1 Pedro
1 Pedro
1 PEDRO
La Primera carta de San Pero es un escrito precioso del NT para percibir la altura
dela reflexión teológica, la hondura espiritual y la fuerza vital de las comunidades
cristianas mencionadas al comienzo de la carta como destinatarias de este
documento.
Autor
carta a los elegidos del ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitimia, desde Babilonia
(5,13), donde también esta Marcos, su hijo.
1) La adaptación de los temas teológicos de 1Pe sobrepasa el año 67, por tanto,
el apóstol ya había muerto (año 64 o 67) cuando la carta fue redactada
(década del 80)
2) La calidad literaria de la carta, tanto por el griego utilizado, por el estilo
literario, como por la utilización de los LXX no corresponde a un pescador
de galilea (Hch 4,13)
3) La presencia activa de Silvano en la redacción de la carta (1Pe 5,12)
4) Entre lo destinatarios de la carta figuran las regiones de Galacia y Asia,
iglesias paganas fundadas por Pablo, a las cuales es difícil que el apóstol
Pedro se dirigiera en vida de Pablo.
5) La situación de hostilidad ambiental corresponde a la descrita por Plinio, el
joven a Trajano.
Fecha y lugar
Sin embargo, no se puede concluir nada con certeza y nos inclinamos mas bien por
la hipótesis de la localización de 1Pe en algún núcleo cristiano importante de Asia
Menor, debido a la sencilla estructuración de la iglesia que se deja entrever los rasos
sencillos que caracterizan la figura del auto, al conocimiento real y concreto que
tiene de la situación de los destinatarios, y a la presencia en la carta del término
cristiano procedente de Antioquia.
Contenido y mensaje
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Mas aún, la pasión de Cristo en particular, expresada con un vocabulario propio, con
un total de 12 referencias, parece constituir el tema principal: la sangre de Cristo
(1Pe1,2.19) y el sufrimiento de Cristo (1Pe 1,11). Así como los verbos sufrir y
desechar referidos a Cristo son el núcleo fundamental del mensaje doctrinal y
parenético de la carta.
Género Literario
El actor de la carta ha utilizado como base de sus citas del AT la traducción griega
de lo LXX, pero no podemos excluir en algunos casos, una relación directa con el
texto Hebreo. Después del Apocalipsis, junto con la carta de los Hebreos , 1Pe es
uno de los escritos del NT que en proporción con su extensión, mas utiliza el AT en
citas y alusiones es relevante, sobre todo el hecho que no todas las partes de la
sagrada escritura están presentes de algún modo en la carta: el Pentateuco, los Libros
Históricos, los Profetas y la Literatura Sapiencial aparecen en 1Pe. El génesis con
alusiones a Noe, Sara y Abraham; el Éxodo mediante la figura del cordero pascual,
el rescate y las clausulas de la alianza; el levítico con la exhortación a la santidad;
los Salmos, el Libro de los Proverbios y la Literatura Profética mediante múltiples
referencias, destacan especialmente las citas del Cantico del Siervo de Yahveh de Is
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53, presente en el texto central de 1Pe 2,22-25 y otros textos de Isaias y Oseas,
combinados con Sal 117 (LXX)en 1Pe 2,4-10, así como las amplias citas de Is 40,6-
8 en 1Pe 1,2-25 y de Sal 33,13-17 (LXX) en 1Pe 3,10-12. Con esta utilización
amplia del AT y como recurso literario, la iglesia aparece como pueblo de Dios,
heredero legítimo de las promesas de Dios a Isrrael, desde la perspectiva del plan de
salvación en Jesucristo.
El actor se presenta con el nombre de Pedro y con el atributo de apostol para dirigir
esta carta circular, como responsable de la comunidad a los cristianos de la diáspora,
habitantes de las regiones mencionadas de Asia Menor: El saludo típico cristiano de
gracia y paz es de carácter trinitario y pone de relieve la función que Cristo
representa para los elegidos desde el misterio de su muerte. La obediencia y la
aspersión de la sangre de Cristo aluden a ello: gracias a la obediencia e Cristo hasta
el derramamiento de su sangre, cumpliendo la voluntad del Padre por su amor a los
hermanos y por su sangre derramada como justo acecinado se esta llevando acabo el
designio del Padre.
Se trata de la sangre de la nueva alianza por la cual a los hombre el perdón de los
pecados y el definitivamente el acceso a Dios (cf.1Pe3,18). Culto y existencia son
aspectos inseparables en la persona de Cristo. La obediencia sellad con su sangre
constituye el fundamento de la nueva alianza para que la humanidad pueda entrar en
la comunión con Dios. Por una parte, la sangre de Jesús es la sangre del justo (3,8),
violentamente asesinado; por otra, esta sangre es purificadora. Es causa de salvación
para los elegidos y al mismo tiempo, es una llamada a vivir ese dinamismo
sacrificial y de perdón, plasmará en actitudes concretas de servicio y disponibilidad
hacia los demás en las circunstancias adversas del sufrimiento de los cristianos.
hombres pero elegida y preciosa para Dios, los cristianos como piedras vivientes,
por la acción del Espíritu ofrecen sus propias vidas como sacrificio espiritual en el
ejercicio de su función sacerdotal.
1Pe evoca por una parte, el carácter sacerdotal de la pasión de Cristo (su sangre
como ofrenda espiritual cf.1,19;3,18), y por otra, la participación de los creyentes en
el rechazo que Cristo sufrió por parte de los hombres. Por eso, los cristianos hacen
presente el misterio de la pasión en medio del mundo, van creciendo en la salvación
en medio del mundo, van creciendo en la salvación y van construyendo, gracias a la
trasformación sacerdotal por el espíritu la auténtica fraternidad mesiánica cristiana,
llamada a identificarse con el Cristo Pascual.
Disponibilidad y estima hacia toda la criatura humana por causa del Señor:
2,11-17
Hay dos aspectos esenciales a la pasión de Cristo que van intrínsecamente unidos y
que dan patentes en este desarrollo central: la singularidad (cf.2.21b.24) y la
ejemplaridad del sufrimiento (cf.2,21cd.22-23).
Lejos de pesar que estamos ante una legitimación de la superioridad del hombre
respecto a la mujer y de la subordinación de esta respecto a aquel, nos encontramos
ante otra exhortación paradigmática para manifestar la vocación cristiana, poniendo
de relieve la equiparación de la dignidad del hombre de la mujer y de los
comportamientos requeridos en ambos. La disponibilidad y la estima hacia toda
persona humana constituyen el contenido fundamental de la exhortación, también
son aquí objetos de la exhortación en la vida matrimonial.
un corazón servicial y sereno en lo que vale a los ojos de Dios. Estas exhortaciones
de la carta interpelan, en primer lugar a la mujer, pero no son solo llamadas
particulares, dirigidas exclusivamente a ellas sino a todos los cristianos. Por eso se
puede decir que a partir de 1Pe, todo cristiano, tanto el hombre como la mujer, el
esclavo como el amo, el joven como el anciano, esta llamado a mantenerse en la
buena conducta de disponibilidad, de estima hacia los otros con un corazón
trasparente y humilde, capaz de sacrificarse por el bien de los demás.
Es una exhortación general dirigida a todas sobre el tema de hacer el bien, relativo a
las relaciones internas y externas de la fraternidad cristiana. La solidaridad y el amor
fraterno en el interior de la comunidad son indiscutibles como talante cristiano. La
misericordia y la humildad en las relaciones con los otros implica, con el cfp.2,3, a
bajarse y considerar los demás superiores a uno mismo, como Cristo que se abajó
hasta la muerte y muerte de cruz. Pero el culmen de la moral cristiana lo constituye
indudablemente, la postura ante los enemigos, ante los adversarios y ante los que
nos hacen daño: hacer siempre el bien, mas aun, devolver bien por mal. En la carta
se habla de insultos calumnias, maledicencias, mentiras y engaños. La respuesta
genuinamente cristiana en el contexto de hostilidad ambiental en que se mueven los
fieles cristianos, no se puede limitar a evitar el mal de palabra o de obra (3,10-11a),
sino que propone un planteamiento mas constructivo, se trata de responder deseando
el bien al otro y de hacer el bien (3,11b). La razón fundamental de este
comportamiento es que los creyentes son herederos de una bendición, de una palabra
regeneradora de vida, la palabra que anuncia el nacimiento a la vida nueva por la
resurrección de Jesucristo de entre los muertos. La herencia es el perdón obtenido
como gracia para los pecadores, para los injustos y para los que insultaban a Jesús en
la cruz a quienes Jesús respondía también con bendiciones desando el bien y
consebiéndoselo.
por una parte se esta poniendo fin a una situación anterior de pecado ya un estilo de
vida pagano, pero al mismo tiempo, ese dinamismo ético se desprende de la
participación de los creyentes en el nuevo estado de cosas en la vida como
regenerados por a resurrección de Jesucristo y con la mentalidad propia de los que
tienen parte en la pasión de Cristo el cual ha terminado realmente con el pecado
inaugurando una nueva situación que permita vivir en la sobriedad, en la oración, en
el amor intenso.
En 4,1 es Cristo quien con su pasión ha terminado con el pecado, en 4,8b es el amor
el que quita multitud de pecados, en virtud de este paralelismo de funciones respecto
al pecado, podemos entender la pasión de Cristo como expresión concreta de su
amor.
Frente a la concepción del presbítero como funcionario que se limita a cumplir con
su tarea, la carta invita a los responsables a ser modelos de gratuidad para el rebaño,
modelo en entrega, disponibilidad y generosidad en contraposición al afán de lucro,
al despotismo o al abuzo de autoridad con los miembros del rebaño. A los jóvenes
por su parte, se les pide también disponibilidad (5,5a), pero todos los cristianos se
han de revestir de humildad recíproca (5,5b), exhortación que encuentra su
argumento escriturístico en Proverbios 34.
Casi al final de la carta esta exhortación recapituladora nos recuerda los centros de
interés en los que la carta quiere insistir. La humilad y la confianza en Dios,la
sobriedad y la vigilancia, pero con la firmeza de la fe han de ser las armas para
defenderse al mal, representado como León rugiente, figura del enemigo que acosa a
los cristianos. La solidaridad con el sufrimiento de la fraternidad cristiana es una
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En esa comunión fraterna hay ciertamente un indicio del evidente del triunfo
definitivo del amor sobre el pecado, de la vida sobre la muerte, y del bien sobre el
mal. Por ello, todo sufrimiento en la medida que es compartido, es signo de la
comunión con la pasión de Cristo y manifestación primordial de la gracia de Dios en
el mundo.