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Historia Del Liceo de La Universidad de Nariño.

El documento describe la historia y memorias del Liceo de la Universidad de Nariño desde la perspectiva de profesores y estudiantes. En la década de 1990, el Liceo tenía una cultura estudiantil muy comprometida con temas políticos y sociales, y los estudiantes participaban activamente en protestas. Los profesores tenían una relación cercana con los estudiantes y alentaban el pensamiento crítico. El documento también resalta algunos profesores e historias individuales que han dejado una huella duradera en la institución.

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Historia Del Liceo de La Universidad de Nariño.

El documento describe la historia y memorias del Liceo de la Universidad de Nariño desde la perspectiva de profesores y estudiantes. En la década de 1990, el Liceo tenía una cultura estudiantil muy comprometida con temas políticos y sociales, y los estudiantes participaban activamente en protestas. Los profesores tenían una relación cercana con los estudiantes y alentaban el pensamiento crítico. El documento también resalta algunos profesores e historias individuales que han dejado una huella duradera en la institución.

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Carbono 14

“Cuando está de veras viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a
hacerla” Eduardo Galeano

Galeano estaba fascinado con el tema de la memoria. No fue científico ni


arqueólogo, pero era tan grande su curiosidad por los patrones que hacía de ella
su tema favorito a tratar en ​Le Monde diplomatique, una tertulia variopinta que
defendía a las ideas. El clímax de evocar está cuando el corazón es capaz de
acelerarse con un recuerdo y los ojos desvían el horizonte mientras las palabras
intentan arropar verbos - privilegios de ser humanos - Una investigación de
National Geographic profesa que los animales solo pueden almacenar información
útil que los ayude a sobrevivir...entonces, qué es la memoria sino una construcción
de los cronogramas importantes. Tenemos que advertir que, al ser un plano
sensible, también corre el riesgo de nublarse, manosearse o mutearse y que a
menudo ponemos en ella lo que queremos contar.

Al desempolvar algunas huellas de un hogar muy viejo como lo es el Liceo de la


Universidad de Nariño, es de total evidencia en el público, que sostiene sus
columnas gracias a las buenas historias, y así como en los cuentos, carga con
personajes legendarios, discursos viscerales, rachas, amores, nudos ciegos y
juventud. Creemos que no podemos mirar hacia adelante sin mirar al pasado, la
memoria tiene vocación de catapulta. Como las percepciones del pasado son
individuales, damos gratitud a la memoria en cabinas.

La visión de un dinosaurio

El profesor Álvaro Calvache (ficha 2) nos narra con mucha nostalgia su recuerdo
del viejo liceo que comprende los años desde el 1995 al 2000. Un Liceo lleno de
estudiantes comprometidos con la sociedad, una sociedad como lo menciona, muy
diferente a la actual. Ese viejo Liceo no se sentía ajeno a la lucha por la
reivindicación de los derechos de cada uno de los contextos, un espíritu de
liderazgo tenaz acompañado de la oratoria, un recurso primario en el liceísta de la
época y que, según su perspectiva, es un rasgo que se ha debilitado con el
tiempo.
Los profesores sin dejar al lado su exigencia ni su papel de educadores,
compartían muchos más momentos sociales, personales y por supuesto morales
con los estudiantes, aunque tenemos que tener en cuenta que algunos los
estudiantes de esa época rondaban los 24 o 25 años en los grados superiores por
lo que se prestaba para un vínculo más cercano estudiante-profesor al ser
contemporáneos y maduros en su edad mental.
La cultura no estaba ausente en ninguna rama, había músicos, danzantes,
teatreros, oradores, deportistas, etc. Por lo que se organizaba el famoso Carnaval
Liceísta. El Liceo musical siempre se ha destacado de manera significativa dando
origen a varias agrupaciones de música Andina como lo es hoy en día la
agrupación RAICES ANDINAS y al Maestro Coral siendo miembro esencial dentro
de la academia musical Amadeus, como algunos ejemplos.
El profesor Calvache nos cuenta que la comunidad liceísta, al apropiarse tanto de
los rasgos políticos, no se quedaban atrás en la participación. Durante esta época
estaban presentes diferentes movimientos sociales como el MOIR (Movimiento
Obrero Independiente Revolucionario), la JUCO (Juventud Comunista
Colombiana), el M19 (Movimiento del 19 de abril), las FARC (Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia), el ELN (Ejército de Liberación Nacional), la JUPA
PTC (Juventud Patriótica), grupos izquierdistas, entre otros. Lo interesante es que
dentro del ambiente liceísta no importaba a cuál movimiento pertenecías, si existía
una afinidad, la única intención era ​aprender​, caso parecido con los profesores
que organizaban y hacían la planeación escolar de cada año lectivo a nombre de
los diferentes grupos, por ejemplo, entre los años 94 y 95, la planeación escolar se
hizo a nombre del partido comunista. El liceísta era el principal actor de las
protestas con su papel de líder, es más, el primer consejo estudiantil de Nariño fue
del Liceo de la Universidad de Nariño.
Para él los personajes que se destacaron en ese tiempo también fueron
estudiantes, es decir, que todo su historial profesional ha sido intervenido desde
mucho tiempo atrás. El profesor Julio Erazo comprometido con el profesor Fredy
Hidalgo a la formación y realización del grupo de teatro tan destacado en la ciudad
por el trasfondo de sus dramatizaciones. Y en la dirección de ese entonces se
encontraban: el Dr. Luis Alfredo Guerrero, Bayardo Narváez, Pedro Verdugo,
Alberto Rosero, Emilio Diaz.
El trato en todos los aspectos hace contraste con lo que es hoy en día. “En el
pasado, -dice el profesor Álvaro Calvache- se hablaba con palabras de grueso
calibre y algunas veces las tizas enrojecían su bello rostro de un rose, l liceo le
copiaban bastante”, con estas palabras nos narra Calvache el auge y la influencia
que ha tenido el destacado Liceo.
Los personajes liceístas que han marcado la historia no solo del Liceo sino de toda
una sociedad. Adriana Benítez, Mario Guerrero, personajes que se edifican con su
historia y su recuerdo está lleno de opiniones, risas, rencores, tristezas, perdón y,
sobre todo, gratitud.
El legado
Mucho se dice que a un colegio lo hacen los estudiantes, pero en este caso,
hablaremos de un estudiante que le pone el tinte liceísta a un colegio. ​Carlos
Pizano, es docente en el Colegio la Inmaculada, se describe como una persona
que ama su trabajo porque le apasiona y se siente comprometido con el área del
conocimiento.
Le gusta prender porque la docencia es su vida, y que ejercer su vocación, en un
tiempo como el nuestro, busca ante todo la construcción de un futuro mejor, “el
Liceo de la Universidad de Nariño, permite la formación de la persona curiosa que
no se queda en un solo lugar o camino y que busca muchos caminos para
encontrar la verdad”, es también un rasgo en su estilo docente y lo resalta con
mucha gratitud.
Su historia dentro del Liceo comienza en el año 1994 cuando el examen de
ingreso lo hizo parte de sí, lo recuerda enfáticamente por ser un examen de
ingreso muy complicado, tanto, que sus expectativas de ser aceptado no fueron
altas, omitiendo el hecho de que tenía una presión adicional pues su padre había
hecho parte del Liceo como estudiante. En ese entonces tenía el nombre de ​Liceo
integrado de Bachillerato.​

Físicamente, describe al Liceo como un colegio que inspiraba mucho por dos
razones. Primero, p​orque no era moderno, tenía un toque rústico y clásico y su
planta física daba lugar a muchas historias. Espacialmente era muy cómodo,
contaba con tres pisos activos. En el lugar donde hoy es una tienda, se
desarrollaba el aula de informática en la que los computadores tenían un sistema
operativo Windows 95. El pequeño teatro y los baños están intactos. En el tercer
piso quedaba la biblioteca. Y la imaginación salía a flote con rasgos muy
peculiares como ventanas oscuras y una puerta que no guiaba hacia ningún lado.
Segundo, porque los estudiantes de música hacían de sus prácticas de melodías
clásicas, una ambientación accidentalmente estimulante durante las clases.

“Uno recuerda a los profes que le han enseñado y lo han formado y muchas de las
cosas que uno sabe es por la buena educación de los profes del Liceo.” A Carlos
le gustaron las ciencias sociales por gestión de sus maestros. Recuerda como
pilar clave a la profesora Cecilia Caicedo, quien tenía un conocimiento amplio
sobre la historia, y sembró en sus estudiantes el espíritu lector, dice que es una de
las razones por las que el desarrollo de su profesión le resultó sencilla. Al profesor
Germán Rosales que dictaba la clase de Economía y que recuerda por su
metodología en la preparación de sus “clases magistrales”. Pero sobre todo, a la
profesora Nayibe Salas, “mi mentora”, una profesora apasionada por las ciencias
sociales que explicaba la historia de una manera muy interesante, que su
enseñanza no se quedaba en lo cuadernos sino que trascendía hacía la vida, se
preocupaba mucho por el uso de su área a futuro. Algo muy importante dentro
esta recopilación pues fue gracias a sus clases que Carlos Pizano decidió seguir
el camino de la docencia y de las ciencias humanas.

Él nos cuenta que el estudiante liceísta era un estudiante bastante crítico y entre
algunos de los motivos de esta construcción estaba el hecho de tener una
conexión muy fuerte con los estudiantes la universidad que complementaban sus
conocimientos formándose entre sí. Los docentes apoyaban esta relación con el
argumento de que no “debían tragar entero” y vivir realidades distintas les permitía
abrir los ojos. Juntos participaban en las oportunidades de protesta. Recuerda que
cuando los estudiantes de la Universidad entraban al liceo y colocaban papas
bomba en la cancha, todos salían de sus clases y como una sola institución salían
a defender la educación durante las marchas, y que así como en la actualidad, la
policía no respetaba a los estudiantes y agredían con gases y aturdidores.

Los motivos de luchas eran bastantes, pero el que más recuerda fue la situación
de la privatización de la Universidad, una propuesta que amenazaba a las dos
instituciones, de forma que a su lucha por defender la educación como un bien
público, es a quienes les debemos gratitud.

Como podemos ver, los liceístas se sentían bastante parte de la universidad, algo
que se evidencia en la euforia que representa para algunos, entonar el himno con
misma melodía, letra e historia. El corte ideológico lo formaban todos en conjunto,
tanto maestros como estudiantes. Se hablaba el mismo idioma, no de tipo
dogmático, sino desde la libertad en todos los sentidos: religioso, político, creativo,
esta es la libertad que le permitió al liceísta, pensar diferente. El Liceo integrado
de Bachillerato se propuso ser un colegio pensante, crítico y revolucionario.

Los eventos de trascendencia siempre estuvieron presentes, cuando salían en


defensa de causas nobles y justas, la misma educación y academia, pues han
marcado historia e incluso en sus servicios sociales como el de alfabetización.
Pero uno de los más trascendentales fue el cambio de las instalaciones del liceo
viejo a las instalaciones nuevas. Un proceso que tuvo éxito con la colaboración de
la Universidad con financiación, con los liceístas y su marcha de ladrillo en los
años 1994 y 1995, apoyo de padres de familia y muchas manos más. La
instalación se dio en el 2000.

La afinidad artista-público se clasificaba dependiendo del estilo. El rock fue una


manifestación cultural muy importante y generó mucho impacto en los estudiantes,
así como el teatro que era dirigido por el profesor Julia Eraso. Pizano nos cuenta
que tenían mucho reconocimiento, eran tan buenos que se iban de viaje a
presentaciones fuera de la ciudad. Una de las obras se robó la retentiva de sus
espectadores tenía el nombre de ​Plastic sex. ​Una obra muy picante y explicita en
su contenido, pero muy inesperada y genial. “Es la mejor obra que he visto.”

Los docentes estaban en constante formación, no para que se destacaran ellos


sino sus estudiantes. En la parte deportiva recuerda muchas victorias bajo la
responsabilidad del profesor Calvache; siente que cada quien contribuía en su
sector y que todos trabajaban en favor del reconocimiento de sus estudiantes, algo
que se mantiene en la esencia del maestro liceísta. Menciona a profesores
externos a su área de interés como Nancy Cañizares de matemáticas y Jenny
Peña desde las ciencias naturales como maestras que se preocupaban por el
desempeño, pues el Liceo siempre se ha caracterizado por ser fuerte en la
academia.

Galeano. E (1997) Los diablos del Diablo “La nostalgia, por ejemplo, que tan
gustosa es,y que tan generosamente nos brinda el calorcito de su refugio, es
también tramposa: ¿Cuántas veces preferimos el pasado que inventamos al
presente que nos desafía y al futuro que nos da miedo?”

El liceo fue la primera formación de muchos, en el pensamiento crítico, en el


pensamiento revolucionario, en ser. Elementos invaluables que se mantienen en el
ADN modificable. Carlos Pizano imparte su sentido de pertenencia liceísta en su
lugar de trabajo y así como se siembra la esperanza en muchos liceístas que
ejercen su vocación. Reconoce con cariño que los maestros tienen la gran
responsabilidad de formar, guiar y construir y siente que no es un deber de una
sola institución y que por el contrario nos compete a todos, para romper utopías y
transformar realidades y así plasmar historias nuevas.

Recuperamos el pasado y lo preservamos en el tiempo para mirar hacia adelante,


1995 a 2000.

Lo que fuimos y lo que somos

Nustra memoria es para siempre

Los grandes arqueólogos se miraron endeudados con la historia cuando sus


descubrimientos carecían de fechas en el calendario, los restos no venían con
indicios ni con etiquetas de su edad, pero una palmadita desde la sugestión dio
luces a su investigación sobre qué tan muertos estaban los muertos. Podemos
decir entonces que la estadía en el mundo es directamente proporcional a la
necesidad de recordar,

La evolcuon se trata de Adaptarse o morir rodo cambia

Amosines de carbono perder las nubes

Reescribir nuestro destino

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