FUNDACIÓN DE LOS REDENTORISTAS EN MÉXICO, 1908
BIBLIOGRAFÍA:
Laurentino Miguélez, “Así comenzó todo” en Juan Carlos López Sáenz, A 100 años
de nuestra llegada. Los Redentoristas en México. Edición Conmemorativa, 2008, pp.
8-30
_________________, “México 1908-1947” en Jorge Colon, Historia de los
Redentoristas en la zona norte de América Latina y el Caribe (Bogotá: Ediciones
Scala, 1995), pp. 202-212
1. Los redentoristas de España aceptan la invitación
Se puede señalar el 15 de julio de 1907 como el día en que todos fueron informados del
proyecto de trasplantar la Congregación a México.
En ese día se reunieron muchos para celebrar los 25 años de la fundación del seminario menor
de Ntra. Señora de El Espino. El padre Allet, o alguno que estuviera también informado,
comentó para todos lo que era una buena noticia.
El provincial de España veía el horizonte de México y el él cuatro personajes muy
distinguidos y benevolentes (que ya los hemos tratado en la semana anterior); pero las cosas
no se clarificaban. El padre Victoriano Pérez de Gamarra Bordagaray, cronista de la provincia
escribió:
“Como las negociaciones por carta resultaban largas y engorrosas, tuvo el
padre Allet una idea felicísima que, de una vez, llevó las negociaciones a
puerto seguro. Fue lo que ahora diré. En los primeros días de febrero de ese
año 1908, fue llamado repentinamente a Madrid el rector de Pamplona, padre
Pérez, con objeto de manifestarle que se había pensado en él para la empresa
de la fundación mexicana”.
Así que al padre Pérez no se le confían unos proyectos ultimados, sino la ultimación de unos
proyectos. Sigue diciendo el padre Pérez de Gamarra:
“La noticia, al hacerse pública, fue recibida con
gran gozo por toda la provincia la cual, además,
juzgo muy bien de la elección que se había
hecho”.
Ahora y desde aquí, podemos pensar que, a las demás aptitudes
descubiertas en el padre Pérez, se añadía el haber sido ya
misionero en América; más precisamente, en Puerto Rico (1896-
1900). El expedicionario no había de viajar solo; se le dio por
compañero al padre Baldomero del Pozo, seis años más joven
que él.
En el mismo mes de febrero, los dos
exploradores subieron al barco que los esperaba
en el puerto de Santander, diez y ocho días
bastaron al buque “Alfonso XIII” para
atravesar el Atlántico. El domingo 8 de marzo
(1908) a las 2.30 de la tarde, los padres Pérez y
Del Pozo pisaron tierra en el puerto de
Veracruz. Representantes del obispo Pagaza y del canónigo Araoz
los esperaban puntuales y los acompañaron a su alojamiento junto
al templo de Ntra. Sra. De los Dolores mejor conocida como La
Pastora.
El lunes día 9, el padre Pérez permaneció en la ciudad de
Veracruz. El martes 10 emprendió viaje para saludar y consultar a los interesados en la
fundación redentorista. Fue a Jalapa para ver a monseñor Pagaza; pero estaba en Perote y allá
fue a encontrarlo. Siguió el viaje a México D.F. para visitar a monseñor Araoz; lo encontró
en su casa de la plazuela “Los Licenciados” en San Ángel, D.F.; estaba enfermo.
Para visitar a monseñor Plancarte hizo un corto viaje a San
Pedro, cerca de Milpa Alta, poblaciones rurales en el sur del
Distrito Federal; allí hacía la visita pastoral, porque el obispo
Próspero María Alarcón estaba muy enfermo.
Pidió audiencia con monseñor Giuseppe Ridolfi, delegado
apostólico muy interesado en la fundación redentorista. Hizo
además viaje a Cuernavaca para conocer personalmente los
lugares que monseñor Plancarte le ofrecía. La crónica de
Veracruz nos informa de una visita más : “Hizo después el
padre Pérez una visita a la Virgen de Guadalupe en su
santuario. Delante de su bendita imagen pasó media hora
encomendándole el negocio de la fundación”.
El miércoles 18 regresó a Veracruz. En virtud de lo convenido con los obispos Pagaza y
Plancarte, se prevén dos fundaciones redentoristas: una en Veracruz (en la misma Iglesia de
la Pastora, la fundación fue el 7 de junio) y otra en Cuernavaca (en el templo de Guadalupe,
el día 9 de junio). La última palabra, con todo, la tiene el superior general padre Raus. Y el
provincial, padre Allet, prepara la expedición de los primeros misioneros. Estos embarcan
también en el puerto de Santander, el miércoles 20 de mayo.
Al día siguiente, el 21, murió monseñor Araoz. Es bueno dejar constancia de la proximidad
de estas fechas. Más íntimamente que Pagaza, que Plancarte y que Orozco, monseñor Araoz
ha quedado vinculado a la historia redentorista.
Los misioneros viajeros del “María Cristina” (así se llamó el buque que los trajo de España)
desembarcaron en Veracruz el día 5 de junio. Eran doce. Podemos presumir que el número
“doce” fue intencionado a fin de crear una lejana comparación con aquellos doce enviados
personalmente por Jesús. Dos se llamaban Pablo y no eran españoles: Pablo Charrot (1852-
1909) era suizo y Pablo Lortthioit (1850- 1914) era francés. Otros cinco más eran también
sacerdotes: Joaquín Esprit Chaubel (1873-1941) era hermano del padre Enrique; Vicente
González Amurrio(1881-1916) era hermano del padre Patricio; Cosme García Ortega (1874-
1946); Antonio Urabayen Aizcorbe( 1882-1931) y Feliciano Pernía Macías (1872-1921). Los
hermanos eran cinco: Francisco Fernández (1862- 1942) había estado también en Puerto
Rico, Victoriano Alesón (1885-1916) venía de Canidello (Portugal); Justo Blanco (1867-
1939); Paulino Leyva (1868-1948) y Cayetano González (1875-1953).
El padre Pérez tenía ya dispuesta y planeada una misión para que fuera predicada por tres de
los recién venidos misioneros: Padres Baldomero del Pozo, Vicente Gonzalez Amurrio y
Joaquín Esprit. El lugar o lugares a misionar estaban en el mismo estado de Veracruz., a más
de 160 kilómetros de distancia: San Andrés Tuxtla y su foranía en donde era párroco don
Ángel Sánchez, natural de Calahorra (España).
La misión empezó el jueves 11 del mismo mes de junio. Durante 17 días los tres
evangelizaron a Veracruz y de ahí a Cuernavaca mientras los padres del Pozo y González
pasaron por otros siete lugares el más conocido de los cuales es Catemaco; ellos regresaron
a Veracruz el día 20 de agosto. ¡Casi sesenta días de misión! Y así quedó solemnemente
inaugurada la serie imprecisa de lugares misionados, evangelizados, por los redentoristas en
México.
La crónica de la casa de Veracruz, entre los acontecimientos de aquel año 1908, pone:
“Imprimimos los ‘recuerdos de la misión’ con algunas reformas necesarias; 10,000
ejemplares, 140 pesos”. El núcleo de ese folleto ya lo tenían los misioneros de Veracruz
traído de España y enseguida se procuraron una reimpresión acomodada. No se ha podido
localizar ejemplar alguno; bástenos la información de que tal impresión fue hecha no mucho
después de la misión en San Andrés Tuxtla.
Una casa en la ciudad de México. La Santísima.
El padre Pérez la tuvo desde el principio entre sus proyectos.
Cuando hizo su visita al canónigo Araoz (marzo, 1908)
apareció en la conversación. El canónigo aclaró que no era
la ocasión más oportuna y dio la razón: El arzobispo Don
Próspero María Alarcón y Sánchez de la Barquera estaba
gravemente enfermo. Murió 19 días después, el 30 del
mismo mes de marzo. El sucesor, monseñor José Mora y del
Río, tomó posesión de la sede el 12 de febrero de 1909.
Los trámites para fundar en la ciudad de México van
cronológicamente unidos a una seria enfermedad del
superior de Cuernavaca padre Pablo Charrot, ya de antes
había tenido numerosos achaques con dolores pre-hepáticos.
Desde que vivía en Cuernavaca, con los calores y las preocupaciones aumentaron esos
achaques. De México fue llamado el doctor Icaza del hospital Regina el cual aconsejó
operación urgente. El día 1 de octubre (1909) emprendió el viaje a México para ser internado
en el hospital Regina. Lo acompaño el padre Esprit el cual fue a disfrutar de la hospitalidad
de don Manuel Araoz.
En casa de don Manuel surgió el tema de una fundación redentorista en la ciudad de México
y el tercer interlocutor era el doctor Jesús Villagrán, un amigo personal del secretario del
arzobispado don Emeterio Valverde Téllez. Por aquellos días se preparaba la consagración
del señor Valverde para ser obispo de León y el doctor Villagrán era uno de los escogidos
para ser padrino; el mismo doctor Villagrán prometió al padre Esprit que hablaría al ex
secretario del arzobispado para exponerle tales deseos. Monseñor Valverde fue consagrado
obispo en León el 17 de octubre de aquel año, 1909. Antes había ya presentado al arzobispo
Mora del Río la solicitud de los redentoristas. Así es que el día 9 del mismo mes el padre
Esprit pudo comunicar telegráficamente al padre Pérez : “La Santísima definitivamente
concedida”.
El padre Charrot seguía hospitalizado en el Regina. La operación fue el día 6. La recuperación
no fue fácil. Murió el 27 de octubre estando presente el padre Pérez, recién llegado de
Veracruz.
Para tomar posesión como capellán del nuevo templo fue designado el padre Del Pozo. En la
crónica se lee: “Este domingo, 31 de octubre de 1909, último del mes del rosario, debe
contarse como fecha de la fundación en la ciudad de México por los padres redentoristas en
la iglesia de la Santísima Trinidad, vulgo “La Santísima”. Desde el 18 de noviembre, el padre
Esprit sustituyó al padre Del Pozo también como provisional. Finalmente, desde el 27 de
marzo de 1910, el mismo padre Pérez estuvo al frente, no solo de la vice-provincia, sino
también de la comunidad de la Santísima.
Pocas semanas después (abril 22 de 1910) llegó una nueva expedición de misioneros hasta
completar el número 22, o mejor de 20, pues habían muerto el padre Gregorio San Román
(agosto 9 de 1909) y el padre Charrot.
La expedición del 22 de abril venía presidida por el provincial, padre Allet. Derecho y
obligación suyos son visitar cada comunidad de su jurisdicción. Poco más de un mes empleó
en visitar las tres casas de la ya Viceprovincia de México. Salió para España el día de Corpus
Cristi, 26 de mayo.
BREVES SEMBLANZAS
P. PEDRO PÉREZ FUERTES
El P. Pedro Pérez Fuertes parece haber sido el hombre que escogió la Providencia para fundar
la Congregación en México. En su nombre evocamos el sobrenombre dado por Cristo a
Simón, piedra de su Iglesia. Desde su llegada a México, despliega fecunda actividad. Funda
las casas de Veracruz y Cuernavaca 1908, La Santísima (Ciudad de México) 1909, Monterrey
1911, Oaxaca 1913, Puebla 1920. Primer Viceprovincial, de 1908 a 1921. Vive los años
aciagos de la Revolución con sus ulteriores repercusiones de violencia y persecución
religiosa. De nuevo, a los 75 años de edad es nombrado Viceprovincial, cargo que ejerce de
1942 a 1946. Se funda, entonces, la otra casa de la ciudad de México, el Perpetuo Socorro
(Villalongín). Casi después de 40 años de trabajos, culminación de esfuerzos y anhelos,
realiza la construcción del Seminario de San Luis Potosí. Hombre de inteligencia clara,
sereno, dinámico, al estilo de San Clemente, arriesgado por la gloria de Dios y expansión de
la Congregación. De firmeza extraordinaria, defendió ante los Superiores mayores los
intereses de la Congregación en México. Si era enérgico, lo era ante todo consigo mismo,
afable y lleno de bondad con los demás. Supo ser fiel y cumplir con la obra que Dios y San
Alfonso le encomendaron.
P. BALDOMERO DEL POZO PRESA
El Padre Baldomero del Pozo llega a México con 35 años de edad para vivir 54 años en esta
Viceprovincia entregado de lleno a afianzarla y propagarla. Nada son unas pocas líneas para
hablar de 54 años de trabajos y heroicos sacrificios. Recién llegado, en junio de 1908 predica
la primera misión redentorista en San Andrés Tuxtla, Veracruz. En 1909 es el primer capellán
de La Santísima, Ciudad de México. También, fue Superior de la Casa de Cuernavaca. En
1920 da las misiones de Torreón y San Luis Potosí que traen como fruto esas dos fundaciones.
En 1927 funda la Casa de Santiago de Cuba; en 1933 es Superior de Alajuela. En 1939 regresa
a México con el cargo de Maestro de Novicios. Hombre de Dios, entregado al ministerio,
dedicado de lleno a la labor callada del confesonario. Social y comunicativo, amaba a la
Comunidad a la que alegremente convocaba con la campana para la oración. Con sus cantos
y dichos humorísticos promovía la amenidad en el comedor. No llamó la atención
externamente ni extraordinariamente. Baste fijar la atención en sus 54 años de ministerio aquí
con un espíritu de constante y alegre servicio de Dios y del prójimo.