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El Mito de La Fundación de México Tenochtitlan

Existen varias versiones sobre el mito de fundación de Tenochtitlan aunque en esencia la trama y el contenido simbólico son los mismos. Presentamos aquí la que aparece en la Relación del origen de los indios que habitan esta Nueva España… por dos razones: es poco conocida y contiene la mayoría de los elementos que aparecen en los varios relatos existentes, los que no siempre los contienen todos.

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El Mito de La Fundación de México Tenochtitlan

Existen varias versiones sobre el mito de fundación de Tenochtitlan aunque en esencia la trama y el contenido simbólico son los mismos. Presentamos aquí la que aparece en la Relación del origen de los indios que habitan esta Nueva España… por dos razones: es poco conocida y contiene la mayoría de los elementos que aparecen en los varios relatos existentes, los que no siempre los contienen todos.

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EL MITO DE LA FUNDACIÓN DE MÉXICO TENOCHTITLAN

Existen varias versiones sobre el mito de fundación de Tenochtitlan aunque


en esencia la trama y el contenido simbólico son los mismos. Presentamos
aquí la que aparece en la Relación del origen de los indios que habitan esta
Nueva España… por dos razones: es poco conocida y contiene la mayoría
de los elementos que aparecen en los varios relatos existentes, los que no
siempre los contienen todos.

Estando de esta manera los mexicanos rodeados de innumerables gentes,


donde nadie les mostraba buena voluntad; aguardando su infortunio; en
este tiempo, la hechicera que dejaron desamparada, que se llamaba
hermana de su dios, tenía ya un hijo llamado Copil, de edad madura, a
quien la madre había contado el agravio que Huitzilopochtli le había hecho,
de lo cual recibió gran pena y enojo Copil, y prometió a la madre vengar en
cuanto pudiese el mal término que con ella se había usado. Y, así, teniendo
noticia Copil que el ejército mexicano estaba en el cerro de Chapultepec,
comenzó a discurrir por todas aquellas naciones mexicana publicándolos
por hombres perniciosos, belicosos, tiranos y de malas y perversas
costumbres, que él los conocía muy bien. Con esta relación toda aquella
gente estaba muy temerosa, e indignada contra los mexicanos, por lo cual
se determinaron de matarlos y destruirlos a todos. Teniendo ya
establecido Copil su intento, subióse a un cerrillo que está junto a la laguna
de México, donde están unas fuentes de agua caliente que hoy en el día
llaman los españoles el Peñol. Estando allí Copil atalayando el suceso de su
venganza y pretensión, el Huitzilopuchtli, muy enojado del caso, llamó a sus
sacerdotes y dijo que fuesen todos a aquel peñol, donde hallarían al traidor
del Copil, puesto por centinela de su destrucción, y que lo matasen y
trajesen el corazón. Ellos lo pusieron por obra y hallándolo descuidado, le
mataron y sacaron el corazón, y presentándolo a su dios, mandó [éste] que
uno de sus ayos entrase por la laguna, y lo arrojasen en medio de un
cañaveral que allí estaba. Y así fue hecho, del cual corazón fingen que
nació el tunal donde después se edificó la ciudad de México. También
dicen que luego que fue muerto Copil en aquel Peñol, en el mismo lugar
nacieron aquellas fuentes de agua caliente que allí manan, y así las
llaman Acopilco, que quiere decir “Lugar de las aguas de Copil”. […]

De esta suerte y con este estilo se fue metiendo poco a poco su ídolo al sitio
en que pretendía se edificase su gran ciudad, que ya de este lugar estaba
muy cerca. Sucedió que estando ellos aquí comenzaron a buscar y mirar si
había por aquella parte de la laguna algún sitio acomodado para poblar y
fundar su ciudad, porque ya en la tierra no había remedio por estar todo
poblado de sus enemigos. Discurriendo y andando a unas partes y a otras
entre los carrizales y espadañas, hallaron un ojo de agua hermosísimo donde
vieron cosas maravillosas y de grande admiración, las cuales habían antes
pronosticado sus sacerdotes, diciéndolo al pueblo por mandado de su ídolo.
Lo primero que hallaron en aquel manantial fue una sabina blanca muy
hermosa al pie de la cual manaba aquella fuente; luego, vieron que todos
los sauces que alrededor de sí tenía aquella fuente, eran todos blancos, sin
tener una sola hoja verde, y todas las cañas y espadañas de aquel lugar
eran blancas, y estando mirando esto con grande atención, comenzaron a
salir del agua ranas todas blancas y muy vistosas. Salía esta agua de entre
dos peñas tan clara y tan linda que daba gran contento.

Los sacerdotes, acordándose de lo que su dios les había dicho, comenzaron


a llorar de gozo y alegría, y hacer grandes extremos de placer, diciendo: –
“ya hemos hallado el lugar que nos ha sido prometido; ya hemos visto el
consuelo y descanso de este cansado pueblo mexicano; ya no hay más que
desear; consolaos, hijos y hermanos, que lo que nos prometió nuestro dios
hemos ya hallado; pero callemos, no digamos nada, sino volvamos al lugar
donde ahora estamos, donde aguardemos lo que nos mandare nuestro
señor Huitzilopochtli”. Vueltos al lugar donde salieron, luego aquella noche
siguiente apareció Huitzilopochtli en sueños a uno de sus ayos, y díjole: –“ya
estaréis satisfechos. Cómo yo no os he dicho cosa que no haya salido
verdadera, [ya] habéis visto y conocido las cosas que os prometí veríades
en este lugar, donde yo os he traído. Pues esperad, que aun más os falta
por ver. Ya os acordáis cómo os mandé matar a Copil, hijo de la hechicera
que se decía mi hermana, y os mandé que le sacárseles el corazón y
arrojárseles entre los carrizales y espadañas de esta laguna, lo cual hicisteis;
sabed, pues, que ese corazón cayó sobre una piedra, y de él salió un tunal,
y está tan grande y hermoso que una águila habita en él, y allí encima se
mantiene y come de los mejores y más galanos pájaros que hay, y allí
extiende sus hermosas y grandes alas, y recibe el calor del sol y la frescura
de la mañana. Id allá a la mañana, que hallaréis la hermosa águila sobre el
tunal y alrededor de él veréis mucha cantidad de plumas verdes, azules,
coloradas, amarillas y blancas de los galanos pájaros con que esta águila se
sustenta, y a este lugar donde hallaréis el tunal con el águila encima, le
pongo por nombre Tenuchtitlan”. Este nombre tiene hasta hoy esta ciudad
de México, la cual en cuanto fue poblada de los mexicanos se llamó
México, que quiere decir “Lugar de los mexicanos”; y en cuanto a la
disposición del sitio se llama Tenuchtitlan porque tetl es la “piedra”
y nochtli es “tunal”, y de estos dos nombres componen tenochtli que
significa “el tunal y la piedra” en que estaba, y añadiéndole esta
partícula tlan, que significa “lugar”, dicen Tenuchtitlan, que quiere decir
“Lugar del tunal en la piedra”.
Otro día de mañana, el sacerdote mandó juntar todo el pueblo, hombres y
mujeres, viejos, mozos y niños sin que nadie faltase, y puestos en pie comenzó
a contarles su revelación, encareciendo las grandes muestras, mercedes
que cada día recibían de su dios con una prolija plática, concluyendo con
decir que “en este lugar del tunal está nuestra bienaventuranza, quietud y
descanso, aquí ha de ser engrandecido y ensalzado el nombre de la nación
mexicana, desde este lugar ha de ser conocida la fuerza de nuestro valeroso
brazo y el ánimo de nuestro valeroso corazón con que hemos de rendir todas
las naciones y comarcas, sujetando de mar a mar todas las remotas
provincias y ciudades, haciéndonos señores del oro y plata, de las joyas y
piedras preciosas, plumas y mantas ricas, etc. Aquí hemos de ser señores de
todas estas gentes, de sus haciendas, hijos e hijas; aquí nos han de servir a
tributar. En este lugar se ha de edificar la famosa ciudad que ha de ser reina
y señora de todas las demás, donde hemos de recibir todos los reyes y
señores, y donde ellos han de acudir y reconocer como a suprema corte.
Por tanto, hijos míos, vamos por entre estos cañaverales, espadañas y
carrizales donde está la espesura de esta laguna, y busquemos el sitio del
tunal, que pues nuestro dios lo dice no dudéis de ello, pues todo cuanto nos
ha dicho hemos hallado verdadero”. Hecha esta plática del sacerdote,
humillándose todos, haciendo gracias a su dios, divididos por diversas partes
entraron por la espesura de la laguna, y buscando por una parte y por otra,
tornaron a encontrar con la fuente que el día antes habían visto y vieron que
el agua que antes salía muy clara y linda, aquel día manaba muy bermeja
casi como sangre, la cual se dividía en dos arroyos, y en la división del
segundo arroyo salía el agua tan azul y espesa, que era cosa de espanto, y
aunque ellos repararon en que aquello no carecía de misterio, no dejaron
de pasar adelante a buscar el pronóstico del tunal y el águila, y andando
en su demanda, al fin dieron con el lugar del tunal, encima del cual estaba
el águila con las alas extendidas hacia los rayos del sol, tomando el calor de
él, y en las uñas tenía un pájaro muy galano de plumas muy preciadas y
resplandecientes. Ellos como la vieron, humilláronse, haciéndole reverencia
como a cosa divina, y el águila como los vio se les humilló bajando la cabeza
a todas partes donde ellos estaban, los cuales viendo que se les humillaba
el águila y que ya habían visto lo que deseaban, comenzaron a llorar y
hacer grandes extremos, ceremonias y visajes con muchos movimientos en
señal de alegría y contento, y en hacimiento de gracias decían: –“¿dónde
merecimos tanto bien? ¿Quién nos hizo dignos de tanta gracia, excelencia
y grandeza? Ya hemos visto lo que deseábamos, ya hemos alcanzado lo
que buscábamos, ya hemos hallado nuestra ciudad y asiento, sean dadas
gracias al señor de lo criado, y a nuestro dios Huitzilopochtli”; y yéndose a
descansar por aquel día, señalaron el lugar el cual pintan de esta manera.
[Esta es la laguna de México y su dios era el dicho Huitzilopochtli. Y estas son
las armas de México.]

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