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Resumen Capitulo El Medioevo y Los Descansos Del Saqueo

El documento resume las causas ambientales de la decadencia del Imperio Romano y la formación de la sociedad feudal en Europa. La sobreexplotación de los recursos llevó al agotamiento de los ecosistemas y forzó una contracción de la actividad económica. Las tribus germánicas emigraron en busca de nuevas tierras fértiles, invadiendo el imperio debilitado. La sociedad feudal se basó en la agricultura de subsistencia y marcó el inicio de una nueva etapa de sedentarización y transformación del
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Resumen Capitulo El Medioevo y Los Descansos Del Saqueo

El documento resume las causas ambientales de la decadencia del Imperio Romano y la formación de la sociedad feudal en Europa. La sobreexplotación de los recursos llevó al agotamiento de los ecosistemas y forzó una contracción de la actividad económica. Las tribus germánicas emigraron en busca de nuevas tierras fértiles, invadiendo el imperio debilitado. La sociedad feudal se basó en la agricultura de subsistencia y marcó el inicio de una nueva etapa de sedentarización y transformación del
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RESUMEN CAPITULO EL MEDIOEVO Y LOS DESCANSOS DEL SAQUEO

(LA FRAGILIDAD AMBIENTAL DE SU CULTURA


AUTOR: AUGUSTO ÁNGEL MAYA)

ANDRES ADOLFO ROJAS PEÑA

INTRODUCCION A LA GESTION AMBIENTAL

INGENIERÍA ELECTRÓNICA
UNIVALLE
EL MEDIOEVO Y LOS DESCANSOS DEL SAQUEO:
Una contracción exigida, entre otras razones, por la incapacidad de los ecosistemas para soportar
una presión continúa de saqueo, sin los medios técnicos suficientes para evitar su agotamiento. La
agricultura y la economía de subsistencia vuelven a ser las actividades normales que rigen el
comportamiento social. La civilización de Ur o la del Indo, por citar sólo estos ejemplos, habían
desaparecido por circunstancias parecidas, desde el punto de vista ambiental, a las que ocasionaron
la erosión del Imperio romano. Se han estudiado muy poco las causas ambientales de estos
fenómenos históricos, que en general se han atribuido a invasiones externas o a razones internas de
debilitamiento social o cultural, y ello a pesar de que algunos historiadores modernos reconocen cada
vez más las consecuencias ambientales de las grandes formaciones sociales. Es posible que la
causa principal de la decadencia del Imperio romano y de la formación de la sociedad feudal fuese
socioeconómica. La sociedad esclavista había logrado superar sus crisis gracias a la consolidación
de un poder centralizado que se apoyaba en los grandes latifundios y que por supuesto los defendía
a través de un sistema represivo cada vez más complejo. La renovación imperial emprendida por
Dioclesiano y Constantino pretendía “petrificar las estructuras sociales”, haciendo hereditaria la
división social del trabajo. La sociedad feudal depende pues, en buena medida, de la desintegración
social del Imperio romano. Por otro lado, es necesario tener en cuenta los influjos de las tribus
germánicas, que acaban por invadir el viejo imperio y posesionarse de él. Algunas de las tribus se
habían establecido en la Europa central de tiempo atrás y habían logrado asentarse en tierras
muchas veces arrancadas a la selva y a los pantanos. Las diferencias entre las tierras de la Europa
central y los campos domesticados de Italia no se les escaparon a los juiciosos observadores de la
época, como César o Tácito. Acostumbrados a los campos roturados del imperio, Tácito sólo ve en
las tierras germánicas “selvas espantosas y pantanos infestos”. La palabra que designa en
alemán, “comerciante”, es de origen romano. Hubo también una penetración silenciosa que obedecía
a la seducción del imperio y a la creciente necesidad de mano de obra. La región Mosela bañada por
el Mosa y el Rin se convirtió pronto en el centro más importante de romanización, hasta tal punto que
los emperadores del siglo IV no tuvieron inconveniente en reemplazar a Roma por la bárbara
Tréveris, corno sede del gobierno imperial. Más al nororiente se perdían en la leyenda las tierras de
Escandinavia, a las que los romanos imaginaban como «islas peligrosas». Estas llanuras habían sido
sometidas a una agricultura primitiva desde la edad de hierro y su población había crecido muy por
encima de las posibilidades de producción de sus suelos fríos. Otros se lanzaron directamente al
saqueo de las tierras del sur, o a la conquista y colonización del oeste, en un maravilloso viaje de
penetración que los llevó al descubrimiento de Islandia, Escandinavia y América del Norte. Sus
migraciones significaban más bien un periplo trágico en búsqueda de tierras fértiles. Presionados por
las tribus del oeste, los ostrogodos y los visigodos por fin lograron establecerse en las penínsulas
sureñas de Europa. Otro tanto puede decirse de las tribus del oeste que emigraron por circunstancias
ambientales muy parecidas y mantuvieron en jaque durante muchos siglos la parte oriental de
Europa. Los iranios huyendo de sus tierras secas, los mongoles, y más tarde los eslavos y
húngaros, todos ellos confluyen en las planicies de Europa. En general se ha dedicado muy poca
atención histórica a las explicaciones ambientales de las grandes migraciones bárbaras. La
importancia de la visión irania sobre la naturaleza a través de sus imágenes zoomorfas, que
reproducen los temores humanos y la presencia social del caballo, generalizado por las invasiones
mongólicas, son algunos de los motivos ambientales que no es posible menospreciar en el estudio de
la época feudal. La importancia histórica de esta época, tan desdeñada por las teorías
iluministas, radica en haber servido de confluencia a las más diferentes culturas, que se establecen
con una experiencia de sedentarización agrícola, después de largas y agotadoras migraciones o del
cansancio del saqueo romano. La época feudal es el período por excelencia de la experiencia
agraria, en un sentido muy distinto a lo que fue la sedentarización del Neolítico. El mundo simbólico y
la organización social eran instrumentos eficaces para la transformación del medio, muy relacionados
con la producción tecnológica. El período feudal, por el contrario, es la síntesis de una vieja cultura
imperial de saqueo, mezclada con ingredientes culturales de pueblos que ya habían superado la
‘democracia’ neolítica, pero no se habían organizado todavía en el saqueo sistemático del
colonialismo. Todo ello aglutinado por una ideología de amalgama como el cristianismo que, gracias a
las concesiones hechas a su radicalismo primitivo, había logrado reemplazar a las filosofías y
religiones del imperio para servir de cimiento a la nueva sociedad. La sociedad feudal estaba
inevitablemente orientada a la conquista exterior, sobre todo desde el momento en que el servicio
militar obligatorio, cumplido por los hombres libres, fue reemplazado por la obligación feudal del
servicio por parte de los nobles. Una clase social, dedicada de manera exclusiva al servicio de las
armas, puede ser un factor de anarquía interna, si no se la organiza para la conquista exterior. La
centralización del Estado, por muy primitiva que fuera, no tenía por objeto imitar la gloria de los
imperios pasados, sino impulsar y dirigir la necesidad de expansión de las tierras cultivadas. La
retribución material, por su parte, consistía en la distribución de tierras, que venían a ampliar los ya
extensos dominios nobiliarios. Sometimiento de los celtas por los anglosajones, reducción de los
sajones tras las conquistas de Carlomagno, son solamente dos ejemplos de conquistas de tierras y
sometimiento de mano de obra que se prolongaron a lo largo del período feudal y de los primeros
renacimientos, hasta que se agotaron las fuentes internas y fue necesario ampliar el panorama del
sometimiento hacia nuevos mundos. La autarquía económica de la producción agraria trajo consigo la
muerte de las ciudades. La grandeza de las ciudades del Imperio romano se debió, entre otras
razones, al saqueo de las provincias y, en las provincias, al saqueo de la producción agraria por parte
de los "potentes". Éstos vendían al Estado los excedentes de la producción de
cereales, aceites, etc. La ciudad se sostenía y progresaba con base en los procesos de acumulación
que culminaban en Roma y en la jerarquía imperial. Era una organización social establecida en forma
de pirámide para el saqueo y la acumulación urbana. Con la decadencia del poder central y la
aparición de las villae, los potentados prefirieron retirarse a sus cómodos dominios, cuyas
delicias, durante el bajo imperio, han sido descritas por Ausonio o Sidonio Apolinar. Los restos de las
antiguas ciudades se convirtieron en centros de resistencia, no sólo contra las invasiones de las
tribus, sino también contra las luchas intestinas. Este antiguo sistema de transformación del medio
natural, inventado después del Neolítico con el surgimiento de los grandes Estados agrarios y que no
había podido ser desplazado por ninguna campaña ideológica, empieza a esfumarse de manera lenta
sin mayores presiones morales. El molino de agua acaba por imponerse sólo a finales del milenio, a
pesar de que había sido descubierto en la época romana. Sobra decir que la ampliación de la frontera
agrícola se hizo principalmente a expensas del bosque, aunque de esta época son también las
primeras conquistas sobre el mar en los Países bajos o en la Terranova francesa. También se dieron
casos de mejoramiento de suelos con el uso intensivo de fertilizantes naturales, como en los suelos
calcáreos de la región de Beauce, o los interesantes sistemas de cultivo implantados en las tierras
nuevas, con divisiones de zanjas de drenaje en suelos duros u otras divisiones que impedían el
acceso del ganado. En algunas regiones la ocupación humana no se había realizado hasta ese
entonces, sino en las tierras calcáreas por ser más livianas. La desaparición de la esclavitud trajo
consigo igualmente consecuencias en la organización social de la producción agraria. Eran los
esclavos los encargados de trabajar las tierras reservadas para uso exclusivo del señor, ayudados de
forma parcial por los siervos, durante los días en que éstos debían pagar su prestación de
servicios. En consecuencia, los señores laicos o eclesiásticos, prefirieron entregar en arriendo sus
tierras. De hecho, durante esta época, hay una progresiva parcelación tanto de la gran
propiedad, como de los mansos o parcelas familiares. Por otra parte, la deforestación a la que fue
sometida una gran extensión del actual territorio europeo no tuvo los graves efectos ambientales que
ocurrieron en el medio Oriente o en las llanuras monzónicas, lo que en la actualidad repercute sobre
los ecosistemas tropicales.
A diferencia de éstos, los ecosistemas de las tierras templadas conservan la mayor parte de sus
nutrientes en el suelo y no en la fitomasa, lo que significa que, al talar el bosque, el suelo conserva
una fertilidad adecuada para el cultivo agrícola.
Web grafía:

 https://www.augustoangelmaya.org/images/obra/fragilidad_ambiental_de_la_cultura.pdf
(pag.50-62)

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