en el Che
Pero un discípulo genial de él, si la hizo. El Che. En 1961/2, al poco tiempo del triunfo
de la Revolución Cubana, los primeros dos libros que Ernesto Guevara solicitó publicar,
fueron Educación y lucha de clases y Humanismo burgués y humanismo proletario. Años
después, Aníbal Ponce será también uno de los "compañeros" del Che en Bolivia. Al decir de
Woscoboink74, Ponce estuvo en la mochila del Che. El Che fue un reflexivo adepto de la obra
de su compatriota. Es desde y con Ponce que construyó y conceptualizó la idea del “Hombre
nuevo”.
Tal como destacan Löwy75 y Kohan76 "en su concepción del humanismo, es posible y
hasta probable que el Che haya sufrido la influencia de la obra del pensador argentino Aníbal
Ponce (1898-1938), uno de los pioneros del marxismo en América Latina, cuyo libro
Humanismo burgués y humanismo proletario (1935) ha sido con toda justicia publicado de
nuevo en Cuba en 196277. "Ernesto Guevara había leído este trabajo de Ponce largamente
antes de conocer a Fidel. Por ejemplo, Carlos Infante, hermano de Tita Infante, la gran amiga
de juventud del Che, señala: “Ella era afiliada a la Juventud Comunista de la Facultad de
70
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 218.
71
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 219.
72
Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 220.
73
Cita La revolución y el Estado de Lenin. En Aníbal Ponce, El viento en el mundo… 221.
74
Julio Woscoboinik, Ponce en la mochila del Che…
75
Michael Löwy, El pensamiento del Che Guevara (México: Siglo XXI, 1971) y Michael Löwy, El
marxismo en América Latina…
76
Néstor Kohan, De Ingenieros al Che… 200.
77
Michael Löwy, El pensamiento del Che Guevara… 15-16.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 17
Medicina de Buenos Aires, no así Ernesto, que era un joven muy independiente.
Acostumbraban a tomar una hora para intercambiar opiniones y yo intervenía, discutíamos
apasionadamente. Ellos discutían sobre marxismo, sectarismo, acerca de la falta de
flexibilidad y elasticidad de la juventud comunista argentina. Tita no era sectaria, estaba
mucho más cerca del pensamiento de él… Tita le dio a leer a Aníbal Ponce… Hay tres libros
de Aníbal Ponce que leyeron ambos: Educación y lucha de clases, Humanismo burgués y
humanismo proletario y El viento en el mundo"78.
Es interesante ver cómo las ideas de una acallado intelectual hicieron mella en uno de
los revolucionarios mas importantes de la humanidad. ¿Será por eso que lo habrán hecho
callar?
La obra teórica y política de Aníbal Ponce es muy profunda y especial. Posee una
prosa y una profundidad que aunque la hayan querido negar, nosotros la vamos a recuperar
en linea con su deseo de que la Revolución pueda triunfar.
Bibliografía
Agosti, Héctor. Aníbal Ponce, memoria y presencia. Buenos Aires: Cartago. 1974.
Camarero, Hernán. A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo
en la Argentina: 1920-1935. Buenos Aires: Siglo XXI. 2007.
Löwy, Michael. El pensamiento del Che Guevara. México: Siglo XXI. 1971.
Löwy, Michael. El marxismo en América Latina. Antología desde 1909 hasta nuestros días.
Santiago: LOM. 2007.
Ponce, Aníbal. El viento en el mundo. 1974. En Agosti, Héctor. Obras completas. Buenos
Aires: Cartago. 1974.
Ponce, Aníbal. Humanismo burgués y humanismo proletario. Buenos Aires: Imago Mundi.
2009.
Woscoboinik, Julio. Ponce en la mochila del Che: vida y obra de Aníbal Ponce. Buenos Aires:
Proa XX. 2007.
78
Néstor Kohan, De Ingenieros al Che… 200.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 18
79
ANÍBAL PONCE, HUMANISMO Y REVOLUCIÓN
Aníbal Norberto Ponce (1898-1938) fue sin duda el principal discípulo de José
Ingenieros. Lo conoció a los veintidós años gracias a una presentación Alfredo Bianchi,
codirector de la revista Nosotros. Fue en 1920. En la primera charla entre ambos. Ingenieros
se para y llama aparte a Bianchi diciéndole: "Che, no me gusta nada el muchacho. Con esa
vocecita me parece un... macaneador". Bianchi le contesta: "Cítelo para otro día. Hable con él
despacio". Ingenieros le hizo caso y días después le volvió a comentar Bianchi que no habría
podido encontrar un muchacho tan inteligente y que lo comprendiera como lo hacía el joven
Ponce. De allí en adelante trabaron una amistad y una colaboración que sólo se interrumpiría
con la muerte del maestro.
Para el resto de sus compañeros ese vínculo del joven Ponce con Ingenieros fue
definitorio. "Ponce fue", según Deodoro Roca, "el mejor dotado y el mejor realizado de las
últimas generaciones actuantes en la Argentina, quizá la mayor riqueza mental de nuestra
reciente literatura". Su estilo, también según Deodoro, fue extremadamente sobrio,
"exasperado de concisión y de represión conceptual, ardido en frenesí de sobriedad, de
unicidad".80 Por su parte Mariátegui, aun sin nombrarlo en demasiadas ocasiones, valora su
interés -junto con el de Ingenieros- por la revolución bolchevique: "Pocas revistas de cultura",
señala el peruano, "han revelado un interés tan inteligente por el proceso de la Revolución
Rusa como el de la revista de José Ingenieros y Aníbal Ponce".81
Ese será el principal eje articulador de su universo cultural durante la mayor parte de
su corta vida, aunque no pueden obviarse las fuertes contaminaciones de esos otros
paradigmas que sufre al lado de su maestro.82 Principalmente en lo que atañe a la Unión
79
Artículo en su original en Revista Inclusiones, Volumen Especial Enero-Marzo 2018.
80
Véase Deodoro Roca, "En memoria de Aníbal Ponce", en D. Roca, El difícil tiempo nuevo (Buenos
Aires: Lautaro, 1956), 36-41.
81
J.C. Mariátegui, Obras, tomo II… 260.
82
Hugo Vezzetti, "Aníbal Ponce y el psicoanálisis" (en Aventuras de Freud en el país de los
argentinos. De Ingenieros a Pichon-Rivière (Buenos Aires: Paidós, 1996), 163-170, contraponiendo
correctamente la relativa apertura de Ingenieros frente al psicoanálisis freudiano y el cerrado rechazo
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 19
Latinoamericana -de la cual fue cofundador- y al periódico Renovación que codirigía con el
seudónimo Luis Campos Aguirre junto a Julio Barrera Lynch (seudónimo de
Ingenieros). Ese ideario antiimperialista terminará por desplazar el sarmientismo -compartido
también con el maestro- a partir de 1932-1935 cuando pronuncia su discurso "Las masas en
América contra la guerra en el mundo" (Comisión Organizadora del Congreso
Latinoamericano contra la guerra imperialista, Montevideo, 12 de marzo de 1933) y sobre
todo en su exilio mexicano, cuando se "choca" con el mundo indígena y escribe sus últimos
cinco trabajos sobre "La cuestión indígena y la cuestión nacional" (El Nacional, entre el 17 de
septiembre de 1937 y el 4 de febrero de 1938).
Desde su inicio, Ponce no sólo defiende al "fantasma rojo" sino que también se enrola
en el movimiento de la Reforma. Por eso en el prólogo de 1927 al libro de Julio V. González
La Reforma Universitaria afirma: "Las llamas que enrojecían a Oriente [léase Rusia]
incendiarían, con nosotros, la vieja Universidad".83
Pero Ponce fue mucho más drástico que su maestro al enjuiciar las "vaguedades de la
nueva generación y la nueva sensibilidad", al criticar duramente a Waldo Frank y a
Vasconcelos (admirados por los reformistas) y al apadrinar la arremetida que el segundo
Insurrexit de Héctor P. Agosti -y de Ernesto Sábato, entre otros- encabezó contra "la
pequeñoburguesía estudiantil".
de Ponce (quien en enero de 1923 escribió -con el seudónimo "Luis Campos Aguirre"- "La divertida
estética de Freud"), extrae una conclusión demasiado amplia y abarcativa, intentando "romper el lugar
común reiterado que lo asimila sin más al universo intelectual de Ingenieros". Ahora bien, si el corte
cultural entre ambos fuese total, como deja entrever Vezzetti, ¿dónde ubicar pues las
"contaminaciones" del antiimperialismo?
83
Conviene recordar que ese libro de Julio V. González prologado por Ponce fue "gozosamente leído"
-es decir, apoyado y compartido- por Deodoro Roca. Véase carta de Deodoro Roca a Julio V.
González (16 de febrero de 1927), en Deodoro Roca, el hereje, 229.
84
En la fundación del Colegio Libre de Estudios Superiores (20 de mayo de 1930, institución cuya
existencia se prolonga hasta 1961) participaron seis intelectuales: Alejandro Korn, Narciso Laclau,
Roberto Giusti, Carlos Ibarguren, Luis Reissig y Aníbal Ponce. Este último era el menor de todos ellos:
no obstante, fue quien más artículos publicó -ocho en total- en la revista del colegio Cursos y
Conferencias entre 1931 y 1935, antes de marchar al exilio mexicano. Véase Federico Neiburg, Los
intelectuales y la invención del peronismo, Apéndice estadístico, 262.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 20
Esta última institución, desde la que Ponce defendió entre otros a Raúl González
Tuñón, perseguido por su poema "Las brigadas de choque", había sido inspirada por la
revista Monde (fundada por Henri Barbusse, en la que también participó Manuel Ugarte) y por
el Comité de Vigilancia, también impulsado por Barbusse.
En sus últimos años fue el creador y editor de Dialéctica86 (que llevaba como subtítulo
Revista mensual dirigida por Aníbal Ponce, siete números, desde marzo de 1936 hasta
septiembre de 1936, de 48 a 64 páginas), con la que intentó dotar al comunismo local de un
sólido margen de autonomía cultural y altísimo nivel de información bibliográfica. Terreno este
último en el cual aventajaba largamente a cualquier otro pensador marxista argentino y
latinoamericano, con su exhaustivo conocimiento de primera mano de casi la totalidad de la
obra marxiana -en ediciones no sólo castellanas sino también francesas, incluyendo los
trabajos juveniles de Marx anteriores a 1844, difíciles de encontrar en su época- y de toda la
producción especializada en ese rubro, desde David B. Riazanov, Franz Mehring y Lenin
hasta György Lukács o Rodolfo Mondolfo, sin olvidar autores no marxistas como Benedetto
Croce, Werner Sombart, Wilhelm Dilthey, Ernest Renan, Max Scheler o Friedrich Nietzsche,
entre otros.
Pero recordemos que Ponce estructuró siempre su lectura del marxismo desde una
matriz fuertemente clasicista. De allí que inmediatamente pasara a afirmar su confianza en la
85
Aníbal Ponce, El viento en el mundo (conferencia dictada el 19 de mayo de 1928 [1933]), en Obras
completas, tomo 111… 165.
86
Revista que, dicho sea de paso, Deodoro Roca guardaba en su biblioteca personal así como
también la Revista de filosofía de Ingenieros. Archivo Cristina Roca.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 21
continuidad cultural con lo mejor del pasado burgués: "Pero la negación que la dialéctica
impone", continuaba diciendo, "no es destrucción ni aniquilamiento. De la cultura que
agoniza, ella tomará los elementos legítimos para incorporarlos y desenvolverlos en la cultura
más perfeccionada que le seguirá". El comunismo del siglo XX y sobre todo su humanismo,
constituía ante sus ojos el heredero privilegiado de la cultura humanista que la burguesía
venía desarrollando desde el Renacimiento. Esa particular inflexión ideológica constituyó por
supuesto la piedra de toque de su obra filosófica.
87
No sólo rastreable en el pensamiento humanista del Che Guevara, quien lo había leído largamente
antes de conocer a Fidel, sino también en su notable coincidencia problemática con los pensadores
más brillantes del marxismo occidental europeo (v.gr., el "humanismo absoluto" de Gramsci o el de
Historia y conciencia, de clase del joven Lukács...). Aunque tenía una formación increíblemente
erudita, Ponce no accedió a los Cuadernos de la cárcel (publicados más tarde). Es probable que
tampoco conociera ese trabajo de Lukács (sí había publicado del húngaro "Zola y el realismo", en
Dialéctica, 1, marzo de 1936, 30-35, traducido del francés por Rafael Río). Esa circunstancia realza
aun más para nosotros, los latinoamericanos, su originalidad en este terreno.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 22
Ponce quiere ser distinto, ir hasta la raíz. Incorpora sus impresiones y reflexiones a su
principal libro, Humanismo burgués y humanismo proletario, bajo el sugestivo título "Visita al
hombre del futuro". "La utopía enorme", sostenía, "que parecía destinada a flotar entre las
nubes tiene ya en los hechos su confirmación terminante [...] El mismo día en que llegué a
Moscú me fue dado comprobarlo de manera completamente inesperada".
Es que el impacto de la Revolución Rusa hizo temblar no sólo las fibras más íntimas
de filósofos y pensadores como Ingenieros y Astrada o dirigentes estudiantiles como Deodoro
Roca o Julio V. González sino también de todo el campo cultural y artístico de nuestra
izquierda. Izquierda que estética y culturalmente a fines de los 20 y comienzos de los 30 se
agrupaba en tres vértices ideológicos: 1) los escritores Leónidas Barletta, Roberto Arlt y Elías
Castelnuovo del grupo Boedo -donde predominaban el realismo, la "literatura social" y la
continuidad cultural-; 2) Raúl González Tuñón y su revista Contra -vanguardia estética y
vanguardia política, martinfierrismo de izquierda, paralelo con las vanguardias rusas del
Proletkult y contemporáneo del período "clase contra clase"- y finalmente, entre ambos, 3) el
humanitarismo y el antiimperialismo de Claridad.90
88
José Fernando Penelón, el principal dirigente político en la fundación del comunismo argentino, llegó
a ser nombrado por Lenin en una de esas visitas a la URSS (1922) coronel del Ejército Rojo. Un cargo
simbólico -pues no tenía mando real de tropa- pero altamente significativo de su importancia política.
89
Aníbal Ponce, Humanismo burgués y humanismo proletario, en Obras completas, tomo III… 543.
90
Véase Beatriz Sarlo, Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y 1930 (Buenos Aires: Nueva
Visión, 1996), cap. V, "La revolución como fundamento".
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 23
Inglaterra había introducido Robert Owen en sus escuelas "hacía de ese sistema el único
método capaz de producir hombres completos". Siguiendo el hilo del razonamiento agregaba
que la combinación del trabajo productivo con la enseñanza general "le parecía a Marx uno
de los elementos más formidables para construir el hombre nuevo [...] De devolver al
individuo mutilado por la especialidad su desarrollo completo, su sed de la totalidad". Desde
esa matriz humanista Ponce registra y traduce el "fantasma rojo" bolchevique al que "le ha
tocado la misión heroica de liberar al hombre, de inaugurar de verdad el humanismo pleno".91
Dentro de ese mismo impulso humanista, en una conferencia dirigida a los estudiantes
reformistas de ciencias económicas (que en su oratoria retomaba en más de un sentido el
impulso de los "sermones laicos" de Ingenieros), Ponce reclamaba: "Al especialista
fragmentario que fue el ideal de otro tiempo, oponed el gesantmensch del ideal
contemporáneo, el «hombre-todo» de Goethe, capaz de sufrir y comprender la compleja
diversidad del mundo".92
Ponce, entre los extremos de Ingenieros y Del Valle Iberlucea. A años luz del
reformismo de Juan B. Justo, a quien sin embargo respetará por su Teoría y práctica de la
historia (libro al que valora después de Facundo de Sarmiento y el Dogma socialista de
Esteban Echeverría, aunque le critica su evidente biologismo) por su aporte a la historia de la
sociología en la Argentina. Desde esa posición intermedia Ponce encontrará en la
experiencia bolchevique la doble vía de continuidad y ruptura frente al pasado que representa
esa "modernidad periférica" por la que atravesaba contemporáneamente la Argentina. Sin
embargo, su humanismo radical no le alcanzó para llegar a ver críticamente el stalinismo
incipiente,93 limitación política que en esos mismos años – segunda mitad de los 30- también
compartirán desde otras latitudes pensadores dialécticos y humanistas como Ernest Bloch o
el mismo György Lukács.
91
Aníbal Ponce, Humanismo burgués y humanismo proletario… 509-511, 547 y 550.
92
Aníbal Ponce, "Los deberes de la inteligencia" (30 de junio de 1930), en El viento en el mundo (en p.
67, originariamente este libro llevaba por subtítulo "Conferencias a los estudiantes y los obreros"), en
Obras completas, tomo III… 175.
93
A pesar de este hecho irrebatible, es necesario destacar la completa independencia de criterio
intelectual que siempre guió a Ponce en sus lecturas y producción teórica con respecto a los vaivenes
y bandazos ideológicos del stalinismo. Un ejemplo paradigmático en ese sentido constituye su amplia
utilización de las Notas aclaratorias al "Manifiesto comunista" de David Borisovic Riazanov (seudónimo
de Goldendach) en su célebre conferencia "Elogio del Manifiesto Comunista" (5 de mayo de 1933),
reeditada luego en El viento en el mundo (1933, 1939, etc.). En esa misma época -1933- Riazanov,
que había creado el Instituto Marx-EngeIs por orden de Lenin en 1921 (instituto que Ponce visita en
1935) y que había sido el primer editor de las MEGA (las obras completas de Marx y Engels con aparato
crítico), ya había sido separado por Stalin hacía dos años -en 1931- de la dirección del instituto,
expulsado del Partido Comunista y deportado a Siberia en ese mismo año (fue fusilado por el
stalinismo en 1938). Sin embargo, Ponce siguió utilizando públicamente los libros de Riazanov, quien
ya por entonces se había convertido para la intelligentsia stalinista mundial en un "hereje" borrado de
la historia. Dos años después de la separación de Riazanov, Ponce escribe la "Nota preliminar" a la
biografía Marx y Engels de Riazanov (Buenos Aires, Claridad, s/f. [1933]) y también hace una reseña
sumamente elogiosa del libro comparándolo con la célebre biografía de F. Mehring. Véase Aníbal
Ponce, "Nota preliminar (al Marx y EngeIs de Riazanov)" y "Riazanov: Marx y Engels", en A. Ponce,
Obras completas, tomo IV… 543-544 y pp. 453-454, respectivamente.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 24
Por entonces México también recibía, además del argentino Aníbal Ponce, a lo mejor
de la intelectualidad española -luego de la guerra civil- e incluso a León Trotsky.
Pero lo más interesante del caso reside en que esos artículos donde Ponce descubre
-¿o mejor dicho redescubre?- el latinoamericanismo antiimperialista típico de "la hermandad
de Ariel" son apenas dos años posteriores a su publicación en el primer número de Dialéctica
del artículo de Marx "Simón Bolívar" (1, marzo de 1936, pp. 1-14 [traducción del original
inglés de Emilio Molina Montes]), reproducido por él para contrarrestar los artículos "Por la
emancipación de América latina" de Haya de la Torre y "Bolivarismo y monroísmo" de
Vasconcelos.
El contraste teórico, político y cultural entre esos dos momentos demasiado cercanos
en el tiempo es enorme. Mientras que en 1936 Ponce celebraba el artículo de Marx ("tan
jugoso a pesar de su aspecto seco y áspero") contra el libertador americano -y
tangencialmente, contra el ideal latinoamericanista por no ser "marxista" puro-; en 1938 critica
en cambio las teorías de "los pueblos inferiores" -a las que él mismo, con su admirado
Sarmiento, había adherido en su juventud-, descubriendo entonces un nuevo sujeto social de
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 25
nuestra América: "las masas indígenas". Incluso en esos artículos llega a denominar al
continente, por contraposición con lo más duro de su núcleo ideológico anterior, "la América
indígena".
Ese carácter inacabado no impidió que sus escritos se extendieran por el continente,
más allá de la Argentina (donde Agosti recopiló y editó en 1974 sus Obras completas). En
primer lugar, México. Allí Ponce tenía planeado formar una gran biblioteca con el apoyo de la
Secretaría de Enseñanza Pública, proyecto que se frustró con su muerte. También dejó su
huella en la Universidad de Michoacán, donde había sido nombrado profesor permanente.
Pero fue en la década del 60, con el triunfo de la Revolución Cubana, cuando su obra
volvió a difundirse -ahora en ediciones realmente masivas y en un contexto de "recepción"
cuyo registro ya era inasimilable al stalinismo. En esos años se publicaron Educación y lucha
de clases y Humanismo burgués y humanismo proletario.94
Serán los años en los que el Che, con evidente influencia del humanismo de Ponce95
y ante una audiencia ahora mundial, defenderá a capa y espada la necesidad imperiosa
que tenía la revolución de crear un "hombre nuevo"... a riesgo de sucumbir -como finalmente
sucedió con el fantasma grisáceo y ya ennegrecido de la URSS- ante las armas melladas del
mercado y el capitalismo.
94
A. Ponce, Educación, y lucha de clases. Prólogo cubano, sin firma (La Habana: Imprenta Nacional
de Cuba-Ministerio de Educación, 1961), I-IX y Humanismo burgués y humanismo proletario. Prólogo
de Juan Marinello (La Habana: Imprenta Nacional de Cuba, 1962), 7-30. Ambos serán más tarde
reeditados juntos en un inmenso volumen de 535 páginas con el mismo prólogo de Marinello. Véase
Aníbal Ponce, Obras (La Habana: Casa de las Américas, 1975).
95
Según Michael Löwy (El pensamiento del Che Guevara [1970] (México: Siglo Veintiuno, 1987),15-16:
"En su concepción del humanismo, es posible y hasta probable que el Che haya sufrido la influencia de
la obra del pensador argentino Aníbal Ponce (1898-1938), uno de los pioneros del marxismo en
América latina, cuyo libro Humanismo burgués y humanismo proletario (1935) ha sido con toda justicia
publicado de nuevo en Cuba en 1962. Ponce muestra la oposición fundamental entre el humanismo de
la burguesía y el de los trabajadores y subraya que «el hombre nuevo», «el hombre integral» que
reúne la teoría y la práctica, la cultura y el trabajo, no será realizable sino por el advenimiento al poder
del proletariado".
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 26
Bibliografía
Agosti, Héctor. Ingenieros, ciudadano de la juventud. Buenos Aires: Santiago Rueda editor.
1950.
Agosti, Héctor. Aníbal Ponce. Memoria y presencia. Buenos Aires: Cartago. 1974.
Bagú, Sergio. Vida ejemplar de José Ingenieros. Buenos Aires: El Ateneo. 1953.
Cupull, Adys y González, Froilán. Cálida presencia. La smistad del Che y Tita Infante a través
de sus cartas. Buenos Aires: Ameghino. 1997.
Del Valle Iberlucea, Enrique. La revolución rusa. Buenos Aires: Claridad. 1934.
Giudici, Ernesto. “Ingenieros, un científico con ideales”. En Crisis Nº 34. Buenos Aires. (1976)
46-48.
Gramsci, Antonio: Cuadernos de la cárcel. México, ERA. Seis Tomos. Edición a cargo de
Valentino Gerratana y cuidada en su traducción al español por Dora Kanoussi.
Ingenieros, José. Los tiempos nuevos. Reflexiones optimistas sobre la guerra y la revolución.
Buenos Aires: Futuro. 1947.
Ingenieros, José. Los tiempos nuevos. Buenos Aires: Elmer. Volumen 16 de las Obras
Completas. 1957.
Ingenieros, José y Ponce, Aníbal. Revista de filosofía. Cultura, ciencias, educación. 1915-
1929 [Antología]. Buenos Aires: Universidad de Quilmes. 1999.
Kohan, Néstor. Deodoro Roca, el hereje [Antología]. Buenos Aires: Biblos. 1999.
Löwy, Michael. El pensamiento del Che Guevara. México: Siglo XXI. 2004.
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Visacovsky, Nerina. Argentinos, judíos y camaradas tras la utopía socialista. Buenos Aires:
Biblos. 2016.
96
ANÍBAL PONCE, INTELIGENCIA Y HUMANISMO ENTRE DOS MUNDOS
Aníbal Norberto Ponce (1898 – 1938) tuvo, como Mella, una corta pero prolífera vida.
Como bien a señalado Cinthia Wanschelbaum, Ponce nace poco tiempo después de la
traducción al español del Manifiesto Comunista, y veinte años antes de que llegara a la
Argentina la traducción de El Capital. La poca circulación que los materiales marxistas tenían
en los primeros años de vida de Ponce ilustran que el autor de Humanismo burgués y
humanismo proletario es un claro ejemplo de como se “llega” a ser un revolucionario,
proviniendo de una tradición de pensamiento liberal y positivista que sostenían no sólo sus
maestros, sino buena parte de la intelectualidad argentina de esos años.97 Fue, como ha
señalado Héctor P. Agosti en el trabajo sobre su maestro Ponce, un hombre que vivenció la
transición entre la “belle époque” de la intelectualidad y la nueva realidad dictatorial
inaugurada por el gople del general Uriburu en Argentina en septiembre de 1930. Una
manifestación nacional del fenómeno internacional de la crisis capitalista de aquellos años y
el creciente contraste con la realidad inaugurada por la Revolución Rusa años antes.
96
Artículo en su original en Revista Inclusiones, Volumen Especial Enero-Marzo 2018.
97
El propio Ponce hacía suyas las palabras del francés Lazare Carnot: “No se es revolucionario, se
llega a serlo”. Esta tesis está ampliamente desarrollada para el caso de Ponce en el estudio
inteoductorio escrito por Wanschelbaum a la reedición de Ponce, Aníbal, Educación y lucha de clases
(Buenos Aires: Ediciones Luxemburg, 2014).
98
Aníbal Ponce, “Para una historia de Ingenieros”, en Obras completas (Buenos Aires: Cartago, 1974),
tomo I, 202. El trabajo fue escrito por Ponce en el verano de 1925-1926.
99
Aníbal Ponce, “Para una historia de Ingenieros”… 203.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 29
los trabajos científicos de su maestro, con algunas influencias de cierto biologismo social y
determinismo económico. Pero Ponce advirtió el progresivo corrimiento de Ingenieros del
positivismo decimonónico hacia las corrientes antiimperialistas y antiburguesas que se
avisoraban en esos nuevos tiempos, corrimiento que atravesará al propio Ponce cuando
encuentre en el marxismo las claves explicativas para los procesos sociales que tanto
llamaban su atención.100 Y en ese mismo trabajo sobre Sarmiento el propio Ponce comienza
a matizar las influencias voluntarias de los individuos en los procesos sociales, al afirmar que
“[l]os grupos sociales varían independientemente del capricho individual. La exaltación
carlyliana del culto a los héroes, no es más que un transplante del ilusorio libre arbitrio al
terreno de la evolución social”.101
El “gran tajo”
100
Sobre la relación maestro – discípulo de Ingenieros y Ponce con ilustrativas las páginas del trabajo
de Agosti, P. Héctor, Aníbal Ponce. Memoria y presencia (Buenos Aires: Cartago, 1974), 42-43. El
trabajo de publicó como estudio introductorio de las Obras completas de Ponce, publicadas también
por Cartago.
101
Aníbal Ponce, La vejez de Sarmiento (Buenos Aires: Talleres Gŕaficos Argentinos L. J. Rosso,
1927), 112.
102
“Evocación e inventario de Sur”, citado en Héctor P., Agosti, Aníbal Ponce. Memoria y presencia
(Buenos Aires: Cartago, 1974), 88.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 30
completar un panorama de efervescencia social que el golpe del ´30 vino a interrumpir
abruptamente.
Ponce fue artífice de dos importantes instituciones culturales que jugaron en Argentina
un rol aglutinador de la intelectualidad progresista en la década del '30: El Colegio Libre de
Estudios Superiores (CLES), que funcionó entre 1930 y 1961, y la Asociación de
Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE) que abrió sus puertas en 1935 y fue
clausurada en 1943 por el golpe militar de junio de ese año.
Sin duda el CLES puede vincularse a toda otra serie de instituciones culturales y
universidades populares (como la Universidad Popular José Martí impulsada por Mella) que
buscaban crear nuevas formas de intervención en la lucha cultural frente a las instituciones
tradicionales que habían evidenciado su complicidad con los poderes hegenómicos. En el
manifiesto inaugural puede leerse: “Ni Universidad profesional, ni tribuna de vulgarización, el
Colegio Libre de Estudios Superiores aspira a tener la suficiente flexibilidad que le permita
adaptarse a las nuevas necesidades y tendencias”. Fue fundada por Alejandro Korn, Narciso
Laclau, Roberto Giusti, Carlos Ibarguren, Luis Reissig y Aníbal Ponce, personajes que
participaron o abrazaron la causa de la Reforma Universitaria de 1918 y procuraron defender
sus banderas cuando la Universidad se convirtió en un epicentro de la reacción. En palabras
de Federico Neiburg, el CLES
Muchas de sus actividades, entre ellas las protagonizadas por Aníbal Ponce, fueron
publicadas en la revista de la institución Cursos y Conferencias. Eran años de un activo
movimiento antifascista a nivel mundial, y que convocó a muchos intelectuales a pronunciarse
103
Buena parte de sus indagaciones psicológicas fueron difundidas en conferencias, cursos y en
artículos publicados en la Revista de Filosofía, fundada por José Ingenieros, y El Hogar. Entre los más
célebres se encuentra Ambición y angustia de los adolescentes, curso que dictara en el Colegio Libre
de Estudios Superiores en 1931 y Diario íntimo de una adolescente, ambiéndictado en el CLES en
1933. La obra de psicología de Ponce fue compilada en el tomo II de las Obras completas editadas por
Cartago en 1974. Parte de este archivo se encuentra digitalizado además en el Centro de Estudios y
Formación Marxista Héctor P. Agosti (CEFMA).
104
“Élites sociales y élites intelectuales: El Colegio Libre de Estudios Superiores”, en Neiburg,
Federico, Los intelectuales y la invención del peronismo (Buenos Aires: Alianza Editorial, 1998), 144-
145.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 31
En 1935, Ponce regresa de un viaje de seis meses por Europa y la URSS. Profundo
admirador de la cultura francesa, retomó la experiencia del ya mencionado Comité de
Vigilancia y participó de la creación, como adelantáramos, de la Agrupación de Intelectuales,
Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE), de la cual será presidente. En la declaración inicial
de la institución se afirmaba:
“La cultura debe ser militante y habida cuenta que los peligros que se ciernen
como siniestras sombras sobre el cuerpo de la nación afectan a todos, los
artistas que ven mermadas sus posibilidades de creación; los escritores
impedidos de expresar su verdad; los científicos que se hallan sometidos a un
contralor que limita y a veces neutraliza sus investigaciones, quieren
ansiosamente dar a esa común inquietud una articulación que de la fuerza
necesaria a esa verdad disminuida por la división y pisoteada por el fascismo
107
que representa la negación en sentido universal de su razón de ser”.
Como bien afirma Ricardo Pasolini, el antifascismo adquiere en Argentina, aunque no
solamente en ese país, un rol central en instalación de la idea del compromiso político del
intelectual como criterio legitimador de la práctica cultural. Un intelectual que se diferenciaba
del modelo tradicional burgués preocupado solamente por los alcances y el éxito de su
trayectoria individual, para comprometerse con los problemas de la realidad política y social.
Así queda claramente expresado en el “Manifiesto de intelectuales” contra el fascismo que
encuentra a Ponce como uno de sus firmantes. Puede leerse allí:
“Para salvar la cultura, para acceder a los beneficios de la ciencia y del arte
[…] nosotros proclamamos la necesidad de unirnos a los oprimidos y
explotados del mundo. Ellos conducen la historia; ellos no tienen interés
alguno en conservar un estado social hostil y negador; ellos despliegan la
bandera de la liberación. Y con ellos y por ellos, nosotros veremos surgir un
mundo nuevo en que la inteligencia, liberada de prejuicios mezquinos, sueltas
las ataduras que la esclavizan y envilecen, habrá conocido por primera vez en
la historia humana, la dignidad de un trabajo socialmente útil, la alegría de un
108
mundo indefinidamente renovado, pujante y bello”.
105
Ernesto Giudici, Represión obrera y democrática, citado en Ricardo Pasolini, “La cultura antifascista
y los “intelectuales nuevos” en la década de 1930: el Ateneo de Cultura Popular de Tandil.”, trabajo
presentado en las Segundas Jornadas de Historia Política realizado en Tandil, en junio del 2007 (b). El
texto está disponible en www.historiapolitica.com
106
Ricardo Pasolini, “Antifascismo, comunismo y mitos intelectuales: las representaciones de la figura
de Aníbal Ponce”, ponencia presentada en V Jornadas de Historia Política Centro de Estudios
Históricos, Facultad de Humanidades, UNMdP, Mar del Plata, 29 de septiembre al 1 de octubre de
2010.
107
Para una historia de los intelectuales argentinos: la AIAPE”, en Cuadernos de Cultura Nº 87, enero–
febrero de 1968, 50.
108
El Ateneo, revista bimensual Rosario, junio - julio 1934, Nº 7, 17-19.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 32
de “su conocida actuación ideológica”, según se lee en un mensaje del Poder Ejecutico
formado por el presidente Justo y por el ministro Jorge de la Torre. La imposibilidad de
desempeñarse como profesor y como periodista por la creciente persecución, lo llevó a
trasladarse a México, en donde trabaría profunda amistad con los cubanos Nicolás Guillén y
Juan Marinello. La intelectualidad cubana era conocedora de la obra de Ingenieros y sabía
de Ponce como uno de sus más cercanos discípulos. En sus Ocho notas sobre Aníbal Ponce,
Marinello expresó de su admiración por el argentino, “quien vivió sus años mexicanos muy
unido a la 'colonia cubana'”. En una carta a su hermana Clara, Ponce dejó testimonio de la
profunda influencia que Marinello y Guillén tendrían en su formación: “Por fortuna me he
hecho amiguísimo de dos o tres cubanos desterrados; uno de ellos el gran poeta mulato
Nicolás Guillén, que para castigo de mis prejuicios de raza he aprendido a querer como un
hermano”.109 La superación de sus esquemáticas consideraciones sobre la cuestió racial
puede apreciarse en los artículos de El Nacional, en donde publicara “La cuestión indígena y
la cuestión nacional”. En “Examen de conciencia”, conferencia pronunciada en mayo de 1928,
Ponce había menospreciado el elemento indígena, particularmente en el Río de la Plata, y
vinculaba muy estrechamente la Revolución de Mayo de 1810 a la influencia del pensamiento
francés. Esta visión, muy extendida en época de Ponce, le impidió ver no sólo los procesos
de independencia como un fenómeno continental en los que los indígenas sí habían tomado
un papel activo, tanto en las luchas como en los reclamos. Afirmó en aquella oportunidad que
La revista solo publicó siete números entre marzo y agosto de 1936, cuando dejó de
aparecer por las persecuciones a Ponce, quien, como anticipamos, se trasladará a México.
Entre los “comentarios” publicados en la revista podemos mencionar: “Simón Bolívar”, por
109 Carta a Clara Ponce con fecha 29 de junio de 1937, citada en revista Expresión, número 1,
diciembre de 1946, 113-114.
110 Aníbal Ponce, Aníbal, Obras completas, tomo III… 154.
111 Citado en Héctor P. Agosti, Aníbal Ponce. Memoria y presencia… 122. Agosti afirma en ese
mismo trabajo que “en la historia personal de Ponce Dialéctica significó la confirmación del proceso
que Humanismo burgués y humanismo proletario había mostrado en punto de sazón”.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 33
Carlos Marx, “Dialéctica y lógica”, por Jorge Plejanov, y “Agustín Thierry y la concepción
materialista de la historia”, del mismo autor, entre otros.
A pesar de haber vivido sólo cuarenta años, Ponce nos dejó una vasta obra. Nos
centraremos en este trabajo en el rescate de algunos de los ejes de su pensamiento que nos
resultan de interés, no sólo por la audacia en su época sino por su vigencia a la hora de
pensar el trabajo intelectual y la revolución.
Uno de esos ejes lo constituye sin dudas la particular ligazón que Ponce trazó en su
análisis entre la Revolución de Mayo de 1810 en el Río de la Plata y la Revolución Rusa casi
un siglo después.
Todos los trabajos sobre Ponce destacan, con justeza, su profunda admiración hacia
la cultura francesa. En ella veía la “madre fecunda de las humanidades”, la fuente de las
ideas para los revolucionarios de Mayo de 1810, año en el que uno de los más radicales
revolucionarios, luego asesinado, Mariano Moreno ordenara la reimpresión en Argentina del
Contrato social. Sin embargo, sería correcto caracterizar esa admiración como un absoluto e
incondicional seguidismo. Admirador de Echeverría, Alberdi y Sarmiento, Ponce descartaba
cualquier tipo de “vasallaje espiritual” que desconociera la confluencia de diversas culturas y
tradiciones en nuestro ser nacional. Así, a pesar de haber “heredado” un lenguaje, nuestra
expresión y nuestra literatura poseían precisos elementos diferenciadores en nuestra
identidad. “Ni indios, ni españoles, ni gauchos a buen seguro; pero tampoco franceses. Sin
comprometer la línea dominante que permite reconocernos desde la Revolución [de Mayo],
salimos al encuentro de todos los pueblos y aspiramos a forjarlos en una nueva unidad”. 112
Esa línea dominante representaba para Ponce la sustitución del derecho divino por la
soberanía popular y el provilegio feudal por la justicia social. Pero seguidamente advertía que
aquellos principios de soberanía y justicia social no se habían realizado totalmente. En efecto,
la separación (o eliminación como en el caso de Moreno) de los revolucionarios más
“jacobinos” habían frenado la concreción efectiva de transformaciones de fondo que
terminaran con el privilegio económico de unos pocos. Aquella tarea “inconclusa” quedaba
aún en mayor evidencia tras el triunfo de la Revolución Rusa, cuyos ideales eran para
Ponce “los mismos ideales de la Revolución de Mayo en su sentido integral”. Porque las
causas determinantes de aquella revolución no eran padecimientos exclusivos de un pueblo
en particular, el ruso en este caso, sino efecto de un sistema de dominación que hacía del
programa rudo un fenómeno generalizable a otras latitudes. Si ayer la inteligencia
revolucionaria se apoyó en el Contrato social y en la Enciclopedia, las horas actuales
proponían el pensamiento de Marx como inspiración.
112
Aníbal Ponce, “Exámen de conciencia”, en Obras Completas, tomo III… 160.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 34
Esa fuerza no era otra que la que había guiado los pasos de la Revolución Rusa, y era
la que había logrado plantear los problemas con su máxima claridad: o burgueses o
proletarios. La contradicción básica entre estos dos sectores permitía a Ponce realizar una
lectura más profunda y radical de las implicancias de la Reforma Universitaria. Porque más
allá de las transformaciones que afectaron, de hecho, la tradución universitaria argentina, su
conformación y su gobierno, en un sentido claramente democratizador (aunque burgués) la
Reforma tenía un sentido “más generoso y más amplio que incluye a la Reforma dentro de la
Revolución”. En palabras de Ponce:
113
Aníbal Ponce, Obras compleas, tomo III… 164.
114
Aníbal Ponce, “Conciencia de clase”, en Obras Completas, tomo III… 186. El destacado pertenece
al original.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 35
“Y así nació – explica Ponce- el sofisma del intelectual como un ser aislado y
sin partido, extraño por completo a las luchas políticas, ajeno en absoluto a la
vida de su mundo. Mezcla de generosidad aparente y de logrería efectiva, la
soledad del intelectual no podía beneficiar sino a la burguesía. Por lo que tiene
de cálculo y por lo que tiene de miedo, la teoría del intelectual ajeno a los
partidos muestra, apenas de la estruja, la mezquindad inherente a la media
116
alma burguesa”.
115
Aníbal Ponce, “Para una historia de Ingenieros”, en Obras completas, Tomo I… 204. El destacado
es nuestro.
116
Aníbal Ponce, “Los deberes de la inteligencia”, en Obras completas, tomo III… 171.
117
Aníbal Ponce, “Los deberes de la inteligencia”, en Obras completas, tomo III… 172.
118
Agrega Ponce: “Como la Iglesia Católica, la burguesía también tiene al servicio sus Doctores”.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 36
Otro de los ejes que nos interesa destacar del pensamiento de Ponce es su
concepción del marxismo como un humanismo, como un camino que permite la realización
de un hombre total por sobre las mezquindades y parcelamientos de la sociedad capitalista.
Esta realización es la que Ponce encuentra en la “Rusia Nueva”, de la que había regresado
en febrero de 1935. Dió entonces una serie de conferencias en el CLES, que serían
publicadas luego bajo el título Humanismo burgués y humanismo proletario, libro que tendrá
una influencia vital en el pensamiento de revolucionarios latinoamericanos como el Che,
quien en 1961 propone publicarlo en Cuba junto con Educación y lucha de clases.119
Antes de llegar a la Unión Soviética, había atravesado “la España jesuítica de Gil
Robles, la Francia de los decretos-leyes, el vasto campo de concentración de la Alemania, la
Polonia torturada y mártir”, lo cual seguramente agudizó el contraste con las impresiones
recogidas al llegar a Moscú. El viaje llevó a Ponce distinguir entre dos concepciones del
humanismo contrapuestas: “de una parte, un puñado de hombres ricos para quienes la
cultura debe ser el regalo de pocos iniciados; de la otra, millones de hombres libres que
después de renovarse el alma al abolir para siempre la propiedad privada, han abierto de par
en par las puertas hasta ayer inaccesibles del banquete platónico”. La nececidad de un
intelectual militante iba acompañada de la renovación misma del concepto de cultura, porque
“cuando a la cultura de la disfruta como a un privilegio, la cultura envilece tanto como el oro”.
Y esa era la gran transformación cultural en la “Rusia Nueva” que contribuía indudablemente
a la conformación de un hombre nuevo. Por esa razón había ordenado Lenin, tras la toma del
poder, la reedición de los clásicos, y había afirmado que era imposible ser comunista sin
119
Cinthia Wanschelbaum ha llamado la atención sobre el libro de Julio Woskoboinik Aníbal Ponce en
la mochila del Che. Respecto a Educación y lucha de clases, Agosti recuerda que en su preparación le
llevó a Ponce el folleto “Lenin y la juventud”, ediciónd el Secretariado Sudamericano de la Internacional
Juvenil Comunista, Buenos Aires, 1929, selección de textos sobre problemas juveniles que el propio
agosti había traducido a partir de una versión francesa. Texto que fue de gran utilidad para ponde en
sus tesis pedagógicas. Véase Héctor P. Agosti, Aníbal Ponce. Memoria y presencia… 123.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 37
“El hombre […] se modifica con las circunstancias que lo educan y con las
circunstancias que él transforma. Y esta última parte, la de la práctica
revolucionaria, es la que le quita precisamente al teatro de Shakespeare su
aspecto por momentos desolado, su impresión muchas veces sombría de
fatalismo inexorable […] era necesario mostrar también, que esas creaciones
no son otros tantos aspectos del hombre 'eterno' y de la humanidad
121
'invariable'”.
Ponce señala, siguiendo a Marx, que el nuevo humanismo sólo podía surgir en ese
momento histórico, por las condiciones que permitían al hombre de entonces liberarse de los
largos procesos de formación de oficios propios del artesanado, y de las interminables
jornadas de trabajo gracias a la aparición de la máquina, que si bajo el capitalismo es un
instrumento de explotación, bajo el socialismo permite la reducción de la jornada de trabajo y
el desarrollo integral del hombre. La máquina era según Ponce la primera condición objetiva
para el surgimiento de un humanismo proletario.
El hombre nuevo, total, el “hombre futuro” como el propio Ponce denominó al hombre
soviético, parecían provenir de tiempos muy distintos. Hombres que “en las granjas, en los
laboratorios y en las escuelas, sólo piensan en construir, en crear, en superar lo existente.
Construir, he ahí en efecto el verbo de la Rusia Nueva; construir en las técnicas, construir en
la cultura, construir en el alma”. Era una socidad para la cual “el trabajo ha dejado de ser un
tormento”.123 Hombres que trabajan en granjas y usinas para luego asistir a clubes, museos,
teatros y conciertos. Ponce subrayó las palabras de Stalin cuando definió a los intelectuales,
a los escritores como “ingenieros de las almas”, como participantes directos, junto con el
proletariado, de crear y expandir una nueva cultura y la edificación de ese hombre nuevo.
Nos parece interesante destacar la siguiente frase del novelista ruso Alexander Adveenko
que Ponce cita en su libro: “Sano y fuerte, sueño en construir como escritor una obra
inolvdable […] Dichoso de vivir, siento en mí un coraje inquebrantable, y sólo la alegría de
que habré de despertarme me compensa la pena de dormir todos los días. Cien años he de
120
Se trata del discurso de Lenin al Tercer Congreso Pan-ruso de la Unión de las Juventudes
Comunistas en 1920.
121
Aníbal Ponce, “Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III… 528.
122
Aníbal Ponce, “Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III… 511.
Los destacados son de Ponce.
123
Aníbal Ponce, “Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III… 543.
Ponce apunta a pié de página que la palabra “trabajo” proviene de “tripalium”, instrumento de tortura
formado de tres piezas.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 38
vivir, blanquearán mis cabellos, y yo seguiré siendo eternamente feliz, eternamente dichoso.
Y todo esto es a ti, Stalin, educador, a quien lo debo”. Y agregaba Ponce: “Jamás -y el
advervio tiene aquí matemática precisión-, jamás ha surgido del seno de la masa una
afirmación más completa de fe en la vida, de confianza en sí mismas, de orgullo exultante del
podrío del hombre”.124 Claras muestras del clima de época, estas citas permiten
contextualizar no sólo las opiniones de Ponce, sino las de muchos de los que, tras el ascenso
de la Unión Soviética, se encuadraban en el “partido” de su defensa y del esclarecimiento de
sus logros.125
Escribe Ponce: “Todo lo que hasta ahora le dominaba y oprimía pasa a ponerse a su
servicio, y por vez primera, también, adquieren validez universal los grandes valores que
hasta entonces sólo enmascaraban los intereses de las clases dominantes”.126 Es inevitable
pensar en Gramsci cuando se lee de la mano del argentino que “las pretendidas 'instancias
incondicionales y absolutas' -sobre las que tanto gustan de ahuecar la voz los pintorescos
petimetres de nuestra filosofía oficial- no han tenido nunca, desde Platón hasta Max Scheler,
otra estabilidad que la del poder de la clase dominante”.127 Sólo el nuevo hombre puede
invocar aquellos “valores absolutos” del hombre, porque cuando refiere al concepto “hombre”
lo hace desde un lugar de pleno conocimiento de la realidad humana, de la totalidad del
hombre que piensa, trabaja y crea. No es ya el hombre “tantas veces enunciado como veces
traicionado”. El “superhombre” de la cultura burguesa no tiene razón de ser, porque las metas
que se propone son ahora alcanzables por el nuevo humanismo, el humanismo proletario y
pleno.
Los ejes dsarrollados, muy suscintamente, en esta exposición, nos empujan a matizar
el planteo de Michael Löwy, que ha caracterizado el pensamiento de Ponce como “pre-
marxista”, por lo menos si tomamos su obra como una totalidad. Si como dijimos al principio,
no se “es marxista” sino que se “llega a serlo”, no sólo debemos estudiar las reflexiones del
pensador argentino con sus iniciales, y ciertas, líneas “positivistas” o “liberales” producto
de su contexto de formación, sino también obras como Humanismo burgués y humanismo
proletario y Educación y lucha de clases, en los que, como el propio Löwy reconoce, hay no
sólo un conocimiento de la cultura universal y de la obra de Marx, como puede apreciarse en
Elogio del Manifiesto comunista, sino también un dominio del materialismo histórico.128 Nos
apoyamos también en las palabras de Héctor P. Agosti, el más sobresaliente discípulo de
Ponce: “No se trata de convertir entonces, ciertamente, de convertir a Ponce en hombre de
un partido, pero sería injusto dejar de percibir que el rumbo más cierto de su vida ideológica
lo define como un pensador de partido, con estremecidos elementos revolucionarios […]
Desde este punto de vista miro a Ponce como pensador de partido: en el sentido amplio de
una construcción teórica militante, no en el más limitado de una inscripción de adherentes.”
124
Aníbal Ponce, “Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III… 516.
125
Ponce no vivió los años posteriores en los que se extenderían las duras críticas a Stalin por los
crímenes y las purgas.
126
Aníbal Ponce, “Humanismo burgués y humanismo proletario”, en Obras completas, tomo III… 249.
127
Los destacados de las últimas citas corresponden al original.
128
Véase, Michael Löwy, El marxismo en América Latina (Santiago: LOM Ediciones, 2007), 27-28.
Elogio del Manifiesto Comunista se basa en una conferencia pronunciada en 1933 en la Facultad de
Derecho de La Plata en el marco del cincuentenario de la muerte de Marx.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 39
de cientos de ejemplos que no han hecho sino demostrar que el humanismo en el capitalismo
es una enunciación sin contenidos reales, profundos y duraderos.
En sus orígenes el pensamiento humanista buscó constituirse como una filosofía que
acompañara, y justificara, un estado de cosas. Con la consolidación del capitalismo, las
evidencias concretas del contraste entre puñado de enriquecidos “librepensadores” y una
inmensa masa de desposeídos requería de un corpus teórico, de una forma de enunciar y
legitimar aquel estado de cosas. De la misma forma que en la edad media se había logrado
instalar la idea de la sociedad dividida en tres estamentos, esto era, los que luchan, los que
oran y... los que trabajan para mantener a los que luchan y los que oran. Como herencia de la
eficacia de esta tradición, el humanismo burgués comprendió el potente papel que la religión
jugó siempre como elemento de continencia. No nos referimos a la generalmente mal
utilizada frase de Marx sobre la religión como el “opio de los pueblos”, sino al papel concreto
que el “culto a la pobreza” y una fuerza exteror a la acción de los hombres jugó en la
resignación y el inmovilismo de los que menos tienen. Ya Maquiavelo alertó sobre la atención
que el Estado debía prestar a los asuntos religiosos para el manejo de los asuntos de la
sociedad.
Resulta hoy cada vez más evidente que la disputa política comprende al mismo
tiempo una disputa de sentidos. La derecha ha avanzado sobre terrenos y símbolos que
claramente tiene más vinculación con los intereses reales del pueblo que con las oscuras
intenciones del sistema que ella representan. Pensemos en Henrique Capriles en Venezuela
denominando “Simón Bolívar” a su comando de campaña o en Mauricio Macri haciendo
campaña hablando de las bondades de la salud y la educación pública, y llamando a
“desideologizar” la región... O en un terreno más “pantanoso” como en el que se mueve una
institución como la Iglesia, las declaraciones del Papa en Cuba de “Nunca el servicio es
ideológico, se sirve a las personas, no a las ideas”, justamente en un país que gracias a sus
ideas aplicadas a la realidad política logró sacar al hombre de la opresión imperialista. Estas
no son iniciativas aisladas y coincidentes, sino parte de planes elaborados de
dominación. Podríamos citar innumerables ejemplos de pensadores al servicio de estos
planes. Mencionaremos sólo el ilustrativo caso Joseph Nye y sus escritos sobre un “poder
inteligente” que combine el “poder duro” con el “poder blando”, entendido como la capacidad
de generar una cultura y una política que genere atracción a los dominados.129 Así, la
cooptación ideológica y la desarticulación de resistencias es entendida como la puerta de
entrada a través de la cual las burguesías pueden recomponer y expandir sus beneficios sin
la necesidad de un “poder duro” que en algunos casos puede tener un costo
contraproducente para los dominadores en relación a los dominados.
Por todo esto, y por tantas otras cosas, el tema del humanismo no puede pensarse
por fuera de la lucha de clases. Porque el humanismo burgués ha enunciado preocuparse por
el hombre cuando en realidad sólo ha pueso el foco, como toda ideología burguésa, en el
individuo. Así, el bienestar individual multiplicado haría del bien de toda la sociedad. Ahora
bien ¿quién podría darnos algún ejemplo de realización concreta de este postulado en el
capitalismo?
129
Puede ampliarse el tema con la lectura de Boron, Atilio y Massholder, Alexia “Pensamiento
estratégico estedounidense”, en Revista de estudios estratégicos, N° 2, segundo semestre de 2014.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 40
El autor señala como aquel humanismo había buscado conformar una élite que
luchara con las armas del espíritu, que “son las únicas armas a las que no las mueve la
violencia”. Clara preocupación de una burguesía que había ya atravesado, en el siglo XIX, las
revoluciones de 1848 y 1871, en las cuales el proletariado, cansado de morir en nombre de
las revoluciones burguesas, se decidió a luchar por sus propias reivindicaciones. Como si la
violencia fuera cuestión solamente de “espíritus” y no de situaciones materiales. Y no por ser
partidarios de la violencia per se. Pero debemos reconocer que que “paz”, la “libertad” en
abstacto no dicen mucho sobre la realidad de las cosas. La violencia, tal como la concibe el
marxismo no remite sólo a la fuerza armada, aunque pueda contenerla, sino al inevitable
combate por las mayorías de derribar los obstáculos sociales que se oponen a la plena
expansión del hombre. Hay un sentido común muy fuerte que se instala y que permite que la
burguesía se apropie de estos sentidos, como lo ha hecho con el concepto de democracia
instalado hegemónicamente sin adjetivos, cuando refiere específicamente a la democracia
burguesa, con todas las limitaciones y particulares que ella posee, y desconociendo cualquier
otro tipo de experiencia democrática. Particularmente en América Latina, donde nuestras
realidades postdictatoriales han contribuído a que la democracia formal y representativa, es
130
Aunque no nos detendremos en su análisis, recomendamos muy enfáticamente para pensar la
cuestión del humanismo el libro de Héctor P. Agosti Tántalo recobrado, y más recientemente también
Estética y Marxismo de Raúl Serrano.
131
Aníbal Ponce, “Humanismo burgués y Humanismo proletario”, en Obras Completas, Tomo III… 492.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 41
decir, liberal, se consolide como un fin en si misma sin contemplar las consecuencias que
esta tiene en la repoducción del sistema capitalista.132 Como lo ha hecho también
haciéndonos equiparar república con democracia y contribuyendo a creer que la libertad tiene
un fuerte anclaje en las elecciones y la alternancia. Ponce tuvo clara conciencia de los
diversos mecanismos que instalaron en algunos intelectuales la ilusión de hallarse “por
encima” del juego político, de los fuertes condicionamientos que el sistema impone
disfrazados de “libertad de elección política” o “libertad de pensamiento”, y señaló como hasta
el propio Romain Rolland advirtió lo que él mismo denominó la agonía de “una obstinada
ilusión”, esto es, el
“doloroso proceso que se inicia en el instante mismo en que el intelectual
descubre que su pretendida independencia está condicionada por oculta
potencias que la dirigen (…) Romain Rolland es el testimonio vivo, heróico,
desgarrador, de esa confianza tenás en un Espíritu que se basta a sí mismo,
133
en una inteligencia que se cierne por arriba de las cosas”.
“El sofisma del intelectual como un ser aislado y sin partido, extraño por
completo a las luchas de la política, ajeno en absoluto a la vida de su mundo
[…] no podría beneficiar sino a la burguesía […] Los días que vivimos son
de prueba. No os engañen las calmas aparentes.Hay una guerra de todos los
días, de todas las horas. No es posible una paz duradera mientras subsista el
capitalismo. El mennos de los actos tiene en sí un significado preciso.
Sepamos siempre para quién trabajamos. Cada desfallecimiento es un triunfo
134
de los otros, cada inconsecuencia una traición”.
En este último sentido se inserta el trabajo que el principal discípulo de Aníbal Ponce,
Héctor P. Agosti, realizó para intervenir en las polémicas de su tiempo. Tal fue el caso de
Tántalo recobrado en el que Agosti, en su diálogo con el humanismo cristiano, nos deja
valiosas reflexiones sobre el humanismo socialista, que comentaremos en los párrafos que
siguen.
la vida de los trabajadores, consecuencia del acrecentamiento del monto histórico de las
“necesidades” impuestas y determinadas por el ensanchamiento del mercado. Uno de los
aspectos que se descuida en este tipo de análisis es la problematización del tema de la
“libertad”, porque si las apariencias del desarrollo de la sociedad burguesa nos proporcionan
la imagen de un trabajador cuya capacidad de consumo ha aumentado, y confundiendo esto
como vimos con la movilidad social, no contemplando las limitaciones que dicha sociedad
impone al desarrollo no sólo material sino espiritual del hombre. Si como plantea Marx “el
reino de la libertad sólo empieza allí donde termina el trabajo impuesto por la necesidad y por
la coacción de los fines externos”, las posibilidades de desarrollar “libremente” los aspectos
no materiales de la persona son evidentemente acotados. Y esto es porque las condiciones
de producción limitan concretamente la posibilidad de un tiempo libre en el que el hombre
pueda desplegar la realización de su totalidad en libertad. No se trata, claro, del tiempo libre
entendido como otium latino, de tiempo vacante, sino de “tiempo libre destinado a la
remodelación espiritual del hombre mediante el desarrollo universal de sus aptitudes”. En
este punto nos parecen muy valiosas las contribuciones de Raúl Serrano que apuntan a
reivindicar al hombre como “sujeto creador” capaz de crear, es decir, de “objetivar lo
subjetivo”, para lo cual, obviamente, necesita un tiempo de realización de esa
subjetividad. Y no sólo de los artistas e intelectuales, que en el capitalismo suelen estar
condenados a un “doble oficio”, esto es, su creación como objetivación de su subjetividad, y
el trabajo extra que en general debe hacer para subsistir materialmente. Esto sin
profundizar además en las nefastas consecuencias que la lógica capitalista del mercado
tiene para la cultura, en la que los artistas suelen tener que resignar sus aportes y criterios
artísticos para “triunfar” comercialmente en las industrias que manejan, como todos los
empleadores, a sus trabajadores, y en la que lo vendible parece estar cada vez más alejado
de los contenidos profundos... Así, el “mercado de la cultura” necesita de “consumidores”
cuyos gustos y elecciones respondan a las necesidades de los “valores” propios de un estado
de cosas. Serrano da un ejemplo actual al referir a la “tinelización” del humor136, que remite a
contenidos televisivos (aunque no sólo televisivos) que no requieran ninguna función mental
del espectador más que “consumir”. No estimula la percepción crítica ni la reflexión ¿cuál es
la clave del éxito entonces? Que el sujeto que está frente a la televisión ha pasado 10 o 12
horas esclavo del sistema y ha agotado allí la mayor parte de sus energías, no quedandole
más ganas del de “divertirse y pasarla bien”.137 Porque el arte nos dice Marx, en todo sistema
de producción, no sólo produce un objeto para el sujeto sino que al mismo tiempo produce un
sujeto para ese objeto. Esto en palabras de Serrano “nos permite explicarnos muchos
fenómenos atribuidos con anterioridad a no se sabe qué misteriosas potencias contenidas
desde siempre en el sujeto humano. Explica la relación de necesidad que se establece entre
las prácticas, los consumos y las producciones de ciertos objetos. Y también nos permite ver
con mayor claridad de qué armas se valen algunos medios para “producir” en las masas
populares necesidades de consumo que luego son calificadas como “arte popular”. Y que en
realidad no lo son. Se trata tan sólo de que, desde determinados niveles con poder de
decisión, se “popularizan” determinados temas musicales, o películas o series televisivas o
cantantes y, de este modo, se logra imponer, fabricar el gusto o las modas que luego se
toman como parámetro de lo requerido y popular”.138
136
La “tinelización” refiere a los contenidos dominantes de las producciones televisivas de Marcelo
Tinelli, por completo misóginas y basadas en las figuras de la farándula.
137
Raúl Serrano, Estética y marxismo (Buenos Aires: Ediciones del CCC, 2009), 62.
138
Raúl Serrano, Estética y marxismo… 61 y 62.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 43
“realización” del hombre. Así, “elegir” una vida de consumo material, generalmente
innecesario, como el que impone la sociedad capitalista actual, que coloca el hecho de poder
cambiar el auto o el celular todos los años como un parámetro de bienestar pero que no
contempla en absoluto el carácter finito de la materialidad en el planeta, no repara en que
para que algunos (muchos o pocos) puedan “realizarse” en este sentido, muchísimos otros no
tienen siquiera para la reproducción de sus condiciones básicas de susbistencia. Y si bien es
cierto que, en términos muy generales, las reglas de estos comportamientos o “elecciones”
están dictadas por los condicionamientos sociales de su pertenencia a determinada clase, no
es menos cierto que en el orden de la subjetividad, que es intransferible, los reclamos pueden
asumir urgencias desparejas y las respuestas no ser siempre simétricas ante los mismos
estímulos. Esto hace que nuestra forma de encarar la problemática requiera un nivel de
complejidad que permita combatir ese lugar común que relaciona al socialismo como la
“uniformidad de los sujetos”, que tanto combatió el Che en sus escritos.
Esta es una de las piedras fundamental del humanismo, porque implica el verdadero
desarrollo total del hombre, sólo viable de realizarse sin las opresiones de una sociedad
dividida en clases. Si la finalidad de todo humanismo es justamente la búsqueda de ese
hombre total, hasta el momento no se había prestado suficiente atención al verdadero origen
de aquella destrucción del hombre que la sociedad burguesa parecía presentar. Una de las
paradojas con las que choca el humanismo en el capitalismo es que a medida que crece y se
desarrolla la civilización burguesa, basada en la “libertad” del individuo, este mismo individuo
resulta disminuido desde el punto de vista de las relaciones humanas”. Pero esas
proclamadas “libertades” chocan en la realidad con la concentración monopólica en el
mercado y con los contingentes de desocupados que dificulta la obtención de condiciones
beneficiosas para los trabajadores. Para el pensamiento burgués, la libertad remite de una
concepción atomística del individuo emplazado frente a la sociedad: la libertad del individuo
para desarrollar su propia competencia contra los demás. La libertad es así igual para todos,
y se basa en la tutela de sus respectivas propiedades: la del capitalista, consintiéndole, por
ejemplo, el cierre de sus empresas sin que el estado leviatán pueda interferir en sus
decisiones individuales y soberanas; las del trabajador, permitiéndole la libre disponibilidad de
transferencia a otros sectores de labor, sin estar sujeto a un tipo determinado, como en la
época feudal. Pero esta “libertad” queda reducida a las posibilidades delimitadas por los
poderes materiales. Como bien señalaron Marx y Engels en La ideología alemana, “En la
imaginación, los individuos, bajo el poder de la burguesía, son, por tanto, más libres que
antes, porque sus condiciones de vida son, para ellos, algo puramente fortuito; pero, en la
realidad son, naturalmente, menos libres, ya que se hallan más supeditados a un poder
139
Héctor P. Agosti, Tántalo recobrado (Buenos Aires: Lautaro, 1964), 92.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 44
material.”140 Poder material que, además, determinan las condiciones del trabajo mediante el
cual el hombre se realiza en tanto ser.
Quisieramos terminar este escrito con una cita que ejemplifica de manera magistral la
lógica del humanismo burgués descipta por Ponce: “El señor Junqueiro y yo paseánamos un
día juntos, de aquí para allá, por el jardín de la Villa del Conde, y el señor Junqueiro
predicaba la piedad y el amor. Unos chiquillos estaban por allí jugando a la pelota, y yo y el
señor Junqueiro paseábaamos de aquí para allá. El señor Junqueiro predicaba la piedad y el
amor, cuando en eso la pelota cayó en la cabeza del señor Junqueiro, quien levantó el bastón
y dio con él al chiquillo... Y nosotros continuamos paseando de aquí para allá, y el señor
Junqueiro predicando la piedad y el amor”.141 Y así, siempre, la burguésía predica el amor, el
entendimiento y la conciliación mientras nada ponga en cuestión su dominación. Fue
justamente Aníbal Ponce una de las mentes más lúcidas al denunciar los contenidos de clase
que suelen esconderce tras las prédicas de un humanismo “sin adjetivos”.
Bibliografía
Agosti, Héctor P. Aníbal Ponce. Memoria y presencia. Buenos Aires: Cartago. 1974.
Marx, Carlos y Engels, Federico. La ideología alemana. Buenos Aires: Pueblos Unidos-
Cartago. 1985.
Neiburg, Federico. Los intelectuales y la invención del peronismo. Buenos Aires: Alianza
Editorial. 1998.
140
Carlos Marx y Federico Engels, La ideología alemana (Buenos Aires: Pueblos Unidos-Cartago,
1985), 89.
141
Aníbal Ponce, “Humanismo burgués y Humanismo proletario”, en Obras Completas, tomo III… 499.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 45
Pasolini, Ricardo “La cultura antifascista y los “intelectuales nuevos” en la década de 1930: el
Ateneo de Cultura Popular de Tandil.”, trabajo presentado en las Segundas Jornadas de
Historia Política realizado en Tandil, en junio del 2007 (b). El texto está disponible en
www.historiapolitica.com
Ponce, Aníbal. La vejez de Sarmiento. Buenos Aires: Talleres Gráficos Argentinos L .J.
Rosso. 1927.
Ponce, Aníbal. Obras completas. Tomo I, III. Buenos Aires: Cartago. 1974.
Serrano, Raúl. Estética y marxismo. Buenos Aires: Ediciones del CCC. 2009.
Revistas:
142
ANÍBAL PONCE, EDITOR Y DIRECTOR DE LA REVISTA DIALÉCTICA
Antes había publicado innumerables ensayos para distintas revistas. Sus conferencias
en el Colegio Libre de Estudios Superiores (CLES)143 sobre educación durante 1934, en las
que afirmaba ya su materialismo histórico, darían lugar al libro Educación y lucha de clases.
Su fundamental obra Humanismo burgués, Humanismo proletario, redactada a principios de
1936, sobre la base de conferencias del año anterior, reflejaba concentradamente el
reposicionamiento de Ponce y sus nuevas concepciones sobre el papel del intelectual. En
Dialéctica concentró la mayor parte de sus ensayos (veintidós de los veinticuatro artículos
publicados en ese año).
El año 1936 se inauguraba con la huelga general en solidaridad con los obreros de la
construcción, escenario de los combates porteños en muchos barrios, con el sindicalismo
clasista orientado por el PCA como principal protagonista. La creciente combatividad y
organización del movimiento obrero, así como el ascenso de la oposición antioligárquica
abrían un nuevo auge de luchas del movimiento popular. El Primero de Mayo de ese año, una
confluencia política y social de oposición al régimen oligárquico, permitió conmemorar el Día
142
Artículo en su original en Revista Inclusiones, Volumen Especial Enero-Marzo 2018.
143
El Colegio Libre de Estudios Superiores (CLES) fundado en mayo de 1930, editó desde 1931 la
revista Cursos y Conferencias y tuvo en Ponce a unos de sus principales impulsores. Ver M. N.
Cernadas de Bulnes, “El entramado cultural de Buenos Aires desde las páginas de Cursos y
Conferencias”. En H. A. Biagini y A. A. Roig, El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX.
Tomo II. Obrerismo, vanguardia, justicia social (1930-1960) (Buenos Aires: Editorial Biblos, 2006).
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 47
144
R. Larra, Aníbal Ponce y la AIAPE. En Cuadernos de Cultura, N° 35 61-62. Agosti fue el preso
político estudiantil del PCA y la lucha por su libertad signó muchas actividades del Partido Comunista
Argentino y su juventud.
145
Asociación mundial de escritores, creada en Londres en 1921 con el objetivo de promover la
amistad y cooperación entre "Poetas, Ensayistas y Novelistas".
146
Celina Manzoni, Vacilaciones de un rol: los intelectuales en 1936. Instituto Iberoamérica. Univ. de
Salamanca. Seminario de investigación, Marzo 2011. http://americo.usal.es/iberoame/, pág. 1.
147
La Asociación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE) fue fundada en 1935 y
Ponce fue el primer presidente de esa entidad. Ver: A. Bisso, “La lucha antifascista en la Agrupación
de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE)”. En El pensamiento alternativo en la
Argentina del siglo XX, tomo II, Obrerismo, vanguardia, justicia social (1930-1960), (Buenos Aires: Ed.
Biblos, 2006).
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 48
Los comentarios de Ponce a propósito del texto de Marx sobre Bolívar se cruzaban
con el debate que en el comunismo argentino se estaba dando respecto al proceso de Mayo
de 1810 y el papel histórico regresivo de la aristocracia criolla en la lucha anticolonial. Es
preciso considerar dos aspectos en este énfasis en el origen de clase de Bolívar. Por un lado,
al igual que en Marx, una unilateralidad que los conducía a subvalorar la centralidad que la
lucha anticolonial había tenido en la América española y el papel histórico de sus líderes. Por
otro lado, conllevaba una caracterización de la aristocracia terrateniente, de la que provenía
Bolívar, apuntando a un análisis de las clases sociales en aquel proceso. Con ella Ponce
también aludía a debates presentes en la nueva época histórica del siglo XX con respecto a
los terratenientes y el papel del latifundio en América latina, en su relación con el
imperialismo y en función de determinar los enemigos políticos a enfrentar con la política de
frente popular.148
148
El texto de Marx refleja en sus errores, una desinformación (dadas las fuentes que utilizó de un
enemigo jurado de Bolívar) y también una subvaloración de la lucha anticolonial hispanoamericana y
del papel de las masas populares en ella. Sin embargo, algunos autores han decretado a partir de este
texto una supuesta incomprensión del hecho nacional en Marx, congelando su pensamiento en un
instante y sin abordar todo su recorrido intelectual y político en el que precisamente desarrolló la
integración del materialismo histórico con la cuestión nacional (recuérdese su posición sobre la
cuestión de Irlanda en relación a la lucha de clases en Inglaterra, o su juicio sobre el papel histórico de
las rebeliones anticoloniales en Asia). Algunas de esas críticas tienen por blanco precisamente el
esfuerzo por parte de Marx de desarrollar un análisis de clase de las dirigencias patrióticas americanas
y, en particular, su señalamiento respecto del carácter reaccionario de la clase terrateniente criolla.
Esos críticos convalidan así el proceso de conformación de los Estados oligárquicos. Ver al respecto:
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 50
J. M. Aricó, Marx y América latina (Buenos Aires, FCE, 2010) y la crítica de Otto Vargas, El Marxismo y
la revolución argentina. Tomo II (Buenos Aires. Ed. Ágora, 1999).
149
A propósito de Engels, Ponce publicó también en el N° 3 de Dialéctica su texto “Contribución a la
Historia del Cristianismo Primitivo” y destacó en polémica con difundidas interpretaciones del Beer,
Barbusse y otros, la afirmación engelsiana de que el fenómeno no implicó una revolución social luego
traicionada por la iglesia. Al mismo tiempo, la propia publicación de ese texto, que ubica las raíces
sociales del cristianismo primitivo como respuesta a la opresión de clase, también apuntaba desde el
ángulo marxista contra la crítica ilustrada de carácter liberal y burgués a la religión que en Argentina
portaba el anticlericalismo positivista.
150
R. Mondolfo, “Gérmenes en Bruno, Bacon y Espinosa del concepto marxista de la historia”. En
Dialéctica N° 2, Abril, (1936) 64.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 51
De todas formas, la utilización del término “praxis” que absolutizaba la unidad –en
realidad transitoria, relativa y precaria– de práctica y teoría, perduró en las filas del
comunismo argentino y de la intelectualidad de izquierda.152
Ponce refleja una preocupación por las simplificaciones derivadas del materialismo
mecánico, que conducían a un reduccionismo del marxismo, concebido como un
“determinismo económico” en desmedro de los fenómenos superestructurales. En sus
comentarios marginales insistía frecuentemente en la diferenciación del materialismo
dialéctico con respecto al mecanicista, señalaba las consecuencias de asimilar el fenómeno
de antítesis y síntesis de la dialéctica con el de “causa y efecto” del materialismo estrecho,
que conducía a una visión “causal unilateral” de desarrollo rectilíneo, ajeno al marxismo en el
que “todo lo que existe lo ve «moverse, transformarse, vivir, influirse mutuamente”. Por eso,
le recriminaba a Friedmann que sobre esta fundamental cuestión omitiera el capítulo I del
Anti-Duhring de Engels, donde Ponce encontraba el desarrollo más profundo del abordaje
dialéctico de este problema: “...No solo abundan en la obra de los fundadores los pasajes
terminantes que completan o corrigen el pretendido descuido o la explicable premura –“no
siempre tuvimos tiempo”, dice Engels–, sino que en el primer capítulo del Anti-Dürhing ha
sido expuesta ampliamente la concepción del marxismo sobre la interdependencia
(Zusammenhang) y la acción recíproca (Wechselwirkung). Es inexplicable que Friedmann ni
siquiera lo mencione entre tantas otras citas oportunas. Por la sencillez y la precisión me
parecen de un conocimiento obligado”.154
síntesis. Así, al desarrollo rectilíneo, concebido según las filosofías mecanicistas como una sucesión
de series causales a la manera de los anillos de una cadena, la lógica hegeliana [lo] sustituye [por] un
desarrollo circular o mejor, según la imagen propuesta por Lenin un desarrollo en espiral. En
Dialéctica, Año I, N° 5, Julio (1936) 232.
154
A. Ponce, Comentarios marginales en Dialéctica, Año I, N° 5, julio (1936) 257.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 53
Es preciso señalar que Ponce, al introducir estos tópicos propios del debate político y
cultural del proceso revolucionario europeo y ruso, intervenía directamente en el debate
político y estético que en los años 30 surcaba el campo cultural argentino. Como se señala en
“Aníbal Ponce en su recorrido dialéctico”,157 el cuestionamiento a los vanguardismos que
preconizaban la “ruptura sin rescate” de la herencia cultural (reivindicando las críticas de
Lenin a los impulsores del Proletkult en la joven Unión Soviética) se inscribía por un lado en
155
Dialéctica, Año I, N° 2, Abril (1936) 92. Subrayado del autor.
156
Formulación que apareció en la retiración de tapa en todos los números de Dialéctica.
157
Ver Cristina Mateu, Aníbal Ponce en su recorrido dialéctico (Buenos Aires: Ed. Ágora, 2014).
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 54
Abunda en la misma cuestión, editando los textos de Gorki y Lenin y otros, como “Zola
y el realismo” de George Lukacs; “Eugenio O´Neill, el renegado” de A. Abramof; “Marx y la
literatura mundial” de F. Schiller.
158
Dice Ponce de Tolstoi: “Vocero del campesinado en la etapa preparatoria de la revolución, Tolstoi
sólo puede enseñar a los obreros su crítica implacable del Estado explotador. El proletariado se
apropiará de esa herencia y la incorporará a su cultura; y aunque rechazará como ajeno a la
Revolución el tolstoianismo sensible y gemebundo, no por eso dejará de comprenderlo como «reflejo»
de las debilidades que llevaron al fracaso a la revolución burguesa campesina de 1905. En la herencia
que el proletariado ha recogido entre todas las grandes obras del pasado, sobrevivirá la protesta de
Tolstoi, pero no su desesperación”.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 55
conduce a descubrir la bruma rosada del amanecer, que sólo la Revolución puede devolver al
hombre la «fertilidad perdida» [Reed]”.159
Sin duda, la revista era para su editor un instrumento de revisión ideológica. Por
ejemplo, el comentario en el primer número al texto de Lukacs sobre el realismo de Zola
resulta ineludible leerlo en una suerte de paralelismo implícito entre Zola e Ingenieros, con
cuyas concepciones positivistas Ponce había roto.160 Con Lukacs, al considerar la crítica de
Zola al régimen social capitalista, Ponce afirmaba que hasta el final de sus días el escritor
francés se decía socialista pero solo cuestionaba los “lados malos” del capitalismo y sostenía
un organicismo social caracterizado por la armonía entre las partes. Para Ponce la obra de
Zola sobrevivió porque desmentía su doctrina y demostraba que detrás de las armonías
propias de la sociología burguesas se presentaban las contradicciones reales.
159
Dialéctica, Año I, N° 4, Junio 1936.
160
En 1937 en un reportaje que le hacen en la ciudad de México ubica a Ingenieros como un
precursor, maestro de su juventud, pero “cuya ideología no podemos mantener”. Ver: O. Terán, “Aníbal
Ponce o el marxismo sin nación”… 174.
161
Dialéctica N° 5… 259.
162
Dialéctica N° 6… 319.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 56
jerarquización de las bases materiales que sostienen y reproducen la cultura como monopolio
de las clases dominantes, su relación con la lucha por el poder, y con él por los medios de
producción, comunicación y distribución de la cultura, cuestiones que por el contrario
aparecen esbozadas en su discurso “Condiciones para una universidad libre”. Es que la lucha
planteada en la cultura nunca podría ser reducida a los contenidos y las formas sin atender a
las condiciones objetivas que la producen: para una recuperación crítica y una reelaboración
de la herencia cultural era y es necesario destruir las estructuras materiales sobre las que se
sustenta aquella herencia, a partir de la transformación de las condiciones de existencia de
las grandes masas y de un trastocamiento de las relaciones sociales vigentes.
Entre las reseñas de libros y revistas vinculados al tema educativo hay que destacar la
mención y comentario de la revista mensual de Madrid “La nueva pedagogía”, haciéndose
eco de las novedades que la lucha del pueblo español promovía. También destaca la nota del
soviético B. Gruzdev sobre “El proletariado y la educación”. En su comentario, Ponce insiste
en develar el papel del Estado en la educación, papel que en “Educación y lucha de clases”
aún no había sido profundamente abordado desde la perspectiva marxista. Sostiene Ponce
163
Dialéctica N° 2… 9
164
n tal sentido, un exponente destacado de esta vertiente sería Atahualpa Yupanqui quien en 1946
consideraba, desde las páginas del periódico partidario, a la cultura como fruto gestado en la
producción popular y un reservorio a través del cual –mediante la práctica, la crítica y el conocimiento
creativo– las masas sacan a luz sus sufrimientos y esperanzas, toman también conocimiento de las
causas de su opresión y se acercan al marxismo como instrumento para eliminarlas. Federici, Rita. La
voz de los pueblos originarios en la obra de Atahualpa Yupanqui. Actas de las II Jornadas de Historia,
Arte y Política, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Tandil. 2011.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 57
que Gruzdev –a quien considera conocedor profundo del pensamiento pedagógico de Marx y
Engels y el más actualizado con respecto a sus contemporáneos– combate la “ilusión muy
difundida en los ambientes pedagógicos de la pequeña burguesía que mediante
determinados tipos de „escuelas nuevas‟, o de „repúblicas escolares‟, se podrá algún día,
renovar la sociedad” (...). “Ingenua porque demasiado bien sabemos hoy que ninguna
transformación profunda en las escuelas ha precedido sino seguido a las revoluciones” (...).
“Aparato al servicio de las clases dominantes –a igual título que el ejército, la policía o la
justicia– la escuela se ha propuesto siempre conformar la mentalidad de las clases
explotadas para que acepten en buen grado su situación nada envidiable” (...) y agrega que
durante el siglo XIX la burguesía se proclamó campeona de la educación popular y esto en
sus manos condujo a un desastre. El tratamiento por Ponce de estos aspectos decisivos del
problema educativo no ha sido suficientemente valorado por la bibliografía sobre su obra.
Esto resulta importante para evaluar el grado de ruptura de nuestro autor con la tradición
“sarmientinista”, que fue la suya, en torno al papel de la educación.
165
En Villalar se libró la batalla final entre los comuneros de las ciudades castellanas alzadas contra el
absolutismo de Carlos V en 1521.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 58
Ponce también opinaba sobre los aciertos, errores, críticas y límites de los tres
números de revista Unidad, órgano de AIAPE. La publicación, hermosamente presentada,
había producido un primer número monótono pero que se transformó “en riqueza de variedad
de voces y temas en las siguientes ediciones”. Sin embargo, no había logrado superar “la
166
El Comité de Vigilancia de los Intelectuales Antifascistas (CVIA) fue fundada en marzo de 1934 en
París, reunía a los intelectuales franceses decididos a oponerse al ascenso del fascismo. Algunos
consideran que este nucleamiento fue un precursor del Frente Popular.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 60
En una reflexión de balance más profunda, respecto del campo de los intelectuales a
aglutinar, ratificaba que “el educador necesita ser educado”: advertía sobre la dificultad en
modificar lo ya aprendido y también los grados en que se ignora la realidad en que se vive.
“Años y años de educación inspirada en un criterio más o menos «humanista» han
interpuesto entre nosotros y la vida una cortina tan tupida que los científicos y los artistas
desconocen por igual las realidades sociales en que viven. A punto tal que la tarea más
concreta o el problema más trivial resultaba muchas veces una audaz exploración en lo
desconocido”. Toda una orientación de largo plazo, articulando acción política y debate
ideológico en el campo cultural, podía inferirse de sus palabras.
El recorrido que Pone realiza del positivismo al marxismo, del liberalismo sarmientino
a posiciones revolucionarias afirmando la hegemonía proletaria en la revolución necesaria,
expresó una interacción de Ponce con el partido comunista que germinó a mediados de los
años 30 en coincidencia con un salto en el desarrollo del comunismo argentino en la actividad
sindical y política, afianzando una corriente clasista en los sindicatos por ramas y una
ampliación de su influencia en otros sectores populares, en un contexto internacional de gran
polarización contra el fascismo y, a la vez, de auge de luchas obreras. Este recorrido culmina
para Ponce en una comprensión más profunda del hecho nacional latinoamericano, que le iba
permitiendo saldar cuentas con el sarmientinismo en la valoración de las masas populares
argentinas, indígenas y criollas. Un proceso truncado por su muerte.
Ese influjo del comunismo que observamos en Ponce es el que también condicionó
favorablemente durante todo un período nuevos desarrollos de la política cultural del partido,
que se abrió al conocimiento y asimilación de las culturas populares haciendo posible un salto
fundamental en los contenidos antiimperialistas, democráticos y proletarios de nuevos
productos de la cultura argentina en todos los campos creativos.
Bibliografía
Aricó, J. M. Marx y América latina. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 2010.
Biagini, H. A. y Roig. A. A. El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX. Tomo II.
Obrerismo, vanguardia, justicia social (1930-1960). Buenos Aires: Editorial Biblos. 2006.
Federici, Rita. La voz de los pueblos originarios en la obra de Atahualpa Yupanqui. Actas de
las II Jornadas de Historia, Arte y Política, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de
Buenos Aires. Tandil. 2011.
Mao Tse Tung. “Sobre la Práctica (Julio de 1937)” y “Sobre la Contradicción (Agosto de
1937)”. En Obras Escogidas. Volumen1. Buenos Aires: Ediciones de La Rosa Blindada. 1973.
Mateu, Cristina. Aníbal Ponce en su recorrido dialéctico. Bueos Aires: Ed. Ágora. 2014.
Nassif, R. ¿Es posible conocer la realidad? Nuevos y viejos debates en el siglo XXI. Buenos
Aires: Ediciones Cinco. 2011
Ratzer, J. La consecuencia antimarxista de Rodolfo Mondolfo. Ediciones Cinco, Bs. As, 1984.
Vargas, Otto. El Marxismo y la revolución argentina. Tomo II. Buenos Aires: Ed. Ágora. 1999.
Revistas:
Dialéctica. N° 2, 4, 5, 6. 1936.
167
Earl Brower, Secretario General del Partido Comunista Estadounidense, alimentó entre los partidos
comunistas latinoamericanos una concepción conciliadora que suponía que la alianza antifascista
soviético-estadounidense podría mantenerse concluida la segunda guerra mundial e impulsaba la vía
de la coexistencia pacífica.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 62
168
AULAVEREDA. UNA PRAXIS PONCIANA EN LA EDUCACIÓN DE LA INFANCIA
Sin embargo, esta mirada hegemónica de niñez no ha sido la única que circuló en los
espacios políticos y pedagógicos produciendo definiciones y definiendo políticas públicas
(discursos y recursos), dada la naturaleza inacabada de la centralización del poder y la lucha
constante que se produce en el seno de los Estados modernos172. Si bien ha habido diversas
corrientes de pensamiento que tomaron esta problemática para desarrollar concepciones
alternativas de infancia173, nos centraremos a continuación en lo que ha aportado el
pensamiento socialista a este debate.
168
Artículo en su original en Revista Inclusiones, Volumen Especial Enero-Marzo 2018.
169
S. Carli, La memoria de la infancia. Estudios sobre historia, cultura y sociedad (Buenos Aires:
Paidós, 2011), 9.
170
P. Ariès, El niño y la vida familiar en el antiguo régimen (Madrid: Taurus, 1987). Diversos autores
han cuestionado esta tesis de Ariès con argumentos más o menos sólidos, pero entendemos que su
trabajo sigue siendo un marcador de cambios significativos en torno a la categoría de infancia.
171
E. Gruner, La oscuridad y las luces (Buenos Aires: Edhesa, 20109.
172
A. Gramsci, Cuadernos de la Cárcel (México: Era, 2009).
173
S. Carli, Niñez, pedagogía y política. Transformaciones de los discursos acerca de la infancia en la
historia de la educación argentina entre 1880 y 1955 (Buenos Aires: Miño y Dávila, 2012) e I. Cosse,
Estigmas de nacimiento. Peronismo y orden familiar 1946-1955, Buenos Aires (Buenos Aires: Fondo
de Cultura Económica y Universidad de San Andrés, 2006).
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 63
Así lo entendieron teóricos y militantes marxistas de todas las épocas que, más o
menos explícitamente, hablaron de niños/as y hasta hablaron con niños/as, sobre la
emancipación social. El ejemplo más claro es, quizás, el de José Martí (1853-1895) que, ya
en el siglo XIX, consideraba fundamental el rol de las/os más pequeñas/os en la construcción
de una sociedad libre y justa y con ese espíritu fundó la revista La edad de oro. Esta
publicación mensual afirmaba que “para los niños trabajamos” y tenía como objetivo
“conversar” con ellos/as y decirles “todo lo que quieran saber (…) y de modo que lo entiendan
bien”, siempre utilizando “nada más que la verdad”174. En este sentido, el autor reconocía a
los/as infantes (explícitamente a ambos géneros) como interlocutores válidos, a quienes
invitaba a escribir a la revista con sus dudas, al tiempo que asumía las particularidades de
esa etapa de la vida para la que había que adaptar las explicaciones. La combinación entre
ternura y respeto que encontramos en las palabras de Martí desafía cualquier concepción de
infancia de la época y rectifica la noción socialista de ser humano, donde caben todas las
diversidades en términos de igualdad.
Sin embargo, vale aclarar que la relación entre revolución social y niñez no es
automática y que no todos los proyectos emancipatorios han considerado (ni lo hacen hoy en
día) a niños y niñas como parte de ese cambio y, por el contrario, muchos han reproducido
discursos y prácticas autoritarias e irrespetuosas en términos intergeneracionales. Ponce, en
cambio, es uno de los pensadores y militantes más lúcidos de su tiempo, que pudo esbozar el
problema de la infancia a partir de la pregunta por su educación.
Aníbal Ponce (1898 – 1938) es parte de esta tradición socialista y, en particular, del
“marxismo romántico específicamente latinoamericano” del que habla Löwy en el Prólogo del
174
J. Martí, La edad de oro (La Habana: Editorial Gente Nueva, 2002), 5 A 7.
175
Pistrak fue perseguido, encarcelado y finalmente fusilado por el estalinismo.
176
L. C. Freitas, A Luta por uma pedagogía do meio: Revistando o conceito, em M. Pistrak, A escola-
comuna (San Pablo: Expressao popular, 2009), 20.
177
M. Pistrak, Fundamentos de la escuela del trabajo (San Pablo: Expressao popular, 2000), 42.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 64
libro de Kohan De Ingenieros al Che178. Ponce critica la sociedad burguesa por ser
destructora del propio ser humano y propone, en cambio, un humanismo proletario que
rescate lo mejor de hombres y mujeres para producir lo que luego el Che,
influenciado por estas lecturas179, enunciaría como el Hombre Nuevo. Sujetos vueltos sobre
las relaciones sociales, humanizados, con el amor del que hablaba Martí y la ternura
enunciada por el propio Guevara.
En esta apuesta por “la realización del hombre total” que elabora Ponce la infancia no
fue dejada a un lado. El autor dedicó obras enteras al análisis y entendimiento de esta etapa
de la vida como Ambición y angustia de los adolescentes182 y Diario íntimo de una
adolescente183. Si bien son textos psicológicos en los que no ahondaremos en esta
publicación, los mencionamos para ubicar la relevancia que Ponce le adjudicaba al problema
de la niñez y su educación, dos temas íntimamente relacionados en su pensamiento. Tanto
es así que el Instituto Cultural Joaquín V. González publicó en 1930 una serie de clases
dictadas por él bajo el título Problemas de psicología infantil184 donde se lee al comienzo:
“Compuestas ayer para algunos maestros, editadas hoy por otros, mis clases no podían
alcanzar una fortuna mayor; y si este libro mereciera la responsabilidad de una dedicatoria,
llevaría escrito en la más clara de sus páginas el alto nombre de los maestros argentinos”185.
178
N. Kohan, De Ingenieros al Che. Ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamericano (La
Habana: Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, 2008), 28.
179
Julio Woscoboinik cuenta en su libro que Ponce fue una de las lecturas de Ernesto Che Guevara en
su viaje por Latinoamérica y que fue tal su influencia que mandó a publicar sus escritos ya en la Cuba
de 1961. J. Woscoboinik, Ponce en la mochila del Che: Vida y obra de Aníbal Ponce (Buenos Aires:
Proa XX, 2007).
180
A. Ponce, Humanismo burgués y humanismo proletario (Buenos Aires: Capital intelectual, 2009),
31.
181
A. Ponce, Humanismo burgués y humanismo proletario…
182
A. Ponce, Ambición y angustia de los adolescentes (Buenos Aires: Cartago, 1984).
183
A. Ponce, Diario íntimo de una adolescente (Buenos Aires: Cartago, 1981). Ponce ubica la niñez
hasta los siete años para separarlo de la pubertad y adolescencia hasta los 18 años y analizar los
procesos psicológicos de cada etapa. Aquí nos limitamos a pensar la infancia como la primera etapa
de la vida hasta los 18 años, sin desconocer las diferencias que se suceden a lo largo del período.
184
A. Ponce, Obras completa de Anibal Ponce (Buenos Aires: Cártago, 1974).
185
A. Ponce, Obras completa de Anibal Ponce... 396.
186
A. Ponce, Educación y lucha de clases (Buenos Aires: Luxemburgo, 2014), 269.
187
A. Ponce, Educación y lucha de clases…
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 65
pedagógica burguesa (entre otras) y nos permite reconstruir su proyecto de infancia. Por un
lado hay una apuesta por “formar individuos aptos para la competencia en el mercado”188,
hombres útiles que produzcan y reproduzcan para el sistema. Por eso Comenius, ícono
pedagógico de varias cortes europeas desde el siglo XVII, pretendía en su didáctica Magna
escribir las “bases para una enseñanza rápida y sin fatiga”189. Sin eufemismos, el proyecto
era por una educación barata y funcional. Frente a este enunciado, Ponce sostiene que
“formar soñadores es, entonces, una exigencia de la revolución”190, asumiendo que la
educación no es una forma de instrucción, sino la posibilidad de crítica y creación. Este
movimiento ubica a la infancia en un lugar de capacidad diferente al de la sociedad
capitalista, ya no es lo nuevo que hay que disciplinar, salvaje, intempestivo, sino lo necesario
para hacer avanzar la historia.
La educación burguesa es, en esta misma línea, individualista desde sus orígenes
renacentistas. La misma se desarrolló sustrayendo a los niños de la realidad social,
cualquiera que esta sea, escindiendo a los niños entre sí y de las comunidades en las que
están insertos, incluso de sus familias. En el caso de niños y niñas obreras hay una clara
intención de “hacerles olvidar o avergonzar de sus orígenes modestos”193, pero es en todas
las clases que se apuesta a una construcción de niñez aislada, culpable de su propio fracaso
escolar. Frente a los aterradores números de deserción que cita Ponce describiendo la
realidad argentina de la época, su conclusión es que “la burguesía no ha sido capaz de
procurar a las masas durante ese lapso de tiempo ni siquiera la enseñanza mínima que
estaba en su interés asegurarles”194.
Ponce analiza las propuestas de reforma surgidas a partir de este evidente desengaño
pedagógico, sobre todo aquellas que tomaron los idearios de Rousseau y Pestalozzi para su
sustento. Concluye que bajo el lema de desarrollar “una consideración mayor por el
educando”195, lo que se propone es un sujeto individualizado, desprovisto de redes de
contención, pero también de condicionamientos sociales, único responsable de su presente y
de su destino. Se enaltece la autonomía de la infancia escondiendo tras de sí las
desigualdades que atraviesan las distintas niñeces, que se ven a su vez profundizadas por
estos discursos liberales y románticos.
188
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 236.
189
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 219.
190
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 43.
191
Ponce explica que el desarrollo de las escuelas politécnicas, necesarias “para satisfacer al patrón”
llegó acompañada de una severa vigilancia sobre esta generación “porque la hace demasiado
independiente”, A. Ponce, Educación y lucha de clases… 248
192
A. Ponce, Humanismo burgués y humanismo proletario… 89.
193
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 255.
194
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 253.
195
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 206.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 66
Frente a lo que muchos pedagogos denominaban “el siglo de los niños”, en referencia
a la relevancia adquirida por la temática en aquel momento, Ponce se manifiesta con ironía
escribiendo que “El Estado burgués no solo dejó caer algunas lágrimas sobre la desgraciada
causa de la infancia”201 y describe las paupérrimas condiciones en las que vive y estudia la
infancia proletaria. El autor entiende que no puede separarse la escuela de un tiempo, como
no pueden separarse los sujetos, de sus bases económicas y productivas, porque
necesariamente estas condicionan las formas en las que se enseña y aprende. Por el
contrario, las experiencias pedagógicas deben tomar en consideración estos contextos y
colaborar con la construcción de conocimiento al respecto, en tanto es esta la única forma de
empezar a pensar en transformarlo.
Sin embargo, el autor no cree que la escuela pueda generar por sí misma el camino
hacia una sociedad de iguales: “construir al nuevo hombre a partir de la escuela de la
burguesía [es una] aspiración absurda (…) los ideales pedagógicos son expresión de la lucha
196
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 2081.
197
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 71.
198
S. Carli, Niñez, pedagogía y política. Transformaciones de los discursos…
199
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 258.
200
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 2077.
201
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 249.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 67
De los escritos de este autor, entendemos una reivindicación por las prácticas
emancipadoras que, de hecho, existen en muchas aulas de la escuela burguesa y en
experiencias comunitarias. Asumimos también la defensa por la educación laica, gratuita y
obligatoria como una conquista realizada por las luchas populares en el camino a la sociedad
de iguales, enaltecemos el trabajo que desde allí realizan cientos de docentes de todos los
niveles y áreas, las formas de infancia que también se forjan desde sus aulas y sus
sindicatos. Presentaremos a continuación una experiencia de trabajo con niños y niñas que,
si bien no se desarrolla dentro de una escuela formal, entendemos que recupera algunos de
los principios pedagógicos que propone Ponce.
Por su parte, AV Almagro abre sus puertas desde entonces todos los sábados de
febrero a diciembre para chicos y chicas de entre 3 y 18 años, en su mayoría vecinos/as del
Tere y atravesados/as por una problemática habitacional, denominador común de la Ciudad
de Buenos Aires. En este contexto, AulaVereda propone un espacio de acompañamiento
escolar, pero también de propuestas lúdicas y otras de reflexión política, emprendimientos
productivos, encuentro con otras organizaciones, etc. Niños y niñas tienen la oportunidad
de hacer la tarea mientras discuten la participación en una marcha o los objetivos a
desarrollar en un proyecto solidario, que ellos mismos propusieron. Para los y las más
pequeñas se elaboran propuestas con escenarios lúdicos en paralelo para que ellos puedan
elegir y decir qué sí y qué no. Se los invita a tomar decisiones, aquellas que están a su
alcance y pueden ser significativas para ese momento de su vida. Los treinta chicos y chicas
que suelen asistir todos los sábados se dividen en cuatro grupos de trabajo: Inicial (3 a 5),
202
Frente a este planteo también se le han hecho fuertes críticas como reduccionista o economicista
(Puiggrós, 1998) y A. Ponce, Educación y lucha de clases… 62.
203
V. Lenin, El Estado y la Revolución (Buenos Aires: Nuestra América, 2006), 60.
204
N. Kohan, De Ingenieros al Che. Ensayos sobre el marxismo… 15.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 68
Alfabetización (primero y segundo grado), Medios (tercero, cuarto, quinto, sexto) y Grandes
(secundaria), cada uno acompañado de tres o cuatro educadores/as, que son llamados/as
siempre profes.
Esta realidad es, sin embargo, un punto de llegada y no de partida para el proyecto
porque AV empezó siendo un espacio destinado solo a niños/as de primaria que necesitaban
apoyo escolar, según el relato de las familias que se acercaron al centro cultural preocupadas
por el fracaso escolar de sus hijos/as. Desde entonces AV se fue transformando en el
proyecto educativo que es hoy, con un abordaje de la infancia que recupera las tradiciones
descriptas en los anteriores apartados y propone una forma de trabajo concreta. Esto no
quiere decir, sin embargo, que los y las educadoras de AV han leído todos los textos citados
más arriba antes de forjar un programa y luego llevarlo al plano real. Por el contrario, la
producción de AulaVereda es una práctica que ha ido incorporando debates teóricos en la
medida de sus necesidades y siempre teniendo en cuenta las características de cada
territorio donde se trabaja y de cada equipo de educadores/as y chicos/as. En este sentido es
difícil hablar de experiencias concretas basadas en este o aquel teórico porque se corre el
riesgo de hacer aplicacionismos simplistas y mecánicos que limitan los análisis. De modo que
analizaremos a continuación algunos planos de AV para que los/as lectores/as saquen sus
propias conclusiones.
205
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 275.
206
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 284.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 69
explica que hay dos carteles pegados en la sala, uno que dice “SI” y otro que
dice “NO” y que ella va a hacer algunas preguntas y para responderlas hay que
ir a alguno de esos carteles]
Helena:- Bueno, la primera pregunta es: ¿Quieren ir a merendar hoy a Patio
Salguero? [Fabiola anota en la cartulina bien grande “PATIO SALGUERO”]
Chicos:- Siiiiiiiiiiii!!!!! [Se mueven casi todos hacia esa cartulina, griterío total, es
difícil saber quién dice qué cosa, solo un niño va al “NO”]
Helena: Segunda pregunta: ¿Quieren merendar jugo en el Patio?
[Los chicos esta vez dudan un poco más, tardan un poco más, algunos van a
“SI” y otros a “NO”]
Helena:- Va la tercera: ¿Quieren merendar te?
[Los chicos más chicos no entienden bien y votan que si o que no a las dos
opciones, los que ya tienen 6 o 7 años pueden distinguir y hacer una elección.
Las preguntas siguen sobre los juegos que se van a llevar y Fabiola va
anotando todo en mayúscula en el afiche que al final se lee con las
resoluciones. En esa puesta en común surgen algunas discusiones que traen
siempre los que quedaron en minoría, pero se resuelven sin demasiada
207
complejidad con intervenciones de niños y profes]” .
207
Registro de AulaVereda Almagro, mayo 2016.
208
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 277.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 70
Además, la asamblea en la que participan los niños y niñas de todas las edades
maneja el dinero disponible de AV, que a su vez viene del Centro Cultural. Los números de
entradas y salidas están anotados en el libro del coordinador adulto, pero se socializan
durante el encuentro y se escriben en grande para todos en una cartulina, se restan los
gastos de merienda y materiales y se define en qué se gastará lo que queda:
209
Registro AV Almagro, septiembre 2016
210
Registro de AulaVereda Almagro, abril 2016
211
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 283.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 71
del espacio, que fue una propuesta generada por los propios niños y niñas que querían
realizar distintas actividades a las que no podían acceder por falta de recursos.
“Profe:- ¿Ustedes saben por qué venimos acá los profes todos los sábados?
Teodoro (10 años):- Porque quieren estar con nosotros que somos lo más
Alejandro (7 años):- Porque nos quieren ayudar en la escuela
Tomi (7 años):- La verdad es que no tengo ni la más remota idea
Profe2:- Nosotros venimos acá porque creemos que el mundo en el que
vivimos es injusto, que algunos tienen más oportunidades que otros de
conseguir una profe particular o de ir a un club a jugar los sábados con otros
chicos, todo sale plata y el que no lo puede pagar se jode y nosotros no
estamos de acuerdo con eso
212
Teodoro:- Claro, nosotros somos pobres y no podemos pagar” .
AV ubica a niños y niñas en su pertenencia de clase, tal como proponía Ponce, para
poder analizar dicha situación, criticarla y pensar una la transformación que incluya lo
educativo, pero que también lo exceda. Con este mismo espíritu es que trabajamos en un
taller especial sobre el barrio con el grupo que tenían entre 9 y 15 entre 2013 y 2014. Este
colectivo se componía de once chicos y dos chicas que vivían cerca del centro cultural,
asistían a escuelas públicas en sus cercanías y estaban atravesados por serias
problemáticas de vivienda, trabajo y salud. Todos/as llevaban más de dos años asistiendo al
Tere y algunos hasta seis, con ciertos cortes de tanto en tanto. Muchos de ellos/as se
conocían además de la escuela, de jugar en la plaza del barrio o en la calle y algunos/as
compartían casa en un hospedaje colectivo de la zona.
“El mes de agosto vamos a salir con los chicos por el barrio a explorar los
lugares que ellos conocen, los que no, los que les interesan visitar con la
propuesta de “descubrir/construir el barrio”. Vamos a visitar la plaza del barrio,
los lugares que más habitan ellos, las baldosas [en memoria de los detenidos-
desaparecidos de la última dictadura] del barrio, los lugares emblemáticos. La
propuesta es empezar a construir su mirada del barrio y poder enmarcar el
213
análisis y esa mirada construida sobre el barrio en una propuesta de acción”
212
Registro de AulaVereda Almagro, abril 2016
213
Registro AV Almagro, agosto 2013
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 72
(…)
Miranda (profe): ¿A qué te referís con política Nico?
Nico: mmm, no sé…hablamos de política
Miranda: ¿Cuándo?
Juan (11 años): Cuando hablamos de que los desalojaron [refiere a la clausura
del centro cultural]
Jean: Antes hablábamos siempre
Nico: De Lanata [en referencia al periodista Jorge Lanata]
214
Jean: De que tomamos las escuelas”
Esto mismo aparece en varios registros. En la encuesta general de fin de año para los
chicos/as, Jean escribió que allí hablaban “de cualquier cosa, fútbol, política” y es interesante
porque en los registros de las actividades no encontramos la palabra política dicha por ningún
adulto. Sin embargo, podemos afirmar que los saberes que los/as chicos/as han construido
en el Tere son producto de las subjetividades individuales que hacen al propio grupo y, al
mismo tiempo, a su trayectoria dentro de AV en tanto experiencia formativa de una
organización política y práctica social que sirve de contexto para lo que allí se desarrolla y por
lo tanto significa esas experiencias de una forma determinada. Hay una intencionalidad clara
de enseñar profundizando la reproducción de las desigualdades. Y en este sentido AV
comparte con Ponce la crítica a los pedagogos más espontaneístas como Pestalozzi y
Rousseau argumentando que: “La libertad del niño dentro de la sociedad burguesa equivale
ni más ni menos a decir: renuncio a oponer la más mínima resistencia a las influencias
formidables y difusas con que la burguesía lo impregna en su provecho”215.
Las palabras citadas anteriormente dejan ver tanto la intención de los/as profes en su
rol de educadores/as sin perder la agencia de los/as niños/as en tanto grupo educando, dado
que éste es el que elige algunas situaciones para valorizar y retener y otras muchas para
ignorar, ya sea no prestando atención o repitiendo sin pensar lo que dicen los/as profes. Son
múltiples las situaciones en las que los/as educadores/as les propusieron una determinada
actividad en el barrio a los/as chicos/as y recibieron a cambio frases como: “no queremos
trabajar sobre eso”, “no profe, nos da fiaca”, “uuuuh, qué aburrido”, etc. y allí no alcanza la
intención de los/as adultos para que los/as niños/as aprendan. Esto es fundamental en
cualquier pedagogía revolucionaria que no abogue por una instrucción unidireccional, sino
que asuma la complejidad de educar a sujetos humanizados, que pueden cuestionar y
estar en desacuerdo con las propuestas y los contenidos que se trabajan.
Por otro lado, las temáticas que se han tratado en diversas actividades incluyeron las
clausuras que hizo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a muchos espacios culturales
de la zona (incluyendo al Tere), las tomas en las escuelas, las baldosas por la memoria y
todo esto ha ido conformando una idea de lo político a pesar de que los/as profes nunca lo
hayan expresado de ese modo.
214
Registro AV Almagro, octubre 2014
215
A. Ponce, Educación y lucha de clases… 282.
216
Registro AV Almagro, noviembre 2014
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 73
A pesar de no haber dicho explícitamente esta palabra, queda claro que para los/as
chicos/as las actividades propuestas en el taller del barrio trataban sobre la política, un
asunto que nos involucra colectivamente porque “hablan de lo que pasa afuera” (entrevista
Nico, octubre 2014) de “la realidad” y “los problemas de la sociedad, no los de cada uno en
su casa o en la escuela” (entrevista Eze, septiembre 2014). Hay una clara asociación hecha
entre política y gobierno que se repitió en varias ocasiones, pero lo interesante es que el
Centro Cultural y su participación en AV queda situada en ese espacio “de la sociedad” y los
problemas que éste ha tenido con el gobierno por las clausuras son comprendidos como
problemas políticos.
Bibliografía
Carli, S. La memoria de la infancia. Estudios sobre historia, cultura y sociedad. Buenos Aires:
Paidós. 2011.
Aníbal Ponce: Humanista y Revolucionario 74
Pistrak, M. Fundamentos de la escuela del trabajo. San Pablo: Expressao popular. 2000.
Woscoboinik, J. Ponce en la mochila del Che: Vida y obra de Aníbal Ponce. Buenos Aires:
Proa XX. 2007.