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Avance Misional y Efectividad de La Educación Teológica

Este documento discute los desafíos y oportunidades para mejorar la efectividad de la educación teológica en América Latina para apoyar el avance misional de la Iglesia del Nazareno. Señala que la educación teológica debe estar íntimamente ligada a la misión de la iglesia. También destaca la necesidad de proveer educación teológica más diversa y flexible para llegar a más personas, centrarse más en la formación en la iglesia local, y desarrollar mejor el recurso humano en

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Avance Misional y Efectividad de La Educación Teológica

Este documento discute los desafíos y oportunidades para mejorar la efectividad de la educación teológica en América Latina para apoyar el avance misional de la Iglesia del Nazareno. Señala que la educación teológica debe estar íntimamente ligada a la misión de la iglesia. También destaca la necesidad de proveer educación teológica más diversa y flexible para llegar a más personas, centrarse más en la formación en la iglesia local, y desarrollar mejor el recurso humano en

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AVANCE MISIONAL Y EFECTIVIDAD DE LA EDUCACIÓN TEOLÓGICA

Por Rubén Eduardo Fernández

Resaltar el vínculo inseparable de la educación teológica y la misión de la iglesia ha sido


una de las preocupaciones de los teólogos latinoamericanos en las últimas décadas. Hace ya
casi 20 años, Orlando Costas destacaba: ¨…la estrecha relación que existe entre la
educación teológica y la misión de la iglesia. La misión da origen a la educación teológica
y es a la vez influida por ella.¨[1] Izes Calheiros agregaba en CLADE III que ¨…la
educación teológica existe para servir a la iglesia, y por lo tanto su misión está
intrínsecamente relacionada con la misión de la iglesia.¨[2]

Esta ha sido también uno de los énfasis que los líderes de la Iglesia del Nazareno quisieron
resaltar en el primer Encuentro Sudamericano de Líderes de Educación Teológica realizado
en 1994: ¨Reafirmamos que, la educación teológica en sus diferentes niveles y modalidades
es fundamental para la vida, desarrollo y extensión de la iglesia, en el fiel cumplimiento de
la misión recibida ¨.[3] Otro ejemplo se observa en la declaración de visión para la
educación teológica de la Región de México y América Central: ¨Capacitar con la mayor
excelencia al más alto número posible de ministros, para la extensión del Reino de
Dios.¨[4]

En Iberoamérica nuestra iglesia ha crecido en número de creyentes y congregaciones en los


últimos 20 años, de una manera sin precedentes. Aunque cientos de pastores han sido
formados en esos años en los campus de las instituciones teológicas, en programas
residenciales clásicos de “internado”, estos esfuerzos no eran suficientes para preparar
todos los obreros que Dios necesitaba. En respuesta a este imperativo de llevar estudios
teológicos a miles de estudiantes extramuros nacieron los programas de educación
descentralizada.

Esta alternativa de descentralización, ha provisto líderes a la iglesia en el pasado y en los


años recientes acompañando a la iglesia en su expansión numérica y geográfica. Es
innegable que el ministerio de educación teológica de las Regiones Iberoamericanas de la
Iglesia del Nazareno, ha contribuido significativamente al avance de la denominación. Hoy,
en muchos de nuestros países nuestros líderes son fruto de estos programas.[5] Al presente
se han desarrollado Guías y Manuales de Educación Teológica Descentralizada muy
completos (Regiones MAC y SAM). Más allá de normas o reglamentos estos manuales
contienen principios bíblicos y filosofía de la educación teológica.

Sin embargo, pese a los logros alcanzados, hoy la educación teológica enfrenta grandes
desafíos a fin de servir a una iglesia creciente y con estudiantes cada vez mejor preparados
académicamente y que han de ministrar en un contexto que demanda siervos ampliamente
capacitados. En la Región MAC, alcanzamos más de 300 estudiantes nuevos en los últimos
4 años. Sin embargo, si lo miramos a la luz de las estadísticas de nuevos miembros,
proporcionalmente, no hemos crecido lo suficiente. Hay mucha tarea por delante.[6]

1
A continuación se consideran algunos de estos desafíos que requieren soluciones
apropiadas a fin de que el avance misional de la iglesia no sea afectado.

1. Necesitamos más y mejor educación teológica intencional y con propósitos bien


definidos en la iglesia local.

Precisamos ver a todas las formas del discipulado cristiano que se realizan en la Iglesia
local como educación teológica esencial. En muchas de nuestras iglesias locales no
discipulamos lo suficiente o lo suficientemente bien. Frecuentemente, a lo más que
llegamos es a dar alguna forma de seguimiento al nuevo creyente que dura unas pocas
semanas y luego esperamos que este ¨milagrosamente¨ se integre a la vida de la iglesia.

Este modelo de discipulado “light” no es compatible con el modelo de Jesús y de los


metodistas primitivos, para quienes el propósito del discipulado, más que enseñar una
doctrina básica, era “impartir vida”. ¡Urge que enseñemos a los nuevos creyentes a “vivir la
vida de Cristo”!

No podemos hacer educación teológica sólida en los seminarios si la iglesia local no


prioriza el discipulado en sus agendas ya que el seminario ha venido a suplir muchas veces
los vacíos que el creyente trae sobre aspectos esenciales de la teología. Por otro lado,
debemos ser honestos en admitir que nuestro discipulado, por lo general, no ha entrenado a
cada creyente para el ministerio ni les hemos capacitado para descubrir y desarrollar los
dones que el Señor les ha dado.[7] Probablemente aquí encontremos una de las razones por
la que nos ha costado tanto cerrar la “puerta de atrás”. [8]

Otro aspecto importante que se ha descuidado en las últimas décadas es la formación


integral del creyente por medio de la relación con un mentor espiritual. Un candidato a
dedicar su vida a un ministerio de tiempo completo (pastoral, educativo, misionero u otro
semejante) no debería llegar a los programas de educación teológica superiores[9] sin una
preparación integral e intencional hecha por un mentor.

La iglesia local es el lugar donde podemos capacitar a todo el pueblo de Dios en lugar de
impartirla solo al grupo selecto que llega a las aulas de los seminarios. Parafraseando las
palabras de Ramón Sierra en Perú, la educación teológica es para todas las personas
llamadas al ministerio, independientemente de su educación y/o preparación secular, el
status de la persona (laico o clérigo) y el ministerio particular en que se está
desempeñando.¨[10]

2. Necesitamos más diversidad y flexibilidad en nuestros programas de educación


teológica

¿Debemos cerrar la puerta a la preparación teológica formal a aquellos hermanos que no


han tenido acceso a la educación secular? Estamos en deuda con aquellos nazarenos que no
han sido alfabetizados o no han accedido a la educación en niveles medios a causa de los
problemas contextuales de sus países. En vez de preocuparnos, deberíamos ocuparnos en

2
estos problemas: ¿Cómo llevaremos educación teológica a las grandes cantidades de
pueblos indígenas y pobres en América Latina con porcentajes muy altos de analfabetismo?
¿Qué estamos haciendo por los que Dios está llamando de estos grupos a los diferentes
ministerios? ¿Deberíamos las escuelas teológicas enseñar a leer y escribir a los llamados al
ministerio profesional? Quizás necesitamos trabajar más en echar mano al recurso laico en
nuestras iglesias a fin de preparar integralmente a estos siervos para ministrar en sus
contextos.

Por otro lado, necesitamos abrir las puertas para la educación teológica a los que Dios está
llamado a diferentes ministerios, en lugar de priorizar o dar exclusividad al ministerio del
pastor principal. No es que debamos minimizar el ministerio pastoral. Seguimos
sosteniendo que es un ministerio central, porque el pastor es el siervo-líder de la iglesia
local, de donde surgen y se desarrollan todos los otros ministerios. Reafirmamos que su
función es la de “equipar a los santos para la obra del ministerio”[11]. Dios necesita y sigue
llamando a muchos en nuestras congregaciones, pero no todos son llamados al pastorado.
El llamado pastoral no es el único llamado al servicio cristiano, ni es el único ministerio
que necesita educación teológica formal.

Al mismo tiempo, debemos enseñar que “…en el cuerpo de Cristo no hay miembros más
importantes que otros, o que deban tener dominio sobre los demás. El modelo clerical que
ha permanecido por siglos en la iglesia cristiana, donde los laicos permanecen apartados del
ministerio y los ministros profesionales son los únicos que ejercen dones para el
crecimiento espiritual de la iglesia, no es el modelo bíblico. En la iglesia primitiva se hace
distinción entre diferentes funciones o ministerios, pero ninguno está por encima de los
demás, todos tienen igual valor e importancia (1 P. 2:5). Martín Lutero y Juan Wesley,
entre otros, redescubrieron esta verdad sobre el sacerdocio universal de los creyentes a la
iglesia de su generación. Los fundadores de la Iglesia del Nazareno creyeron que en la
iglesia de Cristo no puede haber lugar para divisiones entre ministros profesionales y laicos.
Lo importante es que cada uno de nosotros, respondamos al llamado que el Señor nos ha
hecho, al ministerio para el cual nos ha provisto dones, y comprometamos nuestra vida a su
servicio.[12]

3. Necesitamos que nuestra educación teológica esté siempre centrada en la misión de


la Iglesia del Nazareno y reafirme nuestros valores esenciales.

La Iglesia del Nazareno ¨…se fundó para transformar al mundo diseminando la santidad
bíblica. Somos una iglesia de la Gran Comisión y de santidad al mismo tiempo. Nuestra
misión es hacer discípulos en todas las naciones, a semejanza de Cristo.[13] Ante esta
declaración, las preguntan que surgen son varias. ¿Nos centramos los administradores y
docentes en tan grande y noble propósito en nuestras instituciones? ¿Somos modelo de
servicio como maestros de la misión, como lo hizo Jesús?[14]¿Somos realmente idóneos
(en toda la amplitud del término) para enseñar a otros?[15]¿Tenemos tan altas
calificaciones espirituales como académicas?[16] Hablando de nuestros valores esenciales,
¿Vivimos en todo tiempo y enseñamos una genuina adoración en nuestras escuelas?[17]
¿Somos agentes de evangelización realmente compasiva[18]? ¿Tenemos –cada
administrador y profesor de institución teológica- al menos un discípulo?[19] ¿Es
3
notoriamente ¨superior¨ nuestra educación cristiana? ¿Estamos realmente capacitando con
¨excelencia¨? Finalmente, la gente siempre hace la diferencia.

4. Necesitamos desarrollar más nuestro recurso humano.

Aunque se ha avanzado mucho en este campo aún nos queda mucho camino para recorrer:

a. Necesitamos capacitación en el área de la administración educativa para el personal de


los seminarios.

b. Necesitamos tener una facultad mayor pero que se distinga por la excelencia.[20] En vez
de imitar los modelos a veces empobrecidos y poco contemporáneos de la educación
secular en nuestros medios, deberíamos más bien presentar los contenidos usando de la
mayor creatividad y variedad de métodos y técnicas que esté a nuestro alcance. Al mismo
tiempo necesitamos que los profesores se especialicen en áreas específicas para ofrecer
enseñanza de mayor profundidad.

c. Necesitamos desarrollar intencionalmente pensadores, teólogos y escritores


iberoamericanos. Nos alegra el hecho de que un buen grupo de nuestros profesores estén
avanzando a estudios de doctorado en ministerio. Al mismo tiempo, precisamos profesores
especialistas con doctorados académicos en Biblia, Teología, Pastoral, entre otros para ser
los ¨maestros de los maestros¨ de nuestros estudiantes.

Nos toca a nosotros ser los protagonistas de este tiempo histórico en la expansión de
nuestra iglesia. La educación teológica en Iberoamérica no puede bajar los brazos y
conformarse con lo alcanzado hasta aquí; sino continuar hacia mayores logros, dando
solidez al crecimiento de la iglesia, capacitando ministros que sirvan con excelencia en el
siglo XXI.

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[1] En la consulta promovida por la Fraternidad Teológica Latinoamericana: ¨Nuevas


alternativas de educación Teológica¨, C.René Padilla, Editor. Nuevas Alternativas de
Educación Teológica: Documento Final. Buenos Aires: ed. Nueva Creación, p.131

[2] Izes Calheiros. Educación Teológica y Misión Integral en CLADE III, 1992, Quito
Ecuador, p.431

[3] Región SAM. ESULET. Conferencia de Educación Teológica regional desarrollada


entre el 21 y el 24 de Octubre de 1994, en Lima, Perú, con la invitación a líderes
educadores de la Región MAC.

[4] Región MAC, Guía de Administración de ETED, San José, Costa Rica: 2003, p. 12

4
[5] En el Área MAC Sur, por ejemplo, la mayoría de los actuales superintendentes de
Distrito son graduados del antiguo programa de CENETA (Centro Nazareno de Estudios
Teológicos Afiliados)

[6] El porcentaje de crecimiento en nuevos estudiantes en 4 años fue de un 20.74 %


mientras que el de nuevos creyentes fue de un 31.60 %

[7] Región MAC, Discipulado ABCDE, San José: 2001, material audiovisual

[8] En la Región de México y América Central, durante 14 años de su existencia se ganaron


99.494 miembros por profesión de fe. En ese mismo tiempo se perdieron por remoción,
retiro voluntario o traslado a otras denominaciones 37.059 nazarenos. Es decir, el 37,25 %
de los anteriores.

[9] Los que se imparten en los programas de los seminarios e instituciones teológicas.

[10] Region SAM-ESULET. Op. cit. p. 78.

[11] Efesios 4:11-12

[12] Mastronardi, Mónica. Descubriendo mi vocación en Cristo. Taller para Retiro de


Laicos MAC Sur, 2002

[13] Junta de Superintendentes Generales. Un pueblo cristiano, de santidad, misional. CNP.


s/f p.1.

[14] Lucas 4:16-21

[15] 2da. Timoteo 2:2

[16] Tito 2:7

[17] Juan 4:24

[18] Mateo 9:36

[19] Marcos 4:34

[20] Unos buenos ejemplos son el Diplomado en Formación Docente del Seminario
Nazareno Mexicano y el Profesorado en Educación Teológica del Seminario Teológico
Nazareno de Guatemala.

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