UNIVERSIDAD CATÓLICA PRIVADA SANTO TORIBIO DE
MOGROVEJO
Facultad de Derecho
Escuela de Derecho
Tema:
RESPONSABILIDAD CIVIL DE LA PERSONA
JURIDICA
Integrantes:
Aguirre Guerra, Maira
Alcántara Mondragón, Nancy
Silva Mejía, Yenni
Docente:
Dra. Dora Ojeda Arriaran
Asignatura:
Personas Jurídicas
Chiclayo, Mayo 2019
INDICE
INTRODUCCIÓN
CAPITULO I: RESPONSABILIDAD CIVIL
1.1. Nociones Generales de la responsabilidad
1.2. Antecedentes de la responsabilidad civil
1.2.1. Derecho Romano
1.2.2. Derecho Francés
1.3. Definición de la responsabilidad civil
1.4. Funciones de la responsabilidad civil
1.4.1. Función Demarcatoria
1.4.2. Función Compensatoria
1.4.3. Función Distributiva
1.4.4. Función Preventiva
1.4.5. Función admonitoria
1.4.6. Función sancionatoria
1.4.7. Daño punitivo
CAPITULO II: TEORÍAS DE LA RESPONSABILIDAD EN LA PERSONA
JURÍDICA
2.1. El sistema de ficción legal.
2.2. Teorías que niegan la personalidad jurídica
2.2.1. Teoría del patrimonio colectivo.
2.2.2. Teoría del patrimonio de aceptación.
2.3. Doctrina de la persona colectiva real.
2.3.1. Teorías de la realidad objetiva.
2.3.2. Teorías de la realidad técnica.
2.4. La teoría normativa.
CAPITULO III: Responsabilidad civil de la Persona Jurídica
3.1. Definición de la Responsabilidad Civil de la Persona Jurídica
3.2. El problema de la responsabilidad civil en la persona jurídica
3.3. Responsabilidad civil de la Persona Jurídica según el Código Civil
Peruano
3.3.1. La responsabilidad civil contractual de la persona jurídica.
3.3.2. La responsabilidad extracontractual de la persona jurídica.
3.4. Limitación de la responsabilidad civil de las personas jurídicas
3.5. Jurisprudencia: CAS: Nº 1224-2002 Arequipa
3.6. La responsabilidad civil de la persona jurídica en códigos extranjeros
3.6.1. Código Civil Argentino
3.6.2. Código Civil Mexicano
3.6.3. Código Civil Boliviano
3.6.4. Código Civil Paraguayo
3.6.5. Código Civil Cubano
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
El presente trabajado de investigación se realizó con los conceptos previos explicados
por nuestra docente de personas jurídicas. El análisis de la Responsabilidad Civil y en
específico la Responsabilidad Civil de las Personas Jurídicas, tienen una base sustantiva
legal , base histórica y teorías , todos ellas basadas para desarrollar nuestro objetivo
principal que es , compilar información sobre la responsabilidad civil de la persona
jurídica .
En el primer capítulo se hace un análisis general de Responsabilidad Civil, nociones
generales de responsabilidad, asimismo los antecedentes de la responsabilidad civil en
el derecho romano y francés , también la definición de la responsabilidad civil,
tratamos sobre las funciones de la responsabilidad civil y finalmente la limitaciones que
tiene responsabilidad civil.
El capítulo segundo trata exclusivamente de las teorías de la responsabilidad de la
persona jurídica: teoría de la ficción , las negatorias , la colectiva real y las normativas ;
teniendo en cuenta como estas influyen en el código civil peruano .
El ultimo capitulo tarta específicamente de la responsabilidad civil de
la persona jurídica,, se determina también el problema de la responsabilidad civil de la
persona jurídica según el código civil, se detallan los fundamentos de la responsabilidad
civil, y esencialmente la responsabilidad civil de la persona jurídica en el Perú desde el
punto del código civil ( contractual y extracontractual ) , llegando así a analizar un caso
referente al tema , y para finalizar en este capítulo también incluimos los artículos de
países extranjeros que hablan de la responsabilidad civil de la persona jurídica en su
ordenamiento .
CAPITULO I:
RESPONSABILIDAD CIVIL
1.1. Nociones Generales de la responsabilidad
Según la RAE, la responsabilidad “hace referencia al compromiso u obligación
de tipo moral que surge de la posible equivocación cometida por un individuo en
un asunto específico. La responsabilidad es, también, la obligación de reparar un
error y compensar los males ocasionados cuando la situación lo amerita”.
Por ello, podemos entenderlo desde dos puntos de vistas generales; Primero, "EL
COMPROMISO PERSONAL" es decir de la persona con su entorno, Segundo,
"EL COMPROMISO PARA CONSIGOMISMO", teniendo en cuenta los
valores morales que se debe cumplir.
1.2. Antecedentes de la responsabilidad civil
La obligación de reparar el daño causado a otro, existe desde la más remota
antigüedad.
1.2.1. Derecho Romano
En los inicios del pueblo romano, el problema de la responsabilidad civil no
existía. Tampoco en los demás pueblos primitivos. Prevalecía la venganza
privada y la reparación del daño por la Ley del Talión: “Ojo por ojo y diente por
diente”. En esa época, se distinguían dos categorías de daño: los que nacen de un
delito público y los que nacen de un delito privado.
Posterior a la Ley de las XII Tablas (Año 303 - 4151 a. c.) el círculos de los
delitos públicos se amplió, estableciéndose la persecución de los hechos graves
cometidos por particulares, el homicidio. Si el Estado no perseguía a su autor, de
la víctima o sus causahabientes podrían hacerlo. Se trata de un período de
transición entre la fase de la composición voluntaria y la composición legal
obligatoria.
En el derecho privado, la víctima podía escoger entre la venganza privada o una
suma de dinero, que casi siempre se fijaba libremente. La reparación quedó
siempre bajo la noción del precio de la venganza, la composición. El Derecho
Romano no llegó nunca a librar por completo de su idea primitiva. De ahí que la
condenación civil no tuviera el carácter indemnizatorio que tiene en estos
tiempos.
No existía un principio general de responsabilidad civil. Los principales delitos
eran: el furtum (robo); el damnum injuria datum (daños causado injustamente);
la rapiña (robo cometido con violencia en bandas armadas); la injuria (perjuicio
a la dignidad de un hombre libre); motus (violencia); dolo y fraus creditorum.
De otra parte, se consideraban cuasi ex delito, el acto del juez que hace suyo el
proceso; el hecho de causar un daño a otro arrojando una cosa de una habitación,
o dejando caer una cosa en la calle; y el caso de los delitos de furtum o de
damnum cometidos por personas al servicio de patronos de envíos, hoteleros y el
dueño de caballerizas.
La Ley Aquilia se refería a delitos expresos, que llegaron a ser extendidos hasta
tal punto, por los pretores y jurisconsultos, que en el último período del Derecho
Romano llegó a quedar afirmada no simplemente la reparación de la mayor parte
de los perjuicios materiales, asimismo de los morales.
La noción de falta como elemento de la responsabilidad civil, no existía en el
Derecho Romano primitivo. Ni siquiera la Ley Aquilia (Años 465-468) exigía la
culpa del autor del daño. Son los jurisconsultos los que a finales de la República,
bajo la influencia de ideas griegas, proclaman la falta aquiliana: in lege aquiliea
et levissima venit.
Es muy probable que cuando la idea de falta comenzó a surgir, los romanos se
contentaran con una falta cualquiera, sin hacer distinciones. (Morel, Juan A.
Responsabilidad Civil, pág.12. Editora Tiempo, S, A. Santo Domingo, 1989).
Es preciso señalar, sin embargo, que entre el Derecho Romano y el Derecho
Francés existían diferencias esenciales en materia de delitos y cuasi delitos. En
Francia no había, en principio, interés en distinguir esos conceptos. Roma, en
cambio, otorgaba extrema importancia a esa distinción porque de esta dependía a
que el régimen estaba sometido a la obligación. En segundo lugar, los cuasi ex
delito en el Derecho Romano estaban limitativamente determinados, mientras
que en el Derecho Francés existía el principio general consagrado en el artículo
1382 del Código Civil. ( GOMEZ , 2015)
1.2.2. Derecho Francés
Señala un progreso sensible, comienza a separase por primera vez la
responsabilidad civil de la penal. Se crea el Ministerio Público, a través de la
Ordenanza del 25 de marzo de 1302. Sin embargo, la distinción entre ambas
instituciones no fue absoluta. La acción conferida a la víctima siempre mantuvo
en algo su origen penal, sobretodo, cuando se trataba de perjuicio que afectaban
la integridad o el honor de la persona.
Solo los daños relativos a los bienes daban lugar a una acción puramente
indemnizatoria. Fue luego, paulatinamente, que llego a admitirse que la acción
de la víctima no era para castigar al autor del daño, proclamándose la existencia
de un principio general de la responsabilidad civil todo aquel que por su falta
ocasionare un daño cualquiera, está obligado a repararlo.
Los redactores de los artículos 1382 y siguientes de Código Civil Francés se
inspiraron verdaderamente en Domat, distinguió tres tipos de faltas ; la penal, la
contractual y la imprudencia o negligencia (delitos civiles), señalando, además,
que una falta cualquiera, compromete la responsabilidad de su autor.
En el antiguo derecho francés, se admitió que en cierto género de contrato había
lugar a examinar la conducta del deudor para saber si este había o no realizado
su obligación y se distinguió la falta dolosa y la falta grave, que se asimilaba a
aquella, la falta ligera y la falta muy ligera. Todos los autores no están de
acuerdo con esta distinción.
En cuanto a la responsabilidad delictiva se distinguió el delito (hecho
intencional) del cuasi delito (hecho involuntario). Esta distinción no responde a
la noción del delito y del cuasi delito del derecho romano, puesto que la en la
Ley Aquiliana la falta más ligera obligaba la responsabilidad del autor y ella no
distinguía entre el hecho intencional y el no intencional. La término cuasi delito,
aunque es de evocación romana, tiene desde entonces un sentido totalmente
nuevo.
La tarea más importante del antiguo derecho francés es la de haber separado la
responsabilidad civil de la responsabilidad penal y de haber ofrecido un
principio general de responsabilidad civil.
El Código Civil Francés, demuestra que en el 1804, la distinción entre la
responsabilidad civil y la responsabilidad penal ,una concepción adquirida por
lo expuesto Domat. El Código Civil establece un principio general de
responsabilidad civil.
Durante los tres primeros cuartos del siglo XIX, la noción de responsabilidad
penal sufrió una transformación completa, mediante la cual quedo
concluyentemente separada la responsabilidad penal de la civil.
En este período, los jueces siguieron fieles a la apreciación in abstracto de la
falta, siguiendo las directrices de los redactores del Código Penal. En efecto, en
este Código solo se admitía como causa de irresponsabilidad la demencia art. 64
y no existía un sistema que estableciera una disminución de la pena por causa de
una responsabilidad moral amortiguada.
La Escuela Neoclásica contraria a esta concepción, se encargó de demostrar que
la falta civil y la falta penal son dos nociones diferentes, y sus afiliados
defendieron el principio de la individualidad de la pena. Esta doctrina influyó de
tal forma en el espíritu del legislador que, en 1824, se estableció el sistema de las
circunstancia atenuantes, completado más tarde por la Ley del 28 de abril de
1832, sistema que permite dulcificar las penas fijadas por la ley, en proporción al
grado de culpabilidad moral del agente. La apreciación de la falta penal se hizo
en concreto, salvo la falta por imprudencia.
La responsabilidad civil, despojada ya de todo pensamiento de pena, quedo
extrañada a esta evolución y conserva su carácter indemnizatorio.( GOMEZ ,
2015)
1.3. Definición de la responsabilidad civil
La responsabilidad civil es la obligación que puede encumbir a una persona de
reparar el daño causado a otro por su hecho o por el de las personas o de las
cosas por las que se deba responder.
En general, significa la obligación de responder pecuniariamente de los actos
realizados por uno mismo o por otra persona, indemnizando al efecto los daños y
perjuicios producidos aun tercero, individuo o colectivo. En sentido procesal, la
responsabilidad civil se traduce en la restitución de la cosa, la reparación del
daño y la indemnización del perjuicio causado por el hecho punible , si bien
hay que admitir, como nos dice DIEZ PICAZO, que la idea de que con la
compensación desaparece el daño es una ilusión, pues cuando se destruyen las
vidas humanas o los bienes materiales la indemnización no borra la destrucción.
1.4. Funciones de la responsabilidad civil
Hablar de función de la responsabilidad civil es hablar de la esencia misma
del modelo que adopte cada sistema jurídico, pues de ello depende la manera
como se regula toda la institución, esto es si se adopta un fin preventivo,
toda la normativa aplicable debe estar orientada a la persecución de dicho
fin.
La Responsabilidad civil admite la existencia de diversas funciones e incluso
hoy se acepta que un sistema de Responsabilidad civil pueda perseguir varios
fines o funciones sin que esto implica su desnaturalización o contraposición, en
tal sentido a manera de orientación pasaremos a detallar brevemente las diversas
funciones de la Responsabilidad civil aceptadas por la doctrina de la materia.
1.4.1. Función Demarcatoria
La función demarcatoria del derecho debería permitir a toda la sociedad saber
cómo debe comportarse para no interferir en la esfera de libertad del prójimo.
Para Suzanne Carval, citado por López Herrera1, la función demarcatoria (que
ella denomina normativa), sería la función originaria de la responsabilidad civil
porque precisamente es la que permite la elaboración de reglas de conducta sin
las cuales la vida en sociedad sería imposible; en consecuencia estimamos que
esta función cumple un deber general, es decir como regla general del Derecho
busca encausar o delimitar las conductas de los hombres con la finalidad que
estas no causen daño a otras.
1.4.2. Función Compensatoria
También llamada resarcitoria, se cuantifica en cuestión al daño material y
personal producido.
1
LOPEZ HERRERA, Edgardo. “Introducción a la responsabilidad civil”. Edición digital, p. 23
1.4.3. Función Distributiva
Según López Herrera, “tiene lugar cuando la sociedad toma la decisión,
mediante el establecimiento de una regla de responsabilidad objetiva, de permitir
ciertas actividades lícitas, pero riesgosas o peligrosas y lesivas sin que deba
demostrarse en todos los casos la existencia de culpa.”
1.4.4. Función Preventiva
Llamada también función econógeneral. Esta función busca que la
Responsabilidad civil actue ex ante de que el daño ocurra, de evitación de que el
perjuicio suceda.
1.4.5. Función admonitoria
Esta función de la responsabilidad civil normalmente no aparece en los tratados
de la materia. Sí aparece mencionada por algunos autores del common law119.
Markesinis120, si bien duda que esta función sea importante en el derecho de
daños, admite que en algunos casos se da el efecto admonitorio de la
responsabilidad civil, como sería por ejemplo el caso de mala praxis profesional,
o daños por difamación, sobre todo agregamos, si se ordena la publicación de la
sentencia.
1.4.6. Función sancionatoria
Es aquella que no solo busca el resarcimiento o reparación del daño sino que
además sancionar al autor de la conducta por la realización del ilícito. Esta
función es propia de los sistemas anglosajones y con mayores brillos en los
Estados Unidos. Esta función prepondera el grado de intencionalidad del
causante del daño, los daños que genera así como el impacto que dicha conducta
y el daño mismo podría generar en la sociedad; en tal sentido en caso de existir
dolo, un daño significado y dicha conducta fuese impactante para la sociedad, el
monto resarcitorio contendría, además del monto resarcitorio una suma adicional
a especie de sanción por dicha conducta.
Si bien los sistemas latinos se rehúsan a la aplicación de esta función, en los
sistemas del common law, se hace cada vez más fuerte su utilidad, incluso se
habla ya de daños punitivos.
1.4.7. Daño punitivo
Es un instituto jurídico siempre accesorio, o como lo ha dicho la jurisprudencia
estadounidense “incidental”. Es decir que el daño punitivo no tiene vida por sí
mismo. No existe acción autónoma para reclamar daños punitivos. Siempre debe
determinarse – a decir de López Herrera2- en el proceso principal una acción,
casi siempre por indemnización común de daños y perjuicios, y la especial
circunstancia de conducta agraviante, dolosa, intencional, etcétera, que hace
procedente este instituto de excepción.
CAPITULO II: TEORÍAS DE LA RESPONSABILIDAD
CIVIL DE LA PERSONA JURÍDICA
Las más importantes teorías se pueden dividir en cuatro grandes grupos y ellas han
sido elaboradas a partir del siglo XVIII.
2.1. El sistema de la ficción legal.
Esta postura ve a la persona jurídica como una persona ficticia, en cuanto no es
una persona humana sino una creación artificial del Derecho con fines
meramente jurídicos. Parte del supuesto de que el hombre es el único que tiene
voluntad y, por tanto, es el único llamado a ser persona.
Consideran que la persona jurídica si es capaz de poseer un patrimonio, pero
incapaz de querer y obrar en tanto son simples ficciones de la ley. Además la
persona jurídica es un ente creado en orden de su finalidad, de manera que
siendo la actividad ilícita extraña al destino especial y esencia de la persona todo
lo que haga en este sentido le resulta extraño, comprometiendo sólo al agente
humano, así el hecho ilícito humano del administrador o gerente, nunca puede
alcanzar al ente ideal por cuanto excede de los límites de su mandato.
2
LOPEZ HERRERA, Edgardo. “Introducción a la responsabilidad civil”. Op cit.
Savigny -representante principal de esta teoría-, sostiene que la responsabilidad
civil de las personas jurídicas es inadmisible sobre la base de los argumentos
expuestos: su falta de voluntad y capacidad de obrar. A lo mucho acepta la
responsabilidad contractual, pero niega por sobre todas las cosas la
extracontractual asumiendo la imposibilidad de que el ente abstracto cometa un
ilícito; tal es así que acepta la posibilidad de indemnizar si la persona jurídica se
ha beneficiado con el actuar doloso o culposo de su representante, pero
basándose en la figura del enriquecimiento indebido y no de la responsabilidad
extracontractual.
Otros autores sostienen que si bien es innegable que todo ser humano es una
persona (esto responde a razones de orden cultural y filosófico)entonces,
entendida la persona como una individualidad que confiere la calidad de sujeto
de derechos y obligaciones, podemos inferir que si bien es cierto se puede
afirmar que todo ser humano es una persona, no lo es en cambio, que toda
persona sea un ser humano, por cuanto la propia ley puede otorgar tal condición
a entes o realidades distintas a aquél. Tal como sucede en la persona jurídica
que, en consecuencia, no es una ficción, sino una realidad jurídica, por cuanto se
le considera un centro de imputaciones normativas. Por consiguiente, puede
afirmarse que es un error negar la posible imputabilidad de las personas
jurídicas; en todo caso, lo discutible son los alcances de la responsabilidad civil
contractual o extracontractual que se les puede imputar por los actos de sus
administradores o dependientes.
2.2. Teorías que niegan la personalidad jurídica
Como su nombre lo indica, estas teorías niegan la personalidad jurídica de los
entes colectivos. Son dos las modalidades que se adscriben a este sistema:
2.2.1. Teoría del patrimonio colectivo
Según esta teoría hay dos clases de personas: una relacionada a la propiedad
individual y otra a la colectiva. Así, pues no existen personas jurídicas o
ficticias, sino patrimonios colectivos.
Tal aspecto significa que se debe mantener a los sujetos individuales como
titulares de los derechos colectivos, negando toda idea de personalidad; es decir
la persona jurídica no es centro de imputación de derechos y obligaciones, sino
los sujetos individuales que la conforman.
2.2.2. Teoría del patrimonio de afectación
Según esta teoría la persona jurídica es sustituida por la idea de un patrimonio
sujeto a un fin; y se fundamenta en la diferencia entre la facultad de disposición
que sólo puede tener aquel que está dotado de voluntad, y la facultad de goce,
sin que esto signifique su transformación en persona o no, pues a pesar de no
ser considerada como persona puede soportar los beneficios del destino.
2.3. Doctrina de la persona colectiva real
Estas teorías afirman que la persona no equivale a hombre y, por tanto, de que
un sujeto de derecho no es únicamente un ser humano, de donde deducen que las
personas jurídicas son realidades.
2.3.1.Teorías de la realidad objetiva.
Según esta teoría las personas colectivas presentan aspectos objetivos
análogos a las personas físicas. Le atribuyen a la persona jurídica una
capacidad natural de querer y de obrar, la cual se extiende a todos los actos
de la vida civil (esto es: lícitos e ilícitos). Se trata aquí, de una realidad
orgánica, biológica o psíquica de las personas jurídicas, de una voluntad
personal y propia del ser ideal, de autoconciencia y de autodeterminación
análoga a la del hombre y por consiguiente, tan natural, responsable y
válida como ella. De ahí que se sostiene la absoluta equiparación de la
persona colectiva a la persona humana, en orden a la capacidad delictual, y
su lógica consecuencia: la responsabilidad civil, y aun penal, por actos
ilícitos.
Entre las teorías que se insertan en esta posición resalta la organicista, que
se basa en la idea de que los miembros de las personas jurídicas equivalen
a las células que forman el cuerpo humano. Las personas naturales que
integran la persona jurídica desempeñarían el mecanismo de la volición
social, esto es el mismo papel que las células del hombre en la voluntad
del mismo. Como consecuencia, al grupo debe dársele igual tratamiento
que a los individuos; así, el ente también tiene capacidad volitiva, como
efecto de la concurrencia de voluntades individuales inmersas en ella.
Otra teoría es aquella según la cual las personas jurídicas son voluntades
incorporales; ya que si bien hay pluralidad de sujetos, lo que se une no son
los individuos sino las voluntades y sólo en cuanto estén dirigidas al objeto
social, al objeto común del ente.
Finalmente encontramos a aquella teoría que sostiene que la persona
jurídica es capaz de querer y de obrar, y para ello se vale de sus órganos
sociales y de sus representantes. Quiere decir que al igual que la persona
física, sólo puede manifestar su actividad por la cooperación de sus
órganos corporales; de esa forma el ente social expresa su voluntad y la
realiza por medio de órganos.
2.3.2. Teorías de la realidad técnica.
Estas teorías afirman que la existencia de la persona jurídica no es una ficción,
sino una realidad, pero una realidad técnica. Se parte entonces de la idea de que
la voluntad de la persona jurídica es una voluntad real, que la ley reconoce
como propia. La doctrina que elabora sus postulados sobre la base de esta
posición se divide básicamente en dos vertientes:
a) La primera, que concibe a la persona jurídica como una agrupación
humana, titular de un interés permanente y colectivo, que cuenta con una
organización capaz de desarrollar una voluntad colectiva y que ha sido
reconocida por la ley; y que por lo tanto sostiene que la responsabilidad
de la persona jurídica por los actos ilícitos de sus órganos no es indirecta,
sino directa por cuanto ante los ojos de la ley, el acto del órgano es el
acto de la persona jurídica misma. En cambio su responsabilidad será
refleja con relación a los ilícitos cometidos por sus empleados o
dependientes.
b) La segunda por su parte, concibe a la persona jurídica como un
fenómeno de asociación y de organización ya existente en la vida de la
sociedad, a la cual el ordenamiento otorga personalidad jurídica. Así
pues, según esta posición no existe duda alguna de que las personas
jurídicas sean capaces de cometer ilícitos por cuanto forman parte de la
vida jurídica y pueden obrar bien o mal, debiendo responder por las
consecuencias de sus actos; consagrando así la responsabilidad indirecta
del ente moral.
Se puede decir que para esta teoría la persona jurídica debe asumir la plena
responsabilidad de todos sus actos, y no sólo de los que le conllevan ventajas y
beneficios.
2.4. La teoría normativa
Para esta teoría la persona es un centro de imputaciones normativas. Es decir, la
persona jurídica no tiene más existencia que la conceptual, derivada de las
normas que hacen esas imputaciones, todo consiste en una tarea de
interpretación jurídica, para saber quién y cómo deberá hacer efectiva esa
responsabilidad.
CAPITULO III : RESPONSABILIDAD CIVIL DE LA
PERSONA JURÍDICA
3.1. Definición de la Responsabilidad civil de la Persona Jurídica
Las personas jurídicas son entidades abstractas, a las cuales el derecho les reconoce
una personalidad, susceptible de adquirir derechos y de contraer obligaciones,
caracterizada por cumplir labores de mayor amplitud que una persona natural.
Esta necesita de personas naturales a través de las cuales podrá actuar, en tal sentido
es innegable la proposición de que el sujeto colectivo requiere de representantes para
poder obrar.
La doctrina nacional indica que es necesario diferenciar la representación orgánica
(que corresponde a los directivos de la persona jurídica y en la que los poderes se
otorgan al cargo u órgano), de la representación voluntaria (en la que el poder de
representación se confiere a una persona con independencia de su relación con dicha
persona jurídica).
Estos órganos se caracterizan porque su calidad de representante deriva de la
constitución misma de la persona jurídica. El órgano es siempre el depositario y el
vehículo o portador de la voluntad de la persona jurídica. Así, no es que el órgano
obre en lugar de la persona jurídica, sino que la persona jurídica obra a través de su
órgano, de modo que se considera que la persona jurídica obra directamente y en
nombre propio. Por ende, se puede afirmar que de darse un supuesto que conlleve la
imputación de responsabilidad extracontractual derivado de la conducta de quienes
actúan como órgano, ésta siempre será directa. Para lo cual se debe cumplir dos
condiciones:
1) Que el órgano que toma el acuerdo e impera su ejecución se encuentre legalmente
constituido, de acuerdo a la ley o al estatuto de la persona jurídica.
2) Que dicho órgano actúe dentro de las funciones que le han sido conferidas, es
decir, sin extralimitarse de sus facultades.
El objeto social es un factor de suma importancia puesto que delimita la actividad de
la persona jurídica y ayuda a determinar el interés social. Asimismo, delimita la
competencia de los órganos sociales y fija los límites a las facultades de los
representantes del ente moral, ya que no podrán actuar más allá o en contra del
mismo. Buscando de esta manera proteger al tercero, ya que cuando éste contrata
con una sociedad, tiene una sola obligación; que es verificar si las personas que
contrataron con ellos tienen poderes suficientes de la sociedad y si esos poderes
fueron otorgados por órganos sociales que estaban autorizados por el estatuto o por la
ley. Comprobados los poderes, si éstos son conformes, el tercero sabe que la
sociedad queda obligada.
3.2. El problema de Responsabilidad civil de la Persona Jurídica
Regularmente se suele imputar responsabilidad entre personas naturales, pues
son precisamente estas quienes con sus conductas causan daños a otros, por
tanto la determinación del sujeto responsable se encuentra clara o al menos
preestablecida por Ley, así se ve por ejemplo cuando responde aquel que tenga a
otro a su cargo por el daño que éste produzca o cuando se responde por los
daños del incapaz.
Sin embargo esta determinación directa del sujeto causante del daño, no siempre
es sencilla, pues en el caso del daño causado por un Persona jurídica, cabe
preguntarse quién será el responsable la persona jurídica en si, como ente sujeto
de derechos y obligaciones o lo serán directamente sus miembros, quienes son al
final quienes realizan o materializan las conductas en representación, claro está
de dichas personas jurídicas.
La responsabilidad civil en la persona jurídica encierra una compleja
problemática en tanto esta, como ente abstracto que es, necesita de personas
físicas a través de las cuales puede realizar las actividades que forman parte de
su objeto social. De esta manera, la actuación material de este tipo especial de
sujeto de derechos es realizada por las personas naturales que lo componen o se
relacionan con él, ya sea como socios, administradores o simples dependientes.
Donde según el punto de partida que se adopte se puede llegar a soluciones
distintas, con diversas consecuencias prácticas de una importante relevancia,
teniendo en cuenta que en un mundo como el nuestro donde el tráfico comercial
y el desarrollo económico en general hacen inevitable que surjan víctimas que
requieren ser indemnizadas.
Es preciso distinguir los siguientes niveles:
- La responsabilidad civil de los administradores de las personas jurídicas.
- La responsabilidad civil de los miembros de la persona jurídica frente al sujeto
corporativo y a terceros.
- La responsabilidad civil de las personas jurídicas derivada del obrar de sus
administradores o sus representantes y de sus dependientes.
Se tiene para un sector de la doctrina, quienes expresan que las personas jurídicas
son inimputables y, por tanto, no pueden ser responsabilizadas de ningún ilícito,
puesto que no existen en la realidad, por lo que la responsabilidad recae en los
autores directos del hecho que causó el daño que debe ser reparado; Por otro lado,
hay teorías que, basadas en diversos argumentos, aceptan la responsabilidad civil
extracontractual de la persona jurídica, pero sin ponerse de acuerdo en si se trata de
una responsabilidad directa o de una refleja con relación a sus administradores o
dependientes.( Castillo , 2003)
3.3. Responsabilidad civil de la Persona Jurídica según el Código Civil Peruano
El código civil, regula la responsabilidad jurídica en el caso que el órgano,
el representante o el dependiente genere un daño en ejercicio (o con ocasión
de las funciones), en esta materia, se presentan dos supuestos:
3.3.1. La responsabilidad civil contractual de la persona jurídica.
Se aplica el artículo 1325 del CC , que señala lo siguiente “ El deudor que
para ejecutar obligaciones se vale de terceros , responde de los hechos
dolosos o culposos de éstos, salvo pacto en contrario” , es decir, responde
frente al dañado solo la persona jurídica .
Para que se configure la responsabilidad de la persona jurídica es necesario que
el contrato haya sido válidamente celebrado ya que quienes no están autorizados
para ejercer la representación de la sociedad no la obligan con sus actos, aunque
los celebren en nombre de ella. La responsabilidad civil o penal por tales actos
recae exclusivamente sobre sus autores. Los fundamentos que respaldan esta
posición, aceptada por la doctrina en general, se pueden sintetizar en dos:
a) El contrato vincula a la persona jurídica en tanto fue celebrado en su nombre y
de acuerdo a las facultades que ella misma le otorgó a su representante. Por lo
tanto, es la persona jurídica y no la persona física que la representó, la que se
encuentra obligada frente a la otra parte que integra el contrato.
b) Existen también razones de equidad y de necesidad práctica de la vida social;
es decir, los terceros, al relacionarse con la persona jurídica, toman en cuenta la
solvencia de ésta y no la de las personas físicas que la representan.
Así por ejemplo, si celebrado un determinado contrato, la persona jurídica
incumple o cumple tardía, defectuosa o parcialmente la obligación a la que se
había obligado ante su acreedor, por causas a ella imputables, deberá asumir su
responsabilidad, siendo ilógico que no asumiera su responsabilidad contractual.
No imputarle esta responsabilidad por los daños que cause al incumplir los
contratos que celebra implicaría otorgarle un privilegio inexplicable que
perjudicaría el tráfico comercial. Nadie contrataría con las personas jurídicas si
pudieran evadirse del cumplimiento del contrato sin responsabilidad alguna.
(Castillo , 2003)
3.3.2. La responsabilidad extracontractual de la persona jurídica.
Se aplica el artículo 1981 del CC, que establece lo siguiente: “Aquel que
tenga otro bajo sus órdenes responde por el daño causado por éste último ,
si ese daño se realizó ene le ejercicio del cargo o en cumplimiento del
servicio respectivo. El autor directo y el autor indirecto están sujetos a
responsabilidad solidaria”, es decir, se generará (de manera solidaria) la
responsabilidad directa del agente y al mismo tiempo, la responsabilidad
(mal denominada “indirecta”) de la persona jurídica (que es directa; pero por
hecho de tercero), al ser responsabilidad solidaria ambos están obligados frente
a la víctima por la indemnización correspondiente.
Es por ello, que en materia de responsabilidad extracontractual resalta un
principio fundamental el de la irresponsabilidad directa de la persona jurídica. Es
decir, responde de manera indirecta (De la misma forma que la persona jurídica
asume los beneficios de su actividad, debe asumir las pérdidas).
3.4. Limitación de la responsabilidad de las personas jurídicas
ARTICULO: 78 del C.C, "La persona jurídica tiene existencia distinta de sus
miembros y ninguno de estos ni todos ellos tienen derecho al patrimonio de ella
ni están obligados a satisfacer sus deudas".
Vemos que al momento de reparar los daños hay que tener en cuenta el artículo
prescrito, en caso de personas jurídicas al determinar que tiene un patrimonio
propio, distinto del que corresponde a cada uno de sus miembros. De ello deriva
el principio de "responsabilidad limitada" (se extiende, con respecto a los
integrantes de la persona jurídica) en virtud del cual, para cualquier tipo de
obligaciones (resarcimiento del daño inclusive), la persona jurídica responde
hasta el límite de su patrimonio (evidentemente, respecto de la persona jurídica,
la responsabilidad civil limitada). Constituye pues, otro gran problema para el
operador jurídico, la frecuente situación en la cual la pretensión resarcitoria
supera el patrimonio de la persona jurídica.
Entonces frente a al problema de un patrimonio de una persona jurídica que es
insuficiente para asumir su obligación de responder civilmente por los daños
causados a terceros debemos tener presente lo siguiente:
No existe un principio general de desconocimiento de subjetividad de la
persona jurídica o de su atribución de limitación de la responsabilidad, toda
vez que se presente un caso de insuficiencia de su patrimonio para asumir sus
obligaciones derivadas de la responsabilidad civil.
De manera excepcional, el desconocimiento de la subjetividad de la persona
jurídica o de su atribución de limitación de responsabilidad operará, en caso
de insuficiencia de su patrimonio para asumir sus obligaciones derivados de
responsabilidad civil, solo en dos casos.
o Si la responsabilidad civil deriva de un delito (artículo 104 del Código
Penal).
o Si se configura un abuso de derecho o fraude a través de
la personalidad jurídica.
Para determinar la configuración del abuso de la personalidad jurídica, el juez
deberá constatar la presencia, entre otros aspectos, de un grupo de control de
la persona jurídica, así como verificar si se encuentra subcapitalizada.
3.5. Jurisprudencia: CAS: Nº 1224-2002 Arequipa
Resulta infundada el recurso de casación, toda vez que de
los medios probatorios actuados, no se ha acreditado que el viaje realizado,
donde perdiera la vida don Carlos Gonzáles del Águila, se haya producido en
cumplimiento de las funciones o labores que desarrollaba normalmente
la empresa demandada, sino más bien, obedeció a un acto unilateral del
mencionado Gonzáles del Águila, quien realizó un viaje personal a la ciudad de
Tacna, suscitándose el evento dañoso y que el accidente se produjo fuera del
ámbito al que circunscribía la actividad demandada y específicamente
del proyecto a su cargo y el horario diferente establecido para el ejercicio de
las funciones de la empresa demandada y que el uso de la camioneta
prestaba servicios de lunes a viernes y el día sábado hasta las trece horas,
siendo que el día domingo no se trabaja y que además su manejo estaba a cargo
de un chofer asignado a la empresa demandada, por lo que concluyo
confirmando la sentencia apelada que declaro infundada la demanda.
Se puede percibir que puede haber tanto responsabilidad
contractual como extracontractual de la persona jurídica por los actos
en ejercicio de las funciones de sus titulares de los órganos,
representantes o dependientes, con la respectiva aplicación de los
artículos correspondientes. En efecto, si en un taller una persona va
arreglar su auto y por error de un independiente, que esta manejando
un automóvil de otro cliente, lo choca, o si una señora va ha echarle a
su auto gasolina de 97 octanos y la dependiente le
pone petróleo Diesel, los daños (ocasionados en mal ejercicio de las
funciones) son contractuales y se aplicara el Articulo 1325 del C.C,
con responsabilidad de la persona jurídica titular de un taller y del
grifo, respectivamente. Debe tenerse en cuenta que el trabajador, al
ser un dependiente en un local abierto al público, asume la posición
de un representante de derecho del mismo. En efecto el artículo 165
del C.C establece "se presupone que el dependiente que actúa en
establecimientos abiertos al público tiene poder de representación
de su principal para los actos que el ordinariamente se realiza en
ellos"
La presunción del representación del dependiente en los locales
abiertos al público tiene el carácter iuris et de iure, vale decir, no
admite prueba en contrario. No interpretar ello
generaría inseguridad en las relaciones jurídicas. En atención a ello,
el representante-dependiente, frente a su representado-proveedor, es
un tercero, siendo de aplicación, en este caso, el articulo 1325 del
C.C.
Responsabilidad en obligaciones ejecutadas por terceros (art. 1325), si
en el cumplimiento de la obligación el deudor se vale de terceras personas, el
articulo antes citado señala que deberá responder por los hechos dolosos o
culposos en que estas incurra, salvo estipulación en contrario.
Que, el causante directo del daño ha mantenido su conducción de funcionario
de la empresa en todo momento, no solo en los días laborales, por tal hecho y
debido a tal condición es que ha tenido la posesión del vehículo _ aunque
indebidamente porque de no haber tenido dicha condición laboral no hubiera
podido utilizar la camioneta basándose en su autoridad para sacarla fuera del
horario laboral. Que, además, bajo el contrato de locación de servicios
subyace el arriendo de un bien mueble, y como tal el arrendatario responde por
su pérdida; por tanto, la responsabilidad vicaria ha sido mal interpretada,
porque la empresa responde por los hechos dañosos de sus
trabajadores, eventos que son realizados precisamente por tener los
mencionados servidores tal condición, en consecuencia fundado el recurso de
casación. (Voto en discordia)
Es frecuente que el deudor recurra a un tercero para cumplir con la obligación,
más aun hoy que para la ejecución de ciertos contratos se requiere de una
distinta gama de especialidades que exigen la subcontratación de terceros, en
cuyo caso el obligado responderá por los hechos de dichos terceros.
3.6. La responsabilidad civil de la persona jurídica en códigos extranjeros
3.6.1. Código Civil Argentino
El artículo 43, reformado por Ley No. 17.711, establece que: “las
personas jurídicas responden por los daños que causen quienes las dirijan
o administren, en ejercicio o con ocasión de sus funciones. Responden
también por los daños que causen sus dependientes o las cosas, en las
condiciones establecidas en el título: De las obligaciones que nacen de
los hechos ilícitos que no son delitos”
3.6.2. Código Civil Mexicano
El artículo 918 prescribe: “las personas morales son responsables de los
daños y perjuicios que causen sus representantes legales en el ejercicio
de sus funciones”.
3.6.3. Código Civil Boliviano
El artículo 57 establece que: “las personas colectivas son responsables
por el daño que sus representantes causen a terceros con un hecho ilícito,
siempre que dichos representantes hayan actuado en tal calidad”.
3.6.4. Código Civil Paraguayo
El artículo 98 establece que: “las personas jurídicas responden el daño
que los actos de sus órganos hayan causado a terceros, trátese de una
acción u omisión y aunque sea delito, cuando los hechos han sido
ejecutados en ejercicio de sus funciones y en beneficio de la entidad”.
Dichos actos responsabilizan personalmente a sus autores con relación a
la persona jurídica”.
3.6.5. Código Civil Cubano
El artículo 95 establece:
1. Las personas jurídicas están obligadas a reparar los daños y perjuicios
causados a otros por actos ilícitos cometidos por sus dirigentes,
funcionarios y demás trabajadores en el ejercicio de sus funciones, sin
perjuicio del derecho que les asiste de repetir contra el culpable.
2. Si el acto ilícito constituye delito y es cometido por los dirigentes,
funcionarios o demás trabajadores en el indebido ejercicio de sus
funciones, la persona jurídica responde subsidiariamente.3. También
responde por los daños causados por sus dirigentes, funcionarios o demás
trabajadores que hayan actuado dentro de sus atribuciones o por
obediencia debida, y que por esa circunstancia hayan sido declarados
exentos de responsabilidad penal
CONCLUSIONES
La responsabilidad civil de la responsabilidad civil ha venido siendo reconocida,
poco a poco , primero en el derecho romano no la diferenciaban de la
responsabilidad penal, sino que lo veían de la misma forma mientras en el derecho
francés hace un diferenciación de ambas y a raíz de eso que cada uno da
responsabilidad a la persona desde su ámbito .En nuestro Código civil, de acuerdo a
los artículos 1969 y 1970, un primer punto de partida para que opere la
Responsabilidad civil es el daño. El sujeto responsable debe responder por el daño
causado. El daño comprende toda consecuencia económica que genere, ya sean
daños no económicos o extrapatrimoniales (daño moral y daño a la persona,
incluyéndose en éste último el daño al proyecto de vida) y daños de naturaleza
económica (Lucro cesante y daño emergente).
Toda persona jurídica, a nivel de Derecho civil, es responsable objetivamente:
muchos escritos se refieren a la culpa, dolo o negligencia de la persona jurídica, lo
cual es inexacto. Quienes incurren en ello son los representantes, titulares de los
órganos o dependientes de la persona jurídica. De la lectura del art. 1981 C.C. (en
responsabilidad extracontractual) y del art. 1325 C.C. (en responsabilidad
contractual) se llega a la conclusión de que la persona jurídica tiene una
responsabilidad civil objetiva y no subjetiva.
La persona jurídica sí tiene capacidad de ejercicio con base en lo desarrollado sobre
la teoría de la representación orgánica. Esto implica afirmar que puede imputársele
responsabilidad extracontractual directa por los actos de sus administradores cuando
éstos actúan en su función de órganos y de acuerdo a las facultades que les fueron
concedidas. No ocurrirá lo mismo tratándose de actos de sus dependientes, o de
representantes que no tengan la calidad de órganos. En esos supuestos sólo podrá
sostenerse la responsabilidad extracontractual indirecta. De igual forma, es imputable
en caso de responsabilidad contractual, siempre que sus subordinados actúen dentro
del marco legal.
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