Washburn SL 1953 Traducción La Estrategia de La Antropología Física
Washburn SL 1953 Traducción La Estrategia de La Antropología Física
WASHBURN SL1
La estrategia de una ciencia es aquel cuerpo de teoría y técnicas con el cual ataca sus
problemas. Todas las ciencias tienen sus formas tradicionales de ordenar y analizar los datos,
y la efectividad de una ciencia puede ser juzgada por la forma en que su estrategia resuelve
problemas y señala el camino hacia una nueva investigación. Durante muchos años la
antropología física cambió poco y era fácil definirla. Los antropólogos físicos eran aquellos
científicos interesados en la evolución y variación humana, que usaban las mediciones como
técnica primaria. El principal entrenamiento de un antropólogo físico consistía en aprender a
hacer un pequeño número de mediciones con exactitud y una de las mayores preocupaciones
de la profesión ha sido lograr un acuerdo sobre cómo estas mediciones debían realizarse. El
supuesto parece haber sido que la descripción (ya sea morfológica o métrica) si era lo
suficientemente exacta y en cantidad suficiente, podía resolver problemas de proceso, patrón e
interpretación.
Era necesario lograr una apreciación general de las variedades de primates, incluido el
hombre, antes de poder entender los problemas de la evolución. Al aumentar el conocimiento
de los primates, los tipos de problemas a resolver se tornaban más y más definidos. ¿Era un
pequeño simio arbóreo o un diminuto tarsio el pariente más cercano del hombre actual? ¿Con
qué métodos debía abordarse tal problema? ¿Debían compararse tantos caracteres como fuera
posible o podían unos pocos caracteres críticos? ¿Debían acentuarse los caracteres adaptativos
o es que los problemas de la filogenia recaían en rasgos no adaptativos? ¿Evoluciona el
cuerpo como un todo unificado o muchas partes diferentes cambian en tiempos distintos?
El conocimiento general de los primates y de las razas humanas tuvo lugar
rápidamente en el Siglo XIX. Las clasificaciones de Flower y Lydekker (1891) y de Deniker
(1900) son extraordinariamente similares a las actuales. El principal progreso desde aquel
tiempo ha sido el descubrimiento de fósiles y la calidad y cantidad de los materiales
descriptos ha aumentado en gran medida. Se han esclarecido muchos pequeños problemas,
pero las principales líneas de la clasificación de los primates estaban claras hace más de 50
años.
Durante los últimos 50 años, a pesar de que se han agregado excelentes datos
descriptivos, las técnicas mejoraron y los problemas se aclararon y definieron, se ha
progresado poco en el entendimiento del proceso y el patrón de la evolución humana. La
estrategia de la antropología física produjo escasos avances y la aplicación de los métodos
tradicionales dio resultados contradictorios. Luego de más de siglo de intensa búsqueda de
datos hay menos acuerdo entre los científicos informados sobre la relación del hombre con
otros primates que la que había en la última parte del Siglo XIX (Schultz, 1936, 1950a, b;
Simpson, 1945; y Straus, 1949, han resumido recientemente muchos de estos conflictos y la
evidencia que hay sobre ellos). Con relación a la raza el acuerdo no es mayor, ya que algunos
1
Washburn SL. 1953. The Strategy of Pshysical Anthropology. En: Kroeber AL (ed.): Anthropology Today.
Chicago University Press, Chicago. pp. 714-727, 1953. Traducción de la cátedra de Antropología Biológica I.
FCNyM-UNLP. Año 2006.
2
reconocen unas pocas basándose en las poblaciones, mientras que otros describen un número
mayor, muchas de las cuales son tipos y no se refieren a ninguna población.
Las dificultades de este tipo no están de ninguna manera confinadas a la antropología
física y son comunes a las de la zoología descriptiva. El problema surge cuando se continúa
con una estrategia que era apropiada para la primera fase descriptiva de una ciencia, en la
siguiente fase analítica de la misma. Las mediciones nos dirán qué cabezas son alargadas,
pero no nos dirán si la gente con cabezas largas deben ubicarse en una categoría biológica.
Una fotografía puede mostrar que una persona es gorda y un agrupamiento de la gente gorda
puede ser tan arbitrario como uno de las cabezas largas.
Es necesario tener un conocimiento de las variedades de la forma cefálica, la
pigmentación, la forma corporal, el patrón de crecimiento, etc. antes de poder establecer
claramente los problemas de evolución, raza y constitución. Pero todo lo que puede obtenerse
con la información descriptiva inicial es alcanzar un primer conocimiento, un sentido del
problema y una clasificación preliminar. Ir mas allá requiere la elaboración de teoría y método
a lo largo de diferentes líneas. Pasando por su fase descriptiva inicial, la antropología física
esta entrando en un estadio analítico. El cambio en la Antropología Física es forzado en parte
por el hecho de que su propia estrategia ha dejado de otorgar resultados útiles y más aún por
el surgimiento de la teoría evolutiva moderna. El encuentro de la genética, la paleo
antropología y la zoología evolutiva ha creado una nueva sistemática (neozoología), justo
cuando el impacto de la nueva teoría evolutiva esta creando una nueva antropología física.
Los antropólogos tienen la fortuna de que sus problemas son lógica y metodológicamente
similares a los largamente debatidos y mayormente solucionados en la zoología. Por lo tanto,
su tarea es mucho más simple que aquella con la cual se confrontaron los taxonomistas hace
quince años. El antropólogo puede simplemente adoptar el nuevo punto de vista evolutivo y
su tarea es primariamente adaptarla a su entorno intelectual y desarrollar técnicas adecuadas a
sus necesidades particulares. La naturaleza y las implicancias de los cambios se harán más
claros al considerar los contrastes entre la “vieja” y la “nueva” antropología física bajo los
ítems: propósito, teoría, técnica e interpretación. Estas comparaciones son descriptas
brevemente en la tabla 1, para luego considerar cada una con algún detalle. Al hacer las
comparaciones debe recordarse que las diferencias son sólo de grado, y que los breves
contrastes especialmente en una tabla en una tabla los hace aparecer indebidamente definidos.
Como Stewart (1951) ha señalado, la nueva antropología física ha evolucionado a
partir de la vieja, y hay una continuidad real. Sin embargo, un gran cambio esta teniendo lugar
en poco tiempo. Si este es llamado “evolución”, es una evolución de tipo quantum
(cuantitativa, N de T). Es una explosión de aceleración por parte de una espacie que se ha
mantenido quieta por un largo periodo de tiempo. De hecho, la antropología física de 1950 se
parecerá mucho más a la de 1900 que a la de 1960. Ya que la transición descripta en este
trabajo esta teniendo lugar aun, seria muy difícil discernir su magnitud a partir de la literatura
antropológica. Los comentarios en este trabajo se basan fuertemente en las discusiones
llevadas a cabo en los seminarios de verano de la Wenner-Gren y aquellos que sólo leen
antropología física americana actual tienen poco idea del tamaño e importancia de estos
cambios. Dado que la transición en zoología es ahora general e internacional, en antropología
pronto lo será, y se espera que la extensión y naturaleza de los cambios que ahora tienen
lugar en otros países ahora puedan discutirse “in extenso” en esta conferencia.
3
Tabla 1
PROPOSITO
TEORIA
TECNICA
Antropometría 80%, ayudada por Mediciones 20% y son suplementadas por una
comparaciones morfológicas amplia variedad de técnicas adaptadas a la
solución de problemas particulares
INTERPRETACION
PROPOSITO
Al comentar los contrastes entre la vieja y la nueva antropología física delineados en la
Tabla 1, debe señalarse que el área de interés o los propósitos finales son los mismos. El
entendimiento e interpretación de la evolución humana sigue siendo el objetivo. Sin embargo,
el propósito inmediato de la mayoría de las investigaciones científicas no será sino un
pequeño paso hacia el objetivo final. El investigador se ocupara de la raza, la constitución, el
hombre fósil o algún otro problema. En el pasado, el propósito primario de la mayoría de las
investigaciones de este tipo fue la clasificación en vez de la interpretación de alguna parte del
fenómeno que estaba siendo investigado. Este punto puede aclararse con dos ejemplos.
Cunningham (1909) hizo una clasificación dentro de la cual pueden ubicarse la mayoría de los
arcos superciliares. La clasificación de este u otros esquemas similares es una parte estándar
de la antropología física tradicional. Pero ¿qué significan esas diferencias y con qué se
relacionan? La clasificación no da respuestas a estos problemas. Decir que un fósil tiene
arcadas superciliares de tipo II y otro tipo III no da ninguna información de la significación de
esa diferencia, ni permite alguna inferencia acerca de la relación. En general, los arcos
4
superciliares grandes están asociados con caras grandes, pero la apariencia del tamaño es
también dependiente del tamaño y la forma del cráneo. Los microcéfalos parecen tener
grandes arcos pero esto se debe al pequeño tamaño del cerebro. En tal caso extremo,
cualquiera interpretaría que la diferencia se debe al cambio del tamaño del cerebro, pero
¿cuánto de la diferencia entre el arco superciliar del hombre de Java y del hombre moderno se
debe a una diferencia en la cara y cuánto a una diferencia en el cerebro? En la literatura
aparece una filogenia de los arcos superciliares (Weidenreich, 1947). Esto sólo puede
interpretarse si los arcos son suficientemente independientes en tamaño y forma para que
puedan lograrse conclusiones tentativas a partir de la secuencia histórica y la clasificación.
Nadie duda de la validez de los argumentos descriptivos, pero hay una gran duda respecto de
las conclusiones que pueden extraerse de los mismos. Esto es porque el arco es
anatómicamente complejo y porque una misma forma general puede deberse a una diversidad
de condiciones. Por ej. La parte central del tipo de arco dividido puede deberse a un gran seno
frontal, acromegalia, deposito de hueso mecánicamente no orientado, o altamente orientado.
La prominencia general de la región puede deberse a una cara grande o a un cerebro pequeño,
pero probablemente caras de igual masa, aquellas asociadas a largas bases craneanas y gran
desarrollo de los músculos temporales tienen arcos superciliares más grandes. La descripción
de las diferencias entre un aborigen australiano y un mongoloide puede hacerse con los
métodos tradicionales pero pueden interpretarse si se analizan las causas anatómicas que
subyacen a tales diferencias.
La descripción no ofrece ninguna dificultad técnica, pero el análisis es posible sólo al
usar una variedad de métodos que no han sido parte de la antropología. Este ejemplo muestra
el modo en que la clasificación fue el objetivo y la herramienta de la antropología física. Visto
tradicionalmente, si a uno le interesaban los arcos superciliares, el procedimiento era clasificar
las estructuras y luego arribar a conclusiones sobre las interrelaciones entre las razas y
hombres fósiles. Es decir, la clasificación nos daba una herramienta para usar en el análisis de
la evolución y la variación. Era, en este sentido, conocimiento final. Pero en un sentido
diferente, la clasificación meramente delineaba los problemas a investigar. Ninguna
descripción de los tipos de arcos superciliares nos permite comprender las razones detrás de
ellos. Las clasificaciones nos muestran que tipos existen, bajo que circunstancias se los
encuentran, y así plantean una serie de problemas que necesitan ser investigados. Para la
antropología física tradicional, la clasificación era un fin, algo para usar. Para la nueva
antropología física, las clasificaciones plantean problemas, debiendo diseñarse métodos para
resolverlos.
La tradicional dependencia sobre la clasificación como un método de análisis produjo
dos de las características de la taxonomía zoológica y la antropología física: (1) Si la
clasificación es el objetivo y la herramienta primaria, es de virtual importancia el acuerdo
sobre el método. Por los tanto, los esfuerzos de los antropólogos físicos han sido para lograr
acuerdos sobre cómo realizar las mediciones y observaciones. Las introducciones a la
antropología física son en gran medida instrucciones sobre como realizar mediciones y
observaciones con pocas o ninguna indicación sobre lo que las mediciones supuestamente
significan. Congresos internacionales han terminado con pedidos en pos de la uniformidad
para que la clasificación pudiese continuar. Uno podría esperar que este congreso rompa con
las tradiciones del pasado y enfatice que el énfasis indebido sobre la uniformidad es
indeseable y que se acentúe la necesidad de nuevas técnicas para la solución de problemas
particulares. (2) El segundo resultado del énfasis en la clasificación es que cuando surgen las
dificultades, se las resuelve con nuevas clasificaciones mas complicadas. Esto puede ilustrarse
5
en el estudio de la raza. En la primera parte del Siglo XIX, existían varias clasificaciones
simples de las razas y se brindaban explicaciones causales (clima, aislamiento, etc.). Mientras
tanto, las clasificaciones raciales se tornaron más numerosas y muchas, extremadamente
complejas, pero las explicaciones de causa y proceso han permanecido en gran medida como
eran. Dobzhansky (1950) señala que la principal tarea del antropólogo ahora seria intentar
atender las causas y procesos de la formación de las razas. Su pedido claro y elocuente debe
ser leído por todos los antropólogos y yo sólo tengo una clasificación, o más bien explicación.
Los antropólogos tradicionales pensaron que se manejaban con causa y proceso más de los
que Dobzhansky piensa. La diferencia realmente radica en su actitud hacia la clasificación. El
antropólogo físico tradicional pensó que la clasificación, hecha con suficiente detalle, nos
daría las claves a problemas de causa y proceso. Las clasificaciones estaban acompañadas por
comentarios sobre cómo se las explicaba por hibridación, ambiente, etc. Si uno cree que las
clasificaciones de por si brindan conocimiento entonces uno hará clasificaciones mas y mas
complicadas, tal como han estado haciendo los antropólogos. Sin embrago, si uno cree que la
clasificación no puede hacer mas que mapear los resultados del proceso, entonces uno se
contentara con un mapeo grosero hasta que se hayan analizado los procesos. El nuevo
antropólogo físico esta separado del viejo, no por un deseo de conocer causas, sino por una
diferencia muy real en la creencia de hasta qué punto la clasificación puede revelar causas.
Alguna clasificación es el primer paso necesario al ordenar los datos en un área de
conocimiento, pero su significado depende del entendimiento de los procesos que producen la
variedad de formas. Después del primer estadio de descripción preliminar, los científicos
deben volcarse a los problemas de proceso o enfrentarán una era de vanas clasificaciones que
no pueden ser interpretadas por carecer de adecuadas técnicas y teorías.
TEORIA
Es una característica de primer estadio de una ciencia no considerar la teoría como
importante. Si la clasificación puede resolver problemas y si se puede llegar a ella ordenando
suficientes datos, entonces la teoría necesita ser de poca importancia. Sin embargo, cuando el
conocimiento aumenta y se formulan los problemas con más precisión, la teoría adquiere
mayor importancia. Por mucho tiempo, luego que la teoría de la evolución orgánica había sido
aceptada, se hacían comparaciones sin ninguna otra preocupación teórica general, mas que las
partes comparadas fueran homologas. Mas tarde, la antropología se vio particularmente
implicada en la controversia de si las deducciones concernientes a las relaciones debían
hacerse sobre la base de características adaptativas o no adaptativas. Esto, a su vez, originó la
cuestión de si era mejor comparar muchos rasgos o si la comparación de unos pocos rasgos
básicos no diese resultados más confiables. La evolución paralela fue reconocida como un
fenómeno que complicaba, pero en general, la antropología siguió operando sin mayor
preocupación acerca de sus fundamentos teóricos. Debe señalarse que este punto de vista
general era característico de gran parte de la zoología, etnología, y arqueología históricas. Los
conceptos teóricos no estaban ausentes, pero no se los consideraba muy importantes, y el
mayor esfuerzo se volcaba en la recolección de especimenes y datos y en la descripción de
hechos. Por muchos años se ha incrementado la creencia en que los hechos por si solos, no
arreglan los problemas y que aun la recolección de los “hechos” estaba guiada por un
complejo cuerpo de supuestos no especificados.
Las teorías guía necesarias han sido establecidas recientemente por numerosos
zoólogos y la nueva zoología establece simplemente que la evolución es la historia de los
sistemas genéticos. Los cambios en poblaciones aisladas se deben a la mutación, selección y
6
2
Se refiere a una dimensión, como por ejemplo la longitud craneana (N del T).
8
en la cual deben buscarse las repuestas. Las sucesivas radiaciones adaptativas de los primates
deben entenderse en términos de la evolución de un comportamiento más eficiente. La
elucidación de mecanismos adaptativos requerirá de toda la ayuda que la paleontología, la
anatomía, la arqueología y la experimentación puedan proveer. Debe trabajarse mucho más
para llegarse a conclusiones menos definitivas, pero se ganaría un conocimiento del patrón y
el proceso de la evolución de los primates. La creencia de que la selección es la principal
causa de la evolución altera la forma en que debe estudiarse la evolución. Las conclusiones
antropológicas basadas en los conceptos de ortogénesis, irreversibilidad, y el uso de rasgos no
adaptativos, deberán ser reexaminadas. El paralelismo necesita ser interpretado como
resultado de selección similar en animales relacionados, más que ser usado como una forma
de descontar las semejanzas.
Fuera del concepto de sección, hay otros dos aspectos de la teoría evolutiva que son de
vital importancia para la antropología. Estos son en primer lugar, que las descripciones
deberían basarse en poblaciones y segundo, que los genes, o rasgos, pueden variar
independientemente. Tomados juntos, estos dos hechos significan que el concepto
antropológico de tipo es insostenible y la negación a aceptar este hecho es la principal razón
por la cual algunos antropólogos se han negado a adoptar conceptos genéticos. Ambos puntos
han sido elaborados por numerosos autores y se los ha discutido en este simposio por Boyd y
Carter.
Las implicancias para la antropología del concepto de población e independencia de
los genes se entiende mejor a partir de la historia del concepto de raza (Count, 1950). En las
primeras clasificaciones raciales una raza era un grupo de gente que vivía en una parte del
mundo y que obviamente era diferente a otros pueblos en características físicas. Así, los
pueblos de Europa, África, del sur del Sahara, Asia oriental, Australia y las Ameritas eran
vistos como razas. Cómo debían tratarse los pueblos de la India siempre fue un problema, por
numerosas razones que van más allá del espectro de este ensayo. En lo fundamental, esta
clasificación es la misma que usa Boyd (1950) para dar las frecuencias génicas. Aún la
dificultad con respecto a la India esta presente en el trabajo de Boyd. Al aumentar el
conocimiento, las áreas mayores se dividieron y se reconocieron grupos tales como los
Bosquimanos o los Polinesios. La división del mundo en áreas ocupadas por grupos más y
menos distinguibles físicamente se completo antes de 1900. El estudio genético de las razas
parece sostenerse en gran parte de esta clasificación general de la humanidad, a pesar de que
algunas partes seguramente cambiarán.
Luego de 1900, cada vez en mayor medida, se usó un concepto de raza de distinta
clase. In esta raza, el grupo descripto no era una población que se cruzaba sino un segmento
de tal población, seleccionado por varios criterios. Esta segunda clase es llamada “tipo”.
Originalmente la raza Australoide significaba la población aborigen de Australia. Por
extensión, el tipo Australoide era cualquier cráneo, hallado en Sudáfrica o América, que tenía
ciertos rasgos morfológicos comunes en la población de Australia. Similarmente, las razas
Mongoloide o Negroide, se aplican a grupos de población con individualidad genética. Pero
no hay sugerencia que estos tipos hayan sido genéticamente probados.
La dificultad con el enfoque tipológico ha sido reconocida por muchos (especialmente
Huxley y Haddon, 1936; Benedict, 1940; Dahlberg, 1942), quienes señalan que a mayor
numero de caracteres no relacionados son usados para clasificar, mas razas (tipos) habrá.
Weindreich (1946) objetó añadir los grupos sanguíneos a los caracteres antropológicos
tradicionales, sobre la base que estos crearían el total teórico de 92.780! razas. Con el enfoque
tipológico, mas se conoce, mas tipos habrá, pero, sin importar cuanto se conozca, el número
9
TÉCNICA
Una estrategia científica exitosa depende de las teorías y técnicas adecuadas para
solucionar problemas. Cuando las teorías cambian, las técnicas también deben cambiarse, ya
que sólo existen para solucionar problemas y no como un fin en sí. La antropología física
tradicional estaba comprometida con la visión de que la descripción de por sí solucionaría sus
problemas, y en la práctica, la descripción es muy limitada. Las mismas mediciones se
aplicaban a la solución de problemas de clasificación de primates, relaciones del hombre fósil,
descripción de razas, crecimiento y constitución humanas. El entrenamiento técnico de un
antropólogo era primariamente la adoctrinación en las mediciones de una escuela en
10
particular. A pesar del vasto progreso en la biología, las prácticas del antropólogo físico
permanecían esencialmente iguales por más de 100 años, a pesar de ciertas modificaciones y
refinamientos. Como señalamos antes, estas técnicas eran una parte eficiente de la estrategia
de una ciencia descriptiva. Ayudaban a delinear la clasificación de los primates, las razas y el
hombre fósil. Los problemas para interpretar la evolución y variación humana se aclaraban,
pero las técnicas fallaban al intentar resolver los problemas del proceso. Hoy hay más teorías
sobre el origen y diferenciación del hombre, que hace 50 años, y en este sentido la estrategia
de la antropología física falló. Esto se debe en parte a los dilemas teóricos delineados antes y
en parte, a lo inadecuado de las técnicas.
Las razones por las cuales las mediciones antropométricas tradicionales son
inadecuadas para hacer mas que lo que han hecho, es decir, delinear una grosera clasificación
e indicar problemas, puede ser aclarada por medio de un ejemplo. Tradicionalmente se
efectúan varias mediciones de la nariz (largo, ancho, forma del perfil, forma del margen
inferior), luego se comparan estos datos sobre la base del supuesto de que la nariz es una
entidad independiente que ha sido descripta y cuyos atributos pueden ser comparados. Pero el
concepto de adaptación sugiere que la parte media de la cara debe ser vista de otra manera.
Benninghoff (1925) y recientemente Seipel (1948) han mostrado por medio del uso de la
técnica de línea divisoria que la cara está altamente organizada en respuesta al estrés de la
masticación. Los márgenes de la apertura piriforme son gruesos en formas estresadas y finos
en aquellas no estresadas. Además, el ancho de la abertura nasal corresponde
aproximadamente al ancho de la distancia canina, o ancho de los incisivos. En el hombre los
incisivos se desarrollan en el área subnasal, y como ha mostrado Baker (1941), el diente en
desarrollo ejerce una fuerza positiva que incrementa el tamaño del hueso circundante. Gans y
Sarnat (1951) han mostrado que el crecimiento en la región de la sutura maxilo-premaxilar es
acelerada al tiempo de erupción de la dentición canina permanente. Esto suplementa las
observaciones de Seipel (1948) sobre l modo que el canino en erupción causa la
reorganización de una gran área de la cara en el chimpancé. Lejos de ser una estructura
independiente que puede ser descripta por sí misma, la nariz es una parte integrada de la cara
y las variaciones en su forma pueden ser interpretadas sólo como parte de su funcionamiento.
La forma de la nariz es el resultado de una variedad de factores. Cuántos y cómo se
interrelacionan sólo puede ser resuelto por la investigación, pero está claro que los más
importantes, son la dentición y las fuerzas de la masticación. Pero esto no se incluye en las
descripciones tradicionales de la nariz, ni observar ni medir cráneos nos dará este tipo de
información.
Ya que el problema de interpretar la forma de la nariz es parte del problema de
entender el patrón de funcionamiento de la cara, los métodos necesarios para interpretar esta
forma deben describir el patrón. Las mediciones tradicionales no lo harán, y deben
suplementarse con técnicas apropiadas para este problema en particular. Tales métodos son la
técnica de línea divisoria de Benninghoff, la tinción con alizarina vital, la remoción
experimental de los dientes, la marcación de estructuras, etc. Algunas de estas técnicas pueden
aplicarse al hombre directamente. Otras requieren animales experimentales, pero al menos
esto es necesario para entender que se hace cuando se efectúan simples mediciones a través de
la apertura nasal. No hay forma de decir por adelantado que métodos, sumados a la medición
se necesitarán, ya que esto depende del problema a resolver. Lo que es necesario en la
investigación y en la educación es un enfoque elástico, que muestre los problemas que han
surgido de las clasificaciones tradicionales y que impulse todo intento por desarrollar métodos
nuevos y más eficientes.
11
INTERPRETACIÓN
El método tradicional de interpretación en la antropología física era primariamente la
especulación. Las razas, por ejemplo, se han atribuido a extensas mezclas, hormonas,
minerales, clima, adaptación, aislamiento y azar, pero poco esfuerzo se ha dedicado a probar
cualquiera de las teorías. Similarmente, las mediciones han reclamado ser adaptativas o no
adaptativas, pero faltan pruebas detalladas que sostengan a cualquiera de las dos posturas. De
hecho, todas las dimensiones del cuerpo humano tienen funciones, y el tema práctico es
mostrar qué -en el sentido anatómico- es lo que se mide y qué factores genéticos o
ambientales pueden modificarlo. La cara como un todo puede ser altamente adaptativa, y su
curso principal en la evolución humana puede estar determinado por la selección, pero las
pequeñas diferencias entre las razas pueden ser debidas a la deriva génica. Lo que hace falta
son pruebas de adaptación o deriva en los casos particulares.
Esto se aclara volviendo al ejemplo de la nariz. Ha sido frecuentemente sugerido que grandes
narices parecen asociadas a caras más pequeñas. Pero esta teoría tiene muchas excepciones y
no da idea de qué factores están realmente involucrados. Dado que la técnica de línea
divisoria muestra que los huesos nasales son efectivamente estresados por las fuerzas de la
masticación, sería razonable suponer que estos huesos serían más grandes si las fuerzas fueran
reducidas? Si un hueso nasal de una rata es removido el primer día de vida, el otro nasal crece
a aproximadamente una vez y media el tamaño normal. Más aún, la remoción comparable de
los huesos parietal e interparietal muestra que éstos también crecen más. Parece ser una regla
general que los huesos de la bóveda craneana crecerán más si las fuerzas que normalmente
detienen el crecimiento son removidas. Schaeffer (1920) mostró cráneos en los que los nasales
están ausentes y el techo de la cavidad nasal está formado por el hueso maxilar. Poniendo
juntas estas líneas de evidencia parece que la respuesta es nuevamente una cuestión de patrón.
En lugar de relacionar la forma de la nariz a la selección o al clima es necesario insertar un
paso intermedio, el análisis de la nariz. En lugar de decir que la nariz ancha de un pigmeo es
una adaptación a los trópicos, puede que sea el resultado de una cara corta con grandes
incisivos. La cara corta puede correlacionarse con el tamaño total (¿estatura?) y los grandes
dientes necesitan una explicación. No se sabe lo suficiente sobre la forma de la cara para estar
seguros de que las diferencias raciales en la nariz deben correlacionarse con el clima.
Tal vez la relación de la especulación, prueba y la importancia de nuevos métodos
puedan ilustrarse mejor con las teorías de mezcla racial. Se ha tornado común en antropología
dar cuenta de la mayoría de las razas del mundo por mestizaje. De las cuatro causas
interrelacionadas de diferencias reconocidas por los zoólogos (mutación, selección, deriva y
migración), sólo una ha sido considerada como la principal causa de nuevas variedades en el
hombre. La ausencia de evidencia para las tres razas primarias ha sido señalada por Boyd
(1950) y muchos otros, y es raramente probable que el mestizaje sea la causa fundamental de
la formación de las razas.
Si los indígenas son el resultado de la mezcla de mongoles y australianos, entonces
deberían tener una alta frecuencia sanguínea del grupo N y considerable del grupo B. En
realidad ellos tienen la menor frecuencia N en el mundo y B es más frecuente en esquimales.
En otras palabras, la mezcla sugerida no explica los hechos conocidos sobre los indígenas. Las
hipótesis más complejas no son las que mejor funcionan. Si los negroides son un elemento
importante en la mezcla, entonces el Rh negativo debería ser común en los indígenas y no lo
es. Si los elementos europeos estuvieran presentes, deberíamos observar el alelo A2 y el Rh
negativo deberían estar presentes. Es claro que esta mezcla solamente no puede explicar los
12
grupos sanguíneos de los indios americanos. La deriva y o selección deben haber operado
también para cambiar las frecuencias génicas, porque lo que encontramos en los indios
americanos es algo nuevo que no se vio en el viejo mundo o es derivable de las frecuencias
alélicas sanguíneas del viejo mundo. A pesar del trabajo hecho por los métodos tradicionales,
investigadores competentes encontraron puntos de vista divergentes sobre el origen de los
indios americanos. Mucha de la especulación sobre el rol de la mezcla, en oposición a la
diferenciación, es infundada y exagerada. Los grupos sanguíneos proveen técnicas precisas
para medir las mezclas, que plantean un mestizaje reciente, como lo sugiere el Carbono 14 en
el caso de los indios americanos (Johnson, 1951).
Resumiendo, los antropólogos físicos tradicionales pensaron que su tarea había
terminado cuando habían clasificado y especulado. Esta era ha terminado y hay suficientes
clasificaciones y especulaciones. Ahora deben desarrollarse métodos que prueben cuáles
especulaciones estaban en el camino correcto. Lo mejor del pasado debe combinarse con las
nuevas técnicas para brindarnos pruebas en lugar de especulación.
CONCLUSIÓN
Se ha intentado considerar bajo los títulos propósito, teoría, técnica e interpretación los
cambios que están teniendo lugar en la antropología física. La estrategia de las investigaciones
descriptivas tradicionales contrasta con la estrategia analítica en desarrollo con su énfasis en
la teoría, proceso y experimento. El cambio completo es precisamente paralelo a aquel que
tiene lugar en la sistemática.
La mera estrategia no soluciona problemas, pero sugiere una forma diferente de
enfocarlos. El cambio de lo viejo a lo nuevo afecta muy diferencialmente las partes de la
antropología física. En estudios de crecimiento y antropología aplicada, donde el
conocimiento de las dimensiones es directamente útil, el cambio en las teorías tiene escasa
influencia. En las investigaciones evolutivas, los cambios teóricos son de gran importancia, y
gran parte del trabajo antropológico sobre raza y constitución se elimina al negar el concepto
de tipo. Sin embargo, una de las principales implicancias de este nuevo punto de vista es que
hay una interrelación mucho mas detallada entre las diferentes partes de la antropología que
bajo la antigua estrategia. Un análisis dinámico de la forma de la mandíbula iluminará
problemas de evolución, hombre fósil, raza, crecimiento, constitución y aplicación medica. Al
descifrar el proceso de la evolución y variación humana se enriquecerá el entendimiento de
otros grupos de mamíferos mientras que la descripción detallada de un fósil tiene una utilidad
mas limitada. Por su naturaleza, la investigación del proceso y del comportamiento tiene una
generalidad que falta en los estudios puramente descriptivos. Los problemas de la evolución
humana son casos especiales dentro de los problemas de la evolución mamífera, y su solución
enriquecerá la paleontología, la genética y parte de la medicina clínica.
Pero alguno de los problemas de la evolución humana son únicos para el hombre.
Tanto como el hombre ha adaptado su forma de vida, el estudio de la evolución humana está
inseparablemente unido al estudio de la arqueología y la etnología. Es debido a la importancia
del factor cultural que un estudio separado de la evolución humana es necesario. Las
migraciones humanas, las adaptaciones, los sistemas de apareamiento, la densidad
poblacional, las enfermedades y la ecología son todos ellos factores biológicos críticos que
están crecientemente influenciados por la forma de vida. Si vamos a entender el proceso de la
evolución humana, necesitamos una biología dinámica y una profunda apreciación de la
historia y el funcionamiento de la cultura. Es esta necesidad lo que le da a toda la antropología
unicidad como ciencia.
13
LITERATURE CITED
Baker LW. 1941. The influence of the formative dental organs on the bones of the face. Am J
Orthod 27, 489-506.
Benedict R. 1940. Race: Science and Politcs. (Modern Age Books) New York: Viking Press.
Benninghoff A. 1925. Spaltlinien am knochen, eine methode zur ermittttlung der architektur
platter knochem. Anat anz 60, 189-205.
Boyd WC. 1950. Genetics and the Races of Man. Boston: Little, Brown & Co.
Carter GS. 1951. Animal Evolution. London: Sidgwick & Jackson.
Count EW. 1950. This is the Race. New York: Henry Schuman.
Cunningham DJ. 1909. The evolution of the eyebrow region of the forehead, with special
reference of the excessive supraorbital development of the Neanderthal race. Trans Roy Soc,
Edinburgh, 46, 283-311.
Dahlberg G. 1942. Race, Reason, and Rubbish. New York: Coulmbia University Press.
Deniker J. 1900. The Races of Man. New York: Charles Scribner´s Sons.
Dobzhansky T. 1950. Human Diversity and Adaptation, Cold Spring Harbor Simposia on
Quantitative Biology, vol. XV: Origin and Evolution of Man, pp. 385-400. Cold Spring
Harbor, Long Island, NY.: Biological Laboratory.
Dobzhansky T. 1951. Genetics and the Origin of Species. 3rd. ed. New York: Columbia
University Press.
Flower WH y Lydekker R. 1891. Mammals Living and Extint. London: Adam & Charles
Black.
Gans BJ y Sarnat BG. 1951. Sutural facial growth of the Maccaca rhesus monkey. Am J
Orthod 37, 827-841.
Greulich WW y Thoms H. 1944. The growth and development of the pelvis of individual girls
before, during and after puberty. Yale J Biol Med 17, 91-97.
Hooton EA. 1946. Up from the Ape. Rev. ed. New York: Mac Millan Co.
Howells WW. 1951. Factors of human physique. Am J Phys Anthropol 9, 159-191.
Johnson F. 1951. Radiocarbon Dating. Memoirs of the Society ofr the American Archaeology.
No. 8.
Schaefer JP: 1920. The Nose, Paranasal Sinuses, Nasolacrimal Passageways, and Olfatory
Organ in Man. Philadelphia: Blakiston´s Son & Co.
Schultz AH. 1936. Characters common to higher Primates and characters specific for Man.
Quarterly Rev Biol 11, 259-283, 425-455.
Schultz AH. 1950a. The physical distinctions of man. Proc Am Phyl Soc XCIV, 428-449.
Schultz AH. 1950b. The specialization of man and his place among the Catarrhine Primates.
Cold Spring Harbor Simposia on Quantitative Biology, vol. XV: Origin and Evolution of
Man, pp. 37-52. Cold Spring Harbor, Long Island, NY.: Biological Laboratory.
Seipel CM. 1948. Trajectories of the jaws. Acta odontol Scand 8, 81-191.
Simpson GG. 1945. The Principles of Clasification of Mammals. American Museum of
Natural History Bull. 85, New York.
Stewart TD. 1951. Three in one: physical anthropology, genetics, statistics. J Hered 42, 255-
256, 260.
Straus WL. 1927. The human ilium: sex and stock. Am J Phys Anthropol 11, 1-28.
14
Straus WL. 1949. The riddle of man´s ancestry. Quaterly Rev Biol, 24, 200-223.
Weindreich F. 1945. The braquicephalization of recent mankind. Southwestern J Anthropol,
1, 1-54.
Weindreich F. 1946. Apes, Giants, and Man. Chicagi: University of Chicago Press.
Weindreich F. 1947. The trend of human evolution. Evolution, 1, 221-236.