https://lpderecho.
pe/preguntas-respuestas-delito-extorsion-jurisprudencia/
Preguntas y respuestas
sobre el delito de extorsión
desde la jurisprudencia
POR
REDACCIÓN LP
-
29 ENERO, 2018
A continuación, queridos seguidores, les traemos estas interesantes
preguntas y respuestas sobre el delito de extorsión desde la
jurisprudencia, elaboradas por el Estudio Oré Guardia para su Boletín N°
3. En la parte final del post hemos agregado el Acuerdo Plenario N° 2-
2012/CJ-116, que estableció las diferencias entre la extorsión y
la receptación de vehículos motorizados objetos de delitos de hurto o
robo; y la Casación N° 145-2010-Lambayeque, que estableció que si bien
los delitos de extorsión y robo comprenden dentro de su estructura los
mismos medios típicos (violencia y amenaza), son excluyentes entre sí
por su verbo rector.
Lea también: Incluirían agravante en delito de extorsión y ampliarían
delitos contra el orden migratorio
1. ¿Cuál es el bien jurídico protegido en el delito
de extorsión?
“El delito de extorsión es de naturaleza plurisofensiva, por atentar contra
bienes jurídicos diversos como la libertad, integridad física y psíquica de
las personas, así como el patrimonio, siendo este ultimo el bien jurídico
relevante”.
Ejecutoria Suprema del 26 de mayo de 1999. Exp. Nº 1552-1999, Lima.
Clic sobre la imagen para acceder a todos los detalles.
2. ¿Cuáles son los medios típicos para consumar
el delito de extorsión y en qué consisten cada
uno de ellos?
“Los medios para realizar la acción están debidamente establecidos en el
artículo 200 del Código Penal; así, por violencia se debe entender la
ejercida sobre la persona, suficiente para vencer su resistencia y en
consecuencia de lo cual realiza un desprendimiento económico; mientras
que la amenaza, no es sino el anuncio del propósito de causar un mal a
una persona, cuya idoneidad se decidirá de acuerdo a si el sujeto pasivo
realiza el desprendimiento”.
Exp. Nº 2528-1998, Lima.
Lea también: Casación 129-2017, Lambayeque: Estos son los tres
criterios para examinar la presunción de inocencia
3. ¿Cómo se puede materializar la amenaza
necesaria para que se llegue a configurar el
delito de extorsión?
“Desde el veintiuno de julio de la año en curso la procesada empieza a
realizar llamadas telefónicas anónimas al agraviado Jose Teodorico
Berrospi Martín (…) refiriendo pertenecer al movimiento subversivo
‘Túpac Amaru’ y ‘Sendero Luminoso’ y bajo amenaza le solicitó la entrega
de cinco mil nuevos soles y en reiteradas conversaciones al manifestarle
el agraviado que no contaba con ese dinero, le rebaja hasta mil
quinientos nuevos soles, ordenando al agraviado que deposite en la
cuenta de tele ahorro del Banco de la Nación (…); denunciando a la Policía
se montó un operativo y es así que el veinticinco de agosto del presente
año siendo las tres pasado meridiano, más o menos, el agraviado
depositó la indicada suma de dinero, al enterarse que se había cumplido
el depósito el veintiséis del mismo mes y año en horas de la mañana la
encausada fue detenida cuando verificaba en el cajero automático,
sometida al interrogatorio reconoció ser la autora de las llamadas
telefónicas”.
Resolución Superior del 29 de octubre de 1998. Exp. Nº 225-1998, Lima.
4. ¿En qué momento se consuma el delito de
extorsión?
“Para que se consume el delito de extorsión es necesario que la víctima
cumpla con entregar el dinero solicitado, situación que no se produce si
la agraviada es liberada”.
Segunda Sala Penal, Exp. Nº 1057-2001-B. Huánuco.
Lea también: Casación 421-2015, Arequipa: Supuestos de estafa con
fines ilícitos no son tutelados por el derecho penal
5. ¿Cuándo se está en la fase de tentativa en el
delito de extorsión?
“El encausado, a través de un nota amenazadora con alusión a una
agrupación subversiva requirió a los agraviados una suma de dinero,
conforme es de verse en el manuscrito; que el resultado ilícito no tuvo
lugar porque los agraviados se resistieron al pago, configurándose
entonces el delito de extorsión en grado de tentativa, conforme a los
artículos 16 y 200 del Código Penal”.
Ejecutoria Suprema del 22 de noviembre de 2000. R.N. Nº3371-2000,
Huánuco.
“Constituye delito de extorsión la conducta de la inculpada, al haber
realizado llamadas telefónicas anónimas al agraviado, señalando
falsamente pertenecer a un movimiento terrorista y amenazándola para
que una cuenta bancaria. El delito citado no se ha consumado, en tanto si
bien se realizó el depósito de dinero éste no fue apropiado por la
inculpada, al ser detenida antes de retirarlo del Banco. Por lo que ha
quedado en un nivel de tentativa. Ha de considerar para la determinación
de la pena de confesión sincera de inculpada, así como el hecho de que
la conducta ha constituido sólo una tentativa”.
Exp. Nº 98-0225, Huaylas.
6. ¿Cuál es la diferencia entre el delito de
extorsión y el delito de robo?
“Estando a la forma y circunstancias de la comisión de los hechos, se
llega a establecer que concurren los elementos objetivos y configurativos
del delito de extorsión, puesto que los procesados, usando como modos
facilitadores las vis compulsiva o intimidación, con amenazas a la
victima a hacer la entrega de la ventaja patrimonial económica,
consistente en una suma de dinero. En el delito de robo al acción se
consuma cuando se produce el apoderamiento en forma ilegítima de un
bien mueble, sustrayéndolo del lugar donde se encuentra, e igualmente
concurren los modos facilitadores vis compulsiva y vis absoluta, pero en
este caso, el apoderamiento es entendido como arrebato, y posterior
huida del sujeto activo, usando igualmente al violencia para doblegar la
capacidad defensiva de la víctima. Situación que no concurre en el delito
de extorsión, puesto que en este tipo penal el sujeto activo usa la
coacción como medio, por ende el verbo rector es el obligar a otro, por lo
que estos delitos son excluyentes”.
Ejecutoria Suprema del 26 de mayo de 1998. R.N. Nº 119-2004,
Arequipa.
Lea también: Felación activa en menor de edad: Violación a la inversa y
principio de legalidad [R.N. 189-2017, Junín]
7. ¿Cuál es la diferencia del delito de extorsión y
el delito de secuestro?
“El tipo penal de extorsión, señala como modos facilitadores los
siguientes: cuando el agente utiliza violencia, amenaza o manteniendo en
rehén a una persona, y con ello obliga a entregar una ventaja económica
indebida o de cualquier otra índole; que en el caso de autos, se ha
mantenido de rehén a una menor de edad con un animus eminentemente
lucrativo; en consecuencia, se está frente a un secuestro extorsivo
comisivo, sin embargo, atendiendo a que el móvil del agente es sólo
lucrativo, es procedente que en aplicación del principio de absorción, el
delito de secuestro quede subsumido en el de extorsión”.
Ejecutoria Suprema del 15 de julio de 2004. R.N. Nº 1195-2004, Lima.
“El delito perpetrado es el de extorsión, en su modalidad de secuestro
extorsivo y no el de secuestro, toda vez que se mantuvo como rehén al
hijo de la agraviada a fin de obligar a otorgar un rescate, esto es, una
ventaja económica indebida para liberar al retenido, de suerte que el
sujeto pasivo del delito es el titular del patrimonio afectado y el
secuestrado es el sujeto pasivo de la acción que precisamente es la
finalidad perseguida por el sujeto activo, lo que distingue al secuestro de
la extorsión en la modalidad de secuestro extorsivo, pues en la
modalidad de secuestro de la extorsión, pues en este segundo supuesto
la privación de libertad es un medio para la exigencia de una ventaja
económica indebida, de un rescate, que es un caso especial de propósito
lucrativo genérico, lo que está ausente en el secuestro; que ,
consecuentemente, es de absolver por el delito de secuestro y ratificar
que se trata de un secuestro extorsivo, como modalidad de extorción,
agravada por haberse afectado a un menor de edad y por la pluralidad de
intervinientes en su comisión”.
Ejecutoria Suprema del 07 de mayo de 2004. R.N. Nº 488-2004, Lima.
8. ¿Cómo se configura la coautoría en el delito de
extorsión?
“Todos los imputados tienen la calidad de coautores, pues el conjunto de
su actuación denota que planificaron y acordaron su comisión
distribuyéndose los aportes en base al principio de reparto funcional de
roles, sean en los actos preparativos y en la organización del delito, en el
acto de secuestración, en la retención como rehén y en el pedido de
rescate; lo que significa que todos tuvieron un dominio sobre la
realización del hecho descrito en el tipo. Así las cosas, se concretó, de un
lado, una coautoría ejecutiva parcial, pues se produjo un reparto de tareas
ejecutivas, y, de otro lado, una coautoría no ejecutiva, pues merced al
reparto de papeles entre todos los intervinientes en la realización del
delito, esté ultimo no estuvo presente en el momento de su ejecución,
pero desde luego, le corresponde un papel decisivo en la ideación y
organización de su planificación y en la información para concretar y
configurar el rescate. No es el caso de coautoría mediata, como se
señala en la sentencia, en tanto que no se sirvió de otra persona para
cometer el delito, esto es, no utilizo ejecutores materiales impunes, ni se
está ante una organización criminal bajo su control o condominio”.
Ejecutoria Suprema del 07 mayo de 2004. R.N. Nº 488-2004, Lima.
9. ¿Las cartas que contienen exigencias
patrimoniales constituyen medios para la
comisión del delito de extorsión?
“En el presente caso, se le atribuye al encausado el delito de extorsión en
razón de haber tratado de obtener provecho ilícito a expensas del citado
agraviado con relación al reconocimiento de su paternidad, que le había
solicitado verbalmente, remitiendo para ello determinadas cartas
amenazadoras una de ellos con contenidos subversivos; al respecto, la
conducta del agente para ser calificada como amenaza debe precisar el
mal conminatorio o lesividad real, actual o inminente y grave para la
víctima, aspectos que en el presente proceso no se advierten tanto en la
preventiva como en las cartas aludidas y tampoco se ha establecido en
autos que las entrevistas personales y el propósito de las cartas hayan
tenido un fin de orden patrimonial; por lo que no concurriendo los
elementos del tipo penal de extorsión amerita absolverlo de la acusación
fiscal”.
Ejecutoria Suprema del 24 de mayo de 2000. R.N. Nº 749-2000,
Cajamarca.
¿Cuáles son las diferencias entre la extorsión y la
receptación de vehículos motorizados objetos de
delitos de hurto o robo?
1. La situación problemática detectada
6. ° En los últimos cinco años, la presencia reiterada de procesos
penales, donde las imputaciones delictivas se vinculan con actos de
oferta de recuperación o ubicación de vehículos motorizados, que
fueron objeto de delitos de hurto o robo, ha motivado la atención de
las Salas Penales de la Corte Suprema de Justicia, por la calificación
jurídica o tipicidad que a tales hechos les han atribuido el Ministerio
Público y las instancias de la judicatura nacional. En ese contexto, la
tendencia predominante ha sido la de asimilar tales conductas a
modalidades del delito de extorsión, mediante empleo de amenazas
(artículo 200 del Código Penal). Sobre todo en aquellos casos donde
se ha formulado una exigencia económica, como contraprestación,
recompensa o rescate, por la ubicación, entrega o recuperación del
vehículo que fue robado o hurtado. Por lo general, en estos supuestos
se suele conminar al interesado a dar tal ventaja económica, ya que
de no hacerlo “nunca más verá su vehículo” o este será
“desmantelado o destruido”. Pero, también, se ha calificado, aunque
en menor medida, como delitos de extorsión, la intervención de un
tercero que se atribuye la representación o conexión con los
poseedores ilícitos de los vehículos afectados por delitos previos
contra el patrimonio, y que, también, por determinadas cantidades de
dinero, podría influir o interceder ante aquellos para la recuperación
de tales bienes por su legítimo propietario o poseedor. Incluso, en
algunas ocasiones, quien funge de intermediario y oferta su
capacidad de influencia para dicha eventual recuperación, ha sido un
efectivo policial de la misma Comisaría donde fue denunciado el
hecho delictivo, recaído sobre el vehículo motorizado. Sin embargo,
para un sector minoritario, esta conducta no constituye un acto de
extorsión sino, más bien, una forma específica de realizar un delito de
receptación patrimonial (artículo 194 del Código Penal),
concretamente la de “ayuda a negociar” un bien hurtado o robado y,
por ende, de procedencia delictiva, que el receptador conoce o debía
cuando menos presumir.
7. ° Ahora bien, la problemática derivada de estas tendencias
hermenéuticas, verificadas en el proceder jurisdiccional, atañe, pues,
sobre todo, a su compatibilidad con el principio de legalidad, en su
exigencia de debida subsunción típica. Esto es, si la calificación
jurídica de los actos descritos corresponde al tipo penal del delito de
extorsión previsto o de receptación patrimonial. Pero, además, dicha
alterna dualidad de atribuciones típicas a un mismo hecho pone en
riesgo la predictibilidad de la decisión judicial del caso, así como la
proporcionalidad de la pena aplicable; es decir, el principio de pena
justa puede verse también comprometido si no se logra una correcta
tipicidad sobre los hechos imputados y probados.
2. ¿Extorsión o receptación?
8. ° Tradicionalmente, la doctrina penal nacional no ha considerado
necesario hacer un deslinde entre modalidades de extorsión por
violencia o amenaza, con formas de receptación, como el ayudar a
negociar los bienes objeto de delitos patrimoniales procedentes del
hurto o robo. Al parecer, la clara incompatibilidad típica de las
prácticas receptadoras, con el empleo de medios violentos, toma
innecesario y hasta impertinente discutir dogmáticamente sobre
dicha distinción. Por el contrario, los autores nacionales han estimado
siempre oportuno debatir y fijar criterios hermenéuticos de deslinde
entre las estructuras y los alcances típicos de la extorsión, la
coacción, el secuestro extorsivo o el robo (Cfr. Luis E. Roy
Freyre. Derecho Penal peruano. Tomo III. Parte Especial. Delitos
Contra el Patrimonio. Lima: Instituto Peruano de Ciencias Penales,
1983, p. 250 y ss.; Raúl Peña Cabrera. Tratado de Derecho Penal. Parte
Especial II-A. Delitos Contra el Patrimonio. Lima: Ediciones Jurídicas,
1995, p. 456 y ss.; Silfredo Hugo Vizcardo. Lecciones de Derecho
Penal. Delitos contra el patrimonio. Lima: Pro Derecho Instituto de
Investigaciones Jurídicas, 2011, p. 268 y ss.; Ramiro Salinas
Siccha. Delitos contra el patrimonio. Cuarta Edición. Lima: Grijley,
2010, p. 385 y ss.).
9. ° Siguiendo, entonces, la ruta señalada por las líneas de interpretación
que ha producido la judicatura, en el problema que analizamos, cabe
reconocer que ella coloca como centro de la discusión interpretativa
la exigencia de una presencia necesaria o no del anuncio expreso de
un futuro mal material, que sufrirá el vehículo motorizado que fuera
hurtado o robado (pérdida definitiva, destrucción, desmantelamiento,
etc.); como consecuencia del rechazo al requerimiento económico
indebido que se formula como contraprestación para su ubicación o
recuperación por su legítimo titular. Al respecto, cabe precisar que la
doctrina nacional coincide en reconocer que el contenido concreto de
la amenaza, con fines de extorsión, no tiene otra especificación o
condicionamiento que su idoneidad para determinar la voluntad del
sujeto pasivo hacia la entrega de la ventaja económica indebida que
se le exige. Como señala Peña Cabrera: “Con este criterio se estimará
que en el sujeto pasivo en el caso concreto, se ha producido el efecto
intimidatorio querido por el autor” (Raúl Peña Cabrera. Tratado de
Derecho Penal. Parte Especial II-A. Delitos Contra el Patrimonio. Ob.
cit., p. 466). Por tanto, pues, muy bien puede consistir ese anuncio
negativo o amenaza en la destrucción, desmantelamiento o
desaparición total del vehículo que le fue robado o hurtado a la
víctima. El potencial perjuicio mayor y definitivo que ello ocasionaría
sobre el patrimonio de quien fue la víctima de tales delitos otorga, a
esa forma de amenazas, una evidente capacidad extorsionadora. El
sujeto pasivo de esta acción extorsionadora podría ceder a esa
presión psicológica para asegurar la recuperación de su vehículo y la
indemnidad del mismo. Al respecto, precisa Salinas Siccha: “[…] la ley
no exige que la violencia o la amenaza sea en términos absolutos; es
decir, de características irresistibles, invencibles o de gravedad
inusitada, basta que el uso de tales circunstancias tenga efectos
suficientes y eficaces en la ocasión concreta, para lograr que la
víctima entregue una ventaja indebida cualquiera” (Ramiro Salinas
Siccha. Delitos contra el patrimonio. Cuarta Edición. Ob. cit., p. 363).
Obviamente que se requiere que quien formula esas amenazas debe
de hacerlo seriamente, con finalidad lucrativa ilegal y, además, debe
estar en capacidad, cuando menos potencial, de disponer o
materializar el suceso negativo que anuncia con su amenaza sobre el
vehículo hurtado o robado, aun cuando no haya intervenido
directamente en la ejecución de los señalados delitos previos. Roy
Freyre ha destacado esas características de la amenaza al comentar
el delito de extorsión en el Código Penal de 1924, y señala que ella
debe ser “determinada, seria, posible e inminente” (Luis E. Roy Freyre.
Derecho Penal peruano. Tomo III. Parte Especial. Delitos Contra el
Patrimonio. Instituto Peruano de Ciencias Penales). En consecuencia,
todo anuncio inverosímil o falso no podrán calificar, por inidoneidad,
para la modalidad extorsiva que se examina; e, incluso, el engaño
sobre la capacidad de restitución que se atribuye el agente y que
pueda convencer a la víctima, y logra de esta un desprendimiento
patrimonial a su favor, no podrá constituir extorsión, pero sí, estafa.
11. ° En consecuencia, pues, el espacio residual que quedaría para la
asimilación típica de la modalidad receptadora de ayudar a negociar
vehículos robados o hurtados, tendría que situarse siempre fuera del
empleo de toda forma de amenaza, por parte de quien contacta y
propone vías onerosas de recuperación o ubicación de los vehículos
hurtados o robados. Esto es, se requiere un acto de negociación, por
lo que debe entenderse esta en sentido amplio y no solo como
formas de compraventa, sino como tratativas bilaterales que
involucren al interesado en la ubicación y recuperación del vehículo
objeto del delito previo, con quien lo tiene ilegalmente en su poder o
con quien a este último representa. La conducta receptadora punible
(ayudar a negociar) requiere, pues, que su autor se ofrezca a mediar o
se manifieste para iguales efectos como un mandatario de los
autores de los delitos previos, ante el titular legítimo del bien, para
proponerle e intercambiarle la ubicación y recuperación de su
vehículo por una contraprestación dineraria ilegal. Igual posición
penal asumirá quien se ofrezca a revender el vehículo hurtado o
robado, y que anteriormente adquirió dolosamente de los autores de
tales delitos precedentes, aunque en este supuesto su conducta
receptadora sería, conforme al tipo penal alternativo del artículo 194
del Código Penal, la de quien “vende”. Ahora bien, tal como lo ha
destacado la doctrina, en todos estos casos, lo importante es que el
intermediario o mensajero sea ajeno a la comisión de los delitos
previos y, en tal condición, proponga o asuma una intervención
decidida para el perfeccionamiento de la devolución o restitución de
los vehículos afectados (Silffedo Hugo Vizcardo. Lecciones de
Derecho Penal. Delitos contra el patrimonio. Ob. cit., p. 200). En ese
mismo sentido, Salinas Siccha admite que lo relevante, por ejemplo,
para los casos de “venta” es que “[…] el vendedor del bien mueble no
es el autor del delito precedente, sino un tercero que no ha
participado en aquel delito de donde se obtuvo el bien” (Ramiro
Salinas Siccha. Delitos contra el patrimonio. Cuarta Edición. Ob. cit., p.
261). Cabe precisar también que para la determinación de la pena en
estos supuestos de receptación, que al ser los bienes objeto de las
acciones negociadoras o de venta en las que interviene el agente de
vehículos automotores, se configura plenamente la circunstancia
agravante regulada por el artículo 195 del Código Penal.
12. ° Si se tienen presentes las consideraciones y argumentos expuestos,
deben considerarse como una modalidad del delito de extorsión por
amenaza (artículo 200 del Código Penal), aquellos casos donde el
intermediario que ofrece la ubicación o recuperación del vehículo
hurtado o robado, a cambio de una contraprestación económica
indebida, anuncie que de no aceptarse su oferta, será destruido,
desaparecido, desmantelado, etc. Que, por consiguiente, cuando no
medie la aludida amenaza y en atención al modo concreto de
intervención que asuma el intermediario frente al titular del vehículo
afectado (ayude a negociar su recuperación o procure que se le
adquiera por un precio), el hecho antijurídico podrá ser calificado
como un delito de receptación agravada (artículos 194 y 195 del
Código Penal).
VIII Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria
2012. Acuerdo Plenario N.° 2- 2012/CJ-116. Lima, veinticuatro de enero
de dos mil trece.
Para descargar el Acuerdo Plenario click aquí.
¿Obligar a una persona a hacer retiros bancarios
constituye robo o extorsión?
Que si bien inicialmente mediante el ejercicio de fuerza suficiente contra
la víctima dada su condición de mujer, se logró sustraer sus tarjetas con
el fin de sacar el dinero que tenía en las mismas, para lo cual la obligaron
bajo amenaza de entregarla al sujeto conocido con el apelativo de
“diablo» para que atentara contra su vida: sin embargo, al haberla llevado
hasta el supermercado Plaza Vea para que retire dinero en ese lugar, la
tenían controlada por medio de su teléfono celular, siendo obligada
posteriormente a solicitar un adelanto de su sueldo para cumplir con las
exigencias de los autores de los hechos; de donde resulta evidente que
no estamos antes un supuesto de apoderamiento de los bienes por parte
de los sujetos activos, sino ante un acto de disposición por parte de la
víctima.
Que, a diferencia del delito de robo, la acción se consuma cuando se
produce el apoderamiento en forma ilegitima de un bien mueble,
sustrayéndolo del lugar donde se encuentra, e igualmente concurren los
medios facilitadores vis compulsiva y vis absoluta, pero en este caso, el
apoderamiento es entendido como arrebato y posterior huida del agente
del delito, usando igualmente la violencia para doblegar la capacidad
defensiva de la víctima, situación que no concurre en el delito de
extorsión, puesto que en este ilícito el sujeto activo usa la coacción como
medio, por lo que el verbo rector es el “obligar a otro”, de donde se colige
que estos delitos son excluyentes entre sí”.
Casación de fecha 10 de noviembre de 2017. Casación N° 145-2010,
Lambayeque.
29 Ene de 2018 @ 11:03