0% encontró este documento útil (0 votos)
120 vistas3 páginas

El Ayaymama Mito para Rodrigp

El documento narra la leyenda del Ayaymama. Una madre nativa lleva a sus dos hijos a un lugar seguro en la montaña para protegerlos de una epidemia, pero los niños se pierden tratando de encontrarla. Los dioses los convierten en pájaros para que puedan volar e intentar localizar a su madre, pero descubren que toda la aldea ha muerto de la enfermedad. Desde entonces los pájaros Ayaymama vuelan cantando tristemente en busca de su madre.

Cargado por

keymer
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
120 vistas3 páginas

El Ayaymama Mito para Rodrigp

El documento narra la leyenda del Ayaymama. Una madre nativa lleva a sus dos hijos a un lugar seguro en la montaña para protegerlos de una epidemia, pero los niños se pierden tratando de encontrarla. Los dioses los convierten en pájaros para que puedan volar e intentar localizar a su madre, pero descubren que toda la aldea ha muerto de la enfermedad. Desde entonces los pájaros Ayaymama vuelan cantando tristemente en busca de su madre.

Cargado por

keymer
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 3

El Ayaymama

Cuenta la leyenda que una epidemia estaba acabando con la gente de una comunidad
nativa. Que la madre de dos niños, sintiéndose con los primeros síntomas de la
enfermedad, quiso salvar del mal a sus pequeños y entonces los llevó al monte, muy lejos
y los dejó en ese lugar. Cerca de una linda quebrada, abundante en peces y árboles
frutales. Con gran pena los dejó, sabiendo que no los volvería a ver más. Ellos jugaron,
comieron frutos y se bañaron en la quebradita, pero ya en la noche sintieron la falta de su
madre y partieron en su búsqueda pero se perdieron en el monte.

Asustados, llorando de pena decían cómo no ser aves para poder volar donde mamá. Y el
dueño del monte tuvo pena y los convirtió en avecitas y ellos volaron, pero cuando llegaron
a su pueblo vieron que ya nadie vivía, todos habían muerto. Desde entonces no dejan de
volar y volar, y cuando se posan en lo alto de un árbol, cansados de buscar a su madre,
hacen oír su canto lastimero ayaymamá... ayaymamá...

El Tunchi

Es el espíritu de los muertos, que regresan del otro mundo a cumplir alguna penitencia o el
alma de los que van a morir y están recogiendo sus pasos antes de abandonar la tierra.
Estas almas en pena, son entes etéreos que se anuncian a los vivos con un silbido lúgubre
muy característico, con la resonancia de sus pisadas o con ruidos de las cosas o muebles
que tocan causando temor y espanto a los que escuchan. Algunas veces los tunchis se
materializan bajo la forma de espectros o fantasmas de blancas vestiduras, que se
desplazan a baja altura sin tocar el suelo.

La Tanrilla

Es una garza pequeña, muy bonita y prosista – “coqueta” – que dicen, tiene en sus finas y
largas patitas un secreto para hacer encantamientos de amor. Que cuando el curandero
recibe el encargo de preparar el filtro de amor, deberá cazarla mediante un tiro de pucuna
“dardo de cerbatana” pero también deberá estar dietando por varios días. Extraídos los
huesitos de las patitas, los limpia y prepara mediante icáros “cantos mágicos”.

Quitada la médula, estos quedan como tubitos y es a través de estos que el enamorado,
debe espiar a la mujer elegida “como si fuera un largavista”. Pero ojo, la muchacha no
debe saber que es observada. Y, si la operación ha sido bien hecha, a los pocos días
aceptará gustosa los requerimientos del galán.
Rodeopampa: tradición tesoro escondido
(Cajamarca)

Cuentan que un pastor en cierta oportunidad estaba pastando sus ovejas por el lugar, y de
pronto escuchó el sonido de una campana, como el sonido era bastante fuerte, este pastor
comunicó a las autoridades de San Miguel, quienes se dirigieron al lugar indicado y
efectivamente encontraron la campana que era de puro oro macizo y la misma que se
ocultaba a tres metros de profundidad en el suelo.

Como la campana era bastante grande y pesada, decidieron llevarla sobre una tarima
jalada por una yunta de bueyes, pero los bueyes increíblemente no podían jalarlo,
entonces probaron en el lomo de la mula, la que tranquilamente iba con su campana, y ya
estaban llegando a San Miguel, y había salido la población al encuentro de la campana
con cohetes y banda de músicos, pero al escuchar el sonido de los cohetes, la mula en un
instante se convirtió en fuego y se regreso a la laguna de Mishacocha. Esto sucedió
porque la campana estaba destinada para Llapa y no para San Miguel, por eso regresó a
seguir oculta en el fondo de la laguna.

Vitián Alto y Bajo: Cuento (Cajamarca)


Historia de don Román Poroto. Don Román Poroto era un ciudadano del caserío, que tenía
por costumbre andar siempre con su ponchito, y cuando llegaba de visita a una casa,
nunca aceptaba sentarse en un banquito o en una silla, sino que tenía por costumbre
sentarse en el suelo y allí recibía cualquier cosa que los dueños de casa le invitaban, pero
esa costumbre de sentarse en el piso, era porque debajo del poncho siempre llevaba
yerba para atraer a los cuyes, que por el olor estos se acercaban a su lado y
disimuladamente alzaba el poncho y hábilmente lo cogía para meterlo en la talega sin que
los dueños de la casa se dieran cuenta del robo que estaba haciendo; y así durante mucho
tiempo don Ramón que por sobrenombre le decían Poroto andaba cogiendo los cuyes en
la casa que llegaba sin que sus dueños se percaten de tal acción.

Tapado, chacho y los Gentiles (Cajamarca)


Muchos de los tesoros que partieron hacia Cajamarca durante la prisión de Atahualpa no
llegaron a su destino. Se conoce esta voz que viene de los andes peruanos refiriéndose a
tesoros de dicho rescate u otros tesoros sepultados durante la conquista. Al rededor de
estos tesoros se ha construido una serie de mitos y leyendas que hablan de condenados,
de maldiciones para los ambiciosos y de gente que ha encontrado dichos "tapados"
volviéndose ricos de la noche a la mañana. Un efecto particular en la salud de quienes
verídicamente han descubierto algún enterramiento de metales, sean estos preciosos o no
es lo que en las serranías llamamos "CHACHO" . No es mas que el efecto de los gases
que se forman bajo tierra como producto de la oxidación de dichos metales. En especial, el
antimonio es un gas letal que puede producir la muerte en caso de inhalación continua.
Esta creencia de la venganza del muerto aflora como defensiva, de respeto a los
"gentiles". Probablemente el respeto a los antepasados puede mas que la ambición para el
poblador andino, quien no ha abandonado sus creencias no obstante las niegue ante los
extraños. Las tumbas precolombinas, poblados antiguos hoy han dejado de ser venerados,
pero se supone que una fuerza sobrenatural las custodia castigando a los profanos.

El efecto del "chacho" es variable para los pobladores andinos, pasando de un leve
sangrado de las fosas nasales a extrañas enfermedades estomacales, pulmonares y hasta
la muerte. Existen también actos de sanación con presencia de ofrendas de frutas,
alcohólicos, coca y animales.

Gentil Hualash – narración ( Cajamarca)


Los gentiles viven en la cumbre de los cerros. Son los huesos de los primeros indios.
Cuando hay fiesta en la quebrada las jarachupas y los añases les avisan para que bajen
un rato a alegrarse. La trilla de Marcavalle es fiesta bien alegre, una vez que terminan de
segar los campos preparan las parvas y luego las eras. Extienden un montón de espigas
sobre el suelo y luego todos bailan sobre ellas para que desgaje el grano. Las huamblas al
atardecer entonan huaylas junto a las eras. Los huaylas son cantos y las muchachas los
dicen con voz muy aguda para que se oiga valle abajo, valle arriba, por toda la quebrada.

Por ese tiempo un gentil bajó a las eras. Vestía poncho de vicuña, bufanda de estambre y
sombrero con al muy caída . Era alto y fino el gentil. Cuando llegó a la fiesta bailaban los
mozos hualash zapateando sobre las eras con acompasada energía. El gentil también se
puso a bailar. Al amanecer una jarachupa le jaló el poncho avisándole la hora, entonces el
gentil escapó sin ser advertido.
Subió ligero por el camino del monte . En el silencio del alba se sentían crujir sus huesitos
viejos. A la noche siguiente bajó otra vez a la misma era. Vestía otro poncho y un
sombrero de lana blanca muy lindo. Se había embozado en su bufanda y el sombrero le
hacía sombra en la cara . Nadie sabía que era gentil. Como en vez anterior bailó muy
entusiasta. Bien a la noche la jarachupa le jaló el poncho. Como era él quien mejor bailaba
las muchachas le pidieron que no se fuera. Lo rodearon bailando y cantando.

El gentil les dijo: "gentil tullo shallallan, que quiere decir , no oyen como sonajean mis
huesos de gentil, no oyen como crujen? Pero nadie le dejó partir y lo retuvieron hasta que
salió el sol. Entonces el lindo poncho se cayó , se hundió el sombrero blanco y rodó por el
suelo con un montón de huesos viejos.

También podría gustarte