«tL Antrpocena a tiene que sere fn de os mundos por vei sun time,
no un destino, Ho se puede permitr que a que venga a continuacién sa la
babarie de los tecnomadernos.» Donna Haraway
Ante lz cada vez mas evidente gravedad de la crisis ambiental y
civilizatoria, proliferan nuevas versiones en torno a una antiquisima
‘dea da “fin del munio”. La transformacién de nuestra especie, aue
pasa de ser simple agente biologico o social a una fuerza geolégica
capaz de afectar el sistema planetario y su destino ~situacion que
hha dado lugar al controversial concepto de “Antropoceno"~ produce
luna angustia metafisiea, ue contrasta con el optimismo del discurso
tecnoffico, Este libra se propane analizar la prolferacion actual de
narrativas sobre el fin del mundo, entendindolas como intentos
de invencién de una mitologia adecuada al presente que nos oriente
ante elcolapso de La distincion entre naturaleza y cultura.
Debora Danowski y Eduardo Viveiros de Castro encuentran evidencia
de estos esfuer20s miticos tanto en la civulgacién cientifca y en los
pronunciamientos de diversas organizaciones mundiales, como en la
obra de Bruna Latour, Isabelle Stengers, Quentin Meillassoux 0 los
aceleracionistas, y en blockbusters como Mad Max, La carretera 0
Welancalia, La canciencia compartida de que el proyecto occidental
de una construccién social de la realidad se ejecut6 bajo la forma
desastiosa de una destruccién natural del planota suscita la necesi-
dad de repensar a relacin entre lo humano y to no humano bajo las
visfones catastrOficas de un mundo sin nosotros o de una humanidad
sin mundo. Para esto, los autores recurron al pensamiento animista
de los pueblos amazénicos -sobrevivientes de la catastrofe civili-
zatoria del colonialismo-, para quienes cada especie constituye un
tipo de sociedad, y cada interaccién transespecifica, un campo de
regociacién diplomética. Aquella expresién comin en boca de los mi-
litantes de izquerda, “todo es patitco’, adquere en el caso amerindio
una literalidad extrema, ya que todo vinculo con el medioambiente
‘nvolucra el ejercicio de una cosmopolitica.HAY MUNDO POR VENIR?
Ensayo sobre los miedos y los finesesol ght maa 1.78
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anos, Ob y Ves de Caso, Edel
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© Déboah Danowsti
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© Caja Naga Editor, 2019,
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EDUARDO VIVEIROS DE CASTRO
HAY MUNDO POR VENIR?
Ensayo sobre los miedos y los fines
reo
EuxuR
PROMINGS
Traduccién / Rodrigo Alvarezinice
Agradecimientos
Prefacio ala segunda edicion
Prefacio a la presente edicin
_20dué escabrosa besti
++ Megada al fin sa hora,
se amasta hasta Belén para nacer?
HL afuera sin pensamiento
ola muerte del otro
Por fin solos
‘Un mundo de gente
Humanos y terricolas
en ta guerra de Gaia
mundo en suspersomR
Para Trene,tenfeota del mundo por vent.Orfeo, Bante, Eneas al infiemno
‘escendieron; el Inca he de subir...
+= Ogni spranza lasciate,
Che entrate...
—Swedenborg, zhay mundo por venir?
‘Joaquim de Sousdnérade, El infiera de Woll Street
Pero si nosotros, que somos los reyes de la naturaleza,
no hemos de tener miedo, zquién ha de tenerlo?
Clarice Lispector, La legién extranjraAGRADECIMIENTOS
HL primer eshozo de este texto fue una exposicion oral he-
cha el 21 de diciembre de 2012 (el dia del Fin del Mundo,
segin un supuesto “calendario maya") en la Universidad
de Toulouse-Le Mirail, por invitacién del Equipe de Recher-
che sur les Rationalités Philosophiques et les Savolrs (resa-
is) y, algunas semanas més tarde, en un seminario del
médulo “Expérimentation Arts et Politiques” (set), en el
Institut q’Etades Politiques (Sciences Po) de Paris. Agrade-
‘cemos respectivamente a Jean-Christophe Goddard y a Bru-
no Latour, asi como a los oyentes de las conferencias, por
ta acogida y los comentarios. Jean-Chuistophe, Gwen-Elen y
Jeanne Goddard nos recibieron en Toulouse con un carifio
ada menos que emocionante. Bruno Latour, amigo de larga
data, merece agradecimientos especiales por Raber sido mues-
tro mayor incentivador, y, como quedaré evidenciado, nuestio
principal interlocutor, Nos gustaria agradecer también al va
liente pueblo terricola, nuestros “coterricolas” de la anon
4. Afundagio Taba Oswald de Andrade. Nécleo de pensamiento y accion
aeWonmmenc \ nxugomee
“1%
Alexandre Nodati, Flivia Cera, Marcos de Almeida Matos y
Rondinelly Gomes Medeiros, que estan con nosotros desde el
inicio, y muy especialmente desde el “antropolémico” even-
to terraterra, actividad de la Ciipula de los Puebios paralela
a la Rio+20; a Idelber Avelar, por la recomendacién del ar-
ticalo de Dipesh Chakrabarty y por su siempre generoso
apoyo a la causa terricola; a Rodrigo Nunes, por diversas
indicaciones relativas al “aceleracionismo” y sus alrede-
dores; a Felipe Sussekind, Alyne de Castro Costa, Juliana
Fausto, Marco Anténio Valentin, Cecilia Cavalieri, André
Vallias e Moysés Pinto Neto, por la complicidad y ayuda
decisivas en mas de una escaramuza en la actual guerra de
los mundos. Venceremos.
¢Hay mundo por venir? Ensayo sobre los miedos y los
Jines es una version actuatizada y ligeramente ampliada
del texto “Lanét de monde”, traducido del portugués por
Oiara Bonilla (a quien agradecemos la paciencia) y publi-
cado en junio del 2014 en la antologia De l'univers clos au
monde infini, compitada por Emilie Hache. A Emilie Hache,
que nos invit6 a incluirlo en el libro, le estamos agradeci-
dos por ta decisién de preservarlo en su integridad y por
sus valiosas sugerencias editoriales (agradecimientos que
se extienden aqui a Elie Kongs). A Michael Houseman,
finalmente, que dedic6 una fria tarde de enero de 2012 a
comentar una de las primeras versiones orales del texto,
Y¥ que tantas veces, a lo largo de tantos attos, nos hospe-
do en su casa, él y Marika Moisseeff, con incondicional
¥ generosisima amistad; cabe finalizar aqui una lista de
agradecimientos que deberia extenderse mucho més
ue actualioay profundiza la metafisicacbsinic-politicapropuesta en el
Manifesto Antropsfago de Oswald de Andrade y en la Revista de Antropo-
Jagia (1928-1925), Afundagéo es un veologismo derivado él entrecruza
niento entre afurdar (afondar, hundirse) y fundagéo (fundacisn); Toba,
en portuqués, signifi “aldeaindigena’. [N. del Z]
PREFACIO A LA
SEGUNDA EDICION
“Las cosas cambiaron tan rapido que resulté dificil acom-
paftarlas”, dice Bruno Latour en un texto que citamos en
las Uineas iniciales del segundo capitulo de este libro. La
declaracién de Latour se aplica también, perfectamente,
a ¢Hay mundo por venir? Ensayo sobre los miedos y los
fines. Desde su primera edicién a fines de 2014, la mar-
‘cha implacable del calentamiento global, por un lado, y
la acumulacion de discussos (en sentido amplio) sobre
al “fin del mundo” y sobre el Antropoceno, junto con la
ube de temas que este iiltimo término resume de modo
conveniente aunque polémico, por el otro, fueron de tal
magnitud que intentar actualizar de forma adecuada los
argumentos formulados en aquel afo, al fin y al cabo tan
reciente, seria una tarea extremjadamente dificil, a menos
que pretendiésemos escribir un nuevo libro. Recuérden-
se tan solo algunos hitos relevantes, acontecidos desde
aquella primera edicion, y que tal vez debieran Ulevarnos
a desarrollar varios de sus pasajes: el encuentro Los Mi
Nombres de Gaia: Det Antropoceno a la Edad de la Tierrawomumena ~ aRndozzo
716
(Rio de Janeizo, septiembre de 2014), que organizamos
junto con otros colegas y que reunié a varios de los princi-
pales pensadores de distintos paises alrededor del tema; la
publicacién de la enciclica papal Laudato Si, que marcé la
impactante entrada del Vaticano en el debate; la aparicién
(esel término que conviene) del Manifiesto Ecomodernista
(An Ecomodernist Manifesto), documento capitaneado por
el Breakthrough Institute y firmado por diversas celebri-
dades pro-capitalistas, que radicaliza atin mas las posicio-
nes defendidas por ese think tank que comentamos agut;
diversos textos haciéndose eco de la Laudato Si’ y otros
tantos criticando despiadadamente et Manifiesto Ecomo-
dernista, algunos de ellos firmados por autores presentes
en nuestzo libro; el estudio Capitalism in the Web of Life.
Ecology and the Accurnulation of Capital, de Jason Moore,
‘que desarnolla una narracién de inspiracion histérico-ma-
terialista sobre (contra) el "antropoceno”; la verdadera
explosin de eventos, textos, y manifiestos de la cortien-
te “aceleracionista’, que parece haber perdido algo de su
triunfalismo -impresién reforzada por la constatacién de
que un poco de agua viene siendo discretamente colocada
en su espeso vino prometeico-; el Acuerdo de Paris, docu
mento producido en diciembre de 2015 en la cor21, con-
ferencia que supo, tal vez mas que todas las otras veinte
‘cumbres climéticas anteriores, provocar en la mayor par-
te de los ecologistas y cientificos una mezcla en partes
iguales de esperanza y decepeién por haber logrado la
aprobacién undnime de los distintos paises miembros para
limitar el aumento de la temperatura global a 2 °C, en
lo posible a 1,5 °C, pero sin explicitar ninguna medida
conereta que permita hacer real, 0 al menos probable, ese
objetivo (no hace ninguna mencién a los combustibles
fOsiles, por citar tan solo un ejemplo), dejando ta amarga
sospecha de que el espectro de la inevitabilidad del “Plan
BY de la geoingenieria subyace al texto del acuerdo-. Y
finalmente, huelga decirlo, la reciente y ominosa eleccién
PRSFACTO A Uk SEGUNDA EOICION
del negacionista Donald Trump como Presidente de los
Estados Unidos.”
De un punto de vista que llamariamos dialégico an-
tes que crtico, no obstante, el fendmeno més importante
que motificaria virtualmente el contexto de recepcién del
presente libro es la publicacion de Face a Gata, de Bruno
Latour, Ese trabajo, una version bastante modificada de
las Gifford Lectures on Natural Religion dictadas por el
autor en Edimburgo en 2013 ~que fueron una especie de
hilo conductor de la marcha argumental de cHfay mundo
por venir?-, fue escrito, ademas, teniendo en cuenta ~en-
tre muchos otros textos~ nuestro ensayo “Larrét de mon-
de", Incorporar el nuevo libro de Latour en esta edicion
implicaria, en rigor, escribir un nuevo trabajo. Tampoco
podemos dejar de mencionar, entre otros trabajos publi-
cados desde 2014, las recientes obras de Donna Haraway
“7
1. No podemos dear de mencionar algunas estulos divulgados en tos Gli-
‘mos atas, que tuvieron gran impacto en la comuniad cientifiay también
en a opinisn pablia: el articolo de Richard E,Zeebe, Andy RidgwellyJ3-
ras C Zathos “Anthropogenic carbon release rate unprecedented during
‘tho past 66 million yous” ature Geoscience, n*9, 2016), que concluye,
ppor medio de una nueva metodologia de cileulo, que la velocidad del
aumento de la emisién antropogénica de carbono no tiene precedontes x
los altimos 66 millones de aos: el atculo de James Hansen et. a. "Tee
salt, sea level vise and superstorms: Evidence fom paleoclimate data, ci-
mate modeling, and modern observations that 2 °C global warming could
be dangerous” (Atmos. Chom. Phys, 16, 2016), una estimaciém de lor
probables efectos futuros del aumento en el derretimiento del hielo dela
“ntictiday de Groenlandia le eversiin dela situacin del area ocupade
por el hielo marino en la Antatida, que parece haber entzado en una ten-
dencia de declive (1 que ya venta sucediendo an el Arica hace algunas
eats), como setala una noticia del ational Snow and Ice Data Centar
{que de noviembre de 2016 (asdicorg) comentada por Alexandre Arajo
Costa (oquevocefariasesoubesse blogspot.com); y last but not leas, el
cstudio de Sunke Schmidtho, Lothar Stramma & Mastin Visbeck “Decline
{in global oceanic oxygen conten duving the past five decades" (Nature,
1542, 2017), que presenta un cteulo preciso de a cada del nivel global
de oxigeno diauelto an los oc6anos desde 1960, estimada en 2,1%< ~ nxusoz>e
e
(Staying with the Trouble, Making Kin in the Chtulhucene),
Elizabeth Povinelti (Geontologies. A Requiem to Late Libe-
ralism), Marisol de la Cadena (Earth Beings, Ecologies of
Practice across Andean Worlds), y Anna Tsing (The Mushroom
and the End of the World. On the Possibility of Life in Capi-
talism Ruins), cada una de las cuales explora caminos que
apenas pudimos vislumbrar en nuestro ensayo.
Si decidimos, finalmente, publicar una nueva edicion
de Hay mundo por venir? sin tomar debida cuenta de to-
dos esos desarrollos posteriores, fue porque creemios que
las constataciones aqui presentadas, las posiciones cues-
tionadas y las defendidas no requieren ninguna correccion
0 elaboracién que modifique los andlisis y las tesis centra-
les del libro. En suma, la pregunta que da titulo a la obra
se mantiene, mas que nunca, radicalmente abierta,
Nada de eso nos impidi6, sin duda, hacer algunas pe-
quefias actualizaciones y alteraciones en esta nueva edi-
ion, algunas de las cuales aprovechan sugerencias hechas
por Rodrigo Nunes en ocasién de su traduccién de nuestro
libro al inglés, en 2016. Y, por iiltimo, hicimos algunas
correcciones y actuatizaciones de filtima hora en to que
conciere a los hechos y a la cieneia del clima, gracias a
la cenerosa ayuda del fisico Alexandre Araijo Costa, cuyo
excelente blog 0 que voce faria se soubesse 0 que eu sei
es un instramento imprescindible para quien quiera com-
prender la actual crisis ecolégica, tanto como sus contex-
tos sociales, econémicos y politicos en el Brasil actual.
PREFACIO A LA
PRESENTE EDICION
Este libro fue escrito en 2014, cuando Brasil atin se encon-
traba gobernado por el Partido de los Trabajadores (er), un
partido de centro-izquierda cuyo fuerte sesgo desarrollista
lo llevé a menospreciar toda preccupacion acerca de los
pueblos (humanos y no-humanos) cuyas formas de vida son
incompatibles con el evangelio de la modernizacion, Esto
no significa que nequemos la importancia de esos afios de
gobierno que sacaron de la miseria a treinta millones de bra~
silefios, pero lamentamos que no hayan logrado reatizarlo
de un modo més inventivo que el de la aceleracién de 1a
devastacion de la Amazonia y del Brasil Central, con el fo-
mento del agronegocio de exportacién de commodities, 1a
explotacién minera y la construcciOn de gigantescas centra-
les hidroeléctricas para alimentar,la industria extractivista.
En 2016, Dilma Rousseff, por entonces presidenta elec-
ta por la formula del et, sufti6 un golpe parlamentatio a
manos de la derecha vernécula, que impuso la implemen-
tacion de una agenda fuertemente neoliberal, ahora lleva-
daa extremos grotescamente caricaturescos con la llegada
“9loa esac ae aleteate:
20-
al poder de un gobiemo de ultradetecha. Odio hacia las
poblaciones ind{genas y afrodescendientes: intencién de
privatizacién de la mayoria de tierras y empresas piblicas;
ataque a las minorias tora y a los derechos reproductivos
de las mujeres; negacionismo cinico ante los cambios cli-
maticos y destruccién de los sistemas de protecci6n am-
biental; diseminacion de un discurso paranoico sobre el
“comunismo” que amenazaria a Brasil, con la consecuente
persecucién de toda expresién opositora; implantacién de
censura ideolégica en escuclas y universidades... -en fin,
la receta que vemos aplicada en diversos paises en la pre-
sente y siniestra coyuntura mundial exhibe en Brasil una
versi6n especialmente amenazante-.
Frente a esta nueva situaci6n, las criticas al desarrollo
ecocida y etnocida de los gobiernos anteriores at golpe de
2016 presentes en nuestro libro se vuelven exiguas; para
caracterizar el Brasil actual seria necesario incrementar la
intensidad de nuestros reclamos.
{QUE ESCABROSA BESTIA...
‘And what rough beast, its hour come round and last,
Slouches towards Bethlehem to be born?
WEB. Yeats
Elfin del mundo es un tema aparentemente interminable...
por lo menos, claro esta, hasta que acontezca. El registro
‘etnografico consigna una variedad de maneras por las que las.
calturas humanas imaginaron la desarticulacién de los mar-
cos espacio-temporales de la historia, Algunas de esas imagi-
naciones eobraron nueva vida a partir de los afios noventa del
siglo pasado, cuando se formé el consenso cientifico respecto
de las transformaciones en cursa del régimen termodinami-
co del planeta. Los materiales y los andtisis sobre las causes
{antrépicas) y las consecuencias (catastr6ficas) de la “crisis”
planetaria vienen acumuléndose con extrema rapidez, movi-
lizando tanto la percepcién popular ~con la debida mediacion
de los medios de comunicacion— como la reflexién académica,
a.=a.
Conforme se va tomando cada vez mas evidente la gra-
vedad de la presente crisis ambiental y civilizatoria,’ pro-
liferan nuevas versiones y se actualizan viejas variaciones
de una antiquisima idea que lamaremes, en una simpli-
ficacién que este ensayo pretende complicar un poco, “el
fin del mundo”. Son blockbusters del género fantastico,”
“docuficciones” del History Channel, libros de divulgacion
cientifica de variados niveles de complefidad, videejuegos,
obras musicales y artisticas, blogs sintonizados en todas
las franjas del espectro ideolécico, reuniones cientfficas,
revistas académicas y redes de informacion especializadas,
formes y pronunciamientos de las mas diversas organiza~
ciones mundiales, las invariablemente frustrantes Cumbres,
Climaticas, simposios de teologia, ensayos de filosofia, ce-
remonias de la Nueva Era y de otros movimientos neopaga~
‘os, un atimero exponencialmente creciente de manifiestos
politicos; todo tipo, en suma, de textos, contextos, vehicu-
los, enunciadores, paiblicos. La presencia del tema en la
cultura contemporénea no ha hecho més que aumentar, y
de forma cada ver més répida, exactamente como aquello a
4. Ver, par ejemplo, lo times informe det Panel Intergubernamentl de
Cambiot Cimsticos (re), disponibles en ipecch, La primera parte del 5°
informe (con [a fundamentacin cientifica del cambio climitico, prepa-
rado par el Grupo de Trabajo I) se dio a conocer en septiembre de 2073,
la segunda tercera partes (de tos Grupes de Trabajo Ul, sobre impactos,
adaptacon y wulnerabildad y I.sobre las opciones de mitigaclén), fue
ton presentadas, respectivamente, en marzo y abril del 2014, Como €3
sabo, las proyecciones del nee tienden a ser do Tae mis moderadas entre
aquelias que circulan en la comunidad centifica, en lo que concierne ala
intensdad y al ritmo de los cambios ciméticos.
2, Sobve la cinematogafia apocaliptica, el lector puede consultar Pater
Suendy, LApocolypse cinéma 2012 et autres find monde, Pais, Caprice,
2012, que comenta trece films sabee el fin-del-mundo y tree referencias
intructivas sobre deconas de otros. Para un anlisis de esa proifereciin
en el curioso caso de las fartasiasdstdpicas diighdas aun pablico de ado-
lescentes del sexo fertenino, ver Amanda Cralg, “The Hunger Games and
teenage craze for dystoplan Seton" The Telegraph, 14 de matzo de 2012.
1o que se refiere, a saber, la intensificacion de los cambios
en el macroambiente terrestre.
‘Toda esta floracién disforica se ubica a contracorrien-
te del optimismo “humanist” predominante en los Gl-
timos tres 0 cuatro siglos de la historia de Occidente.
Preanuncia, si es que no refteja ya, algo que parecta estar
excluido del horizonte de la historia en cuanto epope-
ya del Espiritu: la ruina de nuestra civilizacién global
fen virtud de su hegemonia indiscutible, un ocaso que
podra arrastrar consigo 2 considerables porciones de ta
poblacion humana, Aunque comenzando, claro esté, por
las masas miserables que viven en los guetos y basureros
geopolitics del “sistema mundial”, por su naturaleza el
colapso inminente alcanzaré a todos, de una u otra forma,
Por es0, no son solo las sociedades que integran la civili-
zacion dominante, de matriz occidental, cristiana, capita-
lista-industrial, sino toda ta especie humana, la idea mis-
ma de especie hurmana, la que esté siendo interpelada por
la crisis; incluso, por lo tanto, y especialmente, aquellos
pusblos, culturas y sociedades que no estan en el origen
de dicha crisis. Eso por no hablar de los muchos millares
de linajes de vivientes que se encuentran en peligro de
extincion, 0 que ya desaparecieron de la faz de la tierra,
debido a las modificaciones ambientales causadas por las,
actividades “humanas".?
‘al desastre civilizatorio y demografico es imaginado
a veces como el resultado de un evento “global”, a sa
ber, como una extincién sibita de la especie humana, 0
incluso de toda la vida terrestre, desencadenada sea por
53. HL problema de la pertinencla 0 no dl concepto de especie humana ©
“humanidad” para encuzdrar la reflexion y la acciin de las colectivida
des politicas actuatmenteexistentes rents ala ess ambiental (Estados,
pueblos, partidos, movimionto sociales) sera retomado en la conclusion
de este ensayo,
“2rls ieee eee er ee ae
ue
un “acto de Dios” -un supervirus letal, una explosién vol-
canica gigantesca, el choque con un cuerpo celeste, una
megatormenta solar-, sea por el efecto acumulativo de in-
tervenciones antrépicas sobre el planeta, como en el film
The Day After Tomorrow (El dia después de mafiana, 2004),
de Roland Emmerich, sea, finalmente, por una gran guerra
nuclear a la vieja usanza, Otras veces, el desastre tiende
a sex descripto de forma mas realista (sobre todo si obser-
vamos los sucesivos escenarios que vienen proponiendo
las ciencias que estudian las interacciones entre la ge6s-
fera, la hidrésfera, la atmésfera y la biésfera: el llamado
“Sistema Tierra”)‘ como un proceso de degradacién ya ini
ciado, extremadamente intenso, que se acelera de forma
creciente y que es en muchos aspectos irreversible, de las
condiciones ambientales que presidieron la vida humana
durante el Holoceno (Epoca del perfodo Cuaternario que
sucede al Pleistoceno, a partir de los 11.700 afios a.C.),
con la alternancia entre sequias y huracanes e inunda-
ciones, pérdidas masivas de cosechas agricolas seguidas
de pandemias humanas y animales, querras genocidas en
medio de extinciones biol6gicas que alcanzan a géneros,
familias e incluso linajes enteros, en una secuencia de
perversos efectos de retroalimentacién que empujarfan
paulatinamente a ta especie, en un proceso de “violen-
cia lenta* -al parecer, cada vez menos lenta-, hacia una
existencia material y politicamente s6rdida, hacia aquello
4, Sin embargo, nétese por eemplo que el reciente estudio de Giovanni
‘Squbin, Diet Swingedouw a al, “Abrupt cooling over the North Atlantic
‘in modern climate models” (Nature Communications, 8, 2017), proyecta
coma wn escenario posible ain en este siglo el enfamiento abropto (en
tun periods de dies afos) dol Atlntico Werte, debido a ta perturbation de
la cicutacion termohalina de ta cortiente del Golo, to que hace que al
argumento del fim de Emmerich tl vex ya no pueda ser deseripta come
fan absolutamente fatasioso. Ver tambien Alex Kleby, “Drastic cooling in
North atlantic beyond worst fears, scientists warn", The Guardian, 24 de
febrero de 2017,
ave escaatosa 84SH14
que Isabelle Stengers Ulamé “la barbarie que viene”,’ y que
serd, por lo que todo indica, tanto mas barbara confor-
me el sistema tecno-econdmico dominante (el capitalismo
mundial integrado) continde su fuite en avant.
No son solo las ciencias naturales y la cultura de ma-
sas que se alimenta de ellas las que estan registrando la
deriva del mundo. La inquietud generalizada comienza a
sentizse incluso en la metafisica, notoriamente la mas eté-
rea de las especialidades filosoficas. En tos tiltimos afios
hemos asistido, por ejemplo, a la elaboracién de nuevos y
sofisticados argumentos conceptuales que se proponen a
su modo “acabar con el mundo":® sea acabar con el mundo
como ineludiblemente mundo-para-el-hombre, de modo de
justificar el acceso epistémico pleno a un “mundo-sin-no-
sotros” que se articularia de forma absoluta antes de la
jurisdiccion del Entendimiento; sea acabar con el mun-
do-como-sentido, de modo de determinar el Sez como pura
exterioridad indiferente; como si el mundo “real”, en sus
radicales contingencia e insignificancia, debiera ser “rea~
lizado” contra la Razin y el Sentido.
Es cierto que muchos de estos fines-del-mundo meta-
fisicos tienen apenas una relacién de motivacion indirecta
con el evento fisico de la catastrofe planetatia; pero no
por eso dejan de expresarto, o de reflejar la vertiginosa
sensacién de incompatibilidad -si no de incomposibitidad-
entze el humano y el mundo, pues son pocas las areas de
la imaginacion contempordnea que no se vieron afectadas
por la violenta reentrada de la noésfera occidental en ta
Reb Wixon, Slow Violence and tho Exvironmentalom of the Poor, Cam-
bridge, Harvard University Press, 2011, y también isabelle Stengere, Zn
tiempos de catéstafe. Céra resstivala burbarie que viene, Buenos Aires,
utaro Anterir/Med, 2017
6, Foracabar "a su moo”, entindase domoler los coneptos de mundo elabora-
doo porla Socata moderna 8e Kant 2 Dera y mi all; vr Sean aston, The
‘Concept of Weld fom Kant to Dera, Lonézs, Rowman & itefeld, 2013.wmusozee
6
atmésfera terrestre, en un verdadero e inaudito proceso
de “transdescendencia". Nos creiamos destinados al vasto
océano sideral y henos agui de vuelta rechazados en et
puerto det que partimos...
las distopias proliferan; y un cierto pénico perplejo
(peyorativamente tildado de “catastrofismo”), cuando no
un entusiasmo algo macabro (recientemente popularizado
bajo el nombre de “aceleracionismo"), parece sobrevolar el
espiritu del tiempo. De repente, el famoso no future det
movimiento punk se ve revitalizado -si es este el término
que conviene-, a la vez que reemergen profundas inquie-
tudes de dimensiones comparables a las presentes, como
aquellas suscitadas por la carrera nuclear de los afios ~no
tan distantes~ de la Guerra Fria, Por ello, resulta imposi-
ble no recordar la conclusion seca y sombria de Giinther
Anders, en un texto capital sobre la “metamorfosis met:
fisica” de la humanidad después de Hiroshima y Nagasa
“La ausencia de futuro ya comenz6”."
Ese futuro-que-acabé tlegé, una vez mas, lo que sugiere
que tal vez nunca haya cesailo de comenzar: zen el Necliti-
co?, gen la Revolucién Industrial?, za partir de la Segunda
Guerra Mundial? Si la amenaza de la crisis climtica es me-
nos espectacular que la de los tiempos del peligro nuclear
(que no dejé de existr, cabe resaltar), su ontologia es mas
compleja, en lo que respecta a las conexiones tanto con la
agencia humana como con su paradéjico cronotopo.® Su ad-
venimiento recibi6 “nuestro” nombre, Antropaceno, desig-
nacion propuesta por Paul Crutzen y Eugene Stoermer para
Jo que ellos entienden es la nueva época geolégica que si-
{guid al Holoceno, y que se habria iniciado con ta Revolucion
Industrial e intensificado tras la Segunda Guerra Mundial.
4§ Sobre la relacion algo paraddjica entre la emergencia de una
conciencla "biosférica”, la perspectiva a partir del espacio ex-
terior, la consolidacién de la teoria del cambio climatico y la
carcera armamentista de la Guerra Fria (incluido el programa
Star Ware de Reagan), el lector encontrara de interés tos tra-
bajos de Joseph Masco” y el Ubro recente de Peter Szerdy,
Kant chez les extraterrestres. Philosofictions cosmopoiitiques.
En una conferencia rw del 2012, titulada °2Por qué tengo que
hablar del cambio climatico?” y que trataba sobre el desequi-
Uibrio energético temporario del Sistema Tierra causado por ta
acumulacion de gases de efecto invernadero (la diferencia entre
la cantidad de eneroia 0 calor que entra en el sistema y ta can
‘dad reflejada de vuelta al espacio), James Hansen sugiri6 una
elocuente equivalencia entre el calor que se acumula diaria-
mente en los “seservorios” del planeta (el acéano, los glaciates
la tera), a saber, 0,58 W/m2, y el calor de ta explosién de
cuatrocientas mil bombas atémicas, Acerca de esto, véase tamt-
bién el excelente blog Skeptical Science, creado por John Cock,
segdin el cual nuestio clima ha acumulado una cantidad de calor
cequivalente la explosion de cuatro bombas de Hiroshima por
segundo, alcanzando un total de 2.115.122.800 bombas desde
1998 hasta el “presente” (esto es, hasta el 2 de julio de 2014 a
las 14:45, hota de Brasilia, cuando consultartos por altima ver
el widget éhiroshimas.com)."" Hl fisico Alexandre AraGjo Costa
7. Ginther Anders Le temps de a fn, Pate, Herne, 2007, pp. 112-113,
8, "Una guerra nuclear habria sido una decisin eonsciente por paste de
‘guienes detentan el poder, Los cambios cindticos son una consecuencia
no inteneional de les accones humanas,y solo el andlisis centifco pue-
‘de mostrar que son el efecto de nuestrasacriones como especie” Dipesh
(hakzabaty, “The Climate of History: Four Theses", Citcel Inguiry, 3°35,
2008, p. 224.
ry ctsis’, Socal Studies of
4. Joseph Masco, "Dad weather: on pnstry cis", Scil
Scene, 2010, y “The end of ens", Anthropological Guarterly, 2042,
40. Pater Seedy, Kant che les extrtaresrs, Posaflinseosmopot
ue, Pars, Hist, 201.
{er capac shina mb wartot est perso ht
4 shptalciececom/4-Hishina bomb pesecond-viget ais aware
‘ese acning Mn. Un comertaro al posto de John Cook recuerda
“2vomnmans \ HRuzoese
28.
hizo un cétculo semejante, especificamente para el forzamient
radiactivo antrépico, y leg6 a un resultado mucho mayor: 18,5
bombas de Hiroshima por segundo.” En suma, el viejo proyecto
occidental de aumentar continuamente la cantidad de eneraia
disponible por habitante,”” a partir de la aceleraciin de los pro-
cesos de obtencién de esa energia con la Revolucién Industrial,
parece estar aproximandose a un muzo contra el cual la especio
corre el riesgo de colisionar espectacularmente,
§ Aunque en el siglo pasado (e incluso un poco antes) ya se
hubieran propuesto términos como “Antroceno”, “Antropésfe-
'2, 0 incluso “Antropoceno”, se cuenta que fue durante una
discusion en un encuentro del International Geosphere-Bios-
phere Prograinine (esr) cerca de la Cindad de México, en el
2000, que el quimico atmosfirico (y ganador del premio No-
bel) Paul Crutzen propuso el concepto por primera vez, publi-
cndolo sin demora junto con su colega Eugene Stoeriner en
tuna newsletter, y luego en el articulo “Geology of Mankind’."*
a propuesta atin esta siendo examinada por la comunidad
cientifica, Durante at ultimo encuentro del Congreso Inter:
nacional de Geologia, en agosto de 2016, el Grupo de Tra-
bajo sobre el Antropoceno, caordinado por Jan Zalasiewice,
recomends la adopeién formal de ta nueva nomenclatura; sin
‘embargo, atin no se cuenta con una posicién oficial por parte
que John Lyman (Universidad de Haw) ya habla ueado la referencia ala
bomba de Hiroshima en el caso dela temperatura dal anéano en entrevitas
posterioresa su estuio “Robust warming af the global upper ocean!” (atu
1, 1° 665, 2010); vet, po ejempl,livee-exiece.com,
12, Para una ilostracién dela rolaién fuertemente simbélica “a “vac
lacion protongada entre ol sonido y el sentido", come dice Peul Valéry-
‘ate lot sombres “Hoshi” y Rat” ve ate change le
ned to heat of bomb blast, The Sydney Morning Herald, 23 de junio
nei to Sydney Morning Herald, 23 de j
13. Cae Lévi-Strauss, Roza y eutura, Madrid, Citedra, 1989, p. 72.
14, Paul Crataen y Eugene Stoermer, "The Antheopocene”, wr Mewsletter,
2000; Paul Crutzen, “Goology of mankind", Mature, n° 415, 2002.
out esenorosa 88st
de la Comision Internacional de Estratigrafiao de la Union In-
temacional de las Ciencias Geolégicas sobre esa cuestién tan
‘importante, asi come tampoco sobre cual sera el golden spike
adoptado, ni sobre la fecha de inicio de ta nueva época geo
Lagica, en caso de que esta sea aceptada. Los candidatos mas
probables, no obstante, parecen ser los residuos radioactivos
y los aos de posguerra, con el inicio de tos test nucleares.
Antropoceno (o cualquier otro nombre que se le quie-
ra dar)" es una época en el sentido geolégico del térmi-
no, pero apunta hacia el fin de la “epocalidad” como tal,
en lo que conciere a la especie. Aunque haya comenzado
con nosotros, muy probablemente terminara sin nosotros:
el Antropoceno solo podré dar lugar a otra época geolégica
mucho después de que hayamos desaparecido dela faz de la
tierra, Nuestro presente es el Antropoceno; este es nuestro
tiempo. Pero este tiempo presente se va revelando como
un presente sin porvenis, tin presente pasivo, portador de
un karma geofisico cuya anulacién est enteramente fuera
de nuestro alcance, lo cual hace més urgente e imperativa ta
tarea de mitigarlo: “La tevolucién ya sucedi6... los eventos
con que tenemos que liar no estén en el futuro, sino en
cran parte en el pasado [...] sea To que sea que hagamos, la
amenaza permaneceré con nosotros par silos, o milenios’,"®
METAFISICA Y MITOFESICA
Este texto es un intento de analizar seriamente los dis-
cursos actuales sobre el “fin det mundo”, entendiéndolos
425, Veremos, mis adelante, algunas razones de disenso en cuanto al uso
e este concept.
46. Bruno Latous, Face @ Gata, Hult conférences sur le nouveau régime
limatique, Paris, ta Découvere, 2015,
<2eee er EL ee ie ee
como experiencias de pensamiento acerca del viraje de la
aventura antropolégica occidental hacia su declive, esto
es, como intentos, no necesariamente deliberados, de in-
vencién de una mitologia adecuada para el presente. El
“fin del mundo” es uno de es0s famosos problemas que se-
gin Immanuel Kant la razén no puede resolver, pero tam-
poco dejar de plantearse. Y se los plantea necesariamente
bajo la forma de la fabulacién mitica o, como se acostum-
bra decir hoy en dia, de “narrativas” que nos orientan y
motivan. El régimen semiético del mito, indiferente a la
verdad o falsedad empirica de sus contenidos, se instaura
siempre que la relacin entre los humanos como tales y
sus condiciones més generales de existencia se impone
como un problema para la razén. Y si toda mitologia puede
ser descripta como una esquematizacién de condiciones
trascendentales en tériminos empiricos ~como una retro-
proyeccién validante de ciertas razones suficientes ima-
ginadas (‘narrativizadas’) como causas eficientes-, en-
tonces el corriente impasse se toma tanto més trigico, 0
iénico, conforme somos capaces de ver el problema de la
Raz6n recibiendo el aval del Entendimiento. Pues estamos
aqui frente a un problema esencialmente metafisico, el fin
del mundo, formulado en los términos rigurosos de esas
iencias en extremo empiticas que son la climatologia,
la geofisica, la oceanografia, la bioquimica, la ecologia,
Tal vez, como observara Claude Lévi-Strauss en repetidas
oportunidades, la ciencia, que comenz6 a separarse del
mito cerca de tres mil afios atrés, terminard incluso por
eencontrarlo, al cabo de una de esas dobles torsiones que
entrelazan la raz6n analitica con la raz6n dialéctica, la
combinatoria anagratnética del significante con las vicisi-
tudes historicas del significado."”
17, Sobre la “able tosin” com formula princop dela transformaciones-
‘ructuaist, ver Per Maranda (comp), The Double Tis. Fom Binagraphy
{Aut EscaaRosA Besta
Unas palabras més sobre la nocién de "mito". Un es-
timulo importante, aunque contingente, para el présen-
te ensayo fue una obra filoséfica, el ya célebre Después
de la finitud, de Quentin Meillassoux (2006). Junto con
escritos de otros pensadores contemporéneos asociados
al asi Uamado “realismo especulativo”, nos parecié que
el proyecto de Meillassoux reanudaba, nolens volens, los
lazos entre la especulacién metafisica y las matrices mi-
tol6gicas del pensamfento (que el criticismo kantiano la~
maria “dogmaticas"). Tavimos la impresién, al cabo de la
lectura de Después de la finitud ~y, mas tarde, de Nihil
desencadenado, de Ray Brassier (2007), otra obra influ-
yente del movimiento-, de que ese estilo de reflexion se
insertaba no solo en la serie que va, digamos, de Platon
a Alain Badiou, sino también en un vasto universo dis-
cursivo que abarca desde et tesoro de ideas que se acu-
mula hace milenios en la especulacién cosmolégica de los
pueblos indigenas del mundo hasta Melancoifa, el film de
Lars von Trier (2011), y La carretera, ta novela de Cor-
mac McCarthy (2006), pasando por la extensa tradicién
mitico-literaria occidental sobre el tema del pays gaste,
la tierra devastada,”® sin olvidar la vitalidad persistente,
si no incluso creciente, de ese género “menor” que es la
ficcién cientifica. La conocida frase de Jo:ge Luis Bor-
ges, que clasificaba a la metafisica como una rama de la
te Norpodyroniy, Toco, Unversity of Toronto Pres, 2001; Haus
Mian Borboe e Amel A freon 2 oct Ruben
Canna de Gace y Renate re Nbr compa) LevtSoaus. Ze
rar besa, Selo seo, UFOM, 200 Rao Vere ast,
Natfcs cna, Boeon Bree, Eats, 200
Ther ese eso, oa oR, 1920, ud Sera ha
citings acon sie aos we)
{esis ovens eopeds asta rata ase contepore; ve,
tov jonpo 0 rena ode. ingitante meade co ode
Ter Eatture dinero (atin), 3325, 2009,ee
\ Mnueozes
=32-
literatura fantastica,"* no solo terminaria exigiendo la
reciprocidad -la literatura fantastica y la ficeién cienti-
fica son las metafisicas pop, las “mitofisicas” de nuestra
época-, sino que anticipaba la interdigitacion a la que
asistimos entre ciertos experimentos de la vertiente mas
creativa de la filosofia contempordnea y autores como
WLP, Lovecraft, Philip K, Dick, Ursula K. Le Guin, William
Gibson, David Brin o China Miéville.
Nuestro objetivo, entonces, es hacer un balance preti-
1minar de algunas de las principales variantes del tema del
“fin del mundo”, tal como hoy se presenta en el imaginario
de la cultura mundializada. Comencemos evocando breve-
mente los términos objetivos ~por asi decitlo- del problema.
19. “Los metatisics de TWin no buscan la verdad ni sigueza la verosi.
militud: busean al asombro, Juzgan que la metafsica es una tama dela
Uteratua fantsticn’; Jonge Luis Borees, “Mn, Uqbat, Orbis Texts", en
Flciones, Buenos Ais, EmecS, 1956, p. 23.
LLEGADA AL.
FIN SU HORA,
L.
This is really happening
happening
happening
‘Thom Yorke
GAIA Y ANTHROPOS
Recordando una antigua maldicién china, se puede decir
que realmente vivimos tiempos interesantes. Uno de los as-
pectos més interesantes de estos tiempos es, como se ha
‘observado hasta el cansanicio, su aceleracion descontrolada.
Hl tiempo esta fuera de eje, y marcha cada vez a mayor
velocidad. “Las cosas cambiaron tan rapido que result6 di-
ficil acompafiartas”, constatatia hace poco Bruno Latour en
Face @ Gaia. Se teferia al estado del conocimiento cientifico
respecto del problema;' pero, de un tiempo a esta parte, es
4. Consciionto qu, justamente, xo para de sorprendernos Vet, por eplo,
B-Womnmen< \ uxugcene
el propio tiempo, como dimensién de la manifestacién del
‘cambio (el tiempo como “nimero del movimiento”, como
diria:Aristotetes), el que parece estar no solo acelerando-
se, sino cembiando cualitativamente y “todo el tiempo",
Pricticamente todo lo que puede ser dicho sobre la crisis
climatica se vuelve por definicion anacrénico y desfasado:
y todo to que debe ser hecho al respecto es necesariamente
muy poco, y lega demasiado tarde: too little, too late. Esa
‘nestabilidad meta-temporal se conjuga con una sibita in-
suficiencia del mundo -recordemos el argumento de las cin-
co Terras que serian necesarias pata sustentar la extension
pan-humana del nivel de consumo de energia de un ciuda-
dano norteamericano promedio-, y genera en todos noso-
tros algo asi como la experiencia de una descomposicién del
tiempo (el fin) y del espacio (el mundo), y la sorprendente
degradacién de las dos grandes formas condicionantes de
la sensibilidad al estatuto de formas condicionadas por la
accidn humana.’ Este es uno de los sentidos, y no el menos
Smportante, en que se puede decir que nuestro mundo est
dejando de ser kantiano, Es curioso observar que todo suce-
de como si, de las que para Kant son las tres grandes ideas
‘trascendentales, a saber, Dios, el Alma y el Mundo (abjetos
xespectivamente de la teotogia, la psicologia y la cosmolo-
Sia), estuviéramos asistiendo al derrumbe de la ultima idea;
visto que Dios murié entre tos siglos XVI y XIX, el Alma un
oco més tarde (su avatar semi-empirico, el Hombre, tal vez
haya resistido hasta mediados del siglo XX), solo quedaria
42> deo eas sobre ol dertninto send ggmtsan du
Sars ene htt yen Geld ues es lees gy
senanas depts dea pons el tine pate thn os
Geter en abit 2000
2. Ander ober exe deat det posi de cndcén ata
todos pst deo gu tana “tengo ae hae
esmules despre posi nninerte "Rad eGo,
er Gite Ane, temp deaf op.
-
el Mundo, por lo tanto, como el iltime y vacilante bastion
de la metafisica..
1a historia humana ya conoci varias crisis, pero la asi
amada “civilizacién global” ~nombre arrogante para la eco-
omnia capitalista basada en la tecnologia de los combusti-
bles fésiles- jams enfrent6 una amenaza como la presente.
No estamos hablando solo del calentamiento global y de los
cambios climaticos. En septiembre de 2009, a revista Nature
publicé un némero especial, coordinado por Johan Rocks-
trdm, del Stockholm Resilience Centre, en el que diversos
centificos identificaron nueve procesos biofisicos del Siste-
ma Tier y buscaron establecer limites para esos procesos,
limites cuya transgtesién acarrearia alteraciones ambienta-
les insoportables para distintas especies, la nuestra entre
elas: cambios climaticos, acidificacion de los océanos, de
plecién del ozono estratosférico, uso de agua dulce, pérdida
de biodiversidad, interferencia en los ciclos globales de ni-
trOgeno y fosforo, cambio en el uso del suelo, potucion qui-
nica, tasa de aerosoles atmosféricos. Los autores advertian,
a modo de conclusién, que “no podemos darnos el lujo de
‘concentrar nuestros esfuerzos en ningune de esos [procesos}
aisladamente, Si un solo Uimite fuera traspasado, los otros,
también correrian serio riesgo”. Sucede que, al menos segiin
los autores, podriamos encontrarnos ya fuera de la zona de
seguridad de tres de estos procesos “la tasa de perdida de
la biodiversidad, la interferencia humana en el ciclo del ni-
tuégeno (la tasa con que el N, es removido de la atmésfera
¥ convertido en nitrégeno reactive para uso humano, prin-
ipalmente como fertiizante) y los cambios climaticos-, y
cerca del limite de otros tres -uso del agua dulce, cambio en
el uso de la tierra, y acidificacién te los océanos-.*
13. Sean Gaston, The Concept of World fiom Kant to Deri. op. ct
4, Sobre os nueve pardmetros, ver Johan Rockstrim et al, “A safe oper
{Ung syace for humanity Nature, x 461, pp. 472-475, 2009, disponible en
nature.com. Los autores publicaron posteviormente una eagunda verién,
235-D
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36
§ La acldificacion de los océanos ha sido fecuentemente nom-
brada como el hermano gemelo de los cambios climétics, por
compartir con estes titimos las mismas causas y por ser com-
pareblemente grave para ta vida futura en et planeta, Es impor
tante subrayar que los limites propuestos por Rockstiéim y sus
coleges tienen tn cariter experimental; no habia (no sabemos
si eso cambio), entre los propios cientificos que participaron
del estudio, una completa seguridad acerca de la cuantificacin
de algunos de tos parémetros analizados. Para tener una no-
clon del discusion en curso, véanse, por ejemplo, el articulo de
Anthony D. Barnosy et a. ("Approaching a state shift in Ea-
this biosphere”, Nature, n° 486, 2012), que refuerza la idea de
tn abzupto punto de virae (tipping point) de la atmeésfora te
saoste,y el de Bary W, Brook et cl. ("Does the tercestralbios-
phere have planetary tipping points?” Tends in Ecology & Bvo-
lution, 2013), que cuestona la existencia del tl tipping point
en el caso espectico de la pérdda de la biodiversidad, Para un
serio y estimulante intento de relecturacrtico-optimista (los
autores porecen creer en la posbitidad de un “buen Antropo-
cen") del tema de los mites planetarios desde el punto de
Vista de los eaberesantropol6gizos (Lato sensu), ver el anticulo
de Gils Passon et al. ("Reconceptualizing the ‘Anthropes! in
the Anthropocene: Integrating the socal sciences and huma-
nities in global environmental change research’, Favironmen-
tal Science & Poticy, x 28, 2013, disponible en scienceditect
com), quienes reivindican la urgencia de una consideration de
1a competencia propia de las ciencias humanas en general (do
aquello que en inglés llaman, utilizando un hesitante conectoy,
the humanities and the socialsciences) pata el enfrentamiento
tebrico y prdctico de la catéstiofe ambiental, La “naturaleza’
0 “ambiente”, on sume, sexfa algo demasiado serio para ser
revioada y actualizada, de su estudio. Ver Wil Steffen et al, “Planetary
boundacies: Guiding human development on a changing plant’. Science,
vol 347, n° 6223, 2015,
dxjado exclusivamante en manos (y en ls presupuestos de in-
vestigacin...) de los fantistas naturals. Tanto més porgue as
distinciones entre “ambientado” y ‘ambientante”, naturaleza
y euttura, se yuelven te6tica y empiticamente céda vee més
problematicas. Es imposible no acordar con ese alagato y con
ese plein, en particular con el argummento de qua sls cencias
“naturales” del Sistema Tiera son capaces de parametuiar y
nodelar cuanttativarnente ta evolucién geofisia de la crisis
planetaria, la contsibucién de las cencias humanas, por su pare
te, es indispensable para que se comprendan las consecuencias
seciopoltcas, se artcuten las respuestas posibes ye ficmen
tos compromises aceptables por parte de una “humanidad” que
se presenta inmediatamentedividda en colectivas dotades de
intereses y entendimientos variables y opuestos respecto a los
valores vitales, y cuya situacion futura en genera seré proba-
Vlemente tan diferente del capitatismo mundial integrado de
hoy como del mundo medieval o de las sociedades paleoliticas
(to cua, qusiéramos advertir, no es necesaramente una pre-
‘isin optimist). No nos entusiasma demasiado, sin embargo,
el cliché eftco que funciona como leitmotiv en el texto de
Pilson et al: “es importante historzar y contextualzar las
afimaciones sobre limites y frontera” (bd, p. 7). Pera eso
5 evidente.. incluso es inperatvo; siempre que no nos Ueve
a la desesperanzadora conclusin, mas o menos subreptica, de
que “Unites y fronteras” son otra “construccién socal’ Ota
advertencia fundamentalmente sensata que encontramos en el
texto y que merece un comentario semejante es, por efemplo:
Es necesario prestar mas atencn a la distibucisn social de los
lmpactos planetaros, que no siempre son féiimente euantifica-
bes. La desigualdad en la dispohibiidad de agua potable, por
ejemplo, difiiimente pods ser solucionada por una redistibu
dm global, y esto es algo que susita problemas especitics de
gobernabilided. Un “espacio operative seguro para la human
dad puede ser un instrument sti a excala global, pro ¢¢ una
ficeion en escalas menores
<7voremen< \ axusozss
o38-
“Gobernabitidad”, “recursos”, “servicios ambienta-
les’... Al margen de que no nos agrada el lenguaje geren-
cial que puntia el texto, asociado ademas a la nocion de
“sustentabilidad” (para la que, diriamos de nuestra parte,
vale la idea de que “puede ser un instrumento tit a es-
cala local, pero es una ficcion en escalas mayores”), no
podemos dejar de llamar la atencién sobre la naturalidad
con que se mantiene la imagen dicotomizante de “to local
versus lo global”, que es justamente uno de los aspectos
mis fuertemente cuestionados, en un sentido objetivo,
por la crisis planetaria.’ Seria lamentable si, una vez més,
terminramos asistiendo a la reconstitucién del dualismo
naturaleza/cultura a través de los mismos gestos que lo
denuncian como insubsistente, con los cientistas naturales
hipnotizados por los “parémetros geofisicos” y equipados
con una nocién de “humanidad” vaga y de escasa eficacia
politica, mientras los cientistas sociales simplemente 1e-
bautizan como “justicia ambiental” a la perenne e inevita-
ble lucha por los derechos de los desheredados de la Tierra,
esto es, la “justicia social’. Pero, como rezaba uno de los
Temas de la campaita de fundacion del Instituto Socioam-
biental (1sa)," “socioambiental se escribe todo junto". Nos
5, Poede sor instruc compara las consideraciones antedichas con @
argumento de ios “ecopragmatisas” del notorio Breakthrough institat (el
‘ual hablaemos mis adelante) para mostrar la inadecaacin de la apli-
cacién dela nocién de limites planetaios a excala plbal, 1 que podia
Bloquear“oportunidades” de crecimiento a nivel laal sein estos autores,
solo los cambios climatios y la acidifcaion de los océanoe contituian
sistemas con Unites planetaros. Ver Ted Nordhaus, Michael Shelenbergesy
{imus Blomavist, The Planetary Boundary Hypothesis A Review ofthe Bvder
‘e, Oakland, Breakthrough Institute, 2012, np. 6, 12 y 15.
©. Organizacion de la sociedad civil brasileta, fundada on 1994, que
se dedica ala defensa del medioambiente, al patrimonio cultatal y le
erechos humanos y sociales de los pueblos, como asi también at desa.
rrollo de modelos partcipatvos de sustentabilidadsocioambiental. Ves
socioambiental.org. [del 7]
parece necesario, en summa, entender la nocién de ecologia
politica como un pleonasto meramente enfatico, no como
tun compromiso conceptual hibrido, un “arreglo” entre una
naturaleza y una cultura que, de esa forma, continuarian
repartiendo las cattas, solo que ahora por debajo de la
esa, Pero tal vez estemos leyendo de modo excesivamente
poco comprensivo el importante call to arms de Palsson y
ssus colegas, y nos diseulpamos si lo comprendemos mal.
§ Uno de los “canatios en ta mina” de los cambios climsticos
(6 el derretimiento de las principales capas de hielo de la Te-
ra. EL 4* informe del wc, lanzado en el 2007, estimaba que
cel hielo del Artico podria desaparecer durente el verano hacia
al fin de siglo. En agosto del 2012, no obstante, el récord de
deshielo de la regi6n fue quebrado. Algunos cientificos ya se
artiesgan a prever para esta década un verano sin hielo en et
Axtico. El resumen del Grupo de Trabajo I del 5° informe, lan-
zado en el 2013, clasifica como “probable” la casitotal ausen-
cia de hielo marino en el Artico, en los meses de septiembre,
hacia mediados de siglo. Las diltimas novedades en las éreas
polares, por cierto, son posteriores al informe del we:, como
ya mencionamos; ellas hacen referencia ala temible velocidad
del demetimiento de glaciares monumentales en la Antarti-
da y en Groenlandia, to que modifica considerablemente las
previsiones (temporates y espaciales) de elevacion del nivel
de los océanos, Parafraseando al Nanifiesto eomunista, todo
lo que es sélido ~comenzando por el hielo més antiguo de la
‘Tera se deshace en el mar...”
17 Wee Dady Chery, “Antartcas Accelerating le Collapse”, Climate & Gap
‘ali, 19 de mayo de 2016, disponible en elimateandeaptaism.com, John
Abraham, “Global warning and the vulnerability of Greenland’ ie shee”,
‘Sheptikal Science, 30 de mayo de 2014, disponible en skepicaleiance com;
y Andrew Froodman, Are We Totally Screwed? What Antarctic’s "Collapsing
Tce Sheet Means for Us", Mashable, 20 de mayo de 2014, disponible en
mashablecom,-40-
Estamos, en suma, prestos a entrar -o ya entramos, y
esta misma incerteza ilustra la experiencia de un caos tem
poral- en un régimen del Sistema Tierra que es completa-
mente diferente a todo to que conocemos. El futuro préximo
en la escala de algunas pocas décadas, no solo se vuelve
‘imprevisible, sino también inimaginable por fuera del mar-
co de la fiecién cientifca 0 de las escatologias mesianicas,
Exiaten varios Sconos impresionantes de ese fendme-
no de aceleracién de las alteraciones ambientales en una
tasa perceptible en el intervalo de una o dos generaciones
humanas, como los graficos en forma de palo de hockey*
que muestran el aumento vertiginoso de diversos paréme-
‘tos criticos ~temperaturas medias globales, crecimiento
poblacional, consumo de energia per cépita, tasa de extin-
cion de especies, etc.— a partir de finales del siglo XIX, 0
como la curva de Keeling, que describe la evolucién de la
tasa de concentracién de co, en la atmésfera desde 1960,
\a cual aleanzé por primera vez la marca de 400 ppm el dia
9 de mayo de 2013.’ Por to tanto, no se trata tinicamente
de la magnitud de los cambios en relaci6n a algtin valor de
referencia (por ejemplo, los 280 ppm de co, de antes de la
Revolucion Industrial), sino de su aceleracién creciente;
esto es, la intensificacién de la variacion, y la consecuente
pérdida de cualquier valor de referencia.
8. Et hodlay atick graph, concebido por Michael Mana para representar
los cambios en la temperatura de la Tierra desde 1000 aC, aparecto por
‘primera vez en el 2001, en el Suramary for Policy Makers dl tercr informe
del wc; para el debate que suscth, ver Michasl Mana, The Hockey Stick and
‘he Cimate Wars. Dispatches from the Front Lines, Neva York, Colubia
Univesity Press, 2022,
9, sas mediiones fueron extendidas hasta periodos més lejanos det pa
‘ado, con base en observaciones empircas (anil de eecimiento de los
‘choles, muestrs de histo pol), y algunas retroceden hatta 13,000 a.C,
como es el caso de la “anomalia de la temperatna’. La extenién de ta
‘obertura cronolégicareforzs la excepcionalida del momento presente,
‘eno que conciere al ambiente en el cual evlucions Ia especie humana.
Vivimos en el tiempo de los puntos catastréficos y de
la zeversion de las curvas.”* Records de altas temperaturas
son segutidos cada vez con mayor frecuencia por récords
de bajas temperaturas, aunque la tendencia global sea a
Ta alta. Casi a diario, se discute acerca de la velocidad del
‘aumento en la concentracion de co, (lo que, por ejemplo,
implica toda una discusién sobre ta economia de los paises
emergentes); se discute la “sensibilidad” del Sistema Tie-
ra y el consecuente grado de elevacién en la temperatura
global en funcién de la dupticacién del co, acumulado en
el sistema. Por otto lado, la disminucién global en el volu-
men de hielo no impide el aumento (zprovisorio2)"™ de su
extensi6n en algunas regiones del planeta, y se conjuga
con el cambio en su consistencia, en su color y en su con-
secuente capacidad de reflejar la luz. :Cuél es la velocidad
y la proporcién de elevacién del nivel del mar, y a qué
se debe, por ejemplo, la misteriosa caida en la elevacién
global ocurtida entre 2010 y 20112" {Como dar cuenta del
problema de la atribucién? ,Cémo hablar de desvio de la
10. La curva de Keeling es uno de las pocos grficos que no presentan
ostlaciones negativas, salvo aquellasdiurnasy estacionales, Asi, aurque
las meticiones de tas temperatnrasqlbales mosstren una clara tendencia
al aumento ato largo do periods ms extensos (sobre toda en loe gr
ficos hockey stick que incluyen temperatucas anteriores a la Revolucion
Industrial}, muchas veces dieminuyen puntualmente, durante intervlos
ms cortes de tiempo. Un eventual aumento mas lento de a temperatura
Global, prontamente celebrado por ls negacioistas dat clina como prue-
ba del falsedad de ta “hiptasis dal calentamiento, es expliado por lot
limatlogos como un aumento més acentuado en otros parémetto, por
jamplo, en la temperatura de [ae capae profundae de loe océance.
11, Vax, mas aria, la note 1 al prefscio'a la segunda edici.
412, Alguns trabajos la abibuyen alas monustentalesinundacionesacoec-
das en Austalis enol mismo pevodo,fenémemo que “sustrao grandes eat
dades de agua de los oeéanos sin devlver después es agua, como un usuario
de bitioteea que acumula multas por atrasp cada vez mas grandes Aneew
Freedman, “Australias Rooding Rains Briefly Slowed Sea Level Rise" Climate
Canta, 21 de agosto de 2023, daponible en climatacental.or.
oat°
A
N
0
W
s
k
1
“a
norma sila norma cambia cada afo, si como tnica norma
posible solo queda la anormalidad misma?” Mas caliente
‘0 mas frio, mas seco o més htimedo, més o menos rapido,
mas 0 meros sensible, mayor o menor reflectividad, mas
claro o mas oscuro. La inestabitidad afecta al tiempo, las.
cantidades, las calidades, las mediciones mismas y las es-
calas en general, y corroe también al espacio. Lo local y lo
global se yuxtaponen y se confunden: la elevacién global
del nivel del mar no se refleja de manera uniforme en su
elevaciGn local; los cambios climaticos son un fendmeno
global, pero los eventos extremos inciden cada vez més
en un punto diferente del planeta, lo que vuelve cada vez
nds dificil su prevision y la prevencién de sus consecuen-
cias. Todo lo que hacemos localmente tiene consecuencias
sobre el clima global pero, por atro lado, nuestras peque-
hhas acciones individuales de mitigacién parecen no surtit
ningiin efecto observable, En definitiva, estamos presos
en un devenir-loco generalizado de las cualidades exten-
sivas e intensivas que expresan el sistema biogeofisico de
la Tierra, No es llamativo que algunos climatélogos ya se
refieran al actual sistema climatico como “la bestia del
clima” (the climate beast)."*
Lo que todo esto sugiere es que esa aceleracién del
tiempo -y la correlativa compresion del espacio-, vista
usualmente como una condicion existencial y psicocultural
13 er anes Hansen, Miko Sat y ato Rudi, “The New Gna Dice
ube Perception of Cnate Change, Scene Brie, Naa Soddard nt
tute for pace Stes, 2012 aprile en gsc nesagon/cene
‘fs/hansen_17. 7 sa alate
34 "Dotto en tanto (], a attra decide dale un ben pat
alo bestn cet cin afer egnde, coms lus barr ncaa
ace, de manera vilent un to inprevsle’; Wallace Brose
ober uns, ng lina The Story of inate Scioce nd ow to Sep
Globet warming, Londes, rl, 2008, 9.1, er tanblen como Dips
‘Chakrabarty retoma ese pasaje en su contribucidn a Emilie Hache (ed.), De
Tuner esau monde fi Bllertx, Dher 2%e
dela epoca contemporanea, acabo por pasar, bajo una forma
objetivamente parad6jica, de la historia social a la historia
biogeofisica. Se trata de ese pasaje que Dipesh Chakrabarty,
‘en su pionero articulo “The Climate of History", descri-
be como la transformacién de nuestra especie de simple
agente biolégico en una fuerza geol6gica.”* Este es el fe-
rnémeno mas significativo del presente siglo: “la intrusién
de Gaia”, brusca y abrupta, en el horizonte de la historia
humana, el sentido del retorno definitivo de una forma de
trascendencia que creiamos haber trascendido, y que aho-
ra reaparece mas fuerte que munca. La transformacién de
los hurmanos en fuerza geol6gica, es decit, en un fenéme-
no “objetivo”, en un objeto “natural”, en un “contexto” 0
“ambiente” condicionante, se paga con la intrusién de Gaia
en el mundo humano, que le da al Sistema Tierra la forma
amenazadora de un sujeto hist6rico, un agente politico,
‘una persona moral.'® En una inversion izonica y mortifera
(por su contradictoriedad recursiva) de la forma y det fon-
do, el ambientado se vuelve el ambiente (el “ambientante”)
¥y viceversa; se trata de la crisis, en efecto, de un cada vez
mas ambiguo ambiente, que ya no sabemos donde estd en
relacién a nosotros, ni nosotros en relacién a él.
Esa sibita colision de los humanos con la Tierra, la
terzorifica comunicacion de to geopolitico con lo geotisico,
contribuye de manera decisiva al desmoronamiento de la
distinci6n que era fundamental para la episteme moderna:
la distincién entre los 6rdenes cosmol6gico y antropotégico,
separados desde “siempre” (vale decit, desde por lo menos
el siglo XVII) por una doble discontinuidad, de esencia y de
escala, De un lado, ta evolueién de ta especie, y del otz0,
415, Dipesh Chakrabarty, “The Climate of History: Four Theses, op. cit.
pp. 97-222
16. Ver Isabelle Stengers, En tiempos de catdstrofes, op. ct, y Bruno
atout, Face & Gata, op.
she.
a
N
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Ww
s
K
i
la historia det capitatismo (a largo plazo, estaremos todos
muertos); a fin de cuentas todo es termodinémica, pero es
en la dindmica del mercado de acciones donde se hacen
las cuentas que cuentan; la mecénica cuntica fluctia en
el corazén de la realidad, pero son las incertezas de la po-
litica parlamentaria las que movilizan nuestros corazones
Yy nuestras mentes... en otras y pocas palabras, naturaleza
y cultura."” Pero hete aqui que, una vez roto el techo que
al mismo tiempo nos separaba y nos elevaba infinitamente
or encima de la Naturaleza infinita “allé afuera", nos en-
contramos en el Antropoceno, la época en que la geologia
entié en resonancia geolégica con la moral, tal como fuera
anunciado por los célebres videntes Gilles Detouze y Félix
Guattari, veinte aios antes de Crutzen; esto, subrayamos,
no moraliza la geologia (la responsabilidad humana, la in.
tencionalidad, el significado), pero si geologiza la moral, *
La bella estratificacion sociocosmolégica de la modernidad
comienza a implosionar frente a nuestros ojos. Imaginaba-
mos que el edificio podta apoyarse solo sobre su planta baja
-la economia-, pero resulta que nos habiamos otvidado de
los cimientos. ¥ el panico sobreviene cuando se descubre
que le dltima instancia de determinacion era apenas la pe-
niltima...
No solo ta modernidad se globaliz6, sino también
el globo se moderniz6, y todo esto en un intervalo de
tiempo muy corto: “solo muy recientemente la distin-
cion entre las historias humana y natural {...] comenzé
17. Ver Bruno tatour, Hunca fuimos modernos. Enseyor de antropotogia
simétrca, Buenos Aires, Siglo 1X, 2007, y Eduardo Viveins de Casto,
“Transformagio na antropologia, taneformagio da antiopologla, Moa,
vol. 18, n° 4, 2012, pp. 151-174
18. Vere capitulo 10.000 J.C. ~ La geologia de la moral”, ex Gilles De-
leuze y Félix Guattari, Mil Mesetas. Capitaliemo y equizoronia, Valencia,
PreTextos, 2002, La fecha det tila evidentemente serefiere ala Revol,
én Neoliticay el comienzo del Holoceno.
a desmoronarse” La idea de que nuestra especie es de
apaticion reciente en el planeta, que la historia tal como
la conocemos (agricultura, ciudades, escritura) es mas re-
ciente atin, y que el modo de vida industrial, basado en
el uso intensivo de combustibles fésiles, se inicié menos
de un segundo atras segin el conteo det reloj evolutivo
del Homo sapiens, parece conducir a la conclusion de que
ta humanidad misma es una catastrofe, un evento sébito
y devastador en la historia del planeta, que desaparecera
mucho més répidamente que los cambios que habré sus-
citado en el régimen termodinamico y en el equilibrio
biolégico de la Tierra, En las narrativas de esa “historia
profunda” que est siendo construida por historiadores,
paleontélogos, climatéloges y ge6togos,”" los humanos
esempefian un papel crucial, al mismo tiempo que tardio
y muy probablemente efimero.
§ Sobre el probable error clentific y la conveniente maniobra
politica de retrtraer el inicio del Antropoceno hasta et Neol
tico (declarando inocentes de este modo a los actuales intere-
#88 tecnoeconémicos que cuibren la atmésfera con oo, 0 par lo
‘menos atenuando la gravedad de sus crimenes), ver el articuto
de Clive Hamilton), quien, més alla de objetar tal retroceso,
recuerda que existen paleoclimatologas respetados, como Wa-
lly Broecker, que prefieren hablar de una nueva era geol6gica
(la “era Antropozoica’) mas que de una simple época (et
eee
gee ere cee ial
Se.
ee
marca un viraje hacia la (in)acci6n, Frente al agotamiento
del pozo, los personajes parten, arrastrando ellos mismos
1a carreta y et caballo sin fuerzas, en busca de la ciu-
dad vecina,"° pero retoman, inexplicablemente, después
de algunos minutos (choras?, gdias?), para entregarse de
forma definitiva a una pardlisis que’ va propagéndose y
contaminandelo tod (recordemos que el vsjo pate ya
ene un brazo paralizado), venci a
ene an a ), vencidos por un mundo él
Podria decirse que £1 caballo de Turin despliega un
equivalente cosmolégico del tema de la banalidad del
mal, Hl fin del mundo, para Tar, no sera un espectéculo
dantesco, sino un decaimiento fractal, incremental," una
desaparicion lenta e imperceptible, pero tan completa que
logra hacerse desaparecer a si misma frente a mtiestros
ojos que van encegueciendo poco a po
apc eo gn vn, P a iad rE
pil dtu ey stn, may A
fue il mods wae co evn eh a=
ley encores La monte a enya era
nds ete yeuando ves algun ran taal 9 era
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hha pasado nada.” alee -
ada pu: eames mnt
DESPUES DEL FUTURO: EL FIN COMO COMIENZO
Pero existe quien es capaz de ver con entusiasmo la pers-
ectiva de la pérdida det mundo, tomandolo como el sim-
ple descarte de un andamiaje provisorio, una estructura
de apoyo que ya mo es necesaria para los humanos, por
entender que el fin del mundo, como fin de una “natu-
raleza” no-humana o anti-humana, se dara bajo la forma
del cumplimiento de nuestro deseo manifiesto. El genio
tecnolégica de la especie le permitixé vivir en un Umwelt
configurado a medida, por ella y para ella, Es esa versién
literalmente constructivista de la humanidad-sin-mundo
la que informa la vision de un hiperprogreso que habré de
fiberar a los sexes humanos (stal vez solo al 1%, para co-
menzar?) de su “sustrato biolégico”, primero prolongando
1a longevidad de los individuos, para finalmente alcanzar la
trascendencia de la corporaidad orginica, nuestro wetware,
para decirlo con Rudy Rucker.
1a idea de una autofabricacién del hombre del futuro
y de su ambiente por la eugenesia y por la sintesis tec-
noléaica de una nueva naturaleza es pregonada por los
defensores de la tesis de la “singularidad”, liderados por
pensadores pop, como Vernor Vinge y Ray Kurzweil, que se
sitian en la frontera entre la tecnologia (en el dable sen-
tido de maestria técnica y de pensamiento de la técnica)
y el universo de ficcién cientffica."* La singularidad es el
10, Peo la cna vecna be sie drt
io devastate por oa cojuta de
homoresy de Bay, cone ls cute con ate ta twee for
se acercé a comprar aguardiente: “Hemos destruido el mu _
fe xara compra age “Hens dese mde 9 pn
Hila acin de lado de Decne tesla exc
Eastin ecaraa exactanent on ld
e
8
Bl problema de los ambientalistas, segin Nordhaus y
Shellenberger, es la falta de imaginacién: ellos deberian
haber “imaginado” que la soluci6n para el calentamiento
global reside no en la restricei6n, sino en la liberacién de
la actividad econdmica y del desarrollo tecnolégico. En
lugar de disminuir, debemos aumentar todavia mas, debe-
mos producit, innovar, crecer y prosperat, para finalmente
{neluir en esa abundancia a los que ahora estin privados
de ella. En pocas palabras, es necesario hacer crecer la
torta para luego repartirla, e incluso es necesario hacerla
execer aceleradamente,
Antes que una singulatidad catastrofica como la prof
tizada por la vanguardia visionaria de la futurologia cal
forniana, el ideario del Breakthrough Institute no imagina
que ningin breakthrough muy dramatico vaya a suceder.
Al contrario, sus fundadores creen en un progreso conti-
uo, en una “modernizacién de ta modemizacién”, para
decirto con Ulrich Beck, un perfeccionamiento del disposi-
tivo técnico de la civilizacion capitalista de forma tal que
esta sea capaz de absorber 9, mejor atin, de tornar pro-
ductivas las consecuencias destructivas que va sembrando
2 10 laigo de su camino; en otras palabras, que sea capaz
de obtener suculentos lucros con una tal Aufhebung téc-
nica. EL esquema proyectado por la ideologia del instituto
puede ser visto asi como una variante del mitico tema
de “humanidad sin mundo”, en el sentido de que, en el
“buen Antropoceno” por venir, ya no habré un ambiente
externo a ta humanidad. No tanto porque el hombre habré
sido transfigurado por la téonica, como suefian los sin-
gularitanos, sino porque le antigua naturaleza habra sido
recodificada (0 mejor, reaxiomatizada) por la maquina ca-
pitalista como un simple problema de gestion de recursos,
de gobernabitidad ambiental. ¥ todo dentro de las ~zeémo
se dice?- “mejores practicas”, Se verfa asi realizado el sue-
fio antr6pico de los modemos, o de un postambientalismo
donde el hombre se veria citcundado, contextualizado y
sustentado, solo por si mismo, rodeado por su inmensa
acumulacién de metcancias, energizado por sus nuevas y
segurisimas centrales nucleares (provistas de reactores de
fusion en frio, en lo posible) y telajado por amplias y ame-
nas areas de ocio ecolégicas, pobladas, desde luego, por
una selecta flora genéticamente mejorada.””
Las cosmologias de la singularidad y del Breakthrou-
gh Institute se ubicarian entre los evangelios del reen-
cantamiento capitalista, en la medida en que anuncian
una mutacin interna del presente sistema econdmico,
en la que las fuerzas productivas de la hipermodernidad
generaran un orden ecopolitico fundado en el acceso uni-
versat de la humanidad a la nueva abundancia material
(al menos tal es la promesa). Pero existe una curiosa va-
rlante de izquierda de la escatologia singularitano-cor-
nucopiana que viene ganando importancia en los ailtimos
afios bajo el rétulo de “aceleracionismo”, nombre inicial-
mente aplicado a ella de modo irénico pero poco a poco
asumido por sus defensores, Los tedricos aceleracionistas,
en su mayorfa instalados en la vieja Europa, manifiestan
en general un sofisticado desencantamiento metafisico,
en el limite de aquello que Deleuze y Guattari Ulama-
rian “pasion de abolicién”, que Uega algunas veces al
elogio de cierta jouissance necrofilica. Todo esto dentro
“99
20. Bruno Latour se most en més de una ocesém afin al fdeacio del
Breaktivough Institute (ver, pot efemplo, Bruno Latout, “Love your mons-
ters’, en Ted Norkaus & Michael Shellenbergar, ave Your Monsters. Pos-
environmentalism and the Anthropocene, Oakland, Breakthrough Institute,
2011; ver también la ertica que le erigié Clive Hamilton, “Love your sr3
pogoats”, 2012, disponible online). Tensthos ta impresiin de que, més
recientemente, el efecto “eravitacianal” de Gaia 0, en otras palabras,
una valoasion mas realsta de tos marcos terporales en que se desarzlla
|a crisis ambiental- Io ha hecho rever en alguna medida esta posieién. En
cuanto 2 Halton, su oposiion a les profetas del “buer Antropacena” no
ha hecho mis que aumentar (vr Clive Hamilton, “The new environments
‘ism wil ead ws to disaster", op. ct)~ MR YS OZ> SO
-100-
del horizonte de una intensificacion paroxistica del nue-
‘vo espfritu del capitalismo, capaz de llevar a una ruptura
tecnopolitica violenta, con una transformacién estructu-
ral en las relaciones de producci6n. Si los singularitanos
expresan un optimismo tecnologico de perfil geek, los
pensadores de la aceleracién se alinean con las posiciones
estéticas y politicas del movimiento cyberpunk, afirman-
do altivamente el poder de lo negative y manifestando,
en algunos casos, tna fuerte nostalgia por la version so-
viética del front de modernizacién.
§ Benjamin Noys acuié el término “aceleracionismo", ma-
pe6 las referencias culturales det movimiento (la ficcién
cientifica de los afios ochenta, la Black Metal Theory, el
Nanifiesto Cyborg de Donna Haraway, el post-obrerisino ita-
o-briténico, entre muchos otros), y tra26 su genealogia fi-
loséfica; ver sus articulos “Accelerationism”, 2008, dispont
ble en leniency.blogspot.com, y “Cyberpunk Phuturism: The
Politics of Acceleration", 2010, disponible academia.edu.
Esta genealogia se remontarfa a clertos textos de Delouze ¥
Guattari, Lyotard y Baudrillard, tal como fueran reinterpre-
tados por La mediacion tan carismatica como semi-delirante,
Yy para mitchos francamente embarazasa, de Nick Land, ex-
profesor de Warwick y mentor de dos de los principales re-
presentantes del “realismo especulativo” (Ruy Brassier, Tain
Grant), as{ como de un influyente bloguero tecnomarsista,
Mark Fisher (K-punk). Land muestra puntos de contacto con
el singularitanismo californian, pero su futurelogia, apar-
te de estar filosoficamente mucho mejor referenciada, es
profundamente “gética” o “luciferina’. Land alude, en uno
de sus textos més famosos (“Colapso"), a una compresién
reciente de los ciclos temporales de crisis, que estarian
convergiendo mumbo a una terrestrial meltdown singularity,
tuna “singularidad de catastrofe terrestre”. Un Uibro reciente
de loys brinda un inspirado andlisis de tos antecedentes del
aceteracionismo, como también la mis cagaz critica interna
ya que Noys compaite algunas premisas con los autores
criticados~ al movimiento.”!
La intuicion basica de los aceleracionistas es que un
cierto mundo, que ya termin6, debe terminar de terminar,
debe alcanzar por fin su inexistencia. Ese mundo que los
‘otros (los ingenuos de siempre, los softadores, los abra~
zadores-de-atbotes, tos hippies) imaginaban que existia
en todo su esplendor bucélico antes del advenimiento del
capitalismo, y que hoy subsistirfa disminuido, maltratado,
sofocado por la cortina de humo de los dark satanic mitts,
no es més que una ilusién romantica, una matriz retro
qye distorsiona la percepeion del mundo real del presen-
te. Pues el mundo real es este, nuestro mundo desértico
el capitalismo tardio, en el que la “segunda naturaleza”
de la economia politica ejerce una indiscutible soberania
metafisica ~incluso fisica- sobre la “primera naturaleza",
la vieja physis siempre demasiado ecotégica, orgénica y
vitalista. La subsuncién real se extendié de forma uni-
versal, el sistema capitalista se volvi6 absolutamente he-
geménico, su capacidad de absorcion de cualquier foco de
resistencia se muestra ilimitada, la realidad se volvid un
corolario irrisorio de su propio simulacro. Ya no hay ~por
Jo tanto, nunca habra habido- un “afuera” del capital
mo, un exterior que le sea anterior, una wilderness més
alld de su historia, una concrescencia arcaica que este no
haya vaporizado con su incandescencia implacable: todo
lo que es sélido, etc. Ast, la Gnica forma de hacer adve-
nir este afuera es produciéndoto desde adentro: colocar le
25, Wick Land, "Golapso", en Armen Avenassian y Mauro Reis (comps.),
‘Accleracionismo, op. cit. y. 51 y Benjamin Noys, Vlocdades maligna.
Accleracion'smo y capitalism, Segovia, Materia Oscuta, 2038
22, Sobre la “segunda naturalana”y la “primera naturaleza’, ver el capi
‘ula 14 de Bruno Latout,Inveetigacin sobre los modos de exstencia. Una
antropologla de los modernos, Buenos Aes, Pidés, 2013,
-101-
|
|Womnmena ~ HRUEOEED
102 -
megaméquina capitalista en overdrive, acelerar la acclera-
cin que la define, potenciar la destruccion creativa que
la mueve hasta que ella termine por autodestruirse y nos
recree (en) un mundo radicalmente nuevo. Después del
apocalipsis, el reino.
En cuanto a la humanidad que habita ese mundo-uni-
verso sin ventanas del capitalismo tardio, hace mucho
tiempo que ella ya no es humana. Lejos de imaginar una
(trans)humanizacion “caliente” det cosmos, los acelera-
cionistas profesan un posthumanismo “frfo” que consta~
ta la deshominizacién asubjetivante del hombre a manos
del tecnocapitatismo desterritorializado, y celebran una
“infiltracién tecnolégica de la agencia humana” capaz de
inducir cambios en la anatomia cerebral de la especie
y disolver por fin la vieja cultura antropica y provin-
ciana dentro de una nueva naturaleza césmica, austera
y estéril, cadtica y exigua, impersonal y elemental. EL
operario-maquina cognitiva conectado a ta red, zombifi-
cado por la administracion continua de drogas quimicas y
semidticas, productor-consumidor perennemente endeu-
dado con lo inmaterial y que goza avidamente con la
propia explotacién, es el nuevo anti-sujeto heroico de
ese pos-mundo frenéticamente desvitalizado, esta disto-
pia jubilosa,
4§ En muchas representaciones contemporineas de la gente
sin mundo del futuro encontramos la figura macabra del zom-
bi, en la que se combinan ta multiplicidad y la impersonali-
dad, 1a omofagia canibal y la putrefaccién. Como vimos, en
La carretera se daba una doble lucha: por un lado contra la
descomposicién del mundo en un lode plomizo y téxico y por
23, Sobre la “vision” de Wick Lay su teoria de un "desetimlento™ 0 “co-
lapso" {mettdomn] de tipo epocaliptico-singulasitano, ver Jon Lindblom,
“Techno-Cultural Acceleration: A Few Initial Remar
en academia,
1 2012, disponible
el otro contra la zombificacion del hombre, proceso encammedo
or las bandas ée antropéfagos sin rostro que se alimentan
de los sobrevivientes mas éébiles (aquellos que todavia no
se deshumanizaron del todo). En Ubik, vamos descubriendo
alo largo de la historia que el acelerado decaitaiento de los
aque se encuentran en ta condicion crepascular de “semivida®
se debe a la fuerza ejercida por un dnico personaje, Jory
(muerto en ta infancia y ahora también en semivida), que li-
teralmente devora las semividas ajenas; estas transcurren en
una realidad construida mentalmente, hasta el més minimo
detalle, por et propio Jory. Los protagonistas de El caballo ce
Turin, por éltimo, parecen vivit de una sustancia que no los
alimenta, lo que los desvitaliza poco a poco hasta que dejan
de “funcionar”, como si hubiesen sido devorados por dentro
y no quedara de ellos més que la mera céscara hueca de sus
ceuerpos dentro de un mundo él mismo vaciado.
Hl aceleracionismo es una de las encamaciones con-
tempordneas de la filosoffa de la historia de cufto marxista
(lato sensu). Esta fue ganando impulso con las crisis de
1968, 1989, 2001 y 2008, entre otras fechas emblematicas
de los sucesivos “fines del pasado” que marcan el discur-
so de la izquierda® con sefiales, ominosas 0 promisorias,
del “comienzo del futuro”, Tal filiacion lo caracterizaria,
en principio, como una posicién anticapitatista, pero el
24, Fara un andlisis de las figuras de los zombis, vampizes y antropofagos
fn al imaginario actual, vor Alexandre Nodari y Flavia Cer, "A horda
‘umbi, astas,n* 6, 2013, 9p. 1-4,
25. También oe podria mencionar el ao 1977, momento dramtico para la
‘autononta italiana y poge de lo que Guatar lamé tos “aos de plone”
ara Franco “Bifo” Berardi, ese afo marcara el “fin de silo” y el “punto
de inflexién de la modernidad”; entre otros prodgios de ese annus Ror
Dis, enamera la Fundacion do Appl, la muerte do Charis Chapin y el no
{future de Joknay Rotten y Sid Vicious; Franco “Bifo" Berard, Genevaién
Post-Alj. Putologas ¢ imaginaros en el semiocapitalismo, Buenos Aires,
Tinta Limon, 2007,
103Pee eee
prefijo més adecuado pata él realmente parece ser el de
“post”, en vista de su concepci6n resolutamente teleol6-
gica y unilineal de la historia humana y, agrequemos, de
su hostilidad virulenta hacia la versién de fin-del-pasado
asociada a la convulsién ut6pica de 1968,
Fl aceleracionismo acostumbra reivindicarse como el
legitimo heredero del espiritu de la icauierda, y concentra
asi sus energias en polémicas con posiciones anticapita-
listas alternativas; al menos en este sentido es en verdad
‘un auténtico heredero del viejo espfritu de la izquierda.
Su mayor enemigo ideologico parece ser el ambientalis-
‘mo, junto con otros discursos “reterritorializadores” de ta
misma laya que sofiarfan con el retomno a condiciones de
existencia menos attificiales, supuestamente més fieles a
ta indiscernibilidad ontolégica entre La especie, la vida y
el mundo (continuidad, horizontalidad, correlacion mate-
tial), La defensa de la urgencia de frenar a la descontrola-
da locomotora del crecimiento econémico no lograria ocul-
tar, piensan los aceleracionistas, el objetivo de rescatar los
valores y relaciones vigentes en el pasado precapitalista,
un pasado que es no solo irtecuperable, sino totalmente
fantasioso y, en altima instancia, sérdido. Como pregunta
acidamente Mark Fisher en su blog k-punk, gqué trabaja-
dor de hoy querrfa volver a la condicién campesina y al
“todo organico” de sus ancestros?
§ Sobre eso de volver al lodo orgénico, cabe recosdar el lema
de los ocupantes squatters venidos de distintas partes de
Francia y Europa, ademas de los campesinos que se negaron
a vender sus tisnras~ de l2 zona destinada a convertirse el
“Reropuerto det Gran Oeste”, en Notre-Dame-des-Landes en
la resién de Nantes (Francia). FL lema, que se lee en las dis-
tintas barricadas que interzumpen y colorean los camninos de
la tan la “zona a defender") de Notre-Dame-des-Landes, reza:
Nous sommes le peuple de boue, esto es, literalmente, “Somos
el puebio de lode", frase que suena igual a Nous sommes le
peuple debout, "Somos el pueblé de pie“, cl pueblo eublevado,
el pueblo en pie de querza, el pueblo con un pie en el suelo
(en el lodazal en que se convierte la region en invierno) pero
con la espalda derecha y la cabeza erguida. La ocupacién de
la zona comensé en 2008 y resiste hasta hoy, y ha logrado
sustraer del control det Estado un tea de casi dos mil hect-
reas, tras haber enfrentado una dura represién por parte del
gobierno francés, ejercida por medio de sus modemos instra-
mentos de “violencia legitima” (tropas de choque, gases lax
crimégenos, balas de goma, terrorismo juridico, etc.). EL mo-
vvimiento de ocupacién de la 210 de Notre-Dame-des-Landes es
‘tan colo un ejemplo entre los muchos movimlentos de recupe-
racién de ta Tierra que van emergiendo y conecténdose en red
fen distintos puntos del planeta. Ellos parecen sefialar que lo
‘que esté en juego es menos un retorno a un todo “ancestral”
que un proceso de deseubrimiento (también en el sentido de
‘uitar las capas, del desasfaltamiento) de la superficie de la
Tierra y de revelacién de sus potencias teliricas, inventando
un futuro donde “poner el pie en el lodo” ya no significara
verse postrado frente a un patron ni sometide bajo el yugo de
algin soberano.”*
En 2013, Alex Williams y Nick Smnicek, dos jovenes in-
telectuales, redactaron un “manifiesto aceleracionista” de
perfil mas solar, pero no menos agresivo, que la version ni-
hilista del aceleracionismo de fin de siglo representada por
Nick Land, Bt manifiesto tiene cierto éxito en la Blogosfera
filos6fica de vanguardia (la red es el nicho ecolégico favo
rito de los pensadores del realisino especulativo). El tex-
to defiende “una politica prometeica de maximo dominio
[mastery] sobre la sociedad y su entorno” como la tinica
25, Para mis informacién, ver el sitio del movimiento de Wotte-Do-
rne-des-Landes en zad.nadivorg, asi como e asticulo "Projet daéroport ds
Grand Ouest, disponible en tradeipedia.org.
105 -mM RUS ozEO
- 106 -
forma de derrotar al Capital.” Esa mastery tiene por objeto
“preservar las conquistas del capitalismo tardio”, evitando
destruir la "base material del neoliberalismo”. Se trata, en
suma, de “desencadenar” (unleash) tas fuerzas producti-
vas que el capitalismo, conforme el diagnostico clasico de
Mark y Engels, al mismo tiempo moviliza y atrofia, suscita
yrestringe. Pero, para tal fin, es imperative que volvamos
a confiar en el plan (= el Estado}, recuperando un sentido
positivo de la trascendencia que nuestra creencia ingenua
en las vittudes inmanentes de la red (= el mercado) nos ha
Uevado a despreciar. El planeamiento econdmico central
y la autoridad politica vertical recobran de este modo su
cludadania en la imaginacién confusa de una izquierda sin
complejos, “a gusto” (at ease) en el ambiente mesiénico
del modernismo. 0, como otros tal vez dirian, en la imagi-
nacién confusa de una izquierda seriamente afectada por
un sindrome de Estocolmo.
Como el Breakthrough Institute, con el que comparten
27, Alex Willams y Nick Smicek, “Manifesto por una politica aceleraio-
nista", en Armen Avonassian y Mauro Reis (comps), Aesleraconisme, ap
cit, p. 46. La retérica del "Manifesto" sugiere un cuioeo falocentrismo
macho-adolescente, con sus repetidas referencias a una maximal mastery,
un faturo que debe ser cracked open, a un hard-edged antihumanism
tc (Vat, a propésito, el breve posteo de allison Ordnang, “Touching on
14.12.13 at Kraupa-Tuskany Zeidler, 23 de diciembye de 2013, disponible
fen aq com.) No hay como no dail la razén a sable Stengers cuane,
faente a una pregunta de Heather Davis yEtionne Turpin ("zLe preacupan
las resonancias éticas det lenguajeempleado por el aceleecionismo pol
tico, esttico u ontligico? Como defini lacosmapotitca en oposieén
4 ese heoismo nilsta y su indiferenclaftente a su propia posieiin
Drvilepiada?), cearciona con ta taante réplea: “Me niego a contrastar
Grsmopoliticns. sean cuales fuecen sus insufcinclas, con esa baeura: ellos
fon cetdos chauvinistas, y punto. Solo lamento el hecho de que estén
‘mancilando la memoria de Félix Gata"; isabelle Stengess, “Hatters of
osmopoltis: Isabelle Stengers {a conversation with Heather Davis and
Eienne Turpin on the provocations of Gala", en Exienne Turpin (ed).
‘Architecture in the Anthropocene, Encounters among Design, Deep Tie,
Science and Philosophy, Ann Acbor, Open Humanities Pees, 2083, p. 179,
si no exactamente la misma fe en las capacidades rege-
neradoras del capitalismo por lo menos una misma espe-
ranza en el progreso, los aceleracionistas acusan (lo que
les sobra en fe y esperanza les falta en caridad...) a la iz-
quierda actual -o mas precisamente, a lo que atin persiste
del espiritu del ‘68 en lo que todavia queda de la izquier-
da~ de una “asombrosa [staggering] falta de imaginacién’,
Sin embargo, sus propios propésitos imaginativos no estan
‘menos orientados hacia el pasado que los devaneos buc6-
licos que le imputan a esa “otra” izquierda: a fin de cuen-
tas se trata, dicen, de “la recuperacién de los suefios que
fascinaron a muchos desde mediados del siglo XIX hasta
los albores de la era neoliberal”, En otras palabras, se trata
de completar el proyecto de autofundacién del Hombre
con el proyecto decimonsnico del control técnico absoluto
del mundo: de consumar et proyecto del siglo de la Razén
con la recuperacién y el cumplimiento de las promesas det
siglo del Progreso. La historia se repite; pero, como puede
verse, lo hace a los saltos.
5 ¥ por lo visto, los ambientatistas estamos condenados 0 a
la falta de imaginacion, 0 a un exceso de ta misma. Véase,
por ejemplo, esta declaracién que la entonces presidenta de
Brasil, Dilma Rousseff, hizo en 2012, poco antes de la Confe-
rencia Rio+20, sobre los activistas que se opontan al represa-
tiento de los rlos amaz6nicos para la construccién de mega-
centrales hidioeléctricas: “Nadie en una conferencia de estas
acepta tampoco, disedlpenme, discutir la fantasia. En ella no
hay espacio para la fantasia, No estoy hablando de la utopfa,
esa se puede tener, estoy hablando de la fantasia"; "Pessoas
contvérias a hidrelétricas na Amgz6nia vivem ‘fantasia’ diz
Dilma", Estadée, 5 de abril de 2012, disponible en estadao.
ccom.br. Un alo despnés, en mayo de 2013, la ministra de la
casa Civil, Gleisi Hoffmann, calificé de “minorias con pro-
yectos ideol6gicos izzeales" a los defensores de los derechos
‘constitucionales de las indigenas a sus tierras. En cambio, et
-107-lector podré leer lo que pensaba de la inteligencia ambiental
e aquel gobierno un "ex gura” de Dilma Rousseff (la defini-
cidn es de ella misma), Apolo Heringer Lisboa, profesor de la
Universidad Federal de Minas Gerais y fundador del Partido de
1s Trabajadores brasilero, del que se distancié en 1988,
El manifiesto concluye con una nota grave: “La elec-
cidn que afrontamos es critica: o un posteapitalismo glo-
balizado o una fragmentacién lenta hacia el primitivismo,
la crisis perpetua y el colapso ecolégico planetario". La
introducci6n en el Rorizonte especulativo aceleracionista
de la perspectiva del “colapso ecolégico”, o por lo menos
su mencién, es algo nuevo e indiscutiblemente bienveni-
do;** pero nos parece iguatmente indiscutible que indica
también una crisis en las teorias aceleracionistas de la
crisis, El “dominio prometeico” parece afirmarse como un
grito de aliento a las acorraladas tropas de los modernos,
como una bandera agitada para levantar la moral de los
combatientes, ahora que la “primera naturaleza” ha reac-
cionado traicioneta contra la bella progresién autopropul-
sada de la “segunda”, y que la temporalidad de la crisis
ecolégica ha entrado en una resonancia catastréfica con la
temporalidad de la crisis econémica. El motivo de la ace-
leracién gana con esto un sentido totalmente inesperado.
Pues ahora ya no se trata ~o casi no- de una aceleracién
iberadora de las fuerzas productivas, sino del impetu cre-
ciente de las fuerzas destructivas que han sido desencade-
nadas por la interacci6n fisica entre el sistema capitalista
y el sistema Tierra, Por ese motivo, el “colapso ecol6gi-
co planetario” dificilmente pueda ser caracterizado con
el adjetivo de “lento” (“la fragmentacion lenta hacia el
primitivismo”, ete.). Como ya vimos, tal colapso no perte-
28, Ver MeKenaie Wark, “WCslrity: a Critique of the Manifesto for an
Accelerationst Politics, disponible en speculativeheresy.wordpress.com,
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f
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nece completamente al dominio de nuestra “eleccién”; no
solo se encuentra adelante nuestro, como parecen suponer
Jos autores del “Manifiesto’, sino, en buena medida, atrds
de nosotros: ya ha comenzado y no puede ser revertido,
tan solo es posible disminuir su aceleracion. El sustrato
infraeconémico det capitalismo -las condiciones materia-
les de las actuales “condiciones materiales"~ se esté mo-
dificando mas deprisa que las superestructuras técnicas y
politicas de la civilizacion dominante, No existe dialactica
que brinde solucion a ese enredo, La aceleracion “inten-
cional” de la maquina capitalista, puesta como solucién
para nuestra miserla antropolégica actual, se encuentra
fen una situacién de contradiccién objetiva con otra ace-
leracién nada intencional: ta del implacable proceso de
retroalimentacion positiva de las transformaciones am-
bientales deletéreas para el Umwelt de la especie. Existen
poderosas razones, en suma, para temer que un postcapi-
talismo mundializado no legue lo suficientemente répido
como para detener el “lento” colapso ecolégico planetario.
Noys observa que el programa del manifiesto acele-
racionista no llega 2 ser demasiado original. Aparte de
reiterar con insistencia ciertos puntos centrales del vene-
rable manifiesto comunista de 1848, repite mucho de la
plataforma gramsciana, con el defecto, seftala Noys, de no
proponer ninguna estrategia concreta para controlar dia-
lécticamente la abstraceién que al mismo tiempo denuncia
yy elogia. No obstante, nos parece que el programa acele-
racionista hace mas que simplemente ofrecer un upgrade
tecno de la vulgata marxista. Es una versién potente de
aquello que en 1950 Oswald de Andrade Wamaba “flosofia
mesiénica”, a saber, la milenaria narrativa patriazcal, re-
presiva, trascendental, racista y falocrdtica que atraviesa
‘como un hilo rojo la historia de Occidente, de san Pablo a
Marx, Husserl, Heidegger y mas alld. ¥ aquf, mucho més
que los astutos Williams y Srnicek, es en cambio un viejo
poatifice de to Universal quien expresa a la perfeccion lo
= 109-ee eee ae a
que realmente mueve a los aceleracionistas, y explica la
hostilidad de estos para con lo que denominan “primiti-
vvismo”, Es pues Alan Badiou quien afirma lo siguiente:
Yo tengo secelo de afirmarl: la ecologia es el nuevo opio det
pueblo. Y como siempre, ese opio tiene su fiésofo de turn,
que es Slotedifk. Ser afimacionista es también ie més ala de
las maniobres de intimidaciOn hechas en nombre de la “natura-
lesa’, Es necesario afirmar claramente que la humanidad es una
especie animal que intenta superar su animalidag, un conjunto
natural que intenta desnaturelizace.”
Es dificil ser més claro, 0 mas afirmativo (tres veces
fen cuatro 0 cinco lineas, en verdad), y a la ver estar tan
equivocado, Ahora bien, lo que Badiou denomina “ecolo-
gia", y que en verdad es el nombre de una pérdida de fe
en el destino manifiesto de la especie y en las deticias de
la sublimacin comunista, es lo que él demoniza como una
especie de movimiento teaccionario, supersticioso, que
disemina una religién del miedo (Alan Badiou, Luc Ferry
y Pascal Bruckner, méme combat?), y que ~colmo de la
osadia~ tiene la pretension de definir el contenido de la
politica y la forma de lo politico.” Hete aqui, entonces,
que los ecofreaks quieren anastraros de vuelta -pero no
Pasardn- a los terrores primatios de una humanidad anima-
29, Alain Badiou, “UIhypothése communiste’, interview a Piorte G: o
, Aun erew 8B al?
Le Grand Soir, 6 de agosto de 2009, disponible en legrandsoir.info. a
20. Tal ver Bou ave en mone evs anda Seen fe ade
i bn nts ee a eo)"
pale sn at geo, sn ln plea cinder Be Sea
‘Bjeras I. Glos. Nacofologt, Madi, Sela, 2017. £1 hecho oe
Basu alia Wiounctc Stee cowe "te ee ees
sos prc cue de patante fae (inde ee Sone
ter dela eee See’so "Canta o-Iatarso Senet
to de ua irrann pect alo que ieee fas de oe le Dae
tera edt
lizada y desamparada frente a una Naturaleza omnipotente
e imprevisible, La convergencia del discurso de los acele-
racionistas (y de sus guris) con et de tos singularitanos y
con aquel otro de los ideélogos del capitalismo vibrante del
Breakthrough Institute es -no tenemos “recelo de afirmar-
lo" asaz inquietante.
Los aceleracionistas consideran que “nosotros” debe-
mos elegir entre el animal que fuimos y la maquina que
seremos, Con su angelologia materialista proponen, en
suma, un mundo sin nosotros... pero hecho por nosotros,
De forma reciproca, imaginan una especie posthumana, re
creada por una “base material” hipercapitalista, pero sin
capitalistas. Suefian con una humanidad extracorpérea, un
snundo extratenestre. Una naturaleza desnaturalizada por
el des-hombre, Un materialismo, jal fint, espiritualizado."*
EL GRAN INTERIOR: LA ESPELEOLOGIA ESPECULATIVA
DE GABRIEL TARDE
Terminemos entonces esta seccién sobre la futurologia
antropologica contemporanea con una vuelta 2 un texto
del pasado, que nos parece sin embargo bastante actual
31, Como en el cela de santo Tomés de Aquino, en el inflemo futarsta
Aescripto en :Suerian lor androides con ovejo elétricas?,o en ta tera de
tos muertos de les wan, pueblo de la Amazonia occidental, tampoco en
‘et mundo postapitalistaexisten animales (Enel caso wan, no los hay
‘porgue los muertos son ellos mists animales ~son los propios animales,
fn su versin de casa: eon cords slvaes, a forma tipica, favorita, dete
tame y dela comida-;ctzos muertos, de otros pueblos, seran yor ejemplo
Jaguares, el otro pola de le animalided, la version cezadora 0 canal)
Yer tambien Anders, quien repite un viejo cliché humanista: “Sila re-
ion prehummana do donde vinimor es la de la animelidad toto, la regin
posthumana, que estamos ahora en vias de alcanzat, es Ta de ta instruc
yrentaldad total, £1 humano paece destaarse como Un intermezzo entve
fsa8 dos fases de inhamanidad (que se aeemejan al menos por su carter
regative)"; Gunther Ander, Le temps dela fr, op it. p75
sm.El ensayo de filosoficcién Fragmento de historia futura, de
Gabriel Tarde, aporta una de las versiones mag interesantes
del tema de la pérdida del mundo, por su delirante inven-
cion conceptual y su sutil mezcla de lirismo y sarcasmo,
Tiene la virtud de llevar al absurdo el progresismo tecnofi-
lico que tifie las versiones singularitanas y aceleracionistas
arriba esbozadas, al mismo tiempo que nos hace reflexionar
de forma directa sobre nuestra relacién con la Tierra.
El Fragmento es uno de los primeros escritos de Tarde,
en el que bosqueja algunas ideas clave de su obra posterior,
Se trata de un ejercicio imaginative que pretende -o qui-
245, mejor dicho, finge que pretende, pues el texto moviliza
capas superpuestas de ironia~ exhibir la quintaesencia de
la sociedad. En él se describe la emergencia de una “huma-
nidad completamente humana” (une humanité toute hu-
‘maine) como resultado inesperado de un accidente césmico
que acarreé ia “eliminacién completa de la naturaleza viva,
sea animal, sea vegetal, exceptuande solo al hombre”. El
nanrador del Fragmento de historia futura es un historiador
que describe el pasado y el presente de una gran trans-
formacion que habré tenido lugar en nuestro futuro, una
monumental catabasis antropolégiea: la interiorizacién de
la humanidad (bianca y europea, se nos hace suponet) en
el corazén del planeta, en respuesta a una catéstrofe clima-
tica.”’ Tras una larga era de tediosa prosperidad, marcada
or un progreso algo similar al profetizado por el Break
through Institute (fin de las guerras, consolidacion de un
gobierno mundial “perfectamente burgués, correcto, neutro
y castrado”, economia con una base energética inagotable
532. Gabriel Tarde, Fragmento de historia future, Ratcelona, Abraxas, 2002.
33, Para un pequefo ensayo que intenta una experiencia semejante
(pero con resonancias metafisicas) partienda de nuestro futuro de ca.
‘stife climatice, ver Naomi Oreskes y Esk N. Conway, The Collapse
‘of Western Givilization. A View From the Future, Yueva York, Columbia
Univesity res, 2014
sol, rios, vientos, mareas-, lengua tinica, etc.), sobreviene
al “feliz desastre’, El sol se vuelve “anémico”, colapsa, se
apaga; la superticie det planeta se congela, millones pere-
con, la civilizacion se ve obligada a remodelarse de cabo a
rabo, “por el bien del hombre”,
Hl desastre es anunciado, pero la reaccién se demora:
“al piblico no le inquietaba mucho eso, como suele suce-
der con todo aquello que es gradual y no sibito’. Hasta
que un dia de primavera, un sombrio sol rojizo anuncia
el crepasculo final: “los prados ya no eran verdes, el cielo
ya no era azul, los chinos ya no eran amarillos”. Pero,
lejos de transformarse en una aventura interplanetaria de
colonizacién del gran afuera, la narrativa -procediendo
ab exterioribus ad interiora— rumbea hacia una delirante
‘especulacién espeleolégica.”* Milciades, el genio salvador
de la humanidad, la convence de adentrarse en la Tierra,
olvidando al sol que se extingue y confiando en la abun-
dante energia que ofrece el igneo corazén del globo: “in-
tetioricémonos", El descenso a un ambiente cavernicola
es calificado como una “jrepatriacion profunda del alma
exiliada!”, lo que ace de Mileiades un sabio antiplat6ni-
co, un platonista invertido, y del Fragmento una alegoria
de la cavemna al revés.”* Gracias a una poderosa retorica
proféticamente tatouriana, este mesfas de la transdescen-
dencia logra entusiasmar a la audiencia y obtener su
adhesin: “Ya no es por este gesto (El orador levanta el
136, Recordemas que el Vigje al centro de la Tera, de Julio Verne, data de
1864, y que Tarde comenzb a escribir ol Fragmento en 1879.
35, [a alsin inca 2 la alegoria de la cavern es préticaente trans
parente en el siguiente pasaje dal Ubro de Tarde: "No existe (..] una
‘hudad, pezo hay una geuta de flsofes [...) una gruta espaciosa con
restigiosas crstaliacionae amororamente destizdas, que simtalan wage
‘mente, bastando un poco de buena voluntad para velo, toda suerte de
‘ellos abjetes[.]. Semejante, por lo tanto, bajo todos los aspects 21a
Slosofa que abriga, esa ampli eaverna"; Gabriel Tarde, Fragmento de
Aistorafutura, op.
13Soe
dedo al cielo) que la esperanza de salvacién se debe ex-
presar de ahora en adelante; es por este: (Apunta su mano
derecha hacia la tierra...) [...]. Ya no se debe decir: Alla
en lo alto! sins: ;Abajo!”.*
Contrariamente al esquema edénico de la wilderness, la
oposicion entre vida y humanidad planteada por el Frag-
‘mento coloca del lado positive de ta ecuacion a la huma-
nidad y al mundo inorgénico; mientras que la vida no hue
mana es puesta en el lado negativo, ‘antisocial’. La verdad
del hombre esta en su dimension social y autopoiética, no
‘en su dimensién orgénica, alopoiética: y la sociabilidad se
afirma en efecto como el fondo de la gran naturaleza, como
la condicién ontol6gica universal, La psicologia y la quimi-
ca, clencias supremas de la asociacion, se fundiran en un
linico saber sociomonadolégico (“nuestros quimicos {...]
nos hacen asi la psicologia del dtormo, nuestros psicélogos
nos exponen la atomologia del yo; por poco no digo la
sociologia del yo"), el hombte se refiejaré en los pefiones,
en los metales y en los dtomos antes que en una flora y
fauna extintas hace tiempo, y participara asi de la vitalidad
no-organica elemental que lo liberaré definitivamente de la
idea de la muerte, ese fantasma biocéntrico.
La gran migracién hacia adentro, en busca del espace
du dedans (Michaux), se haré en total contradiccién con
la historia de Noé: esta vez no llevaremos con noso-
tros a ningiin otro ser vivo; la Naturaleza, ese “cimulo
36, thd, Este pasa evoea varias figuras de la pluma de Latour, com ta
‘oposicion supratunar/sublunar que en Face d Gala eubyace al concepto
de “terricca’, el pueblo de Gala orientado hacia la tera y en guerra
‘contra los humanas/modernos enfocedes en el ciclo, o el coutraste entre
cl discurso de lo “distante” (oniain) propio dela cienciay el acceso
religioso a lo “proximo” (prochain): “cuando oe habla de Ciencia, hay que
evar ta mirada acolo y cuando se habla de Roigibn, hay que bajar los
ojos hacia la Terra. [..] :Cuindo volveremes, novotrs las Tericoles, &
1a ierra; Bruno Latour, Investigaién sobre los modos deexistenca, op
cit, pp. 312-333.
ae
de contradieciones vivas", como dice Tarde, seré dejada
atrés, transformada en mera protefna congelada; las in-
sumerables carcasas animales presas en el hielo de la su-
perficie sustentaran a la humanidad por siglos, hasta que
la quimica logre fabricar alimento a partir de las piedras.
‘Tan solo los tesoros de la cultura y de la técnica nos
acompaiiaran, bajo la forma de una gigantesca biblioteca
y de un vasto museo que permitiran el florecimiento de
una nueva civilizacién refinada, purificada.”” El troglodi-
tismo poscatastrofe no es un retroceso a una condicién de
primitividad natural sino, por el contrario, una suprema
artificializacin emancipatoria, una interiorizacién fisica
en el mundo que es una interiorizaci6n técnica del mun-
do, La naturaleza, que ya no se experimenta como una
traha ala libertad humana, se ve completamente estetiza-
da, y se vuelve un mito, al adquirir “el encanto profundo
e intimo de una vieja leyenda, pero una leyenda en la
cual creemos",
El Fragmento es un texto rico en provocaciones socio-
légicas, dcido en su sarcasmo contra el culto socialista del
trabajo, y provocador en su asociacién entre un estado de
estatizacién total de la vida ya realizaci6n plena det amor
como sentimiento fundante del lazo sociocésmico (zecos
de Fourier?) A diferencia del imperio de la carencia, de ta
célebre imagen hobbesiana de una vida “solitatia, pobre,
sordida, bruta y breve” que evocan evocan distopfas como
Mad Max 0 La carretera, en el mundo abiético de Tarde las
necesidades se encuentran ampliamente satisfechas y se
vuelven invisibles: la humanidad puede obtener todo de si
misma, excepto “sits recursos alimentarios”.* Lo superfivo
37. “De abi, por devas, una parifiacion de la sociedad” Gabriel Tarde,
Fragmento de hietora fun, op. ct
28, Como en toda narrativa en la que so enfrentan la Rumania y una
ausenea de mundo, en el Fragmento la sugerancia del soeuts al eaniba-
Uso se Hnsinda una y ota vez
on5Pe ee ee
attistico predomina con creces sobre el utiitarismo eco-
nomicista, y el “intercambio de reflejos” amoroso puede
por fin florecer sin la ilusion instrumental del “intercam-
bio de servicios”
Pero, a nuestro entender, la clave del libro esté en
sus paginas finales, que funcionan como una especie
de anti-cabafta magica de esta fantasia que es, a fin de
cuentas, profundamente melancélica: el entusiasmo un
tanto macabro del historiador de la civilizacién posta-
pocaliptica cede lugar a una inquietud creciente frente
a un nificleo “rebelde”, un irreductible impulso anti-so-
cial de la humanidad, El contra-Edén tecnificado no logra
emanciparnos de todos los atavismos. La sociedad perfec-
ta pero "exagerada y forzada” (@ outrance et forcée) del
futuro posee también “sus refractarios", que se aburren
con la homogeneidad monétona del ambiente artificial
(el aceleracionismo no cae bien a todo el mundo...).?
lo que es peor, esta sociedad se ve periddicamente ame-
nazada por la inrupci6n del mas natural de los instintos,
el celo primaveral,” que no solo desencadena impulsos
suicidas de “transascendencia” en direccién a la super-
ficie gélida del planeta, como, asociado a ta afluencia
‘econémica de la que goza esa nueva humanidad, lleva de
38, Seria interesante comparar la monotonia de la sociedad perfecta de
puros humanos sin natureleza de Tarde con la manotenia del mundo per-
fecto de puros espirtu sin cuerpos qu Laibnis considera en su Teodieoa,
‘en respuesta a una sugerencia de Petre Bayle Al contario de lo que
fest sltimo imapinaba, dice Leibniz, un mundo compuesto de anges o
dioses (metafsicmente imposible, por cierto) serie menos perfecto -y
‘mucho mas aburtido- que el nuestro, al set un mundo sin divetsidad en
fs esencas, sin contrastes en sus cualidades, y sin nada para hacer 0
Densar; un mundo, en suma, abstract e irreal, Vor al rexpecto Déborah,
Danowst, “Indifeenca,simetria eperfigio segundo Lelbni", Kriterion,
vol. 42, n° 104, 2001, pp. 67-69.
40. EL amor togloditico era fuertemente sublimado y reproductivamente
‘ste, y el contrl de la natalidad, por escrito y mertocritio.
forma fatal a un relevamiento progresivo y generalizado
de las costumbres, 0 sea, a la catastrofe maltusiana: la
explosién poblacional. En suma, incluso el fin de la His-
toria terminaré por llegar a su fin.”
7
‘44, Vale la pon también comparr el Fragmento de historia futra con Le
tempe de la fir, de Ander, al que podsfamos pensar como un “Fragment
del no-faturo de a Historia’,UN MUNDO DE GENTE
‘Cuando el cielo ain estaba muy cerca de la tierra,
no habia nada en el mundo, solo gente y jabutis.”
ito Aikewara
en el Fragmento, una excepci6n importante ala extin-
cién de toda otra forma de vida que no sea ta civilizaci6n
del narrador: se trata de la “pequefa tribu de chinos ex-
cavadores", descubierta durante una de las exploraciones
intestinas llevadas a cabo por los nuevos Terricolas.” Estos
chinos, que tas la catastrofe se interiorizaron disimula~
damente por las antipodas, habfan logrado llevar hacia las
4 Tortoga toreste de caparazon negro y achatado. (W. de
2: Tarde parece obeecado por los ehinos, y muestra una propension extra:
fie a imaginarles como pros cbjetos sensibes. Ya vimos, ms arciba, la
meneiGn 2 exte pueblo como prototige del color amas; y recrdamos et
destoncertante parrafo sobre la altura media de China en su Monodologta
1 socioogia.
<9profundidades una especie de naturaleza en miniatura:
“pequefias legumbres [...] en pequeiios canteros de tierra
transportados, pequefios puercos, pequeiios pertos". De-
sistiendo de exterminar o someter a esa tribu de “seres
degradados”, que ademés se entregaban “sin la més mini-
ma vergiienza a la antropofagia atavica”, los seguidores de
Milciades al final deciden volver a cerrar la pared divisoria
entre la civilizaciOn subterrémea y la “verdadera América’,
De este modo, Tarde compara de forma directa a los chinos
canfbales con los habitantes indigenas de América, cot
tinente alededor det cual, como mostrd Antonello Gerhi
en un estudio clésico, tuvo lugar una extensa polémica
historico-filosdfica sobre su naturaleza raquitica y sobre
la humanidad no menos abortiva -ademés, notoriamen-
te dada al canibalismo- que abrigaria.? Veamos entonces
como los habitantes de la América verdadera formutan el
problema de la relacion entre la humanidad, el mundo y la
historia; ya que serd con las mitocosmologias amerindias
que condluizemos este intento de sobrevolar, por cierto de
modo ain demasiado esquemético, a través de los muchos
imaginarios del fin del mundo que todavia (y vaya uno @
saber por cuanto tiempo més) pueblan nuestro mundo.
EL FIN DE LAS TRANSFORMACIONES,
0 EL PRIMER ANTROPOCENO
Hemos visto ejemplos de imagenes miticas de un mundo
literalmente prehistérico, plenamente vivo pero todavia
desprovisto de humanos, un mundo previo al menos a la
separacion entre el hombre y el mundo -ta historia del
Edén y de la caida-; hemos visto su imagen simétrica en
2, hntonello Get, a pute del tere Mund. Historia de una polemic,
1750-2900, México, roe, 1982. panics
7
la apokatdstasis ecologica de Weisman, la desaparicion
del humano como restitucién del mundo, Recorrimos, a
continuacién, visiones de un futuro donde todo habria
de volverse “humano”, sea porque el mundo habria sido
disminuido o aniquilado por un colapso ambiental -y los
umanos se habrian convertido, en consecuencia, en mons-
truosos predadores de su propia especie, como en La carre
tera, o en presas hipnotizadas, ultima fuente de energia
viva para un nuevo orden mecanocésmico, como en Ma-
trix-, sea porque el mundo se habria visto transmutado
yy absorbido por la humanidad como especie triunfante,
la cual se re-trasciende a sf misma, mediante proezas de
antropo-ingenierfa, en una sublime entidad posthumana a
la altura de ese futuro de “abstraccién, complejidad, glo-
balidad y tecnologia” (en su versién gobernanza capitalis-
tao en la de soviets + cyborgs). Vimos también algunes
imagenes opuestas, creadas pot la sustraccién del polo det
“sujeto” de la oposicion humanidad/mundo: la idea de
tun mundo donde nada esta en esencia vivo y menos ain
es humano, como en la hipbtesis de un pasado remoto o
*fosil", abidtico y extra-experiencial, 0 como en el raz0-
namiento que conducitia a una desvalorizacién radical del
presente a partir de la premisa de un futuro de extincion
césmica en cuanto verdad y destino det Ser (la muerte
como argumento ontolégico). Hemos seftalado, ademés,
Ja ambigiedad central que marca la condicién metatisi-
ca propiamente modema, a saber, la figura “conelacio
nista” de una anterioridad trascendental o constituyente
del humano con respecto a un mundo que sin embargo
lo precede empiricamente, situacién que acarrea ~entre
otras- una importante consecugncia desde el punto de
vista de la civilizacion: la necesidad manifiesta de una
redeterminacién del mundo empirico ~de lo humano empi-
rico también, y tal vez principalmente- por el ser humano
en cuanto negatividad trascendental, mediante la poten-
cia taumattirgica del trabajo y la violencia emancipadora
sr
|Peer
de la revolucién (piénsese en el dominio prometeico del
manifiesto aceleracionista, o en la vocacién autodesnatu-
talizante y biofobica del hombre badiousiano).
Resta, por cierto, la posibilidad de otra versién mi-
tocosmolégica: aquetla en ta cual el mundo se sustrae
de la correlacién con el humano en el comienzo de los
tiempos, antes que en el fin. Una version, en suma, en la
que el humano es colocado como empiricamente anterior
al mundo.
Esta hipétesis es explorada en numerosas cosmogo-
nfas amerindias. Ella se encuentra convenientemente
sesumida en el comentario aun mito de los yawanewa,
pueblo de lengua pano de le Amazonia accidental, reco-
gido por Miguel Carid: “La accién {del mito] transcurre
en un tiempo en el cual “atin no habia nada, pero ya
existian las personas™.* La versiGn citada en el epigrafe
de este capitulo, que pertenece a los aikewara, tupis que
viven en el otro extremo de la Amazonia, acrecienta esa
curiosa excepci6n: no habia nada en el mundo, solo gen-
te... iy jabutis!”
En el origen, en suma, todo era humano o, mejor di-
cho, nada no era humano (jabutis aparte, segiin nuestros
aikewara).* En un nimero considerable de mitos amerin-
dios y, en menor medida tal vez, de otras diversas regiones
etnograficas, se imagina la existencia de una humanidad
‘Wipe ad tne dog fae, tei de an, ore
pols, 195; dado en On av," ds pr Taare
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rani, tesis de doctorado, Rio de Janeiro, 2044, p. 41. pean
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ina jos co pice psn ncn hence
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Seale soante
primordial (ya sea mero fruto de una presuposicion o fa-
bricada por un demiurgo) como la dinica sustancia 0 ma-
teria a partir de la eual el mundo vendria a ser formado.
Se trata de narrativas sobre un tiempo anterior al inicio
de los tiempos, una era o un e6n que podriamos lamar
‘pre-cosmol6gico.’ Tras una serie de peripecias, algunas
fracciones de la humanidad originaria (aunque no com-
pletamente humana, ya que, aunque antropomorfa y do-
tada de facultades mentales idénticas a las nuestras, esa
raza primigenia poseia una enorme plasticidad anatomi-
a y cierta propensién a conductas inmorales ~incesto,
canibalismo-), algunas fracciones de esa “primigente” se
van transformando ~de modo espontaneo 0, una vez mas,
‘como resultado de la accién de un demiuigo- en las es-
pecies biolégicas, accidentes geograficos, fendmenos me-
teorolégicos y cuerpos celestes que componen el cosmos
actual. La parte que no se transformé, que permaneci6
esencialmente igual a si misma," es la humanidad hist6ri-
ca, 0 contemporanea,
‘na de las mejores iustraciones -tal vez la mejor- de
ese tipo general de cosmogonia se encuentra expuesta con
gran detalle y elegancia en la autobiografia de Davi Kope-
zavia, el chamén y lider politico yanomani.’ Pero también
podriamos recordar, de forma mas sucinta, ciertas ideas de
los ashaninka (campa), pueblo aruaque geogréficamente
alejado y culturalmente distinto de los yanomamis:
7, Bluardo Viveitos de Casto, "The erytal forest: notes on the ontology
fof Amazonian spirits" Ianer Asia, vol. 9, 182, pp. 153-172,
8, Con alguna mejera en el campo de la moraldad; el canibliswo literal,
por ejemplo, se vuelve objetivamente innecesario (aunque, en certo ca
fas, haya seguidosiendo subjetiva, esto es, socalmenteimperativo) una
‘er que, con el advenimiento de la era cosmic, surgen animales y
plantas ms adecuados para la alinentacion humane.
©, Davi Kopenawa y Bruce Albert, La chute de cel, Paroles d'un chaman
yyanomami, Paris, Plan, 2010; ver también Bruce best, Temps du sang,
temps dos cendres tsi de doctorado, Fats, 1985,
2183ina
a mitologia campa es, en gran medida, la historia de cimo
los campa primordiales fueron, uno por tno, ineversiblemente
‘eansformados en los primeros representantes de las diversas os-
peciee de animus y plantas, asi como de cuerpos ceestes 0 de
caracteristicas dal ambiente ...] El desasolo del universo fue
esencialmente un proceso de diversifiacin, con la humanidad
como sustancia primordial a parti de la cual muchas -si no
tdas~ las categoras de sores y cosas del univesso vinievon a la
fexistenca, Las campa contemporaneos son Ios dascendientes de
aquellos campa ancestales (es decir, U humanidad primordial}
aque escaparon a a tansformacién.”
0 podrtamos mencionar también la cosmogonia de los
luiseo de California -evocada por Lévi-Strauss en La alfa-
rera celosa~ en la que Wyiot, el héroe cultural, identifica
ala comunidad humana originaria en las muchas especies
de sores actuales. El tema se encuentra asimismo en al-
gunas culturas no amerindias: los kaluli de Paptia Nueva
Guinea, por ejemplo, cuentan que “en aquel tiempo {de
les origenes]... no haba arboles o animales o riachos 0
‘comida. La tierra estaba completamente cubierta de gente
(eople}’.” Entonces un hombre de autoridad (big man)
decide transformar a diferentes grupos de personas en las
10. Gerald Weis “tanp osmlogy", nology, vl 8, 2 py. 1624170,
“rmuths 3 9 ‘adele ete’: comps con lacey
evar dea buts enn crcteecon dl estad prune
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idm sat
1. Blnad Sct Th Sr of Loy and te Buig of te
Dancers, Nueva York, St. Martin Press, 1976, p. 94. pea
diversas especies y otros fendmenos naturales; y “los que
fueron dejados de lado se transformaron en los ancestros
de los seres humanos",
Asi es como, en el pensamiento amerindio, ta humani-
dad o personitud es tanto la semilla como el fondo o el sue-
to primordial det mundo."® EL Homo sapiens no es el perso-
naje que viene a coronar la gran cadena del sex, al agregar
una nueva capa ontologica, de naturaleza espiritual (0, en
el lenguaje moderno, “cognitiva”), sobre una capa organ
ca previa, la cual, a su vez, habria emergido de wn subs-
trato de materia “muerta’. En la tradicién mito-filoséfica
occidental, en general tendemos a concebir la animal
dad y la “naturaleza” por medio de una remisi6n esencial
al pasado. Los animales son “archifésiles” vives, no solo
porque en su cardeter de bestias andaban por la Terra
mucho antes que nosotros (y esas bestias arcaicas eran
como versiones magnificadas de tos animales actuales),
sino porque la especie humana “anatémicamente moder-
na” tiene su origen en especies ancestrales cada vez mas
proximas, cuanto més retrocedemos en et tiempo, a una
condicién de animalidad pura. Mediante una feliz in-
novation -bipedestacion, neotenia, cooperacién, lenguaje
sintactico, etc.-, el gran relojero (ya ciego u ommnividente)
nos confirié una capacidad que nos transforms en seres
mas-que-organicos (en el sentido de lo "superorganico” de
Kroeber), dotados de aquel suplemento espiritual que es
-15-
12, Bs preciso matizar esta afirmacin, distingula paa os casos de mo-
chas cosmologias amerindiasy, ocasionalmente tl vez, exceptuar a algu-
ta della, Exist an debate en curso sobre la extensin y la comprensi6n
de este mito-Blacofema sobre una “humahided” primordial o infaestruc-
tural en la Amériea indigona debate que se vincala 2 aquellos acerea de
los conceptas de “animismo” y de “perspectvismo", sobre los cuales no
nos detendremos aqul
13, Recuérese tn pasae ya citado de Anders: “La reglon prehumana de
donde provenimos es aquella de la ontmalidad toto"; Ginther Andets, Le
temps do la fin, op. et./
’
/
:
)
“o propio del hombre”, la preciosa propiedad privada de
la especie. El excepcionalismo humano, en suma: lengua-
ie, trabajo, ley, deseo; tiempo, mundo, muerte. Cultura,
Historia, Futuro. Los humanos pertenecen al futuro como
los animales al pasado; esto es, a nuestro pasado, ya que
en lo que les concieme estén encerrados ~suponemos~ en
tun presente inmévil y en un mundo exiguo.
§ La excepcién come aqui, una ver mas, por cuenta de la
ficeibn, como en la serie de films £1 planeta de los simios,
‘roducida por Arthur P. Jacobs, en la que la ivilizaci6n hu-
mana da lugar a la civilizacion de tos simios, que repite los
mismos defects y “pecados" de sus antiguos dominadores:
una sociedad militarizada y totalitaria, que esclaviza, husti-
tla y tortura (inclusive usandolos como cobayos en estudios
cientificos) a sus otros, los humanos, ahora sin voz y sin
lenguaje, o simptemente callados. Los dos primeros films de
la serie, Zl planeta de los simios (1968) y Regreso al planeta
de los simios (1970), sittan la narrativa en ese futuro disté-
pico (distépico para los humanos, entiéndase bien), pero los
dos siguientes, Huida dal planeta de los simios (1972) y La
rebelién de tos simios (1972), asi como el reciente El origen
del planeta de ios simios (de 2011), cuentan la historia de la
rebeliOn de los simios y su fuga, lo que habria dado origen
a la inversion de las dos posiciones. El acontecimiento con-
tingente que explicarfa al mismo tiempo el éxito en la fuga
¥ esa posterior inversién es un inesperado efecto colateral
de uma droga experimental que le fuera inyectada al simio
protagonista, César, con vistas a encontrar una cura para la
enfermedad de Alzheimer: el efecto colateral es el aumento
de su inteligencia, que lo lleva ala adquisicién del Lenguaje.
BL animal situado en el futuro det homano es aqui, por lo
‘tanto, un hibrido, un organismo genéticamente modificado
que se venga de su creador. Esto no deja de recordar el film
de Ridley Scott, Blude Runner (1982), basado en el libro de
Philip K. Dick, gSueilan los androides con ovejas eléctrieas?,
‘cuyos protagenistas no humanos no son animales (ya no hay
‘animales en ese futuro dist6pico, sola réplicas artificiates)
sino méquinas humanoids.
Pues bien, no es asi como suceden las cosas para esos
otros humanos que son los amerindios y otras humanida~
des no modernas. Una de las caracteristicas que los vuel-
ven “otros” consiste, precisamente, en el hecho de que
sus conceptos de “humano” son otros que los nuestros.
FL mundo tal como nosotros lo conocemos, 0 mejor, el
mundo tal como los indios lo conacian, el mundo actual
que existe (o existia) en el intervalo entre el tiempo de
los origenes y el fin de los tiempos -el tiempo intercalado
que potiriamos amar “presente etnogréfico” 0 presente
del ethnos, en contraposiciOn al “presente histérico” del
Estado-nacin-, ese mundo es concebido en algunas cos-
mologias amerindias como la época que se inicié cuando
los sexes precosmolégicos interrumpieron su incesante de-
venir-otro (metamorfosis erraticas, plasticidad anatomi-
ca, corporalidad “desorganizada") en favor de una mayor
univocidad ontolégica."* Con la clausura del “tiempo de
44, “Pesunte etnogrfico” es el nombre que los antropélogos Te dan 2
‘esta, hoy con intencion casi siempre censora (para una importante ex-
cepsién, sin embargo, ver Kinston Hastrup, “The Ethnographic Present:
‘A Reinvention", Cultural Anthropology, vol. §, 2° 1, 1990), en el estilo
natretivo siempre cisco de (a dizcplina, que sitia las dascripciones de
las monografis en an presente atemporal mas o menos contemporsneo al
‘estimonio de observadr, o que “finge” ignorar los “cambios histéicos”
(camo el colaialismo) que justamente hicieron posible la observacin
ftnogrica. Brpeto, aqui usaremas la expresién en un sentido doble
mente opueste 2 ec, para daignar la actifid de las “sociedad contra el
Estado” frente a la historicidad. Hl provente etnogrfic es el tiempo de
as “sociedades fas" de Lévi-Strauss, saciedades conta el aceleraionismo
0 sociedades tentas (asi como se habla de slow fod o sow scence ~Ste-
ger), que entlenden que todos los cambios cosmopolitices necesaios
para la evistencia humana ye acontciron, y que la trea det ethnos es
Seogurary reproduce exe “siempre ya"las transformaciones” -la expresion es usual en las cul-
turas amazénicas-, los inestables sezes antropomorfos de
los origenes adoptaron las formas y habitos corporates de
aquellos animales, plantas, rios, montaias, etc. que ellos
vendrian a ser, como por otra parte estaba prefigurado en
los nombres que ya portaban en ese pasado absoluto, Ast
se dio, por ejemplo, que los “yanomamis pecaties”, en
otras palabras, la tribu de primigente que tenia el rom-
bre de “pecari" (“gente” se dice yanomami en la lengua
del pueblo homénimo), “se volvieron pecaries”, es decir,
los cerdos salvajes que los cazamos y comemos hoy. El
“mundo entero” (tal vez, de nuevo, no los jabutis u otra
excepcién cualquiera) esté virtualmente incluido en esta
protohumanidad originaria; la situacién precosmol6gi-
a puede ser ast descripta por igual como una humani-
dad-aGn-sin-mundo o como un mundo-en-forma-humana,
un multiverso antropomérfico que da Ingar a un mundo
concebido como el resultado de la estabilizacion (siem-
pre inacabada) del potencial de transformabilidad infinita
contenido on la humanidad como sustancia, o mas bien,
como “actancia” universal originaria y persistente."®
Aqui puede verse una miltiple inversion de los esce-
narios canibalescos o zombiformes descriptos en La carre-
tera y en natrativas semejantes: en la mitologia indigena,
el alimento de los humanos consiste en humanos que fue.
ron transformados en animales y plantas; la humanidad
es el principio activo que esté en el origen de la protife-
racion de formas vivas en un mundo rico y plural. Pero el
esquema indigena también invierte el mito del jardin del
Eden. En el caso amerindio, los humanos son los primeros
en llegar, el resto de la creacion procede de ellos. En este
caso, es como si de la “costilla de Adén” surgiese mucho
1. Un metafisico amazénico podcia llamar a este axgumento “ancestali-
dad humana’ o “evidencia del antropotéit
7
mas que su complemento femenino: suxge el mundo todo,
el resto infinito del mundo. Y los nombres en su infinita
variedad existian, como vimos, antes y a la par de las
cosas (los yanomamis pecaris, el pueblo jaguar, la gente
canoa, etc.): estas no esperaron a un archinombrador hu-
mano para saber que eran, y qué eran. Todo era humano,
pero todo no era uno. La humanidad era una multitud
polinémica; ella se presenté desde el inicio bajo la forma
de la multiplicidad interna, cuya externalizacién morfol6-
gica, esto es, la especiaciOn, es precisamente la materia de
la narrativa cosmog6nica. Es la naturaleza la que nace 0
se “separa” de la cultura y no al revés, como sostienen en
cambio nuestra antropologia y nuestra filosofia.
La subsuncién del mundo por la humanidad en las
cosmologias amerindias opera, asi, en la direccién opues-
ta al mito de la singularidad tecnologica. Remite al. pa~
sado, no al futuro; su énfasis esta puesto en la estabili-
zacion de las transformaciones que vinieron a diferen-
ciar a los animales de aquellos humanos que continuaron
siéndolo, y no en la aceleracién de las transformaciones
de los animales que “fuimos” en las maquinas que “sere-
mos", El énfasis de la praxis indigena reside en La produc-
cién reglada de transformaciones capaces de reproducir
el presente etnogréfico (rituales de ciclo de vida, gestion
metafisica de la muerte, chamanismo como diplomacia
césmica) y asi impedir la proliferacién regresiva y ca6ti-
ca de transformaciones. 81 control es necesario porque el
potencial transformative del mundo, como lo demtuestran
los omnipresentes indices de actividad de una intenciona-
lidad antropomorfa universal, manifiesta una remanencia
peligrosa pero necesaria. 1 peligra reside en et hecho de
que los ex humanos mantienen una virtualidad humana
por debajo de su actual apariencia animal, vegetal, as-
tral, ete., un poco al modo (pero a la inversa de) como
acostumbramos fantasear que, en el fondo, por debajo de
nuestra vestimenta civilizada, seguimos siendo animales
-19-“Vonrnatag NS MN RUEOES GS
ead
feroces. La arcaica latencia humanoide de los no humanos
~la humanidad como el inconsciente del animal, se podria
decir~ amenaza constantemente con irrumpir a través de
los rasgaduras que se abren en la trama del mundo co-
tidiano (suefio, enfermedad, incidentes de caza), y con
hacer que los humanos sean violentamente reabsorbidos
por el substrato precosmolégico donde todas tas diferen-
cias continiian comunicandose caéticamente entre sf,!°
La necesidad de esa remanencia, a su vez, radica en el
hecho de que la actualizacién del presente etnografico
presupone una recapitulacién o contraefectuacién del es-
tado precosmolégico, pues alli se halla el reservorio de
toda diferencia, de todo dinamismo y por tanto de toda
posibilidad de sentido. E1 multiverso antropomérfico, en
su virtuatidad originaria, es suscitado-conjurado, bajo la
forma de una animatizaciGn del humano -la mascara te-
viomérfica del bailarin-espititu, el devenir-fiera del gue-
wrero- que es reciprocamente una humanizacion mitica
del animal.”” Es de tal doble movimiento que emerge sin
cesar el ethnos, El presente etnogréfico no es en modo
alguno un tiempo inmévil; las sociedades lentas conocen
velocidades infinitas, aceleraciones extra-historicas, en
una palabra, devenires, que hacen del concepto indigena
del buen vivir algo metafisicamente mucho més parecido
a un deporte extremo que a un sosegado retiro campestre.
Lo que Uamarfamos mundo natural, 0 “mundo” en
general, es para los pueblos amazénicos una multipli-
cidad de multiplicidades intrincadamente conectadas.
16, Aquelis seres de las cosmologias indigenas que clasficamos con l2
categoria heterclita do fos “epptitus” son, por lo general, entidades que
precorvaron la abilidad ontoldgica propia dela primigente, y que por eso
cosclan caractristicamente entie determinaciones humanas y determina-
cones animales, vegetales, tc
17, Eduardo Vivezos de Casto, “Os pronomes coslogicase 0 perspecti-
smo amerindio", Mana, vl. 2, n*2, pp. 125-166
Las especies animales y otras son coneebidas como otros
tantos tipos de “gentes” o “pueblos”, esto es, como en-
tidades politicas. No es “el jaguar” el que es “humano”;
son los jaguares individuales los que adquieren una di-
mensién subjetiva (mis o menos pertinente, conforme
el contexto practico de la interaccion con etlos) al ser
percibidos como teniendo “detrés de ellos” una sociedad,
una alteridad politica colectiva."* Por cierto, también
nosotros (nos referimos aqui a los occidentales, lo que,
por mera convencién, incluye a los brasileftos de cultura
europea) pensamos, 0 nos gustaria pensar que pensamos,
que Gnicamente se puede ser humano en sociedad, que
el hombre es un animal politic, ete. Pero los amerindios
piensan que entre el cielo yla tierra existen muchas mas
sociedades (y por lo tanto muchos mas humanos) de lo
que suefian nuestras antropologias y filosofias. Lo que
llamamos “ambiente” es para ellos una sociedad de so-
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