0% encontró este documento útil (0 votos)
85 vistas8 páginas

El Derecho Como Estructura de Normas

El documento discute varios temas relacionados con el derecho. Las normas son la parte más importante del derecho ya que controlan la conducta humana. El derecho consiste en normas y elementos institucionales que incluyen obligaciones, prohibiciones, permisos y derechos. El derecho también debe ser eficaz en lograr que las personas sigan las normas.

Cargado por

Eliagny Infante
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
85 vistas8 páginas

El Derecho Como Estructura de Normas

El documento discute varios temas relacionados con el derecho. Las normas son la parte más importante del derecho ya que controlan la conducta humana. El derecho consiste en normas y elementos institucionales que incluyen obligaciones, prohibiciones, permisos y derechos. El derecho también debe ser eficaz en lograr que las personas sigan las normas.

Cargado por

Eliagny Infante
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 8

El Derecho como estructura de normas

Las normas son la parte más importante del Derecho que influye en la
conducta del hombre ya que por medio de ellas, se logra controlar los
impulsos y por tanto la conducta que es la que rige principalmente toda
relación hombre-derecho-ley.

El Derecho es un orden normativo, está compuesto por normas, pero


también de elementos institucionales y organizativos. Los ordenamientos
jurídicos contienen normas que imponen obligaciones (preceptos positivos) y
normas que establecen prohibiciones (preceptos negativos). Junto a estas
normas que establecen preceptos también encontramos las que contienen
permisos, confieren facultades, potestades o derechos. No hay que
contemplar estas normas como comportamientos estancos, ya que están
relacionadas entre sí. Una norma que atribuye un derecho impone al mismo
tiempo a otros un deber, ya sea positivo o el meramente negativo, de
respetar el libre ejercicio de ese derecho.

En la estructura de normas se cuenta con dos partes fundamentales, las


cuales son: el supuesto de hecho y la consecuencia jurídica. Se entiende por
supuesto de hecho como la hipótesis de conducta que si se produce
provocará la consecuencia y esta consecuencia jurídica que tiene por causal
la subsunción de una conducta humana en el supuesto de hecho normativo.

Se puede agregar a estas dos partes fundamentales el Deber Ser, que es


el enlace lógico entre el supuesto de hecho y la consecuencia jurídica.

El Derecho como regulación eficaz

La eficacia del derecho se refiere a los efectos de las normas, esto quiere
decir a la aplicación de su contenido y al cumplimiento de estas. De manera
que el derecho será eficaz si consigue de cierta forma controlar el
comportamiento humano.

En el momento de expedir una ley, es decir, de tomar una decisión


legislativa, esta será juzgada como eficaz, si el resultado de ella es logrado
con un mínimo de medios, o si con esos medios se dé un grado máximo de
realización del resultado.

El derecho no siempre se promulga para ser aplicado, a veces se crea


para ser promulgado. Cuando se aplica y resulta ineficaz, su ineficacia no se
puede entender como un fracaso sino como un propósito implícito
perseguido por el derecho mismo.

La eficacia normativa significa en términos generales que la ley debe ser


cumplida, la misma debe ser respetada o acatada en la medida en que no
todas las normas jurídicas imponen una conducta positiva de cumplimiento,
pero lo que si hacen todas las normas jurídicas es imponer a la generalidad
el deber de abstenerse de interferir en la esfera de derechos ajena.

El derecho en sí mismo puede aplicarse de varias maneras: Así, puede


aplicarse de manera pacífica cuando los ciudadanos ajustan su conducta a
las normas que él establece, y en esta observancia natural y sin conflictos
reside la fuerza y eficacia del derecho. Pero hay otra forma de aplicación del
derecho que surge como consecuencia de la violación de una norma jurídica
o a raíz de los conflictos que enfrentan en derecho a intereses
contrapuestos.

No debe olvidarse a este respecto que son tres los elementos


constitutivos de la norma jurídica:

a) El mandato jurídico, que ordena un cierto modo de conducta y que se


orienta hacia la implantación de un ideal superior de justicia.
b) El efecto jurídico normal, en cuanto que se ejercitan las facultades
reconocidas o tuteladas por la norma y se cumplen los correspondientes
deberes.

c) La sanción, consecuencia obligada del posible incumplimiento de la


norma.

El Derecho como solución justa de problemas

El Derecho debe concebirse como la solución justa o adecuada de los


conflictos patrimoniales entre personas; conforme a esta apreciación, la
ciencia jurídica contiene el conjunto de criterios, nociones y precedentes para
resolver con justicia dichos conflictos.

La decisión adoptada ha de serlo en virtud de un razonamiento normativo


que conduzca a dicha conclusión jurídica. Además, esta conclusión o
decisión de un asunto tiene que ser justa en el sentido de que cumplan los
criterios mínimos que integran el principio de justicia, recurriendo a la
equidad si es preciso. Si es así, se puede decir que la decisión adoptada es
justa y está justificada normativamente.

Sin embargo, y dicho lo anterior, debe señalarse que afirmar que la


solución a la que llega el razonamiento jurídico debe ser justa, aun siendo
verdad, requiere de algunas matizaciones, pues es erróneo pensar aunque,
todo hay que decirlo, teóricamente resulte muy atrayente que exista sólo una
solución justa a un problema jurídico planteado. A veces es así, pero en
ocasiones no lo es. Un problema puede tener varias soluciones que pueden
considerarse justas. Alguien probablemente objetará que habrá unas
soluciones más justas que otras y entonces la solución a aplicar será la que
más justa sea, pero, más frecuentemente de lo que parece, la complejidad
de algunos casos nos enseña que no puede afirmarse que la solución dada
sea mejor que otras propuestas y desechadas. Sólo desde un conocimiento
superficial y puramente teórico del Derecho puede sostenerse que las
normas jurídicas encierren una especie de recetario en el que cada problema
planteado tiene una única y clara solución.

Las leyes como regulación objetivada

Son leyes que restringen al gobierno a su función legítima: la protección


de los derechos individuales.

Las leyes deben ser objetivas tanto en su forma como en su fondo. En su


forma, la ley debe permitir que cada individuo sepa, antes de tomar cualquier
acción, qué tipo de conducta es ilegal, por qué está prohibida, y cuál será la
pena por violarla. En su fondo, la ley debe prohibir solamente la conducta
privada que viola los derechos individuales de otros. Las leyes contra el
asesinato, por ejemplo, satisfacen ambos requisitos.

La ley objetivada es la base indispensable para un “gobierno de leyes y


no de hombres”. Cuando la ley es clara y precisa, no deja margen para que
los burócratas o los policías puedan ejercer un poder arbitrario a través de
decisiones impredecibles y subjetivas.

Como el gobierno ejerce un monopolio sobre el uso legal de la fuerza,


cada acción del gobierno debe ser controlada objetivamente y autorizada
expresamente. Estas rígidas limitaciones dejan libres a los ciudadanos
privados para que ellos vivan sus vidas, sin el temor constante que se sufre
bajo un régimen de leyes no objetivas.

La ley y el cambio del espíritu del Derecho

Las leyes poseen una letra (lo que consta escrito) y un espíritu, que es lo
que motivó al legislador a dictarla, y muchas veces esa intención no está
muy clara en lo que se ha dejado plasmado, pudiendo la interpretación que
se haga a posteriori por los jueces diferir de lo querido por el legislador.
Conocer la verdadera intención del legislador no es tarea fácil y hay que
demostrarla, pues de lo contrario se caería en subjetivismos que más que
desentrañar lo que quiso el que las sancionó, posibilitaría a los jueces tener
aún más discrecionalidad en sus sentencias pudiendo atribuir a la intención
del juez la suya propia.

La obra de Montesquieu de 31 tomos “El espíritu de las leyes” de


mediados del siglo XVIII, donde sentó el principio de la división de poderes
como garantía contra la opresión, distinguió formas de gobierno, y consideró
como espíritu o razón de ser de las leyes, que todo el universo está sometido
a ellas, proclamando a las leyes naturales y humanas como necesarias
debiendo ser las humanas creación social y adaptadas a las costumbres de
cada sociedad y su contexto histórico y geográfico.

La exposición de motivos

Son consideraciones jurídicas, políticas, sociales y económicas que


justifican una iniciativa de ley o decreto, en la cual los actores autorizados
constitucionalmente para iniciar leyes legisladores federales, Ejecutivo,
Congresos locales y el equivalente ciudadano al 0.13% de la lista nominal de
electores- explican las razones por las cuales se crea, reforma, adiciona o
deroga la ley y la intención de ésta.

La exposición de motivos muestra un planteamiento general y objetivo del


problema o asunto presentado, explicando las soluciones propuestas a
través de la creación de nuevos dispositivos o la introducción de cambios
necesarios para reformar, adicionar o suprimir determinados textos legales.
Por medio de la exposición de motivos se dan a conocer las razones que
inspiraron al legislador para modificar, reformar, adicionar, derogar o crear
una nueva ley, la determinación del alcance de la misma, su razón, su
justificación, o bien, cuál puede ser en un momento determinado su sentido
jurídico o político.

La exposición de motivos es una parte preliminar de la ley, no forma parte


de la misma, sólo es un preámbulo donde se explican las razones que llevan
a proponer reformas, adiciones, o disposiciones completamente nuevas,
lógicamente la exposición de motivos no tiene el carácter obligatorio de la
ley.

Valores subjetivos del legislador

Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro


comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias
fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en
lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro y que reflejan nuestros
intereses, sentimientos y convicciones más importantes.

Por su parte los valores subjetivos son aquellos en que su existencia


depende del sujeto que valora. Se ha dicho que una cosa tiene valor cuando
nos gusta y en la medida en que nos gusta, que solo son valiosas las cosas
que deseamos o anhelamos, que es nuestro interés lo que hace que una
cosa sea valiosa para nosotros.

Es importante acotar que el subjetivismo ha mostrado la conveniencia de


no olvidar la valoración, es decir, la actividad del sujeto que valora, porque
todos tenemos una actividad marcada por condicionamientos psíquicos y
culturales. Los valores son de una sociedad y de los individuos que en su
proceso de socialización los rechazan o los aprenden.
Concurrencia de normas jurídicas

Se entiende por concurrencia de leyes o normas cuando dentro de la


legislación de un país, o territorio determinado, existe algún conflicto entre
dos o más normas de Derecho Positivo, es decir, que exista conflicto entre
sí, o que cuya aplicación y cumplimiento simultáneo resulta imposible, ya que
las disposiciones de las mismas se contradicen. Para que exista conflicto de
leyes es necesario que las disposiciones normativas regulen la misma
materia y que contengan la misma jerarquía normativa, también que estas
sean expedidas por la misma autoridad legislativa, y que cuyo ámbito
espacial de vigencia haya iniciado en la misma fecha.

Existe concurrencia o concurso de normas cuando dos o más normas


jurídicas pertenecientes a un mismo ordenamiento jurídico son aplicables a
las mismas circunstancias fácticas, pues el supuesto de hecho de cada una
de las normas está realizado en el hecho concreto.

El margen de la significación de las palabras de la ley

La ley es una norma jurídica dictada por el legislador, es decir, un


precepto establecido por la autoridad competente, en que se manda o
prohíbe algo en consonancia con la justicia, cuyo incumplimiento conlleva a
una sanción. Según el jurista panameño César Quintero, la ley es una
«norma dictada por una autoridad pública que a todos ordena, prohíbe o
permite, y a la cual todos deben obediencia». Por otro lado, el jurista
venezolano Andrés Bello definió la ley como «una declaración de la voluntad
soberana que, manifestada en la forma prescrita por la Constitución, manda,
prohíbe o permite». Para Bello, lo decisivo para calificar un acto de ley es la
forma en que se gesta y no la naturaleza de la disposición en él contenida.
En general, las leyes son normas que regulan la convivencia social de una
nación.
Las leyes son delimitadoras del libre albedrío de las personas dentro de
la sociedad. Se puede decir que la ley es el control externo que existe para la
conducta humana, las normas que rigen nuestra conducta social. Constituye
una de las principales fuentes del derecho.

El incumplimiento de la ley, no obstante, trae consigo sanciones. De allí


que su existencia como norma obedezca a la necesidad de regir y corregir la
conducta social de los seres humanos. La palabra ley también puede
emplearse para referirse a una legislación o al conjunto de las leyes.

En la religión, ley hace referencia al culto de Dios y a todo aquello que es


arreglado a la voluntad divina: la ley de Dios.

Ley también puede designar al conjunto de estatutos o condiciones que


se han establecido para la celebración de un evento particular, que podrá ser
una justa, un certamen, o un juego.

También podría gustarte