Historicidad de la Biblia.
Entre los muchos campos de estudio utilizados para dilucidar la cuestión están la historia
de las religiones (historia del judaísmo, historia del cristianismo),
la arqueología (arqueología bíblica), la cronología (cronología bíblica), la astronomía,
la lingüística (lenguas orientales bíblicas, lengua griega), la literatura comparada, etc. Los
eruditos en estudios bíblicos examinan el contexto histórico del texto bíblico, la atribución
de autoría de cada uno de los libros y el contraste entre la narración bíblica y las evidencias
externas.
Manuscritos y cánones.
Para determinar la fiabilidad de un manuscrito copiado, la crítica textual escruta cómo
la transcripción ha pasado a través de la historia hasta su forma actual. Cuanto más grande
es el volumen de los primeros textos (y sus paralelos en cada uno de ellos), mayor es la
fiabilidad textual y menos oportunidades tuvieron el contenido transcrito de ser cambiado
a través de los años.
Los libros que comprenden la Biblia hebrea y el Antiguo Testamento (no exactamente
iguales entre sí) están escritos en su mayor parte en hebreo bíblico y en algunos casos
en arameo bíblico. Han llegado a la actualidad en distintas versiones, siendo las principales
el texto masorético, los 47 libros de la Septuaginta (tradición al griego usada en
el judaísmo por los judíos helenizados desde el siglo III a. C. hasta el siglo V d. C. y todavía
usada en la cristiandad oriental) y el Pentateuco samaritano.
Las diferencias entre esas tres tradiciones son útiles para la reconstrucción más ajustada
del texto original y para trazar la historia intelectual de las distintas comunidades judías y
cristianas.
La forma canónica de los cuatro evangelios (Tetramorfos) fue propuesta inicialmente por
Ireneo de Lyon hacia el año 180. El resto de los muchos evangelios existentes fueron
considerados "no-canónicos" o evangelios apócrifos.
En su carta de Pascua del año 367, Atanasio de Alejandría proporciona una lista de obras
que coincide exactamente con lo que pasó a ser el canon del Nuevo Testamento, y usó la
expresión "sean canonizados" (kanonizomena) en relación a ellos. El Concilio de Roma de
382, bajo la autoridad del papa Dámaso I fijó ese canon de forma idéntica, y tomó la
decisión de encargar la traducción al latín que sería conocida como Vulgata (ca. 383),
hecho que fue decisivo para la fijación del canon en la cristiandad occidental.
Textos.
Biblia hebrea o Antiguo Testamento. La Biblia hebrea o Antiguo Testamento no es un
único libro, sino una colección de textos, la mayor parte anónimos, y en su mayor parte
producto de re-elaboraciones más o menos extensas antes de alcanzar su forma actual.
Torah o Pentateuco: La historia de la Creación del mundo y la Creación del hombre se
describe con detalle cronológico. El pecado, el castigo por el pecado, Abrahán, Isaac,
Jacob, 12 tribus, cautividad en Egipto, liberación, Moisés, la travesía en el desierto, los
diez mandamientos.
Historia deuteronómica:
Habla desde las doce tribus que se reparten la tierra de Canaán hasta, la cautividad de
Nínive y la cautividad de Babilonia, al comienzo de la cual Nabucodonosor II destruye el
Templo.
Historia cronística.
Crónicas comienza con la recensión de la historia pentatéutica y deuteronómica, hasta el
decreto de Ciro que emite la liberación de los judíos y permite reconstruir el Templo, donde
las Leyes de Moisés son leídas al pueblo.
Otros
Varios otros libros proporcionan información que puede ser vista como histórica o puesta
en un contexto histórico, aunque no se presentan a sí mismos como historias narrativas,
como el Libro de Enoc, una obra apocalíptica del siglo II a. C.
Nuevo Testamento.
Mientras la autoría de las epístolas paulinas, a excepción de la Epístola a los hebreos, no
suele estar en discusión; no hay en cambio consenso académico sobre la autoría de los
demás libros del Nuevo Testamento.
Evangelios/Hechos de los Apóstoles
En las narraciones evangélicas (literalmente "buena noticia") se localiza a Jesús en lugares
más o menos concretos (Belén, Nazaret, Egipto, Galilea y Jerusalén), y se le vincula a
personajes históricos de posible localización temporal. Al nacimiento de Jesús, rodeado
de hechos sobrenaturales, y a los primeros treinta años de vida familiar sigue la "vida
pública de Jesús", caracterizada por su predicación y milagros, y que culmina con su
Pasión, muerte y resurrección, tras la que encarga a sus discípulos la "gran comisión" y
asciende al Cielo, donde está sentado a la derecha de Dios Padre. Tras otro
acontecimiento sobrenatural, el Pentecostés, los apóstoles extienden el mensaje cristiano,
entre persecuciones y martirios, tanto entre los judíos como entre los gentiles, hasta la
propia Roma.
Epístolas/Apocalipsis
Las Epístolas (literalmente "cartas") se ocupan principalmente de teología, pero sus
argumentos se presentan en forma de "historia de la teología". El Apocalipsis trata de
temas escatológicos (el Juicio Final y el Fin del Mundo).
Fuentes extra-bíblicas.
Antes del siglo XIX, el análisis textual de la propia Biblia era la única herramienta disponible
para extraer y evaluar cualquier dato histórico que pudiera contener. A partir de entonces
se ha producido una proliferación de nuevas fuentes de datos y herramientas analíticas.
Historia escrita y leída.
El proyecto de la escuela de arqueología bíblica asociado con W.F. Albright, que busca
validar la historicidad de los eventos narrados en la Biblia a través de los textos antiguos y
los restos materiales recogidos por todo el Próximo Oriente, tiene un enfoque más
específico comparado con el más expansivo de la historia descrita por el arqueólogo
William Dever.
Un desafío especial para establecer la historicidad de la Biblia es las agudas diferencias
entre las perspectivas sobre las relaciones entre historia narrativa y significado teológico.
"[Los partidarios del literalismo bíblico] negamos que la infabilidad e inerrancia bíblicas
estén limitadas a temas espirituales, religiosos o redentoriales, con exclusión de las
aserciones en los campos de la historia y de la ciencia.
Cuestionamiento científico de "la ciencia en la Biblia”.
La tradición judía ha mantenido una tendencia crítica entre las distintas aproximaciones a
la historia bíblica. Durante la Edad Moderna, la utilización de argumentos bíblicos era parte
de la resistencia a la introducción de nuevas ideas científicas, como el heliocentrismo de
Copérnico, Kepler y Galileo: el geocentrismo ptolemaico.
A finales del siglo XVII la revolución científica y la crisis de la conciencia europea fueron
dando paso a una sensibilidad pre-ilustrada, cada vez más escéptica, incluso en lo que
respectaba al propio concepto de "religión revelada".
Para mediados del siglo XVIII los philosophes y enciclopedistas, autodefinidos como
"librepensadores" defendían posturas religiosas muy alejadas de cualquiera de las ramas
tradicionales del cristianismo (panteísmo, deísmo)
Cuestionamiento erudito de la coherencia interna del texto bíblico.
Hay un problema con las fuentes para este periodo de la historia. No hay documentos
contemporáneos independientes distintos de los Libros de Samuel, que muestran
demasiados anacronismos para ser considerados un registro contemporáneo a los hechos
que narran.
Cuestionamiento de la historicidad del Nuevo Testamento.
La historicidad del Nuevo Testamento, que incluye las enseñanzas de Jesús, es también
un tema habitual de debate entre los eruditos bíblicos. La denominada "búsqueda del
Jesús histórico" comenzó en el siglo XVIII, y no se ha detenido. Entre las obras de los años
1980 y 1990 destacan las de J. D. Crossan, James D. G. Dunn, John P. Meier, E. P.
Sanders y N. T. Wright.
Los textos más antiguos del Nuevo Testamento que se refieren a Jesús no son los
Evangelios sino las Epístolas paulinas, y se suelen datar en torno a los años 50 del siglo I.
Los descubrimientos de los rollos del Mar Muerto han arrojado luz sobre el contexto de la
Judea romana del siglo I, especialmente de la diversidad dentro de las creencias judías,
así como de las enseñanzas y expectativas que tenían en común.
La mayoría de los eruditos bíblicos contemporáneos sostienen que los Evangelios
canónicos fueron escritos entre el año 70 y el 100 o el 110 después de Cristo
Las primeras referencias no cristianas a Jesús son escasas y algo tardías. Casi toda la
crítica histórica coincide, no obstante, en que Jesús es un personaje histórico localizable
en Galilea alrededor del año 30 de la era actual, que lideró a un grupo de seguidores que
le consideraban una figura sobrenatural, y que fue sentenciado a muerte por las
autoridades romanas, posiblemente acusado de insurrección.