La educación y el educador en el desarrollo y sostenibilidad de las naciones
Nubia Narvaez Álvarez
Corporación Universitaria Iberoamericana
Facultad de Educación
Maestría en Educación
Caucasia, Antioquía
Abril, 2020
El educador: el camino hacia la calidad educativa y la sostenibilidad
La educación de calidad es el 4° de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos
por las Naciones Unidas: “La educación es la base para mejorar nuestra vida y el desarrollo
sostenible. Además de mejorar la calidad de vida de las personas, el acceso a la educación inclusiva
y equitativa puede ayudar abastecer a la población local con las herramientas necesarias para
desarrollar soluciones innovadoras a los problemas más grandes del mundo” (ONU, 2015).
La educación es base para lograr otros objetivos como reducir la pobreza, la desigualdad y para
promover igual de género, así mismo promueve el desarrollo sostenible de las sociedades, dando
lugar a sociedades con menos conflictos y personas con valores ético y morales consolidados,
además siendo más sensibles con el detrimento del medio ambiente y lograr salvaguardar los
recursos naturales: “El desarrollo sostenible implica una formación humana orientada a respetar
los límites biofísicos establecidos por los ecosistemas naturales”.(Collado, 2017)
En una sociedad cambiante los retos a superar son cada día más complejos; las nuevas tendencias
educativas y avances tecnológicos, son un claro ejemplo de esto, en donde el rol del docente se
estrella con nuevos desafíos para llegar a un desempeño acorde a ellos.
Si se desea transformar la educación en miras de una mejor calidad para el desarrollo y la
sostenibilidad de las naciones, y esta comienza con el educador: “Sin docentes, los cambios
educativos no son posibles”. Esta parece ser una de las certezas derivadas de las reflexiones y
conclusiones de los balances de las reformas educativas emprendidas por la mayoría de países de
América Latina y el Caribe, cuyas evaluaciones muestran resultados menores a los esperados con
relación a los recursos y al tiempo invertidos. Las nuevas políticas deben atender, en esencia, al
mejoramiento de las condiciones de trabajo de los profesionales de la educación y a un cambio
cualitativo en los procesos de formación, tanto inicial como permanente. (Robalino, 2005)
Particularmente en Colombia, el MEN plantea que una educación de calidad depende
esencialmente del compromiso y del apoyo de los docentes y, por lo mismo, se deben promover
procesos para su mejoramiento profesional a través de programas de excelencia en su formación.
En este marco, en atención a las recomendaciones internacionales y a las características propias
del territorio colombiano, el presente Plan Nacional Decenal de Educación 2016 – 2026 incluye
un desafío encaminado a “regular y precisar el alcance del derecho a la educación”, con el fin de
garantizar las condiciones necesarias para materializar efectivamente el derecho a una educación
de calidad para toda la población, conforme lo ordena la Constitución Política de Colombia. (MEN,
2017).
Inicialmente en cuanto a esos procesos de formación las Escuelas Normales juegan un papel
primordial ya que, han desempeñado un rol histórico destacado en la formación de profesionales
para los niveles iniciales de educación. Según Lache (2018), se consideran problemáticos los
tiempos curriculares para la investigación de los maestros en formación (una hora semanal), como
los tiempos de los maestros formadores para el acompañamiento de estos procesos, dado que
parece que no existe una adecuada relación en términos de horas y estudiantes para asesorar y con
relación a las estrategias empleadas por las escuelas normales superiores para adelantar los
procesos de apropiación social y divulgación del conocimiento que se generan a partir de sus
procesos investigativos, son débiles en la totalidad de las instituciones analizadas.
Siguiendo con la formación universitaria que en estos países "(...) hay pocos y muy selectivos
programas de formación docente a nivel universitario, de muy alta calidad, que enfatizan la
práctica y la investigación pedagógica" (Rodríguez, 2017).
Las instituciones de Educación Superior cumplen una ardua tarea en garantizar una excelente
formación docente, actualizando sus currículos acordes con las trasformaciones que ameritan el
uso de nuevas tecnologías y prácticas pedagógicas, en Colombia la mayoría de estos programas
no están avalados como de alta calidad. El reto de replantear los programas de formación docente
ha promovido la formulación de nuevas políticas educativas que se ocupan en exclusividad
de las licenciaturas en educación, dejando pasar inadvertida la existencia de otros programas
conducentes a otorgar títulos que acreditan idoneidad para desarrollar funciones de docencia, como
es el caso de los Programas de Pedagogía para Profesionales No Licenciados (PPPNL).
(Rodríguez, 2017), que laboran en el sector educativo desde el 2002 bajo el decreto 1278, los
cuales deben acreditar una formación en pedagogía en curos de 480 horas en diferentes
universidades del país.
Según García et al. (2014), en países con modelos educativos exitosos, la formación docente cuenta
con los mejores estándares de calidad y de ahí que sean tan exitosos, teniendo en cuenta también
la selección, la retención y promoción, la evaluación para el mejoramiento continuo, formación en
servicio y remuneración, esto los posiciona a nivel mundial muchos países de América Latina que
han tratado de copiar estos modelos pero con pocos resultados satisfactorios.
Actualmente en Colombia existen dos decretos que rigen la carrera docente, Decreto Ley 2277 de
1979 y 1278 del 2002., la calidad de los educadores se analiza conforme a las siguientes variables:
escalafón, nivel educativo, año de vinculación al magisterio y el puntaje en las pruebas de ingreso
a la carrera docente. En el escalafón 2277 la mayoría se encuentran en los últimos tres grados,
debido a lo viejo de este y que con el tiempo tenderá a desaparecer, mientras que en el 1278 los
docentes están distribuidos en varias categorías y van ascendiendo de acuerdo a las diferentes
estrategias que cada gobierno propone para la aplicación de la Evaluación Docente de Carácter
Diagnóstico Formativa (ECDF) de cada maestro, en donde se asciende por estudio y no por tiempo
de servicio como en el antiguo decreto.
Esto influye de manera muy significativa en la calidad de la educación en las diferentes
instituciones y el aspecto socioeconómico de los estudiantes.
En las instituciones con altos desempeños la mayoría de los docentes presentan estudios de
postgrados, en comparación con las instituciones de bajo desempeño y el número de docentes con
el estatuto 1278 son minoría en estás, otro factor importante es la remuneración que hoy día reciben
los docentes, puesto que es menor en comparación con otras profesiones y esto repercute en forma
negativa para los que quieran escoger esta profesión.
Además se debe estimular el desarrollo de investigaciones y estudios comparados al interior de los
países sobre la relación calidad de la educación – desempeño docente en toda la amplia gama de
indicadores que pueden ser determinados, medidos y evaluados en correspondencia con el
contexto. Es estrictamente necesaria la constitución de instituciones investigativas independientes
con tales fines, además de los aportes que pueden brindar las universidades o escuelas normales
que tienen como objeto la formación inicial y continua del docente. (Escribano, 2018)
Propiciar un movimiento de actualización y perfeccionamiento constante de los currículos de
manera flexible y contextualizada para propiciar la satisfacción total a las necesidades educativas
y preparar a docentes para que enseñen a aprender a lo largo de toda la vida y estimulen la
conformación de proyectos de vida para cada niño o niña desde la escuela. En consonancia con la
formación inicial de cada docente, debe estar la concepción de la formación continua que conciba
una amplia gama de opciones de educación de postgrado, que tengan como base la investigación
y la autosuperación. Esta educación de postgrado debe responder, de manera directa, a las
necesidades de superación, capacitación, actualización, complementación, profundización y, en
sentido general, al desarrollo integral del personal docente e incentivar la innovación y la
creatividad en el desempeño docente como un factor dinámico para propiciar ambientes o climas
favorables en toda la institución educativa y, con ello, un proceso educativo de mayor complejidad
y acción de respuesta responsable a las demandas sociales contemporáneas de carácter regional,
nacional y local. (Escribano, 2018)
Como conclusión, la calidad de la educación depende de la cantidad de recursos, la infraestructura
y el soporte material, pero sobre todo, del empleo que se hace de estos; de cómo se organiza y
gobierna el sistema educativo; de cómo se forma al profesorado; y, de la motivación, el apoyo y
la participación de los grupos sociales o agentes educativos implicados, al mismo tiempo que
subraya la significación de las adquisiciones y logros del aprendizaje para la vida en cada
estudiante en cada nivel educativo. En este orden, la relevancia y la pertinencia de la educación
resultan ideas clave para orientar el análisis en función de la calidad. Un elemento básico que
identifica la educación de calidad es la distribución equitativa de oportunidades con las garantías
requeridas de acceso para que cada estudiante concluya de manera exitosa un grado, un ciclo o un
nivel educativo. La UNESCO señala: “La calidad de la educación requiere de un entorno inclusivo
y democrático, donde todos los niños puedan desarrollar al máximo sus potencialidades”
(OREALC/UNESCO, 2012, p. 79 en Escribano (2018)
Referencias
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innovar en la formación humana. Educación y Educadores, 20(2), 229-248.
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Escribano, Elmys. (2018). El desempeño del docente como factor asociado a la calidad educativa
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DOI: https://doi.org/10.15517/revedu.v42i2.27033
García, S., Maldonado, D., Perri, G., Rodríguez, C., y Saavedra, J. E. (2014). Tras la
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Lache, L., Cedeño, M. y Valderrama, C. (2019). La investigación educativa en contexto en
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Robalino, Magaly, (2005). Protagonismo docente en el cambio educativo. ¿Actor O protagonista?
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