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Bienes Temporales de La Iglesia PDF

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AACS mi roto (or ooh) BIENES TEMPORALES DE LA IGLESIA DEL CIC IGNACIO PEREZ DE HEREDIA Y VALLE INSTITUTO DIOCESANO DE ESTUDIOS CANONICOS SN are Schiourre J.P, Elementi di Diritto Patrimoniale Canonico, Milano (Giuffre) 1997, Scuutz W., Kommentar zum Buch V, Die Zeitlichen Gitter der Kirche, MK I, con Althaus R.. TeEJERO E., Las Normas y los actos de la Conferencia Episcopal de Expaita en materia litirgico-sacramental, JC 32 (1992) 261-300. TING PoNG Le I, Bona temporalia in missionibus, principia, criteria, praxis, Roma 1978, Traserra J., La fundaciones pias auténomas, Barcelona 1985. Urso P,, Le strutture amministrative della Diocesi, Quaderni di Dir, Ecclesiale 1991, 336-347. Wenner J., Kirchliches Vermdgensrecht mit esonderer Beriicksigtigung der Verwaltung des katholischen, Kirchenvermégens in Preussen und in der Ostmark, Paderborn (3 edi.) 1940. Vizzarri A., Il Consiglio Diocesano per gli affari economici: costitu- zione, struttura, norme, ME. 119 (1994) 389 ss. VRoMANr? G., De bonis Ecclesiae temporalibus, Louvain 1934. Wernz EX. - Vipat P., lus canonicum, IV/2, P. 2, Romae 1935, 28 INTRODUCCION 1, BL TITULO DEL LIBRO Dv BONIS TEMPORALIBUS ECCLESIAE: DE TURE PATRIMONIALL |. La Iglesia tiene un pattimonio, que contemplado globalmente es im- presionante. Pero en este libro no se trata de ese "Patrimonio" como objeto Ade regulacién 0 cuidado, No es el objetivo directo del interés del legislador 0 pobernante eclesiéstico Ia atencién y preocupacién por ese “patrimonio hist6rico”, como lo podria ser el de un Ministerio del Patrimonio del Estado. En este libro se dirige més bien Ia atencién a unos bienes temporales que son necesarios y en cuanto se requieren para el sostenimiento de una organi- ‘icin y la financiaci6n de una actividad, orientada al cumplimiento de unos fines, en un mundo, que no puede vivir ni operar sin bienes materiales. Por eso no se trata tanto de un “patrimonio” existente, como de unos bie- hes, cuyo uso justifican y exigen la realidad visible y organizada de la Iglesia y la actuacién de su misién, que, si se tienen, hay que administrar correcta- mnente y, si no se tienen, hay que conseguir. Se les ve desde la funcién: esta funcionalidad es la que esta aqui en primer plano. Es todo relativamente sencillo, precisamente porque se trata fundamen- lalmente de regular esa funcidn instrumental de los bienes, que estén en movimiento, No es ni un tratado de economia, ni una opeidn de politica eco- némica, de otro modo no podrfa tener la continuidad que se manifiesta en la mayor parte de sus normas, 2. Destaca y resalta la eclesialidad de estos bienes: no estén las institu- ciones eclesidsticas al servicio de un gran patrimonio, sino unos bienes (flu- yentes) al servicio de las instituciones eclesidsticas y sus obras. ‘Se establecen unas formas Manas, que, en relaci6n a la consecucién de los bienes, tienden hacia la generalizaci6n de Ta libre y voluntaria contribucién, para que los fieles conscientes de su responsabilidad en la misién de la Iglesia la sostengan a ella y a sus obras. 2» 3. Bn los oficios eclesidsticos se acenttia ta funcién o fin espiritual, ten dlicndo a la transformacién del complejo s via exista, Se pretende en cambio la creacién de fondos comunes de bienes diocesanos © supradiocesanos con la necesaria administracin de miitiples masas estables y productivas, para atender directamente al mantenimiento de los servidores de Ja Iglesia y sus necesidades sociales y asistenciales, y las nevesidades comunes de la Iglesia, 4, Funcionalidad que no deja de manifestarse en la mayor importancia del derecho particular en esta materia: aumento de ta competencia de os Obis- pos y de las Conferencias Episcopales, y mayor autonomia de los estatutos particulares. Las condiciones completamente diversas de los distintos pue- blos y sociedades exigen, si se quiere dar funcionalidad a los bienes, que las coneretas determinaciones de su adquisicién y uso estén acomodadas a las circunstancias econdmicas y juridicas de cada situacién cultural conereta y de cada Estado. Las diferencias del funcionamiento econémico de las iglesias son ya bas- tante notables y Io seréin més, si los Obispos y las Conferencias profundizan en Ia elaboracién de reformas econémicas, que tengan realmente en cuenta las condiciones de cada sociedad y sus posibilidades. 5. Para ta recta administracién se enumeran los actos propios de la admi- nistracién, de cara a perfilar Ia tarea de los administradores, y se protegen con restricciones y controles, negocios juridicos con riesgo para la existencia, y operatividad de las personas juridicas. Estas normas precisamente serdn decisivas para encontrar el camino hacia una comprensién o los criterios que ayuden a discemir el concepto de administracién extraordinaria (o mejor de los actos de administracién extraordinaria): aquellos que, para poder ser rea- lizados por un administrador, requerirén la intervenci6n de quien preside la persona jurfdica 0 detenta potestad jurisdiccional sobre los bienes, dicho de otro modo: los actos que no podriin ser realizados sin més por el adminis- trador, habré que pensar que no son actos de administracién ordinaria, Se comprende que esta clarificacién es esencial, pues generalmente esti aqui en juego la validez de los negocios juridicos. 6. El Cédigo de 1983, aunque con variaciones notables, no difiere subs- \cialmente del Cédigo de 1917, en cuanto al esquema que utiliza para el slesarrollo de la materia, ni en cuanto al contenido de la mayor parte de las Hormnas, expuestas en él en los ec, 1495 al 1551. | NOTAS HISTORICAS ‘Antes de iniciar el estudio directo del derecho vigente ser conveniente Jive Hos entretengamos, aunque sea muy brevemente, en una visidn hist6ri- 0 indivativa sobre la evolucién del patrimonio de la Iglesia y de su régimen. No tiene esta visién otra pretensién que familiarizarnos por una parte un Jjoco con esta materia y con los problemas, que se le han presentado en la historia, y por otra que se abra lo més posible la perspectiva de nuestro de sstudio e investigacién. a Los inicios La Iglesia vivi6, en los primeros tiempos, de las oblaciones de los fieles {unto en especie como en dinero, aunque no exclusivamente de ello, sobre {oxo por lo que se refiere a uno de los problemas més acuciantes del pat inonio de la Iglesia, que es el sustento de los ministros.' Oira de las preocupaciones esenciales de las primeras comunidades cris- Alanas sera la atencién a los necesitados. Las obras de misericordia con los pobres y desgraciados de este mundo serd, desde el inicio de la vida de la Iplesia, solicitud primaria y consubstancial de la misma: ayuda de los que oscen a los que no poseen. Es tna expresién de la comuniGn y fraternidad tuistianas. Se manifiesta de modo peculiar en la comunicacién de bienes de Jay primeras comunidades De oblaciones de los fieles nos hablan ya los Hechos de los Apéstoles (Heh. 4 34-35) e igualmente s, Pablo en las Epistolas (I Cor. 9 6-14; Gal. 2 10). Pero también Pablo recuerda que é1 no era molesto y se mantenia con su trabajo ' stimonios de la primitive Iglesia en la Didach> 13, La Didascalia 2,265; la Trdlcidn Apostica ks Hp6u0 23; THKTULINNO, Apologeticum 39; S.CieRUNO, De Becesiae Catholcoe Unita 26 y ‘De Opere et Eleemosyna 14; S. WeNto, Adversus Haereses 4. 18.2. I tis, Das Kirchliche Vermogen von der ditesten Zeit bis auf Konstantin dem Grossen, usrbom 1876; G. Bovis, La propriet eclesiastica ela condlzione giridia della Chiesa i et preconstantniana, Milano, 1949; V. Det. Grune, La propriet eclesiasica eta condlzione della I ianas se vieron obligadas en los tiempos, en que la , como secta ilegt wecfa de eapacidad civil para poseer b rafces, a utilizar el nombre de coneretas personas, los obispos, 0 terzeras pi sonas, con el consiguiente peligro y con los riesgos que ello conllevaba, por requisamiento de los bienes de esas personas, si se les descubria como cristianos, bien por rotura del compromiso fiduciario. En todo caso la segu- ridad de los bienes era muy precaria y el uso de los mismos quedaba entor- pecido por las trabas legales.* Parece que a partir de la mitad del s. Il comenzaron las comunidades a poscer bienes rafces, de un modo o de otro, en forma colectiva: como cole- gios funerarios 0 como corporaciones toleradas sin personalidaé juridica, esto especialmente en los perfodos en que cesaban las persecuciones.* Ciertamente el decreto 0 Edicto de Tolerancia de la Iglesia de Constantino (313) deja claro, que las comunidades, atin en el tiempo en que fueron con- sideradas como "superstitio ilicita,” poseyeron bienes, puesto que habla de la devolucién de propiedades © posesiones. Las propiedades de los cristia- nos les pertenecfan no como individuos, sino como "ad ius corporis eorum" (non hominum singulorum). De todas las maneras las formas que presen- ta el patrimonio de las comunidades cristianas, antes de la permisiGn de ‘Constantino, no han sido aun definitivamente esclarecidas.* Dado que el patrimonio de la Iglesia en siya est al servicio del bien comin, cn un principio, fue liberado totalmente por Constantino de las cargas estata- Jes Fue una liberaci6n transitoria pues los sucesores s6lo lo liberaron de las ccargas menores (“munera sordida”) pero no de Tos impuestos extraordinatios.” Chiesa in etd preconstantiniana, Milano 1949; J. P. SceoverE, Blement di Dri Patrimoniale Canonico, Milano (Giuffee) 1997; Q. Auoea, DHE (Madrid 1973) 3.1888-1940: voz Patrimonio Eclesidstico. * CE. O, Roatens, Capacidad juridicapatrimonial de las comunidades crstanas ant el Estado de los siglo Fil, en Lex Ecclesiae, Estudios en honor del Prof. M Cabrero de Ant, Salamanca 1972, 83-116, 4 A. Ganctn, Historia del Derecho Candnico: El Primer Milenio, Sslamanca 1961, 147 63 F.. ‘Weasz-Vioat, lus Canoniewm 1V/2, 0.737, Roma 1935, + Las torts de Duchesne, Schorr yon Carosfel, Waltring, Rovini 0 De Visscher no hin sido gene ralmente scepladas, © Cod, Th, De annon LI, 1, I.y 12.2. 15. er W. PLOGH, Geschichve des Krchenrechtes J, cap. VIL, 01 1052 Cod. Th 1 16. 15; Cod. ust,10 48. 12, 2 LEI Derectio Romano favorecié también la validez. de las donaciones “mortis hechas ala Iglesia sin que se hubieran observado algunas formalidades, lepales." Junto a las ofrendas libres se inician pronto la ofrendas de los fieles en in de la administracién de los sacramentos y de actos de cult.” Sujetos de la propiedad del patrimonio eran las iglesias episcopales (la comunidad local) y era el Obispo, con Ia ayuda de los clérigos, en concreto le los diéconos y de laicos, quien desde los tiempos apostélicos administra- tha aquel patrimonio de Ia iglesia particutar.'® Los bienes forman pues un tinico patrimonio en la comunidad particular, y (on este patrimonio se atienden los fines de! mismo. El Obispo administraba, sogtin su criterio los fratos del patrimonio, que se acumulaban, y las oblacio- ties de los feles, atendiendo tas propias necesidades, las del clero en la iglesia ‘jedral, en las iglesias rurales y en la misiGn deambulante, as como las obras de caridad y 1a atencién a los miembros necesitados de las comunidades. Con el aumento de los ingresos y la acumulacién del patrimonio, y al inismo tiempo con el aumento de la actividad ministerial y crecimiento de Jos asuntos a tratar por los obispos, fue disminuyendo la intervencién perso- hal de los mismos en la administraci6n del patrimonio. No tard6 a este res- ecto en hacerse necesaria alguna regulacién y asf el Concilio de Calcedo- hia, de 451, dié la norma general de que el Obispo nombrase, de entre los ‘clérigos, a. un EeGnomo especial del patrimonio de la Iglesia," el cual debia suministrarlo bajo vigilancia del mismo. Ya en el tiempo de la caida del Imperio Romano de Occidente, y quiz chido a des6rdenes por parte de los obispos 0 de los ecénomos, aparecie- ton las primeras disposiciones, que se referfan directamente al empleo de los bienes eclesisticos. Dispuso el Papa Simplicio en 475, que el patri- Cai. Th, De annon 11,1, ey 12,2 15. Ver W. Pulemt, Gesciche des Kirhenrecttes J eap. VIL Hot 1057 Ca Th, LL 16.15; Cod. lust, 1048.12, Col Theod, 16.2.4; Cod lust 6.23.15; 1.3.28 Staiia Ecclesiae Antiqua, ec. 22, 49, 6, 60, 86 (todos recogidos en el Decrsto); Conclio de Gangres (, a, 350), ec. 7 y 8; Concilio de Vaison (a. 442) ce. 2 y 4 (este Gio recogido en Giraciano C.2 4.13 €. 10), © ©, 10g. €51;€ 2441.23 (Cons, Antioguia 341). ' Conslio de Caleedonia¢. 26, COD, 99. C. 164.7 26. ¥ ¢.12g2628 eT monio eclesidstico fuese destinado a cuatro fines por partes ipulles: al obispo, al sustento del clero, a los pobres y al culto y mantenimiento de los templos." Norma que fue confirmada veinte aftos después por el Papa Gelasio (494),!* A partir de aqui nos referiremos primordialmente a la Iglesia latina 2.2. Bdad Media Aquel patrimonio de ta iglesia particular concentrado y unido en las manos del Obispo, fue con el transcurso del tiempo fragmentndose por la multipli- cacién de las iglesias rurales, y también en parte por la institucidn del as “igle- sias propias”."* Por otra parte la consolidacién del sistema beneficial separd y resolvié el concreto y grave problema de la sustentacién del clero, con la ere- aciGn junto al oficio de un ente patrimonial independiente, el benefico. Cuando desaparece la vida comin de los elérigos y se va desarrcllando el sistema del "beneficio eclesidstico” se produce una desmembraci6n de deter- minadas partes del patrimonio que van a las diversas instituciones. ¥ asf apa- recer‘in masas patrimoniales separadas (peculia profectitia), que en cada iglesia acostumbraron a estar separadas: el patrimonio de los beneficios, de Jas causas pias o fundaciones (luego fondo de escuelas o pobres)." Después de que entrara en crisis la unidad del patrimonio de la iglesia part ‘cular (Diécesis) y su administracién, cada uno de los sujetos o unidades cultua- Jes, en que quedé dividido, para cubrir las necesidades del culto y de los gastos ‘de manutencin (de los edificios) se convirtié en una unidad patrimonial ecle- sidstica independiente: la fabrica (el eratio de la Telesia, 0 la caja eclesiéstica).”” Ver G. Mawcnez Diez El parimonio eclesidstico en la épocavisigoda, Madi 1959 4 ©. 1242625, Bsa norma no fe publcada en Espa, que sig una distribucidn triantt: obi os, lero catedraicio, iia de las less. En Ia plsis ruraes 23 partes eran pata el obispo, ‘quien cargaba con la conservaciGn yreparacidn de los templos. Cone. de Osleans (511). 11; Cone de Tatragona (516) c, 8 (pero ver Cone. II de Toled c. 3, 1V de Toledo e. 15 y Cone. de Sevilla IL 9 sobre el tem). Confrmada en Concilos: Braga, 1 (561) c. 7 y I (572) . 2; 1V Toledo (633) «€. 33; VII Toledo (646) c. 4; Méxida (66) c. 16; XVI de Toledo (683) c. 5 y convetidoen ley civil: Pucro Juzgo (ed. Real ap. 6) 5 1.5. 5 A, Garcia, |e, 268 "© Cuando ya nose atiende a la conservacién y embellecimiento de los tempos por las rntas dedi- ‘cadas al elero, ee mismo pueblo quien asegura la consruccin y conservacié consttuyendo los Patimonios denominados "abricerias” © VerDe. Groce, Beni. 210; ALDEA, vor: Patrimonio clsidstico, DHEE (Md 1973) 31888-1940: 4 Cuando desaparecié I terminé también la funcién del Eeénomo: Los bienes de la mesa episcopal fueron administrados por un oficio pecu- liar (vicedominus). FI patrimonio del Cabildo por uno de los capitulares, en general por el Archididcono 0 el Preboste del Cabildo. Los bienes beneficiales por el beneficiado correspondiente. En cuanto a las fibricas: 1a administracién de la fébriea de la Iglesia Catedral fue Hevada por el Obispo, por el cabildo catedral o por ambos. La de las Colegiatas por el capftulo. La de las parroquias y otras iglesias por el [nirroco y por los beneficiados. En iglesias de cofradias o institutos religio- sos por la misma cofradia o entidad.'* ria de Ia Iglesia particular, Estas medidas tenfan también el objetivo de separar el patrimonio parti- cular de los elérigos del de la Iglesia, del que aquellos eran administradores, evitando ast la utilizacién para fines personales y el riesgo de una transmi- siGn a familiares o parientes. Estaba este peligro en relacién con aquellas sraves plagas de la Iglesia altomedieval de Ia simonia y del nepotismo, La lucha contra estos males, especialmente de Gregorio VII (1073-1085), tuvo objetives concretws. evitin megociar com Lienes Ue la Iglesia © propivs pur purte de los clérigos o prohibir préstamos por los graves riesgos y, sobre (oxo, controlar la devolucién de los bienes que administraban los clérigos cuando éstos fallecfan, saliendo al paso de intentos sucesoris de parte de una posible esposa ¢ hijos del clérigo."" En general al principio la administracién de las iglesias se hacia con exclusién de los laicos,® aunque luego en muchos sitios se dio alguna parti- cipacién. En razén sin embargo de dotaciones de los miembros de la comu- hidac, y muy particularmente en atencién a la obligacién de avalar la comu- hidad cuando eran insuficientes los bienes de la fabrica, con el tiempo en iilpunos lugares se fue haciendo costumbre a lo largo de la Edad Media el aque la comunidad tuviera parte en la administracién de los bienes. Junto al [nirroco y bajo su autoridad se establecié un organismo, del que formaban Sue ello A. VaN Hove, Les fabriquesdeplises, Louvain 1908-1911 Couy, vor Alienation, DDC I Pais 1935), col, 408 ss " D.89, €5 ;€. 164.7 6.22 Cone, Sevilla X 12.10; X 143. 35 parte parroquianos, con la tarea de administrar bienes, con muy diversos nombres: provisores, procuradores, curati, vitrici, magristri fabticae, altir- manni.2' No se trata de representantes de la comunidad por derecho propio, sino de designados bien por el parroco o por la comunidad, que en todo caso. debfan ser confirmados por el obispo y que podfan ser destituidos por el parroco. Por lo que respecta a la misma administracién estos organismos se regian y estaban sujetos a as normas comunes. Alo largo de la Edad Media, el patrimonio eclesidstico ira adquitiendo un enorme desarrollo por la magnanimidad de las donaciones de los princi- pes, la prictica de los diezmos y por la generosidad de los fieles, por tn lado, Y por otro, a causa de la legistacidn severa de la Tglesia en cuanto al control sobre el uso de los bienes para el cumplimiento de sus fines y a causa de la legislacién restrictiva en relaci6n a la enajenaci6n de los mismos.” Los bie- res no estaban “extra commercium," como las cosas sagradas; pero para su cenajenacién se requeria licencia del superior jerdrquico. EI patrimonio de la Tglesia estaba en general, como se indic6, sujeto a las ‘cargas pliblicas comunes, En consonancia con las disposiciones de los empe~ radores romanos, tampoco entre los Francos existié inmunidad general de impuestos sobre los bienes de la Iglesia. Estos estuvieron libres solamente de aquellas cargas de las que expresamente el Rey concedia, y el "mansus” vvinculado a cada iglesia parroquial. Pero a las cargas comunes se afiadian muchas cargas extraordinatias, asf los "dona gratuita" de obispados y con- ventos al Rey, la hospitatidad que le debfan en sus viajes, los servicios de coste y de guerra por causa de los juramentos feudales (juramentos de fide- lidad: Reichslehen) y muchas imposiciones 0 exigencias arbitrarias. Por ello cn realidad Ia Iglesia hasta muy entrada la Edad Media no goz6 de inmuni dad real. La situaci6n fue cambiando y en el III Cone. de Letriin (1179) la Iglesia exigi6 exencién total de impuestos sobre los bienes, de medo que sélo en casos de necesidad piblica podfan éstos, con autorizacién de los obispos y en su caso del Papa ser reclamados.” Mor. Lest, Mist dela Proprieé Eeelésiastique en France aux poque merovingienre et caro lingienne, 4 vol, Lille 1910-1935. La lesa revindi su derecho a legisla en esta maria, X 326 11; X 127, © X34 9;VE324; Cla. 317; Ext Com 3 13, En especial X 3.44 y 7. 6 Desde la 6poca de los Merovingios se produjeron, a pesar de solemnes Concordatos y de Normas Constitucionales, secularizaciones unilaterales (c.d, usurpaciones) de bienes eclesifsticos por parte de los poderes pibli- cos, El emperador Federico I concedié exencién total de gabelas; pero a finales de la edad Media los Reyes frecuentemente usaron bienes eclesias- ticos para fines 0 necesidades estatales. Las normas eclesidsticas declara- ban las usurpaciones del patrimonio eclesidstico sacrilegas, haciendo referencia a las penas divinas del Antiguo Testamento por los robos en el jemplo. En el siglo XII aparecerdn corrientes de pensamiento, que pondrén en cniredicho la dimensi6n jurfdica y la capacidad patrimonial de la Iglesia, que 4n condenadas en los concilios de reforma medievales. Negard también :\la Iglesia el derecho pleno a poser Marsilio de Padua, muerto en 1343 en Munich, defendiendo el dominio eminente de la autoridad civil sobre todos los bienes, y que fue condenado por el Papa Juan XXIL.Y ya en el siglo XV Juan de Wiclef.# y Juan de Hus.” préximos a Marsilio de Padua seguirdn las ideas espiritualistas, negando ta autoridad eclesistica y pronunciéndose contra tos bienes de la Iglesia. 1 Concilio de ‘Irento afirmara Ja doctrina de la Iglesia en materia patri- monial. Todas estas corrientes relacionadas a su vez. con las ideas sobre la jurisdiccién, convergerdn en las corrientes que sern desarrolladas por el Protestantismo. SPRLMAN, Der Gotterraub seine Geschichte und sein Schicksal, (ead, inglesa de L. Gx CCondeshore), Regensburg 1878. Propugn la renuncia al poder temporal ya las iquezasy la vuelta ala pobreza evangélica Amaldo dd Brescia. En el Conciio Lateranense II (1179) fueron ya condenados ls Citaros, y en el 1V (1215) Io Fuezon los Abigenses, -Waldenses, y ots grupos Suan de Wielef, reformador inglés, nacido cia 1320, profesor de Teologa, se oposo a toda forma de poder temporal del Pepa, conden lariqueza de la Jerarqua, puso a la Biblia como tinico fun ddamento de la fe y de lay de las leyes de la Iglesia. Fue condensdo en el Concilio de Constanza (1415), Enciclopedia Cattolica, vol. XI, voz Wieif, col. 1722-24 Juan de Hus, reformador nacido en Bohemia en 1369. Con ideas muy préximas & Wielef, nego la sutridad eclesastica y fue también condenado en el Concilio de Constanza (1415), Enciclopedia Cattolica, vol VI, voz “Hus Jan, col 1513-1516. NaZR., DDC, vor: Biens Ecelésastques ou temporels, col. 838. a7 2.3. Epoca postridentina Con el Protestantismo el patrimonio eclesidstico sufrié graves deterioros: muy particularmente en los Estados que permanecieron protestantes. Los bienes pasaron practicamente al control del Estado. Las guerras, que con el Protestantismo asolaron durante decenics Euro- pa, supusieron y trajeron grave menoscabo a los bienes eclesidsticos, tam- bién en los Estados Cat6ticos, A pesar de ello en los siglos XVII y XVIII el patrimonio de la Iglesia seguir siendo notable,” y los bienes culturales que hasta entonces habfa producido y conservado de valor incalculable: edificios, archivos, bibliote- cas, obras de arte, hospitales, obras de asistencia social e instituciones de ensefianza. Respecto a la Inmunidad: el Concilio Tridentino insisti6 nuevarrente en el respeto a la Inmunidad Eclesidstica,*” aunque sin éxito. De nuevo el patrimonio eclesidstico sufrié gravisimos perjuicios, quiza los mayores de Ia historia, con las desamortizaciones de los siglos XVIII y XIX, que se sucedieron en los distintos paises de Europa! Si todas las ventas y negocios con bienes eclesidsticos hechos po: los se- cularizadores eran desde su inicio invélidos, ** y quienes los compraban estaban obligados a devolverlos a la Iglesia, ésta por su parte, sotre todo después de las condonaciones y pactos con los Estados, ante las consultas sobre el particular, a causa de intranquilidades de conciencia, para evitar esos problemas se manifest6 en favor de los que se hallaban en posesién de esos bienes.* Las masas patrimoniales suftieron con la usurpacién de los bienes graves pérdidas; asi también las fabricas. A estas se afiadieron en el caso de las ® Bn 1704 las reas totals de la gkesia de Espafia eran de 401 millones de reales (ncuicos 368 de diezmos) y conubuyé a las cargas del erario nacional y carga piblicas con 143 millones (un 30% de sus renias), Mosv\2a, Derecho Patrimonial, p. 431 » Sess. XXV de ref. €.20, COD 795. 2 En Espa futon especialmente importantes la desamortizaciones de los aos 1820, 1834 y 1836, 1837, 1841, 1855, y 1858, = x31312 Pumsts G., Vermischte Schrifen, 2 B., Wien 1856, p. 389. 8 fibricas a desaparicién de los diezmos y primicias, de modo que con el tiempo, para su subsistencia, quedaron practicamente a merced de donativos, colectas, tasas y oblaciones. Desde el siglo XIX los ingresos de las fabricas en realidad consisten en entradas de bienes materiales por donaciones libres, oblaciones y tasas por uso de carillones, por tumbas, intereses de capitales, sillas o puestos en las iglesias y de impuestos eclesiasticos.* {A partir del Concordato de Napoleén (1805) se inicia un nuevo sistema de financiacién de las iglesias, mediante Ia subvenciGn estatal a cargo del presupuesto del Estado, fruto de la concordia con la Santa Sede, para paliar de algén modo la penuria en que se deja a la Iglesia como consecuencia de Jas desamortizaciones y para resolver el problema de los bienes usurpados hecho afectars de un modo acuciante al problema de la sustentacién del lero, que se verd todavia mas afectado por la industrializacién y la caida del valor adquisitivo de las dotes de los beneficios eclesiasticos; el sistema como. tal ya no se recuperard ni podra utilizarse en las nuevas cristiandades. Las formas coneretas de los acuerdos concordatarios en relacién a las subven- ciones a la Iglesia (0 al culto y clero), serin diversas y se irén sucediendo, especialmente en Europa y America, alo largo de las turbulentas vicisitudes politicas del siglo XIX." En este contexto también hay que tener en cuenta | Cuestidn Romana, de trascendencia mucho mayor que el mero hecho de la financiacién de la Iglesia, después de la usurpacién de los Estados Pontificios, pero que Jo inclufa en especial por lo que se refiere a la Santa Sede, y que no se resolveré hasta los Pactos de Letrin de 1929. Nacen también otros problemas con la floracién, a partir del siglo XIX, de congregaciones religiosas, dedicadas a Ia ensefianza y obras asisten- ciales y la clasificacién de los patrimonios raices y el incremento de los imismos. Con frecuencia para tos grandes y notables edificio:eatedales,colegiatas, hay otros ingresos por ‘euerdo con el Estado, Conconaos o Bulas (Cizcunscripionsbullea), en los que se crearon algunos Fondo para su conservacién, "AR. Gowzsez ARMENDIA, Sistemas histricos de dotaciin del Estado Espaiiol a la Iglesia Fspatola (sigios XIX-XX), Salamanca 1990. 39 2.4, Los tiempos modernos En los tiempos modernos y modernisimos, a parte siempre del notable patrimonio histérico y cultural eclesiastico, que a pesar de todo sigue en pie, el patrimonio vivo 0 Ia financiacién de la vida y obras de la Iglesia presenta ‘una enorme diversidad en las diversas iglesias particulates, condicionado por la historia, por la situacién econémica de los pueblos, la presencia de los catélicos, y las actitudes del Estado ante el derecho de libertad religiosa 0 ante la misma Iglesia Catélica. En general, a pesar de tratarse de un servicio al bien comtin y de la atencién o asistencia al desarrollo del ejercicio de un derecho fundamental, recibe escasa atencién por lo que se refiere a las car~ gas sociales ¢ impuestos, las més de las veces sin consultar a la Autoridad Belesidstica. En otras coyunturas los actuales sistemas politicos han liberado a los bie- nes de la Iglesia de impuestos nisticos 0 urbanos, 0 le han concedido exen- ciones 0 beneficios fiscales por legados o donaciones. Y se le reconocen los beneficios que el ordenamiento juridico concede a asociaciones 0 institucio- nes sin fines de Iucro. Es uno de los temas que suele entrar como materia casi obligatoria de los concordatos de los tltimos tiempos y que se :esuelve diversamente segtin las concretas citcunstancias, la historia y la tradicién de Jas naciones, Los Estados han ejercido también en estos tiempos una vigilancia sobre Ja administracién de los bienes de la Iglesia, especialmente en aquellos en los que el Estado dio o exigié a la comunidad parroquial una participacién mayor en la administraciGn del patrimonio o subvenciones de la Iglesia y al conceder a los Stganos de esa administracién una autonoméa frente a las autotidades eclesidsticas.” Con todo en las democracias modernas se han dado otros fenémenos distintos: unas veces los Estados han destinado una dotacién a le Iglesia para la realizacién de sus fines, Son notables aportaciones, muchas de ellas en atencién a las prestaciones importantes sociales de la Iglesia. Otras en base al reconocimiento de la religién como factor piblico y ele- % Pio IX declarsexréneo el que se negara la Ilesia la inmunidad de impuestos, Syllabus, nn, 30,32. Cuando se ha pretendido que los bieneselesstios estuvieranpricticamenteen a exclusiva depen- Monevsey, GR, Acquiring Temporal Goods forthe Church’s Mision, Jurist 56 (1986) 586-608, "© LG 8; GS 76; CD 23, 28; PO 19, 20,21 DIT 13. 4“ EL argumento adquiere peculiar valor y claridad en una sociedad demo- ica, en la que el reconocimiento de los derechos de ta persona es bisico Y primordial, desde el derecho de libertad religiosa. Negar en efecto a la Iylesia la capacidad de adquirir y administrar bienes temporales es imposi- bilitar la presencia de la Iglesia Catdlica en el tiempo y en el espacio. Lo cual ‘euuivale a negar ta libertad religiosa, La necesidad de estos bienes esta en rolici6n con la misi6n visible e histérica de la Iglesia y con la posibilitacién dd la préctica de la religién para los catélicos." 2) Argumento de Derecho Natural (o desde los derechos fundamentales del hombre) ELderecha de asociacién es un derecho natural, reconocide como derecho fundamental humano, contenido en Ia carta de los derechos humanos.'? Pero pra la consecucién de sus legitimos fines una asociacién necesita poder dis- poner de bienes temporales. El derecho a disponer de bienes temporales es propio de toda asociacién legitima, para el cumplimiento de sus fines; es por lanto una facultad que deriva del derecho mismo de asociacién del que es orrelativo, Porque reconocer el derecho de asociacién y denegar el derecho tke poseer bienes y disponer de ellos, serfa una ficcién y en la prctica la nega- del mismo derecho de asociacién, La Iglesia por tanto, como asociacién legitima, tiene el derecho y la capa- idad de disponer y de utilizar bienes temporales para la consecucién de sus fines. No necesita la Iglesia apoyarse en su fundacisn divina para exigir el econocimiento de este (y de otros derechos) en una sociedad pluralista: ‘sige solamente ef respeto a los derechos fundamentales de las personas, FE apoyo en los derechos fundamentales aporta en nuestro caso una segun- th importatisima matizacién, Bl derecho de asociacién no es solo un derecho yreneral, es también con sus especiales caracteristicas, una de las manifesta- tones o expresiones en que se desarrolla el derecho fundamental de libertad ede leerse a este respecto la LG a. 8. Decaracion Universal de los Derechos Humnanos, n 20. Libertad religiosa e¢ un derecho matriz que se despiega en un conjunto de manifestaciones 0 vlvdenos derechos: a iberad de coneienia, a libertad de clos, a libertad de reunign y de aso ‘iacién por motives religiosos, la libertad de ensefanza religosa, In objecién de eoaciencia por notin reigioso ” religiosa."" Este argumento podifa desarrollarse en favor especificamente de as confesiones religiosas, en orden a una clara formulacién y reconocimiento. del derecho de libertad religiosa o ideol6gica en los ordenamientos civiles.'* As{ pues defender o reconocer el derecho de la Iglesia a poseer bienes temporales no es defender un derecho peculiar o privilegiado de la Iglesia. 3) Fundamento histérico: la préctica constante de la Iglesia Desde los origenes Ia Iglesia ejercié este derecho a poser bienes. Concilios y Papas defendieron este derecho y lo reclamaron ante las autori- dades civiles y, cuando se dio el caso, protestaron ante confiscaciones, espe- ccialmente ante las irracionales leyes desamortizadoras del s. XIX. Pero tam- bign defendis ta Iglesia este derecho frente a corrientes extremas centro de ella misma. Esta préctica constante muestra que la Iglesia entendi6 y entien- cde que la propiedad y uso de los bienes temporales no se oponen a su misién, Esto no impide la actitud critica necesaria de la misma Iglesia de vigilar con- ‘tinuamente, para que prive siempre la parsimonia en el uso de los bienes, puesto que la Iglesia debe anunciar el evangelio a los pobres.'> 5. Los Bienes Eclesiisticos 5.L, Concepto Por bienes eclesidsticos se entienden todos los bienes temporales que per- tenecen a Ja Iglesia Universal, a la Santa Sede y a las personas juridicas piiblicas eclesissticas, c. 1257 § 1. Sin querer entrar en una discusién mayor entendemos aqué por “tien tem- poral” todas aquellas cosas que por su misma indole natural se ordenan a pro- ccurar en la tierra la mera felicidad humana, tanto si son de naturaleza mate- rial, como ventajas provenientes de servicios o prestaciones humanas, "que son objeto de derecho (de la facultad de disponer de ellos) y como tales tute- Jadas por el mismo. Si les falta la primera cualidad no son bienes, siles falta Ja Gltima carecerfan de relevancia para el derecho. Bate derecho es en realidad el que da contenido a a libertad de pensamiento, " nodo de tos Obispo de 1971: Convenientes ex univers, mn. 79-80 EV 4, pp, $00- 338, "© Aspecto descubierto ya por el Derecho Romano, D 16 49 (Ulpiano): “Bona temporala eo dicun ‘ur quod bean, hoe est beats faclunt; Beare es prodesse 3 No son pues bienes eelesiisticos los que pertenecen a cualquier persona juri- nica, aunque todas sean sujetos capaces de adquirir: lo que caracteri- ‘111 los bienes eclesisticos es el pertenecer a una persona juridica pablica.”” Patrimonio de la Iglesia 0 Eclesifstico es pues un concepto juridico hivevo, urgido por Ia introduccién de la persona juridica privada, que com- prende todos, pero s6lo, los bienes temporales que pertenecen a las personas Junidicas piblicas de la Iglesia Esta determinacién ha conllevado la consecuencia légica de una diferen- iacidn en el régimen jurfdico de los bienes. Asi: 41) los bienes eclesidsticos se rigen por las normas de los ciinones y por lo lispuesto en os estatutos de las respectivas personas juridica ptiblicas; by) los bienes en cambio de las personas jurfdicas privadas se rigen por las formas de los propios estatutos, no afectindoles las normas del libro V del Cisligo, a no ser que expresamente se disponga que les afecten, c. 1257 § 2. §.2. Clases de bienes"® 4) En el Cédigo se mencionan ocasionalmente los bienes mucbles, inmue- bles, culturales, derechos y acciones personales y reales." Pero el Cédigo no da exprofeso ninguna enumeracién, definicién ni clasificacién de los mismos. Dilo sin embargo que en el c.1259, a seftalar los modos de adquisicién de bie~ ‘hes temporales, se menciona el derecho natural y el derecho positivo (el de cada ‘wtci6n), y que en materia de contratos el Derecho Canénico canoniza substan- ialmente 1a legislacién civil, c.1290, se podria deducir, que, en relacién a la \lefinicién y clasificacién de los bienes, el Detecho Canénico adopta lo esta- blecido por las leyes civiles respectivas.® No estard de més que recordemos qui, aunque esquemiiticamente, la clasificacién tradicional de los bienes*": ica can Sole los eonceptos de persona jurtea privaday publica, c. 116, Deisivo es que unas actan en tombe dela Iles y otras no, Nar Ry Blensecciésiatigqus ou temporules,en DDC (Pats 1937) 2:836-2841; Vnomanr, Ge S1U4; AR, A, Privilegin econdmicos de la Iglesia Espatola, (Bilbao 1973) 49-62; Ln, D., De iar patrimoniali, Roma 1973, 89-97; Mostxza, A. Derecho patrimonial. en Nuevo Derecho Caninico, Madrid 1983, 492-3; Azwaa, F, Le. 35-38; Du Paous, V, Le 9-11 Ce 1270, 1283, 2, 1285, 1302 § 1, 1305, 1376 wa el Derecho Esparol puede verse cl CC. arts, 333-347 Divisién ya cisiea en el Derecho Romano, Guo, Ist. 212: “Res corporles sunt, quae tang pos- sunt, incorporales, quae angi non possun. 3s © Corporales 0 materiales, que a su ver. puedes s Muebles: Fungibles. No fungibles. Inmuebles. ‘* Incorporales o inmateriales: Derechos personales, derecho de autor, de herencia, Derechos reales, usufructo. Obligaciones.”” b) A pesar de ello hay que tener en cuenta, por su especial importancia |juridico-canénica, dos clases de bienes, que menciona el Cédigo, y que excepcionalmente estén definidos en él b.a) Los Bienes Sagrados, c. 1171 Se entiende por bienes sagrados, aquellos bienes muebles c inmuebles “destinados", mediante bendicién 0 consagracién.” al culto divino o a la sepultura de los fieles. Por esta dedicacién al culto se daa las cosas un cardéc~ tet spiritual 0 sagrado y se les coloca en una situacién juridico-canénica peculiar, pues no pueden emplearse para usos profanos 0 impropios. La condicién de cosa sagrada se puede perder, mediante Ia execraci6n: por decreto del Ordinatio, o al perder la consagracién 0 bendicién por ser. destruidas en su mayor parte." Los bienes sagrados en cambio no son una subclase de los bienes ecle- sticos, puesto que a estos no los determina una cualidad objetiva de ellos, sino el sujeto que tiene la titularidad sobre ellos.” Los bienes sagrados pue- den pues ser bienes eclesiasticos 0 no serlo, aunque el uso de los mismos debe siempre respetar su condicién, lo cual no impide que puedan ser obje~ to de compraventa, de donacidn o de otros contratos. ® Garo, idem 14: “Incorporale est quod in tre consist: ® La bendiciony Ia consagracion son itos, por ls que se dedican Tos bienes tempore a una final dad religiose, aunque segin sea una v ora con distinta estabildady formalmente cor diversasolem- nidad (en la segunda se utiliza deo o ersma, en la primera agua bends). Ver el c. 1217, donde se preceptia que las catedralese iglesias parroquiaes deben ser consagrades y no solo bendecis % Ge, 1211, 1212 y 1222, * Asi un oratorio privado o un Santuaio que sea propiedad de un Ayuntamiento no son bienes ecle- slsticos, pero sf son bienessaprados. 2 hub) Los bienes preciso Son bienes preciosos aquellos que tienen un valor notable por razén de ‘inliptiedad, por razones artisticas © hist6ricas, por raz6n del culto o también ie la materia de que estan hechos.% Los bienes preciosos de los que aqué se habla, constituyen una subclase lv los bienes eclesidsticos, puesto que aqui solo tratamos y nos interesan los Hienes preciosos en cuanto y porque son eclesidsticos, es decir pertene- ‘lentes a personas jurfdicas priblicas eclesidsticas. A pesar de que las bases para la determina 4s, los criterios coneretos no son ficiles de precisar. Y sin embargo la iloterminacién del concepto de bien precioso es importante, dado que de ‘Ilo depende 1a necesidad de cumplimentar ciertas condi i para su administracién y enajenacién.” En la préctica para determina si un bien es 0 no precioso hay que atenerse a lo que establezca la Conferencia ido por normas estatales. La Conferencia Episcopal interviene en ‘uanto que debe fijar cual es la cantidad minima, a que ha de ascender el valor de un bien eclesiéstico, para que en su enajenacién se requiera la Hicencia del Ordinario, c.1292. Tomando pie de esa decisién habrii que cir, que solo cuando un bien Hegue a tal valor, se podré pensar que alcan- y4 ln categoria de precioso."* h.c) Los bienes culturales Una categoria de bienes que es necesario mentar aqui y que en cierto sentido es semejante a la de los bienes preciosos, aunque no se identifica von ellos, y constituye de por sf una clase de bienes, con importancia espe- cialmente en relacién con la legislacién civil, es la de los Bienes Culturales. El concepto es un concepto de sf civil y tiene importancia por ‘uanto el Estado se atribuye a si mismo la tutela del patrimonio cultural de * tose deduce de lo que sabre tales bienes aparece en Ios ee, 1189 y 1282. CIC 17, 1497, los esr como “aquellos que tienen valor notable por razéin del are dela historia o de a mate Yéanse fos ce. 1291, 1292 § § 1 y2 ® Si solo partic de ta cantdad meroce un bien una proteccién especial, hay que deducir que solo tn bien que merece tal peotecidn podrs considererse precios. 3 tuna nacién, incluyendo entre los bienes culturales todos aquellos que estin ‘comprendidos dentro de lo que las leyes tienen como tales, sea su titular, y en consecuencia también los de la Iglesia.” Esta califica- cin no les cambia la titularidad, pero los somete a las normas estatales que lo protegen y son tenidos en cuenta respecto a los beneficics que los tutelan, condicionando en mayor o menor grado el uso de los mismos. El Cédigo solo los menciona (¢. 1283, 2),” sin ocuparse de especificar el con- cepto, sin embargo son objeto normal de los pactos o concordatos de la Iglesia y los Estados. 6. Una aclaracién terminolégica El tltimo punto que recogen los cénones preliminares es una gclaracién terminoldgica como sucede otras veces en cdnones introductorios de distin- {os libros 0 tftulos del Cédigo.” Es una regla de lenguaje que facilitaré Ia cla ridad y la simplicidad de los textos. En este libro del Cédigo “Iglesia” designa no solo a la Iglesia Universal ‘a la Santa Sede, sino también a cualquier persona juridica pablica, a no ser que por el contexto o la naturaleza misma de un asunto conste otra cosa. Es 6: in de bienes eclesisticos, a fin de una declaracién coherente con la defini evitar en lo posible confusiones. La regla terminol6gica se entience a partir de este canon. * Comprenderd bienes arquitectonies, obras de arte, objets precosos, sin olvidar el patrimonio bibliogratico y arehivistco. ™ ‘Se intrduceen la revisin del esquema del Cédigo de 1980 (c. 1234, 2, Comm 13 (1881) 286 (ver tambign idem p. 280), * S.C. pro Cleticis, Literae ctculres a Praesides Conferentiarum Episcopalium Opvera arts de cara pasimoniihstrico-anistcl Bclesise, 11 de abil de 1971, AAS 63 (1971) 215- 317, G. Faaiciaw, beni cultural Beceiastici. Dat accondo dl revision del Concordat Lateranense alla ‘recente ntesa, Vitae Pensieso 80 (1997) 493-507; P FerkaRi DA PASSANO, 1 tntesa sti ben cute ‘uli ecclesiasii, La Cvilté Cattolica 1481 (1997) 461-473; Icuacen D., Diccionario del aavimonio cura de a Iglesia; Stk E., Manual de Archives, Madrid 1999 (en special el cap. 1X, donde se ocupa de la definicion del patrimonio cultural de la Iglesia y de su tte). Corea C-AnneDoxno J, Cidigo del Parimonio Cultura de a iglesia, Mackid 2001 (Edice), Sabre inven- taro y catalogacin ver la Letra Crvolae de la Comision Poatificia para los Bienes Cultrales de a Ialesia dl 8. 12.1999. (OR 16.3. 2000) % Ase 1061 en ls inttoductorias de matrimonio, 4 ©. LOS CANONES® |, Derecho nativo de la Iglesia, e, 1254 § 1 La Iglesia Cat6lica, por derecho nativo e independientemente de la potes- {ad civil, puede adquirir, poseer, administrar y enajenar bienes temporales para llevar a efecto sus propios fines."* EI derecho nativo a los bienes temporales se predica de la Iglesia Catética, que se entiende Ia gobernada por el sucesor de Pedro, en la que subsiste la Iglesia de Jesucristo, c. 204. Es un derecho originario, por su propio ser (prescindiendo de cualquier derecho: el de asociacién), como lo 5 para los sujetos colectivos primarios, los Estados, en raz6n de su propia cexistencia y soberanfa, Si en estos el fundamento reposa en la misma natu- raleza social del hombre, en la Iglesia reposa en la voluntad fundadora de Cristo, De este derecho originario, nativo, de la Iglesia Cat6lica como tal, deriva el derecho a poseer bienes temporales de los demas sujetos existentes en la Iglesia, El canon es la formulaci6n juridica de un principio 0 verdad teolbgica (dogmitica) sobre la Iglesia, que para la misma Iglesia es desde la Teologfa evidentemente indiscutible.”” Si se formula en el Derecho Canénico es sobre "J.C. Pénstr, Les bens temporels de I Eglise:comentare des canons 1254-1310, Fribourg1996 % Fuentes det canon son: Syllabus, propositio 26; CD 28, 31; PO8, 17, 20,21 DH 4, 13. 14; GS 76; LLG 8; MP Ecclesiae Sanctac I, 8; Directorio "Beclesiae Imago” 117 e, 136, 137; De sucerdocio ‘ministerial, Pars Ml, 4 Sinodo de los Obisps de 1971 CC. 1254 § 1: “Beclesia Catholica bona temporaiaiure native, independerter a cvili potestate, scquior,retinre, administrae et aienae yet ad fines sbi propros prosequendos.” Se ha supe mid laexpresién'st Apostolica Sedes” (ef. CICIT . 1495) no era necesaria pues se identifica con a Iglesia, de fa que es a represenacignlegtima, “Aqui, retoner, administra, enajenar estos son los negocios, en que se resuelve el derecho sobre los bienestemporles La enumeracisn es mas ‘completa que la del Cdigo anterior, pero no es una enumeracinexhaustvs. Nil aici de “ena jenac” conlleva el elificarexte acto como un negocio distinto de la administracion, La expresin ‘independener a cvli potestate", se atadié en la hima redaccién del Codigo, habia sido supe rmidaen los esquemas primeros, Comm 12 (1980) 396 © El canon no se compromete ninguna ous afinmacidn, especialmente respecte las iglesias no ulicas; ni jstificaningin derecho de ella desde Ia fundacién de la Iglesia por Jesucrist, en «las no subsist la Iglesia fundada por Jesuerisio, sno elementos de cla, LG 8 * Dos veces aparece la expresién “is nativun en los cénones de este libro, c. 1245, e. 1260, ‘Aparece también en ele, 747 § I: Officiam es tis natvum., a quaibet humana potestateinde- pendens, omnibus gentibus Evangelium predicandi", y en el c. 1311: “Nativum et proprium 35 todo frente a corrientes de pensamiento, que a través de la Historia ban con- tradicho tal verdad: 1) Corrientes espiritualistas, que negaron a Ia Iglesia toda capacidad de poser, en el contexto de otras afirmaciones: Iglesia solo espiritual. Iglesia de los pobres, negacién de la potestad eclesiaistica b) Posteriores en su origen a ellas, las corrientes positivistas y estatalistas, que negaron a la Iglesia todo derecho, independiente de la concesién del mismo por el Estado, tinica fuente de derecho.” 1.1. La Iglesia Universal Se trata pues de un principio general referido a la Iglesia Universal® en forma de afirmacién global 0 doctrinal. Aplicacién o conerecién de este principio*! es el reconocimiento de la Iglesia Catdlica como persona jurfdica en el émbito u orden internacional,” yy como tal portadora de derechos soberanos en el orden interno propio, y a Ia que exteriormente se le reconoce y respeta el derecho de legacién ante los demis sujetos o personas juridicas internacionales, con los derechos reco- nocidos a tales representantes. Esta personalidad juridica incluye natural- mente la capacidad de paseer hienes, ¢¢ la soherania de cualqnier Fstado, sin ella serfa absolutamente vacfo el reconocimiento de tal personalidad. Ecclesiae ius est... poenalibussanctionibus caercere” En ele. 362 refeido al Romano Pontitice en rela ls legids se die también: “Romano Pontifici est is natvum et indeperdens lea ‘os suos nominal ac mittend". La expresin existe en el Cédigo de 1917, c. 1495 § I:"habet ius ativan’, aparece como una expresin de derecho plic. La formulicin procedia de Syllabus, ‘proposicin 26, condoned: "Ecclesia non habe rativar 2 lgitimurn ius aduirend et possiden- 4,” Denzinger 2926). ™ Citaros, Valdenses y Albigenses en els. XIls precedidos de Amaldo de Brescia y Marsitio de Pada, Jaan de Wiley Juan de Hus fueron en la Edad Media exponentes destacados ce ellos. Las corrientes absolutstas a partir dl siglo XVI y ls corontes jrisdiccionalistas y eraes de los sighos XVIII y XIX ignoraron y negaroa la independencia del derecho dela Iglesia scape dad originaria de poser bienes temporal. “ Como principio general estaba formulado ene proyecto de “Lex Fundamentals”, . 93 § 4 (emen ‘atu . 93 §4):"..Quare ipl (ut in suo genere supreme) ius competi ntivum sequent, ret rend lque administrand ea bona temporalia, quae ad fins sbi proprios.” La pormeorizacioa ‘el principio aparece en ele. 1255 Quizes la sinica posible, come Iglesia Universi ® Aleta de cualquier otra persona o sjeto de derecho internacional, como son los distnts Estas. 36 Después de fa usurpacién de los Estados Pontificios," en el ambit del Derecho Internacional se resolvic el problema en relacién a la Iglesia Catélica y a la Santa Sede ( su érgano de representaci6n, que se identifica con ella), ‘con Ia creaciGn del Estado de la Ciudad del Vaticano. Este dio el soporte nece~ sario al ejercicio de los derechos de soberania, y dems derechos de las nacio- nes, por parte de Ia Iglesia, como sujeto (0 cuasi sujeto) de derecho interna- jonal en el concierto de las naciones o en la vida piblica internacional. Estamos ante una realidad social mundial -a Iglesia Catélica- cuya tinica wn de ser, tal como es, es la fundacién de Ia misma por Cristo, Este hecho de la fundacién divina de la Iglesia, en el concierto de las naciones (4mbito jur{dico internacional) no es determinante del orden internacional, puesto que solo es reconocible (y atendible) desde la fe. Pero en este plano autGnomo de las realidades politico-econémicas si es ‘tendiible el hecho de que esta realidad sobrenatural, la Iglesia, haya sido capaz, de desarrollarse de hecho a través de la Historia de tal modo, que en efecto haya resultado ser un ente atendible, como fenémeno social real y existente, flor toda su gran influencia moral y como conductora de los seres humanos, {que la reconocen como una realidad espiitual influyente decisivamente en su propia realidad temporal, Fruto de esta viva realidad de la Historia han sido y son grandes realizaciones sociales en bien de la Humanidad, en el enorme \Jesarrollo de la cultura en los distintos campos de la actividad humana, Bye acervo de su historia y de su realidad presente la distinguen de toda otra realidad religiosa, Su presencia en el mundo es evidente y sus realiza- ciones han alcanzado a todos los pueblos. Por eso desde siglos ha estado pre~ sente en el concierto de las naciones. Su personalidad ha sido muy fre- ‘cuentemente reconocida expresamente en documentos fundamentales de muchos pueblos y en documentos intemacionales. © Mientras exsin los Estados Pontificios para Ia Santa Sede nose rea ningtin problems, por su ree Tad como sujeto de Derecho Intemacionl con el mismo derecho que cualguier oto Estado. ES ‘certo que el fundaento de esta posiidn esti en la realidad politica dela Santa Sede, pero el pro ble a vel internacionales eset: si ben las teiens y ata dscuten en otro plano el ‘bem, que se erea no para la Tlesia vista en su soberana, sno como la realidad de la Iglesia Vivien en cada uno de los Estados donde con frecuencia operan la endenciasestataisas y donde to se reuelve el problema con la realidad politica de a soberania de los Estados Pontficios. Pricticamente en Ia esolucin de los problemas se discute sobre lateorfa de la Sociedad Pesfecta ‘sobre la idea de! OrdenamientoJuridico Primario,aplicados a toda la realidad dela Ilesa, pres ‘indiendo de la realidad politica de los Estados Pontic 7 En los diltimos tiempos la Iglesia Cat6lica es reconocida como sujeto de Derecho Internacional: los pactos 0 convenios 0 concordatos que eoncierta con las naciones son tratados de Derecho Internacional; son en efecto Hleva~ dos a término como tales, segtin las constituciones de los respectivos Estados, lo que demuestra el reconocimiento implicito de su personalidad juridica en la praxis internacional. Esta posicién de la Iglesia en el dmbito internacional equivale al recono- cimiento féctico de la afirmacién del c, 1254. La afirmacién pues del canon, de que el derecho a poseer le compete por su naturaleza y por el hecho de su fundacién, tiene su verificacién en la prictica, aunque esa verificacién no sea fruto del reconocimiento de las razones dadas por la Iglesia, sino de la realidad hist6rica o fctica, como lo es en general la de los demas Estados o sujetos de Derecho Internacional.** Un movimiento religioso o ideol6gico, que no haya conseguido esta pre~ sencia en el concierto mundial de los pueblos, no podrfa exigir, como dere- cho incuestionable y originario, la personalidad juricica internacional, por el hecho de ser quien es, aunque quisiera fundamentar tal personalidad 0 tal derecho en ta concesién de un mensajero divino. La posibilidad de poseer en cada lugar conereto, eiertamente no se Ie negaré, ni podré negar a ninguna asociacién legitima; pero aqui la cuestién sobre la que estamos discurriendo es bien otra: se trata de una comunidad humana, que sin ser un Estado, es reconocida como sujeto en el Ambito supremo de los pueblos. La accién constante de la Iglesia a través de Ia Historia en el mundo ha hecho, que se le reconociera ser una realidad, que, fundamentalmente por la fuerza y virtud de su acci6n continuada en favor del bien del hombre, tiene tun lugar entre los entes, que son reconocidos como sujetos de derecho en el concierto de los paises del mundo. Este es el hecho. El hecho es como la natural consecuencia de lo que es la realidad teol6- gica de la Iglesia, que para los creyentes, Io es ya antes, e independiente- mente de haber Hegado a esa realidad y recibido ese reconocimierto, en el “ Quiz podamos exceptuar algunas insituciones creadas por la Organizacién de as Naciones Unidas, preisameate como insiumentos funcionales téeniens de Ia ejecucién de alguno de sus fines: Tribunals Internacionales, UNESCO, FAO. periodo de Ia historia del Reino de Dios creciendo. Y lo sigue y seguird sien- dlo, aun cuando la conereta realidad limitada de un Estado 0 sociedad des- conociera o negara el derecho a existir de la Igle: Y ello es de tal manera asi, que hoy la negaciGn del reconocimiento de la Ialesia y de sus derechos en cualquier lugar o situacién se convierte en la negacién del derecho més propio del hombre, y la resistencia a tal opresién se converte en el simbolismo ms claro de la defensa de las libertades de (odo hombre sea 0 no creyente. Tal resistencia hoy ya no es solo la defensa de las libertades de ta Iglesia (o de un status quo alcanzado), sino la defen- sade las libertades del hombre. ¥ evidentemente la negacién en un lugar del derecho "nativo" de la Iglesia de poseer, es la negacién de su derecho a exis {iren aquel lugar, puesto que sin bienes no tiene posibilidad ninguna de exis- tencia normal, existencia en libertad. La Iglesia mantiene la formulacién general de este derecho, porque de este modo reivindica su derecho a existir; dicho de otro modo es la reivindi- cacién de su fundacién o fundamentacién divina, Dando sentido conclusivo a esta reflexién podriamos decir, que la Iglesia fue fundada por intervencién divina como una realidad sobrenatural pero {ambien temporal, con una mision de transmitir a la Humanidad el mensaje de Jestis y realizar en la Historia la funcién que El vino a realizar en la tie- 1a, No puede por ello considerarse como algo extraiio el que su realidad his (rica refleje también en el simbito de tas realidades sociales y juridicas internacionales su propia realidad auténoma ¢ independiente afirmada por la ‘Teologtas La Iglesia esté tan plenamente encarnada en la realidad humana, que tam- bign en el orden juridico mas elevado, en que se encuentran los pueblos, en tun mundo secularizado, ha conseguido se le reconozca un lugar legitimo y pueda ahf dar testimonio, como sujeto legitimo y de didlogo a la misma altu- 1: institucional humana que el resto de los supremos participantes."* Som ls sujetos de derecho intemacional, coma sujetos originaios, independientes, en su eapaci= dad juriica constttiva y definitoria de su realidad interna, de cualquier concesién de una autri- dda bursna superior © Y estoen virtad de su realidad histrieay no desde una argumentacén teol6gica, impensable en tun Foro temporal auténomo con la presencia de pucblos de dstniasreligiones e ideologias. 59 1.2. Las Iglesias particulares y entes menores Pero esta Iglesia -Universal- no es la que opera en cada Estado: allf ope- ran las iglesias particulares en ellos constituidas, sus divisiones inferiores, sus asociaciones y fundaciones eclesissticas con diversos fines propios de la Iglesia. En ellas y a través de ellas vive en cada lugar la Iglesia. En cada Estado el orden econ6mico es un espacio propio y auténomo de competencia de la autoridad civil. La realizacién 0 reconocimiento féstico del derecho de la Iglesia a poseet y administrar, afirmado genéricamerte en el Principio del derecho nativo de la Iglesia y resuelto para la Iglesia Universal ‘como hemos visto, en la realidad concreta de la Iglesia que vive en los distin- tos Estados, no es ni puede ser algo independiente de la regulacién de! mundo ‘econémico que tenga cada Estado. El problema entonces del derecho de la Iglesia se traslada al derecho de los entes eclesissticos dentro de cada ordena- Imiento juridico estatal, a través de los cuales vive y se realiza la Iglesia, La fundamentacién del derecho a Poseer de estos entes en cada Estado no esti en la argumentacién yuspublicistica de que la Iglesia es también una realidad visible y que como tal fue fundada por Jesucristo,” argumento que en un Estado pluralista de "libertad religiosa’ no puede aducirse, porla auto- nomfa del orden temporal. Decisivo es mds bien el que este ente, es tna aso- ciaci6n legitima, con su rafz ms profunda en el derecho fundamental de libertad religiosa, que ningtin Estado de Derecho puede dejar de reconocer.® No es um derecho de la Iglesia Cat6lica privilegiada por su fundacién por Jesucristo, quizsi frente a otras religiones que no han sido fundadas por el enviado de Dios; no es la inmensa realidad de la Iglesia de todo el mundo frente a cada Estado, como una potencia. Es una Iglesia, que en cada comu- nidad politica,® en el mundo de la realidad politica y econémica, vive su rea- lidad teoldgica de Iglesia de Jesuctisto como una realidad también himana, ue respeta la autonomia de estos dimbitos temporales, sin imposiciones ni privilegios por motivos religiosos. Es un testimonio de su realidad humana © Argumentacisn weolégia, ef Consilio Vaticano Ml, LO 8. “Esti a Ieesin en consecuencia legitimada, como vimos, de un modo general en el eeconocimien- to del derecho fundemental de asocacin, pro ademis también en el derecho de asociein por Iotivos religioos, que constituye uno de los derechos o manifestaciones coneteis, 1 que se esuelve el derecho fundamental (a) de ibertad religiosa. " Aparte de un reconocimiento peculiar por su misma vida e historia como sujto de Derecho -macional, con Su represenacisn, la Sana Sede Fsta realidad vive y actia en el respeto por parte del Estado de los der thos de la persona, Ei respeto y el fomento, por el ordenamiento juridico de luna sociedad moderna, de los derechos y libertades del hombre son para la Iplesia el marco conereto del desarrollo de su actividad, Reconocido el dere- cho de asociacién'® y de autonomia intema de organizacién y régimen, queda garamtizado necesariamente el derecho a poseer, adquirir, retener, aulministrar y enajenar en relacin a la consecucién de sus fines. Derechos {undados en el derecho fundamental (0 derecho natural) de asociacién. Sien relacién a la Iglesia Universal podemos hablar de un derecho nativo, independiente de la potestad civil, cuando se trata del derecho de as manifes- luciones o expresiones particulares de la Iglesia (0 de las iglesias particutares) y de las entidades eclesiasticas no podemos aplicar univocamente ese lengua~ jc, En primer lugar porque la existencia de los entes menores de la Iglesia Cat6lica depende de su ereecién y constitucién, y porque la configuracién con- creta de esos derechos dependerd siempre de Ia justa ordenacién de los asun- tos econémicos, o del orden econsmico de cada Estado. Basico es que el dere- ccho de asociacién es fundamental o de derecho natural y que por lo tanto ese derecho no es concedido, creado por el ordenamiento del Estado, sino reco- hhocido, por existir anteriormente a la formulacién juridica concreta del mismo. 2. La finalidad de los bienes, ¢.1254 § 2°" 2.1. Fines propios y valor juridico El verdadero problema de los bienes temporales de la Iglesia no es la ju lificacién del detecho a tenerlos. El problema lo constituye el fin, la final lad de los mismos: el para qué. Pues de ello se deduce el Ifmite de los mis- mos y los principios de uso de ellos. No se trata de tener bienes y después pensar en qué se utilizan, sino que la raz6n misma de tenerlos, y ta amplitud GS, 73 (segunda fase), " Bozat, J, Fanidn eoldgico-scial de los bienes eclesdstics en los primera silos de la Iglesia ‘Maid 1961; Coorn, P, Somvenire alle necesid dela Chiesa, Apel 60 (1987) 111-126; Cotouro, 1. Ale question’ sl final de pairinoni evcesiastic, in move Coded dritocanoneo, (i Matino), 243-252.; Conporettt, M., Destinacione di patrimoni esoggetvitdgiidica nel dirt canonico, Milano 1964; Gkasous, N, Signieato ecclesale dei ben! temporal dela Chiesa, PUG, Roma 1990; Fats, D, De recto usu bonorur ecclesisticorum aid mentem Concili Vet, All 0 (41967) 409-441; VouxL, R., Liacione cartatio, en Fuzion della Chiese, Sul dé Theologia Pestorle diveti di K. Rast, Brescia 1971, 218; De Prous, V, 1 bend temporal’ nella storia ¢ ‘ell nsegnamento della Chiesa, en beni temporal della Chiesa, Apendice 1, lp. 249-260. o 1.2. Las Iglesias particulares y entes menores Pero esta Iglesia -Universal- no es la que opera en cada Estado: allt ope. ran las iglesias particulares en ellos constituidas, sus divisiones inferiores, En cada Estado el orden econdmico : ; : 8 un espacio propio y auénomo eon de la autoridad civil, La realizacién 1 tetototaeaey factico a dao is Ie ein & poseer y adminis, afirmado genricamente en el i echo nativo de la Iglesia y resuelto para la I: le ‘como hemos visto, en la realidad concreta de aa fren dail . 1a Iglesia que vive en los distin. tos Estados, no es ni puede ser algo independiente de laregulacin del mula , (0. argumento que bs un ‘ao de "libertad teligiosa" no puede aducirse, Por la an nia del orden temporal. Decisiva es més bier es una aso. ; sive n el que este ente, es una aso- baat legitima, con su raiz mas profunda en el derecho fusdamental a libertad religiosa, que ningtin Estado de Derecho puede dejar de reconocer,® ‘on kA un ye de la Iglesia Catdlica Privilegiada Por su fundacién ‘por ucristo, quiz frente a otras religiones u rene a0 S que no han sido fundades por el oe ee bah es la inmensa realidad de la Iglesia de todo e' pa fe a cada Estado, como una potencia. Es una Iglesi: nidad politica, en el mundo de la reali yee , la realidad politica y econdmica, vi : . vive su rea- Aad tole de Iglesia de Jesueriso como una realidad también humana peta la autonomfa de estos dmbitos tom cones ni : 8 iporales, sin imposic:ones ni Privilegios por motivos religiosos. Es un testimonio de su realidad hom, Argumesicin agi, Conti aca T LO “ Fst sian comecveni Bs sccvni tad, como vines, de vn modo ger en el eo to el deteho fundamen de asic, pero wens ann on eae : isiosos, que constituye uno de los derechos © manifestaciones “coneret a 2 resuelve el derecho fundamental (raf2) de libertad teligiosa, eee Anas de un economia pec por su mina vida € his Intemacional, con su representacivin, la Santa Sede Poets Hista realidad vive y acttia en el respeto por parte del Estado de los dere- fos de la persona. El respeto y el fomento, por el ordenamiento juridico de {una sociedad moderna, de los derechos y libertades del hombre son para la Wplosia el marco concreto del desarrollo de su actividad. Reconocido el dere- tho de asociacién® y de autonomia intema de organizacién y régimen, queda garantizado necesariamente el derecho a poseer, adquirir, retener, Juliinistrar y enajenar en relacién a la consecucién de sus fines. Derechos Ihilados en el derecho fundamental (0 derecho natural) de asociacién, Sien relacién a la Iglesia Universal podemos hablar de un derecho nativo, independiente de la potestad civil, cuando se trata del derecho de las manifes- luciones o expresiones particulates de la Iglesia (o de las iglesias particulares) de las entidades eclesiasticas no podemos aplicar unfvocamente ese lengua- in primer lugar porque la existencia de los entes menores de Ia Iglesia «a depende de su ereccién y constitucién, y porque la configuracién con- lu de esos derechos dependera siempre de Ia justa ordenacién de los asun- -onsmicos, 0 del orden econdmico de cada Estado. Basico es que el dere- los cho de asociacién es fundamental o de derecho natural y que por lo tanto ese lerecho no es concedido, creado por el ordenamiento del Estado, sino reco- nocido, por existir anteriormente a la formulacién juridica concreta del mismo. 2. La finalidad de los bienes, ¢.1254 § 2" 2.1, Fines propios y valor juriico EL verdadero problema de los bienes temporales de la Iglesia no es la jus~ lificacién del derecho a tenerlos. El problema lo constituye el fin, la finali- dad de los mismos: el para qué. Pues de ello se deduce el limite de los mis- ‘mos y los principios de uso de ellos. No se trata de tener bienes y después pensar en qué se utilizan, sino que la razén misma de tenerlos, y la amplitud * GS, 73 (segunda frase) % Bozal, J, Funcidn twldgico-ocial de los bienes eclessticos en los primeros silos de fa Iglesia Madkid 1961; Cusorn, P, Sowenire alle necessnd dela Chiesa, pol €0 (1987) 111-126; Covoxo, L,Aleune question’ sulle fina del parimonia ecclesiastc, in It muowo Codice di dirttocanonico, (1 Maino), 248-252. Coxooreit1, M, Destnacione di patrimon esoggetiita gurdica nel dito caaonico, Milano 1964; GiRasou, N. Signifcao eclesale dei beni temporali della Chiesa, PUG, Roma 1990; Fam, D.. De recta usu bonoron eccesasticorum ad meniem ConciliVal, Apt 40 (1967) 409-441; Vouxt, R., Lacione cartatva, en Furziont della Chiesa, Sudl di Theolosia estore, diet di K. Rasisen, Brescia 1971, 218; De PAoLs,V, I ben! temporal nella storia & nell 'nsegnamento della Chiesa, en I bent temporal dela Chie, Appendice 1, p. 249-260. 6 1.2. Las Iglesias particulares y entes menores Pero esta Iglesia -Universal- no es la que opera en cada Esta: allf ope~ ran las iglesias particulares en ellos constituidas, sus divisiones inferiores, sus asociaciones y fundaciones eclesidsticas con diversos fines propios de la Iglesia. En ellas y a través de ellas vive en cada lugar la Iglesia. En cada Estado el orden econdmico es un espacio propio y auténomo de ‘competencia de la autoridad civil. La realizacién 0 reconocimiento féetica del derecho de la Iglesia a poser y administrar, afiemado genéricamente en el principio del derecho nativo de la Iglesia y resuelto para la Iglesia Universal ‘como hemos visto, en la realidad conereta de la Iglesia que vive en los distin- tos Estados, no es ni puede ser algo independiente de la regulacién del mundo econémico que tenga cada Estado. El problema entonces del derecho ée la Iglesia se traslada al derecho de los entes eclesissticos dentro de cada ordena- ‘micnto juridico estatal, a través de los cuales vive y se realiza la Iglesi La fundamentaci6n del derecho a poseer de estos entes en cada Estado no esti en la argumentacin yuspublicfstica de que la Iglesia es también una realidad visible y que como tal fue fundada por Jesucristo," argumento que en un Estado pluralista de "libertad religiosa" no puede aducirse, por la auto- nomia del orden temporal. Decisivo es mas bien el que este ente, es una as0- ciacién legitima, con su rafz. més profunda en cl derecho fundamental de libertad religiosa, que ningtin Estado de Derecho puede dejar de reconocer.* No es un derecho de la Iglesia Catélica privilegiada por su fundacién por Jesucristo, quiza frente a otras religiones que no han sido fundadas por el enviado de Dios; no es ta inmensa realidad de la Iglesia de todo el mundo frente a cada Estado, como una potencia. Es una Iglesia, que en cada comu- nidad polftica,® en el mundo de la realidad politica y econdmica, vive su rea- lidad teolégica de Iglesia de Jesucristo como una realidad también humana, que respeta Ia autonomia de estos mbitos temporales, sin imposiciones ni privilegios por motivos religiosos. Es un testimonio de su realidad humana. " Argumentacion teol6iea, ef. Conclio Vaticano Il, LG 8, “Est a Iglesia en conseevencia legtimada, come vino, de un modo general en el reconocinien- ‘o del derecho fundamental de asociacin, pero ademés también en el derecho de asociacisy por motivo religisos, que constiuye uno de los derechos o manifestaciones coneretas, en que 82 resuelve el derecho Fundamental (raf) de libertad religiosa “ Aparte de un reconocimiento pecliar por su misma vida e historia como sujeto de Derecho Inemacional, con su representa, la Santa See, oo Esta realidad vive y aetiia en el respeto por parte del Estado de los dere- chos de la persona. El respeto y el fomento, por el ordenamiento juridico de tuna sociedad moderna, de los derechos y libertades del hombre son para la Iglesia el marco concreto del desarrollo de su actividad. Reconocido el dere- cho de asociacién® y de autonomfa interma de organizacién y régimen, queda garantizado necesariamente el derecho a poscer, adquirir, retener, aadministrar y enajenar en relacién a la consecucién de sus fines, Derechos fundados en el derecho fundamental (o derecho natural) de asociacién. Sien relacién a la Iglesia Universal podemos hablar de un derecho nativo, independiente de la potestad civil, cuando se trata del derecho de las manifes- taciones o expresiones particulares de la Iglesia (0 de las iglesias particulares) y de las entidades eclesiasticas no podemos aplicar univocamente ese lengua- je. En primer lugar porque la existencia de los entes menores de la Iglesia CCat6lica depende de su ereccién y constitucién, y porque la configuracién con- creta de esos derechos depender siempre de la justa ordenacién de los asun- tos econdémicos, o del orden econdmico de cada Estado. Basico es que el dere- cho de asociacién es fundamental o de derecho natural y que por lo tanto ese derecho no es concedido, creado por el ordenamiento del Estado, sino reco- nocido, por existiranteriormente a la formulacién jurfdica concreta del mismo. 2, La finalidad de los blenes, ¢.1254 § 2° 2.1. Fines propios y valor juri El verdadero problema de los bienes temporales de la Iglesia no es la jus lificacién del derecho a tenerlos. El problema lo constituye el fin, la fir dad de los mismos: el para qué. Pues de ello se deduce el limite de los mis- nos y los principios de uso de ellos. No se trata de tener bienes y después pensar en qué se uilizan, sino que la raz6n misma de tenerlos, y la amplitud © GS, 73 Sepunda frase), 5 Boz, Jy Funcién teoligico-social de fos bienes eclesisticos en los primeras silos de la Iglesia Maukid 1961; Crsorn, P, Sowenire ale neces dela Chese, Apoll 60 (1987) 111-126; CoLoso, L Alcune question’ sulle fnaitd del parimonio eelsiastice, in I muovo Codice a dirt camanico, (QU Matino), 243-252; Conponsttl, M., Dewtinacione di patrimont esoggetvtagiidica net dito camonico, Milano 1968; Grrasous, N, Signifeat ecclesale dei ben! temporal dela Chiesa, PUG, Roma 1990; FALMN, D, De recto su bonorum ecclesiasticorum ad meter Concii Val, Apo 40 (1967) 409-441; VoLkL, R, Liavione carttva, en Funcioni della Chiesa, Studi di Theologia Pastorle, dire di K, Rave, Brescia 1971, 218; Dr Paaus, V1 ben! wemporali nella storia © tell nsegnamento della Chiesa, en I bent temporal della Chiesa, Appentic 1 I, p. 249-260, 6 de los mismos, asf como los principios de su uso o administracién estin determinados por los fines para los que se requieren. a) Los fines nos darn las bases de los principios informativos de la regu- lacién candnica. ¥ en ellos debe aparecer la “ratio theologica” de los bienes en a Iglesia. Es la coherencia de las disposiciones de la raz6n informada por la fe para bien de la comunién eclesiastica en orden de la “salus animarum” b) Son fines propios de la Iglesia principalmente los siguientes: manteni- ‘miento del culto divino, la sustentacién honesta del clero y de los dems minis- tros, el ejercicio de las obras de apostolado y de caridad, prineipalmente con los necesitados.* El texto del canon en concreto ha sido tomado del Decreto Presbiterorum Ordinis, 17, 3. Bien explicito alli se dice que para realizar esos fines es licito a la Iglesia poseer bienes: “atque eadem destinet semper cos in fines, ad quos prosequendos Ecclesiae licet bona temporalia possidere”. EI haber fijado los fines nos muestra que los bienes no son el Jin de la actividad de la Iglesia: asf no se trata de acumular bienes, y negociar con ellos para seguir acumulando més bienes. Los bienes son medios para que la Iglesia consiga sus fines, y pueda realizar las acciones con que realice su misi6n y razén de ser. Son medios; pero son necesatios.* ©) Los fines que justifican tener bienes serdn pues los que determinen los limites de la eantidad de bienes. Estardn justifieados los suficientes para la consecucién de los fines. La superacién de esta Ifnea haria injustficada la posesién de bienes, como serfa erréneo un planteamiento de acci6a con el fin de superarla.* 4) La determinaci6n de los fines es la formulacién de un princip'o infor- ‘mativo de la legislacién del derecho patrimonial: ~ Debe ser preventiva de abusos en la adquisicién de bienes. ~ Deberd regular el correcto uso, para conseguir los fines. ® C, 1284 §2: Fines vero propri prccipue sunt: cults dvinus ordnandus, honesta cle sustent- tio precuranda, opera sacti apostolatus et caritatis, praesertin erga egenes, exercend.” © GS, 76 5 frase): “Res quidem terenae et ea, quse in horinum condicione hune mundam exsupe rant arcte inter se jungunur, tips Beclesiarebustemporalibus utitur quantum propria eis mis sio il postula.” * Panto VI OR 25 Jun. 1970): "La neces dei mezzi economic, con le consecuenze ches comporta cu, ™ Bl reconocimiento esata no se podré negar, aunque en ocasiones los Estados imponen el requisi- to de la inscripcidn a fas entidades religoss,justamente porque la asociacién por motives o fines religiosos exige la tea desu identidad, convenios y concordatos Iglesia y Estado," En un Estado democriticy moder- no no debe existir ninguna dificultad para el reconocimiento del derecho de asociacién en general y del derecho de asociacién por motivos religiosos,”* 4. El sujeto de dominio (la titularidad) de los bienes, ¢. 1256” 4.1. La titularidad El dominio (la titularidad) de los bienes temporales corresponde a la per- Sona juridica que los adquicre legitimamente, bajo la autoridad del Sumo Pontifice.”* Se entiende de los bienes posefdos por cualquier persona juridi- ca canénica. As{ concieme también a las personas jurfdicas candnicas priva- das y a los bienes adquiridos por ellas.”” Fue el Cédigo de 1917 c. 1499 § 2, el que clarificé una controversia hasta 41 inresuelta al determinar que el dominio de los bienes de la Iglesia perte- necfan a la persona juridica eclesidstica que los habfa adquirido,® De este modo qued6 claro no sélo lo referente a la administracién de bienes y su uso, ‘ya desde tiempo regulado, sino también lo referente al titular, al sujeto de los bienes eclesidsticos controvertido entre los canonistas. EI pleno dominio comprende el: Ius utendi; Tus fruendi; [us disponendi: disponer y utilizar Ias eosas como propias, para los fines que uno desea, y et Estes el caso de Expat, pe, para ls entidadescatlicas, Acuerdo Juriico I, 4 ™ Ver pe. la Consitueién Espafiola art. 22 y la LOLR ar: segin a eual las confescnesy las Caldas mene liga recite a peronaliad jure con a mapedae at cneape dicnte registro, z a oe Fam, D, I! dirt di propre di uso dei ben temporal da parte della Chiesa, in Poblen e rospetive di dive comonic, Brescia 1971, 227-240; Henao, 3, La relatin de propldd en ! patrimoni elesistico, IC 2 (1962) 425.461; Lonanbla P La propleded en el ordvamten ‘0 .canénico, YC 2 (1962) 405424; Lovez ALARCON, M, La titdridad de lov bens eloldsiceg, en la XIX Semana Espaiiola de Derecho Candnico, Salamanca 1985, 18 ss. : , 1256: "Domino ono, sub sem triste Roman onic pret ii am petsonam, goa eadem bona legtime acqusvert” También a la pemona juries qu lee scguere (eal que la preside) coresponc a dinistacion des bine, ©1279 $ 1 1a norma no est referee "Bienes ekesistices i - cclesiisticos" ya sus sujetos sep le, 1257 Le persona ne Tos adie lst “inhasois' lq ee el domino, gue noes xecarnrens Sujto a quien se destnn los bens (suet “wits No perenecen Ios bene a Ilsa sino a as istaciones del Iglesia (tstitutesthoore' end ds ocororaciones as qu crresponda el dsponet dels bienes, porque son desu proved 9 orqu eles abe el dominio. Cr LaNeR, Le. p. 480, Sobre oda la cuestin y las ites ts, *s, Wenz Vit, es Canon 1V/2,n. 739; Ween, Rrchliches Vermdgensech., 34-7 7 la Talesia para sus fines, Pero ello no quiere decir disponibilidad absoluta 0 ‘autonomga absoluta en el uso de los bienes.*! Mas bien el dominio esté suje- \o @ las normas de las aucoridades legitimas sobre el modo de adquirirlo y sobre el ejercicio del dominio (0 de la administracién). En caso de no ser itendidas las normas, puede producirse la intervencién de la autoridad com- pelente, y podrfa Hegarse a la perdida de la personalidad juridica en la Iplesia, o pérdida de la administracién, EI dominio y el derecho de usar y disponer, est ademas limitado por los fines de la Iglesia y los de 1a conereta persona juridica, a los que se ordenan los bienes. 4.2. El dominio “sub auctoritate Romani Pontificis” El dominio de estos bienes pertenece a las personas jurfdicas, pero ese dominio esta "sub auctoritate Romani Pontifici Significado de Autoridad Suprema, Las facultades dominicales de quien sustenta el dominio estin subordi- nadas a la Autoridad Suprema. No en el sentido de un dominio directo y ttl por parte de ta persona juridica, y un dominio superior del Papa, pudiendo dlisponer de todos los bienes, limitando de este modo el dominio itil o el uusufiucto del poseedor de los bienes. El Papa es el administrador y distri buidor supremo de todos los bienes eclesidsticos en virtud de su Primado de régimen, diré el c. 1273,® la correcta inteleccién de este canon nos comple- © Desde el punto de vista teo}6gico-morl, o que importa es que los bienes se usen para ls fines re siosos. De los fines, no del sujeto que los posea (cl que tiene el dominio), depende la dimensiGn religiosa de los bieneseclsisstios. Aplicando ese panto de vista, durante un Geimpo se dio mis mporancia al sujeto “ultatis", que al de “inhaesionis"; yd ah las dscusiones sobre Ia peste- rnencia de los bienes oe sueto de dominio. De Paous,V, Le. 73 © Conor, M. Shunt icosrttiv per la qualifcasione del potere del Ponti sul patrimenio ccclesiastico, DE 42 (1958) 113-159, Esta “sujecin’ se comprende, porque la personalidad ju dca, tambien de las personas jrdicasprivads, es una consecuencia de su ser entes "de" y Ye la Ialesia. El CICI7 dein ene c. 1499 § 1: “Sub suprema avctoritate Sedis Apostolicae.” Infa .130 ss, EL CCEO, c, 1008, reeogido el texto de los ce. 1256,y 1273 en un solo canon condos leafs, invirtendo la colocacén dels mismos: ba mantenido el texto dels cones (aunque mite nel primer pra la expres: "vi priatusirisccsons”) y ha sitado el canon ete les esnones prliminars. De este modo se ued tts a pesicién del Papado en esta cuestin con mayor unidad Sin embargo se piere ls relaccn inmediata dels acidn el Pap en la problemstica de In adminis. cin de Tos bienesy la mais clara comprensin del semido dela clausula "vi primatusiurisditionis” Hay que tener en cuenia que el Ptraca, CCEO, c. 97, tiene el derecho de viilancia sobre la recta a tard la comprensién del e. 1256." Ambos eénones por tanto deb rarse integrados. En todo caso la Suprema Autoridad: - Da las normas de adquisicién y administracisn, &) - Vigila la gestidn y comrige la gestién incorrecta, incluso impore penas, En caso de incompetencia, imposibilidad, asume la administracién: es entonces administrador subsidiario. Fs como un dominio eminente, que consiste en esas tres notas. Dimana del Primado del Papa y tiene en esto una muestra de la Unidad de la Iglesia ¥ de su patrimonio,* Sin que por ello cause menoseabo al dominio 0 dere- cho de propiedad de quienes son titulares del bien por legitima adqusicién. No es el sujeto del dominio, el dueiio que puede disponer sit més de ellos."*La soberania del poder del Papa no se puede entender como titulo para disponer del patrimonio directamente."” ‘Noes el Papa el que los administra ni se mezcla en la administracién inme- diata, como veremos. Podria de forma extraordinaria disponer de los bienes, si el bien comtin Jo reclamara: transmitiendo patrimonio 0 condondndolo. Las intervenciones directas més frecuentes del Papa en cuesti6n del patrimonio de iglesias particulares o asociaciones han sido en relacién a condonaciones por ‘dministracin de todos los bienes clesistcns de Patiarcado, sin perjicio del primaraobigaion de los Obispos eparuiales, Jo cual obliga a intrducir una instars intermedia y a alan todos los ‘mines y las diversas Fanciones, en a tutela de bien pobico rear también veicalrents, ™ ‘Los bienes materiales enen una dimeasién pablica (que afecta al bien comin) tambié os bienes El Canon contiene una definicién legal de los bienes ecles tendré importantes efectos juridicos. Aparte de unos principios legales sobre la capacidad de la Iglesia a pose- er y la determinacién de los fines, que especifican la capacidad de poseer bienes y la limitan, las normas juridicas de este libro estin refiriéndose, salvo rarfsimas excepciones, a aquellos bienes que el canon define como eclesidsticos. Se ha de distinguir pues entre la capacidad de poseer y usar bienes temporales y el dmbito de los bienes eclesidsticos: evidentemente éste ‘menos amplio, que la capacidad de poser bienes temporales. sticos que Se consideran bienes eclesisticos todos los bienes temporales pertene- cientes las personas jurfdicas piiblicas eclesidsticas." Se definen pues, como tales no por ef destino u otro criteria, sino por el titular de los mis ‘mos,” en los cuales sin embargo el destino est presente. El Cédigo en este punto ha aportado una variacién importante respecto al derecho anterior, puesto que en el derecho anterior al no existir la distin- Moweno ANTON, M.G.,Algunas consideraciones en romo al concepto de bienes elesisticos en el CIC de 1983, REDC 42 (1987) 71-92; LorezALARcen, M., Apuntes para una wera general det patvimonia eclesistico, IC 6 (1966) 111-152; Prntasca, A., Il conceit di Bene Felesiastico, Roma 1997 . 1257 § 1: “Bona temporalia omnia quae ad Eeolesiam Universam, Apostlicam Sedem aliasve in Beclsia personas iuridicas publicas pertinent, sunt bons ecclesiastica et regunturcanonibus qu ‘sequntur,ngenon proprisstautis” No existiendo la distinc de personas jurdics pblias y pri- vadas cl CICI7, ¢, 1497, dfina como bieneseclesiaticos los pertenocientes als personas “mora les" en la fa Iglesia. Esta es también la posicion del CCEO, c. 1009, que deseonoceigualmente la Seconcretafrecuenementeen lo que suele denominase"camparas' Para stender alas necesihs ela Ielesiaen la Naeion; Concienciain para el sostenimiento de Ia glsia Dioesans; Campa de ‘Caridad, odo necsicues especiales, de abs de conservaciin del patimonio, de ayuda a ora ip sins convents de causur, ala Universidad (aT eseuela) alia ns misiones etc No es solo una cuestién de evitar engafios, sino mas bien de dar orienta- cién y formacién de la conciencia y responsabilidad de los fieles; facilitar el oe de su deber y coordinar el esfuerzo de todos, en asunto tan . ai cn qu esten juego la imagen de a lesa y Ifa ene um- _A esta forma de oblaciones rogadas, no necesariamente supeditadas a actos litérgicos ni practicadas en iglesias, por el especial carter de estar reguladas en general por la Conferencia Episcopal puede atribuirseles un caricter piblico. Puede haber situaciones en las que un convenio entre la Iglesia y el Estado regule, al menos en parte, el modo como puedan los fieles prestar cficazmente agortaciones a la Iglesia, es el caso de tantas naciones, que han regulado por Concordato la financiacién de la Iglesia, como Ttalia o Espaita. En tales casos nermalmente es la Conferencia Episcopal la encargada de la ejecuciGn y segui- mento de ese modo especial, del que hablaremos luego expresamente, i 2.2, Los impuestos, 1263 El Obispo Diocesano ofdo el consejo de asuntos econémicos y el consejo de presbiterio, tiene el derecho de imponer, para atender a las necenidades de Jn didvesis, un impuesto a las personas jurdicas publics sujetas a su jurisdic- Cicn, proporeionado a sus ingresos; a las dems personas tanto fisicas como jiidicas le es permitido imponerles una contribucién moderada y extrao Maria sélo en caso de grave necesidad y en las mismas condiciones, sin perjui- Cc de las leyes y costumbres particulares que le concedan derechos mayores.®™ Recoge este canon en conereto un segundo medio legitimo de adquisicién de bienes, o una segunda fuente legitima de ingresos de la Iglesia: los impuestos. G, 1263: “Ius est Episcopo dioecesano, audits consilio a rebus eeconomicis et consilio resbyrte ip dacs neat, eons spb so nin ets meron nth poping en ss ea tn pv mei ca chen nib, aatnans men Pies vone Cua Nori a npr Teed pa dl Wve dca stone ia reid. 1243 tal pont a eptacone del Cre it Cone Hiroe Re 26.19, 138 1CCLO dele chs pe fev i es ey ev ino” Cony bison ou de colin pn Sol wun screen ps fay Anycool lyse propa saa 2.2.1. Concepto Los tributos son exacciones impuestas y obligatorias, e.d. exigencia de una aportacién econémica de cardcter general, sin que a ello acompaite una prestaci6n conereta, ni se de en ocasién de ella Se trata de la aplicacién mds estricta del c. 1260: el derecho a exigir a los fieles. La ayuda libre y voluntaria, suficiente para el mantenimiento de Ja Iglesia es tesricamente lo ideal, pero es ut6pica. Ni la gente tiene tanta for- ‘macidn, ni tal sentido de la responsabilidad, ni tal yoluntad de cumplir sus obligaciones morales, que la vida social (civil o religiosa: en cualquier orden) funcione por sf desde una voluntariedad equilibrada. La condicién humana, y muy peculiarmente por lo que respecta a las obligaciones socia- les, necesita la ayuda del orden social, el derecho, que recuerda, que fija y exige el cumplimiento de las obligaciones sociales. El impuesto es el insti- tuto juridico que mas claramente ha cuenta de esta realidad: en mayor menor medida ésta aparece entonces de hecho, y en todo caso la tiene en cuenta como principio el ordenamiento jurfdico. En la Iglesia los impuestos tendrén que mantener el equilibrio entre la situacién ideal, de la voluntariedad, que se dard en muchos fieles y que cubrira parte de las necesidades; y la necesidad de exigir, habida cuenta de Ja condicién humana también operante en los fieles cristianos, acostumbra- dos en el orden civil a contribuir al bien comtin temporal bajo la presién de los impuestos directos ¢ indirectos. A este respecto el Cédigo s6lo mencio- na las imprescindibles pautas o Iineas de accién, sin entrar en demasiados detalles y nunca en determinacién concreta.” Asf el Cédigo en este canon, al que deberemos adjuntar el c. 264, regula Ja capacidad de imponer tributos del Obispo Diocesano, (no el Ordinario): estableciendo quién es competente y hasta d6nde llega su competencia en la imposicién de impuestos. Nada dice el Cédigo de Ia capacidad de la Santa Sede 0 de 1a Autoridad Suprema de la Telesia para imponer tributos, a personas fisicas 0 juridicas ecle sidsticas. En virtud de la suprema jurisdiccién es indiscutible que la Suprema >» BL Codigo vigenteno ha conservado impuesos histricos aun presentes en ol CIC 17: la pensn ‘beneficial, 1429, las medias annaas, c, 482, ls diezmos y primis, c.1505, el eatedritic, 1504, el subsidio cartatvo, 1505 el impuesto en bien dela diéeesiso del patron 1506, Autoridad eclesistica puede imponer tributos. De esta potestad no hace sin ‘embargo uso, ni en relacién a las necesidades de la Santa Sede," en general tampoco en relacién a coneretas necesidades de las Iglesias en el mundo aten- didas por ella; solamente por lo que respeta a las misiones, exige que cada aio las diécesis paguen una cuota proporcionada a la Santa Sede, c. 791, 4. 2.2.2. Capacidad de los obispos para imponer impuestos Respecto a la capacidad de I i ctocomn gen spins ener oT mms Pere 4) La facultad de imponer tributos es s6lo con el fin espectfico de sub- vencionar a las necesidades de la dicesis. ‘ ©) Solo puede ejercerla respecto a personas fisicas o juridicas sujetas a su jurisdiccién, Sujetas a la jurisdiccién del Obispo diocesano son aque- las que han sido erigidas por él: c) En cualquier ~ Debera ofr el Consejo de Asuntos Econémi Consejos de jicos y el yel jos ~ Ha de ser moderado. Los criterios de moderacién: Ha de ser proporcionado, e.4,, no a todos por igual, sino respondiendo a la capacidad econémica de las personas. d) En circunstancias ordinarias, s6lo lo : , puede imponer a l juridicas pablicas, Panes gs pessoas © En caso de grave necesidad, tanto si es por una necesidad urgente excep- cional, como si es para cubrir los gustos ordinarios, puede imponer alas personas fisicas y juridicas no pablicas un impuesto extraordinario, e.d * Rept an ay as nceskaes de a Sana Sse ss se le Sana Sees ier a comand pate de as Iglesias Particulares, los Obispos, en el c, 1271 (Gbolo de S. Pedro), que veremos. Lie # Sama Sete ro inpone wba, , L tos sno qu mpon a eleacin de alga cole (tin ey ina ds gi) pe crn is uns Lins, Pv Oa) leberd liquidar la didcesis directamente. Este modo de conseguir fondos | ec In ayuda de los fieles. iba ek oe Bo in rx 120519, 445 10899 nao send oe pr ich ccs acento erent (el a 158, oe ens 16199 2 : 6, amt, 38 3: De PU, Adv ‘Ponswm authenticum circa c. 1263, Peviodica 80 (1991) 108-127. te icieme para mover o servicio de Ia administracién eclestistica, como puede ser la concesién de ‘ina dispensa, licencia, copia de documentos, por inscripciones o registros, por certificacién o gracias de cualquier indole, cf c. 135 y siguientes, y por la eje~ cucidn en las Didcesis de rescriptos de la Santa Sede, cf. cc. 68 y siguientes. Fs una practica habitual en la sociedad que este tipo de prestaciones de la administracién 0 de servicios estén gravados con una tasa. Asf es también en Jaglesia. La razén fundamental de este gravamen es salit al paso de los gas- tos que la realizaci6n de estos servicios conlleva: material, locales, personal El canon se limita a la regulacién de tas tasas que se han de pagar en las Diseesis, particularmente por actos de los organismos diovesanos, dejando de lado las tasas que se han de pagar directamente a los Dicasterios de In Curia Romana, que son fijadas por leyes especiales; a ello se refiere funda- rmentalmente la cldusula del canon: "Nisi aliud iure cautum sit". ‘Competente para fijar las tasas, que hay que pagar tanto por los actos puestos por los drganos diocesanos como por la ejecucién de los rescriptos de la Santa Sede, son los Obispos de cada Provincia Bclesidstica Puesto que se habla del “conventus episcoporum” de ta Provincia Eclesidstica la decisién ha de tomarse en reunién colegial legitimamente convocada por el Metropolitano y cumpliendo las disposiciones vigentes sobre los actos colegiales, ¢. 119. ‘Ademés de las tasas por los actos de la potestad ejecutiva, existen tam- bién tasas por actuaciones de los tribunales (jurisdictio contentiosa): en el Tribunal de la Didcesis la fijacidn de las tasas corresponde al Obispo Diocesano, , 1649. 2.3.2. Ananceles, estipendios de misas Oblaciones en ocasién de la recepcidn de los sacraments: aranceles y estipendios de las misas constituyen el cuarto medio de adquirir ecogido en el Cédigo. Por estipendio se entiende una oblacisn en ocasiGn de Ja admipistragi¢n de Jos sacramentos, de la celebracign de Ia Santa Misa o de la adminis cién de los sacramentales, p.c., las exequias." 5 Respect a as exequias cf, 1181, que remite ale. 1268 advinendo : “nutotamen ne ll it in exeqlispersonarum accept neve pauperes debits exequs piven” ‘Se justifican los aranceles, muy particularmente en los lugares en donde Ia sitacién econémica de la Iglesia es precaria, en que constituyen una ayuda para proveer 2 la sustentaciGn del clero y para el sostenimiento de la misma Iglesia.* _E aancel no es un precio, como si el acto se comprase, Io que sera wna; sino una oblacin fj (impuesta) permitida por la misma autri- dad eclesigstica por razones justficadas, con lo cual pierde el carcter simo- nface, Si por una parte es obligatoria, por otra el ministro debera cuidar de aque nunca un fiel se vea privado de un saeramento por no poder satisfacer un arancel, cc, 843, 848. El arancel es permitido con esta condicién.® ‘También la fijacién de Tos aranceles es competencia del colectivo de los Obispos de la Provincia Eclesfstica (en Concilio o fuera de ConcilioProvin- cial), En relacin a los estipendios de las misas* es el Concitio Provincial 0 el conjunto de lo obispos de la Provincia Eclesidstica, quien debe fijarlos 952 § 1.5 Ble. 1181, que trata de los aranceles de las exequias, remite al 1264 Nunca el ministro de un sacramento 0 saeramental pod exigir por su administacién alguna cantidad fuera del arancel, c. 848; respecto a loses pendios de las misas ver el c. 952 § 1. La colebracién simonfaca de los saera- mentos esta penada con entredicho y suspensién, y el lucro ilegitimo con el estipendio de la Misa lo esta con suspensién u otra pena justa Sobre el destino y la distribucién de las ofrendas dadas en ocasi6n de las funciones parroquiales, dispone el c. $31: inin ala masa parroquial, aun- que la funci6n la haya ditigido alguien distinto del pérroco, supuesto que ho censte una especial voluntad contraria del donante, El Obispo, ofdo el Conszjo de Presbite debe determinar el destino de esos bienes, as como, * Del sipeno de la Mis dice en. 946: “Lo sce en el 946 “Lo ees que ofecen un espe para que tpl lms pos ine, conten a en Sea pes en etna partipan Je ‘su solicitud por sustentar a sus ministros y actividades.” fe Sobre la naturalezajurdica del arance, ef. Dou G., Nature peck moa ai G., Nature juridique des émotumenis cultel, % ‘Todo lo referent alos estipendios de las misas en los cc. 945.958. % Parael derecho de las iglesias orentalesrespecto és a i tales respecto alos estipendios de misas véase CCEO, ce. 715, % Co, 380 y 1385 respectvamente, Lo mismo vale de ls ob ‘eumplido, . $51 tes dadas al Vicario Paroquial con cession del minisero pastoral Ja remuneraci6n que habré de darse a aquel que ejerce el oficio 0 celebra- cidn. Evidentemente el cambio de la disciplina en este punto ha sido nota- ble y es consecuencia del nuevo sistema de remuneracién del clero.” El Sinodo de los Obispos de 1971 sugiri6 la supresién de los aranceles.” Los codificadores sin embargo'los mantuvieron a pesar de ello. La razén determinante fue precisamente la constatacién de la penuria de muchas Iglesias, muy lejanas de 1a situacién econémica de los paises europeos.** Asf subsisten, aunque en muchos lugares como aportaciones voluntarias, también en la cuantéa; y en otros han sido suprimidos totalmente, prove- yéndose al mantenimiento de la Iglesia suficientemente de otros modos: Suscripciones regulares mensuales o anuales de los parroquianos, cuotas fijas etc. ‘Una supresién sin una sustitucién eficaz es pastoralmente erronea, pues carga sobre la Diéeesis las propias responsabilidades. 24, Limosnas y colectas, ¢. 1265 ( cc. 1263, 1266) El siguiente medio de adquirr es la cuestacidn 0 las colectas. Se trata de peticiones de oblaciones o ayudas voluntarias en favor de un fin eclesisstico a iniciativa y con la autorizaci6n de la competente autoridad eclesistica. La ccaracterfstica de la voluntariedad las colocan entre os medios privados de adquirir. En general se trata de las cuestaciones realizadas en los templos en ‘ocasién de los actos de culto, pero incluyen tambien a las realizadas fuera de Jos mismos ‘ Habe de tenerse en cuenta la posbilidad de que ciers celebraciones de saeramentos 0 sacramen tals se celebren fuera de la propia parrogua, vide ce, 560, 859, 1115, 1177, en cuyo caso las oble ‘iones esponineas de Tos fees deerfan i la masa de bienes de tal Iglesia, os es un Santuario In distrbucién deberia eta especiticado en sus estatutos, 1232. Fn efecto el e 463 del CIC 17 establecta:* § I ls est parroco ad prastationes qs ei trbuit vel probata consuetudo vel legitima taxatio ad nocmam can, 1507 § 1 (los aaneelesfijados por el CConciio Provincial o la Asumblea de Obispos de la Provincia); § 3. Leet parvecae siquod of cium ab alo fuerit expletum, praesttiones tamen parroco cedunt, nisi de conswiaofferentium voluntate certo constet circa summam quae taxam excedi.” Docuimento dl Sinodo de los Obispos, Uiistemporibs, del 30.11.1971 (EV 4 (1234), Enel se abogaba para que los emolumentos de los sarendotes estuieran completamente desigados de Ios acios desu ministrio, Comm 12 (1980) 40, 2.4.1, Normas generales sobre cuestaciones y colectas: los mendicantes Dejando a salvo el derecho de los religiosos mendicantes, esté prohibido toda persona fisica privada tanto fisica, como juridica, recoger cuestacio- nes en favor de alguna institucién o fin piadoso o eclesiastico sin licencia del propio Ordinario y del Ordinario del lugar y de los distintos ordinarios del lugar si la cuestaci6n se hiciera en distintas didcesis. La oblacién de los fie- les es libre, Ia autoridad pide 0 autoriza la peticién, pero no obliga. Se dif rencia del donativo estricto en que éste es a iniciativa del que da. ‘Ninguna persona privada fisica 0 jurfdica, salvo siempre el derecho de los religiosos mendicantes, puede hacer cuestaciones para una institucién o fina lidad piadosa o eclesidstica, sin licencia escrita del Ordinatio propio y del Ordinario del lugar. La prohibicién se ditige a toda persona privada fisica 0 jurfdica, no a las ptblicas, que en el ambito propio, por derecho comtin, podrén hacer Las cuestaciones sin necesidad de licencias.® Las personas jurfdicas piblicas 0 Sus representantes, sin embargo, habrén de tener en cuenta: = Ios estatutos propios, ~ las normas diocesanas, ~ las normas de la Conferencia Espiscopal, a tenor del § 2 de este canon, si las hubiera, = [especial situacién de las personas jur icas supradiocesanas]. Las colectas constituyen en la prictica el medio ordinario més comtin de Aadguirir bienes y de subvenir a las necesidades mi imas de a Iglesia, 1 ©. 1265 § [: “Salvo iuereligiosorum meadicantium, vetatu pe Si im, veatur persona quaevs pia, sive phisica sive uric, sin proprii Ordinaril et Odinari loci cent, in seripis data, sipem eogere pro uo het pio aut ecclesiasticoinstiuto vel fine” Fuentes del parrafo: , 1503, CIC 17; PCT, Resp. 16.10.1919, n. 10, AAS 11 (1919) 478; SCEO Dect. Saepenuniero Apostolica Sedes 7.01.4030, AAS 20 (1990) 108-110; SCEO Deer. Saerte Congregation, del 20.07.1937, AAS 29 (1937) 342. S5BS1,27§ 2, Sobre estos ver los ec, 1261 y 1267, % Dificre en pare de esta norma el CCEO c. 1015: por cuanto ineluye a todas las persons juridicas ‘prime el privlego de ls mendicants y exige la licencia de la autoridad a que est sujet y el ‘onsentimiento del Jeatea del lugar donde se recoge la limosna Tor ello el parroco, como representante de la parroqui, 0 el a parroqui,o el superior religoso, podein en la pato ‘ao on Ia ines oligiosarespeeivamente hacer euestaciones para subvenir las acciones apos- lilieas 0 eariatvas de sus comunidades obras, Los mendicantes. Este es el ‘inico canon del Cédigo en que se menciona a.los“mendicantes”, Son una realidad en la Iglesia, El derecho a “mendigar”, 4que est contemplado en las propias constituciones de los mendicantes, es ‘una norma aprobada por la Iglesia, que ningin Ordinario puede prohibir. Se ‘rata aqu{ de los religiosos mendicantes individualmente, como personas pri- vvadas, porque a la orden mendicante como persona juridica péblica no le afecta la prohibicién. El canon no hace mas que reconocer por ley general, que no necesitan este grupo de religiosos Ia licencia del Ordinario para hacer colectas. Los mendicantes se habrin de entender en sentido estricto, no de “aquellos otros, que se denominan mendicantes en un sentido amplio, como son los de la Orden de Predicadores."* 2.4.2. Competencia de la Conferencia Episcopal, c. 1265 § 2° Ya segiin el c. 1262, la Conferencia Episcopal tiene capacidad para pre- sentar necesidades y objetivos de accién de la Iglesia y organizar o regular el modo com los fieles han de proceder para subencionar tales necesidades, 0 la consecucién de los objetivos. El canon actual ha dado un paso més y hablando de las cuestaciones de limosnas para institutos 0 fines concretos, que con trecuencia se recogen en las Iglesias dentro de los actos de culto, aunque también fuera, esta- blece que pueden las Conferencias dar normas tanto por lo que se refiere a las cuestaciones, como respecto al modo de hacerlas y liquidarlas. Asi se completan las competencias de las Conferencias Episcopales en la mS a Confrencia Episcopal diera normas al respecto, estas normas obli- gan a todos, es decir, también a las personas juridicas publicas: las parro- ‘ 8 ta de la CPE 16.10. 1919 (lc, 621 81 “ Asthabri que entender yas se entendié desde la respuesta de la CP te 608 | {EI CICIT), AAS 11 (1919) 478, y que respond a la expresién del c. 621 del CICIT7: “Regula ani instito mendes voc tun,” y quincy a ile Menore yCapuchios ge instucionalmente no podian poseet bienes comunes como propio; en la misma respuesta oe la CComisida xe mencionaba como excluidos alos de la Orden de Prdicadores. El canon ha extent dol privilegio de los mendicants respecto al CICI, puesto que en ste eslaban eximidos de pit licencia sol al Orinavio donde tenien en conveno, que se sbreenend coceda cone perm so do estableceseen la dicesis, necesitaan sin embargo el permiso del Ordinario si querfan hacer ‘vestaciones en otras ddcesis. © CALM ML, Norme crea la racolta di aferte per necessittparticolar. Comment alle deibere CE, QDE 1995, 118-121 uias, las asociaciones fundaciones etc.**La razén de todo ello podria ser evitar los posibles abusos.® Estas normas particulares obligarn incluso a los mendicantes, asi, respetando el derecho de cuestacién de los mendicantes, Por coherencia con el § 1, podran, sin embargo, regular el modo y forma como éstos deberdn actuar. 2.4.3. Competencia del Ordinario, c. 1266" El canon completa la normativa sobre colectas: determina aqu‘ el Cédigo Ja capacidad del Ordinario del lugar de recabar de los fieles ayudas volunta- tias especiales, en todas las iglesias y oratorios abiertos habitualmente a los files" en todas las iglesias y oratorios, incluso los pertenecientes a los reli- giosos, que estén habitualmente abiertos a los fieles, puede el Ordinario del lugar mandar que se haga una colecta especial para determinadas obras parro- Guiales, diocesanas, nacionales 0 universales, que se enviard despues con Prontitud a la curia, La norma es coherente con la mentalidad moderna, como expresién de la ayuda de todos, de la Solidaridad abierta, ofrecida a todos.” ‘Como norma legal positiva, aunque era una praxis comin, no tiene el canon precedentes en el CIC 17. Es un acto jurisdiecional peculiar, no se ‘manda que se contribuya, hasta donde esto se puede mandar es contenido de olt0s céinones, aqui se trata de que se puede mandar una colecta especial. En el caso pues se ordena la colecta, que se haga la peticién de ofertas, la dona- cin de los fieles es libre y voluntaria. En eso se diferencia de las tasas 0 esti- Pendios, de las oblaciones reguladas estables, de la donacién a iniciativa de Jos mismos fieles; especialmente hay que distinguirla del posible tributo dio- esano del que trata el ¢, 1263. Y se diferencia de las colectas, que por cos- tumbre universal se practican comunmente en las iglesias y oratorios en las 1255, § 2: “Episcoporum Conferencia potest normas de stipite quaertanda statuete, quae ab ‘omnibus servaridebent is nonexclss, qui ex institutione mendicantesvocantur et sunt” Fuente, TIS, 127 § 1 (nexactas las fuentes en el CIC), # Comn 5 (1973) 951.7 y 12 (1980) 404, (0) Fuentes del canon: c. 1505 del CIC 17; MP BS, I, 8. Me, 1214, 1223. 7. 1266: “In omnibus eccesis et orators, etiam a nstiuta eligiosapertinentibus, quae de facto habituiterchrsifidetibus patcan, Ordinari loci pracipere potest t specials tips eolligatur [fo ckterminatis inceptis paroecialbus, dioecesanis,nationalbus et universalibas ad curiam dioce- Sanam postea sedulo mitend.” En ef CCEO Ia norma se generliza y se habla solo de"inceptis Hicoesive” y no se dispone que se mande la cuia fo abteido,c. 1014 celebraciones cultuales, que en gran parte cubren las necesidades minimas del culto; de lo que aqui se trata es de colectas especiales es decir extraordi- narigs. Y esta disposicién obliga también a los religiosos, que deben pract carla en sus iglesias y oratorios, que estén habitualmente abiertos a los fieles. La mencién de distintos objetivos o destinatarios de la limosna de la colecta, indica, que el Obispo puede ordenar diversas colectas.”” La fre- cueneia de las mismas no debe ser abusiva. Hay en efecto colectas impera- das de la Santa Sede, puede haberlas de la Contferencia Episcopal, c. 1262, y puede ahora imponerlas el Ordinario. Esta multiplicacién puede ser gra- vosa para las iglesias y parroquias sobre todo, y por ello debe utilizarse con moderacién.™ Hay que tener en cuenta que tal como aparece en el canon, estas colectas tienen cardcter extraordinario y por ello no pueden multiplicarse, convir- tigndose en situacién ordinaria.”® EI segundo aspecto a tener en cuenta es que lo recaudado en estas colec- tas imperadas por el Ordinario, debe mandarse a lay Curia Diocesana con escrupulosidad y Ia Curia debe utilizar ese dinero para los fines, para los cuales fue pedida la colaboraci6u Ue lus fieles. 2.5. Las ofrendas: algunas normas sobre oblaciones voluntarias, ¢.1267 El canon retoma el argumento de las oblaciones libres de los fieles por propia iniciativa o donaciones, enunciado como principio general en el .1261 § 1, para reglamentar can6nicamente algunos aspectos y garantizar la seguridad juridica de las mismas. No siempre una ofrenda indica el fin por el que se hace, ni siempre es clara la licitud de la ofrenda y por otra parte hay donaciones gravosas. El canon trata de ofrecer unos criterios equitativos para resolver posibles tensiones. auton colt dees nce mena enel mio den, 2648 I a se ts en favor del Seminario, Esa se da por supuesto como medio de subveni sus necesidades antes «de acu al impuestoen favor del mismo, ibid 264 § 2. fen 0 expongan todas Ist Muchas veoes seré mejor una o dos grandes campafas en que se reewerdeno expongan nocesidades, que multpicar fastidiosamente las colectas. Depender nauralmente dels cireuns tancias Aa ae evideni el rozeocoifcat* otenor cnois tr inden exon huiusmodi stiptscoligendas, quod quidem imporat moder is cults Episeoi De tener en cuenta es que en lo que se refiere al administrador y sin per- icio de que pueda también recibir donaciones el superior, las disposiciones del canon pertenecen ya al conjunto de normas que perfilan en estatuto del administrador,” del que trataremos en su lugar. 25.1. Presuncion sobre destino de las donaciones, ¢. 1267 § I" Ante todo el pirrafo 1 establece una presuncién respecto a oblaciones andnimas 0 en las que no se manifiesta expresamente el destinatario: a no ser que conste lo contrario, las oblaciones que se hacen a los superiores o admi- nistradores de toda persona jurfdica eclesistica se presumen hechas a la per- sona (uridica, aunque sea privada.”™ Cuando un superior responsable (presidente de una asociacién, pirroco) © el alministrador recibe una donaci6n, se presume que ésta ha sido hecha a la persona juridica que el representa. Para que se le pueda dar otro destino, debe constar la voluntad distinta del donante. No es necesario que la cons- tancia sea expresa, puede constar por las circunstancias, la costumbre del donante, la ocasi6n evidente de la misma. En general seré el mismo superior, responsable o administrador quien podré apreciar o juzgar si realmente cons- ta lo contrariv, ed. la voluntad de que el destino concreto sea otro. Para que se deshaga la presuncién no basta una idea vaga de otro destino posible 0 problable, el destino distinto tiene que ser claro. Ver un paralelo en el ¢, 531 Yen c'c. 551. La norma se aplica expresamente también a las personas jutf- dicas privadas. El c. 510 § 4 establece una presuncién especial en favor de la iglesia parroquial, cuando la iglesia es a la vez parroquial y capitular. 2.52. Rechazo y aceptacién de donaciones, c. 12678 2° EI pftrrafo segundo regula aspectos del posible rechazo y de la aceptacién dle donaciones. Win efecto el canon, al hablar del Superior © dl administrador (de la persona jurdic), esta afi: ‘mando qué In aceptacién de divas es también un seto que entra en la compeiencia del adminis leador dela persona juridica Fuentes del pitrafo: CIC 17,1536 § 1 1, 1267 § 1:"Nisi conrarium constet, oblationes quse fiunt Supericcbus vel admiistratoribus ‘tiusis persona iurigicaeecclsiaticae, etiam privat, se presume que haa sido hechas a ln thisnma persona juve.” la norma paralela del CCEO esté en ele, 1016 § 2 7 Ponies de a primera aimacign del pirafo: CIC 17, ©. 1536 § 2. None que se reitera en el CCHO e. 1016 § 3, con lis obvias mexiicaciones materiales. a) Sobre el rechazo ; No puede el qe preside o tiene el encargo dela administracion una per sona juridica echazar una ofrenda sin causa just, y tratindose de cosas C mayor importancia y de persona piblica sin la licencia del Oalara! fa principio toda offenda hay que aceptarla, pero evidentemente Pe a jjusta causa para rechazar una ofrenda: por ella misma, objeto in ino inne cesario, sin ning valor ni inter; po su orige,frato de robo, ode triico inmoral (droga); por la intencién, para perjudicar a alguien, para conromper al superior, por exhibicién; por los efectos, escdndalo et i Estos criterios no siempre son claros, puede ser dudosa su veriacién y pueden ser excesivamente subjetivos. De ahi que se establezca una norma de prudencia, para que el albur 0 el mero criterio subjetivo no prive injustae mente ala Iglesia de un bien o don w oblaci6n: en asuntos de mayor impr tanciat® se deberd recabar la licencia del Ordinario, local 0 personal ps poder rechazar Ifcitamente la oftenda.® No se da un eriterio para saber = les son las cosas de mayor importancia;* el criterio podria ser objeto especificaién por ley particular a tenor del c. 1276 § 2, cuyo elemento bis co sera siempre el valor de la cosa; éste mismo es con todo roe : a ie diversidad de las circunstancias y de las condiciones econémicas de las dis tintas personas jurfdicas piblicas, ei esta os ‘el Derecho Canénico incide en la regulaci6n de este con- {rato unilateral: la donacién. Que por lo demas estar sujeto a las sino cciones del derecho civil sobre contratos, c. 1290, y a las normas concordata- rias sobre donaciones a la Iglesia, si las hubiera. 5G: 1267 42 ae i Oblong in 1 epi es ‘ ‘Gor mend ene Orit gt enone ta ili. Soto pa eso, pn sien etnies, en cocci, tt opin del spi Sol pu son un on rin, i pr na acc ea © Esta en ng C30 eee per pa ma nn ae ‘stm ren ge ue pos nro oma nin, sinela peda porn yA i ema er cept, : ‘Getamene seme aioe ear tn plan A eS ‘rene nbs cones cumulats, com il zai el Ordmario Tera nacetra en ah tence inne. 1277, am ne pk oo tne lt telcecy cane naire bens quote qt sonnet, Lano atencién a las normas civiles o concordatarias puede especialmen- te tener incidencia en los dafios que un ilegitimo rechazo haya podido cau- sar a la persona juridica, A este respecto abr que tener también en cuenta Ja disposicién general del c. 128, sobre la reparacién de daiios causados por 1mm acto ilegitimo, del cual respondera el superior o el administrador perso- nalmente. ) Sobre la aceptacién Pero la licencia del Ordinario se requiere, y ésta es una disposicién nueva Caso, én ane eat dros ecu le nda de age de Cristo, en cto ignpde i msc in, Dent ee cl syn ea lc pn fo mine scab, gua pl pp Deno des popes ate see dates a Iglesia, mientras el Espirita Santo robustece sin cesar su estruct orgies y yoo Yn 23 Por dot cigs on canal eset de ae tis ba colaborar entre sf y con el sucesor de Pedro, a quien particulart een ern lee cso de rp Ion sin Den, scons to vel ses pena i i nn ere cis a yt ein la ardent cooper de Hele, DPME, Ye. © 27: psp one viel ota cart po sn do +) eta rca us Ses Apc snd enor snes np ur F lesiam universam rite praestare valeat” Cf. MIRACOLI CE de omener a iS. Pietro (¢. 1271), QDE 1992, 67- 77. aa oo MH orgs dee moderate exes juicade jcc de a clara obliga ma ‘Yerse en Comm 12 (1980) 411-412. Sobre el Lt FoaPam gee Jee Con 288411412 Seecl bl. Dn ood Sn Pao DME, n 46,5: "Pctaem coistione, qne Oban Sasi er ‘iltt, ut Romana Foclesia valide munus suum adimpleat praesidenti caritati univers anee la responsabilidad sobre toda la Tglesia Universal como alent Colegio Apostélico." No se impone un tibuto, sino se suele rec colaboracién en alguna de las formas de oblacién ya vistas, La norma da contenido juridico a una obligacién moral que surge oe culo con el que todas las iglesias estan unidas en comune, a con la ayuda econémica al sostenimiento material de la Santa Sede. Fin del sistema beneficial, c. 1272! : En las regiones en donde existen los beneficios, prriamente 5 ce, corresponde a la Conferencia Episcopal determinar el regimen alike ese fcios, a tenor de opertunasdisposiciones acordadas con la Sede Apostlic y aprobadas por éxta, de manera que palatinarente se taster as ens, mas avin, en cuanto sea posible, incluso la misma dote del beneficio, tituto del que se trata en el ¢, 1274 § 1.1 a Inspiradores de este canon son Jos deeretos conciliares ae: i terio de los Obispos y sobre el Ministerio y Vida de los Fre ers Ie superacién del sistema beneficial como medio ordinario de sustentamient del clero, Sistema que subsistio legalmente, aunque muy sesqucbrajado, Pas PF VLMa hse ps AAS 6196) 226227; CIV Coro Des oo Val IL interpeetandis), Resp. 03.07.1969 AAS 61 (1969) 551. let Soo a tema: Citas M, Dal endici feudal lf fio coi cle Bhi cv. tri giorni, in Il sostentamento det clero nella legislazic = ‘concor italiana, 21-31, Dé REINA V., El sistema Beneficial, Pampl ie 96 (1971) 432-063 ‘systemate beneficiali supprimendo aut reformando ad enn alent fndl lif elastin declan, Nap 197 Rae Die Becinacongen desc 1972 CIC tum Benefisarechs, AKKR 155 (1986) 443 oon mode ita ut reditus, immo quatenus possibile sit ipsa dos beneficiorum ad i \ hasta la promulgacién de este canon." La disposicién habia sido ya recogi- da en el MP Ecclesiae Sanctae I, n 8, uno de los Documentos legislativos ‘més importantes en la aplicacién del Concilio y como derecho intercodicial, ¥ particularmente también por el Sinodo de los Obispos." En atenci6n a algunas situaciones complejas de algunas naciones Eu- Topeas, el canon no es absolutamente taxativo, sino mantiene una reserva Tesfetuosa a situaciones muy consoliadas, De todos modos en el canon que- dan claros los siguientes punt 8) Que no se deberin ya crear nuevos beneficos en sentido estricto. ©) Que el sistema beneficial, como derecho comin, queda obolido; ya no serd el medio comtin de atender al sustento del clero, que es sustituido por otro sistema comtin aplicable en todas partes, ©) Que los beneficios propiamente dichos atin existentes, serén regulados para ir poco poco a su extincién, en cuanto sea posible. No se hace ues una abolicién tajante de lo existente, sino que se marca el modo de proceder, para la fase transitoria, hacia el sistema previsto en los ce. 218 y 1274 § 1, hasta la eliminaci6n de los beneficios existentes, 4) La instancia competente para la moderacién del régimen beneficial y para realizar el paso es la Conferencia Episcopal, cuyas normas debe- ran ser concordadas con la Santa Sede y aprobadas por ella. ©) Los objetivos de esta transicién son: que los réditos de los beneficios existentes pasen al fondo, a crear segiin el e. 1274 § 1; y si fuera posi- ble, como iiltima fase, que la misma dote beneficial sea transferida a dicho fondo. Siel legislador no ha procedido més resolutivamente es por el respeto a los derechos adquiridos, que sin embargo no es Ia dificultad mayor, y por ‘ras razones de naturaleza técnica y politica especialmente. Razones hist6- ricas influyen también, pero Ia historia est en continuo movimiento y evo- Iucién y acepta los cambios racionales. Los problemas para los lugares 1 Ce, 1409-1488 CIC 17. Yael c. 1410 CIC 17, mosrae con clridd e deteriro de aiden org ‘al del beneficio de “unas rentasanejas por la dote a un aici”, e. 1409 CIC 17, como conse. ‘eacia de fos cambios econémicos y muy especialmente por los efectos de las desemnrtizaciones debs bienes de a Iglesia, 1" Sino de kos Obispo de 1971, De sacerio mineral In. 4, AAS 63 (1971) 821 donde existen los beneficios provienen de la posibilidad de perder la titula- ridad civil de las propiedades que corresponden al ente beneficio por un lado; por otro, en relaciGn a la rentabilidad de las dotes beneficiales, al dete- rioro o degradacién productiva de la dote, en cuanto no se dedique exclusi- ‘vamente al sostenimiento del beneficiado. Puede que también el peligro de tuna excesiva centralizacién econémica, pero ésta se ha realizado de todos ‘modos, sélo que donde el sistema general fuera el beneficial, el paso de ‘golpe y radical a una centralizacién tiene sin duda sus inconvenientes. sta componenda transitoria fue decidida por la Plenaria de la Comisi6n, frente al parecer de los consultores, que abogaban por la supresién.'” Es una ‘medida prudencial, que justificando y dando carta de naturaleza a lo que es ya comin en la iglesia, aboga por un cambio sin tensiones, all donde se pudieran producir; dejando bien claro que, lo que debe ser el objetivo for- mal, es el cambio pedido y deseado por el Concilio.!" "© Comm 12 (1980) 412 y 15 (1984) 31 18 PO 20: “Por lo ual hay que dejar el sistema que aman beneficial oa menos hay que reformat fo de suerte que la parte beneficial 0 el derecho a los réditos dotalesanejos al beneficio secon dere como secundaria y se aribuya en derecho, el primer lugar a oficio eclesiéstio”. CAPITULO HT TITULO II. LA ADMINISTRACION DE LOS BIENES ce. 1273-1289 A. ESQUEMA DEL TITULO IL a [aS aR — RR ber SE (Hide io ie a =, | Ekes | SSeS he : Por (1277,1281,1285,1524 | § | Sustento det lero = Coanpaienciay de toe enn Semis | ieee | eee | con Srmnnwo| EE | RRR | Se ‘Otros seevidores ecb I i. eptoan | Eevee | fiteiano? [fi Sepetnm Eouctme | Pie (laeete ee ee Viana ‘Puede elo 10s obispos = BLObispo a3 a a ce ‘pueden varios obispas | - Cons. de Conse, 302 . ane eat de net, ~Aocacones pride iva (cet Cnsjo de A en) | 1286 ems = ElEeioomo,<. 178 | Contato de ajo Enperjuies, 1287 Cones 120: Blue is 5 1 Ren een Comins por Orsi, | nai. FIIs io les Tac pn, Sree (Coase. ods (288 coe cevscemn 1280 129 Reni B. CUESTIONES El segundo gran capitulo del derecho patrimonial candnico se refiere ala administracién de los bienes. Varias son las cuestiones que conviene — event y dear alii letutio de ee eat, sabre odo prs al rar algdn concepto y para comprender mejor el desarrollo que el legis! ha dado a la materia regulada. 1. La administracién La administracién de los bienes en sf es un derecho que corresponde al “dominus” de las cosas! Si ste es una persona jaridica, tal derecho cones: ponderd a quien 1a representa y obra en su nombre? El propitro -l duenio- es quien de por si administra sus bienes, dispone de ellos, pus ‘ademds encomendar la administracién de los mismos a otra persona, Ahora bien la persona juridica esti dentro de un orden juridico, sl que una autoridad competente ha reconocido sus fines y la ha erigido, est pues dentro de un orden jurisdiccional, ‘ Tratindose de bienes eclesidsticos el administrador de los bienes, en cuanto eum supesioro na astra uesonal no sees por sartn pots jersicional ode reghmen m ogo eto so lens, 0 que ejerce la administracion sobre los bienes de la persona juries se las normas dadas por Ia autoridad competente, que tiene la jurisdiceién sobre los bienes, aunque no necesariamente el dominio, y bajo la direccién y res- ponsabilidad de quien rige la persona juridica join com De 16m p38: iim eq doiniom, . tm gua snap des nvr pop bd nent por pet ron ju not sos et eens reeset c= es cho enero esa os rps eats qe a i ape ol Staal compte 17 18 Ss nee dm aia ses i ep ai fein scammers dod re Nea dog spss ios Kes opi © el tin ins atx por a mtd compe aoa ope ‘obi seel ula, ery ropa dl ise lees, 5 Rens ce esa Th ce ts ao te nino frie eel ie es Et oe tin sen coors a ace oe oa peste ji 9 i es tse pn tc si thy cece sobre tao expelled de pine ep es pps el stout se up, 2, Administracién ordinaria y extraordinaria’ 3) En general se entiende por administracién cualquier negocio jurdico Con 0 sobre los bienes, por el que de algtin modo se modifica el patrimonio. de una persona juridiea (pdblica), En concreto abarca cualquier negocio juridico por el que se adquieran o se aumenten los bienes de una persona Juridica, por el que se dispone de ellos para realizar los fines dela misma, xe atende a la conservacién y defensa de los mismos, incluso judicial, por el ate sé Fecogen los frutos, que de cualquier modo producen, por el que se imodifican, se enajenan o se pierden.° La mayor parte de estos actos, todos aduellos que se refieren a los actos necesarios para la conservaci6n, aprove, chamiento utilizacién del patimonio y de sus renta (que serin mayorita: Fiamente los mencionados en el c.1284), pueden catalogarse como actos de administracién ordinaria. {La administracién no presentara problemas graves de reglamentaci6n, si no fuera por la necesidad de control” que la historia ha hecho patente y que 8 exigida por la naturaleza piblica de los bienes, por la necesaria utilizacion pau os fines, que los justfican, Esto es, por lo que respecta a la gestidn de Hos bienes, fe que. determina a funcion, ncluso de quien preside una persona Juridica, como la gestién propia de un administrador, no de un “dominus™, El control, que el derecho ha introducido por las razones antedichas sobre Ia administracion de los bienes, obliga a distinguir ene la administracién 0 Actes de administraci6n ordinaria y actos de administraci6n extraordinaria, Fstes conceptos de actos de administracin ordinaria y extraordinaria apare. | Mhxnc, S. Ondentiche und auserodentiche Venvoting. AKKR 164 (1995) 396.389, pameia Sct aut ad lpia perceonen,consevatonem, neliertoenn aes Fanaa czecatione fructum etredtuum ecclesiastcorun rerun”: Yeomans, Lem Io, {abla de amiisraion ‘prope site", qu no hey que confundr con la dau tn me lonar agua ka enajenacin. La adminisiracin de tos bienes de una persona ica evade por ella misma no ofrece problemas, cen mencionados expresamente en los cc. 1277, 1281 y 128 y estan presentes implictamenteen Ios cc. 1284" al 1288 y en los ce. 1291, 1292, 1295 (1296), b) Ciertamente el Cédigo no da una definicién de los actos de adminis- tracién ordinaria ni extraordinaria, pero si da un elenco de actos de admi- nistracién “ordinaria” y da crterios para una determinaci6n, aunque sea for- mal, de lo que debe entenderse por actos de administracién extraordinaria en la practic En el c. 1284 se enumeran en efecto unos actos del administrador, que aparecen como su quehacer cotidiano, sin que tenga porqué intervenir nadie ‘més (con una leve excepeién del consentimiento del Ordinario para la utili- zacin de superavits) en ellos, a diferencia de otros actos para cuya ejecu- cidn los cénones exigen la intervencién de alguien més. Y en este sentido se ‘apunta a actos que sobrepasan los fines y el modo de la administracién ordi- naria, c. 1281 $§ 1 y 2 (c. 294 § 3). Existen pues unos limites en el fin y ca el modo de la administracién, que no estén coneretizados de un modo comtin y general en el derecho, Una determinaci6n material del concepto de administracién extraordina- Fia (que vaya en la nea de explicitar la modificacién notable del patrimonio de una persona juridica)” no es posible ni en nuestro caso jurfdicamente razo- nable, dada la diversidad tan grande de las personas juridicas publicas de la Telesia, tanto estructurales como convencionales, sin olvidar el mito de autonomia propio, muy particularmente traténdose de las personas juridicas convencionales. Los fines son diversos, como diversos son los recursos; diversidad que solo podré ser regulada equitativamente mediante normas particulates 0 peculiares y en todo caso proporcionales. El derecho particu- Aung x ooo none chads eildr refreshes pean juny, nee Care nn 123 cepn te no ny cms ipso dar 9 ont), ‘Tacos reform en er lund) 37, 89 eos lo refresh ‘fers igualnents a ama elt peroaspvas La dminseaci exrrinaria seen a daca cetine agli egocos en qu e pone cx fer yt ge te emcee mod di ee ml few auatby porte guse mods den do nol I stan dt pats lon reso ro sc nes re ie etn ns edi La eeu de eos to xg req specs comitge un rotetnuia pcs os ees eos jae, eu ee Plaza en ene vento, Vb Pas, 14, iD) at a ale rt 30 nae Fue: ha tsar d er pela lar, peculiar y estatutario tienen aqui un lugar inequivoco, como se patenti zaré por lo demés a lo largo de éste y del siguiente titulo. ©) El acto de acministraci6n extraordinaria ser a nuestro juicio aquel que segtin el derecho no pueda ser realizado validamente Por el administrador legitimo sin intervencién del superior ejecutivo o de los érganos de control peculiares. Justamente esta circunstancia sera la que indique que el acto Supera el “fin y el modo" de una administracién ordinaria, En efecto si un administrador para realizar un acto de administracién vélidamente necesita la intervencién del superior, quiere esto decir que la realizacién del acto en Cuestion excede sus atribuciones o competencias ordinarias 0 lo que es Io mismo es un acto que esté fuera de la administracién ordinaria, La exigencia de requisitos especiales es la proteccién juridica de los bie- nes y la proteccién juridica especial de las personas juridicas, que por su naturaleza son causas favorables en derecho La distincién de administracién ordinaria y extraordinaria tiene por lo demas sentido traténdose de bienes que pertenecen a personas juridicas y por tanto a Ios bienes eclesidsticos. No lo tienen tratiindose de bienes de pers hae fisiens: el dominus en efecty uv necesita requisitos especiales para poder realizar cualquier negocio con los bienes propios, ni intervencién de otros ni de la autoridad: para él a distincién tiene un sentido tedtico sin que le cot dicione en 1a realizacién de los mismos,'! 3. El cumplimiento de las leyes civiles Es necesario notar aqui la insistencia y cuidado con que el legislador inculca la necesidad de cumplitr las disposiciones civiles en toda esta mate ria econémica, La razén primordial de esta insistencia es sin duda la necesi- dad de garantizar por todos los medios validos que ofrece el Derecho Civil, Veanse este respect les ec. 494 § 3 "secundum rationem a consglo a rebus oeconomicis"); 638 $1 (*dcterminare actus qu finem ct modum orinavie administrations excedant™) 1277 Cprac- terquam in casibusiure universal (cc. 1293, 1295... Confeentiae autem Episcoporum est detini- fe quinam actus habendi sin extraordinatiae adi 5 1281 § 2 Cdefiniantur actus qui finer et modum ordinaiae administrations excedznt);y los eénonesespecicls que se retire al derecho universal 1291-1292. 1295-1297 MY Netualmente es sujeto a las normas del derecho civil sobre los negocios juridics o reguledoras te la actvided econdmica en general, que no entra en esta cuesti6n edria de actos de adminis Inacin ondinari oextraondinaia 0 actos de mayor imporancia Ia propiedad de los bienes eclesisticos y junto a ello prevenir que la Ines zo sufra un perjuicio precisamente por haber descuidado el cumplimiento de Jas normas civiles. Fs una muestra por otra parte de Ja conciencia de la Iglesia sobre la autonomfa de lo temporal. La preocupcién no es una nove- dad, existia ya en el CICI7, aunque en el Cédigo vigente aparezca con mayor nitide e insistencia, y directa o indirectamente al tratar de nuevos problemas, como los contratos laborales'? 0 la remuneraci6n oO asistencia social de clérigos 0 de personas al servicio de Ia Iglesia." Esta insistencia apareccerd partcularmente al hablar de los deberes de los administradores Pero no aparecers tinicamente en el contexto de la prctica de la administra- cin; yeremos Ia importancia de las normas civiles a proposito de los con- tratos, y en especial de la enajenacién, en el capitulo siguiente, asf como también en relaci6n a las causas pfas, en el tiltimo capitulo. Y fuera de nues- tro libro V, esta preocupacin endra su expresién al tratar de los ministros sagrados y otros que estén al servicio de Ia Iglesia sobre todo en lo referen- te a su congrua sustentacién y la asistencia social."® La consecuencia més inmediata de todo ello es Ia necesidad de que los administradores Y, por lo que a él le atafe, teniendo también en cnenta su deber de vigilancia, el Obispo Diocesano estén suficientemente informados no solo en las normas canénicas sino igualmente en las civiles. Por ello el mismo Cédigo exigiré que el ecénomo diocesano sea competente en mate- ria econémica y que los consejeros diocesanos sean expertos en materia eco: ‘némica y en derecho civil.'” En todo caso el Obispo deberit garantizarse la ayuda y el consejo de expertos. 4, Los nuevos institutos para la administraci6n ‘Como gran novedad destaca el impulso ereador en los nuevos institulos candnicos. Dos eénones (1274 y 1275) van a introducir y regular unos insti Ver los ce, 1908, 1513 § 2, 1523, 1529. 9 ©. 1286,1 y 2(CICITe. 1524). WC. 1274 48 1.2.35. \S Ge, 1982 §2,2,3,4y ; 1285, 1 y2, con la preocupacion de Ia asistencia social de eléigos y servidores Ce, 281,231 $2. Ce, A92.§ 1,494 § 1 tutos fundamentales en el vigente sistema candnico para la administracién de los bienes eclesisticos. En ellos gravitard y se va a consolidar la sustitu- n del sistema beneficial por un sistema modemno de atencién a las nece- sidades del clero y de los ministros, y el modo como subvenir a las necesi- dédes de las didcesis en general Estos institutos son también los instrumentos de cooperacisn y colabora- cin entre las iglesias particulares, sin olvidar en la nueva ordenacién la tute- lade Ia entidad y la autonomfa de la Iglesia Particular, con Jo que se resalta la propia responsabilidad, sin diluirla en la responsabilidad de una Conferencia Episcopal," ni disminuirla en una centralizacién innecesaria. 5. Configuracién de este titulo del libro Por lo que todo esto significa, es éste realmente el capitulo central del litro y en el que se plantean los principales problemas canénicos, si excep- tuamos las normas de tutela de los bienes ante la enajenacién del capitulo siguiente. Todo el capitulo no pretende otra cosa que tutelar el buen uso y la correcta gestién de los bienes: objetivamente respetando los fines de la per- sona juridica, formalmente observando las normas peculiares, estatutarias, establecidas por las personas jurfdicas y atendiendo las normas del derecho ‘coniin, evitando ademis la dilapidaci6n o pérdida irresponsable de los mis- mos. Sin pretender ser, por otra parte, ningiin tratado de economia ni un devallado derecho administrativo El thulo queda asf configurado: Después de una necesaria referencia a la potestad suprema del Papa en ineteria de administracién de los bienes eclesidsticos, el Cédigo, en relacion Al cumplimiento de uno de los fines mas urgentes del patrimonio eclesidsti- 0; ¢1 mantenimiento de los ministros y otros servidores, centra su atencién €n promover unos institutos econdmnicos" e instituciones de cooperacién Comm 12 (1980) 391: “Consultores concordes sunt ut schemate expungatur uiduid implica [sit vigilantiam Conferentie supea Episeopos, vel atentareposst Episcoponar iri regendi suas Fevelsias us pastores ordinariet immedi. Attamen, atentis documents Cocili Vatican Il praevi- di debent quaedam normae, quibas melior coordinaio assequatur ope Episcoporum Conte fentarum circa regimen bonorum ecclescsicorum quod atinet ad peculiar quaedam institut ‘Una de las ms importantes novedades de todo el derecho patrimonial son esos instttos, que ben cepa ese poles del cle en eds ets, anbn de pein y de tistencia social interdiocesana, una vez se ha optado por eliminar el sistema beneficial para subvenir a la sustentacién del clero. : A continuacién se especifica la funcién y responsabilidad det Obispo (Ordinario) en la vigilancia y ordenacién de la administraci6n; se tratard ils actos del Obispo que directamente afectan la administracion de Bienes 7 didcesis y del control de estos actos por los consejos diocesanos compet ae ‘Se completa después la configuracién del ecénomo diocesano, y se trata os administradores, y de los érganos de colaboracién y ayuda de estos flea ciones, Especialmenteenestecontexto se mencionan Tos actos de adminis cién ordinaria y extraordinaria y su relevaneia juridica.®” Los fnanes gue refieren a estos tiltimos puntos y los céinones restantes del capitulo, a6 d 1289, los podrfamos considerar como el estatuto juridico del administrador. C. LOS CANONES 1. Primado de régimen del Sumo Pontifice, c. 1273" 11. Supremo administrador y dispensador i EL Romano Pontfice es, en virtud de su primado de Jurisdiccién, el admi- nistrador y dispensador supremo de todos los bienes eclesidsticos. El canon es la aplicacién al Ambito del derecho patrimonial de la afirma- ci6n teol6gica del primado del Papa, en él se fundaré la afirmacién jurdic "vi Primatus iurisdictionis".* En la administracign de los bienes eclesias cos el Papa es Supremo Administrador y Dispensador de los mismos. bre los bienes eclesi hae Coane cain persona juridica, c, 1256, sino en su suprenn jurisdiccién2" La administracién de los bienes es un derecho que inme ticos no se basa en el domi Js cos emits ota yt, 9G 17h a semen por pine ver vs ‘samo tsar er ingress rar 2 Pens: CIC 197.518 TEU € 123 "Ronan Ponies vi pina nse oman non ee Sox ania SapensoeLa pi dl COBO pp. 720383 » ae el De Bose, 7940 “i “Ba Suna Poets scones aia eo ies als qu ges ‘sai re exc eon tamente corresponde a quien tiene el dominio por adquisicién de los bienes, se basa pues en una relacién privada, el titulo de adquisicién del dominio, 8 los bienes eclesidsticos de personas juridicas piiblicas en la por los” fines eelesiales cata peiugr tuts my 2: estin en efec- del bien pliblico comin de la Iglesia, puesto que los Times a Conseguir, que son los que justifican los bienes, son fines publicos en rela- Gin con el bien comin de la Iglesia, La titularidad de un bien, el ser el dueio o el usura ie. no concede Ia tutela de Ja dimension publica del bien poseidor esta tutela Pertenece a Ja autoridad publica, En esta dimensin los bienes eclesidsticos se encuentran bajo la jurisdic- ci6n, bajo la potestad de régimen de la Iglesia, a la cual corresponde la tute- {a del bien piiblico. Por la misma razén también el dominio de los mismos queda bajo la potestad de régimen; éste no puede sustraerse de la dependen- cia jurisdiccional.> Asf origen del dominio, justficacién, extensidn, ejercicio del mismo y administracién de los bienes, como realidad dindmica (del dominio) de los bbienes, tienen una dependencia de la potestad de la Iglesia, que lo susten. {2,10 legitima, lo ordena, lo vigila y en casos extraordinarios puede dispo- ner de él; puesto que y en tanto estos derechos, funciones y acciones Corresponden al dmbito y dimensién paiblica de los bienes, cuya tutela per- tenece a la autoridad publica. El Sumo. Pontifice tiene una Posicién emi- hente, en cuanto ejerce sobre los bienes Ia posicién (0 autoridad) que correspond a la jurisdiccién sobre los mismos y su uso. Uso, que es adi histracién.?” 1.2. Ejercicio de su funcion Ejercer y tener esa posicién Ileva consigo el derecho, eminente, de dis- Poner y administrar, que corresponde al dominus.2* 1 Yersobre ello M, Love ALARCON, La Titwaridad, p18 * Cr, supra p.72 y nota 8a UP Yer supra p. 71s. A est respect puede verse la posicién de Ween - Vins ly Canonicum IY P.#4n, 742, nora 196 Un dominio eminens (no jursdiceional) sostuvo M. Bower Mum, Gestion del Patrimonio Beleséstce, en Patrimonio Bclesidstico, Salamanca 1950, 129; también S. ALonso, Comentering Ul Codigo de Derecho Cannio Il, Maid 1964, 164,

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