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De Romilly - La Ley en La Grecia Clasica Premisas de Un Problema PDF

Este documento resume un libro sobre la ley en la antigua Grecia. Explora los orígenes de la ley griega y los desafíos que planteaba, como la distinción entre ley y costumbre. También examina la crítica de los sofistas a la ley y cómo esto llevó a una crisis. Finalmente, analiza los intentos filosóficos posteriores de justificar y definir la naturaleza de la ley.

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De Romilly - La Ley en La Grecia Clasica Premisas de Un Problema PDF

Este documento resume un libro sobre la ley en la antigua Grecia. Explora los orígenes de la ley griega y los desafíos que planteaba, como la distinción entre ley y costumbre. También examina la crítica de los sofistas a la ley y cómo esto llevó a una crisis. Finalmente, analiza los intentos filosóficos posteriores de justificar y definir la naturaleza de la ley.

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Jacqueline

de Romilly

La ley en
la Grecia clásica
Traducción: Gustavo potente

I
q Dsseo
Edirorial Biblos d.LeV
Romilly,Jacquelinede
La ley en el pensamientogriego.- l'. ed.- BuenosAires: Biblos, 2004'
Índice
1?9 p. ; 23x16cm. - (Filosofíal

Tladucciónde: GustavoPotente

ISBN 950-786-426-1

l. Filosofia I. Título
CDD T9O

Prefacio
bé-
Cet ouvrage, publiée dans le cadre du Prograrlme d'Aide á la Publication Victoria Ocampo,
néficie clu soutien rlu l\{inistére des Aff¿riles Etrangéres et du Se¡vice Cultulel de I'Amb¡ssade Capítulo I
de Flance en Argentine. Descubrimiento de la ley

con-
Esta obra, publicada en el urarco del Plograma rle Ayuda a la Publicaci<in Victoria Ocaurpo' Capítulo II
de
tó con el apoyo del l{inisterio cle Asuntos Extlanjelos y el Servicio Cultural de la llrul;ajada Límites de la ley: leyes escritas
F¡ancia en la Algentina. 1. Las leyes no escritas
2. Las leyescomunes.................
Diseriode tapa: Luciano Tirubossi LJ. a) Leyes comunesde los griegos
Revisión de la traducción'.I'eandro Pinkler
b) Los "patria"
Coordinación'.Móni ca U rrestarozu
3. Leyes no escritasy ley natural ..
Armado: Ano Souza

Titulo del origintrl francés:La loi dans Io pettségreqtrc Capítulo III


O Societéd'edition Les Belles Lettres, 2002 Premisas de un problema .......,.
1. Ley y costumbre
O Deseode Le5',2004 2. La relatividad de Ios nomoi
Mendoza 3266 Í428), Buenos Aires
[email protected] / www.deseodeley.com.ar Capítulo fV
@ Editorial Biblos, 2004 La crítica de los sofistas
PasajeJosé M. Giuffra 318, C1064ADD BuenosAires
[email protected]
Capítulo V
Hecho el depósitoque disponela Ley LI-723
Impreso en la Argentina
La crisis moral

alnra- Capítulo VI
Ni¡guna partede estapublicación, incluidoel diseñode la cubielta,puedereproducirse,
quími- La defensa de Sócrates: el cont
cenarseo transmitirseen forlnaalguna,ni tampocopor medioalguno,seaésteeléctrico,
co,nrecánico,ópticode grabacióno de fotocopia, escritapor partede
sin la previaautorización
Capítulo VII
la editolial.
La justificación política: las
Esta prirnera edición de 1'500 ejenplares
fue impresa en Laf SRL,
Capítulo VIII
Espinoza2827,BuenosAires, La justificación filosófica: ley y
RepúblicaArgentina, 1. La ley y el orden de la naturaleza
cn se¡rtienrbrede 2004.
{lt D¡: Rotull,l.Y

ienosen los textos que se conservan):se Capítulo III


, Sobrels coronaya citado;rrlpero pare- Premisas de un problema
¡ecisiónrecién con Al istóteles' En él la
flaramenteafirmada. Citamos antes un
ilas leyes particulares,propias de cada
lna "naturales":"Por ley cotnúrn,entien-
Vtito o Nicúnac:o,v, 10 (1134b), Aristó-
que
[justicia"legal":"Es natural aquella
idependede tal o cttal opinión"'
Inatural" no se haya difundido antes no
hrgir sino comoresptlestaentre la fatno-
huct,rmatíauna itltpot'tanciaprirnordial
[t" .tn esfuerzodc cr¡nciliaciónluego de El problernaque debía plantear la ley en Grecia está ligado a las condiciones
Ien la elecciónclelas palabras,la huella en Ias que había nacido.
la ley no escrita re-
equi'l'ocó:
ftelesno se La palabra nonlos,adoptadapara designarla,no traía consigo,comolo vi-
I ntos,referencia alguna a un legislador humano o divino: se fundaba en un es-
loblemadesdeotro punto de vista que el tado de hecho y representaba,por consiguiente,un clerechoenteramentepo-
y
i ley política,las diversasderivaciones sitivo. Es ésta la razón por la cual, desde su inicio, la dificultad fue trazar
testimonios de dos rasgos
Ita ahora dan una línea en el límite inferior y de buscar en qué la ley se distinguia de la
sirnple costumbre, puesto que la palabra nonlos,en g:.iego,se aplica tanto a
intes y tan diferenteslnarcan claramen- una corno a otra. El th.esmostenía un garante, incierto, desconocido,pero
joven demo-
I ta tey escrita,orgullo de la confusanrenteadrniticlo.El nontos estableceuna lnanera cleactuar y única-
lmisma. ni alcanzaba a identificarse con
y a mente la ratificación política, en condicionesmal determinadas,podía san-
frasiado limitada, deurasiado parcial
cionarla.
!y escrita era, en cierto sentido, illferior
! Esta ausenciade garante será el punto débil en el que la crítica de los so-
I
fistas, demasiadolaxamente acogidapor Lrnaciudaclya rnenosunida, debía
icrita aparecerelativa y limitada ante la golpearal ruo¡nosa riesgo de destruirlo.
irnaso mellosuniversal, los avatares que De hecho, la obra de Heródoto constituye un testimonio interesante del
ln la evoluciónde las mentes, sufriría el modocn que se abriría la crisis. La obra del historiadortoclavíadesconoce
lue tenía por función escapar. la
crisis:sóloconocesus fluctuaciones,sus deslices,un malestarde vocabulario
be segundoproblemaque debía plantear
y un principi<l de ideas nuevas. Pero este malestar de vocabulario y estos
lu relaciónconlas costumbresy al descu-
principiosde ideasntlevastnuestrana las clarascómoel progresointelectual
[ue teníantales costulnbres.Tal proble- que rnarcóel siglo v traería, naturalmente,la crisis de la lev.
h de Sófocles;y las tomasde posiciónque
b, el esfuerzoreiterado de los griegos de
he un orden lllenosmovedizo;pero expli- 1. Ley y costumbre
peot" encontraraante una dificultad que
f El rnalestarde vocabularioes flagrante;y la obra de Heródotoes testir¡o-
que deja a la ley escrita a su cuen- nio de la arnbigüedadligada a la palabra nontos.
ftada,
I El excelenteíndice establecidopor Powel para la obra cleHeródotoclistin-
gue los dos valores principales de la palabra que son "costurnbre"y ,,ley":
cuenta sesentay tres ejeurplosde la primera y cincuenta de la seguncla.pe-
ro en realidad es a menudo difícil asignar el empleo de una categoríao de la
r¡tra.
t41l
Pu¡:trtls,ts I)E tJN pt¡o¡lt,¡lt\tA 43
J A ( r e l r u r , r N t ) DR o N r l l . l , Y

v un pasaje, al menos, muestra que Persia no sólo tenía leyes políticas reco-
Al tratarse de ciudadesgriegas,tenernostendencia a hablar dc "leyes".Y
nocidassino también funcionarios encargadosde interpretarlas: es el pasaje
con razón, cuandoel texto trata de estructuraspolíticas.Algunos casosson
del libro lll,r-'endondevemosa Cambisesconsultara losjuecesrealesque "in-
indiscutibles:cuandoHeródotohabla de los nontoi de Solón(t,29, \ y 2), sa-
terpretan el derechoancestral" (th.esntoi), para saber si puede desposara su
bemosde qué se trata. Lo mismo, sin duda, cuandohabla del ¡orr¿osque es-
herrnalra:éstos le respondenque no encuentran ninguna ley que lo permita
tablecela sucesiónreal en Esparta (v,75,2). Pero las cosasse cornplican (notnos),pero que encuentran una que le permite al rey de Persia hacer Io
apenas deiamos el plano político. Cuando habla de los reglamentos que es-
que quiera (tII, 31).
táUtece¡qn" to. cabellosse lleven cortoso largos (t,82,7 y 8) se puede ad- A decir verdad, el pasaje muestra bastante bien la diferencia entre la ley
rnitir que sea una ley; incluso la dimensiónde los prendedores,si está liga-
griega y la ley persa. Por una parte, esta última es aún -escrita o no- el área
da a un hechopolíticoy a una decisió¡ pública, puede ser corlsideradauna iniciadas;por otra parte, las di-
reservadaa algunaspersonas,especialmente
ley (V,88, 2). Pero si se trata de observanciasreligiosas,la certczaes menor; racional y sistemático:hay que buscar,
versas leyes no forman un universo
por ejetttplO,cuando leemos que los es¡lartanostienen por "regla" el llo en- y y, la segunda "ley" nos da buena prueba de
encontrar conciliar; finalmente,
iru, ór, cámpañaen ciertos momentos(vt, 106, 2). Y sigue siéndolocuaudo que el déspota,comohubiese dicho Eurípides, "detiene la ley en sus propias
(por ejernploen
es cuestiónde costumbrescuyo origen no ha sido precisado jurÍdica de los jueces reales justifica bastante el orgu-
nranos".La casuística
VI, 111,1, donde se dice que era eutonces"regla", entre los atenienses,que en materia de ley.
llo griego
el polemarcaocuparael ala derecha). Pero, al mismo tieln¡ro, el pasaie confirma que, en Herridoto,ningún tipo
Con más razón nos asaltan dudas cuandose trata de otros puebloscuyas de distinción se hace entre los diversosvalores de nontos.La palabra se em-
costurrrbresson descriptaspor Heródoto.Algunas pueden ser leyes,otras son plea para todo tipo de reglas,entre todo tipo de pueblos.Y esasreglas,escri-
eviclentementecostumbres:religiosas,l stlciales,ali¡nentarias, etc' La pala- tas o no, fortnuladaso no, erau, con tal de que fuesenobservadas,llalnadas
bra notttoseS,en estoscasos,sinónin'lode costumbres,hábitos'zInclusotra- n.omoi.
tárdose de reglas que establecenla atribución de funciones políticas, no se El hechotiene su consecuencia pues,descubriendola variedadde los usos
hablará de "ley" puiu ,r.r texto que relata que, entre los etíopes,"es aquel de y las costumbres,los griegosse volvían nás sensiblesque otros a la variedad
los conciudadanos reconocidopor ser el más alto y más fuerte eu proporcióu
de todos los nornoi, incluso la ley política.
a su talla, que juzgan digno de ser rey" (tll, 20)' En realidad este descubrimiento,que se expresa en muchos textos, cons-
griegtls,simples costurnbresy
¿Sedirá, entonces,que existen, entre los tituye el primer paso que lleva a la idea de la relatividad de la ley.
cusirrmbresque se han vuelto leyes,mientras que entre los bárbaros s<ilohay
establecida por De¡rarato en- Ahora bien, la variedadde los usosapareceen los textosya en el alba del
costurnbres?La distinción, tan or¡¡rllosamente siglo v. Aun una generación antes de Heródoto, Hecateo había tratado de
tre griegos y bárbaros, y que citamos en el capítulo I,:rpodría, es verdad, su-
Sin embargo' nueva- describir la Tierra, que sus viajes le habían enseñadoa conocer:había esta-
gn.irto; y tál opinión se ha podido encontrar en Grecia.
para Heródoto la obedien- do en Egipto y había observadosus costumbres.Igualmente Heródoto, na-
inente,'üs dificultades aparecen rápidamente. Si
cido en Asia menor, y gran viajero también, se interesa por las costumbres
cia a las leyes (y sólo a Lasleyes) es característica cle Grecia, es difícil atri- de los diversos pueblos. Este interés rige incluso la estructura de su obra,
per-
buirle la idea de que bárbaros civilizados y organizados,como eran los pues, por cada pueblo conquistadopor Persia, éI cornienzauna nueva mono-
sas, no tuvieran en absoluto Sin
leyes.'l duda, sus nonroi aparecen a veces en
de edu- grafía, un nuevo logos:más preocupadopor la descripción sociológicaque
.r' ábr" comosimples hábitos (por ejemplo en I, I3'7,1, donde se trata
por la historia de los acontecimientos,y se dedica a análisis y descripciones
cación y de castigos,o en I, 140, 3, de costumbresreligiosas).Pero otras tie- que constituyen un cuadro sistemático de los usos y las costumbres de ese
nen própiamente valor político (por ejemplo, vll, 12, 1, en donde se trata el pueblo, mostrando en qué éstos difieren de aquéllos. La guerras médicas,
,rorni, que pide que el rey designe su sucesorantes de entrar en campaña); que pusieron en contacto a tantos griegosy tantos bárbaros, no podían sino
estirnular esta curiosidad, basada en la comparación.Y textos de toda natu-
,'reglas"egipcias,casi todasreligiosas:por ejemplorl, 3?,1;39, 4; 45,2;65' 2' En' raleza nos pennitcn seguir su desarrollo.
1. véanse las
ltr'' 26, 1).
tre las reglas religiosasfiguran, naturalnlente, los ritos de se¡rultura
2. VéaseE. Lar.oche,Histoired.elo rrtci.n.eNt:tt-cngrec anciett.,París, Klincksieck, 1949,p' 189'
5. Lo que ¡rlueba que no hay t¡ue distinguir (del ¡-runto de vista ora de l¿rs realidades evocadas
3. Véasesapra, PP. 19-20. ora de las costumbres del histo¡'iador) entrc el conlit-'nzode la oLrra v su final: r'éase E. Laroche,
montentod¿rdo.re-
4. También para Egipto se encuentran en tt, 136, 2, dos leyes tomadasen un ob. cit., p. 1ft9.
l¿rtivasa las condicionesde préstamo.
lil Jecqt tut.rNt ¡lr: Rotrttt.t,t P¡r¡;tUlsts l)1.;t,N t,R()Íil,!:t\tA 45

Para los textos científicos,existe un pequeñotratado médico que merece neral parece haber querido mostrarse abierto de mente, sosteniendoque si
ser citado aquí; es el tratad<lhipocrático Sobrel<¡saires, aguosy lugares. Los bien los n.ontoide los bárbaros diferían de los de los griegos,no eran de nin-
eruditos que estudiaron la noción de ley en Grecia no olvidaron citarlo, pues guna manera inferiores.
of'recela particularidad de explicar la naturaleza física de los pueblospor la En Andrómaca (176 y 24il se hace u¡ra alusión despreciativaa la ausen-
influencia de sus costumbres.'iEstos eruditos no están de acuerdoentre sí so- cia de nontos de los bárbaros o a sus notnoi dif'erentes,pero estas palabras
bre el autor ni sobre la fecha.?Por el tnomento,puede ser suficiente recordar son puestasen bocade Hernrione,lajoven griega injusta, que no conocea la
que el autor estudiaba la influencia del clirna en la salud y esto lo llevaba a bárbara Andrórnaca.En Helena, una "costunbre indígena" que Menelao ob-
comparar Europa y Asia, a citar a Egipto, a Libia, a puebloscomolos Inacro- serva con desdénha salvado,de hecho,a Helena (800).En las Bacantes,fi-
céfalos,los habitantes del Fasis o los escitas:para cada uno de estospueblos, nalmente, el gr"iegoarrogante y necio que es Penteo afirrna la srrperioridad
se esforzabaen precisar un carácter propio y de decir en qué diferían ulros de los griegos sobre los bárbaros que festejan el culto dionisíaco:"Es porque
de otros "por la naturaleza o por la ley".nIJna curiosidad tal se sitúa en la lí- son mucho menos esclarecidosque los griegos",y el dios responde(484):"So-
nea de la investigaciónde Heródoto. bre ese punto, lo so¡rmás. Otro país, otros nontoi.".t2
En cuanto a los textos literarios, son menos característicospero podemos Es evidente que todos estostextos nos llevan a concebirla ley comoun usc)
recordar las curiosidadesgeográficasde Esquilo y la cornplacenciacon la que tradicional, como un derechoconsuetudinario.Y las polr'liade las que habla-
explaya sus conocimientos,que se trate de los nombres iranios qtle suenan mos en el ca¡:ítuloanterior son una de las formas dc cste derechoconsuetu-
en la tragedia de Zr¡spersqs <.¡bien de las largas evocaciones de viajes prollle- dinario. Mas no agotanel sentidodel término. Y está fuera de dudas que in-
tidos a Io en Pronteteoencadenadoo, aun, de la insistenciaen el carácter clusola ley escrita,en Grecia,se funda un pocoen la tradición.Ratifica una
egipcioque marca, en distintos grados,a las hijas de Danao y a los hijos de costumbreantigua; y extrae bucna parte de su autoridad del acostumbra-
Egipto en las Suplicantes.Esquilo insiste incluso, en esta última obra, en miento,que viene a reforzar.Aristótclestiene buenaconcienciadc ello cuan-
¡:recisarque egipciosy argiv<-rs no tienen el mismo notnos(397-391).'g Una in- do en la Político muestra el peligrode las leyesinestablcs:dice que la ley no
sistencia tal se vuelve a el'nparentarcon la investigación de Hcródoto. Pero puedeir "contra la costumbre,que sólose creacon el tiempo" Í269 a, 15-18).
habiendovivido de cercalas guerrasmédicas,que le dejaronuna huella pro- Pero,en la medida misrnaen que, asimilandola ley a la costumbrc,reve-
funda, Esquilo es rnenostolerante que Heródoto:para ó1,bárbaros y griegos lan la diversidad que aflige tanto a una como a otra, los textos antes citados
son enemigos.r" conducena considerarlas relativas a ambas: el conocimientode pueblos ex-
Por el contrario, si se avanza un pocoen el tiempo hasta desptiósde He- tranjcros habitúa a considerar que los usos son diferentes y a cuestionar str
ródotoy se analiza a Eurípides,ttuno compruebaque la investigaciónsocio- valor.
lógica, a fuerza de imparcialidad, sc ha vuelto escéptica:Eurípides no cree
más que los griegossean necesariamentesuperioresa los bárbaros.Segrinel
2. La relatividad de los notnoi
capricho de los acontecimientos,ya se encuentre temeroso por su patria o
harto de las guerras, presenta un aspectode los hechoso el otro. Pero en ge-
Si los nomo¡.son a tal punto diversos,es natural preguntarse si unos va-
len más que otros. Eurípides, en los textos antes citados,se lo pregunta. Pe-
6. Véaseinfi'a, p. 54. ro ya Heródoto planteaba el problema. Lo zanjaba con resoluciónen el senti-
do de la relatividad. Al menos esoes lo que surge de un pasajenotable, situa-
?. Nos referiremosal estudio detallado de Heinimann, corregidopor el artículo de IVLPohlenz,
"Nornosund Physis",Hermes,8l, f953. pp. 418-438(Pohlenzle atribuye el tratadoa Hipócra- do en el capítulo38 del libro rn.
tes y lo fecha alrededorde 425). El texto vale que nos detengamos.Concierne,sin duda, más a las costum-
8. Véasextv, comienzo. bres que a las leyes.Apunta incluso a las costumbresde orden religioso, a los
p. 17: en otro pasaje,Esquilo insis-
ritos. Pero la ambigüedad misma de la noción de nomoshace que no se pue-
9. Se tr.ata.aparentemente,del nontospolitico,véase.srrprrr
te soble el hecho de que sus diosestantpocoson los mismos 1922.). da atacar una de las realidades que abarca la palabra sin que el ataque se
extienda a las otras. De hecho,los nontoi citados por Heródotoy por Eurípi-
10. Véasel)enróstenes,que en las Sinnrias,32, dcclara que una guet'racontl'ael b:irbarose ha-
ce "pala dc'fendersu país, su v.ida,sus costumbres,su libertad, y todo esetipo de cosas". des corrciernena las r:elacio¡res
humanas más sagradasy podrían ser presen-
11. Sófoclesno se ocupó mucho de las valiaciones de costumbres(sobresu actitud en relación
véasesupra, p.281, pero tiene la mism¡r tolerancia de l{eródoto: en el fi'agmento
con el r¡nr¡¿rrs,
851 dice que es hermososeguir los ¡¿o¡¡¡oide su propio país' 12. I\'ad. L)elcourt, salvo para la úrltinra ¡ralnbra. Se podria agregar {igen ia en Táurkl.e, 466.
46 J¡t;c¡un¡-lNn r)E Rot\tlt,t,Y PRDt\t¡sAst)li LIN Pttt)lll,DrlÁ

tadas bajo la forma de princi¡lios éticos.Y, además,ciertos ttotttoide Heródo- le el mismo sentido).r''Pero,cualquierahaya sido su origenrt'y
su sentidopri-
to, tal comolos nonroi contrariosde las Supl,icantesde Esquilo, son, o podrían 'Será, es segul:o
migenio, que Heródoto le da un sentido relativista'
ser, leyes escritas. La validez de la ley política corre el riesgo de ser quebran- en este sentido, sobrcpasado:el apólogotoma un valor verdadera-
tada por el sentimiento de variaciones sociológicasa las que todo ¿on¿oses rnenterevolucionarioen las manos de un sofista cuyo nolnbre
es desconocido
expuésb, variacionesque prohíben que se les aplique el más mínimo criterio ., o,ru putu"e haber escrito poco des¡rués de la guerra del Peloponeso. Nos
de valor. tratado intitulado Dial.exeis, o dobles,
Dis<:¿trsos qlue
áu"au áe él un pequeño
Aunque ciertamente no lo haya previsto, Heródoto,al escribir el capítulo ior f.r" transmiticlo con las obras de Sexto Empírico. Acerca clel bien y del
III, 38, preparaba, ya, lo que habría de ser la crisis de la ley' y
mal, de lo bello lo feo, de lo justo y lo injusto, de lo verdadero y lo falso, el
El texto, sin embargo,tiene un aire mlry inocellte. Es relativo al mismo autor presenta una serie de breves antilogías que lnuestran cada vez córno,
Cambisesdel cual hemosvisto la consultaa losjuecesreales.Esta vez Heró- o las dos nocionesse confundeny entoncestodo juicio es relativo, o son ver-
doto nos cuenta las manifestacionesde grosería que este príncipe se pertni- daderamentedistintas y ésa es la condición del discurso.Que este sofista le
tió contra los pueblosextranjeros, e insiste sobre la locura que denotaba es- inncgable:f i está emparentado con él por su
deba mucho a Protágoras es
ta manera de atacar los usos y las costumbresajenos. Para lo cual emplea práctica de los discursosopuestosy por el lugar quc da al relativismo. Pero
sucesivamenteun apólogoy una a¡écdota, que son ambosde igual importan- ,rnu .ot" es cierta: el apólogode Heródoto se pone aquí al servicio de la críti-
cia en lo que concicrne a la historia de las ideas. El apólogoestá construido ca de valoresmás lúcida y tnás decididaque se puedaimaginar'
sobre una hipótesis: "Si, en efecto,se propusicra a todos los hombres elegir El autor la aplica,en efbcto,tal cual, al juicio que los hombrestienen so-
entre todas las costumbresy se les pidiera escog€rlas más hermosas,cada bre 1oque es beilo y lo que es feo, habiendoadmitido -y los ejemplosque da
Ilr uno, luego de un detenidoexamen,elegiría las de su país, tan convencidoses-
tán, cadá cual por su lado, de que las propias costumbresson con mucho las
lo prueban- que se trata de la bclleza física y moral juntas. Ahora bie¡, él
esáribe(tt, 18):"Si alguien le ordenara a todostraer en común lo que juzgan
más bellas". feo,y luego de tomar en la masa lo que cada uno considerabello, me imagi-
La historia es hermosa cn muchos aspectos.Primero, trae un c<¡rrectivo no que no quedaríaabsolutamentenada: todo se habría distribuido entre to-
elocuentea la nociónoptimista-tal comose la encuentraen Platón-r'rde que doS;pues no tienen todtlsel lnismo juicio". Y, a continUación,nuestro autor
el exarnende las diversas costurnbrespermite escogerlas mejores.Y se pue- cita un breve poemacliciendoque únicamentela ocasióndecidelo que es be-
de decir que abre de un solo golpe la puerta a todas las formas de relativis- llo y lo qru feo (es clecir,lo noble o lo vergonzoso).riMás adelante,que-
mo y de subjetivismo en materia no sólo dc derechosino de ética. Asimismo, riendo "r
presentar la antítesis,repite el apólogoen términos casi idénticos(lt,
tiene una historia y gana al ser colocadadentro de una serie' 26) y résponde que lo sorprendería que lo que se ha traído como feo se en-
Encontramos,en efecto,en el libro VII (152) una fórmula casi equivalente cuentre bello y no como era antes. Si se trajo un buey u oro' se encontrará
para referirse a lo que tienc de subjetivo la apreciaciónde la felicidad y la buey u oro.
desdicha:

si tocloslos hombrestrajeran a un lugar sus desdichaspersonales cd Apollonium, 106 b-c; Valerio N4áximo,r'rr,2. EI apólogotambién po-
14. Plutarco, Co¡tst¡loti.o
para intercambiarlasconlas de susvecinos,cadauno,despuésde ha- dría nencionar la rectificaciónde un punto de vista mer¿rrnente afectivopor una oportuna com-
ber examinadobienlas desdichas ajenas,volveríaa llevarselas propias paracióncon otlos. SegúnW Nestle, tendríamos aquí la forma original'
conalegrÍa. 15. Se habló de la ciencia iónica; un or'igenpopular es nás verosímil.
16. Esto es verdad aunque no se haga su discÍpulo,pues él rnismotendría tendenciaa defender
El sentido de este apólogono deja dudas: Heródoto lo presenta parajus- los valoresjustamentecuestionadosaquí. Según Untersteiner, refutaria la tesis de Gorgiasgta-
tificar la idea de que ei harto difícil encontrar, entre varias versionesdc los cias al pensamientoclel-Iipias.Y el hechoes qu'eel optimismo de ciertas solucionesque propo-
hechos,la que es verdadera.Es, pues, un se¡ltido,ya, teñido de escepticismo. ne co¡.-spondeal estilo de este último. Se h¿rblótambién, pararel apólogoen general,de Protá-
goras misrno (véaseF. I{einirnann, ob. cit., pp. 80 y ss., que pt'esenta,al respecto,una nutrida
No es seguro que haya sido ése su sentido de origen. En todo caso,no es
discusión).
el sentido que le atribuye ni Plutarco (que se lo atribuye a Sócratesy extrae
l?. La noción de 'Juicio" está expresadapor voní(nv, que es la lnisr¡a raíz de non¡osy quiere
un tema de consuelo),ni Valerio Máxirno (que se lo atribuye a Solón dándo-
decir "tener por eslablecido,tener por opinión o por regla"; iguahnente,el poemdcitado está des-
rle los hombles,que es a la vez su "uso" y tal vez en parte su "ley"' Es,
tinado a ."l'"Iu. el r¡¿n¿r-¡.s
pues.incuestionabltrque toda esta argumentaciónestuviera normalmente asociadaa la crítica
1 3 . V é a s e . r ^ z p n r ,P P . 1 3 - 1 4 ' de la ley.
Ptt¡;trtts,rs [)E I rN ptt()tJllit\fA 49
48 Jtt;eu¡;¡.tt¡ti ol: R¡-¡trttl,¡,t

sea cual fuere la opinión propia del autor (a la que defrendecon alguna bre es la reina del mundo". La interpretación de este verso es un testimonio
i¡genuidad), se constata que el apólogose volvió el arma del relativismo
lng- decisivo,pues a lo largo de la historia de la noción de ley no ha cesadode ser
Y esta circunstancia nos ayuda a percibir que, bajo la sonrisa toleratrte citado en un sentido o en el otro. La cita ha sido alterada, modificada,dada
"rl.
de Heródoto. se escondeel germen de una crítica, que ya es relativista'
pero vuelta, comentada;y el pensamientode cada autor se refleja en la manera de
que aún no tiene nada de destructivo' hacerlo.
Ahora bien, es importante definir su posición, pues es el único que ha liga- El verso de Píndaro es conocido.Pertenece a un poema perdido cuyo tex-
do el apólogo al nor,is. No es, por supuesto,más que non¿osen el sentido
de ¿9fue parcialmente encontradosobre papiro, hace algunos años;leeste poe-
costumbre.Pero, si se miran las tres fbrnas del apólogo citadas aquí, se pue- ma evocabala manera como Heracles roba los bueyes del gigante Gerión.
de observaruna suerte de progresión:en \{I, 152, en un texto
que parecedar Procedecon violencia, pero ésta estájustificada por las órdenesdadas al hi-
el relativislllg se refiere a juicios de ordcn afectivoy jo de Zeus.Y Píndarocomienzadiciendo:
la versión más célebre,
y
habla de penasy alegrias;en III, 38, Heródotolo aplica a las reglas tradicio-
que atañe ya a un área que implica algún respeto; y' un ter- r'eyde todoslos seres,mortalese inmortales,los llevade
EI norrros,
nes religiosas,rs lo Asi juzgopor las ha-
y justihcala extl'emaviolencia.
morales' su brazosoberano
cio de siglo más tard,e,el autór de las Dialexeislo aplica a los valores zañasde lleracles: ¿acasouo ha conducido,sin haberlospedido ni paga-
Estado se sitúa,en algún punto, entre los ritos y los valores mo-
La lev del do, a los bueyesde Gerión hasta el ¡rórticociclópeode Euristeo?2o
las que
rales. Ei apólogode rrr, 38, trae el primer testimonio de las críticas de
la ley sería pronto objeto. Pronto, este texto se volvió célebre: el pasaje de Heródoto lo cita colno una
plro, soúre todo, ia posición i'termedia del texto aparece cuando se le
que debía extraer fórrnula conocida. Y es evidente también que inspira indirectameute otro pa-
opone la conclusiónque Heródoto extrae del apólogoa la saje del historiad<-rr,aquel en el que Dernarato explica que los griegos tiellen
todo este
lá gente que ataca el autor de las Dial,exeis.Pues toda esta crítica, "un ano, el notnos", al que temcn más de lo que los persas temen a su rey. El
expresan en el tex-
,."üti',ri"nio, todo este escepticismo'que se anuncian o se noff1.os no es más que una adaptación del r¿on¿os
desp<>tés basileus, destinada a
de las reglas,
to de Heródoto, conducen,no a una negaciónde la aceptación crear un ¡:aralelisrno más estrccho (y por el'rdeun contraste más neto) entre las
respetarlas
sino más simplemente a una tolerancia creciente,que tiende a dos formas de soberanía que represelltan el dés¡rota asiático y la ley griega.
que anuncia eI apó-
todas, inclusolas ajenas.Tal es el sentido de la anécdota, Pero la carrera del verso no se detendrá ahí. Se conoce la cita célebre que
logo y que infiere de él la lección. de ella hace Calicles en el Gorgias de Platón. Y se lo encuentra, en Platón, ya
""óurín",
explica Heródoto,"en el tiempo en que reinaba, llan'róa los grie- bajo forma de cita textual, ya bajo Ia de alusióIl precisa' en las Leyes, en 690
co-
gos que estaban en su eutorno y les preguntó a qué precio consentirían b, en 715 a 1, en 890 a 4. Adentás, para complicar aun rnás las cosas,hay en-
gdegos, por supuesto, rechazan la idea.
irrur* a sus padres muertos". Los tre estas citas pequeñas diferencias de texto, que pueden haber sido provo-
padres
EntoncesDaiio llama a ciertos indios que se dice que se comían a sus cadas por algún accidente material, pero pueden también, y con lnayor vero-
y, ..etlpresenciade los griegosque' por irrtermedio de un intérprete' compren-
I diun ló que se decía,les preguntó a qué precio aceptarían
quemar a sus pa- similitud, deberse a errores o a deformacioncs deliberadas, insertándose en
las múltiples polémicas que suscitaba por entonces la ley." Las divergencias
se horrorizan. Y Heródoto concluye:
dres muórtos": los indios, naluralmente, del texto reflejarían entonces la fama del verso y la variedad de las interpre-
,,Tal es, en estos casos,la fuerza de la costumbre;y, en mi opinión, Píndaro
taciones que ofrece. Por lo demás, estos cuestionamientos fueron conocidos
dice la verdad.cuando declara que la costumbrees la reina del mundo"' mucho después: se encuentra un eco enla Retórico de Elio Arístides, en el si-
La anécdotamisma ilustra bien una orientación relativista: a cada cual glo It después de Cristo, en los Stronwtq de Clemente de Alejandría, y en la
que toca
sus ritos, a cada cual sus valores.Y es tanto más ilustrativa cuanto Apología de Sócrates de Libanius, erl el siglo tv después de Cristo.22
pr".i.u-unte la cuestión de las sepulturas y, más aún, las sepulturas de los
propio para sacudir el corazón de la gente y
ird"er. Era realmente un tema
que tenía que ver con las leyes divinas, no escritas, absolutas' 19.VéasePap.Ox., 1961,26,N" 2450(queno figut'aeu Snell)y véaseWilly Theiler,Nó¡togó
in-
Por otra parte, la conclusiónque extrae d'eun verso de Píndaro da rrna nd.vto<¡r' ptror),eúg,It4Ltscut¡tflelL¡cticuttt,22, 196ró,69-80. Se encontraron 52 r'ersos, pero no el
haciéndole afirmar a éste que "la costum-
terpretación netalnente relativista, comienzo. Éste, cor-rocidoindirectamente, era el fragmento 169 Schloeder, Snell (= 49 Puech).

20. Trad. Puech, revisada en el comienzo.


21. Véase J. Ht¡mbelt, Polycrutis, l.'acusctteurda Socmtteet Ie Gorgi.ns, París, 1930.
(<¡b.cit., p. 80, n. 54), sería un sofista quien
1g. segúrn algunos. entr.e los cuales está [Ieininrann 22. Las referencias ¡rnra estos tles autores son. res¡rectivanrente, 45, 8? ss.. 29, 181 ss., ti?.
huhría introclucido en et apólogo la noción de "ley'''
J¡reetrnl,lN¡;u¡t Roruu-ut Prrurrtts¡^sl)ti UN pR()tll,¡it\tA DI

Pero, además, independientementede todo debate sobre el sentido o el tes artículos que la usan, encontramosincluso en 1956 un libro entero de Gi-
texto clel verso, se encuentran, a partir del siglo v y a lo largo de la historia gante así titulado.26
de la literatura griega, alusioneso citas. Pero, volviendo a Heródoto,se ve también hasta qué punto es irnportante
Aveces los autores hablan del ri.ornos rey, sin más. Es lo que hacen los de- determinar con qué espíritu, é1,que es el primero en ref'erirlo, ha usado a
fensoresde la ley. Así, el texto sofístico del siglo v que se llama Anónimo de Píndaro y si, antes que los dernás,no le ha aportado ya una primera defor-
Jámblico2'J y que es una defensa del orden y de la virtud, declara,durante su mación.
demostración, que la imposibilidad en que se encuentra el hombre de bastar- I ante todo, ¿quéquería decir Píndaro?Tles interpretaciones extremas
se a sí mismo en la natur aleza, explica el porqué el nomos y la justicia "son fueron propuestas.
reyes entre los hombres".2'Otros retocan el texto, para inscribir una nota de Para Heródoto, se trata manifiestamente de costumbres,de ritos; el tex-
hostjlidad. Así el sofista Hipias dice, en el Protógoras de Platón' que el no- to querría decir, para é1,que los diferentesgrupos humanos están sometidos
,??osse opone a la naturaleza; y que por eso se le dice el "tirano de los hom- a tradiciones propias contra las cualeses inútil luchar. Para gente como Ca-
bres" (337e): Hipias, siendo sofista, al igual que Calicles se niegaa reconocer licles, el texto querría decir que la l"y (d" naturaleza) justifica la acción de
la soberaníade la ley, y por eso reemplaza la palabra rey por la de tirano; pe- los más fuertes. Finalmente, para los numerososcomentaristas,el texto sig-
ro la referencia a Píndaro no deia de ser evidente.zr' Puede ser que haya un nificaría, por el contrario, que la regla divina puede llegar a justificar el em-
ecode la fírrmula pindárica en un pasaie un poco oscuro dela Hécubo de Eu- pleo de la violencia, en nombre de un principio más elevado.La primera in-
y el 'lrornos que terpretación es positivista; la segundabrutahnente realista, y la tercera, re-
rípiclesdonde trata de la fuerza que pertenece a los dioses
tiéne poder sobreellos".2'j Es probablementeel mismo casocuandoLisias, en ligiosa e idealista.
el sigü rv, evocael rol de Atenas en el nacimiento del derechodemocráticodi- Si se aparta el sentido de Calicles,que supone ideas mucho más avanza-
cienáoque los hombres deben tener "el nom'ospor rey y el logospor guía" (II, das sobrela ley y la naturalezade las que podía tener Píndaro,y que juega
19).NuávalnentePlatón, en un pasaje ya citadode la carta wII, diceque' ba- un poco con las palabras,2equedan dos se¡rtidosperfectamenteposibles:no-
jo un régimen Sano,"elnonToses el soberanoque reina soble los hombres' e¡ mos puede ser la costumbre o bien la ley divina. Los dos sentidosson diame-
vez de que sean éstoslos tiranos de las leyes"(354 c). Se diría que la fórmu- tralmente opuestos.
la se vuelve comoun serruchoy que cadauno la empleapara sus fines. Pla- Los intérpretes modernosestán divididos. Los que se podría llamar, en ge-
tórr la introduce, sin razón, en el discurso que atribuye aAgatón (Ban.quete, neral, racionalistas, tienden al sentido de costumbrey han consideradoque
196 c) y Aristóteles se queja de que Alcídamas la use inútihnente (Retórica, Heródotocitaba el fragnrento en su sentido original;3')Ios otros han visto en
la fórmula una referencia al orden del mundo, que éstc implica una inspira-
III, 3). il4ás adelante, la volverenlosa encontrar en Plutarco; en Dión Crisris-
ción religiosa, incluso órfica, o quc se impone en la mente como la sim¡rle
tomo y en Jámblico.2?
constataciónde un hecho.3l
El hecho de que una misma fórmula haya conocidotal fortuna y que ha-
ya reflejado tantas opiniones sucesivasy diversas, muestra bien a qué pun- Los dos sentidos,en efecto,pueden convenirle a Pírdaro. Conocela rela-
tividad de los usos y las opiniones.Lo expresó,no con la palabra nontos, si-
io lu refle*ión, e' Grecia, se elaboraba en común, en una suerte de diálogo
no con una palabra más concreta,tomada de la misma familia, la palabra no-
continuo, con instrumentos cada vez más acerados.Se comprendetambién
que, por esemismo hecho,los eruditos modernoshayan sido tentadosde usar
esta iórmula comotítulo de sus estudios sobrela ley en Grecia:tras diferen- 28. VéaseO. Schroeder,ñí¡roq ó nú.r'r<¡6r' Phikt¿¡u.s,74,lgl7, p. 195 ss., H.E. Strier,
Boot).eúg,
NontosBasileus, Philogtts,83, 1927-1928,pp.225-258',M. Gigante, NontosBosileus,Nápoles,
1956,311 pp. En estas obras, especialmenteen la última, los textos mencionadosson estudia-
dos en detalle.
28. Atribuido, por conjetura,a una serie de autores:Antifón, el sofista,Antístenes,Protágoras, 29.Se la encuentra,sin embargo,más o menos,en K. Reinhardt,Parn¡énides..., p.83, n. 1.
Antifón, el orador; Terámenes,Demócrito' Hipias: véaseinfiu, p' 83'
30. Son,entre otros,Wilamorvitz,Cr.oiset.Nestle, Ehrenberg,Puech,Noru,ood,Pohlenz,Unters-
24. 6, I: d¡rprxotleúttv. teiner, Ostwald (de este últino r'éase,aparte ctesu liblo, p. 37, el estudio llamado "Pindar, ruo-
25. Ilipias {ice también que el norn¿s"cs violento" Iespectode la naturaleza; ahora bien, la ¡ra- ¿tr¡sand Heracles".¡r.sr'¿,
69, 1965,pp. 109-138).IguahnenteWillv ll'heiler.tr[¿t.scutnHelueticu.nt,
la expresiónde Píndaro: ".Iustificala extremaviolen-
labra iue significa "ser violcnto" r.ecuer<la 22, 196b,pp. 69-80.
p.
cia" {véaseM. Gigante, ob. cit., 147). 3l' A la primet'a categoríapertenecen,con diversosmatices,Maas, Schroeder'. Heinimann y Gi-
26. 799: XP(rróv. gante: a la segunda,Stier: para
este último, se trata de un "orden" que no es subjetivo y que
abarcaa los riioscs.
2?. Las referenciasson' respectivamente:?80 e; or" ?5,2: erp'Estobeo'I\" 5' ?7'
52 J¡trc)tlu,lx u n¡: Ro¡r'tlr,r;t ls,ts Dli t rN ¡)ltoltt.l;t\tA
Pt¡1.;trl i).J

ttti.na(= usos);y lo escribióen el frag:nento 215 Snell (= 92, Puech):"Las cos- ella: en esta diferencia se refleja la historia de las ideas; y es ella la que per-
tumbres varían entre los hotnbres;cada cual pondera su propio uso".32Es és- ¡rite medir el alcancedel capítulo de Heródr¡to.
ta una sentencia que se armoniza perfectamentecon el capítulo de Heródo- Es infinitamente irnprobable que la fórmula de Píndaro haya tenido ese
to, y el hecho de que Píndaro parezcaluego molesto por el aspectoamoral de sentidofácil y amablementerelativista que torna con Heródoto.Entre ambos
la acción de Heracles y de su carácter de "derechodel más fuerte" (aunque autores,la noción de nontosse tornó más hurnana, ntás familiar. Bajó de los
no emplee esta expresión)podría estar de acuerdocon este sentido.'t:l dioseshacia los hornbres,de la teología a la sociología.Y, de hecho, el texto
Pero, contrariamente, Píndaro conoceante todo el respeto aZeus. Alaba mismo lleva la marca tangible de esta mutación; pues, como muchos lo han
sin reservas a Heracles como en la primeta Netnen,q,; este canto, en donde hechover, el texto del historiador cita las palabras "el nonTosrey de todos los
muestra a Heracles unido para siempre a los bienaventurados,se termina seres",pero omite agregar las siguientes palabras: "mortales e intnortales".
precisamentecon la palabra nomos, tomada en el sentido de orden divino: Este cambio de sentido vuelve aun más sensibleel costadoinnovador y re-
"Viviendo junto a Zeus el Crónida, dará gracias a su augusta ley". Además, lativista de la anécdotanarrada por Heródoto.Ésta, igual que cl apólogoque
este sentido es más coherentecon la rnajestad que marca en comienzodel la precede,se inspira en una crítica racionalista que constata la variedad de
texto que nos ocupa.Recordamos,en efecto,que empieza con la mención de los nontoi y los colocaen un mismo nivel.
mortales e inmortales: "El nontos,rey de todos los seres,mortales e inmorta- Sin embargo, como para el apólogo,está claro que esta crítica racionalis-
les": reinar sobrelos mortales e inlnortales es la función de Zeus,y sólo la ley ta está apenas esbozada;y la diferencia que separa a Heródoto de los auto-
de Zeus puede usurpar eserol sin una impiedad de la que Píndaro no era ca- res que lo siguieron es tan reveladora en este casocomoen el otro.
paz. Por lo demás, un himno órfico, cuyo sentido, esta vez, no se presta a du- Reside,nuevamente,en la conclusiónque cada cual saca de los nontoi..
das, habla del celesteNotnos,"que reina santamente sobremortales e inmor- Heródoto,en efecto,sólo evocala noción para invitarnos a ser tolerantes. Si
tales".:]4El parentescode estosdos textos se vuelve bastante evidente.Como cadauno tiene sus nomoi y los prcfiere, es dar prueba de "locura violenta" el
el himno órfico, el texto de Píndaro debe ser ubicado entre los que vimos en actuar comoCambises,insultando a los nonloi.ajenos.Pero,despuésde He-
el capítuloanterior,y que alaban la ley no escrita de los dioses. ródoto,las cosascambian.Esos¡¿on¿oi variablesparecenrnenosjustificados.
Por consiguiente,tenie¡rdoen cuenta el carácter profundamente religioso Selos oponea la naturalcza.Se adquierepues la sensaciónde que, en vez de
de Píndaro y el tono de su introducción, parecedifícil pensar que la inspira- respetarlostodos,inclusolos ajenos,cs muy posibleel no respetarninguno,
ción del conjunto no fuese la misma. Según Gigante, el texto implica una inclusolos propios.Hipias, que nada tier-rede revolucionario,habla, empero,
suerte de reconciliaciónentre el derechoy la fuerza, cuando es Zeus el que de la tiranía de la ley y de su "coaccií)n".''nY, en un texto de las Memorobilia
dirige la fuerza. Se podría decir también que la violencia se vuclve justicia, (tv, 4, 14) en el que trata de la ley política, afirma que las variacionesen el
exactamente como en Esquilo, cuando la de los dioses se vuelve violencia tiempo son aun más inquietantes que las variacionesen espacio;y pregunta:
bienhechora.3s "¿Cómose puede, Sócrates,considerar las leyes como algo serio, cuando, a
De todas lnaneras, Píndaro hubiesetenido tendencia a reconoceren las le- menudo, aquellos tnismos que las han establecidocambian de opinión y las
yes humanas una emanacióndel orden divino, más que a insistir sobresu as- modifican?".Ya se ve, en el horizonte, la rebelión de Calicles,que se apoyaen
pectoincierto y gratuito. Es lo que surge de su bello elogiode la tercera OIím- un hombre lo suficiente fuerte para hollar esas leyes "todas contrarias a la
pica en donde el buen orden político (la Eunonrio), junto con la Justicia y la naturaleza".
Paz, es divinizado, para volverse,con ellas dos, las "hijas preciosasde la sa- La relatividad de los nontoi, en Heródoto, aún no ha dado frutos. No ha
bia Temis".Todoesto es tan evidente que nadie hubiera dudado si los moder- tomadodimensión filosófica.Por cierto, nno se ha preguntado si Heródotono
nos no hubiesen padecidola influencia de Heródoto y del Gorgias. Pero, en había tenido influencia de la sofística,y en particular de Protágoras.'r7 Si la
vez de atenuar la diferencia entre los textos, conviene tomar concienciade tuvo -lo que es muy posible- se ejerció en él tardíamente, de lejos y sin con-
dicionar su formación intelectual, comolo hará para la generaciónsiguiente.
Heródotoprepara o encuentra a Protágoras,pero no es conscientede los pro-
blemas que éste impondrá.
32. "Su propio uso", traducido 6rXcv: Stier, p. 239, destacaotra diferenciade vocabularioentre
Píndaro y Heródoto.
33. Se t¡'ata aquí del fragruento81 Snell (= D lf Puech).
34. Fr. 64 K, véasesupra, p.27. 36. VéasesrrTru,pp. 50-51.

35.Agomenón 182:'Violencia bienhechorade los tliosessentadosen el tir¡rónceleste". 37. Esta influencia es ad¡nitida por Nestle, Ileinimann I' Gigante: es descartadapor Pohlenz.
54 JA(reutl.rNr, ¡Jri Rolrt Ll,\

Tarnpocoignoró Heródoto la distinción entre ley y naturaleza;'r8pero no Capítulo IV


percibió su importancia ni hizo de ella un lnarco clesu pensarniento.Al res-
pecto, está lnás cercano al pequeño tratado hipocrático mencionado al co- La crítica de los sofistas
mienzo del capítulo, el tratado Sobre los aires, agl¿cts ), lugares. Éste, en lu-
gar de oponer las dos nocionesen una distinción de principio, se dedica a es-
tudiar córno,de hecho, se combinan para explicar Ia fuerza o la debilidad de
los pueblos.Podemostambién observarque el autor de esetratado empleaa
veces la distinción entre ley y naturaleza colno sistema de clasificación de
ideas.'reHeródoto, por su parte, nunca fue tan lejos. Se conforrnócon peque-
ñas distinciones, alusiones sin importancia. En el relato referido a Demara-
to, por ejemplo, en el que éste dice que el coraje de los griegos es pr.oductoa
lavez "de la templanzay de las leyes rigurosas",no cliceque esa ternplanza
sea natural; incluso ese coraje así explicadoes, según é1,"introducido,so- Las dificultaclescon la lev
breañadido",{(' acompañadode una pobreza,que siernpreexistió;pero no di- fico tomó la noción de ley para
ce que el corajese debe al n,ontosy la pobrezaa la naturaleza.Comopara la to lnucho sobre el origen de esta
relatividad del nomos, Heródoto está en camino, provee los elernentos,pre- haustivo de Félix Heinirnann,.lfr
para; pero no piensa en esostérminos. einer Antitlzese,publicadoen Basil
Ahora bien, el verdadero problerna de la ley iba a surgir precisamente los testimclniosa considerar;y au
cuandoesasdos ideas se volvieran preponderantes:cuandoProtágorasense- do criticados,y no sin razón,pone
ñó a los griegos el verdadero relativismo filosófico, y que otros, al misrno
efecto, si la etnografía ha visto
tiempo,se acosturnbrarana oponer,de lnanera raclical,ley y naturaleza.Só-
trna parte y, por otra, reglas o
lo entonceslos atenienses,entrenados en la sofística, pudieron tomar con-
los usos válidos tan sólo en un lna
ciencia,en el último cuarto del siglo v, de lo que esosdos descubrirnientossig-
ción intrínseca entre esasdosáreas
nificaban para la ley que hasta entonceshabía sido la piedra angular de to-
te al plantearse claramentela
do su sistema rnoral y político.
Debemoshacer aquí una digres
Las prernisas del problerna se encuentran elt Heródoto; el problema sur-
nomos tiene los significados dive
ge inmediatamentedespuésde é1.
caciones en el dorninio clel pensanr
también una lnanera cle ver
veces"tener por costumbre",su sign
por establecido".La opinión
Así surgió que la oposiciónentre
filosofía eleata y en Parrnénides-
oposición entre p/zysl.sy rzonzos.Se
ne al nombre o a la ilusión. v n
ven ambos términos oponerseentre
zá ya se da el casoen el tratado hi
oposiciónentre r¿on¿os y realidades
rlontos v naturaleza se basa en un
íJ8.Así, rr, 45.
39. El tratado fr.¡eestudiado en detalle pol Fleinimann y Pohlenz. Un¿rde sus tesis es que los
l. Por ejeurplo. Empédocles. fi.. g, 5; ll
usosvigetttesen c¿¡cla pueblo tenninan pol'actuar sobre su naturaleza fisica:véaseentre otros
xvl, 2ap¿rltey xxlll, 2" parte (y su.rpu,p. 44) 2. 20. Teneurosltr oposiciónentr.euna op.i
naturalezai pelo la presencia de la palabra
40. \'r, 102:tiuXrog.
alrededo¡ de 430. Vé¿isesob¡e el tenla It

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