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Adrian Desiderato - Poemas

El documento presenta una colección de poemas sobre diferentes temas como el amor, la guerra, la soledad y la identidad. Los poemas utilizan imágenes evocadoras y lenguaje figurado para explorar conceptos complejos de una manera concisa.

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El documento presenta una colección de poemas sobre diferentes temas como el amor, la guerra, la soledad y la identidad. Los poemas utilizan imágenes evocadoras y lenguaje figurado para explorar conceptos complejos de una manera concisa.

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EL PÁJARO Y LA BALA

En los tiempos que corren


es peligroso confundir las balas con los pájaros.

La bala por ejemplo


no tiene corazón, ni tiene plumas
no le interesa el cielo, ni viaja con las nubes,
no hace nidos en los árboles
una bala tiene por nido el corazón de un hombre
por costumbre la muerte.

Una bala no debiera vivir.

Pero en tiempos de guerra


uno debe aprender a distinguir los silbos de una bala y un pájaro
hay que cuidar a cada amanecer
como si fuera el último.

Hay que aprender a distinguir los silbos

y eso sólo es posible


si uno entiende de pájaros.

1
¿el amor?

A Fracois Truffat, cuyos personajes


afirman que “las historias de amor
tienen un principio, un medio y un fin”,
pero nunca se convencen del todo.

Lo de siempre: una pasión se agrieta,


los besos se humedecen,
las carnes que temblaron de gozo
se reducen a piedras.
Detrás de cada amor hay un baldío
que quiere devorarlo,
donde crecen los yuyos,
donde se tiran las caricias usadas.
El hombre entra en el hospital
con un termo de leche,
con un termo de talio para su esposa enferma.

Así acaban las historias de amor: envenenadas.

2
Trasplantes

A Michèle

¿Cómo serán los hombres de corazón artificial?


¿Tendrán amores de artificio? ¿O fuegos
artificiales al hacer el amor?
¿Padecerán desdichas amorosas? ¿Podrán
amar sin que los hieran, sin herir,
amar como es preciso y, finalmente, ser amados?
¿Convendrá usarlos o será
mejor quedarse con este viejo corazón
y dejarlo morir cuando la hora
llegue o sea, y asciendan
por la arteria cardíaca los coágulos
de las dichas inciertas?

¿Valdrá la pena cambiarse el corazón?

3
Por quién doblan las preguntas

¿Qué es el amor? –pregunta


el que jamás se ha enamorado.
Qué es el amor –pregunta
el que se ha enamorado.
Qué es el amor –preguntan
los que amaron, amarán, se desaman.
Un resplandor absorto
se eleva y quema a Dios.
De eco en eco
el universo se lleva la pregunta,
pero devuelve una respuesta.

La enuncia en voz tan baja


que no puede escucharse.

4
Soledad

La calle me dolía enteramente,


desde el corazón hasta las vísceras,
pero mi hambre la buscaba
como un perro mendigo y sin remedio.
Yo hubiera querido caminarla sin miedos,
integrarla libremente a mi mundo,
pero mi mugre era notable
y un niño, desde el sótano,
me recordaba que la magia es mentira.
Entonces la caminaba desde mi cárcel
y el choque era terrible
y en sus voces se agigantaba mi silencio.
Yo, sin embargo, quería renacer
y llenar con el mundo toda mi soledad,
ensuciarnos las manos y los ojos
modelando el carro de las calles.
En tanto, sin quererlo,
fui frenando mi soledad constantemente,
en un ejercicio diario,
hasta llegar a sabérmela de memoria.
Hoy, a cada paso, en cada esquina,
voy dejando jirones de mi carne
y me duele el poema como un hijo
que entrego al mundo huérfano.

5
La imagen congelada

Nunca escribí sobre Trelew; mejor dicho, sobre su masacre,


la masacre travestida de fuga,
la base de Marina sobre la que nevaron, en vez de copos, coágulos.
Trelew es su aeropuerto,
es la ciudad menos turística, más real, en el valle inferior del río Chubut,
es el polo textil donde sólo descansan las ovejas, las ruecas no
descansan,
es el Mimosa de cuyas velas se descuelgan unos galeses locos
destetados de Europa,
es 28 de julio de 1865, el siglo XIX a plena voz,
es ‘Tre’, pueblo en galés, y ‘Lew’, apócope de Lewis,
es el Pueblo de Luis, el Tre de Lewis,
es Lewis Jones tirando de la soga de una locomotora
imaginaria para que llegue el tren,
es el tren o caballo de vapor,
es el caballo de vapor que corre por las vías
tendidas sobre durmientes mapuches y tehuelches,
es mapuche y tehuelche lo que cruje por debajo de lo que sea que
duerme,
es el crujido de sus osamentas que aún se quiebran
y de su sangre que aún salpica,
es la memoria que el polo textil no puede hilar de las tolderías
deshilachadas,
es el 4 de junio de 2011, los berridos del siglo XXI,
es el Puyehue que ruge desde Chile y le echa a todo un manto de
cenizas.
6
Pero es, antes que nada, su masacre, su 22 de
agosto de todo el siglo XX.
Nunca escribí sobre la masacre, o sea, sobre Trelew.
No pude.
No se puede.
Dejo el espacio en blanco para que lo llene el porvenir.
…………………………………………………..
……………………………………………………………………..
……………………………..
…………………………………………. No, no lo dejo, clavo
sobre el papel las cuatro chinches con la foto inmortal
de los diecinueve guerrilleros que se entregan en el aeropuerto
del que no pudieron escapar,
del que no pueden escapar,
la escena inenarrable en la que lo único que se
rinde son los brazos.
Los vemos: la mirada de frente, los camperones
cómplices de la noche invernal,
las armas en el suelo sólo por eso de los brazos,
mientras se escuchan cada vez más distantes
los motores del avión en que huyen los compañeros
que tuvieron la suerte.
Trelew entero se congela en esa imagen congelada.
En esa imagen congelada en la que están acorralados.
Acorralados pero vivos.
Y ahí congelo el poema,
a fin de que la Historia, cuyos pulsos difieren del humano,
7
les dé el margen –¿treinta mil siglos, años?–
de recoger las armas y volver
para escapar de una ciudad menos terrible, redescubiertos,
quizá azarosamente, en los estratos fósiles, entre ruinas inciertas,
vestigio de las luchas por la transición al socialismo,
y hasta palabras raras, como ésa: Trelew.
¿Qué fue Trelew?
¿Qué querría decir en aquel tiempo?

8
Cubismo

Un hombre caminando con un brazo en el ojo,


las piernas del revés,
una boca en la espalda, su pecho con sombrero.
Otro hombre cuyos pasos se le escapan del pie,
otro que llega yéndose con sus miembros que tornan,
que aléjase volviendo mas regresa alejándose.
Un hombre fuéndose hacia quedar,
viniendo hacia partir,
satrando por enlidas que ni enlen ni satran.
Picasso, Braque y Gris caminan por Montmartre,
Apollinaire les grita, los saluda
desde su mano de poeta.
Luce su cráneo intacto, su testa reluciente,
sin esas vendas sucias con que se disfrazará para morir.

(De Guía del siglo XX para un turista del futuro)

9
Agosto 20 de 1940

Mientras en Londres las bombas silban silba


la gente, en Buenos Aires, Amor en Budapest
y tararea La que murió en París.
¿O el que murió, quizás, en Coyoacán?
Esa noche los echos se escribieron sin hache
y el orror y los ombres y la erida
sin haches
esa noche una oz amaneció sin hache
Noche una esa hache
muda bajóse silenciosa atroza hartera por la espalhda
pico romp... mano se tienta mano escribiría hacha
con o sin hache acha… pero fue pico pico
para estupor de agosto o peor de Octubre
para desgracia de la literatura
pico rompiendo abriendo partiendo en dos frangiendo
la hache de Davídovitch el vínculo Liev-Bronstein
la aleación ‘Trotsky’ Hache
de Historia con mayúscula Un cráneo
de León endido inchado elado Una
noche esa hache un mercahder Sthalin.

(De Prosas presas y poemas en fuga)

10
Usted

Usted sabía que ella no iba a venir


pero igual la esperaba.
Seguía parado en la esquina,
aburrido,
con su cara de buzón al paso,
recibiendo las cartas de indiferencia
que la gente le metía en la boca.
Ella no vino, claro, pero ya qué importaba,
usted había empezado a comprender
la soledad de los buzones.

(De Conejos de opio)

11
Misión Apolo

Armstrong y Aldrin
sembraron en la Luna a los hombres.
Collins los miraba extasiado.
De pronto, Aldrin buscó la Tierra,
pero sólo vio estrellas y otra luna.
Armstrong y Collins regresaron,
Aldrin también, pero no sabe a qué planeta.
En las tabernas de Chicago y Wisconsin,
frente a una copa.
Aldrin regresa a las estrellas.
Parece que bebiera, pero no, Aldrin no bebe,
Aldrin busca unas llaves que extravió entre los astros.

(De Guía del


siglo XX para un turista del futuro)

12
Mi corazón entiende de otras cosas

Siempre estoy jugando a perder,


cortándome las manos, reprimiendo la furia,
cayéndome de espaldas, de frente, de perfil,
pero siempre cayendo
como si yo no fuera más que una caída.
Siempre buscando lo más sucio
(o buscando lo limpio y encontrándolo sucio),
siempre con esta rabia atragantada
y unas ganas terribles de golpear contra el mundo.
Pero mi corazón entiende de otras cosas,
mi corazón se sube a las muchachas
y corre por sus vientres.
Se sabe de memoria cada uno de mis sueños
y espera una señal
para venirse corriendo como un loco
con los ventrículos abiertos
y darme un gran abrazo.

Mi corazón entiende de otras cosas,


por eso me da pena que se quede tan solo.

13

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