Historia de la electricidad
La primera observación científica conocida de los efectos eléctricos, la
realizó Tales de Mileto en el 600 a.n.e. Este hombre observó que las
briznas de pasto seco se adhería a un trozo de ámbar cuando éste
había sido frotado.
Miles de años después, exactamente en 1660, fue el médico y físico
inglés William Gilbert quien estudió estos efectos, y tomando la palabra
griega elektron (ámbar), llamó a esas sustancias eléctricas. Tratándose
de un efecto al parecer estable, a menos que se lo perturbara terminó
denominándose Electricidad estática o carente de movimiento.
Gilbert escribió en 1600 un libro sobre el tema del Magnetismo, que se
llamó "De Magnete". También Tales había estudiado el fenómeno, pero
pasaría un tiempo antes de que los físicos se dieran cuenta que se
trataba de un mismo fenómeno. Tanto la electricidad como el
magnetismo pasarían a formar el Electromagnetismo. Mientras tanto, se
intentaba descubrir los secretos de este extraño fenómeno y
desentrañar el mecanismo oculto tras la electricidad.
En 1733 el francés Charles François de Cisternay du Fay, descubrió
que dos bolas de corcho, cargadas de la misma manera, se repelían.
Pero si cargaba cada una por medios diferentes, lograba que a veces se
atrajeran; por ejemplo si cargaba una frotándola con una vara
de Resina y a la otra con una de vidrio. Este fenómeno de atracción y
repulsión parecía indicar dos naturalezas distintas. François de
Cisternay Du Fay creía que la electricidad era un fluido y determinó que
este existía en dos tipos: resinoso o vítreo.
En el año 1747, Benjamín Franklin propuso que no había dos tipos de
fluidos, sino uno, el cual podía presentarse en exceso o en defecto. En
esto se acercaba más Du Fay a la verdad que Franklin. Pero rebautizó al
fluido como "electricidad negativa" si faltaba para el equilibrio, y
"electricidad positiva" al exceso. Estos nombres han perdurado, pero
con una comprensión distinta del fenómeno que la de un fluido.
Luigi Galvani, un anatomista italiano, observó por primera vez que una
descarga eléctrica sobre las patas de una rana muerta, producía
contracciones de los músculos afectados. Probó exponer estos
músculos a los efectos de una tormenta, usando el descubrimiento de
Franklin. Para conseguirlo, colgó patas de rana con ganchos en la reja
de la casa. Pero las contracciones proseguían, aún cuando la tormenta
había pasado. Una inspección posterior lo llevó a ver que la estimulación
se producía cuando el músculo tocaba simultáneamente dos metales
distintos.
Galvani creyó que la electricidad así producida, se generaba en el
músculo, observación que resultó errónea, pero no sería él quien
descubriera el error.
Veinte años más tarde, en 1800, Alessandro Volta supuso lo contrario,
es decir que era el contacto entre metales distintos lo que generaba la
electricidad. Esta idea fue el comienzo de una gran revolución en el
tema. Dicha hipótesis pudo comprobarse inmediatamente y le permitió
dos grandes avances:
Construir el primer dispositivo químico generador de electricidad, que
denominó batería eléctrica, hoy llamada pila.
Se obtuvo por primera vez en la historia una corriente continua y
suficientemente estable. Ya no se dependía de la estática.
En 1820, se había dado un gran salto al comprender la relación entre la
electricidad y el magnetismo. En ese año, el físico danés Hans Christian
Oersted demostró que una corriente generaba un Campo magnético.
Siguiendo este descubrimiento, André-Marie Ampère demostró que un
solenoide (cable enrollado en forma de resorte) aumentaba
considerablemente el campo magnético generado, en proporción directa
con la cantidad de vueltas que se le diera al cable.
Así, desde la pila de Volta, que permitió trabajar con una corriente, los
descubrimientos se desencadenaron velozmente:
1821: Michael Faraday, aportó la idea fundamental de la física
moderna, por primera vez, para describir una fuerza electromagnética
se hablaba de campo.
1823: William Sturgeon, aprovechando el efecto de los solenoides,
inventó el Electroimán. El primero de ellos pudo levantar un peso de
4 Kg.
1827: Georg Simon Ohm definió la resistencia eléctrica y propuso
la ley que lleva su nombre: Ley de Ohm.
1831: Faraday desarrolló el Transformador y el Generador
Eléctrico. Joseph Henry creó el motor eléctrico y desarrolló
un Electroimán que levanta una tonelada de hierro.
1883: Nikola Tesla desarrolló un motor que podía funcionar con
corriente alterna y ya no con continua. Thomas Alva Edison se
oponía al uso de esa corriente, pero sus esfuerzos fueron vanos.
Conductores y aislantes