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Nelson Tapia - Agroecologia

Este documento describe la agricultura campesina sostenible en los Andes bolivianos a través del caso del ayllu Majasaya-Mujlli. Explica los paradigmas de desarrollo agrícola en América Latina y la evolución del pensamiento agroecológico. También analiza conceptos como el conocimiento campesino y científico, y la relación entre la agricultura andina y la agroecología.

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Nelson Tapia - Agroecologia

Este documento describe la agricultura campesina sostenible en los Andes bolivianos a través del caso del ayllu Majasaya-Mujlli. Explica los paradigmas de desarrollo agrícola en América Latina y la evolución del pensamiento agroecológico. También analiza conceptos como el conocimiento campesino y científico, y la relación entre la agricultura andina y la agroecología.

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Agroecología y agricultura campesina
sostenible en los Andes bolivianos
El caso del ayllu Majasaya-Mujlli
2 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
Nelson Tapia Ponce

Agroecología y agricultura
campesina sostenible
en los Andes bolivianos
El caso del ayllu Majasaya-Mujlli,
departamento de Cochabamba, Bolivia

AGRUCO PLURAL
4 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

© Nelson Tapia.
© AGRUCO, Plural editores, 2002.
Primera edición: octubre de 2002
D.L.: 4-1-1412-02
ISBN: 99905-64-62-0

Producción:
Plural editores
Rosendo Gutiérrez 595 esq. Ecuador
Teléfono 2411018 / Casilla 5097, La Paz - Bolivia
Email: [email protected]

Impreso en Bolivia
Dedicatoria

a Juana, Eliana y Boris Daniel,


por su inmenso apoyo y cariño
6 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
Agradecimientos

A la conclusión de este trabajo deseo expresar mi más sincero agradecimien-


to a todas aquellas personas e instituciones que contribuyeron con su granito de
arena para que pudiera llegar a la edición de este libro.
En primer lugar, debo agradecer al Centro Universitario, Agroecología Uni-
versidad Cochabamba (AGRUCO) de la UMSS (Bolivia) por otorgarme la forma-
ción permanente en el tema de la Agroecología y la Revalorización del conoci-
miento campesino. A COSUDE-IC por haberme patrocinado la beca, financiar el
libro y haberme dado la oportunidad de realizar los estudios de doctorado en la
Universidad de Córdoba-España.
De igual manera agradezco profundamente al profesor Dr. Eduardo Sevilla
Guzmán, que a parte de ser maestro ha sido orientador, amigo, e inestimable tutor
de la tesis.
A todos los profesores del curso de doctorado del ISEC, así como a todos mis
compañeros del curso: Jorge, Joao, Lourdes, Gloria, Antonio, y Agustín, por ha-
berme ayudado y compartir todos los obstáculos y éxitos académicos de ese enton-
ces. De ellos llevo un recurso especial.
A todos los comunarios del ayllu Majasaya Mujlli de la provincia Tapacarí
de Bolivia, donde realicé el estudio; en especial a los compañeros y amigos de Japo
K’asa en las personas de Eusebio Condo, David Cruz, Paulo Poma, Casiano Villca,
y Erasmo Chambi. A todos los campesinos de Bolivia por manejar ese conocimien-
to sistemático fruto de la experiencia cotidiana que sirve de aporte y fuente de
inspiración y recreación de nuevas forma de generación del conocimiento.
8 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

En especial a todos mis colegas de AGRUCO y de la Facultad de Ciencias


Agronómicas de la UMSS, por su comprensión y colaboración para la culminación
de este trabajo.
Un reconocimiento especial para los Drs. Freddy Delgado (Director de
AGRUCO), Stephan Rist (ex codirector de AGRUCO) e Ing. Juan San Martín por
su valiosa colaboración y apoyo en la revisión del documento.
Finalmente a la madre tierra “Pachamama” por haberme dado la bendición
y permiso correspondiente para hablar y realizar el trabajo en nombre de ella.
“K’jallalla madre tierra andina”.

Muchas gracias a todos


Índice

Presentación ............................................................................................................. 17
Introducción ............................................................................................................ 23

Capítulo I
Enfoque del problema

1. El trabajo en casa. (Antropología en casa) ..................................................... 31

Capítulo II
Objetivos operativos y metodológicos

1. Objetivos operativos ......................................................................................... 33


2. Objetivos metodológicos .................................................................................. 36
3. Hipótesis ............................................................................................................. 38

Capítulo III
Marco teórico y conceptual

1. Historia y actualidad de los paradígmas


de desarrollo en América Latina ..................................................................... 41
1.1. Agroecología en los Andes de Bolivia .................................................. 41
1.2. Modernización de la agricultura en los Andes,
un paradigma cuestionado ..................................................................... 46
1.3. Políticas neoliberales para la producción
agropecuaria mundial ............................................................................. 51
10 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

1.4. Transformaciones en la Agricultura de América Latina .................... 53


1.5. Estructura agraria de Bolivia, como expresión .................................... 56
de los paradigmas de desarrollo ............................................................ 56
1.5.1. Estructura agraria en Bolivia, a partir de 1952 .......................... 56

2. Evolución de los paradigmas .......................................................................... 62


2.1. Evolución del pensamiento y enfoque agroecológico ........................ 63
2.2. Agroecología: desafíos y contribuciones
al desarrollo en América Latina ............................................................. 67
2.2.1. Desafíos metodológicos de la Agroecología .............................. 68
2.3. Conocimiento científico y ciencia popular ........................................... 73
2.4. Conocimiento campesino - conocimiento local ................................... 77
2.5. La Investigación campesina ................................................................... 82

3. Relación entre agricultura andina-agricultura ecológica,


con el paradigma agroecológico ..................................................................... 85
3.1. Rasgos fundamentales
de la Agricultura campesina andina ..................................................... 85
3.2. Relación Sociedad - Naturaleza ............................................................. 89
3.3. Espacio-Tiempo ........................................................................................ 92
3.4. Dualismo y estructura simbólica andinas ............................................ 94
3.5. Concepto andino de tecnología ............................................................. 98
3.6. Economía ecológica y agroecología ....................................................... 102
3.7. Economía campesina y agroecología .................................................... 104

Capítulo IV
Marco teórico metodológico-estrategias metodológicas

1. La unidad de observación y caracterización


del ayllu Majasaya Mujlli ................................................................................. 113
1.1. Espacio físico ............................................................................................ 113
1. 2. Espacio socioeconómico .......................................................................... 114
1.2.1. En la actualidad .............................................................................. 117

2. El enfoque metodológico de la investigación ............................................... 118


2.1. Acerca del método Científico ................................................................. 121
2.1.1. Acerca del método científico en la investigación
de la realidad de las sociedades andinas .................................... 123
ÍNDICE 11

3. Métodos y técnicas de investigación .............................................................. 124


3.1. Métodos ..................................................................................................... 124
3.1.1. Histórico cultural lógico ............................................................... 124
3.1.2. Investigación - participativa ......................................................... 125
3.1.3. Estudio de casos ............................................................................. 128
3.1.4. Observación participante .............................................................. 129
3.2. Técnicas ..................................................................................................... 132
3.2.1. Fuentes orales ................................................................................. 132
3.2.2. La entrevista ................................................................................... 133
3.3. Sistematización ......................................................................................... 135

4. La orientación metodológica y operativización


de la sistematización de resultados ................................................................ 137
4.1. Técnicas y procedimientos ...................................................................... 138
4.1.1. La vivencia previa a la investigación .......................................... 138
4.1.2. Trabajo de campo ........................................................................... 139
4.1.3. Las entrevistas focales realizadas ................................................ 140
4.1.4. Grupos de discusión (Talleres comunales) ................................. 141

Capítulo V
Resultados

1. Aspectos generales ............................................................................................ 143

2. Aspectos productivos ....................................................................................... 145


2.1. Agricultura ................................................................................................ 145
2.2. Ganadería .................................................................................................. 146
2.3. Artesanía ................................................................................................... 147
2.4. Movimientos poblaciones
y complementariedad productiva ecosimbiótica ................................ 148

3. Aynoqas .............................................................................................................. 149


3.1. Ventajas ecológicas del manejo de aynoqas ......................................... 152
3.2. La Ayta ....................................................................................................... 155
3.3. Choqueyapi ............................................................................................... 156
3.4. Kanana. (callpa ccanana) ........................................................................ 156
3.5. Cebar hallpa. (tierra para cebada) ......................................................... 156
12 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

3.6. Variación del tamaño de la choqueyapi ................................................ 157


3.7. Variación de la tenencia de tierras en las aytas ................................... 157
3.8. Distribución de terrenos comunales ..................................................... 158

4. Sayañas ............................................................................................................... 159


4.1. Sayañas: usos e implicancias ecológicas y socioculturales ................ 161

5. Calendario agrícola y ritual ............................................................................. 164

6. Relaciones sociales de reciprocidad en el proceso productivo ................... 167


6.1. Trueque ...................................................................................................... 169
6.2. Ayni ............................................................................................................ 170
6.3. Minka ......................................................................................................... 170
6.4. Humaraqa ................................................................................................. 170
6.5. Compañía .................................................................................................. 171

7. Instituciones indígenas que regulan la administración comunal


y la toma de decisiones .................................................................................... 172
7.1. Antecedentes Históricos ......................................................................... 172
7.2. Autoridades tradicionales y originarias ............................................... 175
7.3. Autoridades no originarias o sindicales ............................................... 176
7.4. Organización socio política y cargos rotaciones:
el caso del ayllu Majasaya ...................................................................... 177
7.4.1. Autoridades tradicionales y sindicales ....................................... 178
7.4.2. Reproducción del sistema organizativo tradicional
del ayllu Majasaya, Mujlli ............................................................ 180
7.4.3. Cargos y roles de autoridades tradicionales .............................. 183
7.4.4. Cargos dirigenciales y rol
de las autoridades sindicales ....................................................... 186
7.5. Toma de decisiones a nivel comunal ..................................................... 193
7.6. Distribución y redistribución, modalidades andinas
de reciprocidad para asegurar la subsistencia ..................................... 197

8. Sayañas ............................................................................................................... 200


8.1. Tenencia y formas de acceso a la tierra ................................................. 203
8.1.1. Formas, o modalidades de acceso a la tierra ............................. 206
8.2. Otras formas de acceso a la propiedad comunal ................................. 210
8.2.1. Apropiación indebida de parcelas ajenas ................................... 210
ÍNDICE 13

8.2.2. Parcelas compartidas ..................................................................... 211


8.2.3. Compañía ........................................................................................ 212
8.2.4. Préstamos ........................................................................................ 213

9. Caracterización climática de seis periódos


agrícolas consecutivos ...................................................................................... 214
9.1. Características climáticas en las aynoqas ............................................. 218
9.2. Frecuencia de heladas ............................................................................. 219

10. Sistema de Aynoqas en el ayllu Majasaya Mujlli ......................................... 223


10.1. El ayllu mayor y el manejo del territorio .............................................. 223
10.2. El ayllu menor de Mujlli y el manejo de aynoqas ............................... 224
10.3. Características agroecológicas
de las cuencas del ayllu Majasaya ......................................................... 226
10.3.1. Sistema de aynoqas en la comunidad de Japo ........................ 228
10.3.1.1. Aynoqas cultivables en el sector de Japo ................. 228
10.3.1.2. Motivos para reducir y/o alargar el tiempo
de descanso de algunas aynoqas de cultivo ............ 239
10.3.1.3. Aspectos agrícolas ....................................................... 241
10.3.2. Sistema de aynoqas dentro la cuenca de Mujlli ...................... 250

11. Manejo de Sayañas y Canchones .................................................................... 267


11.1. Proceso histórico de desintegración ...................................................... 269
de las comunidades originarias ............................................................. 269
11.1.1. Proceso histórico de desintegración
de las sayañas o parcelas familiares .......................................... 273
11.2. Canchones o corrales fijos ....................................................................... 280
11.2.1. Formas de acceso a los canchones ............................................. 282

12. Caracterización campesina de suelos ............................................................. 286

13. Aspectos técnico-agronómicos y ecológicos de la agricultura andina


equiparables a la agricultura ecológica actual .............................................. 296
13.1. Principios de la agricultura ecológica y agricultura andina .............. 296
13.1.1. Abonamiento con productos orgánicos
en la agricultura ........................................................................... 296
13.1.2. Laboreo mínimo del suelo .......................................................... 296
13.1.3. Diversificación y manejo de una diversidad
de especies vegetales en la agricultura ..................................... 297
14 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

13.2. Manejo de la Fertilidad de suelos .......................................................... 298


13.3. Biodiversidad Cultivada ......................................................................... 301
13.3.1. Elementos técnicos y productivos del sistema agrícola
y socioeconómico del ayllu Majasaya ...................................... 301
13.3.1.1. Tecnología del cultivo de la papa .............................. 304
13.3.2. Biodiversidad en cultivo de forrajes ......................................... 323
13.3.2.1. Avena ............................................................................. 323

14. Participación campesina en los procesos


de cambio institucional y político ................................................................... 328
14.1. Apertura democrática ............................................................................. 333
14.2. Situación y tendencias actuales .............................................................. 334

Capítulo VI
A manera de conclusiones

1. Aynoqas y aytas ................................................................................................ 339

2. Sayañas y canchones ......................................................................................... 342

3. Relaciones de reciprocidad y redistribución ................................................. 343

4. Autoridades tradicionales y sindicales .......................................................... 345

5. Organización del uso de la tierra .................................................................... 348

6. Ciclos de producción agrícola ......................................................................... 349

7. Actividades agrícolas y biodiversidad .......................................................... 351

8. Agricultura campesina y agricultura ecológica ............................................ 354

9. Saber local y experimentación campesina ..................................................... 356

10. Situación actual y tendencias de cambio, en el ayllu Majasaya ................. 358

Bibliografía ............................................................................................................. 361


Índice de cuadros

1. Calendario agrícola y religioso en las comunidades


del ayllu Majasaya ......................................................................................... 165
2. Relaciones sociales de reciprocidad practicadas en el ayllu Majasaya .. 171
3. Sindicatos del ayllu Majasaya y cargos organizativos tradicionales.
Periodos 1991-1996 ........................................................................................ 184
4. Dirigentes Sindicales y “hilakatas” del ayllu Majasaya Mujlli.
Gestiónes 94/95 y 1996 ................................................................................. 190
5. Características climáticas por diferentes periodos agrícolas.
Zona de puna (ayllu Majasaya) ................................................................... 216
6. Esquematización física y simbólica del Ayllu Majasaya Mujlli .............. 224
7. Cuantificación del espacio físico-natural
según uso actual en Majasaya (1992) .......................................................... 226
8. Uso y superficie aproximada del territorio de la comunidad de Japo ... 228
9. Características principales de las aynoqas manejadas
en la comunidad de Japo. 1997-1998 ........................................................... 229
10. Características principales de las aynoqas manejadas
en la comunidad de Japo. 1997-1998 ........................................................... 234
11. Cultivos principales por grado de importancia
y distribución familiar ................................................................................... 242
12. Evolución del patrón de cultivo por superficie empleada,
promedio en 6 períodos agrícolas diferentes
Comunidad de Japo (tomando familias caso diferentes .......................... 243
13. Caracterización de cinco familias por sus recursos cultivables
Para las gestiones 1992/93, comunidad de Japo ....................................... 244
14. Evolución en el acceso a la tierra considerando
diferentes períodos agrícolas (una familia caso) ....................................... 246
16 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

15. Variación de la cantidad de semilla y producción agrícola,


a través del tiempo, una familia caso .......................................................... 249
16. Uso actual del territorio en la cuenca de San Antonio de Mujlli ............ 250
17. Características espaciales y temporales de las aytas
y aynoqas para el sector de Mujlli (Gestión 97/98) .................................. 257
18. Distribución de aynoqas dentro la cuenca
de Mujlli (Período 1994-1995) ...................................................................... 259
19. Evolución en la distribución
de parcelas en las subaynoqas de Mujlli .................................................... 261
20. Distribución total de parcelas en Mujlli. Gestión 94/95 .......................... 262
21. Distribución de aynoqas en la cuenca de Yarwitotora ............................. 264
22. Ranchos y números de familias
en las comunidades más importantes del Ayllu Majasaya ...................... 272
23. Caracterización campesina de suelos, comunidad de Japo ..................... 289
24. Caracterización campesina de suelos según diferentes criterios,
comunidad Japo K’asa, provincia Tapacarí ............................................... 292
25. Elementos del sistema agrícola y socioeconómico
de comunidades del ayllu Majasaya ........................................................... 303
26. Tecnología del cultivo de Papa, en comunidades
del ayllu Majasaya, Mujlli ............................................................................ 305
27. Caracterización campesina de condiciones ecológicas
para el cultivo de diferentes especies de papas en la zona de Puna
del ayllu Majasaya (Provincia Tapacarí), Cochabamba ........................... 310
28. Superficie cultivada, porcentaje de terreno y producción
de papa grupos de variedades por familia. (1989 - 1990) Japo ............... 313
29. Rendimiento, caracteres morfológicos de variedades amargas
de papa, en cinco periodos agrícolas. Comunidad de Japo 1996 ............ 315
30. Rendimientos y características morfológicas de variedades Ajahuiri
en cinco periodos agrícolas. Comunidad de Japo ..................................... 317
31. Rendimientos, características morfológicas de variedades huayk’us
en cuatro periodos agrícolas. Comunidad de Japo ................................... 319
32. Rendimientos y características morfológicas
de variedades dulces (koyllus) de papa en cinco períodos agrícolas.
Comunidad de Japo ....................................................................................... 321
33 Variedades de avena y triticale introducidos,
en cuatro periodos agrícolas que incluye características,
rendimiento y criterios campesinos ............................................................ 325
Presentación

1. Sobre el contexto académico de la investigación. El libro que el lector tiene


en sus manos es la investigación que el Profesor Nelson Tapia Ponce
ha realizado para obtener el grado de Doctor por la Universidad de
Córdoba dentro del Programa Agroecología, Campesinado e Historia
del Instituto de Sociología y Estudios Campesinos. Fue éste el primer
Programa de Doctorado impartido en Europa sobre un “Área de
Conocimiento” tan atípica como la Agroecología, al poseer esta una
naturaleza pluriepistemológica. Ello significa transgredir el pensa-
miento científico al situar en pie de igualdad “el método científico
de creación de conocimiento” con el de la “sabiduría empírica”
desarrollada históricamente por el hombre para tener acceso a los
medios de vida.
Sin duda fue este carácter pionero lo que trajo a la ciudad de Córdo-
ba al profesor Nelson Tapia Ponce en 1993. Durante los cursos aca-
démicos 1992/1993/94, el autor de las páginas que siguen a esta pre-
sentación, trabajó en el citado instituto de investigación, siguiendo
los Cursos y Seminarios del citado programa de doctorado, con
mucha discreción pero obteniendo en todos ellos la máxima califica-
ción de sobresaliente. Pudo así, ampliar sus conocimientos de inge-
niero agrónomos con materias provenientes de las ciencias sociales
aplicadas a la agricultura y a la sociedad rural, entre las que cabe
destacar Sociología Agroecológica, Economía Ecológica, Técnicas de
18 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Investigación en Agroecología, Metodología Agroecológica y Esti-


los de Agroecología. Esta formación complementaria permitió al pro-
fesor Nelson Tapia Ponce, tener como maestros a los investigadores
que en los últimos quince años, hemos ido forjando las bases teóri-
cas de la Agroecología, como los chilenos Miguel Altieri (Universi-
dad de California, Campus de Berkeley) y Camila Montesinos
(CLADES y Universidad de la Frontera en Temuco) que han genera-
do una importante parte de los conocimientos de la agroecología
actuales sobre los aspectos agronómicos, el primero; y epistemológi-
cos y metodológicos, la segunda. Igualmente, los investigadores:
mexicanos, Víctor Manuel Toledo; y catalán, Joan Martínez Alier,
como forjadores de los aspectos vinculados a las teorías del conoci-
miento local, campesinos e indígena, el primero; y los movimientos
sociales y la economía ecológica el segundo. Podrán añadirse varios
relevantes investigadores más, como maestros del investigador
Nelson Tapia, con los que me consta que, a la relación académica, se
unió más tarde una dimensión de amistad.
Quiero terminar este tema de su formación académica señalando
la participación que en los aspectos relativos a “la Agroecología en
los Andes” tuvieron los profesores del programa de doctorado,
Mario Tapia de Perú y la excepcional pareja de María Angélica Salas
y Timmi Tilmman, quienes participaron, además, en el proceso de
evaluación de la investigación de Nelson Tapia Ponce como tesis
doctoral, donde obtuvo la calificación Sobresaliente Cum Laude.
Me parece obligado resaltar, en este punto, que gracias al profesor
Nelson Tapia Ponce tuvimos la oportunidad de conocer en la Uni-
versidad de Córdoba, y enriquecernos con su riquísima interacción
intelectual, al profesor Juan San Martín de AGRUCO quien vino a
España como profesor visitante. Como tutor de Nelson Tapia Ponce
en este período de preparación teórica y metodológica para abordar
su trabajo de campo seguí de cerca su actividad tanto en la Univer-
sidad como en la ciudad de Córdoba, dado que casualmente coin-
cidimos en el mismo distrito urbano. Así pues, pude comprobar en
forma directa el sacrificio que, para alguien tan cohesionado con
su mundo andino supuso realizar tan prolongada actividad en una
PRESENTACIÓN 19

cultura tan ajena a sus claves vivenciales y afectivas, sobre todo


separado de su familia. Ello no fue obvice, empero, para que cuantos
compartimos con él este período llegáramos a apreciar sus exce-
lentes cualidades tanto profesionales como humanas. Todavía hoy,
los moradores de mi barrio, San Basilio, que fue donde vivió, como
y he adelantado, mientras estuvo en España, me preguntan con
simpatía, por mi amigo “el boliviano que tenía en su casa mazorcas
de maíz”. Igualmente sus compañeros académicos de doctorado
recordamos aún sus apasionadas intervenciones cuando ya todos
creíamos que los debates sobre un tema habían concluido. Entonces
él, tras permanecer sin haber intervenido prácticamente durante
toda la sesión, rebatía la mayor parte de los postulados que había-
mos alcanzado y nos obligaba a prolongar el seminario hasta re-
construir de nuevo nuestras argumentaciones; tal como sucedió en
un curso sobre Etnicidad que coordino el profesor León Zamoc de
la Universidad de Wisconsin.
2. Sobre el contenido de un “Trabajo en Casa”. Tomando la idea de la pro-
fesora de Antropología de la Universidad de Barcelona, Adelina
García (1995), el profesor Nelson Tapia Ponce define el “trabajo en
casa” como aquellas investigaciones realizadas en el lugar donde
uno ha nacido y vivido la mayor parte de su vida, para relatar algunos
aspectos metodológicos de su investigación. Aunque el trabajo que
aquí presento no responde literalmente a esta definición de “traba-
jar en casa”; yo considero que realmente esta investigación (al igual
que todo trabajo, realizado con rigor, de Investigación Acción Parti-
cipativa) posee realmente esta naturaleza. Y ello, no solo por utilizar
durante el trabajo de campo un idioma distinto al de la Sociedad
Mayor: El Quechua, idioma de las comunidades consideradas. Tam-
poco defiendo lo anterior, por el largo periodo de tiempo en que el
profesor Nelson Tapia ha estado en contacto, prácticamente en forma
permanente, con la comunidad; que antes del periodo de estancia en
España alcanzaba ya casi dos años a los que habrían de sumarse
cinco más, hasta la lectura de la tesis en el 2.000.
En realidad la investigación de Nelson Tapia Ponce es un “trabajo en
casa” porque (además de los argumentos anteriormente esbozados:
20 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

comunicarse en propio idioma y el largo acompañamiento a las co-


munidades) sus intereses han llegado a identificarse profundamente
con los de la comunidad; aunque esto, es importante señalar, no es
en ningún caso un mérito del doctorando; puesto que su método de
trabajo ha sido, y sigue siendo el de AGRUCO, donde se produce tal
identificación y en cuya estrategia metodológica se articulan, diversas
técnicas de obtención de información.
La investigación de Nelson Tapia Ponce en las comunidades del ayllu,
Majasaya lugar éste en el que tuvo lugar la investigación, ha utilizado
una metodología cualitativa de entrevistas y talleres comunales (de
discusión en grupo) dentro de una dinámica de Investigación Acción
Participativa. De esta manera, se obtiene una sistematización del
manejo de las comunidades respecto a elementos productivos tales
como: la diversidad vegetal, animal y artesanal y su distribución
espacial y temporal. Igualmente se obtiene el conocimiento de las
instituciones indígenas que regulan la administración y la toma de
decisiones; así como de la Organización del uso de la tierra, la caracte-
rización del clima y la caracterización campesina de los suelos. Para
una compresión global del Estilo Andino de Agroecología se realiza
un análisis de diversos de sus aspectos agronómicos y ecológicos
equiparables a la agricultura ecológica.
3. Breve consideración final sobre el proceso de construcción de la Agroecología.
Deseo terminar esta presentación mostrando la relevancia de esta
investigación en el proceso de construcción de la Agroecología, en
cada una de las tres perspectivas de la investigación que aparecen
en esta atípica área de conocimiento. El carácter pluridisciplinar y
pluriepistemológico de la Agroecología determina que, esta forma
de indagación sobre la naturaleza de la realidad, permita detectar
tres diferentes niveles o “perspectivas de investigación”: una Distri-
butiva o “productiva”; otra Estructural o de “desarrollo” y, final-
mente, una tercera, Dialéctica o “sociopolítica, vinculada a los movi-
mientos sociales” (Sevilla Guzmán, 2.002). Pues bien, en cada una
de estas tres dimensiones el trabajo de Nelson Tapia Ponce aparece
como de gran relevancia en la dinámica de conocimientos a que nos
estamos refiriendo.
PRESENTACIÓN 21

La Perspectiva Distributiva hace referencia a la necesaria sistemati-


zación y descripción etnológica de los procesos y fenómenos que
constituyen la realidad. En este sentido, el trabajo del profesor Nelson
Tapia Ponce constituye la primera presentación sistemática del “ma-
nejo de los recursos naturales andinos”. En efecto, “Agroecología y
agricultura campesina en los Andes de Bolivia: El caso del Ayllu
Majasaya-Mujlli (Prov. Tapacarí)” muestra claramente, mediante la
caracterización del estilo de agricultura andina que tal manejo de los
recursos naturales posee una naturaleza agroecológica, por lo que
ha de incluirse como un Estilo de manejo agroecológico.
La Perspectiva Estructural de la agroecología significa la construc-
ción participativa de métodos de desarrollo endógeno para, utili-
zando el manejo ecológico de los recursos naturales establecido en
el anterior nivel, promover formas de acción social colectivas para
obtener un incremento del nivel de vida de la población implicada.
Sin embargo, en el caso del Desarrollo rural generado desde la
agroecología, la definición de nivel de vida surge “desde dentro”; es
decir, desde la identidad sociocultural del grupo social implicado en
el proceso. En esta dimensión de la agroecología el trabajo de Nelson
Tapia Ponce también supone una novedad, ya que en su “acompa-
ñamiento agroecológico al manejo andino” introduce la cosmovisión
de tal identidad sociocultural, comenzando a mostrar así, el concepto
de desarrollo establecido desde dicha identidad.
La Perspectiva Dialéctica de la agroecología “se refiere a la relación
que se establece en todo proceso de indagación entre los investiga-
dores y la parcela de la realidad investigada”. En este caso, el diálogo
de saberes –local y científico– rompe la posición de ‘objeto distante’,
al implicar parcialmente al investigador con el objeto estudiado “que
deja de ser tal para transformarse en objeto creador de datos: el ex-
perimento científico deja ya de estar, supuestamente, en las manos
exclusivas del investigador” (Ibid., pp. 9). Ya nos hemos referido con
anterioridad a la naturaleza de la metodología de trabajo de AGRUCO,
donde la investigación acción participativa articula el conjunto de
técnicas empleadas. Tal seña de identidad aparece, obviamente, en
la investigación que me satisface presentar ante el lector, al haber
22 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

sido Nelson Tapia Ponce unos de los configuradores de esta meto-


dología.

Eduardo Sevilla Guzmán


Tutor de la Tesis de Doctorado
Director del ISEC-Univ. De Córdoba España
23

Introducción

En Bolivia y países considerados en vías de desarrollo el tema de la


Agroecología y el desarrollo sostenible en la actualidad ha tomado una
importancia muy considerable debido a los múltiples problemas de natu-
raleza ecológica, económica, social y política que la denominada agricul-
tura moderna ha provocado en el sector agropecuario, por la falta de una
planificación adecuada y su carácter utilitario y depredador del medio am-
biente.
Ante los diversos problemas de este orden en la última década han
surgido a nivel mundial diferentes alternativas de producción agropecuaria
con el propósito de buscar soluciones que sean más sostenibles ante la
incertidumbre e insostenibilidad al cual nos han llevado las formas o
tecnologías de producción agropecuarias modernas o industrializadas. La
agroecología como una disciplina científica de reciente data por una parte
tiene la tarea de generar propuestas viables y alternativas para escapar a la
agricultura industrializada que contamina todo, y por otra generar cono-
cimientos nuevos que puedan contribuir al reforzamiento y potenciación
de la denominada agricultura ecológica de países del primer mundo como
también de potenciar la ciencia actual en un nuevo enfoque y de esta manera
velar que el aporte de esta disciplina sea fructífera y de validez científica
para la humanidad.
Al considerar a la agroecología como una disciplina nueva debemos
considerar también sus potenciales y limitantes. Justamente uno se sus
24 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

potenciales es que considera algunos principios y fundamentos ecológi-


cos propias de la agricultura campesina por su arraigo cultural y data his-
tórica y milenaria. Un aspecto importante que esta ligada a la agricultura
campesina es el sistema de conocimientos locales que poseen los agriculto-
res, lo cual les ha permitido a lo largo de los años generar y adoptar técni-
cas, tecnologías y prácticas de cultivo estratégicas con las cuales han pro-
ducido y producen da manera sostenible, alcanzando en primer lugar la
autosuficiencia alimentaria, y en segundo lugar abastecer los mercado
rurales y urbanos con productos sanos, limpios y poco contaminados.
En este entendido consideramos que, la disciplina agroecológica debe
partir del conocimiento local que poseen las comunidades y sociedades
rurales, de algo propio como la tecnología, cultura, costumbres, tradiciones
que de una u otra manera es el punto de partida para proponer cualquier
cambio, mejora o potenciación del sector rural. Es así, que la agroecología
y el saber campesino propia de las comunidades pueden constituirse en
un potencial de cambio con miras y perspectivas al desarrollo sostenible
no solo de las comunidades rurales sino de Bolivia entera, porque toma en
cuenta elementos y/o aspectos ecológicos, ahorro de energía, respeto a la
naturaleza y el medio ambiente referidos no solo a la producción sino a la
generación de nuevas estrategias de desarrollo. La práctica agroecológica que
conocen los comunarios y/o campesinos andinos de Bolivia en este sentido
son más ecológicos, y políticamente viables inclusive que los principios de la
denominada agricultura ecológica, biológica u orgánica que se está practi-
cando en países industrializados y también en aquellos en vías de desarrollo.
En el presente trabajo de investigación se pretende exactamente ha-
cer una sistematización de las experiencias y prácticas por la que ha atra-
vesado el Programa AGRUCO1, en el trabajo cotidiano con las comunida-
des rurales en el tema de la agroecología, el saber local y el desarrollo
sostenible, experiencias que en concreto han sido el pilar fundamental para

1 AGRUCO: Agroecología Universidad de Cochabamba, es un Programa Universitario que


desde 1985 ha trabajado en Cochabamba, Bolivia el tema de la Agroecología y el Desa-
rrollo Sostenible, considerando a este como un enfoque viable para alcanzar el desarrollo
rural, tomando como punto de partida lo que se tiene y conoce y no enseñando cosas o
aspectos que no conocen y que son externos y alienantes a la cultura local.
INTRODUCCIÓN 25

generar propuestas de desarrollo con contenido y esencia agroecológico


para las comunidades rurales a partir de lo que tienen como experiencia y
conocimiento. En este documento entonces se contempla la sistematiza-
ción de diferentes experiencias referidos a la gestión del territorio espacial
y cultural, la gestión de la organización social, el sistema agropecuario
campesino, la tecnología local, el manejo de la biodiversidad bajo un
enfoque agroecológico que pobladores del ayllu Majasaya Mujlli de la pro-
vincia Tapacarí les ha tocado compartir con AGRUCO y con el autor de esta
investigación.
Se espera que las experiencias sistematizadas sirvan de aporte y re-
flexión a lo que actualmente se esta haciendo y viviendo en las nuevas
formas de producción de manera biológica, que si bien son muy producti-
vas todavía no comprenden aun el principio de la sostenibilidad conside-
rada no solo en términos productivos sino también económicos y políticos.
De este modo, los siguientes capítulos descritos de manera amplia
tienen la finalidad de mostrar experiencias novedosas, y lo que en la parte
andina de Bolivia esta pasando, estos conocimientos al margen de aportar
a las propias comunidades donde se realizó la investigación consideramos
que pueden ser también un aporte interesante a la ciencia no solo por el
tipo de información que contiene sino también por el marco teórico de
apoyo y lo novedoso en la aplicación de la metodología con métodos y
técnicas cualitativas como la investigación participativa, el estudio de casos,
la observación participante, las entrevistas semiestructuradas y otros que
permiten a los actores locales participar activamente en el proceso de la
investigación. Esta técnicas participativas por otra parte han permitido
encontrar resultados muy próximos a los que los agricultores andinos de
Bolivia piensan hacen y desean, ya que por el origen cultural de los aymarás
y quechuas es un tanto difícil encontrar resultados que se acerquen a la
verdad.
Espero que los próximo capítulos no sean muy pesados para los
lectores y sean comprendidos e interpretados de acuerdo a lo que la Agro-
ecología y el saber andinos pretenden en su afán de contribución a la ciencia,
y al conocimiento de la sociedad en su conjunto, para buscar nuevos
paradigmas de desarrollo que puedan contribuir al desarrollo del sector
rural de Bolivia.
26 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
Capítulo I
Enfoque del problema

En Bolivia, país con un porcentaje alto de indígenas (más del 55 %)


entre quechuas, aymarás, tupi-guaraníes, y otros que contribuyen con el
60 % a la producción agrícola que consume el país, la introducción de tecno-
logías foráneas en la agricultura ha provocado muchos problemas de tipo
socioeconómico, cultural y ecológico. Más específicamente, las técnicas
impuestas por la revolución verde en pos de la modernización de la agri-
cultura, han producido pérdida de la autosuficiencia alimentaria, haciendo
a los agricultores cada vez más dependientes de inputs externos de altos
costos. Este hecho se traduce en movimientos poblacionales de campesinos
del campo hacia las ciudades u otras regiones más prósperas en busca de
“mejores condiciones de vida”.2
Pero, muy a pesar de todo este fenómeno social, y por las característi-
cas ecosistémicas de los Andes se han producido y se producen estrategias
de resistencia y adaptación ante la tan pregonada “modernización”; formas
de resistencia de tipo tecnológico, socioeconómico, político y cultural.
En efecto, en lo tecnológico, los agricultores han rechazado de ma-
nera sistemática, la aplicación de las técnicas de la revolución verde al no

2 Existe no obstante, otro tipo de emigración en los Andes vinculado a sus sistemas de
producción y relativo a la necesidad de complementar la dieta alimentaria a través de
intercambio de productos en otras zonas ecológicas (complementariedad ecosimbiótica),
lo cual no significa necesariamente una migración del campo hacia la ciudad.
28 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

acomodarse éstas al contexto andino; como demuestra claramente el uso


continuo de tecnologías generadas en ése propio medio; y en algunos casos
la adaptación de técnicas “suaves” que tomadas de la tecnología moderna
han sido andinizadas de acuerdo a las necesidades imperantes.
El factor socioeconómico constituye, el lugar donde las contradic-
ciones aparecen más nítidamente, porque el sistema capitalista requiere
una capitalización permanente para alcanzar, una alta producción y pro-
ductividad que asegure el funcionamiento del mercado. La economía cam-
pesina, no toma en cuenta el capital ni la competencia, porque es una eco-
nomía de autoconsumo y de re-creación permanente de estrategias repro-
ductivas basada en la reciprocidad y redistribución de la producción, donde
poco interviene el factor monetario, aunque desde la época de la colonia
los campesinos se han visto obligados a estar insertos en el mercado para
satisfacer algunas necesidades prioritarias.
Referente al aspecto sociocultural y político, cabe señalar que en
amplias zonas de los Andes, el sistema occidental no ha logrado deses-
tructurar el sistema de organización ancestral campesina de los cargos
organizativos, los modos, ni la lógica de su organización productiva. De
acuerdo al contexto sociocultural andino la población campesina continua
organizada en ayllus, comunidades, parcialidades territoriales o “markas”
(Hanansaya, Urinsaya, Majasaya, etc), hecho que fortalece los lazos de
solidaridad de la familia y la organización comunal evitando en gran
medida, la adaptación de las formas de relación. Consumo y reproducción
social del hegemónico y aculturizador sistema social del occidente
moderno.
Puede pues, afirmarse que la manera de producción campesina se
articula y refuerza al patrón cultural y hábitos de vida y consumo de los
campesinos andinos los cuales consumen todo lo que producen, y producen
todo lo que consumen, distribuyendo de manera equitativa los excedentes
de la producción agraria de acuerdo a usos y destinos específicos de
redistribución. Su objetivo no es acumular capital sino reproducir sus
sistemas socioculturales y tecnológicos.
A pesar del proceso migratorio, antes referido, y del indudable peso
de las estructuras sociales urbanas en la sociedad boliviana, la cultura cam-
pesina de sus pueblos indígenas (quechua, aymará, guaraní y otros) posee
ENFOQUE DEL PROBLEMA 29

una penetrante identidad que se irradia al conjunto de aquellas permeando


un sistema sociocultural que dista mucho de aquel existente en las “socie-
dades modernas occidentales”
El objetivo de este trabajo se aleja sustantivamente del análisis histó-
rico, no obstante una breve incursión por la historia de Bolivia nos permite
afirmar que ni la ruptura violenta que causó la invasión europea; ni la
crisis provocada por la ideología del individualismo económico, cuyas
formas embrionarias se manifestaron desde los primeros momentos de la
colonia (antes pero que solamente llegó a adquirir las características de
una ideología dominante hacia fines el siglo XVIII). Los gobiernos liberales
de Bolivia durante la república fueron los herederos de esta corriente “ilus-
trada”, que sin embargo nunca terminó de imponerse completamente. Hoy
está empezando a ser posible un cuestionamiento de su validez, como con-
secuencia del impacto de las sucesivas crisis que han ido sacudiendo a la
civilización occidental durante éste siglo. La hegemonía del progresismo
europeo está amenazada, aunque no derrocada. Es en este contexto de
concordancia con Platt (1988) señalamos que la recuperación de un pensa-
miento político propiamente andino no se presta a ningún tipo de compa-
raciones con el pensamiento europeo, y de esta manera llega a ser una
tarea posible y necesaria para el futuro de los Andes meridionales donde
también están incluidos los Andes bolivianos.
Sin embargo, no puede hablarse de una resistencia hermética a la
adopción de tecnologías productivas de tinte moderno, ya actualmente se
observa en las zonas rurales de Bolivia, el impulso de fuerzas externas de
diferente naturaleza que propugnan el cambio tecnológico. Estas fuerzas
externas están conformadas principalmente por las ONG’s, la Escuela, las
políticas estatales (vinculadas al neoliberalismo) organizaciones internas
representadas por los obreros, el mercado y otras fuerzas impulsoras. A
todo ello, las comunidades rurales tienen una actitud a veces pasiva y a
veces contestataria, aunque en algunos casos tienen una visión más a largo
plazo en el sentido de aceptar o rechazar el cambio tecnológico o perma-
necer indiferentes ante esta propuesta porque no está dentro su racionali-
dad.
Enfocando desde esta lógica la problemática del área andina de
Bolivia, se percibe claramente que con la ayuda de la Agroecología podemos
30 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

entender3 la problemática rural como un problema de las mayorías del


país. Tratar de entender, conocer y reconocer que las áreas rurales tienen el
potencial necesario para conseguir el desarrollo endógeno a partir de su
propia visión del mundo es tarea no sólo de los agroecólogos y profesio-
nales sino también de todas las clases sociales del país, en especial de los
campesinos que deben ser partícipes de su propio modelo de desarrollo.
La presente investigación realizada para obtener el grado de doctor
(dentro del Programa de Agroecología del Instituto de Sociología y Estu-
dios campesinos de la Universidad de Córdoba), tiene un carácter institu-
cional; en el sentido de que su apoyo empírico descansa sobre los logros y
experiencias en Agroecología y el saber local alcanzados por el Programa
AGRUCO desde su creación en 1984.
En éste sentido, el Programa AGRUCO pretende apoyar en la respuesta
a éstas necesidades sentidas, enfocando la filosofía de trabajo de la Agro-
ecología en el ámbito de los Andes, para ayudar a fortalecer las organiza-
ciones tradicionales, ante todo con el propósito de formular políticas de
desarrollo rural en forma conjunta con los campesinos, valorando sus pro-
pios conocimientos, desvelando la naturaleza de su explicación lógica como
propuesta alternativa al tipo de conocimiento y experiencia generada en
occidente. De ésta manera, se quiere contribuir en la enseñanza de esta
realidad en las universidades nacionales, y en estas que las experiencias
encontradas sirvan como marco de enfoque en otras instituciones dedica-
das al desarrollo de las áreas rurales del país.
En el presente trabajo se pretende contribuir a las experiencias insti-
tucionales de AGRUCO a través del trabajo de sistematización de varios
aspectos referidos a la vida de las comunidades del ayllu Majasaya Mujlli,
con relación aspectos productivos enfocados a partir del punto de vista
sociológico y técnico-agronómico, de tal manera que se pueda entender y
comprender de manera integral lo que sucede con el aspecto productivo y
de que manera se manejan algunos principios de la agricultura ecológica

3 Nos referimos a que la Agroecología como nuevo enfoque interdisciplinario contribuye


a comprender de manera más integral la realidad de las cosas, de la problemática del
agro, que no se debe ver solo a partir del punto de vista técnico, sino también desde el
punto de vista socioeconómico y cultural.
ENFOQUE DEL PROBLEMA 31

en el contexto de la agricultura andina, que sin necesidad de teorizarlo


demasiado nos da elementos claves de un tipo de agricultura que también
es ecológica y donde además se manejan varios principios de la agroecolo-
gía andina4 que son propias de este tipo de agricultura tradicional.

1. El trabajo en casa. (Antropología en casa)

En una excelente investigación recientemente publicada García


(1995),5 denomina como “antropología en casa”, al trabajo de investigación
que se realiza ya sea en una comunidad de origen, es decir, donde el inves-
tigador ha nacido y ha vivido por mucho tiempo y conoce todas las cos-
tumbres y pautas de comportamiento de sus pobladores; como también a
aquella referida a las comunidades rurales donde el investigador a convi-
vido por mucho tiempo, sin necesidad de ser originario del lugar, es decir,
que haya realizado un trabajo o haya convivido con las familias campesinas,
a tal punto que los comunarios le consideren como una persona de con-
fianza, sin que esto signifique que se considere al investigador como un
comunario más dentro de una sociedad.
Así, el trabajar “en casa” tiene numerosas ventajas, especialmente
referidas a la toma de contacto con el pueblo o la comunidad y con los
informantes: saben de “quien eres” y de “donde vienes” y que “intenciones
tienes”, incluso antes de que nadie lo diga, “no se puede negar la pinta”,
por muchos años que hayan transcurrido desde que se abandono la comu-
nidad. La relación mantenida con las familias, las personas y los amigos
lleva a aceptarte no como alguien próximo sino de los suyos.6
Sin embargo el trabajo en casa, también tiene inconvenientes que se
relacionan tanto con la percepción que el pueblo o la comunidad tiene o se
va creando, del investigador nacido en él, como con la que el investigador

4 Estos principios pueden encontrarse en Rist, 1996: Aportes de la agroecología al desa-


rrollo Rural. Revista de Agricultura de la Facultad de Agronomía. UMSS. Cbba., Bolivia.
5 García, María Adelina. 1995. “Los que no pueden vivir de los suyo” Madrid. Ministerio
de Agricultura.
6 García, María Adelina. “Tierra, Trabajo y familia”. Tesis de licenciatura. Universidad
de Barcelona. Facultad de Geografía e Historia. España. s/f. pp. 19-20.
32 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

tiene de la comunidad y de su gente, y con su forma de insertarse en la


sociedad mayor. Aunque mi caso no es específicamente el da haber nacido
en la comunidad donde realicé la investigación, puedo señalar algunos
aspectos que se relacionen con las comunidades del ayllu Majasaya Mujlli,
donde en el primer contacto que tuve me dio la impresión de que estaba
tratando con gente ignorante y sin experiencia, sin embargo con el trans-
curso del tiempo me di cuenta que esta gente sabía mas de lo que me ima-
ginaba situación que facilitó las entrevistas y la conversación colaborados
por el hecho de que yo también puedo hablar el quechua, idioma nativo
que al conversar con campesinos te permite encontrar muchos aspectos
ocultos en el español, ya que se trata de un idioma donde se maneja con
bastante frecuencia las metáforas, aspecto que contribuye a entender las
cosas con mayor facilidad.
Por otra parte, cuando se trabaja “en casa”, es muy fácil que se mez-
clen continuamente los intereses personales con los profesionales, de ma-
nera que nos puede sorprender en muchas ocasiones, que el investigador
se deje arrastrar por curiosidad personal, derivando las conversaciones
durante la entrevista hacia temas y personas sin ningún interés para la
investigación. A veces el entrevistador puede acabar siendo el entrevistado
(García, s/f, 21).
En tal sentido, se debe tener un poco de cuidado en realizar las
entrevistas a personas que conocen tan a fondo al investigador que puede
existir el temor por parte de este en creer que la información que se obtiene
no tiene mucha validez, porque el investigador ya lo conoce, o también
puede surgir el prejuicio del qué dirán “esta gente” cuando se enteren de
la interpretación de sus testimonios, o cuando puedan leer el documento
final.
Capítulo II
Objetivos operativos y metodológicos

1. Objetivos operativos

“Estudiar la importancia de la Agricultura en la vida del Ayllu Majasaya


Mujlli: Aytas, Aynoqas, Sayañas y Canchones”.

Con este objetivo se estudia las formas de organización de la pro-


ducción agrícola en las comunidades del ayllu Majasaya formas de organi-
zación que están basadas principalmente en el manejo del espacio, a través
de arreglos interesantes en el tiempo y el espacio. Uno de los sistemas más
antiguos de organización de la agricultura y la ganadería que data de la
época preincaica resulta ser el manejo de las aynoqas, mantas o muyus
que contempla el uso de las tierras en forma comunal, es decir de propie-
dad colectiva, donde funciona a la vez el usufructo familiar intergenera-
cional de la tierra, que se da mediante el acceso controlado de las familias
campesinas a las tierras comunales para cultivar los principales productos
siguiendo en un manejo gradual de las labores agrícolas según designios
de la comunidad.
Por otra parte también prevalecen en estas comunidades originarias
de Tapacarí, la propiedad privada propiamente dicha que se refiere a la
posesión de una fracción de tierra ubicada cerca de la vivienda que viene a
denominarse solar campesino, sayaña o canchón estas tierras que no exceden
en superficie a dos hectáreas están bajo la administración directa de las
34 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

familias campesinas, donde no prevalece los mandatos comunales ni están


insertos en el régimen de rotación estricta de las aynoqas.
En las comunidades de Mujlli y Japo que son las comunidades más
antiguas y con gente más dinámica del ayllu Majasaya, se ha avanzado
con bastante precisión en los aspectos referidos al rol que desempeñan las
aynoqas, aytas y sayañas en la vida de las familias campesinas; se tiene así
resultados referidos al manejo de la biodiversidad cultivada, la roturación
de cultivos de acuerdo al ciclo de rotación de las aynoqas, la fertilidad de
los suelos las praderas nativas y el pastoreo rotativo del ganado y otras
experiencias concretas referidas al manejo de la microregión.
Sin embargo, en otras comunidades que conforman el ayllu como es
el caso de Chullpani y Yarhuitotora, si bien se tiene información básica
referente al tema de manejo de aynokas, aytas y sayañas, no se tiene infor-
mación precisa y a nivel analítico experiencias que puedan delatar la rea-
lidad del manejo del territorio. Esto debido a que por la falta de acceso a
estas comunidades (vías camineras) se ha trabajado con menor permanen-
cia e intensidad temas y aspectos relacionados al tema del manejo del
territorio comunal (aynoqas, aytas, sayañas).
Así en una serie técnica publicada por AGRUCO,7 se recopiló infor-
mación básica referida a las cuatro microcuencas principales del ayllu como
es el caso de Japo, Yarhuitotora, Mujlli y Chullpani, que conforman la te-
rritorialidad consolidada del mencionado ayllu, al existir información su-
ficiente respecto a las microcuencas de Japo y Mujlli, consideramos que es
imprescindible tener información de las cuatro subcuencas (Chullpani y
Yarhuitotora) para entender de mejor manera la integralidad del territorio.
Como es de conocimiento, en el mundo andino prevalece aún la ló-
gica de la dualidad y la cuatripartición como una racionalidad de confor-
mación del espacio que ha escapado a las garras del colonialismo europeo.
En este sentido, para entender de mejor manera esta racionalidad plantear
modelos de desarrollo endógeno desde el interior de las comunidades que
integran el ayllu, nos vemos en la necesidad de hacer un estudio analítico
de las formas de vida y modos de ordenar el espacio y el territorio en lo

7 Lisperguer et al. 1989. Organización de la producción del ayllu Mujlli.


OBJETIVOS OPERATIVOS Y METODOLÓGICOS 35

que se refiere al aspecto productivo tanto comunal como familiar. De esta


manera juntando o articulando las cuatro partes bajo un concepto de
integralidad, podremos inferir a nivel microregional cual es la verdadera
lógica y racionalidad en el manejo del espacio tiempo con todas sus particu-
laridades basadas en un sistema tradicional de producción agropecuaria y
contrastar, con los sistemas modernos de producción, de acuerdo a los para-
digmas de desarrollo vigentes.

“Conocer y estudiar el rol de autoridades tradicionales y sindicales en el


proceso productivo del ayllu Majasaya y las tendencias actuales”.

Éste objetivo pretende sistematizar el rol que cumplen las autorida-


des tradicionales (Alcaldes, Hilacatas) y los sindicales (Dirigentes políti-
cos) en el proceso productivo regido por el manejo colectivo de aynoqas y
el uso familiar de canchones o sayañas. Aquí se persigue también mediante
la sistematización adecuada de la información, entender el tipo de relación
existente entre ambos tipos de autoridades, referidos especialmente al pro-
ceso productivo.
Entendemos que actualmente las autoridades tradicionales
vigentes en comunidades aymarás a partir del florecimiento de la cul-
tura Tiahuanacota, están en fase de desintegración con riesgos a desa-
parecer por acción de los dirigentes sindicales y cargos dirigenciales
impuesto por los gobiernos (corregidor); sin embargo consideramos que
las autoridades tradicionales consideradas más respetables por consti-
tuirse en autoridades de naturaleza agraria, cumplen un rol importante
dentro la organización social del ayllu y las comunidades alto andinas
de la microregión.
En la actualidad las autoridades sindicales cumplen una función de
naturaleza más socio-política, vale decir de facilitadores de relacionamiento
entre los miembros de la comunidad y los organismos del Estado y otras
instituciones que pretenden cooperar con las comunidades rurales. La in-
vestigación pretende ver también de qué manera se complementan ambos
tipos de autoridades sindicales como también ver, a qué nivel se dan las
decisiones, vale decir, qué autoridades tienen poder de decisión para guiar
por el bienestar de la comunidad y del ayllu.
36 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

De igual manera se estudian las tendencias actuales de las comuni-


dades altoandinas de Tapacarí a razón de los últimos decretos y disposi-
ciones vertidas por el gobierno actual, de cara al manejo territorial
comunal y el uso del espacio colectivo por las familias campesinas, viendo
en todo este proceso cual es la actitud que toman las autoridades en es-
tudio.

2. Objetivos metodológicos

–Existe un conocimiento e investigación del saber campesino disperso que


pretendemos sistematizar para hacerlo operativo cara a su incorporación a
la agricultura ecológica, es decir a la recreación actualizada de una agroe-
cología andina.

Como ya se ha indicado en acápites anteriores, desde que AGRUCO,


inició actividades en comunidades rurales de la provincia Tapacarí del
departamento de Cochabamba-Bolivia, existe una riqueza inmensa en in-
formación poco sistematizada referente a las investigaciones realizadas en
comunidades del ayllu Majasaya, Mujlli. A la vez existe un bagaje de expe-
riencias referente a investigaciones del saber campesino que está un tanto
disperso, lo cual hace poco operativa su socialización y aplicación práctica
en el interior de AGRUCO, así como en otras instituciones de desarrollo y
de formación académica, como también en el seno mismo de las comuni-
dades campesinas donde se originó la información obtenida.
Con la sistematización paulatina de ambos tipos de información,
la científica y especialmente la empírica, pretendemos incorporar la ri-
queza de la información en el que hacer de la agricultura ecológica; es
decir, que éste tipo de conocimientos sirvan, o tal vez ya están sirviendo
de fundamento teórico-práctico, en la esencia cognoscitiva de la praxis
de la agricultura ecológica moderna, pero no solo para una agricultura
ecológica, en su forma más pura (esto es la tradicional inserta en su matriz
sociocultural), sino también para diferentes estilos de agricultura eco-
lógica, como son la agricultura biodinámica, la permacultura y la agri-
cultura orgánica.
OBJETIVOS OPERATIVOS Y METODOLÓGICOS 37

–“Se pretende determinar el grado de coincidencia entre los fundamentos


empíricos de la agricultura andina y la agricultura ecológica (moderna)”.

Por otro lado, presuponemos a priori, que actualmente la agricultu-


ra ecológica moderna, es decir, la agricultura que surgió como una alter-
nativa a la agricultura industrializada producto de la revolución verde de
los años 50, posee los fundamentos y técnicas agronómicas que se aseme-
jan, o más al contrario, son propias de la agricultura tradicional andina,
que surgió como producto de la relación armónica sociedad-naturaleza y
del devenir histórico-cultural de las sociedades tradicionales como la
quechua y la aymará, que por milenios han practicado una agricultura de
tinte agroecológico, pero no una agricultura ecológica también mecanizada
y dependiente de tecnologías e insumos importados, sino un agricultura
que en esencia respeta al medio ambiente a la naturaleza y al hombre.

En base a la sistematización de tecnologías campesinas documentadas en


el Ayllu Majasaya se compara su esencia con aquella correspondiente a la
Agricultura Ecológica.

Tomando el mismo carril de análisis, debemos señalar que la agri-


cultura ecológica moderna practica técnicas agrícolas que, en esencia, han
sido y están siendo practicadas por los campesinos de la región de los
Andes, desde que comenzaron a hacer agricultura, muy poco modificados
desde sus orígenes hasta ahora por la no-adopción del paquete de la revo-
lución verde. Los conocimientos empíricos que poseen los campesinos res-
pecto a la agricultura tradicional aunque parecen un tanto obsoletos y no
encajan en el actual sistema capitalista mundial de producción, pensamos
que contienen las bases teórica científicas para propugnar un modelo de
desarrollo endógeno, a partir de las propias experiencias y necesidades,
que podrían servir inclusive como praxis y fundamento científico para la
agricultura ecológica o agricultura orgánica.
En la práctica cotidiana de los campesinos andinos se puede observar
que éstos mantienen un sin fin de conocimientos y experiencias arraigadas
que han ido desarrollando históricamente y que han mantenido a través de
la transmisión oral. Aunque son sociedades ágrafas; es decir, que no pueden
transmitir sus conocimientos en forma escrita, en su idioma nativo (quechua,
38 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

aymará), pero ello no es un impedimento para la transmisión de experien-


cias de generación en generación. El Programa AGRUCO enfocando esta pro-
blemática ha trabajado desde hace años atrás en rescatar y revalorizar estas
experiencias, validándolas en reuniones y talleres comunales, para luego
difundirlas al interior de la comunidad y en contextos similares, donde su
práctica y utilización estaba siendo olvidada, por muchos factores de carácter
externos de naturaleza técnica, sociocultural y económica.
A partir de estas pautas metodológicas pretendemos encontrar
resultados sistematizados de las experiencias alcanzadas por AGRUCO, en
el transcurso de sus existencia como Programa de Formación, Investigación
e Interacción social,8 bajo el enfoque agroecológico y el saber campesino
que sirvan como contexto global de la investigación específica que aquí
presentamos como tesis doctoral. Aunque en sentido, estricto la sistemati-
zación no es en sí mismo una investigación científica, sino parte de ella, no
pretendemos probar en este trabajo hipótesis teóricas, porque se trabajará
con conocimientos comprobados; la razón del trabajo consiste en enriquecer
la información con trabajo de campo del que surjan interpretaciones de
carácter científico, a través de un ordenamiento lógico-metodológico, a fin
de entender la racionalidad de la información obtenida en forma partici-
pativa entre técnicos y campesinos del ayllu Majasaya.

3. Hipótesis

Curiosamente en la actualidad, la palabra hipótesis es uno de tantos


términos que se han conservado en el vocabulario científico, cuando se ha
producido en su contexto todo un cambio o revolución, hasta un grado tal
que en su etimología está indicando algo que se consideraría como una herejía
por los que lo utilizan, quienes en muchos casos ignoran o prescinden de la

8 “Es el instrumento que permite, tanto el proceso de aprendizaje como el de investiga-


ción-acción, mediante la recogida de los insumos básicos del medio social y natural
(...)”, para la generación de nuevos conocimientos por una parte y mediante las posi-
bilidades de ofrecer los escenarios sociales externos, por otra, donde se podrá lograr
la verificación empírica de los productos de la investigación y el reforzamiento nece-
sario de los proceso de aprendizaje.
OBJETIVOS OPERATIVOS Y METODOLÓGICOS 39

historia y del uso diacrónico de la palabra. Etimológicamente hipótesis


significa “debajo (hipo) de la tesis”, y la tesis tiene que ver con el sentido
premoderno científico. Tesis era la verdad alcanzada y dominada, una cer-
teza absoluta. De alguna manera equivaldría a ubicar algo en su idea uni-
versal correspondiente. (Trevijano, 1994). En ese contexto hipótesis era el
presupuesto provisional, que al ir esclareciendo se convertiría en tesis. Un
anteproyecto de verdad científica: una sombra o reflejo y no la verdadera
idea. La hipótesis era algo problemático y dudoso, mientras que la tesis
era algo cierto y objetivo. De esta manera en cualquier trabajo de investi-
gación siempre existe la tendencia a comprobar en primer lugar las hipótesis
planteadas, dejando posiblemente, de lado a veces los objetivos planteados,
en este sentido el trabajo de investigación se convierte en una comprobación
científica de las hipótesis y no una demostración de los objetivos.
En nuestro caso en la investigación realizada, no pretendemos pro-
bar hipótesis, puesto que el proceso de sistematización en sentido estricto,
no es en sí mismo una investigación científica, sino parte de ella, ya que se
basa en conocimientos ya comprobados; es decir que se mantiene como un
proceso lógico metodológico de ordenamiento de información existente
sobre un determinado objeto de estudio y del contexto en el que se halla
para entender y comprender su racionalidad
Por ello en el presente trabajo, no se hace el planteamiento de hipó-
tesis, sino que se plantea directamente los objetivos de investigación y los
metodológicos, es decir, los objetivos operativizables y los de guía metodo-
lógica. Por otro lado en nuestra estrategia metodológica aparece como un
elemento central definida de la naturaleza de esta investigación la cons-
trucción participativa del conocimiento9 lo que sitúa a este trabajo dentro
el pensamiento agroecológico alternativo al científico convencional.10

9 Funtowic y Ravetz Jerry. 1993 “Epistemología Política. Ciencia con la gente. Bs. As.
Centro Editorial de América Latina.
10 Sevilla Eduardo and Woodgate Grahan. 1997. ”Sustainable Rural Development: From
industrial agriculture to agroecology” En: M. Redclift and G. Woodgate (ed..)
International Handsonn on enviromental sociology. (heltenham:edward Elgar
Publisisng L.,) pp. 83-100; p. 90.
40 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
Capítulo III
Marco teórico y conceptual

1. Historia y actualidad de los paradígmas


de desarrollo en América Latina

1.1. Agroecología en los Andes de Bolivia

En virtud de explicables deformaciones ocurridas en el seno de


nuestro patrimonio lingüístico originario, nosotros, actuales herederos post-
hispánicos de la civilización occidental, hemos utilizado imperfectamente
el vocablo pre-hispánico: “Tawantinsuyo”, no sin arbitraria mutilación de
su ambivalencia conceptual, tras reducirlo al solo dato histórico-político
especialmente nominativo del Estado Imperial que, con denominación de
cepa hispánica aunque con propiedad designamos, hoy bajo el nombre de
Imperio de los Incas. Empero, aparte de la vía señalada y especialmente
encarnada por nuestra tradición verbal directamente heredada a nuestros
mayores, con sus imperfecciones; la palabra Tawantinsuyo, ha llegado hasta
el presente gracias a las informaciones de los cronistas de los siglos XVI y
XVII, con una doble significación físico-cósmica y geográfico-política, par-
ticularmente comprensiva de una realidad material, primero y de una rea-
lidad histórica-moral después, que, a fin de cuentas, era a la postre, para
los “indios” pre-hispánicos, una sola e inseparable realidad físico-política.
42 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Acerca del doble significado de ésta voz clave, nos dice Garcilazo de la
Vega:11

“Los Reyes Incas dividieron su Imperio en cuatro partes, que llamaron


Tawantinsuyo, que quiere decir, las cuatro partes del mundo, conforme a
las cuatro partes principales el cielo: oriente, poniente, septentrión y me-
diodía. Por lo tanto, para Garcilazo de la Vega, el término Tawantinsuyo en
un principio solo significaba “las cuatro partes del mundo”, pero poco más
tarde, adquirió una nueva significación y en virtud de ella se empleó la voz
Tawantinsuyo como particularmente denominativa del Imperio.

En efecto las cuatro partes que conformaban el Tawantinsuyo de los


Incas constaba de: Qollasuyo (actual Bolivia), Antisuyo, Chinchasuyu,
Kuntisuyu, pero antes a la conquista incaica vemos que este espacio aymará
estaba conformado por los territorios de Orqosuyo y Omasuyo.12 Estas se
contraponían en los aspectos político religioso incluso a partir de la época
de los Urus.13 Así, orqosuyo significaba territorio de arriba o macho, y
omasuyo territorio de abajo o hembra. Los habitantes de estos territorios
estaban en continuas luchas y peleas por el manejo de los recursos natura-
les y el poderío de los más fuertes hacia los más débiles.
Platt (1988) introduce otros términos comparativos para territorios
de menor escala, como los “Hanansaya”, que quiere decir la parcialidad
de arriba, que tenían el primer grado de nobleza y acudían como gente
militar a los llamamientos que hacia el Inca para la guerra; y los “Urinsayas”

11 Condarco, Ramiro. 1978 “Historia de la ciencia en Bolivia”. Hisbol, La Paz.


12 Orqosuyo en el idioma aymará significa territorio de los cerros: Macho, Orqo = Ma-
cho; suyo = Tierra, territorio.
Omasuyo = Se interpreta como territorio hembra, y de las aguas. Uma = cabeza, agua.
Ambos territorios se complementaban según la dualidad andina.
13 Los Urus son una etnia antigua que acostumbraba vivir en las cercanías del lago y ríos
caudalosos del altiplano boliviano y se dedican exclusivamente a la pesca y la caza, la
recolección y muy poco a la agricultura. En la actualidad aún quedan muchas comu-
nidades que están dispersas en las orillas del lago Titicaca (Uru Itos) el lago Poopo
(Uru Muratos) y en el sur oeste de Oruro en la frontera con Chile, se encuentran situa-
das en las cercanías del río Lauca (Uru Chipayas) en el municipio indígena de Chipayas,
Prov. Sabaya (antes Atahuallpa).
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 43

por quien se entiende la gente de la parcialidad de abajo y el estado de la


gente común (y) llana, y los que servían de llevar las vituallas y manteni-
miento de la gente de guerra (Capoche, 1585; f.55r. de.1959:140)14
Esta suposición plantea que la relación “primordial” entre aransaya
y majasaya (en el idioma nativo quechua, similar que anansaya y aransaya)
fue efectivamente una relación entre vencedores y vencidos.
Sus mismos nombres (arriba/abajo) su asociación con la oposición
sexual (hombre/mujer) y el tratamiento contrastado que según Capoche
les fue concedido a cada uno por el Inca, apoyan la idea de que la relación
entre Alasaya y Majasaya (términos aymarás) incluía la dimensión de con-
trariedad antagónica que se encuentra entre el negro y el blanco, pero sin
excluir las imágenes de equivalencias emparejadas que surgirían en el curso
de sus competencias rituales (Platt, 1988).
Actualmente en las zonas altoandinas de Bolivia donde predomina
en mayor porcentaje la raza indígena aymará, las rivalidades entre las par-
cialidades de aransaya y urinsaya casi ya no existen, (digo casi porque con
la reforma agraria de 1953, se han destruido las propiedades comunales y
el conjunto de los denominados por Murra (1987)15 archipiélagos de terri-
torios que relacionaban de una u otra manera las parcialidades de los de
arriba y los de abajo), pero de todas maneras en las escasas tierras que
manejan los aymarás del altiplano todavía existen pequeñas rencillas por
el territorio, aunque, ya no por el poderío militar y político administrativo,
sino por una mejor posesión de los recursos naturales existentes.
En las tierras altas y frías de los Andes, donde aún se practicaba una
agricultura tradicional de autoconsumo, antes de la revolución industrial,
una alta población era siempre un índice de que el grupo étnico o el señorío
habían logrado una alta productividad en las zonas altas inhóspitas. La
larga historia moderna que relata como se perdió esta capacidad a través
de siglos de colonia y de república criolla, es la tragedia del mundo andino.
Lo que todavía nos queda de conocimiento del ambiente, más los métodos

14 En Tristan Platt, 1988. “Pensamiento político aymará”. Alianza, Madrid. p. 403.


15 Murra, Jhon. 1984 “El control vertical de un máximo de pisos ecológicos en la econo-
mía de las sociedades andinas”. En: “La teoría de la complementariedad ecosimbiótica.
Hisbol, La Paz- Bolivia p. 30.
44 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

técnicos y de gerencia que permiten hasta hoy manejar y aprovechar el


altiplano, son pálidos reflejos de lo que en verdad fueron.16
En efecto el campesino aymará de ayer, tenía un íntimo conocimien-
to de sus recursos naturales, de sus climas y sus diversos calendarios, (tanto
estatales como étnicos locales) de su fauna y flora. Aunque sus etnoclasi-
ficaciones distinguen cuidadosamente lo silvestre de lo cultivado, usaban
los dos a través de todo el año. Sabían que el límite superior de cualquier
cultivo variaba con los cambios cíclicos del clima (demostrado por Cadirch,
Augusto), además la botánica moderna que ya no oriente el estudio de
plantas cultivadas, nos indica que durante toda la historia aymará hubo
esfuerzos continuos por subir el límite máximo donde podían darse cose-
chas de tubérculos de lupinos como el tarwi o de granos de altura como la
quinua (o jupha) y la cañahua o utha. (Murra, 1988).
El aymará de hoy, a pesar de los cambios producidos, en la cultura
andina continúa reproduciendo sus esquemas al margen de todo lo
expuesto, gracias a la experimentación y comprobación campesina, se han
creado muchas variedades híbridas y ecotipos de tubérculos andinos,
especialmente de papas amargas adaptadas hasta alturas de 4500 m. con
producciones que permiten garantizar la estabilidad socioeconómica, y la
reproducción de las familias campesinas.
Haciendo un poco más de historia, debemos referirnos a la evolu-
ción del sistema agrario en Bolivia, a partir de la época republicana, y no
solo a la evolución del sistema agrario, sino también a la conformación de
espacios socioeconómicos subyacentes a la época colonial.
Tenemos así en la República boliviana del siglo XIX, el espectáculo
paradójico de una casta dominante empeñada en incorporar a las masas
andinas al modelo europeo de “modernidad liberal”, mientras que estas
masas indias deciden defender las bases comunitarias del “apartheid colo-
nial”. Desde su refugio en los ayllus, o comunidades de indios libres, los
aymarás rurales se lanzaron, con creciente tenacidad, a resguardar un antiguo
pacto de reciprocidad entre ayllu y estado. Este aspecto consistía funda-
mentalmente en la obligación de los indios de pagar el antiguo tributo

16 Murra, Jhon. 1988. “El aymara libre de ayer”. En: “Raíces de América: el mundo
aymara”. Alianza, Madrid. p. 57.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 45

(o tasa) y la obligación del estado criollo de reconocer los derechos de los


ayllus a disponer colectivamente de sus terrenos tradicionales. Pero cuando
sobrevino la ruina económica crecieron los descontentos y la resistencia,
traduciéndose en numerosos levantamientos indígenas (Platt, 1988: 370)
de los cuales no nos ocuparemos de describir ahora.
El sistema económico de los antiguos aymarás, no era totalitario como
el de los incas, sino que, por el contrario, se basaba, especialmente, en una
economía de intercambio y reciprocidad.17 Sin embargo, la noción de mer-
cado no fue enteramente desconocido en el mundo andino pre-europeo.
Tristán Platt señalaba, que en el norte del área andina, incluso había surgido
un gremio de mercaderes: los “mindalaes” ecuatorianos cuyas expediciones
de trueque en ambos lados de la cordillera habían provocado la formación
de verdaderas plazas de intercambio,18 los “tiangues” (Salomón, 1978, en
Platt, 1988). Los antiguos tiangues actualmente se han convertido en ver-
daderos mercaderes y vendedores de productos agrícolas y suntuarios en
distintas ferias y mercados de la región andina.
Después de las transformaciones socioeconómicas y políticas pro-
vocadas por los europeos en la época de la conquista, aún es notorio ob-
servar en Bolivia sistemas económicos de resistencia hacia el modelo capi-
talista y globalizante, que funcionan aunque en sus formas no muy puras,
pero que se asemejan bastante a los antiguos sistemas de redistribución de
la riqueza, distribución equitativa de los recursos naturales sin excesivo
deterioro de los recursos naturales y del medio ambiente.

17 Término que significa intercambio de productos bajo unos parámetros de medidas ya


sea de volumen o peso, acordados por los reciprocantes.
18 Estas ferias no eran del todo ausentes aparentemente de la región aymará, donde se
llamaban “qhatus”, “gatera” fue una palabra conexa que fue utilizada por los españo-
les para designar a las indias vendedoras de mercados coloniales. Pero en el sur el
desarrollo de éstas ferias fue reducido, dadas las mayores posibilidades de distribu-
ción al interior de los grupos étnicos organizados en forma de archipiélagos vertica-
les. El inka por su parte había apoyado la formación y ampliación de esos archipiéla-
gos a la vez que intentó tomar control de los grandes circuitos existentes para el
intercambio interregional (altiplano-Chincha-Guayaquil-Chincha-Altiplano, por ejem.
Murra, 1972, Rotworowski, 1977). Actualmente el término de gatera, Kjatera sigue
empleándose en Bolivia para designar a las vendedoras de productos en los merca-
dos campesinos y citadinos.
46 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

1.2. Modernización de la agricultura en los Andes,


un paradigma cuestionado

Mucho se habla de modelos de desarrollo y de modernización de las


sociedades tradicionales de América Latina, incluso se preconiza por la
occidentalización de las sociedades andinas de Bolivia siguiendo los
lineamientos de los modelos de desarrollo que solo funcionan en países
capitalistas o pos modernistas; pero no se consideran las pautas para un
desarrollo de los países empobrecidos, a partir de sus propias potenciali-
dades y considerando sus propias capacidades sin tener que depender de
modelos impuestos.
El proceso de modernización operado en América Latina es explicado
desde distintas ópticas a saber:19
Para la escuela funcionalista latinoamericana, a través de Germani
(1966), uno de sus principales exponentes, el desarrollo económico es conce-
bido como tránsito de una sociedad tradicional a una sociedad desarrolla-
da; en un proceso de carácter universal, común a los países industrializados
y no industrializados que demanda la modernización de la estructura social
implica por lo menos tres cambios centrales que son: modificaciones en la
acción social, institucionalización del cambio y diferenciación de institu-
ciones.
Pero, la modernidad es entendida también como “el proceso de des-
encantamiento con la organización religiosa del mundo” y, ante todo, como
un proceso en el que afirmando su autonomía, los individuos se hacen
irremediablemente cargo de organizar su convivencia (Lechner, 1988, citado
por Rivero, 1993).
La modernidad implica categorías como la progresión de la razón,
la emancipación del hombre, el autoconocimiento progresivo o la autono-
mía de la voluntad que influyeron para dar sentido unitario a un amplio
espectro de fenómenos políticos, procesos sociales y manifestaciones cultu-
rales. Con la modernidad se glorifica la idea del progreso, en la convicción

19 Rivero, José. 1993. “Educación de adultos en América Latina; desafíos de la moderni-


zación y equidad”. Popular, Madrid, p. 90.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 47

de que la historia marcha en una direccionalidad determinada en la que el


futuro es por definición, superación del presente.
Por otro lado Touraine, citado por Rivero (1993, 91) plantea la distin-
ción entre modernidad como estado y modernización como proceso, afir-
mando que la modernización no es la otra cara de la modernidad sino casi
su opuesto. La modernidad es una auto-reproducción de una sociedad, no
es únicamente progreso, sino también destrucción y exclusión.
La modernidad pertenece a todos y cada modernización pertenece a
una cultura o a un tipo de sociedad. Existe una sola modernidad y varias
modernizaciones. Proyectando esta distinción podemos explicar que el
ingreso a la modernidad que es poco aceptable implica para América Latina
un proceso de modernización exógena que produjo graves desequilibrios
socioeconómicos y profundas fracturas culturales o lo que es lo mismo
denominar como proceso de aculturación.
Según Cagnon20 la palabra modernización designa el aumento de
productividad por efecto de la innovación tecnológica. En torno al discurso
filosófico de la modernidad, el discurso filosófico es algo que coincide a
las tripas de occidente (Wellmer, 1988, en Urbano) clara e unívocamente a
occidente europeo. Es su hijo. Lo es así como Marx, Lenin, en tanto que las
ideas de la modernización y de la posmodernidad nacieron y se hicieron
realidad en occidente europeo.
Por otro lado Alonzo;21 corrobora que modernización no es otra cosa
que el proceso de cambio hacia los sistemas sociales políticos y económi-
cos que se han desarrollado en Europa occidental y América del norte desde
el siglo XVI hasta el siglo XX y que luego se han extendido a otros países.
Las implicaciones teóricas de tal proposición conceptual eran abundantes
y estaban inscritas en un universo ideológico fácilmente identificable. El
concepto de modernización representaba una visión endogenista,
etnocentrista y unidireccional de desarrollo social derivada del mas ex-
preso evolucionismo sociológico y antropológico.

20 En: Urbano, Enrique. 1991 “Modernidad en los Andes: un tema y un debate”. Centro
de estudios regionales Bartolomé de las Casas, Lima.
21 Alonzo, Luis. 1992. “Un viaje hacia la cara oscura de la modernización . Notas a pro-
pósito de dos estudios modélicos sobre desarrollo regional. En: Agricultura y socie-
dad nº 62 (enero-marzo). M.A.P.A., Madrid. p. 204
48 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Sin embargo, prácticamente no hay país latinoamericano en que haya


tenido lugar un importante proceso de industrialización y/o de moderni-
zación, en que éstas no hayan sido llevadas a cabo por las propias oligar-
quías. Así, la industrialización Argentina fue impuesta por la oligarquía
agroganadera, lo mismo ocurrió en Brasil. En Chile, fueron trasladados
los excedentes acumulados por la oligarquía terrateniente hacia la indus-
tria. De tal manera, que el dilema clásico modernidad-tradición ha sido
presentado en nuestros países de una manera falsa, porque los oligarcas
latinoamericanos no han sido por lo general los representantes de la tradi-
ción sino de la más arbitraria y despiadada modernidad, con miras al ser-
vilismo del mundo extranjero. (Mires, 1992: 72).22
Los verdaderos representantes de la tradición han sido, en cambio
los vencidos indios, campesinos, pobres, y por supuesto; siempre la natu-
raleza. Por eso, aquí se afirma: una de las principales tareas que debería
emprender una política basada en una nueva radicalidad social, que entre
otras formas del conocimiento recurre a la Ecología, es la de ocupar la
tradición con un verdadero contenido popular, despojándola de ese conte-
nido oligárquico que le confirieron de una manera artificial los ideólogos
del crecimiento y del desarrollo (Mires, 1992).
En el caso de Bolivia se está viviendo un proceso lento de moderni-
zación con espacios de resistencia por parte de las sociedades andinas,
porque los miembros de ésta sociedad se han dado cuenta que la moderni-
zación es sinónimo de occidentalización y de explotación por parte de la
sociedad mayor o la sociedad burguesa dominante del país, por ello es
necesario pensar no en la modernización de los Andes sino en el desarrollo
autosostenible desde adentro, acorde a las necesidades de estas sociedades
reprimidas por siglos.
Sin embargo, se debe tomar en cuenta el cálculo que América Latina,
contará en el año 2000 con 540 millones de habitantes aplicando la tasa
actual de crecimiento del 2.1%. En el caso de Bolivia, esta tasa supera el 2,5
%, con sólo un 2.0 % de crecimiento en la producción de alimentos es decir,

22 Mires, Fernando. 1992. “El discurso de la naturaleza; ecología política en América


Latina”. ESPACIO. Buenos Aires, p. 72.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 49

enfrentamos un déficit alimentario que aumenta cada vez más.23 ¿con qué
modelo de desarrollo solucionamos este problema?
Estas aseveraciones nos obligan en la opinión de Alan Bojanic, a pen-
sar en una nueva estrategia de desarrollo agropecuario que busque, por
un lado erradicar o al menos paliar la pobreza rural aumentando la pro-
ducción de alimentos e inclusive generar divisas, y por otro lado preservar
la base de los recursos naturales que sustenten esa producción. Esto es,
aceptar el reto de desarrollar una agricultura sustentable, sobre la base de
todos los conocimientos disponibles, sean estos provenientes de la ciencia
moderna como la biotecnología, o de las prácticas indígenas ancestrales
basados en principios agroecológicos.
Rescatando, revalorizando y potenciando éstas últimas pensamos
que podríamos acercarnos a las verdaderas necesidades de las sociedades
mas necesitadas, que al fin comprenderían que los recursos que poseen y
los conocimientos locales que tienen también tienen un valor científico
que está al servicio de la humanidad.
Al hablar de prácticas campesinas ancestrales, Sachs24 propone un
desarrollo socialmente deseable, económicamente viable y ecológicamen-
te prudente que denomina Ecodesarrollo,25 que sin embargo no tuvo su
repercusión duradera en América Latina.

23 Bojanic, Alan. 1993. “Consideraciones ambientales para el desarrollo agropecuario”.


En: Ruralter Nº 10. Medio Ambiente y proyectos de desarrollo rural. CICDA, Francia..
24 Sachs, Ignacy. “Ecodesarrollo: concepto, aplicación, beneficios y riesgos”. Agricultura
y sociedad. M.A.P.A. Madrid.
25 El concepto de ecodesarrollo fue propuesto por primera vez por Maurice Strong en
1973, en la primera reunión del Concejo de administración del PNUMA con sede en
México D.F., el ecodesarrollo: 1. Remite a la problemática de acceso equitativo a los
recursos y su distribución, y 2. obliga a alargar el horizonte temporal mucho más allá
del tiempo del economista y provoca así un trastorno a nivel de herramientas habi-
tualmente utilizadas para arbitrar entre el presente y el futuro.
El concepto de ecodesarrollo proviene de una doble problemática contra los partida-
rios del crecimiento salvaje, que predican una fuga hacia adelante en el mal desarrollo
como medio de corregir todos los males, pero también contra los “zegistes”, víctimas
de la absolutización del criterio ecológico llevado a tal grado que implica la pérdida
de la visión antropocéntrica el mundo que es aquella de todas las filosofías humanistas.
A decir de Riechman (1995) el concepto de ecodesarrollo fue precedido por el concep-
to de “desarrollo sostenible” generalizado a partir de los años ochenta, que postula un
desarrollo socialmente justo, ecológicamente compatible y económicamente viable.
50 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

El ecodesarrollo propuesto por Sachs, postula una visión a largo plazo


y solidaria con toda la humanidad. Pero el acento debe situarse sobre los
espacios de autonomía local. Se trata de ayudar a la sociedad civil a
convertirse en el tercer sistema de poder, a tomar conciencia de su rol, a
convertirse en una unidad en sí misma, comenzar a hablar con su propia
voz, a imponer sus opciones plurales, en fin, de reequilibrar a su favor la
relación de fuerzas, entre el Estado y las Instituciones que dominan la vida
económica sea pública o privada.
El Ecodesarrollo de Sachs, afirma también que en lugar de empeñar-
se en transformar a toda costa el medio para hacerlo apto para recibir
técnicas exóticas, hay que analizar las potencialidades de cada ecosistema,
empezando con estudios de etnobotánica, de etnozoología y en forma ge-
neral de etnoecología sin que ello signifique un simple regreso al pasado o
a una glorificación romántica de la sabiduría popular, sino que más al con-
trario puede constituir un punto de partida muy importante y demasiado
olvidado para identificar las potencialidades del medio rural pero también
cultural.
Así, el saber popular y la antropología de lo cotidiano de las pobla-
ciones indígenas y locales constituyen una fuente de información y la base
para la investigación cuya importancia no podemos subestimar, tampoco
debemos incensarlos, sino validarlos como tal y revalorarlos, si no es a
través del método científico, por medio de la experimentación y vivencia
campesina.
En éste sentido, Arriola,26 considera que una sociedad se desarrolla
social y económicamente cuando sus miembros elevan su capacidad co-
lectiva para relacionarse con el entorno en orden a elevar el grado de liber-
tad, creatividad, autodisciplina y responsabilidad y bienestar material de
los miembros de la colectividad. Esta capacidad depende del conocimien-
to de las leyes de la naturaleza (ciencia) y de los medios mecánicos desa-
rrollados para transformarla (tecnología) además de la forma en que se
organiza el trabajo aplicado a esa relación con la naturaleza.

26 Arriola, Joaquin. 1988. “Los nuevos países industrializados; transferencias tecnológi-


cas y subdesarrollo”. IEPALA, Madrid.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 51

Por otra parte en la opinión de Bejar,27 bajo una concepción libre, la


transformación de cada sociedad debería estar condicionada por su propia
cultura y sus propias circunstancias sociales e históricas, y no por opciones
que proceden de otras culturas y realidades.
De esta manera, en las sociedades andinas, toda opción de cambio
deberá suponer un complejo de elementos que involucra las tradiciones
culturales colectivas, las tecnologías andinas, los elementos modernos en
algunos casos asimilados y transformados por cada sociedad local deben
apuntar a potenciar lo existente en cada contexto sin que ello signifique
encerrarse en una torre de marfil donde todo pareciera estar muy bien. Al
contrario debemos ver también las tendencias de las nuevas corrientes
ecológicas y modelos de desarrollo que dicen contener el componente
ecológico y del medio ambiente que sin embargo, en el fondo simplemen-
te utilizan estos conceptos con otros fines políticos. Un autodesarrollo a
partir del potencial local considerando el contexto global, consideramos
que es importante tomar en cuenta tomando algunos elementos que pro-
pugnan las nuevas corrientes ecológicas modernas, como es el caso del
ecodesarrollo, del desarrollo sostenible, de desarrollo rural sostenible, y
otros que contienen en sus postulados algunos elementos que podrían
ayudarnos en el análisis y comprensión correcta de las sociedades rurales
andinas que, en este caso es nuestro propósito de estudio y análisis.

1.3. Políticas neoliberales para la producción agropecuaria mundial

En lo que se refiere a la producción agropecuaria mundial Fernán-


dez (1993)28 señala que los cambios en estos últimos 20 años han sido im-
presionantes. Por un lado el norte y especialmente EUA, se ha convertido
en el principal exportador mundial de cereales (trigo especialmente), ha-
ciendo que los más de 100 países del tercer mundo dependan de estas

27 En: “La crítica marxista de la modernidad”, En: Urbano; Enrique. Modernidad en los
Andes: un tema y un debate. Lowy, Michael. 1991. Centro de estudios regionales
Bartolomé de las Casas. Lima, Perú. Pp. 85-86
28 Fernandez, Ramón. 1993. “La explosión del desorden; la metrópoli, como espacio de
la crisis global”. FUNDAMENTOS, Madrid. p. 50.
52 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

exportaciones de grano, que se llegan a utilizar como un arma política en


muchos casos para defender los distintos intereses económicos y políticos
del Norte en las áreas del sur. Y por otra parte el sur se transforma gracias
a su clima, en el principal suministrador de determinados productos agrí-
colas: cacao, café, algodón, tabaco, frutas tropicales, para llenar los alma-
cenes y despensas del Norte, muchos de los cuales tienen escaso, o nulo
valor nutritivo. Se desarrollan estos monocultivos, orientados al mercado
exterior, ocupando las mejores tierras en detrimento de una agricultura
más diversificada destinada al mercado exterior. El tercer mundo dedica a
cultivos de exportación una extensión similar a la superficie de Europa.
Es el modelo impuesto por lo que se ha llegado a denominar la in-
dustria del “Agrobusines”,29 controlado por las grandes empresas del sec-
tor, y que se basa en técnicas de producción agrícolas económicamente
consumidoras de energía, depredadoras del suelo y contaminantes del
medio. El balance energético de la moderna agricultura es deficitario y
consume muchas calorías que las que produce como alimentos. Ello es
factible por la utilización masiva de combustible fósiles-petróleo, princi-
palmente en forma de derivados, para hacer funcionar la maquinaria ne-
cesaria en las grandes explotaciones mecanizadas, o procesadas para la
fabricación de fertilizantes sintéticos y pesticidas. La degradación de la
fertilidad del suelo se produce por la sobreexplotación a que se somete,
alterando artificialmente los ciclos naturales, lo que incrementa los procesos
de desertificación y erosión, y por la contaminación de los mismos a causa
de la toxicidad de los fertilizantes y pesticidas utilizados. Lo mismo ocu-
rre con los recursos hídricos, cuya contaminación ha crecido sustancial-
mente en los últimos años por los nitratos, fosfatos y otros elementos tóxicos
empleados (Fernández, 1993). En todo ello se observa que está ausente el
componente ecológico y agroecológico como tal, situación que agrava cada
vez con mayor fuerza la crisis ecológica del planeta ocasionando ciertos
desequilibrios en los ecosistemas y agroeocosistemas naturales y produc-
tivos, especialmente de los agroecosistemas campesinos.

29 “Agrobusines”, se refiere a la alta tecnología y la mercantilización empleada en la


agricultura industrializada.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 53

Mientras los países del norte van creando centros de poder a través
de las políticas de acción totalizadoras, como las transnacionales, los países
del sur cada vez tienen que producir más y más barato para exportar hacia
los países desarrollados que cada vez se enriquecen más con los recursos
naturales no renovables del tercer mundo. Este intercambio desigual de
recursos y de la riqueza hace que los países del sur sean cada vez más
dependientes del sistema capitalista globalizador y de la hegemonía polí-
tica que desarrollan los países del norte, sin que estos dirijan su atención
hacia los productores de materia prima, haciendo cada vez más diferen-
ciados la brecha entre norte y sur y/o centro –periferia, que cómo conse-
cuencia trae la imposición de modelos de desarrollo que pregonan el cre-
cimiento económico, sin considerar la sostenibilidad de los medios de pro-
ducción y los recursos naturales.

1.4. Transformaciones en la agricultura de América Latina

Entre 1950 y 1980 América Latina mostró un crecimiento económico


rápido. El PBI de la región creció a una tasa media anual de 5.6 %, cuando
la tasa de crecimiento de la población era de 2.7 %. En una perspectiva de
largo plazo se puede decir que la región experimentó un aumento sosteni-
do en el ingreso per-capita.30
Ese crecimiento estuvo acompañado de cambios en la estructura de la
economía. En términos sectoriales, una característica general en la región
fue la pérdida de importancia relativa de la agricultura. La producción agrí-
cola y el ingreso agrícola crecieron en una tasa menor que el conjunto de la
economía (al 3,2 % anual). Esto significó una caída en la participación de la
agricultura en el PBI, de 20 a 11 % entre 1950 y 1980. También significó una
disminución en la participación del empleo agrícola en la PEA total, de 54 a
32 % en ese mismo periodo. (Figueroa, 1993: 77-78, op. cit).
Los estudios que han examinado las transformaciones sucedidas en
América Latina en las formas de producción de la agricultura en las tres
décadas, entre 1950 y 1970, coinciden en señalar los siguientes hechos, que

30 Figueroa, Adolfo. 1993. “Transformaciones en la agricultura de América Latina: capi-


talismo con campesinado” En: “La Agricultura Latinoamericana crisis, transforma-
ciones y perspectivas”. AIA-CLACSO. Lima, p. 77.
54 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

pueden ser considerados como los hechos estilizados para toda la región:
(Figueroa, 1993: 78-79, op. cit).

– Las relaciones de producción de precapitalistas tendieron a perder


importancia en el periodo. La relación de producción predominante
en la agricultura es la capitalista.
– La forma de producción campesina, en lugar de disminuir con la
expansión de la producción capitalista, experimentó un crecimiento
en ese período un número de unidades campesinas se acrecentó
en la mayoría de los países de la región. Se estima de que la fuerza
laboral de número que aumentó en la agricultura entre 1950 y 1970
se distribuyó así: 24 % como asalariados y 76 % como unidades
campesinas. La presión de la mayor población campesina por tierras
escasas significó una disminución en el tamaño medio de los pre-
dios en la agricultura campesina. Hay así un proceso decreciente
de minifundización en la agricultura campesina.
– El conjunto de relaciones sociales predominantes en la agricultura
de América Latina tiene que ver con los cambios en las relaciones
entre la agricultura capitalista y la agricultura campesina.
– Así, una pregunta central que surge ahora es: ¿por qué el desarro-
llo de la agricultura capitalista no ha sido capaz de reducir la pro-
ducción campesina, como ha sucedido en el caso de los países ca-
pitalistas desarrollados de hoy?, por ejemplo la agricultura cam-
pesina que funcionaba en la sierra de Escocia hacia fines del siglo
XVII desapareció en menos de un siglo con el desarrollo del capi-
talismo (Hobsbawn, 1978, citado por Figueroa, 1991).
– ¿Cuál es la diferencia con el proceso de desarrollo del capitalismo
en los países andinos, por ejemplo donde tenemos hasta hoy campe-
sinos en los Andes, incluso, en número cada vez mayor?, ¿que tipo
de capitalismo o que tipo de campesinado, o que tipo de relaciones
entre ellos tenemos en América Latina, que ese proceso de trans-
formación capitalista no se ha dado aquí con tanta fuerza?

Desde luego que el sistema capitalista no ha podido apropiarse del


sistema de producción campesina imperante en algunos países de América
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 55

Latina, especialmente de aquellos situados en la región andina como es el


caso de Bolivia, donde se observa cada vez mayor número de agricultores
tradicionales, que practican una agricultura de bajos inputs y utilizando
variedades tradicionales tan arraigadas como son la papa, el maíz, el ollucu,
la oca, la quinua, la cañahua, etc. cultivos que se han conservado desde la
época preincaica, muy a pesar de la introducción de especies exóticas de
origen foráneo, es decir europeo, como son el arroz, el trigo, la cebada,
frutales y otros.
Para explicar la evolución del campesinado en el proceso histórico
del mundo entero, Chayanov citado por Sevilla Guzmán, (1989),31 señala
explícitamente cuando dice: que hoy día nuestro mundo ha dejado de ser
gradualmente un mundo europeo. Así como Asia y África entran en nues-
tras vidas y en nuestra cultura...con sus formaciones económicas especia-
les, nuestro interés debe volverse hacia los problemas de los sistemas eco-
nómicos no capitalistas no albergamos duda de que el futuro de la teoría
económica consiste, no en construir una sola teoría universal de la vida
económica, sino en concebir una serie de sistemas teóricos adecuados al
rango de los órdenes económicos del presente y del pasado, y que nos
permitan descubrir las formas de la existencia de la evolución. En este
sentido consideramos que no se puede generalizar el orden de las cosas en
el sentido de la creación de nuevas teorías de desarrollo, cada contexto
debe considerarse de acuerdo a los rangos y tendencias de desarrollo
imperantes, en estos términos el contexto andino es diferente al de Asia o
África, y de igual manera el contexto de la región andina de Bolivia es
diferente al de Perú o el Ecuador porque el ecosistema es diferente así
como también las formas y medios de producción.

31 Sevilla, Eduardo. 1989 “Una incursión teórica por el pensamiento social agrario: para
un neopopulismo ecológico”. En: Formación de asesores en Agricultura ecológica.
Junta de Andalucía. M.A.P.A., colección Jornadas y Congresos Nº 14. Madrid; España.
56 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

1.5. Estructura agraria de Bolivia, como expresión


de los paradigmas de desarrollo

1.5.1. Estructura agraria en Bolivia, a partir de 1952

Bolivia, vasto país con 1.958.581 km2, cuya ocupación data de varios
miles de años, tiene una peculiaridad importante que se refiere a las po-
tencialidades de la existencia de un sin número de pisos ecológicos que
permiten la conformación de microclimas diversos para el cultivo y crianza
de especies animales y vegetales propias de la región andina. Sin embar-
go, las tres regiones ecológicas que predominan en el país están represen-
tados por la puna, los valles y el trópico resultantes de la presencia
orográfica de la cordillera de los Andes y su proximidad al Ecuador. Todo
este complejo de ecosistemas ha venido en llamarse “macizo boliviano”,
en el cual se basa toda una posición geopolítica respecto a la ocupación del
espacio geográfico boliviano y a las potencialidades de los pueblos aymarás,
quechuas y otros que han surgido como consecuencia del choque cultural
del siglo XVI causado por los Europeos.32
Los procesos de desarrollo histórico en el espacio boliviano son por
lo menos dos y cada uno tiene sus propias leyes. Uno de ellos es el proceso
de desarrollo capitalista hacia fuera, cuya dinámica se genera en las áreas
de mayor desarrollo económico, como el oriente boliviano, por ejem. El
otro proceso de desarrollo histórico, se refiere al de las regiones de las co-
munidades, llámense éstas originarias, de ex-hacienda, piquerías, etc. cuyo
ritmo y dirección de desarrollo conllevan potencialidades a ser utilizadas
en el desarrollo planificado del área rural boliviana (Romero, 1981:31).
El desarrollo agrario vivido en Bolivia a partir de la intromisión eu-
ropea es largo e histórico. A partir de la implantación del colonialismo en
el siglo XVI, hasta su derogación en la primera mitad de nuestro siglo, las
sociedades campesinas han vivido sumidos bajo el dominio de las clases
oligárquicas que poco o nada han hecho por desarrollar el sector agrario,

32 Mendoza, Jaime, 1975; Baptista G. Mariano y Saavedra Agustín (Recop.), En: Romero
Hugo, “Planeamiento andino”, HISBOL, La Paz-Bolivia, p. 30.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 57

sino por el contrario se ha dirigido su atención en la explotación de mine-


rales que en ése entonces ya estaba agotado después de su auge en el siglo
XVII. El modo de producción latifundiario vivido en Bolivia, se caracteriza
por el sistema feudal de monopolización de la tierra y la producción agra-
ria por los grandes terratenientes de ése entonces.
De acuerdo a Glade, (1969:114); la característica definitoria de feu-
dalismo33 fue la combinación histórica de estos ingredientes (desigualdad
social y el régimen de grandes propiedades) con un cierto tipo de
constitucionalismo medieval que reconocía una serie de entidades corpo-
rativas casi-autónomas basadas en la pluralidad de estructuras de poder y
un centro convergente de toma de decisiones. En todos estos elementos,
existía un concepto de comunidad, por lo menos teóricamente. De todo
esto vino la fuente para un consenso general.
Por su parte Vitale (1968:33-34),34 establece que “El feudalismo fue un
sistema económico basado en el intercambio (trueque) y sin salarios, pues
éstos eran pagados en tierra, alojamiento y alimentación. Su estructura social
estaba para aquellos que abandonaban el “fief”, etc. Políticamente estaba
caracterizado por un Rey débil y una nobleza independiente que consideraba
a los originarios de ese entonces como simples peones, jornaleros sin derecho
casi a nada, y en algunos casos como simples esclavos de las denominadas
“encomiendas” que estaban al servicio de la Corona española.
Es necesario señalar también que los movimiento sociales andinos
en Bolivia, en el último siglo emergen como consecuencia directa del cho-
que y enfrentamiento de las comunidades andinas que tienen su propio
desarrollo endógeno, con el desarrollo de la economía capitalista en pleno
proceso de expansión, si bien deformada por la estructura colonial que
constituía una traba para el desarrollo del capitalismo en las áreas rurales.
De tal manera que la apropiación del excedente social producido por las
comunidades y los trabajadores del campo, se realizaba por intermedio de

33 Se tomó el concepto homólogo de feudalismo acuñado en occidente, porque las carac-


terísticas que se vivieron en la época republicana fueron similares al sistema feudal
que se desarrolló en Europa hasta el siglo XV; aunque no bajo el mismo régimen en el
manejo de los Recursos naturales.
34 Vitale, 1978. En: “Planeamiento andino”. HISBOL, La Paz Bolivia pp. 33-34
58 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

una organización burocrática que se aproximaba a la implantada por los


españoles, que en gran medida habían mantenido las principales caracte-
rísticas de la organización incaica (Romero, 1981:34).
A raíz de esta hegemonía política y económica se dieron numerosos
descontentos y movimientos poblacionales en el país para recuperar las
mejores tierras que estaban en manos de pocos terratenientes, mientras las
tierras más inhóspitas, frías y degradadas estaban en manos de millones
de campesinos que cada vez eran más y reclamaban las tierras para sus
hijos.
Es así, que los grupos dirigenciales del MNR (Movimiento Naciona-
lista revolucionario) se vieron obligados en 1953 por el desarrollo del pro-
ceso mismo y las acciones de fuerza de sus principales actores, a dictar
una Ley de Reforma Agraria para sancionar “de jure” la situación de facto
de la toma de la tierra por parte de los aymarás y los quechuas que se
organizaron en sindicatos campesinos que controlaban las áreas rurales
de Bolivia-especialmente en el altiplano norte con su núcleo de Achacachi
y en los valles de Cochabamba con su núcleo en Ucureña (prov. Jordan-
Cliza) durante varios meses, desde abril de 1952 hasta la dictación de di-
cha ley en agosto de 1953, período que se designa como el de la revolución
agraria del movimiento social en el agro boliviano (Romero, 1981:35)
La reforma agraria de 1953 influyó de manera fundamental en el
desempeño de la agricultura 44 años después de tomada la medida, ello
sigue siendo discutido con relación a sus efectos. Es importante hacer no-
tar que a pesar que de la Reforma Agraria, la distribución de las propieda-
des agrícolas es muy desigual según las regiones. En el altiplano y los Va-
lles interandinos, 61 % de las propiedades de más de 1.000 hectáreas. El
fraccionamiento de las propiedades tiene características extremas en algu-
nas zonas del Altiplano Norte y de los valles, y afecta muy negativamente
o la utilización de factores modernos de producción (aunque no es necesa-
rio). En los llanos orientales, las propiedades son en promedio mucho más
grandes que en el occidente.35

35 Morales, Juan Antonio. 1990. “El impacto de la NPE en el sector agropecuario” COTESU,
MACA, ILDIS. Bolivia, p. 17
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 59

Así, el resultado de la Reforma Agraria fue de relativo éxito para los


aymarás y quechuas, que aunque pasaron a ser dueños de las pequeñas
superficies de terrenos (no mayor a 5 has) no tenían acceso a las tierras
cálidas del oriente boliviano donde podían cultivar coca, frutas y otros
productos que no se dan en el altiplano.36 Sin embargo la Reforma Agraria
sirvió para fortalecer el movimiento político de los campesinos y la organi-
zación de sindicatos campesinos y la participación de aymarás y quechuas
en la producción y comercialización de productos de forma libre e inde-
pendiente.
La Reforma Agraria en cuestión, permitió de manera muy rápida la
parcelación de las propiedades rurales, ya que por vía de la transferencia
hereditaria las parcelas son divididas entre todos los hijos que por lo general
son numerosos. Toda esta estructura ha permitido entonces el minifundio
agrario que tiene sus consecuencias negativas porque solo puede permitir
que se practique una agricultura de subsistencia frente a una presión de-
mográfica que cada vez es mayor. En este contexto agrario los intentos de
modernización del agro se han visto un tanto frustrados porque las condi-
ciones geográficas no han permitido la mecanización y el empleo de
fitosanitarios, puesto que la producción obtenida tampoco da para el em-
pleo de insumos de altos costos.
Por otra parte, la ley INRA decretada en 1996, de igual manera no
tiene ningún beneficio directo para las comunidades campesinas, a excep-
ción de algunos articulados donde se ratifica la propiedad comunal otor-
gado por la Reforma Agraria, especialmente en comunidades originarias.
Uno de los aspectos más importantes de la ley INRA, señala que se confir-
ma como propiedad comunal las tierras en poder de los comunarios sin
derecho a compra y venta, pero con opción de ser expropiada por el Esta-
do en caso de no ser utilizada con fines productivos (agricultura-ganade-
ría). La ley INRA, al igual que la Reforma agraria, de esta manera solamen-
te favorece a los grandes propietarios y hacendados ubicados en la región
del trópico boliviano y muy poco o nada a las comunidades ubicadas en la

36 Ver Murra, Jhon y Condarco, Ramiro. “La complementariedad ecosimbiótica”. Hisbol


La Paz-Bolivia.
60 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

región alta y altiplánica, que siguen cultivando la tierra con los métodos
más tradicionales, pero más ecológicos y sostenibles que la agricultura
industrializada.
De esta manera, Bolivia se sigue caracterizando por una alta partici-
pación de la población rural en la población total y está aún entre los países
de América Latina con más alto porcentaje de su población económicamen-
te activa en el sector agropecuario, ubicados especialmente en la región de
los valles templados, valles interandinos, la puna y el altiplano seco.
Un poco más del 80 % de la población rural habita en el altiplano y
valles interandinos; en el Altiplano se encuentra algo más de la población
rural. La fuerza de trabajo rural está constituida predominantemente por
pequeños propietarios campesinos, solamente una pequeña fracción es
asalariada de manera permanente (Morales; 1990:17).
El campesinado boliviano está representado en su mayor parte por
aymarás y quechuas que viven en zonas empobrecidas, practicando una
agricultura tradicional en regiones de climas extremas (cabecera de valles,
valles interandinos, puna alta y altiplano). Las características principales
que definen a los campesinos son su “pobreza”, el manejo de tecnologías
tradicionales productivas y de manejo de los recursos naturales y su arrai-
go en el uso de indicadores climáticos para definir el calendario agrícola y
otros conocimientos referidos a la naturaleza extrahumana (rituales, creen-
cias, religiosidad, etc). De todas maneras estos campesinos contribuyen al
PIB, a través del abastecimiento de los mercados de consumo internos, ya
que según datos recientes la población rural aporta casi con el 70 % de los
alimentos, en el ámbito nacional.
En la economía boliviana la actividad agrícola aporta alrededor del
17 % del PIB genera el 40,6 % de la ocupación, todo originado en el área
rural. La producción es destinada al mercado interno en su mayoría, bienes
en menor cantidad para la agroindustria y montos muy representativos
por la exportación de productos no tradicionales (Morales, op cit. p.95).
De acuerdo a algunos estudios37 se estima que alrededor de 550 mil
familias se desempeñan bajo un régimen de economía campesina y generan

37 Urioste, Miguel “Segunda Reforma Agraria” s/p.


MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 61

el 65 % de la producción Agrícola, participación que, en los últimos 14


años ha mostrado una tendencia decreciente, ya que entre 1972-1974, ella
significaba el 78 % (calculado en base a información del MACA, p. 104.)
La agricultura campesina en Bolivia cuenta excepcionalmente con
parcelas familiares de hasta 50 has. Abarca una extensión aproximada de
4,1 millones de has, de las cuales 2,2 millones son tierras cultivables y de
pastoreo; tal situación da una media de 7,5 has/unidad de producción.
Por su parte las unidades empresariales poseen 26,7 millones de has.
Cultivables, es decir, el 93 % de las tierras con vocación agrícola, con tama-
ño de propiedad que van desde las 50 hasta las 50.000 has (op. cit. p. 105).
Se observa de esta manera la enorme diferencia en cuanto a la propiedad
de la tierra entre la agricultura tradicional y la empresarial, situación que
es resultado de una mala planificación de la Reforma Agraria del 53, así
como de los posteriores decretos y leyes dictados en este sentido.
Sin embargo, las cifras sobre superficie cultivada reportan una ex-
tensión de alrededor 1,4 millones de has, de las que 1,2 millones se explo-
tan por la agricultura campesina y sólo 200 mil por unidades empresaria-
les. Estos datos permiten detectar un uso más intensivo del suelo por las
unidades campesinas, en tanto que las denominadas empresariales, pese
a tener posesión de 4 veces más extensión, acusan un bajo nivel de utiliza-
ción en actividades agrícolas, privilegiando más las pecuarias, (Ibid, p.
105). Se demuestra de esta manera que las unidades productivas situadas
en zonas tradicionales pese a poseer las peores tierras y en menor propor-
ción realizan un mejor uso del suelo ya que el uso intensivo permite tam-
bién un mejor cuidado del suelo especialmente por intermedio del uso de
tecnologías locales suaves y ecológicas tendientes a cuidar la fertilidad de
los suelos.
Así, el sistema económico neoliberal imperante en el país está pro-
pugnando la agricultura extensa e industrializada, especialmente en el
trópico, que está dando como resultado la exportación de productos básicos
para la agroindustria, como son la soya, el girasol, el frijol, café, aspecto
que ocasiona muchas veces el desabastecimiento de los mercados locales
para éstos productos. Pero por otra parte este hecho está ocasionando el
abandono paulatino de las tierras frías situadas en la cordillera de los Andes,
porque sus habitantes se dirigen con más frecuencia hacia el oriente en
62 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

busca de trabajo, acrecentando la aglomeración en las zonas urbanas. ¿Es


ésta una solución para las zonas rurales del país?

2. Evolución de los paradigmas38

En este capítulo es necesario señalar que, la aparición de un nuevo


paradigma en las ciencias sociales, no significa como sucede en las ciencias
naturales, la invalidez explicativa del paradigma anterior, por el contrario
cada paradigma resuelve problemas diferentes, contesta a un distinto grupo
de preguntas y problemas, y la decisión por uno u otro ha de apoyarse
también en criterios extracientíficos.39
Actualmente dentro las ciencias sociales, dos paradigmas conocidos
están en conflicto, a saber: El paradigma liberal y el conflictivista. El pri-
mero constituye una de las estructuras hegemónicas del pensamiento cien-
tífico social (aunque fuertemente acosada) y cada vez más incapaz de ex-
plicar, desde sus presupuestos básicos fenómenos acuciantes de la actuali-
dad que no pueden ser ignorados por más tiempo. El paradigma liberal
propugna al funcionalismo, que como producto del pensamiento econó-
mico liberal, rompe también con la tradición evolucionista de negar que el
proceso histórico sea necesariamente una evolución hacia el progreso, el
perfeccionamiento de la sociedad.

38 A principios del siglo XIX, la física trabajaba dentro del paradigma newtoniano y la
manera en que se practicaba se correspondía con el concepto “ciencia normal”. Se
trabajaba dentro de un marco admitido, que se cuestionaba poco. A finales del siglo,
el paradigma del espacio newtoniano se fue cuestionando cada vez más; nos encon-
trábamos ante una revolución científica: tras un período de evolución intelectual, na-
ció el paradigma “relativista”. Se podría hacer un análisis similar de la biología de la
herencia que trabaja dentro del paradigma molecular (Jacob, 1970). En cada caso, en
una revolución científica, la disciplina redefine su objeto (respectivamente: el espacio
y la herencia) mediante el nuevo paradigma (en Fourez, 1994, op. cit).
39 Capel, Horacio. 1981. “Filosofía y ciencia en la geografía contemporánea”, Barcelona,
España, p.253.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 63

Por otro lado el paradigma conflictivista enfoca al marxismo y su


sistema explicativo se mueve a través de los conceptos de relaciones de
producción, formas o modos de producción, con su correlato en las forma-
ciones sociales, clase social, conciencia de clase, y alienación. En contra de
lo que comúnmente se afirma esta corriente del conflictivismo, no consti-
tuye un punto teórico de partida, aunque haya llegado a poseer –en su
proyección como ideología, que no como construcción científica,– a conse-
cuencia del legado de la filosofía idealista, una postura deforme vincula-
da, aunque suerte de sagrado matrimonio entre la teoría y la práctica que
lleva a una categoría suprema: el “marxismo” como ciencia única y verda-
dera. (Sánchez de Puerta, 1990. op. cit).
En este entendido, debemos acotar que los paradigmas no son de-
terminantes ni definitivos sino que están en constante desarrollo y evolu-
ción de acuerdo a los avances de la ciencia es así también que el paradigma
de la agroecología en un principio tenía muchos cuestionamientos en cuanto
a su validez, por corresponder a una disciplina nueva en fase de desarro-
llo. Sin embargo, de acuerdo a los nuevos avances el paradigma de la
agroeocología por englobar aspectos integrales como punto de estudio y
análisis, relacionados a las ciencias naturales y sociales, de igual manera
aún tiene algunos conflictos con otros paradigmas especialmente relacio-
nados a las ciencias puras y exactas que propugnan la validez universal de
sus postulados y teorías.

2.1. Evolución del pensamiento y enfoque agroecológico

Las precisiones socioeconómicas realizadas por la sociedad, y legiti-


madas académicamente por la “ciencia económica” actual, sobre los eco-
sistemas son una trágica evidencia empírica de la ineluctable necesidad
de un cambio de paradigma para el conjunto de las ciencias sociales. El
papel hegemónico desempeñado sobre éstas por la ciencia económica ha
determinado que el conjunto de las ciencias sociales se mueva entre la
dualidad de los paradigmas liberal y marxista. Los intentos hasta ahora
realizados para modificar tales paradigmas introduciendo una perspecti-
va ecológica no han conseguido aún codificar realmente éstos, aún cuan-
do recientemente se estén realizando notables progresos. En la Opinión de
64 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Sevilla, (1991)40 el cambio sustantivo aparece del lado de las ciencias natu-
rales y concretamente de la agroecología ante la necesidad de disciplinar
las crueles veleidades causadas por las ciencias sociales, lideradas por la
economía y su degeneración crematística.
Por otra parte, en el contexto rural, subyace el concepto de moder-
nización y de tradicionalismo enfrentando a ambas posiciones categorías
“casi irreconciliables”. El concepto de modernización se articula sobre las
ideas de movilización social, secularización, racionalidad económica y lo-
gro individual. En el contexto rural, supuso el paso de una organización
tradicional de carácter campesino con vínculos de parentesco, religión y
etnicidad, modelados en el seno de grupos domésticos, a otra con raciona-
lidad, burocratización, tecnología y ciencia como valores esenciales en el
marco de la familia nuclear. (Sevilla, Eduardo, 1991, b. op. cit).
La estrategia de mejora, en este sentido pretende acercar y desarro-
llar en el marco de las comunidades rurales, nuevas tecnologías agrarias
que aumenten la productividad sin modificar las estructuras, así como
facilitar la canalización de los excedentes agrarios hacia mercados exter-
nos. La estrategia de transformación, por otro lado pretende romper con el
sistema social campesino para establecer nuevas formas de agricultura y
de organización social.
A lo largo de los años 60 comienzan a percibirse los primeros sínto-
mas de descomposición teórica dentro del paradigma liberal entonces he-
gemónico en el pensamiento sociológico agrario de la modernización agra-
ria que comienza a ser criticada desde adentro, al percibirse como una
actualización del continuum rural-urbano para su aplicación al tercer
mundo al trasladar la citada dicotomía a los términos tradicional-moder-
no. Sin embargo, la crítica que rompe los cimientos teóricos del paradigma
liberal agrario provocando la citada descomposición es aquella que pro-
viene de la tradición teórica de los estudios campesinos. Esta utiliza unas
herramientas de naturaleza interdisciplinaria y recoge el legado teórico de
la antigua tradición europea de estudios sobre el campesinado.41

40 Sevilla, Eduardo. 1991 “Hacia un desarrollo agroecológico desde el campesinado”.


Política y sociedad, Nº 9. Madrid pp. 57-72.
41 Sevilla, Eduardo. 1983 “La otra sociología rural”; En: Howard Newby y Sevilla
Guzmán, “Introducción a la sociología rural”. ALIANZA, Madrid,.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 65

Cuando éste tipo de estudios analiza los procesos de desarrollo en


Latinoamérica y en general en los mal llamados países subdesarrollados,
es cuando la crítica a la modernización agraria adquiere una dimensión
más demoledora sobre todo cuando aquella centra sus análisis en aspec-
tos tales como la Reforma Agraria (muy secular en algunos países andi-
nos) para eliminar los obstáculos que presentan las estructuras agrarias
para alcanzar la modernización. Aún cuando en muchos casos las críticas
son realizadas por investigadores vinculados a organizaciones internacio-
nales poseen un alto contenido teórico y marxista (Sanchez de puerta, 1990).
Pero, en ambos enfoques paradigmáticos subyace la concepción li-
beral del desarrollo. Por un lado la mejora “...enfatiza la importancia de la
difusión de modernas tecnologías hacia el sector tradicional (...). Se espera
que gracias a ello, los agricultores progresen y que usen y trasladen las
nuevas habilidades adquiridas hasta hacerse modernos. (Sevilla, 1991: 86).
Por otro lado la estrategia de transformación, parte de la necesidad de
romper el sistema de producción campesino con vista a facilitar la implan-
tación del sistema capitalista en la misma, (Parra, 1992).42
Como se puede apreciar ninguno de los enfoques citados pone en
evidencia clara la importancia del conocimiento campesino y del manejo
de los recursos naturales y sistemas tradicionales de producción agrope-
cuaria, tampoco consideran las estrategias propias de los campesinos para
asegurar la multiplicación de la especie y garantizar una co-evolución ar-
mónica entre la sociedad y la naturaleza, lo que, actualmente trata de estu-
diar el paradigma agroecológico.43
En concordancia a Sevilla, E. (1991:58,58) nuestra posición al respec-
to pretende ser de una máxima claridad; el paradigma de la agroecología
necesita herramientas teóricas vinculadas a una praxis intelectual enfren-
tada al desarrollo del capitalismo, lo que necesita un nuevo paradigma
que tomando los elementos válidos de los hasta ahora existentes genere

42 Parra, Jesús. 1992. “Estudio agroecológico de el Real de la Jara (Sevilla); evaluación


del potencial de desarrollo endógeno de comunidades rurales”. Trabajo fin de carrera.
Escuela de Ingenieros Agrónomos y de Montes. Universidad de Córdoba - España.
43 Para comprender las bases epistemológicas de esta disciplina, ver a Norgaard (1985).
En Altieri: Agroecoloy. (Boulder: Wstriew Books, 1987).
66 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

un esquema explicativo global donde los conocimientos acumulados de


las ciencias naturales se integren a las de las ciencias sociales de esta ma-
nera, la agroecología no dirige su atención solamente a aspectos relaciona-
dos a las ciencias naturales y sociales, sino también a que la relación socie-
dad-naturaleza sea no solamente mejor percibida, sino también mejor prac-
ticada, vale decir que no culmine con la conceptualización y teorización
sino que, exista una verdadera relación armónica entre las sociedades hu-
manas y la naturaleza y no de simple explotación y de dominio como siem-
pre se lo ha percibido desde que se creó la humanidad.
Así, a partir de las herramientas teóricas, consideramos que el para-
digma de la agroecología necesita también de lineamientos políticos y filo-
sóficos que faciliten su vinculación con las demás disciplinas científicas,
para que sea más compatible con el paradigma que se propugna en áreas
del respeto de la naturaleza, del medio ambiente sus relaciones con el hom-
bre y la sociedad entera.
Como un ejemplo concreto de la evolución del paradigma de la
agroecología a partir de una experiencia institucional: el caso de AGRUCO,
se debe señalar que esta ha tenido distintas fases evolutivas no solo en
términos conceptuales sino también metodológicos y de experiencias con-
cretas de trabajos investigativos en comunidades campesinas.44 Así en un
principio se enfocó la agroecología desde el punto de vista solo técnico
englobando el aspecto de la producción a partir de la agricultura biológica
que se quería aplicar como una copia de Europa, sin considerar que los
agricultores andinos ya practicaban una agricultura biológica a partir de
sus propias experiencias. Posteriormente se evolucionó hacia la real con-
cepción del paradigma de la agroecología en el sentido de enfocarlo a partir
del punto de vista de vista integral, entendiendo que el aspecto productivo
debe ser estudiado no solo a partir del punto de vista técnico sino también
sociocultural, ya que las bases productivas tienen un fuerte componente
social traducido en sus costumbres, fiestas, calendarios agrícolas, rituales,

44 Este aspecto está más ampliamente descrita y explicada en el capítulo de aspectos


metodológicos.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 67

tradiciones, etc., que en muchos casos determinan de que manera se prac-


tica el aspecto productivo con visión ecológica y sostenible.

2.2. Agroecología: desafíos y contribuciones al desarrollo


en América Latina

La agroecología como una disciplina referida al manejo adecuado


de ecosistemas y agroecosistemas tradicionales bajo una inter-relación
armónica entre el hombre y la naturaleza que respete el medio ambiente y
los valores culturales de la sociedad, está destinada a potenciar el manejo
adecuado de los recursos naturales en el sistema productivo a fin de apor-
tar con experiencias y conocimientos en el que hacer del desarrollo de la
sociedad, que garantice la reproducción para las generaciones futuras sin
descuidar sus contribuciones a la ciencia y al desarrollo de los países en
vías de desarrollo.
La contribución que la agroecología puede hacer en estos términos
ha sido caracterizada por Yuryevic (1992)45 de la siguiente manera:

– La participación del campesino en el mercado. En América Latina


entre el 40 y el 50 % de la oferta de los productos agrícolas para el
mercado interno, proviene del mundo campesino. En Bolivia el 65
% de los productos agrícolas ofertados proviene del sector tradi-
cional donde se practica una agricultura de bajos inputs, y la pro-
ducción obtenida aunque en algunos casos es relativamente baja,
tiende más a la agricultura sostenible.
– El manejo agroecológico supone un uso óptimo de los recursos
naturales y prediales y un dominio de prácticas agronómicas que
reducen fuertemente la dependencia del campesino del mercado
de los insumos importados. Estos hechos tienen implicancias en
los costos de producción y por lo tanto mejoran la capacidad
competitiva del pequeño productor. Adicionalmente la obtención
de productos no contaminados también ayuda a mantener la

45 Yuryevic, Andrés. 1992 “Agroecología: sus desafíos y contribuciones de desarrollo


desde América Latina”. En RAE. La Agricultura en el Perú. Lima.
68 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

participación del pequeño productor en la oferta interna de pro-


ductos agrícolas provenientes de predios agrícolas de insumos lo-
calmente disponibles.
– Otro factor es la creciente frustración y pérdida de autoconfianza y
autoestima por parte del campesinado, hacia sus estructuras, tec-
nologías, sabiduría y experiencias propias, así como el debilitamien-
to de sus instituciones locales; todo ello alienta la migración de la
gente más joven a las ciudades, perdiéndose de esta manera las
mejores capacidades humanas para mantener y desarrollar de ma-
nera más sostenible el sector agrario.
– Por otro lado la ansiada modernización del agro es un obstáculo
para que los campesinos, valoren sus conocimientos y su esencia
cultural, hecho que se traduce constantemente en la subvaloración
y sentimiento de abandono y marginación por parte de la socie-
dad mayor. Así los gobernantes y/o gobiernos de turno tienen ma-
yores razones para no fomentar políticas de cambio que permitan
el mejoramiento de la situación socioeconómica del pequeño cam-
pesino y de todo productor agrario.

Con todo ello, la agroecología se presenta como un germen de una


nueva alternativa de desarrollo y no solamente como una disciplina de las
ciencias naturales referida al aspecto productivo, sino como un nuevo mo-
delo de desarrollo integral, que comprenda las dimensiones socio política,
económica, cultural, vale decir, que se a una alternativa de “transforma-
ción, o cambio social”. Esta propuesta se fundamenta en que la agroecolo-
gía se refuerza en el conocimiento tradicional como un potencial de desa-
rrollo resultado de la coevolución sociedad-naturaleza en la búsqueda y
construcción de un nuevo corpus teórico y una praxis intelectual basada
en los potenciales locales.

2.2.1. Desafíos metodológicos de la Agroecología

– La agricultura tiene hoy la posibilidad de producir alimentos en


cantidad suficiente para todos, pero paradójicamente los alimen-
tos no llegan a los que mas lo necesitan. Al contrario de lo que
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 69

sucedía en el siglo XIX y principios del siglo XX, ahora los alimentos
van en sentido contrario, es decir, del norte hacia el sur, hecho que
obliga a que los países pobres tengan cada vez más que exportar
sus recursos naturales no renovables, para importar alimentos
especialmente granos y cereales. Según la FAO (1985) más de 1000
millones de personas carecen en el mundo de ingresos suficientes
para alcanzar el número indispensable de calorías que le haga re-
sistentes a las enfermedades, o se sitúan claramente por debajo de
los niveles que permiten llevar una vida laboral activa.46
– Los problemas de la desertificación en los países del tercer mundo
no están causados sin embargo, por el supuesto carácter intrínse-
camente perverso de los pobres, cuyo crecimiento habría que deli-
mitar tal y como defienden algunos organismos internacionales y
algunos movimientos ambientalistas de claro tinte conservador. Se
debe también a que son resultado directo de una relación de inter-
cambio de bienes y servicios totalmente desigual, entre países po-
bres y ricos, que contribuyen a perpetuar la pobreza y con ella al
deterioro de los ecosistemas y de las bases productivas (H. J.
Leonard, 1989, Martinez Alier, 1991).47 Si los modos de producción
(con uso indiscriminado de combustibles fósiles y energía) y hábi-
tos de consumo de los países ricos cambiaran, de alguna manera
se apañaría el problema del hambre en el tercer mundo, así como
también se evitaría el deterioro paulatino del suelo y del medio
ambiente.
– Lo mismo puede decirse de las reservas bióticas del planeta. El
material genético de muchas especies silvestres se utiliza para la
liberación de semillas mejoradas, fármacos y materias primas para
la industria. Pero, la mayor parte de las reservas de germoplasma
se encuentran en los trópicos y en los países subdesarrollados
(Altieri, 1990); sin contar el sector de los Andes, donde existe una

46 Gonzáles de Molina; Manuel. “Economía ecológica y ecología política”. Texto sin pu-
blicar. p.20
47 En Gonzales de Molina, op. cit. p. 21
70 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

inmensa biodiversidad sobre todo de tubérculos y granos andinos


–y plantas no cultivadas– que las sociedades occidentales no cono-
cen o que las catalogan como cultivos marginados de baja produc-
tividad.
– Según el informe Brundland (CMMA, 1988:114) los productos orgá-
nicos representaban en 1983, aproximadamente una cuarta parte
de los valores de inversión directa extranjera en manufacturas en
los países pobres, lo que implica la explotación irracional y paula-
tina de los recursos naturales de los países en vías de desarrollo
por los inversores extranjeros representados especialmente por las
transnacionales.
– Por otra parte, la crisis energética actual, a la que nos enfrentamos
causada por el agotamiento acelerado de las reservas de los recur-
sos fósiles y el cambio climático global, que acrecienta la crisis
ecológica del planeta, se debe entre otras cosas al falso paradigma
de desarrollo que postulan los países del norte.

Resumiendo debemos señalar que el modelo económico imperante,


los cambios climáticos globales, la pobreza, el crecimiento demográfico
rigen y delimitan el planteamiento genérico teórico-metodológico en el
contexto global de la agroecología. Esta disciplina al propugnar el fortale-
cimiento del saber local como el modo principal que permite la articula-
ción de esta nueva alternativa en el contexto democrático, comunitario,
regional, estatal y nacional, sin embargo abstrae su enfoque como respuesta
a la producción ecológica y la preservación de los agroecosistemas y los
recursos naturales.
Al considerar el crecimiento económico como la misión sagrada del
desarrollo, aunque no signifique otra cosa que un crecimiento perpetuo
de la demanda y el consumo, se restringe la visión a mejorar el bienestar
de las personas, tales como las mejoras en el acceso a la educación, asisten-
cia sanitaria, el florecimiento de la creatividad cultural o el sostenimiento
de la seguridad ambiental, situación que es un verdadero reto y desafío
por resolver para la agroecología.
Aquellos países que caen por debajo de los criterios del mundo sobre
industrializado-mecanización, prosperidad y comodidad son considerados
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 71

“en desarrollo” o, incluso “subdesarrollados” al margen de sus logros


intelectuales o culturales. Este paradigma es tan dominante que los países
en desarrollo no tienen más remedio que modelar sus aspiraciones según
el ejemplo despilfarrador de los países industrializados y medir su pro-
greso con respecto a los patrones e indicadores de desarrollo, así como a
los criterios consumistas que estos manejan.48
En definitiva, el modelo de desarrollo, la agricultura intensiva capita-
lista, cuyo principal objetivo no es alimentar a los seres humanos, sino pro-
ducir el máximo beneficio posible, resulta moral, social y ecológicamente
insostenible (Gonzáles de Molina, 1993:21,23). Debido a ello los ricos serán
cada vez más ricos y los pobres seguirán siendo pobres (o muriendo de
hambre), sin que nadie pueda hacer algo por salvar esta injusticia que es
resultado del intercambio desigual de bienes y recursos que beneficia a pocos
y desfavorece a muchos que en varios casos son los menos necesitados.
Frente a las políticas de desarrollo en esencia contradictorias entre
sí, que tan pregonadamente son defendidas por los países desarrollados,
los más pobres no tienen ese marco de desarrollo referencial como para
poder definirse en una línea política que satisfaga sus necesidades desde
adentro. En América Latina, para todos los pueblos que han heredado una
estructura política colonial y estructuras indígenas, la contradicción de las
teorías del desarrollo es una línea de frente revolucionario; y para aquellos
cuya independencia política protege unas estructuras indígenas que pueden
reorganizarse según su eje de desarrollo, la contradicción es remitida al
careo de los dos sistemas de las fronteras étnicas y nacionales, donde se
convierte, a través del mundo en una cadena de solidaridad que es un
verdadero frente de civilización,49 allí donde ya no es necesario ninguna
estructura de civilización ni de colonización.
Así, para lograr el desarrollo rural desde la agroecología sin destruir
los recursos naturales y los sistemas ecológicos y sin transformar las uni-
dades campesinas en unidades especializadas y asalariadas, es necesario

48 Sari, Agus. 1993. “El dualismo global de llenar un pozo sin fondo, un relato norte-
sur”. En Energía para el mañana. Los libros de la catarata Córdoba-España.
49 Temple, Domingo. 1986. “La dialéctica del don. Ensayo sobre la Economía de las co-
munidades indígenas”. HISBOL, La Paz-Bolivia, p. 53.
72 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

cambiar completamente los principales objetivos de la modernización


rural50 que no estén dirigidos exclusivamente a satisfacer los requerimientos
del mercado que cada vez es más exigente.
Resumiendo un poco, según las experiencias de las últimas décadas
en América Latina, puede decirse que cualquier estrategia de desarrollo
desde la base debe cumplir tres condiciones principales, a saber (Yuryevic,
1992:28-30):

– Una es la dimensión de organización. La pobreza no es sólo carencia de


bienes, es también una debilidad estructural respecto del resto de la
sociedad. La organización es el único instrumento que da eficiencia
social, capacidad de negociación, capacidad de pelear la participa-
ción en el producto o de demandar la proporción de la inversión
pública que le corresponde. Por ello, una estrategia que no promue-
va la organización no entrega eficiencia social y, por lo tanto, será
una estrategia que no va a superar los “problemas de pobreza”.
– El segundo tiene que ver con la conciencia social. Es evidente que en
América Latina está cambiando y será absurdo pensar que duran-
te la década perdida de los años 80 no pasó nada. Es una década
perdida en ciertos aspectos pero de grandes transformaciones en
otros. Durante este tiempo el mundo campesino, a través de algu-
nos programas no ha sido todavía capaz de lograr una compren-
sión de los cambios que ocurren en el mundo. Por tanto buscar la
capacidad de tener una comprensión cabal de la realidad y de lo-
grar despertar la voluntad por cambiar las situaciones de injusti-
cia en la sociedad es una tarea vital.
50 El proceso de modernización de las áreas rurales del mundo, especialmente de Amé-
rica Latina, ha sido un acontecimiento ecológico y culturalmente distorcionador. Así
durante el proceso de la modernización, los recursos naturales, la ecología y las co-
munidades campesinas tienden a ser destruidas y reemplazadas con formas moder-
nas de producción y explotación basadas en costos ecológicos altos y una producción
orientada exclusivamente al mercado, dejando de lado las formas tradicionales de
producción y las relaciones sociales en la producción y de abastecimiento de alimen-
tos. (Toledo, M. 1992:214), perdiéndose paulatinamente la autosuficiencia alimentaria
tan históricamente lograda antes de los sucesos de la conquista europea y la revolu-
ción verde.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 73

– Y el tercero, que está íntimamente relacionado a la “Agroecología”,


es lo que se denomina el desarrollo de las capacidades propias del
campesinado. El mundo campesino puede tener muchas limita-
ciones, pero tiene como activo potencial un acervo cultural, un
bagaje de conocimientos y una práctica agronómica muy rica. Es
lamentable que ninguna estrategia haya podido potenciar esos
recursos en términos reales. Hasta hoy no existe una comprensión
científica que proponga un uso intensivo de los recursos locales de
manera consistente.

En este sentido, la agroeocología ligado a la revalorización y po-


tenciación del Saber campesino en todas sus instancias, puede darnos al-
ternativas estratégicas para desarrollar las propias capacidades campesi-
nas, a fin de que se puedan propugnar modelos de desarrollo endógenos
considerando las propias capacidades y limitaciones del sector rural y no
tener la atención solamente en los sistemas de producción modernos y los
conocimientos modernos de la ciencia actual, aunque alcanzar este ideal
es un verdadero desafío, pero no difícil de alcanzar ya que en América
Latina ya existen muchas experiencias de instituciones locales y externas
que han trabajado en este tema y de la mano de los productores con resul-
tados muy interesantes y alentadores.

2.3. Conocimiento científico y ciencia51 popular

De acuerdo al concepto que engloba el término ciencia, las ciencias


modernas están vinculadas a la ideología burguesa y a su voluntad de
dominar el mundo y controlar el entorno. En esto han sido perfectamente

51 La palabra “ciencia puede designar varios tipos de fenómenos. En primer lugar, la


representación que se hace del mundo cualquier civilización o grupo humano. En
segundo lugar, mira más correctamente hacia lo que llamamos las ciencias modernas,
es decir, esa especial representación del mundo que adopta la civilización occidental,
especialmente a partir del siglo XIV. En el primer sentido, la palabra ciencia designa
prácticamente todo conocimiento, mientras que en el segundo designa la forma espe-
cífica del conocimiento que ha adoptado el mundo occidental moderno las ciencias
modernas forman parte del devenir histórico (Foúrez, 1994).
74 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

eficaces. Han sido los instrumentos intelectuales los que han permitido a
la burguesía primero suplantar a la aristocracia y seguidamente dominar
económica, política, colonial y militarmente el planeta (Fourez, 1994).
En la ciencia moderna occidental, la razón se yergue como el valor
hegemónico y junto con ello el pensamiento y específicamente la matemá-
tica, la lógica, la física (mecánica) y el lenguaje discursivo. Es decir, el pen-
samiento abstracto en sus claras expresiones, además es innegable por las
tradiciones mismas de la ciencia el culto a la razón y a los métodos mate-
máticos. Así, la razón ha constituido el supuesto básico de los esfuerzos en
el ámbito del perfeccionamiento del estilo de la técnica que condujo a la
revolución industrial en Europa durante el siglo pasado y que ha permiti-
do el muy rápido crecimiento de la economía de los países centrales del
sistema capitalista, hasta el presente.52
Por todo esto, en nuestra sociedad se ha producido cierta rebelión
ante la actitud científica-técnica. La civilización de las ciencias de la preci-
sión, de la escritura; ha sido puesta en cuestión como lo demuestra el de-
seo de muchos a volver a encontrar un contacto más vivo con la naturale-
za, lo cual ha sido roto desde el inicio de la era industrial. El límite de la
gestión del mundo por parte de lo científico-técnico, se hace patente cuan-
do vemos la impotencia del mundo y especialmente su incapacidad para
suprimir las opresiones humanas, sobre todo las generadas por la indus-
tria y la explotación del tercer mundo (dos efectos de la sociedad burgue-
sa). Parece que las ciencias no son nada eficaces para resolver las grandes
cuestiones éticas y socio-políticas de la humanidad (Reeves, 1986). Aún
más, algunos les atribuyen un papel en la instauración de las desigualda-
des mundiales (Moraze, 1979 en Foúrez, 1994), situación que tiene mucho
de verdad.
Todo esto, lleva a un empobrecimiento del conocimiento, a un
esquematismo que restringe la existencia a lo material-corporeo-medible
y restringe las relaciones entre los seres y las cosas a lo meramente casual.
Es por ello que los científicos y los técnicos calificados que son los seres

52 Grillo, Eduardo.1988. “Sistemas campesinos de investigación y experimentación”. En:


“Tecnologías campesinas de los Andes”. PAC, MACA, SEMTA, La Paz-Bolivia, p. 160.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 75

humanos en los que mejor se encarna la razón, muestran por lo general


una falta de tino, elegancia y perspicacia en el tráfico de la vida cotidiana
porque se les escapan muchos detalles, que no siendo relevantes desde el
punto de vista científico o técnico, tienen mucho significado en el mundo
concreto. Por eso se dice con frecuencia de ellos que “viven en las nubes”
o que el mundo que les es propio es una “torre de cristal o de marfil”
(Grillo, op. cit.), situación que les da poderío y cada vez el pensamiento de
que son inalcanzables y los que únicamente tienen la razón.
Por el contrario, por ciencia popular, saber o sabiduría popular se
entiende el conocimiento empírico práctico, de sentido común, que ha sido
posesión cultural e ideológicamente ancestral de las gentes de las bases
sociales, aquel que les ha permitido crear, trabajar e interpretar predomi-
nantemente con los recursos directos que la naturaleza ofrece al hombre.
Este saber popular no está dosificado a la usanza dominante y por
eso se desprecia y relega como si no tuviera el derecho de articularse y
expresarse en sus propios términos. Pero, el saber popular o folklórico tie-
ne también su propia racionalidad y su propia estructura de causalidad,
es decir puede demostrarse que tiene mérito y validez científica en si mis-
mo. Queda naturalmente por fuera del edificio científico formal que ha
construido la minoría intelectual del sistema dominante, porque rompe
sus reglas,53 situación que le da menor validez universal y le otorga una
situación de “enfrentamiento irreconciliable” con la ciencia moderna.
Se acepta la premisa de que la ciencia del pueblo común o folklor –es
decir, el conocimiento práctico, vital, empírico, que le ha permitido sobre-
vivir, interpretar, crear, producir y trabajar por siglos con medios directos
naturales– tiene su propia racionalidad e historia, conviene empezar por
tratar de entender aquella racionalidad y esta estructura en lo que tienen
el propio o específico. Gramsci, señaló una renta cuando sostuvo que en
las clases trabajadoras existe una “filosofía espontánea”, contenida en el
lenguaje como conjunto de conocimientos y conceptos, en el sentido co-
mún y en el sistema tiene valor para articular la práctica diaria (Gramsci,
1976: 69-70; en Fals Borda, 1992).

53 Fals Borda, Orlando. 1992. “La ciencia y el pueblo: nuevas reflexiones”. En: “Investiga-
ciones Acción –Participativa, Inicios y desarrollos”. Popular, Madrid. p. 70
76 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Se tiene así, la convicción de que el folklore del pueblo campesino,


su conocimiento empírico, vital y práctico, puede encontrar un nicho en el
curso del desarrollo de la ciencia como proceso totalizador y constante y
que su voz apagada puede adquirir nueva resonancia. Los agentes de este
proceso dialéctica han sido o son intelectuales orgánicos. Pueden tener la
misma sensación que en su tiempo tuvieron Kant y Galileo cuando bebie-
ron de fuentes populares, o la de quienes diseñaron tantos inventos mecá-
nicos contemporáneos con base en la experiencia rústica como se dijo an-
teriormente (Fals Borda, 1992 op. cit). Así muchos investigadores e intelec-
tuales pueden ya experimentar el proceso de la reconversión, es decir la
validez científica del conocimiento campesino.
Por otro lado, debemos añadir que la fuerza del conocimiento tradi-
cional de los agricultores y campesinos deriva no sólo de observaciones
agudas sino también del aprendizaje experimental. La naturaleza experi-
mental del conocimiento es muy aparente en la selección de variedades de
semilla para ambientes específicos, pero también es implícita en la bús-
queda y ensayo de nuevos métodos de cultivo para sobrepasar límites bio-
lógicos o socioeconómicos particulares. De hecho Chambers (1983) argu-
menta que ciertos agricultores frecuentemente obtienen una riqueza de
observación y fineza de discriminación que sería accesible a científicos
occidentales solamente a través de largas y detalladas computaciones y
mediciones (en Altieri, 1991. op. cit).
Por eso, en la tarea de recuperación del saber campesino andino no
sólo se dispone del método de rescate de las tecnologías autóctonas por
las propias comunidades sino que también mantienen viva, un buen nú-
mero de familias, la capacidad investigativa mediante la cual van proce-
sando y adaptando a sus condiciones todo aquello que van creando en
condiciones excepcionalmente difíciles, lo que les hace falta para mante-
ner su producción y reproducir su cultura. Es importante entonces, reali-
zar simultáneamente al rescate de tecnologías autóctonas el catastro de los
procedimientos de investigación campesina que están vigentes y cuya ca-
racterística más relevante es que están íntimamente ligados a la práctica
productiva misma. Producir es indesligable de investigar para el campesi-
no andino. En concordancia a Grillo (1988:165, op. cit) afirmamos que ya
es tiempo que los investigadores profesionales formados en el molde de la
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 77

ciencia occidental comprendan que los campesinos no son los simples usua-
rios de sus recomendaciones, ni simples informantes para sus investiga-
ciones, sino que son individuos que también saben experimentar e inves-
tigar y dar recomendaciones prácticas a partir de su propia experiencia.
En este entendido, debemos concluir que el conocimiento científico
y la sabiduría campesina se sitúan a veces en categorías o polos opuestos,
y en algunos casos en posiciones irreconciliables por cuanto el conocimiento
científico esta basada en teorías y postulados universales que le dan una
validez universalizante, en cuanto la sabiduría campesina está basada y
fundamentada más en hechos prácticos y no en teorías y está muy ligada a
la agroecología, por lo que su validez, como conocimiento científico no es
universal sino local, vale decir para cada contexto donde se generó el co-
nocimiento. Pero de todas maneras se debe considerar que ambos tipos de
conocimientos tienen categorías de validez científica de acuerdo a la situa-
ción donde han desarrollado y experimentado sus postulados y se debe
romper la barrera opuesta para buscar su complementariedad en el cam-
po teórico y práctico con ayuda de la agroecología.

2.4. Conocimiento campesino - conocimiento local

El saber o sistema de conocimientos campesinos es: “Ideas, expe-


riencias, prácticas, información que ha sido generada localmente, o ha sido
generado en otros lugares, pero ha sido transformada, por gente local para
ser integrado a sus propias formas de vida. Saber local se refiere también
al desarrollo de tecnologías y experiencias propias, pero también a aspec-
tos culturales, sociales y económicos.54
Se dice mucho, que el conocimiento local que poseen los campesinos
está erosionado y que solo sirve sino para rememorar viejos tiempos y
vivir un romanticismo mítico al querer reconocerlos como un aporte más
a la ciencia normal. Sin embargo, los conocimientos propios de los

54 Van Der Bluck y Veldhuizen, 1993 “Desarrollando juntos herramientas: Informe de


un estudio sobre el rol de la participación en el desarrollo de herramientas” En: Rist S.
1996 “Apuntes sobre Investigaciones para el desarrollo autosostenible”. AGRUCO,
Cochabamba-Bolivia, Inédito documento de reflexión interno.
78 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

agricultores “atrasados”, han servido a lo largo de los años para generar


muchas experiencias de los que se vale el conocimiento moderno tras
pasarlos por el tamiz de la investigación, o sin ello, pues implícitamente la
agricultura moderna utiliza actualmente muchas de las técnicas produci-
das en el seno de la agricultura “subdesarrollada” tras haberlas mejorado
mediante los avances de la tecnología moderna. Como ejemplo de esto
podemos citar la labranza mínima o la labranza cero que practican muchos
campesinos que practican agricultura tradicional (en los Andes uso de la
chakitajlla) cuya tecnología es ampliamente practicada por la agricultura
moderna, en base a los principios que rigen este tipo de practica que es
practicada desde que se inició la actividad agrícola.
En éste sentido, la propuesta neopopulista de Chayanov55 podría
ayudarnos a analizar el conocimiento producido en el desarrollo de la agri-
cultura, partiendo de los contextos específicos de la explotación campesi-
na; Chayanov pretende establecer una articulación entre la ciencia y el
saber o “conocimiento campesino”, lo cual implica superar las barreras
entre pueblo e “intelligentsia” derivadas de la disociación entre forma cos-
tumbrista de la acción y forma del procedimiento científico. Sin negar la
ciencia ni la técnica, la teoría de Chayanov reconoce el saber campesino
como una interpretación cultural propia de su medio de vida, que consti-
tuye la mejor forma de adaptación al campesino a las condiciones especi-
ficas locales. El objetivo final de Chayanov es apuntar la forma de articu-
lar el conocimiento científico y el saber campesino. (E. Sevilla y L. López,
1992, op. cit.). De manera que esta intención de articulación no es reciente
e intención de los países en vías de desarrollo sino que data desde la época
de Chayanov.
El conocimiento tradicional o indígena tiene así, muchas dimensio-
nes incluyendo aspectos derivados de la interacción entre los seres huma-
nos y el medio ambiente. La información es extraída del medio ambiente a
través de sistemas y mecanismos especiales de cognición y percepción que

55 Citado en Sevilla Eduardo y López, Lourdes. 1992. “Educación de adultos y movi-


mientos sociales históricos en el pensamiento social agrario: reflexiones sobre praxis
intelectuales pasadas e investigaciones empíricas actuales. Esc. Universirtaria de for-
mación de prof. de E.G.B. de Córdoba, España.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 79

seleccionan la información más útil y adaptable y después de las adaptacio-


nes exitosas son preservadas y transmitidas de generación en generación
por medios orales o experiencias prácticas. Solo recientemente algunos in-
vestigadores se han interesado en describir estos conocimientos (Chambers
1983).56 También es común que los miembros más viejos de estas comunida-
des posean conocimientos mejores y más detallados que los jóvenes; pero
como los jóvenes ya están imbuidos de la cultura moderna alienante, éste
tipo de conocimientos se van perdiendo cada vez con más rapidez.
Para acceder a ciertos aspectos del saber de los indígenas o campesi-
nos, hay que partir reconociendo que ellos, aunque organizan sus conoci-
mientos de una manera distinta a nuestra “cientificidad”, no por eso sus
conocimiento están desprovistos de elementos científicos, eso significa
poner en tela de juicio nociones profundamente arraigadas en nuestro estilo
de pensamiento, como por ejem, que el saber científico es único monopo-
lio de la civilización occidental. Igualmente se trata de cuestionar el pro-
pio concepto de “pueblos primitivos”. En el marco de una nueva radicali-
dad social, no pueden existir los pueblos primitivos. Solamente pueden existir
pueblos diferentes. Luego, tratar de aseverar el conocimiento indígena no
puede significar tratar de encontrar las raíces de un supuesto “comunismo
científico” en el también supuesto “comunismo primitivo” de los pueblos
aborígenes, como intentó hacerlo Engels inspirado en las teorías de Morgan
(1971 Ancient Society, Londres), sino únicamente intentar confrontar otros
saberes y lógicas con nuestro modo de concebir el mundo, a fin de ir buscan-
do los medios tentativos para una acción común (Mires, 1992, op. cit.).
A su vez Iturra (1993: 135),57 al referirse al conocimiento campesino
señala que: “el saber varía de época en época, es constructor del proceso
de reproducción social que desigualmente se desarrolla en el tiempo pero
tiene funciones específicas aislables, y cuyo proceso central parece ser la
construcción de la memoria del pueblo. Historia, reproducción social y
memoria son tres procesos –Iturra– propone que es necesario estudiar y

56 En Altieri, Miguel. 1991 “Por qué estudiar la agricultura tradicional” En: Agroecología
y Desarrollo Rural”, marzo, Santiago de Chile pp. 17-22.
57 Iturra, Raúl. 1992. “Letrados y campesinos: El método experimental en antropología
económica”. En: Ecología, campesinado e Historia. LA PIQUETA, Madrid-España, p. 135.
80 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

analizar cada situación específica en cada aldea (comunidad) o en cada


etnia, para poder dar cuenta de que es lo que constituye la composición y
tamaño del grupo doméstico, para de esta manera poder determinar cual
es el tipo de conocimientos que manejan de época en época de a cuerdo a
los miembros de la familia y del grupo social.
En resumen, “el saber del campesinado se aprende en la heterogé-
nea ligazón entre grupo doméstico y grupo de trabajo sea en una comuni-
dad, aldea, microregión, región o en heredades mayores. El conocimiento
del sistema de trabajo, la epistomología, es resultado de esta interacción
donde la lógica inductiva es aprendida en la medida que se ve hacer y se
escucha para poder decir, explicar, devolver el conocimiento a lo largo de
las relaciones de parentesco y de vecindad. Lo comparado al saber letra-
do, la conducta reproductiva rural es el resultado de una acumulación que
no se hace en los textos, sino que directamente sobre las personas y los
lazos que se tejen entre ellas, (Iturra, 1992).
Desde éste punto de vista consideramos que se debe buscar la arti-
culación entre el conocimiento local, de los campesinos y la ciencia nor-
mal,58 para poder desarrollar de manera más sostenida y real los conoci-
mientos científicos que estén al servicio no solo de las sociedades desarro-
lladas, sino de toda la humanidad. Para ello será necesario reconocer la
sabiduría campesina y ponerle en el lugar que le corresponde, es decir,
enmarcada dentro del conocimiento moderno actual. Pero, aquí puede
surgir un problema, que el conocimiento local no se deje enmarcar dentro
el conocimiento moderno, en este caso tal vez sería mucho mejor que el
conocimiento campesino por cuenta propia busque su propia validez cien-
tífica; ya que varias experiencias59 ya lo han demostrado así, aquí puede
ser de gran ayuda la agroecología como disciplina que postula este hecho.

58 Por ciencia normal se entienden la investigación basada firmemente en una o más


realidades científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica parti-
cular reconoce durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior
(Kuhn, Th. et al. “La estructura de las revoluciones científicas”, Fondo de Cultura
Económica). 1979, Madrid.
59 Ver al respecto trabajos de investigación de tesis realizadas en el programa AGRUCO,
donde se da validez científica al conocimiento empírico de los campesinos por medio
de la comprobación y validación científica.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 81

Pasemos a analizar los conocimientos campesinos generados en los


Andes bolivianos, conocimientos que aunque estén basados en categorías
distintas (metáforas, creencias, mitos, etc.) pueden ser reconocidos por la
ciencia, quitándonos el prejuicio de que son conocimientos pobres y sin
fundamento lógico.
Históricamente, el manejo de la agricultura incluía sistemas ricos en
símbolos y rituales, que a menudo servían para regular las prácticas del
uso de la tierra y para codificar el conocimiento agrario de pueblos analfa-
betos (Ellen 1982, Coklin 1972). La existencia de cultos y rituales agrícolas
están documentadas en muchas sociedades, incluso las de Europa occi-
dental. De hecho estos cultos eran un foco de especial atención para la
inquisición católica española. Escritores sociales de la época medieval tales
como Ginsburg (1983) han demostrado cómo las ceremonias rurales eran
tildadas de brujería y como dichas actividades se convirtieron en focos de
intensa persecución. Y no es sorprendente que, cuando los exploradores
españoles y portugueses de la post-inquisición emprendieron sus viajes, y
la conquista europea se extendió por el globo bajo el lema de “Dinero, Oro
y Gloria”, como parte de un proyecto más amplio sostuvieron actividades
evangelizadoras, las que a menudo alteraron las bases simbólicas, rituales
y conocimientos de la agricultura en sociedades no occidentales como las
Andinas. Estas modificaciones transformaron y a menudo interfirieron con
la transferencia generacional y lateral del conocimiento agronómico local
vigente en ese entonces.60
En efecto, van der Ploeg (1990) hace mención al conocimiento local,
bajo el concepto de “art de la localité”61 (arte de lo local), y afirma que éste
puede ser un sistema de conocimiento dinámico, muy complicado y deta-
llado. Esta última característica predomina cuando el proceso productivo

60 Hecht, Susana. 1991. “La evolución del pensamiento agroecológico” En: Agroecología
y Desarrollo Nº 1 marzo. Santiago de Chile, p. 3.
61 Se ha descrito también el “art de la localite” como un tipo de conocimiento que va
directamente de una práctica a otra (Bordieu, 1980). No atraviesa por una etapa teóri-
ca en la que se desarrolla el discurso, es decir, no “existen presiones teóricas”. La
experiencia no se expresa a través de un lenguaje unívoco y claro, razón por la que se
considera mínimo el espacio existente para la posterior elaboración de este tipo de
conocimiento práctico.
82 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

implica una serie amplia y compleja de condiciones ecológicas, económicas,


sociales y culturales, situación en la que se genera un conocimiento muy
detallado y multidimensional, un “savoir faire paysan”62 (saber ser cam-
pesino), de manera que el “saber ser campesino” no es tarea fácil porque
implica el manejo correcto de una serie de factores, relacionados con la
ecología, la cultura, la historia, la agronomía y especialmente con la expe-
riencia práctica local.
Existe sin duda una teoría en el “art de la localité”, pero tal tipo de
teoría se estructura de una forma que difiere radicalmente del discurso
científico. Así por ejemplo, la sintaxis no es nomológica como la de la cien-
cia, el ámbito no es un universo previamente supuesto sino un proceso
laboral propio y, por tanto, muy localizado, y no se busca la construcción
de leyes sino en la conciencia de perspectivas e intereses que se entienden
a su vez como parte del localismo (Van der Ploeg, 1990). Así el arte de lo
local se llega a constituir en algo muy particular desde la percepción teóri-
ca y práctica, de manera que supera lo meramente arte discursivo y se
convierte en el arte de manejar la experiencia y conocimiento local con
tendencias a abarcar espacios muchos mayores que demarcan lo local o la
localización de espacios si consideramos el aspecto geográfico espacial.

2.5. La Investigación campesina

Muchas veces se ha pensado y se piensa que los campesinos de las


zonas rurales son poco imaginativos y no tienen aspiraciones futuras, que
viven el presente y no les interesa superarse; sin embargo éstos han gene-
rado a lo largo de la historia tecnología adecuadas simplemente porque
tienen su propia imaginación e ingenio, que les permite investigar, com-
probar y adoptar algunas tecnologías propias como también las impues-
tas, sobre todo las tecnologías productivas. Por otro lado los campesinos,
también investigan en otros aspectos referidos a su vida cotidiana, así por
ejem. investigan sobre aspectos sociales relacionadas a su cultura, a su vida

62 De acuerdo a la traducción que hace Van der Ploeg, ha de entenderse como la gestión
del proceso laboral, en el contexto del ecosistema local, encaminada a mejorar la valo-
ración de los elementos proporcionados por ese ecosistema local.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 83

social, así como también sobre aspectos referidos a la vida espiritual: ri-
tuales, costumbres, tradiciones, fiestas y otros que tienen que ver directa-
mente con temas relacionadas a aspectos agropecuarios, y otros de carácter
ya sea comunal, familiar o personal.
Lógicamente, la investigación campesina no se hace de la misma
manera que la académica porque tiene su propia racionalidad (San Mar-
tín, 1989 citado por Delgado, 1992: 102),63 y para llegar a comprender y
manejar la investigación campesina es necesario pasar por un proceso de
readecuaciones y redefiniciones institucionales, para de esta manera en-
tender cabalmente los principios bajo los cuales se realiza la investigación
y/o experimentación campesina.
Considerando el aspecto tecnológico, muchas veces los campesinos si-
guen probando una tecnología que viene de fuera del entorno (variedad de
cultivo, práctica cultural) después de haber visto un ensayo donde el vecino.
Estas pruebas o ensayos hechos por los propios campesinos son de mucha
importancia porque revelan los siguientes aspectos (Delgado, 1992: 114 - 115).

– El campesino hace un ajuste de la tecnología a las condiciones de


chacra (locales).
– El campesino incorpora la tecnología a su sistema de producción.
– El campesino aprende a manejar la tecnología.
– Crea otra tecnología o conocimiento práctico similar con sus pro-
pios medios.

Los ensayos hechos por campesinos no solamente son interesantes


entre sí. Ellos a veces sirven como punto de partida para una difusión
horizontal de la tecnología o experiencia, o sea entre campesinos. (Delga-
do, 1992: 115). Sin embargo, como ya se mencionó con anterioridad tam-
bién se realizan experimentaciones no solo referidos a aspectos productivos,
sino también a otros referidos a la vida social, y espiritual64 que en muchos

63 Delgado Freddy. 1992. “La Agroecología en las estrategias del desarrollo rural”. Cen-
tro de estudios regionales andinos Bartolomé de las casas. Cusco-Perú, p. 102.
64 Nos referimos a aspectos que tienen que ver con la vida de la comunidad y de las
familias campesina relacionadas con la organización comunal, los cargos adquiridos,
las costumbres, rituales, relaciones de reciprocidad, tradiciones, etc.
84 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

casos definen de que manera se organiza la actividad productiva, y por


ende definen también los modos de vida que tienen las comunidades y
familias campesinas.
Por su parte Rengifo (1989)65 señala que los campesinos llaman prueba
al proceso de incorporación de un cultivo, un animal, o un árbol, etc. a su
sistema agropecuario, éstos campesinos a veces son muy curiosos y les
interesa hacer pruebas y comprobaciones a su manera o como a ellos les
parezca mejor, para luego sacar sus propias conclusiones y readecuaciones,
de acuerdo a requerimientos y curiosidades bajo las cuales se realizaron
las pruebas o investigaciones.
A diferencia de la experimentación científica, que aísla un objeto de
su contexto para conocerlo, investigarlo, la prueba andina se ejecuta sin
aislar el cultivo o crianza del conjunto de elementos de la chacra y de la
vida campesina misma. Probar es consustancial a la vida y no constituye
un fenómeno aislado, y aunque entre los campesinos hayan personas más
inquietas que otras (los aymarás los llaman “locos”) todos realizan ensa-
yos y pruebas (Rengifo, 1982).
La organización comunal vigente casi en todas las comunidades
andinas campesinas tiene un potencial para democratizar la sociedad des-
de abajo y para brindar servicios a la agricultura familiar campesina. La
asamblea comunal y el sistema de cargos permiten al mismo tiempo la
transparencia de informaciones y la transferencia paulatina de responsa-
bilidades y conocimientos. Esto significa al mismo tiempo la revaloriza-
ción del conocimiento individual a través del reconocimiento de los espe-
cialistas y de los componentes para elegir el mejor “gañan”, la mejor yunta
del pueblo (Tillman, 1990: 395),66 cuyo proceso de elección pasa también
por un proceso de experimentación previa.
La existencia de los especialistas en el campo prueba que hay una
capacidad de experimentación sin causas. Cada campesino experimenta
en su propio ámbito pero existe un potencial para una experimentación

65 Rengifo, Grimaldo. 1982. “Experimentación campesina”. En Sociedad-Naturaleza en


los Andes. Tomo I. PRATEC. Lima-Perú.
66 TILLMAN, H.J. 1990. “Visión campesina de la agricultura andina y ecología subjetiva
en Jauja. Testimonios sobre los potenciales y los problemas de la sabiduría popular en
los Andes del Perú. Tesis doctoral- Berlín. Rep. de Alemania.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 85

colectiva que se encargue de sistematizar y avanzar el conocimiento


campesino con relación a clima, suelos y variedades nativas. Se requiere
de esta sistematización porque el conocimiento individual a partir de las
propias innovaciones se pierde localmente por la falta de comunicación.
Hay una creatividad popular que se encuentra concentrada en personas y
lugar cuya influencia socializadora hacia otros pueblos y hacia la juven-
tud es reducida. Como decía un campesino del Perú a modo de criticar al
sistema educativo impuesto desde afuera: “La mejor universidad está en
el pueblo, en el campo” (Tillman, 1990: 344).
En este sentido, es necesario insistir en que cualquier tipo de investi-
gación en las comunidades rurales es de carácter integral y no está referida
simplemente a aspectos productivos y/o materiales. Es decir, la investiga-
ción en el mundo andino se realiza con la participación en algunos casos de
la comunidad, entre grupos representativos de estas, a nivel familiar o per-
sonal y por estas características se diferencia de la racionalidad y objetivos
de investigación de la ciencia convencional que tiene como misión principal
generalizar y globalizar los adelantos de la investigación a nivel universal.
En cambio la experimentación campesina tiene como misión principal bus-
car mejoras a nivel local y regional con mayor nivel de precisión por tratarse
de una investigación localizada y mucho más aplicada a la vida práctica de
las comunidades campesinas. En este entendido, la investigación campesi-
na llega a constituirse en el punto de partida para diseñar modelos de desa-
rrollo endógeno a partir de la agroecología y considerando sus propios po-
tenciales y limitaciones en una situación donde la economía globalizadora
es un patrón referencial de crecimiento y desarrollo económico.

3. Relación entre agricultura andina-agricultura ecológica,


con el paradigma agroecológico

3.1. Rasgos fundamentales de la Agricultura campesina andina

Los campesinos de todo el mundo a lo largo de los años han generado


una serie de estrategias productivas encaminadas a la reproducción de los
sistemas tradicionales de manejo de los recursos naturales, bajo una visión
de manutención del ecosistema natural buscando la armonía con el entorno
86 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

social y el tecnológico, con una dinámica propia capaz de reproducir el


medio ecológico y la especie humana.
Los sistemas tradicionales de producción de alimentos en la zona de
los Andes desde tiempos pre incaicos constituyen la base tecnológica que
se ha ido desarrollando gracias al proceso de experimentación y de com-
probación continua en el quehacer cotidiano del campesino que con el pasar
del tiempo va generando y regenerando nuevos conocimientos y expe-
riencias a través de la vivencia y la participación activa en el proceso pro-
ductivo y de desarrollo rural.
Generalmente, los sistemas tradicionales de uso de la tierra son más o
menos cerrados, donde los nutrientes circulan en un espacio relativamente
pequeño. Se desarrollaron localmente, motivados en muchos casos, por una
producción dirigida básicamente a la autosuficiencia alimentaria en que la
producción de valores de uso tiene un papel importante (TOLEDO, 1990, en
Remmers, 1993)67 y sin la ayuda de pesticidas. Forzosamente tales sistemas
tuvieron que encontrar maneras para producir sosteniblemente con los re-
cursos que hubiese en el sitio. Por lo tanto los sistemas tradicionales respon-
den a características que asume la agricultura ecológica (cf. Altieri, 1991. en
Remmers op. cit.). Así, el estilo de producción ecológico vigente en varios
países industrializados actualmente está empleando algunas técnicas
ecológicas desarrolladas por la agricultura tradicional de varios países don-
de aún se produce con tecnologías no contaminantes ni degradantes. (ejem.
El abonamiento orgánico en la agricultura).
La adaptación ecológica del campesino consiste pues, en una serie de
transferencias de alimentos y en una serie de procedimientos a través de los
cuales se ponen a contribución las fuentes inorgánicas de energía dentro del
proceso de producción. Conjuntamente estas dos series constituyen un sis-
tema de energía que se transfiere del ambiente del hombre. A este sistema
de transferencia de energía Wolf,68 lo denomina “ecotipo campesino”.
Wolf, (1971) señala dos géneros de ecotipos campesinos: 1) que se dis-
tingue por el empleo de trabajo humano , animal, denominado paleotecnica

67 Remmers, Gastón. 1994. “Agricultura tradicional y agricultura ecológica: vecinos dis-


tantes”. En: Agricultura y sociedad, nº 66. M.A.P.A., Madrid, España, p.207
68 Wolf, Eric. 1971. “Los campesinos”, LABOR S.A. Traducción de Juan E. Cirlot.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 87

y 2) la que utiliza la energía suministrada por combustibles y los procedi-


mientos facilitados por la ciencia en proporción creciente que denomina-
mos neotecnica (ejm. horticultura especializada, granja lechera, granja mixta
especializada, etc.)
Bajo este concepto, podemos afirmar que los campesinos tradiciona-
les utilizan ambos tipos de conocimientos (el suya propio y el científico)
en beneficio propio, de tal manera que les permite generar una serie de
técnicas de cultivo, y otro tipo de conocimientos con el uso de bajos insumos
y con el empleo de recursos locales que no necesiten de la inversión de
mucha energía para su transformación en fuente de alimentos, de tal ma-
nera que el consumo endosomático y el exosomático estén en constante
equilibrio durante el proceso productivo.
A la vez, los campesinos han desarrollado a lo largo del tiempo sus
propios vocabularios para denominar y clasificar los procesos existentes
en la naturaleza, las plantas, los animales, los suelos, etc. (cf. Flores y Ucan
EK, 1983, en Remmers, op. cit.), pero éstos vocabularios no caven dentro
del discurso científico occidental, por lo que, injustamente han sido recha-
zados y calificados de “catetos” (campesinos poco imaginativos).
Sin embargo, ahora que cada vez es más obvio que necesitamos una
agricultura cuyos objetivos sean amplios, bajo una visión ecológica, estas
“zonas marginales” y estos agricultores “atrasados” que nunca han recibi-
do la atención científica que se merecen, pueden volverse guías de pers-
pectivas hacia el futuro (Ploeg, 1972). Por eso es necesario experimentar,
con la mirada hacia un desarrollo tecnológico participativo y tendiente
hacia su sostenibilidad, partiendo de los recursos que existen localmente y
al lado del campesino (Ileia, 1989, Haverkort, Kamp y Waters-bayer, 1991,
en Remmers, op. cit.). De esta manera, estaremos seguros que los agricul-
tores tradicionales poseen muchos conocimientos y tecnologías que pue-
den ofrecer grandes contribuciones a la agricultura ecológica moderna.
Al respecto, Sevilla y González de Molina (1992:92)69 aportan una
visión genérica al sostener que el nivel de autoexplotación de la fuerza de

69 Sevilla, Eduardo y Gonzáles de Molina; Manuel. 1992. “Para una interpretación del
desarrollo del capitalismo en la agricultura” En: Ecología, campesinado e historia. La
piqueta. Madrid-España, p. 92.
88 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

trabajo campesino viene solamente determinada por la satisfacción de sus


necesidades de consumo familiar. La lógica de explotación campesina esta
motivada por la lógica de su reproducción social. El campesinado ha de
producir tanto para satisfacer sus necesidades en lo que se refiere a su
conservación y de los suyos, manteniendo asegurada su reproducción y
consumos futuros (fondo de reemplazo); a sus obligaciones sociales im-
puestas por las necesidades culturales de carácter social, de parentesco o amis-
tad o religioso, entre otros (fondo ceremonial); como al cumplimiento de la
transferencia de excedentes que le exige la sociedad global. (En Wolf, 1966).
Sin embargo, un mayor acercamiento a las características de la pro-
ducción campesina en términos ecológicos ha sido realizado reciente-
mente por Toledo (1991). Su argumentación parte de la tesis de que exis-
te cierta racionalidad ecológica en la producción tradicional: “En con-
traste de los más modernos sistemas de producción rural; las culturas
tradicionales tienden a implementar y desarrollar sistemas ecológicamen-
te correctos para la apropiación de los recursos naturales”. Toledo V.M.,
ha subrayado el carácter eficiente de la producción campesina tradicio-
nal dado que basa sus fuentes esenciales en la energía humana y animal
plasmada en el trabajo este manejo eficiente de la energía, por el aporte
familiar de la fuerza de trabajo; por el alto nivel de autosuficiencia, don-
de predominan los valores de uso sobre los de cambio; por el
autoconsumo como limitador de las necesidades a las imprescindibles
para la existencia, por los objetivos que orientan la propia práctica (cita-
do por González de Molina y Sevilla, 1992: 95)
En efecto, uno de los procesos formativos culturales más importan-
tes es precisamente la adquisición de una sabiduría ecológica empírica en
relación con las formas permisibles y tolerables de explotación de la natu-
raleza circundante, de cuya producción depende la supervivencia de la
población campesina. La sabiduría ecológica se adquiere a través de las
estrategias de reproducción del campesinado, y el reciente proceso de
modernización agraria supone una alteración descriptiva tanto cultural
como ecológica de los ecosistemas. La actual forma de producir en el siste-
ma capitalista, basada en la especialización y exclusiva orientación al mer-
cado, destruye los mecanismos de reproducción del conocimiento que han
permitido la coevolución social y ecológica incorporando a través de la
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 89

cultura campesina a los mecanismos simbióticos de reposición y reacomodo


de la artificialidad arquitectónica de los ecosistemas (Sevilla E., 1991:67-68).
Actualmente el concepto de agricultura tradicional, que tiene una
visión más ecológica que los propios estilos de agricultura vigentes70 en
los países desarrollados del norte, tiene su vigencia e importancia a nivel
de Latinoamérica, especialmente en los países donde se practica una agri-
cultura intensiva destinada principalmente al autoconsumo con algunos
excedentes hacia el mercado, como en el caso de Bolivia, Perú, Ecuador,
Paraguay, Chile y otros. En estos países la agricultura tradicional basada
en el empleo de bajos insumos, un respeto hacia la naturaleza y una
biodiversidad inmensa de recursos biogenéticos está cada vez en proceso
de regeneración y revitalización y no en fase de desaparición y extinción
como hubiera deseado la Revolución Verde.

3.2. Relación Sociedad - Naturaleza71

La relación sociedad-naturaleza en el marco de la agroecología y su


relación con la agricultura ecológica es importante de considerar por cuanto
actualmente a nivel general esta relación esta en una verdadera crisis debido
a que las relaciones de las sociedades humanas con la naturaleza se han
convertido en una relación de explotación y de dominio, debido a los dife-
rentes modelos de desarrollo y políticas neoliberales que obligan a que
esta situación se haga cada vez más crítica y tendiente a acelerar la crisis
ecológica del planeta por los problemas medio ambientales que ello implica.
Los diferentes tipos de interrelación de la sociedad con la naturaleza
se dan bajo diferentes modalidades y de acuerdo a diversos propósitos de
explotación de los recursos naturales renovables y no renovables disponi-
bles en ella, de tal manera que esta relación de tipo más extractiva que de

70 Nos referimos a la agricultura biodinámica, la permacultura, la agricultura natural


(difundida por Fukuoka).
71 La relación sociedad naturaleza debe entenderse como aquella forma de
interrelacionamiento del comportamiento de los hombres que actúan dentro de una
sociedad mayor con el entorno físico y social que engloba la naturaleza o hablando en
sentido más amplio, el cosmos.
90 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

cuidado y cariño, como ocurre en las sociedades andinas. La interacción


que debería existir pensando en la sostenibilidad de los recursos naturales,
hace mucho tiempo que ha sido interrumpida por muchos factores influ-
yentes de la sociedad civil en aras de una explotación irracional de los
recursos naturales que están en fase de agotamiento y extinción acelerada.
La realidad es que desde hace más de 2000 años el “hombre moder-
no” no puede retomar el camino que lo relacione con la naturaleza,72 esta
situación fue agravada hace 1500 años, cuando se rompe la concepción
cíclica-evolutiva de la vida,73 imponiendo en su lugar, una interpretación
rectilínea; y todo esto, empeora hace 300 años, cuando irrumpe la manera
de entender la vida solo con la razón, es decir, solo pensando en los seres
humanos, en las mejores condiciones de vida del presente sin pensar en
las generaciones futuras, en la reciprocidad; y de esta manera asegurar la
reproducción de la especie humana y los recursos naturales, y así buscar la
continuidad de la vida en el Espacio-Tiempo.
En la sociedad campesina aymará, el concepto “naturaleza” debe
ser empleado con prudencia, pues en la mayoría de los discursos emitidos
actualmente sobre el tema, corresponde más a una realidad occidental que
a un concepto propiamente andino. En éste persiste una “visión chamánica”
del mundo que implica “el sentido del intercambio y de la alternativa”
(Hamayoun, 1992, Riviére, 1994). Aquí, la “naturaleza” no es una entidad
externa al hombre, algo frío y distante, posible de transformar impune-
mente. Actuar sobre el mundo material sólo es posible si hay una gestión
comunitaria efectiva de un conjunto de fuerzas que emanan de los “dioses”,
“espíritus”, etc., diferenciados y localizados, con los cuales deben mante-
nerse relaciones de reciprocidad y de diálogo continuo. Sembrar, cosechar,
producir, en suma administrar los diferentes momentos del calendario
agrícola y ritual, no se reduce sólo a la administración de datos y hechos

72 Los presocráticos, traducción y notas de Juan García Baca, (Fondo de Cultura Econó-
mica), colección Popular, México. Citado por San Martín. “Pacha en el saber de los
Andes; para entender el Espacio-Tiempo” AGRUCO, 1995- documento interno, p. 7.
73 H. y H.A, Frankfort, J.A. Wilson, T. Jacobsen. “El pensamiento prefilosófico. Egipto y
Mesopotamia. Breviarios F.C.E. Traducción de Eli de Gortari, México 7ma. reimpresión
1993 (1946). Citado por San Martín op. cit. p. 7.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 91

materiales; es también negociar permanentemente con esas fuerzas situa-


das dentro y al exterior de la comunidad,74 de esta manera cualquier acti-
vidad de características materiales (producción), sociales (relaciones so-
ciales en la comunidad) y espirituales (rituales, fiestas, etc) responden a
una lógica y racionalidad propia de interrelación y diálogo permanente
que rige toda la vida de la comunidad y la familia campesina.
Así el saber actual en los Andes, tiene una dinámica diferente al del
hombre occidental. Dicho saber se transmite en lenguaje no escrito, (sim-
bólico) que expresa la forma de sentir y ver en la realidad del Espacio-
Tiempo, para cumplir así, el rol principal de la comunicación directa, al
cual junto a otras formas comunicativas que impresionan al organismo
sutil, profundo y de manera diferente-, cuando los contenidos del mensaje
son sugestivos, y que reflejan la historia trasmitida , resultado de la
interrelación cotidiana de la sociedad, encauzando y armonizando, la
manera de pensar con el contexto natural. (San Martín, 1995).
Es de esta manera que la sociedad actual, esta comprendiendo que,
los hechos históricos no concuerdan con el optimismo de la civilización
moderna, es decir: el lograr un estar mejor que antes, un bienestar evoluti-
vo y sostenible, no había sido solo un logro intelectual-racional, sino, so-
bre todo, son logros éticos, morales y espirituales, lo cual exige de todos,
apreciar la totalidad de la naturaleza y la sociedad (San Martín, 1995:8); así
como se aprecia y percibe en la sociedad andina, donde las cosas son con-
sideradas interrelacionadas unas con otras y nada es percibida de manera
aislada, todo tiene una relación de causalidad e interacción dinámica entre
entes sociales y la naturaleza.
Así, en la cosmovisión andina no existe la separación entre naturale-
za y sociedad sino que todo se entiende como una coevolución paulatina
en el Espacio-Tiempo. A diferencia del dominio a gusto y antojo por parte
del hombre a la naturaleza, su artificialización cada vez más especializada
por las sociedades occidentales, en la región andina se trata a la naturaleza
como un ente vivo capaz de reproducir las necesidades de los hombres en

74 Riviére, Gilles. 1994. “El sistema de aynuqa; memoria e historia de la comunidad”


(comunidades aymarás del altiplano, boliviano) –En: Dinámicas del descanso de la
tierra en los Andes ORSTOM-IBTA, La Paz-Bolivia, p.97
92 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

forma armónica sin que exista dominio ni manipuleo de los componentes


de la naturaleza por parte de los hombres; se trata pues de una relación
recíproca y equilibrada, algo así como un diálogo sistémico entre ambos
entes de características personalizadas, relación que es muy diferente a la
sociedad occidental donde prevalece la visión de dominio, explotación y
extracción de la naturaleza y los recursos disponibles en ella.
En esta visión coevolucionista de hombre-naturaleza es importante
precisar que la misma, en la actualidad muestra una dinámica particular
en el contexto de las comunidades rurales de Bolivia; por otro lado esta
coevolución se nota totalmente desequilibrada en contextos donde el cono-
cimiento local se encuentra erosionado por tener una visión antropocéntrica
y de dominio sobre la naturaleza, lo que conlleva a una situación solo de
explotación y extracción de los RR.NN muy diferente a la práctica y visión
campesina que es de conservación y de manejo racional.

3.3. Espacio-Tiempo

Si consideramos el concepto integral de la categoría: espacio-tiem-


po, de acuerdo a la visión andina como “pacha” (espacio-tiempo), que esta
relacionado también según Bouysee, al mito del “puruma”,75 entonces cabe
preguntarse, si el espacio-tiempo del puruma, además de referirse a los
límites superiores entre cielo y tierra, no se refiere también a las grandes
extensiones de agua que dejan pasar flujos de las fuerzas subterráneas
incontrolables. Las grandes montañas, las aguas profundas, que se oponen
y se complementan ¿juegan en el pensamiento mítico el mismo papel que
las K’isas76 del borde de los tejidos? en los límites del mundo, constituyen

75 Purun o puruma, son tierras de barbecho o desérticas. A esta noción queda asociada
también la de la virginidad y, por extensión, la de salvaje y la de libre: así, la mujer
virgen, la vicuña sin cazar, el pez nunca pescado, la planta salvaje, son reputados
como puruma. El puruma, hombre de las tinieblas, queda definido como “el hombre
por sujetar, que no tiene ley ni Rey”.
En resumidas cuentas, podemos decir que hay un sistema de correspondencia entre el
espacio (oscuro, desértico, salvaje) y las sociedades sin Estado, el mundo de los cazadores.
76 Las k’isas son las diferentes figuras y adornos que se tejen en los bordes de los dife-
rentes prendas, como los aguayos, ponchos, phullus y otros.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 93

los lazos que permiten una luz y sombra, especie de transición peligrosa,
paso entre dos momentos diferentes de la temporalidad. El “chuquila”
marca el límite entre la sociedad y el estado salvaje, metafóricamente,
representa para la sociedad aymará lo que la vicuña (wari) es a la llama, la
mujer virgen a la que no lo es, el erial al campo cultivado (puruma), la luz
del crepúsculo a la del sol. (Bertonio, 15 p.278, citado por Bouysee).
Por otra parte también es necesario hablar del termino PACHA (espa-
cio-tiempo), es decir de la percepción de aymarás y quechuas de este ter-
mino. Así la palabra Pacha, nos da la idea del universo, pues tal vocablo
lleva consigo la idea de Totalidad, además que las nociones de tiempo y
espacio son designados por un mismo termino Pacha que significa al mis-
mo tiempo, la tierra (Kay pacha), el mundo celeste (Hanaj pacha), y el
mundo inferior (Uku pacha), o la época, la estación.77
Entonces, Pachamama, como Pacha, conjunción de tiempo y espa-
cio, es la representación de un gran seno materno con varias funciones,
por ejemplo, engendrar, dar luz, alimentar, hacer crecer, dar vida,78 así como
la productividad de la madre tierra. De igual manera existen otros catego-
rías que ejemplifican la conjunción de espacio-tiempo, como ser Yacumama,
(madre de las aguas) Pachatata (padre de la tierra, la mejor producción de
un cultivo), siempre en la concepción aymará- quechua.
En el mundo aymará, y quechua, los esquemas organizadores del
espacio-tiempo integran el movimiento histórico no por conversión de una
dimensión en otra, sino por su convergencia. Aunque el espacio-tiempo
termina por corresponder uno con otro, solo lo hacen en un punto, puesto
que la organización espacial se cierra sobre si misma, mientras que el es-
quema temporal incluye la duración,79 de tal manera que pacha llega a
constituir una correlación constitutiva entre las diferentes formas y estra-
tegias de ordenar el espacio en función de un determinado tiempo.

77 Wachtel; Nattan. 1993. “Le Retour Des Ancestres”; IEP, en Sociedad e Ideología Nº 1:
181; citado por San Martín, Pacha en. op cit.
78 Rocha; José Antonio. “Sociedad Agraria y Religión”, HISBOL, En: San Martín... op. cit.;
23.
79 Mashall, M.1994. Dossier Mundo Científico N 143 vol. 14. El tiempo en física,; 143-
187. En: San Martín op cit.; p. 25.
94 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

En la actualidad en el mundo aymará-quechua, la religión y la vida


espiritual, (ritos, fiestas, creencias) organizan el ciclo de vida, vinculando
las manifestaciones de la misma entre lo vegetal, lo animal y lo humano.
La Pachamama y el calendario andino han sido cubiertos por creencias
cristiano-católicas impuesta por los españoles (Vial Larrain, 1982).
Pero, esta imposición no ha sido del todo alienante porque en la ac-
tualidad las sociedades andinas aún creen en la Pachamama, le guardan
respeto y le ofrecen ritos y ceremonias en honor de respeto y gratitud. Por
otra parte el calendario andino también sigue en vigencia, traducido en el
manejo de ciclos agrícolas, festivos calendarios rituales, que significan una
manera de asegurar la producción agropecuaria y de la vida en si, mante-
niendo en parte la esencia y la racionalidad andinas, que responden a una
cosmovisión propia donde el “pacha”, es la categoría que rige y orienta las
formas de vida de todos los andinos.

3.4. Dualismo y estructura simbólica andinas

El dualismo se refiere a la tendencia de muchos sistemas simbólicos


a dividir las categorías de personas, elementos naturales, organización
social, totalidad de los seres, etc. en dos clases. Las relaciones lógicas entre
ellas son en general de contradicción y de oposición complementaria. Es
decir, el valor o significado de cada clase es relativo, dependiendo en prin-
cipio de su oposición a la otra, y el conjunto de las dos partes que confor-
ma la totalidad.80

¿Pero, como se manifiesta el dualismo en el mundo andino?

En un trabajo sobre la estructura simbólica andina, Platt (1976) cita-


do por CICDA, (1993) analiza en profundidad las diferentes manifestaciones
del dualismo en estas sociedades. A pesar de tratarse de un estudio funda-
mentado en investigación de campo junto a los Macha-sociedad quechua
ubicada al norte de Potosí –Platt, hace un largo recorrido bibliográfico

80 CICDA, RURALTER. 1993. “Género en el desarrollo rural un proceso en construcción”,


Nº 11/12 año 1993 CICDA, MAE, Francia.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 95

específico. En este sentido el análisis se aplica a una realidad social mucho


más amplia, abarcando todo el mundo andino de origen pre-hispánico. El
autor remarca que las divisiones duales empíricas presentes en las socie-
dades andinas se encuentran en diversos campos: religioso, social, político
y familiar.
El dualismo también se encuentra presente en la noción de “persona”
(jaqui), pues la familia es considerada la unidad social básica que sostiene
la comunidad y, hasta hoy, una persona no es considerada un ser personal
pleno. Solo, la unidad familiar, representada por la pareja, accede a la or-
ganización comunal. También en las manifestaciones rituales y simbólicas
la presencia de la pareja es predominante; sin embargo mujeres y varones
se agrupan en espacios claramente separados. Generalmente los varones
se sitúan sentados o parados a la derecha del punto de referencia jerárquico;
en cambio las mujeres se sientan en el suelo, ubicadas al lado izquierdo.
(CICDA, 1993). Sin embargo, lo dual no se limita solo a lo social, sino que se
extiende a toda la cosmología andina. Es fundamental el principio aymará
según el cual “todo es par en el mundo”, en este sentido el concepto de
“ch’ulla” (impar) señala algo deficitario, que necesita buscar su par opuesto
y complementario, sea en las oposiciones rituales, en las ecológicas, en las
sexuales, en las mitades sociales, tan importantes en la sociedad, ayllu,
comunidad o familia.81
Las parcelas campesinas andinas, también se observan, interpretan
valoran, cultivan y se mejoran a través de un amplio abanico de conceptos
bipolares y metafóricos. Así por ejemplo, se emplea la distinción fría/ca-
liente para caracterizar ciertos aspectos de lo que llamaríamos fertilidad
del suelo. Dura/suavecita es otro emparejamiento conceptual: se refiere al
grado en que se ha cultivado el suelo en los últimos años, y expresa tam-
bién otro significado importante, consecuentemente el grado en que pue-
de considerarse agradecida la tierra o madre tierra, Pachamama (Van der
Ploeg, 1990). A la vez se emplea a otros conceptos bipolares como alto/
bajo, hembra/macho; fértil/infértil y otros que expresan el estado actual
de las tierras de cultivo o los productos agrícolas.

81 Ticona, Esteban y Albó, Xavier. 1991. “La lucha por el poder comunal”. Serie Jesús de Ma-
chaca, la marka rebelde. Cuadernos de investigación N° 47,. CID. La Paz-Bolivia, p. 169.
96 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Otro aspecto importante del dualismo es el que examina Levi Strauss,


en su análisis sobre las organizaciones sociales fundamentadas en dos
mitades complementarias: La organización dualista no es en primer lugar,
una institución...es ante todo, un principio de organización, capaz de recibir
aplicaciones diversas. Para comprender su base común, es necesario que
nos volvamos hacia ciertas estructuras fundamentales del espíritu huma-
no, más que para esta o aquella región privilegiada del mundo o periodo
de la historia de la civilización (Levi Strauss, 1967:87/8, citado por CICDA,
1994). De esta manera, el autor identifica el principio dualista como una
modalidad del principio de reciprocidad, ya que las relaciones entre las
mitades son siempre una mezcla de rivalidad y solidaridad, cuyo objetivo
es el intercambio sistemático de cónyuges, bienes, servicios económicos y
rituales entre los miembros de cada mitad. El intercambio propicia que la
existencia social de una mitad dependa de su oposición y correlación con
la otra, es decir, donde el uno solo puede constituirse en el confrontamiento
y sinergismo con el otro.(CICDA, 1994).
Por otra parte, los trabajos de Platt,82 han desarrollado ampliamente
la importancia del concepto “yanantin” (en aymará yanani). Se refiere a
las cosas que siempre vienen juntas, como los dos ojos, las dos manos, los
dos zapatos o una yunta de bueyes. Pero, siempre se encuentra una alter-
nancia obligatoria o existe una vía de reconciliación entre los dos elemen-
tos opuestos o “enemigos” Boysse (1987), percibe dos caminos posibles en
el pensamiento aymará: el del encuentro, expresado por el término tinku,83
y el de la alternancia o kuti.84

82 Citado por Bouysse, Téresse. 1987. “La identidad aymará: Aproximación histórica,
(siglo XV, siglo XVI)”. HISBOL, p. 194.
83 “Tinku”, es el nombre de las peleas rituales en las que combaten dos bandos opues-
tos. Se trata de un rito destinado a reunir a las dos mitades (alasaya y majasaya) bajo
las características de un combate guerrero. Tinku, puede definirse como el lugar de
encuentro en que se unen dos elementos provenientes de dos direcciones diferentes
(“ticuthaptatha: encontrarse los que van y vienen por el camino”, Bertonio, citado por
Bouysee, op. cit., p.196).
84 Etimológicamente, kuti es sinónimo de mita, “vez”, “turno” o “temporada”. La mita
designa al sistema rotativo por el que los comuneros cumplen sus obligaciones de
reciprocidad (ayni) o con el Estado. También el ayni se puede considerar un tipo de
kuti, pues supone la circulación recíproca de bienes y servicios entre dos contrapartes
(citado por Montes Ruíz, 1986: 142).
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 97

El tinku, puede considerarse una forma de kuti, dado que si en el


primer combate una parcialidad predomina, en el siguiente la otra parcia-
lidad procurará vencer para cobrar su ayni, y si los de Arriba matan, los de
Abajo lo harán en el futuro. Aquí el kuti o vuelco implica un encuentro o
enfrentamiento igualador (el tinku mismo) que tiene lugar en un terreno
neutral de mediación (la pampa o plaza).
En realidad, el kuti excede el ámbito de los cambios habituales que
se operan en el seno de un modelo; es más bien un “metacambio” o salto
cualitativo que transforma radicalmente las reglas internas de ese modelo.
Como recurso para lograr el equilibrio y la complementación del sistema
dual, el kuti equivale al tercer término mediador; sin embargo, el kuti con-
tiene la posibilidad de un enfrentamiento violento entre opuestos antagó-
nicos o enemigos irremediables, como el día y la noche, la luz y las tinie-
blas, la vida y la muerte, el invierno y el verano, los españoles y los indios
(Montes Ruíz, 143).
De esta manera, en la cosmovisión aymará-quechua la posición dual
está vigente en todas las categorías señaladas con anterioridad: en lo so-
cial, espiritual, material, familiar y personal. Las cosas y representaciones
que se manejan en estos aspectos obligan a las familias campesinas a regir
su vida y de los demás seres o entes presentes en el ecosistema bajo estos
principios de dualidad, ya que el impar o Ch’ulla es visto de diferente
manera, especialmente en las personas; una persona que está sola, o ha
quedado viuda (o) es vista con mucha simpatía, pero también con lástima
por no reunir los principios de la dualidad andina. De igual manera, en las
actividades agrícolas y rituales que son muy arraigadas en la agricultura
andina los componentes participantes como las plantas, animales, malezas
y otros son considerado como contrapartes y complementarios a la vez. Se
trata de una cuestión filosófica y material a la vez que nos permite com-
prender la estructura organizativa de la cultura aymará en base al dualismo
complementario y la metáfora.

En las sociedades con organización dualista como la aymará, la idea central de este
concepto es que cada elemento en alternación con su opuesto es un continuo
contrapunteo. Es un vuelco total; más que alternacia, es una revolución.
98 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

A la vez, el manejo de cuencas en las sociedades andinas está basada


en la cuatripartición espacial. Así dentro del Ayllu Majasaya objeto de
estudio, se tienen dos cuencas mayores en superficie: Mujlli y Japo; y dos
menores: Chullpani y Yarhuitotora. En la división dual andina, compren-
de el territorio macho a Mujlli y Chullpani y el territorio hembra a Japo y
Yarhuitotora (Lisperguer, et al, 1989)85 como se verá posteriormente. Esta
situación de acuerdo a la concepción andina permite a sus pobladores
reconocer y guardar respeto a, las cuencas consideradas como machos y
tratar con mas delicadeza y cariño a las cuencas hembras que a la vez
representan una situación de rivalidad y solidaridad ya que como se trata
de un ayllu y de comunidades originarias lo que más prima en ellas es el
acto de solidaridad y compañerismo característica muy particular de las
comunidades andinas a pesar de sus limitaciones geográficas y climatoló-
gicas. Estos aspectos son muy importantes de ser considerados por la
agroecología por tratarse de representaciones simbólicas que en muchos
casos delimitan el manejo del territorio, de la agricultura y de la vida misma
en las comunidades andinas.

3.5. Concepto andino de tecnología86

Hablar de tecnología es hablar del desarrollo de una cultura, toda


sociedad ha desarrollado un tipo de tecnología de acuerdo a su medio y a
sus necesidades, desde las más precarias hasta las más desarrolladas;
incluso a partir de las épocas milenarias antes del descubrimiento de la
agricultura (hace más de 10.000 años) se tenía ya tecnologías primitivas
muy desarrolladas para fabricar armas y herramientas de trabajo.
En términos generales, en la opinión de Ansión (1988: 24), ensayamos
una definición rigurosa de tecnología; ésta aparece sin dificultad como el

84 Lisperguer et al. 1989. “Organización de la producción en el Ayllu Mujlli” Serie Técnica


No. 17 AGRUCO, Cochabamba-Bolivia p.
85 En el sentido más amplio la tecnología integra variedades de plantas y animales, prác-
ticas campesinas y producción campesina y las herramientas para su transformación,
además de considerar construcciones espirituales específicas, redes culturales y for-
mas de manejo y cooperación (Rist, 1996: 12).
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 99

lugar de encuentro de la ciencia con la técnica, como el discurso que orien-


ta el que hacer práctico, como la teoría aplicada al acto transformador,
como un “saber hacer algo en sociedad”.
Sin embargo, ésta definición merece un mayor análisis, puesto que
el proceso técnico no es orientado solamente teóricamente, sino que ade-
más, se debe considerar las relaciones sociales y culturales, que también
son parte constitutiva del mismo. Este error a veces corresponde a la ilusión
de algunos científicos y tecnólogos que creen que la ciencia y la tecnología
son independientes de las relaciones sociales (o si no creen, hacen como si
esto fuera así). El saber hacer de la tecnología está íntimamente ligado a la
demanda social. Este saber hacer se construye no solo en base a los avances
científicos y tecnológicos ya alcanzados, si no también dentro de determina-
das relaciones sociales de producción.
Así, la tecnología es el medio más importante para relacionar a la
sociedad con la naturaleza y a través de esta relación recíproca conseguir
alimentos, vestidos, salud, distracción y conocimientos reciclados perma-
nentemente recreando su vida en el aspecto material, social y espiritual.
La manera en que los hombres están organizados para producir,
potencia y limita a la vez su “saber hacer”, el mismo que en su desarrollo
exige transformaciones en las relaciones sociales. En una comunidad cam-
pesina la organización comunitaria del trabajo y la ayuda recíproca en la
actividad agrícola, constituyen soluciones técnicamente adecuadas, dadas
las condiciones geográficas e históricas. De ésta manera se ve que la tecno-
logía es un saber hacer en sociedad.
Pero (a veces) se confunde tecnología y se reduce a lo meramente
técnico y cuando se habla de importar tecnología, se suele pensar en equi-
pos sofisticados y, en técnicas nuevas. Esta manera tiene que ver con la
dependencia tecnológica que nos obliga a importar máquinas y técnicas
sin tener el control sobre el proceso material e intelectual de su reproduc-
ción.87 y sin tomar en cuenta que las tecnologías foráneas a veces no se

87 Ansión, Juan. 1988. “Cultura, educación, comunidad y Tecnología”. En: “Tecnología y


desarrollo del Perú”. CCTA, Serie Cuadernos de debate y reflexión No. 2, Julio 1988.
Lima, Perú. p. 24
100 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

adecuan a otros contextos frágiles, además que estas tecnologías importadas


son elementos de dominio y a veces hasta alienantes y aculturantes.
Al referirnos a la cultura aymará y quechua éstos superaban a las
civilizaciones europeas, sobresaliendo en aquellos conocimientos que
directamente están relacionados con la naturaleza (símbolos, astronomía,
agronomía, elaboración de calendarios agrícolas, etc.) tales conocimientos
a la llegada de los españoles, había alcanzado un alto grado de especiali-
zación lo que se expresaba en la formación de cerradas castas sacerdotales
(....). El enorme desarrollo tecnológico alcanzado durante el Período Incaico,
correspondía con un proyecto colectivo orientado a hacer producir a la
naturaleza con base en un mínimo de costos energéticos. Si se tratara de
ejemplificar que son las “tecnologías adecuadas”, aunque sean “pequeñas
e insignificantes”, los pueblos andinos podrían darnos verdaderas lecciones
de agronomía. En la actualidad, particularmente interesantes, son las for-
mas de abonar y fertilizar la tierra; se llevan abonos orgánicos y excrementos
de los animales (huano) hasta las más altas cumbres, donde se cultivan
tubérculos y granos especialmente papa amarga, con tecnologías tradicio-
nales bien desarrolladas, en sitios donde en otras culturas sería imposible
de cultivar cualquier producto local.
En las sociedades aymarás la tecnología fue desarrollada de acuerdo
al ecosistema en el que se desenvolvían estas culturas. Así, la tecnología
Aymará según Van Kessel,88 tiene una estrecha correlación con cuatro
variables, que en su conjunto definen el estado de desarrollo de la comuni-
dad. Estas son: la ecología, la economía, la organización social y la cultura.
La tecnología entendida como total de conocimientos y técnicas de
la producción, es el resultado de las condicionantes ecológicas y los objeti-
vos económicos a realizar. A medida que la tecnología está mejor adaptada
a estas dos variables: ecología y economía, la reproducción, la podemos
considerar más desarrollada y adecuada.
De esta manera en los Andes no existe ninguna tecnología adaptada
sin alguna modificación, esto implica que en espacio-tiempo las tecnologías
no son transferibles per-se. Así no existen tecnologías incaicas o preincaicas

88 Van Kessel, Juan. 1993. “Tecnología aymará: un enfoque cultural”. En: Cosmovisión
Aymará. HISBOL, La Paz - Bolivia p. 215.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 101

(ancestrales). Todas son también tecnologías actuales que pueden ser ana-
lizadas y adoptadas según el origen, las necesidades o los diferentes
oferentes.89
Al mismo tiempo, la tecnología está en íntima relación con la organi-
zación social de la sociedad que la practica, porque ésta tuvo su estructura
particular en función de la economía (la infraestructura) y es considerada
como la prolongación - sino como parte de la organización económica. Por
otro lado, la tecnología es el instrumento creado por la sociedad con el fin
de facilitar y mejorar la producción económica, (Kessel, 1993:215). La or-
ganización social aymará permitió el desarrollo de este instrumentario y
su manejo adecuado, por ello la tecnología es también una creación cultu-
ral de la sociedad, que la recrea y vigoriza permanentemente tomando
también en cuenta el contexto sociocultural y los adelantos y avances de la
tecnología moderna y poder mejorar su propia tecnología.
A este respecto, Alvarez; (citado por Kessel, 1993: 192) el filósofo de
la cultura, en su tesis doctoral titulada: “Homo Faber”, sostiene que es
inapropiado hablar de la tecnología, o pensar que existe un solo sistema
tecnológico universalmente valido, a saber: el sistema en que la técnica
occidental contemporánea ocupa la posición más avanzada y en que los
niveles alcanzados por los pueblos y culturas no occidentales, del pasado
y del presente, no solo pruebas de su atraso, o más peldaños previos en la
escala del ascenso humano universal. Según Alvarez, existe en el Homo
Faber un paradigma Europeo, otro chino, otro hindú y ¿Porque no? otro
andino. En su tesis quedó demostrado que la tecnología es un fenómeno
cultural y que existen tantas tecnologías diferentes en el mundo cuantas
culturas hay. De ahí que sea muy justificado e ineludible considerar la
tecnología andina como un sistema propio, que hay que calificar por sus
propias características y evaluar por sus propios méritos.
En los Andes, en el aspecto tecnológico, los agricultores han recha-
zado de manera sistemática, la aplicación de las técnicas de la revolución
verde al no acomodarse a ese contexto; esto se demuestra, en el uso continuo
de tecnologías generadas en ese propio medio y en algunos casos de técnicas

89 Tapia, Nelson. 1999.“ Tecnologías campesinas andinas” Revista: Campo y Técnica,


año 2, Nº 3 Cbba. Bolivia.
102 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

“suaves” que han sido tomados de la tecnología moderna y han sido andi-
nizadas de acuerdo a las necesidades imperantes. En este entendido conside-
ramos que la tecnología andina tiene una estrecha relación con la agroecología
porque van de la mano, en cualquier sistema de producción en primer tér-
mino siempre se considera el tipo de tecnología que se utiliza, de tal manera
que la tecnología no contaminante y tendiente a la sostenibilidad del sistema
productivo tradicional es agroecológica y reúne todas las condiciones para
denominarse tecnología preservadora del suelo, del medio ambiente y de la
salud de las personas y de la sociedad. Por otra parte la tecnología andina
no puede entenderse en forma aislada a otros componentes del agroeco-
sistema ya que tiene estrecha relación con otros aspectos como el social,
espiritual y cultural, este último en muchos casos es lo que define el tipo de
tecnología a utilizarse y por ende los rangos de productividad que pueden
alcanzarse al asociarse todos los factores relacionadas con la tecnología.

3.6. Economía ecológica y agroecología

La economía ecológica, que tiene su precedente histórico en la escuela


fisiocrática, cuenta con más de cien años de historia y hoy, gracias al trabajo
de Martínez Alier, conocemos a sus pioneros: Podolinsky, Claussius,
Geddes, Pfaundler, Henry Adams, Sody, etc. En las últimas décadas ha
recibido un gran impulso de la mano de Georgescu-Roegen, Boulding, Daly,
Passet, Kapp, Commoner, los hermanos Odum, Naredo, Hueting, Bermejo,
Aguilera Klink y otros.
A pesar del esfuerzo de los autores citados y de otros muchos menos
conocidos, no se puede esperar que un cambio en el paradigma como el
que propone la economía ecológica “tomar cuerpo desde el principio en
una alternativa perfectamente coherente y acabada” (Naredo, 1987 en Ber-
mejo, 1994),90 sino que todo cambio responde a un proceso, y todo cambio
a veces siempre viene después de una crisis. En este caso la economía
ortodoxa esta en crisis, especialmente acrecentada por la crisis energética

90 Bermejo, Roberto. 1994. “Manual para una economía ecológica”. BAKEAZ - Los libros
de la Catarata, Madrid, España.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 103

por la que esta atravesando el mundo entero, lo que coadyuva también a


aumentar a la crisis ecológica general del planeta.
De acuerdo a Bermejo (1994), la economía ecológica debe estar basa-
da en una ética participativa, democrática y solidaria. Debe orientarse a
cumplir objetivos válidos para toda la humanidad, siendo el primero de
ellos el de la preservación de la vida, del cual se derivan otros, como la
satisfacción de las necesidades vitales de todas las personas, la preserva-
ción del equilibrio ecológico, etc. Esto será posible si se cumplen una serie
de requisitos económicos y sociales.
La economía ecológica necesita de la colaboración de otras ciencias,
y en especial de las ciencias de la Tierra, para poder dar respuestas ade-
cuadas, y debe dotarse de instrumentos de análisis de carácter sistémico,
imprescindible para una relación armónica con la naturaleza, la cual cons-
tituye un sistema vivo dotado de múltiples interrelaciones complejas. Sin
embargo, las reformas técnicas e institucionales no serán posibles a menos
que se produzca una revolución cultural, un cambio de valores que pro-
mueva la búsqueda de la satisfacción de las necesidades, en vez del acapa-
ramiento individual y la maximización del beneficio y atesoramiento per-
sonal (Lipietz, 1992, en Bermejo, 1994).
El reto actual de la economía ecológica, por lo tanto, está en buscar las
relaciones existentes entre economía y ecología, el manejo sostenible de los
RR.NN. La relación oculta más importante sería, de acuerdo a Martínez-Alier
y Schlupmann, (1991),91 la evaluación del uso de la energía en la economía;
enfoque que “ya existido desde los años de 1880” y no, como muchos creen,
solo desde la llamada “crisis del petróleo” del año 1973.
Otra relación oculta, consiste en la utilización de categorías éticas
para definir el rol de la economía en una sociedad: el hecho de preocuparse
y responsabilizarse por las futuras generaciones, aún no nacidas, en cuanto
a los recursos naturales no renovables, o en lo referente a los efectos externos
negativos de largo plazo de la producción industrial (la contaminación del

91 Citado por Rist, Stephan. 1992. “Ecología, Economía y Tecnologías Campesinas”. En:
Mario Baudoin: “Medio Ambiente y Proyectos de desarrollo rural; una aproximación
económica desde el pequeño productor rural”. RURALTER (10):. CICDA- MAEE, Francia,
pp. 207-208.
104 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

aire, el agua, y los suelos): Esto significa una posición ética frente al “impe-
rialismo económico”, y propone una discusión olvidada y postergada so-
bre la finalidad del desarrollo en un contexto más amplio que el meramen-
te económico-material (Rist, 1992).
Es por esta relación oculta entre economía y ecología que la discu-
sión sobre dicha temática debe ampliar el debate hacia categorías éticas.
Estas no son universalmente homogéneas, sino que se manifiestan en las
normas que rigen y ordenan las relaciones en los niveles técnicos, produc-
tivos, sociales, culturales y simbólicos, de acuerdo a las diferentes culturas
o concepciones éticas existentes. Dentro de este marco de análisis, es evi-
dente que la discusión no puede limitarse a los aspectos que tratan la
ecología y la economía. El desarrollo debe entenderse como aquel proceso
que interrelaciona lo económico, lo ecológico y lo socio-cultural en una
forma que es característica y propia de las diferentes culturas que habitan
los Andes y la Amazonía en América del sur (Rist, 1992).
En este sentido, la economía ecológica como una disciplina nueva se
constituye en una herramienta valiosa que contribuye con muchos ele-
mentos teóricos y analíticos a la agroecología especialmente por su carác-
ter crítico, holístico, referido al manejo sostenible de los recursos naturales
y su interrelación con la dimensión económica, y el ahorro de la energía en
el proceso productivo.

3.7. Economía campesina y agroecología

Existen varias teorías que explican la Economía campesina de acuer-


do a ciertos puntos de vista. Entre ellos es muy conocida la teoría campe-
sina de Chayanov, la mercantilista de Marx y la indigenista de varios estu-
diosos de Sud América; entre ellos varios economistas peruanos han estu-
diado detalladamente el funcionamiento de la economía campesina.
Así, Chayanov Alexander a través de varios estudios realizados en
sociedades campesinas de Rusia antes de la revolución de 1917, ha desarro-
llado una consistente teoría sobre la economía campesina. En la micro-teoría
de Chayanov, la suposición central es que la economía campesina constitu-
ye un sistema económico específico en el que la tierra, el trabajo y los me-
dios de producción se combinan siguiendo el proceso natural del desarrollo
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 105

familiar. En una economía capitalista, observa Chayanov, que la fuerza de


trabajo puede ser definida objetivamente bajo la forma de capital variable y
la combinación con una cierta cantidad de capital constante está determina-
da por la tasa de ganancia existente. Por el contrario, para un campesino, el
producto del trabajo generado por su familia fenómeno social del salario, la
categoría capitalista de la ganancia tampoco está presente.92
En la opinión de Archeti (1981), la Economía campesina es un fenó-
meno en sí mismo, y para ser analizado hace falta un conjunto de conceptos
específicos. Chayanov no es un formalista, preocupado por encontrar las
leyes de una ciencia económica general sino, básicamente, un sustantivista;
usando el lenguaje de Althusser, cada modo de producción necesita teorías
regionales diferentes, de acuerdo a las características del contexto y tipo de
tecnología que se utiliza en los sistemas de producción practicados.
Así, en una Economía capitalista la fuerza de trabajo puede ser defi-
nida, objetivamente, bajo la forma de capital variable, y sus combinacio-
nes con el capital constante están determinadas por el logro de la tasa nor-
mal de ganancias existente en la sociedad. En cambio en la economía cam-
pesina la fuerza de trabajo está definida directamente por la mano de obra
familiar y no depende de ningún tipo de capital, porque no persigue nin-
gún tipo de lucro económico, sino la subsistencia familiar.
Chayanov dice que, “el trabajo de la familia es la única categoría de
ingreso posible para un campesino o un artesano, porque no existe el fenó-
meno social de los salarios y, por tal motivo, también está ausente el cálculo
capitalista de ganancia”. El problema aquí es determinar qué mecanismos
y estrategias están por detrás del trabajo familiar de una unidad de pro-
ducción fundamentalmente doméstica.
Concordamos con Chayanov, al señalar que el trabajo del campesino
persigue como fin la satisfacción de sus propias necesidades en primer
término. De este modo la lógica del análisis marginalista de la Economía
formal es inaplicable, ya que para el campesino la noción de la utilidad
marginal creciente del trabajo se enfrenta con la noción de satisfacción de
sus necesidades. Así el núcleo principal de su teoría pasa a ser el balance

92 En: Archeti, Eduardo. 1981 “Campesinos y estructuras agrarias en América Latina”,


CEPLAES, Ecuador.
106 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

existente entre consumo familiar y la explotación de la fuerza de trabajo


familiar.
En cambio, para Marx, la economía campesina, por definición es una
economía mercantil: el campesino vende para comprar. La circulación sim-
ple de mercancías (M), dinero, (D) tiene como fin la satisfacción de necesi-
dades. Utilizando las palabras del propio Marx, Archeti (1981) señala: que
“la repetición o renovación del acto de vender para comprar tiene su pau-
ta y su meta, como el propio proceso, en un fin ultimo exterior a él: en el
consumo, en la satisfacción de determinadas necesidades... La circulación
simple de mercancías –el proceso de vender para comprar– sirve de me-
dio para la consecución de un fin último situado fuera de la circulación: la
asimilación de los valores de uso.93 Esta operación es posible por el hecho
de que el campesino no aparece en el mercado como poseedor de dinero
sino como vendedor de mercancías producidas por él mismo (Archeti,
1981), de manera que se lo aprecia como un mercantilista de fuerza de
trabajo y de mercancías (productos).
Contrariamente, para Chayanov el campesino no tiende a sobrepa-
sar un límite fijado por cierta necesidad y del cual depende el grado de
explotación de su fuerza de trabajo; si hay un excedente el equilibrio se
restablece mediante una reducción en el siguiente año económico, del des-
gaste de energía. Por otra, parte los campesinos venden fuerza de trabajo;
durante el invierno o la utilizan para producción de artesanías, o alquilan
fuerza de trabajo en épocas en las que la fuerza de trabajo familiar no es
suficiente –durante la cosecha, por ejemplo. Para Marx, en tanto el campe-
sino está inmerso en relaciones de mercado, nuevas necesidades son crea-
das continuamente y todo excedente en forma de dinero puede ser utiliza-
do de varias formas. Para Chayanov el campesino es un “conservador” y
para Marx un “oportunista”. Para Chayanov la economía campesina es un
modo de producción en el mismo nivel que los modos de producción
esclavista o capitalista; en cambio para Marx la producción mercantil sim-
ple nunca alcanza a constituirse en un modo de producción dominante y
como tal puede estar presente y desarrollarse bajo diferentes modos de
producción (Archeti, 1981).

93 Marx, Carlos. 1956. El capital; Buenos Aires, t. III. p. 682. En Archeti, 1981, op. cit. p.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 107

Sin embargo, debemos considerar como muy acertada la afirmación


de Vilar en el sentido de que, el “modelo” de Chayanov sobre la economía
campesina: (...) puede ayudar a la descripción, a la explicación tal vez, de
mecanismos parciales, pero es muy dudoso que pueda aclarar los orígenes,
las crisis y el destino de una sociedad. En síntesis, ni el modelo de Chayanov,
ni el de Marx parecen los instrumentos adecuados para el análisis histórico
global de las economías campesinas andinas, a partir de sus modos de
producción, sus formas de vivir y sus hábitos alimenticios. (Plaza, 1987:
158-159).94
También es importante remarcar que, la hegemonía de los valores
predominantes del modelo cultural de los países del Norte, corresponden
pues, a los contenidos de la actual cultura “occidental”, acordes con los
rasgos fundamentales del modelo económico dominante, y que se podrían
caracterizar brevemente por: la afirmación del enriquecimiento y del éxito
individual, a través de la competitividad, como sustitutivo de cualquier
proyecto social o colectivo; el consumo como única vía para la satisfacción
de las necesidades humanas o personales; la mercantilización de las rela-
ciones personales eliminando otros lazos de solidaridad y cooperación, el
predominio de los valores urbanos sobre, otras formas culturales más acor-
des e integrados en el medio, la Fe en el desarrollo tecnológico sin límites
y en el progreso, la ruptura de lazos con la tradición y con la experiencia
de generaciones pasadas; la ineluctable desaparición de lo comunitario
absorbido por lo estatal o privado.95 Con el único propósito del bienestar
personal de estas sociedades y de la reproducción de las relaciones socia-
les con la naturaleza, más de tipo extractivo y de explotación que de rela-
ción armónica, o de cuidado como se practica en la economía campesina,
que de alguna manera es también un modo de economía ecológica.
Las economías campesinas parten por lo general, del reconocimiento
de los principios ecológicos, lo que se traduce en una especial valoración
de su principal medio de producción y de sustento: “la tierra”. Tal valora-
ción se presenta en la forma de ritos religiosos, expansión de toda una

94 Plaza, Orlando et al. 1987. “Economía campesina” 2da. Edición. DESCO, Lima.
95 Fernández, Ramón. 1992. “La explosión del desorden: la metrópoli como espacio de
la crisis global”, Fundamentos, Madrid, p.61
108 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

filosofía de la vida, resultado de observaciones acumuladas en milenios


(Rosey, en F. Mires, 1992).96 En consecuencia no significa hacer una exage-
ración romanticista si se afirma que el reconocimiento de los principios
ecológicos en las economías campesinas conduce a la construcción de una
cientificidad, en el fondo más científica que la de nuestros “economistas
del crecimiento”, quienes al ignorar los principios de reproducción de la
naturaleza, terminan formulando una verdadera antieconomía. Que la
actitud de los indígenas hacia la naturaleza se basa en procesos de obser-
vación y de experimentación que sin ningún problema pueden ser desig-
nados científicos, se demuestra por los resultados a que han llegado múl-
tiples investigaciones (Mires, 1992 op. cit). en diferentes puntos del plane-
ta, especialmente de aquellos países mal denominados subdesarrollados
con presencia considerable de indígenas y campesinos como es el caso del
Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Guatemala y otros.
Así, el indígena no adopta una actividad reivindicativa de dere-
cho al trabajo; ni se interesa con mayor razón, en la plusvalía; no adop-
ta una actitud de asalariado; permanece ajeno a la lucha de clases en
tanto que pertenezca a la sociedad indígena.97 y en tanto mantenga sus
características y peculiaridades del hombre del campo, donde su obje-
tivo principal es la reproducción biológica; así la fiesta, la abundancia,
la invitación, son exigencias del desarrollo; la fiesta, el sobre consumo,
determina el nivel de la producción incluso los estatutos de produc-
ción; pero la fiesta, el lujo indígena aparece ante el colono como impro-
ductivo, como un exceso que paraliza el trabajo y la producción. Tam-
bién es interpretada como calamidad y condenada peyorativamente
como libertinaje. (Temple, 1983 op. cit.), sin considerar los valores éti-
co-culturales que ello representa para los campesinos dentro su propio
sistema económico y cultural.
La fiesta la reciprocidad, y otros valores culturales del mundo
campesino, no son del todo negativas como entiende el mundo moderno,

96 Mires, Fernando. 1992. “El discurso de la naturaleza; ecología política en América


Latina”. Espacio, Bs. As. , p. 102.
97 Temple, Domingo. 1986. “La dialéctica del Don; ensayo sobre la economía de las co-
munidades indígenas”. HISBOL, La Paz-Bolivia, pp. 52-53.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 109

la fiesta y los demás ritos y sacrificios que se ofrecen a la madre tierra


(Pachamama) y a los dioses tutelares son expresiones propias para
agradecer a la naturaleza y a la tierra por la producción de alimentos
vegetales y animales, que permite la manutención del ecosistema y de la
naturaleza mediante un diálogo profundo entre la sociedad con el entorno
natural, que vigoriza y fortifica la cultura y modos de interacción del hom-
bre en su contexto geográfico espacial y social. De esta manera el indígena
redistribuye y reproduce estructuras de reciprocidad productiva autóno-
mas, que entran en contradicción con el interés de las empresas alógenas
que postula el sistema mercantilista (Temple, 1983).
Por otra parte, si consideramos el valor de uso y de cambio como
conceptos complementarios como los entiende Mires (1992). El uno se en-
tiende como negación y como complemento del otro. De tal manera que
entender las economías no capitalistas en términos de valor es por lo me-
nos una exageración teórica. En economías como las indígenas podemos
hablar de utilidades, o de necesidades, pero no, en sentido estricto, de va-
lores, sean estos de uso o de cambio, a menos que queramos reducir todas
las realidades históricas a las categorías que rigen la nuestra. Sin embargo,
es también cierto que los indígenas reconocen la existencia de valores de
uso, si bien solamente cuando de manera violenta les ha sido impuesto el
valor de cambio (Mires, 1992) y ésta es una situación que se ha dado en los
Andes, donde antes a la invasión española no existía el valor de cambio y
con la imposición violenta, las sociedades andinas han empezado a dar
mayor importancia al valor de cambio que al valor de uso, que sin embargo
hasta la fecha se practica.
Así, en el caso de la Economía Campesina, se reconoce que la familia
es la unidad de producción y de consumo, lo que significa que entre am-
bos momentos no existe mayor mediación social, como ocurre en el caso
de otras formas de organización. La ausencia de mediaciones sociales,
institucionales, temporales, entre el momento de la producción y el del
consumo; entre quienes producen y quienes consumen; entre la forma de
producción y del intercambio; es decir la ausencia de un soporte
institucional societario, determina que sus oportunidades de desarrollo
estén limitadas y no cuentan con las mismas posibilidades que tienen otras
formas de organización social de la producción (Plaza, 1990).
110 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Dentro la economía familiar, en general, la producción se destina al


consumo familiar y comunitario a través de prácticas de reciprocidad
redistributiva;98 a cubrir gastos de semilla en el caso de productos vegetales,
y al trueque y la venta que se realizan en ferias semanales y anuales que
están ubicadas en comunidades y lugares claves sobre caminos carreteros
con el propósito de facilitar el acceso, garantizando de ésta manera la concu-
rrencia de determinada población.99 que necesita hacer compras, ventas y
practicar el trueque de productos agrícolas con productos manufacturados
que no puede producir, facilitando de esta manera la reproducción de la
economía campesina que se da y se practica en las diferente ferias o merca-
dos campesinos donde el circulante económico es reducido en la compra y
venta de productos.
De esta manera es que, las ferias constituyen un factor clave en la
dinámica de reproducción social campesina que resultan de la estrategia
campesina de lograr la complementariedad económica sin asimilarse a la
Economía de mercado, integrando más bien esta economía de mercado se
expresa a través del intercambio de mercancías con la intermediación del
dinero como equivalente general, y que la economía de reciprocidad se
expresa a través de la dialéctica del don, donde no interviene el dinero, ni
está presente la equivalencia entre los productos; de lo que se colige que
las ferias se caracterizan por la presencia y realización del trueque, la ven-
ta y la reciprocidad (Fernández, 1994).
Pero, y sin embargo consideramos que la economía campesina y la
economía monetaria son complementarias y no excluyentes en la región
andina; hasta las comunidades mas alejadas y enclavadas geográficamente
en las serranías complementan su economía familiar de reciprocidad con
el intercambio monetario, especialmente referidos a los productos que ellos
no producen, de tal manera que no estamos tratando de idealizar sino de

98 La reciprocidad andina “es un dar bienes y servicios, muy distinto del simple true-
que”. Se trata más bien de una forma institucionalizada de cooperación recíproca, que
se practica, según un complejo sistema de dones y contradones, que conlleva la mu-
tua obligación moral de retribuir equitativamente lo recibido.
99 Fernández, Daniel. 1994. “Conformación de espacios socioeconómicos”. AGRUCO,
Cochabamba-Bolivia. Serie Técnica Nº 31. pp. 36-37.
MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL 111

revalorizar este tipo de economía particular, que es un aspecto del cual


también se encarga de estudiar y analizar la agroecología por su enfoque
integral y revalorizadora de la cultura local, regional y nacional.
112 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
Capítulo IV
Marco teórico metodológico-estrategias
metodológicas

1. La unidad de observación y caracterización


del ayllu Majasaya Mujlli

1.1. Espacio físico

La provincia Tapacarí, es una de las más deprimidas y pobres del


departamento de Cochabamba, es el espacio confunsionador de varios
ayllus, entre ellos los de Challa, Majasaya-Mujlli, y Tallija que política-
mente y administrativamente corresponden al cantón Challa de la provincia
Tapacarí.
El ayllu Majasaya, Mujlli está ubicada en el extremo sudeste del cantón
Challa, a 130 Km. sobre la nueva carretera interdepartamental Cochabamba-
La Paz, a una altura comprendida entre los 3800 y 4500 m.s.n.m. Política-
mente está enmarcada dentro la jurisdicción del cantón Challa de la Provin-
cia Tapacarí del departamento de Cochabamba. (Ver mapa 1).
En el indicado ayllu o territorio, el clima predominante es seco, con
temperaturas que oscilan entre 7 y 30 ºC en la época de verano y de 7 y 25 ºC
en la época invernal con predominancia de vientos fuertes (con dirección
variable), se presentan heladas y nevadas en épocas determinadas; nor-
malmente en los días próximos al 17 de enero (San Sebastián), 2 de febrero
(Candelaria), 24 de junio (San Juan), 16 de julio (Virgen del Carmen) o 2 de
agosto.
114 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

La precipitación pluvial/año es escasa, así durante el período 1994-


1995, se registró un promedio de 400 mm. Constituyéndose los meses de
enero, febrero y marzo, como los más lluviosos y, los meses de junio, julio
y agosto en los meses más secos. En la zona en general existe déficit de
agua debido a la evapotranspiración potencial alta, limitándose el poten-
cial agrícola de la zona, constituyéndose en una agricultura de alto riesgo.

1. 2. Espacio socioeconómico

El territorio de Tapacarí hace 200 años era enorme, se extendía a lo


largo demás o menos 4.733 fanegadas100 de tierras, en su mayor parte sin
riego, entre los 2500 y 4500 metros de altura pocos no indígenas, vivían en
el pueblo, pero los forasteros sobrepasaban a los originarios más que en
los otros pueblos reales de la provincia. La parcialidad de Aransaya era
más grande que la de Urinsaya. Fuera de los limites inmediatos del pue-
blo de San Agustín de Tapacarí, los miembros de Aransaya estaban distri-
buidos entre cuarenta estancias;101 los de Urinsaya tan solo entre veinte
estancias. Según Sánchez Albornoz en solamente tres de estas estancias se
mezclaban entre sí los miembros de las 2 parcialidades. Por lo general los
miembros de Aransaya vivían en Tapacarí propiamente dicho y en los
anexos y estancias de su interior (Tallija, Guaico, Chicmuri y Tirata). Los
originarios y forasteros de Urinsaya también cultivaban tierras cerca del
pueblo de Tapacarí, pero muchos de estos forasteros102 vivían en estancias
remotas de Mujlli, u ocupaban tierras en las haciendas de las parroquias
espaciales de Calliri y Ramada, dos islas de asentamiento blanco al este de

100 Fanegada es la superficie de tierra que puede ser sembrada con una fanega de semi-
llas de granos: trigo, cebada, maíz (1 fanega = 320 lbs)
101 Se denominan estancias a un grupo de viviendas dispersas entre sí, donde habitan las
familias campesinas. Estas estancias también se denominan ranchos y se diferencian
de una comunidad por su dispersión y escasa cantidad de gente que la habita, gene-
ralmente conformados por lazos de parentesco cercanos.
102 Se denominaban forasteros en ese entonces, a aquellos indígenas que eran inmigrantes
de otros ecosistemas y no tenían tierras donde cultivar y dependían en cuanto a recur-
sos locales de los originarios que eran del lugar, y sí tenían tierras y otros recursos
naturales.
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 115

la comunidad. La dispersión de los forasteros entre numerosas estancias


demuestra hasta qué punto se habían desviado las condiciones de asenta-
miento del modelo Toledano original del pueblo andino. Los forasteros
vivían en todas las estancias excediendo en número de los originarios de
allí en cerca de nueve por uno pero también había, por lo menos, una fa-
milia en casi cada estancia (Larson, 1992).
Con el correr del tiempo los forasteros fueron adquiriendo terrenos
por intermedio de diferentes de estrategias en las aynoqas, pasando luego
a constituirse dentro la categoría de agregados con tierra, pero que según
los orígenes o árbol genealógico no eran del lugar. Sin embargo, los agre-
gados no llegaron a adquirir los títulos ejecutoriales de las parcelas dentro
ala aynoqas. De acuerdo a las entrevistas que se realizaron en este trabajo
se pudo constatar que en ese entonces en todo el ayllu de Majasaya solo
existían alrededor de 30 originarios con títulos ejecutoriales los cuales aun
se conservan hasta la actualidad muy bien guardados. Pero con el correr
del tiempo se fueron incrementándose el número de forasteros, sin que en
la actualidad no exista algún tipo de diferenciación social. Desde antes a la
reforma agraria se caracterizan a este tipo de comunidades como comuni-
dades originarias sin tomar en cuenta el origen y adscripción de sus habi-
tantes, donde no hubo serios intentos de desarrollar el sistema de hacien-
das y el patronaje que se practicó especialmente en zonas de valle y cabe-
cera de valle (Larson, 1992). Estas tierras inhóspitas fueron siempre des-
preciadas por los patrones y latifundistas que buscan tierras fértiles y pro-
ductivas, situación que favoreció también en la manutención de la territo-
rialidad y del sistema de producción en aynoqas, sin considerar el sistema
social de organización tradicional y la organización productiva vigente
hasta la actualidad con todas sus características socioculturales y socio-
económicas.
Ubicación geográfica del ayllu
Majasaya - Mujlli 116

Yauritotora

1985
Pararani
Japo
Mujlli

Yauritotora
Chullpani
4080 m.s.n.m.
Llavini Ayllu San Antonio de Mujlli
1984

1986
N
4420 m.s.n.m.
Pasto
Chiquisa Grande 1996
1995
aO Chaka
ru
ro 1988 1994
1989
1993
Kaimani 1990
Kala- 1991
4533 m.s.n.m. Aceruta ruta
93 Jacha
Rancho 1992
94 95
Leyenda:
a

Comunidad antigua km 125


96
lum

Feria semanal Japo


tel
s

Rancho K'asa
Ca

Cerro 4180
m.s.n.m.
Límites de aynokas establecidas
Límites de subaynoka
199.... Inicio de apertura de aynokas;
4440 m.s.n.m.
siembra de papa
Carretera nueva asfaltada San Antonio
Carretera antigua de Mujlli
AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 117

1.2.1. En la actualidad

Actualmente dentro el ayllu Majasaya Mujlli muchas comunidades,


política y administrativamente están organizadas en sindicatos campesi-
nos desde 1953 (actualmente existen 16 sindicatos); pero aún permanece
vigente en la comunidad la organización tradicional (ayllu) que está
orientada a cumplir varias funciones concernientes a la regulación de la
vida social y a la protección de los diversos recursos de la comunidad. Así
el “Alcalde mayor” es considerado como el padre de la comunidad, a esta
autoridad acompañan otros dos alcaldes, el segundo alcalde o segunda
mayor denominado también Mallcu (Mallcu = cóndor) y el alcalde
cobrador, encargado de la tasa o cuota territorial, que todos los comunarios
deben abonar una vez al año.
A la vez cada aynoqa cultivada,103 está representada por dos o tres
“hilakatas”104 encargados de la atención y el cuidado de los cultivos andi-
nos del daño que podrían causar los animales y de las inclemencias del
tiempo; resultando ser en éste caso autoridades agrícolas.
La actividad agropecuaria gira en torno a la propiedad comunal, a
la cual el acceso de las familias no es libre, sino que está regida por el uso
de las “aynoqas” que responde al conjunto de la racionalidad cultural,
comprendiéndose tres años de cultivo consecutivo (papa, granos y forrajes)
y de 10 a 12 años el tiempo de descanso, tiempo durante el cual éstas áreas
se convierten en campos de pastoreo común de ovejas, llamas y bueyes,
bajo estrategias de manejo comunitario a fin de garantizar el proceso pro-
ductivo.
En éste sentido, desde el punto de vista de acceso a la tierra, la comu-
nidad se entiende, como un territorio sobre el que todos los miembros
tienen cierto derecho común y exclusivo y sobre el que se establecen reglas

103 Área de parcelas continuas cultivadas individualmente por las familias de la comuni-
dad y que son sembradas con un determinado cultivo cumpliendo una rotación co-
lectiva específica, para luego entrar en áreas de descanso y a la vez de pastoreo de
ovejas, camélidos, vacunos y acémilas.
104 Los hilakatas son autoridades tradicionales jóvenes encargados del cuidado de los
campos de cultivo y de organizar los ritos para asegurar la producción contra los
adversarios del clima.
118 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

para que cada familia mantenga sus derechos individuales, claramente


diferenciado de los demás. Se caracteriza sí a la comunidad como la primera
instancia en que se busca el equilibrio entre el derecho común y la autono-
mía familiar. (Carter y Albó, 1986).
Considerando así, la forma tradicional para asegurar el derecho co-
mún ha sido el mantenimiento de la propiedad o dominio colectivo pro-
indiviso de todo el terreno de la comunidad. Esta figura legal a persistido
a través de la colonia y la república hasta el día de hoy en las llamadas
“Comunidades originarias”, que lograron evitar el poder de los hacenda-
dos. Con la Reforma Agraria de 1953 en Bolivia, algunas de ellas han con-
seguido títulos individualizados para el terreno de cada familia, pero en la
práctica suele persistir cierto control de la comunidad.
La propiedad colectiva no impide la formación de unidades produc-
tivas claramente familiares, más bien ésta es la norma interna. Cada uni-
dad productiva familiar tiene la posesión y uso consuetudinario de deter-
minados terrenos desde tiempo inmemorial, así como el derecho de deci-
dir la forma de herencia y transferencia de los mismos, de acuerdo con las
normas comunalmente aceptadas. El control final de la propiedad es co-
lectivo; pero la tenencia, incluso de cara a ciertas transferencias está
individualizadas (Carter y Albó, 1986).
De esta manera, la producción agropecuaria tiene cuatro diferentes
destinos a saber; autoconsumo, es decir, para la subsistencia familiar; reci-
procidad, para unir lazos de parentesco. Amistad y conseguir mano de
obra; trueque, con el fin de obtener otros productos que no producen; y
venta, para obtener dinero en efectivo y satisfacer necesidades priorita-
rias, como la compra de insumos agrícolas, material escolar para los niños,
necesidades familiares e individuales en sus distintas características.

2. El enfoque metodológico de la investigación

El enfoque de la agroecología y el saber campesino, consiste en poner


en práctica una serie de principios no solo ideológicos sino también filosó-
ficos y “materiales”, en el proceso productivo especialmente en el seno de
los Andes, en este caso en Bolivia. El saber campesino en los Andes está
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 119

muy desarrollado, debido a las condiciones extremas de clima y topografía;


(temperatura entre -10 y 25º C. y alturas que oscilan entre 3000 y 4500 m.s.n.m.)
en estas condiciones excluyentes donde se podría pensar que es casi impo-
sible practicar una agricultura productiva, los campesinos andinos han
desarrollado una serie de tecnologías, conocimientos y estrategias para
hacer frente al riesgo climático y escapar a las calamidades del tiempo y
las acciones de la sociedad dominante.
Respecto al conocimiento o sabiduría campesina referente a los recursos
naturales (físicos biológicos) existe ya abundante literatura, producto de casi
tres décadas de investigación. No obstante lo anterior muy pocos esfuerzos
se han hecho por lograr una sistematización de ese cúmulo de estudios (Ellen,
1982; Toledo, 1990 b), lo cual es un reflejo del estilo especializado que ha
predominado en estas investigaciones. En juicio de Toledo (1991), la mejor
manera de darle coherencia a estos estudios es de nuevo tratando de darles
significado en la perspectiva de los problemas prácticos y concretos que el
productor campesino y su cultura debe resolver para llevar a cabo una pro-
ducción que le garantice su supervivencia. Ello equivale a penetrar en los
ojos del propio productor para mirar la realidad desde su propia perspecti-
va y realidad. El conocimiento sin embargo, no solo es individual sino colec-
tivo (o comunitario) y también se encuentra referido al espacio, es decir ope-
ra sobre distintas escalas. (Toledo, 1991:13).
Un error en el que reiteradamente se incurre al intentar un análisis
de las sabidurías campesinas, es el querer encontrar en su corpus, propieda-
des y significantes similares a los de la ciencia contemporánea. Ello signi-
fica desconocer la existencia de una “racionalidad” diferente en las culturas
rurales, reduciéndolas de paso a meras extensiones o a formas incipientes
del racionalismo que domina la actual civilización. Por ello, debemos in-
tentar un escalonamiento mínimo a cerca de las formas de conocimiento,
para lo cual debemos situarnos en una perspectiva epistemológica, es de-
cir, echar mano de la teoría del conocimiento. De acuerdo con Villoro (1982),
citado por Toledo (1991) existen dos modelos ideales de conocimiento, la
ciencia y la sabiduría, cada uno de los cuales posee características no solo
propias sino contrastantes.
En la primera predomina el saber, en la segunda el conocer. La ga-
rantía de acierto en el saber es la justificación objetiva, en cambio en el
120 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

conocer lo es la experiencia personal. Todo conocimiento tiene algo de sa-


ber comunitario y algo de conocimiento personal.
Aunque durante décadas, los “ejércitos ilustrados” de la civilización
contemporánea (técnicos, profesionales, extensionistas, investigadores, pro-
motores) llegaron siempre a los escenarios rurales, para enseñar, educar,
mejorar, tecnificar, desarrollar, integrar, capacitar o modernizar a cerca del
manejo de los recursos naturales. Pero, casi todos se olvidaron del hecho de
que los productores y sus familias conforman actores sociales, capaces de
generar y transmitir conocimientos, de acumular experiencias, de inventar,
de innovar y experimentar y en fin de hacer cultura, durante su eterna tarea
de arrancarle bienes a la naturaleza. Mediante ésta omisión se hizo desapa-
recer el hecho que estos productores rurales pertenecen o pertenecieron a
culturas largamente arraigadas a tales escenarios y que, por lo mismo eran
poseedores de una larga historia de relación con la naturaleza y sus recur-
sos.105 Tal omisión estuvo basada en dos supuestos: 1) La falsa creencia de
una inferioridad de las culturas rurales respecto a los técnicos e investiga-
dores modernos provenientes de los centros urbano industriales, y 2) la idea
de que la ciencia (convencional o contemporánea) constituye el único cono-
cimiento válido para la resolución de los problemas del manejo de la natu-
raleza. El reconocimiento de la ciencia como único conocimiento valido y la
descalificación de cualquier otro saber es, por su parte el mecanismo ideoló-
gico por el cual se intenta justificar un sistema de dominación “convertir la
ciencia en el patrón en el cual medir cualquier otra forma de acceso a la
realidad”, afirma Toledo (1991, 40) citando a Villoro (1982; 294).
Esto lleva también a ignorar las otras formas de conocimiento,
saberes, experiencias o cosmovisiones diferentes que existen en otras cultu-
ras, como las de los Andes, por ejemplo. Por ello la ciencia actual no puede
reducir a un saber objetivo todos los principios y modos de vivir de las
sociedades tradicionales, que en pos de la modernización están siendo ma-
nipulados y excluidos en la participación de generación de conocimientos
modernos y especialmente en la participación del desarrollo agropecuario,
con el aporte de sus propios saberes, técnicas y experiencias, que com-

105 Toledo Víctor. “La apropiación campesina de la naturaleza; un análisis etnológico”.


México inédito p.40.
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 121

prendidos en su racionalidad pueden significar verdaderos aportes a


contextualizar la ciencia de diferente manera despojándolo de su carácter
dominante, excluyente y universalista.
En este sentido, el presente trabajo toma esas pautas de enfoque
agroecológico para hacer una interpretación cabal de los resultados de la
sistematización respecto a diferentes temas clave, donde se emplea el en-
foque metodológico de la Investigación Participativa donde los propios
campesinos participan en la planificación y evaluación de los resultados
encontrados: estos temas de referencia son: Organización campesina, or-
ganización del territorio, organización productiva, aspectos socio culturales,
fertilidad de suelos, biodiversidad cultivada, y la participación campesina
en los procesos de cambio institucional y política. Toda esta temática será
sistematizada y analizada siguiendo un lineamiento metodológico acorde
a categorías o variables de análisis como el ecológico, y socioeconómico, y
el productivo.

2.1. Acerca del método106 Científico

A pensar de Trevijano, (1994) a lo largo del tiempo, la ciencia ya no


consistirá en describir las ideas y colocar a cada cosa en su molde, sino en
fabricar nuevos moldes, nuestros conceptos, de forma tal que utilizándo-
los luego nos sirvan al máximo para dominar la naturaleza y ayudar al
progreso de la especie humana sin importar sus ideales y propósitos bajo
los cuales se desenvuelven.
Pero, no debe confundirse la ciencia siempre teórica, con la compro-
bación práctica de sus hipótesis (teóricas) derivadas. Por eso la labor cien-
tífica en las ciencias tácticas consistirá en construir modelos mentales, abs-
tractos, teorías o sistemas de hipótesis, y de ellos, ayudados por las ciencias
auxiliares, vayan deduciendo hasta las consecuencias observacionales, que
siguen morando en el terreno de la abstracción y teoría, por contrastarlas

106 En castellano método significa el “procedimiento que sigue en las ciencias para hallar
la verdad y enseñarlo”. Esta definición supone la posibilidad de que el científico alcance
la verdad objetiva..., cosa que hoy todos niegan o ponen en duda, pero permanece
válida en lo restante en cuanto a definición de los procedimientos científicos.
122 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

con los hechos, datos que percibimos a través de nuestros sentidos.


(Trevijano, 1994:117,127).
En las ciencias, porque no todas las ciencias son iguales en su conte-
nido ni en su estructura se utilizan diversos métodos de investigación, y
así mientras en las ciencias formales se utiliza el método axiomático –de-
ductivo, en las ciencias naturales el método actualmente más usado es el
hipotético-deductivo, en cuanto parten de la hipótesis y son deductivos al
usar la lógica para obtener las consecuencias implícitas en sus hipótesis
fundamentales, pero no se considera por ejemplo el multimetodológico
que utiliza diversos métodos especialmente los métodos cualitativos.
El método es deductivo porque utiliza la deducción mediante la cual
se derivan ciertos enunciados de otros de un modo puramente formal,
esto es, en virtud de la forma (lógica) de los mismos. La deducción posee
la inestimable cualidad de conservar la verdad, es decir, que si sus puntos
de partida, las hipótesis o supuestos, fuesen verdaderos, entonces las con-
secuencias obtenidas mediante una correcta deducción serían también for-
zosamente verdaderas.
De acuerdo a Foúrez (1994) podemos representarnos la aproximación
científica como sigue: miramos el mundo con cierto número de ideas en la
cabeza; ideas preconcebidas, representaciones, modelos científicos,
precientíficos, mitos. Esas representaciones tienen cierta coherencia aún cuan-
do, llevadas al extremo, pueden resultar incoherentes. Todas esas represen-
taciones que nos hacemos del mundo se pueden llamar teorías, leyes o mo-
delos. Lejos de provenir únicamente de experiencias que acabamos de ha-
cer, dependen siempre de las ideas aceptadas en el punto de partida.
No hay una sola, sino múltiples maneras de representarse el mundo
de una manera satisfactoria. Serán más o menos satisfactorias según el
contexto, los proyectos que se tienen, y lo que se desea hacer con ellas.
(Fourez, 1994).
Cuando esas representaciones no nos gustan por una u otra razón,
las sustituimos por otras que nos ayudan más a hacer lo que deseamos.
Pero para otros proyectos, puede ser que una visión artística del mundo
sea más práctica. Las representaciones resultan más o menos válidas, según
los proyectos humanos en que queramos situarlas (Mach, 1925:81, citado
por Fourez, 1994).
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 123

Pero los modelos científicos se pueden ver, no como una representa-


ción del mundo, sino como una representación de nuestro campo de ac-
ción posible en el mundo, en este caso en el mundo andino.

2.1.1. Acerca del método científico en la investigación


de la realidad de las sociedades andinas

Tillmann (1990) en un estudio interesante realizado en el valle del


Jauja del Perú sobre la agricultura andina propulsó un enfoque que apun-
ta a crear una ciencia nacional con las siguientes características:

– Dedicarse a analizar los problemas nacionales de la población rural


y urbana desde una perspectiva de adentro, desde sus actores
sociales.
– Integrar las disciplinas científicas en función a la realidad nacio-
nal, y no fragmentando la realidad.
– Tomar una posición emancipadora a favor de las mayorías, con-
centrándose en los problemas agudos de estas mayorías.
– Apoyar una descentralización a favor de la autonomía local, dan-
do cavidad a la participación de los sujetos de investigación en las
diferentes fases.
– Observar y controlar los intentos externos para que estudien la rea-
lidad nacional de acuerdo a los intereses de la población andina.

Semejantes condiciones han sido exigidas por científicos de la India


como resistencia a la dominación europea y norteamericana en el desarro-
llo científico mundial.
Este enfoque de autonomía científica requiere de los siguientes prin-
cipios metodológicos:

– Partir de la sabiduría campesina como semilla de la ciencia nacional.


– Analizar problemas y potenciales de la agricultura campesina
integralmente tratando de evolucionar los intentos interdisciplinarios,
– usar siempre los métodos dialógicos de la Investigación-acción
Participativa para la generación de nuevos conocimientos, formar
124 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

equipos interdisciplinarios integrados por especialistas, campesi-


nos, técnicos y científicos,
– procurar que el conocimiento sea transformado en material docu-
mental (película, textos ilustrados) que sirva de material de discu-
sión y de enseñanza para campesinos, estudiantes de colegio, uni-
versitarios y para profesionales producto del sistema educativo con-
vencional.
– crear una ciencia andina que vaya produciendo una nueva genera-
ción de técnicos y científicos comprometidos con el pueblo.

Entonces es necesario aclarar que debe haber una coherencia entre la


base filosófica, los objetivos y los métodos científicos. Se debe aplicar los prin-
cipios metodológicos mencionados líneas arriba como guías orientadoras para
la investigación agraria. Pero debe ponerse énfasis en que la investigación sea
un acto compartido entre campesinos y científicos. Esta investigación colecti-
va a veces no es tan fácil porque se requiere convivencia, confianza y formas
interculturales de diálogo de ambos lados. Pero se logra esto si cada uno hace
transparente sus propios intereses y posibilidades (Tillman, 1990).
En este sentido, la Investigación - Acción Participativa nos acerca
bastante a establecer este tipo de relación entre investigador y campesino.
Sin embargo, los resultados obtenidos mediante éste método compartido
deben apoyarse también en otras técnicas como el diálogo, los talleres co-
munales, la observación participante, etc, en función a los intereses y nece-
sidades de las mayorías, para que ellos mismos puedan formular solucio-
nes a sus problemas e identificar otras pautas de investigación, convirtién-
dose en este caso el papel del investigador en simple acompañante y guía
en el proceso de generación de nuevos saberes.

3. Métodos y técnicas de investigación


3.1. Métodos

3.1.1. Histórico cultural lógico

El objetivo de este enfoque metodológico es conocer los principales


aspectos e interrelaciones de las condiciones socio productivas en torno a
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 125

las relaciones de vida material, social y espiritual a través del dialogo inter-
cultural entre los implicados actores locales y actores externos (investiga-
dores). El proceso metodológico a partir de este enfoque que se consideró
en este trabajo se ilustra en el gráfico 1 de páginas precedentes.

3.1.2. Investigación - participativa

La investigación participativa (IP) está surgiendo como una manera


intencional de otorgar poder a la gente, para que pueda asumir acciones
eficaces hacia el mejoramiento de sus condiciones de vida. Lo novedoso
del método no es que la gente se cuestione sobre sus condiciones y busque
mejores medios de actuar para su bienestar y el de su comunidad, sino el
hecho de llamar a este proceso investigación y de conducirlo como una
actividad intelectual. (P. Park, 1992: 38).
En la investigación –Acción Participativa (IAP) las gentes mismas
investigan la realidad con el fin de poder transformarla como sus activos
participantes. La IAP comparte con la ciencia social tradicional el uso de
algunos métodos y aún el objetivo de producir conocimientos que benefi-
cien a la humanidad (Park, 1992: 138, op.cit.).
Para la IAP, el logro de estos fines –bienestar material y derechos
sociopolíticos es indivisible. Dentro del contexto de las economías políti-
cas modernas donde la apropiación de riqueza y privilegio por parte de
quienes sustentan el poder, se realiza a expensas de los que no lo tienen,
no se puede alcanzar una de estas metas sin lograr la otra simétricamente
(Park, op. cit).
La IAP provee un marco dentro del cual la gente que busca superar
situaciones de opresión puede llegar a entender las fuerzas sociales que
operan y obtener fuerza en la acción colectiva. Sus funciones son a la vez
coyuntivas y transformadoras; producen conocimiento y lo vincula simul-
tánea e íntimamente con la acción social. (Park, 1992: 140 op. Cit). Este tipo
de investigación tiene que darse en la acción social tanto como en la inves-
tigación no termina con nuevos hallazgos y percepciones sino que continúa
mediante un compromiso en la acción. Pero la relación entre el conocimiento
y la acción no sólo debe entenderse en sentido institucional o lineal, pasando
de la comprensión a la acción. Participar en la investigación es ya una forma
126 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

de acción que conduce a nuevos descubrimientos (Park, 1992: 149, op. Cit.).
Si consideramos de acuerdo con Anisur y Fals Borda (1989)107 que las relacio-
nes desiguales de producción de conocimiento vienen a ser un factor crítico
que perpetúa la dominación de una elite o clave sobre los pueblos. Esas
relaciones desiguales producen nuevas formas de dominación si las anti-
guas no se eliminan con cuidado y previsión.
Creemos y afirmamos que la IAP puede seguir siendo durante un
buen tiempo, un movimiento mundial dirigido y destinado a cambiar esta
situación, al estimular el conocimiento popular, entendido como sabidu-
ría y conocimientos propios o como algo que ha de ser adquirido por la
auto investigación del pueblo.
Se espera que como parte de esa campaña, que la IAP se proyecte
“más halla del desarrollo” y más halla de si misma hacia una humanísti-
ca reorientación de la tecnología cartesiana y de la racionalidad instru-
mental –hemos tratado de hacerlo dando más importancia a la escala
humana y a lo cualitativo y desmitificando la investigación científica y
su jerga técnica.
En la investigación que AGRUCO realiza, la investigación participati-
va108 ha ido ganando mayor importancia por el enfoque agroecológico
holístico que considera, ya que las actividades en el manejo de agroeco-
sistemas y el manejo ecológico de los recursos se dan principalmente a
nivel comunal y de campesinos individuales.
La investigación participativa en comunidades campesinas es un
método adecuado para entender la lógica y racionalidad de éstas en el
contexto rural. La investigación acción como requisito esencial sugiere la

107 La situación actual y las perspectivas de la Investigación - Acción - Participativa en el


mundo extra. análisis político, Nº 5. Univ. Nacional de Colombia, Bogota. Trad. del
Inglés por Howard Rochester. En; Investigación. acción participativa. Ed. Popular.
108 Como una variante de la I.P. en AGRUCO se utiliza la Investigación participativa
revalorizadora (IPR) como un proceso metodológico que tiene el rol de generar cono-
cimientos y/o revalorizar los saberes locales desde la perspectiva de los actores socia-
les (locales y externos) para la comprensión de la realidad rural en un determinado
contexto espacio-temporal encaminado hacia la búsqueda de opciones para el desa-
rrollo rural sostenible (AGRUCO, 1998. Taller interno de actualización de conceptos y
metodologías de trabajo).
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 127

participación de la comunidad o de algunos de sus miembros en la inves-


tigación, que tienen que ser planificada en forma conjunta con el investi-
gador y/o los comunarios. Estos a su vez deben participar en la evaluación
de las pruebas con sus propios criterios evaluativos; el investigador debe
tratar de compatibilizar y sincronizar sus criterios con los de los campesinos
para acercarse al objetivo de la investigación y abrir espacios de reflexión
y solución a los problemas por los cuales se plantea la investigación parti-
cipativa.
Considerando los objetivos de la investigación participativa
revalorizadora e intervención en las comunidades campesinas de la pro-
vincia Tapacarí, la estrategia seguida no se circunscribe solamente a la
investigación agronómica, sino también a la investigación social, ecoló-
gica, económica, y cultural, es decir, se realiza una investigación agraria
que requiere de un trabajo interdisciplinario que esta ya en proceso de
lograrse. Entonces el objetivo de la investigación participativa es tam-
bién el crear una conciencia social sobre las causas de los problemas que
una comunidad o población enfrenta, así como para reforzar la capaci-
dad de los pobres para lograr el control sobre su destino colectivo, a tra-
vés de la experiencia de la planificación y la evaluación de los esfuerzos
para el cambio social.
Así, la investigación participativa se orienta hacia una distribución
equitativa del poder, el aprovechamiento de los recursos locales, el ejercicio
continuo del control por el pueblo, la tecnología generada localmente y,
por tanto hacia avances procesuales cualitativos y humanitarios.
Asimismo, se debe considerar que la sabiduría popular y el sentido
común se enriquezcan y se defienda para el necesario progreso de las cla-
ses trabajadoras y explotadas dentro de un tipo de sociedad más justa,
más productiva y más democrática (cf. Boudoin, 1988 citado por Anisur y
Fals Borda, 1992: 219 op. Cit.). El empeño de estos autores ha sido tratar de
combinar esos dos tipos de conocimientos, con el fin de que se inventen o
se adopten técnicas apropiadas sin destruir las raíces culturales particula-
res de los campesinos. En ello podría ser de gran aporte la IAP, ya que
considera la sabiduría y el conocimiento campesino como ejes centrales
para adoptar y/o regenerar nuevas tendencias socioeconómicas sosteni-
bles sin comprometer las generaciones futuras.
128 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

En este sentido, se debe avanzar hacia una interrelación dinámica y


fluida, tal como sugiere Arce y Long (1992: 214)109 cuando indican que la
gente local tiene capacidades de absorber y rehacer conocimientos e
información externo a la luz de su propia experiencia y manera de entender
el mundo, que denominamos cosmovisión “La producción y transforma-
ción de conocimiento reside en el proceso mediante el cual actores sociales
interactúan negocian y los acomodan en las formas de vida de cada uno
llevando a la refortificación o la transformación de tipos de conocimientos
existentes o a la emergencia de nuevas formas de sabiduría.
En esta investigación de tesis de doctorado la Investigación Partici-
pativa Revalorizadora como enfoque metodológico de estudio ha sido fun-
damental y de mucha utilidad práctica para encontrar los diferentes resul-
tados que se enuncian en el capítulo correspondiente de resultados.

3.1.3. Estudio de casos

El estudio de casos como método fundamental de la Investigación


Participativa se asocia a determinados procesos, sucesos, acontecimientos
e incidentes que vive un determinando grupo de personas no solo en el
aspecto productivo sino también en el socioeconómico y cultural. El estudio
de caso metodológicamente hace referencia al estudio dirigido de una
persona o conjunto de personas en el propósito de comprender el ciclo
vital de la unidad individualizada correspondiente a ese grupo, institución
social, comunidad, región o microregión.
En su desarrollo y procedimiento utiliza información cualitativa y
cuantitativa ya sea en actividades exploratorias, descriptivas o explicati-
vas. Examina y analiza con mucha profundidad la interacción de los
factores que generan efectos y el desarrollo de los casos seleccionados,
pero sin hacer inferencias ni extrapolar los resultados a otras realidades
o contextos pues cada contexto físico-socioeconómico tiene su propia
particularidad.

109 Arce y Long. 1992. “Las dinámicas del conocimiento: interfase entre burócratas y cam-
pesinos”. En: Rist S. “Apuntes sobre investigaciones para el desarrollo autosostenible”.
AGRUCO Cochabamba-Bolivia, 1995 - Inédito. Documento de reflexión interno.
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 129

El estudio de casos permite así tener una visión integral de la unidad


de análisis, familiar, microregional, regional y su entorno para compren-
der y analizar problemas y oportunidades en la perspectiva de potenciar y
fortalecer alternativas sostenibles a partir de la toma de información sobre
variables determinadas que permitan conocer y comprender la realidad
de un caso concreto dentro la generalidad, de manera que los resultados
encontrados permitan reforzar el aspecto macro de la situación estudiada.
En nuestra investigación, se aplicó el estudio de caso para el estudio
de las unidades productivas (distribución de parcelas, biodiversidad cul-
tivada, manejo de canchones, etc) que ha contribuido a nuestro entender
en la comprensión específica del aspecto agrícola por intermedio de estu-
dios a familias caso seleccionados para tal efecto y que complementa la
investigación en su conjunto.

3.1.4. Observación participante

Es un método de investigación participante en el cual el observador


se involucra en los procesos y eventos que definan la realidad estudiada.
A diferencia de otros métodos en las ciencias sociales, tales como la
observación natural, la administración formal de encuestas el análisis
estadístico y el uso de archivos y fuentes secundarias la observación parti-
cipante presupone la inmersión del investigador en la realidad y una gran
medida de interacción con los actores sociales directos. Se llevan a cabo
muchas entrevistas de corte informal, se presta atención a todo lo que su-
cede, se conversa con las personas sobre el terreno mismo de su actividad
y se comparten experiencias cotidianas con la gente. (Zamosc, 1987).110
En la opinión de Ander Egg (1996: 197)111 la observación es la econo-
mía de las técnicas de recopilación de datos y de captación de la realidad
socio cultural de una comunidad o de un grupo social determinado; a
diferencia de la observación científica que es una búsqueda deliberadora,

110 Zamosc, León. 1987. “Campesinos y sociólogos: reflexiones sobre las experiencias de
investigación activa en Colombia,”. En: “investigación - Acción Participativa”. Popular,
Madrid,. pp. 89-90.
111 Ander - Egg E. 1996. “Técnicas de investigación social”, LUMEN, Buenos Aires.
130 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

llevada con cuidado y premeditación, en contraste con las percepciones


causales, y en gran parte pasivas de la vida cotidiana.
Mediante la observación participante se intentan captar aquellos as-
pectos que son más significativos de cara al fenómeno o hecho a investigar
para recopilar los datos que se estiman pertinentes. Su observación abarca
también todo el ambiente (físico, social, cultural, etc.), donde las personas
desarrollan su vida. (Bunge, citado por Ander Egg, 1996).
Puede decirse también que frente a la superficialidad del objetivismo
extremo, el método de observación participante se presenta en muchos
casos como la llave de acceso a una realidad social más rica y compleja y
que permite al investigador la posibilidad de ubicarse en el contexto mismo
de los procesos y a través del contacto directo con los actores, entender su
actividad tanto en términos racionales como emotivos, sin que ello signifi-
que enterarse a cabalidad de la autobiografía de los observados o
interlocutores. La observación participativa se constituye así en un méto-
do en el que el investigador y el investigado construyen un marco cualita-
tivo de interrelación entre los actores de uno sociedad concreta. Permite
captar no solo fenómenos objetivos sino también el sentido subjetivo de
muchos comportamientos sociales que son difíciles de comprender con la
observación no participante u otro tipo de métodos.
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 131

Gráfica 1
Etapas del Proceso Metodológico de la Investigación realizada

Marco Institucional de la
investigación (Enfoque Enfoque Histórico-
Teórico - metodológico) Lógico - Cultural

Formulación de objetivos

Enfoque de
SISTEMATIZACION

Investigación

Enfoque de la temática y proyecto


de la Investigación
Hipótesis

Marco Teórico

Investigación
Participativa
Enfoque Metodológico Revalorizadora

Metodología

Metodos Procedimiento
Metodológico

Observación
participante
Fuentes: Técnicas
1) Primaria
2) Secundaria Fuentes orales

Discusión y
RESULTADOS Conclusiones
Análisis
132 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

3.2. Técnicas

3.2.1. Fuentes orales

La información oral es fundamental no solo para la antropología y


para la historia social del pasado inmediato, sino también para la investiga-
ción en las ciencias agronómicas y en la pedagogía. Sus límites están lógi-
camente en que solo pueden encontrarse testimonios vivos del pasado más
reciente. Sin embargo, derivar de la información oral conclusiones que
vayan más halla del tiempo del que se nos habla, basándonos por ejemplo
en la falacia de la comunidad del mundo rural a lo largo de la historia, es
peligroso, sobre todo porque supone, por ejemplo en el análisis de la fami-
lia atribuir una continuidad a esta que ha sido cuestionada tanto en lo que
se refiere a tiempo y espacio como sentimientos y actitudes.
Distintos autores abordan de forma diferente la realización de entre-
vistas, tanto en la importancia que se da a los “informantes” como en la
valoración y utilización de las informaciones que de ellos obtienen.
¿Pero, que aportan los informantes al investigador? Fundamental-
mente un discurso de su vida; como dice Geertz (1986: 373) citado por
García, (1989)112, el investigador no puede vivir la vida de otra gente, pero
puede escuchar lo que en palabras, en imágenes, en acciones, dice la gente
sobre sus vidas y actividades cotidianas. Al hablarnos de si mismo la gen-
te nos está hablando del mundo en el que están o han estado inmersos, y
es en este discurso sobre su entorno social que realizan sus actividades los
informantes, donde el investigador puede encontrar las claves para inter-
pretar elementos significativos en su investigación.
Así, cada investigador debe encontrar sus propias vías para la mejor
utilización de las fuentes de que dispone - No pueden, ni deben establecerse
normas escritas sobre las técnicas de recogida de información, la búsqueda
ha de llevarse a cabo de la forma que se considera más adecuada en función

112 García; Adelina. 1989. “Fuentes escritas y orales. ¿Un matrimonio imposible en el aná-
lisis de la familia?”. Documento inédito, presentado a la IV jornada de etnología en
Castilla de la Mancha - Toledo; España; marzo.
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 133

de lo que se desee obtener, teniendo en cuenta el ámbito en el que cada


uno se desenvuelve, y el tipo de relación que se tiene con el informante
previamente a la realización del trabajo.
El trabajo de investigación con informantes fácilmente accesibles,
como familiares y amigo tiene sus ventajas y desventajas el primer contac-
to y la localización de personas que puedan ser significativas para la in-
vestigación siempre serán más fáciles; pero el conocimiento que los infor-
mantes tengan de la personalidad y status del investigador, puede condi-
cionar y falsear la información. Este problema puede solucionarse si se
tiene un amplio conocimiento previo de las personas con las que se traba-
jará y abordando los posibles temas difíciles, con las debidas precauciones
y utilizando el sentido común y la habilidad para contactar el mayor nú-
mero posible de personas o informantes.
Así, las fuentes orales nos dan respuestas, a algunos aspectos que
no vienen en las fuentes escritas como por ejemplo: las formas de acceso
a la tierra, el calendario agrícola que manejan, los ritos y costumbres del
cual se valen para asegurar el ritmo de la vida, los viajes interecológicos,
etc. Podemos descubrir así en las fuente orales toda la tradición y racio-
nalidad campesinas, además de entender el tipo de vida que llevan las
familias campesinas, las relaciones sociales que practican al interior y
exterior de la comunidad, en fin, toda la historia presente y el curriculum
de las personas entrevistadas, aunque esto no es el propósito de las in-
vestigaciones en las ciencias agronómicas. En este estudio las fuentes
orales aplicadas para la recopilación de testimonios campesinos que apa-
recen casi en todo el cuerpo del capítulo de resultados y que refuerza
significativamente la información procesada especialmente en la parte
social.

3.2.2. La entrevista

Es necesario hablar también de la entrevista como una técnica im-


portante en la obtención de información sobre todo si se trabaja con orga-
nizaciones campesinas, que en este caso son nuestros interlocutores.
La entrevista, como conversación con un propósito entre dos inter-
locutores, es, como señalan Stoetzel y Girad, citado por García Ferrando
134 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

(1992: 150)113 una situación bastante trivial y universidad de la que toda


persona tiene la suficiente experiencia para poder participar en ella, bien
sea como interrogador, o bien sea como interrogado. Pero el carácter uni-
versal que tiene la entrevista no garantiza que siempre se puede concluir
según el objetivo marcado, ya que “una entrevista puede no conducir a
nada, no procurar más que placer o desagrado y fallar su objetivo, si es
que lo tenia” (Stoetzel y Girard, citados por García Ferrando op. cit).
En realidad, el investigador no utiliza la entrevista para enterarse de
la vida privada de las personas, sino más bien para entender el comporta-
miento de los grupos sociales. Los fenómenos sociales tal como señala
García Ferrando, a veces no son aprehensibles como tales, pero si se mani-
fiesta en la interacción de dos o más personas. El individuo en una encuesta
por muestreo, es como señalan certeramente Stoetzel y Girard (op. cit) “un
intermediario por el que hay que pasar para captar una realidad colectiva”.
Lo que puede pensar o sentir el individuo no cuenta sino en la medi-
da en que sus pensamientos y sentimientos se acercan más o menos o se
desvían de los pensamientos y de los sentimientos de los demás. (García
Ferrando, 1992).
En realidad la entrevista es como destaca Sheuch, una relación social
muy poco común y una forma muy especial, y en cierto modo ”no natu-
ral” de comunicación, que es susceptible de aprendizaje (Sheuch, 1973:
167, citado por García Ferrando, 1992). En la entrevista, el entrevistado ha
de abstenerse de ejercer influencia en las respuestas del entrevistado y,
sobre todo, ha de evitar formular cualquier juicio de valor.
Mayntz y sus colaboradores (1975: 134-135) utilizan tres criterios de
clasificación de las entrevistas, de acuerdo al grado de standarización:

a) Entrevistas no dirigidas (cualitativas, no estructuradas), suele utili-


zarse con fines exploratorios, cuando se esta tratando de obtener las
primeras informaciones antes de poder delimitar con precisión el
problema de la investigación.

113 García Ferrando. et. al. 1992. “La encuesta”. En; “El análisis de la realidad social”.
ALIANZA UNIVERSAL, Madrid, España. p. 150.
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 135

b) Entrevista intensiva o en profundidad; el entrevistador cuenta con


un esquema fijo de cuestiones, pero las preguntas no se encuentran
estandarizadas, aunque si ordenadas y formuladas. Este tipo de
entrevistas se suelen utilizar con personas de confianza o suficiente-
mente motivadas. Este tipo de entrevista guió la recogida de informa-
ción en nuestra investigación.
c) La entrevista estandarizada, permite al entrevistado un grado me-
nor de espontaneidad, ya que tiene que responder preguntas perfec-
tamente formuladas en el cuestionario. Este tipo de entrevistas per-
mite comparar las respuestas dadas a la misma pregunta por dife-
rentes entrevistados, así como también permite cuantificar los resul-
tados (citado por García Ferrando, 1992).

La entrevista ya sea estructurada o semiestructurada puede así, a


comprender el comportamiento de las personas o grupos sociales y de
una manera muy especial, algunos rasgos muy específicos del comporta-
miento psicológico de las personas; mediante esta técnica se pueden al-
canzar resultados muy confiables, (a diferencia de las encuestas) depen-
diendo del nivel de confianza y accesibilidad que ofrecen los interlocuto-
res y también de la destreza y habilidad del investigador. Mediante la con-
versación y diálogo con los entrevistados se puede llegar a cosas mucho
más amplias de lo previamente planificado, así como demuestran los re-
sultados encontrados en este trabajo.

3.3. Sistematización

En la opinión de Jara (1994:23)114 la sistematización es aquella inter-


pretación crítica de una o varias experiencias que, a partir de su
relevamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso
vivido, los factores que han intervenido en dicho proceso, como se han
relacionado entre sí y porque lo han hecho de ese modo”.

114 Jara Oscar. 1994. “Para sistematizar experiencias; una propuesta teórica y práctica”.
TAREA, Lima, Perú. pp, 23-28.
136 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Pero, para qué sirve sistematizar?...

La sistematización de experiencias sirve: a) para tener una compren-


sión más profunda de las experiencias que realizamos, con el fin de mejo-
rar nuestra propia práctica, b) para compartir con otras prácticas simila-
res, las enseñanzas surgidas de la experiencia y c) para aportar a la re-
flexión teórica (y en general a la construcción de la teoría) conocimientos
surgidos de prácticas sociales concretas (Jara, op. cit: 28).
De esta manera, la sistematización tampoco es una simple descrip-
ción de temas propuestos en un plan determinado, un aspecto crucial de la
sistematización es saber ubicar los temas dentro las teorías del desarrollo, lo
cual supone haber pasado, en el proceso del conocimiento del empirismo o
el pragmatismo inmediato el análisis y la síntesis que culmine –en una pri-
mera etapa– en propuesta o en políticas de desarrollo (Claverias, 1995: 23)115
Esta última aseveración es importante de considerar para nuestro
trabajo ya que la sistematización a realizarse debe considerar el análisis y
la síntesis de resultados encontrados como una primera etapa, que están
enmarcadas dentro el enfoque de la Agroecología y el Saber Campesino
que es una propuesta metodológica como también política y/o ideológi-
ca, en este caso institucional.
Entonces la sistematización es indispensable en una investigación,
en tanto es un examen de como la praxis ha permitido encontrar nuevos
conocimientos y cómo se han formulado hipótesis, y como estas han sido
manejadas, etc. La sistematización puede encontrarse en una única etapa
del trabajo y no tiene porque concebirse como una actividad final o termi-
nal. Asimismo puede orientarse tanto a la práctica, a la teoría, o a la articu-
lación entre ambas. Aunque la sistematización puede producir materiales
teóricos, y éste no es su objetivo principal, sino que es la reflexión sobre lo
actuado. Por ello no puede dejar de señalarse que cualquier sistematiza-
ción presupone una praxis (E. Gudynas y G. Evia, 1993).116

115 Claverias, Ricardo. 1995. “Desarrollo sostenible en las comunidades campesinas: me-
todología para el análisis y la sistematización” CID, La Paz, Bolivia, p 23.
116 Gudynas, Eduardo. y Evia, Graciela. 1993. “Ecología Social; manual de metodologías
para educadores populares”. POPULAR. Madrid, España, p. 154.
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 137

4. La orientación metodológica y operativización


de la sistematización de resultados

La sistematización de resultados persigue un estudio cualitativo


porque el interés principal esta en buscar un ordenamiento adecuado de
los resultados de la investigación de la zona de puna del Programa AGRUCO,
a partir de las experiencias de los técnicos investigadores referidos a temas
agronómicos y socioeconómicos. Al buscar una sistematización adecuada
de las experiencias técnicas y el saber campesino bajo el enfoque
agroecológico, considero que es más importante encontrar la existencia de
una información ya escrita e interpretarlos adecuadamente y no demostrar
hipótesis, porque la sistematización no pretende ello, sino revivir experien-
cias y ordenarlos de tal manera que puedan ser utilizados de manera mas
coherente y elocuente, para que no caigan en el olvido como un cemente-
rio de información.
Por tanto, el método científico empleado en este trabajo trata de un
proceso integral que combina las siguientes pautas metodológicas:

– Es sistemático e inductivo porque parte de hechos ya comproba-


dos, a partir de una realidad campesina concreta.
– es hermenéutico en la interpretación de resultados porque a partir
de los resultados ya encontrados se busca darle un rigor científico
adecuado.
– es integral porque en el proceso de sistematización se engloba re-
sultados de diferente naturaleza, agronómicos, socioeconómicos,
antropológicos, étnicos y culturales.
– es crítico y selectivo porque en la sistematización se seleccionan
datos relevantes y auténticos, en función a la problemática, los ob-
jetivos y el tema de investigación planteados.
– es flexible, porque la sistematización no es rígida ni un proceso
acabado, sino que se va adecuando e interpretando los resultados
de acuerdo a la realidad actual.

La técnica básica terminal de la sistematización es la “interpretación


adecuada” basada en la experiencia técnica fruto de la convivencia de varios
138 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

años con las comunidades campesinas de la Provincia Tapacarí respecto a


los temas ya señalados. La sistematización adecuada consideramos que
depende de la habilidad del investigador en recabar datos relevantes que
le otorguen un cierto nivel de autenticidad en la interpretación de los datos
cualitativos y cualitativos.
La técnica del dialogo y las fuentes orales para una sistematización
adecuada dependen también de la destreza y nivel de preparación del
investigador. En este caso se recurrió a todos los técnicos involucrados en
la temática, es decir, a todos aquellos que generaron información primaria
en la zona de puna de la provincia Tapacarí. Se estableció un diálogo
estructurado para constatar algunos datos de procedencia dudosa; en casos
extremos de improcedencia se procedió a levantar datos de origen prima-
rio, tomando en cuenta que estén acordes con la temática de la investigación.
En todas las fases de la investigación se empleó críticamente la empatía
para hacer una interpretación más coherente con la realidad que se está
viviendo en la zona rural de Bolivia, o más concretamente dentro la cultura
aymara-quechua.

4.1. Técnicas y procedimientos

4.1.1. La vivencia previa a la investigación

Entre los periodos agrícolas comprendidos entre 1990 y 1993, se rea-


lizó un trabajo de extensión e investigación en la región andina indicada
recabando información respecto a los temas de cultivos andinos, introduc-
ción de forrajes anuales, y apoyo en la organización campesina y revalori-
zación del conocimiento campesino acorde al enfoque de AGRUCO. Para
ello se empleó el método de la IAP y las entrevistas informales como ins-
trumentos de apoyo de la investigación y de la interacción social.
Lo más importante en este periodo corto, pero largo en la conviven-
cia con las comunidades campesinas fue la experiencia adquirida a través
del proceso de aprendizaje –enseñanza entre mi persona y las organiza-
ciones campesinas y familias campesinas que no limitaron esfuerzos en
cooperar en los trabajos de investigación que estaban a mi cargo. Debo
reconocer que aprendí bastante de la sabiduría campesina, pero es también
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 139

de reconocer que las familias campesinas también aprendieron de mis pocas


enseñanzas teñidos de un tinte tecnicista, pues eso es lo que nos enseñan
en las universidades y es un poco difícil adecuarlos a realidades un tanto
extremas como es el caso de la provincia Tapacarí.
Es así que me fui interiorizando en la problemática rural e ir profun-
dizando algunos temas de interés institucional y personal sin que ello sig-
nifique que haya trabajado para satisfacer necesidades personales, sino
que aproveche mejor el tiempo de acuerdo a mis inclinaciones y preferen-
cias profesionales.

4.1.2. Trabajo de campo

El trabajo de campo, denominado así porque requiere una perma-


nencia más duradera y estrecha en el lugar de estudio, estuvo abocado de
acuerdo a la metodología seguida por AGRUCO, que consiste en una relación
horizontal entre campesinos y técnicos y/o investigadores; esta relación
implica que el profesional tiene que acomodarse al calendario y plan de
trabajo de los campesinos y no al revés como siempre suele suceder.
Interrelacionarse con la vida de las comunidades aymarás no es tarea
fácil, estos campesinos por naturaleza son tímidos e introvertidos, sacarles
algunas palabras a veces es muy difícil, especialmente si no se habla el
idioma en el que ellos se comunican (aymará-quechua. De todas maneras
el nivel de información que se pueda obtener de las comunidades depende
también de la habilidad del investigador, de la sensibilidad con que se
miran las cosas y del nivel de tratamiento interpersonal.
Insertarse desde una visión minoritaria y académica a los procesos
sociales, productivas y tecnológicas y espirituales en las comunidades con
diferentes propósitos sólo se logra dejando de lado el paternalismo, así por
ejm la investigación social, solo se logra dejando de lado el prejuicio occidental
que somos “superiores” a los campesinos y que éstos necesitan aprender de
nosotros, debemos tener en mente que también los campesinos pueden en-
señarnos muchas cosas nuevas, no en vano han venido desarrollando una
cultura rural propia que les ha permitido hasta ahora desarrollar una diver-
sidad de estrategias y conocimientos tendientes a generar tecnologías y téc-
nicas propias de acuerdo a sus necesidades y su entorno físico y social.
140 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

La recopilación de información en campo tuvo la duración de 6 me-


ses continuos, es decir, desde Septiembre 95 hasta febrero del 96 mientras
dure el ciclo de desarrollo de los cultivos posteriormente se procedió a la
sistematización de datos en gabinete.
Se definió la temática de la investigación a fines del mes de abril de
1995. Después de revisar la información existente en los informes técnicos
de gestiones pasadas se procedió a realizar las entrevistas en el mes de
mayo de 1995 aprovechando la época de cosechas en la zona que empeza-
ron a mediados del mes de abril. El proceso de toma de datos duró hasta
fines del mes de junio del 95, época en que terminan todas las cosechas y
los campesinos de la zona se preparan para la elaboración del chuño y a la
vez están almacenando los productos de las cosechas, y acumulando los
productos para los viajes interecológicos hacia los valles.
Así, el presente trabajo se enmarca dentro la política general de
investigación que se tiene en AGRUCO (ver gráfica 2) considerando la
sistematización y complementación de resultados correspondiente sola-
mente a lo que implica los subprogramas de las relaciones histórico-cul-
turales y la diversidad vegetal considerando diferentes componentes te-
máticos relacionados a aspectos sociológicos y agronómicos dentro el en-
foque agroecológico mencionado. Los resultados contemplan además
varios subtemas considerados como importantes en este proceso de mane-
ra que se pueda entender de manera integral la agroeocología. Como
ejemplo concreto se muestra en este trabajo el caso del ayllu Majasaya,
en cuyas comunidades se ha trabajado apoyado por la experiencia
institucional de AGRUCO.

4.1.3. Las entrevistas focales realizadas

Las entrevistas para el presente trabajo se realizaron en forma perso-


nal a varios campesinos de las comunidades de Japo, Mujlli, Estroni,
Kollpaña y Yarhuitotora. Los criterios de selección de los entrevistados se
basaron en:

– dirigentes sindicales y/o tradicionales.


– personas que sean accesibles en colaborar en la investigación.
MARCO TEÓRICO METODOLÓGICO-ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS 141

– agricultores que sean los más representativos en las comunidades,


es decir, los mas “aplicados” o reconocidos como buenos agricul-
tores tradicionales.
– personas, en lo preferible mayores, porque ellos conocen más so-
bre la historia del proceso productivo y sobre los ritmos agrícolas.
– personas que en lo posible hayan ocupado cargos mayores dentro
la organización tradicional (alcaldes, hilacatas, segundas).

Para las entrevistas se elaboró un formato de preguntas abiertas


(semiestructuradas), sin que ello signifique que haya sido de carácter rígi-
do, sino al contrario, se abrió al diálogo creando espacios para contar bro-
mas y chistes para no cansar a los entrevistados, pero cuidando siempre el
tiempo para no desviarnos hacia otros temas que nos podrían llevar a
alargar la conversación y plantearnos otros temas de discusión.

4.1.4. Grupos de discusión (Talleres comunales)

A fin de validar y complementar la información referente al manejo


de aynoqas y uso de canchones y caracterización campesina de suelos que
contemple además la biodiversidad cultivada, se realizaron talleres campe-
sinos en las comunidades de Japo, Estroni y Yarhuitotora. En estos talleres
participaron la mayor parte de los comunarios, especialmente personas
mayores que conocen sobre el manejo de las aynokas y la caracterización
campesina de suelos según diferentes criterios de calificación.
142 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Gráfica 2
Esquema Operativo del Enfoque Metodológico
Histórico Cultural-Lógico

Cosmos
CULTURA
Vida Real
Pachankiri Vida espiritual
actor involucrado Seres espirituales
(Estar en el espacio-tiempo)
Pachakamak

Vida material Vida social


Paisaje natural Hombre - Sociedad
Pachamama Pachankamachaña

PACHACENTRICA
Naturaleza

PROGRAMA GENERAL DE INVESTIGACION


LA VIDA EN LAS COMUNIDADES DE LOS ANDES: SUS ESTRATEGIAS
Dialogo intercultural I.P.R. Relación Sociedad Naturaleza
Región Microregión Comunidad Familia

Estrategias en Ciclos Espacio - Temporales


PROGRAMAS
Diversidad Vegetal Diversidad Animal Diversidad Cultural
PROYECTOS
Veg. no
Agrícola Agroforestal cultivada Ganadería Fauna silvestre Relaciones elaciones
Ecosimbioticas Campo - ciudad

SUB - PROYECTOS

TEMA ESPECIFICO
Por Ej.: Tesis doctoral
"Agroecología y Conocimiento Campesino en los Andes":
El caso del Ayllu Majasaya, Mujlli
COMPONENTES TEMATICOS
SOCIEDAD CULTURA AGROECOSISTEMA ORGANIZACION DE
LA PRODUCCION
Ecosistema de Puna Concepto del Mundo Complementariedad económica
Zonas de Producción: PunaA Religiosidad Sistema de cargos
Agricultura de Puna n Arte Relaciones intra familiares
Ganadería de Puna á Etica y moral Relaciones inter familiares
l
i
Praderas nativas Música urbana Relaciones inter comunales
Bosques nativos Música nativa
s Educación rural - urbana
"Manejo" del agua Mitos - Ritos i Otras Actividades
Tecnología tradicional Idiomas s Identidad cultural
143

Capítulo V
Resultados

1. Aspectos generales

En las alturas de la provincia Tapacarí, sobresale la presencia y persis-


tencia de ayllus117 y comunidades campesinas en las zonas más altas colin-
dantes con el altiplano de Oruro. Estas comunidades son aymaras118 y tienen
el estatus legal de comunidad. Históricamente están circunscritas a ese
medio ecológico, con predominancia de pastoreo de auquénidos, ovinos,
vacunos y cultivos andinos de quínua, papa amarga, cañahua, avena y
cebada. En estas comunidades dispersas se observan formas colectivas de
trabajo y acceso a ciertas tierras, si bien la practicas fundamental es el patrón

117 Ayllu: familias campesinas que viven en un determinado territorio comunal agrupa-
dos por lazos consanguíneos; con la conquista española en algunos casos su integri-
dad ha sido un tanto disgregada y reemplazada por el ente de “comunidad rural”,
basado en el concepto de “Sindicato” de tipo anglosajón. Pero también se da el caso
que, en algunas regiones del altiplano boliviano, se mantiene en sus formas bien pu-
ras el ayllu andino, (especialmente en sitios donde no llegó la “hacienda”) reprodu-
ciendo su autonomía propia, resultado de una organización socio territorial ancestral
donde prevalece principios de solidaridad comunitaria con alta cohesión social.
118 Existe todavía dudas sobre si los aymaras de las alturas de Tapacarí, pertenecían al
grupo étnico de los Soras, o Charcas que florecieron en esta región antes de la inva-
sión de los Incas de cultura quechua. Sin embargo, los pobladores de esta región alta,
a pesar de ser aymaras, también hablan el quechua, y actualmente el español que se
enseña en la escuela, de tal manera que son trilingües, especialmente la gente joven.
144 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

andino de posesión y transmisión de algunas tierras asignadas tradicio-


nalmente a las unidades domésticas.119
En la zona de puna de la provincia Tapacarí, existen complejas for-
mas de producción que no se pueden entender en manera aislada, ya que
se complementan económicamente y se articulan políticamente en su pro-
ceso de reproducción social. Se trata de una economía campesina ubicada
en zonas de cultivo y pastoreo de altura de bajo rendimiento, desvinculadas
de una infraestructura caminera. Esta economía en situación de creciente
pauperización, pareciera estar orientada hacia la autosubsistencia; sin
embargo, se podría caracterizar más acertadamente como un complejo
sistema de complementación económica a través de las unidades domésti-
cas y de transacciones de intercambio supralocal (trueque, ayni, minqa,
humaraqa). La economía de mercado, si bien históricamente ha estado
presente, no dinamiza ni penetra la mercantilización del trabajo, el producto
y la tierra. La producción de las haciendas es muy reducida y su economía
tampoco puede caracterizarse como una producción orientada netamente
al comercio (Dandler, 1987: 671).
Desde estas perspectivas se enfatizan las formas persistentes de or-
ganización campesina y su capacidad y resistencia frente a los mecanis-
mos del mercado y otras fuerzas económicas. Si bien se reconoce la ten-
dencia hacia la diversificación creciente en las actividades no agrícolas, el
énfasis se asienta en la producción agrícola como eje central de la economía
campesina. El trabajo no agrícola esta subordinada al componente agríco-
la, alrededor del cual se articulan las experiencias de vida y compromisos
sociales de los miembros de la unidad doméstica. Este punto es importan-
te, ya que sugiere que esta “autonomía relativa” y apego a la tierra y a la
agricultura como ocupación primaria es lo que produce las diferentes for-
mas de resistencia campesina. También se ha planteado que, consideran-
do el rol fundamental de la parcela familiar, existe una renuncia por parte
de los miembros de la familia a comprometerse plenamente, por ejemplo a
participar en una fuerza de trabajo no agrícola. (Dandler, op. cit, 643).

119 Dandler, Jorge. 1987, “Diversificación, procesos de trabajo y movilidad espacial en los
valles y serranías de Cochabamba”. En : “La participación indígena en los mercados
surandinos”. CERES, La Paz, Bolivia.
RESULTADOS 145

Por otra parte, algunos autores insisten en que este patrón particular
de organización andina se constituye en el elemento principal de resisten-
cia a la penetración del capitalismo (véase 1975: 16-17; Murra 1975: 59).
Pensamos que a pesar de algunas limitaciones de este enfoque se da esta
situación, la organización socioeconómica y política de la cultura andina
se da de una manera estratégica de tal modo que se constituye en una
instancia que hace frente a la penetración del sistema capitalista en los
órdenes especialmente productivos, donde el valor económico a veces juega
un rol importante (compra de insumos, venta de productos agrícolas es-
pecialmente). Sin embargo, aun no se han dado respuestas a la debilidad
de algunos enfoques convencionales que tienen la tendencia a separar lo
tradicional de lo moderno y la importancia de las instituciones andinas
tradicionales para el funcionamiento de las sociedades campesinas mo-
dernas.
En este sentido, se debe investigar cual es el papel que desempeña la
tierra en la organización y el funcionamiento de diversas unidades do-
mesticas. Desde este punto de vista, el acceso a la tierra no solo es diferen-
te para familias de diferente tamaño y orientación económica, sino que
tiene también diferente significado e importancia para los miembros de
cada unidad domestica y esta situación cambia en cada periodo agrícola
dependiendo de varios factores internos y exógenos (generosidad del tiem-
po climático, por ejemplo) disponibilidad de insumos, mano de obra, etc.
Son estos a veces factores determinantes para la economía campesina, es-
pecialmente allí donde predomina el usufructo familiar de pequeñas par-
celas en propiedades comunales o colectivas como son las aynoqas.

2. Aspectos productivos

2.1. Agricultura

La agricultura en el ayllu Majasaya Mujlli, está basada en tres rubros


principales: papa, con especies y variedades amargas (Solanum jucepszukii),
papa semiamarga (S. ajahuiri) y dulce (S. stenotonum y S. tuberosum spp.
andigena), granos compuesto por quinua (Chenopodium quinoa), cañahua
146 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

(Ch. pallidicuale), cebada pelada (denominado trigo “kumu” por los


comunarios del lugar) y cebada (Hordeum vulgare).
Entre los rubros indicados, el cultivo representativo es la papa, la
misma que es la base de la alimentación familiar como papa corriente y
papa deshidratada (chuño), también se constituye en la base de la economía
comunitaria, porque se produce en cantidades mayores con respecto a los
otros rubros o cultivos, que sin embargo constituyen también cultivos com-
plementarios en la economía familiar y en la seguridad alimentaria.
La rotación que se practica en las diferentes aynoqas es del tipo: papa
–granos– forrajes, que se manejan en forma secuencial en las denominadas
aytas,120 es decir que en cada Aynoqa se cultiva por separado solo papa,
granos y forrajes, de manera que las aytas y aynoqas van rotando
secuencialmente en sentido contrario al curso del río. Para que una Aynoqa
de papa pueda ser cultivada otra vez tiene que transcurrir de 10 a 12 años,
que es el tiempo de descanso de la tierra mientras es pastoreada por el
ganado.

2.2. Ganadería

La ganadería en la región de estudio está integrada a la agricultura,


hecho que permite la sostenibilidad del sector agrario, no solo en la región
sino en el país entero. Como la ganadería es una actividad complementaria
de la agricultura resulta por ello imprescindible en la producción de recur-
sos agrícolas al aportar estiércol, fuerza de trabajo y de manera constituye
una fuente de alimentación al aportar carne y charque.
La ganadería en el ayllu está representada por ovejas, llamas, acémi-
las, y bueyes. Entre ellos las ovejas y las llamas son los que existen en
mayor número. Por otra parte la ganadería se constituye también en un
fondo de reemplazo, para cualquier eventualidad prioritaria familiar, es
decir, constituye una fuente de ahorro, tipo capital natural en especie.
El manejo del ganado en las aynoqas, es rotativo y controlado vale
decir, que los rebaños no pueden ingresar en las aynoqas cultivada, sino

120 Se denomina ayta al conjunto de tres aynoqas consecutivas con diferentes cultivos:
papa, granos y forrajes.
RESULTADOS 147

que tienen que pastorear en aynoqas en descanso, rotando de esta manera


en forma secuencia, de la misma forma que rotan las aytas.

2.3. Artesanía

Las labores de artesanía y domésticas constituyen actividades com-


plementarias a las dos anteriores. La artesanía consiste principalmente en
la confección de hilados de lana de oveja, telas como la bayeta, frazadas
(phullus o mantas), aguayos y ropa de vestir como: sacos, chaquetas, pan-
talones, polleras, ponchos, chumpis, cinturones, ch’ulos, etc. como también
la confección de instrumentos de trabajo, como las pitas de lana de llama,
sogas, sacos o costales, etc. las mismas que se emplean para el uso cotidiano
como para intercambiar con otros productos o vender en las ferias campe-
sinas más cercanas o en los centros urbanos en forma eventual (Torrico,
1994: 45).121 Estos productos son confeccionados especialmente por las
mujeres.
Otra producción artesanal más de tipo doméstico es la elaboración y
procesamiento de productos como el chuño, charque de carne de llama y
oveja, queso de oveja, pito de cañahua y trigo, desamargado de la quinua,
etc. estos subproductos se utilizan más para el autoconsumo, aunque en
ocasiones definidas se emplean también para el mercado, así como para
las relaciones de reciprocidad y redistribución como son el trueque, el ayni,
y la ch’ala.122 La actividad artesanal se constituye en una actividad comple-
mentaria a la actividad agropecuaria que contribuye a la economía domés-
tica dinámicamente, por constituirse en un rubro importante que se desarrolla
especialmente en época de estiaje o en momentos donde no existe mucha
recarga de labores agrícolas situación que permite desarrollar este tipo de

121 Torrico, Domingo. 1994. “Los circuitos campesinos en la reproducción socioeconómica


de los pobladores altoandinos. (Comunidad Japo, provincia Tapacarí)”. Tesis de post
grado para obtener el diploma superior en Ciencias Sociales con mención en desarro-
llo regional en los Andes, AGRUCO, Cochabamba-Bolivia,. Inédito.
122 La ch’ala, es una variación del trueque que se diferencia de éste por su carácter ocasio-
nal, es decir, que se lo practica, no siempre en ferias sino también en ocasiones espe-
ciales dentro la comunidad o fuera de ella.
148 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

actividades que además de recreación cultural constituye un importante


rubro de ingresos económicos para la economía familiar y comunitaria.

2.4. Movimientos poblaciones


y complementariedad productiva ecosimbiótica

A parte de asistir a las ferias comunales y regionales para realizar


intercambio, trueques y compra-venta de productos, los comunarios del
ayllu mencionado se interrelacionan con otras zonas simbióticas mediante
viajes largos ya sea a pie o en medios de transporte. Estas regiones gene-
ralmente están ubicadas en valles templados o mesotérmicos como son los
valles de Ayopaya (Independencia, Morochata), el Chapare, Tiraque que
se constituyen en los centros de acopio e intercambio de productos según
las modalidades mencionadas anteriormente, para satisfacer las necesida-
des primarias de los campesinos que no producen productos agrícolas como
el maíz, el trigo, el arroz, la cebada, la arveja, el haba y algunas frutas
tropicales y del valle.
Por otra parte, también se producen migraciones temporales o mo-
mentáneas hacia la región del Chapare, la ciudad de Cochabamba y po-
blaciones aledañas, con el propósito de vender mano de obra o cultivar
hoja de coca como en el caso del Chapare. Estos movimientos ocasionales
generalmente lo realizan en los meses de julio y septiembre época en que
no existen muchas labores agrícolas que realizan en la zona.
En este sentido, las migraciones temporales, no deben ser considera-
das como migraciones propiamente dichas sino como movimientos
poblacionales de naturaleza simbiótica, es decir, un encuentro temporal
un reacomodo a un determinado conducto ajeno al propio con el fin de
satisfacer algunas necesidades imperantes, como el abastecimiento de pro-
ductos agropecuarios, acumulación de dinero mediante la oferta de mano
de obra, pastoreo y/o acopio de animales que en forma conjunta constitu-
yen una complementación al sistema económico comunitario que preva-
lece sobre el sistema mercantil.
Estos aspectos consideramos que servirán de referencia para com-
prender el enfoque metodológico utilizado por cuanto esta investigación
se basa en experiencias institucionales referente a la agroecología, el saber
RESULTADOS 149

local y el desarrollo sostenible, cuyas investigaciones preliminares sirven


de sustento práctico para este trabajo que tiene diferentes características a
una investigación convencional tipo cuantitativo

3. Aynoqas

La presencia de la agricultura de barbecho sectorizada o aynoqas en


los Andes Centrales en un periodo previo a la conquista española está res-
paldada por varias líneas de evidencia que indican como las funciones de
este sistema de producción comparado con el sistema de agricultura itine-
rante, estaban acondicionadas, o al menos eran congruentes con, las con-
diciones ecológicas, socio-económicas y culturales en los Andes Centrales
durante el periodo inca y posteriormente. Los atributos de la agricultura
bajo el sistema de aynoqas son varios, como son: longitud del periodo de
barbecho para restituir la fertilidad del suelo, uso eficiente de la mano de
obra, y especialmente la rotación y la participación universal, es decir el
uso y manejo por la comunidad o ayllu. A pesar de que estas y otras carac-
terísticas funcionales no explican porqué se adoptó el sistema sectorizado
en lugar de otras estrategias de uso de la tierra (de hecho, el cumplimiento
de varios de estos atributos no requiere de la agricultura bajo aynoqas),
ellas, empero, ayudan al esclarecimiento de las principales propiedades
sociales ecológicas que fueron modificadas durante los periodos de crisis
en la organización de la agricultura andina.123
Orlove y Godoy (1986) que han efectuado el estudio más completo
de las rotaciones sectoriales incluyendo territorios del centro y sur del Perú
y de la región occidental del altiplano Boliviano, indican que estas rotacio-
nes sectoriales (o rotaciones colectivas, Orlove et al, 1992) tan solo se
encuentran al sur del paralelo 10 y a ciertas altitudes (3750-4100 m.s.n.m.)
y que en su explicación se deben analizar aquellos factores que permiten
mantener la fertilidad del suelo, reducir el efecto de los nemátodos en el

123 Zimmerer, Karl. 1988. “Agricultura de barbecho sectorizada en las alturas de


Paucartambo”. Lima, Perú.
150 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

cultivo de papa y buscar factibilidad de facilitar una economía mixta


agropastoril.124 Sin embargo, en Bolivia el sistema de aynoqas aún puede
encontrarse inclusive en la parte oriental del altiplano, es decir en las pro-
vincias de Tapacarí, Arque, Bolivar e Independencia del departamento de
Cochabamba, bajos diferentes denominativos como: laymes, muyus, man-
tas o aynuqas.
En la opinión de Cotlear125 el sistema de aynoqas es una forma efi-
ciente de organización para comunidades donde la tierra es relativamente
abundante y la mano de obra es relativamente escasa. Este sistema pro-
porciona el contexto institucional para el cultivo privado por parte de las
familias.
Sin embargo en nuestra propia opinión, debemos señalar que el
sistema de aynoqas no solo funciona en forma eficiente en territorios donde
la tierra es abundante sino que también se aplica esta practica en territorios
donde la tierra es escasa, y la mano de obra permanente permitiendo con
ello el fortalecimiento de los lazos comunales y familiares, un ejemplo que
se puede dar al respecto es el caso de la comunidad de Chorojo (prov.
Quilacollo) donde la tierra es relativamente escasa y existen dos sistemas
de acceso a la tierra: el familiar (propiedad individual y el comunal
(aynoqas) donde los comunarios trabajan la tierra casi con la misma canti-
dad de mano de obra durante la durabilidad de los cultivos en todos los
años agrícolas.
Bajo este último sistema, el uso de la tierra se alterna entre periodos
agrícolas, en los cuales cada familia cultiva en pequeñas parcelas dispersas,
y periodos donde se deja en descanso toda la tierra de un turno, constituyén-
dose una gran zona indivisa usada para el pastoreo en pasturas naturales.
Igualmente, los derechos de propiedad también se alternan. Durante el
periodo en el cual la tierra se está cultivando, las familias tienen derechos

124 Citado por Tapia M., 1994. “ Rotación de cultivos y su manejo en los Andes del Perú “.
En: Dominique Herve, Genin Didier, y Riviere Gilles (edit.) 1994. “Dinámicas del
descanso de la tierra en los Andes”. ORSTOM - IBTA. La Paz, Bolivia. p. 44.
125 Cotlear, Daniel. 1989 “Desarrollo campesino en los Andes”. IEP. Lima, Perú.. pp.
53-79.
RESULTADOS 151

de usufructo privado sobre sus parcelas; durante el periodo de descanso,


las pasturas son de propiedad comunal y todos los miembros de la comu-
nidad tienen el derecho de usarlos como tierras de pastoreo, pero no pueden
venderlo en ningún momento.
La razón principal por la cual el sistema de descanso regulado
comunalmente (DRC) evolucionó, en lugar de un sistema privado de fin-
cas independientes, es la diferencia en el tamaño óptimo de tierra para la
agricultura y la ganadería. Los requerimientos de mano de obra en el pas-
toreo se reducen cuando se destinan grandes extensiones de terreno para
este fin. Las zonas de pastoreo son denominadas frecuentemente como
“echaderos” o “botaderos”, es decir, zona en la cual se deja simplemente
libre a los animales. El sistema de aynoqas permite cambiar así la configu-
ración del territorio durante el periodo de uso para actividades agrícolas
o, pecuarias en el mismo área de terreno. La agricultura y ganadería no
ocupan espacios diferentes, sino tiempos distintos en un mismo espacio;
pero para que esto sea eficiente es necesario cambiar la estructura del
espacio (Cotlear, 1989:53-79).

El sistema de aynoqas involucra así, tres características principales:

l. El cultivo de campos agrícolas de propiedad comunal, con usufructo


individual temporal, pero también abierto, vale decir que el usufructo
individual puede variar con el transcurso del tiempo, ya que puede
cambiar de “dueño”, por diversas variantes en el acceso a la tierra.
2. El pastoreo de animales en los campos en barbecho en forma abierta
y libre en la época de estiaje, haciéndose el pastoreo controlado en
época de crecimiento de los cultivos.
3. La regulación de actividades agrícolas y de pastoreo, incluyendo su
rotación, ubicación, programación y, en el caso de ciertos sistemas
sectorizados, el número de cabezas de ganado por cada unidad
familiar. La regulación de las actividades que implican el uso de la
tierra, que es esencial para la organización socio-espacial del barbecho
sectorizado, se lleva a cabo a través de una combinación de prácticas
culturales e instituciones sociales vigentes en la comunidad o ayllu
(Zimmerer, 1988:195).
152 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

3.1. Ventajas ecológicas del manejo de aynoqas

El uso y manejo de las aynoqas implica una serie de ventajas y des-


ventajas que serán analizadas a continuación tomando en cuenta la opi-
nión de algunos autores que realizaron el estudio de las aynoqas, así como
también considerando aportes propios. Así entre las ventajas de acuerdo a
(Zimmerer, 1989, Orlove y Godoy, 1986) se tienen:

• Reducción del daño a la cosecha debido a los imprevistos ambientales


especialmente variables (tales como la helada le granizo) causada por la
dispersión espacial de las parcelas agrícolas de acuerdo a los requeri-
mientos de los cultivos.
• Al reducirse la proporción de tiempo en que la tierra está descubierta de
su capa vegetal, el descanso largo protege al suelo contra la erosión cau-
sada por el escurrimiento del agua de lluvia.
• Los pastos que crecen durante el descanso tienen raíces profundas que pue-
den absorber nutrientes que son devueltos a la capa superficial del suelo
durante la preparación del suelo, y por ende existe un beneficio agronómi-
co al incorporar la materia orgánica de los pastos de la superficie.
• Los descansos largos contribuyen a reducir las pérdidas en la produc-
ción de tubérculos causados por nemátodos y hongos del suelo, como la
Spongospora subterránea y Synchytrium endobioticum pues los nemátodos
y estructuras vegetativas de los hongos se debilitan cuando no existen
las condiciones necesarias de aireación y humedad del suelo.
• La combinación de la crianza de ganado con la agricultura. Al pastar el
ganado en áreas que están espacialmente separadas de los campos agrí-
colas, la posibilidad de que el ganado cause daño en los cultivos se ve
severamente reducida. Por otro lado la agricultura se ve intensamente
beneficiada con los desechos que proporcionan los animales, al volver a
los corrales, para el uso posterior en los cultivos.
• Se requiere menos mano de obra por parte de las unidades familiares
para cultivar sus campos y pastar ganado. El factor principal que contri-
buye a una mayor eficiencia de la mano de obra en las aynoqas es la
menor necesidad de cuidar de cerca al ganado para prevenir daños a la
cosecha. Este aspecto se ve más favorecido todavía, cuando en la comu-
RESULTADOS 153

nidad se tiene nombrado una autoridad agrícola, el “jilakata”, que tiene


a su cargo el cuidado de las parcelas de cultivo del los animales. Esta
ventaja podría haber permitido tanto al estado inca como a su sucesor
europeo el reclutar mitimaqs126 de las comunidades de manera más efec-
tiva y sin perjudicar la producción de subsistencia o, como una conse-
cuencia, minando el subvencionamiento de la supervivencia y la repro-
ducción de la unidad familiar (Zimmerer, 1989, op. cit).
• Permite mantener la biodiversidad cultivada en la región de las aynoqas,
debido a que las familias campesinas en periodos de cosecha recurren al
intercambio de especies y variedades que no tienen, es decir, revitalizan
su biodiversidad cultivada mediante relaciones sociales de reciproci-
dad, recurriendo a su vez a las ferias campesinas.
• Finalmente, una interpretación cultural (propuesta por Orlove y Godoy,
1987 citados por Zimmerer, 203) enfatiza que las propiedades promi-
nentes de la cultura andina tales como la rotación, la participación co-
munal y la obligatoriedad en el cumplimiento de algunas reglas im-
puestas, se encuentran representadas en el sistema sectorial de organi-
zación agrícola, vale decir, que algunas autoridades agrícolas (jilacatas,
mallcus, alcaldes) cumplen a la vez roles administrativo- políticos den-
tro la comunidad. Por otra parte la rotación de las aynoqas en el sentido
contrario a la corriente de los ríos e inverso a las manecillas del reloj,
refleja una común orientación espacial de las estructuras sociales entre
los habitantes de la región.
• El sistema de aynoqas es una institución que, más que cualquier otra
hoy en día, pone en movimiento un gran número de normas, reglas,
prescripciones, representaciones, donde el conjunto de la población es
confrontado -en sus diferencias- y donde están estrechamente imbricados
lo social, político, religioso, jurídico, etc. La aynoqa, espacio-tiempo don-
de más que en ningún otro la sociabilidad es obligatoria, es compartida,

126 Se denominaban mitmaq o mitimaes a grupos de familias que eran transportadas en


forma voluntaria o contra la voluntad de estos, de un lugar a otro (principalmente de
Cusco) a manera de colonizadores de sitios desconocidos en los valles del entonces
Alto Perú, para cumplir ciertas actividades principalmente agrícolas del Estado Inca.
(en Martha B. Anders, 1990:85).
154 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

por derecho, por los comunarios, y “produce”, solamente porque hay


reciprocidad permanente entre la comunidad, mediatizada por las au-
toridades tradicionales y los chamanes, administradores de los sagrado
e intermediarios entre los hombres y los “dioses” (Riviere, 1994: 97).

Así deben realizarse ciertos rituales de interés colectivo como el ayuno


voluntario en el ayllu Majasaya, Mujlli (el 30 de noviembre, San Andrés)
que garanticen el buen desarrollo del ciclo agrícola, una estación de llu-
vias óptima, el alejamiento de las plagas naturales, etc. Ahora bien en las
sociedades andinas, el origen de las intemperies no se sitúan en la perife-
ria del mundo sino en su centro, en la comunidad, que al mismo tiempo es
“actuada” y “actuante”. En otros términos, la calidad de un ciclo depende
subjetivamente de las actitudes y de los compromisos de los hombres con
la naturaleza (Riviere, 1994). En la aynoqa se producen una serie de activi-
dades que no tienen que ver solamente con el aspecto técnico-productivo,
sino también con otros relacionados con la espiritualidad y la cosmovisión.
Otro ejemplo al respecto, es el ritual de la ch’alla en la fiesta de carnavales,
en el que por intermedio de una relación de los hombres con la naturaleza
y sus deidades, se comparten obligaciones, responsabilidades y la fe que
tienen los hombre para conversar con la pachamama y buscar una buena
producción y asegurar la reproducción social.
El sistema de aynoqas es el soporte de la memoria colectiva y es uno
de los elementos constitutivos de la identidad de la comunidad; talvez el
más importante hoy en día porque es unos de los pocos “espacio/tiempo”
donde el conjunto del grupo está aún involucrado, aunque desigualmen-
te. Sin duda, es lo que lo distingue fundamentalmente de la sayaña, donde
el manejo es familiar y donde no interviene directamente la comunidad.
Este sistema tiene la particularidad de ser una memoria colectiva.
En las comunidades donde se ha mantenido, la tradición oral se refiere a
este como algo inmutable, que encuentra su fundamento en la noche de
los tiempos. Este sistema es uno de los modos en que la comunidad afirma
su permanencia, con ciclos constantemente repetidos, lo que no excluye
una interpretación cronológica. Cada aynoqa tiene una historia. El sistema
conserva el recuerdo de la sucesión de buenas y de malas cosechas, de
fracasos y de éxitos en la relación establecida con los dioses garantes de la
RESULTADOS 155

producción, y al mismo tiempo, de los nombres de los hombres (autorida-


des, chamanes, etc) que fueron los responsables de lo político y de lo reli-
gioso en el momento en que tal o cual aynoqa fue aprovechada en forma
secuencial (Riviere, 1994: 103). De igual manera cada parcela dentro la
aynoqa tiene su propio historial, su propia memoria, de tal modo que per-
mite a los productores conservar la memoria para poder planificar de
manera adecuada y correcta el calendario agrícola apoyados con al lectura
de los indicadores climáticos.

3.2. La Ayta

La ayta es considerada como una unidad que tiene tres áreas sucesi-
vas de cultivo que se presentan en un mismo sector de cultivo y son dife-
rentes en cuanto al usos que se le da, por las especies que se cultivan en
cada una. Las partes de la ayta es denominada por algunos autores (Torrico,
1993, Blanco, 1992, Cordero, 1993, Chila, 1993) como aynoqas, indistinta-
mente cualquiera de las tres.
En superficie aproximada comprende de 1000 a 1100 Has. de exten-
sión en una rotación que comienza con papa, seguido por granos andinos
y berza forrajera el tercer año, esta rotación en un espacio y orden (tiempo)
denominada ayta, es una forma definida a nivel de las comunidades que
conforman el ayllu y por lo tanto es seguido por todas las familias. La ayta
se subdivide de acuerdo a los distintos cultivos, en espacios denominados
aynoqas (Chila, 1993:63).
Una aynoqa representa la tercera parte de la ayta (más o menos 350
- 400 has) en la cual todos los campesinos realizan sus siembras anuales,
estableciéndose que cada familia campesina siembra aproximadamente 2
a 10 parcelas de un tipo de cultivo/aynoqa/año, lo que significa que en
una ayta siembran de 6 a 30 parcelas/año, para los cultivos principales,
excepto aquellas familias que siembran entre 2 a 4 parcelas por ayta, que
cuentan con mano de obra reducidas como las que están en formación
(Chila, 1993:63). En toda la ayta se siembran aproximadamente 1500 par-
celas entre pequeñas y grandes por todos los miembros de la comunidad,
lo que equivale a decir que en cada aynoqa se manejan alrededor de 500
parcelas.
156 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Las aynoqas, de acuerdo al cultivo reciben diferentes denominacio-


nes dada por los comunarios del ayllu San Antonio de Mujlli, dentro del
ayta así, según Bilbao (1994), Valdés (1995) se tienen:

3.3. Choqueyapi

Denominada también “ayta de papa”, es la primera y más importante


zona que encabeza las rotaciones, todas sus parcelas tienen como único
cultivo especies y variedades de papa y algunos barbechos que no pudieron
ser sembrados con papa por diferentes motivos, litigios familiares, herencia
o falta de tiempo.

3.4. Kanana. (callpa ccanana)127

Es la segunda parte que corresponde al segundo año de cultivo, que


puede estar sembrada por granos: quinua, cañahua, trigo kumu, papa kuti
en raras ocasiones; en los últimos años se ha intensificado el cultivo de
avena en berza.

3.5. Cebar hallpa. (tierra para cebada)

Aynoqa propiamente dicha, es la última parte de la ayta que corres-


ponde al tercer año de cultivo, está destinada solo al cultivo de forrajes en
berza como la avena y la cebada.
A partir del cuarto año la aynoqa entra en descanso y regeneración
de la fertilidad, a la vez de pastoreo comunal, hasta que el ciclo de rotación
vuelve al mismo lugar, de manera que pasaran 10-12 años para que al
aynoqa pueda ser cultivada otra vez con papa, puesto que la ayta no avan-
za sobre el territorio en forma mecánica y repetitiva, sino que cada año en
intensas reuniones comunales se decide, cuales serían las mejores zonas o
purumas para el cultivo de papa de la siguiente gestión. Esta decisión se

127 “Callpa canana”, chacra donde acaban de cosechar las papas, en que luego suelen
sembrar quinua.
RESULTADOS 157

hace en base a predicciones climáticas y un profundo conocimiento de las


capacidades productivas de las áreas a ser cultivadas o simplemente dejadas
como zonas de pastoreo comunal. (Bilbao, 1994).

3.6. Variación del tamaño de la choqueyapi

En el ayllu es posible que algunas familias que no tengan el número


suficiente de parcelas para su cultivo, soliciten su ampliación hacia alguna
zona donde se tenga más tierras generándose para ello muchas discusiones
hasta llegar a un acuerdo. De esta manera la flexibilidad del tamaño de la
ayta trata de garantizar el autoabastecimiento familiar (Bilbao, 1995:63).
La ampliación de la choqueyapi se hace considerando las micro-
cuencas o usando como límites los lechos de los ríos y riachuelos exis-
tentes.

3.7. Variación de la tenencia de tierras en las aytas

La tenencia de tierras sobre el territorio para cada familia es muy


variable128 y dispersa, existiendo concentraciones elevadas en determinadas
zonas y escasa en otras. Factor que determina una variación de la produc-
ción total al cambio de la superficie cultivada (cada año la ayta se mueve y
el acceso a las parcelas y el número de estas varía).
Como en el sistema de aynoqas el sistema de rotación es predefinida,
cada año la superficie de cada aynoqa varia en función del espacio dispo-
nible, como una aproximación se tiene el dato de que en cada aynoqa se
dispone alrededor de 25 has de superficie para todas las familias sumando
un total de 75 a 80 has de superficie en toda la ayta, disponiéndose así un
número variable de parcelas por aynoqa para cada familia. Pero para que
una familia pueda subsistir sin problemas en un año necesita por lo menos
tres parcelas de superficie de 200 m2 equivalentes a un japhi129 en cada

128 Datos al respecto, ver en páginas posteriores a la p. 191.


129 Un japhi es equivalente a la superficie de una parcela de 10 x 20 m. Los campesinos de
esta zona toman esta medida con una soga o lazo equivalente a estas medidas.
158 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

aynoqa, o sea 9-10 parcelas por ayta, sumando un total de 900-1000 m2


como mínimo disponible.
La tenencia puede ser tan variada que en algunos años una familia
puede ser considerada “rica” para luego de algunos años pasar a ser una
familia pobre y nuevamente rica, cíclicamente calificando la superficie cul-
tivada y la producción total. (Bilbao, 1995). Esta variación se da también
en función de la distancia de las aynoqas y aytas a las viviendas principa-
les de las familias comuneras que acceden a este sistema de manejo de
tierras comunales; cuanto más cerca la ayta más parcelas de cultivo esta-
rán manejando y viceversa, determinando de esta manera la cantidad de
la producción a obtenerse en un año agrícola.

3.8. Distribución de terrenos comunales

De esta manera las cantidades comunales de tierra que se manejan


son diferentes en cada periodo agrícola, y en años donde la ayta toca con
escasas tierras aptas para cultivo de papa se hace necesario e imprescindible
ampliar la frontera agrícola habilitando tierras de pastoreo (purumas) para
uso agrícola. Así, en oportunidades de ampliación de la frontera agrícola, o
cuando se reparten las purumas, las parejas jóvenes y a veces algunos ado-
lescentes reciben un “japi” (cantidad de terreno no fijo, que varia de acuer-
do al tamaño total de la puruma) de terreno al igual que los otros miembros
de la comunidad. El dirigente sindical de la comunidad junto con el primer
alcalde del ayllu asume la tarea de hacer esta distribución, siendo general-
mente asesorado por comunarios de mayor edad y experiencia (achachilas)
para garantizar la justicia de su actuación. La asignación de parcelas se hace
siguiendo la lista oficial de afiliados al sindicato (Blanco, 1993: 86).
Los dirigentes no originarios de cada comunidad (Secretario Ejecu-
tivo, Strio de Hacienda) registran anualmente a todos los miembros de la
comunidad para que puedan abonar la cuota sindical con la que ratifican
su calidad de titulados o propietarios de las sayañas ubicadas en las dife-
rentes aynoqas del ayllu Majasaya. Así este proceso de filiación por las
autoridades sindicales estrechamente ligado al problema de la tenencia de
la tierra es una preocupación constante de los comunarios con el transcurso
de los años (Blanco, 1993:116). Sin embargo, la cuota sindical no es la única
RESULTADOS 159

obligación que tienen los comunarios para acceder a las parcelas comunales,
sino que existen algunos aportes extraordinarios y trabajos comunales que
deben cumplir para ser considerados como afiliados y miembros civiles
de la comunidad.
En la mayoría de las comunidades que conforman el ayllu, por pro-
blemas de presión sobre la tierra, el número de los afiliados se aumenta
artificialmente para justificar el incremento de las áreas de cultivo en for-
ma independiente de los integrantes de las otras comunidades. En los ca-
sos en que ya no hay posibilidad de expandir la frontera agrícola, por limi-
taciones geográficas o ecológicas, se hace los mismo como un argumento
para intentar conseguir títulos ejecutoriales exclusivos para cada comuni-
dad. Se considera que hecha esta división, cada sindicato podría redistribuir
las áreas de cultivo y las de pastoreo entre todos sus afiliados de una ma-
nera más justa.130

4. Sayañas

Las sayañas131 o solar campesino son superficies de terreno que no


exceden de 5 hectáreas dependiendo de las regiones. Generalmente están
ubicadas cerca de la vivienda y siempre están protegidas por un cerco que
puede ser de muro de piedra o de tierra que se denomina tapial, para evi-
tar el ingreso de ganado ajeno.

130 Los “titulados” son los descendientes directos de los sayañeros originarios y provistos
de títulos pro-indiviso por el consejo nacional de Reforma Agraria. La contribución
territorial y la cuota sindical se paga en base a estos títulos de manera tal que los
descendientes de los titulados deben pagar entre todos el monto total de las aporta-
ciones.
131 El sustantivo sayaña proviene del verbo “sayaña”, (sayana) que significa ponerse de
pie y por extensión, el espacio donde una familia esta implantada. El término sayaña
aparece así en los documentos consultados del siglo XIX. Eso no significa que no exis-
tiera antes; desde hace mucho tiempo las familias campesinas administran y utilizan
tierras en su provecho. Lo que es nuevo es la legislación que sustenta la contribución
territorial ya no sobre criterios étnicos (objeto del tributo y luego de la contribución
indigenal) sino sobre una propiedad individualizada más que colectiva como en el
caso de las aynoqas (Riviere, 1994).
160 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Mamani (1988: 80)132 indica que la sayaña es el solar campesino donde


generalmente se encuentra la vivienda que cobija a la familia nuclear. Varia
mucho en su extensión, existen sayañas de 500 a 1000 como de 1000 a 10.000
m2 y de 1 a 8 has. El tamaño depende sobre todo del sector del altiplano en
que se encuentra la comunidad. Especialmente alrededor del lago Titicaca,
las sayañas son de extensiones mínimas por efecto de la subdivisión a causa
de la sucesión hereditaria. Es por este hecho que en la actualidad en todo
el sector del altiplano se pueden observar sayañas parceladas que con el
correr del tiempo se hacen insuficientes para las necesidades vitales de las
familias campesinas.
Por otra parte Riviere, (1994), define a las sayañas como el conjunto
de parcelas que pertenecen a una familia nuclear, adyacentes o no al lugar
de residencia principal (de allí su otro nombre, uturana o utiriwi, de uta,
“casa”). Están destinadas al cultivo de tubérculos, cereales y quinua, así
como a pastos de animales domésticos. Las tierras en sayañas son admi-
nistradas y explotadas directamente por la familia y los intercultivos siguen
siendo “privados”; la comunidad solo interviene en casos de litigio, he-
rencia o intercambio de parcelas. Sin embargo, ni en las prácticas ni en las
representaciones la sayaña puede ser aislada de las aynoqa. La toma de
decisiones relacionadas con los tipos de productos cultivados y el calen-
dario agrícola son estrechamente tributarias de las actividades en la aynoqa.
De acuerdo a Carter y Mamani (1989),133 las sayañas son la base de
la división de la tierra. Por lo general están situadas en los lugares más
fértiles y de mejor drenaje de cada zona. Se usan para la construcción de
las casa, para apacentar ganado y también para el cultivo y han sido desig-
nadas a familias individuales por lo menos desde el último saneamiento
de títulos en 1871, teniéndose evidencia de que existían ya bajo la jurisdic-
ción incaica, esto es, que había terrenos con viviendas pertenecientes a
campesinos o familias individuales que eran respetados durante toda la
vida del individuo y que eran transferibles de una generación a otra casi

132 Mamani, Mauricio. 1988. “Agricultura a 4000 mts”. En: “Raíces de América: El mundo
aymara”. Compilado por Xavier Albó. Madrid, España. p. 80
132 Carter Willian y Mamani Mauricio.”Irpa Chico; Individuo y comunidad en la cultura
aymara”. Librería - Edit. Juventud. La Paz, Bolivia. 1989. pp. 23-27.
RESULTADOS 161

como una herencia privada (Castro y Ortega Morejón, “Relación” en


Trimborn, p. 224; en Carter y Mamani, op cit.).
Hasta la mitad del siglo XX aproximadamente, una nueva unidad
familiar podía abrir una sayaña en las tierras productivas disponibles
(purumas); su uso estaba garantizado al individuo por la aceptación de las
obligaciones comunitarias y el pago de la contribución territorial al Estado.
Este era un impuesto pagado anualmente por cualquier poseedor de sayaña
al que le era entregado un justificativo donde figuraban su nombre y ape-
llido, y el de la sayaña. Este impuesto que a fines del siglo XIX reemplazó
el tributo heredado de la época colonial, era como este último, percibido
por los campesinos, como una garantía del estado para acceder a la tierra
en una relación de reciprocidad. Su abolición a fines de los años 80, por
parte del gobierno liberal de V. Paz Estenssoro, despertó inquietudes en
los campesinos que al no tener justificativos (títulos) temen ser despojados
de estas tierras sobre el reciente ordenamiento jurídico tributario (Riviere,
1994).

4.1. Sayañas: usos e implicancias ecológicas y socioculturales

En la zona de estudio la sayaña es considerado como sitio donde


esta la casa, el corral de los animales y el canchón con diferentes usos. En
la sayaña está ubicada la casa o vivienda principal, allí se encuentra la
mejor tierra de uso intensivo. La ley de Reforma Agraria cataloga a la sayaña
como tierra cultivable; en principio quizás tenga razón porque es apta para
todo tipo de cultivo, pero siempre y cuando se lo abone muy bien, sin
embargo antiguamente nunca se cultivaba, era la puruma (tierra sin culti-
var)134 destinada solo al pastoreo.
Actualmente en las sayañas generalmente se cultivan productos de
gran necesidad para la familia campesina, como tubérculos o forrajes
particularmente; el ciclo de rotación de las sayañas destinadas a la agricul-
tura denominadas también canchones, no están regidas por las normas de

134 Mamani, Mauricio. 1994. “Tenencia de las tierras comunales” En: Dinámicas del des-
canso de la tierra en los Andes. ORSTOM-IBTA. La Paz, Bolivia, p. 266.
162 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

rotación específica que impera para las aynoqas, el descanso de los


canchones puede reducirse solo a dos años, porque rápidamente se restituye
la fertilidad al suelo porque el ganado siempre duerme en estos espacios.
A parte de ello a los canchones las familias campesinas también le dan
otras funciones variadas. Una de ellas es que sirve para procesar y secar el
chuño en la época de invierno, y por otra parte también se guarda en su
interior el forraje henificado de cebada o avena apilado en forma de pilones
circulares o rectangulares para alimentar al ganado en la época seca.
Las fracciones de sayaña denominadas canchones o “uyus”, (en el idio-
ma aymará) que se manejan en forma de vivienda itinerantes, de acuerdo a
la rotación de las aytas y aynoqas, muchas veces cumplen las mismas fun-
ciones descritas con anterioridad, con la única variante de que son más pe-
queñas en superficie y no se destinan para el cultivo de especies principales
por que su manejo es muy restringido, ya que la sayaña principal esta ubica-
da generalmente cerca de la población donde se concentra la mayor canti-
dad de ranchos y poblados donde además están ubicadas las principales
infraestructuras comunales como la escuela, la casa comunal, el
corregimiento135 y tiendas de expendio de productos de primera necesidad.
De esta manera, las sayañas cumplen un rol importante en el manejo
de ciclos agrícolas complementarios a las aynoqas, en el manejo del espacio
para distintos fines y principalmente para la reproducción biológica. Por
estar ubicada la vivienda campesina en la sayaña ésta se constituye en el
espacio de mayor permanencia de las familias, donde a veces conviven por
mucho tiempo con los hijos casados ya que se puede dar el caso de que la
sayaña sea muy pequeña, (entonces se convierte en uyu o canchón) y no
alcance para dividir en más canchones para los futuros herederos principal-
mente varones. Las hijas mujeres cuando se casan se irán a vivir en la sayaña
del esposo o a otra comunidad vecina cuando el matrimonio sucede así.

135 Los corregimientos son entes impuestos por el Estado que datan desde la época del
coloniaje (pero que han cambiado de función). La autoridad máxima es el corregidor
que es el encargado de solucionar y mediar directamente los conflictos entre
comunarios y entre comunidades, así por ejemplo: solucionan riñas, peleas, conflictos
por límites de tierras teniendo que actuar de manera neutral e imparcial. La cede del
corregimiento generalmente se encuentra en la placita existente de la comunidad o
población.
RESULTADOS 163

En las comunidades del ayllu Majasaya de Mujlli antiguamente a


los campesinos que solo cultivaban en las sayañas se los denominaba
“sayañeros”, después de la reforma agraria de 1953, las sayañas pasaron a
la propiedad individual con los respectivos documentos de propiedad
privada en algunos casos, de manera que en la actualidad las sayañas y
canchones pueden ser transferidos por venta directa a otra persona. En
caso de que una familia sea numerosa y los herederos reclamen a los pa-
dres la transmisión de las sayañas o parte de ellas, el padre de familia
antes de morir tiene la obligación moral de repartir en partes iguales la
sayaña a todos los hijos varones. Pero en caso de existir hijas mujeres, y
dado el caso de que sus esposos sean de escasos recursos en tierras, previa
aprobación de los hermanos varones también se puede testimoniar frac-
ciones de la sayaña para su uso respectivo. En estos casos de retaceo de la
sayaña principal, las pequeñas propiedades divididas pasan a constituirlos
canchones y cada uno tendrá su muro de piedra o de tapial para pasar a
ser propiedad individual por sucesión hereditaria y cada uno podrá ser
usado y manejado de acuerdo a los requerimientos particulares de las
nuevas familias.
Actualmente, en comunidades y ayllus donde aún prevalece la propie-
dad comunal y la privada, como es el caso de Majasaya de Mujlli, los descen-
dientes del designatario solo tienen porciones de los lotes originales, el núme-
ro de los cuales se incrementa con cada generación, como resultado de la cos-
tumbre de dividir las sayañas en partes iguales solo para los hijos varones;
pero se da el caso de que en algunas comunidades altoandinas las sayañas se
dividen también por herencia entre las hijas mujeres. Los impuestos se pagan,
generalmente, sobre la parcela ancestral y no sobre cada unidad de vivienda;
cada descendiente contribuye en proporción a su heredad adquirida.
La división de las sayañas, a menos que estas lleguen a ser demasia-
do fragmentadas, es considerada por la gran mayoría de la gente como
una cosa buena porque garantiza al campesino una variedad de suelos,
drenaje, y micro-ambiente, lo que ofrece una protección importante en una
zona donde la lluvia y la helada en algunos casos no se puede pronosticar
con precisión, a pesar de la diversidad de indicadores bioclimáticos y
astronómicos que se manejan con este propósito, pero que sin embargo
ayudan a manejar de manera adecuada el ecosistema andino.
164 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

5. Calendario agrícola y ritual


Las actividades agrícolas en la zona de puna de Tapacarí se extien-
den durante 10 meses consecutivos. El calendario agrícola se divide en
tres periodos bien diferenciados que son la época lluviosa (jallupacha en
aymará) que abarca los meses de diciembre, enero, febrero y marzo; la
época de cosechas o época fría (kujchapacha) con los meses de abril, mayo,
junio y julio, y la época seca (lapakapacha) que abarca los meses de agosto,
septiembre, octubre y noviembre. En el calendario aymará de la región se
maneja esta trilogía a diferencia del calendario occidental que se rige de
acuerdo a las estaciones bioclimáticas: primavera, verano, otoño e invierno.
El calendario agrícola en los Andes y la zona de estudio se inicia con
la preparación del barbecho o volteo de la capa arable del suelo a partir de
febrero, prosiguiéndose con la cruzada y mullido. Posteriormente como se
puede observar en el cuadro 1 vendría la “kolachada” o quemado de pas-
tos: pero simultáneamente en estos meses, a partir del mes de febrero se
prosigue con las labores de la anterior gestión agrícola, es decir que en
forma paralela se interviene en dos ciclos agrícolas; en el primero favore-
ciendo el desarrollo de los cultivos mediante labores culturales y en se-
gundo iniciando la preparación de los suelos. Al concluir con estas labores
empieza la cosecha del cultivo del primer ciclo agrícola.
Los meses que requieren mayor inversión de mano de obra (dispo-
nible) para las labores agrícolas son los meses de diciembre, enero, febre-
ro, (para las labores de aporque del cultivo de papa y preparación del bar-
becho) como también los meses de marzo abril, mayo y junio para la cose-
cha de todas las especies,136 y los meses de septiembre, octubre y parte de
noviembre para las tareas de la siembra.137 Los únicos meses donde no

136 El periodo de cosechas empieza después de la fiesta de Pascua (variable) y en las


comunidades de estudio esta actividad comienza con la cosecha de papas dulces, se-
guida de papas amargas y granos andinos y los forrajes, lo cual debe terminar antes
de inicio de la época del frío (invierno).
137 La actividad de siembra empieza con los granos (quínua, cañahua) que no antecede al
8 de septiembre, secundada por la siembra de papa y de forrajes. De esta manera, el
campesino andino de esta zona planifica adecuadamente su tiempo agrícola para con-
formar lo que significa el calendario agrícola y ritual.
RESULTADOS 165

existen labores agrícolas recargadas son los de julio y agosto, pero son
embargo, son aprovechados para la selección de semilla, producción para
el consumo, venta y reciprocidad, como también para realizar los viajes
interecológicos hacia otras zonas de valle productoras de granos (maíz,
trigo, arroz) en busca de productos vallunos para reciprocar con los pro-
ductos de altura como son la quinua, chuño, queso seco, lana, correas,
lazos, sacos de lana, para de esta manera practicar la complementariedad
ecosimbiotica y garantizar su ciclo de vida y reproductiva.
Generalmente el inicio de una determinada actividad agrícola en
comunidades de altura coincide con una fiesta religiosa marcada en el ca-
lendario andino: entre ellas las fiestas más importantes aunque algunas
no se practican ya en la comunidad son: San Sebastián (20 de enero), Can-
delaria (2 de febrero) carnavales (febrero, marzo), virgen de Guadalupe (8
de septiembre), día del campesino (2 de agosto) Exaltación de la Santa
Cruz (14 de septiembre), l de noviembre (Todos santos), 30 de noviembre
(San Andrés) y otras de menor importancia.

Cuadro 1
Calendario agrícola y religioso en las comunidades del ayllu Majasaya

Estaciones/ Actividades Herramientas Fiesta religiosa Meses


épocas Agrícolas utilizadas
Otoño – Barbechado – Yunta – picota, chujchuca – San Sebastián, carnavales febrero - marzo
Invierno – Kolachada – Fuego – Asunta, 15 de Agosto
Primavera – Siembra – Yunta – picota, chujchuca – Guadalupe 8 de Septiembre
(época seca) Quinua-cañahua – Yunta, manual – Exaltación 14 de Septiembre
Papa amarga – Yunta – San Miguel 29 de septiembre
Papa dulce – Chujchuca, huilucko, manual – Rosario 8 de octubre
Forrajes – Todos Santos 1 de noviembre

Primavera – Labores agrícolas – Yunta, chujchuca – Navidad, año nuevo 25 dic - 1 de enero
Verano Deshierbe, – Manual – San Sebastián 20 de enero
(época lluviosa) aporque, cuidados
culturales

Otoño – Cosecha – Chujchuca, huilucko – Candelaria- Pascua 2 de Febrero, abril


Invierno – Elaboración – Manual – San Juan 24 de Junio
(época fría) de chuño

Invierno – Fin de actividades – Tata Santiago 25 de julio


(época fría) agrícolas – Día del campesino 2 de agosto

Fuente: Elaboración propia


166 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Puede deducirse de las denominaciones de estas fiestas que todas


ellas fueron introducidas por los conquistadores españoles y posterior-
mente incorporadas y andinizadas por los campesinos a tal punto que las
comunidades campesinas las consideran como muy propias. La festivi-
dad del señor de Santiago (Tata Santiago) procedente de la ciudad de San-
tiago de Compostela de España, del 25 de julio es una de las festividades
de mayor importancia porque marca la finalización de la época de cose-
chas para entrar en la espera del inicio del nuevo ciclo agrícola.
Pero sin embargo, lo que más se practica en estas comunidades es
la religión andina basada en la practica de rituales y libaciones a la ma-
dre tierra que es la “Pachamama”, a ella se debe ofrecer la primera comi-
da, la bebida especial y la milenaria coca antes de iniciar con cualquier
labor agrícola, especialmente la siembra y la cosecha, caso contrario la
Pachamama se enojaría y la producción no seria buena o caerían castigos
en forma de heladas, granizadas, o sequías en perjuicio de toda la comu-
nidad.
En la cultura andina la Pachamama tiene vital importancia en el pro-
ceso productivo y reproductivo ya que marca un mito preponderante de-
bido a la trascendencia y significancia en la vida del agro. Así cada parcela
o chacra campesina tiene su Pachamama, cada lugar o sitio del paisaje
tiene su nombre y su Pachamama, de tal manera que los habitantes andinos
le dan una personificación propia a su pachamama, de acuerdo al trato y
cariño que se le brinda cada pachamama es diferente a otra, unas serán
más generosas que otras como también más productivas que otras. La
Pachamama es la tierra misma, el corazón de la tierra, porque no decirlo el
alma de la tierra cuya personalidad depende del trato que se le ofrece y de
las ofrendas y ritos que se le da.
En la naturaleza pluriecológica y la sociedad multietnica que carac-
teriza al medio Andino se establece así un dialogo enriquecedor para am-
bos, es decir el campesino no concibe en su lógica que se debe explotar a la
naturaleza y a la tierra como si se tratara de una mina a la que hay que
sacarle el máximo provecho y después abandonarla cuando la veta del
mineral se agota; sino que de lo que se trata, es de enriquecerla mediante
el trabajo revitalizante, y transformando los recursos naturales del entor-
no en recursos sociales que van a converger en la chacra que el campesino
RESULTADOS 167

maneja con afán y cariño y conversa con ella a través de los ritos y libaciones
para que pueda producir sin enojarse (Valladolid, 1990:24-26).
Aquí, es importante considerar la lógica cultural que se manifiesta
como una estrategia de ligar el proceso productivo a actividades rituales
religiosas, esta forma asociada de manejar los ciclos agrícolas responde a
una lógica propia que es utilizada según una forma de vivir y una cosmo-
visión y que se practica de una manera muy peculiar y con mucha fe, que
no responde a una fe mundana –profana como podría verse desde afuera,
sino que responde a una fe creada y desarrollada en base a necesidades
básicas que habría que entender en su justo sentido, sin caer en subjetivis-
mos ni escepticismos mal intencionados.
Es así que la vida material, social y espiritual van interrelacionadas
estrechamente en la vida y el proceso productivo de las comunidades an-
dinas, en algunos casos como es el caso de Majasaya, el aspecto espiritual
descrito en acápites anteriores define las formas de producción y de la
vida misma. En comunidades originarias con fuerte arraigo cultural es
frecuente encontrar muchas tradiciones y costumbres que están ligadas al
aspecto productivo, aunque en algunos casos como en el nuestro, esta
situación ha sido empañada por las sectas religiosas138 que por ser muy
fundamentalistas han ido distorsionando y en algunos casos desestruc-
turando las tradiciones, la organización productiva e incluso han dividido
comunidades enteras entre católicas y evangélicas o profesantes de otras
sectas religiosas.

6. Relaciones sociales de reciprocidad en el proceso productivo

En comunidades de altura y cabecera de valle de Cochabamba, y


toda la parte occidental de Bolivia, en la actualidad aún prevalecen rela-

138 En las comunidades del ayllu Majasaya, a parte de los católicos existen dos sectas
religiosas: los evangélicos y los adventistas que tienen como ideología cristiana no
realizar ningún tipo de ritual a la tierra ni a las deidades, ni mucho menos masticar la
milenaria coca, beber bebidas alcohólicas, ni preparar fiestas bailables ni participar
como prestes en fiestas patronales comunales.
168 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

ciones sociales de reciprocidad en el proceso productivo, que se traducen


en formas y estrategias de ayuda mutua que se intensifica especialmente
en periodos críticos del proceso productivo como son los de siembra y
cosecha, donde por la naturaleza del trabajo escasea la mano de obra fami-
liar y se tiene que recurrir a la cooperación entre familias allegadas o ami-
gos para no sobrepasar el periodo adecuado de labores agrícolas. Existen
también otras relaciones de reciprocidad que no necesariamente se practi-
can en el proceso productivo que incluyen los intercambios de productos
en ferias campesinas o en relaciones familiares internas para la adquisi-
ción de productos agrícolas que no se poseen, por razones de naturaleza
económica o social.
Las relaciones de trabajo establecidas dentro las comunidades del
ayllu Majasaya son de menor cuantía respecto a las que se establecen fue-
ra de ella. La relación más homogénea y equilibrada dentro de la comuni-
dad es el trabajo “recíproco”, pues no son grandes las diferencias entre
estratos de aynis y minkas dados y recibidos, mientras que el trabajo
asalariado está en relación al grado de riqueza de los campesinos, al igual
que la humaraqa, pues los pobres, ofrecen aparentemente más trabajo de
lo que pueden necesitar, y los ricos demandando inclusive más días de los
obtenidos a través de la reciprocidad. De esta manera las familias comu-
neras tienen diferencias entre ellas dentro la comunidad de acuerdo a sus
interrelaciones sociales, pero no son muy diferentes fuera de ellas (González
de Olarte, 1994: 111.)
Dentro la comunidad las relaciones de reciprocidad no parecen ser
la norma, ya que los campesinos considerados pobres dan más días de los
que reciben, mientras que los considerados ricos dan menos de los que
reciben. Sin embargo este sistema es muy complejo, pero flexible a al vez
para ser juzgado en cifras, dependiendo del trabajo recíproco y del acuerdo
contractual entre partes y de algunas normas comunitarias que regulan
parcialmente este hecho (como veremos en acápites posteriores). De esta
manera, a continuación describiremos las prácticas sociales de reciprocidad
que actualmente se utilizan y su connotación social y simbólica en las
comunidades de Majasaya, no solo en el proceso productivo sino también
en todo el proceso de la vida de acuerdo a las relaciones sociales que prac-
tican los campesinos de esta zona.
RESULTADOS 169

6.1. Trueque

Actualmente los comunarios de la zona de estudio tienen acceso a la


producción de otros pisos ecológicos más bajos (valle, cabecera de valle) no
solo a través de estrategias familiares, sino de otras como los frecuentes viajes
que realizan hasta aquellos pisos con fines de intercambio y trueque de pro-
ductos, o por medio de la tenencia de chacos, en la región del Chapare tropical.
La mayor parte de los comunarios que realizan estos viajes, lo hacen en
forma temporal con el fin de obtener en otros espacios socioeconómicos pro-
ductos complementarios para el consumo familiar, a través de relaciones recí-
procas de intercambio de productos como es el “Trueque” (Blanco, 1992:90).
Los campesinos de sector originario en su mayor parte aun practican
el trueque, que es muy importante para diversificar los productos en la
alimentación familiar. Para hacer el intercambio salen de la comunidad a
fines del mes de junio hasta el mes de agosto hacia las comunidades
vallunas de Cochabamba. La mayor parte de las familias van hacia la pro-
vincia de Ayopaya, Independencia, (Pucara, Cocapata, Yayani, Huancarani,
Parti libre, Samiphaya, Machaca, Rumí corral, Morocha, etc.) llevando
algunos productos pecuarios de la puna a lomo de llamas. El viaje lo
realizan durante cuatro a cinco días a pie o en automóvil (camión) en solo
un día. Asímismo, realizan algunos intercambios en el camino y llevan a
cabo también trabajos de jornaleros, durante un tiempo de tres a cuatro
semanas suficientes, para conseguir productos como el maíz, trigo, arveja
que ellos no pueden producir en su comunidad.
El trueque también se practica en menor escala en las ferias campe-
sinas de la región que se llevan a cabo semanalmente. Los campesinos,
especialmente las mujeres, acceden a estas ferias para intercambiar sus
productos (papa, chuño, granos, lana) con otros productos manufacturados
de primera necesidad (azúcar, fideos, arroz, velas, pilas, frutas, ropa, etc.).
En este proceso de reciprocidad; el mayor beneficio económico lo obtienen
las rescatistas minoristas que a veces se aprovechan de las necesidades de
los comunarios, ya que no hay normas comunales que regulen este tipo de
relaciones, que se producen dentro del marco de la informalidad, depen-
diendo de la amistad y la confianza existente entre campesinos “consumi-
dores” y comerciantes minoristas.
170 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

De esta manera, estas relaciones sociales de reciprocidad se convierten


en actividades complementarias de la economía familiar y se constituyen
en estrategias de naturaleza informal que permite asegurar la reproducción
de las familias y de las comunidades.
6.2. Ayni
Los campesinos de Majasaya y de toda la provincia Tapacarí, practi-
can el ayni especialmente en la época de siembra, cosecha y labores cultu-
rales, como también en la construcción de viviendas y canchones. Tam-
bién se practica el ayni en el cuidado de animales, es decir, en el pastoreo,
y asímismo en la adquisición de alimentos (ayninaku) de primera necesi-
dad que son prestadas y devueltas en la misma especie y en la misma
cantidad. La de devolución de los servicios prestados o del producto agrí-
cola, pecuario o suntuario se realiza siempre en la misma forma y especie
y de manera obligatoria y equilibrada.
6.3. Minka
La minka es otra practica social de los campesinos alto andinos que
consiste en la contratación verbal de servicios de mano de obra, ya sea
para las labores agrícolas u otras actividades, y su retribución puede hacerse
en dinero o en producto en forma obligatoria. En caso de hacerse el pago
en dinero esta regido por la modalidad de pago en Bs. equivalente a un
jornal (más o menos 15 Bs, equivalente a 2, US); en el caso de la retribución
en especie el pago depende del acuerdo contractual entre partes y de la
naturaleza del producto a reciprocarse.
6.4. Humaraqa
La humaraqa es una práctica de reciprocidad muy arraigada que se
practica desde tiempos milenarios y consiste en la realización de un traba-
jo agrícola a cambio de alimentos preparados y bebida. Así por ejemplo
una familia invita a los parientes y amigos a las actividades de siembra y
cosecha o para la construcción de una vivienda, sin que sea obligatoria
una retribución que se considera opcional y se realiza dependiendo de la
época y disponibilidad de tiempo. Se trata de una relación de reciprocidad
de característica simbólica, ritual y festiva.
RESULTADOS 171

6.5. Compañía

Consiste en la siembra “al partir”, es decir, una familia pone el terre-


no y la otra los insumos y los trabajos agrícolas, a la cosecha ambas partes
se benefician con el 50 % del producto. Existe algunas variantes en este
tipo de reciprocidad de acuerdo a convenios previos entre partes, que
depende de las circunstancias coyunturales y de los intereses familiares;
estas variantes están explicadas más detalladamente en él capitulo de
“formas de acceso a la tierra.” Se trata de una forma de reciprocidad abierta,
acorde a los arreglos contractuales que podrían alcanzar entre las partes
reciprocantes, siendo en algunos casos más beneficiado uno de ellos, espe-
cialmente el dueño de la parcela porque no invierte mano de obra en la
producción, como lo hace la otra parte que se encarga del cuidado del
cultivo durante todo el ciclo hasta la cosecha.
En el cuadro 2 se describe las relaciones de reciprocidad más
frecuentemente practicadas en las comunidades estudiadas.
De las cuatro relaciones recíprocas mencionadas las que más se utili-
zan en las comunidades del ayllu Majasaya son la humaraqa, el ayni y la
Cuadro 2
Relaciones sociales de reciprocidad practicadas en el ayllu Majasaya
Relaciones Empleada Obligaciones materiales Connotación social
de reciprocidad en actividades de: y sociales y espiritual

Siembra, cosecha, barbecho, Trabajo x trabajo


AYNI construcción de canchones, (reciprocidad de servicios Obligatorias de cumplir
cuidado de animales y productos)
préstamo de productos Producto x producto

Actividades agrícolas Trabajo x producto


MINKA Cuidado de animales Trabajo x dinero Obligatoria de pagar
Tejidos y artesanías A cambio de pago
en producto o dinero

Actividades agrícolas
HUMARAQA Construcción de viviendas Trabajo x comida y bebida Simbólica, ritual
y canchones y festiva

Barbecho y todo el ciclo Trabajo por préstamo Asociación mutua


COMPAÑÍA de producción del cultivo de terreno de beneficio compartido
La producción es al partir

Fuente: Elaboración propia.


172 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

compañía, siendo la minka una relación utilizada en menor escala y solo


en situaciones de mayor apuro (siembras y cosechas atrasadas).
En realidad estas relaciones persisten en las comunidades por la
connotación social que conllevan, ya que al tratarse de relaciones simétricas
de “ida y vuelta”, y de colaboración mutua, las familias campesinas espe-
cialmente aquellas que disponen de escasa cantidad de mano de obra como
son las familias jóvenes, recurren a las mismas para poder cumplir con las
actividades agrarias. Podríamos decir sin lugar a equivocarnos que estas
relaciones recíprocas son la salvación de algunas familias, la cual hace que
estas practicas se conviertan en estrategias solidarias que son normadas
directamente por las propias familias campesinas si que la comunidad como
tal tenga que operar para imponer reglas sociales.
Sin embargo, a pesar de no existir estas normas comunales, en muchos
caso es necesario la regulación indirecta por parte de las autoridades
comunales para evitar que algunas familias abusen de estas practicas
especialmente de la humaraqa, convirtiéndola en una practica social utili-
zada solo por las familias más pudientes (“ricas”) y reduciendo las opor-
tunidades de su uso por las familias menos pudientes consideradas “po-
bres”. De hecho y de acuerdo a su connotación social, esta práctica debería
beneficiar fundamentalmente a las familias que cuentan con escasa mano
de obra para faenas agrícolas. De todas maneras, todas estas prácticas de
reciprocidad son mecanismos y estrategias sociales de producción que han
sido establecidas sabiamente entre los miembros de la comunidad si
depender de normas ni reglas impuestas por el Estado boliviano, por tal
razón se trata de estrategias sociales que son reguladas por los propios
comunarios para asegurar el proceso productivo y social.

7. Instituciones indígenas que regulan la administración comunal


y la toma de decisiones
7.1. Antecedentes Históricos

Desde tiempos de antaño las instancias indígenas andinas han vivido


agrupadas en ayllus, confederaciones, ranchos, estancias, comunidades y
finalmente en sindicatos campesinos.
RESULTADOS 173

En la época precolonial se tienen así instancias campesinas referidas


a la conformación y fortalecimiento de ayllus, confederaciones y organi-
zaciones ancestrales o tradicionales. Estas instancias permitieron a través
del tiempo la reproducción de las esencias culturales, sistema de conoci-
mientos y la cosmovisión andina basadas en categorías espirituales (vida
espiritual) para la concreción material de varias necesidades individuales
y colectivas de las sociedades andinas.
En la época del coloniaje los ayllus y confederaciones andinas, fue-
ron profundamente transformados de tal manera que se establecieron otro
tipo de organizaciones que giraban en base a la corona española y la minería,
no así en torno a la agricultura. Con el inicio a la vida republicana (1825) al
abolirse el colonialismo y el pongueaje, nacieron las comunidades campe-
sinas con sus respectivos sistemas peculiares de hacienda, porque inme-
diatamente se implantó la Ley de Exvinculación de tierras (1874) y se con-
solidó la propiedad de las tierras comunales de los indígenas. Tal hecho
sin embargo, no eliminó definitivamente la organización ancestral o local.
Actualmente después de la histórica Reforma Agraria de 1953 casi
en todas las poblaciones campesinas de Bolivia que alcanzan a sumar alre-
dedor de 3800 comunidades, funcionan los sindicatos agrarios que aun-
que son instituciones de tinte político-administrativo cumplen la función
de interrelacionar a las comunidades y/o sindicatos campesinos con entes
supracomunales o infracomunales.
La ley de Reforma Agraria reconoce como “comunidades indígenas”,
a aquellas compuestas por las familias campesinas, que bajo la denomina-
ción de originarias y agregados, son propietarias de un área legalmente
reconocida como terreno colectivo, en virtud de títulos concedidos por los
gobiernos de la colonia y la República, o de ocupación tradicional.139
Sin embargo, a pesar de la implantación de comunidades y/o sindi-
catos campesinos, en algunas regiones del altiplano y valles interandinos
persisten las organizaciones tradicionales andinas, entes sociales de tipo
más agropecuario y paternal, que se ocupan de cuidar las buenas relacio-
nes intercomunales dentro del ayllu, así como de garantizar una óptima
organización de la producción.

139 Urioste Miguel 1984. “El estado anticampesino”. El Buitre, Cochabamba, Bolivia. p. 58.
174 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Estas autoridades no cumplen su rol en forma independiente ni ais-


lada, sino que comparten poder y competencia y a la vez compiten con los
sindicatos agrarios que en el periodo inmediatamente posterior a la reforma
Agraria constituyeron los mecanismos de organización social y política
más dinámicos y efectivos, (Urioste, 1984). Pese a ello, este hecho no
ocasiona incompatibilidades que puedan terminar en la conformación de
espacios de poder dentro las comunidades, sino que en forma coordinada
se trata asegurar la producción agropecuaria, de garantizar la organización
socioterritorial, promover la reproducción comunal y buscar la seguridad
alimentaria comunal y familiar.
La organización actual de la comunidad campesina ha sido inter-
pretada de diferentes maneras, por ejemplo Plaza y Franke (1981), citados
por González de Olarte (1994:185) interpretan la organización social como
parte de las estrategias de supervivencia o de reproducción de las familias
comuneras y su microcosmos social, por ello se tiende a distinguir varios
niveles de organización: de recursos, social, ideológica, para la representa-
ción y defensa del territorio y de los intereses comunales, que en su con-
junto permiten el desenvolvimiento y la reproducción social y territorial
de la comunidad y de las familias que la conforman.
Por otra parte según Caballero, citado por González de Olarte (1993:
186) la organización comunal tiene tres esferas: la económica, la sociopolítica
y la cultural-ideológica, que se diferencian analíticamente ya que en la
práctica están mezcladas y no siempre es posible distinguir donde comienza
una y donde termina otra.
Así, la organización económica se refiere a la producción, el em-
pleo y el intercambio de la fuerza de trabajo y permite la asignación de
los recursos entre las familias y la colectividad, el uso compartido de la
tecnología y los conocimientos ancestrales, la conservación de los
recursos mediante sistemas de rotación, la preservación de ciertos
equilibrios ecológicos, y lo que es más importante la mejor utilización
de los recursos comunales y la mano de obra disponible; sobre esta base
se sustenta la organización sociopolítica que es la manera de gobernar
esta microsociedad enclavada dentro de un estado nacional mayor; esta
organización tiene cierta relativa autonomía referente a las normas del
Estado.
RESULTADOS 175

7.2. Autoridades tradicionales y originarias

El sistema de organización ancestral y gobierno de la comunidad


conformada por los alcaldes e hilakatas se basa como ya se menciono ante-
riormente en la rotación y jerarquización de los cargos comunales en fun-
ción de la edad de los comunarios varones, de tal manera que es posible la
participación progresiva en la toma de decisiones y aceptación de respon-
sabilidades. Según Gonzáles de Olarte, (1993) la esfera cultural ideológica
permite reproducir la identidad propia de los comunarios a través de la
cohesión y el mantenimiento de la identidad comunal y de la estructura
social vigente, con un sistema de representaciones ideales especialmente
para la comunidad, la sociedad nacional y porque no el mundo o la socie-
dad global o mayor.
Las autoridades originarias se quedan enmarcadas en lo tradicional,
puesto que sus funciones están dadas por las costumbres compartidas por
todo el conjunto de la comunidad. Sus deberes y obligaciones no se fun-
dan en normas legales, sino que se basan en la tradición, en lo que siempre
se había hecho así. Es de esta forma que sus funciones principales están
referidas fundamentalmente a la labor agraria tradicional; y a aspectos
originarios de ordenamiento social.140
Las funciones centrales de las autoridades tradicionales se centran
pues en organizar las actividades agrícolas, desde el inicio de la prepara-
ción de los barbechos hasta la culminación del periodo de cosechas en las
aynoqas. Estas autoridades además se ocupan de cuidar y controlar los
linderos comunales, e inclusive los linderos de las propiedades familiares.
Son las encargadas de solucionar los problemas interfamiliares referidos a
un mal uso de las parcelas en las aynoqas, o a los daños causados por
animales y asímismo garantizan la participación de los comunarios en
trabajos colectivos. Además organizan las fiestas y rituales para garantizar
la producción, como ser los ayunos, las rogativas, la “huilancha”, y otros
referidos a la fertilidad del suelo y agradecer las gentilezas de la Pachamama
o madre tierra.

140 Sánchez, Rolando. 1994. ”Comunidades rurales ante el cambio y la modernización”,


CEBEM. La Paz, Bolivia. pp. 54-55.
176 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Lo anteriormente descrito no significa que las funciones de las auto-


ridades originarias se reduzca solo a cumplir mandatos de naturaleza ne-
tamente agrícola, sino que en los últimos tiempos como se observa en las
comunidades de Majasaya, actúan en forma coordinada con las autorida-
des sindicales y se ocupan de realizar algunos tramites y solucionar algu-
nos conflictos de naturaleza política y administrativa, es decir que se in-
miscuyen en actividades de tipo, económico, cultural y político. Esas eran
por otra parte sus funciones originarias antes del surgimiento de los sindi-
catos, que con la Reforma Agraria fueron enmascarando las verdaderas
potestades y facultades de las autoridades tradicionales, que pese a ello
conservan el poder y prestigio en el ayllu estudiado.

7.3. Autoridades no originarias o sindicales141

Las autoridades no originarias tuvieron su expansión dentro de la


organización agraria tradicional y mayor preponderancia a partir de la
revolución del 52. Antes de esta fecha histórica las encargadas de la orga-
nización interna y externa (relación con el Estado) de la comunidad eran
las autoridades originarias (Albó, 1984; Platt, 1982, citados por Sánchez
Serrano, 1994:37). Sin embargo, la conformación de los sindicatos fue
paulatina, así los primeros se conformaron en los valles de Cochabamba
(Ucureña) en 1953, mientras que en las alturas y el altiplano su conforma-
ción fue posterior a la Reforma Agraria.142

141 El sindicalismo boliviano esta estructurado como un sindicalismo de base, democráti-


co, unitario, independiente, gremialista y revolucionario sobre el que no pesa ninguna
legislación gubernamental relativa a su organización autónoma, ni a su funcionamien-
to. Es por tanto teóricamente autónomo con relación al gobierno. Esta garantizado por
la constitución política del Estado (art. 159) por la Ley general del trabajo (art. 100) y por
la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General
de las NN.UU. (Art. 23) del 10 de diciembre de 1948 (Ricardo Catoira, 1987:15).
142 La organización sindical en las comunidades de Bolivia nace como resultado de la ley
de R.A. de 1953, tratando de organizar a las familias campesinas en torno a un modelo
productivo, basado en el cooperativismo. Debido a la incompatibilidad entre la lógica
empresarial cooperativista y la concepción ancestral, el sindicato rápidamente sufrió
fuertes modificaciones estructurales e ideológicas empezando a adecuarse a la orga-
nización andina (San Martín, 1997).
RESULTADOS 177

El surgimiento de autoridades no originarias fue especialmente


notorio en el altiplano boliviano, puesto que no solo se introdujeron los
sindicatos en la organización de las comunidades (tanto originarias como
ex-haciendas), sino que también lo hicieron los jueces y corregidores canto-
nales, los alcaldes, comisarios de ferias y agentes municipales, que de una
y otra manera fueron relegando en sus funciones a las autoridades sindi-
cales y originarias (Sánchez, 1994:38).
Las funciones centrales de las autoridades sindicales actuales son:
promover, gestionar y hacer posible la ejecución de obras publicas para la
comunidad (escuelas, postas sanitarias, agua potable, casa comunal, etc.),
son además las encargadas de promover relaciones con instituciones de
desarrollo y otros organismos externos que deseen el “progreso” de las
comunidades; a la vez garantizan el orden dentro la comunidad cuidando
de que sus miembros cumplan con las obligaciones y deberes para con la
comunidad. Están encargadas también en coordinación con las autorida-
des tradicionales de solucionar conflictos y promover trabajos comunales
como la limpieza de caminos, siembras y cosechas comunitarias, etc. donde
juegan un rol importante convirtiéndose en las autoridades de mayor poder,
respeto y prestigio.

7.4. Organización socio política y cargos rotaciones:


el caso del ayllu Majasaya

La organización socio política del ayllu Majasaya funciona sobre la


base de mecanismos democráticos, que permiten la participación de todos
sus miembros, mediante por ejemplo de la asamblea comunal que es la
máxima instancia en la toma de decisiones y que elige a las autoridades
sean sindicales o tradicionales bajo los mismos derechos. Sin embargo, al
margen de la igualdad de derechos pesan otros factores para la elección de
autoridades tales son; el prestigio individual de las familias y la prepara-
ción y grado de experiencia que tienen con relación a su edad.
En este ayllu, al igual que las aynoqas cultivables que cumplen una
rotación cronológica en función del tiempo y el espacio, las autoridades
tradicionales y sindicales desempeñan sus respectivos cargos en forma ro-
tativa, es decir, por el periodo de un año en los 16 sindicatos que confor-
178 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

man el mencionado ayllu, siempre bajo el consenso de los miembros o


familias del ayllu y las comunidades que lo integran.

7.4.1. Autoridades tradicionales y sindicales

La elección y/o cambio de autoridades tradicionales como los


alcaldes, hilacatas, postas y postillones, se realiza al empezar el año (año
nuevo) y faltando un año para que asuman las funciones respectivas.
Los alcaldes primera, segunda y el alcalde cobrador o mallcu (cón-
dor)143 se eligen en forma rotativa de acuerdo a las tres capillas andinas
existentes (Mujlli, Chullpani y Yarwitotora) y los hilacatas de acuerdo a
las aynoqas existentes dentro el ayllu: así se designan 3 hilaqatas, para
Mujlli, 4 para Chullpani, 2 para Yarwitotora y 2 para Japo y 2 para Pasto
Grande,144 sumando un total de 13 hilakatas para todo el sistema rotativo
comunal.
Como ya se menciono con anterioridad, la designación de autorida-
des tradicionales se realiza con anticipación de un año, con el propósito de
que en ese lapso puedan organizarse, preparar su vestimenta adecuada
(poncho, sombrero, chalona, bastón de mando) y asegurar la producción
agrícola de ese periodo para su familia, ya que cuando inicien el ejercicio
de su cargo tendrán muy poco tiempo y no podrán cultivar muchas parce-
las. En especial los hilaqatas deberán prever todos estos aspectos organi-
zativos porque de ellos depende la seguridad de la producción en las
aynoqas.
La designación de estas autoridades se realiza por sugerencia de las
autoridades salientes que proponen una serie de nombres, valiéndose para
ello ciertos criterios entre los que se incluyen la experiencia en anteriores
cargos asumidos, y la experiencia en la vida cotidiana comunitaria así como
la predisposición a otorgar su tiempo en actividades propias del cargo. La

143 Desde que con la república (1825) desapareció el cacique mayor, ambas autoridades
tenían un cargo superior que los alcaldes impuestos por los españoles, aunque ambos
estaban sujetos al corregidor mestizo (Albó y Ticona, 1997: 84).
144 Cuando las aynoqas de Japo y Pasto grande están juntos se eligen solo dos jilaqatas
para el cuidado de ambos sectores, pero cuando están alejadas cada comunidad de-
signa en forma independiente dos aynoqas para sus sectores.
RESULTADOS 179

aceptación de estos cargos superiores implica mucha responsabilidad y


también algunos gastos económicos ya que el segunda y el alcalde primera
deben visitar de vez en cuando a todas las comunidades del ayllu para
velar por su bienestar y dar consejos de bienestar y también presidir la
organización de la producción y los actos rituales y dar solución a conflictos
que podrían surgir por malentendidos entre los miembros de la comunidad
por linderos, daños por animales y otros imprevistos.
El inicio satisfactorio de la época del barbechado (takjata)145 de las
nuevas parcelas, depende también de los alcaldes del ayllu, que deberán
velar su buen desenvolvimiento sin que existan conflictos interfamiliares
o intracomunales. Al mismo tiempo también en la habilitación de nuevas
parcelas en zonas de pastoreo (purumas) los alcaldes y hilacatas cumplen
un rol importante, especialmente en la distribución y redistribución de
parcelas a todos los miembros del sindicato.
Para fundamentar estos hechos es importante describir y analizar
un testimonio del actual hilakata de la comunidad de Japo (David Cruz).
Gestión, 1996.

“... En la aynoqa avanzamos recorriendo los barbechos y luego utilizamos


tres años con papa –quinua, cañahua– forrajes, y siempre recorriendo cada
año, los alcaldes –mallkus, nos dan una orden (takjata) para barbechar un
lugar, nos señala el lugar poniendo mojones, nos indican a toda la comuni-
dad, antes o después del carnaval de tentación (Febrero - Marzo).

No obstante, toda la comunidad participa en la toma de decisiones


consensuadas siendo la asamblea comunal la máxima instancia de concer-
tación, ya que contemplando las diversas situaciones particulares de los
comunarios se toman acuerdos que satisfacen a la mayor parte de los miem-
bros intentando no perjudicar a nadie. Este fue el caso de la redistribución
de parcelas que sucedió en 1996 en Japo, fecha en la que todas las familias
quedaron satisfechas por la nueva redistribución de parcelas en las aynoqas
y áreas de pastoreo que estaban siendo habilitadas para áreas de cultivo

145 Término aymara, a la orden que dan los alcaldes para el inicio de la preparación de
barbechos en la aynoqa correspondiente.
180 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

de usufructo familiar pero, siempre de propiedad comunal. De esta manera,


cada familia en la aynoqa tiene sus sectores de cultivo y según la rotación
reconoce sus parcelas en cada ciclo agrícola. Las parcelas de las personas
ausentes deben ser respetadas y no sembradas o, en todo caso pueden ser
sembradas en compañía.
Las decisiones en el ámbito comunal y familiar se dan pues siempre
bajo la iniciativa y tutela de las autoridades tradicionales, pero ello no
excluye que el buen desenvolvimiento del proceso productivo dependa
especialmente de las familias y/o personas que acceden de diferentes
maneras a las parcelas de las aynoqas.

7.4.2. Reproducción del sistema organizativo tradicional


del ayllu Majasaya, Mujlli

El sistema de reproducción de la organización tradicional del ayllu


en estudio corresponde a un modelo propio basado en el nivel de conoci-
miento y jerarquía adquiridos por todos los miembros varones de la
comunidad, empezando con los cargos iniciales de jilakata, alcalde escolar,
secretario auxiliar y otros que luego desembocan en cargos jerárquicos más
importantes y de mayor responsabilidad como los Alcaldes, cuya funciona-
lidad varia de un cargo adquirido a otro. (gráfico 1)
En el sistema de cargos rotativos vigente en Majasaya Mujlli, cada
miembro de la comunidad tiene la oportunidad de ingresar en el mismo
con un cargo rotativo inferior como es el caso de los hilakatas, para después
de entrar en descanso por unos años, puede acceder a otro cargo inmediata-
mente superior, hasta llegar finalmente al cargo de Alcalde Mayor, sea
segunda, primera o mallku cobrador. Todos estos cargos tienen que ser
consensuados a través de reuniones de autoridades y de comunarios que
se llevan a cabo permanentemente antes del año nuevo, fecha en la que se
realiza también la reunión de nombramiento organizada por las autorida-
des tradicionales salientes.
Las autoridades entrantes tienen un rol protágonico dentro la comu-
nidad, que varía de un cargo a otro, así la función del alcalde segunda es
cuidar la territorialidad y la organización de la producción en las aynoqas,
así como el bienestar de las familias dentro el ayllu. El alcalde primera,
181

Modelo de reproducción del sistema organizativo del ayllu Majasaya, Mujlli.

ALCALDE SEGUNDA ALCALDE PRIMERA ALCALDE COBRADOR


(Mayor) (Mallcu) (Mallcu Cobrador)
Función: Velar por las Ayudante del alcalde segunda Cobrador de la tasa anual
actividades agrarias o impuesto por la tierra
y bienestar de la comunidad
POSTILLON P O S TA
(adaptado de J. Earls).

Encargado Encargado
de recibir y alojar a los viajeros de administrar el tambo*

NIVEL DE CONOCIMIENTOS Y STATUS ADQUIRIDOS


Gráfica 3

H I L A K ATA
Tiene la función de cuidar
las parcelas agrícolas en las aynoqas
ASAMBLEA
COMUNAL
Cada año
RESULTADOS Comunario corriente
(preferentemente)
con experiencia agrícola
182 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

tiene casi las mismas funciones, pero en menor proporción, es como el


acompañante o ayudante del alcalde segunda. Por su parte el alcalde co-
brador o Mallku tiene como rol realizar los cobros monetarios o tasa terri-
torial por usufructo de la tierra, que posteriormente deposita en la oficina
de Reforma Agraria. En cambio el hilakata tiene la función principal de
cuidar las parcelas campesinas en las aynoqas, siendo en este caso una
autoridad netamente tradicional. En conjunto las autoridades señaladas
tienen la función principal de organizar la producción, guiados por la
sabiduría local y la habilidad, para contribuir en la redistribución del riesgo
climático y físico a través de la predicción climática y el manejo de indica-
dores biológicos. El posta y postillón como se menciona en el gráfico tenían
la función de administrar el tambo (tampu andino) lugar donde se alojaban
los viajeros hacia los valles, pero actualmente tal sistema de organización
y administración local ya no tiene vigencia.
En cuanto a la jerarquización de cargos rotativos los alcaldes son los
que tienen mayor jerarquía y poder decisión en este sistema de cargos
comunales, razón por la cual son sujetos de mayor respeto. Se diferencian
del resto de autoridades por la vestimenta y el bastón de mando (construido
de madera y adornado con hilos multicolores) que llevan siempre en la
mano. En el orden jerárquico le siguen el hilakata, el posta y postillones
cuyas responsabilidades son un tanto más reducidas pero no por ellos
menos importantes. Es deber de los alcaldes coordinar con el resto de las
autoridades mencionadas dentro de los márgenes de la solidaridad y res-
peto. En caso de mal comportamiento de una de las autoridades el alcalde
mayor o segunda tiene el deber de realizar la llamada de atención para
encaminarlo en el cargo que le ha sido asignado. Se trata de un sistema de
cargos comunales donde prima la solidaridad, reciprocidad y la produc-
ción de la tierra, que funciona adecuadamente ante los fenómenos natura-
les adversos imperantes en este tipo de ecosistemas.
A diferencia de los alcaldes que son designados para todo el ayllu, los
hilakatas se designan para cada comunidad, incluso dos por comunidad
cuando las aynoqas son bastante grandes como ocurre por ejemplo con Japo,
Mujlli, Chullpani y Yarwitotora. Los hilakatas se constituyen en los guardia-
nes de la agricultura y su nombramiento depende de las decisiones comu-
nales que deben ser tomadas premeditadamente con un año de anticipación,
RESULTADOS 183

para que de esta forma puedan preparar su ropa adecuada, así como su
producción familiar para todo el año. En contrapartida, la comunidad tiene
el compromiso moral y material de colaborar en la producción agrícola de
los hilakatas y alcaldes, especialmente si estos tienen escasa mano de obra
familiar, así por ejemplo, les ayudan en la siembra y cosecha de la papa.
Las autoridades tradicionales tienen diferentes niveles de decisión
bien eficaz, pero cuando el problema a debate es de bastante peso para el
ayllu o la comunidad se organizan asambleas comunales o asambleas de
todo el ayllu donde en forma consensuada con todas las autoridades
sindicales y tradicionales para tomar decisiones finales.
El sistema de cargos comunales puede ser considerados como una
organización con cierto nivel de autonomía del mandato Estatal, estas
autoridades tienen poder de decisión independiente de cualquier organis-
mo estatal como la Prefectura, Municipio, etc., y son un claro ejemplo de
democracia autónoma que no se entremezcla con favoritismos de natura-
leza partidaria que tanto daño hace a las comunidades campesinas espe-
cialmente de originarias como estamos tratando en este trabajo. Aquí no
consideraremos el sistema organizativo de las autoridades sindicales, por-
que su estructura es muy similar en todas las comunidades andinas de
Bolivia, conformada por carteras sindicales, y sus funciones y potestades
no varían de un ayllu o, de una comunidad a otra.

7.4.3. Cargos y roles de autoridades tradicionales

En las comunidades de estudio los cargos dirigenciales respecto a


las autoridades tradicionales se dan de una manera cronológica y planifi-
cada con anticipación, de tal manera que no existan sorpresas en le nom-
bramiento de los mismos que por su importancia y jerarquía en le proceso
productivo y la vida de la comunidad y el ayllu, los comunarios le dan la
debida importancia orgánica.
A continuación se muestra en un cuadro los cargos organizativos de
dirigentes sindicales y ancestrales en 6 periodos agrícolas (90/96) en las
cuatro secciones principales del ayllu en estudio.
Según el cuadro anterior, podemos observar que los cargos
organizativos de las autoridades tradicionales como alcalde, segundo
Cuadro 3
Sindicatos del ayllu Majasaya y cargos organizativos tradicionales. Periodos 1991-1996. 184
Cargos
Sección Sindicatos 1991 1992 1993 1994 1995 1996
Mujlli Delfin Terrazas (*)
Estroni Eulogio Cruz ***
Kollpaña Fausto Choque* Francisco Sanchez*

Llajma Tiburcio
1. Mujlli Sanchez *(*)
Uyuni Anzelmo Pacci** Epifanio Cruz(*)
Lakolakoni
Jachapampa Eusebio Limachi***
Karoqo Florentino Mamani***

Japok’asa Francisco Cruz** Epifanio Condo (*) Genaro Condo(*) Aurelio Pacci**
2. Japo Fidel Condo(*) Mario Torrez(*) Casiano Villca*(*)

Pasto grande Romaldo Chambi***

Yarwitotora Honorato Chambi* Severino Felipe Thola** Antonio Alejo ** Cornelio Chambi*
Silvestre***
3. Yarwitotora
Totora Jacinto Thola(*)
Tholamarca Demetrio
Montes(*)

Chullpani Andrés Thomás*(*) Bernabé Thomás*


Tayalaka León Gutierrez* Clemente
4. Chullpani Gutierrez(*)
Cañahua palca Juan Flores** Florencio Nina (*)

Huylla tambo Alberto Flores***

Fuente: Elaboración propia en base a entrevistas, 1996.


* Alcalde primero
* * Segundo Alcalde
*** Tercer Alcalde
(*) Hilacatas
AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
RESULTADOS 185

alcalde y tercer alcalde van rotando en las cuatro secciones mencionadas,


así como hacen su rotación las aynoqas, es decir un año corresponde ser
alcalde a la capilla de Mujlli, el otro a Chullpani y luego a Yarwitotora.
Para asumir el rol de alcalde o jilakata la persona como requisito
debería de haber cumplido con otros cargos menores (Alcalde escolar, pos-
tillón, etc.). Los cargos como son rotacionales van girando en torno a la
tenencia de la tierra y en función del grado de participación en las tierras
de cultivo colectivo, o en su caso con relación a la categoría de comunario.
Así por ejemplo, para llegar al cargo de Alcalde debería pasarse al menos
por el cargo de hilakata y, para este por el cargo de dirigente sindical. Todos
estos cargo recaen por lo general en comunarios que tienen permanencia
duradera en al comunidad, aquellos que son migrantes, no pueden asu-
mirlos porque dejarían abandonada la función que les ha sido asignada en
perjuicio del proceso productivo y de la comunidad.
Cada miembro de la comunidad que posee terreno (su solar) esta
obligado a cumplir con los cargos de autoridad originaria que le corres-
pondan; esto supone más que un derecho una obligación. Pero por otro
lado, el cumplimiento de esos roles les otorga a los comunarios nuevos
derechos, sobre todo el de acceder a las tierras comunales y el de optar
cargos de autoridad no originarias (Sánchez: 65). En el caso de Majasaya,
la situación es similar ya que los comunarios que están afiliados al sindicato
y, aportan sus cuotas sindicales y tienen acceso a las parcelas ubicadas en
las aynoqas, tienen la obligación de asumir estos cargos tradicionales,
empezando por de menos jerarquía y estos son a su vez las carteras dirigen-
ciales del sindicato nacidos en la comunidad.
En tal sentido, los comunarios que tienen un territorio de mayor
extensión y una participación en mayor grado en los terrenos de cultivo
colectivo, y más si son originarios, tienen también mayor deber de cum-
plir con las obligaciones de cargos de autoridades; mientras que aquellas
personas que tienen menor cantidad de terreno y mínima participación en
los territorios colectivos, y más si son agregados, pueden no cumplir algu-
nos de los cargos de autoridad originaria. No obstante esa condición no
les exonera del desempeño de ciertos roles de autoridad es decir, todas los
comunarios deben cumplir con ciertos cargos de autoridad y demás
obligaciones sociales (prestes, ritos comunales, etc.). (Sánchez, 1995).
186 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Al referirnos a la rotación de cargos de las autoridades tradicionales,


observamos que el alcalde primera, el 2º y el 3º alcalde rotan cronológica-
mente en los tres sectores (capillas) principales del ayllu que son: Mujlli,
Chullpani y Yarwitotora. Pero esta designación sufre algunas variantes ya
que en algunos años los alcaldes son designados del sector de Japo, ocu-
pando el cargo de alcaldes ya sea un comunario con experiencia de Pasto
Grande o Japo. Esta situación nos demuestra la flexibilidad del sistema de
designación y cumplimiento de responsabilidades dentro el ayllu de esta
autoridades de prestigio local.
El hecho referido a la rotación cronológica de estas autoridades en
función de las tres capillas andinas, puede esquemáticamente presentarse
de la siguiente manera:
Esta designación, sin embargo no es rígida, sino que es abierta por-
que a falta de personas mayores con amplia experiencia en estas comuni-
dades, los alcaldes ya sean el 1º, 2º o 3° pueden ser designados en forma
complementaria de las comunidades de Japo, Uyuni o aledañas.
En suma, se puede decir en concordancia a Sánchez (1994:65) que las
autoridades originarias se constituyen a partir de los criterios de turno y
rotación, estos se basan en ciertos valores sociales compartidos por la co-
munidad, es decir, en la tradición agraria-comunal. Por lo mismo el poder
de dichas autoridades se legitima en las creencias, símbolos y valores cul-
turales compartidos por los actores (comunarios) antes que en normas for-
males del Estado.

7.4.4. Cargos dirigenciales y rol de las autoridades sindicales

Las autoridades sindicales, no siguen la rotación cronológica a nivel


del ayllu o territorio antes mencionada, sino que cada dirigente sindical
va rotando en cada comunidad, es decir que, los 16 sindicatos campesinos
van renovando sus dirigencias sindicales cada año que pasa.146 Esta reno-

146 Existe una variante respecto a la duración de la gestión dirigencial en las autoridades
sindicales especialmente en el secretario ejecutivo (dirigente), que cuando no demuestra
capacidad y buenas aptitudes de líder, puede ser renovado antes de cumplir su ges-
tión, esto puede suceder al inicio o a mitad de su gestión.
RESULTADOS 187

Gráfica 4
Representación de la rotación de cargos comunales
de acuerdo a las capillas andinas del ayllu Majasaya

La Paz TAPACARI

LEQUE TUNAS
VINTO RAMADAS
Yarwitotora

CHALLA

Mujlli Japo Tallija Challa

Chullpani

Oruro Arque

Mujlli

Capilla de San
Antonio Mayor
Auquisaqa
(13 - VI)

Yarwitotora AYLLU
MAJASAYA Chullpani

Capilla de Capilla de
Guadalupe Espíritu Santo
Tayqasaqa Sullka Auquisaqa
(8 - IX)) (espíritu)
188 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Foto 1 Autoridades sindicales y tradicionales, gestión 1996. De izquierda a derecha: los tres primeros corregidores de diferentes
comunidades; Alcalde primero (C. Chambi), Alcalde cobrador (F. Mamani), Posta (De Huayllatambo); el resto hilakatas de
diferentes comunidades del ayllu Majasaya Mujlli.

Foto 2 Autoridades tradicionales (Alcaldes) y modenas (corregidores) del ayllu Majasaya Mujlli. Gestión 1996.
RESULTADOS 189

vación se realiza ya sea en año nuevo o a mitad de año, dependiendo del


tipo de gestión que ante una irresponsabilidad o incumplimiento de sus
funciones pueden ser renovados a mitad de año, tal fue el caso del diri-
gente sindical de Japo durante el periodo de 1995 que fue sustituido a
medio año por otro nuevo.
El rol dirigencial de las autoridades sindicales es diferente al de las
tradicionales, diferenciándose de ellas en su designación no tan planifica-
da ni anticipada, ya que según el comportamiento que presentan los miem-
bros de la comunidad pueden ser designados incluso democráticamente
solo por aclamación en una reunión comunal, tendiendo los electos que
acatar los mandatos comunales y la decisión de la asamblea que es la máxi-
ma instancia. En el cuadro 4, se presenta la descripción de autoridades
sindicales y ancestrales, que cumplieron el rol dirigencial en el ayllu
Majasaya, durante el periodo de 1994/95 y 1995/96.
La formación de los sindicatos campesinos en comunidades origina-
rias donde no existió el régimen de hacienda antes a la Reforma Agraria
ocurrió después del 53 como un verdadero injerto sobre una base de la
organización tradicional sólida que no había desaparecido del todo. Con
la conformación de los sindicatos agrarios que postulan la modernización
del agro, las organizaciones tradicionales llegaron a fortalecerse mucho
más, en base a los cargos comunales que iban adquiriendo naturaleza más
productiva.
La sindicalización de las comunidades del ayllu Majasaya Mujlli,
trajo muchos conflictos para las comunidades ya que, por intermedio de
los cargos dirigenciales y la política del nacionalismo, se dividieron y frac-
cionaron los sindicatos de cinco (antes a la Reforma Agraria) a 16 actual-
mente existentes, la organización sindical en los últimos años en el ayllu
estuvo fortalecida con la ampliación de subcentrales campesinas como las
de Majasaya,147 y Chullpani-Huayllas, pero con la conformación de otras
dos subcentrales como la 6 de agosto, y San Antonio de Mujlli un tanto se

147 Fue creada en 1958, cinco años después de la formulación de la Ley de Reforma Agra-
ria, y su jurisdicción solo abarcaba el ayllu Mujlli y su cede era la comunidad del
mismo nombre. Actualmente a nivel del ayllu Majasaya se ha disgregado y desarticu-
lado la organización a este nivel.
Cuadro 4
Dirigentes Sindicales y “hilakatas” del ayllu Majasaya Mujlli. Gestiónes 94/95 y 1996 190
Dirigente Dirigente Digte Sindical Sub Central Corregidor Coregidor Corregidor Jilacatas Posta
Comunidad Sindical, 94/95 sindical 95/96 96/97 1994 1994 1995 1996 1994/1995 Postillon*

Mujlli Benigno Guillermo Gregorio Antonio Antonio Valentín Santiago Epifanio Cruz
Choque Choque Mamani Sánchez Sánchez Sánchez Sánchez

Huaylla tambo Nicolás Choque Julio Nina Bonifacio Villca Leonardo Simón Choque Valentin Villca Tomás Nina
Thomás Genaro Condo

Japo Dario Choque Nicanor Cruz Facundino Julio Cruz Julio cruz Mario Torrez Julian Flores
Poma

Chullpani Martín Torrez Benedicto Francisco Anzelmo Poma Anzelmo Poma Clemente Emilio Flores
Poma Chipata Gutiérrez
Florencio Nina

Yarwitotora Celestino Jacinto Thola


Chambi DemetrioMontes

Estroni Jacinto Cruz Leonardo Serafín Cruz Gabriel Cruz Alejandro Cruz
Alarcón (central regional)

Kollpaña Teofilo Alarcón José López Marcelino Thomás Flores Nicanor Choque Nicanor Choque Dario Choque
Cuchillo.

Uyuni Eliseo Choque Tomás Flores Tomás Flores Gregorio Cuchillo

Llajma Demetrio Nina Telésforo Nina Fabian Apaza

Jachapampa Mario Nina BartoloméChoque Leonardo Mamani

Tayalaca Lucas Villca Valentín Villca Donato Gutiérrez

Karoqo Mario Mamani Sr. Tudela Eulogio Nina

Pastogrande Francisco Apaza Filiberto Apaza

Lokolakoni Pastor Terrazas Luís Huanca Walter Flores

Cañahuapalca Florencio Flores Plácido Chipata Excequiel Pacci Lifonzo Terrazas Bartolomé Flores
(1996 - adelante)
Fuente: Elaboración propia, en base a entrevistas.
AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
RESULTADOS 191

ha disgregado la organización sindical. A su vez, las cuatro subcentrales


están afiliadas a la Central Regional Majasaya Mujlli, máxima representa-
ción de los campesinos de ayllu que esta afiliada a la Federación Sindical
Única de Trabajadores de Cochabamba (FSUTCC), y la FSUTCB instancias
que representan a las comunidades sindicalizadas y adscritas a ella ante el
gobierno. Pese a ello el sindicato campesino nunca penetró o redujo a un
cargo secundario a la organización tradicional o ancestral.148
A pesar del sistema de cargos rotativos dentro la comunidad, existe
la tendencia a perpetuar el cargo de la dirigencia sindical a nivel familiar,
tal el caso de la comunidad de Mujlli, donde a partir de 1992 hasta 1997 la
cartera de dirigente comunal ha rotado entre la familia Choque, por su
jerarquía y poderío familiar, lo que no ocurre en Japo donde esta cartera se
distribuye en diferentes familias. Es un hecho normal encontrar regiones
donde la tradición de la rotación de cargos dirigenciales se realiza en tor-
no a un linaje o jerarquía familiar muy común en el caso de los ayllus
andinos como el de Majasaya Mujlli.
Las funciones de las autoridades sindicales se organiza de forma flexi-
ble, esto quiere decir que las tareas que cumple una autoridad no siempre
se rigen de una manera rigurosa por normas preestablecidas; de esta ma-
nera el rol de las autoridades sindicales no solo responde a los mandatos
comunales, sino que abarca otros aspectos referidos a la organización de la
producción, la ejecución de obras de infraestructura comunal y otros de
interés para la comunidad y las familias campesinas, siempre en coordina-
ción con las autoridades originarias.
Las autoridades no originarias a medida que pasa el tiempo se van
consolidando y ganando importancia cada vez mayor con respecto a las
originarias. Las diferentes instancias de la administración pública que
atienden demandas provenientes del sector rural, brindan mayor accesi-
bilidad a las autoridades sindicales, lo que equivale a decir usando las
palabras de Sánchez (1994:62) que es más probable que la comunidad con-

148 Mayores detalles sobre este sistema organizativo jerárquico, se puede revisar en
Delgado Freddy. 2001. “Simbiosis interzonal en las estrategias de autodesarrollo
sostenible en ecosistemas de montaña: El caso del ayllu Majasaya, Cochabamba, Bolivia.
Tesis de doctorado. Universidad de Córdoba, España.
192 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

siga la atención a las demandas de sus necesidades especialmente de obras


de infraestructura y de servicios y otros trámites burocráticos, a través de
autoridades sindicales que por medio de las originarias. Sin embargo, las
autoridades tradicionales van adquiriendo también mayor importancia en
lo relacionado a aspectos productivos, vale decir, de la organización del
uso del espacio y de la organización productiva.
Las actividades del sindicato agrario se basan en la lógica de la
organización tradicional que persiste. Pero de todas maneras, dentro de la
comunidad el rol del sindicato sigue siendo el de constituirse en autori-
dad administrativa por intermedio de la asamblea comunal y la directiva
de bases, para decidir una serie de actividades comunales y administrar
justicia y orden en coordinación con el corregidor y las autoridades tradi-
cionales de tal manera que su labor es de tipo solidario y neutral.
Sin embargo, este hecho no significa que las autoridades sindicales
actúen a nivel de las comunidades en forma aislada respecto a las autori-
dades tradicionales, más al contrario, ambas instancias tratan de resolver
los asuntos comunales en forma coordinada, especialmente aquellos asun-
tos referidos al manejo de los recursos naturales y del territorio, pero siem-
pre con la participación consensuada de la comunidad, donde la asamblea
comunal es la máxima instancia de toma de decisiones, donde también se
reconoce y se recuerda sobre los roles de los dirigentes sindicales y de los
miembros de base.
Se debe comprender entonces que los valores sociales en las comu-
nidades andinas con respecto a sus autoridades sean originarias o sindicales
van cambiando gradualmente. Pero este cambio, no se debe entender en
términos de exclusión y disolución de los elementos socio-políticos propios
(tradicionales) de la comunidad, sino en el sentido complementario e
integrativo y no excluyente de lo autóctono y lo moderno. Es decir, la co-
munidad se organiza en base a elementos propios y extraños, de acuerdo a
los requerimientos y exigencias de su situación actual (Sánchez, 1994:79)
lo que equivale a decir que las comunidades andinas también están
viviendo los tiempos modernos y tienen necesidades y potencialidades de
acuerdo al contexto actual.
Debemos concluir este capitulo señalando que entre las dos formas
de autoridades ya sea en el ayllu Majasaya o en otras regiones del altiplano
RESULTADOS 193

boliviano, se establece una relación de complementariedad funcional, so-


bre todo referidas a la organización de la producción, ejecución de obras
publicas y otros trabajos colectivos guiados por un espíritu de solidaridad
a fin de buscar el bienestar y desarrollo de las familias campesinas, de la
comunidad, ayllu o región entera.

7.5. Toma de decisiones a nivel comunal

El sistema de conocimientos dentro el ayllu se maneja y se transmite


por vía intergeneracional, es decir de padres a hijos mediante la vía oral,
este hecho permite conservar la memoria colectiva a través del tiempo, sin
que ello signifique que las comunidades hayan perdido la noción de
“progreso” y “desarrollo” para buscar el bienestar de la familia y de todo
el espacio socioterritorial en base a decisiones comunales y /o familiares
que se dan a diferentes niveles:
En este ayllu como en todas las comunidades andinas no se toman
decisiones unilaterales, sino estas tienen que ser producto de una parti-
cipación total de los niveles que existen en la comunidad (sindical,
tradicional, familiar, individual, hombre - mujer) (Lisperguer en AGRUCO,
1994).
Las principales decisiones de la organización comunal o sociopolítica
a nivel general son de cinco clases, según González de Olarte (1994; 187):

1. Decisiones con contenido económico, siendo las más importantes


las que tratan sobre la distribución de la producción obtenida con
recursos comunales, la redistribución de recursos y producción
individual con fines asistenciales, la selección de aynoqas de cultivo
y pastoreo, de las tierras para cultivo comunal (sindicato, escuela) y
de los servicios sociales. Las decisiones con contenido económico
(cuotas sindicales y multas) y de la distribución de recursos comu-
nales (por venta de papa, chuño y otros) dependen especialmente
de la decisión de las autoridades sindicales, ya que en su estructura
somática existen diferentes carteras o personas que se encargan de
administrar e impulsar esta situación como es el secretario de
hacienda y el de Agricultura.
194 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

2. Decisiones jurídicas y de administración de la justicia interna, basadas


en cierto código moral y en las costumbres. Los conflictos internos
se refieren especialmente a los de tipo interfamiliar inherentes al uso
del suelo y las zonas de pastoreo y a aquellos causados por los ani-
males a los cultivos, así como a algunas peleas por otros motivos.
En nuestro caso, las autoridades tradicionales como padres y conse-
jeros del ayllu buscan el momento más preciso para intervenir en la
solución de cualquier conflicto ya sea de naturaleza comunal o fami-
liar. Por ejemplo cuando existe apropiación indebida de parcelas de
cultivos, los alcaldes y hilacatas tienen la tarea de solucionar el con-
flicto en forma coordinada con el corregidor y las autoridades
sindicales.
3. Decisiones sobre las relaciones externas de la comunidad, que se re-
fieren en general a tres grandes problemas: los conflictos por tierras
con otras comunidades vecinas o conflictos limítrofes con otras pro-
vincias, conflictos por asumir cargos dirigenciales de alto rango (se-
cretario general de la subcentral, de la federación de campesinos, o
la alcaldía de los pueblos más poblados), y la gestión de pedidos a
las instituciones de gobierno o las ONG’s.
4. Decisiones a nivel de rituales. Los rituales son actividades que están
estrechamente ligadas a la actividad productiva y de la vida misma,
de tal manera que las decisiones para realizar este tipo de activida-
des como las Chalas, ayunos, rituales a la producción ganadera, etc.
son tomadas directamente por las autoridades tradicionales, AGRUCO
especialmente por los alcaldes y el jilacata. Este último es el directo
encargado de organizar y preparar por ejemplo el ayuno de San
Andrés (30 de noviembre) en Japo.149 Por otra parte otros rituales a
nivel familiar son de decisión exclusiva de la familia.
5. Decisiones y actitudes de solidaridad. Se refieren a la solidaridad
que deben ofrecer los miembros de la comunidad a familias con escasa

149 El ayuno de San Andrés, consiste en que toda la población adulta, hombres y mujeres,
católicos y evangelistas se reúnen en la colina más alta de la aynoqa de papa para
someterse a un ayuno voluntario, donde no se come nada, solo se bebe agua y se
ofrece rituales y rogativas a la Pachamama como también a Dios para que el año agrí-
cola sea bueno y no existe incidencia de plagas ni enfermedades.
RESULTADOS 195

mano de obra, como también cuando caen en desgracia (muerte, en-


fermedad, etc.) situación que obliga a las autoridades tanto sindica-
les como tradicionales a tomar decisiones para concertar con la co-
munidad y ofrecer apoyo y solidaridad a las familias necesitadas.
Ejem. Apoyo a viudas, desvalidos, etc.

Para la concreción del proceso productivo dentro el ayllu las


decisiones se dan primeramente a nivel dirigencial (autoridades tradicio-
nales y sindicales) posteriormente estas decisiones se discuten y aprueban
a nivel de una asamblea comunal donde participa toda la comunidad. Las
decisiones para llevar a cabo las labores agrícolas - pecuarias se toman a
nivel familiar y/o individual, el hombre o la mujer deciden donde cultivar,
que cultivar o cómo cultivar en las aynoqas comunales y las sayañas (donde
el acceso de las familias campesinas se da según diferentes modalidades).
Por otra parte, las decisiones a nivel de la organización comunal fun-
cionan en base a dos sistemas complementarios: un sistema centralizado
de gestión de recursos colectivos y un sistema descentralizado de organi-
zación del proceso de trabajo (González de Olarte, 1994:188). La elección
entre un sistema y otro se basa en: a) acondicionamientos naturales como
la pendiente de los terrenos de cultivo, fertilidad de suelos, el uso de los
pastos, la habilitación de zonas de pastoreo (purumas) para cultivos que
tienen que administrarse centralizadamente, vale decir bajo decisión co-
munal concertado, y b) acondicionamientos socioeconómicos, que resultan
del calculo económico más favorable para las familias campesinas, es decir,
la decisión de las familias en cuanto a que producir y el cómo producir de
acuerdo a la disponibilidad de parcelas de cultivo, semilla, mano de obra
familiar, etc. Por otra parte lo centralizado requiere de cierta planificación
mientras que lo descentralizado o familiar tiende a veces a mercantilizarse.
Aunque es claro que también requiere cierta planificación este proceso
productivo (organización de la producción).
Así, la organización centralizada sirve especialmente para la labranza
de tierras comunales en base a faenas o trabajo comunal, para el usufructo
de pastos naturales, para el riego y para la administración de los sistemas
de aynoqas o turnos. Mientras que lo descentralizado sirve para el inter-
cambio de la fuerza de trabajo entre familias (sistemas sociales de recipro-
196 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

cidad) y para el uso compartido de conocimientos y tecnología así como


para planificar la propia producción familiar. Las decisiones en la organi-
zación descentralizada se toman a nivel familiar e individual en todo el
proceso de la producción, utilizando ciertos mecanismos y estrategias de
intercambio de la fuerza laboral, relaciones de trabajo e intercambio de
productos reciprocas como el ayni, la minka, la umaraqa, el waquí, que
constituyen las formas más solidarias y descentralizadas de la organización
comunal, pues su concreción no depende directamente de la intervención
de las instancias comunales.
Como un ejemplo de esto se puede citar las formas de decisión que
se dan a nivel familiar e individual en el acceso a la tierra.

• Herencia de padres a hijos


• Compañía (siembra al partir)
• Arriendo (alquiler)
• Apropiación indebida de parcelas
• Préstamo de parcelas
• Intercambio de parcelas

Estas estrategias campesinas descentralizadas, de acceso al recurso


tierra, dependen de decisiones, son decisiones que toman las familias en
forma independiente sin que las normas comunales tengan mucho peso en
ellas, esto no quiere decir, que si aparecen algunos conflictos interfamiliares
o interpersonales por la vigencia de estas estrategias no tenga que participar
la instancia comunal a través de las autoridades competentes para su solu-
ción los conflictos a través de reglas y normas adecuadas
En esto podría ilustrarnos el testimonio de Patricio Cruz un comu-
nario con amplia experiencia dirigencial y productor de la comunidad de
Japo.

“... Vivimos entre parientes, en la aynoqa cambiamos parcelas, una persona


no puede acceder a la aynoqa sin ser afiliado al sindicato, además tiene que
radicar en el lugar; pero también pueden cultivar al partir, se pueden pres-
tar o al arriendo o por préstamo de dinero, o también puede apropiarse de
otra parcela cuando el dueño se va al Chapare por mucho tiempo”..
RESULTADOS 197

Estas variables de acceso a la tierra permiten a las familias campesi-


nas cultivar un determinado número de parcelas (promedio de 12) con
una determinada superficie de cultivo (promedio de 1000 m_) dependien-
do de la mano de obra disponible (esposa - hijos jóvenes) y otros factores
de naturaleza bioclimática que determinan el nivel y la cantidad de la pro-
ducción familiar. La producción está no obstante sujeta a las normas co-
munales por tratarse de comunidades originarias donde rigen las rotacio-
nes colectivas y/o comunales, que garantizan la producción agropecuaria
y reducen el riesgo climático, para de esta manera fortalecer cada vez más
la organización de la producción y buscar el desarrollo autosostenido y su
capacidad autogestionaria.

7.6. Distribución y redistribución, modalidades andinas


de reciprocidad para asegurar la subsistencia

En las comunidades altoandinas prevalecen las formas sociales de


solidaridad y cooperación reciproca ya sea a nivel comunal o familiar, si
bien la reciprocidad a nivel familiar se practica con mayor frecuencia al
no requerir a veces de normas comunales que regulen su ejecución y
desenvolvimiento. No obstante a veces, desde el punto de vista redistri-
buido la comunidad funciona como un seguro de subsistencia para sus
miembros, por las características de sus normas de reciprocidad a ese
nivel.
De acuerdo con González de Olarte (1993) los niveles de ingresos de
las familias comuneras dependen de tres factores:
a) Individuales, es decir de la cantidad y calidad de los recursos, y
del tamaño y estructura de la fuerza de trabajo familiar, b) Macroeco-
nómicos, los precios, salarios, y tasas de interés fijados externamente por
los mercados o el gobierno, y c) Comunales, de los recursos colectivos y
los mecanismos redistributivos dentro de cada comunidad.
La economía campesina comunal fija los niveles de ingreso de cada
familia a través de los mecanismos distributivos y redistributivos estable-
cidos dentro de cada comunidad, que son de tres clases: de recursos, de
productos y de ingresos: “Los aspectos redistributivos son los que com-
pletan el funcionamiento de la economía comunal. Mediante la redistri-
198 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

bución de recursos, productos e ingresos se mantienen ciertos niveles de


subsistencia y ciertas desigualdades dentro de la comunidad. Así, la
redistribución tiene un contenido político detrás de una apariencia econó-
mica”. (González de Olarte, op cit).
La distribución de recursos como tierra (que en este caso es comunal),
o la fuerza de trabajo, (más a nivel familiar) se realiza siguiendo las dife-
rentes estrategias campesinas que funcionan a nivel comunal y familiar.
La dotación de parcelas de cultivo a familias jóvenes, pero afiliadas al
sindicato, o la redistribución de la tierra por los mecanismos anteriormente
señalados se basan en estrategias comunales, mientras en la redistribución
de la fuerza de trabajo se ponen en practica estrategias familiares de recipro-
cidad como el ayni, minqa, yanapa, o la umaraqa.
La distribución de la producción obtenida sobre recursos colectivos,
por otro lado, se efectúa en función de ciertos criterios: del número de
jornadas aportadas por cada familia para trabajar sobre los recursos
comunales, del consumo colectivo de los miembros, por ejemplo en fiestas
patronales o para la construcción de bienes públicos (escuela, campos
deportivos, cede sindical, posta sanitaria, etc.) y en función de los grupos
de poder. El primer caso significa que las familias reciben en la práctica un
salario en especies (reciprocidad), bajo la forma de participación en la
distribución de la producción, siendo los campesinos pobres quienes
mayormente participan de estas actividades (humaraqa, en faenas agríco-
las). La distribución de ingresos depende en cambio, de la fuente y de la
capacidad de generar ingresos monetarios de manera colectiva, como por
ejemplo venta de productos (papa, chuño, granos) por la siembra en par-
celas comunales, donde participa toda la comunidad, aunque en este caso
el ingreso monetario no es distribuido entre sus miembros, sino que ingre-
sa al fondo o caja comunal.
La distribución del efecto comunidad se hace en función de la canti-
dad y calidad de los recursos de cada familia que se beneficia de la coope-
ración o manejo colectivo de recursos, como el número de parcelas benefi-
ciadas por el sistema de administración comunal, el número de cabezas
que pastan en las tierras comunales, el número de aynis aplicada en parcelas
de distinta calidad (Gonzáles de Olarte, 244). Un ejemplo claro del “efecto
comunidad”, es la distribución de semilla de papa en la comunidad de
RESULTADOS 199

Japo del fondo de apoyo comunal, que atañe a familias que tienen escasez
de semilla y recurren a este fondo para obtenerlas y luego devolverlas en
la misma cantidad o con algún margen de utilidad que es pagada también
en el mismo producto.
La redistribución tiende así a corregir las desigualdades distributivas
en las comunidades, de dos formas: la directa o familiar, y la indirecta o
comunal; ambas aseguran tramos marginales en los ingresos o productos
de las familias de bajas performances productivas ya sea por ser “pobres”
o por haber tenido malas cosechas o perdidas de ganado, y la manuten-
ción de desigualdades moderadas entre familias ricas y pobres, (González
de Olarte, 1993).
Para algunas teorías la redistribución permite mejorar el bienes-
tar colectivo en la medida que la utilidad marginal de los ricos es me-
nor que la de los pobres (Pigou, 1969); sin embargo como no es posible
verificar una medida cardinal de la utilidad no es posible verificar esta
proposición. Para otras teorías la redistribución se da porque existe un
comportamiento benevolente de parte de los ricos en favor de los pobres,
es decir que existiría una utilidad interdependiente (Gunderson, 1983,
citado por G. de Olarte, 193:245). Para la teoría agroecológica, en el caso
del ayllu Majasaya no hay ricos, sino familias con más tierras y ganado;
la redistribución de recursos productivos y de mano de obra, tiene más
bien un sentido horizontal especialmente en lo referente a la mano de
obra. La redistribución de la producción así como la de productos ali-
menticios se efectúa en actividades rituales y festivas como son los
matrimonios, acontecimientos especiales (llegadas del cuartel, bauti-
zos, etc.).
De esta manera, los mecanismos de reciprocidad y redistribución
sirven para disminuir los rangos de diferenciación de grupos sociales den-
tro la comunidad, y a veces sirven de herramientas útiles para aminorar
los momentos de incertidumbre en el proceso productivo, de tal manera
que se da una relación entre familias comuneras pudientes y familias que
tienen más necesidades ya sean económicas, productivas y de mano de
obra, permitiendo así un acceso más de tipo solidario a los recursos de la
comunidad (tierra, pastos) así como también a los de tipo familiar (mano
de obra, alimentos, productos agropecuarios).
200 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

8. Sayañas

Actualmente el problema prioritario del campesinado boliviano es


la disponibilidad absoluta de tierra y no como antiguamente su disponibi-
lidad relativa (la desigualdad de la tenencia). Las condiciones sociales del
campo ya no son las mismas de hace 50 años. Además de existir sobrepo-
blación relativa, en relación a una frontera agrícola en las alturas, aparen-
temente agotada (Caballero, 1981), actualmente coexisten tecnologías
tradicionales y modernas, que explican en buena parte las diferencias de
productividad entre campesinos y sectores capitalistas (Cotlear, 1989), de
tal manera que el recurso suelos aunque sea escaso no es un recurso
limitante para realizar actividades agropecuarias.
Para el conjunto de campesinos no existe posibilidad de un acceso
masivo a nuevas tierras, pues la relación entre cantidad de tierras y la fuerza
laboral rural ha llegado a su saturación dada la tecnología vigente. Por
otro lado, los campesinos difícilmente pueden acceder al crédito bancario;
en consecuencia, las tierras, los pastos poseídos por cada familia o comu-
nidad constituyen actualmente el recurso económico básico para su
supervivencia (González de Olarte 1993:82). Esto afirma la posición de que
los campesinos andinos no son tan dependientes de insumos externos ni
de innovaciones modernas, sino que se readecuan a los sistemas producti-
vos que ellos mismos manejan, introduciendo tecnologías y prácticas
simbióticas (combinadas) para hacer un manejo adecuado de la ecología
relacionado al aspecto productivo y sociocultural.
En el interior de una estructura organizativa comunal relativamente
homogénea, se encuentra una variación considerable entre una y otra
unidad familiar en base a la organización interna de sus recursos humanos
(tamaño y composición de la familia) y materiales, tanto en el espacio (sis-
tema productivo), como en el tiempo (calendario productivo). Esta diver-
sidad se hace también evidente en la manera como cada familia relaciona
esta organización interna con el resto de la comunidad y la sociedad mayor
(estrategia productiva familiar).
El tamaño y la composición de la familia están en estrecha relación
con el momento del ciclo vital en que se encuentra (edad de la familia).
Desde el momento en que una pareja forma una nueva familia, el numero
RESULTADOS 201

de sus miembros varía primero en forma ascendente, y luego descendente


desde el momento en que los hijos se casan y se separan físicamente de sus
progenitores (Blanco, 1992:130-131).
El territorio es destinado de acuerdo a las disponibilidades de
recursos energéticos de las familias campesinas, así por ejemplo las áreas
comunes son sometidas al pastoreo sin ningún sistema de control de los
animales, hecho que entraña consecuencias negativas tanto en lo ecológico
(degradación del suelo por sobrepastoreo) como en lo social (las familias
con mayor cantidad de animales no asumen mayor responsabilidad sobre
las áreas degradadas que aquellas que cuentan con pocos animales, lo que
puede provocar nuevos conflictos a la larga)150 (Blanco, 1992:208).
En este caso, la rotación de cultivos es adecuadamente complemen-
tada con el descanso de la tierra durante épocas prolongadas, tiempo que
si bien es cada vez menor a causa de la creciente presión sobre la tierra, se
mantiene aun dentro de un marco de manejo sostenible. Esto sucede gracias
a la estrategia comunal de incremento en el número de aynoqas antes que el
tamaño de cada una de ellas dejando de “reserva” para el futuro la zonas
sobre las que cada una de las aynoqas podría crecer inmediatamente.151
En este sentido, también juega un papel importante la estrategia fa-
miliar ya que cuando ello es posible, se deja descansar durante más tiem-
po las parcelas de menor calidad, dejando pasar el turno de una aynoqa
sin cultivar aquellas parcelas. Este es un tipo de estrategia social familiar y
no tanto comunitaria ya que estas decisiones dependen de la unidad fami-
liar, y no de la comunidad. A pesar de la escasez de la tierra se da la situación

150 Para salvar esta situación por intermedio de la discusión entre comunarios se ha pre-
tendido en la comunidad de Challa del ayllu del mismo nombre, por ejemplo disminuir
el número de animales por familia. Esta situación se hizo un tanto conflictiva puesto
que las familias que tienen mayor número de animales difícilmente quisieron desha-
cerse de ellos, existiendo al contrario la tendencia a aumentar el número de animales
en el rebaño porque constituye una fuente de reserva económica o ahorro para casos
difíciles o de necesidades prioritarias.
151 La tendencia actual en la zona de estudio es el aumento y crecimiento del número de
aynoqas y su privatización posterior, por los factores demográficos que cada vez
obligan a ampliar la frontera agrícola lo que tiene implicancias ecológicas y socioeconó-
micas ya que las tierras se hacen cada vez más escasa para la agricultura.
202 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

que cada parcela tiene su propio historial, de manera que a pesar del uso
relativamente intensivo durante tres años consecutivos y 10 años de des-
canso una parcela no puede ser cultivada con la misma especie o variedad
en la siguiente rotación sino que está sujeta a una planificación familiar
descentralizada del tipo de planificación comunal.
El acceso diferenciado a las tierras de aynoqa sean de cultivo o de
pastoreo (descanso) se hace muy evidente en algunos años y en otros menos,
dependiendo de los factores internos y externos tales, como la cantidad de
tierra heredadas de los progenitores, la edad de la familia y el numero de
miembros con mano de obra disponible, la cantidad de recursos ganade-
ros, la ubicación de la aynoqa en turno, las condiciones climáticas y edáficas
de la aynoqa, (Blanco, 1992:209) la cantidad de semilla disponible, la
predicción climática y otros.
No obstante, el acceso diferenciado a la tierra puede llegar a consti-
tuirse en un elemento de diferenciación social por razones provenientes
de los mismos factores que lo determinan. Uno de estos parece ser el he-
cho de que las diferencias en el tamaño y la composición de las familias
que no refleja en diferencias en la cantidad de recursos disponibles es trans-
formado por la colectividad en diferencias de prestigio y poder social a
través de los mecanismos de reciprocidad y redistribución (Blanco,
1992:209) que son los que regulan en algunos casos la situación familiar y
el estatus social dentro la comunidad.
Si bien los mecanismos de reciprocidad y redistribución obligan a
las familias con más recursos, tierra por ejemplo, por intermedio de cuya
práctica ganan en prestigio y poder dentro la comunidad, no implican que
las familias con menor cantidad de recursos disponibles y cantidad de mano
de obra no puedan redistribuir lo poco que pueden acumular, ya que nada
es absoluto en el sistema de manejo comunal de la tierra y otros recursos
naturales. Una familia puede considerarse “rica” en un año y “pobre” en
otro, por el sistema de acceso a los recursos comunales que es variable de
un periodo agrícola a otro.
Así, una familia con escasa mano de obra recurre a prácticas sociales
de reciprocidad como el ayni y la umaraqa para concluir con labores agrí-
colas retrasadas y redistribuyen a cambio con alimentación a las familias
cooperantes que aparentemente acuden a estas faenas solo por divertirse
RESULTADOS 203

y comer. Pero es que, además este tipo de prácticas tienen una connotación
simbólica, recíproca, y espiritual por tratarse de prácticas ancestrales de
características andinas particulares.
Referente al acceso a la tierra aquellas comunidades que en una época
han logrado su reconocimiento legal, poseen títulos comunales de propie-
dad, algunos tan antiguos que se remontan a su fundación colonial. Más
de la legalidad formal, hay un reconocimiento social a la propiedad
comunal. Los miembros integrantes reconocen el carácter colectivo de la
propiedad sobre el territorio que comprende su comunidad y aceptan que
individualmente solo tienen acceso a parcelas dentro de este territorio en
tanto son miembros reconocidos o hijos de la comunidad (Plaza, 1985: 61,
en Blanco, 1992:34).
Existen algunas variantes de acceso a la tierra, como se describe
posteriormente, que dependen de las normas comunales y los intereses
familiares. De esta manera muchos comunarios tienen parcelas en dos
aynoqas de su comunidad, como también en otras comunidades veci-
nas, como sucede por ejemplo con los comunarios de Japo que tienen
acceso a parcelas de Mujlli, Pasto Grande, Yarwitotora e inclusive en
Chullpani. Así se puede observar que existe una diferenciación social
dentro la comunidad y el ayllu de acuerdo a los recursos productivos
con los que cuenta, en este caso el recurso tierra. Es así, que existen co-
munidades sin acceso a todos los recursos regionales y también hay uni-
dades domésticas que no tienen acceso a todos los recursos de la comu-
nidad.

8.1. Tenencia y formas de acceso a la tierra

En comunidades de altura de la provincia Tapacarí prevalece la


propiedad colectiva pro indiviso inclusive desde antes de la época Repu-
blicana. En algunas comunidades originarias como es el caso del ayllu
Majasaya no existe la propiedad privada como tal a parte de los espacios
territoriales donde están ubicadas la vivienda y el solar campesino; la com-
pra y venta de tierras en el mencionado ayllu no se puede realizar bajo
ninguna instancia publica, ya que los comunarios de este ayllu no poseen
los títulos ejecutoriales de sus parcelas; únicamente algunos campesinos
204 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

tienen las copias de los títulos comunales, sin que esto les dé ninguna
atribución de propiedad privada.152
Las políticas agrarias del país, que se impusieron desde los primeros
años de la república, disposiciones legales contradictorias respecto a la
propiedad y acceso a la tierra, contribuyeron a la transformación de los
sistemas tradicionales de tenencia de la tierra (como unidades) atacando
constantemente la propiedad tradicional especialmente en comunidades
originarias donde el acceso a la tierra es diferenciado, pero sin embargo no
consiguieron transformarlo en su estructura misma.
Estas políticas agrarias y tributarias estuvieron relacionadas siempre.
El objetivo de las mismas fue buscar el desarrollo y crecimiento económico
del país en la explotación de los indios y sus propiedades comunales. La su-
presión de tributos y las reformas en la propiedad de la tierra fueron paralelas
y no cesaron en la vida republicana, solo cambiaron de forma y nominación.
Las políticas expresadas en los argumentos jurídicos, incidieron en
las diferentes formas de acceso a la tierra vigentes en toda Bolivia, espe-
cialmente en la serranía y parte del altiplano donde persisten comunida-
des campesinas originarias con vigencia de propiedad comunal con sus
diferentes variantes de acceso a la tierra por parte de los campesinos.
Sin embargo, aparte de las consideraciones evolucionistas que
subyacen a las explicaciones sobre el desarrollo de la propiedad privada
(que generalmente pecan por ser excesivamente coyunturales) uno de sus
aspectos más débiles es el de no reconocer que toda forma de propiedad es
un derecho que la sociedad otorga a sus miembros y que por lo tanto no se
puede hablar de propiedad solo como mera relación entre individuo y
objeto, sino más bien como una relación entre individuos en torno a un
objeto (la tierra) o persona, como bien señala Wilsón:153
En concordancia con Ossio (op cit, p. 129) debemos mencionar que
tanto en comunidades más tradicionales de los Andes como en las más
integradas de la sociedad Nacional, había propiedad comunal o colectiva,

152 León, Rosario. “La tenencia de la tierra en Tapacarí” CERES. Cbba, Bolivia. s/f de
edición.
153 Citado por Ossio Juan. 1992. “Parentesco, reciprocidad y jerarquía en los Andes: una
aproximación a la organización social de la comunidad de Andamarca. Pontifica Uni-
versidad católica del Perú, Lima, p.129.
RESULTADOS 205

e individual o privada al mismo tiempo. Si esto es así habría que pregun-


tarse entonces en que radican las diferencias entre ambas tipos de socieda-
des que habría que buscar en sus sistemas sociales y culturales. En comu-
nidades originarias como es el caso del ayllu S.A. de Mujlli, donde preva-
lece la propiedad comunal se impone el usufructo familiar de la tierra
basada en un sistema social comunitario donde las relaciones personales y
las de parentesco predominan frente a las relaciones de tipo contractual y
formal para acceder al recurso tierra.
Empero, aunque la apariencia de la modalidad de tenencia de la tie-
rra comunal es colectiva no esta exenta de un matiz de propiedad indivi-
dual154. En realidad se podría decir que lo que la distingue de la propiedad
privada propiamente dicha es el tiempo de usufructo familiar. En nuestro
caso el usufructo se detenta por 3 años que dura la rotación del cultivo en
las aynoqas, mientras que el otro tipo de propiedades155 es por toda la vida
y, además, puede ser transmitido en herencia a generaciones sucesivas o
ser vendido a otro comunario. En ambos casos la comunidad es la que
cede derechos de propiedad aunque en el primero no se da el caso de que
los usufructuarios puedan ceder sus derechos a terceras personas, lo cual
es posible con la propiedad individual (M. Ossio: 132, op cit). En comuni-
dades originarias donde por tradición no existen normas, ni costumbres
de vender las tierras que no son consideradas como simples objetos, sino
como entes personalizados.
De esta manera, se puede afirmar que los derechos de propiedad
sobre la tierra campesina originaria, como se trata en este estudio de tesis
provienen de la misma comunidad que esta amparada por títulos
ejecutoriales otorgados a las comunidades y ayllus antes de la Reforma
Agraria del 53 y refrendadas por el Estado Boliviano a través de las últimas

154 En comunidades originarias como las del ayllu Majasaya, existe una jerarquía de
derechos sobre la tierra encajonados, donde el proindiviso es el nivel más inclusivo.
Luego vienen los derechos a nivel de zona o rancho, que se refieren sobre todo al
pastoreo. Luego los derechos a nivel de unidad doméstica y/o familia, y finalmente
los derechos individuales dentro la propiedad familiar.
155 Nos referimos a la propiedad privada, vale decir, los canchones, sayañas, aunque has-
ta la fecha no hay evidencias de que algún comunario haya vendido a su similar este
tipo de propiedad.
206 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

leyes como la Ley INRA que reconoce las tierras comunales como patrimonio
de los campesinos originarios que no pueden ser revertidas al Estado bajo
ninguna circunstancia.

8.1.1. Formas, o modalidades de acceso a la tierra

Como ya se mencionó con anterioridad el manejo territorial de las


aynoqas se traduce en muchas otras formas de acceso al recurso tierra que
varían en función de muchos factores internos de influencia familiar como
la disponibilidad de mano de obra, movimientos poblacionales, déficit o
exceso de semilla, y dedicación a otras actividades como la artesanía,
comercio, engorde de ganado y otros.
La tenencia de la tierra sobre el territorio para cada familia es muy
variable y dispersa, teniéndose concentraciones llevadas en determinadas
zonas y escasas en otras. Un factor que determina una variación de la pro-
ducción total al cambio de la superficie cultivada (cada año la ayta se mue-
ve y la tenencia varia).
La tenencia puede ser tan variada que en algunos años, una familia
puede poseer muchas parcelas de cultivo, para luego de algunos años po-
seer muy pocas parcelas cíclicamente, dependiendo de las condiciones
agroecológicas de las aynoqas, calificándola así por la superficie cultivada
y la producción total obtenida como familia rica o pobre. Este hecho nos
demuestra la variabilidad y la dinamicidad del sistema de producción en
los Andes, donde nada es absoluto sino relativo y es necesario ver y com-
prender esta realidad bajo esos parámetros. Se puede clasificar en definiti-
vos y temporales:

Definitivos

a) Purumas
Tierras que nunca han sido cultivadas que se distribuyen mediante
la decisión de las autoridades tradicionales a todas las familias de la
comunidad y en especial a las familias jóvenes para su cultivo. En la actua-
lidad en Japo Mujlli, Yarwitotora son muy pocos los sectores que aun tienen
“Purumas”, por lo que la ampliación de la frontera agrícola casi ha llegado
RESULTADOS 207

a sus límites. La habilitación de estos sectores destinados al pastoreo de-


pende de las bondades o dificultades del año agrícola o de la mala condi-
ción agroeocológica de la aynoqa de turno destinado al cultivo de papa.

b) Herencia
Actualmente es la forma más común de acceso a la propiedad, se da
por la vía intergeneracional de padres a hijos. Esta practica fortifica las
relaciones de reciprocidad dentro de las familias, ya que la herencia no se
otorga en un acto único, sino que el padre va concediendo paulatinamente
tierras a los hijos o herederos (con familias conformadas) en cada ciclo
agrícola en la aynoqa correspondiente de papa, por que los hijos tendrán
que esperar trece o más años (debido a las rotaciones colectivas) para con-
tar definitivamente con toda su tierra, lo cual les crea dependencias en-
mascaradas hacia el padre.
En el análisis de este aspecto podría ayudarnos el testimonio del
hilakata de Japo, David Cruz, que dice respecto a la herencia:

“La herencia de parcelas aquí es para los hijos nomás, no para las hijas, solo
los varones se quedan con las parcelas de acuerdo a la cantidad de tierras
que tiene el padre. En años pasados mi padre tenia unas parcelitas más o
menos grandes, según eso nos hemos dividido los hijos, unos cuatro, tres, o
dos pequeñas parcelas nomás, según a eso. Pero en este año ya no teníamos
156
herencia, porque las kallpas en general se han distribuido ya para todos
los filiados de la comunidad. En años pasados de una parcelita se dividían
por herencia a dos, tres, cuatro según a su familia; pero este año ya no, en
general a iguales nos hemos repartido.

Cuando el hijo esta viviendo con sus padres como soltero, directa-
mente no se puede dar la herencia, con su papa junto nomás trabajan y
comen, por eso como viven juntos no se puede dar todavía las parcelas en
calidad de herencia (trascripción simultánea).

156 Kallpas, son parcelas que ya han sido cultivadas con algún cultivo, los comunarios
usan el termino para diferenciar de la puruma que no es cultivada.
208 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Lo anterior nos ilustra sobre el hecho de que aunque en la propiedad


comunal nadie es dueño de la tierra existen algunas normas internas que
dependen de la decisión de las familias para la distribución de las parcelas
de cultivo que afectan únicamente a los hijos varones, y tienen el propósito
de evitar la parcelación de los terrenos a su mínima expresión. Esta situa-
ción se complementa también a través de la herencia indirecta que las
mujeres reciben por parte de sus maridos, así como de los padres o herma-
nos mayores en la asignación de canchones de cultivo.

c) Intercambio
Existe la posibilidad de lograr intercambios de parcelas en aynoqas
entre dos familias diferentes, esta práctica permite la acumulación de
parcelas en zonas cercanas al domicilio a cambio de otras situadas en
zonas generalmente más alejadas. El intercambio de parcelas actualmen-
te también sucede entre comunidades diferentes; algunos comunarios
recurren a esta práctica especialmente debido a las últimas tendencias
de privatización de las aynoqas. Por ejemplo, los comunarios de Mujlli
que tienen parcelas en Japo han intercambiado parcelas con comunarios
que tenían tierras en su comunidad, previo acuerdo entre partes, consi-
derando como parámetros de intercambio, el tamaño, la ubicación y la
fertilidad del suelo.
Una modalidad frecuente de intercambio de parcelas es la que se
practica reciprocando parcelas de cultivo en las aynoqas con canchones, es
decir personas que no tienen lugares adecuados para un canchón recurren
a otros que si lo tienen dando a cambio parcelas en las aynoqas de cultivo
que tengan características de tamaño y edafológicas casi similares a las
anteriores.
Otra variante en el intercambio de parcelas es la que se da en aynoqas
diferentes, dentro la misma comunidad o en diferentes comunidades. El
intercambio de parcelas se da a nivel de familiares o allegados, como tam-
bién entre personas ajenas, las parcelas a intercambiarse deben ser del
mismo tamaño y de la misma calidad de suelo. Este tipo de intercambio se
esta practicando con más frecuencia últimamente a causa de las nuevas
tendencias comunales de privatizar y delimitar el territorio, debido al te-
mor de perder las parcelas en forma definitiva por la practica de la apro-
RESULTADOS 209

piación indebida. También es posible realizar el intercambio de una parce-


la por uno o más animales, por ejemplo una o varias llamas (dependiendo
del tamaño de la parcela) en lugar de por otra parcela. Esta modalidad no
obstante es raramente practicada, o solo se usa en casos extremos.
Este tipo de practicas demuestra la flexibilidad del sistema de agri-
cultura que se practica en las aynoqas que favorece las relaciones sociales
de las familias comuneras y la organización de la producción y ayuda a
distribuir los riesgos climáticos y económicos revitalizando continuamente
la cultura, la tradición, y las estrategias familiares y comunitarias de
reproducción social.

Temporales o circunstanciales

a) Litigios
Implican una serie de prácticas que pueden derivar en pleitos algu-
nas veces bien serio, los más comunes son: barbechado en tierras ajenas,
apropiación indebida de parcelas abandonadas, siembras al propósito para
recurrir a la compañía.
Cuando la ayta esta cercana a la vivienda familiar, la tenencia de la
tierra y por tanto la producción es elevada; cuando la ayta esta distante la
tenencia y por ende la producción llega a ser más reducida. Esto se debe a
la mayor facilidad del cuidado de las parcelas cuando se encuentran cerca
de la vivienda. Para aminorar estos riesgos las familias recurren a la prác-
tica de intercambio de parcelas, o en su defecto a usos indebidos y litigiosos
de parcelas ajenas, que han sido abandonadas por diversas causas. Tam-
bién es frecuente en esta modalidad el empleo de pequeñas parcelas sin
dueño o que no fueron cultivadas por falta de tiempo o semilla (purumas
y parcelas abandonadas).

b) Compras
A pesar de no estar oficialmente reconocido por la comunidad el
derecho a la compra y venta de las sayañas esta es una posibilidad legal
que ha quedado abierta desde la revisita de Exvinculación de 1882 cuando
se declara a los comunarios registrados como” ...dueños y señores de ella
en virtud del presente titulo de dominio pudiendo por tanto ejercer todos
210 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

los derechos que la ley les otorga a los propietarios, incluso el de manejar
con tal de expresar su voluntad ante el Ministerio público...” (citado por
Blanco, 1993: 86).
Sin embargo, a pesar de esta declaración la posibilidad de venta de
parcelas o canchones en las comunidades del ayllu Masaya de Mujlli son
mínimas porque no se tienen títulos de propiedad individuales y tampoco
se tienen referencias económicas de cuanto podría costar una determinada
extensión de terreno, como así menciona el siguiente testimonio.

“No se puede vender las parcelas en las aynoqas porque no sabemos del
precio porque la tierra aquí no es seguro, porque a veces en un año da bien
a veces no da, entonces no se puede comprar ni vender con precio rebajado
a alto”. (Trascripción según testimonio).

De esta manera, constatamos también en la practica que ningún


comunario puede vender sus parcelas ni el territorio que le corresponde
como solar campesino o sayaña, o sea donde está instalada su vivienda,
debido a que no existe tradición cultural de la privatización de tierras,
además de que existe temor de romper con las normas comunales lo cual
podría producir desequilibrios muy serios de naturaleza socioeconómica
y cultural.

8.2. Otras formas de acceso a la propiedad comunal

8.2.1. Apropiación indebida de parcelas ajenas

Otra forma común de acceder al uso de la tierra, es a través del cul-


tivo por varios años consecutivos de terrenos que han sido abandonados
por sus poseedores originales (por varias razones: migración, enfermedad,
dedicación a otros rubros, etc.) siempre y cuando estos no se presenten a
reclamarlos. En este caso el trabajo por muchos años de las parcelas por
parte de una familia, puede influir en las decisiones comunales pudiéndose
adjudicar la posesión de las mismas a la familia que las haya cultivado,
salvo que la comunidad decida revertirlas a su patrimonio, caso que es
poco frecuente.
RESULTADOS 211

Por otra parte también se da el caso de que algunos comunarios en


forma premeditada cultiven algunas parcelas a sabiendas de son de pose-
sión ajena; bajo el lema de “la tierra es de quien la trabaja” especialmente
cuando cuentan con escasa tierra o tienen semilla de sobra. En estas cir-
cunstancias el propietario, también premeditadamente al darse cuenta de
ello puede consentir el cultivo de su parcela y recién iniciada la cosecha
reclamar su parte por la tierra. En estos casos previo acuerdo mutuo entre
partes se pueden distribuir la cosecha en partes iguales, pero de no llegar
a un acuerdo es posible que a escondidas, al atardecer o en la noche el
propietario coseche la mejor parte de la parcela habiendo de conformarse
el comunario que realizó la práctica del cultivo con la peor parte.
Otro caso menos frecuente pero similar al anterior ocurre cuando
una persona prepara el barbecho en una parcela ajena, y el propietario
premeditadamente deja hacer esta labor y en la época de siembra procede
a sembrar antes de que el otro lo haga; o en caso de que se haya procedido
ya a la siembra de cualquier cultivo vuelve a sembrar el mismo cultivo en
la misma parcela. En estos casos se llega a un conflicto bien serio donde la
comunidad a través de las autoridades se ve en la obligación de mediar
para su solución respectiva.157
Estos casos muy frecuentes han ocasionado dentro el ayllu muchos
problemas entre comunarios, como también entre comunidades y autori-
dades comunales y sindicales, ya que de no ser resuelto amigablemente
entre partes en conflicto, este se eleva a instancias superiores como el
corregimiento de la comunidad o en casos extremos hasta instancias urba-
nas como la oficina de Reforma Agraria, Federación campesina, Juez Rural,
Subprefectura de Tapacarí, etc.

8.2.2. Parcelas compartidas

Otra modalidad poco frecuente que se practica en las comunidades


andinas es la de compartir las parcelas entre padres e hijos sean solteros a

157 La solución a este tipo de conflicto se da buscando una mediación favorable para
ambas partes, en algunos casos la parte afectada devuelve en dinero al que ha prepa-
rado el barbecho, o en otro caso se dividen la producción final en partes iguales, tal
como si fuera una siembra en compañía.
212 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

casados, es decir antes de que el padre otorgue la herencia definitiva a los


hijos varones ambas partes van cultivando las parcelas del padre en forma
compartida más o menos parecida al de una compañía entre partes. Vea-
mos el testimonio de Facundino Poma (comunario de Japo) que explica
esta situación.

Cultivo parcelas que pertenecen a mi padre, ambos cultivamos en forma


compartida, preparamos el barbecho juntos, y en la siembra en cada parce-
la cada uno pone la semilla a mitades, y en la cosecha cada uno saca su
parte, pero yo siempre le ayudo más a mi padre porque ya es viejito. Pero
cada uno tenemos nuestra despensa muy aparte que utilizamos en forma
independiente, pero cuando a veces por falta de tiempo no le ayudo a mi
padre en las labores culturales, él anda renegando y dice que va vender sus
terrenos. (Trascripción simultánea).

Esta situación es muy frecuente en casos en que los hijos varones


cuando están solteros o incluso casados o viudos siguen conviviendo con
sus padres, situación que les obliga a compartir la vivienda y la alimenta-
ción, razón por la cual el padre de familia les asigna algunas parcelas donde
se realiza agricultura compartida entre padres e hijos, compartiendo así
mismo la producción final. En algunos casos como el ilustrado en el testi-
monio, cada persona, padre e hijo tienen su propia despensa para guardar
su producción y poder disponer de ella por cuenta propia e independiente.

8.2.3. Compañía

Esta practica esta muy generalizada a nivel del ayllu y consiste en la


utilización de las parcelas de otro comunario que no las esta cultivando
por diversas razones, o bien la entrega por parte de una familia de cierta
cantidad de semilla a otra que tenga parcelas preparadas que le sobren. La
producción total en estos casos es repartida por la mitad entre ambas par-
tes ya que en la cosecha también deberán participar trabajando ambas fa-
milias o personas contractuantes.
Para este caso tomemos un testimonio campesino que nos ayudara
en el análisis:
RESULTADOS 213

“...Cada familia ya tiene sus sectores de cultivo y según la rotación cada


familia ya reconoce sus parcelas, aquellas personas que no están en la co-
munidad o han viajado al Chapare u otro lugar lejano, en sus parcelas na-
die puede sembrar, lo respetan, o en caso contrario se puede sembrar en
compañía... La compañía consiste en que una familia por falta de terreno
siembra la parcela de otro compañero poniendo la semilla y el trabajo, pero
en la cosecha nos repartimos a mitades sin miramiento, o puede ser tam-
bién que cada uno cosecha un surco dejando otro para el compañero, en el
caso de la papa...”

Como se puede evidenciar, el sistema de reciprocidad funciona


perfectamente en el Ayllu Majasaya Mujlli, incluso para el acceso a la tierra
y a la producción tomando diferentes matices de acuerdo a las finalidades y
acuerdos contractuales verbales que se practican entre personas, familias o
comunidades. De esta manera se concretizan acciones dirigidas a consoli-
dar los lazos comunales y familiares dentro de un espacio que se reproduce
cada vez a través de este tipo de relaciones enmarcado dentro del contexto
andino y de una cultura que dirige implícitamente las acciones materiales y
espirituales englobadas dentro de una cosmovisión muy particular.

8.2.4. Préstamos

Otra modalidad muy frecuente en su practica de acceso a la tierra es


el préstamo de parcelas que se practica generalmente entre personas alle-
gadas o familiares, y se da de la siguiente manera: Antes de la preparación
del barbecho el dueño de la parcela previo acuerdo contractual verbal de-
cide prestar su parcela a un allegado necesitado de este recurso para su
cultivo durante los tres años que dura la rotación de la aynoqa; a cambio el
acreedor se compromete a reciprocar el préstamo con productos que puede
ser chuño, papa, cordero o llama, dependiendo el volumen o la cantidad
del producto del tamaño de la parcela. Esta reciprocidad se otorga sola-
mente el primer año de cultivo, los dos siguientes años que dura la rotación,
no se ofrece ningún producto agropecuario.
El préstamo de la parcela durante el periodo de tres años también se
puede pagar en dinero que puede oscilar entre 150 y 200 Bs. o se puede dar
214 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

el caso de que se preste o alquile una parcela solo para el cultivo de papa,
en este caso el monto no sobrepasa de los 50 Bs. Pero más aún, se puede
dar la situación de que una familia cultive una parcela ajena por deuda de
dinero, es decir por el interés, respondiendo este caso a una lógica diferente
que es la de mercatilización de la tierra o usura por necesidades económicas
imperantes. De todas maneras el marco de todas estas prácticas de acceso
a la tierra responde a necesidades prioritarias que son asegurar la produc-
ción y la alimentación familiar.
Todas estas prácticas tradicionales de acceso a la tierra nos hacer ver
claramente que el recurso tierra es cada vez más escaso en el sector rural,
especialmente en zonas altoandinas deprimidas como las provincias
Tapacarí, Arque y Bolivar del departamento de Cochabamba.

9. Caracterización climática de seis períodos


agrícolas consecutivos

Las condiciones climatológicas en la región de los Andes son extre-


madamente variables de un año a otro, dependiendo de las condiciones
altitudinales y topográficas de cada piso ecológico de tal manera que en
muchos casos condicionan la producción agrícola de las escasas especies
que son aptas para este tipo de ecosistema. En la zona de estudio, las
características topográficas son bastante irregulares de manera que los
periodos agrícolas se producen casi de forma similar para las cuatro cuen-
cas estudiadas, con pequeñas variantes una respecto de otra especialmen-
te por la ubicación altitudinal. Así por ejemplo en zonas más bajas como
las cuencas de Yarwitotora y Mujlli, no ocurren heladas fuertes con mucha
frecuencia e intensidad como en Japo y otras aledañas, garantizando de
alguna manera la producción, especialmente de papa dulce.
En el siguiente cuadro se observan las características climatológicas
de siete periodos agrícolas consecutivos y su calificación respectiva por
los campesinos en función de la distribución de las lluvias, la frecuencia
de las heladas y la producción de papa y otros productos.
En los siete periodos agrícolas comprendidos entre 1990 y 1997, el
peor año fue el de 91/92 debido a que las lluvias se atrasaron demasiado y
RESULTADOS 215

se presentaron tres heladas muy fuertes que quemaron a los cultivos de


papa y quina, reduciendo la producción hasta en un 60 % en el caso de la
papa. A partir de 1992 y hasta 1994 los años agrícolas fueron regulares; con
buena distribución de lluvias y heladas poco significativas que no influye-
ron en gran manera la producción de papa. Los tres últimos periodos agrí-
colas, considerados, 94/95, 95/96 y especialmente el 96/97, fueron consi-
derados como los mejores años ya que la distribución y la cantidad de
lluvias fueron bastante regulares y abundantes, y las heladas que se pro-
dujeron fueron poco significativas y tardías (después de la maduración de
los cultivos de papa) aspecto ambos que influyeron positivamente en la
obtención de buenas cosechas de papa amarga y dulce, forrajes y de granos
andinos (quina, cañahua).
La situación anterior nos demuestra que el cambio climático global
ha afectado también a la región andina, ya que las lluvias no caen en la
misma frecuencia y cantidad que hace 10 años atrás, más al contrario hay
una tendencia al calentamiento y a la presencia de sequías prolongadas
que se suscita por ciclos de dos o tres años, seguido de otro ciclo corto más
o menos lluvioso. Esta situación explica de qué manera está cambiando la
situación climática en la región montañosa alta, que por su naturaleza está
muy expuesta a fenómenos naturales adversos, pero que a pesar de ello
permite aún cultivar muchas especies y una biodiversidad considerable
de alimentos naturales y procesados.
Este hecho nos permite explicar la situación que las comunidades
altoandinas califican los periodos agrícolas en función de la producción
agrícola obtenida para lo cual influyen prioritariamente la presencia de
lluvias bien distribuidas y la ausencia de heladas. A parte de estos factores
no controlables por el hombre influyen implícitamente otros factores de
naturaleza subjetiva como son los rituales, actos religiosos colectivos o fa-
miliares que según la cosmovisión andina influyen positiva o negativa-
mente en el desenvolvimiento del proceso productivo.
No se debe olvidar que, lo que caracteriza a los Andes son las condi-
ciones bióticas y abióticas que limitan la productividad de las tierras: Existe
poca cantidad de terrenos planos, suelos generalmente pobres, propensos
a la erosión; en la vertiente occidental, carestía de agua y, en general la
dureza del clima de las montañas tropicales con un número significativo
Cuadro 5
Características climáticas por diferentes periodos agrícolas. Zona de puna (ayllu Majasaya) 216
Periodo Frecuencia lluvias Sequía Heladas Calificación según Año bueno para: Otras
agrícola criterio campesino observaciones

90/91 Lluvias atrasadas Moderada No significativa Año regular Papas amargas Lluvias atrasadas
malograron la cose-
cha

91/92 Lluvias atrasadas se Prolongada a fines 3 helas fuertes Año malo Forrajes (regular) Las heladas perjudi-
concentraron en enero – del 91 5-7-XII-91 caron a todos los cul-
febrero 1-3-II-92 tivos
10-II-III-92

92/93 Lluvias atrasadas se Hasta diciembre Poco fuertes Año regular Papa y forrajes Buenas cosechas de
prolongaron hasta marzo (2-02-93) papa y forrajes

93/94 Pocas lluvias Hasta diciembre Heladas fuertes Año regular Forrajes Cosechas entre bajas
y regulares de papa.

Buenas cosechas de
94/95 Distribución irregular Hasta fines del 94 No significativa Año bueno Papas dulces y papas amargas y dul-
llovió mucho en enero amargas ce como también de
grano y forrajes.

Cosecha regular de
95/96 Lluvias bien distribuidas. Moderada No significativa Año bueno Papas dulces, granos por sequía leve
Diciembre-enero Noviembre 95 amargas y forrajes en noviembre del 95.

96/97 Lluvias regularmente Moderada y leve No significativa Año muy bueno para Papas dulces, Buenas cosechas de
distribuidas Diciembre 1996 la papa semiamargas, papa así como tam-
amargas, granos y bién de forrajes
forrajes.
Fuente: Elaboración propia, en bases a entrevistas campesinas y observaciones participativas
AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
RESULTADOS 217

de días (que aumentan con la altura) caracterizado por heladas nocturnas


y marcadas diferencias de tiempo entre día y noche entre sol y sombra. El
conjunto de sus limitaciones tipifica a un mundo en el que la productivi-
dad es relativamente baja, en especial porque lo accidentado y diferenciado
del terreno dificulta el uso de herramientas para la producción en gran
escala, como el arado con tracción animal –u otras formas de multiplicar
los efectos del trabajo humano con el apoyo de fuerza animal o mecánica.158
Todos estos aspectos obligan a los campesinos andinos a practicar
una serie de estrategias productivas para escapar al riesgo climático y
aminorar la aversión frente a la incertidumbre del proceso productivo, para
que de esta manera se pueda garantizar la producción agropecuaria en
función de la disponibilidad de tierras y de mano de obra que son otros
factores determinantes de la productividad en los Andes, especialmente
en comunidades originarias donde la tierra es cada vez más escasa y la
población se multiplica rápidamente ocasionado desequilibrios sociales
por la presión sobre la tierra y sobre los recursos naturales comunales y
familiares.
De este modo, en las comunidades campesinas existe una parcela-
ción de los terrenos de cultivo que induce a diversificar la producción dado
el entorno natural. Esto implica cierta eficacia en el uso de los suelos a fin
de recuperar las perdidas por las deseconomías de escala de la parcela-
ción. Esto se traduce en dos costumbres: la diversificación y asociación de
cultivos, y la selección de parcelas con riesgo diferenciado. La primera
consiste en sembrar simultáneamente dos o más especies, con el objetivo
de maximizar el uso de la escasa tierra, disminuir los riesgos de plagas y
enfermedades o protegerlas de las inclemencias del clima. La segunda co-
rresponde al cuidado diferenciado de cada parcela y al uso de factores con
distinta intensidad de manera escalonada según el grado de riesgo esti-
mado. Las parcelas con mejores tierras, más cercanas a la casa y los cultivos
indispensables para la subsistencia se encuentran en el primer lugar de la
escala y al final se encuentran las tierras más pobres y de mayor altitud,

158 Miranda, Jorge. 1995. Planificación sistémica andina para la producción agraria.
PROCAMPO, Nº 58. CID-Bolivia, febrero. pp.11-12
218 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

que se cultivan cuando existen excedentes de fuerza de trabajo, de semi-


llas y bajos costos de oportunidad (Gonzales de Olarte, 1993:104,105).
Este hecho no demuestra claramente que, la racionalidad andina esta
basada en función al entorno ecológico y socio económico que determinan
la toma de decisiones al interior de una comunidad que, desde el punto de
vista territorial caracteriza el tipo de suelos que se tiene en la comunidad y
categoriza su aptitud agronómica sin basarse en clasificaciones interna-
cionales de suelos, y lo realizan tan acertadamente que cada sitio, cada
rincón, cada suelo determinado tienen una función especifica de acuerdo
a su ubicación altitudinal y las condiciones microclimáticas imperantes.
En todo este bagaje de estrategias juega también un rol importante la pre-
dicción climática y la lectura de otros elementos bioindicadores que por su
comportamiento determinado y variable en cada año agrícola determinan
el fracaso o éxito de las cosechas, todo esto va en estrecha relación con la
ecología, el aspecto social, el cultural y espiritual (rituales, peticiones, ayu-
nos, etc).

9.1. Características climáticas en las aynoqas

Las características climáticas en la zona de puna de la provincia


Tapacarí por las condiciones geográficas son muy particulares, predomi-
nando el clima frío y seco aunque con algunas variaciones de un año a
otro. Es así, que las condiciones bioclimáticas de éstas son catalogadas en
función a la distribución de lluvias y la humedad del ambiente, ya que en
zonas de agricultura a secano como la puna alta y el altiplano boliviano, el
éxito o fracaso de un determinado año agrícola se cataloga en función de
la distribución de las lluvias y de la humedad ambiental.
En función de la humedad disponible y de la predicción climática
que se practica para cada inicio de un periodo, se planifica la organización
de la producción agropecuaria, para que de se pueda distribuir acertada-
mente el riesgo climático y garantizar la producción en las parcelas cam-
pesinas ubicadas ya sea en las aynoqas o los canchones. Las aynoqas re-
sultan así, ser una estrategia de manejo comunal del territorio cultivado
que nace no solamente como una respuesta a la necesidad de cohesión
social y comunal, para organizar de mejor manera el ciclo de la producción,
RESULTADOS 219

sino que también surge como una estrategia de aversión al riesgo climático
y distribución racional y uso adecuado de los recursos y especialmente de
la tierra.
El sutil manejo de las aynoqas es el resultado de una acumulación
secular de conocimientos. Los sistemas de aynoqa son respuestas adapta-
das a factores ecológicos y climáticos. Sin excluir cambios ni adaptaciones
en el pasado, parece que existieron ciertas constantes en este manejo, como
la búsqueda de la mayor diversidad de suelos, articulado sobre elementos
culturales e históricos (la permanencia de un ciclo de 13 años hasta la fecha
reciente) diversas prácticas rituales y religiosas, rotación de cargos, etc. La
existencia de aynoqas secundarias o subaynoqas, o de pequeñas aynoqas,
constituyen una estrategia complementaria de ocupación del espacio, luego
que el sistema incluye siempre una relativa flexibilidad en función del uso
del suelo y de las necesidades del momento. (Pacheco, 1994: 289).
Se evidencia así, en la zona de los Andes el manejo de un espectro
amplio de conocimientos referidos a la variabilidad climática en función a
la lectura de indicadores climáticos y biológicos, que ayudan en la caracte-
rización bioclimática de un determinado periodo o períodos agrícolas con-
secutivos, cuyo indicador más importante es la producción obtenida. Se
trata de una cultura de diálogo y reciprocidad con su entorno (naturaleza).

9.2. Frecuencia de heladas

Mucho se ha enfatizado en este trabajo sobre las condiciones meteo-


rológicas adversas (helada, sequía, granizada) en condiciones de puna,
mayor a 3500 mt. de altura en el sentido que limitan seriamente en el ciclo
productivo de los cultivos, especialmente de aquellos que son muy sus-
ceptibles a estas condiciones abióticas. Se caracteriza genéricamente como
a una región de alto riesgo climático y ecológicamente como puna seca
altoandina con poca vegetación predominante y pocas posibilidades de
practicar la agricultura.
En este sentido, es importante de considerar la siguiente tabla que
describe la frecuencia promedio de ocurrencia de heladas en condiciones
ecológicas mayor a 1500 msnm. regiones de superficies extensas predomi-
nantes en Bolivia, situados en valle, cabecera de valle, puna y altiplano,
220 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

quedando la zona subtropical y tropical por debajo de los 1500 m


alcanzando alturas desde 150 m sobre el nivel del mar.

Tabla 1
Frecuencias promedias de heladas para estaciones bolivianas
con relacion a la altitud
Elevación. Julio agos sep oct nov dic ene feb mar abr may jun
m.s.n.m.

1500-2000 3.1 2.9 0.3 0.5 3.8


2 - 2500 5.0 2.4 0.7 0.9 5.1
2.5 -3000 3.0 0.6 0.3 0.1 0.2 0.6 3.3
3 - 3.500 22.3 17.0 5.5 1.3 0.4 0.2 2.5 14.0 21.1
3.5 - 4000 28.5 24.3 11.5 6.3 4.4 1.3 0.7 0.6 2.0 10.2 21.2 27.4
4 - 4.5000 31.0 29.0 23.0 21.5 18.4 16.0 15.0 13.4 17.9 20.5 26.2 29.4
Fuente: Freere, Rea, Rijks, 1975

De acuerdo al cuadro anterior señalamos que en zonas ecológicas de


altura mayor a 3500 mt como la zona en estudio, la frecuencia de heladas
sucede durante todo el año, teniéndose empero tres periodos claramente
marcadas, donde la frecuencia de heladas es diferente. Se observa que en
la estación de otoño - invierno, durante los meses de abril, mayo, junio,
julio y agosto, la frecuencia es mucho mayor y aprovechada por los
comunarios para la elaboración de chuño, ya que no existe ningún cultivo
de invierno en la zona. Por otra parte se observa durante la estación de
primavera (septiembre, octubre, noviembre) otro periodo donde disminu-
ye considerablemente la frecuencia de heladas (época de siembras) no te-
niendo mucha significancia porque aun no existen cultivos en desarrollo.
Finalmente en verano (diciembre, enero, febrero, marzo) que coincide con
la época de desarrollo de los cultivos la frecuencia de heladas es mucho
menor, pero que sin embargo estas son las más peligrosas por caer justo en
época de floración y maduración de los cultivos de la zona, como las pa-
pas por ejemplo.
De estos tres periodos la helada más temida y peligrosa es la de
verano, especialmente para el cultivo de la papa que es más susceptible a
RESULTADOS 221

este fenómeno; existen fechas claves en las comunidades de estudio don-


de caen heladas negras que pueden diezmar con la producción, estas son
las de San Sebastián (20 de enero), Candelaria (2 de febrero) y la de compa-
dres- comadres en carnaval (febrero-marzo). Si en estas épocas no cae nin-
guna helada ni granizada se garantiza la cosecha y la producción depen-
diendo de como ha sido el año agrícola.
Sin embargo, los riesgos climáticos en los Andes no son de la misma
naturaleza según los pisos biclimáticos o de la posición en la cadena andina.
Como en todas partes del mundo actúan con efecto de umbrales. Por ejem-
plo un momentáneo enfriamiento de la temperatura en 5°C, no tiene el
mismo efecto si baja de 10 a 5°C, que si baja de 2 a -3°C. En el primer caso,
la mayor parte de las plantas no sufrirán, pero en el segundo, si ocurre
durante el periodo de la emergencia de las plántulas de la papa o en el
momento de la floración, la cosecha corre el riesgo de perderse (Oliver
Dollfus, 1991:45), o se pierde directamente toda la cosecha. Por ejemplo en
el Ayllu Majasaya cuando la temperatura nocturna baja hasta -5 °C o por
debajo, ocasiona una quemazón fuerte del follaje especialmente cuando el
cielo está limpio, es decir sin la presencia de nubarrones. Este tipo de hela-
das es bastante peligroso y a veces impredecible, a pesar de los indicadores
bioclimáticos que se manejan.
De igual manera, las sequías prolongadas ponen en riesgo la pro-
ducción de las zonas altas, sí a esto se agrega las interacciones abióticas
entre los procesos que hacen que un clima sea un sistema; en el altiplano y
la zona de puna de Bolivia, una fuerte sequía se acompaña generalmente
de fuertes heladas. El enfriamiento nocturno por radiación es marcado
cuando el aire es más seco (Oliver, 1991). En realidad la época más larga
que transcurre durante la época seca en el ayllu Majasaya está acompaña-
da de aire seco, cielos claros, y pocos vientos, situación que favorecen en la
frecuencia y rudeza de las heladas.
Si bien no hay mucha incidencia de plagas y enfermedades que
ataquen a los cultivos existentes, las heladas y granizadas son los facto-
res abióticos que están fuera del control de los campesinos, sin embar-
go se asume la incidencia de estos factores climatológicos a otras cau-
sas de naturaleza subjetiva, como el castigo de la naturaleza, de la
pachamama o de las divinidades o en su defecto, a hechos de sangre, o
222 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

faltas graves, como asesinatos, abortos, peleas, robos, adulterios, etc. o


por no haber ofrecido rituales y ofrendas a la pachamama en fechas y
momentos precisos como las de San Andrés (30 de noviembre) por ejem-
plo. De esta manera, las adversidades climáticas son consideradas por
los comunarios como seres vivientes que acuden a ala tierra, para co-
brar las faltas de las personas pecadoras por cuya culpa debe pagar la
comunidad entera.
Así, las heladas y las granizadas se constituyen en las plagas más
importantes y perjudiciales debido a los daños que ocasionan en perio-
dos de vegetación de los cultivos. Estos daños en muchos casos están
fuera del control de los campesinos, pero sin embargo existen muchas
prácticas y rituales tradicionales vigentes dentro la religión andina que
funciona eficazmente para ahuyentar estos fenómenos. Un ejemplo de
ello es la practica del ayuno de San Andrés (30 de noviembre) que se
realiza en el cerro más alto de la aynoqa de papa, donde participa toda la
comunidad incluyendo a católicos y evangelistas que de manera inte-
grada practican el ayuno voluntario acompañando con oraciones y ritos
de acuerdo a su religión, para rogar a la naturaleza que no envíe heladas
ni granizadas perjudiciales.
Así, la aynoqa se constituye en un espacio donde más que en
ningún otro la sociabilidad es obligatoria, es compartida por derecho,
por todos los comunarios, y “produce”, según la lógica andina sola-
mente porque hay reciprocidad permanente entre la comunidad,
mediatizada por las autoridades tradicionales y los chamanes, “admi-
nistradores” de lo sagrado e intermediarios entre los “dioses y la natu-
raleza”. Debe realizarse ciertos rituales de interés colectivo que garan-
tice el buen desarrollo del ciclo agrícola, una gestión de lluvias óptima,
y un clima benigno para los seres vivos. Ahora bien en las sociedades
andinas, el origen de la intemperie no se sitúa en la periferia del mundo
sino, en su centro en la comunidad, que al mismo tiempo es “actuada”
y “actuante”. En otros términos la calidad y seguridad productiva de
un ciclo agrícola depende a parte de los caprichos de la naturaleza de
las actitudes y compromisos entre los hombres y con la naturaleza, don-
de se encuentran y concuerdan las fuerzas sobrenaturales, las deidades
y las fuerzas materiales.
RESULTADOS 223

10. Sistema de Aynoqas en el ayllu Majasaya Mujlli

En el ayllu Majasaya, el manejo del sistema de aynoqas data de


muchos años atrás, incluso a la Reforma Agraria; en ese entonces a pesar
de la vigencia de las haciendas dirigidos por algunos criollos y descendien-
tes de españoles con mucho poderío económico, no se pudo implantar en
esta región este sistema de servidumbre (pongueaje) y explotación del cam-
pesino, pero sin embargo hubo algunos intentos para ello,159 y en zonas de
cabecera de valle se implantó completamente.
Con la Promulgación de la Reforma Agraria, se reconocía los territo-
rios comunales de esta zona como tales aunque con algunas variantes para
el caso de las propiedades privadas como era el caso de las sayañas o solares
campesinos.
Así, la ley de Reforma Agraria reconocía como “comunidades indí-
genas”, aquellas compuestas por las familias campesinas, que bajo la de-
nominación de originarias y agregados son propietarios de un área legal-
mente reconocido como terrenos colectivos, en virtud de títulos concedidos
por los gobiernos de la Colonia y la República, o de ocupación tradicional.

10.1. El ayllu mayor y el manejo del territorio

El ayllu mayor de Ch’alla tiene la geografía viviente de una llama


que esta conformada por tres ayllus menores o marcas: Aransaya (ayllu de
Ch’alla), Urinsaya (ayllu de Tallija) y Majasaya (ayllu de S.A. de Mujlli).

159 La ley de Reforma Agraria dictada en 1953, reconoce en el caso de Tapacarí, dos tipos
de propiedades: la de las comunidades y las haciendas. La propiedad de los origina-
rios no entra en su categoría, ya que no se trata de un sistema colectivista como el de
las comunidades. De esta manera las comunidades originarias siguieron el régimen
de distribución de tierras que mantenían las haciendas. Un porcentaje a los patrones
que en este caso eran indígenas, y el otro para los campesinos que trabajaban en ella.
Además, la ley de R.A. desconoce la discontinuidad de las tierras comunales y solo
legaliza las ubicadas en una sola zona prohibiendo la propiedad en dos lugares dife-
rentes (Art. 48 del capitulo VI de la ley de R.A.) Algunas propiedades que siguieron la
ley de 1953, fueron obstáculos para algunas comunidades y su legitimación, lo que
explica la ausencia de trámites por parte de estas en las oficinas del Instituto Nacional
de Reforma Agraria.
224 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Estos sectores conforman en su integridad el territorio mayor de Ch’alla,


pero que de todas maneras funcionan en forma separada respecto a la pro-
ducción, es decir tienen propiedades comunales y/o aynoqas diferentes
por estar ubicadas en diferentes pisos altitudinales.
La conformación de la geografía viviente del ayllu mayor Ch’alla,
da así la apariencia de desorden y hasta de caos ecológico, y económico
sobre todo para quienes no practican la observación contemplativa, prin-
cipal elemento del conocimiento intuitivo andino, que permitió y permite
la continuidad de la vida en los Andes, por medio de una organización
apoyada en determinadas pautas de vida y fuertes interrelaciones entre
los seres que lo habitan.160 La conformación geográfica del ayllu, de esta
manera le da una característica viviente y de continuidad debiendo com-
prenderse en su integridad y particularidad.

10.2. El ayllu menor de Mujlli y el manejo de aynoqas

El ayllu Majasaya, Mujlli presenta en su interior cuatro cuencas prin-


cipales que están representadas en orden de importancia por: San Antonio
de Mujlli, Chullpani, Yarwitotora, y Japo. Estas cuatro cuencas funcionan
en forma íntegra debido a su cercanía y propiedad comunal y redistributiva
del sistema de aynoqas, como se indica en el siguiente cuadro.

Cuadro 6
Esquematización física y simbólica del Ayllu Majasaya Mujlli

Ayllu Majasaya, Mujlli

Territorio Macho Hembra


Mayor Mujlli Japo
Menor Chullpani Yarwitotora

Fuente: Lisperguer et al, 1989.

160 Juan San Martín. 1994. “PACHA: Revalorización de su practica en comunidades


altoandinas de Cochabamba”. En: Dinámicas del descanso de la tierra en los Andes.
HORSTON-IBTA., La Paz, Bolivia, p. 117.
RESULTADOS 225

De acuerdo a la dualidad andina de la zona de estudio el territorio


macho corresponde a Mujlli y Chullpani y el territorio hembra a Japo y
Yarwitotora, pero esta denominación es solamente simbólico y no corres-
ponde a una determinación de superioridad o inferioridad.
Los comunarios de una cuenca determinada tienen así el acceso a las
zonas de pastoreo y cultivo de las otras tres cuencas por poseer parcelas
por la vía de la herencia, el usufructo familiar, por otras vías diversificando
así la producción ya que las condiciones climáticas y edáficas de las aynoqas
y parcelas son diferentes unas de otras.
Las aynoqas y aytas de cada cuenca mantienen los cultivos agrícolas
durante el periodo vegetativo (de septiembre a mayo). En este lapso de
tiempo no se permite ingresar al ganado y algunas familias también optan
por no vivir en los ranchos ubicados cerca de las aynoqas. Esto significa
que las familias también rotan, sobre todo durante los tres años que dura
la rotación colectiva de los cultivos, y particularmente durante el periodo
vegetativo, para cuyo cumplimiento rigen normas comunales preestable-
cidas por las autoridades y por los comunarios.
En este entendido, el sistema de aynoqas debe ser analizado desde
un eje donde tiempo y espacio no pueden ser separados. Así, el sistema de
aynoqas es una institución que, más que cualquier otra hoy en día, pone
en movimiento un gran número de normas reglas, prescripciones, repre-
sentaciones, donde el conjunto de la población y –confrontado en sus dife-
rencias– y donde esta estrechamente imbricado lo social, político, religio-
so, jurídico, etc. (Riviere, 1994).
Sin embargo, las decisiones del cómo, cuanto y qué cultivar en las
parcelas asignadas dependen de las familias individuales, y las decisiones
comunales son más vigentes en épocas claves como el inicio de la prepara-
ción del barbecho, el inicio de las siembras, de las cosechas y especialmente
para el ingreso del ganado a las aynoqas que ya entran en descanso o en
otros casos donde existe conflictos interfamiliares o intercomunales, como
es el caso de conflictos por apropiación indebida de parcelas,161 transgresión
161 Cuando se siembra a propósito en parcelas ajenas, bajo el lema de: “la tierra es de
quien la trabaja”, la producción se divide en partes iguales, previo acuerdo de partes
(a buenas); pero cuando no hay ningún arreglo entre partes, el sindicato agrario recoge
la producción para la comunidad o para la escuela.
226 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

de limites parcelarios, daños por animales a los cultivos o, conflictos por


limites comunales, donde participan ya las autoridades (tradicionales y
sindicales) para hacer cumplir las normas y reglas comunales establecidas
mediante acuerdos internos logrados dentro el ayllu.

10.3. Características agroecológicas de las cuencas del ayllu Majasaya

El agroecosistema andino se caracteriza por tener factores climáticos


adversos, una topografía bastante comprimida y una diferenciación es-
pecializada respecto al uso de los suelos, lo que limita de alguna manera
la producción autosostenida y un uso eficiente de los recursos naturales
como pastos, suelos, agua, etc. a lo que se suma la adopción de tecnolo-
gías poco aptas para este tipo de ambientes muy sui géneris por la natu-
raleza andina.
En el caso de las cuencas del ayllu estudiado, estas presentan carac-
terísticas ecológicas diferentes en espacio-tiempo. Así, presentan variacio-
nes altitudinales que van desde los 3800; para el caso de Chullpani (que es
la zona más templada) hasta los 4300 m.s.n.m. como es el caso de Japo
(zona más desabrigada y fría). Sin embargo, la temperatura que experi-
mentan estos sectores no presenta un rango muy alto de diferenciación
dependiendo esto de la exposición de las laderas con respecto al sol.
Cuadro 7
Cuantificación del espacio físico-natural según uso actual en Majasaya (1992)
Parcialidad Tª promedio (ºC) Piso altitud Exposición
(m.s.n.m)

Yarwitotora Fría - templ Alto – medio NO – E


(7 - 10) 3900 – 4200

Japok’asa Fría Alto E-N-E–O


(5 - 8) 4000 – 4300

Mujlli Fría - templ Alto a medio E - O - N.O


(7 - 10) 3900 – 4200

Chulpani Templado Medio E - N – NO


(10 - 12) 3800 – 4000
Fuente: En base a Chila, M. 1994.
RESULTADOS 227

De todas maneras, aunque la variación de las características eco-


lógicas no son muy diferenciadas se puede apreciar que las cuencas de
Chullpani y Yarwitotora son más templadas y húmedas y debido a ello las
condiciones agrotécnicas para el cultivo de especies aptas para este tipo
de ecosistema tienen mejores probabilidades de prosperar, especialmente
la papa y los granos andinos.
Sin embargo, la cuenca de Japo a pesar de las condiciones climáticas
adversas presenta también buenas posibilidades para la agricultura aun-
que tiene mayor potencial para la ganadería, permitiendo este hecho una
complementariedad más racional entre estos rubros importantes de pro-
ducción.
A todo ello se suma el amplio conocimiento campesino que se tiene
en la región para el manejo de los suelos y los microclimas (laderas,
hondonadas, pampas, etc) para diversificar la producción en base al manejo
de muchas variedades ya sea de papa, granos forrajes. Esta situación
permite cada vez ampliar más la frontera agrícola al habilitar zonas
agrícolas dedicadas exclusivamente al pastoreo de ganado las cuales se
manejaban como “reservas naturales” dentro no solo la cuenca de Japo,
sino también en el resto de las cuencas.
Por otra parte, no se debe olvidar que la características principales
de los Andes son las condiciones que limitan la productividad de las tierras:
“existe poca cantidad de terrenos planos, suelos generalmente pobres, te-
rrenos propensos a la erosión; en la vertiente occidental carestía de agua y,
en general la dureza del clima de las montañas tropicales con un número
significativo de días (que aumentan con la altura), caracterizado por heladas
nocturnas y marcadas diferencias de temperatura entre día y noche, y entre
sol y sombra. El conjunto de las limitaciones tipifica a un mundo en el que
la productividad es relativamente baja, en especial porque lo accidentado
y diferenciado del terreno dificulta el uso de herramientas mejoradas para
la producción en gran escala con el uso de tracción mecánica y paquetes
tecnológicos modernos. Un indicador de la limitación natural de este tipo
de desarrollo se aprecia a partir de la conquista española con el proceso
sumamente lento y reducido de la introducción al mundo andino de ele-
mentos técnicos profusamente desarrollados por otras sociedades agrarias
ajenas.
228 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

10.3.1. Sistema de aynoqas en la comunidad de Japo

Para comprender de mejor manera el sistema de manejo del territo-


rio comunal en la comunidad de Japo es necesario analizar la distribución
de la tierra a nivel de toda la comunidad.
Cuadro 8
Uso y superficie aproximada del territorio de la comunidad de Japo
Tipo de utilización Superficie (Has) Porcentaje (%)

Superficie cultivable de uso común 245 7,5


Sup. de pastoreo de uso común 2525 78,2
Sup. de ríos y quebradas 387 12,0
Sup.de afloramientos rocosos 43 1,4
Sup. de caminos y obras civiles. 25 0,7
Total 3225,0 99,8
Fuente: Jerez, 1992

Como se puede apreciar en el anterior cuadro la superficie de cultivo de


uso colectivo solamente corresponde al 7,5 % y la superficie de pastoreo al
78,2 %, lo que indica que la zona es apta para la ganadería, pero esto no exclu-
ye que en esta zona se cultiven las especies ya mencionadas. En realidad, el
7,5% de superficie cultivable corresponde a las aynoqas cultivables que poste-
riormente también se convierten en zonas de pastoreo comunal; sin embargo
las zonas de pastoreo catalogados aquí solo corresponden a zonas de pasto-
reo exclusivo, pero que en los últimos tiempos están siendo habilitados para
su cultivo (purumas) como es el caso de la subaynoqas o “miniaynoqas”,
reduciendo de esta manera la superficie neta de las zonas de pastoreo.
10.3.1.1. Aynoqas cultivables en el sector de Japo
En la comunidad de Japo se manejan quince aynoqas consecutivas,
pero esto es variable de un año a otro debido a muchos factores que influyen
en la decisión comunal de cultivar o no en algunas aynoqas dependiendo
de la predicción climática y de los factores bioclimáticos que imperan en un
determinado período agrícola. A continuación se presenta la inventariación
de las aynoqas de uso actual y las precedentes, mencionando sus toponimias,
las condiciones climáticas predominantes y los períodos agrícolas que fueron
cultivados con papa, granos y forrajes respectivamente. (cuadro 9 y mapa 2)
Cuadro 9
Características principales de las aynoqas manejadas en la comunidad de Japo. 1997-1998
Aynoqas Otrosnombres Toponimia Condiciones Periodo cultivado Apto para: Observaciones
climáticas con papa
RESULTADOS

I. Mikaya Chiquisa, Cuchillirara ch’utu, Había un pequeño lago Templado 86 / 87 Papa k’oillu Compartido con pasto grande, la mitad de
Kollpahuma, Cular Winto, Tusca donde se perdían los la Aynoqa ya está dentro de Japo
puku animales
II. Pasto Grande Matk’uchu, Huaña K’awa, Piska Donde existe mucho Mas o menos 87 / 88 Papa koillu, quinua C/ con Pasto Grande y Mujlli
Huaylla, Tampilla pasto caliente
III. Kaymani Morokollo, ch’utu Palayapampa, Lugar de cueva Templado - Frío 88 / 89 Regular para papa, Aynoqa colectiva compartida en Mujlli y
Huaca pequeña, Laramp’uchu, quinua cañahua Pasto Grande
Jurumpariqui Ayjaraña
IV. Aseruta Karacochi, Tako-huma, Molle Casa de la víbora Templado 89 /90 Papa lucky, quinua, cañahua, Compartida con Mujlli y Pasto Grande
punku, Winara Paco paconi,
Paipi K’ochi, Aseruta
V. Kalaruta Chakollirara, Palkopampa, Chull- Casa de la claridad Fría 90 /91 Papa Lucky-Koillu Compartido con Mujlli y Pasto Grande
puma Vis-cachani, Jacha pampa,
Huayllogo
VI. Jacharancho Rancho pampa Palka pampa, Rancho grande Muy fría 91 / 92 Papa lucky - cañahua En 1991 sembraron por que estaba descan-
Taipikollu, Jiska Huayllogo, cala- sado 20 años.
calani, Huarohuta
VII. Taipirancho Kosilkasa, Jacha Kollu chutu, Rancho del medio Muy fría – Pastoreo No se cultiva desde 1968
cambiaña, Viacha, Wilakulara
VIII. Jacha Taquí Huayllara, Lecheuta pampa, Quebrada de Japo Muy fría – Pastoreo En 1992 no cultivaron en esta aynoqa para
Huara Koni, Ninaviata no permitir el ingre-so de comunario de
comunarios de Mujlli y Cañahua-palca.
IX. Kaluyo Castelluma, Kotaqora, Jachakochi, Lugar de piedra Fría 92 / 93 Lucky - Huaycha Canchón de piedra.
Canastani, Acmuni Huirki K’ota.
X. Jachagayma Totokala, Phiagala, Jacha-Jiska, Cueva grande Variado 93 / 94 Quinua– Oca, cañahua Rió abajo bueno para koilly hacia copacahua
Jacha Sanjata Payapacheta galli- para lucky.
nera Copakahua, Alterkayma
Murumuntani, Chinchircumani
XI. Chillihua Waca cariña, Campanini Jacha- Donde crece chillihua. Templado 94 / 95 Papa (diversas variedades). En 1995 dio buena papa.
hanani (cara grande) quinua.

XII. Wancarani WancaiquiriñaHuichuhiquiña Lugar de arco iris Frío 95 - 96 Papa Lucky En 1995 se sembró 4 kallpas.
Pairumani Jachakawa (cañadon) kutukutu
XIII. Chaca Patillpata, Ancataña, Lamoqopata, Donde se reparten Frío 96 / 97 Papa Lucky, poco imilla El barbecho ha sido preparado en 1996.
Zenia caminos
XIV. Cruzero Palta irana, Karan Karaña Donde se reparten dos Frío 97 / 98 Papa Lucky y otras varieda- Puede ser que en 1997 esta Aynoqa sea
Sinehamek’a, Irupujru caminos des cañahua, cebada dividida en 2 sectores
XV. Cruzuma Jak’ara,Ayrampuni,PararaniLlavini Lugar picante Caliente 97 / 98 PapaKoyllu,oca,papalisa,haba Compartido con Pasto Grande y Yarwitotora

Fuente: Elaboración propia, en base a entrevistas abiertas


229
Gráfica 5
Sistema de aynoqas en la comunidad de Japo (Período 95/96). 230
CUENCA YARWI TOTORA

a
Río Ya t or
rwi To

YARWI TOTORA Curso


del río
X II
XI VI II
X XV XVI
Rí V
XX o M X IV
X
I ujl II
XX li XI II CUENCA JAPO
I X I Rìo
XXI X X
CUENCA MUJLLI Cruz Uma
III IX II
XX VI II
IV V I
XX V
MU
JL L V
XX I I V
V
XX
IV II
I JAPO
Curso II
del río I

oI
nc
N

al a
cay
aa

CUENCA CHULLPANI

CHULLPANI

REFERENCIAS MAPA DE UBICACION


República Departamento Provincia
Aynoqas de papa Bolivia Cochabamba Tapacarí

Aynoqas de quinua y cañahua

Aynoqas de cebada y avena forrajera


I A XXVI: AYNOQAS COLECTIVAS

Fuente: Elaborado basado en H. Pestalozzi, 1996.


AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
RESULTADOS 231

El territorio total que comprende la comunidad de Japo está dividi-


do en quince sectores, así como el número de años que contempla la rota-
ción de las aynoqas, y cada año un sector se vuelve a cultivar con otro
cultivo diferente, mientras que el que ha sido cultivado ya tres años conse-
cutivos esta destinado a descansar por 10-12 años dependiendo de las nue-
vas decisiones comunales y otros factores para ser cultivada nuevamente.
En el periodo de 1995/1996 los sectores que fueron cultivados son:
Wancarani (con papa), Chillihua (con granos y forrajes), y Jachaqayma (con
forrajes), destinándose el sector de Chaca para el barbechado, agregándose
a ello otro sector en la subaynoqa de Wila kasa.
De las quince aynoqas o sectores existentes en la comunidad desde
hace muchos años atrás, tres están destinadas solamente al pastoreo:
Taipirancho, Jachataqui, y Tunkataña, situación esta que permite la rege-
neración de la vegetación nativa existente. Las causas para que estas
aynoqas cultivables sean destinadas solo al pastoreo son varias entre ellas:
Para el caso del sector de Taipirancho, que no se cultiva desde 1968
se considera como factor limitante principal las condiciones climáticas
adversas como las heladas (muy descubierto) y la exposición con respecto
al sol (umbría) como factor secundario, para el abandono de este sector de
cultivo.
Para la aynoqa de Jachataqui, que no se cultiva desde 1992, las razones
en ese entonces para saltar a la aynoqa de Kaluyo, fueron las decisiones
asumidas en asamblea comunal, a fin de que comunarios vecinos de Mujlli
y Cañahuapalca, no ingresen en este sector ya que justamente en el período
precedente se tuvieron conflictos territoriales que casi resultaron en la
delimitación de fronteras comunales y parcelación de aynoqas. Sin embar-
go, otro factor que determinó esta decisión fue el bioclimático (presencia
de heladas) que de una u otra manera influye en la producción agrícola.

a) Reducción de descanso y asociación de sectores.

En el periodo 92/93 en la comunidad de Japo, sucedió la reducción


de la duración del descanso de sectores es decir, se habilitó una “puruma”,
que estaba destinada solo al pastoreo (aynoqa de Tunkataña) constituyén-
dose, este sector y los siguientes en subaynoqas con diferente tipo de rotación
232 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

al de los sectores principales, aunque con los mismos cultivos. Este sector
fue cultivado con papa por la familia Chambi exclusivamente bajo el pre-
texto de que en la aynoqa principal de Kaluyo (de papas en el periodo 92/
93) esta familia no tenía parcelas suficientes además de que les quedaba
muy lejos desde su rancho principal (Kaymani).
Al próximo año 1993/1994, la misma familia volvió a habilitar otro
sector pequeño de puruma en la misma aynoqa, para el cultivo de papa
con el mismo pretexto. Sin embargo, en el próximo período agrícola (1994/
1995) la comunidad por decisión unánime de Asamblea pidió a los diri-
gentes comunales a redistribuir este sector para todos los afiliados, y así se
procedió de tal manera que cada afiliado recibió dos parcelas con una su-
perficie de 200 m2 aproximadamente.162
Para fundamentar este hecho particular es necesario analizar el tes-
timonio de dos comunarios que son de la familia Chambi:

“... Las subaynoqas no son convenientes, porque responden a decisiones


familiares y no comunales. En 1994 se habilitó una puruma para subaynoqa,
por a familia Chambi, porque no tenían parcelas en la aynoqa principal de
Kaluyo. Pero el año 1995 se dividió a casi todos los afiliados correspondien-
do dos parcelas con una superficie equivalente a tres arrobas de semilla de
papa, pero algunos no recibieron nada”.

Esta afirmación nos hace ver que a veces las decisiones que se hacen
solo a nivel familiar influyen posteriormente para la toma de decisiones a
nivel comunal como sucedió con el caso de la división del sector de pastoreo
a nivel comunal (Tunkataña). Para tomar otro caso veamos otro testimonio
de otro miembro de la familia Chambi:

“...Se abrieron purumas por que los Chambi no tenían y no tienen muchas
parcelas en la aynoqa principal, han abierto por falta de tierras no por vicio-
sos, ni flojos, durante dos años: 1993 y 1994 manejaron la subaynoqa solo la

162 A pesar de la decisión e intención comunal, de distribuir parcelas a todos los afiliados
algunos comunarios no se hicieron presentes durante la distribución, razón por la que
muchos afiliados no recibieron su parte.
RESULTADOS 233

familia Chambi, ahora este año (1995) se ha distribuido parcelas a todos los
comunarios a 1 y 2 parcelas. En los dos primeros años en la subaynoqa nos
colaboró en el cuidado de las parcelas el jilakata de la comunidad de Pasto
Grande, pero en este año ya tiene que ocuparse el jilakata de Japo...”
“..Pero, los comunarios no se han convencido del problema que teníamos o
la necesidad de nuestra familia, así ha recurrido a las autoridades superio-
res para quejarse de la habilitación de una subaynoqa, nosotros para traba-
jar y habilitar una nueva subaynoqa lo hicimos por necesidades de nues-
tras familias. La demanda que hicieron los comunarios a las autoridades
superiores, ha sido muy dolorosa para mi familia. Para solucionar ese pro-
blema hemos tenido que ofrecer toda nuestra responsabilidad a la comuni-
dad como al Sindicato (representado por el Secretario General), pero el di-
rigente no ha comprendido nuestra aflicción, más bien él ha dado una or-
den a las autoridades para que seamos sancionados o arrestados como si
fuéramos delincuentes...” (Trascripción simultánea).

Todo este hecho sin embargo, ha culminado con la continuación de


la habilitación de la puruma y parcelación de sectores para el cultivo de
papa por todos los miembros afiliados a la comunidad. Es así que en el
periodo de (96/97) se ha distribuido parcelas en tres sectores consecuti-
vos: Saywani, Wilajulara y Kiwuni chuto. Así recibieron cada afiliado a 5
parcelas pequeñas con una superficie aproximada de 250 a 300 m2 para
que puedan ser barbechados y sembrados en la presente gestión agrícola.
Continuando con el análisis debemos señalar que la habilitación de
zonas de pastoreo (purumas) no-solo responde a la necesidad de tierras
por la presión demográfica sino también a la falta de tierras fértiles libre
de patógenos aptas para el cultivo de papas amargas que son muy suscep-
tible al hongo Synchitrium endobioticum163 que causa la enfermedad de la
verruga en los tubérculos. Este hongo se disemina más rápidamente en

163 Este hongo permanece en estado latente en el suelo durante inclusive treinta años, de
tal manera que se pone activo cuando las condiciones edáficas y medio ambientales le
son favorables (temperaturas bajas, buena humedad). De tal manera que aunque el
suelo permanece en descanso durante más de 10 años como sucede en las aynoqas el
hongo infesta fácilmente a los tubérculos sobro todo si la semilla ya esta infestada.
234 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

parcelas donde ya se cultivo papa, especialmente cuando la papa se culti-


va consecutivamente dos años.

b) Evolución en el tiempo de la habilitación de Subaynoqas

En la comunidad de Japo como ya se ha mencionado con anteriori-


dad, a partir de 1993 hasta la fecha (1998) se ha ampliado la frontera agrí-
cola en diferentes momentos y con diferentes motivos tanto familiares como
comunales. Pero, a partir de 1995 la comunidad toma acciones en el asun-
to y se decide hacer uso comunitario en forma de aynoqas pequeñas de
estos sectores dedicados solo al pastoreo hasta antes de 1993.
Cuadro 10
Características principales de las aynoqas manejadas en la comunidad de Japo.
1997-1998
Subaynoqas Gestión N°parcelas/flia Observaciones
Jaisaña-hirana 93/94 — Solo familia Chambi
Morokollo kasa 94/95 — idem
Wila kasa 95/96 2 Todas las familias sup. aprox.
(Sankayuni chutu) 200m2
Kochipujru-Karacohi 96/97 2 idem
Saywani chutu 96/97 2 idem
Kihuini chutu 96/97 1 idem
Total 4 periodos 7
Fuente: Elaboración propia, en base a observación participante.

Durante el periodo agrícola 1995/96 algunas familias campesinas


recibieron de la comunidad a dos parcelas en el sitio de Wilakasa, pero en
el periodo 96/97 por mandato de la comunidad se procedió a la redistri-
bución de parcelas en tres diferentes sitios, adjudicándose cada comuna-
rio a 5 parcelas sumando un total de casi 350 parcelas habilitadas en total,
en los tres sectores, ampliándose paulatinamente la frontera agrícola.
En el cuadro anterior se menciona así que, en el periodo de 5 años, a
partir de 1993, se han adjudicado a 7 parcelas pequeñas cada familia de
Japo en los 6 sectores denominados por los propios comunarios como
subaynoqas. Considerando 200 m2 por cada parcela habilitada se tendría
aproximadamente 1400 m2/familia usufructuadas, y a nivel general aproxi-
madamente 15 has usadas para áreas de cultivo en zonas de pastoreo, lo
RESULTADOS 235

que reduce significativamente la oferta forrajera para el ganado; sin em-


bargo este hecho es reemplazado y suplementado con el cultivo de forrajes
anuales (cebada-avena) en las aynoqas y subyanoqas, las cuales estamos
tratando aquí.
Aún no se sabe exactamente si en los próximos años se continuará o
no con la rotación de estas zonas de reserva aunque muchos comunarios
mencionan que están de acuerdo en preparar más barbechos en estas zonas
vírgenes donde el primer año se consigue una buena cosecha de las dife-
rentes variedades de papa y de los cultivos que la rotación contempla.
De todas maneras, la habilitación de purumas y la asociación de dos
o más sectores de cultivo parecen coyunturales que pueden deberse a di-
ferentes factores, como el tamaño limitado de los sectores principales,
minisectores más abrigadas del frío que den más garantías para la produc-
ción, o en su defecto la cercanía al rancho principal de Japo Kasa. Sin em-
bargo, en cualquier caso las causas son diferentes y los análisis deben ha-
cerse en forma separada, para una comprensión más saludable.
Estos cambios fundamentales en el manejo de las aynoqas se pueden
explicar desde dos puntos de vista en concordancia a Castellú (1994: 353).
Uno tiene sus orígenes en los grupos domésticos o familiares y, el otro es
impulsado desde el exterior de la comunidad por instancias ajenas a ésta,
como son las autoridades de la federación de campesinos o instancias
Gubernamentales, Subprefectura, corregimiento o las ONG’s y otras insti-
tuciones.
Por otro lado, se produce un movimiento de apropiación de la tierra
por parte de los grupos domésticos, que tratan de reforzar su autonomía
en relación a decisiones colectivas. Este movimiento, se produce dentro de
la esfera de intercambio no mercantil sino recíproco, vale decir que en
muchas de las comunidades no existe el mercado de tierras debido a que
no se tienen los títulos de propiedad individuales. Por este motivo, se
mantienen sistemas de tenencia de la tierra de propiedad colectiva. Así, la
reducción del poder comunal en la legislación de la tierra no debe ser asi-
milada a la aparición de una propiedad privada al menos en la mayoría de
los casos.
Sin embargo, en Japo durante los periodos 93/94 y 94/95 parece que
las autoridades comunales perdieron poder sobre el control de las purumas,
236 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

ya que solo una familia habilitó tierras de pastoreo para su propio provecho,
creando algunos conflictos al interior de la comunidad que posteriormente
fueron solucionados con la participación de autoridades tradicionales
(alcaldes y hilakatas).
Un factor condicionante en el control adecuado de las parcelas es el
de la ubicación de las aynoqas de turno respecto la lugar de residencia de
la familia. Aquellas familias que residen en el lugar donde corresponde el
turno de cultivo o en las cercanías preparan generalmente más parcelas de
cultivo, de mayor extensión y de mejor calidad, pues se consideran tradi-
cionalmente como originarias del lugar, y por ello con mayores derechos
territoriales que las otras familias, las que en su momento se verán favore-
cidos por esta rotación (Blanco, 1992:89). Esta situación obliga también como
en este caso a algunas familias a habilitar zonas de pastoreo para la agri-
cultura sin ninguna consulta a la instancia comunal y solo amparados por
los derechos de territorialidad. Este fue el caso de la familia Chambi que
durante dos periodos consecutivos (94-95) sembraron en tierras de pastoreo
por la ubicación cercana a sus viviendas en el rancho de Kaymani, y también
porque las aynoqas de turno quedaban muy alejadas de sus viviendas lo
que les provocaba algunas dificultades en el traslado, laboreo de la tierra y
su cultivo.
En resumen el número y la calidad de parcelas disponibles por cada
familia en la comunidad no es el mismo de un año a otro, de una a otra
aynoqa y menos de un ciclo completo de rotación de aynoqas a otra, sino
que hay una especie de redistribución temporal y espacial del recurso tierra
que en cierta medida y a largo plazo, atenúa las diferenciaciones sociales
en este sentido.

c) Naturaleza de las aynoqas, en la cuenca de Japo

Dentro el sistema de manejo de aynoqas de la comunidad de Japo,


existen diferentes variantes referidos en cuanto a su manejo, la fertilidad
de los suelos, heterogeneidad microclimatica, aptitud para diferentes
cultivos, etc. Es necesario analizar estos factores que de alguna manera
influyen en la productividad y la toma de decisiones a nivel comunal y
familiar.
RESULTADOS 237

Aynoqas compartidas y no compartidas

En todo el sistema de aynoqas de la cuenca de Japo, persiste un gru-


po de aynoqas que son compartidas desde hace muchos años atrás con
varias comunidades del ayllu, este hecho con el correr del tiempo y debido
a las tendencias actuales de privatización del territorio va desapareciendo
porque cada comunidad va delimitando su territorio a fin de que la pro-
piedad colectiva ya no sea compartida a nivel del ayllu, sino a nivel comu-
nal. Sin embargo, este intento ha sido frustrado en varias oportunidades a
partir de 1993 ya que las comunidades del ayllu no han podido concertar
debido a que varias de ellas como Estroni, Kollpaña, Chullpani, por ejemplo,
no están de acuerdo con delimitar las aynoqas, y por ende las parcelas y
todo el territorio.
De acuerdo al cuadro 9 observamos que las aynoqas compartidas
con algunas comunidades como Mujlli, Pasto Grande, Cañahuapalca,
Chullpani son las aynoqas denominadas Mikaya, Kaymani (al límite con
pasto grande), Pasto grande (dentro la jurisdicción de Pasto grande),
Aseruta, Kalaruta y Jaruma (dentro la jurisdicción de Japo). La aynoqa de
Jachaqayma también se comparte con los comunarios de Cañahuapalca y
Mujlli, pero en mínima proporción.
Estas Aynoqas son parcialmente compartidas con las comunidades
mencionadas debido a que a raíz de los conflictos intercomunales que se
suscitaron en 1992 entre las comunidades de Japo, Mujlli y Cañahuapalca
se produjo el intercambio de parcelas a fin de evitar más enfrentamientos
y la apropiación indebida de parcelas por otros agricultores como común-
mente suele suceder.
En la gestión 1992/1993 no se cultivo en la aynoqas de Jachataqui
y Huayllara como correspondía normalmente y se saltó directamente a
la aynoqa de Kaluyo, esto por factores climáticos adversos predecidos
gracias a la lectura de indicadores climáticos y astronómicos que seña-
lan anticipadamente el éxito o fracaso de un determinado periodo agrí-
cola, pero por otra parte, esta decisión respondió a la postura de no
permitir el ingreso de comunarios de Mujlli y Cañahuapalca por estar
ubicados espacialmente más cerca de las aynoqas de Jachataquí y
Huayllara.
238 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

A partir de la aynoqa de Chillihua, incluyendo las de Wancarani,


Chaca, Jaruma, son las únicas aynoqas que en los últimos años no se com-
parten con otras comunidades, sin embargo en la aynoqa de Wancarani
cultivada con papa en la gestión 95/96 algunos comunarios de Pasto gran-
de aun cultivaron variedades de papa diferentes.
Pero, en el periodo 96/97 durante la época de la preparación del suelo
(barbecho) entre febrero y marzo, por decisión de asamblea comunal no se
entregó parcelas propias a los comunarios de Pasto Grande en el proceso de
división o distribución de parcelas. Pero, en algunos casos se ha optado por
el canje o intercambio de parcelas, o sea algunas parcelas que existen a lado
de la comunidad de Pasto Grande que es propiedad de Japo, se apropian
allí, y viceversa previa transacción contractual de tipo verbal por parte de
los interesados. Este tipo de decisiones se han tomado también con otras
comunidades como Mujlli, Chullpani, Cañahuapalca y Yarwitotora.

Aynoqas con mejores condiciones físicas y ecológicas.


En la comunidad existe otro grupo de sectores que presentan mejo-
res condiciones físicas referidas al tipo de suelos y condiciones medioam-
bientales: aynoqas con suelos más fértiles, mejor estructura, profundos,
más abrigados a las condiciones medio ambientales adversas como por
ejem. las heladas.
En este sentido, y contando con la opinión campesina se categorizan
a las aynoqas de Jachaqayma, Chillihua, Wancarani, Jaruma y Chiquisa
como las más aptas para el cultivo especialmente de papa dulce que es el
cultivo de cabecera de la rotación colectiva.
Sin embargo, en esta caracterización no se toman en cuenta pequeñas
áreas con características muy peculiares que están ubicadas en hondonadas
y orillas de ríos o zonas muy altas que pueden resultar ser áreas muy bue-
nas o deficientes respectivamente, para el cultivo de papa dependiendo de
los factores limitantes a ser considerados en un determinado año agrícola.

Aynoqas con malas condiciones físicas y ecológicas

En la comunidad de Japo, de igual manera existe un grupo de aynoqas


catalogadas por los comunarios como las peores aynoqas, considerando
RESULTADOS 239

diferentes razones como ser: muy descubiertas y expuestas a heladas y a


sequías, suelos poco aptos para cultivo de papas. Las aynoqas con estas
condiciones adversas son: Jacha rancho, Taipirancho y Jachataquí; de ellas
las dos últimas desde hace unos 30 años atrás sólo se utilizan para pastoreo.
Estas regiones por estar próximas a la población central son las más degra-
dadas por el proceso de pastoreo, situación que no permite la regeneración
de pastos nativos, contribuyendo a la desaparición de algunas especies
apetecibles por el ganado existente.

10.3.1.2. Motivos para reducir y/o alargar el tiempo


de descanso de algunas aynoqas de cultivo

Antes del inicio de algunos periodos agrícolas resulta que por deci-
sión comunal se designa reducir el tiempo de descanso (de 10 -12 años) de
algunos sectores o alargarlos simultáneamente dando lugar a lo que
comúnmente se denomina como “salto de aynoqa”.
En el primer caso lo que induce a la reducción del descanso no res-
ponde solamente a factores de tipo demográfico, es decir por existir mucha
gente que necesita cultivar la tierra y alimentarse, sino que también obedece
a otros factores más de tipo organizativo al interior de la comunidad, es
decir que, por otros factores como la presencia próxima de heladas, año malo
para la papa en una determinada aynoqa o sector, determinan la decisión de
acortar el tiempo de descanso de otras aynoqas en reemplazo de otras que
no reúnen las condiciones favorables para ser cultivadas en un determinado
año, con lo que implícitamente se alarga el tiempo de su descanso.
Sin embargo, se debe enunciar que el asunto de los turnos o reducción
de turnos en este caso en el sistema de aynoqas no afecta a la organización
comunal, aunque exista la tendencia a la privatización del territorio y la
toma de decisiones que dependiera más de las familias que de la colectividad.
Esta posibilidad fue estudiada ampliamente por Cotlear (1989)164 que
explica dos aspectos fundamentales para el análisis de las relaciones entre

164 En: Revista andina, Kervin Bruno, 1987. El estudio económico del cambio técnico en
la agricultura andina. A propósito de los libros de Figueroa y Cotlear. Centro Bartolomé
de las Casas, año 5 (2) Cusco, Perú. pp. 574, 575.
240 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

cambios técnicos e institucionales (comunidad o colectividad): primero que


la intensificación del uso de la tierra es acompañada por un proceso de
privatización de las decisiones y, segundo que formas de organización y
técnicas o son independientes: las primeras son funcionales; es decir que
existen para responder a determinadas necesidades materiales. Así, la or-
ganización comunal debe adecuarse a nuevas necesidades, y así se analiza
este proceso de adaptación para el caso de los sistemas de rotación en la
producción de papas en tierras altas. Efectivamente, cualquier persona
interesada en la dinámica de descanso de largo plazo en las comunidades
constata la tendencia a la reducción de los tiempos de descanso de la tierra
allí donde la presión demográfica es fuerte, sin embargo no es el único
factor determinante para esta posición que se asume.
Como el sistema de aynoqas o turnos rotacionales implica que se
decida cada año que área será cultivada y cuál destinada para descanso o
pastoreo, en realidad de acuerdo a Kervin (1987) la decisión colectiva es
muy limitada pues las alternativas son reducidas: una vez establecido el
sistema de turnos, las áreas que deben ser cultivadas o dejadas en descan-
so siguen a veces automáticamente año tras año. La comunidad puede
decidir hacer una segunda o tercera campaña seguidas o decidir sobre
cultivar en un determinado año en áreas vírgenes (purumas) como sucede
frecuentemente, pero a veces a esto se limita prácticamente su poder de
decisión (op cit). porque al interior de la comunidad en el sistema de
aynoqas las familias ya manejan en forma privatizada las decisiones sobre
que variedades y como cultivar su chacra.
Así, las tendencias de la privatización y sus efectos no son las únicas
que determinan la intensificación de la agricultura en zonas donde se prac-
tica rotaciones colectivas o agricultura privatizada parcelaria. La comple-
jidad de la agricultura intensiva en los Andes requiere así de una gran
flexibilidad en las decisiones ya sean colectivas o individuales y, por lo
tanto, de pocas trabas colectivas a las mismas, que podrían ayudar a im-
plementar nuevos modelos de desarrollo agrícola para los Andes que pue-
dan conducir hacia la sostenibilidad no solo de ese ecosistema sino tam-
bién de la microregión y región.
De todas maneras, las decisiones comunales de asamblea aprobadas
por las familias y las proposiciones de las autoridades comunales sean
RESULTADOS 241

tradicionales o sindicales siempre son consensuados de manera que no se


den decisiones unilaterales que puedan perjudicar a algunas familias. Ejem.
En la redistribución de parcelas de 1996 que fue por decisión comunal
todas las familias de Japo quedaron satisfechas porque recibieron parcelas
de tamaño uniforme, por lo que no existieron conflictos interfamiliares
por esta situación.

10.3.1.3. Aspectos agrícolas

a) Especies principales cultivadas

En el área de estudio los principales cultivos adaptados y que se


practican desde hace un buen tiempo atrás son la papa, quinua, cañahua,
forrajes (avena, cebada) trigo kumu y alfalfa, citados en orden de impor-
tancia. La actividad agrícola es importante en esta región; pero no se prac-
tica en forma aislada, sino complementada con la ganadería. Se puede afir-
mar sin lugar a equivocarnos que el 100 % de las familias campesinas de
todas las comunidades de esta región practican la agricultura, con diferen-
tes variaciones y preferencias respecto a las especies señaladas. Así en la
comunidad de Japo, Angles (1993) encontró que aproximadamente el 86
% de las familias practican tres cultivos principales: papa, quina y cañahua;
con la variante de que aproximadamente el 94,3 cultivan también quinua
y el 85,7 cañahua.
Por otra parte existen familias que solo cultivan papa y quinua re-
presentando el 8,6 % de la comunidad, aunque actualmente (1999) existe
la tendencia de cultivar cada vez más papa y forrajes, este último cultivo
en parcelas de granos, lo que significa que va en decremento la última
cifra citada, lo que indica que los datos del cuadro que citamos a continua-
ción son variables de un periodo agrícola a otro, dependiendo de la dispo-
nibilidad de parcelas, ubicación física y grado de fertilidad.
242 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Cuadro 11
Cultivos principales por grado de importancia y distribución familiar

Cultivos Familias que cultivan (%)

Papa 100.0
Quinua 94.3
Cañahua 85.7
Berza (cebada, avena) 100.0
Trigo kumu 22.8
Alfalfa 8.5
Fuente: Angles, 1993.

Para 1996 los datos del anterior cuadro tienden a reducir en porcentaje
especialmente para los cultivos de quinua, cañahua, trigo y alfalfa, éste
ultimo tiende a reducir a medida que los años son más secos y menos
lluviosos; con los granos andinos sucede lo propio, el porcentaje de familia
que cultivan estas especies son cada vez menos numerosas porque prefieren
cultivar más forraje y reemplazar la alimentación realizada en base a gra-
nos por los productos manufacturados como los fideos, pastas, arroz, y
otros productos provenientes de centros urbanos contribuyendo con ello a
la pérdida de la seguridad alimentaria.

b) Acceso familiar a la tierra y su evolución en diferentes periodos agrícolas

Dentro el manejo de aynoqas en territorios comunales el acceso al


recurso tierra es variable de un año agrícola a otro dependiendo de muchos
factores, este hecho se traduce en que algunas familias en unos años cultivan
más especies y variedades que otras creándose así desigualdades en cuanto
al volumen de producción que de alguna manera es regulado por los
mecanismos y estrategias comunales de reciprocidad y redistribución como
la humaraqa, por ejemplo, vigentes hasta la fecha.
Otro factor que contribuye en este proceso es la disponibilidad de mano
de obra de las familias campesinas, una familia que tiene mayor numero de
hijos sean varones o mujeres solteros cultiva mayor numero de parcelas y
más superficie de tierras obteniendo así mayor producción y mejores opor-
tunidades de seguir incrementando el área cultivable, pero este hecho debe
RESULTADOS 243

manejarse con cuidado, es decir no como una relación absoluta sino relati-
va, puesto que está supeditado a otros factores ya estudiados como las
estrategias de acceso a tierra (herencia, intercambio, compañía, etc.).
Como se puede apreciar en el anterior cuadro el patrón de evolución
de acceso a la tierra, vale decir, de la superficie cultivada para una familia
Cuadro 12
Evolución del patrón de cultivo por superficie empleada,
promedio en 6 períodos agrícolas diferentes.
Comunidad de Japo (tomando familias casos diferentes)

Recursos P E R IODOS AGRICOLAS


patrón (m2) 1988 1989 1990 1991 1992 1993

Papa 1560 6241 6483 5172 3955 7200


Quinua 1450 1966 1393 1650 506.5 844
Cañahua 1568 1966 1360 1650 480.8 202
Cebada 2910 1665 2000 874 1146.8 1135
Avena — 1665 1331 874 1146.8 1135
Trigo kumu — — 967 — 243.8 166
Total 7488 13503 13534 10220 9444.9 11250
Fuente: Peñaranda Blanco Cordero Torrico Angles Bilbao
Fuente: Diferentes autores.

varia de un año a otro dependiendo de los cultivos. En todos los periodos


agrícolas se observa la superioridad en la superficie de tierra utilizada para
el cultivo de la papa y una menor superficie para el cultivo de trigo kumu,
esto se explica porque la papa es el principal cultivo de cabecera y de con-
sumo familiar prioritario y el trigo es solamente de complementariedad y
cultivado solo por algunas familias.
Por otra parte en los últimos años (1997-1998) existe una tendencia a
aumentar la superficie sembrada de avena y cebada en aynoqas y parcelas
destinadas al cultivo de quinua y cañahua, debido a la creciente tendencia
de criar más ganado vacuno (toros) para las labores agrícolas. En vista de
que las praderas nativas y las aynoqas de pastoreo están en proceso de
degradación se ve por conveniente complementar la alimentación del ga-
nado con forraje cultivado especialmente en la época de estiaje.
Para justificar este hecho debemos remitirnos a un estudio de casos
realizado a cinco diferentes familias de la comunidad de Japo en el periodo
244 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

1992/93 por Bilbao (1994). Los datos demuestran que en las cinco familias
el numero de parcelas destinadas al cultivo de papa, quinua, cañahua es
diferente, así como la superficie empleada para este propósito. El cuadro
siguiente nos ilustra mejor sobre este hecho.
Cuadro 13
Caracterización de cinco familias por sus recursos cultivables.
Para las gestiones 1992/93, comunidad de Japo
Familias Cultivos PARCELAS Y SUPERFICIES
Patrón Nº % m2 %
papa 3 37.5 800 42.1
DCH quinua 1 12.5 300 15.8
cañahua 4 50.0 800 42.1
Total 8 100.0 1900 100.0
papa 5 55.5 1400 60.8
HP quinua 1 11.1 500 21.8
cañahua 3 33.4 400 17.4
Total 9 100.0 2300 100.0
papa 12 70.6 4100 85.4
EP quinua 2 11.8 300 6.3
cañahua 3 33.4 400 17.4
Total 17 100.0 4800 100.0
papa 9 90.0 2700 87.0
NC quinua 0 00.0 00.00 00.0
cañahua 1 10.0 400 13.0
Total 10 100.0 3100 100.0
papa 10 77.0 1400 51.9
JN quinua 1 7.7 500 18.5
cañahua 2 15.3 800 29.6
Total 13 100.0 2700 100.0
Fuente: En base a J. Bilbao, 1994.

Del cuadro anterior podemos extractar y extrapolar a la generalidad


que el número de parcelas y superficie destinada a la producción de papa
es mucho mayor (65 % aproximadamente) contrastando con el resto de los
cultivos, 25 % a los forrajes y el 10 % a los granos andinos. Aquí se confir-
ma claramente que en todos los años agrícolas y en todas las aynoqas se
destina una mayor superficie para el cultivo de papa independientemente
de otros factores.
Por otra parte también se debe señalar que tomando un promedio
de los cinco casos estudiados se tiene una media de 11 parcelas cultivadas
RESULTADOS 245

por familia, con una superficie de 2960 m2. Aunque el número de muestras
tomadas para el estudio es reducido, este hecho tiende a repetirse en todos
los períodos agrícolas.
Aquí también es necesario analizar un testimonio campesino que
menciona sobre el desplazamiento de granos andinos por el cultivo de
forrajes:

“...Y ahora ya no sembramos cañahua como antes por falta de parcelas, y


las parcelas esta visto para los forrajes, ahora hay más rendimiento del fo-
rraje como la avena, seguido de la cebada, y algunos comunario cultivan
cañahua solo para pito y chillpe.”

El testimonio muestra claramente que las parcelas destinadas al cul-


tivo de cañahua son escasas, por falta de tierra, además que lo poco que
existe está siendo destinado al cultivo de forrajes, por la creciente tenden-
cia a criar más ganado vacuno; todo ello está ocasionando también una
presión de la población sobre la tierra y sobre los recursos comunales, he-
cho que ocasiona a nivel interno de la comunidad algunos movimientos
poblacionales hacia los valles de Cochabamba y consiguientemente el cam-
bio paulatino en los hábitos de consumo, situación que trae como conse-
cuencia algunos cambios de orden interno para la comunidad, puesto que
cualquier cambio se realiza muchas veces bajo la decisión unilateral de las
familias campesinas sin que la comunidad tenga reglas bien definidas res-
pecto al incremento de parcelas para forrajes. De todas maneras, está claro
que la superficie de cultivos para granos andinos como la quinua y cañahua
a sufrido modificaciones en los últimos 10 años por el incremento de áreas
para forraje como complemento a las de pastoreo que también son cada
vez más escasas.

c) Tamaño de parcelas cultivables en aynoqas

Ya esta dicho que la cantidad de tierras que usufructúan los


comunarios de esta área son bastante variables en tiempo-espacio. Al mis-
mo tiempo, el tamaño de las diferentes parcelas cultivables es variable;
generalmente las parcelas son muy pequeñas, tan diminutas que en algunos
246 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

casos solo llegan a 200 m2, pero por otra parte también existen algunas
parcelas con superficie mayor a 1500 m2 que es la superficie promedio que
se maneja en las aynoqas. Estas superficies de tamaño regular son los resa-
bios de lo que antes constituían las sayañas que por sucesión hereditaria
fueron racionalmente parceladas debido a que los hereditarios posteriores
no fueron muy numerosos de familia.
Particularmente las familias campesinas manejan entre 10-50 parce-
las pequeñas como promedio; sin embargo existen algunas familias que
de manera excepcional manejan parcelas en número menor a 10 y mayor a
50, la superficie de cultivo es por lo general muy pequeña. Veamos un
estudio de caso referido a dos periodos agrícolas diferentes realizado en la
comunidad de Japo.
Cuadro 14
Evolución en el acceso a la tierra considerando
diferentes períodos agrícolas (una familia caso)

Años Nº Nº Sup. total Menor a 200m2 Entre 200 y 500m2 Mayor a 500m2
sitios parcelas m2 Nº % Nº % Nº %

1 19 699 2 10.50 15 78.95 2 10.50


1989 2 34 11.4 14 41.17 13 38.24 7 20.59
3 50 400 7 13.46 27 55.77 16 30.77

1996 1 36 9972 10 27.8 22 61.1 4 11.1


Fuente: Basado en Blanco, (1992); Torrico, (1996).

La superficie que manejan los agricultores de la comunidad de Japo


están distribuidas en varias parcelas de tamaño reducido. Las tres familias
estudiadas por Blanco (1992) manejan así, el mayor número de parcelas (13-
27) con superficies entre 200 y 500 m2, lo que confirma la situación que las
familias campesinas cultivan sus productos en pequeños mosaicos distri-
buidos dispersamente en toda la superficie de laboreo de las aynoqas. Por
otra parte, son pocas las familias que cultivas en superficies mayor a 500 m2,
estos son los descendientes de los sayañeros antiguos sin mucha familia que
no parcelaron las sayañas al extremo por la transmisión hereditaria.
Toda esta información es variable de un año a otro y de las aynoqas
cultivables que también son variables en superficie y fertilidad y distancia
RESULTADOS 247

de los ranchos principales de la comunidad, estos factores y otros referi-


dos a las estrategias de usufructo de la tierra influyeron así en la cantidad
de tierra cultivables y la cantidad y calidad de productos cosechados as-
pecto que contribuye en la seguridad alimentaria de la familia comunera
de esta región.
En el caso de la familia 1, que fue estudiada en los periodos 1989 y
1996, es un ejemplo clásico de como con el tiempo varía el Nº de parcelas y
la superficie cultivada; así esta familia en 1989 tenía 19 parcelas y una su-
perficie de 699 m2 que evoluciona para 1996 a 36 parcelas y 9972 m2 de
superficie considerando los cultivos que se manejan. Ello indica que en
cada aynoqa y período agrícola el acceso a las parcelas es diferenciado y
variable, dependiendo de muchos factores como la disponibilidad de mano
de obra, semilla, estiércol, distancia de la vivienda a las aynoqas de culti-
vo, y otros factores que determinan la cantidad de parcelas y la superficie
a cultivarse en cada ayta y periodo agrícola. En este caso entre otros facto-
res determinantes para la variación en número de parcelas a las que acce-
dió la familia caso, es la distancia de la aynoqa a su vivienda y también la
mano de obra, pues sus hijos ya son jóvenes por lo que pueden ofertar
mayor cantidad de mano de obra.
Las familias productoras en el sistema comunal de aynoqas prefie-
ren dividir su producción agrícola en parcelas separadas, buscando condi-
ciones naturales que reduzca el riesgo de daños por condiciones atmosfé-
ricas. Por ello en la agricultura no existe ningún incentivo para destinar
grandes campos al cultivo y hay en cambio una marcada preferencia por
parcelas fragmentadas. El descanso regulado colectivamente permite así
cambiar la configuración del territorio durante el periodo de uso para ac-
tividades agrícolas o pecuarias en la misma área de terreno. La agricultura
y la ganadería no ocupan espacios diferentes, sino tiempos distintos en un
mismo espacio, pero para que esto sea eficiente es necesario cambiar la
estructura del espacio (Cotlear, 1989: 52, 53).

d) Variación de la cantidad de semilla empleada en la producción agrícola.

La cantidad de semilla empleada y la producción obtenida de los


diferentes cultivos es también muy variable en el tiempo, todo ello va
248 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

asociado a la cantidad de tierra cultivada, mano de obra disponible y otros


factores referidos a tiempo y espacio. La semilla de papa empleada gene-
ralmente no pasa de media tonelada por unidad familiar y la de forrajes a
la de 2 qq (90 kg); en cambio para las especies de semilla pequeña (quinua,
cañahua) no se necesita más que un par de kilos por período agrícola.
La producción obtenida de igual manera varia de acuerdo a la semi-
lla empleada y las condiciones climatológicas imperantes en cada perío-
do. Con referencia a la papa podemos mencionar que la relación de pro-
ducción en años buenos es de 1:14 y en años regulares 1:10 siendo la rela-
ción promedio de 1:7.
En cultivo de granos (quinua, cañahua) la producción es un tanto
baja no llegando a sobrepasar las 2 ton/ha, en cambio la producción en
materia verde de forrajes esta por encima de 10 tn/ha, contribuyendo con-
siderablemente en la complementariedad de la alimentación del ganado.
De todas maneras, podemos afirmar que la relación de producción
con respecto a la semilla empleada es satisfactoria y aceptable para las 6
especies de cultivos que se practican; para el caso de la papa incluso el
rendimiento supera el promedio nacional que es de 7.0 tn/ha. Pero, aquí
se debe considerar también una variable muy importante para la papa
que es la utilización de semilla de tamaño menuda, por debajo del tamaño
recomendado técnicamente, pero que como ventaja tiene que al emplear
una menor cantidad de semilla se siembra una superficie mayor.
Para el caso de los granos las semilla es la misma que se utiliza para
consumo, a excepción de la semilla de forrajes que para su obtención se
recurre a otros pisos ecológicos, y zonas agroecológicas, y en especial a fe-
rias y mercados campesinos ya que en esta zona no se puede producir semi-
lla por las condiciones climáticas adversas ya señaladas con anterioridad.
Todo lo mencionado anteriormente nos permite comprender que la
situación de la agricultura en el ayllu Majasaya es principalmente de
autoconsumo, ya que las cantidades de semilla utilizadas, las especies
manejadas y la producción obtenida son en pequeña escala y demuestran
que las condiciones de agricultura que se practican son tradicionales, pero
no incipientes, porque existe una gama de tecnologías y conocimientos
campesinos que han permitido la reproducción de este sistema producti-
vo en tiempo-espacio. A continuación se muestra un ejemplo de una fami-
RESULTADOS 249

lia que fue estudiada en diferentes periodos agrícolas para determinar la


variación en la cantidad de semilla utilizada para todas las especies que se
cultivan, tomando como referencia la comunidad de Japo.
Cuadro 15
Variación de la cantidad de semilla y producción agrícola,
a través del tiempo, (una familia caso)

Cultivo Periodo 88/89 (1) Período 89/90 (2) Periodo 92/93 (3)
Semilla (Kg.) Producc. (Kg.) Semilla (Kg.) Producc. (Kg.) Semilla (Kg.) Produc. (Kg.)

Papa 300.0 4226.8 584.3 4103.0 138.0 (4) 1520.0 (4)


Quinua 1.5 175.0 1.0 113.5 0.5 5.00
Cañahua 1.0 200.0 1.0 181.6 1.0 50.00
Trigo 5.7 100.0 4.5 68.1 4.0 15.00
Avena 11.5 1000.0 34.5 1679.8 45.0 815.00
Cebada 34.5 1702.0 3.0 476.7 90.0 13585.00
Fuente: 1) datos tomados por Blanco (1992) 2) datos tomados por Torrico (1993)
3) datos tomados por Bilbao, (1994) 4) producción obtenida en canchones; en la aynoqa no se cultivó papa

En el cuadro anterior tomando una misma familia caso para tres pe-
riodos agrícolas diferentes se observa que la mayor producción obtenida
corresponde a la papa y forrajes, situación que apoya la afirmación que la
papa y los forrajes son los cultivos de mayor importancia de la zona. Aquí
se de muestra también la complementariedad de agricultura-ganadería, o
sea que casi ninguna familia deja de cultivar forrajes porque significa que
todas tienen animales en la casa, ya sea bueyes, ovejas o llamas. De igual
manera, se demuestra que la distribución y utilización de los recursos agrí-
colas como la semilla por ejemplo, es realizada de acuerdo a la ubicación
de las aynoqas así como también a la ecología y tipo de suelo de cada
parcela, que es variable con relación a otra y a cada periodo agrícola que
también es diferenciado de año en año.
Principalmente lo que se quiere mostrar aquí es la variación en tiem-
po-espacio de las cantidades de semilla utilizadas por cada especie, que
esta en función de la superficie de terreno disponible en las aynoqas,
asociado a la disponibilidad de mano de obra familiar y la bondad de los
años agrícolas. En buenos años lógicamente se utilizará mayor cantidad
de semilla para una superficie mayor de terreno y obtener mayor produc-
ción. En años secos se limita la producción porque esta sujeta a muchos
250 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

riesgos climáticos y las familias campesinas prefieren no arriesgar mucho,


en función de los indicadores del clima utilizados par este fin. De esta
manera, de acuerdo al acceso al recurso tierra en algunos años algunas
familias de la comunidad pueden ser consideradas como ricas y en otras
como medianas o pobres; entonces esta situación debe tomarse de acuer-
do al acceso a los recursos locales como también las características
ecológicas y edáficas de las aynoqas.

10.3.2. Sistema de aynoqas dentro la cuenca de Mujlli

Al interior de la cuenca de Mujlli, se manejan dos sistemas de aytas


que comprenden 26 aynoqas distribuidas en dos sistemas compartidos por
varias comunidades que están dispersas dentro la cuenca; así se distinguen
el manejo de los sistemas bajo la denominación de aynoqas de Mujlli y
aynoqas de Chullpani, dentro la misma cuenca aunque éstas no son las
únicas comunidades que comparten recíprocamente la producción en estas
aynoqas, sino que corresponde su utilización a 12 comunidades compren-
didas dentro la jurisdicción conocida como San Antonio de Mujlli.

10.3.2.1. Superficie y uso actual de la tierra en la cuenca de Mujlli

En la cuenca de Mujlli según estudio realizado por Chila (1993), se


tiene determinado una superficie total territorial de 18415,1 Has. la cual se
distribuye de acuerdo a diferentes usos ya sean agrícolas o destinadas a
infraestructuras comunitarias o caminos y/o carreteras, así como se men-
ciona en el siguiente cuadro:
Cuadro 16
Uso actual del territorio en la cuenca de San Antonio de Mujlli
Uso actual Superficie (has) %
Cultivable común 1296.0 7.03
Pastoreo 17011.5 92.37
Ríos y quebradas 94.7 0.51
Caminos 12.9 0.07
Total 18415.1 99.98
Fuente: Chila, 1993.
RESULTADOS 251

En el anterior cuadro se puede observar que un mayor porcentaje de la


tierra disponible se utiliza para el pastoreo (92,37%) de los cuales actualmente
una superficie aproximada al 10 % ha sido habilitada para el cultivo de papa.
Sin embargo a pesar de su potencial pecuario, actualmente existe esta tenden-
cia de destinar zonas de pastoreo o purumas para uso agrícola, lo que va en
detrimento de la ganadería, por reducirse las áreas netas de pastoreo.
El área aproximada de cultivo alcanza a 1296 has equivalente solo al
7 %; aunque la superficie es muy reducida con relación a la superficie de
pastoreo en esta cuenca se practica la agricultura al igual que en las otras
cuencas, es decir, bajo la misma modalidad y los mismos principios de
rotación y descanso prolongado de la tierra. Pero, esta aproximación su-
perficial va cada vez en aumento debido a la habilitación de zonas de pas-
toreo como zonas de cultivo. Esta situación nos demuestra también que la
superficie de todo el ayllu que estamos estudiando hace un siglo atrás era
destinada exclusivamente a la ganadería, pero que con el correr del tiem-
po se ha convertido en una zona agrícola-ganadera con su propia dinámi-
ca y sus propias particularidades tecnológicas.

10.3.2.2. Manejo del territorio y las aynoqas en la comunidad de Mujlli

La comunidad de Mujlli tiene sus aytas ubicadas en cuatro partes


situadas en diferentes pisos altitudinales, cultivándose cada año de mane-
ra permanente dos aytas, donde las familias campesinas de las cuatro sec-
ciones, tienen un acceso diferenciado en número y calidad de parcelas. Sin
embargo, las familias de Mujlli tiene acceso más directo a las aytas de
Irutambo (parte alta), Japo (parte intermedia) y Huayllatambo (parte baja)
debido a que la mayor parte de ellas posee parcelas en dichas aytas y no
así en la ayta de Yarwitotora por estar muy alejada y porque esta aynoqa
es netamente de esta comunidad (Chila, 1993:63).
El proceso de individualización y repartición de tierras iniciado en
1993 no tuvo su éxito, de manera que las comunidades que conforman
cada parcialidad o sección, de acuerdo al caso, siguen compartiendo algunas
aynoqas (caso de Japo y Pasto Grande), aunque en el resto de las parcia-
lidades casi ya tienen sus aytas correspondientes como el caso de Estroni y
Yarwitotora, y Chullpani-Tayalaka, que han seguido el proceso de delimitación
252 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

de sus aynoqas y de su territorio con consecuencias desventajosas porque


se los considera como comunidades conflictivas, aisladas y no integradas
al ayllu, por cuestiones de territorialidad.
En la gestión 91/92, Chila, (1993:52) en uno de los primeros estudios
realizados en esta comunidad considera que la parcialidad de Mujlli es
beneficiada por dos aytas, o sea dentro de las 26 aynoqas, con 6 aynoqas
por gestión agrícola, en rotación sur a norte y de la parte baja a la alta, A
partir de ese entonces se conoce que en esta comunidad se manejan conse-
cutivamente dos sistemas de aytas en cada año. En la gestión 97/98 de
acuerdo al turno de rotación se sembró forraje en los alrededores de la
comunidad, teniendo que ingresar este sector en un periodo de descanso
de 10 años a partir de la gestión 1998/1999.
La comunidad de san Antonio de Mujlli, a parte de las aynoqas cultiva-
bles posee también purumas (tierras vírgenes) y dentro de las estrategias de
subsistencia los comunarios recurren al uso de estas tierras según normas
internas, que hasta la fecha habían sido mantenidas como terrenos de reserva,
solo usados como pastoreo. El año 1992 un año antes que en la comunidad de
Japo, la comunidad inicia con la habilitación de estas tierras conformando
aynoqas pequeñas o sub aynoqas, iniciando con el cultivo de papa, sembran-
do el año siguiente granos y el tercero forraje berza, tal cual es la rotación en
las aytas, teniendo acceso todas las familias afiliadas al sindicato comunal.
Esta comunidad, a parte de las aynoqas cultivables posee también
purumas (tierras vírgenes) y dentro de las estrategias productivas y de
subsistencia los comunarios recurren al uso de estas tierras según normas
internas, que hasta la fecha habían sido mantenidas como terrenos de “re-
serva”, solo usados como áreas de pastoreo. A partir de 1992 la comuni-
dad inicia con la habilitación de estas tierras conformando una especie de
sub aynoqas, empezando con el cultivo de papa, sembrando al año siguiente
granos y el tercero forrajes en berza, tal cual la rotación en las aytas princi-
pales. De esta manera a cada subaynoqa habilitada en cada año, cada fa-
milia afiliada al sindicato165 tiene acceso directo por derecho propio de-
biendo empero someterse a normas comunales establecidas.

165 El tamaño y la composición de la familia están en estrecha relación con el momento


del ciclo vital en que se encuentra cada familia (edad de la familia). Desde el momento
RESULTADOS 253

No obstante, en el periodo 94/95 surge otra vez el problema de la


delimitación del territorio en el ayllu Majasaya, esta vez encabezado por
las comunidades de Uyuni (Mujlli Huayllas) y Estroni que a través de pe-
leas familiares han agrandado el problema provocando la invasión del te-
rritorio de Estroni (aynoqa) por parte de Uyuni, esta vez iniciando la pre-
paración del barbecho de algunas parcelas ajenas. Este hecho necesitó de
la mediación de la Federación de campesinos de Cochabamba dirigido
por su ejecutivo el Sr. Román Loaysa, quien mal guiado por los comunarios
de Uyuni procedió a la delimitación provisional del territorio a favor de
éstos, provocando el enojo y descontento de los comunarios de Estroni,
que reclamaban justicia para la devolución de su parte. Todos estos he-
chos se tradujeron posteriormente en un Seminario de discusión con to-
dos los dirigentes del ayllu Majasaya (16 sindicatos) quienes después de
dilucidar prolongadamente decidieron que este problema territorial debe-
ría ser solucionado con la participación de todas las comunidades
involucradas del ayllu, la subcentral y la Federación campesina para que
pueda ser solucionada de la mejor manera posible sin que tenga que afec-
tar negativamente a ninguna de las comunidades en conflicto.
De esta manera, el territorio comunal a veces es motivo de conflictos
familiares y comunales, y destinado de acuerdo a las disponibilidades de
recursos energéticos de las familias campesinas, así por ejemplo las áreas
comunes de pastoreo son sometidos al pastoreo sin ningún sistema de con-
trol de los animales, hecho que entraña consecuencias negativas tanto en lo
ecológico (degradación del suelo por sobrepastoreo) como en lo social (los
comunarios con mayor cantidad de animales no asumen mayor responsabi-
lidad sobre las áreas degradadas que aquellas que cuentan con pocos ani-
males, lo que puede provocar nuevos conflictos a la larga (Blanco, 1992:208).
Para salvar esta situación por intermedio de la discusión entre
comunarios, se ha pretendido en la comunidad de Ch’alla, del ayllu veci-
no del mismo nombre, por ejemplo disminuir el número de animales por

en que una pareja forma una nueva familia, puede integrarse formalmente al sindica-
to comunal, así el numero de miembros de la misma varia primero en forma ascen-
dente, desde el momento en que los hijos se casan y se separan físicamente de sus
progenitores (Blanco, 1992:130-131).
254 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

familia, pero esta situación se hizo un tanto conflictiva ya que las familias
que tienen mayor número de animales difícilmente quisieron deshacerse
de sus animales, sino más al contrario existe la tendencia a aumentar el
número de animales en el rebaño porque constituye una fuente de reserva
económica o ahorro para casos difíciles o de necesidades prioritarias.
Así la rotación de cultivos es adecuadamente complementada con el
descanso de la tierra durante épocas prolongadas, tiempo que si bien es
cada vez menor a causa de la creciente presión sobre la tierra, se mantiene
aun dentro de un marco de manejo sostenible. Esto sucede gracias a la
estrategia comunal de incremento en el número de aynoqas antes que el
tamaño de cada una de ellas disminuya, dejando de “reserva” para el fu-
turo las zonas sobre las que cada una de las aynoqas podría crecer inme-
diatamente (Blanco, 1992:208).
En este sentido, también juega un papel importante la estrategia fa-
miliar de distribución de riesgos, de cuando ello es posible dejar descan-
sar durante más tiempo las parcelas de menor calidad, lo que se consigue
dejando pasar el turno de una aynoqa sin cultivar aquellas parcelas,
constituyéndose en una estrategia social familiar y no tanto comunitaria
ya que este tipo de decisiones dependen de la unidad familiar, no tanto así
de la comunidad. A pesar de la escasez de la tierra se da la situación que
cada parcela tiene su propio historial, de manera que a pesar del uso rela-
tivamente intensivo durante tres años consecutivos y 10 años de descanso
una parcela no puede ser cultivada con la misma especie o variedad en la
siguiente rotación sino que está sujeta a una planificación familiar descen-
tralizada a la vez del tipo de planificación comunal.
El acceso es diferenciado a las tierras de aynoqa sean de cultivo o de
pastoreo (descanso) y esto se hace muy evidente en algunos años y en
otros menos, dependiendo de los factores internos y externos tales, como
la cantidad de tierra heredadas de los progenitores, la edad de la familia y
el número de miembros con mano de obra disponible, la cantidad de re-
cursos ganaderos, la ubicación de la aynoqa en turno, las condiciones
climáticas y edáficas de la aynoqa, (Blanco, 1992:209) la cantidad de semi-
lla disponible, la predicción climática y otros.
Sin embargo, este acceso diferenciado a la tierra puede llegar a cons-
tituirse en un elemento de diferenciación social por razones provenientes
RESULTADOS 255

de los mismos factores que lo determinan. Uno de estos parece ser el hecho
de que las diferencias en el tamaño y la composición de las familias refle-
jadas primero en diferencias en la cantidad de recursos disponibles por las
familias son transformados por la colectividad en diferencias de prestigio
y poder social a través de los mecanismos de reciprocidad y redistribución
(Blanco, 1992:209) que son los mecanismos que regulan en algunos casos
la situación familiar y status social al interior de la comunidad.
Si bien los mecanismos de reciprocidad y redistribución obligan a
las familias con más recursos, tierra por ejemplo, por intermedio de cuya
práctica ganan en prestigio y poder dentro la comunidad, no implica que
las familias con menor cantidad de recursos disponibles y cantidad de mano
de obra no puedan redistribuir lo poco que pueden acumular, ya que nada
es absoluto en el sistema de manejo comunal de la tierra y otros recursos
naturales, ya que una familia puede considerarse “rica” en un año y “po-
bre” en otra, por el sistema de acceso a los recursos comunales que es va-
riable de un periodo agrícola a otro.
Así una familia con escasa mano de obra recurre a practicas sociales
de reciprocidad como el ayni, la mink’a y la humaraqa para concluir con
labores agrícolas retrasadas y redistribuir a cambio con alimentación a las
familias cooperantes que aparentemente acuden a estas faenas no solo por
divertirse y comer, sino que este tipo de prácticas tienen una connotación
simbólica y espiritual por tratarse de prácticas ancestrales de característi-
cas andinas muy particulares.
Referente al acceso a la tierra aquellas comunidades que en una épo-
ca han logrado su reconocimiento legal, poseen títulos comunales de pro-
piedad, algunos tan antiguos que se remontan a su fundación colonial más
halla de la legalidad formal, hay un reconocimiento social a la propiedad
comunal. Los miembros integrantes reconocen el carácter colectivo de la
propiedad sobre el territorio que comprende su comunidad y aceptan que
individualmente solo tienen acceso a parcelas dentro de este territorio que
comprende su comunidad y aceptan que individualmente solo tiene acce-
so a parcelas dentro de este territorio en tanto miembros reconocidos o
hijos de la comunidad (Plaza, 1985: 61, en Blanco, 1992:34).
Pero, a pesar de ello existen algunas variantes de acceso a la tierra
como se describe posteriormente y dependiendo de las normas comunales
256 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

y los intereses familiares. De esta manera, muchos comunarios tienen


parcelas en dos aynoqas de su comunidad, como también en otras comu-
nidades vecinas, como sucede por ejemplo con los comunarios de Japo
que tienen acceso a parcelas del sector de Mujlli, Pasto Grande, Yarwitotora
e inclusive en Chullpani. Así se puede observar que existe una diferencia-
ción social dentro la comunidad y el ayllu de acuerdo a los recursos pro-
ductivos con los que cuenta, en este caso el recurso tierra. Es así que existen
comunidades sin acceso a todo el aspecto de recursos regionales y también
hay unidades domésticas que no tienen acceso a todos los recursos de la
comunidad, el agua por ejemplo que es bastante escaso en estos ecosistemas.

a) Características espacio temporales del sistema


de aynoqas en la cuenca de Mujlli

Como ya se mencionó con anterioridad las diferentes aytas y aynoqas


que componen todo el sistema de producción de la cuenca de Mujlli tie-
nen características climáticas y físicas diferentes unos de otros debido a la
ubicación espacial dentro el territorio, características que definen de algu-
na manera sus aptitudes agrícolas o pecuarias diferenciadas en el tiempo
y espacio que se definen mediante el uso que le dan las familias campesi-
nas regidas en las normas colectivas y estrategias de uso y manejo del
territorio y espacio agrícola.
Para comprender la adecuación de esta estrategia productiva de uti-
lización eficiente del espacio- tiempo en función de la mano de obra fami-
liar disponible, veamos el cuadro siguiente que describe las características
espacio temporales de las aytas y aynoqas para la sección de Mujlli.
De acuerdo al cuadro anterior podemos apreciar que existen tres
grupos definidos de aynoqas para la cuenca de Mujlli, que se caracterizan
de acuerdo a la altura, la temperatura ambiental y la aptitud edafológica
para cierto tipo de cultivos, lo que condiciona a la vez el inicio de las acti-
vidades agrícolas como la preparación del barbecho, siembra, labores cul-
turales (aporque) y cosecha. Así, se puede observar claramente que en las
aynoqas de la zona alta y frígida el inicio del barbechado y la siembra de
papas amargas o granos (quinua, cañahua) empiezan más anticipadamente
al igual que la cosecha. Particularmente la cosecha deberá empezar más
RESULTADOS 257

antes porque resulta que a veces se intensifican las heladas después de


carnavales; entonces si no se cosecha lo antes posible la papa, ésta será
congelada al interior del suelo a punto de ser transformada en chuño. Todos
estos factores determinantes en la definición del calendario agrícola por
sectores, nos hacen ver como el productor campesino va definiendo su
tiempo para sortear las adversidades medio ambientales, y bióticas (plagas
y enfermedades).

Cuadro 17
Características espaciales y temporales de las aytas
y aynoqas para el sector de Mujlli (Gestión 97/98)

Característica Nombre Nombre Cultivos Época Época Epoca Época


Ecológica Aytas Aynoqa barbecho de Siembra de aporque deCosecha
y Altitud

Zona alta Irutambo Lamak’ota Papas 29 spt. a 30 oct. Primero abril- mayo
y 4000 Lurumani Quinua feb/marz 8 sept. a 15 sept. fines dic
Frigido a Caballuni Cañahua noviembre segundo: fines de mayo
4300 msnm Berza mediados
de enero fines de mayo

Zona media Japo Taypiqollu Papas septiembre Primero fines de mayo


y 4000 Jacharancho Quinua feb/marz fines de sept. fines dic.
poco frigido a Aceruta Cañahua noviembre segundo
4100 msnm Berza mediados fines de mayo
de enero

Zona baja Huayllatambo Chiar laca Papas septiembre Primero fines de mayo
y 3900 Lupara Quinua feb/marz septiembre fines dic.
templada a K’aroqo Cañahua noviembre segundo
4000 msnm Berza mediados fines de mayo
de enero

Fuente: Elaboración propia, basada en Chila, 1993.

Por otra parte, se debe considerar el alto grado de sincronización del


conjunto de actividades productivas en torno al sistema de aytas y aynoqas;
así de acuerdo a la ubicación de la ayta cultivable tomando como referencia
la vivienda principal de los comunarios, se deben advertir los siguientes
factores determinantes: si para llegar a la ayta la familia tiene que subir
mucho, significa que la parcelas son más frías y el traslado de insumos
productivos como semilla, estiércol requiere de la disponibilidad de mucha
mano de obra y animales de transporte (llamas y asnos). Para la elección
258 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

de variedades de papa los campesinos priorizan las variedades amargas o


lukys que son resistentes a las heladas y que permiten minimizar el uso de
estiércol para evitar problemas en la capacidad de traslado, pero para sub-
sanar este hecho prefieren usar el jira guano en cantidades mínimas, que
permite sustituir el uso del estiércol fresco de 3-6 ton/ha con 0.4 ton/ha de
jira guano.
En cambio, cuando las aytas se encuentran en bajada donde los
microclimas son menos fríos, permitiendo el cultivo de variedades de papa
más susceptibles a la heladas pero más rendidoras que las lukys. Pero, las
papas dulces por producir mejor, también son más exigentes en fertilidad
y microclimas abrigados, requiriéndose cantidades mayores de estiércol o
suplemento con fertilizante químico lo que no ocasiona problemas en su
traslado hacia sectores bajos.

b) Distribución de aynoqas en la cuenca Mujlli.

Como se mencionó anteriormente dentro la cuenca de Mujlli existe


un grupo de aynoqas que están en subida y otro grupo que están en ba-
jada (hacia el río). Así, la parcialidad de Mujlli es beneficiada por 26
aynoqas, utilizándose 2 sistemas de aytas, o sea 6 aynoqas cultivables
por gestión agrícola. En la última gestión 97/98 la aynoqa destinada para
el cultivo de papa fue la de Jirirani, y la aynoqa de Kollpaña para el bar-
becho (con papa en el periodo 98/99) en lo correspondiente a las aynoqas
de bajada, en cambio en las aynoqas de subida se sembró papa en la
aynoqa de Uma allita y se barbecho la de Vaca kollpaña. El cuadro 18
ilustra esta situación de manejo del espacio y la rotación de sectores en
Mujlli.
De acuerdo al cuadro anterior se puede apreciar que la cuenca de
Mujlli dispone de dos sistemas de aynoqas unas que están en bajada (cuenca
de Mujlli), a partir de la Aynoqa de Karoqo hasta la de Irutambo, sumando
un total de 20 aynoqas, y otras que están en subida (cuenca de Chullpani)
a partir de la aynoqa de Jachaladera hasta la de Chiarpuchu (ver también
gráfica 4).
En virtud a esta caracterización particular podemos señalar que las
aynoqas ubicadas en la cuenca de Chullpani son las más productivas por
RESULTADOS 259

estar ubicadas en la zona más baja, así se caracterizan por ser aptas para el
cultivo de papa dulce incluyendo a la papa huaycha, como también quinua
y forrajes; en cambio las aynoqas ubicadas en la zona alta se caracteriza
por su aptitud para el cultivo de papas amargas, semiamargas, cañahua,
quinua y cebada. Pero este hecho no excluye que en algunos micro secto-
res o microclimas de ambos sistemas de aynoqas se pueda cultivar papas
amargas, papas dulces y granos respectivamente.

Cuadro 18
Distribución de aynoqas dentro la cuenca de Mujlli (Período 1994-1995)

Aynoqas de subida (Chullpani) año c/ sembradío Aynoqas de bajada (Mujlli) año c/sembradío
de papa de papa
XXVI Chiar phuchu Aún no definido
XXV Chamaka uma Aún no definido XIII Lak’ola k’oni 2001/2002
XXIV Calvario Qollu Aún no definido XII Iru uta 2000/2001
XXIII Vaca k’ollpaña /Llojeta Aún no definido XI Chacalabani/ Muyu khochi 1999/2000
XXII Uma allita / uma pinani 2000/2001 XX Kollpaña / Queru uta 1998/1999
XXI Gatonegro/ azurani 1999/2000 IX Jirirani 1997/1998
XX Jacha ladera/ k’ellu k’asa 1998/1999 VIII Jachoqo / Jacha jaraña* 1996/1997
Se habilitaron áreas de pastoreo 1995/1998* VII Mujlli* 1995/1996
XIX Irutambo 1994/1995* VI Patoqo / Jalzuri* 1994/1995
XVIII Chiarjak’e / Irutambo 1993/1994 V Uyuni 1993/1994
XVII Chujchur jibata 1992/1993 IV Titin uma / Huaylla pata 1992/1993
XVI Lamak’ota 1991/1992 III Llajma / Chaiar cala 1991/1992
XV Lurumani 1990/1991 II Levitani / Lupara 1990/1991
XIV Caballuni 1989/1990 I K’aroqo / Huaylla tambo 1989/1990

Fuente: Chila, 1994. 26 Aynoqas nominales


* Con sembradíos periodo 1994/1995

El sector de Mujlli a parte de las aynoqas disponibles posee también


otro sistema de aynoqas que se destinan solo al pastoreo (purumas) y dentro
las estrategias de uso del espacio los comunarios recurren a la habilitación
de estas zonas de reserva como pequeñas aynoqas para su cultivo respectivo
260 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

según acuerdos y normas comunales.166 que son consultados y aprobados


en asamblea comunal.
Gráfica 6
Sistema de aynoqas de la cuenca de Mujlli.

Khullku
Pucara
Tintaya
Taupi Corral Lorocochi

Chojllara Putucuni Jatun Cienega


Chambase Grande
Río S Sojaraje Estrellani
upay
Cala Jankho CorralR Laram


í Khota Troje Pampa Waca Playa

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Marca Kallapa
K´ara Rodeo
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l Pallali Tayacachi Lawuni
Apiani
Achojchi
Pauca Leque T A P A C A R I Chilzaya Luyu Rumi Corral
Wili Wili Tiquira Luyuni
TAPACARÍ Tres Cruces
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Tajlla Río pa c a

Río Isquillani Cebadellani

Pucahuasi Irpa Amaru


R A M A D A S
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Machacamarca Pampa aU Vinto


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Tolamarca Lahua Khollu
Yarvi Colla Chakateani
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Chullpa
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Yauri Totora Tallija Challa Khasa

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C H uzA L L A Llanque
Um Castilluma Vilayo
Ura Kallani Kochi Valentia
Pasto Grande Chupi Challa
a

Kollpana Pampa Jachuni


Laco Lakoni

M Khochi Challa Chujllara Llavini


o

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Kollpaña Japo
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Chuñu Corral
San Antonio Chuñuni
Challa

de Mujlli
Abajo
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La

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Jacha Pampa Rí
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Lacayani
Ca

Carpani
Mujlli Huaylla n co M
la

Huaylla Tambo Kañawapalca a


yu

Llajma
Karuco Tayalaka

Chullpani

REFERENCIAS UBICACIÓN

Subcentral Majasaya - Mujlli (16 comunidades).


Límites de la Provincia Tapacarí.

Carretera Cochabamba - Oruro.

Ríos.
Sede del Municipios. Cochabamba en Prov. Tapacarí en el
Rep. Bolivia Dep. Cochabamba
Comunidades.

Fuente: AGRUCO (1999), en base al Instituto Nacional de Estadistica (INE)

166 Estas normativas se refieren a las reglamentaciones que impone la comunidad que consis-
te en que ningún miembro de la comunidad siendo varón y con edad menor a 15 años
puede ser afiliado al Sindicato y acceder al recurso tierra en las aynoqas o subaynoqas,
solo en caso de que sean casados (no importando la edad) o cuando hayan vuelto del
cuartel pueden afiliarse al Sindicado comunal y ser componentes civiles del ayllu.
RESULTADOS 261

10.3.2.3. Evolución y algunas variantes en el uso de las subaynoqas

La habilitación de las subaynoqas a partir de 1992 en la comunidad


de Mujlli ha sufrido diferentes variantes de acuerdo las necesidades de
cultivo de las familias campesinas que, a pesar de advertir que la expansión
de la frontera agrícola conlleva consecuencias negativas para la ganadería
por reducir áreas de pastoreo y como efecto directo trae consigo el sobre
pastoreo y la degradación de los escasos suelos ubicadas en laderas, han
optado por el laboreo paulatino de estas áreas. En los siguientes cuadros
se observan los procesos de habilitación de las zonas de pastoreo y su uso
respectivo en la agricultura.

Cuadro 19
Evolución en la distribución de parcelas en las subaynoqas de Mujlli
Gestión agrícola Subaynoqas N° de parcelas/familia

92/93 Jacha kjochi 2


93/94 nicol utiriwi 3
94/95 tani tanini 5
Total 3 subAynoqas 10
Fuente: En base a W. Misericordia, 1996

Como se puede observar la habilitación y distribución del número


de parcelas en las subaynoqas ha sido evolutivo, se empezó así con la dis-
tribución de 2 parcelas a todos los afiliados de esta comunidad; posterior-
mente al siguiente año se distribuyó a tres parcelas y en el último periodo
a 5 parcelas, aumentando de esta manera la superficie de cultivo y dismi-
nuyendo la de pastoreo. Considerando como superficie promedio de 200
m2/ parcela y sumando las 10 parcelas se tiene un promedio de 2000 m2
habilitadas, que multiplicadas por 60 afiliados suman un total de 12 has
reducidas a la zona de pastoreo. Esta situación aunque parece insignifi-
cante ha influido negativamente en el manejo de la ganadería que no tiene
las mismas oportunidades de pastoreo y oferta forrajera de especies nati-
vas de hace cinco años atrás. No obstante, a partir de 1995 se ha frenado un
tanto la habilitación de subaynoqas en esta comunidad, pero en comuni-
dades vecinas como Estroni y Kollpaña se ha proseguido con la habilitación
262 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

de pequeñas áreas de pastoreo hasta 1997, para su cultivo aún con conoci-
miento de las consecuencias negativas que esto implica.

10.3.2.4. Distribución total de parcelas en Mujlli. Gestión 94/95

Las formas de acceso y distribución de parcelas en las aynoqas no


solo de Mujlli, sino de todos los sistemas es variable, pero existen algunos
parámetros que se asemejan como por ejemplo, el número de parcelas por
familia y las cantidades de semilla sembradas de las diferentes especies
(papa, granos, forrajes), en todo ello tiene mucho que ver las decisiones
que se dan a nivel familiar que esta relacionada con lo que Gonzáles de
Olarte (1996) denomina la organización descentralizada, es decir, aquella
organización al interior de la familia sobre cuyas acciones a seguir depen-
de de la planificación y desenvolvimiento de tareas y decisiones de cada
familia comunera que determina cuanto sembrar, cómo sembrar y cómo
proseguir el proceso productivo de los cultivos y de la ganadería. En este
entendido el cuadro siguiente ilustra ésta situación.

Cuadro 20
Distribución total de parcelas en Mujlli. Gestión 94/95

Variables Ayta Aynoqa Subaynoqa Total

X Nº de parcelas 10-12 3-4 11 20-22


área cultivada/familia 1.50 has 0.42 has 0.22 has 2.14 has
área cultivada común 34.65 has 13.86 has 10.34 has 58.85 has
Fuente: Basado en W. Misericordia, 1995.

Como se puede apreciar en el anterior cuadro sobre un total de alre-


dedor de 60 has de área de cultivo, cada familia posee un promedio de
2,14 has con cultivos para un total promedio de 20-22 parcelas heterogé-
neas en tamaño y calidad de suelos distribuidas en las tres aynoqas cuyo
conjunto constituye el ayta, lo que equivale a decir que cada familia comu-
nera maneja en promedio entre 7 y 10 parcelas tanto en las aynoqas como
en las subaynoqas.
Así, se tiene clara evidencia de que el sistema de manejo de aynoqas,
sub subaynoqas y áreas de pastoreo dentro el ayllu Majasaya esta referida
RESULTADOS 263

más a garantizar el proceso productivo y la seguridad alimentaria sin


que ello excluya la predisposición de destinar un pequeño margen al
mercado para su venta y/o intercambio, y de esta manera satisfacer otras
necesidades prioritarias como la compra de abonos inorgánicos, semilla
de forrajes, artículos suntuarios y otros que los comunarios no pueden
producir.
En este entendido, en concordancia a Herve, Pozo, y Angulo (1991)
citados por Claverias (1995:54,55) podemos constatar que el establecimiento
de los cultivos depende ya no solo de la norma o acuerdo comunal, sino
de una serie de secuencias de decisiones del agricultor, desde la roturación
del suelo hasta la siembra, la cosecha y la comercialización y/o intercam-
bio. Existe pues, un grupo minoritario de agricultores que, por dedicarse a
otras actividades extra-agrícolas (comercio, engorde de ganado, emigra-
ción, artesanía, etc.) no cumplen definitivamente los acuerdos y normas
para el manejo de las aynoqas por lo que no se puede generalizar a nivel
comunal y/o territorial el tipo de decisiones que se dan a nivel familiar y
extrafamiliar.
Esta situación se hace evidente en las comunidades del Ayllu trata-
do, donde algunas familias se dedican a otros rubros como la artesanía y
engorde de ganado, que les obliga en ciertos casos a no cumplir las nor-
mas comunales a cabalidad sino que las decisiones se dan descentraliza-
damente a nivel familiar y/o personal de acuerdo a la dinámica propia.

10.3.3. Sistema de aynoqas en la cuenca de Yarwitotora

Esta cuenca ha sido muy poca estudiada hasta la fecha de tal mane-
ra, que la escasa información que se ha podido obtener responde a las
necesidades de la investigación perseguida. En esta parcialidad se mane-
jan un total de 10 aynoqas distribuidas en todo el territorio, se da la parti-
cularidad de que este sistema sectorial corresponde en su cultivo y pasto-
reo casi exclusivamente solo a los comunarios de Yarwitotora, sin embargo
existen algunas variantes en su manejo ya que las aynoqas que están en
los límites con otras comunidades como Japo y Pasto grande son compar-
tidas parcialmente para su cultivo, ya que debido a las últimas tendencias
de privatizar las parcelas han surgido algunos problemas referente al
264 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

manejo de la territorialidad de cuyo tema nos ocuparemos más adelante.


El siguiente cuadro nos ilustra sobre la caracterización de las aynoqas de
esta cuenca.
Cuadro 21
Distribución de aynoqas en la cuenca de Yarwitotora

N° Nombreaynoqas Condición climática Cultivado con papa Apto para cultivo de:
(periodo) (criterios campesinos)

I Chillawani Frío - Templado 1988/1990 Luky con verruga, menos imilla

II Murutani Templado-frío 90/91 Año seco


Mucha helada poca papa

III Layuni Templado-frío 91/92 Año seco


Menos papa, forraje regular

IV Uyuni Frío 92/93 Papa lucky, poco koyllu

V Ñequela Frío 93/94 Lucky regular


Warisipita 94/95 koyllu casi nada

VI Yarwitotora Templado-frío 95/96 Luckys, koyllus

VII Wanara Templado-frío 96/97 Solo para luckys

VIII Utiriwi Templado-frío 97/98 Luckys, koyllus

IX Wilaqujara Frío 98/99 Koyllus, luckys poco

X Tajlluma Templado-frío 99/2000 Koyllus, waykus

Fuente: Elaboración propia, en base a taller comunal campesino

A diferencia del sistema de aynoqas de Mujlli y Japo, en la cuenca de


Yarwitotora encontramos aynoqas con características microclimáticas más
abrigadas debido a que se encuentra ubicada a menor altura con respecto
a Japo, por ejemplo, y esta cubierta por montañas elevadas, situación que
le da la condición de un microclima donde las temperaturas diurnas son
más tendientes al templado- frío y las nocturnas al frío.
Debido a esta conformación fisiográfica las aynoqas de esta cuenca
en su mayor parte tienen condiciones climáticas al templado-frío y muy
pocas con características frías, esto principalmente en la época de verano-
otoño, estaciones donde se produce el desarrollo vegetativo de cultivos
andinos.
RESULTADOS 265

En esta cuenca se manejan 10 aynoqas consecutivas de usufructo


particular solo de los comunarios de Yarwitotora y otros ranchos colin-
dantes. Sin embargo, de las 10 aynoqas señaladas en el cuadro 21 la aynoqa
de Rosapampa es compartida en uno sus extremos (sector denominado
Kaimapampa) con comunarios de Japo. Por otra parte la aynoqa de Wanara
de características bioclimáticas templada frígida es compartida también
con la comunidad vecina de Pasto grande.167 Ambas aynoqas descritas,
durante el periodo de 1996 han sido motivo de disputa y enfrentamiento
entre comunarios de Yarwitotora y Pasto Grande que llevadas por la idea
de delimitar las aynoqas y el territorio comunal han procedido a enfrentarse
y pelear, sin llegar a soluciones satisfactorias para ambas comunidades.
A parte de las aynoqas de cultivo descritas existe por otra parte den-
tro la cuenca dos aynoqas ubicadas en el límite con la comunidad de
Irutambo168 destinadas exclusivamente solo al pastoreo de ovinos, caméli-
dos y vacunos. Estos sectores son áreas vírgenes donde no se practica agri-
cultura y es considerada por los comunarios como “zona de reserva” para
casos de urgente necesidad referente al uso agrícola.
Pero, como la presión demográfica es fuerte sobre le recurso tierra
los comunarios de Yarwitotora ya tienen pensado en el lapso de 10 años
habilitar estos sectores como ocurrió en Japo y Mujlli para el cultivo
respectivo, situación que podría provocar algunos desequilibrios ecológicos
por el incremento de la frontera agrícola y la disminución paulatina de las
áreas de pastoreo que como consecuencia trae la erosión de los suelos por
sobrepastoreo, lo que en términos técnicos equivaldría a reducir la carga
animal, pero de repente las estrategias campesinas podrían buscar otra
solución menos técnica, pero más sostenible en el sentido ecológico y pro-
ductivo.

167 Esta comunidad tiene su propio sistema de aynoqas, pero que algunas de ellas los
compartía con la comunidad de Japo y Yarwitotora, situación que ha causado algunos
conflictos por el intento de delimitar las aynoqas en el territorio comunal. Este aspec-
to que ha escapado a la mediación de las autoridades tradicionales, por lo que el
conflicto llegó a instancias externas como la prefectura de Tapacarí, que al no conocer
la lógica comunitaria no pudo solucionar nada en ése entonces.
168 Esta comunidad corresponde a la parcialidad de Mujlli y comparte aynoqas com-
prendidas dentro esta cuenca al igual que la comunidad de Lakolakoni.
266 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

De todas las aynoqas descritas en el cuadro 24, cuatro de ellas tienen


aptitudes bondadosas para algunos cultivos de la zona, como la papa dulce y
granos (Yarwitotora, Utiriwi, Tajlluma, Layuni); existe otro grupo de aynoqas
que reúnen condiciones ecológicas poco favorables para papas dulces, limi-
tándose su uso al cultivo de papa amarga y la cañahua de acuerdo a la rota-
ción colectiva. Estas aynoqas son las de Chillawani, Murutani, Ñequela, Wanara
y parte de Wilaqujara; el resto de aynoqas son también aptos para papas amar-
gas y papas dulces, granos y forrajes a excepción de las aynoqas de Uyuni y
Warisipita, que son aptas casi solo para papa amarga por encontrase en luga-
res más altos y con suelos aptos también para papa amarga y cañahua que son
cultivos que resisten las sequías y heladas fuertes.
De similar manera que en otras comunidades del ayllu Majasaya, la
comunidad de Yarwitotora169 y los ranchos colindantes establecen una
serie de normas de usufructo y manejo de las aynoqas de cultivo y de
pastoreo para establecer una relación armónica con la naturaleza
sincronizadas con el calendario agrícola y las épocas de lluvia (jallupacha),
sequía (awtipacha) y de frío (kujchapacha, en el idioma aymara). Esta si-
tuación les permite sincronizar de manera más adecuada los tiempos agrí-
colas con los tiempos de la ganadería y las artesanías que son los rubros
principales que se practican en estas comunidades de altura.
Se debe enunciar también que las rotaciones si bien son colectivas en las
aynoqas las parcelas que rotan se realizan de acuerdo a la ubicación, tipo de
suelo la especie o variedad antes sembradas. Por ejemplo, en parcelas donde
se sembró papa amarga, en el siguiente año se cultivará cañahua, y en parce-
las donde se sembró papas dulces se sembrará quinua o avena. Esta situación

169 El caso de la comunidad de Yarwitotora es bien particular por cuanto a pesar de tener
su propia aynoqa, mantiene un conflicto a partir de 1992 con la comunidad vecina de
Thola Marca que corresponde a esta cuenca. Esta comunidad no quiere pertenecer
administrativamente al sindicato de Yarwitotora, y por tal hecho se ha disgregado en
otro sindicato, y por tal motivo no aporta con trabajos comunales ni cuotas sindicales,
sino que por el contrario mantiene su propia independencia temporal. Empero, esta
situación de conflicto no evita que ambas comunidades compartan el uso de las 10
aynoqas señaladas, ya que no es conveniente la separación especialmente para Thola
Marca, porque tiene menor número de familias y al realizar la redistribución del terri-
torio se quedaría con menor cantidad de territorio comunal.
RESULTADOS 267

nos permitirá reforzar la hipótesis que la decisión de organizar el espacio-


tiempo y acomodar los cultivos ya sea en las parcelas individuales o en toda la
aynoqa responde a una lógica propia y una decisión descentralizada de las
familias campesinas que deciden y planifican sus estrategias productivas.
De esta manera, las relaciones interfamiliares y de reciprocidad rela-
cionadas a la organización adecuada del espacio-tiempo a través del uso y
manejo de 10 aynoqas consecutivas que en superficie alcanzan casi a 3.000
has, se establece por la relación armónica entre las familias, de estas con la
comunidad, y de la sociedad entera con la naturaleza y el entorno físico,
en ello contribuye también el sistema político administrativo vigente en
todo el ayllu situación que garantiza hasta cierto punto la reproducción de
todo el sistema comunal del ayllu y del territorio como espacio físico y
como institución con poder y autonomía propia.
Algunos aspectos descritos y analizados referente a la lógica de ma-
nejo del espacio físico y las relaciones sociales, tomado como ejemplos ca-
sos los de la comunidad de Japo, Mujlli y Yarwitotora, consideramos que
son suficientes para mostrar de cómo funciona la lógica comunitaria en el
manejo del espacio y usufructo de la tierra con un sentido de comunitarismo
y de solidaridad, situación que favorece a delimitar los riesgos y reducir
aspectos negativos que afectan a la producción agropecuaria que es bas-
tante compleja por estar relacionada a otros componentes como el
sociocultural y socioeconómico que están bañadas por la espiritualidad y
actos rituales que se practican para aminorar riesgos climáticos y agrade-
cer las bondades de la madre tierra, la Pachamama.

11. Manejo de Sayañas y Canchones

La sayaña o solar campesino en comunidades del ayllu Majasaya,


casi han desaparecido por la excesiva parcelación por vía de la herencia;
sin embargo algunas familias de la comunidad de Tallija aún cultivan en
sayañas grandes ubicadas dentro las aynoqas. En este documento habla-
remos indiscutiblemente de las sayañas y canchones familiares, por estar
constituidas éstas dentro la propiedad familiar manejada independiente-
mente a las aynoqas comunales.
268 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

En la revisita de 1882,170 de Delfín Arce se menciona la existencia de


estos canchones o sayañas solamente para la comunidad de Challa y no
existe referencia alguna de éstos para Tallija y Mujlli. Suponemos que esto
se debe a que la referencia a los existentes en Challa esta ligada a la preten-
sión del corregidor de ese entonces de adjudicarse estos terrenos, supues-
tamente baldíos, y en esta época éste era el único corregidor para las tres
secciones el cantón (Blanco, 1992:84).
En las comunidades de éste ayllu cada familia maneja aproximada-
mente de 3 a 5 canchones o sayañas de diferentes tamaños; los más peque-
ños aproximadamente de 200 m2 y los más grandes de 1000 m2. General-
mente la rotación de las sayañas es casi igual que en las aynoqas, pero,
priman las necesidades y características de las familias para variar la mis-
ma. Frecuentemente se siembra avena o cebada forrajera rotando con cul-
tivos de papas dulces, constituyéndose así en una estrategia para la provi-
sión de forraje verde para el ganado bovino durante la época de barbecho
como para la producción de papas nuevas (primeras producciones) para
la alimentación familiar antes de iniciar las cosechas grandes en las aynoqas
principales.
Algunas familias que disponen de extensiones pequeñas de terre-
no en las aynoqas, o cuando se encuentran muy lejanas usan todas las
sayañas que están a su disposición sin considerar el ciclo de rotaciones
para así contrarrestar un tanto la escasez de parcelas y la poca disponibi-
lidad de mano de obra y así, asegurar la alimentación familiar en la co-
munidad.
A nivel del ayllu Majasaya, el manejo de sayañas ha sufrido una trans-
formación muy clara en sentido de que actualmente ha desaparecido casi
completamente su uso debido a que por la demografía y la presión sobre
la tierra, la extensión inicial que contemplaba una sayaña (alrededor de
media, a una has o más) se ha visto dividida a través del proceso de la
herencia intergeneracional de padres a hijos.

170 Las revisitas se refieren a las visitas que realizaban los agentes del gobierno antes a la
Reforma Agraria, para inspeccionar e inventariar las superficies de terrenos comuna-
les que manejaban los originarios y también los hacendados de ese entonces.
RESULTADOS 269

11.1. Proceso histórico de desintegración


de las comunidades originarias

Antiguamente durante la época de la hacienda y las revisitas de los


colonizadores españoles, el ayllu Mujlli estaba conformado inicialmente
solo por 3 comunidades Chullpani, Mujlli, y Yarwitotora; y varias estan-
cias pero, con el correr del tiempo éstas se desintegraron en muchas otras
que ayudaron en la desestructuración parcial del sistema de sayañas vi-
gentes hasta antes de la Reforma Agraria.
La Ley de Reforma Agraria reconoce en el caso de Tapacarí, dos ti-
pos de propiedades: la de las comunidades y las haciendas. La propiedad
de los originarios no entra en su categoría, ya que no se trata de un sistema
colectivista como el de las comunidades. Las comunidades originarias como
las correspondientes al cantón Ch’alla siguieron el régimen de distribu-
ción de tierras que mantenían las haciendas en caso de haber existido. Así
un porcentaje se distribuyó a los patrones que en este caso era indígenas, y
el otro era para los campesinos que trabajaban en ella.
Por otra parte, las comunidades no consiguieron demostrar sus de-
rechos y muchas de ellas están aun sin títulos ejecutoriales de propiedad.
Además la Ley de Reforma Agraria desconoce la discontinuidad de las
tierras comunales y solo legaliza las ubicadas en una sola zona, prohibien-
do la propiedad en dos lugares diferentes (Art. 48 del capitulo VI de la Ley
de R.A.) Algunas propiedades que siguieron la Ley de 1953 fueron consi-
derados como obstáculos para las comunidades y su legitimación, lo que
explica la ausencia de trámites por parte de éstas en las oficinas del Insti-
tuto Nacional de Reforma Agraria. (León, s/f).
En cuanto a las comunidades y tierras comunitarias de la parte este
de la provincia Tapacarí en el cantón Challa, se denota más ambigüedad
en su legitimación. Estas comunidades no encuadran en las definiciones
hechas por la Ley de R. A., ya que cada comunidad consta de diferentes
estancias y ranchos, lo que para la Ley significaría diferentes localidades.
Las comunidades constituyen así el resabio más cercano a los ayllus, es
más, aún persisten los ayllus de Urinsaya (Challa), Aransaya (Tallija), y
Majasaya (Mujlli) que agrupan a varias comunidades y ranchos, y poseen
extensiones considerables de terrenos que también sobrepasan los límites
270 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

de lo previsto por los argumentos jurídicos. Sin embargo, la cantidad de


estancias, ranchos o comarcas de las comunidades principales no es tan
estable en cuanto a su perdurabilidad, ya que de acuerdo a las rotaciones
de las aynoqas éstas se mueven temporalmente para facilitar el proceso
productivo como el pastoreo del ganado.
En este propósito es necesario señalar que en base a las revisitas que
se sucedieron en los siglos XVIII y XIX al mencionado ayllu sucedieron
diferentes formas de acceso a la tierra y de consolidación parcial o definitiva.
Así, en la revisita de 1882, el revisitador Arze explicó a todos los origi-
narios las ventajas que obtendrían si accedieran a la división de sus tierras y
recibir asignaciones individuales, ante lo cual todos ellos declararon unifor-
memente su voluntad de continuar poseyéndolas en común, según costum-
bres inmemoriales. Es así, que al Revisitador no le quedó más determinar
que se otorgue de acuerdo a la voluntad de las comunidades:

“...un solo titulo de propiedad i posesión proindiviso a favor de los origina-


rios que posean cada estancia, aillo o parcialidad con linderos conosidos i
con entera exclusión de los demás que conforman grupos de comuneros o
menor numero.” (Citado por Blanco, 1992:74).

Es así que, en 1882 el valor total de las 519 has de “terrenos de labor”
de Mujlli alcanzaba a 11.746 Bs de valor que incluía también el de las áreas
de pastoreo, no registradas cuantitativamente. Comparando esta situación
con la del cantón Así, por ejemplo, vemos que en ese cantón solo las 92 has
de terrenos “reservados”171 estaban valuadas en 14.129 Bs. (Blanco, 1992).
En este entendido, debemos conceptualizar y considerar la adminis-
tración actual del territorio andino bajo el contexto de San Antonio de Mujlli,
pero sin perder de vista las nuevas tendencias de disgregación territorial y
comunal, no así la familiar. En este sentido, es necesario estudiar el siguiente
testimonio de un comunario de Japo de 75 años de edad:

171 Se denominaba “reservados aquellos terrenos que durante la realización de las revisitas
anteriores habían sido asignadas como propiedad particular de la Iglesia, el
corregimiento y la Posta (Blanco, 1992).
RESULTADOS 271

”...Fuí dirigente después de la Reforma Agraria, en ese entonces solo existían


en el ayllu 5 sindicatos: Mujlli, Japo, Chullpani, Huayllatambo y Yarwitotora.
Las aynoqas rotaban en todo el ayllu, también tardaban 12 años en rotar.
Pero, como en Japo solo habían 30 afiliados al sindicato solo se sembraban
en las lomas y quebradas abrigadas, cerca de los ranchos y riachuelos, pero
después ha ido creciendo la población en las comunidades y se han ido
habilitando nuevas aynoqas y también se han separado más comunidades
y ranchos nuevos con el transcurso del tiempo....” (traducción simultánea
del idioma quechua).

Este testimonio aclara que la atomización y fragmentación de nue-


vos sindicatos agrarios y/o comunidades y las sayañas data de la década
de los 50, y que posteriormente se agilizó mucho más por intereses pro-
pios surgidos en base a donaciones y regalos de alimentos por parte de
organismos internaciones como alianza para el progreso, CARITAS y otros
que donaban y donan productos alimenticios a las comunidades que se
ven obligados a elaborar listas de comunarios, lo que se traduce en la con-
formación de nuevos sindicatos comunales.
En el siguiente cuadro se observa el número de ranchos que se han
ido disgregando de las comunidades principales como Japo, Mujlli,
Yarwitotora y Chullpani.
Esta situación nos da a entender que siguiendo un proceso natural
posterior a la Reforma Agraria las comunidades mediante las estrategias
de sobrevivencia han ido reafirmando su territorio a partir del manejo de
las zonas de cultivo y pastoreo como son las aynoqas y sayañas. Actual-
mente existen a nivel del ayllu Majasaya 16 sindicatos y alrededor de 195
ranchos y unas 750 familias sumando un total de aproximadamente 3000
aymaras que viven en una superficie aproximada de 18.415 has, teniéndo-
se como promedio 4 familias y 20 personas que viven por rancho o comar-
ca. No obstante de ello, el número de personas que habitan por rancho es
variable de un año a otro porque depende de la proximidad de las aynoqas
de cultivo en turno; de tal modo que las familias se van trasladando de un
rancho a otro (transhumantes) para atender de manera más eficiente a las
parcelas agrícolas así como al ganado, cuidando de que esta interacción
no se vea perjudicada por algún efecto climático o social.
272 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Cuadro 22
Ranchos y números de familias en las comunidades
más importantes del Ayllu Majasaya

Comunidad Japo Mujlli Uyuni Estroni Chullpani Yarwitotora Kollpaña

Ranchos Chaka Mujlli Jacha kuchu Estroni Chullpani Rosa K’asa Kollpaña
Japo Jachapampa Janqo jaqe Cuchillanta Cullpaña K’ochi Muyu khochi
k’asa Estronihochi Taypichuru Jankocalanipampa Chillihuani Tholamarka Haco pampa
Jachapampa Vaca jiwata Titim uma Palka kochi Wincuntaya Khora pampa Quisuta
Burroviata kochi Choquechiwani Ventanani Puchuni Kalani Khatu Amsta Chacalawani
Taipirancho Jachajaraña Mujlli huaylla Picutani Ovijiría Ñequela Pata chakalawani
Jachataki Jirirani Uyuni Vila vilani Yauri Khochi Khatakantani
Jachakochi Chullun khayani Chiar –jaqevintu palcopampa Huari sipita Murnuntani
Kaymani Khellan Khayani Kala muntuna khochillatha Uyuni Kalachocuta
Winara Iran jachoqo Patuqu Mururtani Vaqueria
Korapata Ilustha llusthani Puchu vinto Layuni Calakhota
Aseruta Jachoqo Jachoqo Kasa jikhina Condorbabacha
Kalaruta wilakasa Pampa khasa Caballuni Jacha khochi
Tunkataña Porta kawa Llavini. Timplu jarata
Wichujikiña Huayllapata Hacienda pampa
Thacuma Churu pampa Vaca cullpaña
Jacharancho Lama phuchu -pampa
Taipicollo Chuballani
Chillihua Lojeta pampa
Waylla -khochi
Jank’ok’asa
Viacha
K’opila
Palesterasa
Chiarlak’aya
Kola churo
Padre jihuata
Ninaviata
Chillihua
Huacacariña
Tutucala
Kosil kasa

Nº familias 78 50 35 22 60 50 36
Nº afiliados 73 45 34 42 57 63 42
Nº de habitantes 350 200 140 94 240 150 150

Fuente: Elaboración propia, en base a entrevistas a dirigentes sindicales

Este aspecto nos demuestra cuán amplio y disperso es el territorio


en estudio por el contexto geográfico que le da los Andes, hecho que impi-
de el desarrollo de técnicas y tecnologías modernas propias de la Revolución
Verde para el desarrollo de la agricultura y de su territorio, y la separación
RESULTADOS 273

cada vez más tendenciosa de los lazos de unión comunitaria y familiares,


situación que con la disgregación de sindicatos y/o comunidades se está
perdiendo cada vez con mayor rapidez.

11.1.1. Proceso histórico de desintegración


de las sayañas o parcelas familiares

En todo el proceso histórico de reivindicación por la tierra de los


campesinos bolivianos se han suscitado una serie de decretos y disposi-
ciones legales emitidos por los gobiernos de turno inclusive precedentes a
la promulgación de la Reforma Agraria. Así, el 28 de febrero de 1863, el
General José María Achá, asesorado por su ministro de hacienda el Dr.
Melchor Urquidi, expide un importante Decreto Supremo, mediante el cual
se pone en vigencia el decreto del 4 de julio de 1825, expedido en el Cuzco
por el libertador Bolívar, disponiendo “darse a los indígenas sin tierras
denominados forasteros “dos topos” de tierra,172 es decir, cuatro mil varas
cuadradas en lugares pingues o regados, y cuatro topos, u ocho mil varas
cuadradas en los lugares estériles o sin riego, en propiedad o dominio ab-
soluto, así como al mandato de la Ley de 28 de septiembre de 1831" que
declara a los originarios contribuyentes, propietarios de las tierras que
poseían pacíficamente en aquella fecha desde diez años atrás” (Urquidi,
1966:171,172).
Entre las medidas legislativas del pasado siglo, el decreto de refe-
rencia constituye, indudablemente, el intento más serio de dotar tierras a
los indígenas que carecían de ellas y de consolidar su derecho de propie-
dad a quienes ya las poseían, interpretando fielmente el pensamiento del
Libertador Bolívar. La exposición de motivos que lo fundamentan deja
traslucir con toda claridad que esa fue la mente o finalidad esencial de
dicho decreto, cual puede apreciarse en sus consideraciones principales,
de acuerdo a los artículos:

172 Se denomina topo o tupo a la superficie de terreno en la cual se puede sembrar 100 kg
2
de papa, equivalente a 1500 m aproximadamente.
274 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

5ª.- “Que muchas posesiones o sayañas de indígenas se hallan poseídas


por vecinos de los pueblos, sin título legítimo, con manifiesta usurpa-
ción de los derechos, sea de los originarios o del Estado a quien por las
leyes pertenecen como bienes nacionales”
6ª.- “Que ya es tiempo de elevar a los indígenas a la clase de propietarios
de los terrenos que les pertenecen por la naturaleza y por la ley hacien-
do cesar la injusticia que se cometió con ellos en tiempo de la domina-
ción española, que ha continuado después de la independencia por
largos años hasta la presente época.”

Lamentablemente, el mencionado decreto a favor de los indígenas


rigió apenas pocos meses, ya que se lo abrogó mediante Ley del 19 de
junio de 1863, durante el mismo gobierno del general Achá. Sin embargo,
en el mandato del general Melgarejo siguiendo la concepción jurídica de
que las tierras que poseen los indígenas son propiedad del estado, se dicta
otro decreto (20 de marzo de 1866) declarando “propietarios con dominio
pleno a los indígenas que poseen los terrenos del Estado”, mediante el
pago de una cantidad que no baje de 25 pesos ni sea mayor a 100 pesos,
conforme a la apreciación pericial respectiva.
Pero poco después, en abril de 1866 el mismo Melgarejo dicta otro
decreto ordenando que las tierras del Estado conocidas con el nombre de
“sayañas”, sean vendidas por cuenta del fisco, especialmente aquellas que
en los yungas de La Paz se hallaban poseídas por elementos no indígenas.
(ibídem)
Posteriormente, se promulgaron otros decretos y leyes en las que se
declaraba categóricamente que las tierras de la comunidad poseídas por la
raza indígena eran de propiedad del Estado y que podían ser vendidas
por instancia para cubrir la deuda interna (Ley del 28 de septiembre de
1868). Para reparar estos atropellos cometidos por la administración de
Melgarejo, en 1871 (31 de julio) se decreta otra Ley por Agustín Morales
que señala: “Los indígenas comunarios han sido y son propietarios de los
terrenos de origen y de comunidades. Quedan como atentatorias al dere-
cho de propiedad, todas las ventas, adjudicaciones o enajenaciones de cual-
quier clase, que dichos terrenos, se hubiesen hecho, bajo la dominación de
Don Mariano Melgarejo”.
RESULTADOS 275

Por otra parte, la Ley del 5 de octubre de 1874, denominada de


“Exvinculación de tierras comunales” persistiendo en los anteriores de-
cretos y leyes declara el derecho de propiedad absoluto de los indígenas
sobre sus respectivas pertenencias, así las tuviese en calidad de origina-
rios, forasteros, agregados, o bajo cualquiera otra denominación; pudien-
do, en consecuencia, vender o ejercer toda otra forma de dominio sobre
sus terrenos, desde la fecha en que se les extienda sus artículos, en la mis-
ma manera y forma que establecen las leyes civiles respecto a las propie-
dades de los demás ciudadanos. Desde que sean conferidos los títulos de
propiedad, la ley no reconocerá comunidades. Ningún individuo o reunión
de individuos, podrá tomar el nombre de comunidad o aillo, ni apersonarse
por estos ante ninguna autoridad. (arts. 1, 5 y 7) (ibídem).
A pesar de que a través de esta ley se favorecía en algo a las comuni-
dades originarias devolviéndoles la propiedad de las tierras, empero pre-
tendía desconocer los ayllus y comunidades que son las instituciones
troncales bajo cuyas normas internas se agrupan los campesinos para rea-
lizar cualquier tipo de practica agrícola, ganadera o artesanal, de manera
que la vigencia de este decreto no fue efectiva, debido a que desconocía la
realidad rural.
Sin embargo, con la promulgación de todas estas leyes y en especial
de la Reforma Agraria de 1953, los campesinos considerados originarios
han sufrido una serie de atropellos, conflictos y contratiempos para conso-
lidar sus territorios comunales y sus campos de cultivo (aynoqas y sayañas),
especialmente en la época de los patrones y hacendados que utilizaron
todos estos decretos en forma distorsionada para lograr sus propios obje-
tivos en desmedro de la clase campesina.
Así, como las comunidades originales han sufrido un proceso de
transformación y cambio paulatino en función de las necesidades huma-
nas las denominadas sayañas o parcelas familiares de usufructo de las fa-
milias campesinas han sufrido un proceso de desestructuración a través
de procesos erosivos de tipo cultural como es la sucesión hereditaria, es
decir, que las parcelas originarias que en superficie eran de tamaño consi-
derable, con el correr del tiempo han sido divididas y despedazadas de
acuerdo a las decisiones y normas de tipo familiar que comunal para dar
paso a la parcelación excesiva que tiene algunas consecuencias negativas
276 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

y algunas positivas traducidas en el manejo racional de la biodiversidad y


la aversión al riesgo climático y de tipo edafológico o de pestes (enferme-
dades fungosas y plagas).
Con todo ello, en 1882 bajo la presidencia de Agustín Morales desapa-
recieron oficialmente las categorías de originarios y forasteros con y sin tie-
rras, volviéndose todos simples “contribuyentes”. Dada esta situación le-
gal, hasta fines del siglo también desapareció la posesión de terrenos por
turnos anuales “de cinco o de nueve” como se había practicado hasta aquel
momento, accediendo desde entonces todos los comunarios a los turnos de
utilización de las tierras de cultivo con una tasa única (Blanco, 1992:77).
En el ayllu estudiado, en esta misma época (entre 1890 y 1935) sur-
gió la figura de un patrón hacendado: Honorato Morales, hijo de Doña
Catalina de Morales, provenientes de Leque, quién organizó una hacienda
“trayendo gente de la comunidad de Andamarca (cantón Leque) colin-
dante con el cantón Ch’alla. Según versiones de algunos comunarios de
avanzada edad, Morales se habría presentado en Yarwitotora y había con-
vencido con engaños a los miembros de esta estancia a vender sus tierras
porque iban a ser confiscadas por el Estado y que solamente con su ayuda
sería posible conservar su derecho sobre éstas. Posteriormente los
comunarios de Mujlli, Japo y Yarwitotora fueron sujetos a abusos y
vejámenes insoportables que incluyeron levantamientos armados inclu-
yendo a las mujeres en contra de Morales.
A pesar de ello, el patrón Morales poco a poco logró comprar las
sayañas de los comunarios; de 110 existentes en ese entonces solo queda-
ron 20 que no vendieron. Logrando esto y cuando ya tenía la mayor parte
de las propiedades en sus manos, quiso apropiarse del resto por la fuerza,
y a los que se resistían les hacía perseguir hasta hacerles tomar preso. Y
una vez presos le hacía trabajar de día bajo vigilancia del jilacata en sus
haciendas, y las noches tenían que pasar encerrados en el calabozo. En
este proceso de represión, llegó hasta la exageración de prohibirles que
vean a sus hijos y mujeres, ni sus parientes podían asomarse a las propie-
dades de este patrón, (Flores, 1988: 21).
Así, una vez implantada la hacienda en este ayllu por la vía de la vio-
lencia, se inició una etapa de presiones y malos tratos por parte del patrón y
de resistencia y lucha por parte de todos los comunarios incluyendo las
RESULTADOS 277

mujeres. La activa participación de los comunarios del sector de Mujlli en


esta rebelión, permitió a su vez el fortalecimiento de su propia posición frente
a la del terrateniente Morales, a quien lograron finalmente expulsar definiti-
vamente de las tierras de la comunidad, (Blanco, 1992).
Sin embargo, las tierras vendidas habían sido ya embargadas por un
Banco del Estado, de la ciudad de Oruro, puesto que Morales había llega-
do a hipotecarlas para obtener crédito del mismo, para la compra de las
sayañas. Pero, la comunidad se organizo y designo dos “purirantes”
(tramitadores) quienes se encargaron de enfrentarse en un juicio instaura-
do para conseguir la devolución de sus terrenos confiscados y cuyo re-
cuerdo se mantiene vivo hasta ahora (Ibídem).
Para comprender y apoyar mejor esta situación, es necesario consi-
derar el testimonio de un comunario de Mujlli:
“Según me contó mi padre, hubo la intención de un patrón: Honorato Mo-
rales de formar una hacienda en Mujlli, pero no lo fue bien porque la gente
reaccionó. En ese entonces este patrón compró algunos terrenos de los cam-
pesinos con engaños, para su hacienda, después la gente pidió la devolu-
ción de sus parcelas pero, tuvieron que recurrir a un juicio jurídico en Oruro
para la devolución de sus parcelas donde el patrón Morales había hipotecado
los terrenos. En ese entonces en todo el ayllu San Antonio de Mujlli solo
existían 110 sayañeros.” (traducción simultánea del idioma quechua).

De este modo, la única manera de recuperar los terrenos del Banco


fue pagando todo el dinero que se había endeudado el patrón Morales.
Según el precio de venta fuera más o menos alto, los comunarios pudieron
recomprar sus diferentes sayañas en las aynoqas para recuperar sus dere-
chos de propiedad (esto fue más o menos en la época de la guerra del
Chaco). Es así, como aparece el término sayañero que, con una connota-
ción diferente de la que toma en otras comunidades del altiplano
boliviano,173 designa hoy a la persona que posee el derecho de uso de las
parcelas que antes había sido de sus abuelos.

173 En las comunidades del altiplano boliviano sayañas se designa a las parcelas de propie-
dad individual (solar campesino) que están ubicadas cerca de la vivienda de la casa y
que en tamaño superan al de las parcelas en la aynoqa, su manejo es independiente
278 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

A este respecto es necesario describir y analizar el testimonio del


hilakata de Japo (David Cruz, periodo 1997) que explica la historia de las
sayañas dentro el ayllu.

“Ahora casi ya no hay sayañas, sayañas había ido en las aynoqas grandes,
más antes este lugar Japo solo era de pastoreo. En este lugar de Japo ya no
hay sayañas, los jóvenes ya no hemos conocido las sayañas. Más antes tres
Aynoqas nomás había tenido el sector San Antonio de Mujlli, había tenido
dos aynoqas de cultivo en Mujlli, Yarwitotora y Pasto grande, el sector Japo
era pastoreo nomás, como puruma nomás, recién desde 1968 se ha cultiva-
do; más antes dice que no producía nada en este lugar, papa imilla a lo
menos no había ni para ver, puro lucky nomás, pero en estos años papa
imilla por lo menos en los cerros da un poco de rendimiento, pero depende
de los tiempos si hay helada granizada no resiste la papa imilla, lucky resis-
te, pero en este año, el tiempo un poco nos ha favorecido la papa imilla ha
dado bien normal nomás.

A manera de interpretar este testimonio debemos comentar que en


todo el sector del ayllu Majasaya ya no se manejan las sayañas, debido a
su fragmentación paulatina en parcelas pequeñas por la vía hereditaria,
pero solamente en carácter de posesión temporal porque, como el manejo
es comunal no se tienen los documentos catastrales de propiedad indivi-
dual. De todas maneras, se tienen evidencia de que antiguamente se ma-
nejaban las sayañas en este sector. Las sayañas eran parcelas grandes de
superficie de aproximadamente 500 m2 y estaban ubicadas en las mismas
Aynoqas del ayllu que inicialmente eran solamente tres en todo el sector.
El proceso de desestructuración de este tipo de racionalidad de mane-
jo de la tierra se debe por otra parte no solamente a la parcelación de la tierra
sino también a los procesos dinámicos de organización de la producción
como efecto de la reforma agraria de 1953. Por otra parte el problema de la
migración ha influido también en la desestructuración del manejo de las
sayañas ya que por dedicarse también a otros rubros como el comercio, en-
gorde de ganado, artesanías han abandonado las parcelas de cultivo.
En este entendido, es necesario advertir otro testimonio de un co-
munario de Japo:
RESULTADOS 279

Aquí ya no existen sayañas, puro parcelitas nomás se reparten, ya no hay


sayañas, pero antes había. Los Chambi tenían sayañas a lado de Pasto Gran-
de, para las sayañas sacaban permiso del Banco de Oruro, pagaban dinero
y sacaban orden del banco, porque más antes dice que los patrones lo han
entregado al Banco, de ahí sacaban las sayañas, entonces se repartían de
una sayaña varias familias. Antes eran sayañeros por aquí, por eso aquí,
toda una superficie grande era de una persona nomás...pero ahora tantos
hijos que han tenido se han repartido, ahorita por lo menos a unas seis
parcelas de una sayaña. Por ejemplo ahora nosotros también somos hijos
de nuestro papa, y ya no podemos repartidos los terrenos por herencia, ya
porque a los seis hermanos ha repartido mi abuelo, ahora sus hijos ya son
muchos, ya no se puede repartir, por eso estamos pensando redistribuir de
nuevo las parcelas en todas las Aynoqas por igual entre todos los
comunarios...”

De esta manera, el derecho de uso individual de la tierra y las parce-


las de cultivo transmitidas por la vía intergeneracional se ve constante-
mente ratificados mediante el manejo de las aynoqas y se prohibe la apro-
piación indebida de estas parcelas por otras personas ajenas, porque la
memoria colectiva es una fuente de transmisión de saberes y consolida-
ción de la propiedad en calidad de usufructo familiar.
Esta situación, se puede apreciar también en varios documentos del
presente siglo en los que se reclama la restitución de terrenos o sayañas
ante la “Policía rural” de Tapacarí. Tal es el caso de un comunario de Mujlli
quién, en 1907, solicitaba la devolución de un terreno que pertenecía a su
familia “por costumbre y usos establecidos” y en al que otro comunario a
titulo de “guapo” había procedido a sembrar papa sin que le corresponda
ningún turno a él (Blanco, 1992). Este tipo de hechos se repiten constante-
mente en el sector de Mujlli encargándose de su respectiva solución las
autoridades tradicionales y sindicales de las comunidades aunque ya no
con la intención de otorgarles el título original de sayañeros, sino más al
contrario el de pegujaleros.174

174 Pegujal, se denominaba así a las parcelas ubicadas dentro las aynoqas, antes a la
Reforma Agraria.
280 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

No obstante, este derecho estrictamente delimitado por la costumbre


está reconocido legalmente bajo la figura de “Sayañero originario”. Este
derecho de uso de las “yapuqallpas” (parcelas cultivadas en la aynoqa)
parece ser ratificado anualmente, a través del pago de un impuesto o tasa
por cada sayañero, que actualmente alcanza a más de 100 Bs, para todo el
ayllu. (Blanco, 1992: 83). De todas maneras la connotación actual de los
sayañeros175 es diferente, ya que los comunarios de este ayllu no se conside-
ran como sayañeros, sino como pegujaleros, más específicamente como
“usufructuarios” de parcelas comunales sujetas a rotaciones y pastoreo
colectivos.
Actualmente con la promulgación de la Ley INRA de 1996, de todas
maneras las pequeñas propiedades o solares campesinos equiparables a
las sayañas, o las medianas propiedades ubicadas en las aynoqas colecti-
vas quedan excentas de cualquier pago de impuestos ante oficinas de la
Reforma Agraria, ya que esta ley reconoce y respeta la pequeña propiedad
y las tierras comunitarias de origen, siempre y cuando cumplan una fun-
ción social, de tal modo que las sayañas estarían protegidas, inembargables,
imprescriptibles e indivisibles.

11.2. Canchones o corrales fijos

Los canchones también denominados sayañas o corrales176 constitu-


yen las parcelas ubicadas cerca de las viviendas familiares, generalmente
para dar protección del daño que podrían ocasionar los animales sueltos;
los canchones están cubiertos con muro de piedra o de tapial (tierra com-

175 Se daba este denominativo a los poseedores de los terrenos en las comunidades origi-
narias. En comunidades donde existieron haciendas, los colonos que ocupaban ma-
yores terrenos de usufructo en nombre propio se conocían como “arrenderos” y el
terreno correspondiente era el arriendo. Los peones poseían extensiones menores,
cerca de la mitad o menos de los que ocupaban los arrenderos. Parece que al recibir
estos títulos, tanto peones como arrenderos se convertían en sayañeros. (A. Speedinng
y D. Llanos, 1998).
176 Según versión de los propios comunarios del mencionado ayllu los canchones tam-
bién llevan la denominación de uyus o “porta” (cuando este es pequeño y está cubierto
de cerco).
RESULTADOS 281

primida, en forma de pared). Estos canchones tienen diferentes usos de


acuerdo a las necesidades familiares.
Veamos un testimonio oral referente a su manejo y uso:

Una persona puede tener hasta cinco corrales o más, éstos tienen que cons-
truirse siempre cerca de las casas, cuando esta lejos ya no mantenemos bien
los canchones, cuando esta cerca siempre se mantiene y se cuida, cuando
esta lejos no conviene porque no se cuidan y los pastos que crecen en ella se
comen los animales de otras personas que no cuidan como los dueños. Si
esta descansado de cinco a seis años sembramos papa lucky o koillu, luego
se siembra avena, después cebada, inclusive hasta ocho años seguidos, pero
se tiene que abonar después de cultivar tres años seguidos; la forma de
abonar es al boleo antes de preparar el barbecho. (Transcripción libre, 1996)

En comunidades del este ayllu, cada familia maneja aproximadamente


de 3 a 5 canchones de diferentes tamaños, aproximadamente los más pequeños
de 200 m2 y los más grandes de 1000 m2. Generalmente la rotación de los
canchones es similar a la de las aynoqas, pero hay muchas variantes que
determinan su uso de acuerdo a la predisposición y necesidades familiares.
Así, frecuentemente se siembra el primer año papa nueva (primeras produc-
ciones), luego se introduce en la rotación granos o forrajes; pasados los tres
primeros años generalmente solo se siembra cebada en siembra tempranera
para que pueda satisfacer los requerimientos de los bueyes en la preparación
de los barbechos que se inicia en febrero. Después del cuarto año los canchones
ingresan en un uso intensificado para el cultivo de forrajes solamente y tienen
que ser fertilizados con estiércol ovino para reponer la fertilidad, y luego de
haber transcurrido unos 7 años de cultivo intensivo los canchones ingresan en
un descanso corto de un par de años, para luego ser cultivados iniciando la
rotación nuevamente con papa y continuando con forrajes.
Así, los canchones se constituyen en parcelas complementarias a las
existentes en las aynoqas cuando algunas familias disponen de pocas par-
celas o cuando estas se encuentran ubicadas muy lejanas a la vivienda
principal. De este modo, las familias que disponen de estos canchones hacen
un uso intensivo de todos los que disponen para contrarrestar un tanto la
poca disponibilidad en mano de obra y espacio para asegurar la alimenta-
ción de la familia y del ganado.
282 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Pero, a pesar de la aparente total libertad en el uso de los canchones


éste aun esta socialmente condicionada primero por la familia extensa y
luego por la comunidad. Siendo un terreno de propiedad familiar ances-
tral, cualquier miembro más o menos cercano del propietario directo pue-
de acceder su uso en caso necesario y se conoce caso en que canchones sin
uso han sido revertidos a la comunidad para fines sociales: siembra comu-
nal, para el sindicato, para la escuela o para beneficio de algún miembro
del mismo que así lo requiera (Blanco, 1992: 85). De tal modo que, el acce-
so y construcción de canchones en terrenos baldíos, en algunos casos son
regulados por normas comunales cuando se percata de un mal uso o uso
indiscriminado para su reversión hacia la propiedad comunal.

11.2.1. Formas de acceso a los canchones

a) Por cuotas sindicales

Algunas familias construyen los canchones sin permiso de la comu-


nidad, pero esto no se puede hacer debido a que nadie es dueño de la
tierra. Antiguamente algunos comunarios tenían títulos ejecutoriales de
las sayañas durante la revisita de Delfín Arce, pero esa situación se ha
parado durante el gobierno de Banzer (1982), es decir que muchos
comunarios estaban recomprando sus sayañas de un Banco de Oruro (que
habían sido comprados e hipotecados por el patrón Honorato Morales),
depositado cierta cantidad de dinero para ser dueños absolutos de la tierra.
A pesar de ello actualmente la mayoría de las comunidades no tienen títu-
los ejecutoriales de sus sayañas o canchones, razón por la cual la comunidad
toma cartas en el asunto para evitar que algunos comunarios habiliten o
construyan canchones en forma indiscriminada.
De todas maneras, todos los afiliados177 aportan cuotas sindicales a
la comunidad para garantizar su acceso a la tierra, sea canchón o aynoqa.

177 Las personas que figuran en las listas de afiliados no son en realidad individuos inde-
pendientes, sino representantes de sus unidades domésticas, que generalmente son
grupos familiares de varios tipos: familias en estructuración, consolidades y en
reestructuración.
RESULTADOS 283

Últimamente de acuerdo a las nuevas tendencias comunales hay mucha


presión sobre la tierra de manera que, las comunidades han tenido que
reformar las normas para el acceso a este recurso. Al respecto, estudiemos
un testimonio campesino.

Nosotros según al título ejecutorial aportamos la cuota para cualquier emer-


gencia o para defender de los linderos comunales y con el mismo motivo
nosotros nos hemos repartido la tierra por iguales según a la cuota sindical,
por la lista que nos hemos dividido las parcelas y eso nos dividen el Hilakata,
el Alcalde, el secretario de actas del Sindicato también, que nos dividen las
parcelas según la cuota que aportamos según el titulo, hay también otros
afiliados ellos también reciben según a su cuota, eso claro si reciben la tie-
rra tienen que aportar la cuota quieran o no (40-50 Bs) en función a lo que
han recibido, sea en aynoqa o en canchón.

De acuerdo a este testimonio podemos percatar que, el acceso a la


tierra en territorios donde el manejo de la tierra es comunal, no es gratuito,
sino que los beneficiarios tienen el derecho y la obligación de aportar las
cuotas sindicales para usar la tierra en las aynoqas o los canchones. No
obstante, existe una variante consistente en que, para el caso de los
canchones, estos pueden ser transferidos por vía legitima directamente a
los herederos varones; pero las parcelas ubicadas en las aynoqas éstas no
pueden seguir esta vía directa debido a que la comunidad administra di-
rectamente el usufructo de las parcelas por las familias campesinas.
Por otra parte, los canchones se pueden construir en cualquier sitio
adecuado, pero mejor si es cerca de la casa para un manejo más adecuado
y un mejor uso del espacio-tiempo.

“Las casas y los canchones se pueden construir en cualquier lugar, pero es


mejor si es cerca de la casa, porque después casi nadie reclama. En algunos
casos reclaman los supuestos dueños, pero se arregla a buenas o se recom-
pensa con otra cosa (producto, animal) aunque a veces la gente se olvida y
no pasa nada y la persona ya es dueño del canchón”.

Sin embargo, este tipo de acceso a veces se ve trabado por intereses


personales o comunales que evitan el establecimiento de canchones en lu-
284 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

gares poco adecuados como ser al interior de las aynoqas de cultivo, en


parcelas ajenas, o cerca de la vivienda de otras familias. En estos casos hay
una reacción directa de las familias afectadas o en su defecto de toda la
comunidad que recuerda a sus componentes del uso no indiscriminado de
la tierra en favor de pocos. Pero, este hecho no es del todo claro, porque los
cabecillas o autoridades sindicales en ejercicio de sus funciones son los
primeros en romper las reglas comunales construyendo o habilitando tie-
rras de pastoreo para el uso de canchones o tierras de cultivo permanente,
así como señala el siguiente testimonio de un comunario de Japo:

“El año pasado (1995) cuando yo quería construir un canchón grande cerca
de mi casa tres personas de Japo no me dejaron... pero ahora ya he arregla-
do esta situación y he construido mi canchón más o menos grandecito, el
mismo lugar allí sembraré papa variedad amarga, al otro año cebada o ave-
na, porque es puruma, luego seguiré preparando barbecho en otro sectorcito
para seguir con la rotación dentro el canchón hasta que se canse el suelo, así
como hacemos en la aynoqa”.

A partir de este hecho, podemos afirmar que el acceso a los canchones


no es tan libre e independiente de las normas comunales, de manera que
se presentan algunos inconvenientes para la implementación de canchones,
pero estos desaciertos son solucionados en forma pacífica entre las partes
interesadas o entre estas y la comunidad representada por sus autoridades
que actúa de mediadora frente a hechos de litigiosos y que requiere de
esta instancia.

b) Por vía de la herencia

Por otra parte, la forma más común que se practica en comunidades


del ayllu Mujlli es el uso compartido de los canchones entre padres e hijos,
sean estos últimos casados o solteros, permitiendo con ello la practica de
las relaciones de reciprocidad y redistribución que se practican en su forma
más pura entre parientes y vecinos. Pero también, se da el caso de que el
padre al matrimoniarse el hijo varón entrega como herencia algunos
canchones para su cultivo. Al morir los progenitores, los canchones pasan
RESULTADOS 285

automáticamente a propiedad de los hijos varones que se encargan de su


cuidado y administración. Veamos el testimonio de un comunario de Mujlli.
(1996) que ilustra sobre esta situación:

“Si el padre tiene tres hijos varones y casualmente también tres canchones
les otorga un canchón a cada uno. Dos familias juntas no pueden mantener
un canchón, por eso, en caso de ser necesario se divide en dos o tres cancho-
nes con pared de tapial. A las hijas no les dan canchones porque tienen que
recibir de partes de sus maridos, incluso las parcelas de las aynoqas no les
pueden dan, solo cuando tienen terrenos grandes y los hermanos tienen
buena voluntad las pueden repartir” (trascripción simultanea).

Existen algunas variantes a este sistema de transferencia de cancho-


nes, debido a la flexibilidad de las normas familiares impuestas para este
fin. Estas variantes están referidas especialmente a las formas de transmi-
sión de los canchones por la vía hereditaria que están en función del grupo
familiar y el origen y procedencia del acreedor en caso de tratarse de una
mujer. Todo ello nos demuestra que en los Andes las relaciones de paren-
tesco y reciprocidad son de carácter solidario con todos los miembros de
la familia y la comunidad de manera que no se permite libremente que
una familia o persona se quede sin una porción de terreno ya sea en aynoqa
o sayaña y/o canchón.

“Los canchones y las casas por herencia siempre pertenecen al hijo varón y
a los hermanos, pero también se puede dar a las hijas mujeres en caso de no
existir hijos varones, o cuando los padres así lo decidan, o en casos extre-
mos cuando el esposo de la hija es muy pobre y no ha heredado muchas
parcelas de cultivo por parte de sus padres.” (transcripción simultánea).

Así, bajo las costumbres de la sociedad aymará, la tierra es heredada


en partes iguales por los hijos varones herederos. Las mujeres herederas
(hijas y viudas) no pueden recibir una parte igual a la de los varones here-
deros, si existe alguno, pero si pueden dividir la propiedad heredada en
partes iguales si no hay un hijo o un hermano en la familia. La tierra es
generalmente heredada por vía de los varones, porque se espera que con
286 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

el matrimonio una hija se unirá a la familia de su esposo y tendrá parte en


las posesiones de su nueva familia (costumbre de residencia virilocal). El
hijo menor no solamente hereda una parte igual de tierras sino también la
casa, herramientas y equipo de sus padres.178 Pero, este hecho varía de una
comunidad a otra; en el caso del ayllu Majasaya todos los hijos varones,
sean mayores o menores reciben partes iguales de los terrenos, la casa,
herramientas y otros materiales domésticos, incluyendo animales, al morir
los padres.
Con todo ello podemos afirmar que las formas de acceso a la tierra y
más específicamente los canchones o sayañas giran en torno a una racio-
nalidad propia y un espíritu de solidaridad y apoyo mutuo, relaciones
que tienen mucho que ver con las formas de vida y percepción propia del
mundo o una manera diferente de entender la vida: la cosmovisión, que es
muy diferente a las diversas maneras de concebir la vida que se dan en el
mundo urbano u occidental donde inclusive las sucesiones hereditarias
de muebles, inmuebles y otros bienes materiales funciona sobre la base de
otro sistema de transferencia intergeracional dirigida más a la acumula-
ción de bienes y riqueza que tienen solo un valor material no así espiritual
como en los Andes.

12. Caracterización campesina de suelos

Es de conocimiento que los suelos de las zonas altas de los Andes


donde se incluye los suelos de la provincia Tapacarí, están bastante degra-
dadas y erosionados; generalmente son suelos poco profundos, de textura
franca, fertilidad moderada y ubicadas en pendientes pronunciadas. Una
característica importante de considerar aparte de las mencionadas para
una caracterización cabal del tipo de suelos es su ubicación con respecto a
la altura, la exposición de la ladera con respecto al sol (chiurapi, luquiyapu)
y el color de los suelos que determina de alguna manera la fertilidad de los
mismos, según criterios campesinos.

178 Hatch. Jhon. 1979, “Nuestros conocimientos; practicas agropecuarias tradicionales en


Bolivia”. Rural
RESULTADOS 287

La caracterización campesina de suelos aún sin tener fundamentos


teóricos y científicos tiene sus propias características de caracterización
distinguiéndose del sistema de clasificación universal de suelos por los
criterios y diferentes usos específicos que se le da de acuerdo al microclima
de cada zona, especialmente en zonas altoandinas de mucha pendiente
donde el suelo es escaso y hay mayor presión sobre la tierra y los recursos
naturales por parte de la población, entonces el riesgo de depredación y
desertificación por excesivo uso es mucho mayor.
A diferencia de la caracterización campesina de suelos, en la clasifi-
cación técnica científica de tierras por la capacidad de uso utilizada por el
SOIL CONSERVATION SERVICE de USA, se tienen solo dos grandes grupos de
clasificación universal: Tierras apropiadas para cultivo que corresponden
a la clase I a IV, y tierras no apropiadas para cultivo, pero adecuadas para
vegetación permanente como las clases V a VIII. Este sistema de clasifica-
ción no se da en la caracterización campesina de suelos debido a las múl-
tiples necesidades, escasez de tierras y fragilidad de los ecosistemas
andinos.
Como un ejemplo de la diferencia en el uso de suelos según la caracte-
rización campesina se puede mencionar que ningún tipo de suelos de la
clase VI adelante sirve para labores agrícolas sino solamente para foresta-
ción, y manejo de cobertura vegetal; sin embargo, en la zona andina este
tipo de suelos se utilizan para producir papas y otros cultivos que entran en
el sistema de rotación comunal o particular obteniéndose rendimientos
sostenibles en el tiempo, sin embargo aquí se debe exceptuar para el uso en
la agricultura los suelos anegadizos, ubicados en cárcavas, o situados en
pendiente mayores al 100% que son aptos solo para pastoreo o reforestación.
Así, podemos darnos cuenta que nos se pueden generalizar y uni-
versalizar algunas reglas a todo el contexto mundial, ya que cada contexto
físico y social es totalmente diferente y las características agroecológicas
predominantes de cada entorno determinan las formas de vida y aprove-
chamiento racional de los recursos naturales disponibles. Estos están muy
relacionados con el factor sociocultural que es muy determinante para
definir un determinado patrón de vida y un tipo de tecnología que res-
ponde a una validación constante y a una manera particular de vivir y
percibir la realidad en la comunidad y en la sociedad andina.
288 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

En el cuadro posterior se describe la caracterización campesina de


suelos obtenida por intermedio de un taller comunal; en el cuadro se men-
ciona todos los tipos de suelos que existe en la comunidad enunciados en
términos aymarás; de igual manera se hace una interpretación de éstos
empleando criterios de los campesinos, como también su aptitud, vale decir
la preferencia de determinados cultivos para cada tipo de suelo. Se puede
observar así, que existe una correlación estrecha en los criterios emplea-
dos, referente a la textura, color y humedad para caracterizar los suelos de
uso agrícola y ganadero con respecto a la clasificación universal.
RESULTADOS 289

Cuadro 23
Caracterización campesina de suelos, comunidad de Japo
Nombre Descripción campesina Cultivo principal
Chiar lack’a (Khella), como ceniza, tiene chillihuares, mantiene Papa Luckys, avena cebada
humedad, tiene humus, pocas piedras
Chiar lack’a (japhu) Igual como ceniza (Khella) no mantiene humedad, Años lluviosos papa Lucky, en
secos tiene chillihua poco (50 %) y bastante chiki, no tiene secos no da cañahua no necesita
piedras, tierra, cuando llueve escurre el H2O y parece mucha lluvia
como mezclado con aceite (bien notorio)
Q’achu lack’a Tierra seca con poco pasto, no pasa la lluvia, produce No muy bueno para cultivos, tarda
anu ichu, es de color café, algunas partes tienen en crecer la planta la helada pesca
piedras al cultivo en su desarrollo
Millu lack’a (Chumpi) Terreno muy bueno con piedras planas hay bastante Papa Lucky cebada regular
vegetación de paco y anu siki, mantiene humedad, tierra
suave para trabajar (barbecho)
Ch’alla lack’a (Chumpi) Tierra muy suave, arenosa, de color plomo (ocke lacka) Todos los cultivos papa imilla en
tiene poco layu y cebadilla, en algunas partes partes protegidas
Kinku lack’a (Kellu lacka) Tajra lack’a (seco) hay bastante layu (ayurara) bien duro Epoca lluviosa papa, wayku, trigo
llinki lack’a para hacer barbecho, suelos poco profundos. Produce grano de cebada ajahuiri
orqo sikuya, quellu sikuya (papa, ichu)
Qalarara lack’a Tierra pedregosa, produce poco kaylla, ichu, chillihua, Papa Luky únicamente, dá poca
parece que la tierra no deja humedad. cebada
Sajwa lack’a Tierra ploma (ock’e) con mucho salitre, hay k’ausilla, Papa Luck’y poco
siki, suelos gravosos, profundos suaves para trabajar
(no es buena tierra)
Wila lack’a Tierra roja con piedras rocas, produce bastante paja Lucky, cebada
(Kachu sikuya), thasa kaylla, phuskayllu, warango,
chanqorma. Mantiene bastante humedad, suelos
superficiales (suelos de altura)
Q’achu lack’a uma lliqi Bofedales, bastante humedad y agua, vegetación No apoto para cultivo solamente
(junturis) siempre verde, tierras limosas, no tiene piedras sirve para pastoreo de animales.
Mayqa / Mucky Diversidad de pastos (todo tipo de pastos) pajas, Todo tipo de cultivos Lucky, ceba-
chillihuas, layos. das, quinua cañahua y otros
Se juntan todas las tierras buenas que bajan de las
alturas
Chajwa lack’a (kajwi) Pura arena, arena gruesa. Papa lucky en las pampas, no pro-
No hay mucho pasto duce bién
Hay jank’a o chirqui (enfermedad fungosa)
Uma liqui Suelos donde sale agua, puede podrirse la papa Papa lucky, forrajes, avena
Cheje (gris) orack’e * Suelos grises, muy profundos del subsuelo Bueno para todos los cultivos.
(subsuelo)

* Orack’e: El término aymara orack’e se utiliza para denominar a suelos profundos, como también de subsuelos,
a diferencia del término lack’a que se emplea para designar a todos los suelos con capa arable no muy profunda.

Fuente: Elaboración propia, en base a taller campesino comunal, (1996).


290 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

De acuerdo al cuadro anterior, podemos afirmar que según los crite-


rios campesinos prevalece el criterio de la textura asociada al color y la
profundidad para definir un determinado tipo de suelo; así los mejores
suelos de la comunidad de Japo de acuerdo a su textura y profundidad
son millu lackas, chala lackas, maiqas, cheje orackes y chiar lackas, que
son suelos suaves, profundos y de buena estructura, aptos para todo tipo
de cultivos, especialmente para papas. En cambio, los peores suelos consi-
derando también la textura y la humedad son el qachu lacka, kinku lacka
(color amarillo) qalarara lacka y sajwa lacka, que son poco aptos para cul-
tivos de la zona, pero que sin embargo, permiten cosechas regulares en
años buenos, no así en años malos.
Por otro lado los suelos regulares considerando el color y la textura
son el wila lacka, umallqui, japhu lacka y k´ellu lacka, donde los cultivos
rinden de manera regular dependiendo también del comportamiento de
los años agrícolas.
Es también importante remarcar que existen algunas plantas
indicadoras ya sea de la humedad, sequía, profundidad, textura y salinidad
de los suelos. Como un ejemplo podemos mencionar la kausilla y el siki
que son plantas indicadoras de la presencia de sales (salitre) en las condi-
ciones ecológicas estudiadas.
Es necesario recalcar que, los criterios campesinos descritos ante-
riormente responden a características edafológicas que están de acuerdo a
las condiciones agroecológicas de la zona. A pesar de persistir condiciones
físicas poco aptas para la agricultura, existe una diversidad de suelos que
se caracterizan de acuerdo a diferentes criterios que tienen que ver con la
ecología del lugar, con el uso específico, variedades de cultivos que se adap-
tan. Estos cultivos muchas veces están definidos por la experimentación y
el conocimiento campesino y no están siempre sujetos a normas interna-
cionales vigentes a nivel mundial. En este sentido, los criterios de caracte-
rización campesina deben tomarse en cuenta considerando el entorno físi-
co natural y la cultura agrocéntrica campesina que responde a un modo de
hacer agricultura diferente de otras culturas.
Tomando en cuenta el cuadro 23 se ha elaborado otro cuadro
dándole una explicación más técnica tomando criterios adicionales como
la ubicación, la textura, el color y la condición de uso de los suelos. Se ha
RESULTADOS 291

traducido también los términos denominativos en aymará al quechua y


su descripción en español, por otra parte se ha realizado una descripción
de las aynoqas donde existe en mayor proporción de un determinado
tipo de suelo sin pretender que este acercamiento descriptivo sea una
perfecta caracterización que es diferente al de otras zonas aymarás o que-
chuas de Bolivia y los Andes. De las cuatro características citadas con
anterioridad, la textura, el color y la ubicación con respecto a la altura
son las más importantes y más consideradas por los campesinos para las
prácticas agrícolas.
En este sentido, es de reconocer que el sistema de caracterización de
suelos que manejan los campesinos es más integral y real que el sistema
universal porque se basa en experiencias propias de uso y manejo que
responde a criterios que van interrelacionados con otros factores que tienen
que ver no-solo con aspectos técnicos sino también con la ecología, el
aspecto socio cultural y hasta con los rituales. Según la opinión campesina
el suelo a veces cambia de fertilidad y de generosidad de acuerdo a los
rituales y agradecimientos que le ofrecen sus hijos (comunarios). En estos
términos, categorías y variables se debe entender la caracterización campe-
sina de suelos que varía de un lugar a otro de acuerdo al uso y manejo en
los Andes bolivianos.
Se ha tratado de dar una interpretación técnica en el idioma español
a la caracterización realizada por campesinos aymarás del sector, buscando
su homólogo en el idioma quechua, así la aptitud o uso de los tipos de
suelo esta caracterizada en función a las mejores adaptaciones o mejores
resultados de cosechas que se producen, debiendo tomarse en cuenta estos
aspectos en forma relativa ya que varia de un sitio a otro, por ejemplo un
suelo apto para papa amarga no quiere decir que solo es bueno para este
cultivo sino que, con preferencia se debe cultivar ésta especie sin desmerecer
o excluir otras especies que también podrían cultivarse en este.
Aunque cada especie tiene requerimientos específicos de suelos y
condiciones ecológicas definidas existe un margen y algunos criterios
secundarios que se utilizan en forma asociada, como ser calidad de la
semilla empleada, época de siembra, susceptibilidad a enfermedades y
ciclo del cultivo que deben ser manejados en forma cruzada al criterio tipo
de suelo.
Cuadro 24
Caracterización campesina de suelos según diferentes criterios, 292
comunidad Japo K’asa, provincia Tapacarí
Criterios Aymará Quechua Descripción Apto para: Abundante en aynoqas de:

T’aya lacka Chiri jallpas Tierras frías P. Lucky, cañahua, cebada Kaimani, Winarakuchu, Aseruta, Kalaruta, jacha pampa, jacha
rancho, Pairumani, taipirancho, Chaca, Japo k’asa, crucero kuchu

Por Tumpa junthu L. Tumpa Koñi jallpa Intermedios p. dulce, imilla, avena, quinua. Castelluma (papacheta, wirqiqota) , Tutuka, Chiarcenija,
la ubicación un poco calientes P. dulce, forrajes, oca Moroqollo, wilakasa, Wacacariña, chuachuani.
Junthu lacka Koñi jallpa Suelos calientes P. huayku, dulce, granos Llawini, Pararani, chiquisa, Pasto grande.
Irarana lacka Ladera jallpa S. en pendiente P. dulce, forrajes, oca En todas las aynoqas a excepcion de Jacharancho y Taipikollu.
Manca lacka . Ura jallpa S. de abajo Ayrampuni, cruzma, wanara.
Kachu lacka Kachu jallpa S. seco (ceniza) No muy apto para cultivos Chaca, Kalaruta, Wancarani, Pairumani.
millu (chumpi) lacka Sumaj jallpa S. muy bueno Papa lucky, cebada.
Challa lacka Thiu jallpa S. suave, arenoso Todos los cultivos papa imilla Llawini, Chiquisa. Kaimani, Aseruta, Kalaruta, Jacharancho,
en partes cálidas. Wirkikota, Totokal, Wacacariña. pairumani (rio).
Kinku lacka Machu jallpa S. arcilloso Papa huayku, trigo, cebada Llawini, Pararani (Parte alta)
Por grano, avena
la textura Kalarara lacka Rumirara jallpa S. gravoso. P. lucky, poca cebada. Tutukala, Pairumani, Jacha qollu.
Sajwa lacka Ocke jallpa S. salitroso P. lucky Jacha huayruhuta.
Japhu lacka Phupa jallpa S. limoso, suelto. P. lucky, cañahua. Jachaqollu.
Chanca lacka Chanca jallpa S. rocoso No muy apto, cebada. Pararani, Kiuni, Chuchuani, Pairumani.
Chajwa lacka Thiu jallpa S. franco arenoso Papas, cañahua, avena
Uma lliqui Juturis S. con ojos de agua Solo para pastoreo Chiquisa, Jiskahuayllogo, Chillihua, tutukala.
Mayqas Kuchu Jallpas. S. buenos resultado de Papa, quinua, cañahua, trigo
deposiones erosivas.
Chiar lacka Yana jallpa S. negros, buenos Papa lucky, cebada, av. Winara, Winara kuchu, jiskahuaylllogo, jacha huayllogo,
Por jachapampa, karacochi, saywani, jacharrancho, Taipi kollu, tutukala,
el color Moroqollo, Wacacariña, Pairumani, Wancarani, Crucero.
Wila lacka Pucajallpa S. rojizo,superficial. P. lucky, cebada Kiuni kuchu, Moroqollo, Wila kasa, jacha qollu.
Kellu lacka Kellu jallpa S. amarillo arcilloso. P. huayku, ajahuiri, trigo. Llawini, pararani
ocke lacka ocke jallpa S. plomizo arenoso. poco papa lucky, Chiquisa, taipiqollu, Jacha huayruhuta.
Kallpa lacka Kallpa jallpa S. que fue sembrado Papas dulces, quinua, Todas las aynoqas a excepcion de jiska y Jacha toroñuñu.
Por cañahua, cebada
la condición Samapapta lacka Sumpi jallpa S. descansado P. lucky, dulce, quinua, avena. Jacha rancho, palestarasa, Taipi kollu, Japo.
de uso P. amarga, imilla
Puruma lacka Puruma jallpa S. virgen Solo para pastoreo Karacochi, Jacha toroñuñu.
Kochi lacka Kochi jallpa S. inundadizo (bofedal) Kopila, jiska huayllogo, Chaca, Jachataquí, Taipi kochi,
burrubeata, jacha huayllogo, jachataquí, taipi kollu.

Fuente: Elaboración propia en base a entrevistas y taller campesino comunal. Japo, 1996.
AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
RESULTADOS 293

Por otra parte, en el cuadro 24 también se anotan las aynoqas en las


que en mayor proporción predomina un tipo de suelo, pero ello no signifi-
ca que no exista otro tipo de suelos, en una determinada aynoqa. De ma-
nera general, podemos mencionar que en todas las aynoqas predominan
los suelos franco limosos situados generalmente en pendientes cóncavas.179
Sin embargo, existen otras variantes en las aynoqas como la exposición y
temperatura que determinan las características del tipo de suelos que van
desde el frío, hasta el caliente, calificándose este criterio por la predomi-
nancia de las heladas en la época de los cultivos.
Respecto a la altura y pendiente es determinante este criterio para
zonas donde se registran frecuentes heladas, allí las especies poco toleran-
tes o susceptibles deben sembrarse siempre en laderas abrigadas; en cambio
las especies y variedades resistentes como la papa amarga, cañahua, cebada
pueden sembrarse en lugares altos, planos o poco inclinados donde se
asientan corrientes fríos de aire que producen quemaduras por heladas en
los cultivos.
La textura del suelo es también determinante para producir satisfac-
toriamente los cultivos andinos (como los mencionados en el cuadro 24),
así las tierras profundas, limosas y franco limosas de color oscuro son ca-
racterizadas como las mejores tierras para iniciar con el cultivo de papas
amargas o papas dulces. En cambio, los suelos poco profundos demasiado
arcillosos, seco arenosos con grava pedregosa, son suelos poco aptos para
cultivo de papas amargas o dulces, habilitándose su uso para el cultivo de

179 De acuerdo a la monografía de la provincia Tapacarí (AGRUCO-CIDRE, 1989) se


caracteriza a los suelos de las serranías altas mayor a 2600 m.s.n.m., taxonómicamente
como Espodosoles y Entisoles poco desarrollados, con pendientes convexas y cónca-
vas, muy onduladas a colinosas, con escasas piedras superficialmente, y moderada-
mente pedregoso en algunos lugares presentando problemas de erosión hídrica lami-
nar y en cárcavas.
La textura de estos suelos, en general, es Franco a franco limoso, de reacción fuerte-
mente ácida a ligeramente asida (pH=5.4 a 6.4), fertilidad baja a moderada, aunque
superficialmente presenta alto contenido de M.O. (7.0 a 12 %), nitrógeno total (0.3 a
0.6 %) y de fósforo soluble (Bray-1) con 90 a 85 ppm; en cambio el subsuelo presenta
bajos contenidos de materia orgánica (1.1 a 2.9) bajos en nitrógeno total (0.03 a 0.07 %)
y moderadamente altos en fósforo soluble (10 a 40 ppm) (Chila, 1993).
294 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

forrajes anuales como la cebada o granos andinos agregándose buena pro-


porción de materia o abono orgánico al suelo.
El color es otra característica que va asociada a las anteriores princi-
palmente a la textura, en este aspecto se observa que los suelos de color
oscuro, negro o café y de textura franco o franco limosa ubicado en laderas
o tierras bajas son más aptas para todo tipo de cultivos y con preferencia
para las papas amarga, semiamarga y dulce. En cambio, las tierras rojizas
y arcillosas o amarillo limosas son poco aptos para el cultivo de la papa
empleándose éstas para el cultivo de forrajes, o papas dulces por ser poco
exigentes en fertilidad y textura edáfica especial.
La situación de condición de uso actual de la tierra es un factor que
ayuda a caracterizar el potencial adquirido de este recurso; así en comunida-
des de altura mayor a 3800 mts. el potencial productivo de la tierra se pierde
rápidamente por los diversos factores erosivos y depresivos (erosión,
sobrepastoreo, falta de fertilización adecuada), sin embargo para evitar este
tipo de situaciones como ya se mencionó con anterioridad existen normas
comunales que determinan el manejo y la rotación adecuada de los suelos.
Se tienen así, en las comunidades suelos extensos que están en des-
canso por más de 10 años y que llevan el denominativo de qallpas, o tierras
descansadas, o sea, que después de transcurrido este tiempo se volverán a
sembrar con el mismo cultivo (papa, granos, forrajes). Por otra parte, tam-
bién se tienen las áreas que nunca han sido cultivadas y se mantienen “en
reserva” como uso de pastoreo, denominados purumas (suelos vírgenes),
estas tierras actualmente se están habilitando para agricultura, ampliándose
paulatinamente la frontera agrícola pero, también se tienen las áreas
inundadizas denominadas k’ochis o bofedales que exclusivamente se
emplean para pastoreo de ganado, estas áreas en algunos casos son de
propiedad familiar y su uso se restringe solo para miembros de la familia
extensa, allegados o vecinos.
En función al tipo de suelo ligada a las otras características mencio-
nadas, los comunarios de altura de la provincia Tapacarí determinan una
estrategia de uso del suelo, basado principalmente en el sistema “barbe-
cho-rotación-descanso”; donde se considera simultáneamente aspectos pro-
ductivos, ecológicos y culturales. La caracterización de un suelo determi-
nado con fines agrícolas, se requiere de una combinación de variables y
RESULTADOS 295

elementos de caracterización, ya que con la descripción de un solo término,


no se podría conseguir una caracterización detallada como la que realizan
los campesinos de la comunidad de Japo y del ayllu.
Así, la caracterización campesina en un sistema tradicional de cultivo
de la tierra como la que se practica en la zona de estudio, no solo garantiza
la producción por la amplia base genética de las diferentes especies y
variedades que se manejan, sino que también se constituye en una base de
conocimientos adquiridos sobre la base de la experimentación, comproba-
ción, validación y difusión continua a lo largo del tiempo, situación que
permite producir y alcanzar rendimientos satisfactorios y sostenibles de
las especies adaptadas allí donde según consideraciones técnicas o cientí-
ficas, sería muy difícil de hacer agricultura.
Sin embargo, el amplio conocimiento y las estrategias campesinas
de sobrevivencia han permitido revitalizar, potenciar y realizar innovacio-
nes tecnológicas tomando en cuenta la sabiduría, la socialización de expe-
riencias a través de diferentes instancias (comunal, familiar, personal) y el
manejo de los recursos naturales disponibles como el suelo que cada vez
es más escaso y valorizado por él crecimiento demográfico y consecuente
presión de la población sobre éste recurso que constituye el medio de vida
de las sociedades andinas que viven atadas a la tierra.
En este entendido, para emprender cualquier programa de apoyo co-
munal es importante destacar los estudios etno-edafológicos y etnobotánicos
en un sentido integral, donde la participación de los campesinos sea activa
para entender de manera más integral esta forma diferente de comprender
la vida, donde todo se maneja en forma complementada y articulada.
Así, según el PAC/CEE y PRATEC (1988) citados por Alvarez (1995:10),
también se manifiesta la importancia de la revalorización del saber
campesino, dentro de sus más arraigadas costumbres; así al referirse al
caso concreto de la caracterización de suelos, indican que el conocimiento
campesino respecto de los suelos, esta en función al espacio y al tiempo,
que constituyen parte integral de la cultura agrocéntrica andina. De esta
manera, se hace evidente la importancia que reviste el estudio de la tierra
y/o suelo, tomando como punto central al campesino.
Entonces, para emprender cualquier trabajo de apoyo al sector rural
se debe partir por conocer y comprender la racionalidad con la que el cam-
296 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

pesino maneja su medio, caracterizando aspectos limitantes o potenciales


del entorno físico en el que se desenvuelve y posteriormente en este proceso
de experimentación y análisis de alternativas sobre la base de conocimien-
tos y experiencias propias, poder diseñar alternativas junto con las comu-
nidades que posibiliten dar curso a una base de técnicas y tecnologías que
respondan a las verdaderas aspiraciones y necesidades del poblador rural
donde las condiciones y el entorno físico son demasiado frágiles y requie-
re el enfrentar grandes desafíos que son urgentes de solucionar.

13. Aspectos técnico-agronómicos y ecológicos de la agricultura


andina equiparables a la agricultura ecológica actual

13.1. Principios de la agricultura ecológica y agricultura andina

13.1.1. Abonamiento con productos orgánicos en la agricultura

En la agricultura andina se maneja un principio fundamental en el


abonamiento de los cultivos lo cual es aplicar productos orgánicos dispo-
nibles en la chacra, estos abonos orgánicos pueden ser el estiércol de los
animales, materia orgánica compostada, abonos verdes, combinada con
rotaciones de cultivos bien acertadas y descanso de la tierra, para regene-
rar la fertilidad al suelo. Al igual que en la agricultura ecológica, y tal vez
de manera más eficiente estos abonos orgánicos son utilizados por los agri-
cultores andinos de acuerdo a su disponibilidad y en las dosis adecuadas.
En algunos casos, por déficit de abonos orgánicos como el estiércol de los
animales por ejemplo recurren a complementar los requerimientos
nutricionales de los cultivos con la combinación de abonos orgánicos con
inorgánicos en cantidades adecuadas, cuya práctica no perjudica la salud
del suelo, de las plantas, ni de los hombres. Entonces, se trata de una tec-
nología ecológica equiparable a la agricultura biológica.

13.1.2. Laboreo mínimo del suelo

Se trata de otro principio fundamental de la agricultura ecológica


moderna, que sin embargo dentro el seno de la agricultura andina
RESULTADOS 297

especialmente en el ayllu Majasaya también se maneja este principio al


realizar un laboreo mínimo en la preparación del barbecho como se mos-
trará en los siguientes capítulos. El laboreo mínimo que se practica con-
siste en realizar el menor número de roturaciones del suelo, sin el uso de
tractor ni de maquinaria o herramientas especializadas, pues simplemente
se recurre a la tracción animal, la fuerza humana y el empleo de herra-
mientas de trabajo muy artesanales lo cual le confiere el carácter de una
tecnología ecológica no solo en la preparación del suelo, sino también en
todo el proceso productivo, ya que las prácticas procedentes como la siem-
bra y labores culturales no son contaminantes y el producto final es tam-
bién ecológico aunque no pase por el proceso de certificación ecológica y
técnica de los productos.

13.1.3. Diversificación y manejo de una diversidad


de especies vegetales en la agricultura

El manejo de la biodiversidad cultivada y no cultivada en la agricul-


tura ecológica determina algunos equilibrios en el agroecosistema en relación
con otros componentes como el suelo y el clima. En la agricultura andina la
biodiversidad vegetal determina en que medida se debe distribuir el riesgo
climático para garantizar el proceso productivo y de igual manera le confie-
re un carácter de estabilidad al agroecosistema, de tal manera que se maneja
el principio ecológico que a mayor biodiversidad mayor estabilidad del
ecosistema y viceversa. Así la biodiversidad que se maneja en comunidades
del Ayllu Majasaya determina de alguna manera las características de la
agricultura altoandina; al tratarse de una agricultura de bajos inputs y de
fragilidad ecológica la considerable biodiversidad que se maneja especial-
mente en tubérculos andinos le confiere un carácter de estabilidad ecológica,
no solo por la biodiversidad sino también por la diversidad de tecnologías
combinadas o simbióticas ecológicas que se manejan.
Lo que se pretende aquí, es demostrar pues de que manera manejan
los comunarios la biodiversidad cultivada en los diferentes periodos
agrícolas alcanzando rendimientos satisfactorios y sostenibles. Al igual que
en la agricultura ecológica actual la agricultura campesina andina tiene
implícitamente diferentes principios ecológicos y socioculturales de uso y
298 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

manejo de los recursos naturales y fitogenéticos que determinan el tipo de


agricultura que se practica.

13.2. Manejo de la Fertilidad de suelos

Previamente debemos contrastar que la concepción científica respecto


a la fertilidad de suelos es bastante reductora por cuanto solamente se limita a
analizar algunos criterios técnicos para considerar y categorizar los tipos de
suelos por la fertilidad que poseen y que se reduce a ver el contenido químico
de macro y microelementos que le dan fertilidad y poder de producción a los
suelos. En cambio, la concepción andina considera otras categorías para ca-
racterizar la fertilidad de los suelos y no esta referida solamente a componen-
tes químicos y biológicos, sino también el componente de la ritualidad, ya que
de acuerdo al cariño que le ofrece el productor por intermedio de los rituales
puede o no aumentar la fertilidad y capacidad de producción de los suelos.
Entonces estamos hablando de dos concepciones diferentes que ven de dis-
tinta manera el aspecto de la fertilidad de los suelos pero que sin embargo,
dirigen su atención hacia un objetivo común la productividad del suelo.
Así, en la visión andina la fertilidad de los suelos es un aspecto muy
importante a considerar dentro las aynoqas y/o chacras de cultivo; y como
se había mencionado anteriormente los suelos del ecosistema de puna de
la provincia Tapacarí son bastante pobres en fertilidad y tardan mucho
tiempo en recuperar las condiciones físico-químicas adecuadas para sem-
brar un cultivo después de haber sido aprovechado por tres o cuatro años
consecutivos. Estos suelos por las condiciones topográficas imperantes
están muy expuestos a la degradación y consecuente pérdida de la fertilidad
por los factores erosivos como son las lluvias, el viento y el sobrepastoreo.
Esta situación y la falta de tierras hace que cada vez los suelos ubica-
das en las aynoqas se sometan a usos más intensivos rompiendo en algunos
casos el sistema de rotación colectiva imperante en este sistema de manejo
tradicional. Lo que más prevalece en el sistema rotativo de las aynoqas es
la decisión comunal en el sentido de respetar la tierra y darle la oportunidad
de restablecer la fertilidad después de cultivar tres años consecutivos mien-
tras se cultive otros sectores ya aptos para cultivo después de descansar
10-12 años seguidos, en cuyo tiempo la regeneración vegetativa y la
RESULTADOS 299

mineralización de los elementos químicos del suelo coadyuvan a una


recuperación paulatina de su capacidad productiva.
El término de “fertilidad” según Hervé (1994:157) es utilizado como
sinónimo de potencialidad, es decir, como una característica intrínseca del
suelo. Se habla también de fertilidad del suelo para hacer alusión a una
disminución de la capacidad para producir del terreno. En este caso, no es
independiente de las herramientas ni de los insumos que emplea el
agricultor, y la medición de la fertilidad por un análisis químico del suelo
parece ser muy reductora. La fertilidad se caracteriza más bien por un
estado del medio, integrando características físicas, químicas y biológicas.
En efecto, la parcela conserva diferentes memorias, no solamente la del
balance químico (Sébillote, 1977 citado por Hervé, 1994), así por ejemplo:

– La acumulación de materias.
– La población de seres vivos.
– El cambio de los estados físicos del suelo.

Es por esta razón que, se debe hablar de los diferentes componentes


de la fertilidad del suelo: el estado físico, la composición química,180 la ac-
tividad biológica, que determinan la capacidad productiva de este recurso
un tanto escaso en las zonas altas de la provincia Tapacarí.
En las comunidades de este ayllu se practica algunas tecnologías
para la reposición de la fertilidad del suelo a parte del descanso prolonga-
do, es así que, para el primer cultivo cabeza de la rotación (papa), se realizan
abonamientos orgánicos en diferentes proporciones como para garantizar
una producción sostenible durante tres años consecutivos que dura la
rotación colectiva El sistema de abonamiento tradicional, sin embargo no

180 Los suelos de esta zona referente a la fertilidad presentan un contenido de materia
orgánica entre bajo a moderado (1% - 6%), muestran que los contenidos de nitrógeno
total y de fósforo son moderados con tendencia a bajar; en cuanto al potasio es más
bajo respecto a los que los otros elementos. Por otra parte, el nivel de Capacidad de
Intercambio Catiónico (CIC) es bajo, así como también el Total de Bases Intercambia-
bles (TBI), siendo moderado el porcentaje de saturación de bases, y considerablemen-
te bajo los micro-elementos. Por tanto, se puede afirmar que la fertilidad del suelo, en
esta zona es baja como se mencionó con anterioridad.
300 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

solo está basado en la utilización de fertilizantes orgánicos, sino también


en la fertilización química o inorgánica en base a superfosfato triple ya sea
en forma simple o complementada con abonamiento orgánico que puede
ser estiércol de ovino en sus dos formas: guano corriente, o jira guano.181
En los últimos tiempos en las comunidades de la provincia Tapacarí
ha crecido la tendencia a la utilización de fertilizante químico para la pro-
ducción de papa y utilizar el efecto residual para los cultivos posteriores.
A pesar de ello, los comunarios ya han percatado que el efecto del fertili-
zante químico es muy temporal, lo que no ocurre con el estiércol ovino
que deja un efecto mucho más largo después del primer cultivo. Pero aquí,
aparece otro problema muy importante para la agricultura que consiste,
en la transmisión muchas enfermedades fungosas a los suelos como por
ejemplo el Synchitrium endobioticum en papa por vía del estiércol ovino y
su infestación por medio de semilla enferma o contaminada.
Para contrarrestar este tipo de problemas existen dentro la comuni-
dad algunas estrategias tradicionales basadas en el abonamiento orgánico
puro y combinado, consistentes en el abonamiento con jira guano, que
además de reducir la incidencia de la verruga ayuda en mantener el po-
tencial productivo del suelo, con la única desventaja de no dejar efecto
residual para el siguiente periodo de cultivo.
El nivel más bajo de fertilidad del suelo según estudios realizados a
alturas superiores a 3800 m, se encuentran al inicio de descanso después
del tercer año de descanso (cosecha de forrajes), sin embargo, no se en-
cuentran evidencias de que el estado del suelo siga mejorando después de
los 10 o 12 años de descanso, de tal manera que es casi vano que se deje
descansar las aynoqas por más de este tiempo porque el efecto de la repo-
sición de la fertilidad no aumenta, y esta situación es también comprendi-
da por los comunarios, razón por la cual en la actualidad existe la tenden-
cia a reducir los años de descanso de las parcelas de cultivo.
Los aportes de materia orgánica por los residuos de los cultivos se
limitan a las raíces y bases del tallo, es decir a lo que dejan los ovinos

181 Se denomina jira guano al estiércol de ovino ubicado en la parte inferior del corral
donde deyectan las ovejas, tiene consistencia pastosa y olor penetrante, además de
ser bastante fermentado y con contenido alto en fitohormonas y elementos minerales.
RESULTADOS 301

durante el pastoreo. Así en la roturación del barbecho solo están incorpo-


radas las matas de Stipa ichu, de gramíneas perennes, y la vegetación
almohadillada, puesto que la mayoría de los arbustos son arrancadas con
su raíz principal (Herve, 1994) especialmente por las ovejas que arrasan
toda la vegetación nativa a su paso.
La regeneración de la fertilidad del suelo esta asumida por diferen-
tes procesos no solo químicos (mineralización) sino también físicos y bio-
lógicos (proceso de descomposición) que ayudan en este proceso tan lento
que por las condiciones de temperatura baja tardan más tiempo de lo nor-
mal, pero de todas maneras el descanso prolongado de los suelos en las
aynoqas se practica de acuerdo con la tradición cultural y un tipo de ma-
nejo muy particular.
En este lento proceso de recuperación de la fertilidad interviene tam-
bién la forma de preparación de los suelos o barbechado que en estas con-
diciones difiere mucho de una parcela a otra dependiendo de las condicio-
nes físicas del suelo, de las condiciones agroecológicas y las características
peculiares de cada chacra, realizándose la roturación del suelos en algu-
nos casos con arado de palo traccionado por yunta y en otros en forma
manual. Con la primera modalidad se logra romper en forma parcial la
estructura del suelo, en cambio con la segunda se rompe y voltea en forma
gradual todo el pan de tierra, proceso que ayuda en la oxigenación y des-
composición de las raíces de plantas viejas y algunos pajonales existentes.
De todas maneras, ambas tipo de técnicas en la preparación de sue-
los dependen también de la disponibilidad de yunta de bueyes, de mano
de obra, o de tiempo ya que la segunda requiere de la inversión de mayor
tiempo medido en término de días, así como se mostrará en el siguiente
estudio comparativo del proceso productivo del cultivo de la papa.

13.3. Biodiversidad Cultivada

13.3.1. Elementos técnicos y productivos del sistema agrícola


y socioeconómico del ayllu Majasaya

El sistema agrícola de las comunidades andinas del ayllu Majasaya,


está basado principalmente en dos tipos de manejo consecutivo que son
302 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

las aynoqas y los canchones que responden a un manejo diferenciado de


tipo comunal y familiar respectivamente. En ambos tipos de propiedad se
practican cultivos de primera necesidad como la papa (diferentes varieda-
des) granos y forrajes que contribuyen a la biodiversidad local de ayllu, la
microregión y la región.
La tecnología de cultivo en ambos sistemas de producción es casi
similar con algunas variantes referidos especialmente al uso de éstas, mien-
tras en las aynoqas se utiliza tracción animal combinada con la fuerza hu-
mana y se usa solo para cultivo y pastoreo, en los canchones también se
emplea tecnología tradicional y su uso está combinada para otros fines
complementarios (cerco de ganado, elaboración de chuño, etc). Como se
indica en el siguiente cuadro:
Cuadro 25
Elementos del sistema agrícola y socioeconómico de comunidades del ayllu Majasaya

Sistema propiedad Tecnología Principales cultivos /usos y destino


RESULTADOS

Agrícola de cultivo papa amarga papa ajahuiri papa dulce/ quinua cañahua Forraje
huayk’u
- Tradicional con uso - Autoconsumo - Autocomsuno - Autoconsumo - Autoconsumo - Autoconsumo Autoconsumo
de tracción animal y - Reciprocidad
c humana - Intercambio - Intercambio - Venta - Reciprocidad
Aynoqa o Pito Ganado
m - Combinación de cir- - Venta P/ semilla - Venta Semilla - IntercambioSe- Phisara
u culación de tierras chuño sopas Huayk’o, Hua- milla Huayk’o, Hullpo Vacuno
n con rotación de cul- thia, Chuño Papahuaycha Chaques
a tivos. - Reciprocidad Semilla Ovino
l - Reciprocidad - venta en ferias Semillas
microregiónales Truequec/prod. Equino
Trueque con Manufactura-
- Reciprocidad prod. manu- dos.
facturados.

- Tradicional - En casos excep- - Algunas varie- Después de Se cultiva en Cuandonoexis- Exclusivamente


F cionales cuando dades cuando varios años de años demá- ten parcelas forraje
a - Combinación p/otros falta parcelas la Aynoqa está descanso siado fríos o adecuadas en
Canchón m fines alejada cuando faltan Aynoqa Cultivo intensivo
i - Autoconsumo - Autoconsumo parcelas inclusive durante
l -Cerco para ganado - Autoconsumo - Autoconsumo 10 años conse-
i - Intercambio - Venta - Autoconsumo cutivos c/abona-
a - Regeneraciónpradera - Intercambio mientos inter-
r - Elaboración de - Reciprocidad - Reciprocidad medios
- Elab. /Chuño chuño
Fuente: Elaboración propia, en base a Caparó R. León.
303
304 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Los usos de los principales cultivos de acuerdo al cuadro 25, no di-


fieren mucho de un sistema a otro, en las aynoqas el uso estará designada
para autocunsumo, venta y relaciones de reciprocidad y complementa-
riedad, y en los canchones esta destinada más para uso doméstico y rela-
ciones recíprocas.
Esta contrastación realizada nos permite ver que en la agricultura
que se practica en comunidades de altura con uso común de suertes o
aynoqas, no es suficiente la tierra disponible y tiene que ser complementa-
do con el uso de los canchones en número variable que puede ser de 1 a 5,
con diferente superficie. Este tipo de complementariedad permite al po-
blador andino satisfacer las necesidades prioritarias de alimentación y des-
tinar una pequeña parte para la venta e intercambio con otros productos
que no se pueden producir en esta región alta.
Como ya se mencionó el cultivo principal en el sistema de aynoqas
es la papa cultivándose unas 50 variedades en la actualidad, aunque exis-
tían muchas más hace unos 20 años atrás que se han ido perdiendo por
diferentes razones, desplazados por variedades mejoradas, erosión
genética, cambio paulatino en los hábitos de consumo, etc. En los canchones,
el cultivo principal es el forraje (cebada, avena) por estar ubicada cerca de
la vivienda, así es mucho más fácil alimentar al ganado para realizar las
faenas agrícolas desde tempranas horas de la mañana.
De esta manera, la división del territorio cultivable en aynoqas y
canchones se ve claramente complementado e interrelacionado directa-
mente para hacer posible la satisfacción de necesidades prioritarias a par-
tir de recursos agrícolas y pecuarios locales disponibles en ese entorno
sociocultural y que siempre están presentes en forma complementaria en
cualquier ecosistema andino.
13.3.1.1. Tecnología del cultivo de la papa
Por la importancia del cultivo de la papa en toda la provincia Tapacarí,
y en especial en el ayllu estudiado, a continuación debemos describir y
analizar la tecnología empleada para su cultivo considerando las varieda-
des empleadas, la época de siembra, tratamiento de la semilla, sistema de
abonamiento, modo de labranza y las practicas culturales importantes, así
como se menciona en el cuadro 26.
Cuadro 26
Tecnología del cultivo de Papa, en comunidades del ayllu Majasaya, Mujlli

Piso Agroe- Altitud Variedad Época Tratamiento Sistema Modo de labranza Siembra Cosecha Observaciones
RESULTADOS

cológico Papa de Siembra Semilla de abonamiento

3500 Amarga Siembra Jira guano ésta – Jira guano + Fertili- Solo un abonado ge- Septiembre Abril – Ciclo tardío 180-210 día re-
P 4200 Grande técnica reduce zante Químico Dosis neralmente 1 aporque Octubre Mayo sistente a helada
Sept-Oct. incidencia de verruga 300 + 110 kg./ha al No pesticidas Bueno para chuño
momentodesiembra
U
3800 Semi amarga Siembra Avece c/ Jira guano – Fertilizante orgáni- Solo 1 aporque Septiembre Abril – Ciclo inter. 190-195 días
4000 Grande co 2000-3000 Kg./ No pesticidas. Octubre Mayo Relativ. resiste helada
N Sept-Oct. ha Buena P/ huayk’o

3800 Huaykus Siembra A veces c/ jira guano – Fertiliz. orgánico Solo 1º aporque Octubre Abril – Ciclo intermedio, 150-180
A 4000 Grande 2000-3000 kg./ha días bueno para huaykus
Octubre

3800 Koillus o Siembra A veces c/ jira guano – Fertiliz. orgánico y 2 aporques Octubre Abril – Ciclo intermedio 140-160
imillas Grande fertiliz. químico Si es necesario pesti- días buenos para monda y
Octubre 2000-3000 kg./ha. cidas. para venta.

Fuente: Elaboración propia, en base a observación participante


305
306 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

De acuerdo a la variabilidad de ubicación de las parcelas según la


altitud, varían también las variedades empleadas y las épocas de siembra,
así como difiere el sistema de abonamiento y el tratamiento de la semilla
de una especie a otra. Para las variedades amargas de ciclo tardío, se practica
la siembra adelantada (septiembre); y para las variedades semiamargas y
dulces la siembra normal (octubre). Así mismo para las papas amargas se
emplea el tratamiento con jira guano complementado con fertilizante
químico, no ocurriendo este mismo tipo de tratamiento para las papas
dulces o semi amargas donde a veces o rara vez se emplea el tratamiento
con jira guano, y el abonamiento orgánico que es similar.
Los agricultores de papa en pequeña escala están acostumbrados así
a cultivar varias parcelas y a mezclar diferentes especies, variedades y
tecnologías dentro de una sola parcela. La elección de que variedades cul-
tivar o combinar, por consiguiente no es nada nuevo. Los agricultores
experimentaran con nuevos cultivos y tecnologías. Por ejemplo, los cultivos
nativos de papa pueden ser manejados con tecnología moderna, tales como
fertilizantes y pesticidas químicos, mientras que las variedades introducidas
pueden ser cultivadas usando herramientas y métodos agrícolas indígenas.
Debido a esto pareciera que, la eliminación de todas las variedades nativas
es un fenómeno raro entre los agricultores campesinos indígenas, no solo
como resultado de la resistencia al cambio tecnológico, sino como un medio
de tomar opciones abiertas para diferentes objetivos y necesidades en
ambientes heterogéneos. Algunos grupos de agricultores, por ejemplo están
orientando sus esfuerzos a la producción de sus propias semillas, sin hacer
una distinción clara entre las variedades locales y las introducidas (Altieri
y Montecinos, 1994).
Está dicho que, en un determinado campo o chacra campesina se
combinan diferentes tecnologías entre las nativas y las mejoradas para un
solo tipo de cultivo, de acuerdo a necesidades y destino final de la produc-
ción. Las variedades introducidas de altos rendimientos no obstante, en
muchos casos no se adaptan a éstas condiciones de altura y son reempla-
zadas y desplazadas por variedades nativas que son más fáciles para la
adopción tecnológica local; si esto no ocurre muchas variedades mejoradas
son sembradas mezcladas con variedades nativas mimetizándose entre
ellas para escapar al riesgo climático. Por otra parte, en áreas más extensas
RESULTADOS 307

destinadas a la producción comercial de papa solo para el mercado se


cultivan muchas variedades nativas contribuyendo de esta forma a la con-
servación de la diversidad genética en un alto grado. Por otra parte, está
también claro que otros agricultores pequeños tienden cada vez más a usar
una mezcla de diferentes especies y variedades mejoradas y nativas de
papa sin hacer una clara distinción entre ambas categorías (ch’alis) em-
pleándose una sola tecnología para su cultivo, que puede ser el tradicional,
el tradicional mejorado (simbiótico) o el moderno andinizado.
Como se ha visto anteriormente, las condiciones ecológicas y
climáticas de las regiónes altoandinas imponen incertidumbres y riesgos
sobre la producción de las familias campesinas y sobre el uso estacional de
la fuerza de trabajo. La combinación de sus limitados recursos productivos
y de la mano de obra, bajo las restricciones naturales y económicas ha hecho
que los campesinos conformen una matriz tecnológica (González, de Olarte
y Kervin 1987, citados por G. de Olarte, 1994: 104) conformada por el
conjunto de insumos asignadas a las distintas actividades agrícolas,
pecuarias y artesanales con el objetivo de alcanzar una producción
diversificada capaz de garantizar la seguridad alimentaria y buscar exce-
dentes de algunos productos para el mercado.
Se debe señalar también que, cualquier cambio tecnológico especial-
mente en el sistema agrícola andino requiere de un cambio en los requeri-
mientos de insumos, herramientas y fuerza de trabajo en todas las otras
actividades afines, por lo cual los proyectos de desarrollo especialmente
ONG’s que promueven el desarrollo rural basado en cambios tecnológicos
dirigidas a labores agrícolas no siempre son actividades aceptadas en las
comunidades andinas, pues pueden tener efectos globales negativos antes
que positivos. En el caso del cultivo de la papa en Bolivia, especialmente
en Cochabamba, existen muchas instituciones de desarrollo que promueven
el cambio tecnológico para mejorar la producción y la productividad a
través del mejoramiento genético y la introducción de variedades ajenas a
un determinado entorno ecológico. Pero, éstas en muchos casos no consi-
deran otros aspectos que tienen que ver con la producción, como ser el
aspecto pecuario y el artesanal, el aspecto socio cultural, y el calendario
ritual, razón por la cual en muchos casos no son aceptadas las propuestas
tecnológicas innovadoras.
308 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

No obstante, las tecnologías difieren entre estratos campesinos, para


los campesinos “ricos” que tienen más recursos y mayor variabilidad de
productos, la matriz tecnológica es más flexible e inclusive puede tender a
convertirse en un vector si las familias deciden especializarse en un cultivo
o en una actividad. Para los campesinos “pobres” y “medios” la caracterís-
tica tecnológica es rígida en el uso de insumos, aunque no en el uso de
mano de obra, en consecuencia los cambios tecnológicos son más difíciles
de introducir en la medida que se rompe el equilibrio intersectorial de
intercambio de insumos, pues ello repercute sobre la estructura alimenti-
cia habitual. (González de Olarte, 1994: 109). Por esta razón los campesinos
“pobres” y “medios”, tienen cierta aversión a cambios tecnológicos espe-
cializados porque prefieren desarrollar con más cuidado las tecnologías
tradicionales o simbióticas que ya saben manejar en concordancia a su
entorno ecológico y socioeconómico.
De esta manera el cambio tecnológico se hace diferenciado en familias
comuneras que adecuan algunos aportes tecnológicos novedosos en sus
sistemas productivos de acuerdo a necesidades y requerimientos impe-
rantes.
Para el cultivo de la papa la tecnología más empleada es la tradicional
con algunas mejoras y combinaciones de técnica mejoradas y/o modernas
(la simbiótica), especialmente referido al uso de insumos agrícolas no así
al uso de maquinarias agrícolas y herramientas modernas, de tal manera
que estamos hablando de tecnologías simbióticas o andinizadas a través
del tiempo.

13.3.1.2. Biodiversidad cultivada

Condiciones ecológicas necesarias para el cultivo de papa

La biodiversidad cultivada en la zona de estudio tiene una amplitud


considerable y especialmente el cultivo de papa con diferentes especies y
variedades. El mantenimiento de la biodiversidad en estas condiciones o
la conservación in-situ a nuestra manera de entender se debe a varios fac-
tores que contribuyen a este hecho, como ser: la diversidad ecológica del
ecosistema; la no-introducción de otras variedades promisorias y comer-
RESULTADOS 309

ciales que desplacen a las variedades nativas existentes y el amplio cono-


cimiento y experiencia campesina que permiten la distribución de espe-
cies y variedades en diferentes microclimas lo cual se traduce en una
redistribución del riesgo climático y una manera de asegurar la produc-
ción en cada periodo agrícola variable.
La biodiversidad cultivada considerable existente en tubérculos
como la papa, permite al campesino productor conocer y experimentar
continuamente las potencialidades y limitaciones de las diferentes espe-
cies y variedades en cuanto a su preferencia climática en el medio
ecológico, su adaptabilidad a diferentes suelos, pisos altitudinales, orien-
tación de las laderas con respecto al sol, y otros; todos ellos relacionados
con el uso y destino final que se le da a la producción: consumo, venta,
relaciones de reciprocidad, procesamiento de chuño, regalos, ofrendas y
otros destinos.
A través de la comprobación continua en la vida cotidiana del agro,
los campesinos de esta microregión han logrado implementar diferentes
estrategias y conocimientos tradicionales que les permite practicar diver-
sas experiencias en el proceso productivo. Para el caso de la papa conocen
los grados de tolerancia de una determinada variedad a las inclemencias
de las heladas, sequías, enfermedades y plagas, al mismo tiempo conocen
las diferentes preferencias de las numerosas papas a los diversos tipos de
suelos ubicados en aynoqas, subaynoqas y canchones. Todas estas carac-
terísticas al ser bien seleccionadas permiten a las familias comuneras ga-
rantizar la producción agrícola en el tiempo y espacio que tiene muchas
limitaciones y dificultades en comparación a otras zonas agroecológicas
del país.
Cuadro 27
Caracterización campesina de condiciones ecológicas 310
para el cultivo de diferentes especies de papas en la zona de Puna
del ayllu Majasaya (Provincia Tapacarí), Cochabamba

Especies Color Pendiente Exposición Humedad Características


físicas del suelo

S. Juzepczukii Oscuro preferiblemente ne- Lugares planos poco No es decisivo porque Regular, no necesita Suelto, franco a fran-
S. Curtilobum gro “ch’iar lakas” inclinados (pampas) se cultiva en lugares mucha lluvia co limoso (la papa de
Conocido también planos un tiempo largo)
como “Luckys”

S. Ajanhuiri En suelos oscuros de mejor Enladerasesmásseguro En lugares un poco Se debe sembrar en te- Suelos francos a
Conocidastambién abrigados rrenos un poco húmedo franco arenosos
como “ajahuiris”

S. Stenotonum Suelos oscuros pardos o En laderas donde no Debe ser tierra caliente, Regular nomás es deli- Suelos francos con
Conocidastambién amarillos cae la helada en lugar abrigado cado cuando llueve alto contenido de ma-
como “wayk’us” o cerca de la cosecha teria orgánica (donde
“k’atis” hay paja “sikuya” o
“anu ichu”)

S. Tuberosum spp Suelos medio cafés, algu- En laderas cálidas, don- Es preferido orientación Necesita buena hume- Suelos francos hasta
Andigena nas variedades escogen el de no llega mucho la este a también oeste. dad cuando está fore- franco arcillosos. Con
Conocidastambién suelo, otras producen no- helada ciendo después poco buena profundidad y
como “imillas” más en cualquier suelo nomás buen contenido de
materia orgánica.
Fuente: Basado en Saravía, 1996.
AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
RESULTADOS 311

De acuerdo al cuadro anterior, se puede apreciar que cada especie


de papa tiene requerimientos ecológicos y edafológicos específicos, así por
ejemplo criterios campesinos relacionados a la fertilidad del suelo como
son el color, la textura y contenido de materia orgánica son manejados en
forma asociada a las diferentes variedades de papa. Los suelos oscuros de
textura franco limosa ubicadas en laderas poco inclinadas son los que se
destinan preferentemente al cultivo de las especies Solanum ajanhuiri, (pa-
pas semiamargas) S. Stenotonum y S. tuberosum spp. andigenum (papas dul-
ces). En cambio, para las variedades amargas de la especie S. Jujuzepczukii
se destinan suelos ubicadas en las planicies o las zonas más altas, que no
sean muy humedad y que preferentemente sean suelos vírgenes (purumas)
y con buena fertilidad (suelos negros). Las variantes en este sistema de
distribución edafológica por sus características propias han sido ya consi-
deradas en el capítulo de caracterización campesina de suelos.
La exposición de las laderas con respecto al sol es también una va-
riable importante que se maneja, pues una orientación este o nor este reciben
la acción directa del sol (chiurapi) y determinan las condiciones climáticas
templadas en las parcelas, siendo destinadas al cultivo de papas semia-
margas y dulces. En cambio, la orientación sur o sur-este es demasiado
fría porque no recibe los rayos del sol en forma directa (luquiyapu) desti-
nándose este tipo de orientación solo al cultivo de papas amargas o granos
andinos (quinua, cañahua, forrajes). Estas características ecológicas aso-
ciadas al manejo de los cultivos (practicas culturales) y el uso respectivo
de la producción final determinan la manutención de la diversidad y
variabilidad ecológica dentro la dinámica propia del manejo del proceso
productivo que les permite reproducirse a lo largo del tiempo en condicio-
nes bioclimáticas y ecológicas donde en otros sitios no podría ser posible
practicar agricultura.

13.3.1.3. Papas amargas (Solanum Juzecpzukii)

El cultivo de la papa amarga en la zona de puna de la provincia


Tapacarí es un rubro muy importante en la agricultura altoandina, por-
que, constituye la base de la seguridad alimentaria de las familias campe-
sinas. Este cultivo es de gran importancia por los múltiples usos que se le
312 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

da (chuño, tunta, semilla, consumo directo, relaciones de reciprocidad)


gracias a las características fenotípicas y genotípicas (contenido de
glicoalcaloides) que le otorgan resistencia a heladas, granizadas, nevadas
y sequías moderadas muy frecuentes en estas condiciones topográficas
difíciles.
En la comunidad de Japo del mencionado ayllu, en un estudio de
tesis realizado por Torrico (1990) se determinó que del total de la produc-
ción de papa, el 46,07% corresponde al cultivo de papas amargas, el 41,3%
a las variedades dulces (imillas, koillus y wayk´us) y el 11,7% al cultivo de
variedades semiamargas o ajahuiris. Del total de la producción de papas
amargas el 76,45% se destina a la producción de chuño negro y el resto
para consumo en forma directa (sopas, huathia182) y relaciones de recipro-
cidad demostrándose de esta manera, que una proporción mayor a 3/4 de
la producción total de papas amargas se emplea para la transformación en
chuño en sus diferentes formas.
Esta situación es muy variable de un periodo agrícola a otro depen-
diendo de las condiciones bióticas y abióticas de las aynoqas, pero a pesar
de ello en cada periodo agrícola se cultiva siempre en mayor porcentaje
variedades amargas complementada son variedades semiamargas y dul-
ces, este hecho sin embargo, no siempre se traduce en que exista una bue-
na producción de papas amargas sino que este proceso esta supeditado a
las condiciones climatológicas como sequías prolongadas, heladas seve-
ras, etc y del ataque del hongo Synchitrium endobioticum causante de la
verruga o “janka”183 con cuyo ataque se diezma la producción total hasta
en un 80%.
En el siguiente cuadro se puede apreciar la superficie destinada y la
producción obtenida de las diferentes especies de papa en forma diferen-
ciada correspondiente a tres familias caso de la comunidad de Japo para
un periodo agrícola determinado.

182 Se emplea este término quechua para designar a las papas cocidas en un horno pe-
queño construido en base a terrones o piedras secas.
183 El término quechua jank’a significa tostado y se utiliza para designar a las papas en-
fermas de verruga cuyas prominencias se asemejan a papas tostadas por el fuego.
RESULTADOS 313

Cuadro 28
Superficie cultivada, porcentaje de terreno y producción de papa grupos
de variedades por familia. (1989 - 1990) Japo

Familias Grupo de variedades Superficie m2 Porcentaje % Producción kg.

Luk’i 1710 46.85 943.00


I Qoyllu 1490 40.82 1069.50
Ajahuiri
o huaycu 450 12.33 350.00
Total 3650 100.00 2357.50
Luk’i 3110 51.40 1794.00
II Qoyllu 1860 30.74 1150.00
Ajahuiri
o huaycu 1080 17.85 695.75
Total 6050 100.00 3639.75
Luk’i 4350 51.91 1771.00
III Qoyllu 3500 41.77 2151.00
Ajahuiri
o huaycu 530 6.30 304.25
Total 8380 100.0 4226.25
Fuente: En base a Cordero E. “Agricultura y alimentación en Japo”, 1993.

Acorde al cuadro 28 se puede afirmar que la superficie destinada a


la producción de papas amargas es mucho mayor con respecto al resto de
las especies de papa. Pero, la producción de papas amargas que se obtiene
no siempre es superior ya que como se dijo anteriormente depende de
muchos factores técnicos y socioculturales. La producción de variedades
semiamargas y dulces supera en producción a las papas amargas a pesar
de que estas son sembradas en mayor superficie; debiendo tomarse en
cuenta que para el cultivo de papas dulces se tiene más cuidado en el manejo
por ser éstas más susceptibles a heladas y exigentes en suelos suaves y
fértiles, razón por la cual los comunarios realizan una buena selección de
semilla y siembran en época oportuna dándole los respectivos cuidados
necesarios en las labores agrícolas guiados por las predicciones climatoló-
gicas.
En ésta comunidad, la biodiversidad en papas amargas es conside-
rable desde el punto de vista de su cultivo y manejo en el ámbito familiar
y comunal. El número de variedades de papas nativas que se maneja difiere
314 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

así de un periodo agrícola a otro, de tal modo que no se puede medir la


biodiversidad solo por el número de variedades, sin considerar otros fac-
tores que intervienen en su manejo como ser acceso a la tierra, disponibili-
dad semilla y mano de obra, factores abióticos, etc. que de una manera u
otra determinan la conservación in situ de las variedades manejadas.
Como un ejemplo de la variabilidad en el manejo de variedades y el
rendimiento diferenciado que se obtiene cada año, en el cuadro 29 se mues-
tran algunos datos referidos a estos aspectos con la pretensión de clarificar
como varia la productividad de las variedades amargas de papa más usadas
en la comunidad correspondiente a cinco periodos agrícolas, además de
incluir en el cuadro las características morfológicas y los diferente usos
campesinos que en algunos casos determinan y condicionan su cultivo
basados en preferencias alimenticias.
En el siguiente cuadro podemos percatar que en el periodo 91/92
por ser éste más crítico (heladas fuertes y sequía) en los últimos seis años.
El rendimiento de las 16 variedades de papa amarga identificadas a nivel
comunal fueron bastante reducidos ocasionando también con ello la baja
producción en el siguiente periodo (92/93) por la escasez de semilla y de
mala calidad; pero, a partir de 1993 adelante los años agrícolas se presen-
taron en forma más regular contribuyendo al manejo sostenible de la
biodiversidad cultivada de papas a nivel comunal y familiar.
De acuerdo a los datos climatológicos del periodo considerado, las
condiciones medio ambientales para los tres últimos años han sido favo-
rables considerablemente tomando en cuenta la susceptibilidad a las osci-
laciones climáticas por las condiciones ecológicas imperantes; pero de to-
das maneras, se debe tomar en cuenta que por las estrategias campesinas
de manejo del espacio físico y la predicción climática se logran sortear
muchos obstáculos para distribuir el riesgo climático y mantener la pro-
ducción y la biodiversidad vegetal y animal a lo largo del tiempo.

13.4.1.4. Papas semiamargas (S. ajanhuiri)

El cultivo de papas semiamargas o ajahuiris constituye también una


actividad importante dentro la agricultura del ecosistema andino de esta
región, es así que, en las comunidades de estudio se manejan alrededor de
Cuadro 29
Rendimiento, caracteres morfológicos de variedades amargas de papa,
en cinco periodos agrícolas. Comunidad de Japo 1996
caracteristicas
RESULTADOS

Variedad y/o Rendimientos Promedio Usos


Ecotipos 90/91 91/92 92/93 93/94 94/95 X Forma tuberc. Color piel campesinos

1. Morocko 12308 3540 1583 18330 17400 10632 Comprimida Crema Chuño, wayk´u
2. Mokotoro (*) 20000 3896 1417 16670 23400 13077 Redonda Blanco crema Chuño, tunta
3. Yana pinku 7077 5714 2333 – 13100 7056 Fusiforme Morado Chuño, wayk´u
4. Chojlla 23846 5161 5333 6670 13500 10902 Fusiforme Blanco crema Chuño, wayk´u
5. Choko peraza 23077 4831 3417 14670 10100 11219 Clavada Crema Chuño, wayk´u
6. Peraza 7384 – 3000 12670 10500 8388 Abovada Blancocrema Chuño, wayk´u
7. W. T. Huajra 9231 3724 1917 10000 10500 7074 Falcada Rojo jazpeado. Chuño
8. Uma luru 10000 2573 1917 20000 28700 12638 Redonda Morado Chuño
9. Wila lucky 13846 4798 1917 18300 14200 10612 Aplanada Morado Chuño,almuerzo
10. Ketu 24615 5271 1583 13300 23400 13634 Comprimida Crema Chuño, tunta
11. Wila pinku – 5571 6800 12300 13100 9443 Fusiforme Rojo Chuño
12. Bola lucky (**) 7600 3770 12750 10670 29600 12878 Redonda Blanco crema Chuño, tunta
13. Moyonka 15385 – – – – 15385 Fusiforme Rosada Chuño
14. Polonia – 10711 12849 – – 11780 Oblonga Blanco crema Chuño, kallu
15. Winowino – 3896 – – – 3896 Redonda Blanco crema Chuño, tunta
16. Kaysalla – 3724 – 13300 13300 10108 Clavada Morado Chuño, lejía.(+)

Promedio 10545
Fuente Tapia, 1991 Tapia, 1992 Saravia, 1993 Saravia, 1994 Saravia, 1995
(*) Introducido de Oruro en 1989, por AGRUCO
(**) Introducido de Chapisirca (Ayopaya) en 1990 por AGRUCO.
(+) Pasta seca preparada en base a papa cocida, azúcar y ceniza
315
316 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

una docena de ecotipos de papa semiamarga. La producción y rendimiento


de estas variedades en muchos casos supera al rendimiento de las papas
amargas dependiendo de los factores adversos antes mencionados. No
obstante estas variedades nativas son menos resistentes a sequías y heladas
severas que las papas amargas, además de ser susceptibles a la enferme-
dad de sarna pulverulenta provocada por el hongo Spongospora subterránea,
aspecto que incide y condiciona su productividad y rendimiento.
En la comunidad de Japo, durante el periodo agrícola 90/91 se iden-
tificaron 8 variedades, de ésta especie, sin embargo en la comunidad hace
10 años atrás, existían mucho más variedades que están dejando de ser
cultivados por factores erosivos de naturaleza técnica y sociocultural que
determinan el mantenimiento de su biodiversidad local.
En este caso, se confirma la situación que en el periodo 90/91 se
registraron los rendimientos más bajos considerando los 6 periodos agríco-
las estudiados porque como ya se mencionó anteriormente en éste periodo
se produjo una sequía prolongada y varias heladas severas como en ningún
otro año, lo que produjo la pérdida considerable de las cosechas de papa.
Los usos más frecuentes de este grupo de variedades son el huayk’u,
huath’ia y en algunos casos el chuño; aquí es urgente de señalar que estas
variedades son utilizadas solo para autoconsumo y relaciones de recipro-
cidad (intercambio, trueque) y una proporción mínima para la venta en
ferias campesinas y mercados rurales de productos frescos y transforma-
dos como el chuño por ejemplo.

13.3.1.5. Papas dulces

El cultivo de papas dulces constituye otro rubro muy importante en


la economía familiar de zonas altoandinas de la provincia Tapacarí. Dentro
de este grupo de vemos considerar dos especies diferentes pero que tienen
las mismas características técnicas que son: Solanum estenetonum (papas
huayku) y S. tuberosum spp. andigenum (papas imilla o koyllu), estas varie-
dades son tan antiguas como el resto de especies de papa anteriormente
citadas, no obstante su cultivo se limita a cantidades mínimas que son
destinadas en gran parte para el autoconsumo y una mínima proporción
para la elaboración de chuño y relaciones de reciprocidad.
Cuadro 30
Rendimientos y características morfológicas de variedades Ajahuiri
en cinco periodos agrícolas. Comunidad de Japo
RESULTADOS

Variedades y/o 90/91 91/92 92/93 93/94 94/95 Promedio Forma Color piel Usoscampesinos
Ecotipos Tuberc.

1. Kala ajahuiri 8271 10256 9060 10395 19000 11396 Fusiforme Morado Wayk´u
2. Wila ajahuiri 6494 9244 11300 11610 15500 10830 Fusiforme Rojo Chuño, huathia
3. Janko ajahuiri – 10256 6500 12835 18000 11898 Fusiforme Blanco Wayk´u
4. Mulato jahuiri 8042 11538 10200 11050 18000 11766 Elíptica crema Wayk´u
5. Kulli ajahuiri 6425 8974 4300 10950 21600 10450 Fusiforme Blanco crema Wayk´u, huathia
6. Cheje ajahuiri 8451 7692 11000 10550 14000 10339 Elíptica Morado Crema Chuño, wayk´u
7. Lunku ajahuiri – – – – – – Fusiforme Blanco crema Tunta, waykú
8. Chañu ajahuiri – – – – – – Fusiforme Oscuro Chuño
Promedio 7537 9660 8227 11232 17683 11113,2
Fuente Tapia, Tapia, Tapia, Saravia, Saravia, Tapia, Tapia, Tapia,
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1996 1996
Fuente: Elaboración propia
317
318 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

La producción y rendimiento se manifiesta en forma variable de-


pendiendo de las variedades y/o ecotipos existentes, siendo la tendencia
de producción de bueno a regular, lo que significa que son menos
rendidoras que las papas amargas y semiamargas debido a que son varie-
dades muy antiguas, en proceso de degeneración genética proclives a la
desaparición por sustitución de otras variedades promisorias. Sin embar-
go, este hecho se debe tomar en cuenta en forma relativa ya que gracias a
algunas estrategias de cultivo y manejo los comunarios tienden a su mul-
tiplicación y conservación dentro por sus características culinarias muy
importantes para la familia campesina.

a) Papas huayk’u. (Solanum stenetonum)

Estas variedades son conocidas por los comunarios como “papas


huayk’u” cuyo significado es que tienen la pulpa bien harinosa y son aptas
para preparado en sopas y papa huayk’u, de donde viene su nombre vulgar.
El consumo mencionado es muy frecuente en comunidades de valle y al-
tura de Cochabamba y Bolivia entera, porque no se necesita de mucho
cuidado su producción y el tiempo de su cocción es reducido, además de
adquirir un sabor diferente al resto de las papas. El sabor difiere de un
ecotipo a otro siendo unos más harinosos que otros dependiendo del
contenido de almidón y solanina; muy pocas variedades pertenecientes a
esta especie son empleadas para el procesado de chuño.
En el cuadro 31 observamos 17 ecotipos de la especie mencionada
que fue cultivada en cuatro periodos agrícolas diferentes, a través de ello
nos percatamos que el rendimiento por variedad es relativo de un periodo
a otro y difiere de un año a otro, de tal manera que, si una variedad se
comporta bien en un año en otro se comporta regular o mal debido a mu-
chos factores influyentes. En el cuadro no se tienen datos para el periodo
92/93 porque no se pudo obtener resultados de rendimiento por diversas
razones técnicas.
Al mismo tiempo se menciona en el cuadro 31, las formas diversas y
colores de los tubérculos, que de una u otra forma definen la modalidad
de consumo que puede realizarse ya sea en huaykus, sopas, o papa mon-
da, aunque las preferencias culinarias no están definidas en este sentido
Cuadro 31
Rendimientos, características morfológicas de variedades huayk’us
en cuatro periodos agrícolas. Comunidad de Japo
RESULTADOS

Variedades y/o Promedio Forma Color Usos


Ecotipos 90/91 91/92 93/94 94/95 Tubérculo tubérculo campesinos

1. Kuchisullo 7179 3200 10900 15000 9069 fusiforme morado Fiambre, huayku
2. Yana phiñu 4440 5333 10900 15000 8918 fusiforme morado Wayk´u
3. Alka phiñu 6070 1333 – – 3702 abovada morado Wayk´u
4. Pitohayaqa – 3733 – – 3733 idem morado Wayk´u
5. Pantipollera 7246 1600 – – 4423 comprimida crema Wayk´u monda
6. Kunurana – 2667 – – 2667 redonda roja Wayk´u
7. Tantawawa 3750 2613 8000 10000 6090 reniforme crema Wayk´u
8. Zapallo – 3467 3600 5600 4222 redonda crema Wayk´u, sopas
9. Pucaphiño 5220 – 9800 – 7510 reniforme roja Idem
10. Comilo 4000 4267 8730 17000 8499 comprimida crema Wayk´u
11. Misichaqi 3646 1600 8000 10000 5812 concertinada rojo Wayk´u
12. Wawachara – – 11600 14300 12950 redonda crema Chuño, sopa
13. Laru ajshu – – 10900 16600 13750 redonda morado Wayk´u
14. Manzano 5972 – – – 5972 redonda rojo claro Sopa
15. Taquíña 3958 2933 – 12300 6397 redonda morado Wayk´u, sopa
16. Chuisillo – – 14500 14500 fusiforme combinado Wayku
17. Wacasongo 10800 1067 – 10300 7389 abovada morado Wayk´u, sopa

Promedio 7720
Fuente Tapia, Tapia, Saravia, Saravia, Tapia,1994 Tapia, 1994 Tapia,1994
1991 1992 1994 1995
Fuente: Elaboración propia
319
320 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

sino por el sabor y tiempo de cocción, pero de todas maneras consideran-


do el color de la epidermis de los tubérculos se determina a priori el sabor
culinario de una determinada variedad.
De manera general, podemos afirmar que a esta especie de papa
nativa se la asigna usos domésticos y muy poco hacia el mercado ya sea
como papa o chuño. El proceso de su degeneración genética avanza pau-
latinamente en estas comunidades debido a su antigüedad y la introduc-
ción de variedades comerciales como la huaycha por ejemplo, que al adap-
tarse bien a esta zona ha colmado las expectativas de los productores a tal
punto que seleccionan las mejores y abrigadas tierras para su cultivo, con-
tribuyendo con ello al desplazamiento de otras variedades nativas.

b) Papas Koyllu. (Solanum tuberosum spp. andigenum)

Estas variedades al igual que las anteriores son nativas del lugar y
constituyen variedades complementarias al rubro del cultivo de la papa
amarga; su cultivo data de muchos años atrás y en el proceso degenerativo
corren el riesgo de desaparecer por aportar con bajos rendimientos y sus-
ceptibilidad a heladas y plagas, no obstante, de constituirse en variedades
muy importantes en el aporte de la seguridad alimentaria familiar.
Estos ecotipos nativos demuestran rendimientos satisfactorios que
oscilan alrededor del promedio nacional (7 ton/ha) no constituyendo el
proceso degenerativo un factor limitante para su conservación ya que con
transcurso del tiempo siempre se han cultivado, obteniéndose rendimien-
tos satisfactorios y complementarios a nivel interespecífico e intraespecífico.
En el cuadro posterior se mencionan sus características agronómicas,
los rendimientos/ ha para tres periodos consecutivos y las características
morfológicas y usos campesinos finales.
Al referirnos a las características morfológicas de éstos ecotipos de
papa debemos indicar que la forma de los tubérculos de este grupo es
generalmente redondeada presentando diferentes tonalidades en la colo-
ración definiendo así el destino final en el consumo. Así las variedades de
color claro, amarillo o rojizo se utilizan principalmente el almuerzo, y las
variedades de epidermis oscura para huayk’u ya que la carne o pulpa es
también de color oscuro. Al igual que las anteriores variedades, su destino
Cuadro 32
Rendimientos y características morfológicas de variedades dulces (koyllus)
de papa en cinco períodos agrícolas. Comunidad de Japo
RESULTADOS

Variedades y/o forma color


ecotipos 90/91 91/92 92/93 tubérculos tubérculos usoscampesinos

1. Chiar imilla – – – redonda negro Monda wayk´u.


2. Moceña 3438 1957 – redonda rojo jazpeado Idem
3. Puca qoyo qoyo 4792 4900 – redonda rojo jazpeado Almuerzo
4. Majarillo – – redonda morado Idem
5. Milagro – 3200 – abovada crema Wayk´u, monda
6. Paceña 3438 5333 – redonda roja Idem
7. Haycha – – 12250 redonda roja jazpeado Idem
8. Polonia – – 10700 oblongo blancocrema Chuño,.kallupapa
9. Yana imilla – – – redonda oscura Monda, wayk´u
10. Koyo koyo 3646 – – abovada crema Monda
11. Jankoimilla – – 13000 redonda blanco crema Monda, wayk´u
12. Sani imilla – – 2800 redonda morado Idem

Promedio 5223 3847,5 9687,5

Tapia, 1991 Tapia, 1992 Saravia, 1993 Tapia, 1991 Tapia, 1991 Tapia, 1991
Fuente: Elaboración propia
321
322 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

final es el consumo doméstico familiar y las relaciones de reciprocidad y


redistribución que se practican a diferentes niveles como la familiar, co-
munal, extracomunal, microregional mediante las ferias campesinas y
mercados rurales más próximas.
A manera de síntesis debemos señalar que el mantenimiento de las
especies y la diversidad genética en los campos es una de las estrategias
efectivas para crear sistemas estables para los agricultores pobres que prac-
tican agricultura de bajos insumos en ambientes marginales. De esta ma-
nera, es digna de mencionarse la increíble diversidad de las variedades de
papa usada en los sistemas agrícolas tradicionales andinos. Se pueden
encontrar gran variabilidad en los Andes Centrales del sur del Perú y nor-
te de Bolivia, donde puede identificarse en una sola comunidad 50 a 70,
variedades de papa con nombre (Altieri y Montecinos, 1994) tal cual es el
caso de la comunidad de Japo de la provincia Tapacarí
Así, la diversidad cultivada no se debe solo a la siembra de numero-
sas variedades al azar, sino que es mantenida mediante un plan cuidado-
so, junto con sistemas controlados de selección e intercambio de tubércu-
los. Por ejemplo, las principales variedades de papa dulce (imilla) son sem-
bradas en diferentes campos y parcelas usando dos tipos de manejos de
los sistemas. En los campos designados para la producción alimentaria de
subsistencia las siembras tienden a ser mezcladas al azar. En chacras de-
signadas para la producción de papa y de tubérculos semilla para los mer-
cados y ferias campesinas se hace una siembra más ordenada y mejor
manejada que las variedades nativas, un descuido en su cuidado podría
llevarlos a la ruina. Alrededor de ambos tipo de campos, se permite el
crecimiento de especies emparentadas silvestres y malezas, con el fin de
promover cruces con estas fuentes genéticas y frenar así la erosión genética
mediante la aparición de nuevas variedades nativas, resistentes a factores
adversos.
De este modo, la biodiversidad de papas nativas en la zona de puna
y el altiplano boliviano se constituye en la base de la seguridad alimenta-
ria campesina ya que la nutrición de éstas familias gira en torno a la papa
y los granos en forma complementaria, que preparados de diferente ma-
nera se constituyen en fuentes de energía, carbohidratos y proteínas indis-
pensables para la vida. Por otra parte, la biodiversidad en tubérculos es
RESULTADOS 323

también uno de los principios que rigen la agricultura andina, ya que la


diversificación de cultivos en el seno de los Andes es fundamental por
cuanto ofrece muchas alternativas y estrategias para escapar al riesgo cli-
mático y permitir asegurar la producción en condiciones ecológicas extre-
mas que por su topografía sería muy difícil de practicar agricultura en
otros contextos similares.

13.3.2. Biodiversidad en cultivo de forrajes

El cultivo de forrajes en la zona altoandina es muy importante por la


creciente tendencia de depredación y degradación de la pradera nativa
por sobrecarga animal y la falta de especies forrajeras cultivables y
palatables que puedan satisfacer los requerimientos alimenticios del ganado
de esta región (vacuno, ovino, camélidos).

13.3.2.1. Avena

El cultivo de la avena en las comunidades de estudio data de unos


10-12 años atrás que había surgido por iniciativa propia de sus habitantes
que siguiendo la dinámica de abastecimiento e intercambio de semillas
habían logrado introducir algunas variedades de avena procedentes de
zonas más bajas correspondientes a valles interandinos de la provincia
Tapacarí o Ayopaya.
A partir de 1989, el Programa AGRUCO comienza a introducir en las
comunidades del ayllu Majasaya algunas variedades de avena procedentes
de la empresa SEFO (Semillas Forrajeras, Cochabamba) a sugerencia de los
mismos campesinos que al darse cuenta de la falta de forrajes cultivados
se prestaron para realizar ensayos de adaptación y rendimiento. Con el
transcurso del tiempo se probaron y comprobaron algunas variedades en
parcelas campesinas que pasaron por un proceso de selección y elección
campesina en función a varios factores de carácter técnico y sociocultural.
Se aprecia así, como los campesinos a través de la selección prefe-
rencial en base a la arquitectura y fenotipo de las plantas han incorporado
algunas variedades que reúnan algunos requisitos y características que se
ajusten a ese sistema productivo y formas de manejo tradicional.
324 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

13.3.2.2. Cebada

La incorporación de la cebada al sistema de producción altoandina


data de muchos años atrás, tantos que ni los propios comunarios recuer-
dan el momento inicial. Sin embargo, con el correr del tiempo se han lo-
grado introducir muchas variedades de otras zonas con características
ecológicas similares para condicionarlos a un proceso de selección e inno-
vación tecnológica tradicional para quedarse con las variedades que real-
mente les guste y reúna las características necesarias para el consumo del
ganado y sin considerar necesariamente los factores productivistas.
En el transcurso de los años AGRUCO no ha introducido variedades
de cebada como en el caso de la avena, sino que se ha limitado a revalori-
zar y potenciar las variedades existentes para que no sufran un proceso
erosivo muy rápido, a la vez se han realizado seguimientos y evaluaciones
permanentes de su producción considerando como prioritarios los crite-
rios campesinos para la selección de una determinada variedad.
Vale acotar que los indicadores de validación no solamente se res-
tringen a los biológicos (rendimiento) como normalmente ocurre sino que
se enriquecen y se complementa mucho más con los criterios campesinos,
esto significa que la introducción de variedades cultivadas como material
extraño a éste ecosistema tiene que ser evaluado también desde una visión
campesina, que a veces es más eficiente de lo que se maneja convencional-
mente.
Siguiendo la iniciativa de los comunarios de Japo K’asa y con el pro-
pósito de ampliar la biodiversidad cultivada, AGRUCO logro introducir
diferentes variedades de avena y tiritare de alta calidad, ensayándose la
adaptabilidad, productividad y la evaluación campesina como criterio de
validación en las aynoqas de turno obteniéndose así resultados interesan-
tes durante 4 periodos agrícolas consecutivos como se indica en el cuadro
siguiente:
Cuadro 33
Variedades de avena y triticale introducidos, en cuatro periodos agrícolas
que incluye características, rendimiento y criterios campesinos
RESULTADOS

90 / 91 91 / 92 93 / 94 94 / 95
Especies Alt. pl. Ciclo Ciclo % MS Rend. Rend. Rend. Rend. Rend. Rend. Rend. Rend. Hojas Tallos Macollos
variedades (cm) cosecha del MV MV MV MS MV MS MV MS
(días) cultivo (kg/ha) (kg/ha) (kg/ha) (kg/ha) (kg/ha) (kg/ha) (kg/ha) (kg/ha)

A:AVENA

1. Gaviota 150-152 196 Tardío 54 48,904 17223 20,400 7052 90,000 29900 82000 33000 Abund. Grueso Bien
2. Texas 95-100 160 Precoz 65 45.935 14987 13934 7724 50,000 17000 50.000 – Pocas Delgado Regular
3. Sejo-1 90-100 170 Interm. 68 38,900 14540 9750 5088 65,000 26000 – – Regular Delgad Regular
4. Tapacarí 110-150 180 Tardío – 60.000 11.820 – – – – – – Abund. Mediano Bien
5. Charahuayto 110-135 125-150 Interm. 39 – – – -– 110.000 29.900 48.000 18.800 Abund. Grueso Bien
6. Sto de Huata 100-140 125-150 Interm. 37.6 – – – – – – 50.000 18.800 Regular Mediano Regular
7. Achacachi 80-130 125-135 Precóz 42.0 – – – – – – 54.000 22.600 Regular Mediano Regular
8. Criollo (Japo) 100-130 125-135 Precóz 45.0 – – – – – – 36000 16.200 Pocas Delgado Regular
9.Tapazza 120-132 125-135 Precóz 36.0 – – – – – – 68.000 24.500 Abund. Grueso Bien

PROMEDIO 48,419 14,643 14,695 6620 78,750 25,425 55,428 22,317

B.TRITICALE

1. Renacer 169 Interm. 65 51667 25.310 11348 5218 – – – – Pocas Delgado Regular
2. Eronga 100 Precoz 66 52667 21840 8000 8466 – – – – Abund. Grueso Poca
3. Cautivador 170 Interm. 67 64600 20637 14,002 10684 – – – – Regular Delgado Regular

PROMEDIO 56089 22595 11116 8122 – – – –

CEBADA 150 Precoz 80 45000 21780 3000 2000 – – – – Abund. Delgado Bien

Fuente: Elaboración propia, basado en ensayos agronómicos de varias campañas agrícolas


325
326 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Acorde al cuadro 33, en el caso de la avena la producción en materia


verde y seca varía obviamente de un periodo agrícola a otro, dependiendo
de las variedades y el comportamiento de los años en función a las lluvias.
Tomando en cuenta los criterios campesinos y la preferencia posterior algu-
nos productores preferían al Texas por su precocidad (cosecha más tempra-
na) aunque la cantidad de hojas es reducida y la dureza de los tallos al corte
es más predominante que en las otras. No obstante algunos campesinos pre-
fieren a la Gaviota porque macolla y produce bien además de presentar abun-
dancia de hojas; pero por su ciclo tardío se orienta más a la producción de
forraje para heno para ser empleada en la época de secases de forraje.
El resto de variedades introducidas en periodos agrícolas posterior
a 1993 reportan diferentes características agronómicas como también dife-
rencias en lo referente a la calificación campesina de tal manera, que las
variedades como Charahuayto, Santiago de Huata y Tapaza se ubican en-
tre las variedades más preferidas por su precocidad, arquitectura mediana
(1.0-1.4mts), tallos delgados no duros al corte, y hojas con mediana abun-
dancia lo que permite a los productores alcanzar una producción sostenida
y de preferencia para el ganado, en especial de los bueyes de tiro.
Para el caso de la cebada, los campesinos prefieren cultivar mucho
más esta especie que la avena ya sea en canchones o aynoqas porque esta
mejor adaptada y no requiere de suelos fértiles por acomodarse al tercer
ciclo de rotación colectiva y se puede cultivar inclusive durante cinco años
consecutivos con adiciones mínimas de materia orgánica o fertilizante or-
gánica al suelo. Además también porque al margen de la productividad
reducida en comparación a la avena se conoce mejor sobre las técnicas
tradicionales de su manejo (proceso de adaptación y adopción).
Sin embargo, uno de los problemas que aun no han sido resueltos en
forma definitiva por los propios productores sin el apoyo de instituciones
es el abastecimiento de semillas aún, cuando para este efecto se tienen
ferias campesinas, comunales y regionales más próximas a esta zona.
Debemos señalar para culminar con este capítulo que, las diferencias
de rendimiento en materia verde y seca en los diferentes años se deben a la
estacionalidad del periodo lluvioso de tal manera que algunos años bastante
húmedos resultan ser buenos para la producción de forrajes y otros no,
contrariamente a la producción de otras especies o viceversa.
RESULTADOS 327

La introducción de los forrajes como la avena y cebada en comuni-


dades del ayllu han constituido un proceso de adaptación de varios años,
es decir, que dado el ecosistema de alto riesgo y vulnerabilidad del proce-
so productivo se han desarrollado la lógica de distribución del riesgo que
implica alternar años buenos y malos, y combinar o alternar variedades
promisorias con tardías o variedades rendidoras con poco productivas de
acuerdo al comportamiento del periodo agrícola (seco-lluvioso) para cuyo
propósito es de mucha importancia y valor la predicción climática antici-
pada que practican los campesinos.
También es importante considerar la complementariedad de los cri-
terios para la evaluación y selección de variedades cultivadas, de tal ma-
nera que, la decisión final resulte ser una combinación de criterios técnicos
y campesinos. En este proceso dinámico, fundamentalmente se debe con-
siderar como criterios básicos el control y la distribución del riesgo y el
manejo de las alternativas y estrategias campesinas en tiempo-espacio para
la producción de los cultivos.
De hecho, debemos reconocer que el cambio genético realizado por
los agricultores durante miles de años fue mucho más grande que el efec-
tuado por la aplicación de esfuerzos más sistemáticos basados en la cien-
cia durante cien o doscientos años (Klopembera, 1988, citado por Shiva,
1993). Los agricultores de la zona andina por intermedio de la experimen-
tación campesina han incorporado y adoptado y adaptado muchas tecno-
logías y nuevas variedades generadas en su propio entorno, sin necesidad
de haber pasado por el tamiz de la ciencia moderna, de tal manera que
actualmente se tienen muchos cultivos que han sido mejorados genéti-
camente por ellos por intermedio de la comprobación.
Si esta contribución al conocimiento y el desarrollo de la diversidad
biológica es reconocida los agricultores y los pueblos tribales son los pro-
ductores originales, y los científicos del sector público y privado se consti-
tuyen en consumidores de sus productos terminados como materias pri-
mas. Pero, el enfoque dominante invierte esta relación entre productores y
consumidores.
Hasta hace poco eran las comunidades locales las que usaban, desa-
rrollaban y conservaban la diversidad biológica, las que habían custodia-
do la riqueza biológica de este planeta. Es el control que ellas ejercen, su
328 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

conocimiento y sus derechos lo que debe ser fortalecido si se quiere que


los cimientos de la conservación de la diversidad biológica sean fuertes y
profundos. Dicho fortalecimiento debe efectuarse mediante la acción lo-
cal, la acción nacional, y la acción mundial. (Shiva, 1993: 89).
Entonces, se debe cuidar desde todo punto de vista la no-erosión de
la diversidad genética porque esto puede conducir cada vez más al empo-
brecimiento de las comunidades rurales de las zonas tradicionales no solo
el país sino de todas las regiones donde aun persiste la agricultura tradi-
cional. Diversidad genética reducida significaría que la amplia gama de
posibilidades ofrecida una vez, simplemente ya no esta disponible.
Todo esto sugiere que la conservación in situ es una ciencia actual-
mente en gran dificultad, que necesita ser salvada y reconstruida; y en su
reconstrucción y revitalización es necesario tener en cuenta sus caracterís-
ticas originales. No se debe olvidar que fue una ciencia popular que no
requirió ni de la ayuda de técnicos universitarios, ni de la intervención de
expertos. Estuvo y está profundamente enraizada en la vida diaria de los
agricultores campesinos a través del mundo, como las artes de la siembra
y la cosecha. De esta manera, el conocimiento de los agricultores campesi-
nos es, por lo tanto el punto de partida de esta reconstrucción, aunque son
igualmente necesarias varias contribuciones externas (Montecinos, op.cit)
que puedan tomar en cuenta todas estas consideraciones y aportes para
no menospreciarlas y excluirlas, sino conjuncionarlas y complemetarlas
de acuerdo a las situaciones imperantes en un determinado medio
ecológico.

14. Participación campesina en los procesos


de cambio institucional y político

A partir de 1953 en las comunidades altoandinas de la provincia


Tapacarí se empiezan a gestar movimientos interesantes con la promulga-
ción de la Reforma Agraria, hecho histórico que moviliza a la mayor parte
de las comunidades rurales en pro de ciertas conquistas sociales. En el
caso concreto del Ayllu Majasaya se forma la cooperativa agroindustrial y
con ella se crea el primer sindicato del mencionado ayllu, la tendencia de
RESULTADOS 329

la recuperación de las tierras de los patrones, no obstante, de haber tenido


características de sometimiento y pongueaje como en las haciendas de cabe-
cera de valle, y valle.
Para todos es conocido que la revolución del 52 fue vanguardizado
por el Movimiento nacionalista Revolucionario (MNR), pero y sin embar-
go este movimiento fue popular y sus principales protagonistas fueron los
mineros, clases medias empobrecidas y fundamentalmente los campesi-
nos. Este momento político y principalmente la ideología desarrollada por
el MNR es asimilada por los comunarios como una tendencia liberadora y
de manera militante se suscriben al planteamiento programático del MNR.
Sin embargo, esta actitud no es espontánea de los campesinos, sino que
más bien responde a la actitud de caciques que habían adoptado la línea
política de este partido con la consigna de que la tierra es de los campesi-
nos, y la expulsión de los patrones de las haciendas y la creación de milicias
armadas como agentes legítimos de autodefensa campesina. Esta eferves-
cencia política duró más de dos décadas bajo fuertes presiones de los apa-
ratos del Estado personificado por los corregimientos, las subprefecturas
y registros civiles quienes eran y son organismos agentes del Estado.
Este proceso empezó a tomar rumbos inesperados, los comunarios
empezaron a desengañarse porque las promesas de la revolución del 52
estaban siendo sustituidas por modelos económicos, políticos y sociales
que no favorecían en nada a las comunidades campesinas. Las viejas estruc-
turas de la hacienda, no habían sido sustituidas por otras más liberadoras,
más al contrario los campesinos fueron sometidos al pongueaje político y
al colonialismo interno.
El sindicato campesino en las comunidades del ayllu Majasaya, se
convirtió solo en un instrumento político del MNR. El año 1960 empezó a
surgir una fuerte presión de organizaciones campesinas hacia el gobierno,
surgen las nuevas ideologías como alternativas al nacionalismo revolucio-
nario y la atomización de sindicatos sirven de caldo de cultivo para la
aparición de nuevas tendencias políticas de corte indigenista como ser el
katarismo y otros. Las influencias de estos grupos políticos minoritarios
que emergen como respuesta a la política del MNR, no son muy visibles.
En las comunidades campesinas hay una fuerte corriente solo en sentido
que la Reforma Agraria es insuficiente y mal planificada con fuerte
330 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

tendencia al minifundio en la zona andina, y el creciente latifundio empre-


sarial en la zona tropical de las llanuras bolivianas.
Respecto al partido político de los Kataristas para ilustrarnos mejor
tomamos la cita de Gómez y Martínez (1992) quienes en una entrevista a
Fausto Reinaga consiguieron la siguiente información “...El movimiento
Revolucionario Tupaj Katari de Liberación (MRTKL) surge aproximadamente
en 1984 y tiene como secretario ejecutivo a Walter Reinaga, surge recogien-
do una historia centenaria de luchas contra la dominación republicana del
Estado Boliviano”. “Hemos formado un partido político - afirma el dirigen-
te Katarista - porque no hemos encontrado en el espectro de ideologías del
país como la hacemos nosotros. De este modo nos vimos obligados a reba-
sar el marxismo, por ejemplo, a rebasar el nacionalismo boliviano, el cristia-
nismo, y a encaminar nuestra manera de pensar hacia la construcción de
una ideología y un programa político que pudiera significar avance hacia
las reivindicaciones que nuestro pueblo ha buscado hace mucho tiempo”.
“El partido MNRTKL no es indianista porque si hemos de entender
como tal la concepción que hace de Bolivia un país indio, contrapuesto a
un país blanco, nosotros no vemos a Bolivia de ese modo. Por el contrario
consideramos que en Bolivia, se conserva una situación colonial que se ha
hecho interna desde 1825 cuando se crea la República, de marginación y
de irracionalidad en la organización social como la tenía la colonia espa-
ñola. Los problemas de nuestro pueblo son estructurales, arrancan de ese
tipo de organización colonial que no acaba de perecer, a pesar de que las
leyes constitucionales bolivianas son anticolonialistas, pero persiste el co-
lonialismo interno”.
Continúa señalando Reinaga en la entrevista realizada: “Los mar-
xistas bolivianos consideran a Bolivia como un país independiente y atra-
sado, y consideran que al no ser independiente está explotado y domina-
do por el imperialismo. Y en lo interno, la burguesía estaría explotando al
proletariado boliviano. De este modo, los marxistas ven la solución revo-
lucionaria en un proceso de estatización de la economía del país, y eso es
lo que a ocurrido en el país desde 1952 en adelante, en gran parte bajo la
inspiración marxista, la expansión del sector estatal de la economía.
Nosotros por el contrario, al entender que el Estado es un instrumento
fundamental en la dominación colonial interna, creemos que es conve-
RESULTADOS 331

niente y contrario al movimiento de liberación de nuestro pueblo, la am-


pliación del sector estatal”.
La anterior cita nos da a entender de cómo en la década de los 70
iban surgiendo pequeños partidos políticos liderizados por campesinos
indígenas que postulaban la liberación de las clases campesinas empobre-
cidas y la integración y consolidación hacia la sociedad mayor; pero estos
movimientos fracasan con el tiempo por surgir en forma aislada y bajo
diferentes consignas políticas que son aprovechadas por los políticos viejos
que escudándose en el mandato Estatal logran fácilmente desintegrarlos y
desarmarlos (ideológicamente).
Estos son momentos donde las comunidades y sindicatos del país
entero como también del ayllu Majasaya Mujlli comienzan a reflexionar y
al mismo tiempo tratan de buscar alternativas para poner fin a sus más
sentidas necesidades considerando que, los modelos que desarrollaron las
agencias e instituciones de desarrollo no han podido interpretar de manera
real las necesidades de los comunarios del ayllu de San Antonio, en virtud
a ello la Alianza para el Progreso solo sirvió para maniobrar grandes ne-
gociados y la dependencia económica y política de los Estados Unidos.
Posteriormente se sucedieron gobiernos militares donde nuevamente
las organizaciones campesinas se hicieron sorprender con propuestas
demagógicas de los caudillos de este tiempo caso concreto al del general
Barrientos que en un acto antidemocrático decretó la Ley del Pacto Militar
Campesino, que fue utilizado solo a favor de los militares y no así de la
clase campesina.
Así, nuevamente los campesinos son utilizados políticamente, tam-
bién las organizaciones campesinas no desarrollan la democracia con la
elección de sus dirigentes sino más bien al contrario las direcciones son
impuestas por autoridades gubernamentales y otra vez los campesinos
son utilizados políticamente sin recibir nada a cambio que mejoren sus
estructuras agrarias tampoco reciben cooperación para satisfacer necesi-
dades básicas de servicios primordiales.
El apoyo que reciben los campesinos de los gobiernos de turno no se
da en términos de reciprocidad, más al contrario son sometidos a sistemas
económicos desconocidos para la nacionalidad campesina como por ejem-
plo el modelo neoliberal; esto se traduce en la subida de los precios de los
332 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

insumos y la baja de los precios de los productos agrícolas, que descon-


ciertan a las comunidades que no saben como salir de la trampa de la libre
oferta y demanda a través de su economía informal así como de la economía
comunitaria.
En lo social hay una total falta de atención en la complementación
de servicios básicos en las comunidades tanto en la salud, educación y
comunicación. En lo político existe una total influencia política que es con-
trolada por los aparatos estatales, que oprimen de manera indirecta a las
organizaciones tradicionales a través de las organizaciones sindicales que
se politizan para responder a favoritismos políticos.
Ante estas adversidades las organizaciones campesinas han tenido
la gran capacidad de reflexionar sobre el futuro y de alguna manera lo-
gran despolitizar a las organizaciones campesinas creando sindicatos cam-
pesinos independientes con poder de decisión democrática y descentrali-
zada.
Para las comunidades campesinas del ayllu Majasaya es un momen-
to de bastante importancia porque dejan de depender orgánicamente de la
central campesina de Tapacarí donde los supuestos dirigentes de apellido
Maire siempre estaban alineados con los partidos políticos de turno y de
esa manera hegemonizaban los movimientos campesinos de la cual eran
parte otras comunidades aledañas de ésta provincia olvidada.
En estas circunstancias sucede también como un momento históri-
co la atomización de los sindicatos campesinos, vale decir, las comuni-
dades empiezan a dividirse en otras pequeñas y a formar su propio sin-
dicato campesino logrando inclusive su reconocimiento por la Federa-
ción campesina vigente en ése entonces. Las causas para esta fragmenta-
ción son varias, entre ellas que cada comunidad quería buscar su propia
independencia a través del nombramiento de nuevos dirigentes sindica-
les que trabajen por su comunidad, entre otras causas está la politización
de los sindicatos campesinos que se identificaban con uno y otro partido
político que ofrecía ayudas económicas y de infraestructura logrando des-
estabilizar las comunidades antiguas. Por otra parte la presencia de las
ONG’s en las comunidades con diferentes “programas de apoyo” que des-
conocían las verdaderas aspiraciones y necesidades de las comunidades
logró también dividir a las comunidades que terminaron conformando
RESULTADOS 333

otros sindicatos campesinos amparados por sus dirigentes politizados y


mal formados.

14.1. Apertura democrática

Dentro de este proceso político, nuevamente las comunidades cam-


pesinas sufren el manipuleo político de los que en la actualidad se procla-
man demócratas: la influencia de los partidos políticos es permanente así
como la presión sobre la organización de la producción. Hay propuestas
políticas de derecha, de izquierda moderada y radical, asimismo se puede
decir que está canalizado por algunos dirigentes prevendalistas.
En la época de la Unión Democrática Popular (UDP) por los años 80,
en las comunidades campesinas existe una independencia política, donde
los representantes de los campesinos como los Srs. Castro y Encinas empe-
zaron a reorganizar los sindicatos sin mucha influencia partidaria. Otra
característica principal en este período es que la FSUTCB se afilia a la COB184
es a pesar de muchas negativas, aunque actualmente es el sector más com-
bativo durante los conflictos salariales de la COB con el gobierno que se
suscita cada principio de año. Momento difícil donde los créditos que da
el desaparecido Banco Agrícola desastibiliza la economía campesina por
otorgar créditos con intereses muy altos que incluso han llegado a hipotecar
las propiedades y tierras de los pequeños y medianos agricultores. Justo
en esta época se prolonga una sequía muy fuerte, de manera que hay una
baja productividad de la tierra y con ella una fuerte tendencia a migrar
hacia las ciudades dejando abandonadas las tierras de cultivo, seguida
por una crisis económica del país.
Posterior a la época de la UDP se sucede el gobierno otra vez del MNR
y con ello se logra reducir de alguna manera la inflación galopante del
país, sin embargo en las comunidades campesinas la crisis continúa ya
que los insumos no rebajan de precios y los productos agrícolas tampoco
suben de precio en función al costo de vida. La economía campesina sigue

184 COB- Central Obrera Boliviana, es el organismo político nacional que aglutina a dife-
rentes organizaciones de fabriles, mineros artesanos, políticos y otros afines; es la
máxima representación laboral que defiende los intereses de las clases asalariadas.
334 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

siendo avasallada por las garras del capitalismo pero sigue en una pugna
porque las propias instancias comunales no dejan de practicar la econo-
mía comunitaria y familiar basada en relaciones de reciprocidad y
redistribución que ya fueron practicadas con anterioridad.
La organización campesina no sufre muchos cambios estructurales,
empero se intensifica la politización de los sindicatos campesinos así como a
atomización de las comunidades rurales. El sistema de propiedad de la tie-
rra en comunidades de altura y valles no cambia estructuralmente, empero
en las comunidades de la provincia Tapacarí motivo de estudio salen a relu-
cir algunas tendencias sobre la división y privatización de las aynoqas. La
comunidad de Japo (1992) encabezado por sus dirigentes de ese entonces y
más asesorados por instancias políticas inicia los trámites ante la oficina de
Reforma Agraria para buscar la división de comunidades por linderos y la
privatización de parcelas familiares en las aynoqas correspondientes.
En el período 94/95 surge otra vez el problema de la delimitación
del territorio en el ayllu Majasaya, esta vez encabezado por las comunida-
des de Uyuni (Mujlli Huayllas) y Estroni que a través de peleas familiares
agravaron el problema provocando la invasión del territorio de Estroni
por parte de Uyuni, en la aynoqa correspondiente, esta vez realizando la
preparación de algunas parcelas.
Empero, estos hechos a pesar de ser secundados por otras comuni-
dades como Mujlli y Cañahuapalca, se vieron truncados ya que los pro-
pios comunarios del ayllu se dieron cuenta que no era posible realizar tal
acción porque se estaría rompiendo con una tradición tan trascendental
de épocas precoloniales como es el manejo de las aynoqas comunales suje-
tas a uso común o colectivo que permitieron usufructuar la tierra a las
familias campesinas, de acuerdo a las normas comunales pre establecidas
que ayudan a mantener un equilibrio ecológico del agroecosistema andino
que a veces se torna muy frágil por algunos cambios y mejoras que se
pretenden realizar en su interior.

14.2. Situación y tendencias actuales

Antes a la promulgación de la ley INRA en 1996, tan cuestionada por


las organizaciones campesinas, en las comunidades del este ayllu otra vez
RESULTADOS 335

salió a relucir la posibilidad de dividir las aynoqas a fin de privatizarlas de


manera que cada familia pueda contar con los títulos ejecutoriales y poner
sin efecto las intenciones del estado de revertir las tierras comunales que
no tengan títulos de propiedad. Sin embargo, en las comunidades por su
arraigado espíritu de solidaridad y cohesión social, no sucedió tal cosa
porque el gobierno de Sánchez de Lozada (1993-1997) no pudo realizar
reformas muy fuertes que beneficien a las sociedades andinas donde los
medios de producción y las fuerzas productivas son cada vez más escasas.
De todas maneras, aún está en la mente de algunos campesinos de
este ayllu la idea de fraccionar las parcelas comunales, con el fin de darle
un uso más intensivo a la tierra como también el de mercantilizarla a gusto
y antojo como sucede en otras regiones del país. A pesar de que algunas
comunidades como Mujlli, Estroni, Mujlli Huayllas, Cañahuapalca, y Pasto
Grande han logrado delimitar su territorio, empero no han podido delimitar
las aynoqas comunales donde el acceso de diferentes comunidades del
ayllu es de manera libre e independiente mediante la práctica de relaciones
recíprocas y otras variantes como se explicó en el capítulo de formas de
acceso a la tierra.
Empero, persiste algunos conflictos sobre linderos comunales en todo
el territorio, pero estos están siendo resueltos con ayuda de la central espe-
cial del cantón Ch’alla como de la Federación Departamental de Campesi-
nos, a fin de no llegar a hechos mayores y complicar la situación delicada
de los linderos comunales, que son hechos muy internos que a veces es
preferible dejar que solucionen ellos sus problemas sin la participación de
instancias externas a esta realidad como son los organismos de Estado y
otros agentes no gubernamentales como las ONG’s que escudándose en
hechos coyunturales aprovechan para desestructurar a las comunidades
que no responden o no deberían responder a intereses políticos partidarios.
Así, en los últimos años reluce otra vez la intención de delimitar las
16 comunidades que integran el ayllu, esta vez encabezados por el Strio.
General de la Subcentral –el Sr. Excequiel Pacci–18 5 quien viéndose ratificado

185 Actualmente el Sr. Pacci, es presidente del Honorable Concejo Municipal de la Alcal-
día de Tapacarí.
336 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

en sus funciones por el lapso de otro año a partir de 1997 se da las facultades
de proponer la delimitación de las comunidades y aynoqas. Empero, ésta
situación es aceptada y rechazada por algunas comunidades que viendo
las ventajas y desventajas de los efectos de la delimitación han dado su
posición al respecto, pero en todos los casos se ha percatado que la mayoría
de las comunidades especialmente las más pequeñas y jóvenes prefieren
que la situación siga como hasta ahora.
Para comprender la situación de estos conflictos limítrofes entre co-
munidades del ayllu tomaremos algunas consideraciones basadas en tes-
timonios verbales de algunos comunarios:

“Hay mucho conflicto con respecto a los límites territoriales, inclusive con
respecto a los últimos decretos del gobierno, que dice que si las comunida-
des no poseen los títulos ejecutoriales de las tierras comunales estas serán
declaradas como tierras baldías de propiedad del Estado, pero aquí en Japo
hay 40 titulados, con títulos ejecutoriales de las sayañas”.
“Creo que tenemos que volver a lo que era antes, es decir, que solo existan
cinco sindicatos para que en base a ello se puedan distribuir las tierras y
delimitar las tierras, porque ahora los sindicatos existentes quieren delimi-
tar sus propiedades a gusto y antojo. Si se volviera a los 5 sindicatos que
había antes, cada sindicato principal ya podrá arreglar el resto, aunque,
ahora cada sindicato está muy interesado en delimitar su territorio (Patricio
Cruz, Trascripción simultánea).

Al respecto debemos señalar que más o menos en 1965 se realizó el


replanteo del mapa del ayllu Majasaya con ayuda del Instituto Geográfico
Militar (IGM), a raíz del primer conflicto que se tuvo con Tallija (Arque),
allí se solucionó de alguna manera el conflicto de límites que se hubo entre
ambas provincias, que recientemente salió otra vez en conflicto este hecho,
sumado por los conflictos de límites al interior del ayllu. No obstante, las
comunidades no dormirán tranquilas hasta no solucionar sus problemas
sea por la vía pacífica o mediante la violencia (enfrentamientos armados).

“Ahora también hay conflictos con Yarwitotora y Pasto Grande por los lí-
mites, ellos quieren avanzar sus límites hacia la aynoqa de Japo. En Pasto
RESULTADOS 337

Grande solo existen 12 titulados, aquí en Japo hay 40, entonces ellos son
pocos y no nos pueden ganar, algunos comunarios de Pasto Grande in-
cluso están de acuerdo para reafiliarse a Japo, pero los de Yarwitotora se
están poniendo fuertes con respecto a sus límites, pero nosotros si no
quieren arreglar a buenas lo arreglaremos a malas, a golpes, porque no-
sotros somos más hartos”. (Testimonio de Don. Patricio Cruz, comunario
de Japo, 1996).

El testimonio, explica que los comunarios de Japo tienen la idea de


resolver los problemas limítrofes con las comunidades vecinas como
Yarwitotora, Pasto Grande y Arque de manera antidemocrática, recurrien-
do a enfrentamientos y peleas. Esta misma idea existe en el resto de las
comunidades, ya que a veces las instancias legales sean estatales o comu-
nales no tienen la capacidad de resolver este tipo de problemas.
Pero, lo que más sobresale en el testimonio vertido es, que en las
comunidades hay un rechazo a que éstas se dispersen más a través de las
divisiones, sino al contrario que, se consoliden para reforzar su organiza-
ción social comunal, pero este hecho sería difícil en su concreción, porque
la población sigue creciendo y existe una presión fuerte sobre la tierra y la
producción, hecho que obliga a que las poblaciones se dispersen más y
busquen ampliar la frontera agrícola con las consecuencias precedentes
como se mencionó en capítulos anteriores.
Entonces, debemos recalcar que las autoridades especialmente las
sindicales continuaran con la idea de la delimitación y privatización de las
parcelas pequeñas, pero en todo ello también existen intereses personales
de aquellos comunarios que tienen mayor número y mayor superficie en
las parcelas, hecho que les impulsa a masificar la idea influyendo especial-
mente en las personas jóvenes o de aquellos que viven temporalmente en
la comunidad y tienen una residencia más duradera en el trópico del
Chapare cultivando la hoja de coca. Pensamos que mientras no se produzca
un hecho trascendental que les quite la idea de la cabeza se seguirán susci-
tando intentos aislados liderizados sea por las autoridades comunales o
los propios productores que en el afán de cuidar su terreno, su comuni-
dad, y su territorialidad seguirán impulsando para que esta situación tome
los matices conflictivos como hasta ahora, pero a todo ello creemos que
338 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

subyace el espíritu de cohesión social y de redistribución impulsado espe-


cialmente por los originarios aymarás y por las autoridades tradicionales.
De todos modos, lo que se debe quedar en claro es que las comuni-
dades andinas y específicamente de las del Ayllu Majasaya están viviendo
tiempos modernos y aunque están un poco mal informados de los hechos
recientes que suceden a nivel Nacional están enterados de las tendencias
gubernamentales referidas a las zonas rurales, de manera que para tomar
cartas en este tipo de problemas serán necesarios entender bien la raciona-
lidad andina y el manejo del territorio y la territorialidad.
De esta manera, la situación actual del ayllu estudiado con respecto
a la coyuntura política del país es aún incierta, mientras no exista una po-
lítica que pueda cambiar la estructura productiva y social, los campesinos
seguirán siendo pobres a pesar de alimentar a todo el aparato poblacional
del país. Mientras nos se tomen en cuenta a estos estratos que son la mayo-
ría del país con muchos potenciales implícitos como los mencionados en
este estudio, no podrá ser posible “desarrollar” un cambio especialmente
en el aspecto productivo, aunque consideramos que ello no es tan necesa-
rio conocidos los potenciales estratégicos que han desarrollado estas cul-
turas tan antiguas como la agricultura misma.
339

Capítulo VI
A manera de conclusiones

1. Aynoqas y aytas

Los sistemas de producción tradicionales que se practican en los


Andes bolivianos responden a formas de organización social y productiva
que son la base principal para la vigencia de estos sistemas, que a lo largo
del tiempo han prevalecido sin muchas modificaciones, a pesar de la
adopción de cierto tipo de tecnología adecuada a este agroecosistema.
El manejo de aynoqas, como una rotación colectiva dentro los sis-
temas tradicionales de cultivo de la zona andina de Bolivia constituyen
el eje principal sobre la que se basa la organización de la producción
andina. El manejo del territorio en forma comunitaria y en usufructo fa-
miliar constituye una estrategia rural para asegurar la producción agro-
pecuaria, en condiciones topográficas allí donde en otros ecosistemas seria
casi imposible practicar la agricultura (altura que oscila entre 3800 -4500
m.s.n.m.).
Dentro el sistema rotativo de aytas y aynoqas del ayllu Majasaya, los
tiempos de la agricultura y la ganadería sincronizan adecuadamente en
un espacio relativamente reducido donde las normas y mandatos comu-
nales son flexibles y juegan un rol importante para que no existan desfases
en este tipo de manejo territorial comunal.
En este espacio donde conviven alternadamente tiempos de cultivo
y de pastoreo también se suscitan actividades artesanales y otras actividades
340 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

domésticas menores de acuerdo a la cultura local, siendo así que lo tradi-


cional tiene rasgos muy particulares donde prevalece la tecnología tradi-
cional, la cultura, los ritos, la organización campesina originaria y princi-
palmente actividades productivas basadas en relaciones de reciprocidad
vigentes hoy, constituyéndose de esta manera en el soporte fundamental
de la cultura andina y de la agroecología.
La racionalidad peculiar del manejo de aynoqas implica también la
sincronización de tiempos y espacios en los ciclos de producción, los mis-
mos que constituyen el acceso al 100% de las aynoqas en el primer ciclo de
rotación para el cultivo de papa (choqueyapi) para las familias campesinas.
Durante los próximos dos ciclos agrícolas correspondientes a la rotación
colectiva de granos y forrajes respectivamente (kanana y cebar hallpa) el
acceso familiar se hace diferenciado, debido a que algunas familias prefieren
cultivar granos como quinua, cañahua, trigo, o forrajes en berza (cebada,
avena) en mayor proporción como ocurre en el tercer ciclo, dependiendo
siempre del piso altitudinal y del tipo de suelo disponible al cual se adapta
un determinado cultivo.
En comunidades que manejan más de 10 aynoqas como sucede en
las comunidades de Japo, Mujlli, Yarwitotora, y otras del mencionado ayllu,
es muy probable que una familia campesina desde que ha iniciado el acceso
a la aynoqa para la producción, solo este logrando el acceso a 4 ciclos o
rotaciones por cada aynoqa (46 años efectivos aproximadamente) durante
todo su ciclo vital. Esta situación permite a las familias campesinas mane-
jar el tiempo y la edad de sus hijos y del ganado en función del ciclo de
rotaciones de cada aynoqa que dura más o menos 12 años. De esta manera
se confuncionan tiempos y espacios familiares con el espacio mayor de la
comunidad o territorio colectivo.
El sistema de aynoqas manejadas adecuadamente permite asimismo
regular, organizar y planificar las actividades agropecuarias y artesanales
a través de normas comunales preestablecidas entre las autoridades de la
comunidad y las familias campesinas. Sin embargo, las decisiones privadas
de cuanto, como y donde producir ya depende de cada familia, lo que no
implica que se produzca un desfase en la decisión de la rotación colectiva
regulada comunalmente. De tal manera que la toma de decisiones a nivel
familiar y comunal se sincronizan a través del tiempo y el espacio.
A MANERA DE CONCLUSIONES 341

El descanso largo regulado comunalmente (DRC), como también se


lo denomina a las aynoqas, es una estrategia campesina para reponer la
fertilidad a los suelos en el transcurso de 12 años consecutivos aproxima-
damente, después de 3 años de cultivo continuo y consecutivo; la reposición
de la fertilidad sucede gracias a la descomposición de raíces de la vegetación
nativa186 en la capa arable y la reactivación de microorganismos y la minera-
lización de elementos móviles que permiten el mejoramiento de la estruc-
tura del suelo. De igual manera, el descanso largo constituye una estrate-
gia para aminorar la erosión y depredación de los suelos, en condiciones
donde por naturaleza existe mucha tendencia a la erosión debido a las
condiciones físicas y topográficas muy abruptas y escarpadas.
El sistema de rotaciones colectivas aun se practica en la zona andina
de Bolivia no solamente en áreas donde el recurso tierra es abundante,
sino también en aquellas donde la tierra es relativamente escasa, en estos
últimos actualmente existe la tendencia ampliar cada vez más la frontera
agrícola a través de la habilitación de áreas de pastoreo (purumas) lo que
se llega a constituir en las denominadas subaynoqas o zonas de reserva.
Empero, estas practicas no dejan de constituirse en estrategias comunitarias
y familiares por intermedio de las cuales se pretende asegurar la producción
agrícola, que en los últimos años ha sido muy amenazada por los cambios
climatológicos que se han suscitado a nivel mundial y local (especialmente
mala frecuencia y distribución de las lluvias).
Dentro el grupo de aynoqas que se manejan dentro de cada comuni-
dad o ayllu se ha percatado que cada aynoqa es diferente de otra, conside-
rando el tipo de suelos, la altura, la topografía, la vegetación nativa predo-
minante y la exposición de las laderas con respeto al sol, condiciones fisio-
gráficas que determinan en algunos casos la conformación de microclimas
y ambientes especiales para el mejor, o desarrollo regular de algunas espe-
cies variedades y/o de cultivos predominantes de la microregión. De ma-
nera que con ello se confirma la situación que en los Andes nada se puede
tomar en forma absoluta, sino relativa e integral, vale decir que todo cam-

186 Al respecto se tienen datos bien concretos en la tesis doctoral de Hans U. Pestalozzi
sobre “Evaluación biológica de la biomasa de raíces de especies nativas”, realizado en
las aynoqas de la comunidad de Japo entre 1996 y 1997.
342 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

bia con el transcurso del tiempo, y con el manejo y grado de artificialización


que coacciona el hombre en el ecosistema natural. Parafraseando a Miltead,
(1928) podemos concluir este párrafo señalando que en ningún otro sitio
de la tierra se ven tantos contrastes físicos comprimidos interesantes dentro
de espacios relativamente tan pequeños como es el caso de los Andes.
De esta manera la agricultura altoandina de ésta micro región, se
constituye en una practica cultural de alto riesgo e incertidumbre muy
marcado dada las condiciones físico ecológicos que hacen que este
agroecosistema muy frágil e “improductivo” en apariencia, se constituya
en un agroecosistema medianamente equilibrada y sostenible gracias a las
prácticas agroecológicas campesinas con una contribución muy importante
(a través de la experimentación) que permiten que aun se practique activi-
dades agropecuarias donde la biodiversidad cultivada - no cultivada y la
biodiversidad animal son también componentes importantes de este
agroecosistema.

2. Sayañas y canchones

Actualmente las sayañas son también denominadas indistintamen-


te como canchones por los comunarios del ayllu Majasaya Mujlli, aunque
el denominativo original de sayaña pertenece a las parcelas con superficie
mayor a 2500 m2 que existía en las aynoqas del ayllu antes a la Reforma
Agraria. Actualmente estas sayañas han sido fraccionadas por efecto de la
sucesión hereditaria, de padres a hijos a tal punto que existen parcelas
incluso de 200 m2 de superficie ubicadas en las aynoqas de cultivo.
Estos canchones en las comunidades del ayllu estudiado tienen un
manejo diferente a las aynoqas; basada principalmente en el sistema de
manejo y rotación de cultivos exclusivamente familiar. A parte del uso agrí-
cola que se le da también se le otorga diferentes usos de naturaleza artesanal,
y pecuario (elaboración del chuño, depósito de forraje henificado, pastoreo
de animales pequeños). De este modo, las sayañas se constituyen en espa-
cios complementarios en el proceso productivo de las familias comuneras
La decisión de como y qué cultivar se descentraliza y privatiza en el
ámbito familiar, de manera que el modo de usar estos espacios no depen-
A MANERA DE CONCLUSIONES 343

de de las decisiones comunales como sucede en el caso de las aynoqas;


pero estas decisiones dependen de alguna manera de como están rotando
las aynoqas principales, de tal manera que cuando la aynoqa de papa se
encuentra demasiada alejada de la vivienda principal se intensifica el uso
de los canchones para el cultivo de papas dulces precedido del cultivo de
forrajes que se realiza en siembra anticipada para poder alimentar espe-
cialmente al ganado vacuno, y de esta manera ganar paulatinamente es-
pacio al territorio comunal.
El acceso de las familias campesinas a los canchones no se da sin
embargo, de manera libre sino que depende de muchos factores como ser
permanencia total en la comunidad, buen comportamiento y cumplimen-
to con las cuotas sindicales mensuales. Dadas estas condiciones los
comunarios pueden construir incluso hasta 10 canchones/familia no solo
ubicadas cerca de la vivienda familiar sino también en diferentes sitios
dependiendo de la capacidad y mano de obra disponible para la atención
respectiva. Así, existe también la modalidad más frecuente de acceder a
los canchones por la vía hereditaria de padres a hijos, con la restricción de
que solamente los hijos varones pueden heredar estos bienes y las hijas
mujeres solo pueden heredar el ganado y otros bienes materiales (tejidos,
mantas, cueros de oveja, llama y productos agrícolas).
De esta manera, los canchones o sayañas se constituyen en espacios
que complementan la producción de las aynoqas, incluso en algunos años
se puede obtener una producción mayor que en las aynoqas por otorgar-
les mejores cuidados por estar muy cerca a la vivienda. Así, espacios ma-
yores sujetos a decisiones comunales sincronizan con espacios mucho
menores sujetas a decisiones particulares de las familias campesinas. Este
tipo de practica agrícola se convierte en estrategia para complementar la
productividad de la parcelas y garantizar la seguridad alimentaria y la
reproducción a nivel comunal y familiar.

3. Relaciones de reciprocidad y redistribución

Las relaciones de reciprocidad y redistribución como el ayni, la minka,


la humaraqa, se dan en función a las necesidades de las familias campesi-
344 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

nas, necesidades que están muy ligadas a las actividades agropecuarias.


En comunidades altoandinas como las estudiadas en este trabajo donde
prevalece el principio de solidaridad y redistribución, no existe la tenden-
cia a la acumulación de bienes materiales; si es que hubiera esta acumula-
ción, la redistribución a aquellas familias que no tienen recursos o produc-
ción suficientes se da a dos niveles:

a) La redistribución de los recursos comunales como la tierra en las


aynoqas a los grupos familiares se realiza de forma equitativa, todos
tienen los mismos derechos y obligaciones una vez que se constitu-
yan en miembros activos de la comunidad. Sin embargo, no faltan
grupos de poder o familias de prestigio que pretenden monopolizar
los cargos dirigenciales o los recursos naturales como el suelo o las
pasturas naturales, de las praderas nativas, pero las instancias co-
munales están allí para regularla.
b) Por otra parte, la redistribución a nivel familiar depende del tipo
de relaciones interfamiliares y del tipo de recursos que se quiera
redistribuir, las familias “pudientes” muchas veces redistribuyen
“la riqueza” en forma de alimentos o productos en faenas agríco-
las, como la humaraqa o en fiestas sociales (matrimonios, fiestas de
buena llegada del cuartel, etc), donde asisten en su mayor parte
personas con escasos recursos que a cambio de mano de obra o
alguna cooperación reciben una porción de productos para el uso
doméstico inmediato. En comunidades del ayllu Majasaya, la
redistribución en la humaraqa y otras fiestas se da en forma de
alimentos ya preparados.

De esta manera, el mecanismo de redistribución tiende a corregir


las desigualdades distributivas a nivel comunal y familiar. Estos meca-
nismos recíprocos están establecidos desde hace muchos años atrás en
las comunidades andinas, son consideradas como estrategias claves para
escapar al riesgo climático constituyéndose en estrategias de supervi-
vencia, muy particularmente utilizadas por familias menos favorecidas
en el acceso a recursos naturales (tierra, agua) mano de obra y productos
alimenticios.
A MANERA DE CONCLUSIONES 345

La economía comunitaria o campesina esta basada en principios


éticos de solidaridad y reciprocidad, no en vano han subsistido a través de
los años a pesar del galopante avasallamiento por parte del modelo
neoliberal de la economía capitalista globalizante; pero sin embargo, la
economía comunitaria no funciona en forma autónoma ya que debe com-
plementarse con la economía de mercado, por que quiérase o no el sector
rural en la actualidad tiende a mercantilizarse porque los productores tienen
obligaciones de comprar insumos y vender sus productos para satisfacer
necesidades, de manera que economías de escala y economías campesinas
van de la mano para crear mecanismos adecuados para la creación de
excedentes que puedan mejorar el nivel de vida de las sociedades rurales.

4. Autoridades tradicionales y sindicales

Las autoridades tradicionales constituyen personas que guían el pro-


ceso productivo en las comunidades campesinas, sin embargo, la tarea
principal no es solamente el de acompañar en las actividades agropecua-
rias, sino también el de cuidar que la organización social a nivel comunal
sea conducida de manera mancomunada, donde no prevalezcan solamen-
te las decisiones de las autoridades, sino también las decisiones familiares
en forma consensuada.
Por otra parte las autoridades sindicales constituyen la base de la
organización comunal, a pesar de estar conformados en base a mandatos
de carácter más político, estas autoridades significan un nexo entre comu-
nidades y agentes externos de investigación y desarrollo como son las
ONG’s, Universidades, Federación de campesinos y otros organismos aje-
nos a la comunidad.
Son consideradas también como los portadores de las necesidades
de las comunidades, así como de sus inquietudes ante otras comunidades
y otras regiones y microregiones. Se constituyen así, en portavoces diná-
micas de las familias comuneras ya que este cargo recae con preferencia en
personas jóvenes que sepan leer y escribir o en personas dinámicas que
tengan mayor acceso a los centros urbanos y sepan realizar trámites buro-
cráticos en oficinas urbanas. Constituyen a la vez entes de interrelación
346 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

con las autoridades tradicionales para la concreción de actividades pro-


ductivas y el fortalecimiento de la organización social y territorial.
Ambos tipos de autoridades trabajan de manera coordinada para
buscar el bienestar de las comunidades referidas especialmente al proceso
productivo, la organización campesina el manejo del territorio y la resolu-
ción de algunos problemas familiares. Se puede afirmar que en los últimos
tiempos la organización sindical tiene más poderío en las comunidades y
ayllus de la microregión debido a la centralización de decisiones impor-
tantes a ese nivel. Sin embargo, las autoridades tradicionales, no dejan de
tener autoridad particular, aunque las decisiones que toman se restringen
al aspecto agropecuario y el manejo del territorio. Estas autoridades son
más respetables dentro las comunidades, por la edad y experiencia que
poseen y las decisiones que pueden tomar en el proceso productivo y
organizativo.
De esta manera, la organización de la comunidad andina puede ser
interpretada como parte de las estrategias de supervivencia o de repro-
ducción de las familias comuneras enmarcadas dentro de una cosmovi-
sión muy particular. La organización de la comunidad depende en todas
sus instancias, de la capacidad de conducción de las autoridades sindica-
les y tradicionales y de la buena voluntad de las familias campesinas para
llevar adelante la organización comunal como base de una buena organi-
zación social y organización productiva y espiritual. Por ello se distinguen
dos niveles de organización dentro la comunidad: el de recursos y manejo
del territorio y el nivel social, de cuya complementación depende la de-
fensa de los intereses comunales y la reproducción del territorio y sus miem-
bros o actores sociales.
La esfera ideológica- cultural de este tipo de estructura permite la co-
hesión social y mantenimiento de la identidad comunal y de estructura so-
cial vigente, a través de un “sistema de representaciones” ideales sobre la
comunidad, la sociedad nacional y el mundo (González de Olarte). La ideo-
logía y la vida espiritual basados en principios éticos y hasta a veces subjeti-
vos (como los rituales) constituyen la integración de las familias dentro la
comunidad, como de los miembros de la familia dentro de un grupo social.
La vida espiritual en este sentido esta muy ligada al proceso productivo y
las dos esferas citadas con anterioridad, en muchos casos la ideología de la
A MANERA DE CONCLUSIONES 347

comunidad y sus componentes define el porvenir de estos ya que es difícil


separar lo ideológico de lo material y del aspecto sociocultural.
La organización comunal funciona en base a dos sistemas comple-
mentarios: un sistema centralizado de gestión de recursos colectivos y un
sistema descentralizado de organización de proceso de trabajo y uso de
recursos y fuerzas productivas:
La organización centralizada se utiliza especialmente para trabajos
en tierras comunales en base a faenas por parte de toda o la mayoría de la
comunidad, para uso colectivo de tierras o la administración de recursos y
los sistemas de rotación de las aynoqas. Este tipo de organización que está
al mando de las autoridades tradicionales y sindicales sirve para realizar
trabajos en común para beneficio de alguna institución comunal como la
escuela, club de madres, organizaciones religiosas, que tienen parcelas pro-
pias dentro la comunidad, cuya producción beneficia también a todos sus
miembros.
La organización descentralizada por otra parte se basa en la deci-
sión de cada familia comunera de como manejar el proceso productivo en
su parcela ya sea de la aynoqa, canchón o sayaña como también en las
actividades artesanales, decisiones que son independientes de la decisión
centralizada o colectiva. Por otra parte, este tipo de decisión sirve también
para el intercambio de fuerza de trabajo entre diferentes familias a través
de la practica de relaciones recíprocas en el proceso de trabajo como el
ayni, la minka, la humaraqa, que son estrategias productivas que se prac-
tican en una determinada etapa del ciclo agropecuario y depende exclusi-
vamente de la decisión familiar.
Entonces, ambos tipos de organización se complementan de mane-
ra sincronizada, la organización descentralizada muchas veces depende
de la centralizada y viceversa, pero ello no significa que ambas organiza-
ciones se puedan dar de manera independiente y con propósitos dife-
rentes a nivel comunal, colectivo o familiar sino por el contrario se da de
manera complementaria y sinérgica. Así, la instancia comunal, el sindi-
cato campesino, y las formas de organización tradicional u originaria
están conformadas de tal manera que se constituyen en entes indispen-
sables para enfrentar al sistema capitalista y al neoliberalismo vigentes
en la actualidad.
348 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

5. Organización del uso de la tierra

En el ayllu de estudio la tenencia de la tierra es de carácter comu-


nal (con titulo ejecutorial pro indiviso, de la comunidad) y nadie, ningu-
na familia que no tenga título ejecutorial es dueña de la tierra, especial-
mente de aquellas ubicadas en las aynoqas. Sin embargo, como el uso de
la tierra por parte de las familias es en forma de usufructo existen dife-
rentes formas de acceder a ella basadas en estrategias familiares de ca-
rácter reciproco como la vía de la herencia, que es una vía más definitiva
y otras como el intercambio de parcelas, compañía, prestamos, apropia-
ción indebida y otras de carácter más estacional o temporal que son es-
trategias familiares de acceso al recurso tierra, que han sido estudiados
en este trabajo.
De todas estas prácticas de acceso a la tierra la herencia es la vía
natural más practicada, fácil y definitiva para acceder a las parcelas culti-
vables. Por esta vía el padre de familia transfiere su propiedad a sus hijos
varones permitiendo con ello que estos puedan acceder a un número cada
vez menor de parcelas, pero también reducidos en tamaño y superficie. A
través de la herencia, se contribuye también por otra parte a la parcelación
cada vez más intensiva y minifundiaria de las tierras cultivables, agudi-
zando de esta manera la fragmentación de las tierras colectivas; pero para
contrarrestar este efecto aparentemente perverso pero necesario existe otras
formas de acceso y redistribución si bien no son definitivas por estar
basados en principios recíprocos, permiten un uso más racional del suelo
a través del tiempo.
El acceso a las tierras en usufructo es muy variado de una familia a
otra en el transcurso de los años, situación que se traduce en el número y
superficie de las parcelas adjudicadas por la comunidad que oscila en ran-
gos muy diferentes de un periodo agrícola a otro. De acuerdo al estudio de
casos realizado por diferentes autores en la zona de estudio se ha podido
percatar que el rango en numero de parcelas esta entre 10 y 50 teniéndose
como promedio 30 parcelas por familia, pero estos valores son relativos.
Referente a la superficie es también variable de un periodo agrícola a otro,
varia así entre 200 m2 y 1.000 m2 por parcela y de 2.000 a 10.000 m2 por
familia. Esta situación explica la complejidad del sistema agrícola de la
A MANERA DE CONCLUSIONES 349

zona andina que es muy variable pero constante a la vez, todos los años se
practica agricultura a pesar de las adversidades climatológicas, físicas y
condiciones topográficas.
La comunidad como instancia orgánica, es herencia de la vieja cul-
tura agraria y por tanto se inscribe en la cosmovisión andina, en la amazó-
nica y en otras equivalentes. En todo caso se encuentra profundamente
ligado a la tierra. La tierra, la organización comunal y familiar para sus
uso es para la comunidad mucho más que una condición para la produc-
ción. Es una herencia de los antepasados, es el elemento que liga a la mis-
ma comunidad y a esta con las demás comunidades; es sostén, interlocu-
tor y “madre”. El hombre además de entenderse como pareja se define en
su permanente diálogo con la tierra y con todos los componentes de la
naturaleza que le permiten afianzar las relaciones entre sociedad y natura-
leza. Esto aclara la situación que el hombre agrario vive atado a la tierra
sin importar mucho la superficie y el número de parcelas disponibles para
su uso y cultivo, lo que importa es cultivar y producir la tierra disponible
para alimentar a la familia.

6. Ciclos de producción agrícola

Está comprobado que los ciclos agrícolas en la zona andina son dife-
rentes unos de los otros. Así en la zona de estudio por las condiciones físicas
(fertilidad de suelos) y topográficas los periodos agrícolas son aun más irre-
gulares, aunque en los últimos cinco años, las lluvias se han regularizado
permitiendo buenas cosechas. Sin embargo, los factores bioclimáticos y agen-
tes meteorológicos como las heladas, granizadas no dejan de constituirse en
agentes perjudiciales para la producción agraria, especialmente la papa, como
ocurrió en el periodo agrícola 1991/1992 donde se perdió casi la mitad de la
producción por efecto de la helada en todo el ayllu.
La agricultura campesina andina esta basada en una serie de princi-
pios ecológicos y socioculturales que determinan su comportamiento en
tiempo-espacio; estos principios referidos principalmente al manejo de una
serie de estrategias productivas en función de los ciclos agrícolas constitu-
yen la esencia misma de como la agricultura andina ha ido desarrollando
350 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

a lo largo de los años, estos principios están referidos principalmente al


manejo de la biodiversidad vegetal (cultivada y no cultivada), animal,
bioclimática y cultural, como también al manejo de arreglos espaciales como
la asociación de cultivos, practicas de complementariedad ecosimbiótica,
y relaciones de reciprocidad y redistribución y otras experiencias
agroecológicas que son manejadas de manera integral y holística. Ningún
animal, ninguna planta, ningún sitio es manejado de manera aislada, las
cosas materiales o componentes de la naturaleza (ecosistema-agroeco-
sistema) no se lo ve como una suma de partes, sino como todo integrado,
organizado e interactuante en tiempo-espacio.
Las estrategias campesinas en el uso del “espacio-tiempo”, están
basadas en principios ecológicos y socioculturales que se traducen en el
diseño de prácticas adecuadas de distribución del espacio para los dife-
rentes cultivos (especies y variedades) en función del suelo y la altura que
permiten la redistribución del riesgo climático. Los arreglos de espacio-
tiempo para uso de actividades agropecuarias son prácticas tradicionales
que a lo largo de los años han permitido también mantener la biodiversidad
vegetal, animal, cultural y ecológica. En condiciones topográficas y
ecológicas muy difíciles donde en otras latitudes el uso del espacio seria
muy restringido, se crean condiciones favorables (microclimas) para ase-
gurar la producción agropecuaria, todo ello en contribución de la sabidu-
ría y conocimiento campesino que también se comparte al igual que la
tecnología generada.
La producción y los rendimientos obtenidos por familia de los cul-
tivos es muy variado en el transcurso de los años dependiendo del tipo
de manejo y cuidados que ofrecen los productores a sus parcelas o cha-
cras, así como del tipo de suelo que se utiliza, el abonamiento, las varie-
dades empleadas y la predicción climática que se practica antes del ini-
cio del periodo agrícola. En la lógica campesina andina a veces la pro-
ducción obtenida de un determinado cultivo no define todo, sino que
todo va asociado con el resto de los componentes del agroecosistema
como la producción pecuaria y la artesanal, y especialmente el organiza-
tivo; en la cultura andina, cada cosa, cada planta, cada animal tiene su
sitio, su lugar dentro la integralidad, de manera que la base de la economía
campesina no siempre es el componente material sino también, lo social
A MANERA DE CONCLUSIONES 351

y lo espiritual (la reciprocidad, lo subjetivo187), que a veces rige los prin-


cipios de la agricultura andina.

7. Actividades agrícolas y biodiversidad

En el aspecto productivo se ha podido determinar, por un lado que


en toda la superficie cultivable asignada a las familias campesinas estas
distribuyen el número de parcelas en la ayta de acuerdo a la rotación
colectiva y necesidades familiares. Se ha constatado a través de este estudio
que de la superficie total cultivable en cada ayta, aproximadamente el 50
% se emplea para el cultivo de papa, el 40 % para avena-cebada, el 7 %
para quinua, cañahua y el 3% para trigo kumu, confirmándose con ello el
postulado de que la papa es el principal cultivo que rige los principios de
la agricultura andina de zonas altas. En base a ello, se puede afirmar que
la economía familiar y comunitaria así como la dieta alimentaria campesi-
na gira en torno al cultivo de la papa principalmente.
La biodiversidad cultivada en la zona de estudio correspondiente a
seis especies principales: papa, quinua, cañahua, trigo, cebada y avena,
que constituyen la base principal de la seguridad alimentaria por significar
un patrimonio cultural de cuyos derechos de propiedad son dueños las
comunidades del ayllu. Especialmente el cultivo de papa por tratarse de
un cultivo milenario con más de 10.000 años de domesticación continua
significa un producto de vital importancia para la seguridad alimentaria.
La dieta alimentaria de las familias campesinas gira en torno a la papa, la
quinua, chuño, cañahua y el trigo complementado con otros productos
del valle (verduras, maíz, arroz, fideos); en virtud de ello los cultivos
andinos deben preservarse para seguir manteniendo la conservación in
situ y la regeneración y revitalizaron continua de esta biodiversidad de
mucho significado para las comunidades andinas y el país en su conjunto.

187 Para entender mejor el componente subjetivo en la agricultura ver tesis doctoral de
Herman T. Tillman. “Visión campesina de la agricultura andina y ecología subjetiva
en Jauja: testimonios sobre los potenciales y los problemas de la sabiduría popular en
los Andes del Perú”. Berlín, Alemania 1990.
352 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

Referente a la tecnología del cultivo de la papa podemos concluir


que las técnicas empleadas para su cultivo son por una parte tradicionales
(uso de tracción animal, fertilizantes orgánicos, fuerza humana, semilla
nativa, practicas agrícolas locales) donde tiene mucha prevalencia el saber
y la experimentación campesina que da lugar a la recreación de practicas y
tecnologías que contribuyen cada vez a la sostenibilidad de la agricultura
andina. Por otra parte, las técnicas modernas empleadas son el resultado
de la adaptación y adopción previa experimentación campesina para el
uso de insumos (fertilizantes químicos, pesticidas, semillas mejoradas) así
como de herramientas y técnicas mejoradas que contribuyen en algunos
casos al mejoramiento de la tecnología tradicional y en otros a su margi-
nalidad y desaparición paulatina. Podemos definir así que, no existen en
el seno de los Andes tecnologías productivas preincaicas ni ancestrales,
sino que todas son modificadas, mejoradas y adaptadas que responden a
un proceso.
Pero, por otro lado se tienen las tecnologías simbióticas que son la
mezcla de técnicas tradicionales con las modernas, como sucede en el caso
del cultivo de la papa con el abonamiento de abono orgánico más fertili-
zante químico, o la combinación de practicas culturales nativas con mo-
dernas como sucede con la yunta y el tractor. Pero, en muchos casos se da
la situación que las técnicas modernas son andinizadas por los campesi-
nos con el correr del tiempo, lo que da como resultado la apropiación de
tecnologías foráneas como suyas propias. Ejemplo: el uso del arado de
palo que ha sido incorporado y andinizado al proceso productivo andino
pos colonial.
Dependiendo de las condiciones climatológicas de las aynoqas en el
caso de la papa se ha podido determinar que para el grupo mayor de pa-
pas, las familias comuneras del ayllu Majasaya en un porcentaje mayor a
50% se cultiva la papa amarga; en 40 % aproximadamente papa koyllu y
en un 10 % huayk’u o ajahuiri, lo que nos indica que en las condiciones
ecológicas estudiadas se cultiva más papa amarga que dulce, debido prin-
cipalmente a las condiciones de altura y la presencia de heladas nocturnas
frecuentes que limitan la producción de papa dulce o semiamarga que son
más susceptibles a la presencia de heladas así como de granizos y sequías
moderadas.
A MANERA DE CONCLUSIONES 353

Por otra parte, los forrajes cultivados como la cebada y avena consti-
tuyen el alimento principal de la ganadería existente en la zona (vacunos,
ovinos principalmente) que se complementa con el forraje y pastos nati-
vos a través del pastoreo en aynoqas. En los últimos cinco años su cultivo
se ha masificado, especialmente de la avena, pero que ha dejado como
efectos inmediatos los siguientes:

a) Las familias campesinas han incrementado el número de animales


especialmente bueyes de tiro y toretes para engorde, lo que se tradu-
ce en un aumento del número de parcelas y la superficie de cultivo
(ampliación de la frontera agrícola) y en una reducción de la capaci-
dad de sustentación de la pradera nativa por efecto de la sobrecarga
animal, lo que significa también un incremento paulatino de la erosión
y desertificación de las áreas de cultivo y pastoreo en las aynoqas
correspondientes.
b) Este incremento ha ocasionado el desplazamiento paulatino de los
cultivos de quínua y cañahua, cuyas áreas de cultivo han sido reem-
plazadas por el de avena y forraje en la segunda rotación de la aynoqa
cuya superficie debía destinarse solo al cultivo de granos (quínua,
cañahua, trigo). Este desplazamiento ha ocasionado por otra parte
la marginación de estos cultivos que esta siendo reemplazado para
la alimentación con otros productos como el arroz, los fideos y otros
que contienen porcentajes menores de proteínas y aminoácidos que
los granos, que esta provocando el cambio paulatino en los hábitos
de consumo y por ende la perdida la seguridad alimentaria.
c) El incremento de las áreas de cultivo en las aynoqas, para forrajes
anuales introducidos como la avena responde a una necesidad y una
tendencia creciente en la comunidad de criar cada vez más ganado
vacuno y ovino, guiadas por necesidades económicas, lo que se tra-
duce también en un desplazamiento y marginación de los camélidos
sudamericanos como son las llamas (Lama glama). Situación que ha
sido confirmada mediante el estudio de casos realizado.

Esta nueva tendencia al igual que la delimitación de las comunida-


des y privatización de las parcelas ubicadas en las aynoqas dentro el ayllu
354 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

constituyen aspectos, que deben tomarse en cuenta antes de poner en


marcha cualquier proyecto de desarrollo rural en estas comunidades, que
a pesar de requerir apoyo externo para desarrollar el agro, necesitan pre-
viamente reflexionar sobre el manejo local de sus recursos naturales dis-
ponibles, que están sufriendo un proceso de cambio que ponen en peligro
el deterioro de sus bases productivas y cambios institucionales que tiene
consecuencias impredecibles; pero estamos seguros que estas comunida-
des no desaparecerán con el tiempo a pesar de los últimos acontecimien-
tos acaecidos a nivel nacional, no en vano han persistido a través del tiem-
po ya que han atravesado por situaciones más difíciles halla por los años
50 y la década de los 80.
En la sociedad andina la agricultura no se deja de reducir a una fun-
ción de interés económica. Es ante todo una actividad social, ritual y tam-
bién material realizada con profundo sentido ético y de respeto por los
equilibrios naturales y sociales, pero ello no quiere decir que lo económico
no tenga su lugar, sino que a través de la economía comunitaria se trata de
reducir a lo mínimo el papel de la economía mercantilista, buscando de
todas maneras una complementariedad entre lo mercantil y lo recíproco
(intercambio) que están definidos y guiados por el valor de cambio y el
valor de uso de los productos respectivamente.

8. Agricultura campesina y agricultura ecológica

Muchas de las actividades y prácticas agrícolas de los Andes como


se mencionó en este trabajo tienen una base y fundamentación ecológica
sin necesidad de enmarcarse dentro las normativas de la agricultura ecoló-
gica, orgánica, biodinámica188 o la permacultura189 que se practica en países
desarrollados de Europa, Estados Unidos y Japón. La agricultura tradicio-

188 La agricultura biodinámica fue propuesta por Rudolf Steiner en 1924 en Suiza, y ac-
tualmente se la practica también en Alemania y Francia bajo tres principios básicos:
La antroposofía, el manejo de los preparados específicos y los ritmos cósmicos, cons-
telaciones y fases lunares para la producción de alimentos orgánicos sanos.
189 La permacultura surge en Australia con Bill Mollison y David Holmgren en 1975.
Recién a partir de 1987 se lo practica especialmente en países del norte que estimula a
A MANERA DE CONCLUSIONES 355

nal andina en muchas de sus practicas culturales tiene principios ecológicos


y prácticas agroecológicas propias como la rotación de cultivos y recupera-
ción de la fertilidad de los suelos, y otros que pueden ser equiparables a
los principios científicos de la agricultura ecológica moderna.
Las practicas de fertilidad y conservación de suelos que se practica
en la zona Andina están enmarcadas dentro los principios agroecológicos
vigentes en la actualidad; estas practicas campesinas de carácter sencillo
como la rotación en las aynoqas, los arreglos de cultivos en diferentes espa-
cios ecológicos, asociación de cultivos (ínter e intraespecíficos) la recupe-
ración de la fertilidad de suelos a través del descanso largo, la utilización
de diferentes variedades de cultivos en diferentes tipo de suelos constituyen
en su conjunto practicas ecológicas de preservación de la fertilidad y la
conservación de suelos y el mantenimiento de la biodiversidad que son
equiparables, e incluso resultan ser muchos más prácticas y sostenibles
que las practicas de recuperación de la fertilidad de suelos empleadas en
las agricultura ecológica moderna.
La biodiversidad cultivada y no cultivada muy considerable que se
maneja en las comunidades del ayllu Majasaya, constituyen una fuente de
reserva para reiniciar el ciclo productivo agrícola a través del tiempo. Las
estrategias de uso y manejo de la biodiversidad como patrimonio cultural
de estas comunidades llegan a constituirse en la base fundamental para
organizar la producción agrícola y distribuir el riesgo climático a través de
la adecuación práctica de cada especie y variedad en el sitio que le corres-
ponde. De manera que por intermedio del uso de estas prácticas agroeco-
lógicas sostenibles se consigue la manutención de la biodiversidad existente
a través del tiempo muy a pesar de los riesgos de su desaparición y extin-
ción, por diversos factores exógenos y endógenos ligadas a la tecnología y
los cambios paulatinos en los patrones culturales y los hábitos de consumo
de las comunidades rurales, avasallados por el modernismo occidental.
El manejo de la biodiversidad llega a constituirse así en un principio
agroecológico de la agricultura andina porque es la base fundamental para

la gente a establecer sistemas ambientales permanentes y altamente productivos, la


provisión de alimentos, energía, vivienda y otras necesidades que incluyen la infraes-
tructura social y económica.
356 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

su reproducción en espacio-tiempo andino. La biodiversidad de especies


cultivadas es la base fundamental para la continuidad de la vida y la repro-
ducción en las comunidades campesinas y por tal hecho este principio de
manejo es equiparable al principio que se utiliza en la agricultura ecológica,
como una base fundamental para su reproducción. Entonces, el principio
de la diversificación biológica en la agricultura se ha dado con mayor an-
terioridad en la agricultura andina y posteriormente como una réplica
mejorada se la ha aplicado a la denominada actualmente como agricultura
ecológica, biológica u orgánica.
Esta situación no obstante, debe invitarnos a pensar en una situación
sinérgica entro lo propio y lo extraño, sin considerar los extremos porque
tocar ello podría ser peligroso, debemos reflexionar y aceptar la situación
de que en los Andes actualmente no se encuentra casi nada en su forma
muy pura y original, debemos considerar que de todas maneras la cultura
andina esta entremezclada con lo occidental (europeo) así como lo esta la
tecnología y las formas de producción biológica. Aunque vale recalcar que
existen ideales andinos muy profundos que requieren ser reflexionados y
analizados para no considerarlos como una utopía andina- este es el caso
de que los andinos como tales - sean quechuas o aymarás, puedan tomar
la dirección y administración del país y buscar mejores condiciones de
vida para esta sociedad olvidada, marginada por la sociedad mayor y con-
siderado por ellos mismos como una “nación clandestina”.

9. Saber local y experimentación campesina

El saber campesino transmitido intergeneracionalmente por la vía oral,


constituye la base para el desarrollo endógeno de las comunidades rurales;
el bagaje de conocimientos acumulados a través de la experiencia cotidiana
permite generar una serie de estrategias productivas para asegurar la pro-
ducción biológica. El saber campesino de paginas abiertas diversifica su
alcance a diferentes aspectos, no solo productivos sino también socioeco-
nómicos y culturales.
La experiencia acumulada a través de la experimentación campesina
en diferentes temáticas como la caracterización de suelos, manejo de la
A MANERA DE CONCLUSIONES 357

fertilidad de suelos, rotaciones, manejo de la biodiversidad cultivada, etc.


han permitido a las comunidades campesinas adquirir nuevos conocimien-
tos referidos especialmente a aspectos tecnológicos. La tecnología local en
muchos casos es el resultado de un saber experimental –otras tecnologías–
que son foráneas a una determinada comunidad son también adoptadas,
andinizadas, o rechazadas de acuerdo a necesidades a través de la experi-
mentación donde el saber campesino y el saber comunitario juegan un
papel importante.
La gente rural tiene su propia manera de realizar experimentos en la
vida cotidiana y especialmente en el aspecto agropecuario que responde a
necesidades propias de ir descubriendo y redescubriendo nuevos conoci-
mientos y alternativas sencillas para solucionar algunos aspectos impor-
tantes con miras a mejorar sus propias condiciones de vida. Existe un cor-
pus cognoscitivo empírico en manos de los agricultores que sin necesidad
de ser validadas científicamente puede contribuir a que el sistema de co-
nocimientos científicos de validez universal pueda tomarlos en cuenta para
buscar una complementariedad horizontal entre ambos tipos de conoci-
miento: lo empírico y lo científico.
Se debe reconocer que la sabiduría campesina andina esta sufriendo
un proceso de erosión, olvido, debido principalmente a que las instancias
académicas no han sabido valorarlo por no considerar las contribuciones
a la experiencia académica universitaria, como de otras agencias de desa-
rrollo y de planificación que han ignorado la pertinencia y vigencia del
saber campesino que cada vez se ve más limitado y relegado a espacios
pequeños. Entonces aquí debe surgir la metodología de revalorización de
este saber para incorporarlo paulatinamente a instancia académicas cien-
tíficas, para que pueda contribuir a buscar soluciones a problemas
ecológicos, socio económicos y productivos en el campo de la agricultura
rural sostenible.
Otro factor importante que coadyuva a la erosión gradual de la sabi-
duría local es la creciente frustración y pérdida de autoconfianza y autoes-
tima por parte del campesinado, así como el debilitamiento de sus institu-
ciones políticas y administrativas. Por otra parte la ansiada modernización
del sector agrario se constituye en un obstáculo para que los campesinos
valoren sus conocimientos y su esencia cultural, hecho que se traduce
358 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA

constantemente en la subvaloración y sentimiento de abandono por parte


de ellos mismos y una marginación por parte de la sociedad mayor. Allí es
imprescindible valorar la sabiduría y organización territorial e institucional
de las comunidades rurales con las contribuciones de la agroecología y el
saber local.
En concordancia a Rengifo, (1991:204) aseveramos que esta activi-
dad cobra especial interés en la actualidad y no solo por una actitud hu-
manística de “salvar” culturas, tecnologías o saberes locales en vías desa-
parecer por los embates de la denominada modernización, sino porque
Bolivia al igual que el Perú y el Ecuador y otros siguen siendo en lo esen-
cial países andinos, es lo más propio y natural que tenemos y cualquiera
sea el próximo futuro el bienestar tiene que estar basado en la afirmación
sustantivo de lo nativo y no tanto así de lo extraño o exótico. Las relaciones
interculturales debe tender hacia la vigorizaron de todas ellas y no servir
de pretexto para liquidar lo local por la supuesta superioridad de lo ajeno
y lo externo.

10. Situación actual y tendencias de cambio, en el ayllu Majasaya

La situación actual y la creciente idea de dividir las comunidades


del ayllu Majasaya, Mujlli, mediante linderos establecidos y privatizar las
aynoqas para el uso exclusivamente familiar y no así comunal, se constitu-
yen en hechos coyunturales que a veces responden a intereses muy parti-
culares de algunas comunidades y personas con poder que pretender di-
vidir y atomizar a las comunidades, es solo para ganar más poder y tratar
de realizar un rol protagónico a fin de que las bases sindicales les tengan
respeto y confianza supuestamente para buscar el bienestar de las comu-
nidades.
La vida agraria y política que viven las comunidades del ayllu
Majasaya, Mujlli ocurren dentro los márgenes de la democracia; algunos
conflictos y problemas comunales y familiares como la idea de privatizar
las aynoqas comunales y delimitar las comunidades mediante linderos,
pensamos que podrían solucionarse también por la vía democrática, vale
decir, por consenso comunal, no se deben generalizar a nivel del ayllu
A MANERA DE CONCLUSIONES 359

algunas ideas y pretensiones de algunas comunidades o personas que


buscan intereses muy particulares que podrían perjudicar en un futuro
muy próximo a muchas familias y comunidades colindantes que desean
seguir manteniendo la propiedad comunal.
La amplia apertura democrática que viven las comunidades rurales
de este ayllu, del departamento y del país entero ha permitido a ellas com-
partir y vivir una vida política muy particular, empero ello no reduce la
posibilidad de que algunas comunidades y comunarios se hagan simpati-
zantes de algún partido político, empero esta situación no se hace durade-
ra, ni sostenible, ya que de acuerdo a las circunstancias y ofrecimientos de
los partidos políticos en épocas pre-electorales se inclinan al que más les
conviene. Sin embargo, durante los últimos 4-5 años de vida democrática
muchos sectores campesinos ya tienen su representación activa en la vida
política nacional, es así que, se vieron representados por candidatos de
extracción campesina. De todas maneras el futuro político es aun incierto
y no esta claro cual será el porvenir y la situación territorial en las comuni-
dades campesinas debido a diversos Decretos y Leyes que cambian y di-
fieren en esencia de un mandato presidencial a otro y que mantienen a las
comunidades rurales en situación de desconcierto y desinformación en
cuanto a su interpretación real.
360 AGROECOLÓGIA Y AGRICULTURA CAMPESINA
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