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Resumen Teoricos Pedagogia Del Amor El Ejemplo y La Curiosidad

El documento discute la importancia de la pedagogía basada en el amor, el ejemplo y la curiosidad. Señala que la enseñanza debe valorar las potencialidades de los estudiantes y desarrollar su inteligencia emocional. También analiza cómo las emociones positivas ayudan al aprendizaje y cómo autores como Martí y Fromm veían al amor como un arte que requiere esfuerzo y práctica.

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Resumen Teoricos Pedagogia Del Amor El Ejemplo y La Curiosidad

El documento discute la importancia de la pedagogía basada en el amor, el ejemplo y la curiosidad. Señala que la enseñanza debe valorar las potencialidades de los estudiantes y desarrollar su inteligencia emocional. También analiza cómo las emociones positivas ayudan al aprendizaje y cómo autores como Martí y Fromm veían al amor como un arte que requiere esfuerzo y práctica.

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MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA

ZONA EDUCATIVA DEL ESTADO VARGAS

PEDAGOGÍA DEL AMOR,


EL EJEMPLO Y LA
CURIOSIDAD
BARCO, JESSICA
MATHUS, ROSARIO
LINARES, PATRICIA
FEBRERO, 2017
En el proceso reflexivo de la construcción del concepto de la pedagogía del Amor,
el Ejemplo y la Curiosidad, tomamos como referencia diversas lecturas, haciendo
énfasis en tres autores o teóricos, quienes han profundizado sobre el tema,
destacan en este orden de ideas las Autoras: Lidia Turner Martí Balbina Pita
Céspedes quienes en su obra PEDAGOGIA DE LA TERNURA, se fundamentan
en el pensamiento de José Martí, quien muestra a los estudiantes como
protagonistas de su proceso educativo. En esta pedagogía se hace un llamado al
docente a valorar y respetar las potencialidades afectivas y cognitivas de sus
educandos más allá de las debilidades.
Sin afectividad no hay conocimiento. Se debe amar a la persona, al individuo,
acercarnos a ella, conocerla, tratarla como a un ser único e inigualable,
escuchando sus inquietudes, sus saberes e ir guiándolo a la auto reflexión y el
análisis. Ser docentes sensibles, acompañando con amor, aumentándoles el
autoestima, hemos de educar y enseñar a vivir dignamente.
El talento lo da un buen corazón. Enseñar partiendo de lo que el estudiante
conoce.
En sus preceptos, se destaca la formación integral del hombre, con estrecha
relación entre la educación y la naturaleza del trabajo, así como también, la
educación de los sentimientos.
Consideraba necesario e imperioso, desarrollar la inteligencia por la vía de la
actividad moral, del ejemplo diario, preguntar con el alma y responder con ella.
A su vez, enfatizó que los conocimientos se fijan en la mente, tanto se les den a
los niños de una forma amena.
De igual modo, debe existir una relación directa e indisoluble, y como punto de
partida la expresión oral del maestro y maestra: transmitir con pasión, enseñar con
los sentimientos impregnados del ejemplo y en valores.
Consideramos de vital importancia, la atención a la diversidad de los niños y
jóvenes para lograr el proceso transformador que brinda la educación.
En este sentido, se mencionan algunos aspectos esenciales que resume la
doctora Lidia Turner en su magnífica obra Pedagogía de la Ternura y que sirven
de guía a todos los educadores en la actualidad como una indicación directa en su
accionar pedagógico:
Los niños saben más de lo que parece.
Lo que importa es que el niño quiera saber.
No se sabe bien si no lo que se descubre.
Que los niños no vean, no toquen, no piensen en nada que no puedan expresar.
La mente de los niños es como la rueda de los carros, y como la palabra, se
enciende con el ejercicio y corre más ligera.
Que la escuela sea sabrosa y útil.
José Martí supo profundizar y sacar a la luz la piedra angular de la pedagogía
que necesitamos en estos tiempos: "la integración del sentimiento y el
pensamiento en la educación. El remedio está en desenvolver a la vez la
inteligencia del niño y sus cualidades de amor y pasión con la enseñanza
ordenada y práctica de los elementos activos de la existencia que ha de combatir y
la manera de utilizarlos y moverlos".
Su pensamiento se sintetiza en esta fórmula… El amor es el lazo de los
hombres, el modo de enseñar y el centro del mundo… que se completa con la
conocida alusión: La enseñanza ¿quién no lo sabe? es ante todo una obra de
infinito amor.
El pensamiento educativo martiano al mismo tiempo, declara la educación como
un derecho y deber humano, y que debe estar vinculada a la época, a la vida, a la
transformación social ya la felicidad del hombre.

Martí, le confesó a su hijo: Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida


finura, en la utilidad la virtud, y en ti. Confiar en el niño, en el joven, amarlos, esta
idea es precisamente la punta de lanza de nuestro enfoque. Ella nos estimula a
creer en las amplias potencialidades actuales y futuras del educando, en su
desarrollo sentimental, emocional e intelectual, no sólo para su proceso de
aprendizaje en la escuela, sino para él como ser humano y en su relación con
quienes lo rodeen a lo largo de la vida.
La vida emocional del niño y del joven es tan importante que cuando no marchan
dialécticamente unido lo emocional, lo racional y lo volitivo se limita la eficiencia
del desarrollo y el éxito en la vida. Muchas son las interrogantes que surgen al
meditar en este importante aspecto.
Entre otras pudiéramos plantear: ¿Qué relación existe entre los estados
emocionales del hombre y el desarrollo de sus capacidades intelectuales? ¿Cómo
la corteza cerebral con su maravillosa computadora humana, con miles de
millones de células en movimiento, se relaciona con el sistema límbico regulador
de estados de ánimo, sentimientos y emociones?
Una investigación reciente sobre este tema fue realizada por el
investigador Florin Dolcos y su equipo del Instituto Beckman de Ciencia y
Tecnología Avanzada de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, donde nos
expresan:

El cerebro está preparado para que nuestro sistema atencional pueda responder
a los diferentes estímulos que se nos presentan. Esta capacidad nos permite
detectar rápidamente amenazas o recompensas en el medio ambiente para actuar
en consecuencia, ya que muchos de los estímulos recibidos no tienen relevancia
alguna, y solo nos alejan de la tarea que estamos realizando.

Sin embargo, los procesos mentales no se ven afectados del mismo modo por
un distractor con una carga emocional positiva que por uno con de carácter
negativo.

Esto se debe a que el cerebro está preparado para cuidar de nuestra


supervivencia inmediata, y por ello si aparece un estímulo potencialmente
amenazante la atención se fija en él produciendo una respuesta emocional
específica. En cambio, si es de recompensa no es crucial atenderlo y otros son los
neurotransmisores liberados.

Entre las áreas involucradas con la atención y memoria de trabajo encontraron


implicadas a la parietal, dorsolateral, ventrolateralcorteza prefrontal dorsolateral y
zonas del lóbulo parietal, ambas asociadas con mantener en mente información o
datos. Cuando el distractor presentado era negativo, la actividad en dichas áreas
se veía altamente reducida, y de este modo afectaba la tarea solicitada.
Sin embargo, cuando era positivo aumentaba la actividad de la corteza prefrontal
ventrolateral, relacionada con el control de las emociones y la capacidad de hacer
frente a la distracción.
Las emociones positivas contribuyen al aprendizaje
En diversos estudios se pudo demostrar que las emociones positivas
contribuyen al aprendizaje y que la novedad durante espacios de capacitación
ayuda al cerebro a recobrar un mejor nivel atencional.
Esta investigación, demostró que una palabra motivadora o de aprobación, una
actividad corporal u otra propuesta, aunque puedan parecer distractores, por el
contrario, ayudan cuando los niveles de atención decaen, por lo que lejos de
afectar la memoria, contribuyen a su buen funcionamiento.
Por tanto, se concluye que los conocimientos no transforman a las personas, lo
que es potencializador de la transformación es la experiencia y la emoción, sin
experiencia solo aumenta la información, no hay capacidad de hacer mejores
personas, lo que asegura que la inteligencia emocional influye de manera drástica
en todas las áreas del currículo educativo.
Aunado a lo anterior, lo concatenamos con la reflexión extraída de la obra El
Arte de Amar, de Erich Fromm.

En el mundo se tiene una visión del amor como una sensación de placer; sin
embargo el autor Erick Fromm lo percibe como un arte que requiere de
conocimiento y esfuerzo, las personas cometen el error de suponer que no hay
nada que aprender de amor, debido a ciertas manifestaciones como considerar
que el problema del amor consiste en ser amado y no en amar, valorando
aspectos como el éxito, ser poderoso, rico, ser atractivos, la importancia del objeto
frente a la de la función, es por todo esto que expresa que el amor es un arte, y
todo arte necesita un proceso de aprendizaje, tanto en lo teórico como en el
aspecto práctico.

Se torna algo curioso lo que refiere Fromm sobre los errores que se comenten
al suponer que no hay nada que aprender sobre el amor, debido a que expresa
que el hecho de amar se torna difícil en el momento en que decidimos a quien
amar y no en el acto de brindar amor.
Se debe concebir la capacidad de amar como acto de dar, sin imaginar que dar
también implica recibir, debido a que cuando se da con sinceridad no se deja de
recibir, o como dice Fromm "el amor es un poder que produce amor". Pero el amor
no sólo es dar, también requiere de cuidado, responsabilidad, respeto y
conocimiento, es importante resaltar que no amamos aquello que no cuidamos

La creencia de que el amor es exclusivo y único por una sola persona, es


combatida, debido a que considera que el amor es una actitud hacia el mundo,
una forma de ver la vida y la relación con los demás. Mas sin embargo reconoce
que existen distintos tipos de amor a los cuales se refiere como amor fraternal, el
amor materno, el amor erótico, el amor a sí mismo y el amor a Dios.

Como consecuencia, la práctica del amor es una experiencia que cada ser
humano debe de experimentar por si mismo debido a que no existe una receta o
pasos fundamentales a seguir, sin embargo el autor deriva algunos enfoques que
pueden ser de ayuda, como lo comenta en su libro el amor es un arte, y todo arte
requiere de disciplina, paciencia, concentración y preocupación por alcanzar el
dominio de este.

Erich Fromm, en su influyente obra El arte de amar, considera que el amor no es


un objeto que debe “encontrarse”, sino una facultad la cual debe crearse y ser
desarrollada.

Exponiendo así al amor como acción de dar, sin condiciones previas, sin esperar
nada a cambio aunque el recibir sea inevitable. Partiendo de esta premisa es
importante destacar que para hablar de pedagogía del amor es inevitable de
concebir el amor de esta manera, de ser capaces de desarrollar el amor como un
arte, no explícitamente hacia los estudiantes porque de este modo lo estaremos
enfocando en personas sino en todo lo que a enseñar se considera. Se debe
aprender a crear y desarrollar la facultad de amar todo lo que se enseña y aprende
en la práctica pedagógica.

Es por ello, que en aras de determinar la importancia y relevancia de la


pedagogía del amor, el ejemplo y .la curiosidad en el desarrollo de nuestra praxis
pedagógica, incorporamos por último, pero no menos importante al autor entre
tantas obras del libro: Educar es Enseñar a Amar de Antonio Pérez Esclarin,
quien nos ofrece una visión desde otro ángulo del amor como pieza fundamental
del continuo humano, sobre todo el desarrollo de la inteligencia emocional del
niños, niña y adolescente, el proceso que conlleva a la formación de la autoestima
y, sobre todo, el papel fundamental que juegan los adultos intervinientes, llámense
estos: padres, familia, maestros, profesores, equipos interdisciplinarios, entre
otros.

El concepto de autoestima, amor propio va en ascenso desde que los niños se


encuentran en la edad de cero a seis años, este va íntimamente ligado a lo que le
reflejan los adultos. Como tal, comienza a fortalecerse entre los seis y siete años,
cuando vuelca todo lo que ha recogido de los adultos sobre é o ella.

Si el ambiente que les rodea le han brindado una buena base y le reflejan
aspectos positivos, no limitándose a lo que le “sale mal”, sino que ofrece una
imagen realista, le permitirá a sobrellevar y sobreponerse a las dificultades que se
le presente en el futuro.

Hoy en día, con el auge de las inteligencias múltiples un profesor se puede


ubicar en ser más que un transmisor de conocimientos, sino más bien al reconocer
que las y los estudiantes tienen diversos tipos de inteligencia, puede desarrollar
con más ahínco el concepto de las emociones positivas ligadas al aprendizaje,
logrando así el desarrollo de la autoestima y del conocimiento transformador.

Básicamente, se afianzó bajo el criterio de demostración de amor (dar y


recibirlo), el niño necesita amar y ser amado, pero también ser respetado como
una identidad individual e independiente.

Debemos optar por prácticas pedagógicas, en donde prevalezcan los principios


de responsabilidad y autonomía, siempre con amor y respeto. La pedagogía del
amor es también la pedagogía de la alegría, destaca Pérez Esclarín. “Hay que
volver al saber con sabor, porque hemos hecho de la educación algo muy
fastidioso y aburrido, por eso el objetivo fundamental de las planificaciones debe
ser utilizar el ingenio para que los alumnos la pasen bien”.
También se debe promover la pedagogía de la inclusión, dirigida a los alumnos
que más lo necesitan. Es como la receta perfecta, en la cual, en pocas palabras
ve al educando como un ser biospicosocial, inigualable, indivisible e irrepetible, por
esto hay que mirarlo con sus ojos, hablarle con su voz y tocarlo con sus manos

Es necesario comprender que, a nuestro criterio gran parte de los problemas


que surgen en las clases se derivan de la dificultad que tenemos las y los
maestros para “ver” a los alumnos; y “verlos” quiere decir contemplarlos como
seres completos con un intelecto, más o menos ávido de conocimientos, pero que
tienen también unas sensaciones y unas emociones.

 Repensar la educación implica, entenderla como un hecho relacional donde lo


que pasa a primer plano es la propia relación. Antes de poder pensar esta relación
es preciso revisar la presencia en el aula del profesor como persona y sólo
después nosotros, los docentes, estaremos en condiciones de elegir el tipo de
relación que deseamos tener con nuestros alumnos. A su vez, el desarrollo de
la empatía debe ir más allá de la introspección, de tal manera que se considera
fundamental poner en práctica la Teoría del Espejo, pero esta vez viendo
reflejados en él a nuestros hijos e hijas y preguntarnos: ¿estamos educando a
nuestros alumnos como queremos que eduquen a nuestros hijos?

Todo esto con vistas a encauzar la dinámica entre ambos para que aparezca el
“respeto”, entendido éste como la capacidad de mirar al otro, de verlo en su
singularidad, de verlo como lo que es, como una realidad irrepetible. Se trata, en
definitiva, de recuperar una perspectiva holística del ser humano.

Por este motivo para nosotros la pedagogía del amor es la transformación del
ser docente, es revolucionar nuestro bagaje de conocimientos y mezclarlo con la
esencia del ser humano con emociones, sentimientos y así poder educar con el
corazón, con valores, con ética y moral. Esto supone, entender el hecho educativo
con la visión de la crianza, el cuidado y la atención integral en donde confluyen
sentimientos maternales, fraternos, amigables y destacan de amor propio y amor
al prójimo.

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