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Las 13 Colonias

Las 13 colonias originales de Gran Bretaña en América del Norte se establecieron a lo largo de la costa entre 1607 y 1732. A fines del siglo XVIII, las colonias se unificaron bajo un gobierno independiente de los Estados Unidos después de desarrollar tensiones con Gran Bretaña sobre impuestos y control político. Tras la Guerra de Independencia de los Estados Unidos entre 1775-1783, las 13 colonias originales se convirtieron en los primeros 13 estados de la nueva nación independiente de los Estados Unidos.

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Las 13 Colonias

Las 13 colonias originales de Gran Bretaña en América del Norte se establecieron a lo largo de la costa entre 1607 y 1732. A fines del siglo XVIII, las colonias se unificaron bajo un gobierno independiente de los Estados Unidos después de desarrollar tensiones con Gran Bretaña sobre impuestos y control político. Tras la Guerra de Independencia de los Estados Unidos entre 1775-1783, las 13 colonias originales se convirtieron en los primeros 13 estados de la nueva nación independiente de los Estados Unidos.

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Las 13 colonias

Anthony Quisintuña

Las Trece Colonias es el nombre que se ha dado históricamente a las posesiones coloniales de
Gran Bretaña en la costa atlántica de América del Norte comprendida entre Nueva Escocia y
Florida, y que a fines del siglo XVIII se unificaron bajo un gobierno independiente para crear los
actuales Estados Unidos.

Gran Bretaña había establecido colonias en América del Norte desde 1607, cuando en Virginia se
fundó la primera población permanente de colonos británicos. A lo largo del siglo XVII aumentó
la población de este asentamiento y se fundaron muchas otras colonias de origen británico,
usualmente dotadas de una gran autonomía en sus asuntos internos, pero sujetas al dominio de
Gran Bretaña.

Un rasgo importante de estas colonias era que su población de origen europeo era bastante
heterogénea, pues a los iniciales inmigrantes ingleses se unieron después escoceses, irlandeses,
alemanes, flamencos y hugonotes franceses. A mediados del siglo XVII Suecia y los Países Bajos
también habían fundado pequeñas colonias en la costa norteamericana, pero cuando Inglaterra
conquistó tales asentamientos su población también fue absorbida por las Trece Colonias,
aumentando la diversidad en la población. La religión era también otro factor de gran
diferenciación, pues en estas colonias se asentaron diversas denominaciones religiosas de
Inglaterra que eran perseguidas o discriminadas en su tierra natal, como los cuáqueros o
católicos, con el fin de continuar sus creencias lejos del control de la Corona británica. En el siglo
XVIII estos asentamientos se habían extendido a lo largo de la costa hasta las cercanías de los
Montes Apalaches.

En los años 1770 ya habían surgido varios centros urbanos pequeños pero en proceso de
expansión, y cada uno de ellos contaba con periódicos, tiendas, comerciantes y artesanos.
Filadelfia, con 28.000 habitantes, era la ciudad más grande, seguida por Nueva York, Boston, y
Charleston. A diferencia de la mayor parte de las demás naciones, Estados Unidos jamás tuvo
una aristocracia feudal de tipo europeo. En la era colonial la tierra era abundante y la mano de
obra escasa, y todo hombre libre tenía la oportunidad de alcanzar, si no la prosperidad, al
menos la independencia económica.

Todas las colonias compartían la tradición del gobierno representativo. El monarca inglés
nombraba a muchos de los gobernadores coloniales, pero todos ellos debían gobernar
conjuntamente con una asamblea elegida. El voto estaba restringido a los terratenientes
varones blancos, pero la mayoría de los hombres blancos tenían propiedades suficientes para
votar. Además Inglaterra no podía ejercer un control directo sobre sus colonias
estadounidenses. Londres estaba demasiado lejos, y los colonos tenían un espíritu muy
independiente, además que los mismos estatutos de fundación de cada colonia la Corona
inglesa reconocía la autonomía interna de los colonos. Finalmente, la ausencia de grandes
riquezas minerales en las colonias (minas de oro y plata) desalentaba una intervención directa
de Gran Bretaña en el gobierno las Trece Colonias.

En 1733, los ingleses habían ocupado 13 colonias a lo largo de la costa del Atlántico, desde
Nuevo Hampshire en el norte hasta Georgia en el sur:

NuevoHampshire,1679 
Massachusetts,1620 
RhodeIsland,1636 
Connecticut,1635 
NuevaYork,1664 
NuevaJersey,1664 
Pensilvania1681
Delaware,1701 
Maryland,1632 
Virginia,1607 
CarolinadelNorte,1653 
CarolinadelSur,1670 
Georgia,1732 
Los franceses controlaban Canadá y Luisiana, que comprendían toda la vertiente del río Misisipi:
un imperio vasto con pocos habitantes. Entre 1689 y 1815, Francia y la Gran Bretaña sostuvieron
varias guerras, y América del Norte se vio envuelta en cada una de ellas. En 1756 Francia e
Inglaterra estaban enfrascadas en la Guerra de los Siete Años, conocida en Estados Unidos como
la Guerra Francesa y Aborigen. El primer ministro británico, William Pitt, invirtió soldados y
dinero en América del Norte y ganó un vasto imperio. Las fuerzas británicas tomaron las plazas
fuertes canadienses de Louisburg (1758), Quebec (1759) y Montreal (1760). El Tratado de París,
firmado en 1763, dio a la Gran Bretaña derechos sobre Canadá y casi toda Norteamérica (media
y septentrional) al este del río Misisipi.

La victoria de Inglaterra condujo directamente a un conflicto con sus colonias estadounidenses.


Para evitar conflictos con los nativos de la región, llamados aborígenes por los europeos, una
proclama real negó a los colonos el derecho de establecerse al oeste de los Montes Apalaches. El
gobierno británico empezó a castigar a los contrabandistas e impuso nuevos gravámenes al
azúcar, el café, los textiles y otros bienes importados. La Ley de Alojamiento obligó a las colonias
a alojar y alimentar a los soldados británicos; y con la aprobación de la Ley de Estampillas,
debían adherirse estampillas fiscales especiales a todos los periódicos, folletos, documentos
legales y licencias.

Estas medidas parecieron muy justas a los políticos británicos, que habían gastado fuertes
sumas de dinero para defender a sus colonias estadounidenses durante y después de la Guerra
Francesa y Aborigen. Seguramente su razonamiento era que los colonos debían sufragar parte
de esos gastos. Pero los colonos temían que los nuevos impuestos dificultaran el comercio, y que
las tropas británicas estacionadas en las colonias pudieran ser usadas para aplastar las
libertades civiles que los colonos habían disfrutado hasta entonces.

En general, estos temores eran infundados, pero fueron los precursores de lo que han llegado a
ser tradiciones profundamente arraigadas en la política estadounidense. Los ciudadanos
desconfían del "gobierno poderoso"; después de todo, millones de inmigrantes llegaron a los
Estados Unidos para escapar de la represión política.
En 1765, representantes de nueve colonias se reunieron como "Congreso sobre la Ley de
Estampillas" y protestaron contra el nuevo impuesto. Los comerciantes se negaron a vender
productos británicos, los distribuidores de estampillas se vieron amenazados por la
muchedumbre enardecida y la mayoría de los colonos sencillamente se negó a comprar las
mencionadas estampillas. El parlamento británico se vio forzado a revocar la Ley de Estampillas,
pero hizo cumplir la Ley de Alojamiento, decretó impuestos al té y a otros productos y envió
funcionarios aduaneros a Boston a cobrar esos aranceles. De nuevo los colonos optaron por
desobedecer, así que se enviaron soldados británicos a Boston.
Las tensiones se aliviaron cuando Lord North, el nuevo Primer Ministro británico, eliminó todos
los nuevos impuestos salvo el del té. En 1773, un grupo de patriotas respondió a dicho impuesto
escenificando la Fiesta del Té de Boston: disfrazados de aborígenes, abordaron buques
mercantes británicos y arrojaron al agua, en el puerto de Boston, 342 huacales de té. El
parlamento promulgó entonces las "Leyes Intolerables": la independencia del gobierno colonial
de Massachusetts fue drásticamente restringida y se enviaron más soldados británicos al puerto
de Boston, que ya estaba cerrado a los buques mercantes. En septiembre de 1774 tuvo lugar en
Filadelfia el Primer Congreso Continental, reunión de líderes coloniales que se oponían a lo que
percibían como opresión británica en las colonias. Estos líderes instaron a los colonos a
desobedecer las Leyes Intolerables y a boicotear el comercio británico. Los colonos empezaron a
organizar milicias y a almacenar armas y municiones.
En 1775 comienza oficialmente la guerra, cuyo desarrollo inicial fue claramente de dominio
inglés, pero su curso cambiaría cuando tras la Batalla de Saratoga, primera gran victoria
estadounidenses, Francia y posteriormente España entrarían en guerra apoyando a los
independentistas estadounidenses.
En 1783 por la Paz de Versalles, Inglaterra se ve obligada a reconocer la independencia de las 13
colonias estadounidenses, tal y como éstas habían redactado en la famosa Declaración de
Independencia de los Estados Unidos de 1776.
Una vez lograda la independencia, resultó muy complicado poner de acuerdo a todas las
antiguas colonias si seguían como Estados independientes, o se reunían en una sola nación. Tras
varios años de negociaciones, en 1787, 55 representantes de las antiguas colonias se reunieron
en el Congreso de Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Se creaba así un único
gobierno federal, con un Presidente de la República y dos Cámaras Legislativas (Congreso y
Senado) como solución intermedia. Redactó también la Constitución de 1787, y llamó a las
elecciones por las cuales George Washington fue investido primer Presidente de los Estados
Unidos.

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