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Teología de la paz

Aporte a la transformación
misionera de la Iglesia

Manuel José Jiménez Rodríguez

..
P Pe
INTRODUCCIÓN

Escribe el papa Francisco en su exhortación La alegría del


Evangelio: «Sueño con una opción misionera capaz de trans-
Dise ño: Estudio SM
formarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los hora-
© 2016, Manuel José Jiménez Rodríguez rios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un
© 2016, PPC cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más
© 2016, PPC Colombia
que para la autopreservación» (EG 27). A lo que añade:
«Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de re-
pensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos
evangelizadores de las propias comunidades» (EG 33). Es el
ISBN 978-958-8825-40-3 llamado a la transformación misionera de la Iglesia a pasar
de la pastoral de conservación a la pastoral decididamente
Distribución:
PPC Colombia
misionera.
Carrera 85K No. 46A-66 Oficina 502 PBX: (57-1) 595 3344 Ext.: 175- 129
1 Este estudio de la teología de la paz se pone en diálogo
Complejo logístico San Cayetano - Bogotá, Colombia con muchos otros que desde perspectivas culturales, o socia-
E-mail: ppc.colombia@ppc-editorial. com
les, o teológico-pastorales han ido reflexionando acerca del
Impreso en Colombia significado y alcance de la conversión misionera de la pasto-
Impreso por Editorial Delfín Ltda. ral. En todos ellos hay una constante: la necesidad de pensar
la evangelización en contextos plurales, heterogéneos y de
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la Ley, cua lquie r fo rma de reproducción, cambio permanente, bien distintos de la así llamada «época
distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la au-
to rizació n de los titula res de su propiedad intelectual. La infracció n de los derechos de de cristiandad», por ser estos homogéneos, estáticos y mo-
difusión de la o bra puede ser constitutiva de de lito contra la pro piedad inte lectual (arts.
270 y ss . de l Código Penal). El Centro Espa ño l de Derechos Reprog ráficos vela po r el nolíticos en lo religioso.
respeto de los citados derechos .

5
No se ha dirigido en este caso, como en muchos otros, contracultural de rechazo de la actual cultura militarista, por
una mirada exhaustiva a los cambios culturales y de trans- lo que la violencia se asume, incluso entre creyentes, como
formación profunda que caracterizan a la sociedad de hoy. algo natural, necesario y justificable. En este sentido, el reto
Se opta por la postura de conversión a la no violencia del es convertir la Iglesia a la paz y la no violencia. Pues es un
Evangelio y de las primeras comunidades de fe, como her- hecho que muchos creyentes contradicen la fe en Jesús y su
menéutica de comprensión de las conversiones necesarias en proyecto del Reino al justificar la violencia y la guerra, al
la Iglesia hoy. De cara a que la Iglesia recupere para el Evan- aceptar de modo acrítico la validación de violencias, asumi-
gelio su co~dición de alternatividad social y cultural. das como buenas, necesarias y justificables.
Intenta desde la teología de la paz repensar - palabras del
papa Francisco- los objetivos, las estructuras, el estilo y los
métodos de evangelización. Por lo breve del espacio apenas
se logró subrayar algunos aspectos muy generales. Qyeda a
todos la tarea de concretar el llamado que hace la teología de
la paz a convertir la Iglesia a la paz en aspectos más particulares
o especializados de la vida de la Iglesia y de su acción evan-
gelizadora.
El reto común para todos es «educar la Iglesia a la paz».
Ello significa un verdadero cambio de paradigma en distin-
tas dimensiones: personal, epistemológico, pastoral y estruc-
tural. Se trata de hacer de la paz, de sus lógicas y sus valores
criterio hermenéutico de comprensión, construcción y trans-
formación de la realidad social y eclesial. En este caso, el
eclesial, la teología de la paz invita a la conversión misionera
de la Iglesia en la línea del Vaticano II y de la Conferencia
episcopal de Medellín de los años sesenta: Iglesia del diálo-
go y del servicio, Iglesia pobre y de los pobres, Iglesia de
comunión y participación. Con ello, la teología de la paz
impacta en la estructura eclesial en su integralidad.
Pero la paz como hermenéutica no solo impacta en la vida
interna de la Iglesia, de sus estructuras, estilos y métodos
evangelizadores. Su alcance es mayor. Genera una corriente

6 7
CAPÍTULO 1

Búsqueda de nuevos paradigmas de la


teología y de la evangelización hoy

Sobre teología y nuevos paradigmas existen varios estudios.


La pregunta de fondo en casi todos ellos es la siguiente: ¿qué
rasgos tendría una teología que se apropiara del talante pos-
moderno para expresar el mensaje del Evangelio? Y ello
porque la posmodernidad no es simplemente una moda cul-
tural de Occidente o algo que afecte únicamente de modo
exclusivo a una élite de intelectuales y pensadores. Por el
contrario, como lo afirma un estudioso de los problemas
contemporáneos como José María Mardones, «es todo un
proceso socio-cultural que arrastra consigo un cambio en la
visión de la historia occidental y en el modo de posicionarse
ante la propia cultura y ante las demás». Ella, continúa, «nos
sumerge en los problemas culturales y sociales del ser huma-
no hoy», nos coloca ante «cómo nosotros, los contem oráneos
de nuestro mundo, e· ercitamos a razón y la vida, nos entende-
mos y nos dudamos a nosotros mismos>~Más qu~ un tiempo,
la posmodernldad es un talante~ una-revolución epocal que
sacude también la religión. De ahí que a la pregunta sobre la

9
teología se añada otra sobre el cristianismo en general: «"¿Olié religiones y de la teología de la liberación latinoamericana, en
sugerencia~ y_desafíos lanza la posmodernidad al pensamlcrrtü l~io~e~ en las que ella se despliega: ecologista, f~mi­
y a as prácticas cristianas?;; 1 • . . nista, campesina, indígena, af.roamericana y económica.
El diálogo interreligioso es un diálogo que no ha de pre-
tender uniformar el mundo de las cosmovisiones religiosas
ni tampoco diluir la identidad de cada una en un único mo-
Enfoques principales de los nuevos paradigmas
delo religioso. ~s un diálogo verdaderamente tolerante y
Para Mardones, los nuevos paradigmas de la teología y de respetuoso. Es un diálogo que tiende a la transformación de
a
la pastoral han de responder los valores de la osmodernidad, la realidad desde la opción por los pobres, por las víctimas
de la globalización. Es un diálogo globalmente responsable
t~ale_s como el plur~ismo, la ~iversidad, la fragmentación o la
pluralidad de la racionalidad, asÍ como dar respuesta---;.1 vas- en la respuesta a los grandes problemas de la humanidad y
to -mundo de la exclusión y m'3.rginación. pe
ahí que.la teo- del planeta. Es un diálogo orientado a la humanización de
logía ha de ser ahora ecuménica, de los pobres, de la diferen- la globalización o a-la globalización de la solidaridad.
La apertura a los demás y a su ser diferente ha de concre-
cia y mística.
Dicha teología, por otra parte, debe llevar a los cristianos tarse en la opción por los pobres. En el nuevo paradigma, la
a superar la mentalidad de gueto y de «guerra» frente a los teología de la diferencia y la teología de los pobres se impli-
que son diferentes. Ha de ser, por lo mismo, una teología de can mutuamente. Lo que conduce al mismo tiempo a una
apertura a las diferencias y de diálogo con ellas. Todo -elfO teología de la liberación y a una liberación de la teología. Pues
suponeaespojarse de la prepotencia y la domina~Íón cultural se trata de una teología que tiene en cuenta a las minorías
occidentales para que se dé un auténtico diálogo con las marginadas económica, cultural y sexualmente. En donde la
demás culturas y religiones. Y entrar, por tanto, en una cul- opción por el diferente se acentúa al lado del marginado y
tura del reconocimiento y del diálogo mutuamente transfor- . oprimido en el curso de la historia: el no occidental, el no
mador. blanco, el no europeo, el no varón, el no incluido.
~a teología hoy debe ser intercultural y abierta aldiálogo
Hay otros paradigmas que tienen que ser subrayados. El
interreligioso. Pues la teología no puede ser ajena al actual primero de ellos es el que tiene que ver con la cuestión del
~énero y la inclusión de la mujer, marginada en la Iglesia,
reconocimiento como valor de la diversidad cultural y de la
interdependencia del mundo. La teología actual recibe en :narginada en teología. Lo que pide a la teología un horizon-
este sentido varios aportes de la teología liberadora de las te feminista de la misma, más allá del patriarcado, así como
la superación de algunos equívocos en torno a la teología
feminista. La teología ecofeminista cuestiona las estructu-
1
J. M. MARDONES, Postmodernidad y cristianismo. El desafío del fragmento. ras mentales, sociales, culturales y religiosas androcéntricas
Santander, Sal Terrae, 1988.

10 11
y antropocéntricas q~e discriminan por igual a la mujer ~ la religión, fenomenología de la religión, historia de las reli-
nªturaleza, y que convierten a ambas en objet_.9 de uso y giones, sociología de la religión, psicología de la religión,
anuso. Proporcion; categorías antropológicas, éticas y polí- antropología religiosa). Y ello porque ella no abarca todos los
ticaS"para elaborar un paradigma de convivencia integrador campos de análisis de la realidad religiosa, que es inabarcable.
y no excluyente, fundado en una antropología unitaria, al Ha de entablar también un diálogo intra e interdisciplinar
tiempo que multipolar, igualitaria al tiempo que respetuosa con las ciencias de la naturaleza y de la vida (biología, bio-
de la diferencia. genética, bioética), que ayudan a descubrir la comunión del
Otros paradigmas son: teología y economía en tiempos ser humano con el cosmos, con todos los seres vivos, de ellos
de globalización, el horizonte ético y el ecológico. El prime- entre sí. Ello obedece, además, a la visión parcelada de la
ro guarda relación con la fue_rza que posee el cristianismo en realidad y a la necesidad de tener una visión lo más holística
la construcción y generación de una globalización alternati- posible de la misma. Hecho que también exige el diálogo
va, humana y solidaria, a partir de la opción por los excluidos continuo y enriquecedor entre las distintas teologías: de la
y marginados. Hasta el unto de gue se puede hablar d~'!!!!_a liberación, feministas, políticas, negra, amerindia, campesi-
teología que se elabora desde la exclusión. El segundo tiene na, afroamericana, económica.
que ver con ~a ét_!~ de la al~ridac!_y de la responsabilidad.
Entendida la primera como encuentro con el otro, acogida
del otro, especialmente del «otro» más pobre y necesitado. Teología de la liberación y nuevos paradigmas
Y, por último, por la ecología, que no debe entenderse como
un movimiento verde ni como un movimiento que busca solo Años antes de concluir el segundo milenio y dar el paso al
preservar las especies en vías de extinción. Se trata de una tercero escribía Gustavo Gutiérrez: «En los últimos años
nueva cosmovisión con una profunda inspiración ética y re- hemos sido testigos de una serie de acontecimientos econó-
ligiosa que cuestiona de manera radical el modelo de civili- micos, políticos, culturales y eclesiales, tanto en el plano
zación técnico-científica imperante y propo~{;"n paradig~a internacional como en el latinoamericano, que hacen pensar
alternativo capaz de salvaguardar los derechos de la natura- que han llegado a su fin aspectos importantes del momento
leza y los de la humanidad. Muy parecido al paradigma en que nació y se desarrolló la reflexión que llamamos teo-
educativo de la ecopedagogía,' que se presenta como modelo logía de la liberación» 2 • Frase con la cual sugería no una
alternativo al actual modelo de desarrollo neoliberal exclu- desaparición de esa forma particular de hacer teología
yente.
La teología tiene que hablar, incluso confrontarse, con las
2
otras ciencias o disciplinas que también se ocupan de Dios, G . GunÉRREZ, «Una teología de la liberación en el contexto del tercer
milenio, en CELAM, Elfoturo de la riflexión teológica en América Latina. Bogo-
del absoluto, de lo sagrado, desde otros métodos (filosofía de tá, CELAM, 1996, p. 102.

12 13
llamada teología de la liberación, sino la necesidad de una se cierra a muchos otros, a la gran mayoría de excluidos, a
a<;iaptación de la misma a las nuevas situaciones, afirmaciones los que ella misma tilda de insignificantes, pues son irrele-
y discusiones para estar en capacidad de responder al mo- vantes para el sistema económico dominante .
. mento de hoy. Pues, como toda otra teología en la Iglesia, la En medio de muchos otros desafíos que ha de asumir hoy
teología de la liberación es también dinámica, histórica y la teología de la liberación no debe olvidar ni hacer olvidar
contextualizada. su opción preferencial por los pobres. Dicha opción ha de
¿Cuáles son esas situaciones nuevas que piden a la teolo- continuar siendo la perspectiva central de este modo de hacer
gía de la liberación también repensarse, dar inicio a una teología. En donde por pobres se hace referencia a todos los
nueva época? Entre inuchos, Gustavo Gutiérrez señala: la excluidos, incluyendo tanto a los que lo son por motivos eco-
economía planetaria, caracterizada por la lógica del mercado nómicos como los que lo son por motivos de raza, sexo, etnia
y el pensamiento único, el crecimiento de la exclusión y la 0 cultura. La opción por los pobres y excluidos es un elemento

marginación, el debilitamiento del pensamiento, la crisis de medular de la identidad cristiana y eclesial.


la modernidad, el pluralismo, la fragmentación del saber Pero hay otros tópicos que deben ser profundizados por
humano, la gravedad de la cuestión ecológica y el reconoci- la teología de la liberación. El primero tiene que ver con las
miento y defensa de los derechos de la mujer y de las minorías relaciones que existen entre liberación y libertad, libertad y
étnicas y religiosas. verdad. El segundo tiene que ver con una línea espiritual: el
La teología de la liberación debe reconocer no solo los Reino de Dios y su justicia. Este permitirá, a su vez, desen-
valores de esta nueva época, sino que también ha de denun- mascarar los falsos ídolos de la actual sociedad. El tercero
ciar sus contravalores. Entre los primeros hay que destacar hace referencia a la identidad y al diálogo como consecuencia
la valoración del pluralismo y la diversidad, y el reconoci- del valor que se le da hoy día al otro, al diverso, al diferente.
miento del otro. Pero sin desconocer, y he aquí los segundos, Aquí cabe también lo relacionado con el diálogo intercultu-
que toda esa sensibilidad está unida a una exacerbación del ral y religioso.
individualismo, del egoísmo, del narcisismo y del consumis- El olvido del pobre y el crecimiento de su exclusión hace
mo. También, como negativo, la aparición de una religiosidad necesario también poner énfasis en la ética de la solidaridad.
difusa y confusa, portadora de una creencia genérica de Dios, La práctica eficaz y transformadora de la solidaridad es ras-
desconfiada de convicciones firmes y resistentes a las exigen- go de la identidad eclesial y personal del creyente en Cristo.
cias de comportamiento que ellas acarrean. Pero, sobre todo, Ella, por su parte, abarca no solo el ámbito de lo económico
lo más grave, la indiferencia y la falta de solidaridad frente a a nivel local e internacional, sino que se abre y abraza también
la pobreza, la marginación y la exclusión de millones de seres la cuestión ecológica. Para el primer caso es necesario recor-
humanos. En otras palabras, es una sociedad que valora la dar «el destino universal de los bienes de la tierra». Hoy más
necesidad de abrirse al otro, al diferente, al diverso, pero que que nunca hay que recordar que los bienes de la tierra no

14 15
pertenecen en exclusividad a determinadas personas o grupos Nuevos paradigmas de la evangelización
s<;>ciales; cualesquiera que sean su ubicación en la sociedad o
sus conocimientos, ellos pertenecen a todos. En el segundo Muchos estudios coinciden en que el contexto actual de
caso, desde una adecuada teología de la creación y de la vida evangelización en todo el mundo es misionero. Detrás de los
hay que corregir los abusos que introduce una mala interpre- términos de renovación aparece un llamado a asumir, por
tación de la Biblia acerca del mandato de Dios de dominar parte de la Iglesia, su momento, el de hoy, y no otro. Co~­
la tierra. Como manifestaciones concretas del compromiso texto que pide ya no solo un esfuerzo por la nueva evangeh-
por la vida encontramos la tutela y protección de los dere- zación, sino una pastoral nueva en misión que se construye
chos humanos y la postulación de una auténtica convivencia y se piensa desde el paradigma de la misión ad gentes.
democrática. Hablar de contexto misionero implica hablar de muchas
Leonardo Boff, por su parte, no concibe la ecología como novedades en todos los planos. Desde el plano religioso al
un aspecto más de la teología de la liberación. Para él se trata plano cultural, social, político y cristiano. Lo que todo su-
de dar el paso «de la liberación a la ecología». Pero entiende mado produce un contexto totalmente nuevo para la evan-
esto como «el desdoblamiento de un mismo paradigma». gelización. Novedades nunca antes presentadas en el curso
Como él mismo afirma: «Los dos apuntan a la liberación, de la historia, lo que lleva a decir que es un contexto misio-
una, de los pobres, a partir de ellos mismos, como sujetos nero parecido en mucho al contexto misionero de la Iglesia
históricos organizados, concienciados y articulados con otros en los orígenes, pero también profundamente diferente y
aliados que asumen su causa y su lucha; y otra, la de la tierra, novedoso. Novedad que se traduce en un nuevo preguntarse
mediante una nueva alianza del ser humano con ella, en una sobre Dios, sobre la Iglesia y sobre el cristianismo. Novedad
relación hermano/hermana y con un tipo de desarrollo soste- que solicita y urge un nuevo tipo de presencia en la sociedad y
nible que respete los diferentes ecosistemas y garantice una en la ciudad secular, global, democrática, laica y plural.
buena calidad de vida a las generaciones presentes y futuras» 3• El contexto de hoy ha hecho que surjan de modo inusita-
Pues así como existe una opresión social y colectiva, también do una serie de nuevas preguntas antes no formuladas y
existe una opresión planetaria que afecta a la propia tierra. dadas por supuestas y superadas. Preguntas como: ¿cómo
Luego urge, como respuesta, una liberación social y planeta- hablar de Dios hoy?, ¿cómo ser Iglesia hoy?, ¿cómo hacer
ria. Y un mismo paradigma de base articula las dos preocu- cristianos hoy? Preguntas todas que tienen que ver con el
paciones: el paradigma opresión/liberación. modo de proponer la fe hoy. Preguntas todas que tienen que
ver con el cómo ser Iglesia hoy y cómo vivir la fe hoy, en las
3
actuales sociedades globalizadas, plurales, democráticas,
L. BoFF, <<De la liberación y la ecología: desdoblamiento de un mismo
paradigma», en M. FABRI nos ANJOS (ed.), Teología y nuevos paradigmas. Bilbao,
laicas, ya no confesionales. Preguntas que invitan a dar por
Mensajero, 1999, p. 83. superada de una vez por todas, también entre nosotros, los
16 17
latinoamericanos, la situación de cristiandad, término apli- se necesita hoy. Se necesitan potenciar los modelos liberado-
cado a otros contextos y a otras formas de ser Iglesia, de res, evangelizadores y comunitarios que formen un cristiano
h~blar de Dios, de vivir la fe y de formar cristianos. que descubre la necesidad de estar presente en donde se
Situación que plantea a su vez una serie de novedosos e conforma la sociedad del presente y del futuro. Un creyente
impredecibles desafíos. Fundamental y de base, el desafío de para quien la fe no es una realidad marginal o una zona
la credibilidad, plausibilidad y racionalidad del cristianismo. peculiar de la vida. Un creyente y una Iglesia que abandonan
Es el mismo hecho cristiano, la posibilidad de un Dios per- la actitud ·de cristiandad asentada y adoptan la actitud del
sonal y de una revelación histórica, que es puesta en duda en testimonio y del compromiso transformador, desde la cual se
el contexto religioso y cultural de hoy. En donde surge igual- comprenden y se realizan las funciones cultuales y sacramen-
mente la validez y la identidad de la misión cristiana. Dado tales. Superada la coyuntura histórica de un cristianismo
el contexto de pluralismo religioso aparece también el desa- sociológico y de mayorías, se requiere un proceso de discer-
fío de formar identidades cristianas abiertas y flexibles. Sur- nimiento sobre la peculiaridad y la novedad cristiana. Es un
ge también la pregunta por la nueva forma de presencia social nuevo contexto que pide a la Iglesia redefinir sus funciones
del cristianismo, debido a una nueva forma de ser Iglesia sin en la sociedad secular y laica.
medio confesional. Este estudio considera que la teología de la paz aporta una
Como señalan algunos estudios, el cristianismo necesita hermenéutica de renovación de la Iglesia y de lo que se en-
«retraducirse>> frente a las novedades del momento actual. En tiende hoy día por renovación misionera o conversión misio-
donde «retraducirse» no significa venderse a la moda ni ab- nera de la pastoral. Por eso, en los apartados que siguen se
dicar del propio ser. Todo lo contrario: significa ejercer el dere- profundiza en el sentido de la teología de la paz, de por qué la
cho a la fidelidad a su vocación mediante la transformación Iglesia debe convertirse a la paz y a la no violencia, y sobre
en el tiempo, mediante la creación de una nueva historia. Lo cómo dicha conversión es clave para la conversión misionera
otro, agarrarse a las formas del pasado, parece continuidad, de la Iglesia hoy.
pero significa momificación. Retraducirse significa más bien La paz no es solamente un compromiso más de la Iglesia
«tener coraje para el cambio». Cambio que es mucho más que entre muchos otros. Construir la paz no le surge a ella por
arreglos de fachada o retoques superficiales. Pues se debe pen- motivos solamente pragmáticos. Invita, a modo de herme-
sar más en el futuro que en la conservación nostálgica del néutica, a una revisión global de la misión de la Iglesia en el
pasado. En donde la exigencia consiste en «reformular» la mundo contemporáneo. A una revisión del modo como
propia identidad, como Iglesia y como discípulos, en una comprende el Reino de Dios, la salvación, el modo de hablar
sociedad en transformación. de Dios, de hacer teología, de realizar la misión. Se puede decir:
También es claro que el modelo tradicional de pastoral no a un replanteamiento de su ser y su hacer en la sociedad de
. es ni acorde con el momento ni con el tipo de cristiano que hoy.

18 19
CAPÍTULO 2

La paz como paradigma de la teología:


teología de la paz

La paz, sobre todo a partir de la Pacem in terris, del papa


Juan XXIII, ha ido ocupando un puesto central en la vida
de la Iglesia, en su magisterio y en la teología. Se ha ido
produciendo un nuevo modo de pensar que va de la «guerra
justa» a la necesidad de educar para la paz, con el propósito
de lograr un profundo cambio en el corazón de los seres
humanos y en la vida de los creyentes. Muchos consideran
que con esta toma de posición se trata de llegar a un rechazo
total de la guerra por parte de la Iglesia, con la necesidad de
asumir la no violencia como la enseñanza y la práctica más
originaria de Jesús.
Hay que asumir, con varios estudios, que hoy ya no se
puede seguir diciendo simplemente que la doctrina de la
Iglesia sobre la moralidad de la guerra es la legítima defensa
armada. Es una realidad que no corresponde a la cantidad y
variedad internacional de los documentos. Hay que decir
también que el Magisterio promueve la alternativa de la no
violencia. Hecho que lleva a algunos a afirmar que se está

21
produciendo en la Iglesia, así sea lentamente, un profundo de paz; en este caso, particularmente al modo de concebir la
cambio de mentalidad o de paradigma: del de la guerra jus- paz por parte de Jesús.
ta al de la no violencia.
En esta línea se encuentra lo que se conoce hoy como
teología de la paz. Esfuerzo que se orienta a hacer de la paz QJ!é se entiende por teología de la paz
categoría central, horizonte, principio, hermenéutica, de toda
la teología y de la vida de la Iglesia. Se asume a sí misma no En teología se habla de alianza dialogal y salvífica y de soli-
como una teología del genitivo o como una teología que hace daridad de Dios para con la persona, y de ella con otros seres
de la paz un tema entre otros temas. Busca hacer de la paz el humanos y con el cosmos. Lo que va a configurar todo este
capítulo estructurador y fundante de toda la teología. Y, si actuar, tanto de Dios como del ser humano, como actuar de
cabe la expresión, también refundante. Se convierte así en paz. Porque el dialogo es solidaridad y la historia es compro-
un modo de repensar toda la teología como orientadora de miso de liberación y de transformación. Es un actuar que
la praxis. Se presenta como un esfuerzo por restituir la paz exige solidaridad, entendida como cooperación histórica y
a la teología y la teología a la paz. Si la teología se convierte a dinámica.
la paz, esta a su vez convierte a la teología. Desde la teología de la paz, la solidaridad de Dios funda
La pretensión de quienes elaboran teología de la paz es cualquier otra forma de solidaridad. Hecho que se muestra
hacer de ella origen, forma y meta de la reflexión crítica de modo más significativo en la persona de Cristo, en cuya
sobre la fe. No entienden la paz como un capítulo más entre vida y pascua se encuentra la dimensión oblativa y orientati-
otros o como un tema del cual se ocupa solamente la moral. va de la solidaridad. Porque es en Cristo donde Dios Padre
Más bien es el fundamento, la norma hermenéutica y el se hace solidario de modo pleno y definitivo con todo y con
horizonte de toda la teología. Hasta el punto de afirmar que todos, de modo particular con los pobres y excluidos, con las
la teología tiene en sí misma un carácter irenopoiético, en el víctimas de la falta de solidaridad. Solidaridad que funda la
sentido de que la teología no solo ha de ocuparse de la paz, práctica teologal de la liberación. Pues, en el modo de actuar
sino que debe hacerla, construirla 4 • solidario de Dios, el ser humano funda su actuar solidario
Los estudiosos de la teología de la paz señalan que la con los pobres, con las víctimas de la globalización. Razón
primera pregunta a la que hay que responder consiste en por la cual tanto el actuar de Dios como el de la persona han
saber de qué teología se habla y de qué paz se habla. Se re- de verse y entenderse como praxis de paz.
quiere una aproximación al concepto de teología y al concepto Una mirada bíblica a la idea de paz permite comprender
mejor lo dicho. La paz, en la Biblia, es mucho más que
4
Cf G. MAZZILLO, La teologia come prassi di pace. Roma, La Meridiana ausencia de guerra, no es simplemente la pax romana o es
Percorsi, 1997. mucho más que armonía. Es fruto de la justicia. La Biblia
22 23
desenmasc ara esas falsas paces basadas en la guerra y que vistas desde una perspectiva meramente moralística o mora-
. sostienen y alimentan las situaciones injustas. La paz de Dios lizante. Por eso la paz se convierte en horizonte, en herme-
y la de Cristo no es una paz desencarna da del compromis o néutica y en meta de la teología.
histórico por la liberación y la justicia. Jesús es además el La paz es comprendi da como un atributo del ser de Dios,
Mesías no violento. Pero una no violencia que tiene que ver de Cristo. El Dios de la alianza es al mismo tiempo el Dios del
mucho más que con las relaciones interperson ales. Es una amor y de la paz. Cuando dice que Dios es paz y que Cristo
no violencia acti:va, con uri fuerte énfasis social, político y es la paz, la palabra llega a lo profundo de su ser, a la pro-
estructural. fundidad de ellos como sujetos. Por lo que dice que, en lo
Así como el camino de) esus es la praxis de paz, lo es más íntimo de su vida, son paz. La paz es el ser y la realidad
también para su discípulo. Paz que conduce a la reconcilia- misma de Dios, quien la otorga en Cristo, mensajero de la
ción entre Dios y los seres humanos, y de estos entre sí. Jesús paz. El Dios de la paz es el Dios que es y que da la paz. Dios
reconcilia porque denuncia el abuso del poder, sea este civil no es solo el creador y realizador de la paz (Mt 5,9), sino la
o religioso, porque desenmasc ara las diversas formas de am- paz misma Que 6,24; Is 9,6).
bición existentes. Jesús reconcilia así a la humanidad dividi- Desde la perspectiva bíblica, la paz es realidad de Dios y
da entre opresores y oprimidos al ponerse del lado de los dinamismo humano. Son dos perspectivas inseparables para
segundos. Reconcilia, dicho en términos de la no violencia la comprensión de la paz. La paz es un deseo, un anhelo, un
de hoy, porque se pone de lado del oprimido para convertir propósito humano, y una realidad de Dios. En el ser huma-
al opresor. Por eso la paz, para él, es al mismo tiempo pro- no es un dinamismo que le abre a su búsqueda y construcción;
fecía y liberación. La paz de Jesús toca así todas las dimen- en Dios es una realidad que, siendo constitutiva de su ser, él
siones del ser humano, desde lo más íntimo y personal hasta mismo la comunica y la otorga. Es una paz deseada y busca-
lo más social y estructural . Tiene que ver también con el da, pero nunca plenamente encontrada y realizada.
modo de relacionarse con Dios, de vivir la religión. Desde esta perspectiva es desde la que se habla de la paz
La paz y la solidaridad se convierten así en categorías como don de Dios y tarea humana. Al mismo tiempo que es
epistemológicas y hermenéuti cas centrales para comprende r un don escatológico y que participa del «ya, pero todavía no»
a Dios, para comprende r al ser humano. Son mucho más que de las realidades del Reino. La paz es, así, desde la perspec-
acciones que realizar, como algo que hacer frente a los que su- tiva cristiana, un ideal antropológico y social. Pues es un don
fren. Paz y solidaridad son más bien un modo de mirar, de de Dios que supera las posibilidades humanas. Pero es un
comprende r, que se traducen en un hacer. Son un modo ideal de plenitud con repercusiones sociales, ecológicas, que
nuevo de conocer a Dios, de hablar de Dios. Glte toca además hace descubrir las limitaciones de toda la situación histórica
en profundida d nuestro modo de entender al ser humano y y urge a cambiarla, pero que tampoco permite deslegitima r
de entender la Iglesia. La paz y la solidaridad dejan de ser así por principio las realizaciones de la paz cívica (en sus distintas

25
24
acepciones y configuraciones) que la humanidad vaya consi- crítica, que tiene como referente histórico-salvífica la praxis
guiendG. de Dios en Cristo y tiende a orientar dicha praxis. Transfor-
La paz no es un tema más entre otros. La teología de la ma así la praxis de la Iglesia también en praxis de paz, lejos
paz es mucho más que una teología del genitivo. La paz es de cualquier fundamentalismo y eclesiocentrismo.
hermenéutica que, además de llevar a ver y hablar de Dios, La paz le ofrece a la teología y a la experiencia de fe un
de Cristo, del ser humano y de la Iglesia de modo diverso, horizonte de sentido amplio, global y holístico. Expresa de
seguramente más acordes aellos mismos, transforma tam- modo global e integral la dimensión histórica de la salvación.
bién el modo de hacer teología. Clama por la superación en Ofrece a la Iglesia una perspectiva concreta y no reducida de
teología del etnocentrismo cultural europeo, del eclesiocen- su práctica evangelizadora y liberadora. Pues la praxis de paz
trismo y del machismo. Qyizá un cristianismo,una Iglesia es el modo de actuar de Dios y de Cristo. Al no ser la paz mo-
y una teología que se desarraigan de la mentalidad milita- nopolio de la experiencia de los creyentes en Cristo, sino un
rista que carga y que genera y sostiene cantidad de violencias valor humano generalizado, es también punto de apoyo para
directas e indirectas. Razón por la cual no faltan ocasiones el diálogo ecuménico, interreligioso, con la cultura, con la
en que la relación violencia-religión sea vista por muchos de ciencia, con todos y con todo. Es un punto de apoyo para el
modo directo y necesario. Cuando la realidad es que la anuncio misionero.
violencia en la religión es más bien una deformación de lo La paz, comprendida como solidaridad con los otros y
religioso. para los otros, es un principio inherente a la fe. Particular-
mente en lo que tiene que ver con la mirada hacia el otro, al
diverso, al diferente, y en la asunción de la propia identidad.
Destaca la necesidad de valorar y de reconocer al otro, de
La paz como categoría teológica fundamental
dejar de verlo como una amenaza. Más bien de asumirlo
como una riqueza. Permite al cristiano vivir su vocación en
La paz como categoría teológica fundamental permite una
la sociedad de hoy, plural, laica y democrática, por encima
relectura, un repensamiento de toda la teología. Y lo es por-
de cualquier etnocentrismo, fanatismo y fundamentalismo.
que permite una comprensión de la historia de la salvación,
Por parte de la Iglesia y de los creyentes exige tomar con-
de la salvación misma, del actuar de Dios como praxis de
ciencia acerca de la mentalidad militarista que puede existir
paz.
en el modo de ser, de hacer y de pensar. Pues no se puede
La paz permite comprender la revelación de Dios como
compaginar el Evangelio con la cultura militarista imperan-
la manifestación de sí mismo, como la manifestación del
te. Pide la conversión de la Iglesia a la cultura de paz. Favo-
amor de Dios para con todos, de modo particular con las
rece la aparición de un creyente y de una Iglesia con una
víctimas de la violencia. Le permite a la teología pasar de una
nueva mentalidad. Qye ve la vida no como un esta.r contra
teología meramente discursiva a otra reflexiva, crítica y auto-
27
26
alguien, sino con todos y a favor de todos, al servicio de los humano. Pertenece al orden ético, al orden social y al orden
otros, particularmente de los pobres y excluidos. político Es una acción racional y razonable. Es una realidad
antropológica. Filosóficamente se viene haciendo el esfuerzo
por hacer de la no violencia el centro de la filosofía. Más aún,
La paz y la no violencia en Jesús se afirma que la verdadera filosofía se identifica con la filo-
sofía de la no violencia. Convirtiendo la no violencia en el
En los evangelios no aparece el término «no violencia». En principio de la filosofía, en su proposición primera y directriz,
el Nuevo Testamento, el término que se utiliza es eirene, que su comienzo y fundamento. De modo tal que la no violencia
significa algo más que lo opuesto a la guerra. Alude más bien no es filosofía posible, no es una posibilidad de la filosofía,
a la salvación definitiva que Dios ha donado en la persona de sino la estructura de la filosofía. Lo que no significa negar
su Hijo Jesús. En el Nuevo Testamento, paz es un concepto la diversidad de filosofías de la no violencia, entre las que
cristocéntrico e indica la victoria de Cristo sobre el pecado y destacan la oriental y la occidental. Diversidad que muestra
el restablecimiento de las justas relaciones con Dios y de la que la no violencia es estructural en la filosofía, y lo que hace
humanidad entera. Eirene, en el Nuevo Testamento, expresa necesario el diálogo entre ellas.
el don dado por Dios a la humanidad en la persona de Jesús: La no violencia es a la vez un pensamiento, una sabiduría,
es el Dios de la paz (Rom 15,33), Señor de la paz (2 Tes 3,14), una actitud, un comportamiento, que orienta al ser humano
que realiza la obra de Dios evangelizando la paz (Ef2,15.17). en su existencia y en su historia, que lo lleva a rechazar la
Por lo que la paz constituye lo esencial del mensaje de salva- violencia en todas sus formas y a construir su vida y la socie-
ción, recoge todas sus dimensiones: la paz entendida como dad desde la no violencia. Es ley universal, principio objeti-
totalidad integral del bienestar personal, comunitario y cós- vo de acuerdo con el cual todo ser racional debe actuar. Se
mico (shalom), ausencia de guerra (eirene), garantía del cum- orienta al respeto de la dignidad de todos los seres humanos
plimiento de los acuerdos (pax). y de todos los seres. Parte de la negación de la ideología de
N o violencia es una expresión que proviene del sánscrito la violencia, que llega a decir que el ser humano es violento por
ahimsa. Es lo que se opone a todo mal pensamiento, a la naturaleza. Cuando, según esta filosofía, es lo contrario. Pues
impaciencia, a la mentira, al odio, al deseo de hacer daño. reconocer la violencia en el ser humano exige un paso atrás.
También es considerada como la norma moral fundamental Porque el hecho de que la persona reconozca que es violenta
que prescribe como deber último del ser humano la búsque- significa que hay en él un ámbito originario, una fuente
da y la realización de la verdad en todas sus formas. primera conformada por la exigencia de la no violencia. «El
La no violencia ni siquiera es una realidad específicamen- ser humano solo puede tener conciencia de ser violento por-
te cristiana. Es un asunto de la razón práctica. Tiene que ver que tiene en sí la presencia de la no violencia [... ]. Qye el
mucho con las virtudes orientadas a la realización del ser hombre se juzgue violento presupone que la no violencia es

28 29
un criterio inmanente a su conciencia», afirma un estudioso vital, porque afecta a la imagen y la comprensión de Dios. Has-
de la no violencia, el francés Jean-Marie Müller 5 . ta el punto de que, para el discípulo, la imitación de Dios
La no violencia es propi~ de la ética secular, de esa ética in- misericordioso es la máxima razón para el pacifismo. De ahí
dependiente en su fundamento de la religión. Tiene la facul- que se pueda llegar a decir que la razón última del pacifismo
tad de discernir racionalmente cuándo y de qué manera la y de la no violencia evangélica no es propiamente cristológi-
religión está más al lado de la violencia y de la guerra, cuán- ca, sino teológica, trinitaria. Como subrayan los estudiosos,
do legítima y sostiene la ideología militarista. Lo cual pide «el tema de la paz es ubicuo en el Nuevo Testamento, porque
a las religiones tomar en serio las exigencias de la no violen- deriva inmediatamente de la esencia de Dios conocida como
cia y motivarla espiritualm-ente, que es precisamente lo que amor, porque es constitutivo de la misión de Jesús y porque
hace Gandhi, quien incluso llega a recriminar a los cristianos es ministerio de reconciliación encargado a la Iglesia» 7•
el hecho de no tomar en serio la no violencia de los evange- Desde la teología de la paz, la paz es un atributo de Dios,
lios, particularmente los principios contenidos en el Sermón es el ser mismo de Dios. Paz que Dios otorga en Cristo:
de la montaña. mensajero y mediador de la paz. Por medio de su Espíritu
Si bien no aparece el término «no violencia», si bien no es (Espíritu creador de la paz). A la vez que es dinamismo
una virtud específicamente cristiana, es posible reconocer en querido y buscado por el ser humano (la paz como don y
Jesús su práctica, y no solo por algunas de sus enseñanzas, tarea). «La paz, así, no es, por un lado, ni una realidad aña-
que se han vuelto referente común al respecto (piénsese, por dida a Dios, que él, como algo extraño a sí mismo, nos re-
ejemplo, en sus enseñanzas acerca del amor a los enemigos y gala; ni, por otro, una realidad ajena al ser humano que
de poner la otra mejilla), sino por toda su vida. Es más, se desde fuera de su naturaleza Dios le infunde y le regala,
dice que la no violencia en Jesús es algo nuclear de su exis- permaneciendo como objeto del cual la persona humana
tencia, hasta el punto de llamarlo «paradigma educativo no puede disponer a su antojo. La paz es el don del ser mismo
violento» 6 • Con lo que no se quiere negar su realidad de Hijo de Dios que al comunicarse y darse crea al ser humano y, en
de Dios o reducir su acción a la no violencia, limitando a ello el mundo, la realidad de la salvación>) 8 •
su misión salvadora. Se quiere más bien subrayar el hecho de La paz está en el corazón de los evangelios. Es un tema
que la no violencia o la paz se encuentran en el corazón de su esencial. Tiene concepciones tan variadas que van desde la
mensaje y de su anuncio del Reino de Dios. Es un asunto

7 J. L. EsPINEL MARCOS, El pacifismo del Nuevo Testamento. Salamanca, San

5
J.-M. MüLLER, El coraje de la noviolencia. Nuevo itinerario jilosijico. San- Esteban, 1992, p. 207.
8 A. CoRDOVILLA PÉREZ, <<El Dios de la paz», en F. SEBASTIÁN 1 O. GoN-
tander, Sal Terrae, Santander, 2001, p. 211.
6
Cf L. VmAL, Fundamentación de una pedagogía de la no-violencia y la paz. ZÁLEZ DE CARDEDAL, La fe en Dios, factor de paz o de violencia. Madrid, San
Valencia, Marfil, 1971. Pablo,2003,pp. 105-122.

30 31
ausencia de guerra a la paz matrimonial; de los derechos como ideología. En estos textos encontramos el anuncio,
humanos al tipo de comprensión sacrificial de la muerte de por parte de los profetas, de una alternativa a la cultura
Cristo; de la no violencia a la amistad, la fraternidad y la bélica dominante en su tiempo con la cultura de la paz,
reconciliación, de la justicia a la transformación social. Tie- anuncio que es válido tanto para el tiempo de Jesús como
ne connotaciones personales, familiares, sociales, religiosas, para el de hoy, por lo que hemos de asumir la postura de
culturales y políticas. Todos estos aspectos y muchos otros estos dos profetas como algo que ha de realizar también
están unificados y relacionados entre sí. una Iglesia que se comprometa con la cultura de la paz y
La paz es ceritral en los evangelios no por la cantidad de la no violencia, y que abandone el paradigma imperial en
veces que aparece el término. Es todo el Evangelio el que está su comprensión. Por lo mismo, una Iglesia igualmente
atravesado por el talante pacifista, aunque no se utilice la profética.
palabra «paz». Dato importante este para no reducir la no Isaías se opone radicalmente al militarismo por dos razo-
violencia evangélica a algunas frases, máximas o sentencias nes. La primera y la más evidente, porque buscar apoyo en
de Jesús. La paz, como realidad ubicua en los evangelios, por las armas es desconfiar de Dios, el que salva. Pues con ello
no hablar de todo el Nuevo Testamento, se puede encontrar se diviniza y se rinde culto a la racionalidad política, al po-
en el anuncio del Reino de Dios por parte de Cristo, en la derío militar y a las grandes potencias. Y la segunda, porque
desmilitarización que él mismo hace de su mesianismo, en entrar en la lógica y en la práctica de la guerra divinizada
sus milagros, en sus acciones proféticas, en su muerte y re- significa reproducir la conciencia y el modelo social de los
surrección, en su opción por los pobres, en el modo de vivir paganos: una política opresora, una economía de abundancia
el conflicto. basada en el despojo de los más débiles y una religión está-
La exégesis bíblica ha centrado su mirada en varios tex- tica y triunfalista que se crea un dios a la medida de sus in-
tos de la Escritura para mostrar la centralidad de la paz en tereses mezquinos. Como señalan algunos estudios de textos
la persona, vida y misión de Jesús. Entre los del Antiguo de estos profetas, «desde Moisés, figura paradigmática del
Testamento destacan los textos de Isaías sobre el Siervo profetismo, la misión profética consistió en suscitar una
doliente y los del anuncio del «Príncipe de la paz». Entre conciencia alternativa a la conciencia dominante. A la reli-
los del Nuevo Testamento, aquellos relacionados con el gión dominante del orden y del triunfo asegurado de ante-
inicio de su misión evangelli.~adora, las bienaventuranzas mano, los profetas propondrán la religión alternativa de la
del Reino, las antítesis («habéis oído que se os dijo, pero yo libertad de Dios; a la economía dominante de la abundancia
os digo») y su muerte en la cruz, asumida desde la no vio- para unos pocos, la economía de la distribución justa y soli-
lencia. daria de la riqueza; y a la política dominante de opresión y
En los profetas, especialmente en Isaías y Miqueas, hay explotación, la política alternativa de justicia y compasión.
un explícito rechazo al militarismo, tanto como práctica En definitiva, a la cultura dominante de la esclavitud y de la

32 33
muerte, la alternativa de un contracultura de la libertad y de con la pax romana, que sostiene tantas injusticias. «La paz de
la vida» 9 • · Jesús, por supuesto, no es la tranquilidad cómoda para los
poderosos. Al contrario: el reinado de Dios, es decir, el erigir
a Dios y a su proyecto histórico de fraternidad en el valor
La no violencia de Jesús y su rechazo supremo, supone la relativización y la crítica radical de los
a la cultura militarista valores hegemónicos socialmente. Pero el reinado de Dios
también implica una crítica radical a la teología imperial, de
Por lo dicho en el apartado anterior, es claro que el modelo la divinización del emperador y de la legitimación teológica
de cultura dominante repercutió en las mismas áreas de los de la paz romana. Cuando Jesús contrapone su modelo de
pueblos dominados por Asiria: la política, la economía y la relaciones humanas al de los jefes que actúan como señores
religión. Vale la pena pensar un poco más en sus efectos en absolutos y a los grandes que oprimen a las naciones con su
la religión, ya que la dinámica de sus efectos es muy pareci- poder (Me 10,42) está criticando la paz romana» 10 •
da a lo que sucedió en la Iglesia al volverse el cristianismo la Desde la denuncia de la falsa paz romana, que otorgaba
religión oficial del Imperio. En tiempo de los profetas, la re- paz y seguridad a los propietarios y a los comerciantes, pero
ligión se volvió una ideología de soporte del militarismo, pues que condenaba al hambre y a la sujeción a los pobres, apoya-
se convirtió en la religión del Estado. Los guías religiosos da también desde la ideología de lo religioso, la cuestión
son fuertemente cuestionados al manipular ideológicamente militar en el Nuevo Testamento ha de ser comprendida mu-
la teología de Sión-David. Redujeron la acción salvífica de cho más que con el problema relacionado con el servicio
Dios a la de ser un mero guardián de la nación y del Estado militar en los primeros cristianos o la legitimidad o no de los
abstractamente considerados. Se olvidó que la nación no es ejércitos. El verdadero lugar de la comprensión de lo militar
un ente de razón, sino el pueblo convocado por Dios, la co- en el testimonio de los evangelios está en la tensión entre el
munidad alternativa en la que se reproducen las relaciones pueblo humilde y los gobernantes (las clases dirigentes judías
de justicia y compasión, principalmente para con el pobre, el aliadas con el poder romano) o, si prefiere, entre el proyecto
huérfano y la viuda. de liberación de Jesús y las fuerzas de la paz romana. La
Otro modo de entender la relación entre militarismo y paz de Jesús se presenta aquí como la antítesis de la paz ob-
paz, y entre paz y justicia, lo encontramos en la paz de Jesús. tenida por los soldados al precio de la opresión de los pueblos.
La paz de Jesús no es la legitimación del status quo. Jesús
desenmascara las falsas paces, especialmente la relacionada
10 R. AGUIRRE, <<Conflicto y paz en la Biblia», en E. MIRET MAGDALENA

(ed.), El cristianismo en un mundo plural y conflictivo. Diálogo sin barreras. XX


9
R. LóPEZ, «Justicia, desarme y paz internacional (Is 2,2-4; Miq 4,1-4), , en Congreso de Teología (7-10 de septiembre de 2000). Madrid, Centro Evange-
Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana 8 (2000), pp. 67-81. lización y Liberación, 2000, pp. 59-80.

34 35
La paz de Jesús, su proyecto de vida, no se obtiene creando la persona, de su dignidad, de su vida, de toda forma de vida.
conmoción y terror en el pueblo humilde, sino poniendo la El segundo es el amor a los enemigos. Y este es bien impor-
vida en amor. · . tante, porque implica un avance en el cristianismo. El amor
Sin embargo, el Reino de Dios no se identifica simple- al prójimo está en la ley antigua, y todos los contemporáneos
mente con la derrota de los poderes paganos del tiempo de de Cristo tenían el conocimiento de esta ley, aunque no la
Jesús. Es una alternativa más profunda que se orienta a una cumpliesen. Y Jesús nos la recuerda a través de la parábola
transformación radical del ser humano, a su modo de rela- del buen samaritano - se cuida muy bien de tomar como
cionarse, de ver y de concebir el mundo. Se orienta también ejemplo a un buen judío- . Elige a un enemigo, a un adver-
a la superación de toda forma de violencia, en orden a la sario, un hereje, un samaritano. Si nos limitamos a vivir el
transformación personal, social y estructural. Como ser amor al prójimo, quizá seamos un buen judío, pero aún no
verdaderamente universal, Jesús superó la lógica de la retri- hemos franqueado el umbral del Evangelio. El amor al pró-
bución, que jerarquiza y divide a los seres humanos. Rompe jimo es una primera dimensión. El amor al enemigo es una
la lógica moralística que divide el mundo entre buenos y segunda dimensión, que completa y perfecciona la primera,
malos. Supera el ver la vida en categorías de enemistad, de a modo de una civilización segunda que completa la prime-
chivo expiatorio. Jesús hace la paz no eliminando la diversi- ra. Amor el enemigo que se orienta sobre todo a la conversión
dad, sino los códigos con los cuales se interpreta lo que están del enemigo al bien, a la verdad. Y este es un modo de en-
adentro y los que están afuera, la identidad y la alteridad, la tender la frase de Jesús sobre poner la otra mejilla.
pertenencia y la exclusión. El tercer principio, consiste en acoger el amor de Dios y
La paz de Jesús es una paz global. La cubre en todas sus amar al modo suyo, al modo de Cristo, hasta dar la vida,
dimensiones: personal, familiar, social, política, religiosa, siguiendo el ejemplo de aquel que no vino a ser servido, sino
estructural, cultural, cósmica. Con su paz no solo desmili- a servir. Y el cuarto, desde las palabras y acciones de Jesús en
tariza el mesianismo y la religión, sino toda la vida. La paz el texto de la mujer adúltera: decir la verdad, denunciar la
de Jesús, al tener esta también una dimensión escatológica, injusticia, despertar las conciencias, negarse a hacernos cóm-
es conciencia crítica de las distintas estrategias para construir plices de las mentiras y de las injusticias.
la paz en el mundo y en la historia. Desenmascara las falsas
paces, aquellas que sostienen la exclusión, la injusticia y la
marginación en todas sus formas. Supera la mentalidad mi- N o violencia de Jesús y reconciliación
litarista y la ideología que la sustenta.
La no violencia evangélica implica además la asunción de La idea de la reconciliación universal es una de las convic-
algunos principios que brotan de las mismas enseñanzas ciones más profundas y radicales que identificó a la Iglesia
de Jesús. El primero de ellos consiste en el respeto absoluto de en sus orígenes. La Iglesia se reconoce como signo e instru-

36 37
mento de reconciliación. Identidad que brota del mismo la renovación de la alianza, interrumpida por el pecado,
Cristo, quien llevó a cabo la reconciliación universal y radical entre Dios y los seres humanos y de ellos entre sí. La percibe
de los seres humanos entre sí, con lo creado y de todo y de así como el cumplimiento del proyecto salvífico de Dios, que
todos con Dios. reconcilia por medio de Cristo a todos sus hijos dispersos,
En la Biblia, la reconciliación va unida a la experiencia de que se ven extraños y hasta enemigos entre sí (Rom 5,10).
pecado, tanto personal o individual como del mismo pueblo Razón por la cual va a solicitar: «Dejaos reconciliar con Dios»
de Israel. Pecado que consiste, en el caso del Antiguo Tes- (2 Cor 5,18-20). Con la reconciliación se instaura, en el co-
tamento, en infidelidad a la alianza. Frente al pecado del razón del ser humano, esa armonía original perdida por el
pueblo, Dios actúa con amor, misericordiosamente, llaman- pecado, que separa a la persona de Dios y a los seres humanos
do al pueblo a la conversión, al abandono de la idolatría. De entre sí. Por lo que por reconciliación se puede entender el
ahí que la también reconciliación, además del reconocimien- «estar en paz con Dios».
to del pecado, va de la mano del actuar misericordioso de Desde los textos paulinos se suelen reconocer tres niveles
Dios, que otorga el perdón, y de la necesidad de conversión 11 • de la reconciliación cristiana 12 • Uno cristológico, en el que
En el Nuevo Testamento, con el actuar de Jesús, pero Cristo es presentado como el mediador a través del cual Dios
sobre todo con su muerte y resurrección, la reconciliación reconcilia consigo al mundo; otro eclesiológico, en el que
significa también la participación del ser humano en dicho Cristo aparece como aquel que reconcilia a judíos y gentiles;
misterio pascual, que recibe el nombre de misterio de recon- y, finalmente, un nivel cósmico, en el que se reflexiona sobre
ciliación. Conservando aún todos los elementos del Antiguo la reconciliación de todos los poderes del cielo y de la tierra
Testamento (pecado, conversión, amor de Dios), la novedad que lleva a cabo Cristo.
del Nuevo Testamento se encuentra en la superación de la El primero de estos niveles da a conocer una de las pro-
práctica de la ley, poniendo el énfasis en la necesidad de fundas novedades de la reconciliación cristiana. En donde hay
acoger el don de Dios en la persona de Jesús por medio de su que comprender que nuestra reconciliación no acontece de la
muerte y resurrección. El acento viene puesto en la gracia de misma manera que entre los seres humanos. Es obra de Dios.
Dios, en su amor y en su misericordia. Es Dios quien nos reconcilia consigo, no es logro humano. Es
San pablo, por su parte, sin olvidar o dejar de lado todos Dios quien inicia y suscita la reconciliación. Modo de enten-
estos aspectos - por el contrario, los concibe como elemen- der que ha de llevar al verdadero cambio en la manera de ver
tos de toda reconciliación- , va a desarrollar otros dos aspectos y practicar la reconciliación, a invertir el orden que se sigue en
importantes. El Apóstol va a presentar la reconciliación como el proceso de reconciliación. No es primero el arrepentimiento

11
L. BoRRIELO, <<Riconciliazione», en L. LoRENZETTI (dir.), Dizionario di 12
Cf. R. J. ScHREITER, Violencia y reconciliación. Misión y ministerio en un
teologia del/a pace. Bolonia, EDB, 1997, pp. 762-767. orden social en cambio. Santander, Sal Terrae, 1992, pp. 67-93.

38 39
y luego pedir perdón. Es la experiencia de que Dios perdona La enseñanza de Pablo a este respecto es recurrente y
la que ha de animar al arrepentimiento. repetitiva (Gál 3,28; Col 3,1; 1 Cor 12,13). Lo que muestra
Pero el texto que más sintéticamente desarrolla los efectos que este modo de entender es algo que forma parte de la
de la reconciliación es Ef2,11-22. Por el que puede compren- esencialidad del cristianismo, dando así firmeza al pacifismo
derse que en la concepción que Pablo tiene de la reconciliación y a la práctica de la no violencia por parte de los primeros
se encuentra también la superación de una enemistad que cristianos. Es el modo más claro de ser testigos del Dios de
tiene que ver con la superaCión de toda barrera (muro) que se- la paz, del Reino de la paz.
para a los seres humanos y los hace enemigos o extraños Toda esta comprensión de la paz como reconciliación de
entre sí. Cambiando así ~ri módó de ver común en las socie- todo y de todos en Cristo lleva a Pablo a concluir que lo
dades de su tiempo, pero igualmente presente entre hoy. Modo característico del cristiano es la lucha no violenta a favor de
de ver que concibe el mundo dividido en dos: nosotros y los la paz (Ef 6,10-20). En este texto se describe la vida cristia-
otros, los griegos y los bárbaros, los judíos y los gentiles. Así na como un combate cotidiano no dirigido contra los cuerpos
que, desde el texto de Pablo, la concepción y la mirada sobre o las personas por medio de la guerra. Llama batalla a la vida
el otro es aspecto central en la comprensión cristiana. En don- cristiana comprometida con la paz. Es una conclusión lógica
de primero hay que considerarlo como otro. De ahí que se de todo lo dicho en esta epístola. Viene tras la presentación
trate de identificar cómo el otro ha sido hecho otro para supe- del plan salvador de Dios, exento de toda discriminación, y
rar el enfrentamiento. Y, en segundo lugar, una vez alcanzada la repetida idea de reconciliación de Dios con todos los seres
la reconciliación se tiene que decidir cómo se quiere que sea humanos por medio de Jesús. Sigue con la exhortación a
considerado el otro en adelante. En el que no solo se trata de caminar conforme a la vocación a la que Dios llama, para lo
ver que nos une. Sino de vernos como iguales y a la vez esen- cual hay que revestirse del hombre nuevo. Para presentar al
cialmente distintos. Por lo que se trata de reconocernos seme- final, como consecuencia de todo ello, la vida cristiana como
jantes, pero también de reconocer y de aceptar la diferencia. un combate en favor de la paz. Y para ello hay que revestir-
San Pablo funda en la redención de Cristo la abolición de se de la armas de la paz. Q¡e no es algo distinto que vestirse
toda discriminación, subyugación, marginación y exclusión. con las armas de la luz, de la santidad. En donde la lucha del
A diferencia de la valoración discriminatoria, característica cristiano es la lucha no violenta contra el mal. Lucha que se
del mundo helénico y del judaísmo, en razón del sexo, el da por medio de una auténtica conversión interior.
origen, la cultura y la religión. De hecho, entre los rabinos Como lugar de reconciliación, en Pablo la Iglesia primi-
es posible encontrar sentencias como estas: «Se debe decir tiva se concibe como comunidad de diversos, fundada en el
cada día: "Bendito el que no me ha hecho mujer, ignorante acontecimiento de la cruz, que ha derrumbado el muro de las
o pagano"». Pablo supera el exclusivismo judío y sostiene el separaciones, y sobre la acción del Espíritu Santo, que des-
universalismo cristiano. . truye toda forma de división (Hch 2,1-13). La Iglesia se

40 41
comprende así como comunión. Como anticipo de la gran salvación es la historia de la opción de Dios por las víctimas
reconciliación entre los pueblos anunciada por los profetas de la historia, de la liberación de de las víctimas por parte de
para los tiempos mesiánicos (Is 60; 66,10-14). Dios. Historia que tiene un momento fundamental en la
liberación del Éxodo. Historia que en Cristo se abre a otras
formas de hacerla: desde el amor gratuito y desinteresado,
La no violencia, clave de interpretación desde la solidaridad y el servicio. Amor, servicio y solidaridad
que se orientan a superar toda forma de exclusión. Es la
de la vida de Jesús y de la misión de la Iglesia
victoria del amor sobre la violencia.
en el mundo Todo ello ha de conducir, como lo entendieron las prime-
El acontecimiento histórico de Jesucristo y su misterio pas- ras comunidades cristianas, a superar toda imagen de divini-
cual da una clave nueva para interpretar la historia y para dad violenta, como lo expresan algunos textos del Nuevo
entender y hablar de Dios. Una clave que puede llamarse no Testamento (2 Cor 12,9-10). Pasar de la imagen de un Dios
violenta. violento y destructor a la de Dios que se manifiesta en Jesús
Jesús completa y perfecciona el proyecto de Dios contenido en el amor y la misericordia. Particularmente, el libro de los
desde el Génesis. Proyecto que se contrapone al que se quiere Hechos muestra las dificultades que tuvo la primera comu-
realizar desde las lógicas del poder y de la dominación, que con- nidad para superar el dualismo puro-impuro y reconocer que
ducen a la exclusión y a la marginación de las víctimas de la la cercanía de Dios no se garantiza en imposiciones legales ni
historia. El proyecto de Dios es el proyecto de la convivencia tolera discriminación de personas. Dificultad que también
pacífica, del respeto a los otros seres humanos y a todos los encontramos los cristianos de hoy, que hemos de liberarnos
seres vivientes. Es el proyecto del Creador, que no quiere víc- del fanatismo religioso, del apago a las leyes que deshumani-
timas ni sacrificios, sino que opta por las víctimas de la historia. zan, de las dependencias institucionales, de la ambición de ser
Es un modo nuevo de interpretar y de asumir la histo- recompensados. De reducir el cristianismo a prácticas religio-
ria. En la historia del mundo redactada desde la lógica de los sas no inspiradas en el amor que nos inunda e invade de modo
vencedores y sobresalientes, los pobres y las víctimas, a quie- gratuito, sino por el temor ante una divinidad que reprime y
nes se les niega su calidad de sujetos de la historia, han exige sumisión. Muchas de las prácticas y de los modos de
quedado en el camino y en el olvido. Es una historia pensa- hablar de Dios de los cristianos de hoy dejan la sensación
da, narrada y contada desde la lógica de la violencia. El Dios de que se habla de una divinidad que se complace con los
de la historia, el que se revela en la historia, el que se hace his- males que les acontecen a los seres humanos y que reprime la
toria en Cristo, asume la historia desde otras lógicas, que libertad con la imposición de sacrificios que destruyen la vida.
pueden llamarse no violentas, porque la narra y la asume En Jesús encontramos otra forma de hablar de Dios, de
desde las víctimas, desde su liberación. Toda la historia de la dar testimonio de Dios. Lo hace desde la opción por las

42 43
víctimas de la historia y el respeto por la libertad humana,
de cara a la humanización y liberación de todos. Para Jesús
es fundamental el respeto por la libertad del ser humano.
Nunca impone nada por la fuerza. Las comunidades cristia-
nas comprendieron esto mismo y evangelizaron desde la li-
bertad en orden a la práctica de la liberación. Algo que de
una u otra manera ha ido olvidando la Iglesia, particular- CAPÍTULO 3
mente cuando perdió su carácter de comunidad alternativa,
lo que le llevó también a súplantar el principio personalista
y fundamental de la libertad de la fe por el de la convenien-
La paz y la transformación
cia de ser reconocida y protegida como religión de Estado. misionera de la Iglesia
La comprensión no violenta y liberadora de la historia, la
superación de un Dios que pide sacrificios de víctimas o de
sus víctimas por un Dios que se pone al lado de las víctimas, Aunque suene extraño, son muchos para quienes la fe cristia-
pide también una comprensión no violenta del juicio final. De na y la Iglesia están más cercanas a la violencia que a la paz. En
hecho habría que reconocer modos equivocados de entender el debate contemporáneo propio de las sociedades plurales,
el juicio final, formas de alimentar cierta violencia. Relacio- laicas y democráticas, a la Iglesia se le acusa de intolerante,
nados particularmente con lo que algunos llaman pastoral del dogmática, colonizadora, patriarcal y de querer imponer su
miedo, en donde Dios produce temor, angustia, terror. En verdad y su doctrina. La fe cristiana es violenta, dirán, no
donde prima la imagen de un Dios castigador y vengador. Un tanto porque haga la guerra o haya guerra de religiones o
Dios que no respeta la libertad del ser humano. Pastoral del civilizaciones, sino porque autoritariamente quiere imponer-
miedo que guarda relación también con la pastoral pesimista, se, desconociendo el pluralismo democrático y la deliberación
en la que el pecado adquiere una importancia central y la razonada, característicos de las sociedades de hoy.
vinculación con Dios se mantiene por los sentimientos de Pero la acusación de violencia y de ser violento no es solo
culpa y de angustia. Todo ello hace necesario un repensamien- contra el cristianismo. Lo es contra toda religión monoteís-
to del modo como se habla del juicio final. Esfuerzo en el cual ta. Se afirma que la pretensión de las religiones monoteístas
no se ha de caer en contraposiciones radicales entre el Dios de ser la única religión verdadera y su propósito de convertir
del Antiguo Testamento (como el Dios del temor, de la ven- y conseguir adeptos es una forma de violencia que atenta
ganza y de la justicia) y el Dios del Nuevo Testamento (como contra el pluralismo, la diversidad y los actuales Estados
el Dios del amor, del perdón y de la misericordia). laicos y democráticos. Lo religioso se tilda de irracional,
autoritario, fanático y fundamentalista.

44 45
Dicha percepción pone en riesgo la credibilidad, la signi- se interesen por comprender la relación entre Iglesia de los
ficatividad y la razonabilidad de la fe cristiana hoy. Hasta el orígenes, paz y no violencia. Señalan que no es posible iden-
punto de que, para muchos, ser creyente y ser moderno o tificar una posición univoca de la Iglesia al respecto 13 • Difi-
posmoderno no es posible ni plausible. De ahí el llamado que cultad que proviene tanto por la extensión temporal (varios
desde distintas partes se hace a una conversión misionera de la siglos) como la geográfica (la amplitud del Imperio romano).
Iglesia, de su presencia en el mundo y de sus formas de evan- Hecho que no impide reconocer, como dato de fondo de
gelizar y educar en la fe, de cara a una Iglesia y a un creyen- todos los estudios al respecto, que la Iglesia nace y se desa-
te que, habitado por el Espíritu Santo, sabe habitar el actual rrolla en el interior de una cultura militarista y belicista como
mundo plural, secular, laiCo y democrático. la romana, caracterizada por su idea imperialista y negativa
Para la Comisión Teológica Internacional, la presencia y de paz. Falsa paz que asegura el bienestar para unos pocos a
credibilidad del cristianismo en el mundo de hoy es uno de los costa de la pobreza y marginación de muchos. Falsa paz que
mayores retos de la evangelización en la actualidad. Por ello, asegura la vida y el bienestar de unos a costa del sufrimiento
en un estudio suyo sobre las relación entre monoteísmo y de la gran mayoría. Es en este contexto donde ha de enten-
violencia, lo primero que hace es mostrar que la violencia derse entonces la posición de muchos cristianos frente al
presente en las religiones no es algo natural a ellas, sino una servicio militar y la guerra, así como la comprensión de al-
profunda deformación de lo religioso. Y en otros apartados de gunas comunidades como comunidades verdaderamente
este mismo estudio hace un llamado a una presencia signifi- alternativas a esta cultura de guerra. Porque solo así se podrá
cativa de la fe cristiana en el mundo de hoy sin nostalgias del entender que la posición cristiana al respecto va mucho más
pasado. Sin usar estos términos, invita a una conversión a la allá del rechazo a prestar el servicio militar o del rechazo a
Iglesia, a un cambio radical en su manera de evangelizar hoy. matar cuando se está prestando el servicio. Es, en muchos
Este mismo llamado lo hacen los teólogos de la paz. En casos, una posición diferente, una cultura alternativa a la
términos suyos, la conversión misionera recibe el nombre de militarista.
conversión a la no violencia de Jesús y del cristianismo de los Obedece también esta postura a un rechazo claro de la
orígenes. Lo que significar abandonar «la cristiandad» y sus manipulación que hace de la religión la cultura militarista
lógicas de presencia y de evangelización. del Imperio romano. En la época de Jesús y del nacimiento de
las comunidades cristianas, los emperadores romanos se
consideraban a sí mismos como expresiones de la divinidad
La paz en la Iglesia de los orígenes y se pedía que debía rendírseles culto. Al Imperio romano

Los estudiosos de esta materia, de cara a evitar errores his- 13 S. TANZARELLA, «Storia>>, en L. LoRENZETTI (dir.), Dizionario di teologia
tóricos y exegéticas, hacen un llamado de atención a quienes del/a pace, o. c., pp. 869-873.

46 47
no le preocupaba el sincretismo y que los pueblos sometidos la paz escatológica, esperanza que las impulsa a vivir de esta
mantuviesen sus dioses. Lo que le interesaba era mantener manera.
la cohesión interna del Imperio, y la religión podía servir de Pero en Pablo y la tradición paulina se encuentra otra
sustento ideológico. La instrumentalizaba. postura. Al Apóstol le importa que los creyentes puedan
Igualmente, por la posición profética y de denuncia fren- vivir su fe en el mundo y que el cristianismo se extienda. Es
te a los abusos del poder del Imperio romano, en los evan- el tipo de cristianismo que opta por la extensión y por la
gelios existe un trasfondo permanente de denuncia frente al encarnación. Son comunidades de profunda identidad inte-
abuso de los ejércitos de ocupación en Palestina. Cada uno rior, pero al mismo tiempo están abiertas al mundo, a la
de los evangelios sínópticós, y también Juan, puede ser leído sociedad. No se sacraliza la paz romana, pero se la acepta y
sobre este trasfondo y sin duda se pueden encontrar en ellos se la considera un orden legítimo, en cuyo seno, no al margen
muchos elementos que nos hablan de esta denuncia proféti- o fuera de él, pueden y deben vivir los valores cristianos.
ca frente a los abusos que las tropas de ocupación cometían Pablo no va a insistir en las relaciones de la Iglesia en su
en perjuicio de las poblaciones palestinenses. Muchos textos conjunto con el mundo, sino de cómo puede vivir en el mun-
reflejan la experiencia de los dominados y su reacción frente do, en la sociedad pagana, cada uno de los cristianos. Lo que
al poder de los sectores dominantes, que utilizan la fuerza hacen estas comunidades cristianas es renunciar a configurar
militar para someterlos. directamente el Estado y dedicarse a algo previo, al ámbito
Existen además otras dimensiones distintas a la profé- de las relaciones sociales más básicas. Es una estrategia de
tica y de denuncia. En situación de persecución, Y_ como penetración social desde abajo.
minoría social en un ambiente hostil, algunas comumdades La paz de la que se habla es la interna de las comunidades
tienden a asumir posiciones de lucha contra el mundo y de cristianas, porque la gran preocupación es su consolidación
alejamiento del mismo, considerado como espacio en el cual y extensión. La preocupación son las propias comunidades;
reina el mal. Las comunidades joánicas se aíslan respecto tejer una red de comunidades movidas por los valores evan-
al mundo, al que consideran totalmente corrompido y go- gélicos. Son comunidades heterogéneas socialmente (hay
bernado por el maligno. Son comunidades que se olvidan gentes de diferentes procedencias sociales) y mestizas cultu-
de la vida social y se orientan a la construcción de la paz ralmente (hay judíos y griegos, bárbaros y escitas). Son he-
interna de la comunidad. En el Apocalipsis se encuentra la terogéneas porque se abren a la sociedad. La comunidad
voz de las Iglesias pobres y perseguidas de Asia Menor. cristiana es lugar de encuentro, reconocimiento y conviven-
Ellas tienen una visión totalmente negativa de la paz ro- cia de gentes que pertenecen a grupos diferentes y enfrenta-
mana. Defienden la resistencia total frente al Imperio y contra dos en la sociedad. Tienen un fuerte carácter incluyente, por
las costumbres de la sociedad pagana. Son Iglesias que viven el que se hace visible la paz de Jesús en su novedad de recon-
al margen de la sociedad pagana. Viven en la esperanza de ciliación. Es una paz que prefigura ya desde ahora la huma-

48 49
nidad nueva y reconciliada de modo pleno. La paz es testi- cepción de la paz y de la guerra 14 • Son asumidas como
monio de ese Dios que no hace distinción de personas. aspectos de la política imperial, por lo demás comprometida
Pero todo ello no significa que no se den en su interior también en tutelar los derechos de la Iglesia y en defender la
conflictos, tal como aparece en el Nuevo Testamento. Es una fe. Por lo cual las elecciones de los cristianos se convierten
paz que no niega el conflicto, es una paz abierta a la partici- en homogéneas a ella, exiliando la radicalidad evangélica. La
pación de todos, plural y pluralista. Desde muy pronto co- Iglesia vinculó estrechamente su suerte a la del Imperio. Los
mienzan a aparecer procedimientos disciplinares para solu- enemigos del Estado se identificaron como enemigos de la
cionar los conflictos. Primero tendrá mucho peso el principio Iglesia, y así la defensa del Imperio coincidió con la defensa
de autoridad. Pero existe otro que es más básico y fundamen- de la Iglesia. Como se señala abiertamente: los cristianos
tal que este: el principio del débil. Se trata de afrontar los adoptaron y cristianizaron la doble moral pagana que los
conflictos comunitarios teniendo como referente las necesi- Padres de la Iglesia habían condenado
dades de quienes son más débiles por su situación social, por No falta quienes sean más fuertes y radicales en sus co-
su cultura o por su fe. Principio que recoge la enseñanza de mentarios sobre este cambio: recuerdan que la institución
Jesús acerca del servicio y del modo de vivir de forma distin- más oficial de la Iglesia optó hace tiempo (desde los siglos IV
ta a como se ejerce la autoridad en el mundo, por medio de y v) por presentar el Evangelio desde las estructuras de poder.
la opresión. Baste recordar que Jesús invita a sus discípulos Adoptó las formas de organización política del Imperio ro-
a que «no sea así entre ustedes». mano y convirtió a los representantes del Evangelio en <~e ­
Entre los motivos que es posible encontrar para estas di- rarquía», asumiendo modelos de autoridad sagrada propios
versas posiciones no violentas, desde aquellas que pasan por del Templo de Jerusalén y del mundo greco-romano que
un rechazo a la cultura militarista basada en la paz romana Jesús ya había superado. Esto hizo posible que empezara a
hasta la de prestar el servicio militar y matar, si se es soldado, utilizar su autoridad social y militar para imponerse y defen-
es posible señalar el rechazo a la idolatría, el respeto a la vida, derse contra disidentes interiores y «paganos» exteriores
el seguimiento de Jesús y la práctica de la caridad. (musulmanes), contra judíos y herejes, apelando para ello a
un tipo de honor y de doctrina que Jesús había rechazado
(pureza social, dinero, espada ... ). La Iglesia apeló al poder
Cambio de paradigma y cristiandad del brazo secular (Estado) e incluso a un terrorismo de las
conciencias a través de los diversos tipos de Inquisición. Esta
Si en el caso anterior los estudios llaman la atención acerca postura se mantuvo, con las lógicas variantes, en las diversas
del pluralismo existente, en este caso todos coinciden: cuan-
do el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Im- 14
A. DEGAN, Vino a anunciar la paz. La noviolencia evangélica y sus implica-
perio y el poder se volvió también cristiano, cambió la per- ciones misioneras. Qyito, Sin Fronteras, 2004, p. 21.

50 51
formas que la cristiandad ha ido adoptando. De esta forma, condición cristiana y el estatuto público del cristianismo,
el cristianismo se torna violento, como se percibe no solo en apropiándose de realidades típicas de la civilización que
sus manifestaciones más deplorables (cruzadas, Inquisicio- antes le fue antagonista (fiestas, templos, la escuela). Se
nes), sino en su alianza con los Estados nacionales, lo que ha configura una Iglesia que debe dar normas de comporta-
permitido vincular la cruz con la espada (y con el denario) miento, reglas, una ética a la vida social y colectiva. Los
en la evangelización de gran parte del mundo 15 • deberes ciudadanos del cristiano se identifican ahora con el
El principio innovador de Jesús, «dad al césar lo que es del servicio a la sociedad.
césar y a Dios lo que es de Dios», se perdió y se suplantó. Se considera que lo que el cristianismo perdió fue su
A partir de ahora, el orden religioso y civil constituyen dos condición de alteridad o de alternatividad en relación con el
aspectos de una misma realidad. El principio personalista y Imperio y su cultura militarista. Se produce una compatibi-
fundamental de la libertad del acto de fe se suplantó por la lidad entre los cristianos y los intereses del Imperio. Así que
verdad objetiva y por la conveniencia de una sola religión en el las guerras y las políticas del Imperio defienden y protegen
Estado. El interés por el número prevaleció sobre la autenticidad la presencia de los creyentes, protegidos por las armas, los
de los motivos individuales. Se multiplicaron así los talantes y soldados y el poder del Imperio. Todo ello contrario a la
los actos de intolerancia por motivos eclesiales y religiosos. práctica de las comunidades del Nuevo Testamento y a la ense-
Se fue consolidando así la relación homogénea entre cre- ñanza y práctica de los Padres de la Iglesia, en los cuales el
yentes y los órdenes del mundo, hasta el punto de llegar a testimonio cristiano se da de frente al poder y no dentro de
determinar un lazo orgánico entre Iglesia e Imperio, y afir- él. A decir de los estudiosos, el ideal del cristiano sufrirá un
mándose la teología de la guerra justa. El punto de partida cambio notable: ya no será tanto el mártir, que con sus sufri-
de esta teología es la aceptación de la guerra como realidad mientos testimonia la fe, cuanto el caballero, que con su espa-
humana inevitable. La guerra se ve como una fatalidad des- da da ejemplo a la sociedad 16 •
agradable, pero natural e irremediable. Por eso, frente a dicha En opinión del teólogo español Xabier Pikaza, este es
calamidad natural, la preocupación principal de los teólogos uno de los aspectos que hay que superar en el cambio de
era la de delimitar al máximo sus daños y sus efectos, defi- paradigma hacia la no violencia y de renovación misionera
niendo con exactitud las condiciones en las cuales fuera líci- de la Iglesia. El cristianismo ha de recobrar que es una re-
to emprender y participar en la guerra ligión de gracia creadora y del no juicio. La Iglesia debería
El ejercicio y el uso del poder llegan a ser parte constitu- haber mantenido la actitud de Jesús, pero acabó convirtién-
tiva de la condición cristiana. Se modifica radicalmente la dose (ya desde los siglos IV y v) en una institución judicial

15 16 Cf]. SEGURA ETXEZARRAGA, La guerra imposible. La ética cristiana entre


Cf X. PIKAZA, Violencia y diálogo de religiones. Un proyecto de paz. Santan-
der, Sal Terrae, 2004, p. 85. la •guerra justa» y la «no-violencia». Bilbao, Desclée de Brouwer, 1992, p. 86.

52 53
muy eficaz, distinguiendo con precisión el bien y el mal, violento. Gran cantidad de ejemplos de intolerancia en la
como si debiera ser la conciencia judicial del mundo, em- historia del cristianismo son testimonio de ello.
pleando para ello medios coaétivos. En contra de ello hay Lo que permite decir también que el cristianismo, al
que recordar que la Iglesia es una comunión que expresa la perder su carácter de comunidad alternativa, comunidad que
gracia de Dios y está al servicio de la comunicación personal rechazaba - como Jesús- las lógicas militaristas y violentas
entre los seres humanos. No está para enseñar unos man- del Imperio y de la paz romana, se contaminó de la cultura
damientos ni para tomar el poder (el buen poder sacral), sino militarista imperante. Asumió las lógicas del poder y de la
para ofrecer gratuitamente a todos la gracia y el perdón de guerra al convertirse en religión oficial del Imperio y luego
Dios. Frente a quienes la interpretan como una institución del Estado. Se desvirtúo, si cabe la expresión. Y no solo
ético-jurídica, al servicio de unos valores, la Iglesia es una porque haya perdido el pacifismo original o porque haya
comunidad de gracia. Ella debe situarse sobre el nivel de la aceptado la guerra como algo natural, sino, y por sobre todo,
ley y el juicio para ofrecer el testimonio de la Pascua de porque perdió el carácter de comunidad alternativa. Lo que
Jesús, superando así su tentación de apelar a la ley, al poder incidió también en la comprensión de la Iglesia, de su misión,
y al juicio. de Dios, en el modo de educar, de evangelizar, de compren-
der su relación con el mundo. Hecho que conduce a que en
la misma teología sea posible encontrar estas mismas lógicas
Religiones y cultura militarista militaristas. Sin que eso lleve a afirmar que el cristianismo
sea una religión violenta y que en su seno solo sea posible
Suele tildarse a la religión, particularmente las monoteístas encontrar violencia. Se afirma más bien que las lógicas mi-
- por su pretensión de universalidad-, como violenta e into- litaristas se hacen presentes en el cristianismo y que conviven
lerante. Pero más que la religión en sí misma es la deforma- también con las de la paz y la no violencia. Razón por la cual
ción de la religión la que es factor de violencia. Expresión de la Iglesia misma también está llamada a convertirse a la
ello puede ser el fanatismo, el sectarismo y el fundamenta- cultura de la paz, a la paz y sus lógicas, a dejar el paradigma
lismo, situaciones todas que conducen a gran cantidad de del Imperio romano y retomar el paradigma del Reino de
intolerancias, incluso hasta la guerra por motivos religiosos Dios 17•
y en nombre del mismo Dios. Razón hay en afirmar que no No es un problema solo de comprensión de la paz por
habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. Y paz parte de la Iglesia, aunque lo incluye. Es un problema de
entre ellas si no hay diálogo interreligioso.
Con ello se rechaza la idea de que el cristianismo sea 17 Cf. E . PEYRETTI, <<Il dinamismo della nonviolenza», en Esodo 1
violento por naturaleza, sin desconocer que, por deformacio- (2002), pp. 30-36; L. ToMASSONE, <<Le Chiese e la non violenza», en Esodo
nes y perversiones del mismo, ha ejercido violencia, ha sido 1 (2002), pp. 36-45.

54 55
comprensión de sí misma, de su misión y de su presencia en cuando, a partir de Constantino, logró la alianza del poder,
el mundo. Según Pikaza, «estamos en un tiempo apropiado se fue dejando envolver, cada vez más decididamente, en las
(siglo XXI) para que la semilla del Evangelio se libere de las redes de la intolerancia» 20 •
estructuras de violencias (sacrales, judiciales, imperiales) y Dicha intolerancia es ante todo con los que no son cristia-
aparezca como principio de gracia y comunión universal por nos; luego se extiende, de otras formas, a los que se llaman
encima del sistema [...] Estamos ante un nuevo umbral, ante herejes y hasta los mismos cristianos. También se da en im-
un cambio de paradigma; y el cristianismo (la religión) se poner la religión y su verdad. Algunos estudiosos señalan que
encuentra ante una oportunidad que quizá no había tenido «los motivos de esta situación anómala fueron múltiples, pero
en los últimos siglos, en los que se hallaba amenazado por el más decisivo consistió en el convencimiento de que la reli-
principios legales y estructuras de poder, sin poder desarro- gión constituía la fuerza unificadora más profunda de los
llarse por sí mismo. Ahora puede hacerlo ofreciendo su re- hombres y, por consiguiente, que si se pretendía una uni-
galo de gratuidad y su propuesta de reconciliación» 18 • dad política profunda, previamente era necesaria una unidad
No sobran los estudios que examinan la presencia de la religiosa» 21 . Lo cual produce el convencimiento de que el
violencia en la Iglesia a partir de lo que se llama paradójica- cristianismo, única religión verdadera, exige exclusividad al
mente «paz de Constantino». Violencia que adoptó diversas no ser compatible con otras religiones. También formó un
formas: violencia moral en los procesos de evangelización, espíritu autoritario que se sentía representante exclusivo de la
violencia y poder, violencia del integrismo y la desigualdad autoridad divina y que en su nombre tendía a suplantar la li-
e injusticias entre cristianos 19 • bertad de los fieles (para defenderlos y salvarlos).
La violencia moral frente a los procesos de evangelización Capítulo aparte merece la comprensión exclusivista de la
se expresa sobre todo en la intolerancia. Su origen se explica verdad. Al principio, para los cristianos alejados del poder,
tanto en el olvido del principio de libertad en el acto de fe no obstante entender el carácter universal de su fe, les era
como en el modo absolutista de comprender la verdad. Con posible admitir verdad en los otros, aunque fuera como re-
lo cual se produjo un profundo cambio en la concepción flejo, herencia o anticipación. Pero después la presión subje-
cristiana, que consiste - en palabras de A. Torres Qyeiruga- tiva del acceso al poder y la objetiva de la configuración
en que «mientras el cristianismo fue débil y perseguido, cristiana del espacio cultural hicieron valer el exclusivismo.
comprendió muy bien que debía abogar por la tolerancia; Como afirman algunos: «La razón principal de esta actua-

20 A. ToRRES QyEIRUGA, <<Cristianismo y tolerancia hoy>>, en Sinite 108


18
X. PIKAZA, Violencia y diálogo de religiones, o. c., pp. 165 y 167.
19
J. M. LABOA GALLEGO, «Una Iglesia de comunión entre libertad e into- (1995), p. 13.
21 J. M . LABOA GALLEGO, <<Una Iglesia de comunión entre libertad e into-
lerancia», en F. SEBASTIÁN 1 O . GoNZÁLEZ DE CARDEDAL (eds.), Lafi en Dios,
factor de paz o de violencia, o. c., pp. 179-209. lerancia», a. c., p. 196.

56 57
ción es sencillamente la certeza de estar en posesión de la religión oficial. Poder temporal y poder espiritual van de la
verdad total y, dado que solo puede existir una verdad, si la mano. Idea que ha llevado a que la Iglesia se asemeje más a
religión está en posesión de la verdad, toda otra interpreta- un Estado que a una comunidad de creyentes. «Es la noción
ción o doctrina es error, y el error no puede tener derechos. de sociedad perfecta, de institución mundana aparejada con
Se parte de la convicción de que la verdad no puede tolerar toda clase de órganos y adminículos más adecuados para
a su lado y en condiciones de igualdad la expresión del error mandar que para servir».
o incluso de verdades solo parciales» 22 • Otras formas de violencia presente en la Iglesia aún hoy
De la mano de esta idea de verdad se dan también formas día, y que parecen cobrar auge con los nuevos movimientos
de totalitarismo, ligadas igualmente al monoteísmo. Con lo neoconservadores, es el fundamentalismo y el integrismo.
que acarrea formas de rechazo de la alteridad y de la diferen- Todo ello hoy día como respuesta a la globalización y el
cia, acompañada de formas de homogeneidad y de imposición pluralismo que la caracteriza, como un modo de no perder
de la verdad. Hechos que pueden llevar a considerar que la identidad, según ellos fuertemente amenazada y en riesgo.
existe una relación intrínseca entre monoteísmo e intoleran- El integrismo corresponde a una actitud de sectores de cre-
cia. Lo cual conduce, en orden a desarticular violencias yentes partidarios de la inalterabilidad de las doctrinas. Fá-
propias de deformación de lo religioso, a comprender de cilmente se convierten en fanáticos, pues defienden, con
modo adecuado el monoteísmo bíblico y cristiano, como lo tenacidad desmedida y apasionamiento, sus creencias u opi-
señala uno de los estudios de la Comisión Teológica Inter- niones religiosas; o en dogmáticos que desean que sus doc-
nacional referenciado con anterioridad. Lo cual pide también trinas sean tenidas por verdades inconcusas, lo que conduce
preguntarnos de qué Dios hablamos o cómo estamos hablan- a la intransigencia, una condición del que no tolera lo que es
do de Dios. contrario a sus gustos, hábitos e ideas. Actitudes todas que
A estas variadas formas de violencia moral que produjo y pueden ir de la mano de racismos, machismos, nacionalismos
sigue produciendo intolerancias se suma la relación entre y totalitarismos.
violencia y poder. Con la paz constantiniana, la Iglesia asu- Los fundamentalismos y los integrismos en la Iglesia no
mió los principios de la paz romana. Por su misma estructu- son cosa del pasado. Hoy los encontramos en modalidades
ra y esencia, el Estado romano pensaba que la religión debía nuevas, pero igualmente violentos e intolerantes. Van ligados
servir al Estado. Y de hecho así fue: la Iglesia cayó en la a las dificultades que aún encuentra la Iglesia para acomo-
tentación no solo de servir al Estado, sino además de hacer darse a la modernidad; a hacerse presente de modo diverso
que el Estado le sirviera. El cristianismo se convirtió en la en los actuales Estados democráticos, laicos y plurales; a la
dificultad de aceptar el pluralismo y la diversidad propias de
la globalización. Obedecen a lo que se conoce como «diso-
22
!bid., p. 201.
lución de las identidades», por lo que hay una relación entre

58 59
crisis de identidad y fundamentalismo. Se produce una ten- caminos de la racionalidad crítica. No se pretende lograr una
dencia fundamentalista cuando una identidad religiosa se ve armonía perfecta entre razón y fe. No se busca tampoco
amenazada (o juzgada) y cuando se-busca un fundamento lo una situación de acuerdo espontáneo y pacífico que ahogaría
suficientemente seguro y estable para resistir la crítica y, toda crítica, sino más bien de comprender que están dadas
desde ahí, formar de nuevo la base de una identidad segura. las condiciones para una nueva forma de relación entre razón
Existe fundamentalismo desde que se intenta fijar la verdad y fe, con la superación tanto del racionalismo unilateral como
en un lugar al que puede hacer referencia e identificar, pu- de todo tipo de fundamentalismo en la Iglesia. Como lo
diendo ser un texto revelado, una autoridad jerárquica que recordará repetidamente Mardones, «estamos desafiados a
dé fe de la verdad de esa revelación, un jefe carismático y presentar una fe que no entre en contradicción con la racio-
seguro de la verdad y la sabiduría, de la salvación del mundo. nalidad humana. Una fe presentable en público, que haga
En ese sentido todavía es bastante claro que el fundamenta- justicia a la inteligencia divina y al mismo tiempo a la hu-
lismo es la otra cara del racionalismo crítico y se constituye mana. Una fe capaz de conjurar, mediante formación y crí-
en su oposición torpe o desesperada, pero permanece am- tica, los peligros de la religión, las trampas de la espirituali-
pliamente condicionado por él 23 • dad, la deshumanización a la que se puede llegar invocando
En la actualidad es posible encontrar, debido a posiciones lo sagrado. Una gran tarea que no está ganada ni mucho
sectarias, fundamentalistas y fanáticas, en la Iglesia y fuera menos. El fundamentalismo integrista y el pseudointelec-
de ella, formas del pasado de asumir el conflicto de raciona- tualismo de cierto concordismo de la religiosidad difusa son
lidades, el conflicto entre razón y fe. Situación que alimenta los dos desafíos de la religión al creyente cristiano actuah} 24 •
y retroalimenta prejuicios frente a la religión, que sigue sien- Es un llamado a evitar cualquier tipo de religiosidad y de fe
do tildada de violenta, tiránica, dogmática e intolerante. Los deformada que produce y alimenta la violencia.
viejos prejuicios de parte y parte se encuentran de forma Las relaciones de carácter fundamentalista de la Iglesia
nueva. Estas formas nuevas expresan las dificultades con que con la sociedad moderna, globalizada, laica, secularizada,
encuentra la Iglesia para hacer presencia y anunciar su verdad democrática y plural se traduce también en el modo de
en la actual sociedad del debate, abierta y plural. Recuerdan esas manejar los conflictos, la diversidad y la pluralidad en su
viejas posiciones frontales y totalmente antagónicas entre interior, por medio de un modo autoritario, jerárquico y
razón y fe. Es un llamado a revisar este tipo de posturas, lo centralista del poder. Se trata esencialmente de hacer presión
que no significa la desaparición del conflicto, sino el tránsi- por la vía autoritaria para imponer al conjunto de los fieles
to a un modo no violento y tolerante. A transitado por los

24 J. M. MARDONES, <<Nuevos contextos de evangelización>>, en Evangelizar,


23
P. VALADIER, Un cristianismo de fUturo. Por una nueva alianza entre razón esa es la cuestión. En el XXX aniversario de la <<Evangelii nuntiandi>>. Madrid,
y fe. Madrid, PPC, 1999, p. 30. PPC, 2006, p. 55.

60 61
las doctrinas que suscitan turbación o provocan francos des- solo de cambios, sino de metamorfosis, lo que lleva también
acuerdos. El autoritarismo cree poder compensar la ausencia a pensar en el futuro del cristianismo. O lo que es parecido:
del acto de libertad mediante la coacción o incluso asimilan- su presente. Es decir, el modo de ser Iglesia en las actuales
do libertad y sumisión. Cuando, en realidad, vacía la libertad sociedades globalizadas, democráticas, plurales y laicas. Aun-
cristiana y el acto de fe de su credibilidad, afirma Paul que para otros la cuestión del futuro del cristianismo no debe
Valadier 25 • verse de modo aislado y paralelo a la del futuro de la tierra.
Aparejadas al autoritarismo se mantienen formas arrai- Por lo que la cuestión es en qué medida el cristianismo ayu-
gadas de paternálismo. Bajo la afirmación que reconoce que da para que el futuro de la tierra sea posible y alegre.
la Iglesia no es una democracia pueden esconderse de hecho Qyienes se aproximan a estos cambios afirman tajante-
formas poco comunitarias en el modo de vivir la fe y poco mente que para el caso del cristianismo ha desaparecido o
evangélicas de ejercer la autoridad. El que la Iglesia no sea está desapareciendo el cristianismo de cristiandad. La situa-
una democracia no puede significar en modo alguno que su ción de permanencia o de cambio radical depende del con-
funcionamiento sea menos libre, igualitario y participativo texto, pues señala las diferencias entre el cristianismo euro-
que el de una democracia política, sino que, en todo caso, se peo y el latinoamericano, particularmente. Pero, más allá de
le exige que lo sea mucho más. El paternalismo les niega a las necesarias y reales diferencias en uno y en otro caso, la
los fieles el ejercicio de la libertad. Se busca hacer realidad cristiandad entró en estado de profunda crisis.
eso que algunos laman un creyente adulto en una Iglesia Los teólogos de la paz no son ajenos a estas nuevas cir-
adulta y en una sociedad adulta. Para lo cual ha de superar- cunstancias. Por el contrario, dentro de esta dinámica de
se también el clericalismo y el machismo en la Iglesia, con el transformación de la sociedad y del cristianismo ubican la
consecuente paternalismo e infantilismo. necesidad de un cambio de paradigma. En palabras suyas
significa superar el paradigma de la paz constantiniana, que
es el mismo de la paz romana, paradigma que ha justificado
no solo la guerra, sino otras formas de violencia ligadas a
El paradigma de la no violencia:
deformaciones de lo religioso. Paradigma nuevo que tiene
Iglesia y evangelización hoy que con la recuperación del ideal de no violencia, de rechazo
de la cultura militarista propia del Imperio romano, de al-
La situación actual se caracteriza por amplias y variadas ternatividad del cristianismo 26 •
transformaciones en todos los campos de la vida humana, En este proceso de superación de la cristiandad, afirman
incluyendo las religiones. En este campo se llega a hablar no algunos, el cristianismo debe recuperar los principios que le

25
26 Cf. X. PIKAZA, Violencia y diálogo de religiones, o. c., pp. 165-166.
P. VALADIER, Un cristianismo de foturo, o. c., p. 103.
63
62
son propios del así llamado «tiempo eje», y a la vez ser una colocado a la humanidad ante la perspectiva de su propia
religión ilustrada. Principios sobre los cuales puede reencon- destrucción y desaparición. Así, se sabe que la violencia pri-
trar su paradigma no violento y pa~ífico. El tiempo eje es el mera no viene de las religiones, sino de la divinización del
tiempo de las religiones clásicas (siglos vn á IV a. C.), mo- sistema o de las reacciones que suscita. El peligro supremo
mento en el cual se supera el patriarcalismo de las religiones no son las religiones, sino la supraviolencia del sistema.
politeístas y guerreras. Es el surgimiento de una religión más El peligro es la violencia del poder, expresada por el capital
humana, con una comprensión más elevada del pensamiento y el mercado, que se expresan como la religión tolerante.
y del ser humano. No son ni patriarcales ni matriarcales, sino Tarea de las religiones hoy es evitar caer en las lógicas del
caminos de trascendimierito y comunicación humana. Son sistema, en las que priman las militaristas. Y para lograrlo se
religiones que ponen de relieve la trascendencia de Dios. Es ha de asumir la aportación del tiempo eje y de la Ilustración.
un tiempo en el que no se le da primacía a una cúltura sobre Es una tarea nueva. Porque se trata de superar la violencia del
otra. Todas pueden y deben establecer un diálogo universal sistema, trazando caminos de comunicación religiosa e ilus-
en clave de humanidad, superando el riesgo de la violencia trada para compartir la vida sin que el sistema destruya al ser
unívoca anterior al patriarcalismo y la propia del sistema humano. El reto y el desafío de la globalización pueden servir
neoliberal actual 27• para un nuevo nacimiento religioso, es decir, humano. El
Se hace necesario además reconocer lo positivo que trajo sistema puede organizar el mundo de un modo legal, ejecuti-
la Ilustración para las religiones, en particular para el cris- vo y judicial, apelando a sus poderes de violencia redistributi-
tianismo occidental. Resalta valores como la libertad, el va, y de esa forma crea espacios de equilibrio tenso (violento)
respeto a la dignidad de la persona, la autonomía de la razón, presididos por el denario-capital y por la espada. Las religio-
la igualdad en todos los seres humanos, la autonomía de los nes, por el contrario, pertenecen al campo de la gratuidad, al
Estados frente a las Iglesias. espacio en que el ser humano vale por sí mismo, sin ley del
Apropiarse de todo ello, tanto de lo que viene del tiempo dinero, sin norma de la espada. Introducen así, libres de todo
eje como de los valores de la Ilustración, le va a permitir a la patriarcalismo y matriarcalismo, que las llevó a divinizar la
religión cristiana no solo recuperar y reconstruir el paradig- guerra, una profunda experiencia de paz fundante, y ofrecen
ma no violento de los orígenes, sino además colocarse en así una propuesta de comunicación capaz de superar la violen-
situación de responder de modo evangélico y no militarista cia de la guerra, la amenaza de la muerte. Las religiones del
a las violencias de la globalización actual, producto de la tiempo eje se convierten así en inspiración pacificadora.
expansión y del fracaso de la modernidad. Violencias que han Recogiendo el pensamiento de Pikaza y otros, las religio-
nes deben convertirse y abandonar todo lo que hay de vio-
lencia en ellas. Pues de hecho no siempre han sido conse-
27
Cf ibid., pp. 15-29. cuentes con este paradigma pacífico, porque no han sido

64 65
fieles a su inspiración y porque han quedado en gran parte violencia profética. Si las religiones se limitan a ofrecer un
cautivas del sistema militarista y guerrero. Este tipo de reli- barniz de sacralidad a lo que existe (avalando así el sistema)
gión debe morir. Las religiones deben librarse del lastre de son innecesarias. En contra de ello deben ofrecer, de un
los rasgos no religiosos que habían asumido (vinculados modo no violento, una alternativa a la violencia del sistema.
sobre todo a un tipo de autoridad impositiva) para ser sim- Segundo, educar para la paz. La Iglesia no debe educar
plemente lo que son: conciencia y comunicación gratuita de para su propio triunfo (ni apelar al Estado para transmitir su
la vida. Ha de pasar el tiempo en que ellas puedan apelar a enseñanza), sino que ha de ofrecer su testimonio de un modo
medios exteriores de coacCión social o cultural para impo- gratuito, sin pedir nada para sí misma. Por ejemplo, una
nerse. Es bueno que hayan empezado a perder el dominio Iglesia que quiere imponer una asignatura de Religión con-
político y que lo sigan perdiendo del todo, para quedar reba- fesional dentro de la escuela del sistema no cree de verdad
jadas y, de esa forma, elevadas (por gracia) a lo que son: ex- que debe salir del sistema. Sino, por el contrario, quiere
periencias de gratuidad. Han de adentrarse en el cambio de valerse del sistema para alcanzar de esa manera un triunfo o
paradigma en la línea iniciada por las religiones del tiempo progreso que, en caso de lograrse, sería anticristiano.
eje. Han de abandonar el deseo de dominio total, dejar de Para Pikaza, los dos elementos anteriores piden de la
ser sistemas de poder político, económico e ideológico. Han Iglesia asumir la «mutación» del sistema anunciada por Jesús
de ser más bien experiencias esencialmente abiertas a la plu- en el Sermón de la montaña. Mensaje en el cual anuncia no
ralidad y el diálogo. Les ha llegado el momento de buscar la solo una nueva experiencia teológica, sino que contiene una
unidad sin unificación en un diálogo sin imposiciones, de culminación antropológica. Teológica, porque el Evangelio
manera que cada religión aporte lo mejor que tiene, no para es el anuncio gozoso del amor de Dios, de un Dios que es
que todas se nivelen desde un denominador común, sino fuente de riqueza y de gratuidad para los seres humanos.
para que cada una aporte su diferencia y todas se enriquezcan Antropológica, porque el ser humano, que se encontraba
con la riqueza de las demás. inmerso en leyes y poderes exteriores y que parecía conde-
Movido por esta hipótesis, una religión del tiempo eje e nado a vivir respondiendo con violencia a la violencia, amon-
ilustrada, como camino de respuesta a la globalización ex- tonando bienes para asegurarse (ley del capital), organizando
cluyente y violenta, y una religión abierta al dialogo y al ejercicios para defenderse (ley del imperio) y buscando razo-
pluralismo, Pikaza elabora una serie de propuestas desde y nes para justificarse (ideología), ahora se encuentra llamado
para el cristianismo. La primera consiste en la superación de a ser lo que debe ser: conciencia de comunicación. Se trata
los pactos militares. Para evitar que el sistema acabe impo- de una «mutación», porque se orienta a la superación del
niéndole su ley, como lo demuestra el cambio de paradigma mundo viejo de violencia, introduciendo un modo de vivir
con la paz constantiniana y sus repercusiones a lo largo de la nuevo, lejos de las lógicas militaristas en las que pueda darse
cristiandad, que llegan hasta hoy, se requiere recuperar la no la vida mutuamente.

66 67
Al ofrecer la novedad cristiana de la paz, novedad que superación de la violencia del sistema, hay que dejar en claro
pide de la Iglesia una verdadera conversión y abandono de que ni la Iglesia ni las religiones resuelven por sí solas los
las lógicas de guerra o de su cosmovisión o ideología que la problemas de la humanidad. No lo son todo, pero sí son
sustenta (la del imperio), debe dejar de apelar para construir- importantes si se colocan en su lugar de conciencia y comu-
la a los poderes del imperio, a las instituciones sacrales y nicación. La religión no se puede convertir en sistema ni
sociales y sus aparatos de poder administrativo. Ha de acudir dominar todos los planos de la sociedad y de la vida humana.
al único camino que la construye, que es el mismo de Jesús: Esto lo intentó hacer en la cristiandad. Pero hoy día no es
el de la entrega y el servicio. El camino que respeta la vida posible en las actuales sociedades laicas, democráticas y plu-
en todas sus formas, el camino que produce vida. La paz de rales. Si quisiera hacerlo se volvería violenta, como quedó
los cristianos no necesita instituciones centrales ni anuncios expuesto. Cae bajo las lógicas militaristas. Pierde su para-
políticos o pactos especiales con los poderes del sistema. Tan digma pacífico y no violento.
solo necesita de comunidades donde el mismo amor mutuo Así, desde el paradigma de la no violencia, la Iglesia se
entre los fieles sea testimonio de la gracia y del impulso de asume y se piensa en este mundo: plural, abierto, complejo,
la fe cristiana, esto es, de la fe en el ser humano. Los cristia- democrático, laico y secular. Se comprende desde el diálo-
nos han de promover y construir la paz desde el mayor prin- go interreligioso e intercultural. Se comprende desde el
cipio de humanidad recibido de Jesús: desde los pobres y los servicio a los pobres y en la búsqueda de la globalización de
excluidos de la tierra. la solidaridad. Lo que pide de ella abandonar la cristiandad
La Iglesia no construye la paz ni da testimonio de la paz de y sus lógicas «imperialistas», y ubicarse en un contexto nue-
Jesús acentuando su aspecto sacra!, como si la fe fuera un vo. Un contexto misionero. Un contexto de frontera. Un
depósito objetivo de verdades y sacramentos que los jerar- contexto de servicio y de diálogo.
cas deben custodiar y proponer y los fieles recibir agradecidos
y sumisos. Tampoco condenando las otras religiones ni bus-
cando destruirlas o convertir a otros a la fuerza. Ha de ofre- Educación a la fe no violenta y sin violencias 28
cer la verdad, proponerla, no imponerla. La comparte desde
De diversas maneras se han señalado las estrechas relaciones
la generosidad y la gratuidad. La verdad de una religión no
en evangelización, educación a la fe y violencia. Violencias
se opone a la verdad de otra, sino que ambas son verdaderas
precisamente por ser distintas. Lo que hace que las religiones
queden liberadas de la pretensión de entender la verdad como 28 A este respecto puede verse J. SASTRE, <<Cómo educar en la tolerancia las

exclusivismo y la defensa de la verdad como imposición. actitudes y el estilo de vida de los catequizandos», en Sinite 108 (1995), pp. 99-
111; S. MoviLLA, <<También la comunidad y el catequista educan en la tolerancia
Sin restarle importancia a la comprensión cristiana de
a los catequizandos», en Sinite 108 (1995), pp. 113-120; E. MALviDo, <<Por una
la paz ni el aporte que ella y desde ella se puede ofrecer a la adoctrinamiento más tolerante en la catequesis>>, en Sinite 108 (1995), pp. 81- 97.

68 69
morales y de poder que no respetan la libertad de las perso- a la paz. Desde el convencimiento de que la paz no es un
nas, que por su concepción de la verdad se presentan intole- sector o ámbito entre otros de la pastoral o de la teología,
rantes e impositivas. sino que es un paradigma nuevo, es hermenéutica, episte-
Pero existen otras formas de violencia que deben ser igual- mología.
mente superadas como las enunciadas. Y tienen que ver con En el primer caso habría que señalar el modo lento en que
la relación tan estrecha que existe entre educación a la fe y se ha venido produciendo el cambio de paradigma en la
cultura de guerra. Puede -ser una educación que crea gran Iglesia. Motivada por la desaparición de la cristiandad, por
cantidad de prejuicios, discriminaciones, marginaciones, la secularización, por la autonomía del Estado, la Iglesia ha
racismos, nacionalismos, fundamentalismos, patriarcalismos ido superando la visión romana de la paz. Ligando la paz más
y exclusiones. A lo que se suma la forma misma de ser Igle- a la justicia, pero no solo. También a valores como el diálogo,
sia, de tratar los conflictos en su interior, de relacionarse con la verdad, el amor, el perdón, la tolerancia, la libertad, el
los otros, de ver y de mirar a los alejados. De ahí la urgencia desarrollo, la solidaridad. Hasta el punto de que ya hoy no
de cambiar esta forma de ser cristianos y educar en la fe se puede decir que la única posición frente a la paz en la
hacia la cultura de la paz. Iglesia sea la teología de la guerra justa. A toda esta amplitud
No se busca afirmar que la violencia sea algo natural al y cambio de mirada han ayudado desde el Concilio Vati-
hecho cristiano y a su educación. Solo se intenta reconocer cano II, especialmente con Gaudium et spes, todos los docu-
una realidad que de verdad ha existido y existe aún. Muchas mentos de los papas y sus enseñanzas en torno a la paz, es-
de ellas ligadas a un modo exclusivista de concebir la verdad pecialmente Juan XXIII con la célebre encíclica Pacem in
y a una Iglesia de cristiandad que en ocasiones olvidó la terris, y los distintos documentos del magisterio de algunos
importancia de la libertad en la adhesión de la fe. episcopados. La Iglesia parece convertirse cada vez más a la
Es verdad que muchas cosas han cambiado y que ya no paz de Jesús, a la no violencia evangélica. Situación a la cual
existen formas extremas de violencia. Hoy en la Iglesia se también ha servido la eclesiología del Vaticano II, así como lo
vive un clima de mayor respeto y de tolerancia hacia el di- emanado en América Latina por Medellín. Se percibe así una
ferente, así como de respeto por la libertad en la adhesión Iglesia sacramento del Reino, encarnada y al servicio del pobre.
de la fe. Pero aún persiste gran cantidad de imaginarios y de Así como también se perfila ese nuevo concepto de evangeli-
nostalgias de un pasado de cristiandad que hace que dichos zación ya no ligado al proselitismo, sino al servicio de la hu-
cambios y manifestaciones sean lentos o no tan rápidos como manidad. Y una Iglesia más plural, ecuménica y abierta al
se quisieran. Lo que hace entrever una doble necesidad no diálogo interreligioso. El reto es lograr que toda esta nueva
puntual, sino permanente. La Iglesia debe ser considerada mirada, este modo nuevo de relacionarse y de hacerse presen-
a la vez como sujeto y objeto de educación a la paz. Se hace te en este mundo plural, laico y democrático se concrete en la
necesario educar a la Iglesia a la paz, y que la Iglesia eduque pastoral y en todos los procesos educativos en la fe.

70 71
Una Iglesia que ha ido cambiando su paradigma no solo
sobre la paz, sino sobre sí misma, sobre su misión, sobre su
ser y sobre su tarea en el mundo, una Iglesia educada de este
modo a la paz también debe educar a la paz. Y ha de hacer-
lo siempre desde el respeto y la promoción de la libertad
religiosa y de conciencia, así como de la autonomía y la lai-
CONCLUSIÓN
cidad de las actuales sociedades democráticas.
Factor decisivo en este doble movimiento - una Iglesia
educada y una Iglesia que ·educa a la paz- , la teología juega
un papel de primer orden. Pero no cualquier teología. Una Hace poco, en un encuentro de evangelización en el mundo
teología igualmente purificada de todos los elementos de contemporáneo, uno de los asistentes invitó al grupo a partici-
violencia que aún contiene. Aspectos delicados que repensar par en una investigación orientada a estudiar la relación entre
desde la paz son: la concepción de Dios, la autonomía de lo catequesis y paz. Llamó profundamente la atención la respues-
creado y la teología de la creación, la relación entre la acción ta de los asistentes, todos expertos en temas de evangelización
de Dios y la acción del ser humano, el problema del mal, la y venidos de diversos países de América Latina: unos fueron
misión de la Iglesia, el sentido de la revelación, el pluralismo indiferentes, otros señalaron que la catequesis no tiene nada que
religioso, la relación fe -ciencia y fe-razón, la perspectiva de ver con la paz y otros afirmaron que ese asunto no tocaba a sus
género, la relación gracia-libertad. países. Por estas reacciones pareciera que el tema de la paz en
la Iglesia y su relación con la evangelización fuera solo asunto
de unos pocos en ella: o de los encargados de los asuntos socia-
les o de quienes sufren en su contexto situaciones de conflictos
armados. O parece que la paz es un asunto exclusivo de la
doctrina social de la Iglesia o asunto de unos pocos expertos.
Contrario a estas posturas, este estudio piensa y entiende la
paz como paradigma de la teología, de la evangelización y del
modo de ser Iglesia, más allá de lo que pueda llamarse teología
o pastoral de la paz como una teología o pastoral de genitivo.
Busca hacer notar que la paz no es únicamente un objeto de la
teología, al lado de muchos otros, sino que es una categoría,
horizonte, principio y símbolo de toda la teología, hasta el
punto de que informa toda la teología. Tanto que no puede ser

72 73
considerada solamente un capítulo, así sea dentro de la teología Su propósito es educativo y no ético, en el sentido de que no
moral, sino que es el capítulo estructurador y fundante de toda es un estudio sobre la ética de la paz, ni mucho menos sobre
la teología. la ética de la guerra. Tampoco es, aunque naturalmente se
Ello pide un verdadero y profundo cambio de paradigma, tenga en cuenta, una mirada extensa e histórica al magisterio
tanto teológico como pastoral y pedagógico. De hecho, hay de la Iglesia sobre la paz, ni tampoco a los mensajes de los
varios estudios que destacan la necesidad de este cambio de últimos papas para las Jornadas de la Paz.
paradigma o mentalidad~ el que va de la guerra justa a la no Apuesta por una postura nueva en la teología y en la pasto-
violencia, propio de Jesús y de la primera comunidad cristia- ral de la Iglesia. Dejar de ver la paz como un asunto marginal
na. Paradigma nuevo que destaca el efecto transformador que o de dedicación de unos expertos, o un asunto del cual se habla
la venida de Cristo ha tenido en la comunidad de los discí- solo al inicio del año, cuando el papa entrega a la Iglesia y al
pulos. Por lo que es posible ya desde ahora vivir de otra mundo su mensaje de paz, o un asunto del cual solo han de
manera y renunciar a toda forma de violencia. Lo que exige preocuparse quienes en sus contextos sufren guerras o conflic-
hoy una Iglesia comprometida, tal como lo hicieron los pri- tos armados y se encuentran en procesos de negociación.
meros cristianos de los primeros siglos, con el estilo de vida Esta postura nueva, en términos breves, se puede expresar
de la no violencia. Paradigma con el cual será en verdad en así: pasar de hablar de teología de la paz a hablar de la paz
medio del mundo signo de contradicción. como teología. Y este no es un cambio menor ni para la
La paz, para los creyentes en Cristo en la Iglesia, no es teología ni para la misma vida de la Iglesia y la forma de
solamente un problema de necesidad empírica ante la coyun- vivir la fe y de dar testimonio de ella.
tura de guerra y de posibilidad de destrucción masiva. Sin Implica ante todo rechazo de la violencia en todas sus
negarlo, la paz ha de ser vista como un fin ético en sí misma. formas. Con lo cual la Iglesia debe distanciarse radicalmen-
Es necesaria no solo porque exista la posibilidad de guerra y te de la postura de la guerra justa, por la cual no solo se
con ella la destrucción de toda forma de vida sobre la tierra. justifica la guerra en algunas circunstancias particulares, sino
La responsabilidad por la paz surge de la responsabilidad de que además culturalmente lleva a que se normalice o se na-
una vida digna para todos. La paz y la no violencia, para los turalice la violencia. Desde la perspectiva de la paz como
cristianos, han de ser comprendidas como una actitud cultu- teología, la Iglesia opta por la no violencia de Jesús como modo
ral y religiosa que invade toda la vida. La paz está en el cora- de hacer presente el Reino y como medio adecuado de cons-
zón del Evangelio, trabajar por la paz es tarea connatural al trucción y de transformación social.
ser de la Iglesia. El esfuerzo generoso por la paz, en su senti- Este estudio no aborda situaciones concretas de violencia
do más amplio, pertenece a la vocación cristiana en sí misma. o de paz ni tampoco aborda cuestiones particulares de la paz
Propósito de este estudio es mostrar cómo la paz y la no y la violencia en un contexto determinado. Sin embargo,
violencia está «en el corazón del Evangelio y de la Iglesia». detrás de cada uno de sus apartados hay un rechazo total a la

74 75
,
violencia estructural, directa, cultural y psicológica. Por eso
INDICE
parte de un análisis de los nuevos paradigmas de la teología,
coincidentes en todo con lo que la UNESCO llama la cultu-
ra de paz y sus valores de democracia, respeto de las diferen-
cias, tolerancia, dialogo, perspectiva de la alteridad, cuidado Introducción .... ....................................... ...... ...... .......... . 5
de la naturaleza y del cosmos, solidaridad. Con lo cual la
Capítulo 1. BúsQUEDA DE NUEVOS PARADIGMAS
Iglesia rechaza en su seno y para la sociedad violencias rela-
DE LA TEOLOGÍA Y DE LA EVANGELIZACIÓN HOY ........ . 9
cionadas con posturas racistas, machistas, patriarcales, ex-
Enfoques principales de los nuevos paradigmas .. . 10
cluyentes y que producen todo tipo de marginación Teología de la liberación y nuevos paradigmas .... . 13
Puede pensarse que este texto es genérico y puede aplicar- Nuevos paradigmas de la evangelización .......... . 17
se a cualquier contexto. De hecho, aunque se señalen de modo
particular asuntos relacionados con la teología de la liberación Capítulo 2. LA PAZ COMO PARADIGMA
latinoamericana y sus nuevos paradigmas, se hace con la idea DE LA TEOLOGÍA: TEOLOGÍA DE LA PAZ .......... ····· ······· 21
de poner en dialogo la teología con los movimientos sociales Q¡é se entiende por teología de la paz .............. . 23
contemporáneos, la educación para la paz promovida por la La paz como categoría teológica fundamental ... . 26
La paz y la no violencia en Jesús ........... ............ . 28
UNESCO y los valores de la paz comunes a todas las cultu-
La no violencia de Jesús y su rechazo a la cultura
ras y, por lo mismo, compartidos por la humanidad en su 34
militarista ............... ............. .···· ······· ······ ········
conjunto. De este modo se busca que la Iglesia y cada uno de 37
No violencia de Jesús y reconciliación ...... ...... ... .
los discípulos de Jesús inspiren su práctica existencial como La no violencia, clave de interpretación
la misma praxis evangelizadora desde lógicas relacionales no de la vida de Jesús y de la misión de la Iglesia
violentas, con lo cual la Iglesia recupera su condición de «ser en el mundo ...... ....... ... ..... .. ............. .... ....... . 42
señal de contradicción» como lo fue y lo es Jesús.
En último término, la idea de este estudio es pensar la re- C apítulo 3. LA PAZ y LA TRANSFORMACIÓN MISIONERA
lación entre la paz como teología y la conversión misionera de DE LA IGLESIA .. .............. ... ..... ............... ...... ...... ····· ... . 45
La paz en la Iglesia de los orígenes ............ ········ 46
la Iglesia. Hoy es común, y más desde la exhortación del papa
Cambio de paradigma y cristiandad .........··· ······ 50
Francisco sobre La alegría del Evangelio, hablar de «transfor-
Religiones y cultura militarista .... .... .· ······ ······ ···· 54
mación misionera de la Iglesia», con la idea de hacer creíble y
significativo el anuncio del Evangelio en el mundo de hoy. El paradigma de la no violencia:
Iglesia y evangelización hoy ··: ·····: ······ ··:········· 62
Y la paz como teología ofrece a la Iglesia unos modos de ser y 69
Educación a la fe no violenta y sm vwlenoas ·· ···
hacer que le permitan recuperar la condición «contracultural»
del Evangelio, característica en la Iglesia de los orígenes. CoNCLUSIÓN .. ....... .............. ... ....... ····· ·· ······ ······· ······· ······ 73

76 77
Propuestas alternativas

l. Atrévanse a creer, JosÉ MARÍA ARNAIZ 1 JosÉ IGNACIO


LóPEZ 1 GEORGINA ZuBIRÍA
2. Acoger, animar, acompañar, EQUIPO PPC CoNo SuR
3. Camino de reconciliación, ToNY FmALGO
4. Una Iglesia que escucha, anuncia y sirve, CoNFERENCIA
EPISCOPAL DE CHILE
5. Escuchemos a los pobres, FEDERICO CARRASQUILLA M.
6. Levadura en la harina, DIEGO lRARRAZAVAL
7. Teología de la paz, MANUEL JosÉ JIMÉNEZ RoDRÍGUEZ

79
Manuel José jiménez Rodríguez es presbítero de la arqui-
diócesis de Bogotá (Colombia). Director de investigacio-
....o.... nes de la Fundación Universitaria Monserrate- Bogotá .
........"" Doctor en teología pastoral, con énfasis en pastoral juve-
nil y catequesis, por la Universidad Pontifica Salesiana
de Roma.

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