Herrero, José - Reglas Evolución Fonética
Herrero, José - Reglas Evolución Fonética
José L. Herrero
REGLAS
DE EVOLUCIÓN FONÉTICA
INTRODUCCIÓN. ETAPAS.
A. LATÍN (HASTA SIGLO V) 1-29
B. PROTORROMANCE HISPANO (V-VII) 30-43
C. CASTELLANO PRIMITIVO (VIII-XII) 44-94
D. CASTELLANO MEDIEVAL (XIII-XV) 95-102
E. ESPAÑOL MODERNO (DESDE XVI) 103-108
Las reglas del grupo A (29) afectan a las palabras del latín vulgar:
esos cambios, por tanto, son comunes a todas las lenguas románicas.
Las reglas del grupo B (14) se desarrollan en el periodo visigótico:
son cambios, por tanto, comunes a las lenguas hispánicas.
LÍQUIDAS l ll r rr
NASALES m mm n nn
*La secuencia de consonantes muta + líquida (l,r): pr, br, tr, dr, kr, gr…
9. Cierre vocales en hiato: e-u > i-u: pủ’teủ > pủ’tiủ; bálneu >
bálniu. La “e” en hiato se cierra en “i” (y, después, se convierte en yod).
Es una de las consecuencias del cambio de un acento cualitativo
(musical) a uno de intensidad. Las vocales átonas se volvieron más débiles.
Ver regla 10.
10. Formación de diptongos crecientes (procedentes de hiatos:
i-u > ju; i-o > jo; i-e > je; i-a > ja; u-o > wo: pủ’tiu > pủ’tju; eríkiu > eríkju;
titióne > titjóne; fúgio > fúgjo; mủlię’rę > mủlję’rę; rádia > rádja; mỏ’rtuo >
mỏ’rtwo. La “i” y la “u” en hiato pasan a ser semiconsonantes “j” y “w”. Son la
yod y el wau.
Es una de las consecuencias del cambio de un acento cualitativo
(musical) a uno de intensidad. En el paso del latín a las lenguas románicas hay
una tendencia constante a evitar el hiato, tendencia que llega a nuestros días
(hoy es un vulgarismo la pronunciación “piór” por “peor”).
Ver regla 9.
11. Síncopa de wau (1): -wo > -o: mórtwo > mórto; kwáttuor >
kwáttor. El wau, seguido de la vocal velar “o”, desaparece.
Son dos sonidos muy cercanos (velares ambos; uno más cerrado –w-,
otro más abierto –o-). A veces, cuando hay dos sonidos seguidos muy
semejantes, la lengua tiende a diferenciarlos (disimilación): una forma es la
eliminación del primero.
Ver regla 11 (-wo > -o). Ver regla 12 (-wu- > -u-). Ver regla 26 (aw > a).
Ver regla 35 (kwé, kwí > ké, kí).
Ver regla 19 (Síncopa postónica).
12. Síncopa de wau (2): -wu- > -u-: ríwủ > ríủ. El wau, seguido de la
vocal velar “u”, desaparece.
Son dos variantes consecutivas de la vocal (la primera semiconsonante).
A veces, cuando hay dos sonidos seguidos muy semejantes, la lengua tiende a
diferenciarlos (disimilación): una forma es la eliminación del primero.
Ver regla 11 (-wo > -o). Ver regla 26 (aw > a). Ver regla 35 (kwé, kwí > ké,
kí).
Ver regla 19 (Síncopa postónica).
14. Fricativización de -b- > -β-: fỏwja > fỏβja; tábula > táβula. La
oclusiva b intervocálica se fricativiza.
Es consecuencia del debilitamiento general de las consonantes en interior
de palabra provocado por el paso del acento musical al acento de intensidad. A
causa de las vocales que las preceden y siguen se abren (no olvidemos que la
articulación vocal es abertura, frente al cierre de la consonante), pierde su
oclusión y se convierte en fricativa.
En el Appendix Probi, “toleravilis”.
Más tarde, lo hacen la –d- y –g- (ver regla 31); después, ocurrirá lo mismo
con las fricativas procedentes de las oclusivas sordas intervocálicas (ver regla
100). Ver regla 42 (–p-, -t-, -k- > -b-, -d-, -g-).
Ver regla 81 (-β-, -δ-, -γ- > 0).
15. Abertura ủ > ọ: pủ’tjủ > pótjủ. La “u” abierta tónica se abre un
grado y coincide con “o” cerrada.
En el reajuste del sistema vocálico en el latín hablado, la u breve y, por
tanto, abierta se confunde con la o cerrada. Un paso paralelo sucede en el
orden palatal (į > ẹ). Este velar parece más tardío que el palatal: en rumano las
dos vocales no se confunden…
Ver regla 8 (į > ẹ).
16. Reducción del timbre de las átonas: ę > ẹ į > ị ỏ > ọ ủ > ụ:
lę’gỏ > lę’go; gęnę’sta > genę’sta; pótjủ > pótju. Las vocales átonas abiertas
coinciden con las cerradas.
Es una de las consecuencias del cambio de un acento cualitativo
(musical) a uno de intensidad. Las vocales átonas se volvieron más débiles y
desaparecen las diferencias de abertura.
Las átonas iniciales son más resistentes que las pretónicas y postónicas
internas (ver regla 19, ver regla 20). La “a” (la más abierta) es la vocal más
resistente.
Ver regla 65 (–u > -o).
17. Absorción vocales iguales: ee > e; oo > oo. Dos vocales iguales
se simplifican.
En el paso del latín a las lenguas románicas hay una tendencia constante
a evitar el hiato. En este caso se consigue con la asimilación de dos elementos
iguales (no existen casos de aa, ii y uu; ee > e sólo se da en formas verbales –
fakeébat > fakébat-; cooperire > cubrir)
18. Geminación ante yod o wau: pj > ppj, tj > ttj, kj > kkj, bj > bbj, dj >
ddj, gj > ggj…: sápjat > sáppjat; sápwi > sáppwi; pủ’tjủ pủ’ttjủ; brákju > brákkju;
fỏ’bja > fỏbbja; ódje > óddje; fúgjo > fúggjo. La yod y el wau geminan las
consonantes anteriores.
La yod y el wau hacen que las consonantes anteriores se tensen y se
geminen.
Ver regla 27 (ttj > tsj. YOD 1ª). Ver regla 28 (kkj > tſj). Ver regla 38 (ddj,
ggj > dζj).
Ver regla 43 (-pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -k-, -bb- > -b-; -mm- > -m-).
Ver regla 46 (bj > j).
19. Síncopa postónica: βérede > βérde; táβula > táβla. tón. + r,s - /
vocal tón. + c -/ l,r. : Las vocales postónicas en determinados contextos
desaparecen.
Es consecuencia del debilitamiento general de las vocales átonas
provocado por el paso del acento musical al acento de intensidad. Parece que
fue posterior a la de la pretónica, puesto que sólo afecta a la Romania
occidental.
Esta caída supone que aparezcan nuevos grupos de consonantes en
contacto: t’l (ver regla 22); k’l (ver regla 23)
Ver regla 20. Ver regla 11 (wo > -o). Ver regla 12 (-wu- > -u-). Ver regla
26 (aw > a). Ver regla 35 (kwé, kwí > ké, kí). Ver regla 57 (Síncopa de vocales
átonas internas).
20. Síncopa pretónica: kosutúra > kostúra; solitárju > soltárju s/l,r –t
+ tón. Las vocales pretónicas en determinados contextos desaparecen.
Es consecuencia del debilitamiento general de las vocales átonas
provocado por el paso del acento musical al acento de intensidad. Parece
anterior a la de la postónica, puesto que es general a toda la Romania.
Ver regla 19. Ver regla 11 (wo > -o). Ver regla 12 (-wu- > -u-). Ver regla
26 (aw > a). Ver regla 35 (kwé, kwí > ké, kí). Ver regla 57 (Síncopa de vocales
átonas internas).
21. Síncopa de grupos consonánticos: -kst- > -st-; -nkt- > -nt-:
sę’ksta > sę’sta; kínkta > kínta. En determinados grupos de tres consonantes
con “k” y “t” desaparece una de ellas.
Con la aparición del acento de intensidad, los grupos consonánticos
tienden a reducirse o asimilarse: sobre todo los grupos de tres sílabas no
demasiados frecuentes.
Ver regla 4 (ns- > -s-). Ver regla 54 (-j- > 0). Ver regla 55 (–δ- > 0).
Ver regla 66 (–mb- > -mm-).
23. Fricativización de k, g implosivas > x, γ: -kt- > xt; -ks- > -xs-; -
k’l- > -xl-; -gn- > -γn-: fáktu > fáxtu; bę’klu > bę’xlu; ákse > áxse; awrékla >
awréxla; estágnu > estáγnu; fráksinu > fráxinu. Las oclusivas velares “k” o “g”
en posición implosiva se convierten en fricativas.
La situación de las oclusivas en final de sílaba o de palabra (situación
implosiva) es inestable. Existe una tendencia en el paso del latín al español de
evitar las sílabas trabadas (acabadas en consonante); es más normal que
acaben en vocal.
Ver regla 32 (xl > jl; γn > jn). Ver regla 33 (lj > λ; jl > λ; nj > ;מjn > )מ.
Ver regla 51 (xt > jt, xs > js-).
Ver regla 94 (Despalatalización de la implosiva palatal: ſ > s; λ > l).
26. Síncopa de wau (3): aw > a: awgóstu > agóstu; awskoltáre >
askoltáre. El wau entre la “a” y un sonido velar (“g” o “k”) desaparece.
Es un caso de disimilación de dos sonidos velares: el primero de ellos se
elimina.
Ver regla 11 (-wo > -o). Ver regla 12 (-wu- > -u-). Ver regla 35 (kwé, kwí >
ké, kí).
Ver regla 19 (Síncopa postónica).
27. Asibilación de ttj > tsj. YOD 1ª: póttju > pótsju; térttju > tértsju.
La t seguida de yod pasa a articularse como alveolar y africada.
La yod atrae a la “t” (dental) a su punto de articulación palatal. Además, la
convierte en una africada. Es el primer paso para la creación de una serie de
consonantes africadas no existentes en latín.
Tenemos testimonios desde los siglos II y III.
Ver regla 18 (GEMINACIÓN). Ver regla 33 (YOD 2ª). Ver regla 38 (YOD
3ª: dj, gj > dζj:). Ver regla 51 (YOD 4ª).
Ver regla 68 (tſ > ts).
Ver regla 75 (Jt > tſ).
Ver regla 104 (ts > ş; dz > z’).
28. Palatalización de kkj > tſj. YOD 1ª. brákkju > brátſju. La “k”
seguida de yod adelanta su punto de articulacion a la zona palatal y se hace
africada.
Tenemos testimonios desde el siglo III. Parece más tardía que la de “ts”,
porque en algunas lenguas (como en italiano) no se confunde (la palatalización
de ke,i es más tardía). Más adelante “ke,i” coincide con este resultado (Ver
regla 37). Más adelante, coincidirá con el resultado de “ttj”: ver regla 71.
Ver regla 18 (Geminación). Ver regla 27 (ttj > tsj).
Ver regla 33 (YOD 2ª). Ver regla 38 (YOD 3ª). Ver regla 48 (YOD 4ª).
29. Apócope de oclusivas finales: -k, -Ct, -d > 0: sík > sí; ámant >
áman; sę’ks > sę’s; illud > ẹ’llu. Las oclusivas finales desaparecen (la t sólo
precedida de consonante).
Como consecuencia del cambio de acento (cualitativo a cuantitativo), los
sonidos de las sílabas no tónicas son más débiles. La posición final es aún más
débil. La –t precedida de vocal se mantendrá más tiempo (ver regla 89).
Ver regla 3 (-m). Ver regla 86 (–t > 0).
30. Tensión de vibrante inicial y paso a vibrante: r- > r:- > rr- : rósa
> r:ósa > rrósa. La “r” en inicial de palabra adquiere el rasgo de tensión (como
la geminada intervocálica) y, después, pasa a articularse como vibrante
múltiple.
APARICION DE LA R VIBRANTE MÚLTIPLE
31. Fricativización de oclusivas sonoras: -d- -g-> -δ-, -γ-: βedére >
βeδére; mágu > máγu V-(L)V. Las oclusivas sonoras en posición intervocálica
se convierten en fricativas.
33. Palatalización de lj > λ; jl > λ; nj > ;מjn > מ. YOD 2ª. Ver regla
35: álju > áλju; awréjla > awréjλa; βínja > βíמja; estájnu > estáמu. La l y la n
cambian su punto de articulación a la zona palatal por influencia de la yod.
APARICIÓN DE λ. LÍQUIDA LATERAL PALATAL SONORA.
APARICIÓN DE מ. NASAL PALATAL
Ver regla 23 (kt- > xt; -ks- > -xs-; -k’l- > -xl-; -gn- > -γn-).
Ver regla 45 (nn).
Ver regla 49 (Inflexión de vocales por yod 2ª).
Ver regla 27 (Yod 1ª). Ver regla 38 (YOD 3ª). Ver regla 54 (YOD 4ª).
Ver regla 44 (–ll- > -λ-).
Ver regla 73 (λ > ζ).
34. Palatalización de ke,i > tſ: kę’lu > tſę’lu; sálice < sáltſe. La
oclusiva velar ante vocal palatal (e,i)
Tenemos testimonios desde el siglo V. Es un segundo proceso de
palatalización diferente del de “kkj” o “ttj”. En este caso no hay coalescencia
entre la consonante y la vocal: no desaparece “e”,”i”. Es más tardío también: no
afecta al sardo.
Se dice que el cambio viene condicionado por la evolución de Kwe,i > ke,i
(ver regla 35), que adelanta su punto de articulación (pero son pocas las
palabras afectadas y se diferencia de Kwe,i, pero se confunde con el resultado
de kj).
Ver regla 27 (ttj > tsj.). Ver regla 68 (tſ > ts).
Ver regla 75 (Jt > tſ).
Ver regla 87.
35. Síncopa de wau (4): kwé, kwí > ké, kí: kwę’ro > kę’ro; kwiétu >
kjétu. El wau de los grupos kwé y kwí desaparece.
Cronología: Siglo V. Se dice que es la causa de que ke,i- adelante su
punto de articulación (ver regla 37).
Ver regla 11 (-wo > -o). Ver regla 12 (-wu- > -u-). Ver regla 26 (aw > a).
Ver regla 19 (Síncopa postónica).
36. Absorción de la yod 1ª: tsj > ts; tſj > tſ: pótsju > pótsu; brátſju >
brátſu. La yod desaparecen detrás de la consonante palatal, que la asimila.
Como en otros casos (yod 3ª, ver regla 39), la yod se embebe en
(desaparece dentro de) la consonante palatal.
Ver regla 27 (ttj > tsj)
Ver regla 79. (Absorción yod 2ª).
37. Reducción del diptongo palatal tónico: jé > é: parjéte > paréte;
kiétu > kétu. El diptongo jé se reduce a e en determinados contextos fonéticos.
Ver regla 8. Ver regla 39. Ver regla 101.
38. Asibilación ddj, ggj > dζj: óddje > ódζje; pỏ’ddju > pỏ’dζju;
fággja > fádζja. YOD 3ª. La “d” y la “g” son palatalizadas por la yod, con
resultado africado.
APARICIÓN DE dζ AFRICADA PREDORSOPREPALATAL SONORA
Ver regla 27 (ttj > tsj).
Ver regla 18 (YOD 1ª). Ver regla 36 (YOD 2ª). Ver regla 52 (YOD 4ª).
Ver regla 48 (dζ > j).
Ver regla 53 (Inflexión de vocales por yod 3ª).
Ver regla 72 (Absorción de j).
39. Absorción de yod 3ª: dζj > dζ: ódζje > ódζe; pỏ’dζju > pỏ’dζu;
fádζja > fádζa. La yod desaparecen detrás de la consonante palatal, que la
asimila.
Como en otros casos (yod 1ª, ver regla 36), la yod se embebe en
(desaparece dentro de) la consonante palatal.
Ver regla 38 (ddj, ggj > dζj).
Ver regla 53 (Inflexión de vocales por yod 3ª).
40. Inflexión condicionada de e > i, o > u: séppja > síppja (p no
palataliza) C: (L)J: En determinados contextos (consonante y yod) la “e” y “o”
se cierran en “i” y “u”.
42. Sonorización oclusivas sordas: –p-, -t-, -k-, -s- > -b-, -d-, -g-, -
z-: rrípa > rríba; pę’tra > pę’dra; kása > káza. V _ (L) V: apricáre > abrigár. Las
oclusivas sordas entre vocales (o líquidas) se sonorizan.
Cronología: a partir del siglo V (casos en el II o III).
Parece que es de la época mozárabe, aunque ejemplos en el latín
visigótico, sobre todo en el oeste y centro (zonas celtas, lo que refuerza la tesis
de influjo de la lenición celta).
Parece que la sonorización de oclusivas sordas, la fricativización de
oclusivas sonoras y la simplificación de geminadas son tres fenómenos
relacionados: todo apunta (cronología) a que lo primero fue la fricativización de
las oclusivas sonoras (recuérdese la pronta fricativización de la –b- y w-): -pp-
> -p- > -b- > β.
Ver regla 14 (-b- > -β-). Ver regla 31 (d- -g-> -δ-, -γ-). Ver regla 42 (–p-, -t-,
-k- > -b-, -d-, -g-). Ver regla 43 (pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -k-, -mm- > -m-). Ver
regla 100 (b-, -d-, -g- > -β-, -δ-, -γ-).
Ver regla 81 (-β-, -δ-, -γ- > 0).
Ver 105 (z > s).
43. Simplificación de geminadas: -pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -k-, -
bb- > -b-, -mm- > -m-: kattáre > katáre; síppja > sípja. Las geminadas
intervocálicas se simplifican.
Parece que la sonorización de oclusivas sordas, la fricativización de
oclusivas sonoras y la simplificación de geminadas son tres fenómenos
relacionados: todo apunta (cronología) a que lo primero fue la fricativización de
las oclusivas sonoras (recuérdese la pronta fricativización de la –b- y w-): -pp-
> -p- > -b- > β.
Ver regla 14 (b- > -β-). Ver regla 31 (d- -g-> -δ-, -γ-). Ver regla 42 (–p-, -t-,
-k- > -b-, -d-, -g-). Ver regla 100 (b-, -d-, -g- > -β-, -δ-, -γ-).
Ver regla 44 (–ll- > -λ-), Ver regla 45 (–nn- > -מ-).
44. Palatalización de –ll- > -λ-: kultę’llu > kulęλu; gállu > gáλu. La l
geminada se palataliza en λ.
El proceso de simplificación de geminada en el caso de las lateral alveolar
supone el cambio de punto de articulación: pasa a articularse como palatal.
Parece que va a provocar que λ < de k’l (ver regla 32) y lj (ver regla 33) > ζ.
Ver regla 43 (pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -k-, -mm- > -m-).
Ver regla 108 (λ > y).
46. *Absorción de b en bj > j: fỏ’βja > fỏja; áβja > ája (rróbju / rróju):
bj > j o > bj. La b, en ocasiones, desaparece ante yod.
Las labiales eran consonantes más difíciles de palatalizar. La b lo hace a
veces, pero la m, nunca: vendímja.
Ver regla 18 (GEMINACIÓN). Ver regla 43 (: -pp- > -p-; -tt- > -t-, -kk- > -
k-, -bb- > -b-, -mm- > -m-).
47. Bimatización de e abierta: ę’ > eę’: kojtę’λo > kojteę’λo; sę’te >
seę’te; kadę’ra > kadeę’ra. La “e” abierta comienza, con su desdoblamiento o
alargamiento, el proceso de diptongación.
Según algunos lingüistas, el proceso de bimatización más lógico sería >
ę’e >íe > jé.
Parece que se produjo en un periodo muy primitivo, porque no le afecta la
yod 2ª (no la inflexiona), frente a la bimatización de ỏ, más tardía a la que sí
cierra la yod 2ª (Ver regla 49).
La diptongación de las abiertas latinas (“e” y “o”) se dan en todas las
lenguas románicas (en italiano y en francés sólo en sílaba libre), excepto en
sardo y gallego-portugués (en rumano, sólo diptonga la “e”).
El tema de la diptongación en las lenguas románicas es muy complejo.
Existen varias teorías sobre la diptongación: para Wartburg (1971) en francés
(sílaba libre) es influencia de los pueblos germánicos (en España es muy
discutible que los visigodos tuvieran tanta fuerza); para Alarcos (1968) lo
atribuye a sustrato (los hablantes de lenguas prerromanas –vasco e ibero, en el
español- al intentar diferenciar la “e” y la “o” abierta de la cerrada intentaría
corregir la posición de los órganos articulatorios en el curso de la emisión
fónica: así aparecería una vocal de abertura variable).
Ver regla 60. Ver regla 63.
48. Desafricación de dζ > j: mádζis > májes; ódζe > óje; fádζa > fája;
pỏ’dζu > pỏ’ju; ardζíλa > arjíλa. La africada prepalatal sonora pierde el
elemento oclusivo y se convierte en una fricativa.
Ver regla 38 (ddj, ggj > dζj). Ver regla 41 (gge,i > dζe,i).
Ver regla 53 (Inflexión de vocales por yod 3ª).
Ver regla 54 (-j- > 0).
Ver regla 72 (Absorción de j).
Ver regla 78 (Cj > Cts).
49. Inflexión de vocales por yod 2ª: ỏ’jλo > ọ’jλo; kojמádu >
kujמádu; mọλjeę’re > muλjeę’re. Las vocales en contacto con la yod 2ª se
cierran un grado.
La yod es un elemento muy cerrado (es un sonido intermedio entre vocal
–que se caracteriza por la abertura del canal bucal- y consonante –que se
caracteriza por el cierre-). Influyen en la consonante en contacto (cambiando su
punto o su modo de articulación). Pero también puede influir en la vocal
anterior y la cierra un grado.
La yod segunda es la primera que cierra las vocales anteriores (la yod
primera se embebió enseguida en la consonante afectada).
Ver regla 32 (xl > jl; γn > jn.). Ver regla 33 (> λ; jl > λ; nj > ;מjn > (מ.).
Ver regla 53 (Inflexión de vocales por yod 3ª). Ver regla 62 (Inflexión
de vocales por yod 4ª).
Ver regla 94 (Despalatalización de la implosiva palatal: ſ > s; λ > l).
52. Metátesis de yod y wau. YOD 4ª: -rj- > -jr-; -pj- > -jp-; -sj- > -js-; -
pw- > -wp-: kórju > kójru; fornárju > formájru; sápjat > sájpat; básju > bájsu;
sápwi > sáwpi. Con r, s y p la yod y el wau se colocan delante.
La yod sólo puede cambiar el punto de articulación de determinados
sonidos (t, d, g, b, l, n, k); con otros sonidos no puede y entonces se coloca
delante de la consonante (r,p,s).
Ver regla 61 (-alt- > -awt-). Ver regla 92 (új > wí).
Ver regla 62 (Inflexión de vocales por yod 4ª).
53. Inflexión de vocales por yod 3ª: pỏ’ju > pọ’ju; βendémja >
βendímja; rróβju > rrúβju. Las vocales cercanas a la yod 3ª se cierran
un grado.
La yod es un elemento muy cerrado (es un sonido intermedio entre vocal
–que se caracteriza por la abertura del canal bucal- y consonante –que se
caracteriza por el cierre-). Influyen en la consonante en contacto (cambiando su
punto o su modo de articulación). Pero también puede influir en la vocal
anterior y la cierra un grado.
Ver regla 38 (ddj, ggj > dζj). Ver regla 39 (dζj > dζ ). Ver regla 48 (dζ > j).
Ver regla 49 (Inflexión de vocales por yod 2ª). Ver regla 62 (Inflexión
de vocales por yod 4ª).
55. Síncopa de dental intervocálica –δ- > 0: límpiδu > límpiu. Entre
vocales la d fricativa desaparece.
Ver regla 31 (-d- -g-> -δ-, -γ-).
Ver regla 56 (e > 0).
Ver regla 81 (-β-, -δ-, -γ- > 0).
63. Diptongación de ę’ abierta: eę’ > jé: kujteę’λo > kujtjé’λo; seę’te
> sjéte. La “e” bimatizada se convierte en el diptongo creciente “jé”.
La “e” abierta, tras el proceso de bimatización (Ver regla 50), cierra el
primer elemento en “i”, como parte del conocido proceso de eliminación de
hiatos (ver regla 10). Se culmina así el proceso de diptongación.
Ver regla 60.
65. Abertura –u > -o: póju > pójo; féjtu > féjto. La u final se abre en o.
La vocales átonas finales quedan reducidas a tres: a, e, o. La –u sólo
pervive en latinismos (espíritu, tribu…). La –i sólo existe en español como
tónica (la mayoría, préstamos árabes –carmesí- y algunos galicismos –
berbiquí-).
Ver regla 16 (Reducción del timbre de las átonas).
66. Asimilación de –mb- > -mm-: lómba > lómma. La b de del gupo
mb se asimila a la m.
Frente a otros casos de asimilaciones latinovulgares de grupos
consonánticos (ver regla 21), esta es muy tardía. Es un caso de asimilación
progresvia (el primer elemento atrae a su punto de articulación al segundo).
69. Palatalización de sibilantes: js > jſ: éjse > éjſe; frájsinu > frájſinu.
La sibilante alveolar pasa a sibilante palatal por influencia de la yod.
La yod procedente de “k” del grupo “ks” hace que la “s” cambie su punto
de articulación y se haga palatal.
Ver regla 51 (xt > jt, xs > js-. YOD 4ª). Ver regla 83 (éj > ée). Ver regla 84
(ée > e).
Ver regla 106 (ſ > x).
APARICIÓN DE ſ FRICATIVA PREPALATAL SORDA
70. Aspiración de f-: f- > h-: farína > harína. La f inicial, en muchos
casos, se aspira (se mantiene en contacto con –w o líquida).
F- en la grafía hasta el siglo XVI (antes, desde el XIV, se dan casos
esporádicos). En la zona norte de Castilla tenemos testimonios de aspiración
ya desde el siglo IX.
Se ha escrito mucho sobre el origen de este cambio. Menéndez Pidal
defiende la influencia del sustrato vasco (aspiran castellano y gascón). Para
otros, la razón están en la pronunciación especial (bilabial fricativa, φ) que tenía
en latín en muchas zonas del Imperio Romano (en Roma era labiodental).
Ver regla 99.
74. Retroflexión de yod < kt, ult: jt > Jt: kujtjéλo > kuJtjéλo; héjto >
héJto. La yod, procedente de la palatalización de kt y ult, adquiere una
articulación cacuminal.
Ver regla 51 (> jt, xs > js-.). Ver regla 59 (-olt- > -ojt-).
Ver regla 75.
76. Palatalización pl > pλ, kl > kλ; k’l > kλ; fl > fλ: pláno > pλáno;
infláre > infλáre; másk’lo > máskλo. La lateral l precedida de las oclusivas
sordas y la f se convierte en una lateral palatal.
Ver regla 77.
79. Absorción yod 2ª: - C palatal C palatal -: ójζo > óζo; βíמja >
βíמa. La yod 2ª (procedente de k’l, gn, ji, nj) se embebe en la palatal posterior.
Ver regla 32 (xl > jl; γn > jn. YOD 2ª). Ver regla 33 (lj > λ; jl > λ; nj > ;מjn
> מ. YOD 2ª). Ver regla 73 (λ (< k’l, lj ) > ζ .
Ver regla 36 (Absorción de la yod 1ª).
81. *Síncopa de -β-, -δ-, -γ- > 0: leγále > leále; mordéβa > mordéa.
Las fricativas sonoras (las oclusivas sonoras latinas) en posición intervocálica
desaparecen.
Las fricativas sonoras, que eran las oclusivas sonoras latinas (ver regla
14, para la b; y ver regla 31, para la de y g), entre vocales se abren aún más y
acaban en ocasiones por desaparecer.
Ver regla 42 (p-, -t-, -k-, -s- > -b-, -d-, -g-, -z-). Ver regla 55 (–δ- > 0).
Ver regla 82.
85. Sonorización ts > dz: pótso > pódzo; detsíre > dedzíre. La
africada apicodental sorda sonoriza entre vocales.
En situación intervocálica, la sonoridad de las vocales invaden la sordez
de la consonante (recuérdese la sonorización de las sordas latinas
intervocálicas: ver regla 42).
Ver regla 34 (ke,i > tſ). Ver regla 68 (tſ > ts).
87. Absorción de s/ implosiva (< sce,i): s/ts > ts: nastsére >
natsére; africación de λ precedida de s: -sλ- > tſ: másλo > mátſo. La s implosiva
en el grupo sce,i se absorbe en la africada alveolar; la lateral palatal precedida
de s se africa en tſ.
Ver regla 34 (ke,i > tſ). Ver regla 79. Ver regla 80. Ver regla 83.
Ver regla 94 (Despalatalización de la implosiva palatal: ſ > s; λ > l).
88. *Apócope de –e > 0: / (C/L) - #: nótſe > nótſ, mwérte > mwért. La
–e final desaparece detrás de casi todas las consonantes.
El apócope se hace muy intenso en el siglo XII (apócope extrema) por
influencia del francés. Después, se va reponiendo en determinados contextos.
Ver regla 97.
91. Reducción jé > í (< ellu) / é; jés > és; ζier > ζer: kutſjéλo >
kutſíλo; βjéspera > βíspera; muζjér > muζér. Rŏtellam > rodilla; castellum >
castillo. El diptongo jé se reduce a í en determinados contextos.
En la secuencia “jéλo”, en la secuencia “jés/” con s implosiva y en la
secuencia “ζier” (aquí se embebe en la palatal precedente ζ).
En –ieλ- son tres sonidos palatales, con rápida bajada (e) y subida (λ) de
la lengua casi en el mismo punto de articulación. La primera bajada se evita.
En –ies- la explicación es parececida. La s es fonológicamente palatal.
Pero en este caso hay más excepciones: fésta > fiésta; séksta > siésta.
Ver regla 37 (jé > é). Ver regla 101 (wé > é).
Ver regla 75 (Jt > tſ).
92. Hiato > diptongo. új > wí: kújro > kwíro. El hiato úi pasa a
diptongo wí.
Ya desde el latín vulgar (ver regla 10) hay una tendencia a evitar el hiato y
en convertirlo en diptongo.
Ver regla 52 (4ª: -rj- > -jr-; -pj- > -jp-; -sj- > -js-; -pw- > -wp-). Ver regla 93.
93. Cambio de diptongo uí > ué: kwíro > kwéro. El diptongo uí pasa
a ué.
Es un caso de disimilación de dos vocales cerradas: la segunda (i) se abre
un grado (e).
Ver regla 92.
96. Epéntesis b, d en grupos nasales: -m’r- > -mbr-; -n’r- > -ndr-; -
m’l- > -mbl-: hámre > hámbre; ómru > ómbro; enζenrár > enζendrar; tremlár >
tremblar. En grupos nasales secundarios, se inserta una consonante (b,d) para
facilitar la pronunciación de sonidos en secuencias no habituales.
Estos grupos proceden de la caída de la vocal postónica. Cuando la
primera consonante es “m” la consonante epentética es la también bilabial “b”;
en el caso de la “n”, la también dental “d”.
Ver regla 95.
97. Restricción del apócope (tras tſ y dentales): nótſ > nótſe, mwért
> mwérte. La –e desaparecida se repone detrás de determinadas consonantes.
El proceso es muy lento y llega hasta el siglo XIV.
Ver regla 88.
98. Vocalización b/, l/ > w implosivas: rrábdo > rráwdo; sáltſe >
sáwtse. La b o l en posición implosiva se vocaliza en w.
Existe una tendencia en el paso del latín al español de evitar las sílabas
trabadas (acabadas en consonante); es más normal que acaben en vocal. De
ahí, este tipo de vocalizaciones.
Ver regla 59 (-olt- > -ojt-).
99. Pérdida de h- (aféresis): harína > arína. La aspiración
procedente de f- desaparece.
En la grafía hasta principios del XVI se mantiene la h.
En Castilla se había perdido hacía tiempo. En Toledo se aspiraba aún en
el XVI.
Ver regla 70.
100. Fricativización de –b-, -d-, -g- > -β-, -δ-, -γ-: (V/L)-V: kabéλo >
kaβéλo; βérde > βérδe. Las consonantes oclusivas sonoras se fricativizan en
situación intervocálica.
Como ya había ocurrido con la b (ver regla 14) y con la d y g latinas (ver
regla 31) las consonantes oclusivas sonoras, derivadas de las oclusivas sordas
latinas, a causa de las vocales que las preceden y siguen se abren (no
olvidemos que la articulación vocal es abertura, frente al cierre de la
consonante): pierden su oclusión y se convierten en fricativas.
Ver regla 42 (–p-, -t-, -k- > -b-, -d-, -g-). Ver regla 43 (pp- > -p-; -tt- > -t-, -
kk- > -k-, -mm- > -m-). Ver regla 100 (b-, -d-, -g- > -β-, -δ-, -γ-).
106. Velarización ſ > x: muſér > muxér; díſo > díxo. La fricativa
prepalatal retrasa el punto de articulación a la zona velar.
APARICIÓN DE x: FRICATIVA VELAR SORDA
Los fonemas sibilantes (en su mayoría inexistentes en latín) que se
articulaban en la zona palatal y alveolar se reducen (de 6 a 3) y cambian de
punto de articulación (uno lo adelanta a la zona interdental; otro lo retrasa a la
zona velar).
Ver regla 69 (js > jſ).
Ver regla 105 (ζ > ſ).