0% encontró este documento útil (0 votos)
151 vistas4 páginas

El Canon Bloom (Apunte de Cátedra Diegooooo)

Harold Bloom concibe el canon occidental como una lista limitada de obras literarias que merecen entrar o salir del canon dependiendo de su valor estético y carácter trascendental, más no por criterios ideológicos o de representación social. Critica a quienes politizan el canon o lo leen desde perspectivas externas a la estética literaria. Defiende que la literatura debe valorarse por su capacidad de generar experiencias estéticas individuales más que por su utilidad social o moral.

Cargado por

DIEGO ROMERO
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
151 vistas4 páginas

El Canon Bloom (Apunte de Cátedra Diegooooo)

Harold Bloom concibe el canon occidental como una lista limitada de obras literarias que merecen entrar o salir del canon dependiendo de su valor estético y carácter trascendental, más no por criterios ideológicos o de representación social. Critica a quienes politizan el canon o lo leen desde perspectivas externas a la estética literaria. Defiende que la literatura debe valorarse por su capacidad de generar experiencias estéticas individuales más que por su utilidad social o moral.

Cargado por

DIEGO ROMERO
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 4

El Canon Occidental según Harold Bloom

ISFDYT N º 63

Materia: Historia Social y Cultural de la Literatura IV

Profesor: Bonilla Jéssica Natacha

Harold Bloom, en principio, postula que el canon es una lista de libros exigidos
para un estudio determinado. Además lo concibe como Arte de la Memoria literario. Lo
que critica Bloom de los críticos del siglo XX es su deserción de la estética. Sostiene
que la crítica literaria no puede concebirse como un pilar de la educación democrática
o de mejora social, sino por el contrario es un fenómeno elitista.

Por su parte, el valor estético no puede transmitirse a aquellos que son


incapaces de captar sus sensaciones y percepciones. La literatura, bajo ningún punto
de vista, no debe leerse como documento social o postulado filosóficos:

Como primera definición Bloom afirma que:

[…] el canon es una elección entre textos que compiten para


sobrevivir, ya se interprete esa elección como realizada por grupos
sociales dominantes, instituciones educativas, tradiciones críticas o
por autores de aparición posterior que se sienten elegidos por figuras
anteriores concretas.(Bloom, 1994).

No acepta bajo ningún punto de vista la politización, ni de la defensa ni del


ataque al canon. En este sentido, la elección estética es la que guía el aspecto laico
de la formación del canon:

Las defensas ideológicas del canon occidental son tan perniciosas en


relación con los valores estéticos como las críticas de quienes,
atacándolo, pretenden destruir el canon o «abrirlo», como proclaman
ellos. Nada resulta tan esencial al canon occidental como sus
principios de selectividad, que son elitistas sólo en la medida en que
se fundan en criterios puramente artísticos. (Bloom, 1994).

Como vemos, desacredita a toda crítica que se oponga al canon,


fundamentalmente porque ella insiste en que en la formación de este siempre hay una
ideología de por medio y que, de hecho, la construcción del canon es en sí misma un
hecho ideológico. Sostiene que estos grupos están integrados por críticos que están al
servicio de una ideología social y que junto a las instituciones aun consideradas de
educación superior conllevan a una brutal deserción de la estética de la literatura.

1
Otro de los principios de la lectura literaria es la soledad, en este sentido, postula
que el yo individual es el único método y el único criterio para percibir el valor estético:

Por definición, el valor estético es engendrado por una interacción


entre los artistas, una influencia que es siempre una interpretación. La
libertad para ser artista, o crítico, surge necesariamente del conflicto
social. Pero la fuente u origen de la libertad para percibir, aunque de
importancia para el valor estético, no es idéntica a él. En una
individualidad madura existe siempre un sentimiento de culpa; es una
versión de la culpa de ser un superviviente, y no produce valor
estético. (Bloom, 1994).

Bloom afirma que la entrada al canon no solo la garantiza el valor estético de la


obra, sino que es fundamental la presencia de otro factor: la originalidad. En rigor,
postula a Shakespeare como núcleo del canon occidental porque sostiene que es el
autor más original de todo occidente. En este sentido afirma que una lectura
shakesperiana de Freud, por ejemplo, ilumina y carga de significado el texto de Freud;
sin embargo, una lectura freudiana de Shakespeare minimiza a Shakespeare, o lo
haría si pudiésemos soportar una reducción que llega hasta el absurdo de echarlo a
perder.

La cuestión clave es la contención, y la gran literatura insiste en su


autosuficiencia ante las causas más nobles: el feminismo, la cultura afroamericana y
todas las demás empresas políticamente correctas de nuestro tiempo.

Por otra parte, Bloom ataca a los defensores actuales del canon acusando que
lo hacen de la manera más estúpida puesto que sostienen que encarna las siete
virtudes morales que componen nuestra supuesta gama de valores normativos y
principios democráticos.

Bloom afirma que si leemos el canon occidental con la finalidad de conformar


nuestros valores sociales, políticos, personales o morales, nos convertiremos en
monstruos entregados al egoísmo y la explotación. Por ello sentencia que leer al
servicio de cualquier ideología es lo mismo que no leer nada:

La recepción de la fuerza estética nos permite aprender a hablar de


nosotros mismos y a soportarnos. La verdadera utilidad de
Shakespeare o de Cervantes, de Homero o de Dante, de Chaucer o
de Rabelais, consiste en contribuir al crecimiento de nuestro yo
interior. Leer a fondo el canon no nos hará mejores o peores
personas, ciudadanos más útiles o dañinos. El diálogo de la mente
consigo misma no es primordialmente una realidad social. Lo único
que el canon occidental puede provocar es que utilicemos
adecuadamente nuestra soledad, esa soledad que, en su forma
última, no es sino la confrontación con nuestra propia mortalidad.
(Bloom, 1994).

2
Ahora bien, el autor concibe al canon como una lista limitada de obras que
merecen entrar o salir del canon dependiendo del contexto y del carácter trascendental
de la obra. El hecho de que se proponga una lista limitada tiene que ver con que
también nuestras vidas lo son. En este sentido, este conjunto de obras es una extensa
lista de recomendaciones literarias que todo lector de literatura debería atravesar. Se
supone que quienes sean capaces de acceder al canon podrán saber apreciarlo y
sentir placer, pero un placer dificultoso, incómodo: un displacer.

Todo estudiante del canon occidental debe respetar el poder de las negaciones
inherentes a la cognición, también debe disfrutar de los placeres dificultosos de la
percepción estética, rechazando los placeres superfluos y toda virtud política para
enmarcarse en una experiencia estética individual.

Por otro lado, niega a todas aquellas teorías sobre la muerte del autor y acusa
a este tropo de pernicioso, puesto que la vida del autor es una entidad cuantificable.
Por ello afirma que un buen lector no debe ignorar la presencia del autor en el texto.

Harold Bloom crea una imagen de crítico a la manera romántico, no a la


manera del crítico actual que sea analista de un discurso parasitario. Cualquiera puede
hacer una lista de textos literarios, la cuestión es el criterio.

La lectura que ofrece el texto literario, según este crítico, no es tanto el


conocimiento de la sociedad que ese texto transmite, sino el conocimiento del yo que
lee. Es decir, si leemosMadame Bovary por placer vamos a aprender menos de la
sociedad francesa del siglo XIX pero sí más de nosotros mismos. Lo mismo ocurre con
el Quijote: luego de leerlo,no sabremos más de la sociedad española del siglo XVII,
pero sí podremos reflexionar acerca de nuestras vivencias, percepciones,
sensibilidades, cosmovisiones, etc.Para Harold Bloom el arte es totalmente inútil, pues
el hecho de tener acceso a él y apreciarlo como tal no nos mejora como ciudadanos.

El estudio de la literatura, por mucho que alguien lo dirija, no salvará a


nadie, no más de lo que mejorará a la sociedad. Shakespeare no nos
hará mejores, tampoco nos hará peores, pero puede que nos enseñe
a oírnos cuando hablamos con nosotros mismos. (Bloom, 1994).

Una obra o autor irrumpe en el canon solo por fuerza estética, esta a su vez se
compone primordialmente del dominio del lenguaje metafórico, originalidad, poder
cognitivo, sabiduría y exuberancia en la dicción. Afirma entonces que el canon
occidental no se trata de un programa para la salvación social, sino más bien se trata
de una lista de obras que, por su valor estético, sus lecturas implican un placer
individual que solo unos pocos pueden experimentar. En este sentido, el canon por
antonomasia no es más que una travesía elitista.

En definitiva Bloom plantea su crítica literaria desde una anticrítica, es decir, el


autor plantea radicalmente un intento de desbaratar a la crítica literaria de la segunda

3
mitad del siglo XX bautizándola con el concitador nombre, La escuela del
resentimiento. Quienes componen este grupo son principalmente la crítica marxista, la
feminista, el posestructuralismo francés. La escuela del resentimiento está compuesta
por todos aquellos que, según Bloom, reivindican los textos a partir de principios
extraliterarios y por fuera del valor estético. Por ejemplo, Bloom desacredita la
reivindicación de algunos textos cuyo valor, en algunos casos, es haber sido escritos
por una mujer. Acusa a la crítica feminista de ponderar a autoras que han sido
víctimas de la opresión machista. Hay un texto que es el ensayo de Virginia Woolf
llamado Un cuarto propio: se trataba de un lugar privado en el que ella pudiera escribir.
Virginia Woolf fue una de las grandes autoras de la literatura universal que escribió en
la época pos-victoriana en Inglaterra (del paso del siglo XIX al XX). Pero Bloom dice
que para que el texto pueda ser verificado es necesario que tenga alguna otra cuestión
más, además de haber sido escrito por una mujer. Y lo que hace la crítica literaria es
tratar de ver la forma en que escribieron sobre la opresión masculina. En este sentido,
Madame Bovary consistiría en una denuncia y esto conllevaría a olvidar el carácter
artístico y el valor estético de una obra monumental.

También podría gustarte