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ENSAYO UNIDAD 4 Agroquímica

El documento trata sobre los fertilizantes y plaguicidas. Explica que los fertilizantes dependen de su composición y efectividad para mejorar la calidad del suelo y acelerar el crecimiento de los cultivos. También describe los diferentes tipos de plaguicidas como herbicidas, fungicidas e insecticidas y cómo controlan plagas en áreas agrícolas, urbanas y de jardinería. Además, analiza cómo las enfermedades causadas por hongos son una de las principales causas de pérdidas en los cultivos a nivel mundial.

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ENSAYO UNIDAD 4 Agroquímica

El documento trata sobre los fertilizantes y plaguicidas. Explica que los fertilizantes dependen de su composición y efectividad para mejorar la calidad del suelo y acelerar el crecimiento de los cultivos. También describe los diferentes tipos de plaguicidas como herbicidas, fungicidas e insecticidas y cómo controlan plagas en áreas agrícolas, urbanas y de jardinería. Además, analiza cómo las enfermedades causadas por hongos son una de las principales causas de pérdidas en los cultivos a nivel mundial.

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INTRODUCCIÓN

Para saber cómo se comportan los fertilizantes en el suelo, se deben conocer sus
características en cuanto a su composición y efectividad. Pues dependiendo de
ello se dan los diferentes cambios, bien sean benéficos o que no mejoran la
calidad del suelo. En la mayoría de los casos los fertilizantes dependiendo su
origen cumplen su función de mejorar y acelerar la tarea productora en los
cultivos, pero no se debe olvidar que el mayor involucrado en cada uno de los
procesos es el suelo, como resguardador de los nutrientes, bien sea adquiriendo
humedad donde se hace evidente la presencia de agua siendo dilosura de los
diferentes nutrientes y por tanto los contiene para que las plantas puedan
absorberlos según sus necesidades nutricionales.

Se hace importante reconocer los diferentes tipos de fertilizantes y como cumplen


su función , analizando los factores que benefician la productividad, mejoramiento
y por ende la calidad del suelo, para que sea posible mantener un ciclo de vida
provechoso en él, mediante el buen uso y aprovechamiento de los recursos
naturales que son reciclados por la misma naturaleza.

Los productos de la industria de los pesticidas controlan el desarrollo de insectos,


roedores o moluscos. Se emplean en áreas urbanas, suburbanas y rurales; en el
hogar y en los jardines. La industria utiliza herbicidas, alguicidas, funguicidas y
bactericidas y los ferrocarriles usan herbicidas para mantener las vías libres de
vegetación.

La necesidad de un nombre genérico que englobe la gran diversidad de


aplicaciones funcionales es muy evidente. El término más común para todos los
agentes de control es el de insecticida. En la actualidad, el término pesticida se
usa oficialmente para describir todos los productos químicos tóxico, ya sea que se
usen contra insectos, hongos, malezas o roedores. Es muy común en esta
industria añadir el sufijo cida al grupo o unidad biológica considerada.
Mientras que el objetivo en la mayoría de los casos consistía en matar o tratar de
erradicar la plaga atacada, muchos de los sistemas modernos tienen enfoques
más complicados. De esta manera los términos agentes de atracción, repelentes,
compuestos inhibidores de la alimentación, hormonas (agentes de control de
crecimiento de plantas e insectos), desfoliadores, desecantes, etcétera, reflejan la
acción de agentes químicos que corresponden a la esfera de acción de la industria
de los pesticidas en su concepto de protección de las plantas.

Los nematodos son los organismos multicelulares más numerosos presentes en


los agrosistemas donde pueden encontrarse a densidades superiores a 30
millones/m2 Se han detectado ocupando cualquier nicho que puedan formar la
vegetación, el suelo u otras biotas. Algunas especies atacan y parasitan animales
y al hombre y pueden causar distintas enfermedades. El resto, según sus hábitos
alimentarios se pueden clasificar en vanos grupos tróficos: saprófagos, omnívoros,
depredadores, entomopatógenos y parásitos de plantas. Aunque todos ellos
pueden ejercer cierto impacto en la producción agrícola, los nematodos
fitoparásitos constituyen el grupo más importante por su acción patogénica. Las
pérdidas de cosecha anuales estimadas debidas a nematodos fitoparásitos en la
producción agrícola mundial se aproxima al 11 % y en términos absolutos las
perdidas económicas anuales se calculan en torno a los 100 billones de dólares
(Agrios, 1997). Entre los cultivos más directamente afectados destacan los de
tomate, banana, cacahuete, tabaco, café, cacao, algodón, coco, soja y en regiones
templadas principalmente los de cereales, patata, remolacha, maíz y judias y
demás hortícolas. En agricultura con frecuencia se usan indistintamente los
términos "control" y "manejo", sin embargo ambos términos no significan lo mismo.
Control implica la aplicación de una o varias técnicas específicas en un plazo de
tiempo limitado cuyo objetivo sea la eliminación de la población patógena o del
perjuicio causado por la misma. Por el contrario en el Manejo el objetivo no es la
erradicación sino la manipulación del organismo patógeno hasta conseguir una
reducción de la densidad de población por debajo del umbral de daño al cultivo,
mediante el uso de diversos métodos de control durante un cierto periodo de
tiempo (Thomason y Caswell, 1987). Es difícil evaluar el impacto de los
nematodos parásitos de plantas en la agricultura de subsistencia que presentan
los países en desarrollo. Los métodos tradicionales de cultivo en la mayoría de los
casos permiten mantener una baja incidencia de los problemas nematológicos.
Según la agricultura llega a ser más especializada, intensiva y competitiva,
disminuye el rango de cultivos que se producen en un área y las condiciones
edáficas del sistema se homogenizan. Esto conduce a una intensificación de los
problemas nematológicos. Los responsables para el desarrollo de programas de
manejo y control deberían anticiparse a estos acontecimemtos tanto como sea
posible y tratar de desarrollar estrategias para mejorar la influencia de la selección
direccional que se provoca en estos agrosistemas basados en el cultivo de unas
pocas plantas.

La producción de hortalizas en México, ha ocupado un lugar importante entre los


productores, los cuales han logrado cubrir con cierta facilidad la demanda
nacional, y su producción ha permitido tener excedentes para la exportación, por
lo que las hortalizas y frutas ponen a México en el décimo lugar como exportador
agroalimentario del mundo. (Edith, 2002).

En México, el área sembrada de chiles en el año 2006 osciló entre los 140.000 y
145.000 ha; el 75% de su producción se destino al consumo en verde o fresco y el
25% restante se aplico a deshidratarse o al mercado de proceso. La producción
nacional fue de1 853,610 millones de toneladas al año, con un valor de 7.000
millones de pesos, 25% de la producción nacional (450.000 toneladas), es
exportado principalmente a Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. San Luis
Potosí (México) ocupa el segundo lugar (después de Zacatecas) con 27% de la
superficie Nacional cosechada con 970 millones de pesos (CONAPROCH, 2008);
datos más recientes de FAOSTAT (2006), la superficie mundial sembrada de
chiles asciende a 1 696,891 ha, con una producción de 25 015,498 toneladas. De
1993 a la fecha se observa un incremento del 40% en los rendimientos unitarios,
debido al uso de nuevas tecnologías. Por lo que México ocupa el segundo lugar
en volumen de producción y el tercero en superficie cosechada, con 140,693 ha y
1 853,610 toneladas, participando con el 8% del área y el 7% de la producción
mundial en toneladas. De acuerdo a la producción obtenida en toneladas les
siguen, Turquía, Estados Unidos, España e Indonesia, representando juntos el
25% del volumen mundial de producción.

El propósito de la producción de hortalizas es principalmente para el mercado


fresco, por lo que la calidad de los productos es de primera importancia. Los frutos
deben alcanzar el tamaño necesario y la presentación adecuada para satisfacer
las preferencias del consumidor. Los altos rendimientos por unidad de superficie
han permitido alimentar a la creciente población mundial; por lo tanto, el manejo
de las plagas y el control de la maleza en hortalizas juega un papel importante en
la actualidad.

Las enfermedades son una de las principales fuentes de daño de plantas y


cultivos, causadas por un número diverso de organismos fitopatógenos
(organismos que causan enfermedad). A nivel mundial, los hongos son la principal
causa de pérdidas en cultivos.

Los fungicidas, herbicidas e insecticidas son plaguicidas utilizados en la protección


de cultivos.  ¿Un fungicida es un tipo particular de plaguicida que controla
enfermedades fungicas?, inhibiendo o eliminando al hongo que causa la
enfermedad.  No todas las enfermedades causadas por hongos pueden
controlarse adecuadamente con fungicidas.  Por ejemplo, las enfermedades
vasculares (marchitamientos) causadas por los géneros Fusarium spp
y Verticillium spp. Las enfermedades causadas por otro tipo de organismos,
desórdenes causados por factores abióticos y daños de insectos, no son
controlados por fungicidas.  Por esto es esencial, determinar la causa de los
síntomas antes de la aplicación de un fungicida.

El tipo de Crecimiento y la organización estructural resultante de una planta


dependen de sus potencialidades hereditarias como del ambiente que lo rodea. La
Herencia limita lo que el organismo vegetal puede ser mientras que el medio lo
que el organismo vegetal será, ejerciendo un control permanente sobre patrones
de comportamiento, crecimiento y desarrollo, a través de su acción sobre procesos
tales como fotosíntesis, respiración, síntesis de proteínas, clorofila, absorción de
agua y nutrientes, regulación hormonal, etc. El ambiente ejerce su influencia sobre
mecanismos y condiciones internas por lo menos de dos formas distintas: a)
Determina cuál o cuáles de las reacciones bioquímicas que la planta realiza,
ocurren realmente en un tiempo o lugar dentro del organismo vegetal; por ejemplo
una planta puede tener todas las enzimas esenciales para la fotosíntesis, pero no
podrá realizar los diversos pasos de las reacciones en ausencia de anhídrido
carbónico o de la luz. b) El Medio, en particular el ambiente local de células
específicas, puede determinar cual de las numerosas enzimas codificadas son
sintetizadas realmente en una célula.

Un número considerable de cultivos de plantas alimenticias y ornamentales son


susceptibles a enfermedades causadas por bacterias. Las enfermedades
bacterianas en las plantas son muy difíciles de controlar y con frecuencia resultan
en repentinas y devastadoras pérdidas financieras para los agricultores. En la
década de 1950, poco después de la introducción de los antibióticos a la medicina
humana, se reconoció el potencial de estos “fármacos milagrosos” para controlar
las enfermedades de las plantas. Desgraciadamente, de la misma manera en que
la emergencia de la resistencia antibiótica opacó el milagro en el ambiente clínico,
la resistencia también limitó el valor de los antibióticos en la protección de los
cultivos. En años recientes, el uso de antibióticos en plantas y su impacto
potencial en la salud humana han sido objeto de debate en varios países.
FERTILIZANTES

GENERALIDADES
El reconocimiento de la importante contribución de los fertilizantes en el
incremento de las producciones agrícolas, y en consecuencia en la producción de
alimentos, fibras e incluso de energía, contrasta severamente con el carácter
negativo de las informaciones que se vienen vertiendo actualmente sobre la
utilización de fertilizantes en las explotaciones agrarias por parte de amplios
sectores de la opinión pública, e incluso desde algunas entidades públicas y
privadas. Se sabe que el hombre comenzó a cultivar las tierras desde hace miles
de años, pero la historia de la fertilización se inició cuando los agricultores
primitivos descubrieron que determinados suelos dejaban de producir
rendimientos aceptables si se cultivaban continuamente, y que al añadir estiércol o
residuos vegetales se restauraba la fertilidad. El origen de la industria mundial de
fertilizantes se inició a mediados del siglo XIX, periodo en el que se empezaron a
comercializar diversos tipos de fertilizantes.

El importante incremento de la población mundial en los últimos años viene


exigiendo un constante reto a la agricultura para proporcionar un mayor número de
alimentos, tanto en cantidad como en calidad. Desde el inicio del siglo XIX, la
población mundial se ha incrementado un 550 por cien, habiendo pasado de 1.000
millones a 6.500 millones en la actualidad, con unas previsiones de que se
alcancen entre nueve y diez millones de habitantes en el año 2050. Para alcanzar
el reto de poder incrementar la producción agrícola para abastecer al crecimiento
de la población, únicamente existen dos factores posibles: • Aumentar las
superficies de cultivo, posibilidad cada vez más limitada sobre todo en los países
desarrollados, lo que iría en detrimento de las grandes masas forestales. •
Proporcionar a los suelos fuentes de nutrientes adicionales en formas asimilables
por las plantas, para incrementar los rendimientos de los cultivos. Esta opción es
posible mediante la utilización de fertilizantes minerales, con cuya aplicación
racional se ha demostrado, en los ensayos de larga duración, el gran efecto que
ha tenido en el incremento de los rendimientos de las cosechas, obteniendo a su
vez productos con mayor calidad. Los fertilizantes, utilizados de forma racional,
contribuyen a reducir la erosión, acelerando la cubierta vegetal del suelo y
protegiéndolo de los agentes climáticos.

Asimismo, la necesidad de obtener actualmente nuevas fuentes de energía abre


un nuevo campo para la agricultura, y la aplicación adecuada de fertilizantes debe
contribuir a conseguir este objetivo ya que la biomasa es una fuente principal para
la obtención de energía renovable. En definitiva, gracias a los fertilizantes se
alcanzan los siguientes retos: • Asegurar la productividad y calidad nutricional de
los cultivos, ofreciendo una seguridad alimenticia e incrementando el contenido de
nutrientes de las cosechas. • Evitar la necesidad de incrementar la superficie
agrícola mundial, ya que sin los fertilizantes habría que destinar millones de
hectáreas adicionales a la agricultura. • Conservar el suelo y evitar su degradación
y, en definitiva, mejorar la calidad de vida del agricultor y de su entorno. •
Contribuir a la mayor producción de materia prima para la obtención de energías
alternativas.

CLASIFICACIÓN
ABONOS MINERALES CON ELEMENTOS PRINCIPALES (SÓLIDOS)

- ABONOS SIMPLES

-ABONOS NITROGENADOS

a) Nitrato de calcio. Producto obtenido químicamente que contiene como


componente esencial nitrato cálcico y ocasionalmente nitrato amónico. Su fórmula
química es: 5[Ca(NO3)2.2H2O].NH4NO3 (peso molecular de 1080,5). Por tanto, este
fertilizante aporta una parte de nitrógeno en forma amoniacal, que puede
despreciarse en cultivos en suelo o enarenado, en los que puede considerarse
como Ca(NO3)2, pero que es conveniente considerar en cultivos sin suelo. Se
emplea básicamente como fuente de calcio, pero además aporta nitrógeno.

b) Nitrato de magnesio. Producto obtenido químicamente, que se compone


esencialmente de nitrato magnésico hexahidratado. Su fórmula química es:
Mg(NO3)2.6H2O (peso molecular 256,3). Se emplea para suministrar magnesio
cuando no es limitante el aporte de nitrógeno.

c) Nitrato amónico. Producto obtenido químicamente, que contiene como


componente esencial nitrato amónico. Su fórmula química es: NH 4NO3 (peso
molecular de 80). Aporta nitrógeno tanto en forma nítrica como amoniacal. Se
emplea frecuentemente en la fertirrigación de cultivos en suelo, aunque en los
cultivos sin suelo también se utiliza en las etapas de rápido crecimiento para evitar
excesivos aumentos del pH de la solución drenada.

d) Sulfato amónico. Producto obtenido químicamente que contiene como


componente esencial sulfato amónico. Su fórmula química es: (NH 4)2SO4 (peso
molecular de 132). Es un fertilizante típico para abonado de fondo que se emplea
con el fin de evitar la lixiviación del nitrógeno. No obstante, dada su gran
solubilidad en agua, también se utiliza como fuente de azufre en la fertirrigación de
cultivos en suelo o enarenado.

e) Nitrato de Chile. Producto preparado a partir de caliche, que contiene como


componente esencial nitrato sódico.

g) Urea. Producto obtenido químicamente que contiene como componente


esencial diamida carbónica (carbamida).

h) Otros: nitrato cálcico y magnésico, nitrato de sodio, cianamida cálcica nitrada,


sulfonitrato de amonio o nitrosulfato amónico, sulfonitrato de magnesio o
nitrosulfato magnésico, abonado nitrogenado con magnesio, crotonilidendiurea,
isobutilidendiurea, urea formaldehído, abono nitrogenado que contiene
crotonoilidendiurea, abono nitrogenado que contiene isobutilidendiurea, abono
nitrogenado que contiene urea formaldehído, sulfato amónico con inhibidor de la
nitrificación (diciandiamida), nitrosulfato amónico con inhibidor de la nitrificación
(diciandiamida) y sulfato amónico-urea.

IMPORTANCIA ECONÓMICA
En el momento actual, se ha producido un importante encarecimiento de las
materias primas esenciales en la producción de fertilizantes, especialmente del
gas natural, fosfato roca, potasa, azufre, etc. Las tarifas de gas que paga la
industria española se han incrementado desde el año 2005 casi un 50 por cien, y
la roca fosfórica, que se adquiere principalmente del norte de África, cuesta hoy un
90 por cien por encima de las cifras pagadas por la misma roca hace escasamente
un año. Los precios de la potasa en el mercado internacional están
experimentando igualmente unas subidas muy importantes. Hay que tener en
cuenta que tanto el gas natural como el fosfato roca suponen más del sesenta por
cien de los costes de fabricación de los abonos nitrogenados y fosfatados
respectivamente. Por otra parte y en paralelo, los fertilizantes están
experimentando un importante incremento de precio en todos los mercados
mundiales debido a la fortaleza de la demanda derivada de las buenas
perspectivas agrícolas mundiales y problemas coyunturales de suministro, lo que
está provocando ciertas dificultades de abastecimiento. A nivel nacional, la
incidencia del precio de los fertilizantes sobre las principales macromagnitudes
agrarias, y a pesar de los aumentos de precios que se han venido registrando, se
ha mantenido prácticamente inalterable durante los últimos años. Los fertilizantes
y enmiendas destinados directamente a la agricultura, con un valor de 1.330
millones de euros, representaron en el año 2007 el 8 por cien del valor de todos
los consumos intermedios, y apenas un 3,3 por cien en relación sobre el valor total
de la producción final agraria.

Los profesionales del campo deben ser conscientes del esfuerzo de los
fabricantes de fertilizantes para hacer frente a esta escalada de precios que se
está produciendo en el mercado internacional, y valorar la gran ventaja de poder
contar con una industria española que pueda suministrar en cada momento sus
necesidades, y desterrar el riesgo de una mayor dependencia de los mercados
internacionales, al margen del propio compromiso de las empresas españolas con
sus agricultores, principales activos de su actividad.

IMPACTO AMBIENTAL
Cuando los fertilizantes se utilizan de forma racional, principio intensamente
fomentado por la industria de fertilizantes, sus efectos son favorables y esenciales
para la fertilidad del suelo, para el rendimiento y calidad de las cosechas, para la
salud humana, aportando los elementos esenciales al metabolismo, y el medio
ambiente. En una agricultura moderna, productiva y respetuosa en todas las
condiciones medioambientales, no puede cuestionarse una aplicación adecuada
de fertilizantes. A la hora de plantear la fertilización de una explotación es
necesario establecer el balance adecuado de nutrientes, analizando las
necesidades de la planta, las características del suelo, los restos de la cosecha
anterior, el pastoreo, las condiciones agro-climáticas, materia orgánica disponible,
deposiciones atmosféricas, etc. Y todo ello para obtener como resultado una dosis
óptima de fertilizante mineral que asegure una buena evolución del cultivo. Esta
dosis óptima debe asegurar que la planta se nutra adecuadamente, por lo que no
habría excesos ni deficiencias de nutrientes en el cultivo y, consecuentemente, se
eviten perdidas por lixiviación y escorrentía. Los agricultores son cada vez más
conscientes de la responsabilidad que tienen en realizar una gestión adecuada de
sus explotaciones, viable económicamente y respetuosa con el medio ambiente,
tanto en la producción de sus cultivos como en el manejo de su ganadería.

El uso eficiente, racional y responsable de los fertilizantes, principio que siempre


se ha fomentado desde el sector industrial, no es perjudicial para el medio
ambiente, sino, por el contrario, mejora la fertilidad del suelo. Todos los excesos
son malos, pero no por ello se debe cuestionar el consumo de un producto que
aporta importantes ventajas a la sociedad: una intoxicación de medicamentos
puede ser perjudicial para la salud, pero no por ello se cuestiona su consumo ni se
fomenta prescindir de ellos.

INSECTICIDAS

GENERALIDADES

Los productos de la industria de los pesticidas controlan el desarrollo de insectos,


roedores o moluscos. Se emplean en áreas urbanas, suburbanas y rurales; en el
hogar y en los jardines. La industria utiliza herbicidas, alguicidas, funguicidas y
bactericidas y los ferrocarriles usan herbicidas para mantener las vías libres de
vegetación. La necesidad de un nombre genérico que englobe la gran diversidad
de aplicaciones funcionales es muy evidente. El término más común para todos
los agentes de control es el de insecticida. En la actualidad, el término pesticida se
usa oficialmente para describir todos los productos químicos tóxico, ya sea que se
usen contra insectos, hongos, malezas o roedores. Es muy común en esta
industria añadir el sufijo cida al grupo o unidad biológica considerada.

Mientras que el objetivo en la mayoría de los casos consistía en matar o tratar de


erradicar la plaga atacada, muchos de los sistemas modernos tiene enfoques más
complicados. De esta manera los términos agentes de atracción, repelentes,
compuestos inhibidores de la alimentación, hormonas (agentes de control de
crecimiento de plantas e insectos), desfoliadores, desecantes, etcétera, reflejan la
acción de agentes químicos que corresponden a la esfera de acción de la industria
de los pesticidas en su concepto de protección de las plantas. DESARROLLO
HISTÓRICO Los primeros materiales que posiblemente fueron usados por
nuestros antepasados para reducir las molestias causadas por los insectos fueron
el barro y el polvo aplicados sobre su piel para repeler insectos que picaban y
causaban irritación, una práctica parecida a los hábitos de elefantes, cerdos y
búfalos de agua. La Biblia contiene muchas referencias de devastaciones de
insectos, enfermedades de las plantas y algunos principios básicos tales como
dejar descansar la tierra. Los primeros registros escritos de insecticidas
corresponden a la quema de “azufre” como fumigante. Plinio el Viejo (23-79 DC)
registró la mayor parte de los usos de los primeros insecticidas en su Historia
Natural. Entre esos usos estaba incluido el de las agallas de un lagarto verde para
proteger las manzanas de los gusanos y de la pudrición. Más tarde, encontramos
una variedad de materiales usados con resultados dudosos: extractos de ají y
tabaco, agua jabonosa, cal de blanquear, vinagre, trementina, aceite de pescado,
salmuera, lejía y muchos otros. Los primeros compuestos orgánicos fueron
generalmente sustancias derivadas de productos naturales o mezclas de
sustancias químicas muy poco refinadas. Los extractos de tejidos vegetales
molidos resultaban útiles para el control de insectos. Estos extractos se usaban en
la agricultura antes de que el químico conociera la estructura o lograra sintetizar la
molécula responsable de la acción biológica. Entre estos extractos estaban los
piretroides, rotenoides y nicotinoides, que todavía se obtienen en gran parte a
base de extractos vegetales. Se sabía que algunas fracciones del petróleo crudo
resultaban efectivas para el control de ácaros, cóccidos y diversos hongos. Para el
comienzo de la II Guerra Mundial (1940), nuestra selección de insecticidas se
limitaba a varios arsenicales, aceites de petróleo, nicotina, piretro, rotenona,
azufre, gas de cianuro y criolita. Y fue la Segunda Guerra Mundial la que abrió la
Era de los Productos Químicos con la introducción de un concepto totalmente
nuevo en los productos químicos para control –los insecticidas orgánicos
sintéticos, el primero de los cuales fue el DDT.

CLASIFICACIÓN

Actualmente existe una amplia gama de productos químicos utilizados como


agentes de control de plagas, entre los que podemos mencionar los siguientes:
 Insecticidas antibióticos Insecticidas arsenicales
 Insecticidas botánicos
 Insecticidas carbamato
 Insecticidas benzofuranil metilcarbamato
 Insecticidas dimetilcarbamato
 Insecticidas carbamato oxima
 Insecticidas fenil metilcarbamato
 Insecticidas dinitrofenol
 Insecticidas fluorados
 Insecticidas fumigantes
 Insecticidas inorgánicos
 Reguladores del crecimiento de insectos Inhibidores de la síntesis de
quitina
 Imitadores de la hormona juvenil
 Hormonas juveniles
 Agonistas de la hormona de muda
 Hormonas de muda
 Inhibidores de muda
 Precocenos
 Reguladores no clasificados del crecimiento de insectos
 Insecticidas análogos a nereistoxina
 Insecticidas nicotinoides
 Insecticidas nitroguanidina
 Insecticidas nitrometileno
 Insecticidas piridilmetilamina
 Insecticidas organocloro
 Insecticidas ciclodieno
 Insecticidas organofósforo
 Insecticidas organofosfato
 Insecticidas organotiofosfato
 Insecticidas organotiofosfato alifáticos
 Insecticidas amida organotiofosfato alifáticos
 Insecticidas organotiofosfato oxima
 Insecticidas organotiofosfato heterocíclicos
 Insecticidas organotiofosfato benzotiopirano
 Insecticidas organotiofosfato benzotriazina
 Insecticidas organotiofosfato isoindol
 Insecticidas organotiofosfato isoxazol
 Insecticidas organotiofosfato pirazolopirimidina
 Insecticidas organotiofosfato piridina
 Insecticidas organotiofosfato pirimidina
 Insecticidas organotiofosfato quinoxalina
 Insecticidas organotiofosfato tiadiazol
 Insecticidas organotiofosfato triazol
 Insecticidas organotiofosfato fenil
 Insecticidas fosfonato
 Insecticidas fosfonotioato
 Insecticidas fenil etilfosfonotioato
 Insecticidas fenilfosfonotioato fenil
 Insecticidas fosforamidato
 Insecticidas fosforamidotioato
 Insecticidas fosforodiamida
 Insecticidas oxadiazina

 Insecticidas pirazol
 Insecticidas piretroides
 Insecticidas pirimidinamina
 Insecticidas ácido tetrónico
 Insecticidas no clasificados
IMPORTANCIA ECONOMICA

Cosas tan pequeñas como los insectos pueden reducir significativamente el


rendimiento de los cultivos y su calidad, incluso acabar con ellos en cuestión de
horas. Los insecticidas ayudan a minimizar este daño mediante el control de la
plaga.

Existen insecticidas para cualquier cultivo en cualquier región, siempre se


encuentran formulas exitosas para el control de las plagas. Cuando los parásitos
atacan rápidamente comiendo y chupando el cultivo, se debe de actuar de
inmediato y sin posibilidad de cometer error con insecticidas de gran absorción y
actuación inminente.

Algunas fórmulas ofrecen resistencia a la lluvia y garantizan la no creación de


plagas secundarias o nuevos brotes en un tiempo específico, respetando a los
insectos beneficiosos. Otros son de amplio espectro, es decir combaten una gran
variedad de plagas con un control uniforme sobre el cultivo. Asimismo trabajan por
medio de modos duales de acción,  proporcionando un un control de plagas por
contacto, ingestión y actividad ovicida.

Como podemos deducir, sin esta tecnología de protección a los cultivos y control
de plagas difícilmente se podría llevar a buen fin una cosecha y la producción de
alimentos se reduciría, por tanto los precios de los alimentos serían bastante
elevados. Hasta el 40 por ciento de la producción agrícola potencial del mundo
cada año, ya está perdida a causa de los efectos de las malas hierbas, plagas y
enfermedades. Se estima que estas pérdidas se duplicarían si se abandonara la
aplicación de insecticidas existentes.

La productividad agrícola es clave para asegurar la demanda alimentaría, ya que


se puede satisfacer a un precio asequible; y las fórmulas de protección de cultivos
ayudan a aumentar la productividad y el rendimiento de los cultivos.
Cabe destacar que los beneficios de los insecticidas también los obtiene el
consumidor final, ya que estas fórmulas permiten adquirir productos de alta
calidad, libres de manchas de insectos y posibles contaminaciones que pueden
causar enfermedades en los seres humanos.

IMPACTO AMBIENTAL

Las primeras leyes estatales sobre insecticidas fueron promulgadas en 1900 para
establecer los estándares de pureza del compuesto arsenical verde de París.
Estas leyes se fueron ampliando para cubrir una larga lista de compuestos y
extractos de plantas, muchos de los cuales son muy tóxicos para el hombre. No
existían leyes de salud pública, ya fuera para regular las cantidades aplicadas o en
cuanto al peligro de que quedaran cantidades minúsculas (residuos) en los
productos finales. La necesidad de proteger al trabajador y al público de las
peligrosas características de los insecticidas y de sus residuos en las cosechas,
motivó la promulgación de diversas leyes y regulaciones. La preocupación
gubernamental se enfocó inicialmente a la estandarización de los productos
químicos fabricados y a la protección del agricultor con relación al producto que
adquiría. Después, esta preocupación se extendió al manejo de las sustancias en
el comercio interestatal y al consumidor de productos agrícolas crudos (manzanas,
maíz y lechugas), además de que en otros casos se pensó también en el
consumidor de alimentos elaborados (jugo enlatado, margarina, cereales, carne y
leche). Esta legislación tomaba en cuenta la protección del transportista del
producto químico y de todo el personal relacionado con la aplicación del mismo.
La legislación actual regula los productos químicos aplicados a las cosechas o a
los alimentos como agentes de protección (pesticidas, emulsificantes, disolventes,
materiales de empaque, antioxidantes, etcétera) Hacia los últimos años de la
década de los sesentas surgió una nueva preocupación, pues se comenzaron a
notar los efectos a largo plazo de la fabricación y aplicación de productos químicos
sobre el medio ambiental. La resolución de los problemas relacionados con la
ecología, la toxicología y las necesidades prácticas es un asunto crítico para la
industria de los pesticidas, para la agricultura, para la protección del ambiente y,
sobre todo, para la salud pública. Además de lo anterior, la industria se enfrenta a
la obsolescencia de los compuestos pesticidas debida a dos causas principales.
La primera de ellas es una consecuencia de las características de adaptabilidad
de los seres vivos a los cambios ambientales, incluyendo la presencia de
productos químicos. En la agricultura, la resistencia es una consideración práctica
casi exclusiva de los insecticidas. La segunda causa de obsolescencia es el
desarrollo de productos químicos más útiles. En este caso, el término útil se refiere
a un grupo de propiedades individuales. El nuevo producto puede ser más
económico en su fabricación, más fácil de aplicar, menos peligroso, poseer un
efecto más amplio o más intenso o una actividad biológica más generalizada o, en
contraste, puede ser mucho más específico en cuanto a sus propiedades
biológicas. El caso del DDT es un ejemplo excelente de la obsolescencia de un
importante producto químico pesticida. Se determinó que muchos productos a
base de hidrocarburos clorados eran mucho más activos que el DDT, tanto en su
efectividad generalizada como en la específica. Resulta muy interesante observar
que, apenas dos décadas después del descubrimiento de las propiedades
insecticidas del DDT, que desembocaron en los laudos de un Premio Nóbel, el
producto haya sido prácticamente eliminado de los E.U.A.

NEMATICIDAS

GENERALIDADES

Un nematicida es un tipo de pesticida químico para eliminar el parásito nemátodo.


Un nematicida común que se usa es del origen de pasta de neem que se consigue
por exprimir la fruta y semilla en frio. Nematophagous fungi, una variedad de
carnivorous fungi, puede ser muy útil para el control de nemátodos, Paecilomyces
es solo un ejemplo.

Los nemótodos son un hilo de vermes pseudocelomados con más de 25.000


especies registradas y un número estimado mucho mayor, el cuarto del reino
animal por lo que se refiere al número de especies.

Se conocen como gusanos redondos, debido a la forma de su cuerpo en un corte


transversal. Son organismos esencialmente acuáticos, aunque proliferan también
en ambientes terrestres, especialmente en suelos de alta compactación y
humedad. Para evitar en cultivos de semilleros y viveros el exceso de
compactación y humedad recomendamos eligir el substrato correcto.

No es conveniente usar nematicidas químicas porque no se elimina los nemátodos


dañinos sino muchos nemátodos benéficos. En la agriculturalimpia, no residual,
ecológica o orgánica no se puede realizar "matanzas" de la vida en el suelo sino
realizar un control de la presencia de los nemátodos. El producto recomendable
para el control de nemátodos en el suelo se llama Bioplasma "N"

CLASIFICACION

Comercialmente hay dos tipos importantes de nematicidas, dependiendo de la


labor en los suelos: los fumigantes y los no fumigantes. Los primeros se
volatilizan, volviéndose gases que se desplazan por el suelo. Son bastante
fitotóxicos y deben ser aplicados de dos a cuatro semanas antes de la siembra.

Los organofosfatos y los carbamatos son nematicidas no fumigantes, aparecen


corrientemente en forma granulada y se usan al realizar la siembra. Se aplican en
una faja de 10 a 15 cm en el surco, directo sobre el rizoma o la semilla.

En general, no se aconseja el uso de nematicidas químicos, puesto que junto con


los nematodos dañinos se eliminan muchos nemátodos benéficos. En la
agricultura ecológica u orgánica no se realizan destrucciones, sino una vigilancia
de estas plagas.
Un nematicida natural, que es de común uso, es el originado de la pasta del árbol
de neem. Se obtiene al presionar la fruta y la semilla en frío.

IMPORTANCIA ECONOMICA

Millones de nematodos o gusanos se alimentan de las raíces de cultivos como


arroz, banano, café, plantas ornamentales y todo tipo de hortalizas y producen un
elevado impacto económico, en el mundo las pérdidas anuales se calculan en
$100 billones, según los especialistas del laboratorio de nematología de la
Universidad Nacional (UNA).

Los nematodos son gusanos generalmente microscópicos (el tamaño promedio es


de 1 milímetro) que se alimentan de los jugos de las raíces, aunque algunos
atacan otras partes de la planta.

El daño en la raíz debilita a la planta y baja el rendimiento en la mayoría de casos,


aunque en otros como banano destruye totalmente la raíz, explicó el entomólogo
Alejandro Esquivel, de la UNA.

IMPACTO AMBIENTAL

Al usar nematicidas se corre el riesgo de afectar a las bacterias beneficiosas para


los cultivos y ya que estas bacterias actuan como agentes de control biologico se
debe dar principal importancia a su conservación.

Hipótesis 
El uso de nematicidas afecta el crecimiento de comunidades bacterianas
beneficiosas para los cultivos.

Objetivos
Específico:
Dar a conocer las caracteristicas de los nematicidas que traen efectos adversos en
para las bacterias presentes los cultivos. Identificar las consecuencias que trae la
ausencia de las bacterias que cumplen un papel importante para el desarrollo del
cultivo.
General:
Exponer las características de los nematicidas y los daños que produce su uso en
las bacterias.

Estado del arte

Desde el año 2000 el campo de los fitoquimicos, específicamente el campo de los


nematicidas ha tenido grandes avances como la búsqueda de productos que
puedan ser usados como agentes de control biológico de los nematodos, los
cuales han permitido el desarrollo sostenible de productos y cultivos. Se desarrollo
el 
Verango, un novedoso fitoquimico que permite un control de los nematodos de
forma certera y a su vez presenta un bajo impacto ambiental, dando especial
atención a los cultivos de banano, se han hecho investigaciones a partir de los
cultivos de papa que han permitido determinar y estudiar el proceso de infección
de las plagas y también se estudiaron los principales problemas con las
enfermedades.Debido a los bajos impactos ambientales que tienen los
fitoquimicos de la actualidad son usados por los agricultores brindando así las
soluciones necesarias. 

HERBICIDAS

GENERALIDADES

En los países industrializados los herbicidas se aplican sobre el 85-100% de todos


los cultivos principales. Así, para el Reino Unido Green et al. (1987) estiman que
una libra esterlina gastada en pesticidas genera un ingreso adicional de cinco
libras. Más recientemente, este margen se habría reducido con la reducción de los
subsidios de la Comunidad Europea (CE), pero la producción agrícola en los
países industrializados continuará dependiendo grandemente del uso de los
herbicidas.

En países menos desarrollados, el precio relativamente bajo obtenido por los


productos agrícolas en los mercados mundiales y el bajo costo de la mano de obra
reducen los beneficios económicos del uso de herbicidas. Finney (1988) predijo
que la necesidad de la intensificación de la agricultura, como consecuencia del
alto nivel de crecimiento de la población, aumentará el uso de herbicidas. El
también indicó que en los EE.UU. los precios de los herbicidas cayeron entre
1985-1987 debido principalmente al incremento de la competencia por la
distribución del mercado y al vencimiento de patentes. La India y la República
Popular de China están incluídos entre los primeros 12 países por ventas de
herbicidas y ambos países están fabricando y exportando herbicidas que ya tienen
patente vencida. Los precios reducidos y la producción local estimularán el uso de
herbicidas en los países menos desarrollados.

Usados juiciosamente, dentro de un sistema integrado de manejo de malezas, los


herbicidas son de uso seguro para el agricultor y de riesgo mínimo para el medio
ambiente. Desde nuestro punto de vista, los herbicidas jugarán un papel cada vez
más importante en el manejo de malezas en los países en desarrollo en un futuro
predecible. Las secciones de este libro sobre malezas y cultivos individuales
ofrecen detalles sobre la integración de los herbicidas en los sistemas de
producción de los cultivos. El objetivo de este Capítulo es de apoyar a estas
secciones con información sobre el modo de acción, propiedades, y aplicación de
los herbicidas, que contribuirá a su uso práctico, seguro y efectivo.

Generalmente existe confusión al referirse al nombre de un herbicida. La etiqueta


de un herbicida contiene tres nombres: el nombre químico, el nombre común y el
nombre comercial. Por ejemplo, el herbicida vendido con el nombre comercial de
Gesaprim, tiene el nombre común de atrazina, que es su ingrediente activo, y el
nombre químico 6-cloro-N-etil-N´-(1-metiletil)-1,3,5, triazina-2,4-diamina. El
nombre comercial es usado por la empresa de agroquímicos para promocionar la
venta de su marca comercial y comúnmente es el nombre más conocido de un
herbicida. El nombre común es el nombre genérico dado al ingrediente activo y
está aprobado por autoridades apropiadas, como la Sociedad Americana de la
Ciencia de la Maleza (WSSA) y International Organization for Standardization
(ISO), y el nombre químico describe la composición química del compuesto
herbicida (Caseley, 1996). Las compañías de agroquímicos obtienen una patente
para su herbicida antes de su introducción al mercado. Una compañía que
desarrolló el producto tiene el uso exclusivo del mismo durante los 17 años que
siguen a la aprobación de la patente (Caseley, 1996; Murphy, 1999). Después de
que expira esta patente, otras compañías pueden acceder al mercado con este
herbicida, sin embargo deben utilizar un nombre comercial diferente. Además,
existen herbicidas que consisten de la mezcla de dos o mas herbicidas, por lo que
es importante conocer los nombres comunes de los herbicidas. Los herbicidas se
comercializan en formulaciones líquidas o sólidas dependiendo de la solubilidad
en agua del ingrediente activo y de su forma de aplicación. La formulación del
herbicida se indica en la etiqueta del producto y se designa por una o varias letras
después del nombre comercial. En la etiqueta del herbicida también se indica la
cantidad de ingrediente activo en porcentaje y en gramos de ingrediente activo por
litro o kilogramo del producto comercial.

CLASIFICACIÓN

Los herbicidas pueden ser clasificados de acuerdo a su época de aplicación,


selectividad, tipo, familia química y modo de acción.

Época de aplicación

De acuerdo a su época de aplicación los herbicidas pueden clasificarse en forma


general como preemergentes (PRE) y postemergentes (POST). Por lo general, los
herbicidas PRE se aplican después de la siembra, pero antes de que emerjan la
maleza y el cultivo. Los herbicidas PRE requieren de un riego o precipitación para
situarse en los primeros 5 cm de profundidad del suelo, donde germina la mayoría
de las semilla de maleza. Este tipo de herbicidas elimina a las malas hierbas en
germinación o recién emergidas, lo que evita la competencia temprana con el
cultivo. Por lo general la semilla de los cultivos se coloca por debajo de la zona de
suelo con alta concentración de herbicida y la selectividad al cultivo puede ser
tanto posicional como fisiológica. Los herbicidas PRE presentan una gran
interacción con algunas características del suelo como son: textura, pH y materia
orgánica que pueden afectar la cantidad de herbicida disponible en el suelo para
controlar la maleza. Por lo general la dosis de este tipo de herbicidas se ajusta
según el tipo de suelo y materia orgánica, requiriendo una mayor dosis en suelos
arcillosos y con alto contenido de materia orgánica (Anderson, 1996). Los
herbicidas POST se aplican después de la emergencia del cultivo y la maleza. En
la mayoría de los casos, la aplicación de herbicidas POST debe realizarse sobre
malezas en sus primeros estados de desarrollo cuando son más susceptibles a los
herbicidas y su competencia con el cultivo es mínima. Los herbicidas POST
pueden ser más económicos para el productor al utilizarse sólo donde se presenta
la maleza. La actividad de los herbicidas POST depende de factores como su
grupo químico, especies de maleza presentes y condiciones de clima como
velocidad del viento, temperatura del aire, humedad relativa y presencia de lluvia
(Buhler, 1998).

Selectividad

De acuerdo a su selectividad los herbicidas pueden ser clasificados como:


Selectivos, herbicidas que a ciertas dosis, formas y épocas de aplicación eliminan
a algunas plantas sin dañar significativamente a otras, por ejemplo, atrazina es un
herbicida selectivo en maíz y sorgo. No selectivos: aquellos herbicidas que ejercen
su toxicidad sobre toda clase de vegetación y deben utilizarse en terrenos sin
cultivo o bien evitando el contacto con las plantas cultivadas. El glifosato es un
ejemplo de herbicida no selectivo (Caseley, 1996).

Tipo de acción
Por su tipo de acción los herbicidas pueden ser: De contacto, herbicidas que
eliminan sólo las partes de la planta con las que entran en contacto y tienen un
transporte limitado dentro de la planta, por lo que se recomiendan para el control
de maleza anual. Sistémicos: herbicidas que se aplican al suelo o al follaje y son
absorbidos y transportados a toda la planta incluyendo sus raíces y otros órganos
subterráneos. Debido a lo anterior, los herbicidas sistémicos son utilizados para el
control de maleza perenne (Ross y Lembi, 1985).

Familia química

La clasificación de los herbicidas en familias químicas se basa en la composición


de los diferentes compuestos usados como herbicidas. Los herbicidas dentro de
una familia química tienen propiedades químicas similares y generalmente tienen
el mismo modo de acción (Retzinger y Mallory-Smith, 1997). Algunos ejemplos de
las principales familias químicas de herbicidas son: las triazinas, las dinitroanilinas,
los fenoxiacéticos, las cloroacetamidas, las ciclohexanodionas, las sulfonilureas y
los bipiridilos (Hance y Holly, 1990). En Estados Unidos en la actualidad existen
alrededor de 200 ingredientes activos utilizados en la fabricación de
aproximadamente 800 herbicidas comerciales (Vencill, 2002). En México, existen
65 ingredientes activos en alrededor de 300 herbicidas comerciales (Anónimo,
2007).

Modo de acción

La forma más útil de clasificación de los herbicidas es según su modo de acción


(Duke y Dayan, 2001; Schmidt, 2005). El modo de acción es la secuencia de
eventos que ocurren desde la absorción del herbicida hasta la muerte de la planta.
Los herbicidas con el mismo modo de acción tienen el mismo comportamiento de
absorción y transporte y producen síntomas similares en las plantas tratadas
(Gusolus y Curran, 1996). Además la clasificación de los herbicidas según su
modo de acción permite predecir, en forma general, su espectro de control de
maleza, época de aplicación, selectividad a cultivos y persistencia en el suelo
(Ashton y Crafts, 1981). Finalmente este tipo de clasificación permite diseñar los
programas de control químico de maleza más eficientes y evitar los posibles
efectos negativos del uso de herbicidas como son la residualidad en el suelo, el
cambio de especies de maleza y el desarrollo de biotipos de maleza resistentes a
herbicidas (Heap, 2001; Regehr y Morishita, 1989). Aunque es común que los
términos modo y mecanismo de acción de los herbicidas sean usados como
sinónimos, existen claras diferencias entre estos términos. El modo de acción se
refiere a los eventos que provocan los herbicidas y el mecanismo de acción al sitio
o proceso bioquímico específico que es afectado (Baumann et al., 1998; Gunsolus
y Curran, 1996). Las siguientes clases de herbicidas según su modo de acción
incluyen a la mayoría de los herbicidas en el mercado en México. En cada clase
se citan ejemplos de los principales herbicidas y en algunos casos se incluyen
herbicidas que aún no se comercializan en nuestro país, pero que son importantes
en la clase.

1. REGULADORES DEL CRECIMIENTO

Los reguladores del crecimiento incluyen a las familias químicas:


fenoxicarboxílicos, benzóicos, piridincarboxílicos y quinolincarboxílicos
(Cavanaugh et al., 1998; Devine et al., 1993). El modo de acción de los
reguladores del crecimiento incluye la epinastia o retorcimiento de pecíolos y
tallos, la formación de callosidades, la malformación de hojas y finalmente la
necrosis y muerte de la planta. La acción de estos herbicidas es lenta y requiere
de una a dos semanas para matar a las malezas. Esta clase de herbicidas son
usados principalmente para el control de especies dicotiledóneas u “hojas anchas”
anuales y perennes en gramíneas. Una excepción es el 2,4-DB utilizado para el
control de hojas anchas en leguminosas. Los reguladores del crecimiento se

absorben por hojas y raíces y se transportan por el floema y xilema. Sin embargo,
su uso principal es en postemergencia a cultivo y maleza (Sterling et al, 2005).
Los herbicidas del grupo de los reguladores del crecimiento tienen un mecanismo
de acción múltiple e indeterminado, pero se sabe que alteran el balance hormonal
normal de las plantas que regula procesos como la división y elongación celular, la
síntesis de proteínas y la respiración. Por lo anterior estos herbicidas son también
conocidos como “hormonales” (Baumann et al., 1998). La selectividad de esta
clase de herbicidas se basa tanto en la absorción y transporte por las plantas
tratadas, como en su estado de desarrollo, ya que las plantas son más
susceptibles a los reguladores de crecimiento en épocas de intensa división
celular (Peterson et al., 2001). Por lo anterior, este tipo de herbicidas son
selectivos en gramíneas como sorgo, maíz y trigo, en etapas vegetativas. Los
síntomas de daño a gramíneas cultivadas incluyen el enrollamiento de hojas o
“acebollamiento”, la “cristalización” de tallos, los que se quiebran fácilmente, la
curvatura de tallos la fusión de raíces, la distorsión espigas y la esterilidad de
flores. Los daños de los reguladores de crecimiento se acentúan en períodos de
alta humedad en el suelo y alta temperatura (Sterling et al., 2005). Estos
herbicidas son fácilmente acarreados por el viento a cultivos sensibles por lo que
se deben utilizar con precaución. Los herbicidas de la familia de los
fenoxicarboxílicos se formulan como ésteres o sales aminas. Los ésteres son
volátiles y pueden causar daños a cultivos sensibles por el acarreo de vapores,
mientras que las sales amina tienen baja volatilidad. Además, el equipo de
aspersión debe ser cuidadosamente lavado para evitar daños a otros cultivos. En
general, los reguladores de crecimiento no dejan residuos en el suelo que afecten
la rotación de cultivos por un tiempo prolongado. Sin embargo, el picloram es
soluble en agua y es persistente en el suelo, por lo que debe evitarse su uso en
suelos arenosos con mantos freáticos poco profundos (Cavanaugh et al., 1998).

2. INHIBIDORES DEL CRECIMIENTO DE PLÁNTULAS

Estos herbicidas actúan en las plántulas poco después de su germinación y antes


de su emergencia, por lo que es común que sus efectos no sean visibles, ya que
las plantas dañadas no llegan a emerger. Los inhibidores del crecimiento de
plántulas tienen muy poca actividad foliar y se aplican en presiembra o
preemergencia. Los inhibidores del crecimiento de plántulas se dividen en dos
grupos: inhibidores de radículas e inhibidores de brotes (Murphy, 1999).
Inhibidores de radículas. Los inhibidores de raíces incluyen a la familia química de
las dinitroanilinas. El modo de acción de estos herbicidas es la inhibición del
desarrollo de radículas en las plántulas. Las plantas mueren por no poder tomar
agua y nutrimentos del suelo. El mecanismo de acción es la inhibición de la
división celular al impedir la mitosis en las células. Los inhibidores de raíces son
más efectivos en el control de hojas anchas y zacates de semilla pequeña ya que
se concentran en los primeros centímetros del suelo (Gusolus y Curran, 1986).
Los cultivos y las malas hierbas de semilla grande sobreviven a la acción de estos
herbicidas debido a que sus brotes y raíces pueden crecer a través de la zona del
suelo con alta concentración de herbicida. Estos herbicidas se absorben por los
brotes y raíces y presentan poco o nulo transporte dentro de las plantas y su
selectividad es posicional. Su solubilidad en agua es muy baja y en su mayoría
son volátiles y degradables por la luz, por lo que deben incorporarse
mecánicamente al suelo. Los daños de los inhibidores de raíces en los cultivos
incluyen la tumoración de las raíces, ausencia de raíces secundarias y el
engrosamiento de hipocotilos en dicotiledóneas.

Inhibidores de brotes.

Los inhibidores de brotes incluyen a las familias químicas de las cloroacetamidas,


los tiocarbamatos y ácidos benzoicos. El modo de acción de estos herbicidas es la
inhibición del desarrollo de las plántulas en proceso de emergencia. El mecanismo
de acción no está bien definido pero se cree que afectan la síntesis de lípidos y
proteínas en las plántulas. Los inhibidores de brotes son más efectivos en el
control de hojas anchas y zacates de semilla pequeña y algunos herbicidas de
esta clase controlan ciperáceas (Caseley, 1996). Los tiocarbamatos son muy
volátiles y requieren incorporación mecánica por lo que se aplican en presiembra.
Las cloroacetamidas se utilizan tanto en presiembra como en preemergencia y
requieren de lluvia o riego en los primeros 15 días después de su aplicación para
que su acción sea óptima y su período de control se extienda hasta por 12 a 15
semanas. Los cultivos y las malas hierbas de semilla grande sobreviven a la
acción de estos herbicidas debido a que sus brotes y raíces pueden crecer a
través de la zona del suelo con alta concentración de herbicida. Estos herbicidas
se absorben por los brotes de los zacates y las raíces de las hojas anchas y se
transportan por el xilema hacia los puntos de crecimiento. Su selectividad es
fisiológica, al transformar las plantas tolerantes estos herbicidas a compuesto no
tóxicos, y posicional al colocar el herbicida fuera de la zona de germinación de los
cultivos (Vencill, 2002). Es común que las gramíneas cultivadas con tolerancia a
estos herbicidas requieran el uso de protectores en la semilla para evitar sus
daños. Los daños de los inhibidores de brotes en gramíneas incluyen la distorsión
de las hojas que no pueden extenderse normalmente al crecer, hojas quebradizas
y de color verde oscuro. En las hojas anchas se observa el arrugamiento de hojas,
la inhibición de crecimiento de la nervadura central y en general la falta de
desarrollo de las plántulas. Los daños a los cultivos tratados con esta clase de
herbicidas se incrementan si se presentan períodos de clima frío y húmedo
(Anderson, 1996). Cuando se usan protectores en la semilla de los cultivos la
presencia de lluvias torrenciales después de la siembra puede lavar el protector y
promover el daño de estos herbicidas.

3. INHIBIDORES DE LA FOTOSÍNTESIS

Los inhibidores de la fotosíntesis pueden clasificarse en herbicidas móviles o


sistémicos y herbicidas no-móviles o de contacto. Los inhibidores de la fotosíntesis
móviles incluyen a las familias químicas de las triazinas, triazinonas, triazolinonas,
fenilureas y uracilos y los de contacto a los nitrilos, benzotiadizoles y amidas
(Markwell et al., 2005). Los inhibidores de la fotosíntesis se utilizan principalmente
para el control de maleza de hoja ancha pero tienen efectos sobre gramíneas. El
modo de acción de los inhibidores móviles de la fotosíntesis se caracterizan por la
clorosis intervenial, o amarillamiento entre las nervaduras, que se transforma en
necrosis de las plantas tratadas, que empieza en los márgenes de las hojas. En
los herbicidas de contacto de esta clase se presenta clorosis que se transforma
rápidamente en necrosis del tejido tratado. El mecanismo de acción de los
inhibidores de la fotosíntesis es la interrupción del flujo de electrones en el
fotosistema II, que provoca la destrucción de la clorofila y los carotenoides, lo que
causa la clorosis, y la formación de radicales libres que destruyen las membranas
celulares provocando la necrosis (Duke y Dayan, 2001). Los herbicidas
sistémicos de esta clase se aplican al suelo y se transportan en las plantas por el
xilema. Por lo anterior, los síntomas se manifiestan primero en las hojas más
grandes y viejas que consumen más agua. Estos herbicidas no previenen la
emergencia de la maleza y su acción se manifiesta hasta que las plantas
desechan sus cotiledones e inician la fotosíntesis. La selectividad de las triazinas y
triazinonas se debe principalmente al metabolismo de los herbicidas por las
plantas; en cambio, en las fenilureas y uracilos la selectividad se debe
principalmente a la ubicación del herbicida en el suelo, que debe estar fuera del
área de absorción radical (Peterson et al., 2001). La persistencia en el suelo de los
herbicidas móviles de esta clase es excelente y controlan a las malas hierbas por
varias semanas. Sin embargo, si el pH del suelo es superior a 7.2, la textura es
arenosa o el contenido de materia orgánica es pobre, se pueden presentar daños
a los cultivos tratados (Vencill, 2002).

Los herbicidas no-móviles de esta clase se aplican en postemergencia y tienen un


transporte limitado dentro de la planta, por lo que requieren un cubrimiento total de
la misma (Baumann et al, 1998), por lo que se deben aplicar en malezas
pequeñas para lograr un buen control. Estos herbicidas tienen una residualidad
limitada en el suelo. La selectividad de los inhibidores de la fotosíntesis no-móviles
se basa en la capacidad de las plantas tolerantes de metabolizar estos herbicidas
en compuestos no tóxicos. En algunas ocasiones estos herbicidas causan
quemaduras ligeras en las hojas de los cultivos tratados sin afectar las hojas
nuevas.

4. INHIBIDORES DE LA SÍNTESIS DE PIGMENTOS

Los pigmentos de las plantas son compuestos que absorben la luz en ciertas
regiones del espectro visible. Las longitudes de onda que no son absorbidas son
reflejadas, por ello, la clorofila al absorber la luz en el espectro rojo y azul, refleja
el verde, lo que da este color a las plantas. Los carotenoides son pigmentos de
color amarillo y naranja que están asociados con la clorofila y la protegen al disipar
el exceso de energía en las reacciones luminosas de la fotosíntesis (Devine et al,
1993). Los inhibidores de pigmentos inhiben la formación de carotenoides en las
plantas que resulta en la destrucción de la clorofila. Este grupo de herbicidas
incluye a las familias químicas: isoxazolidinonas, triazoles, isoxazoles y
piridazinonas (Peterson et al., 2001). El modo de acción de estos herbicidas
incluye el albinismo en las plantas susceptibles, que en algunos casos desarrollan
un color rosa a violeta, y la necrosis de las hojas y tallos. Las plantas susceptibles
a estos herbicidas mueren al no poder realizar la fotosíntesis por la ausencia de
clorofila. Los inhibidores de pigmentos se absorben por las raíces y se transportan
por el xilema hacia la parte aérea. Esta clase de herbicidas son usados para el
control PRE y POST de hojas anchas y gramíneas anuales. La selectividad a este
grupo de herbicidas es por metabolismo de los herbicidas a compuestos no
tóxicos. En el caso del clomazone, la aplicación de un insecticida organofosforado
junto a la semilla en el suelo protege al algodón de la acción de este herbicida.
Estos herbicidas pueden tener alta residualidad en el suelo y pueden causar
daños a cultivos sembrados en rotación (Baumann et al, 1998).

5. INHIBIDORES DE LA SÍNTESIS DE LÍPIDOS

Los lípidos son ácidos grasos esenciales para mantener la integridad de las
membranas celulares y el crecimiento de las plantas. Los inhibidores de la síntesis
de lípidos incluyen a las familias químicas: ariloxifenoxipropionatos y
ciclohexanodionas (Devine et al, 1993). Estos herbicidas actúan sólo sobre
gramíneas y su modo de acción es la cesión del crecimiento, principalmente en las
hojas del cogollo, que muestran clorosis y luego enrojecimiento de hojas y tallos,
para posteriormente presentar necrosis. El daño de estos herbicidas se concentra
en el tejido meristemático o punto de crecimiento del cogollo, el cual se necrosa y
desprende con facilidad en unas dos semanas después de la aplicación. El daño a
tejidos meristemáticos también se presenta en órganos vegetativos por lo que los
inhibidores de lípidos son efectivos para el control de zacates perennes. El
mecanismo de acción de estos herbicidas es la inhibición de la enzima Acetil
Coenzima-a carboxilasa (ACCasa) en la síntesis de lípidos (Walker et al, 1989).
Esta clase de herbicidas son usados principalmente para el control POST de
zacates anuales y perennes en cultivos de hoja ancha. Sin embargo, el diclofop, el
clodanifop y el fenoxaprop, de la familia de los ariloxifenoxipropionatos, y el
tralkoxidim, de las ciclohexanodionas, se utilizan para el control de gramíneas en
cereales, al existir pequeñas diferencias en la ACCasa del trigo que le otorga
selectividad a estos herbicidas (Vencill, 2002). La absorción de estos herbicidas es
muy rápida y después de una hora la lluvia no afecta su acción. Requieren de la
adición de surfactante o aceite agrícola para incrementar su absorción por las
plantas y deben aplicarse en postemergencia temprana sobre zacates en
crecimiento activo. En el caso de zacates perennes la aplicación debe realizarse
antes del estado de embuche o bota. La persistencia en el suelo es limitada y no
afectan a cultivos sembrados en rotación. La selectividad de estos herbicidas es
fisiológica ya que la ACCasa de las dicotiledóneas es insensible a su acción. En el
caso de herbicidas de este grupo que se aplican en cereales, la selectividad se
obtiene por el metabolismo del herbicida a compuestos no tóxicos.

6. INHIBIDORES DE LA SÍNTESIS DE AMINOÁCIDOS

Existen varias familias de herbicidas que afectan la síntesis de aminoácidos, los


cuales son esenciales para la formación de proteínas requeridas para el desarrollo
y crecimiento de las plantas. Los inhibidores de la síntesis de aminoácidos pueden
dividirse en inhibidores de aminoácidos ramificados e inhibidores de aminoácidos
aromáticos (Nissen et al., 2005). El glufosinato es un herbicida que no se
encuentra en las sub-clases mencionadas pero que afecta la síntesis de
aminoácidos por lo que se discutirá aparte (Baumann et al, 1998). Inhibidores de
aminoácidos ramificados. Estos herbicidas incluyen las familias químicas:
sulfonilureas, imidazolinonas, triazolopirimidinas y pirimidiniltiobenzoatos
(Peterson et al., 2001). Los inhibidores de aminoácidos ramificados actúan sobre
gramíneas y hojas anchas que los absorben por raíces y hojas y mueren en tres a
cuatro semanas. Los síntomas de daño de estos herbicidas incluyen: clorosis y
necrosis de los meristemos o puntos de crecimiento, pérdida de la dominancia
apical, inhibición de raíces secundarias y achaparramiento. En gramíneas, las
hojas emergen del cogollo con arrugamiento y presentan clorosis o un aspecto
traslúcido o desarrollan una coloración rojiza. En hojas anchas, las plantas
presentan falta de crecimiento, nervaduras rojas y los puntos de crecimiento
muertos aunque las hojas basales permanezcan verdes. El mecanismo de acción
de estos herbicidas es la inhibición de la enzima Acetolactato sintasa (ALS)
provocando que no se sinteticen los aminoácidos valina, leucina e isoleucina, por
lo que la planta no puede producir proteínas y muere. Esta clase de herbicidas son
utilizados para el control de maleza de hojas anchas y gramíneas en una gran
variedad de cultivos. Su selectividad es fisiológica y radica en la velocidad de
detoxificación de las plantas tratadas. Su aplicación puede ser en presiembra,
preemergencia o postemergencia pues son absorbidos por hojas y raíces y
transportados por xilema y floema, sin embargo el método de aplicación es
específico para cada herbicida. Este grupo de herbicidas se distingue por su baja
toxicidad a humanos y a mamíferos y el uso de dosis muy baja (5 a 100 g/ha). Los
inhibidores de aminoácidos ramificados presentan una alta residualidad en el
suelo y pueden afectar a cultivos sembrados en rotación. La actividad de las
sulfonilureas se incrementa en suelos con pH mayor a 7.2 y pueden causar daños
al cultivo tratado. Por otra parte, la aplicación de insecticidas organofosforados
dentro de 15 días a la aplicación de sulfonilureas reduce su selectividad en
cultivos gramíneas al interferir con la enzima citocromo P450 responsable del
metabolismo de estos herbicidas (Baumann et al, 1998).

Inhibidores de aminoácidos aromáticos.

En esta sub-clase sólo se presenta el glifosato, herbicida postemergente y no


selectivo que no tiene acción en el suelo ya que se adsorbe rápidamente (Nissen
et al., 2005). El glifosato es usado ampliamente para el control de maleza perenne
con reproducción vegetativa ya que al ser altamente sistémico, se transporta a
toda la planta. Las plantas tratadas presentan clorosis que se transforma en
necrosis general en una o dos semanas después de la aplicación. En el caso de
daños por acarreo de glifosato a sorgo y maíz, los daños se caracterizan por
clorosis y coloración púrpura en las hojas del cogollo. El mecanismo de acción del
glifosato es la inhibición de la enzima 5-enolpiruvil-shikimato 3-fosfato sintetasa
(EPSP, por sus siglas en inglés) en el ciclo metabólico del ácido shikimico y
bloquea la producción de los aminoácidos fenilalanina, tirosina y triptofano (Nissen
et al., 2004). En los últimos años se han generado mediante ingeniería genética
cultivos resistentes o transgénicos al glifosato por medio de una enzima EPSP
alternativa (Peterson et al. 2001). Debido a que el glifosato es inactivado en el
suelo, es indispensable el uso de agua limpia par su aspersión. Además la
presencia de sales en el agua puede afectar su eficiencia, por lo que se sugiere la
adición de sulfato de amonio al agua antes de agregar el herbicida. El sulfato de
amonio “atrapa” las sales disueltas en el agua e impide que se agreguen al
glifosato. Glufosinato. El glufosinato es un herbicida no selectivo con acción
postemergente de hojas anchas y gramíneas y que no tiene actividad en el suelo.
Este herbicida causa clorosis en tres a cinco días, que se transforma en necrosis
de las plantas tratadas en una a dos semanas. El glufosinato tiene un transporte
limitado dentro de la planta y su acción es básicamente de contacto. Su
mecanismo de acción es la inhibición de la enzima glutamina sintetasa en el
metabolismo del nitrógeno. Al bloquear esta enzima se acumula amoniaco en las
plantas lo que destruye las membranas celulares (Vencill, 2002).

7. DESTRUCTORES DE MEMBRANAS CELULARES

Los destructores de membranas celulares incluyen a las familias químicas:


bipiridilos, difenileters, aril triazolinonas y fenil-phthalimidas. Su acción principal es
de contacto en postemergencia y son activados al exponerse a la luz para formar
compuestos a partir del oxígeno como el oxígeno simple, el radical libre de
hidroxilo y el peróxido de hidrógeno. Estos compuestos destruyen las membranas
celulares rápidamente y causan la necrosis de los tejidos. Por su mecanismo de
acción esta clase de herbicidas pueden dividirse en aceptores de electrones e
inhibidores de la enzima protoporfirinogeno oxidasa (PPO oxidasa). En esta clase
de herbicidas pueden incluirse los herbicidas arsenicales orgánicos, pues aunque
su mecanismo de acción es desconocido, se reconocen como destructores de
membranas celulares y se discutirán separadamente. Aceptores de electrones.
Esta sub-clase incluye sólo a los bipiridilos, herbicidas fuertemente catiónicos o
con carga positiva que en la presencia de la luz causan marchitez de las hojas en
minutos, que evoluciona a clorosis y luego necrosis en pocas horas. Debido a que
son fuertemente adsorbidos a las arcillas del suelo, los bipiridilos no tienen
actividad en el suelo o control preemergente de maleza. El mecanismo de acción
de los bipiridilos es la aceptación de electrones en el fotosistema I y la formación
de compuestos de oxígeno que destruyen las membranas celulares (Duke y
Dayan, 2001). El efecto de estos herbicidas es de contacto, por lo que en malezas
perennes se limita a la parte aérea y no se transporta a los órganos vegetativos.
Debido a que se inactivan en el suelo estos herbicidas han sido muy utilizados en
sistemas de labranza de conservación para la eliminación de la vegetación antes o
inmediatamente después de la siembra sin afectar la emergencia de los cultivos.
Los bipiridilos no son selectivos, pero el paraquat es utilizado en cacahuate al
momento de su emergencia, pues este cultivo tiene una cutícula gruesa que evita
los daños de este herbicida (Gusolus y Curran et al, 1996). Inhibidores de la
enzima PPO oxidasa. En esta sub-clase se incluyen a las familias químicas
difenéteres, triazolinonas, oxadiazoles y N-fenil-ítalimidas (Peterson et al, 2001)
Estos herbicidas tienen acción foliar y en el suelo y controlan principalmente malas
hierbas de hoja ancha. Actúan en forma similar a los bipiridilos pero en forma más
lenta ya que requieren de dos a tres días para eliminar a la maleza. Sus síntomas
de daño incluyen la clorosis y posterior necrosis de hojas y tallos. En soya es
común que el acifluorfen y el fomesafen causen un moteado de puntos necróticos
en las hojas, sin embargo la hojas nuevas no son dañadas y el rendimiento no es
afectado. Estos herbicidas no son severamente afectados por la textura del suelo
y el contenido de materia orgánica, por lo que tienen actividad en el suelo. Su
mecanismo de acción es la inhibición de la enzima PPO oxidasa en la biosíntesis
de la clorofila lo que origina la formación de oxígeno simple (1O2) que causa la
destrucción de las membranas celulares y la muerte de la planta (Kunet et al.,
1987). Arsenicales orgánicos. Los herbicidas MSMA (metilarsonato monosódico)
y DSMA (metilarsonato disódico) son herbicidas postemergentes de contacto
utilizados para el control selectivo de zacates “de hoja ancha” como zacate pata
de gallina Digitaria sanguinalis y zacate paspalum Paspalum dilatatum en zacates
de “hoja angosta” como bermuda Cynodon dactylon y para el control de zacate
Johnson y hojas anchas como cadillo Xanthium strumarium y girasol silvestre
Helianthus annuus en algodonero (Duke y Dayan, 2001). Sus síntomas son
similares a otros herbicidas destructores de membranas celulares, ya que causan
clorosis y una rápida necrosis en las plantas. Sin embargo estos síntomas son
observados primero en las puntas de las hojas y los puntos necróticos están
rodeados de un halo rojizo. Su mecanismo de acción y selectividad son
desconocidos (Retzinger y Mallry-Smith, 1987). Estos herbicidas se adsorben a las
arcillas y a la materia orgánica del suelo y no tienen actividad preemergente.

IMPACTO ECONÓMICO

Los herbicidas abarcan un conjunto variado de sustancias químicas y biológicas


cuyo factor común consiste en su actividad de control sobre las malas hierbas o
malezas que compiten con los cultivos de interés económico para el hombre.

La industrialización por sustitución de importaciones (ISI) es una política


económica basada en la premisa de que un país en vías de desarrollo debe
intentar sustituir productos que importa, por sustitutos fabricados localmente. La
teoría vinculada al desarrollismo es similar a la que propugnaba el mercantilismo;
en la que se promueven maximizar las exportaciones y reducir al mínimo posible
las importaciones, todo ello con el fin de incrementar la riqueza nacional. Esta
política se basa en tres pilares fundamentales: una política industrial activa que
subsidie y dirija la producción de sustitutos, cree barreras al comercio (altos
aranceles), y una política monetaria que mantenga el tipo de cambio elevado.

La sustitución de importaciones en la rama industrial, hará que el país disponga de


mayores recursos en materia de financiamiento, para la adquisición de insumos y
otros productos que aseguren sectores claves de los servicios y la atención social.
En un sentido más amplio, sustituir importaciones también puede involucrar
aquellas medidas de carácter político-económica que restringen las entradas al
país, tales como establecer altas tarifas a la importación de bienes, depósitos
previos de importación, y en general cualquier barrera artificial a la internación de
bienes extranjeros.

IMPACTO AMBIENTAL

Los cultivos resistentes a herbicidas intensificarán e incrementarán la dependencia


del uso de herbicidas en la agricultura en vez de disminuirla como dicen los
fabricantes, con el incremento de efectos ambientales adversos en suelos y aguas
y repercusiones en la salud.

Los plaguicidas antes de salir al mercado pasan por el proceso de la formulación,


durante el cual los ingredientes activos son mezclados con otras sustancias como
solventes, coadyuvantes y otras, denominadas como "ingredientes inertes", sobre
las cuales no se da información en las etiquetas y que en muchos casos son
sustancias activas biológica, química o toxicológicamente, que pueden conferir a
las formulaciones comerciales, características diferentes a las encontradas en
cualquiera de los componentes por separado. Esto significa que si no se revisan y
reconocen las pruebas toxicológicas con los plaguicidas comerciales, como se
usan realmente, es imposible evaluar con seguridad sus riesgos sobre el ambiente
y la salud de las personas.

La mayoría de productos que contienen Glifosato están hechos o se usan con un


surfactante para ayudar al Glifosato a penetrar los tejidos de la planta, el cual le
confiere características toxicológicas a la formulación comercial diferentes a las
del Glifosato solo. En el caso del Roundup, la formulación herbicida más utilizada,
se sabe que contiene el surfactante polioxietileno amina (POEA), ácidos orgánicos
de Glifosato relacionados, isopropilamina y agua. En el presente estudio se hará
referencia a características del Glifosato sólo pero también a estudios científicos
realizados con el Roundup.

Los herbicidas suelen tener un efecto negativo sobre las poblaciones de pájaros,
aunque su impacto es muy variable y a menudo son necesarios estudios de
campo para predecir adecuadamente sus efectos. A veces los estudios de
laboratorio han sobrevalorado el impacto negativo de los herbicidas debido a su
toxicidad, prediciendo a veces graves problemas que luego no se observan en las
condiciones de campo.

1 La mayoría de los efectos negativos suelen ser más debidos a que su uso hace
que disminuya el número de especies vegetales que sirven a las aves de refugio y
fuente de alimentación. incluso usando herbicidas poco tóxicos se ha observado
que la disminución de la biodiversidad vegetal que producen afectan
negativamente a los pájaros.

2 El masivo uso de herbicidas en las zonas agrícolas neotropicales es uno de los


factores implicados en que estas zonas no sean ahora de utilidad para la
invernada de aves migratorias.

3 El uso de sustancias como son los pesticidas o plaguicidas, abonos sintéticos,


etc. dentro de lo que es el proceso de cultivo, puede llegar a ser contraproducente
para el suelo, esto puesto que tienden a cambiar la situación fértil del mismo y por
consiguiente detener o disminuir la producción en los cultivos.

FUNGICIDAS

GENERALIDADES

Las enfermedades son comunes en las plantas, a menudo producen un impacto


económico significativo en el rendimiento y calidad, lo que nos indica que el
manejo de enfermedades es un componente esencial en la producción de la
mayoría de los cultivos. En un sentido general, existen tres razones principales por
las cuales se utilizan los fungicidas:

(a) Para controlar a la enfermedad durante el establecimiento y desarrollo de un


cultivo.

(b) Para incrementar la productividad de un cultivo y reducir sus daños. Los


cultivos alimenticios enfermos pueden producir menos si sus hojas, necesarias
para la fotosíntesis, son afectadas por una enfermedad. Los daños pueden afectar
las partes comestibles del cultivo o, en el caso de cultivos ornamentales, pueden
perder su vistosidad, en ambos casos se puede afectar el valor comercial del
cultivo.

(c) Para mejorar el período de almacenamiento y la calidad de las plantas y los


productos cosechados. La de las pérdidas por enfermedades ocurren después de
la cosecha, durante el almacenamiento. Los hongos a menudo echan a perder
(hacen inutilizable) frutas, hortalizas, tubérculos y semillas almacenadas. Algunos
hongos que infectan granos producen toxinas (micotoxinas), que producen
trastornos severos e incluso la muerte de los seres humanos y animales que las
consumen. Los fungicidas han sido utilizados para reducir la contaminación por
micotoxinas en trigo afectado por la fusariosis de la espiga, pero la mayoría de los
fungicidas desarrollados hasta el momento, no han sido suficientemente eficientes
para ser utilizados en el manejo de micotoxinas asociadas con otras
enfermedades.

Las enfermedades de las plantas son manejadas más adecuadamente, integrando


una serie de practicas de control que incluyen: la rotación de cultivos, selección de
cultivares tolerantes o resistentes (cultivares genéticamente menos susceptibles
que otros cultivares), época de siembra, nivel de fertilización, modificación del
micro-clima, sanidad y aplicación de fungicidas.  Los fungicidas son un
componente vital del manejo de una enfermedad ya que (a) controlan
satisfactoriamente muchas enfermedades, (b) las prácticas culturales a menudo
no proporcionan un control adecuado de la enfermedad, (c) los cultivares
resistentes no están disponibles o no son aceptados en el mercado y (d) algunos
cultivos de un gran valor, presentan una muy baja tolerancia a la presencia de
síntomas de enfermedades.

En contraste de cómo los medicamentos son usados en seres humanos, la


mayoría de los fungicidas, para que sean efectivos, requieren ser aplicados antes
de que la enfermedad ocurra o a la primera señal de síntomas. A diferencia de
muchas enfermedades de humanos y animales, las afecciones causadas por
enfermedades en plantas no desaparecen aún cuando se elimina al
patógeno. Esto se debe a que las plantas crecen y se desarrollan de manera
diferente a los animales. Los fungicidas sólo pueden proteger de las
enfermedades tejido nuevo no infectado. Además, pocos fungicidas son eficaces
contra patógenos después que han infectado a la planta.

Los fungicidas que tienen propiedades “curativas”, que significa que son activos
contra patógenos que ya han infectado a la planta, tienden a presentar un mayor
riesgo a que los patógenos desarrollen resistencia a este tipo de fungicidas. Un
patógeno resistente es menos sensible a la acción del fungicida, haciendo que
éste sea menos efectivo o más aún, inefectivo.  Estos fungicidas curativos son
capaces de penetrar la planta y eliminar selectivamente los hongos invasores,
ellos están diseñados para identificar proteínas o enzimas específicas producidas
por estos hongos. Ya que el modo de acción de estos fungicidas es tan específico,
cualquier pequeño cambio en la genética de los hongos, pueden superar la
eficacia de estos fungicidas y las poblaciones del patógeno pueden tornarse
resistentes en aplicaciones futuras. Las estrategias de manejo de enfermedades
que se basen primordialmente en aplicaciones curativas de fungicidas, conducirán
a más problemas de resistencia debido a que: (a) el tamaño de la población de la
cual individuos resistentes son seleccionados es mas grande y (b) es difícil
erradicar a todos los hongos dentro de una planta y frecuentemente algunos
patógenos escapan a la acción del fungicida.  La resistencia a fungicidas será
tratada con más detalle en otra sección más adelante.

Los productores a menudo utilizan sistemas de pronóstico de enfermedades o


umbrales de acción, cuando estos son disponibles, para asegurarse de que los
fungicidas se utilicen cuando se requieran, de esta manera evitar gastos y un
posible impacto ambiental si se efectúan aplicaciones innecesarias. Los sistemas
de pronóstico han sido desarrollados para muchas enfermedades, basados en el
entendimiento de las condiciones ambientales favorables para su
desarrollo. Dichos sistemas típicamente se basan en factores como la temperatura
y humedad relativa o humedad sobre las hojas, en las áreas donde crece el
cultivo. Los programas de aplicaciones de fungicidas basados en umbrales de
acción requieren de un monitoreo constante(rutinario?) de síntomas en los
cultivos, aplicándose los fungicidas cuando la cantidad de síntomas alcanza un
nivel crítico, más allá del cual la enfermedad no podría ser controlada
adecuadamente. Un ejemplo de un nivel crítico es una mancha por cada cinco
hojas examinadas. El conocimiento del ciclo de la enfermedad de un patógeno es
importante cuando se están desarrollando y utilizando sistemas de pronóstico y
umbrales de acción. Entre los aspectos importantes del ciclo de la enfermedad se
debe tomar en cuenta si la enfermedad es monocíclica (una generación por año) o
policíclica (múltiples generaciones) y período de latencia (tiempo entre la infección
y la producción de inoculo nuevo).

CLASIFICACION

Los fungicidas se categorizan de varias formas basadas en diferentes


características químicas de estos grupos.

1. Movilidad en la planta: De contacto o sistémicos. Los fungicidas de


contacto (también llamados protectores) permanecen en la superficie de la
planta. Muchos fungicidas de contacto son potencialmente fitotóxicos
(tóxicos a la planta) y pueden dañar la planta si se absorben. Los
sistémicos (también llamados penetrantes) son absorbidos dentro la
planta. Algunos sistémicos se movilizan a cortas distancias desde el sitio de
su aplicación, por ejemplo a través de la lámina foliar de una superficie a la
otra (sistémico local o translaminar). Algunos fungicidas son sistémicos
débiles y se movilizan, desde los sitios de aplicación, un poco más que los
sistémicos locales.  La mayoría de los sistémicos se movilizan más
efectivamente debido a su translocación por el tejido xilemático. Cuando
son aplicados a la zona radicular, éstos son absorbidos por las raíces y se
movilizan hacia arriba por la corriente transpiratoria de la planta (sistémicos
de movimiento xilemático). Los sistémicos de movimiento xilemático
aplicados al follaje se movilizan a lo largo de la hoja en donde se depositan,
pero no pueden redistribuirse fuera de ésta, sin embargo, cualquier material
depositado en los tallos puede moverse hacia las hojas. Los sistémicos de
movimiento floemático (también conocidos como los “verdaderos” sisémicos
o sistémicos amfimóviles) presentan una movilidad bidireccional, algunos
materiales se mueven en el floema, del lugar donde fueron aplicados en la
hoja, hacia otras hojas o hacia las raíces. Los sistémicos no se movilizan de
nuevo luego de su translocación. 

2. Función de protección: Preventiva o curativa. Los fungicidas de contacto


son productos adecuados para uso preventivo (profiláctico), ya que
funcionan por contacto en la superficie de la planta en donde han sido
aplicados. Se requieren repetidas aplicaciones para proteger el nuevo
crecimiento de la planta y reemplazar el material que ha sido lavado por la
lluvia o la irrigación o degradado por factores ambientales como la luz
solar. Algunos fungicidas de contacto se los identifica como productos
“residuales” ya que el fungicida aplicado permanece en la superficie de la
planta, ocasionalmente como un residuo visible, por varios días. Debido a la
capacidad de penetrar a los tejidos de la planta, algunos fungicidas
sistémicos presentan tanto una actividad preventiva como curativa
(erradicante), de esta manera puede afectar al patógeno después de su
infección.

3. Rango de actividad: Un punto o múltiple puntos de acción.  Los fungicidas


que actúan de manera única son activos sólo en un punto de una ruta
metabólica en el patógeno o afectan una enzima o proteína esencial para el
hongo.  Debido a la especificidad en toxicidad de estos fungicidas, estos
tienen muy poco efecto en la mayoría de los organismos, pueden ser
absorbidos de manera segura por la planta, por lo que tienden a presentar
propiedades sistémicas.  Como resultado de esta actividad específica, los
hongos son más propensos a ser resistentes al fungicida, debido a que una
simple mutación en el patógeno usualmente le permite que superar el
efecto del fungicida, como por ejemplo previniendo que se enlace al sitio de
actividad en el hongo.

Típicamente los antiguos fungicidas de contacto presentan múltiples sitios de


acción, por lo que  usualmente afectan a muchos hongos en diferentes clases.  A
través del desarrollo de investigaciones “in vivo” y debido al incremento en la
rigurosidad y número de pruebas regulatorias requeridas para registrar un
ingrediente activo nuevo, recientemente los fabricantes de fungicidas han
encontrado más fácil desarrollar fungicidas sistémicos de un solo sitio de
acción.  Como resultado de este enfoque, la resistencia a fungicidas se ha
convertido en un tema de gran importancia en el manejo de enfermedades.

4. Modo de acción.  Los fungicidas “matan” a los hongos dañando su


membrana celular, inactivando enzimas o proteínas esenciales o
interfiriendo con procesos claves tales como la producción de energía o la
respiración.  Otros impactan rutas metabólicas específicas como son la
producción de esteroles o quitina.  Por ejemplo, fungicidas a base de
fenilamida, se enlazan con e inhiben la función de la polimerasa del ARN en
oomicetos, mientras que los benzimidazoles inhiben la formación de
polímeros de beta tubulina usados por las células fungosas durante su
división nuclear.

Algunos productos de desarrollo reciente son únicos ya que no afectan


directamente al patógeno.  Muchos de ellos obtienen una respuesta de la planta
huésped conocida como “resistencia sistémica adquirida” (SAR, en inglés).  Estos
inductores de resistencia sistémica adquirida (SAR) básicamente imitan señales
químicas en las plantas que activan los mecanismos de defensa de la planta como
lo son la producción de paredes celulares más gruesas y proteínas anti
fungosas.  La utilidad de los inductores SAR, sin embargo, ha sido limitada hasta
ahora debido a que muchos patógenos son capaces de vencer dichas defensas.

El conocimiento de cómo un fungicida afecta exactamente a un hongo es útil en el


momento de seleccionar un producto.  Primero, el modo de acción del fungicida
determina cuales hongos serán afectados y por consiguiente cuales enfermedades
pueden ser controladas mediante su uso.  Segundo, los fungicidas con modos de
acción diferentes son necesarios en un programa de manejo de enfermedades
para retardar el desarrollo de resistencia a fungicidas.

El modo de acción bioquímico es la base primaria utilizada para clasificar a los


fungicidas en grupos químicos.  El Comité de Acción de Resistencia a Fungicidas
(FRAC, en inglés) mantiene una lista actualizada de fungicidas organizada por
grupo químico (http://www.frac.info/frac/index.htm) al igual que en el documento
Apéndice II de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, en inglés)
(www.epa.gov/opppmsd1/PR_Notices/pr2001-5.pdf).  En la base de datos de
pesticidas PAN existe información química básica para fungicidas
(www.pesticideinfo.org).  Todos los fungicidas dentro de un grupo químico
comparten un modo de acción y mecanismo de resistencia, aunque su estructura
química pueda ser diferente.  Dos excepciones en el esquema de clasificación
FRAC/EPA lo son la clase de fungicidas con sitios de actividad múltiple y la clase
de fungicidas “desconocidos” a los cuales no se les conoce su modo de acción.

5. Grupo químico: Inorgánico u Orgánico.  Los fungicidas también pueden


clasificarse de acuerdo a su composición química.  Químicamente, las
moléculas orgánicas son aquellas que contienen átomos de carbono en sus
estructuras, mientras que las moléculas inorgánicas no los
presentan.  Muchos de los primeros fungicidas desarrollados fueron
compuestos inorgánicos a base de azufre o iones metálicos como el cobre,
estaño, cadmio y mercurio que son tóxicos a los hongos.  Los cúpricos y los
sulfurados aún se utilizan ampliamente.  La mayoría de los fungicidas
usado en la actualidad son compuestos orgánicos y por consiguiente
contienen carbono.  El término “orgánico” es utilizado aquí basado en la
terminología química y difiere del término “orgánico” empleado para
describir un sistema agrícola que procura ser holístico y aumenta la salud
del agroecosistema.

Tabla 1 (Adobe Acrobat PDF) proporciona una lista de fungicidas y sus


características, que son representativas de los principales grupos químicos
registrados en los Estados Unidos de América.

6. Términos adicionales.

o Biofungicida: es un producto natural microbiano o


bioquímico.  Existen tres tipos de bioplaguicidas.  (a) Bioplaguicidas
microbianos, presentan un ingrediente activo que es un agente de
control biológico (organismo capaz de atacar o competir con un
patógeno o plaga). (b) Bioplaguicidas vegetales o Protectores
incorporados en planta, que son definidos por la EPA como
"sustancias plaguicidas producidas por la planta, a partir de material
genético que ha sido incorporado a la planta”. (c) Bioplaguicidas
bioquímicos, contienen sustancias que ocurren en forma
natural.  Algunos productos bioquímicos pueden ser el resultado de
una fermentación.  Los bioquímicos pueden afectar directamente a
los organismos que causan enfermedades o pueden estimular
SAR.  Los bioplaguicidas generalmente presentan un espectro
reducido, tienen baja toxicidad, se descomponen con facilidad y por
ello se les considera que tienen un potencial bajo para producir un
impacto negativo en el medio ambiente
(www.epa.gov/pesticides/biopesticides/).  Muchos productos
biofungicidas han sido aprobados para la producción de cultivos
orgánicos (www.omri.org).  Mientras que muchos poseen una
toxicidad baja, los bioplaguicidas no necesariamente son más
seguros que los plaguicidas que contienen ingredientes sintéticos.
o Clase o Grupo químico: es el nombre dado a un grupo químico que
comparte un modo de acción bioquímico común y que puede tener o
no una estructura química similar.

o Formulación: es el producto plaguicida.  Es una mezcla compuesta


por el ingrediente activo e ingredientes que mejoran el rendimiento
del plaguicida, tales como, transportadores, solventes, humectantes,
dispersantes y adherentes.  Los tipos de formulaciones incluyen a
polvos mojables, polvos suspendidos en una fase líquida (flowables),
concentrados emulsionables y gránulos.

o Ingrediente activo: (i.a.) es el componente activo del plaguicida y es


la fracción patentada, sintetizada y registrada por el fabricante.

o Nombre Comercial/Marca registrada: es el nombre patentado bajo


el cual el producto es vendido al usuario.

o Nombre común: es el nombre propuesto por el fabricante básico


para el ingrediente activo.  Este nombre es ratificado por un comité,
ya sea la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC,
en inglés) o la Sociedad Química Americana (American Chemical
Society, en inglés).

o Nombre químico: es indicado por un sistema de nomenclatura


diseñado por la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada
(IUPAC, en inglés); este grupo de reglas es usado para nombrar a
compuestos (basados en carbono) orgánicos.

o Riesgo reducido: es una clasificación especial aprobada por EPA


para usos específicos de pesticidas que poseen un riesgo bajo para
la salud humana, baja toxicidad a organismos a los que no está
dirigido, potencial bajo en la contaminación de aguas u otros
recursos ambientales, y/o que aumenten la adopción y efectividad de
estrategias de manejo integrado de plagas. El registro es expedido
para usos señalados como de riesgo reducido.
IMPACTO ECONOMICO

El aspecto económico frecuentemente influye en la selección y época de


aplicación de un fungicida. En cultivos valiosos se utilizan fungicidas costosos y
numerosas aplicaciones, ya que en la ausencia de estos tratamientos podrían
producirse pérdidas económicas sustanciales, tal es el caso de frutales o campos
de golf. En el caso de algunas enfermedades donde el rendimiento de los cultivos
no se ve impactado porque la severidad es baja, se utiliza un umbral económico
para determinar cuando es necesario un tratamiento con fungicidas. El nivel de
tolerancia del cultivo o umbral de daño, puede variar dependiendo de en que
estado de desarrollo fue afectado el cultivo, las prácticas agronómicas, la
localización y las condiciones climáticas.

IMPACTO AMBIENTAL

La resistencia a fungicidas es un caracter heredable y estable que da como


resultado una reducción en la sensibilidad al fungicida por parte de un hongo en
particular.  Esta capacidad se obtiene a través de un proceso evoultivo. Los
fungicidas con un solo sitio de accción presentan un alto riesgo para el desarrollo
de resistencia si se les compara con los fungicidas de múltiples sitios de
acción.  La mayoría de los fungicidas que se desarrollan hoy en día tienen un solo
modo de acción porque este tipo de acción se asocia con un potencial bajo de
impacto negativo al ambiente, incluido aquellos organismos para los cuales no
está dirigido la acción del fungicida.

Cuando la resistencia al fungicida es el resultado de la modificación de un gen


dominante, las sub-poblaciones del patógeno son muy sensibles o altamente
resistentes al pesticida.  La resistencia, en este caso, se entiende como una
pérdida completa del control de la enfermedad que no puede ser superada, aún si
se utilizan dosis más altas o aplicaciones de fungicidas más frecuentes.  Este tipo
de resistencia es referida comúnmente como “resistencia cualitativa”
Cuando la resistencia al fungicida es el resultado de la modificación de varios
genes que interactúan, los aislamientos del patógeno muestran un rango de
sensibilidad al fungicida, que depende de la cantidad de cambios que ocurren en
los genes.  La variación en la sensibilidad dentro de la población es continua. La
resistencia en este caso se interpreta como el deterioro del control de la
enfermedad que puede ser superada utilizando dosis más altas y aplicaciones de
fungicidas más frecuentes. La selección a largo plazo por resistencia en el
patógeno mediante la aplicación repetida del fungicida, puede eventualmente dar
como resultado la utilización de las dosis más altas indicadas en las etiquetas y/o
la reducción de los intervalos de aplicación, los cuales no controlarán
adecuadamente la enfermedad.  Este tipo de resistencia al fungicida se le
denomina comúnmente como “resistencia cuantitativa”.  En la Tabla 1 se incluyen
comentarios acerca del riesgo de resistencia de los fungicidas Tabla 1 (Adobe
Acrobat PDF) y en la tabla de fungicidas en el sitio de red de FRAC
(www.frac.info/publications.html).

Los aislamientos de hongos que son resistentes a un fungicida, a menudo son


también resistentes a otros fungicidas relacionados, aún cuando no han sido
expuestos a estos fungicidas, ya que todos ellos poseen el mismo modo de
acción.  A esto se le llama resistencia cruzada.  Los fungicidas con el
mismo Código de Grupo son más probables que manifiesten resistencia
cruzada.  Ocasionalmente ocurre una resistencia cruzada negativa entre
fungicidas no relacionados debido a que el cambio genético que le confiere
resistencia a un fungicida hace que el aislamiento resistente sea más sensible a
otro fungicida.

El manejo de la resistencia a fungicidas es de importancia crítica para ampliar el


período de tiempo en que un fungicida en riesgo es efectivo.  La meta primordial
del manejo de resistencia es la de retrasar su desarrollo antes que manejar cepas
fungosas resistentes después que han sido seleccionadas.  Por lo tanto, los
programas de manejo de resistencia necesitan ser implementados desde el inicio
en que los fungicidas en riesgo son disponibles comercialmente. El objetivo del
manejo de resistencia a fungicidas es minimizar el uso de los fungicidas en riesgo
sin tener que sacrificar el control de la enfermedad.  Lo anterior se alcanza usando
los fungicidas en riesgo con otros fungicidas y con medidas de control que no
involucren químicos, tal como el uso de cultivares resistentes, en un programa de
manejo integrado de enfermedades.

Es crítico usar un programa de manejo de enfermedades efectivo para retardar el


incremento de cepas resistentes.  Los fungicidas en riesgo deben ser utilizados a
las dosis (dosis completa) e intervalo de aplicación recomendado por el
fabricante.  Se espera que al utilizar la dosis completa recomendada se minimice
la selección de cepas con sensibilidad intermedia al fungicida cuando la
resistencia involucra a varios genes (resistencia cuantitativa).  Los fungicidas en
riesgo deben ser alternados con otros fungicidas de riesgo con diferentes modos
de acción o diferentes grupos químicos, y en ambos casos deben ser combinados
o alternados con fungicidas que presenten riesgo de resistencia bajo.

Cuando un cultivo sirve como fuente de inóculo para el cultivo siguiente, el


esquema de alternar fungicidas en riesgo se debe continuar en los cultivos
subsiguientes, de tal manera que el primer fungicida en riesgo aplicado a un
cultivo pertenezca a un grupo de resistencia cruzada diferente, que el último
fungicida en riesgo aplicado al cultivo previo.  Algunos fungicidas en riesgo son
formulados como una premezcla de productos con otros fungicidas para manejar
la resistencia.  Los fungicidas en riesgo deben ser utilizados  solamente cuando
sea necesario.  El período más crítico para su uso en el manejo de resistencia, es
al inicio de un epidemia, cuando la población del patógeno es baja.  Los fungicidas
de contacto con múltiples modos de acción deben ser aplicados solos, al final del
período de crecimiento del cultivo, donde han probado ser eficientes en el control
de enfermedades y proteger la producción. Otro componente importante del
manejo de resistencia es evaluando el control de enfermedades, y reportando
cualquiera pérdida potencial de eficacia debido a resistencia.

Para promover el manejo de resistencia, las compañías que registran fungicidas


están voluntariamente colocando en las etiquetas guías desarrolladas
recientemente por EPA, a través de un esfuerzo conjunto con la Agencia
Canadiense Reguladora del Manejo de Plagas (PMRA, en inglés) bajo el tratado
de libre comercio (NAFTA, en inglés).  Estas guías están descritas las Noticias de
Registro de Pesticidas (PR, en inglés) Nº2001-5
(www.epa.gov/opppmsd1/PR_Notices/pr2001-5.pdf). Los códigos de grupos para
los grupos químicos establecidos fueron desarrollados como parte de dicha guías
(Ver Tabla 1 (Adobe Acrobat PDF) ).

REGULADORES DE CRECIMIENTO

GENERALIDADES

Las distintas manifestaciones que caracterizan el crecimiento y desarrollo de las


plantas, requieren de una serie de factores intrínsecos que pueden agruparse en
tres categorías: nutritivos, metabólicos y hormonales. Factores Nutritivos: son los
elementos minerales esenciales que sirven de alimento a las plantas, e intervienen
en la síntesis de compuestos estructurales, de sustratos respiratorios y en la
síntesis, conversión y asimilación de compuestos como sustancias energéticas y
de reserva, etc. Factores Metabólicos: fundamentalmente son enzimas que
canalizan, regulan y ordenan total o parcialmente la intervención de los factores
nutritivos para la realización de los diferentes procesos vitales (fotosíntesis,
respiración, incorporación de nutrientes, etc.) Factores Hormonales: desde el
punto de vista hormonal, el crecimiento, desarrollo y reproducción de la planta, o
de tejidos vegetales específicos está controlado por un delicado balance y
distribución de sustancias promotoras, que interactúan con sustancias del tipo
inhibidoras del crecimiento. Estas sustancias "Reguladoras" tienen funciones
variadas y especializadas, que ordenan, aceleran o regulan la intervención de los
procesos vitales en el tiempo y el espacio. El término hormona procede de una
palabra griega (hormaein) que significa excitar. No obstante, hoy se sabe que
muchas hormonas tienen efectos inhibitorios. De modo que en lugar de considerar
las hormonas como estimuladores Quizá sea más útil considerarlas como
reguladores químicos. Las Hormonas o Fitohormonas son Reguladores
sintetizados por las plantas, que originadas en un lugar, por lo general se
desplazan a otro y en muy bajas concentraciones inducen efectos fisiológicos
definidos. En la actualidad se define a los reguladores como sustancias orgánicas
transmisoras de signos (químicos, luz, etc.) que son percibidos por receptores
químicos con función reguladora (homeostasis) modulando una respuesta
determinada.

CLASIFICACION

Se conocen cinco grupos principales de hormonas vegetales o fitohormonas: las


auxinas, las citocininas, las giberelinas, el etileno y el ácido abscísico. Todas ellas
actúan coordinadamente para regular el crecimiento en las diferentes partes de
una planta. (Fig.1 y Fig. 2). Otras sustancias que eventualmente pueden
clasificarse como fitohormonas son: las poliaminas, los jasmonatos, el ácido
salicílico, los brasinosteroides y la sistemina.

Por otro parte, las plantas sintetizan gran número de sustancias de acción
inhibidoras del crecimiento, denominados inhibidores, que son en su gran mayoría
naturales y de muy variada composición química, normalmente contribuyen a la
regulación y periodicidad del crecimiento, y se oponen total o parcialmente y en
forma no competitiva a la acción de las auxinas y giberelinas. A partir de 1967 en
la "Sexta Conferencia Internacional sobre sustancias del Crecimiento", se
considera a los inhibidores formando parte de las fitohormonas. Por último,
también se puede definir a las vitaminas como factores de crecimiento y
diferenciación, y se incluyen entre otras, al grupo del Complejo de vitamina B,
como fitohormonas que se producen en brotes o retoños, e intervienen
principalmente en la formación de raíces. AUXINAS Las auxinas fueron las
primeras fitohormonas identificadas y es pecisamente el ácido indol acético AIA, la
principal auxina endógena en la mayoría de las plantas (Srivastava 2002). La
mayoría de las moléculas que integran este grupo son derivados indólicos, aunque
también se encuentran algunos compuestos fenoxiacéticos, benzoicos o
picolínicos con actividad auxínica.

Las auxinas se encuentran en la planta en mayores cantidades en las partes


donde se presentan procesos activos de división celular, lo cual se relaciona con
sus funciones fisiológicas asociadas con la elongación de tallos y coleoptilos,
formación de raíces adventicias, inducción de floración, diferenciación vascular,
algunos tropismos y promoción de la dominancia apical Dado que los niveles
endógenos de auxina son mucho mayores en tejidos jóvenes, es razonable
sospechar que éste es su sitio de síntesis; sin embargo, esta hipótesis no ha
podido ser probada, debido a que las vías de biosíntesis aún no están
completamente entendidas, pues se conocen múltiples y complejas vías de
síntesis, algunas dependientes del triptófano y otras independientes de este amino
ácido, sin que en la actualidad se haya podido establecer ninguna vía completa de
síntesis de auxinas de novo. Por el contrario, se tiene suficiente certeza sobre sus
roles fisiológicos, sus vías de señalización y sus mecanismos de transporte, pero
aún se desconoce cómo lo produce la planta. En los últimos avances que se han
hecho, se han descubierto varios genes claves en la biosíntesis de auxinas, pero
aún se requiere integrar estudios genéticos con análisis bioquímicos para llenar
los vacíos que subsisten.

IMPORTANCIA ECONOMICA

El gran impacto económico demostrado por la agricultura protegida actualmente


utilizada sobre el desarrollo económico de un país es muy importante; como
ejemplo clásico se menciona el caso de Almería España, ciudad que a mediados
del siglo pasado era una de las regiones más pobres del país y gracias a este
sistema de producción se convirtió en una de las más ricas y prosperas. En
México, este sistema de producción se ha adoptado en algunos estados con la
finalidad de desarrollar zonas deprimidas económicamente (Olivares y Benavides,
2008); por otra parte, una gran cantidad de productores agrícolas está
incursionando en la agricultura protegida con la finalidad de incrementar sus
rendimientos e ingresos. Este cambio tecnológico en la producción ha ocasionado
que en la actualidad, el territorio mexicano cuente con más de 12,000 hectáreas
de superficie de invernaderos y casas sombra en operación, además de 2000
hectáreas más en construcción (Castellanos, 2010), donde se producen hortalizas
de gran consumo como tomate, pepino y pimiento, además de flores y plantas
ornamentales (Rodríguez et al., 2001). En el Estado de Nuevo León también se ha
incrementado la superficie de invernaderos en los últimos años, contando
actualmente con 72 has, dedicadas a la producción de tomate y una pequeña
cantidad a la producción de pimiento (Castillo, 2010). En México y en el mundo el
cultivo que más se siembra en invernadero es el tomate, por lo que la tecnología
desarrollada para la construcción y manejo climático de invernaderos está muy
asociada con esta planta, así como la investigación y desarrollo de nuevas
técnicas de producción. El éxito de la siembra de tomate en invernadero depende
de una gran cantidad de factores, entre los que se encuentran la producción de
plántulas, la nutrición del cultivo y sus interacciones con otros factores como el
balance hormonal de la planta.

Una buena cosecha de tomate inicia con una buena producción de plántulas, lo
que se puede lograr cubriendo los factores de inocuidad, clima y fertirrigación. La
nutrición de la planta es fundamental, así como el uso de fitohormonas para
inducir un fuerte desarrollo radicular.

IMPACTO AMBIENTAL

Debido a que son hormonas naturales o en su caso biológicas, no se pueden


encontrar impactos ambientales que puedan estar generando estas fitohormonas,
por el contrario, ayudan a los cultivos a crecer mas vigorosos y con mejor porte,
por otro lado, la producción de los cultivos se ve mejorada gracias a la ayuda de
estas fitohormonas, aunque también hay algunas que van a detener el crecimiento
de los cultivos.
ANTIBIOTICOS

GENERALIDADES

En Estados Unidos la estreptomicina está registrada para su uso en doce frutas,


vegetales y especies de plantas ornamentales; la oxitetraciclina está registrada
para usarse en cuatro cultivos de frutas (cuadro 1). Ambos antibióticos se aplican
principalmente para el control de enfermedades bacterianas, aunque la es
treptomicina también se usa, hasta cierto punto, para controlar enfermedades
causadas por mohos, y la oxitetraciclina se ha usado para controlar ciertas
enfermedades causadas por fitoplasmas (organismos similares a los micoplasmas
que infectan a las plantas). Tres frutas abarcan la mayor parte del uso de
antibióticos en plantas en Estados Unidos. En 1995, aproximadamente 25,000
libras de estreptomicina y 13,700 libras de oxitetraciclina fueron aplicados a
árboles frutales en los principales estados productores de este tipo de árboles.1
Los antibióticos se aplicaron a los cultivos de manzana (20%), pera (35 a 40%) y
durazno (4%). Aunque la diversidad y cantidad de antibióticos usados para el
control de enfermedades en plantas son menores, menos del 0.1% del uso total de
antibióticos en Estados Unidos, en comparación con el uso médico y veterinario,
se han desarrollado agentes patógenos de plantas resistentes a los antibióticos.
La resistencia a la estreptomicina se presenta también en patógenos de plantas
(cuadro 2). No se ha revelado resistencia a la oxitetraciclina en bacterias
fitopatógenas, pero se han identificado determinantes de resistencia a la
tetraciclina en bacterias de huertos no patógenas.2 Chiou y Jones han descrito
dos tipos genéticamente distintos de resistencia a la estreptomicina: una mutación
puntual en el gen cromosómico rpsL, la cual impide a la estreptomicina unirse a su
blanco ribosómico (CIM > 1,000 mg/ml); o la inactivación de la estreptomicina por
la fosfotranferasa, una enzima codificada por strA y strB (MIC 500-750 mg/ml).3
Los genes strA y strB generalmente residen en elementos genéticos móviles y se
han identificado en al menos 17 bacterias del ambiente y clínicas que pueblan
diversos nichos.

CLASIFICACION

Contacto

Los productos no penetran en los tejidos vegetales. Ejm. Cobre; mezcla de cobre
+ mancozeb.

Sistémico.

Productos que penetran a los tejidos vegetales.

Antibiótico bacteriano o bactericida

Es un producto químico que inhibe el metabolismos de bacterias hasta provocar


su destrucción

Características de un bactericida

 Deben ser activos dentro y fuera de la planta.


 Que dañen a las bacterias fuera de las plantas y dentro de los tejidos.
 Tolerar las condiciones ambientales radiación, luz (oxidación, ultravioleta,
lluvia y temperatura).
 Que no tenga efecto de toxicidad para los humanos, ni para la planta
 Actuar en bajas dosis

Bactericidas utilizados en México

 Sulfato de Estreptomicina
 Clorhidrato de Oxitetraciclina
 Sulfato de Gentamicina.
 Kasugamicina
 Cobres
 Yodo
IMPORTANCIA ECONOMICA

Debido a que los antibióticos están entre los pesticidas más caros utilizados por
los que cultivan frutas y vegetales y a lo limitado de su eficacia biológica, muchos
agricultores utilizan sistemas de predicción de enfermedades basados en el clima,
para asegurar que los antibióticos se apliquen sólo cuando existan condiciones
que aumenten su efectividad. Los agricultores también pueden limitar el uso de
antibióticos plantando variedades resistentes a la enfermedad y, en algunos
casos, usando control biológico (mediante la aplicación de bacterias saprófitas que
son antagonistas de las bacterias patógenas). A pesar de los esfuerzos para
reducir la dependencia de los agricultores de los antibióticos, estos químicos
siguen siendo una parte integral del manejo de la enfermedad, especialmente para
la producción de manzanas, peras, nectarinas y duraznos.

Por un lado, los intereses económicos bastante considerables e incluso el sustento


de los productores de frutas y verduras están en peligro cuando se trata de
enfermedades bacterianas. La cantidad de antibióticos usados en el control de las
MCMANUS PS Cuadro 2. Resistencia a la estreptomicina en bacterias
fitopatógenas por planta y ubicación regional de salud humana 3-4,8-20
Patógenos resistentes a la estreptomicina Plantas afectadas Lugar Erwinia
amylovora Manzana, pera Israel, Nueva Zelanda, Estados Unidos (California,
Idaho, Michigan, Missouri, Oregon, Washington) Pseudomonas cichorri Apio
Estados Unidos (Florida) Pseudomonas syringae Manzana, pera, árboles Estados
Unidos (Michigan, Nueva York, ornamentales y de jardín Oklahoma, Oregon)
Xanthomonas campestris Tomate, pimiento Argentina, Brasil, Taiwán, Tonga,
Estados Unidos (California, Florida, Georgia, Ohio, Pennsylvania) Enfermedades
Infecciosas y Microbiología Volumen 19, Núm. 4, julio-agosto, 1999 195
enfermedades en plantas es minúscula en comparación con el uso total de los
mismos y no han surgido problemas de salud humana aparentes después de
cuatro décadas de uso. Por otro lado, los expertos en medicina han presenciado la
falla de un antibiótico después de otro en el ambiente clínico, el cual, al menos
superficialmente, parece estar mucho más confinado y estrictamente controlado
que el ambiente del campo.

IMPACTO AMBIENTAL

El uso de antibióticos en cultivos y plantas de ornamento en Estados Unidos está


regulado por la Agencia de Protección Ambiental. Las etiquetas de los productos y
la literatura suplementaria establecen claramente qué tipo de ropa, botas, guantes
y máscaras protectoras deben usar los mezcladores, dispersores y personas que
entran a un área tratada después de que se han aplicado los antibióticos. Estos
documentos son legalmente obligatorios y es una violación a la ley federal usar un
antibiótico de manera contraria a lo que se señala en las indicaciones. Además de
las leyes federales, los estados tienen leyes referentes a los pesticidas y ayudan a
reforzar los mandatos federales. Por lo tanto, aunque la aplicación de los
antibióticos a las plantas es notoriamente diferente al uso clínico y podría parecer
que ocurre bajo condiciones incontroladas (por ejemplo, al ambiente abierto), es
una actividad altamente regulada; los agricultores están sujetos a medidas
estrictas para proteger la salud de los trabajadores y el medio ambiente. Dadas
estas regulaciones aparentemente rígidas ¿representa el uso de antibióticos en
plantas un riesgo para la salud humana? Un grupo de defensa de los
consumidores ha argumentado que aplicar antibióticos a los cultivos es un lujo
imprudente que a la larga puede conducir a la eliminación de fármacos que salvan
vidas.5 Los agricultores, sin embargo, defienden su práctica como de alcance tan
limitado, que es inconsecuente para la salud humana y ambiental.
Desgraciadamente, ambos lados carecen de datos consistentes y cuantitativos
para respaldar sus posiciones. Esto nos deja actualmente con un polémico debate
basado sólo en evidencias circunstanciales. Por un lado, los intereses económicos
bastante considerables e incluso el sustento de los productores de frutas y
verduras están en peligro cuando se trata de enfermedades bacterianas.

Aun cuando el uso de los antibióticos en plantas es menor en relación con el uso
total de estos fármacos, la aplicación de antibióticos en el agroecosistema
presenta circunstancias únicas que podrían tener un efecto en el aumento y
persistencia de los genes de resistencia en el ambiente. Primero, los antibióticos
se aplican en áreas físicamente extensas. En regiones de producción densa de
manzana, pera, nectarina o durazno, los antibióticos se aplican a cientos de
hectáreas de huertos casi contiguos. Lo que es más, la pasada década ha
presenciado un aumento impresionante en la siembra de variedades de manzana
y de rizomas susceptibles a la devastadora enfermedad bacteriana del tizón de
fuego. Esto ha creado una situación análoga al ambiente clínico donde los
pacientes inmunocomprometidos viven en condiciones de hacinamiento –
ambientes relacionados con la proliferación y dispersión de los genes de
resistencia a los antibióticos. Segundo, la pureza de los antibióticos usados en la
protección de los cultivos se desconoce. Se ha encontrado que los antibióticos de
calidad reactiva o veterinaria contienen genes de resistencia a los antibióticos de
Streptomyces spp que los produce.6 Es improbable que los antibióticos utilizados
en las plantas sean más puros que los usados para tratar animales y pueden ser,
ellos mismos, el origen de genes de resistencia a los antibióticos en los
agroecosistemas. Los genes amplificados a partir de los antibióticos, otrA y aphE,
son diferentes de los genes de resistencia strA y strB que se han descrito en
bacterias relacionadas con las plantas.7 Por lo tanto, es posible que los
antibióticos de calidad agrícola sean un origen potencial de genes de resistencia
en el ambiente, pero que no estén necesariamente presentes y activos en las
bacterias patógenas de plantas.
CONCLUSIONES

Al conocer como se comportan los fertilizantes y abonos orgánicos en el suelo


podemos entender los beneficios que estos ofrecen a la composición del mismo , y
por tanto las ventajas de su uso.

Se pueden presentar desventajas en el tiempo que se demoran en funcionar los


abonos,  en cuanto al crecimiento y productividad de la planta.

Los abonos orgánicos son amigables con el medio ambiente, pues no lo afectan


en ninguna medida, sino que por el contrario, evita las emisiones atmosféricas y
ayuda a los ciclos de vida que se dan en el suelo, para que su fertilidad y
productividad sea duradera.

Dada la gravedad de los fenómenos de resistencia en algunos casos agrícolas o


de salud humana, es preciso tomar en cuenta este fenómeno al establecer las
estrategias de control de una plaga, para impedir su aparición.

Se puede actuar con los factores operativos como: aplicaciones localizadas, evitar
el uso de mezclas, evitar la alteración de los ingredientes activos y adoptar las
técnicas del Manejo Integrado de Plagas.

El desarrollo de un programa de manejo para una especie particular de nematodo


debería hacerse de manera sistemática, teniendo en cuenta objetivos específicos
y bien definidos. La caracterización del problema , incluyendo el área geográfica,
cultivo(s) huésped, tipo de suelo, técnicas de irrigación, ayudan a definir los
objetivos. Por ejemplo para una especie patógena ampliamente distribuida en un
área determinada y en proceso de expansión, el desarrollo de un programa de
manejo debería tener en cuenta y estar basado en técnicas de control tales como
rotación de cultivos u otras prácticas culturales, utilización específica de
nematicidas y uso de cultivares resistentes. Por el contrario en el caso de una
especie altamente patógena que se detecta por primera vez en una zona, el
objetivo del manejo sería la erradicación o confinamiento al lugar concreto donde
se encontró, usando tácticas de cuarentena como la restricción del movimiento de
plantas y suelos a partir del área infestada.

El proceso de registro va dirigido a asegurar que los herbicidas, usados de


acuerdo a las instrucciones de las etiquetas, sean relativamente seguros para el
usuario, para los organismos no objeto de la aplicación y para el medio ambiente.
Sin embargo, todos los herbicidas son venenosos en alguna medida y tienen que
ser almacenados, manipulados y usados cuidadosamente. Para más información
vea el "Código Internacional de Conducta sobre la Distribución y Uso de
Plaguicidas"

La cantidad de antibióticos usados en el control de las enfermedades en plantas


es minúscula en comparación con el uso total de los mismos y no han surgido
problemas de salud humana aparentes después de cuatro décadas de uso. Por
otro lado, los expertos en medicina han presenciado la falla de un antibiótico
después de otro en el ambiente clínico, el cual, al menos superficialmente, parece
estar mucho más confinado y estrictamente controlado que el ambiente del
campo.

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