VILLA DE QUEQUEÑA:
Capital de uno de los distritos
de la Provincia de Arequipa,
con mucha tradición e historia,
rodeada de una serie de
colinas las que guardan
vestigios arqueológicos
importantes, los mismos que
nos pueden ayudar a
comprender mejor la
prehistoria de este distrito y de
MANIFESTACIONES GRÁFICAS RUPESTRES la provincia de Arequipa.
EN SAN ISIDRO, DISTRITO DE QUEQUEÑA,
AREQUIPA
Ismael Begazo Q. 2019
ÍNDICE
Introducción 2
1 Arte Rupestre 8
2 Colina San Isidro 15
3 Arte Rupestre en San Isidro 19
4 Conclusiones 31
5 Necesidad de su conservación 35
6 Bibliografía 38
1
INTRODUCCIÓN:
Hace un tiempo tuve la oportunidad de recorrer algunos parajes
muy interesantes del actual distrito de Quequeña, cada uno de
ellos con nombre propio y con una expectante geografía. La Villa
o capital del mismo nombre, resulta sumamente atractiva para
quienes la visiten, tanto por la distribución de sus calles y casas,
el paisaje natural, como por la hermosa andenería que la
circunda. Desgraciadamente muchas de las casas construidas o
reconstruidas a principios del siglo pasado unas y otras todavía
de arquitectura colonial, van desapareciendo para dar paso a
construcciones modernas que han originado que esta pequeña
urbe, con un gran legado del pasado en costumbres y tradiciones,
se convierta en una urbe de galopante modernidad empleando el
ladrillo y cemento como los elementos principales en sus
construcciones.
En esta Villa, aún quedan casonas de sillar, algunas con techo
abovedado, que es necesario preservar; se debería hacer un
esfuerzo en buscar el equilibrio entre lo tradicional y la
modernidad; esta última no debe entenderse como la
cancelación o destrucción de lo antiguo y tradicional; la
tradición, lo antiguo enriquecen a la modernidad, y ésta asimila,
recrea y desarrolla la tradición, es decir, ir a un cuidado y respeto
por este legado histórico de nuestros antecesores. Por supuesto,
con esto pedimos conservación de esta parte del distrito de
Quequeña, la única que queda de todo lo extenso que fue este
distrito en sus inicios.
Por las consideraciones antes mencionadas y otras, sería
conveniente declarar a la Villa como Zona de Reglamentación
Especial de acuerdo al último IMPLA de la ciudad de Arequipa
expuesto en el Cap. 2 (debemos tomarlo como referencia). O en
su defecto, a través de la Mancomunidad Sur-Oriental (ahora que
está resurgiendo), buscar determinar como Zonas de Reservas
Paisajistas dentro de esta planificación, a pueblos importantes
con un legado histórico valioso como Quequeña, Sogay y otros, o
lo que queda de ellos, y, de esta manera, detener la depredación
2
de toda la andenería agrícola, como está sucediendo
actualmente en Sogay, Yarabamba, Sabandía (Yumina) y la
destrucción de una arquitectura colonial y republicana
importante en todos estos pueblos, como ocurre en la actualidad
también en el Cerro, Sogay o en el mismo Quequeña.
La capital o la Villa de Quequeña, está rodeada de colinas que le
dan una configuración sumamente importante como paisaje
natural y, el plus de sus plataformas o andenerías, la convierten
también en un paisaje cultural que es deleite para los que se
aventuran a visitar este hermoso distrito. A simple vista podemos
darnos cuenta que, todas estas plataformas agrícolas, son
herencia de poblaciones asentadas aquí mucho antes de que los
quechuas o incas se posesionaran de estos lugares, dando paso
al Curacazgo de Pocsi, que es lo encontrado por los españoles.
Sabemos por la historia que todo este territorio formaba parte del
gran Señorío Churajón (800-1600 d.C.) y en tiempo de los
quechuas se convirtió en un territorio importante del Curacazgo
Pocsino.
Figura N° 1: Por la cercanía a la zona urbana de la Villa de Quequeña, este lugar también es
visitado por excursionistas de la ciudad de Arequipa. Aquí hemos encontrado a dos jóvenes que
se interesaron por este arte pétreo y reclamaron su conservación.
3
La configuración de su geografía y andenería en Quequeña, hace
posible también la existencia de diferentes microclimas que son
propicios para la agricultura en el sembrío y cosecha de diversos
productos. Esta agricultura todavía se sustenta en saberes y
costumbres ancestrales, lo que determina una producción
orgánica, principalmente en la andenería existente; en los llanos
está ingresando ya, desde hace un buen tiempo, una agricultura
con técnicas modernas acompañada del tractor como
herramienta de trabajo.
En la Capital o villa, llama la atención la distribución de las
colinas que conforman la topografía de este atractivo poblado.
Dichas Colinas, se convierten en orgullo de sus pobladores y
toman nombres diversos, así Sonccomarca, Gayalopo, Curini,
Charamure, Salamote, Chiflón y el Horno. En algunas, se
encuentran vestigios arqueológicos importantes, que nos pueden
ayudar a comprender mejor la prehistoria de Quequeña y, por
supuesto, de la provincia de Arequipa.
Figura N°. 02. Fotografía satelital de la Villa de Quequeña (la Capital del distrito).
Por otro lado, no olvidemos que Quequeña, en algún momento de
la historia, fue un distrito bastante extenso; comprendía gran
parte de lo que actualmente son los distritos de Polobaya, Pocsi,
Yarabamba y, con la creación de ellos, su territorio fue
4
disminuyendo hasta convertirse en uno de los distritos más
pequeños de la provincia de Arequipa. En los últimos años, la
Región, a través de la oficina de Ordenamiento Territorial, está
tratando de delimitar a estos distritos tradicionales. Aunque en
las leyes de sus creaciones, si bien no tienen muy claro el
territorio que deben ocupar, nos muestran los centros poblados
que los conforman.
Así mismo, debemos considerar que en este territorio se
encuentran talleres líticos importantes, los que han sido
estudiados por insignes arqueólogos como, Neira Avendaño,
Galdós Rodríguez, Linares Málaga, Cardona Rosas, Maarten Van
Hoek, entre otros: Talleres como Huanaqueros, Quebrada Honda,
Cambraca; también allí encontramos agrupaciones de
manifestaciones gráficas rupestres (petroglifos) como Trompín
Grande, Trompín Chico, Curlaca, Gayalopo. Sin embargo, no todo
el territorio ha sido recorrido e investigado por tan distinguidos
estudiosos; existen aún lugares que es necesario preservarlos
para poder ser estudiados con mayor detenimiento, tales como
El Horno, Chiflón y San Isidro.
Fig. N° 03. Recintos existentes en esta parte de la villa de Quequeña.
El presente trabajo más que una investigación en sí misma, es el
resultado de años dedicados al estudio y difusión del patrimonio
cultural rupestre en esta parte Sur Oriental de la Provincia de
5
Arequipa, principalmente del distrito de Yarabamba. Y, el
resultado de ello, son las múltiples evidencias encontradas que
van desde petroglifos hasta la presencia de pinturas rupestres,
en territorios que comprenden, principalmente, los distritos de
Quequeña y Yarabamba, ubicados en esta parte del territorio de
nuestra Provincia. Espero con este aporte dar a conocer las
muestras maravillosas que nuestros antepasados han realizado y
así nosotros podamos comprender mejor y tomemos las medidas
necesarias para la conservación de estas evidencias
arqueológicas y, a partir de ello, establecer una “Ruta Cultural”
para el turismo interno y externo.
Fig. N° 04: algunos muros construidos en base de mezcla de barro, cascajos y vegetales.
Tales evidencias arqueológicas encontradas, hacen que
busquemos respuestas a múltiples preguntas e inquietudes que
nos hemos hecho a lo largo de todo este tiempo: ¿Cómo
hicieron?, ¿Quiénes las hicieron?, ¿Cuándo las hicieron?, ¿Por
qué las hicieron?, ¿Para qué las hicieron?... y podríamos
continuar con una lista de cuestionamientos en torno a un
problema en lo particular: la significancia, autoría, utilidad de
todas estas manifestaciones de arte rupestre.
6
Para intentar algunas respuestas a estos cuestionamientos,
estamos dando algunas precisiones sobre lo que entendemos por
Arte Rupestre, demás algunos alcances sobre su significancia,
autoría y utilidad a partir de los diseños encontrados. Diseños
que se repiten en algunas moles del lugar, como también en los
distintos lugares ya publicados del mismo Quequeña (Curlaca,
Trompín Chico y Huanaqueros-Gayalopo) y en el distrito de
Yarabamba (San Antonio, Sogay y Paralón). Principalmente la
simbología de los tridígitos (tridentes para algunos autores) y las
líneas onduladas paralelas.
7
1. EL ARTE RUPESTRE
En términos sencillos se puede definir al Arte Rupestre1 como el
conjunto de representaciones que han sido efectuadas (con
diversas técnicas) en piedras, superficies naturales de paredes
rocosas, grandes áreas de terreno (pampas, montes, etc.) e
incluso pequeños fragmentos u objetos de cerámica o piedras.
Este tipo de arte se divide en cuatro modalidades:
a) Pinturas Rupestres: conjunto de dibujos y pinturas realizadas
con pigmentos sobre superficies rocosas. La pintura rupestre es
una de las manifestaciones artísticas más antiguas que existe, o
mejor dicho que se ha conservado. Los expertos en la materia
sostienen que algunas pinturas rupestres tienen unos 40.000
años de historia.
Figura N° 5, detalle de la figura N° 21
Se cree que las pinturas rupestres estaban asociadas a ciertos
rituales o creencias mágicas para favorecer la caza. Por eso
1 Para mayor información ver: Núñez 1986; Linares 1975 y Tacca
2008.
8
muestran animales, al igual que marcas de manos. Pinturas
rupestres, en esta parte Sur oriental de la Ciudad de Arequipa,
las tenemos en Cambraca (Cardona R. 2002), Aguada Vieja, Cerro
Borracho, Paralón (Begazo Q. 2019), Quichihuasi y Pedregoso
(Umire A. 2015) y Cueva de Ciriaco Málaga (Linares M. 2009).
b) Geoglifos: acumulación de rocas o limpieza de grandes áreas
para formar diseños generalmente de dimensiones
considerables, mientras que los motivos pintados (Pintura
Rupestre) o grabados (Petroglifos) pueden alcanzar desde dos o
tres centímetros hasta unos cuantos metros, dependiendo de la
superficie y la motivación particular; los Geoglifos llegan a medir
varias decenas de metros y suelen ser visibles solo desde el aire.
Un claro ejemplo de estos son los de Nazca y Palpa, aquí en el
Perú.
Figura N° 6: Lado opuesto del petroglifo principal de esta zona.
c) Arte Mobiliar Rupestre: Llamado también arte mueble, portátil
o miniatura, se caracteriza porque se puede trasladar, ello debido
a que las representaciones han sido efectuadas en piedras,
cantos rodados, tejas y trozos de cerámica que son pequeños y
por lo tanto se pueden llevar de un lugar a otro. En este tipo de
arte, por lo general, los diseños son pintados (con diferentes
técnicas), aunque hay algunos ejemplares que han sido labrados
mediante el rayado y la percusión.
9
d) Petroglifos: petro = piedra; glifo = tallado, son imágenes
grabadas por el hombre sobre piedra o rocas, también en las
paredes naturales de este material, con distintos métodos:
picado, rayado, incisión o desgaste, abrasión (pulir ayudado con
arena y agua). Con una antigüedad de cientos y hasta miles de
años y se los encuentra en todo el mundo. Fue la manera que
usaron los hombres primitivos para registrar hechos, percepción
del mundo, visiones o contar historias. Utilizaron herramientas
sencillas, como palos, piedras filosas, huesos, etc.
Figura N° 7: Litomaquetas del Arquillo en el distrito vecino de Yarabamba
Las manifestaciones rupestres se han diversificado en sus
atributos de estudio con el paso del tiempo, a las propuestas de
los investigadores, entre los que se destacan Eloy Linares
Málaga2 y Hostnig Rainer3, en que existen muestras de
Pictografías (pinturas), Petroglifos, Geoglifos y arte Mobiliar con
tradición rupestre; habría que considerar dentro de estos tipos
de arte rupestre a las maquetas, o más específicamente las LITO-
MAQUETAS (del Griego, LITHOS = piedra). Sabemos, por las
evidencias, que el trabajo realizado en las piedras, en este último
caso, es diferente. Del mismo modo, la significancia, simbología,
2 1973: Linares M. Eloy.
3 2003: Hostnig Rainer.
10
lo es también. En esta parte de la provincia de Arequipa, existen
Lito-maquetas ubicadas en el distrito de Yarabamba, más
específicamente, en la zona del Arquillo (figura N° 7). Esta forma
de “maqueta” de andenería corresponde a una tradición de
amplia difusión en el sur peruano, nos dicen los estudiosos. Por
ejemplo, en la región del Colca, estas se enfocan casi
exclusivamente en la configuración de “andenes”, algunos con
canales de conexión.
Figura N° 8: Desde esta zona se pueden observar los principales volcanes de la ciudad de
Arequipa: Aquí el Chachani.
Este tipo de “lito-maquetas”, las que han sido descritas en el valle
del Colca por Wernke (2003), Cardona (2004), entre otros; en
Chuquibamba (Cardona 2002) y en otros valles arequipeños,
como Polobaya, Chiguata, Huanca y Taya (Simborth 2005) y
recientemente en Yarabamba (Cardona 2007), (Begazo, I. 2017),
son representaciones de sistemas hidráulicos y de áreas
agrícolas bajo riego. Algunas veces son de considerable
envergadura, como la Piedra del Niño en Chuquibamba, y están
asociadas a superficies agrícolas bajo riego o inmediatas a ellas,
y, en algunos casos, se encuentran al interior de las aldeas
prehispánicas como Tambo de León en Chiguata y en
Maucallacta de Polobaya; o en el caso de Yarabamba, orientadas
11
hacia la presencia de algún Apu, en este caso el Misti4. No
olvidemos que la palabra Apu, según los lingüistas que estudian
el idioma quechua, indican que, etimológicamente, significa
‘señor’. Según los historiadores, Apu, para los Incas, era una
divinidad o Dios sagrado que puede referirse a lugares como una
montaña, una laguna o un nevado.
El Arte Rupestre no es exclusivo de esta parte de América, está
esparcido por todas partes de nuestro planeta; es así que en
estos lugares encontramos ejemplos paradigmáticos del
pensamiento complejo y la expresión simbólica del hombre
antiguo. Sin lugar a dudas, el arte rupestre –o manifestaciones
gráficas rupestres como suelen designar algunos estudiosos– es
una de las primeras expresiones plásticas de la especie humana;
Figura N° 9: algunos petroglifos solo pueden ser percibidos a determinadas horas del día.
cuando nos referimos a la expresión ARTE, no lo hacemos por el
sentido estricto de lo estético. Con todo, el arte rupestre no se
define por su antigüedad o por ser una práctica exclusiva de un
tipo de sociedad en una región en particular, ya lo hemos dicho,
pues, fue común a muchas sociedades antiguas e incluso
modernas. Aunque los ejemplos más conocidos se encuentran en
el viejo continente, en casi todo el mundo existen innumerables
4 2017 Begazo, I: Pág. 70-78
12
cuevas, abrigos, frentes o afloramientos rocosos con pintura o
petrograbado que revelan que fue una actividad común del
género humano, desde el Paleolítico hasta tiempos relativamente
recientes.
Pero, ¿qué llevó a hombres y mujeres de diferentes tiempos,
espacios y contextos culturales a pintar o grabar en las rocas sus
preocupaciones y necesidades, sus temores o esperanzas, su
necesidad de contactarse con las deidades y los muertos, su
forma de pensar y entender el mundo y su lugar en él, entre otras
muchas posibilidades? Eso es algo difícil de establecer;
afortunadamente hoy día hay muchos investigadores dedicados
a develar las incógnitas que nos plantean estas manifestaciones
culturales.
Figura N° 10: Petroglifo en la parte baja de la colina.
Dada la gran cantidad de información que hemos perdido a lo
largo de los siglos desde que los motivos rupestres fueron
plasmados, tal vez ya no sea posible encontrar respuestas
concluyentes y definitivas, pero por lo menos sí es posible
realizar propuestas generales sobre su significado y finalidad. Y
es que el arte rupestre tiene múltiples motivaciones que pueden
derivarse de una gran cantidad de experiencias diferentes; puede
ser el resultado de ceremonias de fertilidad o terapéuticas,
13
reflejo de eventos históricos o acontecimientos astronómicos
significativos, se le pudo haber empleado como marcador
territorial o para llevar la cuenta del ciclo lunar, iniciación
chamánica, señalamiento de senderos o caminos, entre otras
muchas posibilidades.
Por otro lado, la presencia de Petroglifos en América, nos dicen
los especialistas, es paralela a la aparición de épocas
agroalfareras; posteriores, generalmente, a las pictografías. Los
antiguos pobladores diseñaron los glifos, dibujos, una vez
concebida la idea, a base de la observación de la naturaleza y de
su propia idiosincrasia, plasmaron sus ideas realistas sobre las
rocas dándoles un carácter mítico-religioso y funcional y de
acuerdo con sus etnias. Debemos indicar que los petroglifos
ocupan un sitio aparte en el arte precolombino y plantean dos
problemas principales: el primero referente a su fechado, el
segundo a su finalidad.
Figura N° 11. El Horno, edificación hecha para la quema de los ladrillos utilizados en la
construcción moderna. Lo importante de esta construcción es que está hecha de piedra con
argamasa de barro, edificada a mediados del siglo pasado. Llama la atención por el elemento
utilizado en su construcción y la forma circular de la misma, semeja a la construcción de una
chullpa (antigua torre funeraria de origen aimara y quechua, de base angular o redonda,
construida originalmente para personas de alto estatus en la cultura aymara e incaica). No
existe otra similar en esta parte de Yarabamba y Quequeña. Hacemos un llamado a la
autoridad edil del distrito, para que se haga un mantenimiento y forme parte de todo un
circuito turístico cultural.
14
2. COLINA DE SAN ISIDRO:
Es una elevación de unos 2619 m. sobre el nivel del mar, cuya
ubicación está en las coordenadas 16°33'28.44" L. S. y
71°26'45.60" L. O. al Sur-Este de la Villa de Quequeña, a menos
de un Km. de la plaza principal, por la carretera hacia al poblado
de San Isidro y al distrito de Pocsi. A la derecha de esta vía,
existe una trocha que nos lleva a la misma altiplanicie.
Fig. N° 12: Hornacinas en los muros internos de los recintos encontrados.
Ya lo habíamos adelantado, esta colina forma parte del territorio,
un tanto agreste del distrito de Quequeña. La parte baja de la
misma, está dedicada a la agricultura en base a la construcción
de terrazas, o andenerías, por los antiguos pobladores. Estas
andenerías provienen de la época pre inca. Debemos tener en
cuenta que, a la llegada de los españoles se va generando una
serie de documentos valiosos que sirvieron para el estudio de
todos estos pueblos; a través de ellos, podemos señalar con
certeza que todo este territorio se encontraba poblado y bajo la
administración del curacazgo de Pocsi, el mismo que abarcaba
hasta la zona de la costa de la actual provincia de Islay. Anterior
a los quechuas, este territorio, formó parte del gran Señorío
15
Churajón, o lo que en su momento Bernedo M. Leonidas llamó
Cultura Puquina.
En este territorio notamos también la existencia de varias
construcciones que no dejan de tener importancia. En primer
lugar, señalaremos la presencia de un horno para la quema de
ladrillos. Es común encontrar arcilla o greda (así se le denomina
por estos lugares) como un componente importante para la
confección de ladrillos. Llama la atención por la forma en que
está construido y el material empleado que lo hace ser único en
esta parte de Arequipa. Fig. N° 11. Tal construcción data de
mediados del siglo pasado.
Del mismo modo notamos evidencias de construcciones
antiguas, con características bien marcadas, a semejanza de la
arquitectura Churajón. Estas evidencias son recintos
rectangulares de paredes de piedra con argamasa de barro;
además de numerosas plataformas agrícolas, que en su momento
fueron utilizadas como andenerías para cultivo, figuras N° 3; 4;
12; 14.
Figura N° 13. Adoratorio Católico en la cima de la colina.
La zona ha sido muy perturbada por las construcciones modernas
y la vía para carros existentes; construcciones como el local
comunal (parte baja), y, en la parte alta, un adoratorio católico
dedicado a la Cruz Cristiana (figura N° 13), la cual preside esta
16
construcción y, para llegar a este lugar, se ha construido una
trocha por la que circulan vehículos. Al realizar estas
edificaciones, se ha manipulado elementos que posiblemente
hayan formado parte de todo este conjunto de petroglifos aquí
ubicados. Hemos comprobado la existencia de los mismos casi
en la explanada construida al pie de esta edificación religiosa,
por lo que es posible, repito, la pérdida de tan importantes
vestigios arqueológicos.
Fig. N° 14. Todos estos recintos rectangulares, tienen un denominador común. Muros de
piedras aseguradas en argamasa de arcilla. Internamente existen hornacinas en sus muros.
Parte de estos muros son también de adobes.
Del mismo modo, hemos constatado que existen signos que, en
este territorio, se está preparando una próxima habilitación para
vivienda, ya que hay muestras de una lotización, o ampliación
urbana. Esto mismo manifiestan algunos pobladores a los cuales
entrevisté y no tenían la menor idea de que existieran tales
manifestaciones de arte en las piedras aquí ubicadas. El sentir
de éstos, es que se debe proteger, todo o parte sustancial de este
territorio, para que forme parte de la futura “ruta turística
cultural” que se pueda implementar en el distrito, esto por la
cercanía a la Villa5. No olvidemos que Quequeña tiene mucho que
5 Es conocido lo que se viene haciendo respecto al turismo en este
distrito. Los fines de semana existe una nutrida presencia de visitantes
17
mostrar a los visitantes, desde una andenería y petroglifos
milenarios, hasta una arquitectura colonial y republicana
importantes (aún existente en este distrito) articulado a su
expectante paisaje natural conque la madre naturaleza ha dotado
a este hermoso distrito6.
Petroglifo N° 15: Petroglifo repetido. Vista desde otra perspectiva.
para degustar la rica gastronomía del lugar, esto motiva a la vez que
los mismos visitantes se trasladen a recorrer su hermosa campiña y los
parajes del distrito vecino de Yarabamba. Es entonces necesario hacer
un recorrido hasta este lugar arqueológico, su recorrido es muy corto
y no es necesario mucho tiempo. Existe una vía que nos lleva hasta el
mismo lugar de los petrograbados, solo falta poner en valor y declarar
esta zona como arqueológica. Tengo la seguridad que esta Gestión
Municipal hará posible que estos petrograbados estén dispuestos a la
consideración de los visitantes, muy bien protegidos, tanto de los
“depredadores humanos” como por las inclemencias de la misma
naturaleza.
6 En la revista "BODAS DE ORO DE LA VILLA DE YARABAMBA", el Dr.
Eloy Linares Málaga propone dos Circuitos Turísticos hacia esta parte
de Arequipa: Primer Circuito Mínimo o Menor que lo integrarían
Yarabamba, Sogay y Quequeña, y el Circuito Mayor ubicando Chapi,
Polobaya, Mollebaya, Characato, Sabandía y Paucarpata, a este fin.
18
3. EL ARTE RUPESTRE EN SAN ISIDRO:
La agrupación arqueológica existente ocupa un área aproximada
de ocho mil metros cuadrados. Todas estas manifestaciones
gráficas pertenecen a la modalidad de PETROGRABADOS o
PETROGLIFOS y forman un solo conjunto que está orientado
hacia el norte, hacia la ubicación de los principales Apus que
rodean a la ciudad de Arequipa, al volcán Misti y Chachani (figura
N° 8). Quizá esta orientación se deba a la poquísima presencia de
piedras de gran volumen en el sector opuesto. Del mismo modo,
desde la lomada, podemos visualizar los principales monumentos
arqueológicos con que cuenta Quequeña (Gayalopo, Curlaca,
Trompines) y Yarabamba (Piedra Grande, Paralón, San Pablo, el
Arquillo, Alto San Antonio).
El arte rupestre encontrado en San Isidro comparte similitudes,
en sus contextos físicos, en sus técnicas de tallado y en algunos
rasgos estilísticos con otros sitios rupestres ya dados a conocer,
en especial con los del relativamente cercano sitio de Gayalopo
y Curlaca7 en Quequeña y los existentes en Sogay8, San Antonio 9.
Estas similitudes también son dadas a lo existente en los cerros
Trompines, del poblado de F. Belaunde (Quequeña) 10.
Un primer problema que presentan los estudios de este
patrimonio cultural es la datación; hoy en día y a pesar de contar
con precisos sistemas de fechamiento, los petrograbados, entre
otras manifestaciones gráficas, no han sido posible fecharlos con
mayor confianza en cuanto a sus probables cronologías; como
sucede con la mayoría de los lugares con petrograbados que
existen en esta parte sur oriental de la provincia de Arequipa.
Para atribuirles una cronología tentativa debe recurrirse a las
asociaciones con otros elementos culturales y, sin embargo, con
resultados que muestran un gran margen de error. Un ejemplo de
7 2009: E. LINARES M.
8 2012; 2019: I. Begazo Q.
9 2012: SAN ANTONIO ZONA ARQUEOLÓGICA (I y II).
10 2009: E. LINARES M.
19
tales elementos culturales podría ser la cerámica, cuyas
decoraciones en sus vasijas, en ocasiones, pueden acercarnos a
una posible temporalidad al asociar su decoración con los
elementos expuestos en la técnica del petrograbado. Esta
asociación la podríamos hacer con la cerámica Churajón. Por lo
que estaríamos hablando de una contemporaneidad con la
cultura Puquina o Churajón.
Petroglifo N° 16. Si bien es cierto hay visitas a todos estos lugares por excursionistas locales, no
todos son respetuosos de estos vestigios arqueológicos. Desgraciadamente, el factor más
dañino es la intervención humana para todo este patrimonio. Estos lugares de Petroglifos se
convierten en sagrados por el tratamiento que sus autores le dieron, nosotros debemos
corresponder con ese mismo respeto y consideración a estos lugares. Petroglifo con los dibujos
mayor logrados en lugar, cerro San Isidro, pero dañado por la intervención humana. Diseños de
dos tipos de la insignia-tumi: ‘T’ invertida y ‘U’ y diseños zoomorfos, entre otros.
Churajón es un Señorío que tuvo su desarrollo entre los años 800
al 1600 d.C. fue investigado por Leonidas Bernedo Málaga,
aunque se la dio a conocer como ‘Cultura Puquina’ (haciendo
referencia al idioma hablado por su población). Este complejo
está ubicado a unos 17 km SE de la Villa de Quequeña. Churajón
surge luego de la caída, de lo que los estudiosos suelen llamar,
Tiwanaku local (alrededor del año 900 a 1000 DC). Luego del
20
abandono de las aldeas Tiwanaku, la zona entra en una etapa
gobernada por señoríos locales quienes rivalizaban por la
apropiación de fuentes de agua, terrenos de cultivo, comercio.
Uno de estos señoríos fue Churajón, un desarrollo local que
ocupa también el Valle del rio Yarabamba y alrededores (Van
Hoek, M.).
Petroglifo N° 17: en el presente petroglifo, apenas sí es perceptible el glifo.
Sin embargo, existen algunas figuras sumamente importantes
que nos aproximarían a sugerir que su simbología sería importada
(M, Van Hoek). Últimamente hay estudios valiosos que están
haciendo a los petrograbados de toda esta parte Sur oriental de
Arequipa, tanto por investigadores nacionales como extranjeros
(A. Cardona, L. Taca, M. Van Hoek). Estos estudios nos
aproximarían más o menos a establecer una cronología a todos
estos vestigios arqueológicos a los cuales nos referimos. En el
desarrollo del presente artículo, iremos señalando estas posibles
influencias de una cultura que se desarrolló en territorio de la
vecina región de Moquegua, como fue la cultura Chiribaya.
El segundo problema al que se enfrentan quienes puedan estudiar
este patrimonio sería la correcta filiación cultural. En muchas de
las ocasiones este problema puede ser medianamente resuelto a
través del análisis basado en fuentes etnográficas e históricas
de las sociedades del pasado que se asentaron en esta área de
21
Quequeña con presencia de manifestaciones gráficas rupestres.
Pero cuando no se cuenta con este recurso, resulta muy
complicado poder aseverar qué determinado grupo cultural pudo
ser el autor-ejecutor de ciertos motivos rupestres. En este caso
sabemos que este territorio tuvo una marcada presencia del
grupo cultural Churajón, o lo que el investigador Bernedo Málaga
llama Cultura Puquina.
Petroglifo N° 18: el presente petroglifo es parte de un pequeño conjunto
de tres piedras juntas con diversos dibujos.
Otro problema por resolver recae en el “qué” plasmaron en las
rocas. Con ello me refiero a la razón por la cual se representó en
la roca, lo que se encuentra simbolizado. Ciertamente puede
existir un sinfín de posibles respuestas a esta interrogante. La
razón por la cual las sociedades del pasado grabaron o dibujaron
elementos en la roca podrían referirnos, y de acuerdo a ciertos
criterios valorativos y de investigación, a explicaciones del tipo
ritual (incluyendo ritos de iniciación, de cacería, petición de
lluvias, etc.), lugares de resguardo, divisiones territoriales,
marcadores de elementos en el paisaje (recursos para la
alimentación por ejemplo), la llamada “nucleación cíclica” y
tantas más explicaciones que mientras no se lleguen a un
consenso general y aceptado sobre el significado real de dichas
22
formas representadas en la piedra, se intenta una aproximación
a la interpretación de los motivos expuestos.
Petroglifo N° 19: muchos petroglifos en la zona son fuertemente erosionados por la intensa
radiación solar y la (escasa) lluvia. Dependiendo de la hora del día, muchos de los petroglifos
son casi invisibles.
En este contexto, es posible que se trate de: códigos a manera
de comunicación a los demás miembros del grupo o a otros
grupos externos; ideas relacionadas con el paisaje mismo; la
cosmovisión de cada grupo; lugar preciso donde se puede ofrecer
alguna práctica mágico religiosa a sus principales apus (En este
caso, desde la planicie de la colina se puede distinguir al Misti,
Chachani -fig. N° 8- y toda la cadena de montañas de la parte Nor-
Este de la provincia de Arequipa); u otro tipo de comunicación.
Las imágenes humanas (antropomorfas) Figuras N° ¿5?; 9; 20; de
animales (zoomorfas) fig. N° 16 o mágicas (antropo-zoomorfas)
figura N° 9; 20, estarían haciendo las veces de representación de
dichos elementos; sin embargo, el problema mayor aparece
cuando saltan a la vista las formas o diseños geométricas
(espirales, laberintos, líneas sinuosas, etcétera) figuras N° 6; 9;
17; 20 y es ahí cuando debemos recurrir a un sinnúmero de
elementos asociativos para lograr una aproximación a un posible
significado o simbología. Para tal efecto resulta de gran ayuda
acudir a la consulta de los códices y de determinados estudios
sobre la cosmovisión prehispánica, que, si bien no resulta una
23
tarea sencilla, los resultados pueden llegar a ser muy adecuados
al momento de la interpretación de determinados diseños
geométricos. Es también frecuente estas imágenes en gran parte
de los glifos en las piedras del lugar. Similares a lo existente en
Alto de San Antonio (I. Begazo 2012).11
Petroglifo N° 20: Figuras esquematizadas; así mismo podemos percibir la imagen de un ¿zorro?
La luz solar inclinada es la mejor condición para ver las imágenes borrosas, que también se han
ejecutado muy superficialmente. Además, muchas superficies de las rocas han sido dañadas
por exfoliación.
Otras figuras encontradas también dan pie a una serie de
interpretaciones como son las terrazas agrícolas o andenerías
fig. N° 24; así mismo es importante la presencia de tridígitos en
algunas piedras del lugar fig. N° 16; 17; 18; 21; 22. Aunque
debemos tener en cuenta los nuevos enfoques o teorías que se
vienen dado estos últimos años respecto a estas figuras de
tridígitos, para algunos autores, o tridente para otros. Para
Maarten van Hoek, estos diseños, obedecen a una simbología de
la insignia-Tumi12 empleada por los pobladores de la cultura
Chiribaya13 para aplacar la ira de los volcanes activos en el área
112012: SAN ANTONIO ZONA ARQUEOLÓGICA (I y II).
122016. THE FRONTAL INSIGNIA-TUMI: A Rare High-Status Object in Desert Andes.
13 El centro de la Cultura Chiribaya se localiza en el Distrito del
Algarrobal Provincia de IIo Región Moquegua, es a través de su
24
Sur del Perú, principalmente las regiones de Arequipa, Moquegua
(fig. N° 5; 10; 15; 16; 17; 18; 20; 21; 22; 23, aunque algunas figuras
se muestran repetidas), por lo que deberíamos considerar la
influencia de esta cultura en todo este territorio.
Estas figuras son importantes para determinar también el motivo
por lo que fueron hechas, o en su defecto aproximarnos a tal fin.
expansión hacia el norte que llega hasta nuestra región,
concretamente en el Valle de Tambo Provincia de Islay, y por el sur
hasta el valle de Azapa (Chile), también tuvo estrecha relación con la
Cultura Churajón formando así parte de nuestro desarrollo cultural
regional. Los primeros estudios de esta cultura los realiza Humberto
Ghersi en el año 1954, posteriormente y en la década de los años 70 la
Universidad Católica de Santa María realiza importantes
investigaciones. En los últimos veinte años es el Programa Contisuyo
quien ejecuta importantes trabajos arqueológicos en el valle bajo del
río Osmore, comprendiendo también el área de desarrollo de dicha
cultura. A la actualidad es el Centro Mallqui a través de su
investigadora principal la Antropóloga Sonia Guillen Oneglio, quien
viene realizando importantes investigaciones y descubrimientos en la
zona. Los Chiribaya lograron una sorprendente adaptación al medio
ambiente a través de sus actividades económicas de subsistencia
como fueron la agricultura, caza y pesca, ganadería y comercio.
Elaboraron a través de técnicas especializadas piezas de cerámica
bellamente decoradas con diseños geométricos y con algunos apliques
escultóricos, los colores predominantes son los rojos, ocres, cremas y
negros, sus formas predominantes son los cántaros, ollas pequeñas,
jarras, tazas, platos etc.
Lograron la confección de maravillosos textiles utilizando fibra de
algodón y fibra de camélido, utilizaron tintes naturales como la
cochinilla para la obtención del color rojo y la planta índigo para el azul
y verde entre otras. Con el uso del instrumento calificado para el tejer
como son la pusca o rueca elaboraron hilos muy finos, los que luego
fueron utilizados en la confección de prendas como fajas, camisas,
bolsas o chuspas, pañuelos, etc., todos estos confeccionados con el
ancestral telar de cintura.
El tallado en madera fue otra de sus actividades sobresalientes con la
elaboración de bellos keros con aplicaciones de motivos escultóricos
andromorfos y zoomorfos muchos de estos motivos presentan
incrustaciones de turquesas, es también común el uso de elementos
de uso cotidiano como cucharas, tazas, jarras y los llamados trompos
dispositivos para tapar vasijas pequeñas o de posible uso lúdico.
25
Para diversos estudiosos, entre ellos Augusto Cardona Rosas
(2002: 158) los ‘tridígitos’ representan las aves muy
esquematizadas y según Linares Málaga son huellas de Ñandús
(el avestruz andino). Este último autor señala que representan las
huellas de ‘Ñandús seguramente que abundaron en la zona hace
posiblemente 5000 años a. de nuestra era’ (1993) 14.
Petroglifo N° 21: Podemos apreciar, entre otros dibujos, La Insignia-Tumi.
En lo personal, en algunos artículos publicados en el 2012,
también señalaba la posibilidad de que tales figuras pudieran ser
las huellas de estas aves y que, de alguna manera, marcaban el
territorio de las mismas. No olvidemos que el ñandú es similar al
avestruz, el cual es nativo de África. Sin embargo, tienen
marcadas diferencias: como un menor tamaño, entre 1,50 y 1,80
metros de altura (la hembra es un poco más pequeña), la
presencia de tres dedos en cada pie, mientras el avestruz sólo
tiene dos. El suri o Ñandú, que desde hace 20 millones de años
14 1993, Revista Bodas de Oro, pág. 34.
26
vive en la puna suramericana, fue de gran importancia en el
Imperio incaico, donde se utilizaron sus plumas para adornos de
las altas jerarquías y rituales. En la actualidad, sólo en Perú, la
población de esta ave sagrada de los Incas y testigo de la
evolución de la Cordillera de los Andes (último censo realizado a
estas aves), se ha reducido a 447 ejemplares distribuidos en la
región Sur del Perú.
Petroglifo N° 22: Otra imagen de la insignia mencionada.
Van Hoek, refiere que los motivos de los diseños “tridígitos” de
los petroglifos de Alto San Antonio son de lo más intrigantes (y
en todo el valle15)16. Lo que nos debe interesar aquí es la
interpretación que hace, este investigador. Para él, estos
tridígitos no tienen nada que ver con aves ni mucho menos con
las huellas del Ñandú. Aunque es respetuoso de las opiniones
anteriores. Para ello da algunos criterios por los cuales sustenta
su opinión o interpretación de estos ‘tridígitos’. El mismo autor,
en el 2016, en un extenso artículo explica que esos diseños más
15 Debe referirse seguramente al Valle del Rio Yarabamba.
16 2017 Petroglifos en Yarabamba. Pág. 4
27
probablemente simbolizan la Insignia-Tumi; un objeto de alto
estatus en el mundo andino (Van Hoek 2016).
Petroglifo N° 23: figuras de la insignia Tumi, en forma de T y otras. Figura ¿antropomorfa?
“Me gustaría sugerir que el símbolo de la Insignia-Tumi fue
introducido desde el sur por los Chiribaya. Esta cultura costeña
se desarrolla entre los años del 900 al 1350 d.C. (en el Periodo
Intermedio Tardío: del 1000 al 1400 d.C). Se extiende desde el
Valle de Tambo y al área de Churajón, al SE de Yarabamba, hasta
el Valle de Camarones (Chile). Una sola cerámica Chiribaya
registrado en Churajón – ¿una importación? – demuestra que debe
haber sido caminos antiguos que unían la costa con el interior.
Desde la costa y el Valle de Tambo algunos caminos pre-Incaicos
también se dirigían hacia el Valle de Yarabamba. Se cruza unos
cincuenta kilómetros de desierto (en línea recta) para llegar al
Valle de Yarabamba (¿también muy cerca de San Antonio?). Otros
caminos y senderos (casi todos existieron mucho antes de la
llegada de los Incas) en el Valle de Yarabamba (y más allá)
conectaban lugares de importancia, formando una extensa red
de caminos.
28
Especialmente los tocados de los Chiribaya formaban parte del
código cultural de esta cultura. Siempre los tocados son símbolos
de poder. Un tipo de tocado llama la atención. Tiene forma de T-
invertida (TRACCE). (…) En realidad, tumis son cuchillos en forma
de U o de T – invertida (figura N° 26). Se empuñaban por el mango
vertical. La parte cortante es la inferior horizontal o curvada.
Una Insignia-Tumi es un tocado de forma de un Tumi”. 17
Petroglifo N° 24: con una característica o simbología de andenería.
Tales descripciones se ajustan a lo encontrado en esta parte de
San Isidro, véase por ejemplo la figura N° 16 donde aparecen
estos dos diseños, tanto la ‘U’ como la ‘T’ invertida (repetida).
Esta red de caminos a los que se refiere Van Hoek en sus
escritos, son fáciles de corroborar. Tenemos evidencias que los
territorios de Quequeña y Sogay fueron paso obligado entre los
trayectos de la Costa a la Sierra y viceversa, a través de Camino
de Linga. De Quebrada Linga partía un ramal hacia las Pampas de
Yarabamba y Pampas de Quichinihuaya. De este lugar, para los
que se dirigían a Pocsi, debían pasar por Quequeña y llegaban a
17 2017 Petroglifos en Yarabamba. Pág. 19
29
su destino, aún se mantiene el nombre de ‘camino real de
Quequeña a Tambo’; el otro ramal continuaba de las pampas de
Quichinihuaya seguía por Alto San Antonio, San Pablo, Paralón,
Cerro Tinajones, Polobaya.18
Figura N° 25: Camino que conducía hacia los poblados actuales de Polobaya, Uzuña y otros (la
vista es el tramo Cerro Tinajones hacia Cambraca).
Otro diseño importante es el que está representado en la figura
N° 18, podemos observar líneas paralelas ondulantes, lo que nos
llevaría a pensar de una simbología de la lluvia, el agua, la
fertilidad; aunque no está completado totalmente en cuanto al
dibujo y la simbología que se puede visualizar como en otras
agrupaciones pétreas de la zona, por ejemplo, a lo existente en
algunos petroglifos de Gayalopo, Curlaca, Uzuña, Piedra Grande
y Alto San Antonio (Figura N° 29), donde esta simbología sí es
mucho más perceptible. Esta última simbología también es una
percepción del investigador Van Hoek en los Petroglifos en Alto
San Antonio, Curlaca, Gayalopo, plasmado principalmente en
18 2017 Begazo, I. (Quebrada Linga…)
30
2017: “PETROGLIFOS EN YARABAMBA, ¿Aplacando a los
dioses?”
Figura N° 26: Dos objetos de metal de tocados en forma de Insignia-Tumi. Dibujo y foto © de
Maarten van Hoek; los dibujos basados en fotos en Józef Szykulski 2010: Fig. 99.19
4. CONCLUSIONES:
En conclusión, podemos señalar que:
A. En la colina San Isidro se encuentra una agrupación de
manifestaciones gráficas rupestres importante,
demostrándonos que fue territorio sagrado para los primeros
pobladores o trashumantes que plasmaron su arte en las
piedras del lugar, como otros de esta parte Sur Oriental de la
provincia de Arequipa y muy cercana a otras agrupaciones
rupestres como Curlaca y Gayalopo. Desde esta colina
podemos visualizar a las principales montañas, o volcanes, de
Arequipa que fueron objeto de veneración.
B. Las rocas en que están grabadas los diseños son de diferentes
calidades y texturas, desde superficies perfectamente lisas y
brillantes hasta superficies rugosas y accidentadas. Existen
19 2017 Petroglifos en Yarabamba. Pág. 20
31
bloques de granodiorita. Algunas piedras que en principio bajo
determinadas condiciones de luz, no presentan diseños, al
cambiar la iluminación durante el transcurso del día o al pasar
los días, permiten ver trazos parciales o diseños completos;
éstos están dados en grabados diversos y cuyas
representaciones nos dan una percepción de formas
zoomorfas, antropomorfas (esquemáticas), fitomorfas y
geométricas.
C. Dentro de estos diseños podemos visualizar dos
representaciones importantes, similares a lo que se puede
encontrar en los petroglifos de Curlaca, Gayalopo en
Quequeña, San Antonio, Sogay y otros del distrito de
Yarabamba. Estos dos diseños son la posible simbología de
agua o lluvia y tampoco hay que dejar de lado la simbología
de la fertilidad (serpiente). No olvidemos que este territorio
fue ocupado por migrantes provenientes del altiplano, antes
de los quechuas o incas. Estos migrantes tenían como
simbología de la fertilidad a la serpiente 20 (cosmovisión
andina), por lo que podemos asociar este diseño (figura N° 18)
a esa simbología.
D. Otro diseño importante y muy repetido es el ‘TRIDÍGITO’. Para
A. Cardona (2002) representa a las aves en forma
esquemática. Para E. Linares (1993) representan las huellas
20 Lluvia, agua y fertilidad. Debemos considerar que, el concepto de Amaru (serpiente en
quechua) está estrechamente vinculado con los conceptos de humedad y agua en todas sus
formas: truenos que traen lluvia y su transformación en ríos que finalmente serán utilizados a
través de canales de irrigación para fertilizar las tierras de cultivo. Las características de los ríos
y quebradas, con sus formas lineales y ondulantes, bien pueden estar relacionadas con el
concepto de Amaru, como una similitud con los movimientos y la forma de la serpiente. Lo
mismo puede decirse de la similitud formal entre los rayos y los movimientos y formas de las
serpientes. Así, Amaru como ser mítico es concebido como la serpiente que vuela por los aires,
causa truenos y rayos en las tormentas, trae agua del cielo bajo la forma de lluvia y se transforma
en ríos y quebradas. De esta manera, dadas sus características, este ser une el cielo y la tierra,
trayendo fertilidad. es fundamental en la cosmología e iconografía andina. Simboliza al agua, la
fuerza del rayo, la continuidad, los ríos, los caminos sagrados, la unión entre el cielo y la tierra.
Es un animal que con su fuerza atraviesa mundos, buscando el equilibrio totalitario. Un ser
mítico que es mediador entre la tierra y el sol.
32
del Ñandú en su desplazamiento por este territorio. El Ñandú,
que desde hace 20 millones de años vive en la puna
suramericana, fue de gran importancia en el Imperio incaico,
donde se utilizaron sus plumas para adornos de las altas
jerarquías y rituales.
Figura N° 27: Petroglifo en Alto San Antonio con diseño de Tridígito.
No debemos soslayar la opinión de VAN HOEK, M. (2016,
2017), el cual sostiene que este diseño proviene de una
cultura que no es la Puquina (Churajón), sino es una sobre-
representación de la Insignia-Tumi proveniente de la
Cultura Chiribaya. Dicha Cultura introdujo este diseño en
todo el valle del río Yarabamba, por eso se encuentran
desde el pequeño valle de Ccarahuaya (Sogay) hasta
Chevarría.
“Para explicar la sobre-representación del símbolo Insignia-
Tumi en las rocas del Valle de Yarabamba, el escenario más
probable es que los Chiribaya introdujeron el tocado
Insignia-Tumi en la zona. Más tarde, las gentes de Churajón
consideraron el símbolo de tener poderes fuertes y cuando
el volcán Misti comenzó a ser activo y finalmente estalló en
1466, las gentes trataron de apaciguar al Apu de varias
33
maneras. En mi opinión, para aplacar la ira del Apu los
Churajón también ejecutaron el símbolo en muchas rocas
en el Valle de Yarabamba. Esto resultó especialmente en
una sobre-representación de los diseños Insignia-Tumi en
las rocas de Alto de San Antonio …”21
Figura N° 28: Tridígito en Paralón, Sogay.
E. Ya que habiendo sido este territorio dominio del Señorío
Churajón, una cultura o desarrollo local que ocupó todo el
Valle del río Yarabamba y alrededores, es que nos atrevemos
a señalar que los pobladores de Churajón produjeron estos
petroglifos de San Isidro. Del mismo modo señalamos que “es
cierto que los petroglifos de la Insignia-Tumis en el Valle de
Yarabamba son adiciones bastante recientes al repertorio de
arte rupestre de esta zona”. 22
21 2017: VAN HOEK, M. pág. 23
22 Ídem. pág. 24
34
Figura N° 29: Petroglifo en Alto San Antonio.
5. NECESIDAD DE SU CONSERVACIÓN:
El arte rupestre, a diferencia de otros vestigios culturales, se
encuentra al aire libre, en el mismo lugar en que hace muchísimo
tiempo, fue ejecutado; expuestos a diversas condiciones
climáticas como erosión, radiación solar, lluvia o humedad, al
crecimiento de líquenes y hongos o al depósito de minerales en
la superficie de la roca. Por lo mismo, muchos sitios están
desapareciendo de una manera natural, dado que los dibujos
están hechos en las pátinas de dichas piedras. Sin embargo, el
factor que más daño les ha producido a estas manifestaciones ha
sido la intervención humana.
A consecuencia de los problemas que presentan los estudios de
las manifestaciones gráficas rupestres en la actualidad, aunado
a esa todavía vigente idea de que lo que se debe de proteger y
difundir es el patrimonio arqueológico monumental es que los
estudios rupestres han recibido poca atención y recursos para su
adecuada investigación, preservación, concienciación, difusión y
protección. Es verdad que lo que se aprecia como monumental
atrae a un mayor número de visitantes nacionales y extranjeros
y de esta manera contribuye a la economía local y nacional, sin
embargo, si seguimos con esta mentalidad sobre lo monumental,
35
llegaremos a perder el valioso patrimonio cultural rupestre con el
que se cuenta en el país, en nuestra Región y puntualmente, en
el distrito de Quequeña. No olvidemos que, si administramos
convenientemente estos recursos, en el futuro, se pueden
convertir en un componente fundamental para el turismo en el
distrito y fuente de riqueza para sus pobladores.
Nadie nos puede garantizar que todo este patrimonio cultural va
a seguir ahí, donde lo vemos actualmente y lo podemos disfrutar;
entonces es preciso tomar las medidas necesarias para
resguardarlos y propiciar una investigación mucho más profunda
para hacer que se declare como zona intangible y forme parte del
Patrimonio Cultural de la Nación. Evidentemente se debe hacer
también una difusión de este patrimonio rupestre y se dé a
conocer a la población en general sobre el mismo.
Un sitio rupestre es un patrimonio de incalculable valor para la
sociedad, es parte de la herencia cultural que nos legaron
nuestros antepasados y es un testimonio extraordinario que nos
permite reconstruir el pasado y ahondar en el conocimiento de
nuestra propia naturaleza humana. Debemos tener en cuenta que
la destrucción de nuestro patrimonio significa la pérdida de
nuestro pasado, el desconocimiento de nuestro contexto
histórico actual y por ende la desarticulación de nuestra
proyección cultural al futuro; además, esto acrecienta la pérdida
del sentimiento de identidad con nuestro pueblo y su gente.
Muchas veces la idiosincrasia de quienes gobiernan es
displicente y hasta vapuleadora de su patrimonio cultural,
restando su importancia y valor turístico. Creemos que además
de proyectos de infraestructura, deben acceder a integrar
esfuerzos por consolidar la real conservación del patrimonio
cultural y natural de su jurisdicción a través de proyectos que
aseguren para el futuro la presencia material de muchos sitios
arqueológicos y ecológicos; como también la tradicionalidad y
costumbres de nuestros pueblos.
De la misma manera el crecimiento poblacional y la expansión de
la estructura económica y turística es otro de los grandes
problemas que presentan los sitios con manifestaciones gráficas
36
rupestres. El peligro de todo esto es que determinados sitios
arqueológicos puedan desaparecer a consecuencia de:
construcciones de represas, trazos carreteros, las famosas
ampliaciones habitacionales con casas granja, trochas
carrozables, por mencionar algunos ejemplos.
Por otro lado, debemos considerar tambien que la protección del
arte rupestre necesita una fuerte regulación del estado, así como
de los gobiernos locales y, por lo tanto, las autoridades
nacionales, regionales y especialmente locales son, o deberían
ser, responsables de la protección y gestión de los sitios de arte
rupestre; no olvidemos que estos lugares se convirtieron en
sagrados para los que plasmaron estos dibujos en las piedras del
lugar, por lo que debemos tener el respeto suficiente para
preservar estos territorios y para ello es necesaria también las
acciones que la población civil pueda ejercer en su defensa.
Esperamos de todo corazón esto último: que la población proteja
decididamente la herencia cultural de sus ancestros.
ibq. 2019.
37
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