HORA SANTA: EL LLAMADO A LAS SANTIDAD.
Iluminada por la Exhortación Apostólica “GAUDETE ET EXSULTATE” del
Papa Francisco sobre el llamado a la santidad en el mundo actual.
Monición: No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría.
Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y
serás fiel a su propio ser. En la medida en que se santifica, cada cristiano se vuelve
más fecundo para el mundo. No tengas miedo de apuntar más alto, de dejarte amar
y liberar por Dios. Queridos hermanos, nos ponemos de rodillas para recibir a aquél
que nos invita a una vida de santidad.
Exposición del Santísimo y Canto.
Sac: Alabado sea el santísimo sacramento del altar
Todos: Sea por siempre alabado
Sac: Heme aquí buen Jesús, en tu presencia, como un pobre ante su gran Señor.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
Canto…
Sac: Heme aquí buen Jesús, como un servidor ante su Dueño. Padre nuestro, Ave
María, Gloria.
Canto…
Sac: Heme aquí buen Jesús, como un enfermo ante su Médico. Padre nuestro,
Ave María, Gloria.
Canto…
Momento personal con Jesús…en silencio
¿Cómo no reconocer entonces que necesitamos detenernos a veces, para
recuperar un espacio personal, a veces doloroso, pero siempre fecundo, donde se
entabla el diálogo sincero con Dios? Platícale a Jesús que necesitas este momento
en tu vida.
Oración comunitaria…todos: ¡Quédate con nosotros Señor! Porque sin ti nada
podemos hacer. Nosotros somos tus discípulos misioneros, y queremos formarnos
como barro entre tus manos, que nos moldees según tu corazón. Ayúdanos a
escuchar tu llamado para responder con alegría y servir con fidelidad en la Liturgia.
Escuchamos atentos la Palabra…canto de entronización a la Palabra.
Buscamos en nuestra Biblia Hebreos 12, 1-13
Reflexión
Diríamos que uno de los mayores peligros de la vida cristiana es el de simplemente
permanecer inmóvil, vagando y sin hacer nada. La Palabra nos invita a permanecer
en la carrera, donde seguramente encontramos de todo. El Señor Jesús soportó
todo tipo de insultos durante su caminar, pero siempre feliz en medio del sufrimiento,
pues sabía perfectamente que esta era la voluntad de Dios. Eso lo llenaba de gozo.
De la misma manera, a nosotros se nos presenta el cansancio o la rutina en nuestro
servicio litúrgico. Encerrados en los problemas o situaciones difíciles de la vida,
donde la fe en Jesús es lo que nos sostiene. Sin embargo, el Seños nos invita a
caminar con los otros. Pues “no tengo que llevar yo solo lo que, en realidad, nunca
podría soportar yo solo”.
Ante estas múltiples tentaciones que se nos presentan en nuestro servicio litúrgico,
estamos llamados a ejercerlos con sacrificio y amor para poder experimentar una
vida de santidad. Pero para ello debemos dejarnos guiar por la presencia del
Espíritu Santo, pues “la santidad, en el fondo, es el fruto de Espíritu Santo en nuestra
vida”.
Como nos dice la escritura, ninguna corrección es agradable, pero es necesario
permitirnos corregir por el Padre que tanto nos ama, para no ser prisioneros ni
esclavos del pecado, ya que una situación así es la que en realidad entristece la
vida del hombre. Pues en la vida existe una solo tristeza, la de no ser santos.
Preguntas
1. ¿Has permitido que Dios corrija tu vida?
2. En mi servicio litúrgico, ¿he aceptado la corrección fraterna que me hace mi
hermano?
3. ¿He sabido corregir fraternalmente?
4. ¿Estoy dispuesto desde ahora a empezar una vida de santidad?
5. ¿Cómo es mi servicio litúrgico? ¿Con alegría, paciencia, rutina, enojo?
Contemplación afectiva
Guía: Cuando el corazón se siente rico, está tan satisfecho de sí mismo que no
tiene espacio para la Palabra de Dios, para amar a los hermanos no para gozar de
las cosas grandes de la vida. Nuestro corazón se tiene que configurar con Jesús
que siendo rico se hizo pobre.
Todos: Ser pobre en el corazón, esto es santidad.
Guía: Si vivimos tensos, engreídos ante los demás, terminamos cansados y
agotados, por eso la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los
demás. La mansedumbre es otra expresión de la pobreza interior, de quien deposita
su confianza solo en Dios.
Todos: Reaccionar con humilde mansedumbre, esto es santidad.
Guía: El mundo no quiere llorar, prefiere ignorar las situaciones dolorosas, cubrirlas,
esconderlas. La persona que ve las cosas como son realmente, se deja traspasar
por el dolor y llora en su corazón, es capaz de tocar las profundidades de la vida y
ser auténticamente feliz.
Todos: Saber llorar con los demás, esto es santidad.
Guía: Hay quienes con mucha intensidad desean la justicia y la buscan con anhelo
tan fuerte. La verdadera justicia empieza por hacerse realidad en la vida de cada
uno siendo justo en las propias decisiones, luego se expresa buscando la justicia
para los pobres y débiles.
Todos: Buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad.
Guía: La misericordia tiene dos aspectos: es dar, ayudar, servir a los otros, y
también perdonar comprender. Dar y perdonar es intentar reproducir en nuestras
vidas un pequeño reflejo de la perfección de Dios.
Todos: Mirar y actuar con misericordia, esto es santidad.
Guía: Lo que más hay que cuidar es el corazón. El corazón muestra nuestras
intenciones verdaderas, lo que realmente buscamos y deseamos, más allá de lo
que aparentamos. El Padre que “ve en lo secreto” no acepta un corazón manchado
por la falsedad. Eso no tiene valor para Él.
Todos: Mantener el corazón limpio de todo lo que mancha el amor, esto es santidad.
Guía: Los pacíficos son fuente de paz, construyen paz y amistad social. La Palabra
de Dios exhorta a cada creyente para que busque la paz junto con todos, porque el
fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por ella.
Todos: Sembrar paz a nuestro alrededor, esto es santidad.
Guía: No se puede esperar, para vivir el evangelio, que todo a nuestro alrededor
sea favorable. Las persecuciones no son una realidad del pasado, porque hoy
también las sufrimos. Hoy se trata de burlas que intentan desfigurar nuestra fe y
hacernos pasar como seres ridículos.
Todos: Aceptar cada día el camino del Evangelio, aunque nos traiga problemas,
esto es santidad.
Canto
Preces por el servicio.
Guía: Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios,
pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra
todo en todos. Elevemos confiadamente nuestras súplicas a Dios Padre guiados por
la palabra de Jesús, para que envíe sobre nosotros su Espíritu que nos hace
servidores de los hermanos.
Para que el Papa, los obispos y toda la Iglesia realicen su misión
evangelizadora en medio del mundo, roguemos al Señor.
Para que la Iglesia anuncie con valentía la Palabra de Dios en toda situación,
por difícil que sea, roguemos al Señor.
Para que los laicos cristianos sean fermento de la fuerza evangélica en medio
del mundo, roguemos al Señor.
Para que Dios Padre, dueño de la mies, envíe abundantes vocaciones a su
Iglesia para el servicio pastoral de sus hermanos, roguemos al Señor.
Para que siempre haya corazones jóvenes, dispuestos a seguir la llamada de
Dios y a entregarse generosamente para el bien de los hombres, roguemos al
Señor.
Para que las familias cristianas sean testigos del Evangelio y fomenten la
vocación religiosa y sacerdotal, roguemos al Señor.
Guía: Ponemos ante ti, Señor, nuestras súplicas por las necesidades del mundo y
tu Iglesia. Atiéndenos, por tu inmensa bondad de Padre. Haznos servidores fieles
de tu pueblo y atentos a las necesidades de nuestros hermanos. Te lo pedimos en
el nombre y por la mediación de tu Hijo Jesucristo.
Bendición y Reserva del Santísimo Sacramento.