Notas y Comentarios
Perfil del carmelita descalzo según
santa Teresa
SALVADOR ROS GARCÍA
Centro de Espiritualidad-Segovia
A los 450 años de la primera funda-
ción de carmelitas descalzos en Durue-
lo y 150 de la restauración en Markina.
Ante dos circunstancias históricas, los 450 años de la primera funda-
ción de carmelitas descalzos en Duruelo (1568) y los 150 de la restaura-
ción en Markina (1868), queremos aprovechar la ocasión para volver los
ojos al punto de partida, al de nuestros orígenes, a lo que santa Teresa de-
nomina «nuestro principio» (CC 67)1, para no perder de vista lo que ella
quería que fueran sus frailes. Y eso es lo que vamos a hacer aquí, descri-
biendo el perfil de los que ella tuvo entonces y cómo fueron sus relaciones,
toda una galería de personajes con casos y cosas que seguramente ya sa-
bemos, pero que siempre conviene recordar y discernir.
1. INTRODUCCIÓN
Y empezamos con una curiosidad histórica: en 1593, nueve años des-
pués de la muerte de santa Teresa y dos de la muerte de san Juan de la
Cruz, el dominico Juan de Orellana elevaba al tribunal de la Inquisición un
memorial contra la edición príncipe de los Libros de la Madre Teresa de
__________
1
Citamos los escritos teresianos por la edición de Obras Completas de la Edi-
torial de Espiritualidad, Madrid 2016, con las siglas convencionales, salvo las Rela-
ciones y Cuentas de Conciencia que lo hacemos por nuestra edición crítica en Bi-
blioteca de Autores Cristianos, Madrid 2014.
REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 78 (2019), 423-450 ISSN: 0034 - 8147
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Jesús (la edición de fray Luis de León), en el que formulaba la siguiente
petición: «Pido a Vuestra Alteza se mande vedar estos libros y tratados de
Teresa de Jesús». Y entre las causas o motivos de su denuncia alegaba que
eran «libros perniciosos y de mala doctrina... que hacen gran daño, porque
andan muy esparcidos y se leen de mucha gente ignorante, máxime los de
su Orden, frailes y monjas... porque ellas y ellos tienen por oráculo estos
libros... Los de su Orden, monjas y frailes descalzos, tienen estos libros por
oráculo y como constituciones y modo de vivir de su Orden»2.
El motivo de tal acusación, lo que al denunciante le parecía un hecho
delictivo, resulta hoy día para nosotros el mejor elogio hacia aquellos frai-
les y monjas que tan pronto supieron descubrir el secreto de la identidad
carismática con la Fundadora: leer sus escritos como una constitución viva,
verse en ellos radicalmente autoimplicados. Eso mismo, precisamente, es
lo que nos recuerdan también nuestras actuales Constituciones: «El origen
de nuestra familia en el Carmelo y el sentido más profundo de nuestra vo-
cación están estrechamente vinculados a la vida espiritual y al carisma de
santa Teresa»3; «nuestra manera de vivir resplandece a la perfección en la
persona de los dos Santos [Teresa de Jesús y Juan de la Cruz] y se expresa
y configura en sus escritos, de suerte que los carismas de que ellos gozan y
el género de vida espiritual que nos proponen, incluso en lo referente a un
trato más íntimo con Dios y a la experiencia de las realidades divinas, no
deben considerarse como estrictamente personales, sino más bien como
pertenecientes al patrimonio y a la plenitud de la vocación de nuestra Or-
den»4.
Pues bien, a través de esos escritos, y más concretamente del Libro de
las Fundaciones, donde la autora nos presenta una galería de espejos, de
personajes protagonistas y bien retratados, vamos a ver (deducir) el perfil,
el tipo de carmelita descalzo (teresiano) que ella quería y que no siempre
tuvo.
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2
Cf. E. LLAMAS, Santa Teresa de Jesús y la Inquisición española, (Madrid:
CSIC, 1972), 445-469.
3
Constituciones n 5, en Constituciones y Normas Aplicativas de los Herma-
nos Descalzos de la Orden de la B. V. María del Monte Carmelo, (Roma, 1986),
32.
4
Ibidem, n. 13, 36.
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