¿Cómo tratar el acoso escolar en adolescentes?
Resumen: Actualmente, México se encuentra en la posición número uno a nivel
internacional por acoso escolar, problema social dentro del cual estudiantes de entre 12 y
18 años son víctimas de violencia que puede presentarse en forma física y psicológica,
misma que ocasiona problemas en su desarrollo y crecimiento tanto personal como social.
La forma de dar solución a esta problemática es mediante el actuar en conjunto de la
sociedad, con lo cual el adolescente no crezca en entornos violentos que generen una
conducta negativa que posteriormente exprese en la escuela a través del acoso escolar. Es
una situación que no debe tomarse a la ligera y que, al ser presenciada, deben tomarse
acciones inmediatas con las cuales se elimine y se evite de nuevo. El papel de los padres de
familia es importante pues deben educar en base a valores y conductas acertadas, así como
reforzar la autoestima, demostrar amor a sus hijos y enseñarlos a expresar sus emociones.
Palabras Clave: Acoso escolar, agresor, víctima, adolescentes
Abstract: Currently, Mexico is in the number one position at international level due to
bullying, a social problem in which students between 12 and 18 are victims of violence that
can occur in physical and psychological form, which causes problems in their development
and both personal and social growth. The way to solve this problem is by acting together in
society, so that the adolescent does not grow up in violent environments that generate
negative behavior that he later expresses in the school through bullying. It is a situation that
should not be taken lightly and that, when witnessed, immediate actions must be taken with
which it is eliminated and avoided again. The role of parents is important because they
must educate based on values and right behaviors, as well as reinforce self-esteem, show
love to their children and teach them to express their emotions.
Keywords: Bullying, agressor, victim, teen
Introducción
La etapa de la adolescencia es un periodo de transición durante el cual las personas
experimentan diversos cambios, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019) indica
que durante esta etapa el individuo desarrolla su identidad, adquiere aptitudes necesarias
para la vida adulta y la capacidad de razonamiento lógico, sin embargo, el adolescente
también suele enfrentarse a riesgos presentes en su entorno que ejercen un gran impacto en
su desarrollo.
Uno de estos riesgos se encuentra dentro de la escuela, se presenta en forma de
acoso como la burla, la descalificación o los insultos, acciones que son ejecutadas por uno o
varios alumnos y afecta la salud mental de los niños y adolescentes al grado de tener fuertes
repercusiones en su vida educativa y social; a pesar de ser un problema de gran
importancia, todavía es difícil abordar y tratar el acoso escolar.
Suckling y Temple (2006, p. 11) descubrieron que “el acoso en el medio escolar
sólo puede abordarse con eficacia si todo el centro se empeña en ello, y que afrontarlo de
forma aislada no aporta nada a largo plazo”; por lo tanto, es necesario que se involucren
todos los elementos que integran la comunidad educativa como lo son los maestros, los
directores, padres de familia y alumnos para obtener una solución óptima.
Cuando el sistema escolar en conjunto afronta este problema evita de mejor manera
la presencia del acoso escolar pues cada elemento se encuentra comprometido, así mismo
los estudiantes pueden pedir ayuda si sufren de ello y los padres de familia sabrán como
evitarlo y detectar el problema en sus hijos, debido a que las víctimas ante este tipo de
situaciones pueden llegar a atentar contra su vida debido a la presión que les provoca.
El acoso siempre ha existido dentro de la sociedad y es posible que la mayoría de
las personas lo hayan vivido, ya sea en el papel de agresor, víctima o testigo, es por ello
importante conocer cómo tratar el tema con la finalidad de eliminar estas acciones dentro
de la escuela y poder brindar un espacio a los adolescentes donde puedan crecer y
desarrollarse adecuadamente.
El acoso escolar
De acuerdo con la Real Academia Española (RAE, 2019) el acoso escolar es el que
“uno o varios alumnos ejercen sobre otro con el fin de denigrarlo y vejarlo ante los demás”,
otros autores lo definen de manera más amplia como:
Una forma de violencia donde la agresión por razones físicas, emocionales,
intelectuales o de habilidades sociales no ocurre entre iguales, ya que esto implica
un desequilibrio de poder, es una conducta sostenida en el tiempo de carácter
repetitivo y sistemático presente exclusivamente en el ambiente escolar en donde es
posible que las personas implicadas no puedan establecer límites prologando así la
agresión.
(García y Posadas, 2018, p. 192)
Se trata por lo tanto de una acción violenta que tiene como objetivo minimizar a una
persona sin que ésta pueda hacer algo en su defensa; por otra parte, es necesario mencionar
que durante la adolescencia las agresiones pueden volverse más fuertes pues conforme con
Allen y Waterman (2019) “los jóvenes tienen ideas concretas y extremistas” las cuales
pueden verse reflejadas en el tipo de acoso que se sufre en las escuelas.
Entre los principales tipos de acoso escolar se encuentran los siguientes: físico, en el
cual la persona es víctima de golpes, jalones, peleas, etc., gestual, el agresor por medio de
gestos trata de intimidar y causar miedo; social, donde se aísla a la víctima del grupo;
amenazas, donde el agresor obliga a la víctima a realizar cosas contra su voluntad y
humillación, en la cual se ridiculiza a la víctima por su condición social, apariencia, etc.
(Hamodi y Jiménez, 2018, p. 32).
Anteriormente, el acoso escolar era particular de esta institución, es decir, los
jóvenes podían regresar a sus hogares donde nadie los molestaría, sin embargo, con el
avance de la tecnología éste se ha ampliado, pues por medio del teléfono o de las redes
sociales se pueden realizar llamadas o enviar mensajes que continúan causando daño a la
persona aún sin encontrarse en la escuela.
Dentro del acoso escolar se pueden identificar diferentes roles conforme al papel que
desempeña cada uno, siendo estos el agresor, la víctima y el espectador, Jordi y Carme
(2006, p. 10) describen a cada uno de la siguiente manera:
- El agresor: por lo general actúa con apoyo de un grupo; puede ser dominante,
antisocial y presentar agresividad proactiva o ansioso, con baja autoestima y altos
niveles de ansiedad que derivan en agresividad reactiva.
- La víctima: por lo general está aislada; puede ser ansiosa, insegura, débil, con poca
competencia social; ser provocativa, con conducta similar a la del agresor reactivo,
falta de control emocional o inespecífica cuando es vista como diferente por el
grupo.
- Los espectadores: puede observar sin intervenir, sumarse a la agresión o en pocos
casos defender a la víctima.
La actitud del agresor muchas veces es una consecuencia de situaciones que él mismo
vive en donde aprende a ejercer violencia volviéndose impulsivo, poco tolerante,
dominante y desarrolla dificultades socioemocionales; por su parte, la persona que es
tímida, tiene problemas para establecer límites, baja autoestima o es sobreprotegida por su
familia, tiene una amplia posibilidad de ser víctima de acoso escolar (García y Posada,
2018, p.194-197).
El acoso escolar por lo tanto se va originando fuera de la escuela en donde el
adolescente desarrolla una actitud conforme a lo que se encuentra viviendo y que termina
demostrando dentro de la escuela; de la misma manera, el espectador actúa conforme a lo
que aprende y sobre todo respecto al tipo de educación que recibe en casa con la cual puede
decidir intervenir o no, así como la manera en que lo hará.
En México el 70% de niños y adolescentes ha sufrido de acoso escolar, de acuerdo con
la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia
(ECOPRED) de 2014 del INEGI el 32% de los estudiantes de entre 12 y 18 años declararon
haberlo sufrido, sin embargo, esta cifra ha aumentado a 40.24% en 2019; la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) posiciona a México en el primer
lugar a nivel internacional de casos de acoso escolar; el Programa Internacional de
Evaluación de los Alumnos (PISA) en 2017 señaló al acoso escolar como un problema
alarmante en el país y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señala
que para el año 2030 dos millones de niños y adolescentes podrían morir a causa de la
violencia (Toribio, 2018; Molina, 2019).
Son diversas organizaciones las que declaran el acoso escolar como un problema
importante dentro de la sociedad mexicana, el gobierno a partir del 2014 empezó a
desarrollar estrategias para combatir el acoso escolar y en 2018 impulsó una ley para
prevenir y eliminarlo debido a los sólidos hechos ocurridos en el país registrados por la
ECOPRED (Garduño, 2018); han sido varios los casos que se han podido resolver, sin
embargo, hacen falta cuestiones que eliminen la situación en cada entorno de riesgo.
Lastiri (2014) señala que el acoso escolar no puede resolverse sólo desde las escuelas y
que las acciones realizadas por los legisladores sólo se tratan de un remedio parcial por otra
parte, algunos autores señalan lo siguiente respecto al papel de la escuela:
No podemos olvidar que respecto al acoso escolar, la escuela tiene un papel
significativo, siendo una de sus funciones la de poner en marcha todos los
mecanismos necesarios erradicar todo tipo de conductas violentas. Su función
consistirá en trabajar este aspecto tanto desde una prevención primaria, para tratar
de que el problema no emerja, como desde una prevención secundaria, para que en
el caso de que se haya iniciado, desaparezca lo antes posible. En ambos casos, el
papel del educador será el de mantener una relación profesional de mediación tanto
con padres como con alumnos, aportando una ayuda cualificada y haciendo posible
el crecimiento personal del alumno.
(Blanchard y Muzas, 2007)
De la misma manera los padres tienen una obligación respecto a la conducta que
presentan en las escuelas, pues es dentro de la familia donde se inculcan valores y se enseña
a actuar, así mismo, las actitudes que presentan los padres son reflejadas en el
comportamiento de sus hijos. García y Posadas (2018) coindicen en que la prevención y
atención del acoso escolar necesita de la participación de toda la sociedad.
El actuar de los adolescentes esta influenciado por gran cantidad de cosas como lo que
se observa en la televisión, lo que se escucha en el transporte público, lo que se percibe en
el hogar y con los amigos o la zona en la que vive; debido a ello es que se necesita de una
acción conjunta con la cual se logre que el joven crezca en un espacio sano. Viscardi (2011)
citado por Hamodi y Jiménez (2018, p.32) señala algunos factores que afectan al
estudiante:
- En el hogar: la ausencia de cariño, falta de atención, conductas violentas, exceso de
libertad.
- En la escuela: normas muy rígidas, castigos humillantes, mala supervisión, falta de
estrategias de motivación, escasa educación en positivo.
- En la sociedad: violencia en películas, televisión, revistas, videojuegos.
Se puede observar que generalmente el abuso es generado por otro tipo de abusos, por
lo que es necesario intervenir en este aspecto para poder dar solución al problema. El
Gobierno del Estado de Jalisco en conjunto con la Secretaría de Educación (s.f., p. 15-18) a
través de su manual “Consejos Escolares de Participación Social” da las siguientes pautas
de acción para un padre ante un hijo acosador:
- Actuar de los padres ante un hijo acosador:
o Acercarse y hablar con su hijo del tema.
o Relacionarse con sus amigos e identificar qué actividades hacen.
o Preguntar el por qué de su conducta.
o Comprometerse a ayudarlo sin hacer uso de la violencia.
o Siempre demostrarle amor.
o Investigar lo que sucedes y trabajar con la escuela para dar solución al
problema.
o Crear un ambiente de confianza en el hogar.
o Enseñar a reconocer errores y pedir disculpas.
En materia legal Hernando (2018, p.10) propone avanzar hacia una legislación en base
a los intereses superiores del menor como principio rector de las escuelas, desarrollar
políticas públicas para el desarrollo íntegro con base al entorno social y cultural, promover
la investigación social y científica y poner atención a casos específicos de discriminación y
acoso escolar. Por su parte, la UNICEF (205) a través de su Protocolo de actuación en
situaciones de bullying señala los siguientes pasos de acción para el docente o personal de
dirección que sospecha de acoso escolar:
- Detección de la situación de bullying: se identifica cuando la acción es intencional,
ante una relación desigual o desequilibrio de poder, al ser repetida y continua; ante
esto se debe escuchar con respeto y no restar importancia, garantizar la
confidencialidad e intervenir inmediatamente.
- Comunicación a la dirección: dar aviso al director de la institución y verificar la
protección del estudiante y respeto de sus derechos.
- Atención de la situación: detener la situación de acoso escolar, vigilar que no se
repita, buscar apoyo de otras instituciones cuando sea necesario, garantizar
seguridad y protección sin culpabilizar al agresor y hablar con cada una de las
partes.
- Comunicación con las familias: se debe evitar reunir a las familias involucradas al
inicio de la situación.
- Entrevista con todas las partes: asegurar confidencialidad, se indican pasos a seguir,
se busca evitar que suceda de nuevo.
- Definir medidas a seguir con las diferentes partes: en caso de verificarse o no el
caso de acoso escolar se dan instrucciones.
- Seguimiento a la implementación de las medidas: apoyo al estudiante para evitar su
suspensión o exclusión del centro educativo.
- Medidas para restaurar la convivencia: comunicación asertiva, fortalecer
autoestima, actividades de empoderamiento, fomento de la cooperación,
concientizar sobre el daño.
Finalmente, el adolescente debe actuar conforme a su perfil dentro de la situación; si se
trata del espectador, debe actuar, pedir ayuda y dar apoyo al compañero que está siendo
acosado; en caso de ser el agresor, debe ponerse en la situación del afectado, hablar con un
adulto y controlar sus emociones y en caso de ser la víctima, debe hablar sobre lo que
ocurre, no responder con agresiones y evitar situaciones donde pueda estar en riesgo (Save
the Children, 2015).
Conclusión
El acoso escolar es un problema social muy importante en México porque afecta
principalmente a niños y adolescentes de entre 12 y 18 años de edad, los cuales se
encuentran pasando por una transición donde experimentan cambios fuertes tanto física
como mentalmente y la presión que representa una agresión física o psicológica puede
derivar inclusive en la muerte del menor tras no saber cómo manejar la situación.
El acoso escolar es una situación donde no existe un equilibrio entre el agresor y la
víctima y en la mayoría de los casos ésta última no puede por sí sola defenderse de los
ataques que recibe; mientras que quienes observan la situación suelen evitarla o en el peor
de los casos incorporarse a las agresiones, incrementando con ello el daño.
El acoso escolar se origina en ambientes externos a la escuela en donde se tiene
contacto con la violencia, donde no se recibe la atención adecuada y al no saber cómo
manejar sus emociones el adolescente decide hacer daño a alguien a quien identifica como
inferior y débil. De no tratarse esta situación puede incrementar el número de niños
perjudicados y afectar el desarrollo personal tanto del agresor como el de la víctima.
Actualmente existen diversos protocolos y guías de acción en los cuales se indica
cómo actuar ante el acoso escolar, se indica que no debe victimizarse a ninguna de las
partes ni criminalizarse y en casos muy extremos se debe solicitar ayuda a instituciones
especializadas. Al solucionarse la situación se debe ver por la integración de las partes a la
comunidad estudiantil y realizar seguimientos de los casos para evitar caer en lo mismo.
El acoso escolar se evita dentro del hogar al brindar amor y apoyo a los hijos y
ayudar en la creación de una autoestima fuerte; dentro de la escuela, es obligación de
docentes y demás personas cuidar de los jóvenes y observar sus acciones para identificar
rápidamente casos de riesgo y evitar este problema y finalmente, el gobierno debe crear
políticas públicas con las cuales se creen entornos seguros y apoyar en los casos de mayor
magnitud.
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