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Analisis La Descentralización de Paniagua

El documento discute el proceso de descentralización en el Perú y las limitaciones del modelo actual. Señala que la descentralización no ha ido acompañada de una reforma integral del Estado, lo que ha impedido que el Estado sirva mejor a los ciudadanos. También destaca que si bien la descentralización ha permitido acercar las decisiones de políticas públicas a las autoridades locales, las regiones carecen de autonomía real debido a que sus competencias son delegadas por el poder central y están sujetas a su control. El documento concluye argumentando que para que la descent
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Analisis La Descentralización de Paniagua

El documento discute el proceso de descentralización en el Perú y las limitaciones del modelo actual. Señala que la descentralización no ha ido acompañada de una reforma integral del Estado, lo que ha impedido que el Estado sirva mejor a los ciudadanos. También destaca que si bien la descentralización ha permitido acercar las decisiones de políticas públicas a las autoridades locales, las regiones carecen de autonomía real debido a que sus competencias son delegadas por el poder central y están sujetas a su control. El documento concluye argumentando que para que la descent
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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TRABAJO ACADÉMICO
“DESCENTRALIZACIÓN Y REGIONALIZACIÓN”

PRESENTADO POR:
MARYCARMEN STAR VENTURA VASQUEZ

ASIGNATURA:
DERECHO MUNICIPAL Y REGIONAL

DOCENTE RESPONSABLE:
Abog. Pablo Felipe MIRANDA MIRANDA

CICLO:
VI

PUCALLPA – PERÚ
2020
DESCENTRALIZACIÓN Y REGIONALIZACIÓN

El proceso de descentralización es casi la única y exclusiva reforma de Estado


que está en marcha, esa es una de sus principales limitaciones; pues al no ir
acompañado de una reforma integral del servicio público, de los procesos
burocráticos y de los engorrosos sistemas administrativos, o de la búsqueda
por mejorar la gestión pública haciéndola más eficiente; termina siendo un
proceso aislado, carente de un proyecto de reforma integral.

Así, el objetivo de poner el Estado al servicio de los ciudadanos termina siendo


algo casi imposible de materializar en el corto plazo.

Sin embargo, el proceso de descentralización, así diseñado, ha permitido


“acercar las decisiones de políticas públicas a las autoridades locales, aquellas
que se encuentran más próximas a las poblaciones, las cuales conocen con
mayor exactitud las demandas de la ciudadanía”.

Una característica destacable en su diseño es el fuerte componente


participativo, el mismo que ha provocado que en las instancias con
participación de la población se permita a miles de ciudadanos participar no
solo en su respectivo nivel de gobierno sino que se conviertan en una suerte de
“vanguardia” que da sustento social al proceso descentralista.

La descentralización que el Perú inició, con una gran ilusión en 1980, ahora
enfrenta grandes dificultades, en donde los gobiernos regionales descubren la
flexibilidad y limitación de sus poderes.

La idea de descentralización se va desvaneciendo, en el interior del país, se va


desvaneciendo de a poco a medida que se descubren las dificultades,
complejidades y duración natural de los procesos, produciéndose una
inexplicable indiferencia y decepción.

Hay diferencias de concepción, errores de desarrollo legislativo, consecuencias


en la conducción del proceso mismo y naturalmente incompetencia y hasta
ligereza en el ejercicio de atribuciones por algunos Gobiernos Regionales;
pudiendo todas ellas ser reducidas a la primera.

2
No es casual que las regiones solo buscan autonomía administrativa, la
descentralización administrativa no basta, a lo que la descentralización política
puede abrir el paso a una indeseable desintegración.

Lo grave es que las regiones, carecen también de real autonomía


administrativa, debido a un error de principio.

La autonomía de un órgano descentralizado depende, por cierto, del tipo de


competencias que ejerce (legislativa o ejecutiva, o ambas a la vez) de la
amplitud o extensión de sus competencias, de la índole o importancia de la
"materias" sobre las que se ejercen y, naturalmente, de la jerarquía de las
normas que las consagran.

Las competencias funcionales de las Municipalidades constan de forma


constitucional expresa e inequívoca la Constitución se limita, en cambio, sólo a
enunciar las "materias" en que las Regiones son competentes dejando al
arbitrio del legislador determinar su amplitud. Así la autonomía municipal goza
de reserva constitucional y como consecuencia es mayor que la de las
Regiones lo que, por cierto, es incongruente.

El carácter delegado de las competencias regionales deprime, pues, su


autonomía. Así, mientras las Municipalidades tienen competencia legislativa
originaria, las Regiones sólo legislan por delegación.

Las Municipalidades, en efecto, dictan normas de naturaleza especial y de


carácter complementario siempre por su propia iniciativa. Lo hacen al expedir
Ordenanzas, en general y de modo particular, aquellas que resultan necesarias
para asumir o regular el ejercicio de las competencias "residuales" que (sólo a
ellas) reconoce la Constitución.

La descentralización presupone un conjunto de instituciones regionales y


locales, debidamente jerarquizadas, como instancias territoriales de distribución
del poder y como cauces de participación del pueblo en su ejercicio. Sólo así
cabe que el poder sea, de veras difundido y distribuido y sólo así la
descentralización es un medio de racionalizar y democratizar el poder.

3
Las Regiones, de esta manera, han terminado por reproducir el modelo
centralista y burocrático del Estado tradicional. El Gobierno Regional así no
tiene órgano alguno de contrapeso; el número, dispersión y autonomía de las
Municipalidades le impide cumplir ese papel moderadamente.

Finalmente, una estructura centralista a nivel regional como la antes descrita,


tenía que terminar por consolidar el centralismo del Estado en términos
nacionales. Regiones subordinadas -como las actuales- no son ni podrían ser
contrapeso del Gobierno Central.

No cabe esa posibilidad en un sistema en el que se fortalece la autonomía de


los órganos de menor jerarquía y competencia (Municipalidades) para deprimir
y subordinar a los órganos que pueden sustituir y competir con el Gobierno
Central.

Nada de ello es posible tampoco mientras las Regiones estén sujetas al control
jerárquico del Poder Ejecutivo o carezcan de competencia para definir su
propia política, no dispongan de rentas propias y, naturalmente, no participan
en la formación de la voluntad política del Estado.

Aplazar estos cambios seria desprestigiar una forma de organización estatal


que podría ser más racional y democrática que este tradicional Estado unitario
de la experiencia ya vivida y de lo que nos enseñaron otros procesos
descentralizadores que el constituyente no dio a conocer.

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