0% encontró este documento útil (0 votos)
120 vistas10 páginas

Impacto de La Crisis Del 29 en América Latina y Las Relaciones Internacionales Hasta 1945

La crisis de 1929 tuvo un fuerte impacto en América Latina debido a la caída en los precios y volúmenes de exportación de materias primas. Esto llevó a una contracción económica en la región, con una reducción de las importaciones, el empleo y los ingresos fiscales. Aunque los efectos variaron entre países dependiendo de su estructura productiva, la mayoría experimentó una caída superior al 50% en el valor de sus exportaciones y dificultades para hacer frente al servicio de la deuda externa, lo que generó pres

Cargado por

Eduardo
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
120 vistas10 páginas

Impacto de La Crisis Del 29 en América Latina y Las Relaciones Internacionales Hasta 1945

La crisis de 1929 tuvo un fuerte impacto en América Latina debido a la caída en los precios y volúmenes de exportación de materias primas. Esto llevó a una contracción económica en la región, con una reducción de las importaciones, el empleo y los ingresos fiscales. Aunque los efectos variaron entre países dependiendo de su estructura productiva, la mayoría experimentó una caída superior al 50% en el valor de sus exportaciones y dificultades para hacer frente al servicio de la deuda externa, lo que generó pres

Cargado por

Eduardo
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 10

IMPACTO DE LA CRISIS DEL 29 EN AMÉRICA LATINA Y LAS

RELACIONES INTERNACIONALES HASTA 1945.


La crisis de 1929 fue una crisis financiera que estalló en la Bolsa de
Nueva York el 24 de octubre. Fue una crisis que no solo abarco al sector
financiero, sino que afectó al sector productivo en general. Los años 20
fueron años de expansión de Estados Unidos. Sin embargo, a mediados de
la década del 20 la producción agrícola en Estados Unidos comenzó a
superar la demanda; unos años después ocurre lo mismo con la producción
industrial. Desde modo, los capitales generados por años de bonanza
dejaron de invertir en la agricultura y en la industria por sectores estancados
y desviaron sus fondos hacia la especulación financiera. El precio de las
acciones en la Bolsa de Valores subió exponencialmente no porque las
empresas dieran mayor rentabilidad, sino porque la demanda de acciones se
expandía gracias a una política de créditos blandos dada la
sobreabundancia de capitales.

El crack se produce cuando muchos accionistas se dan cuenta que el


valor de su acción no tiene relación con la rentabilidad de la empresa, que se
está frente a una burbuja, y que es muy probable que los precios comiencen
a caer. Esto provocó el cierre de muchas empresas, la quiebra de muchos
accionistas y el quiebre en la cadena de pagos, lo que se convirtió en un
mecanismo de transmisión de la crisis.

Para comenzar a analizar el contexto, las consecuencias que tuvo para


los países latinoamericanos y los vínculos a nivel regional e internacional
serán tenidos en cuenta las perspectivas de Leslie Bethell, Osvaldo Sunkel y
Tulio Halperín Donghi.

Osvaldo Sunkel (1975), en el capítulo tres, titula al período como “la crisis
del liberalismo”, para él la depresión que se inicia con la quiebra de la bolsa
de valores de Nueva York desata un proceso acumulativo que lleva a la
ruptura de muchos factores y condiciones institucionales y estructurales que
hacían hasta entonces el posible funcionamiento de la economía liberal, la
devaluación de las principales monedas internacionales provocaron la
suspensión de un sistema financiero que hasta entonces había funcionado
con “eficacia”. El desempleo dentro de las economías centrales orienta a que
se implementen políticas proteccionistas y que se suspendan sus
inversiones en el extranjero.

Durante la década del 20, los países latinoamericanos se habían


caracterizado por el aumento de su capacidad productiva, la producción y
exportación de bienes primarios y el fuerte aumento de las inversiones
norteamericanas.

Las tendencias expansionistas de la economía norteamericana fueron a la


vez causa y efecto del progresivo aumento de las inversiones a los sectores
exportadores de América Latina y los empréstitos que se le concedieron a
los distintos gobiernos latinoamericanos durante la década del 20 fueron
destinados crear la infraestructura de transportes, comunicaciones y energía
necesarias para ampliar el sector exportador.

Respecto a las consecuencias que generó la crisis a los países


latinoamericanos, Sunkel señala que la magnitud de la caída de la
producción y exportación de materias primas y productos alimenticios “no es
uniforme”. “La disminución de las importaciones de productos alimenticios
de los países desarrollados cambia de carácter durante la crisis, durante los
primeros años es producto de una violenta caída en el empleo, en el ingreso
y en los niveles de vida”. (p. 346).

Para comenzar a analizar el impacto de la crisis del 29 en las economías


latinoamericanas, tomaré a Leslie Bethell (1997), en el capítulo uno del tomo
11, titulado “las economías latinoamericanas (1929-1939)”, señala que ya se
notaban algunas señales antes de la crisis, los precios de las mercancías
subían en alza antes de 1929, entre las principales mercancías que se
exportaban se encontraban el trigo argentino que alcanzaba su cuota
máxima en mayo de 1927, el azúcar cubano en marzo de 1928 y el café
brasileño en marzo de 1929. Este auge de los mercados antes de la quiebra
de la bolsa de valores, conducía a excesos en la demanda de crédito y a una
suba de los tipos de intereses mundiales, lo que elevó los costos de
mantenimiento de las existencias y redujo la demanda de bienes primarios
exportados por América Latina.
La quiebra de la bolsa de valores en octubre generó una serie de
acontecimientos en los principales mercados que eran abastecidos por
América Latina; la caída del valor de los activos financieros redujo la
demanda de los consumidores; las deudas atrasadas llevaron a que se
restringieran los nuevos créditos y una contracción monetaria, los sistemas
financieros quedaban sometidos baja “severa presión”, los tipos de interés
decaen en el último trimestre de 1929, las importaciones a la vez que no se
podía, tampoco deseaban reponer las materias primas debido a las
restricciones crediticias y una demanda que ya se notaba decreciente.

Ningún país latinoamericano se salvó de la caída de los precios de sus


materias primas, excepto Venezuela donde el valor unitario de las
exportaciones de petróleo cayó a un 18, 5% y Honduras donde el precio de
exportación fue determinado por las compañías bananeras que buscaban
cubrir los costos en moneda local y en ese momento se redujo a un 9%. El
valor de las exportaciones en la mayoría de los países latinoamericanos
cayó en más del 50%. También cayeron los precios de las importaciones, el
descenso de la demanda mundial y la caída en los costos produjo doble
presión en el valor unitario de los bienes vendidos a América Latina.

Hubo naciones que evidentemente sufrieron más que otras, respecto a


esto Leslie Bethell realiza un análisis donde reúne en tres grupos a los
países que más sufrieron la caída de los precios y de los volúmenes de
exportación, en un primer grupo se encuentran Bolivia, Chile y México,
donde la industria minera dominaban la totalidad de sus exportaciones,
como reacción a la crisis las empresas importadoras agotan las existencias
acumuladas. Chile es el “caso más drástico” con una caída de 83 % de
poder de compra de sus exportaciones, siendo también en datos
estadísticos el caso más grave registrado en América Latina.

Por otro lado, un segundo grupo que era más numeroso, experimentaron
un leve descenso de un 25% en su volumen de exportaciones. Compuesto
por países como Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y todos los países de
Centroamérica, con una gran diversidad de materias primas agrícolas y
alimenticias, sus demandas no podían satisfacerse con las existencias
disponibles.
El último grupo de países experimentó un pequeño descenso, con la
caída de un 10% en el volumen de exportaciones, algunos de los casos que
analiza Bethell son el caso de Colombia que consigue un pequeño aumento
en sus exportaciones de Café, Venezuela que sufre un descenso muy
pequeño en el volumen de exportaciones de petróleo, pero luego sufren una
compensación con un gran incremento ocurrido entre 1928 y 1929. Las
exportaciones de República Dominicana, dominadas por el azúcar, crecen
durante la depresión y se aprovecha de las restricciones que fueron
impuestas a Cuba, primero por la comisión Chadbourne y más tarde por el
Convenio Internacional del Azúcar de 1931.

Con la caída de los precios de importación y exportación, solo un “precio”


logró mantenerse, el tipo de interés nominal fijo sobre la deuda externa
pública y privada. El tipo de interés sobre esta deuda provocaba un aumento
de la caja fiscal y de la balanza de pagos para los gobiernos que estaban
preocupados por preservar su crédito en el mercado internacional de capital
por medio de puntuales pagos del Servicio de la deuda. El aumento del peso
real provocó que un mayor porcentaje de las exportaciones totales tuviera
que ser dedicado a los pagos de las deudas. La combinación de pagos
estables del servicio de la deuda e ingresos descendentes de la exportación
ejercieron una fuerte restricción sobre sus importaciones. La combinación
del ingreso fiscal decreciente con pagos del servicio de la deuda en términos
nominales creó una gran presión sobre los gastos públicos.

Retomando a el análisis de Sunkel (1975), para este el aumento de los


servicios financieros de la deuda externa y la contracción de los ingresos de
divisas, produjeron grandes reducciones en la capacidad para importar. En
Argentina el volumen físico de las importaciones alcanzaba un índice de 125
en 1929, reduciéndose a 57, 6 en 1932, Brasil pasó de 130,1 a 46, 6; México
de 109,8 a 43, 7 y Chile, el más afectado, pasó de 206, 1 a 35,9.

Los países que exportaban productos minerales, la contracción en los


mercados externos obligaba a disminuir la producción, determinando una
fuerte reducción del empleo. En los países que exportaban ganado o
productos de cultivo perenne como el café y el azúcar, la caída de los
precios y de las exportaciones aumentaba las existencias no vendidas de los
productores y reducía los ingresos, en la medida que estas actividades
empleaban asalariados, esto significaba una gran reducción en el número de
empleados.

Otro efecto de gran importancia fue la caída de las recaudaciones del


sector público, las recaudaciones tributarias provenían básicamente de
impuestos al comercio exterior, pero con el declinamiento de este se contrajo
la principal fuente tributaria.

Esta serie de fenómenos tienen una gran importancia para los países
latinoamericanos. Los efectos sobre el comercio exterior, el nivel de
ingresos, la ocupación y el sistema financiero, fiscal y cambiario, provocaron
en algunas economías una reacción interna que provoco cambios muy
profundos, cambios institucionales y en las políticas económicas. “Las
diferentes reacciones que se observan en los distintos países dependen de
la naturaleza e importancia del producto de exportación y de la magnitud de
los efectos que trasmite, pero sobre todo de la estructura productiva, social,
política e institucional interna” (p. 349).

Para comenzar a hacer referencia al contexto internacional y las


relaciones internacionales que se generaron hasta 1945, tendré como
referencia al análisis realizado por Tulio Halperín Donghi (2005), en el
capítulo seis, punto uno, titulado “avances en un mundo de tormenta (1930-
1945)”, el autor parte desde su perspectiva analizando lo que significó la
crisis de 1929 para América Latina. Para él, la crisis de 1929 “tuvo impacto
de inmediato y profundo sobre toda América Latina… cuyo signo más visible
fue el derrumbe, entre 1930 y 1933, de la mayor parte de las situaciones
políticas que se habían consolidado durante la pasada bonanza… fue la
expresión del agotamiento de un modelo, cuyos signos premonitorios podían
descubrirse ya durante los ’20 (los movimientos políticos antioligárquicos o
la pérdida del dinamismo de muchos rubros exportadores son una expresión
de ello)” (p.361).

La crisis afectó comparativamente más a Europa que a Latinoamérica,


Europa se encontraba en ruinas tras la primera guerra mundial, rápidamente
reconstruida gracias a los créditos norteamericanos durante la década del
20, la insolvencia es una constante.

La crisis significó “la disminución brutal del comercio mundial”. Los países
europeos se orientaron a acuerdos bilaterales que les permitieran asegurar
la mejor reciprocidad en el intercambio comercial. El Estado pasa a ser el
principal agente comercial de cada economía nacional, por ejemplo, ahora
empieza a canalizar las importaciones hacia sectores de la economía que al
utilizarlas aumentan el nivel del empleo. Esta modalidad de intervención
estatal es un rasgo que se da mucho en América Latina, que se vio muy
afectada por la caída de los precios de exportación.

El Estado pasa a intervenir autoritariamente, fijando precios oficiales y


cupos máximos de producción, y organizando la destrucción de lo
cosechado en exceso, muchas veces sin indemnizar a los productores. En
general, esto fue bien aceptado por las clases dominantes, que si bien
defendieron el modelo del liberalismo económico, ahora eran conscientes de
la intensidad de la crisis y la incertidumbre generada por esta y de que era
imposible que el modelo anterior pudiera superarlo.

Hacia 1935, los países latinoamericanos relativamente más avanzados


(México, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Colombia y Uruguay), ya habían
superado la crisis, en cambio los países más pequeños seguían estancados.
En los países más avanzados, tienen avances más significativos, por lo
general, en la diversificación de su estructura económica. La industrialización
se convierte en un elemento esencial para la reactivación económica,
requiriendo para ser viable un mercado nacional considerable.

La industrialización comienza en el sector de bienes de consumo:


alimentos y bebidas, textiles, industria química, farmacia y electricidad.
Aunque de todos modos en ninguna parte el avance industrial anterior a
1945 alcanza a sustituir totalmente las importaciones, aun en los rubros más
consolidados. La necesidad de los países periféricos de importar bienes de
capital y materias primas esta limitada por la lentitud del crecimiento del
parque industrial y porque la política comercial privilegia más la rehabilitación
de sus exportaciones que la expansión industrial. La limitada
industrialización tiende a acentuar las desigualdades económicas entre las
distintas regiones; desigualdades que surgieron durante la expansión de las
exportaciones.

La segunda guerra mundial, va a proporcionar que se genere nuevos


cambios en el contexto externo donde deben avanzar las economías
latinoamericanas, ya que entre 1939 y 1941 quedan aisladas de buena parte
de los mercados europeos y asiáticos, al complicarse el transporte marítimo
interoceánico. Esta nueva coyuntura ampliará aún más el papel del Estado
en la economía.

La segunda guerra reaviva la demanda externa, que aún no se había


recuperado totalmente de la crisis del 29, en realidad, afecta más a los
volúmenes exportados que a los precios. Los países latinoamericanos
apenas logran importar porque a la escasez de transporte se le suma la
reorientación de la economía hacia la producción de guerra en los países
industriales. El déficit de importaciones ofrece un estímulo a la
industrialización que las consecuencias más inmediatas de la crisis del 29.
Aunque la industrialización comienza a demostrar rasgos negativos:
insuficiente infraestructura, fallas técnicas, primitivismo tecnológico, que no
se puede superar mientras América Latina esté aislada de los países
centrales.

El fin de la guerra muestra a una América Latina cuya economía, logró


borrar las consecuencias de la crisis, donde se nota un crecimiento en el
volumen y complejidad. A la vez es una economía más “desequilibrada” que,
en el pasado, sobre todo en las grandes ciudades, donde la escasez de
energía y vivienda, sumada a la creciente densidad de población, serán
grandes problemas a resolver a futuro.

La guerra le había proporcionado por primera vez en la historia, que las


naciones latinoamericanas se constituyan en acreedoras de Europa
(arruinada por la guerra) y Estados Unidos, que había salido favorecido de la
guerra. Hacia 1945, había una sensación de que la coyuntura permitiría
abandonar el status de periferia de América Latina.
La crisis había afectado las relaciones comerciales y financieras con
Estados Unidos, por un momento significó un retroceso en la afirmación de
la hegemonía continental. Estados Unidos pese a haberse consolidado como
hegemonía y ser reconocido por Latinoamérica, renuncia a la intervención
directa y unilateral, buscaba en cambio vigorizar los organismos
panamericanos, que con ampliadas atribuciones debían transformarse en
instrumentos principales de la política hemisférica de Estados Unidos. No
obstante, logró manejar su política internacional sin recurrir al mecanismo
panamericano.

Hacia 1945 Latinoamérica había eludido a la crisis sin sufrir demasiados


daños económicos y sin haber sufrido las destrucciones de la guerra. El
liberalismo económico ya no era consensuado por la sociedad, ahora era el
momento de las tendencias heterodoxas, como el keynesianismo o la
planificación soviética.

El desconcierto económico está ligado a otro efecto de la crisis


económica: la “crisis global del sistema político”, había manifestado una
pluralidad de ideologías y conflictos en la interna de cada país. La crisis
económica había permitido la difusión de ideologías como el comunismo, el
fascismo, que anteriormente no habían tenido espacio. El nuevo conflicto
mundial no se centrará en los conflictos entre las grandes potencias, sino
que se añadirá una importante dimensión ideológico-política.

La nueva incertidumbre ideológica se tradujo más a una apertura hacia


nuevas perspectivas y una disposición a buscar horizontes que en el
surgimiento de nuevas corrientes y figuras dispuestas a definirse en cerrada
oposición al consenso ideológico-político previo.

En general, los procesos latinoamericanos del período 1930-45, muestran


que la crisis y sus consecuencias directas e indirectas originan tensiones
que la mayor parte de las situaciones políticas hallan difícil afrontar. En los
países en donde la ampliación de la base política se había traducido en una
democratización del régimen en un marco liberal-constitucional (Argentina,
Uruguay), la crisis afecta a la democracia liberal, provocando golpes de
Estado (Uriburu y Terra, respectivamente)
Para comenzar a concluir, primeramente, es importante señalar que la
década de 1930 es una de las mas intensas del siglo XX. Se abre con la
crisis global más grande en la historia del capitalismo y se cierra con la
Segunda Guerra Mundial ya iniciada. Durante la década hay un conjunto de
características importantes de destacar.

A nivel económico, ocurre una crisis en todos los países capitalistas


(países centrales y zonas periféricas, América Latina y las colonias). El
pensamiento económico liberal sufre un quiebre, cuando muchos países
capitalistas comienzan a aplicar medidas de intervención estatal en la
economía, basado en el keynesianismo.

A nivel político, hay un debilitamiento de las demandas liberales, que se


mantienen en algunos pocos países muy importantes (Estados Unidos, Gran
Bretaña y Francia). A su vez se originan nuevos sistemas políticos que se
oponen al liberalismo, el comunismo soviético y el fascismo italiano y
alemán. Consolidándose en ese entonces como los tres grandes modelos
políticos.

A nivel mundial debemos establecer diferencias, el impacto no fue igual


para los países centrales que para los países periféricos. Hubo una
depresión general de precios. Sin embargo, los precios de los productos
manufacturados bajaron menos que los precios de las materias primas,
generando un empeoramiento de los términos netos de intercambio
comercial para los países dependientes y exportadores de materias primas.

En América Latina el impacto de la crisis fue muy profundo y generó


movimientos políticos en todos los países de la región. Además, dado el
proteccionismo aplicado por las potencias capitalistas, se comenzaron a
generar modelos económicos, un poco planificados y un poco improvisados.
Algunos países adoptaron una política que los economistas y los
historiadores económicos llamarían ASI (Agricultura por sustitución de
importaciones) y otros países el ISI (Industrialización por sustitución de
importaciones)

También podría gustarte