Capítulo I
Leer y escribir en la universidad
Alejandro Romagnoli
1. La lengua y sus variedades
b
Discutir las siguientes preguntas entre toda la clase:
1. ¿Hablamos y escribimos siempre de la misma manera? Ejemplificar.
2. ¿Cuáles son los factores que determinan nuestra manera de expresarnos?
3. ¿Existen formas mejores que otras? Justificar.
El objetivo de esta actividad es recuperar reflexivamente las creencias de los estudiantes
acerca del tema de la sección. Tiempo estimado de la actividad: 20 min.
Las lenguas no son homogéneas, ya que en su interior conviven muchas variedades,
una multiplicidad de formas de habla. Aquí se caracterizarán algunas de ellas, sobre
las que conviene reflexionar a la hora de iniciarse en la práctica de la lectura y escri-
tura académicas.
Aunque no exista una lengua homogénea, al mismo tiempo resulta evidente que
no es caprichosa la denominación “la lengua española”, “la lengua inglesa” o “la len-
gua francesa”: son formas de referirse a las lenguas nacionales. Estas son el resultado
de la supremacía de un habla local que se convierte en la lengua oficial de un Estado
al imponerse por la organización administrativa y la vida cultural, tal como lo seña-
lan Ducrot y Todorov (1995, p. 76).
Un dialecto es una variedad lingüística según la geografía. Una gran distinción en
la lengua española se refiere a las variedades utilizadas en España y en América, en
las que a su vez pueden reconocerse otras segmentaciones, ya que, por ejemplo, el
español que se habla y se escribe en la Argentina se diferencia del utilizado en otros
países de América Latina. Por otro lado, cuando se dice “el español de Argentina”, en
ocasiones no se alude sino a una subvariedad, que es la del español rioplatense, que
no agota las formas de habla existentes dentro del territorio nacional. Es en el léxi-
co donde se manifiestan de forma más notoria estas diferencias (v. g. “niño”, “pibe”,
“chaval”, “gurí”, “chamaco”, “chiquillo”), pero se verifican asimismo en los diferentes
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niveles de la lengua (v. g. el voseo y el yeísmo son rasgos característicos del español
rioplatense).
La categoría de sociolecto se relaciona con la posición social de los hablantes. La
posición socioeconómica y el grado de escolarización determinan diferencias en el
uso de la lengua, que se ha esquematizado en términos de niveles: bajo (o vulgar), me-
dio y alto (o culto). Es evidente que estas determinaciones no son directas, lo que hace
compleja la categoría; es decir, a cierta posición social y a cierto nivel de escolariza-
ción no le corresponde necesariamente el uso de ciertos recursos lingüísticos, aunque
sí se registran regularidades. Por lo demás, dado que el grado de escolarización es uno
de los elementos determinantes del sociolecto, es posible comenzar a advertir su vín-
culo con el discurso académico, cuyas características se estudiarán más adelante.
En cuanto a la noción de idiolecto, hace referencia a “la manera de hablar propia
de un individuo, considerada en lo que tiene de irreductible a la influencia de los gru-
pos a que pertenece ese individuo” (Ducrot & Todorov, 1995, p. 74).
No deben confundirse los conceptos anteriores (dialecto, sociolecto, idiolecto), re-
feridos a variaciones en el uso del código lingüístico según las particularidades de los
hablantes, con el concepto de registro, que alude a variaciones en relación con el uso
en situaciones específicas. Los registros, que pueden mantenerse o cambiarse en una
situación comunicativa determinada, no constituyen unidades discretas, sino que se
dan en un continuo. Algunos rasgos con los que suelen caracterizarse son los siguien-
tes: elaborado, cuidado, culto, técnico, familiar, especializado, protocolario, común
o general, solemne, neutro, expresivo, espontáneo, argótico, marginal, planificado,
popular, etc. (Calsamiglia Blancafort & Tusón Valls, 1999, p. 327). Por ejemplo, las si-
tuaciones de comunicación propias de la esfera académica suelen dar como resulta-
do textos caracterizados por su alto grado de elaboración, planificación, especializa-
ción y por la presencia de términos técnicos, mientras que un diálogo cotidiano entre
dos amigos está marcado, en cambio, por los rasgos de familiaridad y espontaneidad.
s
En su Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, Ducrot y Todorov (1995, p. 74) de-
nominan geolingüística al “estudio de todas las variaciones relacionadas con la implantación,
a la vez social y espacial, de los usuarios de una lengua”. Además de los conceptos de “idiolec-
to”, “dialecto” y “lengua nacional”, allí pueden consultarse los de “jerga”, “mezcla de lenguas”
y “multilingüismo”.
K
Leer el siguiente texto.
¿Quién legitima el idioma?
Por Ricardo Soca
El gobierno de España, por medio de la corporación estatal Instituto Cer-
vantes, ha avanzado un nuevo paso en el sentido de asegurarse el timón
normativo de nuestra lengua, al crear el Servicio Internacional de Evalua-
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ción de la Lengua Española (siele), que se presenta como “un único exa-
men de español para todo el planeta” (El País, Madrid, 2/7/2015).
A fin de poner un pie en América para legitimar su poder sobre la len-
gua de todo el mundo hispanohablante, el Instituto Cervantes incluyó a
la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), además de la Uni-
versidad de Salamanca, que con sus 800 años de vida perfuma el proyecto
con el rancio aroma de la tradición, tan caro a la filología oficial española.
El acuerdo para la puesta en marcha de este certificado internacional
fue firmado en México en ceremonia presidida por los reyes de España,
una señal para los hispanohablantes acerca de quién manda en la normati-
va de nuestra lengua. Felipe VI, dígase de paso, es presidente de honor del
Instituto Cervantes.
Como parte de esta estrategia, se invisibiliza el Certificado de Español
Lengua y Uso (celu), que es expedido por el gobierno argentino con el
respaldo de más de veinte universidades de ese país. Para España y para
toda América, excepto quizá el Cono Sur, el celu no existe; lo ignoran los
españoles y lo ignoramos los americanos.
La reina Letizia identifica simbólicamente a la corona como nueva
abanderada de la posición de España en el papel de dueña y señora de
la lengua de todos, al agradecer al Instituto Cervantes por encabezar, en
nombre del reino, la épica cruzada de llevar el español a los infieles que
hablan otras lenguas: “Gracias por llevar la lengua y la cultura en español
a tantos lugares”, “por ser la referencia más sólida en la formación de pro-
fesores de una lengua como segundo idioma”, manifestó recientemente.
El siglo xix, tras la pérdida de las colonias, se convirtió en uno de los
más negros de la historia de España, que se empobreció considerablemente
y se sumergió en una serie de crisis políticas que llevaron, en 1898, a la pér-
dida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. País pobre ante sus vecinos enrique-
cidos, el reino peninsular se propuso entonces lograr “lo que por las armas
y la diplomacia ya no era posible”, como admitió el académico Zamora
Vicente: crear un sistema de academias dirigido desde Madrid, de modo
de imponer la noción de que existe una cultura hispanoamericana, que no
sería otra cosa que la cultura española trasplantada a América.
En las últimas décadas, la antigua potencia colonial ha dedicado ingen-
tes recursos políticos, diplomáticos y económicos para potenciar lo que
llamó “Marca España”, a fin de prestigiar las mercaderías que el reino de
Felipe VI ofrece al mundo. Es preciso reconocer que se trata del legítimo
derecho de todo país de expandir su comercio internacional, aunque en
este caso sea a costa de los más de 400 millones de personas que hablan
español en más de veinte países.
Esta pretensión se basa en la creencia errónea, difundida a ambos lados
del Atlántico, de que las autoridades asentadas en Madrid tienen el poder
de dictaminar lo que es “correcto” y lo que es “incorrecto” en materia de
lengua. Se trata de naturalizar (en el sentido de “hacer que parezca más
Manual de lectura, escritura y oralidad académicas para ingresantes a la universidad 27
natural”) la idea de que las instituciones del reino, o las americanas que
cuentan con su apoyo, tienen el derecho de monopolizar la emisión de cer-
tificados de proficiencia del español como lengua extranjera.
Soca (2015), publicado en revista Ñ
e
Realizar las siguientes consignas:
1. Explicar el sentido del título.
2. Subrayar el pasaje del texto en el que más claramente se exprese la idea central que sos-
tiene el autor.
3. Para defender su posición, el autor emplea la ironía; señalar los pasajes en los que se
evidencia con claridad.
4. A partir del artículo de Soca, pero también de los conceptos estudiados previamente en
relación con las variedades de la lengua, completar la siguiente frase:
• Creer posible dictaminar qué es correcto y qué incorrecto en materia de lengua su-
pone desconocer (o querer desconocer) que ……………....……………………………………………….……
5. ¿Qué funciones cumplen las comillas y los paréntesis en el primer párrafo?
6. ¿Por qué la palabra “infieles” (párrafo quinto) aparece escrita en letra cursiva? ¿Podría
escribirse en letra redonda?, cambiaría el sentido?
El ejercicio permite introducir a los alumnos en la cuestión de la legitimidad del idioma y de
sus variedades, problemática con larga historia en las letras hispanoamericanas. Asimismo,
la actividad busca propiciar la reflexión sobre aspectos ortográficos. Tiempo estimado de la
actividad: 60 min.
2. Oralidad y escritura
b
Discutir las siguientes preguntas entre toda la clase:
1. ¿Qué elementos diferencian la oralidad de la escritura?
2. ¿En qué instancias se usan ambas? Ejemplificar.
3. ¿Qué características puede adoptar la oralidad en diferentes ámbitos y circunstancias?
Con la actividad se busca problematizar las representaciones de los estudiantes acerca de la
oralidad, la escritura, y de sus vínculos. Tiempo estimado de la actividad: 20 min.
e
La siguiente transcripción corresponde a un fragmento de la entrevista oral realizada en
cnn al consultor internacional Italo Pizzolante acerca de la responsabilidad social empre-
sarial (puede consultarse en <https://www.youtube.com/watch?v=ItauDlr7xHE>). Transfor-
marlo en un texto para ser leído. En la tabla que sigue al texto, detallar cinco de los cambios
realizados.
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