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4. Katharina...
(Freud)
bali watciones de 189. hie una excursn foe Hohe
ue como para olvidar por un tiempo la medicina y, en
particular, las acurosis, Cas fo abla logrado, cuando certo
dia me desvié de la ruta principal para ascender a un tetirado
monte, famoso por el paisaje que ofrecia y por su bien aten:
dlido refagio. Llegué, pues, a la cima tras dura aseensién y,
ya recuperado y descansado, quedé absorto en Ja contempla,
cin de arrobadoras vistas, tan olvidado de mi que a punto
estuve de_no darme por aludido cuando eseuché esta
gunta: «El seior es un doctor? », Pero la pregunta sedi
ami, y provenia de una muchacha de unos dieciocho anos
que me habia servido en el almuerzo con gesto bastante fasti-
diado y a quien la posadera Ilamé por ef nombre de «Katha-
rina». Por su vestido y su porte no podia ser una doméstica,
sino que debfa de ser hija 0 parienta de Ia posadera.
Ya vuelto en mi, le respondi: «Si, soy un doctor. ,
‘¢2¥ no siente nada en la garganta?».
«Se me aprieta la garganta como si me fuera a ahogare.
.
Y ella: «;Cielos, sil {He pillado a mi tio con ka muchacha,
con Franziska, mi’ primal».
«2Qué historia es esa de In muchacha? No quiere con:
tirmela usted? »,
«A un doctor una puede decirselo todo. Sepa, pues, que
ri tio, el marido de mi tia a quien usted ha visto, tenia
entonces Ia posada con mi tfa en el monte X. Ahora Se han
sspitade y 30 soy Ia calpable de que estén searados, pues
por mi se desips fanfhommer) que €l se entiende con
[pig. 38]: El afecto mismo crea al
estado hipnoide, cuyos productos lego se mantienen fers
dil comercio {Verkebr) asociativo con el yo-conciencia {Ich
Bewnsstscin}.)
«Digame usted, seria; la cabeza que siempre ve evando
te aes eta, 2 ser Tabor de Fras, como vse
ln vio entonces?
*Oh, no; no era tan hortipilante,
tina cabeea de hombre.
<