Traduccién de
‘Maxta Devaina ALvAREZ
OLIVER MARCHART
El pensamiento politico
posfundacional
La diferencia politica en Nancy,
Lefort, Badiou y Laclau
©
FONDO DE CULTURA ECONOMICA.
Mixtco - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - Crm.z ~ ESPASA
EstAD05 UNIDOS De AMERICA - GUATEMALA PERO - VENEZUELAEn Bl pensamiento poltico pasfundacional Oliver Maschart se intesroga
averce de una diferencia que ha cobratlo vigencia en el pensamiento polt-
co reciente: la diferencia entre la politica y lo palitico,
Bl heideggerianismo de izquierda, surgido en la Francia de la pos-
guerra, intenté trascender el cientificismo y reelaborer las teoriss de
Heidegger dandoles une inclinacién mas progresista. Ast necié una
versién izquierdista del posfundacionalismo, que supone la imposibi-
lidad de un fundamento ultimo. Los pensadores de esta vertiente recu-
ren a figuras de la contingencia 0 infundabilidad, por ejemplo, el
acontecimiento, el antagonismo, la verdad, lo realy la libertad. Todos
cellos emplean la diferencia entre la politica y lo politico. Le politica se
sigue refiriendo a ciestas formas de accién, al subsistema politico
Gimensién éntics) y lo politico alude a lo que est més alld de toda
posible domesticacisn (dimensién ontolégica).
Oliver Marchast busca demostrar que la distincién entre ambos
‘eonceptos és un indicador del fundamento ausente de la sociedad, pero
no la ausencia de todo fundamento. Si bien la politica es un proceso
on final abierto, sin un principio ni un fin predeterminados, lo politico
s el momento de un fandax, aunque parcial, contingente y effmero.
De este mode, traza una genealogia de la diferencia politica, desde
que Carl Schmitt la estebleciera por primera vez. Luego analiza, me-
diante un enfoque comparativo, cémo dicke diferencia opera en los
abordajes contemporéneos originados en el heideggerianisma de iaquies-
da: Jean-Luc Nancy y Philippe Lacoue-Labarthe desde la perspectiva de
la deconstruceién, Claude Lefortinfluido por Maurice Merleau-Ponty,
Alain Badiou desde un punto de vista lacaniano erftco, y Emesto Laclau
yy Chantal Moule partir de una postura deconstructivista con elementos
foxcaultienos y lacenisnos.
“Tomar conciencia de las implicaciones filos6fiess y politicas de le
diferencia politics nos ayudaré a manojar, tedrica y préeticamente, el
hecho peculiar de que la sociedad es infundable y, no obstante, Ie
dimension del fundamento no desaparece sin dejar huellas”, afirma
Oliver Marchart. Y, dado que esa diferencia es ontoldgica, no puede ser
objeto de Ie ciencia politica, sino de una teoria politica con una pers-
pective filoséfica como la que aquf se presenta,
i]
iferencia politica
ancy, Lefort, Badiou y Laclau
isPrimera edicign en inglés, 2007
Primera ediin en eeparil, 2009,
Marchant Olver
El pencamiento polticoposfundaciona a diferencia politica
en Nancy infor, ection Undan, ined. Bunce Anes
Fondo de Clkurs Econ, 2009
3257p. else. Goo)
“raducido por Merta Delfina Alvarez
ISBN 975.950.557.781-1
1. Teoras Politicas. 1 Alvarez, Marta Delfin, tra, I. Titulo
cop saa
‘Armaioe Uustracin de tapa: Juan Balaguer
Titulo ocginal: Post-Foundatinad Political Though
Polisi ference in Nancy, Lefrt, Badiou and Ula
ISBN de ia ediidn original 97307456 2495 0,
9 2007, Tdinburgh University Press
D.R.@ 2009, Fonoo os Cuura EooNoMECA DE ARGENTINA. SA.
El Salvador 5565, 1414 Bueros Aizes, Argentina
fondoBfeecomar / wawicecomat
‘A Peacho Ajusco 227; 14200 México DE.
ISBN. 978.950.557.781
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redio de impresisn digital, en forma idéntica, extractada
© modified, en espaol o en cualquier oto idioma,
Sinautorizacion expresa de la editorial
‘Weemtso en Ancmerbva- Pare wv ARGENTINA
Hecho ol depésito que previene Ia ley 11723,
Agradecimientos
fNDICE
Introduci6n. Sobre el fundamiento ausente de lo social
L._Los contornos del heideggerianismo de izquierda
! posfundacionalisino y la contingencia necesaria
tL
1. Antifundacionalismo y posfundacionalismo.
2. El “giro cuasi trascendental”
3. Heidegger: aamtecimiento, momento,
libertad, diferencia.
4. Le “pregunta fandante” respecto
dela diferencia ontolégica ..
5. Lacontingencia .
6. Momento y constelacién.
La politica y lo politico:
genealogia de una diferencia conceptual
1. La paradoja politica......
2. Lo politico asociatio: el rasgo arendltiano.
3, Lo politico disociativo: el rasgo schmittiano
4. Neutralizacién, colonizacién y sublimacién
de lo politico.
5. La diferencia conceptual:
tuna visidn diacrénica .....
6. La politizacién de los conceptosy ol concepto
de lo politico.
7
La crisis de lo social 0 por qué noes sufciente
elnominalismo conceptual. ...-.-......
u
B
Bo
34
40
51
55
59
or
B
78
68
ML
EL PENSAMIENTO POLITICO POSFUNDACIONAL
Retvacar la diferencia politica: Jean-Luc Nancy
1. La filosotia y lo politico:
Ja deconstruccién de lo politico....sesessseeeeee 87
2, La"retirada” de lo politico. 50
3. Lapolitique y le politique 94
4. La comunidad y la diferencia politica 96
5. Elmomento de lo politico: ef acontecimiento ...... 103
6.
El peligro del filosofismo y Ia necesidad
de una “filosoffa primera” .........2.
ET momento maguiaveliano reteoricado: Claude Lefort
1. Pensamiento, filosofia, cencia.....sssessseeeeee 17
2 La politica y lo politico -...-..seeeeeeeeseeeseees 2M
3. El conflicto como fundamento:
la doble division de la sociedad. 126
4. ELmomento maquiaveliano segtin Lefort............ 131
5. Loreal como alteracién y lo imaginario
como ocultacién .. Peer
6. Lademocracia como “instituconalizacién
Gntica” de la division originatia ..... oe M0
EJ Estado y la polition dela verdad: Alain Badiow
1. Contra la flosofia politica
como una floss pati os oo ones M7
2. La politica de lo real : cesteeee 154
3. Una "poltica” de la verdad:
igualdad y justicia...........4 ee
4. La gracia de la contingencia
yelmal del fundacionalismo.....esessseseveeee 167
5, El peligro det eticsmo, : Peete
Lo politico y la imposiitidad de ta sociedad: Ernesto Lactow
1, La imposibilidad de la sociedad
2. Lasedimentaci6n social y el acontecimiento
de reactivacion .
184
4
5.
INDICE
La politica y lo potitico:
tuna diferencia “laclauiana’’
La teoria del discurso como ontologia politica,
El séptimo dia de descanso..
‘VIL. Fundar ef posfundacionalismo: una ontologéa poltica
1. Hacia una filosoffa de lo politico ...
2. Posfundacionalismo y democracia. ..
3. Los desplazamientos politicos de la politica
4, El pensamiento politico
como filosofia primera.
5. Ladifrencia politica como diferencia politica
Bibliografia.....
Indice de nombres concptos.
190
195AGRADECIMIENTOS:
LOS ARGUMENTOS PRESENTADOS en este libro se han beneficiado
enormemente con los comentarios de Ernesto Laclau, Chantal
Moutfe, Yannis Stavrakakis, Urs Stiheli, Simon Critchley, Etienne
Balibar; de los editores de la serie, Benjamin Avditi y Jeremy Vee
lentine; y de dos lectores anénimos de la Edinburgh University
Press. Agradezco especialmente a Kari Palonen por permitirme el
acceso a sus estudios, inmensamente valiosos, de la historia con
ceptual de “Io politico”, y a Shu-fen Lin, quien estuvo alli en el
“momento de decisién”, cuando se eligié el tera, y quien acom-
paii6 con su aliento el desarrollo de este libro desde su etapa ini-
cial en adelante, Algunos de los materiales presentados en los ¢a-
pitulos 4 y 5 fueron publicados previamente en Acts Philosophice,
>ea/2 (2000) y en Polygraph, 17 (2005).
nINTRODUCCION.
SOBRE EL FUNDAMENTO AUSENTE
DE LO SOCIAL,
La controversia acerca del concepto de lo poli
fico es de naturaleza més seria que cualquier
otra disputa familiar entre paradigmas; se trata
de la pertinencia o no pertinencia de la fllosofia
politica para nuestros tiempos.
Acues Hines"
[BL SIGUIENTE 3570010 sobre el pensamiento politico posfundacional
discurze en toro a una curiosa diferencia, la cual ha cobrado cierta
vigencia en ot reciente pensamiento politico continental y angloes-
tadounidense: Ja diferencia entre I politica y Io politico, entre la pol-
Fique y Te politique, en Francés, o entre Politik y das Politscke, en ale-
man, Como es bien sabido, la nocién distintiva de lo politico se
desarroll6 primero en el mundo germanohablante, donde fue Catl
Schmitt quien, celebcado por muchos y denostado por otros, pro-
ceur6 diferenciar lo politico de otros dominios de lo socil, incluido
el dominio de la politica en el sentido estrcto del término (véase el
capitulo 2), En 2001, la nocién de lo “politico”, diferenciada explt
citamente de la “politica”, incluso fue canonizada institucionel-
mente, cuando Pierre Rosanvallon se hizo cargo de la prestigiosa
cétedra de “Historia moderna y contemporénea de lo politico” en
el Collage de France (véase Rosanvallon, 2003). Bn el mundo ger
manohablante, los dos diccionarios histbricos més importantes to-
‘man en cuenta la diferencia entre Politik y das Potitische (Sein, 1978;
"The Concept ofthe Political Revisited”, en David Held (comp), Politic
‘Theory Today, Cambridge, Polity Press, 1981, p. 335,
3irs EL PENSAMIENTO POLITICO POSFUNDACIONAL
Vollrath, 1989), y en el zmundo angléfono, la diferenciacién entre
‘una nocién fuerte de lo politico y una rodisn “abil” de la politica
se ha convertido en el conceptn matriz de aquellas éreas de la teo-
1a poiltica angloestedouniense que son receptivas del pensa-
raiento continental (Beardsworth, 1996; Dillon, 1996; Stavrakzkis,
1995; Arciti y Valentine, 1999; Williams, 2000).
Aqut hemos optado por remitirnas, ante todo, a la Francia de
posguerra, pues elionos conduce a una constelacién tedriea que, a
falta de un nombre mejor, podria describirse como “heideggeria+
nismo de la izquierda”.1 En la presente investigaciGn, esta idea
no abarca al geupo de te6ricos que fuezon discfpulos directos de
Heidegger -los heideggerianos de “primera generacién’, tales
como Herbert Marcuse y Hannah Arendt-, sino més bien a los
{edriccs franceses, quienes, con la ayuda de Heidegger, trataron
de lograr dos cosas: primero, trascender el cientificismo y sus re-
manentes en lo que fue el paradigma teérico més avanzado de la
épora, el estructuralismo; y segundo, tomando en cuenta las du-
dosas, si no despreciables, inclinaciones politicas de Heidegger,
reclaborar y orientar su pensamiento en una direccién mas pro-
gresista. Lo que evolucioné fue una versién izquierdista particu-
lar no sélo del “postestructuralismo” (un término que reduce la
genealogia del heideggerianismo de izquierda al paradigma cien-
tifico det estructuralismo) sino también del posfundacionalismo, si
por éste compzendemos una constante interrogacién por las figue
ras melafisicas fundacionales, tales como la totalidad, la universa-
lidad, la esencia y el fundamento. El posfundacionalismo, como
mostraremos en el capitulo 1, no debe confundirse con el «tifun-
dacionalismo o con un vulgar posmodernismo del “todo vale”, hoy
demo, dado que un enfoque posfundacional no intenta borrar por
"La nocin de inguledahelleggerana (grit heeggbena) proviene
de Doptique Janay de mentnental studio sobs le cep de
pesamiento de Hecegute on Franca 001 29190), La expres “heideg
Eerioinmo de aqua” tabi St lllands en un seni ms SS poe
"ett Wein 1) paca dese Ia olin de Hees Marcuse frente 2 st
sca Heidegger
INTRODUCTION 6
completo esas figuras del fandamento, sino debilitar su estatus
ontol6gico? El debilitamiento ontol6gico del fundamento no con-
duce al supuesto de la ausencia total de todos los fundamentos,
pero sia suponer la imposibilided de un fundamento iltimo, lo cual
es algo enteramente distinto, pues implica la creciente conciencia,
por un lado, de la contingencia y, por el otto, de lo politico como
el momento de un fundar parcial y, en definitiva, siempre fallido.
No deberia sorprendemos si en la mayoria de los "miembros
de la familia” de la constelacion posfundacional, esto es, en las
teorfas bastante diversas de la izquierda heideggeriana, encontra-
mos formulas o figuras de la contingencia que pertencoen alo que
cabria denominar la tropologa posfundacional de Ia infundabili-
dad. En casi todos los casos descubrimos, por ejemplo, una nocién
radicalizada del acontecimiento como algo que uno encuentra y
que no puede ser subsumido bajo la Logica del fundamento: en
todo caso, el acontecimiento denota el momento dislocador y dis-
rruptivo en el cual Ios fundamentos se derrumban. La libertad y la
historicidad se han de “fundar” ahora, justamente, sobre la premisa
de la ausencia de un fundamento tiltimo. Et juego interminable
entre el fundamento y el abismo sugiere’también aceptar la nece-
sidad de decisién (basada en la indecibilidad ontologica) y ser
conscientes de la divisién, la discordia y el antagonismo, pues cada
decisién -dado que no puede sustentarse en tun fundamento esta-
ble ni tampoco ser tomada en el solitario vacio de Ta completa in-
fundabilidad- siempre se verd confrontada con demandas y fuer-
zas contrapuestas. Esevidente que estas figuras de la contingencia,
‘cuyos orfgenes se remontan a la obra de Heidegger, tienen impli-
caciones completamente politicas; y uno de los objetivos de esta
investigacién es sacar a la luz dichas implicaciones a fin de dar
cuenta de un “findamento” politico del pensamiento posfunda-
ional (wéase el capitulo 7).
2 Para una manera diferente de sbordar esta Yontologia dbl” en ia teoria
politica, y en pactcular con reapecto @ lae obras de George Kateb, Charles
Taylor judith Busler y Willitn Connolly, vease White (200)16 ELPENSAMIENTO POLITICO POSFUNDACIONAL
Sin embargo, no es mi propésito negar de modo alguno que,
desde diferentes puntos de partida, es posible artibar a conclusio-
nes muy similares, 1 pragmatismo, por ejemplo, puede constituir
el punto de partida de una postura antifundacionalista, tal como
Jo demuestra la obra de Richard Rorty (cuya filosoffa postanalt-
tica pasc por la experiencia de Heidegger y por el pensamiento
continental; véase Rorty, 1979, 1989). Y pensemos en el ejemplo,
quiza mas improbable, de un escepticismo conservador y de una
Posicién como la de Michael Oakeshott, que cabe describir come?
no fundacionalista y que puede ayudaros a ilustrar la diferen-
Bstabezco una diferencia pce Heldegge (1994}~ entre Ia “pregunta recte-
1, refer a la nocion de lo paltico fla pregunta que caracteriza ala mayoria
eas teoras aralizadas, desde Schmitt hasta Ricezar en adelante) ya “pregunta
fundiante" feria al naturaleza misma de la diferencia entre police yo pol
{ico com dijerencia Sin embargo, debe edvertirse que ls transcién dela pregunta
‘etoraa la pregunta fondante no es una empresa gradual ino que reglere 10
{que Heidegger ama 1 eit, vale cir la instanciacion de "otro comienac"”
INTRODUCCION »
del pensamiento posfandacional, a través del cual se hizo posible
acordar con la experiencia de lo que Lefort lama la “disolucién de
tos marcadores de certeza” y con la imposibilidad de postular,
para las teorias (fandacionalistas), un marcador de certeza espect-
fico como fundamento positivo de fo social. Con respecto a la teo-
fa politica vigente, nuestra investigacién procura corroborar la
tesis de que la diferencia conceptual entre fa politica y lo politico,
como diferencia, asume el r0l de un indicador 0 sintoma del funda-
mento ausente de la sociedad. En cuanto diferencia, ésta no pre~
senta sino una escision paradigmatica en la idea tradicional de
politica, donde es preciso introducir un nuevo término (lo polt-
tico) a fin de sefialar Ia dimensién “ontolégica” de la sociedad, 1a
dimension de la instituciGn de la sociedad, en tanto que “poli
tica” se mantuvo como el término para designar las précticas
“énticas” de la politica convencional (los intentos plurales, pa
culazes y, en ditima instancia, fallidos de fundar la sociedad).
Asi, para las teorfas posfundacionalistas, donde se emplea di-
cha diferencia, ésta adquiere el estatus de una diferencia fundante
que debe sex concebida como negatividad, y en virtud de la cual se
impide la claustra de lo social (en el sentido de sociedad) y ta po-
sibilidad de volverse idéntico a sf mismo. Para indiear esta im-
posibilidad de clausura final, el antiguo concepto de la politica
se divide internamente entre la politica co ipso (ciertas formas de
accién, el subsistema politico, etc.) y algo que siempre escapa a
todo intento de domesticacién politica 0 social: lo politico. Lo que
Lega a obstaculizar el acceso al momento “puro” de lo politico {no
mediado por los desplazamientos estratégicos de la politica 0 por
las sedimentaciones sociales) es, no obstante, la naturaleza difeen-
cial de la diferencia politica, Ia cual conileva la constante posterga-
ci6n de cualquier estabilizacién, o bien del lado de la politica 0
bien del lado de lo politico. Vista desde la perspectiva de otra tra-
‘yectoria tesrica, también cabria explicar la diferencia politica, en
un sentido spinoziano lacaniano, como el indicador de una causa
ausente 0 estructural (una “causa perdida”) que sélo esté presente
cen sus efectos: algo cuya “existencia” es preciso dar por sentada20 ELPENSAMIENTO POLITICO FOSFUNDACIONAL,
debido a las falas y brechas dentro de la significacién politica y
social. Al igual que en el pensamiento filoséfico, donde sélo po-
demos infer la diferencia onto-ontoldgica partiendo de la in-
completud de lo éntico, en el discurso de la teoria politica tinica-
mente podemos inferir la diferencia politico-politica ~y, por lo
tanto, “lo politico” como el momento cuya plena actualizacion
siempre se pospone aunque siempre se logra parcialmente—
partiendo de la imposibilidad de Ia sociedad, lo que equivale a la
imposibilidad de proporcionar una definicién sitima de la politica,
Considerada desde este angulo, es evidente que la distincién
entre la politica y o politico se corresponde con lo que en filosofia
se denomina diferencia ontolégica, Esta alusién a la diferencia on-
tol6gica no es casual, pues dice algo acerca del estatus de esas teo-
tfas, Lo que las une es el hecho de verse obligadas a abandonar el
Ambito confortable det positivismo, el conductismo, el economi-
cismo, etc, y a desarvollar una distincién cuasi trascendental que
no es perceptible desde la esfera de la ciencia sino desc la esfera
de la filosofia. Podriamos decir que ~desde la posicién de un ob-
servador de la flosofia~ la diferencia ontolégica se despliege como
tuna incompatibilidad radical, como una brecha insalvabie entre
concepios tales como lo social, fa politica [politics], a forma de go-
bierno [polity], Ia determinacién de normas y objetivos generales
[poticy] y la poticia [police] * por un lado, y lo politico [the politcal]
en cuanto acontecimiento 0 antagonismo radical, por el otro. El
problema reside, por cierto, en que la diferencia politica no puede
ser descripta por instrumentos empiricos. Por consiguiente, no
puede ser un objeto de la ciencia politica, sino sélo “el objeto” de
tuna teoria politica que se atreva a tomar un punto de vista filosé-
fico sin por ello incureir en un filosofismo no politico. Este tipo de
“El inglés cuenta con tres sustantivos que ee comresponden con el témnino
“politia”. Esquematicamente, defniremos sus significados de ia siguiente mae
nera: polities se rflee al proceso de lucha por obtener el poder e safle en el
desarrollo de as actividades del gobierno; polity hae referencia al concepta de
forma de gobierno, al marca institucional, policy designa las estratepias ypla-
nes de acaién del gobiem para resolver © mitiga los problemas. (N: de lo T)
INTRODUCCION n
punto “filos6fico” de observacién se caracteriza, precisamente,
por su capacidad de diferenciarse con respecto al estatus mismo
de la indecibilidad (su estatus 0 condicién cuasi trascencental,
contrapuesto a las decisiones “empfricas” tomadas en contextos
particulares), vale decir, al estatus necesario de la contingencia. A
la inversa, debemos aceptar que, detras de los parecidos de fami-
lia del heideggerianismo de izquierda, no hay un principio unifi-
cador 0 subyacente; antes bien, hay una falta (la ausencia de un
fundamento iiltimo de la sociedad) que genera distinias versiones
de la diferencia politica y crea la necesidad de trazar, en primer
‘término, una linea divisoria entre la politica y lo politico. En la
mayorfa de los casos, sino en todos, observamos la necesidad de
demarcar la propia posicién vis-i-vis una interpretacion mera-
‘mente positivista, sociologista, empiriista, historicista 0 economi-
sista de la ciencia politica.
Conviene sefialar que la aparicion de la diferencia ontol6gica
en el pensamiento politico es mucho menos espectacular de lo
‘que parece a primera vista, tan pronto como nos damos cuenta
de que define la estructura de casi todas las teorfas posfundacio-
nalistas y, en especial, de las de procedencia heideggeriana, Ni
bien aceptamos que la sociedad no puede ni podré nunca basarse
en un fandamento, una esencia 0 un centro sélido, precisamente
esa imposibilidad de fundamento adquiere un rol que deberfamos
lamar (cuasi) trascendental respecto de los intentos particulares
de fundar la sociedad. Por tanto, la nocién de fundamento se es-
cinde, por un lado, en un fundamento puramente negativo (la im-
pposibiliciad de un sustrato final) y, por el oto, en la posibilidad de
“fandamentos contingentes”, para usar una expresion acuitada por
Judith Butler (1992), esto es, una pluralided de movimientos hege-
rmanicos que tratan de fundar la sociedad sin ser enteramente ca-
paces de hacerlo, Toda fundacién seré, en consecuencia, una fun-
dacién parcial dentro de un campo de intentos fundacionales
contrapuestos. A la luz de nuestra condicién posfundacional es
posible explicar entonces por qué lo que en filosofia se denomina
la diferencia ontolgica se reflea conceptualmente en el Ambito den [BL PENSAMIENTO POLITICO POSFUNDACIONAL
1a teorfa politica actual bsjo la forma de la diferencia entre el con
cepto de la politica y el concepto de lo politico, lo que no deja de
ser un hecho peculiar.
De ahi que lo diferente de los precicados conferidos a lo polt-
‘ico por tedzicos tan diversos como Schmitt, Ricceur, Wolin, Moutfe,
Nancy, Badiou, Ranciére, entre otros, sea de naturaleza secunda~
ria si se lo compara con lo que comparten estos pensadores: la
necesidad de diviir la nocin de ln polfica desde dentra (y, como ya
4ijimos, hacerlo de una manera por completo diferente de las dis-
tinciones meramente “énticas” como las que se establecen, por
«ejemplo, entre la politica, la determinacién de normas y objetivos
generales y la forma de gobierno). Al escindir Ia politica desde
dentro se libera algo esencial. Por una parte, la politica en el nivel
Gatico continda siendo un régimen discursivo especffico, un sis-
tema social particutar, una cierta forma de accién; mientras que,
por otra parte, lo politico asumme en el nivel ontologico el rol de algo
‘que és de una naturaleza totalmente distinta: el principio de auto-
‘nomia politica, o€l momento de instituciGn de la sociedad. En cuanto
diferenciada de la politica, Ia nocién de Io politico no puede inte-
grarse en las diferencias sociales, la repeticion, la tradicién, la se-
dimentacion o la burocracia. Lo politico, al igual que otras figuras
dle la contingencia y la infundabilidad tales como el acontecimiento,
el antagonismo, la verdad, lo real ola libertad, mora, por asf de-
cirlo, en el no-fandamento de Ia sociedad, el cual se hace sentir en
«juego diferencial de la diferencia politica. Pero el fundamento
dle la sociedad no sts “meramente” ausente. (Re-Japarece y eat
suplementaco por el momento que podemos llamar, haciendo re-
ferencia al “momento maquiaveliano” de JG. A. Pocock (1975), et
momento de o poten.
En suma, lo que ocurre dentro cel momento de lo politico, y
lo que puede considerarse Ia “Idgica subyacente” de la obra de
muchos tedricos posfundacionales politicos, es el siguiente movi-
iento de doble pliegue. Por un lado, lo politico, en tanto momento
instituyente de la sociedad, opera como fundamento suplementa-
rio para la dimensién infundable de la sociedad; pero, por el otro,
t
i
|
|
INTRODUCCION 2
este fundamento suplementario se retira en el “momento” mismo
‘en que instituye lo social. Como resultado de ello, la sociedad
siempre estaré en busca de un fundamento tltimo, aunque lo
méximo que puede lograr es un fundar efftnero y contingente por
medio de la politica (una pluralidad de fundamentos parciales)
{sta es 1a manera en que debe comprendetse el cardcter di-feren-
cial de la diferencia politica: lo politico (localizado, por decizlo ass,
en el lado ontol6gico del Ser-como-fundamento) munca seré capaz
de estar lolalmente a Ia altura de su funcién en cuanto Funda-
mento, y, sin embargo, tiene que actualizarse bajo la forma de una
politica siempre conereta que, necesariamente, no entrega lo que
hha prometido. Pero la politica y lo politico, el momento de fundar
y-el momento de la actualizacion de ese fundamento, no se encon-
‘raran nunca debido al abismo insalvable de la diferencia entre
ambos términos, la cual no es, en sf misma, sino la signature de
nuestra condiciGn posfundacional.
Este libro esté dedicado a la interrogacién acerca de ese “mo-
mento maquiaveliano” de lo politico y a la constelaci6n concep-
tual dentro de la cual fo politico surge justo en el corazén de los
conceptos tradicionales de la politica y lo social. No obstante, en
tuna segunda etapa, el libro persigue un objetivo més ambiciose:
determinar el estaius teérico 0 filosbfico de un pensamiento poli-
‘ico que no vacila en comprometerse plenamente con todas las
consecuencias derivadas de la “invencién” de la diferencia pol
tica, En esta etapa inicial del argumento sélo podemos indicar
nuestra sospecha de que ninguno de los posfuundacionalistas pol
ticos analizados en el presente volumen son conscientes de estas
consecuencias radicales. Si bien algunos de ellos ~Badiou, por
ejemplo- asignan a la diferencia politica sélo una parte espectfica
de su arquitectura tesrica (en Badiow, la politica no es sino uno de
cuateo “procedimientos de verdad’, incluidos el “amor”, el “arte”
y la “ciencia”), otros tienden a subestimar las implicaciones radi-
‘ales que corlleva el empleo de la diferencia politica, Pues una vez
‘que se da por sentado que lo politico acti como el suplemento
fundante de fodes las relaciones sociales, ya no serd posible limitar4 [EL PENSAMIENTO POLITICO POSFUNDACIONAL
sus efectos ~¢ incliso Tos efectos de su ausencia~ al campo tradi-
cional de la politica. Todas las dimensiones de la sociedad (y tam-
bien las esferas del “amor”, el “arte” y la “ciencia’) serén someti.
das, en consecuencia, al juego constante del fundar/desfundar tal
como 0s captado conceptualmente por Ia diferencia politica.
Si coincidimos en este punto, entonces es preciso expandir
considerablemente el ézea de intercambio del pensamniento polt-
fico posfundacional, no sélo para incluir todo el campo de Io s0-
cial y de las relaciones sociales como su “dominio objetal”, sino
también para reclamar un estatus de primacéa frente a las demés
disciplinas. Dado que la ontologia politica implicita en la diferen-
cia ontoligica se interesa por las condiciones cnasi trascendenta-
Jes del fundar/desfundar de toda entidad social (y toda entidad,
en este sentido, es social), entonces ya no puede tener el estatus
de una ontologie regional. Se convertiré, pues, en una ontologia
general, que, dadas nuestras premisas posfundacionales, ser
acosada, necesariamente, por el espectro de su propia imposibili-
dad final, de la imposibilidad de lo que tradicionalmente se de-
nomina una “filosofia primera”. No obstante, esa imposibilidad
‘dtima de una filosofta primera, en el sentido de un discurso fun-
dacional, no nos exime de la tarea de reflexionar floséficamente
sobre la dimensién misma del fundar, aun cuando ninguna filo-
sofia encontré ni encontraré nunca un fardamento diltimo. ¥, sin
embargo, algo del orden de una filosoffa primera sobrevive en la
exigencia de muestra condicién posfundacional; una condiciOn en
Ja cual no se abanciona la busqueda de fundamentos (como en el
caso de un antifuncacionatismo poco sofisticado), sino que se la
acepta como una empresa imposible y a la ver indispensable. Es
dentro del contexto de esa reflexiOn sobre la dimensién fundante/
desfundante de toda entidad social donde el pensamiento pol
tico posfundacional se despliega.
1. LOS CONTORNOS:
DEL HEIDEGGERIANISMO DE IZQUIERDA:
EL POSFUNDACIONALISMO
YY LA CONTINGENCIA NECESARIA
La digolucién del mito de fundacién no disuelve
‘el fantasma de su propia ausencia,
Envesto LACLAU
1 ANTIFUNDACIONALISMO Y POSFUNDACIONALIEMO
En este capitulo, mi propésito es tratar de dar solider a nuestra
tesis principal ~segiin la cual Ia diferencia politica debe enten-
deise como una diferencia que apunta sintométicamente 2 103
tambaleantes fundamentos del fundacionalisino-, analizando sus
elementos paso por paso y comenzancio con una descripcién de
la nocién misma de posfundacionalismo y del argumento cuasi
trascendental del que procede el pensamiento posfundacional.
Fxaminazemos entonces las raices heideggerianas del posfunda-
ionalismo (en tomo a los cuatro conceptos de acontecimiento,
momento, libertad y diferencia), Io que nos permitird percibir
‘mejor las similitudes existentes entre los heideggerianos de i2~
«quierda examinados en los capitulos 3a 6, Luego mostraré que la
diferencia ontolégica, implicitaen la nocién radical de contingen
‘ia, ce halla en el “ndicleo” (negativo) del pensamiento postunda-
ional vigente.
* pois oof Mocerity”, en Andrew Ross (comp) Unive
oe bi ce a
‘Sp oPolticny ioe mits de la moderidad” er Debates potas contrmpore
tess, México Ediciones Py V 1956).
2% EL PENSAMIENTO POLITICO POSEUNDACIONAL
Fl término “fundacionalismo” puede utilizarse para definir
~lescie el punto de vista de la teorfa social y politica~ aquellas teo-
fas que suponen que la sociedad y/o la politica “se basan on
principios que 1) son innegables e inmnunes a revisiGn, y 2) estén
locatizados fuera de la sociedad y de la politica” (Herzog, 1985:
20). En Ja mayoria de los casos de fundacionalismo politico y so-
cial, lo que se busca es un principio que funde la politica desde
fuera. A partir de este fundamento trascendente se deriva, segdin
se afirma, el funcionamiento de la politica. Si pensamos en el de-
terminismo econémico, por ejemplo, éste proporciona un conjunto
de principios (las “leyes” econémicas) que se presenta como la
esencia de le politica (de lo que la politica “realmente” es) y, ade-
ins, localiza dicho fundamento (la “base” econémica) fuera o mas
all del Smbito inmediato de la politica, la cual se convierte enton-
es en tn asunto “meramente superestructural”.
Esta breve reflexién sobre el fundacionalismo modemo puede
suministramos el punto de partida para desarrollar algunos de los
«aiterios de fo que cabria denominar legitimamente una constela-
cin posfundacional, Para hacerlo, sin embargo, se precisa un argu-
mento mucho més complicado que simplemente invertir el funda-
cionalismo en un antifundacionalismo. Con frecuencia se dice que
el problema en el debate fundacionalista reside en la manera dua-
liste de formularlo, pues “se lo ha planteado en los térmiinos fun-
dacionales fuertes de tna elecciGn entre un fundamento iltimo y
ningtin fundamento en absoluto (la tesis del nico o ninguno)”
eirlamb, 1994: 12 y 13). ¥, de hecho, en la medida en que la visién
antifundacianalista se basa en la negacién o en la oposicién res-
pecto de la visidn fundacionalista, obviamente comparten ef mismo
horizonte. La conclusién que debe inferirse de ello, sin embargo,
10 66] Unica wtilizada por los fundacionalistas para lanzar sa pro-
verbial ataque contra el antifundacionalismo, De acuerdo con los,
primeros, los antifundacionalistas necesariamente tienen que va-
lerse del fundacionalismo para desarrollar el antifundacionalismo;
ademés, al invalidar todos los fundamentos, estén erigiendo, en
rigor, un nuevo fundainento final, una suerte de “antifundamento”.
LOS CONTORNOS DEL HEIDEGGERIANISMO. a
Porlo tanto, deberian aceptar que es finalmente imposible superar
el fundacionalismo.
‘Una erica semejante podirfa ser valida en cuanto a las formas
‘muy toscas de antifundacionalismo, aunque sospecho que repre
senta, en cierte medida, una caricatura incluso de los antifunda-
ionalismos “realmente existentes” (como el de Feyerabend), para
no hablar de los posfundacionalismos. Las variantes “todo vale”
del antifundacionalismo y del posmodernismo desempefian, de
‘un modo bastante conveniente, el papel del ogro, aunque cada
vvez son menos los tedricos que adhieren a esas opiniones. Por
consiguiente, uno no puede sino sospechar que el encuadre de la
discusién en términos dualistas ~donde los antifundacionalistas
meramente niegan o invierten las premisas fundacionalistas- es
parte de la estrategia de los fundacionalistas mas que de los pos-
fundacionalistis. Se ha subrayado que en ef debate tedrico el r6-
tulo negativo “anti” se asigna desde el punto de vista del funda-
Gionalismo, lo cual implica que “el terreno del debate privilegia,
mediante un acto politico, el sentido atribuido al fundamento que
se invoca en el término primario de la dicotomta” (Doucet, 1999:
293 y 294). Encuadrar el debate en curso en funcidn de la divisién
entre fundacionalismo y antifundacionalismo favorece al funda-
ionalismo y, por tanto, es sustentada ¢ implementade por los
fundacionalistas,
Si bien esta evaluacién del debate fundacionalismo/antifun-
dacionalismo es ciertamente correcta, esté lejos de ser exhaustiva
Pues es preciso preguntar de dénde proviene el poder del funda-
ionalismo para enmarcar el debate segtin sus propios términos,
colocdndose en una posicién privilegiada y denunciando tode lo
demés como derivado de él 6 como un pardsito suyo. La estrate-
gia fundacionalista parece funcionar por una sola azén: su para
digma es, de hecho y en gran medida, hegeménico. Su predomi-
nio le permite formular la discusién en sus propios términos.
Inversamente, para polemizar con el fundacionalismo, el antifun-
dacionalismo debe necesariamente ingresar en territorio funda
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